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5.Dinamica de Fics-2016:El Mejor personaje del Santuario

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19 respuestas a este tema

#1 Patriarca 8

Patriarca 8

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Editado por T-800, 29 diciembre 2018 - 11:50 .

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#2 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 28 febrero 2016 - 21:02

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Editado por T-800, 29 diciembre 2018 - 11:50 .

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#3 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

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Publicado 29 febrero 2016 - 17:49

Nombre del personaje: Andriev de Acuario.

Link del capítulo del fic: Capítulo VII: Cruel copia.

Debes hacer un pequeño resumen de lo que trata tu fic: Historia basada en una Guerra Santa entre Atenea y una deidad misteriosa japonesa, tan antigua como el mismo tiempo.

 

 

Subieron los Templos, ambos en silencio. El hombre de Acuario no parecía ser muy amigable, pero al menos no atacaba a Ikki, e Ikki tampoco aportaba ninguna idea para conversar; los dos parecían lobos solitarios y los dos actuaban como tal.

 

Ambos ingresaron en el Templo de Acuario, residencia de aquel hombre llamado Andriev. A simple vista aquel lugar estaba adornado con libros y hojas, tiradas por todos los sitios: era un caos completo.

 

El caballero dejó a Ikki en una de las butacas, esta estaba posicionada justo mirando a un tablón de corcho, el cual estaba cubierto de fotos, todas unidas por un hilo rojo entre sí: hasta había una del hombre que les había atacado en el Templo de Géminis. No cabía duda de que aquello era un panel de investigación, y que Andriev era el policía que cazaba a los malos.

 

De pronto, Andriev se sentó en una banqueta al lado de Ikki, se acercó una cajetilla de tabaco de marca Camel y sacó un cigarrillo de su interior, para luego meterlo en su boca, prenderlo con un mechero que tenía al lado y darle una larga calada, espirando luego el humo producido.

 

—¿Qué son todas estas fotos, caballero de Acuario?

 

—Estos son los malos.

 

Ikki no puso cara de sorpresa, pues ya se había fijado en aquella que retrataba sin problema ninguno al que justo acababa de atacarles. Acto seguido, Andriev cogió un libro de la mesa y se lo cedió al caballero de bronce, que lo cogió extrañado pensando que allí habría algún dato; parecía la portada de una novela o un libro, pues oraba en letras mayúsculas en la parte superior la frase La caza del tiempo dorado.

 

—Mira quién lo escribe.

 

Ikki acató rápido la orden y buscó con la mirada algún nombre o alguna firma, mas fue en vano pues el nombre estaba en la primera página del mismo libro; lo firmaba Dégel de Acuario. Lo abrió y leyó vagamente la historia hasta llegar a la décima página, donde el resto de las hojas estaban en blanco completamente, nada más escrito.

 

—¿Acaso lo extraño es que lo firme un caballero de Acuario anterior a ti?

 

—Creo que no te has leído bien el argumento.

 

De nuevo, el caballero Fénix abrió el libro que antes había cerrado y lo ojeó con más detenimiento, cuando de pronto vio algo que le heló la sangre por completo. En una de las páginas relataba con un escueto boceto y algún que otro detalle la batalla que había tenido contra Mitsunari, el general guardián del Mar de Llamas.

 

—¿Cómo es posible?

 

—Mira la fecha de escritura.

 

Casi asustado de aquello, Ikki volvió a la página inicial y miró la fecha que ponía debajo del nombre de Dégel, quince de septiembre de mil setecientos diez y ocho, estaba escrito en cursiva y una letra perfecta.

 

—Pero qué demonios…

 

—Es por esto que sabía que venías.

 

Andriev cogió el libro de manos de Ikki y buscó la página diez, la cual decía que Cástor abría un portal a Géminis y lo llevaba malherido el caballero de Fénix.

 

La visión del caballero de bronce se nubló cuando vio que era un documento real, no era ninguna ilusión o truco.

 

—¿Pero qué ley lógica sigue este libro, cómo es posible que se escriba solo?

 

—Sólo hay una razón, al principio pensé que era un simple truco de ilusión, mas cuando me di cuenta de que no cesaba, comprendí que alguien está usando su dominio del Tiempo para esto. Pensaba que Cástor era el responsable, pero ya he visto que no… Ahora mi segundo sospechoso…

 

Andriev se levantó del sitio y con el dedo señaló a una de las fotos, en ella se retrataba a un personaje desconocido para Ikki.

 

—Este es Date Masamune, general de las tropas de nuestro enemigo, el cual todavía no he descubierto—dijo refiriéndose al dios enemigo

 

— Él guarda la Espada del Tiempo, capaz de alterar las dimensiones a su antojo con el dominio de los minutos, por eso he pensado que esté escribiendo esto en nombre de un antiguo defensor de la Cloth de Acuario.

 

—Pero tampoco es para tanto, es solo un libro, nada más. Quizás un poco extraño, pero no llega a mayores.

 

—Mira la última página.

 

Fénix cogió el libro de manos del caballero de Acuario y accedió a la última página del libro, de nuevo estaba escrita a letra cursiva perfecta una frase: Corred, caballeros dorados, pues Atenea ya está muerta.

 

Un escalofrío rápido recorrió la espalda de Ikki al leer aquello, que dejó caer el libro de sus manos ante el mensaje que, por lo visto, Dégel había escrito o estaba escribiendo. Pero aquella segunda afirmación le pareció estúpida a Fénix, a no ser que existiese un plano dimensional alterno en el que en ese momento alguien escribiese tal cosa… No, era ridículo pensar tal barbaridad.

 

Justo debajo había un dibujo, un boceto escueto de una espada bastante grande, o al menos eso parecía, en la relación de la empuñadura con la hoja. Debajo, escrito, aparecía algo entre comillas, “La espada del Olimpo nos salvará de la oscuridad, en el monte que lleva su nombre id y encontrad, el sol naciente se pone y sale de las sombras una nueva deidad”.

 

La pequeña poesía no era más que una simple rima consonante que no seguía ningún esquema métrico, únicamente era una especie de aviso.

 

Andriev se levantó y se acercó a la estantería, sacando un segundo libro, en el que oraba el título Joyas de la Grecia Clásica, lo abrió y lo empezó a ojear, deteniéndose en una página concreta, que estaba llena de subrayados, tachones y círculos señalando algo en todas partes de las páginas abiertas. Dégel de nuevo firmaba por todos lados, frases largas sin coherencia como Alma seca sin cabida en corazón más allá de los cielos que el hombre conoce, y también algún garabato que con el paso de los años estaba extremamente desgastado. Pero lo interesante de todo aquello residía en la página derecha. Ocupaba un pequeño hueco, nada más unas diez líneas escasas, pero allí estaba, un apartado dedicado a la Espada del Olimpo de la que Dégel había dibujado y hablado antes.

 

(Resumido)

 

Andriev pasó la página, encontrándose en aquella más información de la que antes Ikki había leído.

 

(Resumido)

 

—¿Qué significa todo esto, Andriev? ¿Por qué ese tal Dégel nos cuenta todo esto, cómo lo hace, y cómo sabe que hay que hacerlo?

 

—La hoja del Olimpo… no sé qué es, tampoco si es una trampa, siquiera si es real, pero confío en mi antecesor, que de alguna manera nos está avisando de que algo horrible va a suceder.

 

—¿Y qué tienes pensado hacer?

 

—Ir al Monte Olimpo, aunque me cueste la vida.

 

—¿Pero qué dices, acaso estás loco?

 

Ikki se sorprendió al escuchar aquella frase, sabía de sobra que en Monte Olimpo vivían los Dioses y que jamás le dejarían acercarse, menos todavía para llevarse una propiedad sagrada de los mismos habitantes de aquel lugar: los Olímpicos.

 

—Como caballero de Atenea, nadie me impedirá salvar el planeta que tanto ama esta mujer. Yo daré mi vida por ella como otros hicieron para salvar la mía.

 

—¿Acaso crees que suicidarte te la devolverá?

 

Enfadado,  Andriev se volteó brusco y le pegó un puñetazo con la mano congelada. Tal fue su fuerza que sacó a Ikki de la silla y lo lanzó un par de metros más atrás.


Editado por Gemini No P., 02 marzo 2016 - 13:03 .

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#4 Killcrom

Killcrom

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Publicado 29 febrero 2016 - 22:00

Voy a probar suerte en esta dinámica a mejor personaje del Santuario. Que esté Gémini y otros factores ajenos lo hacen más interesante.

 

1.- Nombre del personaje del Santuario: Nerites de Piscis

2.- Link al capítulo: Capítulo 14 - parte 3

3.- Resumen del fic:

 

"A finales del siglo XV, los santos dorados arrastran una maldición que les hará morir por su egoísmo. La única solución parece ser someterse al juicio de una diosa desconocida. ¡Sin saber cómo deben actuar, nuestros héroes tendrán que enfrentarse a una red de amenazas que jamás en su vida habrían podido imaginar!"

 

En este capítulo, el Santo de Piscis tiene un encuentro nocturno con la adolescente Atenea y le cuenta, a través de un ejemplo, que ella debe comportarse como una diosa y no como una chiquilla caprichosa.

 

4.- El capítulo en cuestión:

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Alisha: llamada a ser Atenea en esta era, es una chiquilla algo caprichosa y malintencionada, pero entrañable.

Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.

Nerites: santo dorado de Piscis. Uno de los llamados "Cuatro Grandes".

 

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(Capítulo 14: parte 3 de 3)

 

 

El frío del invierno era intenso. Sus ráfagas heladas podían hacer estragos entre las milicias del Santuario, compuestas de los hombres más duros que alguien pudiera imaginar. Pero al lado de las brisas glaciales que surcaban la cúspide de la montaña, sus besos no eran más que una caricia de primavera.

 

Eso lo sabían muy bien en el Ateneo, templo que coronaba el lugar. Allí, los pasillos eran gélidos pasajes angostos donde ni las llamas de los candelabros se atrevían a quedarse quietas. En los dormitorios de la planta superior solía hacer tanto frío que, en ocasiones, la superficie de los muebles amanecía escarchada. Pero no había chimeneas. Las alcobas apenas cubrían con cortinajes bastos y ventanales delgados sus enormes balcones.

 

Aquella estancia no era la excepción, menos después de que una de las puertas acristaladas del balcón cediera a causa del aire tormentoso que se había levantado. ¡Seguro que se olvidó de asegurar el cerrojo antes de irse a la cama! Por suerte, la cortina la frenó, evitando el porrazo contra la pared. Pero empezó a penetrar el viento, llevándose con sus travesuras la escasa calidez que resguardaban los muros.

 

Una ráfaga más fuerte que las demás hizo caer la muñeca de trapo que había sobre la cómoda. Alisha abrió los ojos, asustada. Temblaba debajo de las mantas, pero no por el miedo, ya que comprendió al instante lo que estaba pasando. 

 

«El balcón. Todas las noches igual. Debería arreglarlo… —La jovencita bostezó y se dio media vuelta bajo las mantas. Trató de seguir durmiendo, pero supo que sería imposible—. No quiero levantarme…»

 

Contra sus deseos, se sentó en el colchón de plumas, bostezó por segunda vez, y se bajó de la cama. En la oscuridad total de la habitación, sus pies desnudos tocaron la piedra, helada, y no pudo más que chistar. Al erguirse y caminar hacia el balcón, respiró aquel aire cortante que parecía oler a quemado: «El olor del frío. Se parece a la madera ardiendo… me gusta». La señorita pubescente se aseguró de impedir que aquella puerta volviera a abrirse apoyando sobre ella la pesada silla de madera del escritorio. El aullido del viento cesó.

 

—¿Qué hora es? —se preguntó. Tomó el candelabro de la mesilla de noche y lo prendió para acercarse a la pared contigua, donde un pequeño reloj de pared negro decoraba la sobriedad. La llama le permitió ver que las agujas señalaban las dos y media de la madrugada[1]—. ¿Todavía? ¡Quiero que amanezca ya! —Al momento de exclamar, se acordó de Kishut y su reloj dorado. Agachó la cabeza y suspiró—. «Tengo que pedirle perdón. Me he pasado…»

 

En vez de volver a la calidez de su cama, colocó el candelabro en su sitio y se inclinó para que sus manos pudieran agarrar los bajos del camisón de seda. Se lo quitó, arrojándolo al colchón. Un escalofrío corrió a través de su espalda desnuda, erizándole tanto el vello de los brazos como la corona rosada de sus pequeños pechos.

 

El vestido que había usado todo el día esperaba, arrugado, a los pies de la ornamentada cabecera del lecho. Lo sujetó con firmeza para sacudirlo y se metió entre sus fibras de algodón. Le encantaba el rojo, pero más aún la figura ceñida que dibujaba sobre sus curvas incipientes. Se miró al espejo y sonrió.

 

«Ahora solo faltan los soldados. ¿Qué les puedo decir? —Recordando que debían ser los peores guardias del Santuario por haber dejado a su hermano e Iskandar de Escorpio pasar aquel día de diciembre, encontró la respuesta—. Cualquier cosa servirá. No se atreverán a detenerme. Son unos patanes…»

 

Tal y como había previsto, fue muy fácil. Una vez en el portón principal del Ateneo, saludó con su vocecita más amigable. Uno de ellos se acercó y le dijo que no podía salir, pero al cuestionarle, cedió de inmediato. ¡Incluso le propuso ser su escolta! Por supuesto, ella se negó. No necesitaba que ninguno de esos perdedores lamiera sus pies… ¡Para eso ya le tenía a él!

 

Al descender por la senda de escalones que conectaban el Ateneo con el templo de Piscis, la joven se encontró en el jardín eterno de la duodécima casa. Se decía que desde el principio de los tiempos, había sido exactamente igual que ahora; ni el frío más cruel podía marchitar todos aquellos pétalos vívidos.

 

Aun en la penumbra de la noche, la fragancia que emitían fue suficiente para que Alisha se detuviese. ¡Qué olor tan dulce y agradable! ¡Era como saborear miel con los ojos cerrados!

 

—No va a llover —dijo alguien, sacando a la muchacha de su calmado ensimismamiento—. El viento se levantó y las nubes se volvieron rosas, pero parece que solo fue un aviso. —Ya desde la distancia, Alisha supo de quién se trataba. Su figura alta y erguida y aquella armadura de oro eran inconfundibles. Se trataba de Nerites de Piscis, el guardián del templo, que se acercaba dando pasos cortos y lentos, como dándole la bienvenida.

 

—No me gusta la lluvia —se limitó a decir la adolescente, llevándose la mano al cabello.

 

—Entonces eso lo explica todo —le sonrió. Aunque su rostro era un tapiz de líneas rectas, logró evocarle cierta ternura—. Al haber abandonado vuestra alcoba, debisteis espantar la tormenta. ¿A qué se debe vuestra visita, mi señora? —Piscis hincó la rodilla en el suelo, tomó la mano de Alisha, y la besó. Ella notó cómo el rubor en las mejillas luchaba contra el aire gélido.

 

—Tan solo estaba… paseando.

 

—Es muy tarde. ¿No dormís? El sueño es muy importante a vuestra edad.

 

—¿Q- qué insinúas? —replicó, girando la cabeza. Allí, postrado ante ella, se le antojó apuesto: aquel pelo corto y revuelto, más oscuro que el mismísimo negro; sus ojos profundos, entrecerrados; la uve que formaban sus labios al sonreír. Los brazos, musculosos… Era obvio que debía oscilar los cuarenta años, pero destilaba una presencia vigorosa e imponente que, de alguna forma, la cautivaba. No podía evitar los nervios que le sacudían el corazón.

 

—¡Ah, señorita! Debéis tener frío. ¿Por qué no me acompañáis a mi humilde templo y tomáis un té con este vuestro fiel servidor?

 

«¿Por qué habla así? ¿No se da cuenta de que es vergonzoso? ¡Es peor que el viejo! —Alisha notó que el rostro se le encendía aún más. A pesar de todo, asintió y caminó junto al santo hasta atravesar la entrada trasera de Piscis, un portón oscuro con un par de columnas dispuestas en diagonal a cada lado.»

 

La última casa parecía aislada del exterior. Apenas bastaron unos pasos entre sus muros para que la muchacha sintiese la agradable brisa cálida que brotaba de sus entrañas.

 

Aunque en el pasillo no había velas, podía ver sin problema alguno. Al llegar al recibidor circular, comprendió por qué: un enorme cristal clavado en el suelo irradiaba destellos verdosos; una luz baja, pero relajante. Otros cristalitos más pequeños, incrustados en las columnas y el techo, lo imitaban.

 

—¡Es hermoso! —exclamó la joven Atenea. Se sintió especialmente maravillada por el pequeño afluente que recorría los bordes de la estancia. El agua corría por ellos rápida, levantando un murmullo que le provocaba un agradable hormigueo en la cabeza.

 

—Es la primera vez que entráis aquí, si mal no recuerdo. Mi templo es grande —dijo el dorado, extendiendo los brazos—; esto no es más que la antesala de la salida, por decirlo de alguna forma. Detrás está la cámara central, que es rodeada por un pasillo circular. Y como podéis imaginar, se accede al otro recibidor por ese pasillo. Pero señorita —puntualizó—, no os he hecho pasar para enseñaros el templo.

 

Alisha vio un destello mágico en los ojos esmeralda del anfitrión de Piscis. Ella ladeó la cabeza y preguntó por lo que quería enseñarle. No tenía ni idea de qué podía tratarse…

 

—¿Qué es? —La curiosidad le arrebató otro trocito del corazón.

 

Nerites no respondió, tan solo tomó la mano de la adolescente y caminó guiándola hacia el pasillo anular que llevaba a las dependencias del templo. Tras pasar de largo por dos puertas negras, se detuvo ante la tercera, le soltó la mano y giró el picaporte, abriéndola.

 

—Si sois tan amable, mirad.

 

El tenue fulgor verdoso que emitían los fragmentos cristalinos, incrustados en los muros, penetró en la pequeña habitación que había tras la hoja de madera. Las cortinas de oscuridad cedieron ante el resplandor tenue revelando una cama, y en su interior, a una chiquilla de cabello plateado durmiendo. Se podía escuchar cómo respiraba, tranquila y apaciblemente.

 

—¡Ah! La conozco —susurró con cautela. No quería despertar a la niñita—. Creo haberla visto alguna vez. Es la hermana de tu discípulo, ¿verdad? —Piscis asintió—. ¿Para qué querías que mirase?

 

—¿Qué veis en ella?

 

—¿En ella? No sé… ¿Sueño? —dijo, señalando lo evidente.

 

—Más allá del sueño. Vamos, señorita, sé que sois más perspicaz. ¿Qué veis?

 

Alisha suspiró. Le costaba mucho entender algunas de las palabras que Nerites utilizaba. Quiso entender un elogio, aunque no estaba segura. ¿Le había dicho que era lista? Se apresuró a dar otra respuesta para no decepcionarle.

 

—Paz. Mucha calma.

 

—Eso es —asintió, satisfecho—. Para que esa paz exista, nosotros debemos defenderla. Pero defender no consiste solo en pelear, sino en amar y dar todo el cariño que las personas necesitan. Esa niña necesita ser querida, y para ser querida, a su vez, le hace falta un mundo en paz, defendido. Todo es un círculo virtuoso que se repite. ¿Me entendéis?

 

—Defender es amar. Amar es defender. —La adolescente asintió. Más o menos comprendía lo que le estaba diciendo. Nerites cerró la puerta y dio un toquecito cariñoso en la cabeza de su invitada.

 

—Vuestro futuro es mantener esa cadena. Por eso es importante que empecéis a pensar sobre la felicidad de las personas. Para lograrla, nosotros, los santos, seguiremos vuestras órdenes.

 

—¡Pero yo valoro la felicidad! —chistó. Nerites asintió con los ojos cerrados. Sendos sonidos guturales le sirvieron como respuesta.

 

—Sin embargo —matizó—, un pajarito me ha dicho que no os comportáis como una verdadera señorita debería comportarse. Sois algo… traviesa, ¿no? —La muchacha dio un saltito hacia atrás—. Poco antes de medianoche fui a visitar al Patriarca. Me dijo que habíais roto algo muy importante para él… ¿Es así?

 

—Sí. —Alisha bajó la cabeza, avergonzada. Sentía una bola de nervios en la boca del estómago, y tras suspirar, se sinceró con el santo dorado de Piscis, contándoselo todo—. Me va a castigar.

 

Explicó que el reloj dorado que estrelló contra el suelo la ponía muy nerviosa. La única vez que se quejó, Kishut le riñó. Estaba acorralada; no tenía otra forma de deshacerse del  incómodo objeto. Y en el fondo, se alegraba de haberlo hecho, aunque no podía evitar un sentimiento que la carcomía por dentro… como si hubiese hecho algo malo.

 

—La pequeña Nelia también es traviesa —respondió Piscis, aludiendo a la niña durmiente—. Pero vos no podéis serlo. No sois una joven corriente. Estáis llamada a ser no solo nuestra diosa, sino la diosa de todos los hombres. Por eso tenéis que ser la encarnación de la paz y el amor, no una persona vengativa.

 

»Señorita Atenea, creo hablar en nombre de todo vuestro ejército cuando digo que queremos a una líder fuerte. No necesitamos a una chiquilla caprichosa como Nelia, si me permitís la osadía.

 

—Lo comprendo —la muchachita sentía una culpa asfixiante conforme iba recibiendo el impacto de las palabras de Nerites. En otras circunstancias se habría molestado al ser llamada caprichosa, pero el santo de Piscis ejercía un magnetismo sobre ella que le impedía negar lo que le estaba señalando—. Perdón.

 

—No es a mí a quien tenéis que pedir perdón, dulce señorita —declaró. ¡Menuda sorpresa se estaba llevando Alisha! Detrás del rudo, aunque atractivo Nerites, se escondía una persona tan afable… Para su sorpresa, el hombre rebuscó algo bajo el guantelete dorado. Sacó un reloj de bolsillo de latón pulido y lo puso sobre las manos de la joven—. ¿Sabéis qué día es hoy? —No la dejó responder—. Tal día como hoy, hace muchos años, vuestro maestro y nuestro Patriarca nació. Pedidle perdón y dadle este regalo como obsequio. Pero prometedme que lo haréis de corazón.

 

—Lo haré —afirmó el avatar de Atenea mirando el reloj.

 

—Creed que él os quiere con locura. Solo busca lo mejor para vos. A veces es un poco duro y frío con todo el mundo, pero Kishut tiene un corazón tan dorado como su armadura. No lo olvidéis. Y no volváis a escapar, señorita. Cuando uno decide hacer algo, tiene que asumir las consecuencias.

 

Determinada, Alisha profirió un fuerte  que satisfizo a Nerites. Al asentir con la cabeza, su melena castaña dio un brinco simpático. Se giró tras agradecerle el obsequio y corrió hacia la salida del templo. Una vez atravesase el jardín de flores y la escalera hacia el Ateneo, volvería a estar bajo el mismo techo que aquel hombre que tanto la quería. Al amanecer se disculparía con él. «Espero que pueda perdonarme…»

 

Nerites quedó de nuevo solo entre las paredes cálidas de su hogar. Aunque fuera consciente de lo lejos que estaba Alisha de acercarse a su ideal de Atenea, sabía que lo lograría. En ella puso toda su esperanza, y por ella lucharía contra lo que la amenazase. Al fin y al cabo, se convertiría en el símbolo de la paz para aquel mundo sin esperanza en que vivían.

 


[1] Anacronismo. Parece que en 1492 no había minuteros. Disculpas. Considerad la explicación oficial algo así como "en el Santuario conocen tecnología más avanzada a su época".


Editado por Killcrom, 29 febrero 2016 - 22:03 .

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(Parte 3 de 3)

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Publicado 01 marzo 2016 - 11:54

Competir contra mi amigo Killcrom es una maravilla. Considérese este mensaje como adyacente.


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#6 ATONIC

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¡Que mal! Que ya participe :/... Bueno, después dejo mis votos. ¡Suerte! Ojala sea una competencia dura, en el buen sentido de la palabra, no andare por un buen tiempo, asi que les deseo lo mejor.


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#7 -Felipe-

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Publicado 01 marzo 2016 - 13:17

Hm.. bueno, la competencia es difícil, vamos a probar suerte xD

 

Nombre del personaje: Saga de Géminis.

 

Link: http://saintseiyafor...12#entry1641302

 

Resumen: Mito del Santuario funciona como remake y reboot del manga original de SS. Esto porque contiene partes de la historia contadas de manera distinta, y otras muchas cosas totalmente nuevas. Así, este fic relata partes tal cual del manga, modifica otras ligeramente, agrega detalles en otras, le quita fragmentos en otras, y en muchos casos, narra una historia totalmente diferente, tomando otros rumbos. También se han agregado personajes, se han eliminado otros, y se han modificado unos cuantos. Uno de los objetivos de MdS es corregir los errores de Kurumada y el animé original.

 

Capítulo:

 

CAPÍTULO 37

PONTÍFICE III

SAGA

 

1º de septiembre de 1997.

—Son los únicos Santos de Oro que superan los dieciocho años —resonó como eco la voz del Sumo Sacerdote en cada esquina de su alma, estaba deseoso de conocer el resultado, lo había esperado hace tanto tiempo—. Son justos, fuertes, y virtuosos; uno de ustedes tomará mi cargo, y el otro lo asistirá en todo lo que pueda. Deberán trabajar siempre juntos en pro de repeler el mal sobre el planeta. —Pausó un par de segundos como si aún lo pensara, pero era tan obvia la elección—. Aiolos, tú has sido elegido, Nicole lo hará oficial mañana mismo.

Sintió que el corazón se le resquebrajó. No era correcto, Aiolos era tan apto para el cargo como él, incluso más, pero aquel que encerró predijo la verdad, y una vocecilla en la cabeza le repetía incesante: «Debiste ser tú». ¡Qué vergüenza!

—¿Yo, Su Excelencia? —preguntó Aiolos. Hasta él creyó que la decisión fue inesperada. ¿Qué clase de broma era esa?

No. Estaba bien. Estaba bien.

—Te encargarás de educar a Atenea como diosa y forjar la nueva legión de Santos que esté preparada para la nueva guerra, en cuanto las sombras se hagan presentes. ¿Saga?

Le costó encontrar las palabras, pero debía estar seguro de lo que opinaba su corazón. Recordó su juramento, y también las batallas en que luchó junto al Santo de Oro de Sagitario.

—Le apoyo totalmente en su decisión, también creo que Aiolos es el más apropiado para el cargo y no escatimaré esfuerzos en ayudarlo en la protección del Santuario, en la lucha por la paz y la justicia sobre la Tierra, incluso si enfrento cara a cara a la muerte.

Pero no. A Saga de Géminis lo llamaban «semidiós», la divinidad en la Tierra. No solo la gente lo amaba, sino que sus compañeros lo consideraban un titán, uno de los hombres más fuertes en la Tierra, capaz de destruir galaxias enteras con su Cosmos. Entonces... ¿Por qué? Vio el rostro de su hermano, de espaldas en el suelo, riéndose de él.

Imposible. Él se rebeló contra el Santuario, y por eso le castigó, se lo dejó bien en claro esa mañana. Pero... tenía razón. Por eso siguió al Sumo Sacerdote después de su aviso. Al día siguiente Nicole de Altar publicaría la elección, debía hablar con uno de ellos antes de eso, solo para aclarar la situación, para saber.

No, Nicole lo conocía muy bien desde niño. Debía ser Sion en persona.

 

Le halló en la zona más profunda del bosque Dodona, a poca distancia de la Fuente de Atenea, más allá de la biblioteca por la entrada izquierda del Santuario. Si miraba arriba se topaba con el imponente y majestuoso Monte Estrellado, el colosal monte al que solo un dios o su representante podían acceder. Se decía que el más poderoso Santo de Oro solo podría escalar hasta la mitad.

Sion, vestido con sus ropas ceremoniales negras, reunía su ancestral Cosmos para abrir el supuesto pasadizo que lo llevaría al Templo de las Estrellas en la cima, el lugar desde donde se predecía el futuro de la humanidad gracias al movimiento de los astros del firmamento.

—¿Saga? —preguntó el Sumo Sacerdote, aun dándole la espalda, notando en segundos su presencia aunque se había esforzado por ocultarla. No quería revelarse hasta conocer el método para subir.

—Sí, Su Excelencia —confesó, dejándose alumbrar por los resplandores de la luna llena. ¿Por qué se ocultaba? No tenía nada de malo tener curiosidad, y Aiolos era perfectamente digno. Pero...

«Debiste ser tú».

—Te noto tenso. ¿Te preocupa algo? —indagó el Sumo Pontífice, todavía rodeado por un aura dorada calma, expectante.

—Me gustaría hablarle. En privado. —Inconscientemente alzó la mirada. Era imposible ver la cima del Monte Estrellado desde ese lugar, ya que se perdía entre las nubes en una dimensión extraña, tal como la Eclíptica. Los astros, los árboles y el viento eran testigos de todo lo que decía, pero no le importó.

—¿Quieres subir? —El Sumo Sacerdote aún no lo miraba a la cara, pero se notaba lo tenso que se había puesto el aire—. ¿Aunque esté prohibido?

—Sí.

El Pontífice usó su rosario como llave. ¡Su rosario! Un haz de luz tenue cayó desde el cielo cuando tocó con una de las cuentas la base del monolito, una piedra igual a las demás, y soltó un chispazo que iluminó el bosque como si hubiera sido de día, lo obligó a cerrar los ojos.

 

Cuando los abrió se encontró frente a una hermosa edificación, el Templo de las Estrellas. Diferente a los doce palacios del Zodiaco, asemejaba a un monasterio, una gran casa de piedra y ladrillos con muchas ventanas y puertas de madera; en el segundo piso había una campana al interior de una cúpula tejada, y junto a ésta, una chimenea que desprendía humo indicaba que era cálido por dentro. Lucía humilde, común, parecía extraño que no se derrumbara con tantos siglos encima, pero a su alrededor danzaban casi imperceptibles, blancas cadenas de polvo estelar. Era como ver luciérnagas que giraban frente a los muros, entraban y salían por los ventanales confundiéndose con nieve, bailando cerca del domo y otorgándole a la abadía un aura brillante, un Cosmos celestial, de diferente naturaleza al de los Santos.

Comprendió también que no era necesario escalar, pues los Pontífices tenían la ventaja de la «llave», quizás bendecida por la misma Atenea.

 

La noche era intimidante a esa altitud. Estaba tan arriba que el frío le heló a pesar de la armadura, y notó que el Templo Corazón en la montaña vecina se veía hasta pequeña, pero las nubes le impedían admirar el Templo Corazón o la supuesta estatua gigante de Atenea.

—Saga, ¿qué desea tu corazón? —le preguntó Sion, mirándolo por primera vez. No parecía afectado por el frío, su rostro vetusto era pétreo.

—¿Disculpe? —preguntó fingiendo no entender. Pero lo sabía. En el fondo de su alma lo sabía, y tenía miedo... En cualquier momento sería obvio que él tenía razón, y que el otro regresaría después de tanto.

—Hace tres años se convocó una reunión de urgencia —relató Sion. Extraño y sin sentido, no recordaba eso—. Todos los maestros se juntaron en el Templo del Carnero para oír lo que debía contarles, mientras los alumnos, incluyendo a Muu y otros postulantes a Santos de Oro, se mantenían al margen.

—No tenía conocimiento de eso —aseguró Saga.

—Exactamente —admitió Sion, sin cambiar un ápice su voz gentil, pero tan firme como siempre—. Esa mañana acudí al Oráculo de Delfos, advertido por las estrellas de una noticia oscura. Como sabes, los verdaderos Pontífices, elegidos por Atenea, podemos pasar sin problemas por la barrera.

—¿Qué cosa? —Saga notó como su cuerpo comenzaba a perder el control. ¿De qué trataba todo eso? Nadie le dijo nada en esa ocasión. Y esa acentuación en la palabra «verdaderos» le hizo hervir la razón, aunque no supo la razón.

—El Oráculo me dijo que alguien, al interior del Santuario, nos traicionaría y se opondría a nosotros. Mandé a llamar a todos los maestros para advertirles, para que tuvieran cuidado, para que pusieran un ojo sobre sus discípulos, y estar al tanto de cuando ocurriera. —El Sumo Sacerdote miró a la luna, tan cercana y enorme que podría aplastarlos, y al mismo tiempo tan bella, lo observaba con cautela también—. El destino no puede alterarse. Y yo lo conocía.

—D-de... ¿de q-qué habla, Su Excelencia?

El anciano se cubrió por una niebla borrosa. Las estrellas que revoloteaban alrededor del Templo de las Estrellas se hicieron opacas.

—Yo supe perfectamente quien sería nuestro traidor desde que el Oráculo me enseñó a un hombre hecho de materia oscura —reveló el Pope, y su aura soltó chispas doradas—. De su espalda salían dos alas, una era la de un ángel, la otra de un demonio. Mira las estrellas de esta noche, Saga. ¿Hermosas, verdad? Ahora me dicen que será hoy cuando ese ente oscuro se manifieste, pero siguen siendo bellas e inflexibles, ¿no lo crees? —añadió con un dejo de lástima que le hizo estremecer.

—¿Yo? —Era una tontería, cosas de ancianos. Había otra cosa mucho más urgente que discutir—. Eso no importa, son ilusiones, ¡mentiras! Su Excelencia, vine aquí solo porque quiero saber... ¿¡Por qué no me eligió a mí como su sucesor!? Por qué... ¿Por qué Aiolos? —Se le llenaron los ojos de lágrimas al pronunciar ese ruin nombre, el de aquel que... en realidad, era hasta más digno.

No. No lo era. Los vientos fríos soplaron briosos como un vendaval, y lo estaban empujando a sus deseos, lo impulsaban a que cometiera un pecado atroz. El Sumo Sacerdote bajó la cabeza y sus ojos emitieron una triste luz rosa.

—¿No es obvio, Saga? Tu temblor, el sudor en tu rostro, el fuego en tus ojos. Tienes oscuridad en tu alma, aunque no seas consciente de ello.

«Mentira»

—¡Es un mentiroso! Todos me llaman semidiós, todos en Rodrio me... ah... —rezongó cuando el otro le inventó nuevos insultos. Lo hacía para debilitarlo, para retomar el control. Aquel ente del pasado intentaba apoderarse de sus movimientos, de sus pensamientos y emociones. Y también de sus pecados.

—Ya estás cambiando, y el destino no puede ser evitado ni transformado. —El Sumo Pontífice hizo bailar la llama de su Cosmos de forma ofensiva—. Lamento mucho que te haya ocurrido esto, no sé quién o qué es el culpable, pero será mejor que permitas a las estrellas cumplir con su profecía.

 

—¡Viejo malnacido! —le escupió cuando al fin se sintió libre del cobarde que no se atrevió a hablar de él o su pasado juntos. Como castigo lo encerraría en un rincón de su mente para siempre—. ¿Crees que puedes darme órdenes? ¡Haré lo que quiera cuando quiera, pu.to anciano decrépito!

—Hazlo ya —apremió el Pontífice, sin intenciones de huir, completamente sereno y preparado—. Ya he cumplido mi labor en este mundo, y estoy más que satisfecho con mi vida. ¡Pero te lo advierto, Saga de Géminis!, o quien quiera que seas. ¡No ganarás! Te prometo que no ganarás, así lo pregonan las estrellas. Serás vencido por quien menos esperes.

—Gusano bastardo, me apoderaré del Santuario y me convertiré en un dios al asesinar a Atenea, pagarás muy caro en el infierno el haber pasado de mí... ¡Y mi primer acto como divinidad será destruir el pasado! —Arrojó su técnica especial, la Explosión de Galaxias[1], que era capaz de arrasar con estrellas y chamuscar la Tierra—. ¡¡Muérete, fósil de mi.erda!!

El cobarde intentó defenderse, tal vez un último acto de miedo a la muerte. Pero la edad no pasaba en vano. Lo calcinó, y penetró su corazón con su puño de oro, por más que el otro le jalaba el brazo con todas sus fuerzas, llorando a gritos. Una nube negra los rodeó a ambos: él, lleno de vida y determinación, y el aciano, un cascarón vacío de un antiguo Santo con ideales y sueños inútiles, a quien no pudo mirar sin reír a carcajadas mientras las sombras lo sumían en lo que el otro llamaba «pecado». Eso también era gracioso.

Tras unos minutos de contemplación, partió en busca de la Daga de Physis escondida bajo la estatua, para terminar de cumplir su destino. Lamentablemente, Aiolos de Sagitario prolongó su grito de triunfo.

Al final fue simplemente cosa de fingir ser Sion, teñirse el cabello de gris y actuar como un viejito correcto, sabio y bueno mientras buscaba el paradero de la verdadera Atenea. Solo en ciertas ocasiones permitió que el otro tomara su lugar, era mejor que aguantar sus lloriqueos constantes.

 

21:56 p.m. del 11 de Septiembre de 2013.

«Y él creía que me vencerían, que me derrotaría un ser inesperado... ja, ja, qué imbécil fue el viejo Carnero». Quedaban solo minutos, casi nada. Los Santos de Oro a los que acababa de dejar me.ados de miedo no llegarían ni a toda su velocidad por el laberinto que había extendido por el Santuario, y ya percibía el Cosmos de Pegaso en el Ateneo. Había avanzado bastante, seguramente ya había encontrado la saeta de Aiolos en la habitación agujereada, pero probablemente el derrumbe del palacio lo demoró y, con suerte, le arrancó un brazo o una pierna.

—Aiolos de Sagitario —le recordó el cobarde, sin llorar. Corría a su lado por las escalinatas que llevaban hacia la zona más sagrada del Santuario, pero el inútil se esforzaba demasiado, no lo superaría en la carrera.

—Ya cállate —le reprochó—. Ese nombre ya no podrá darme miedo cuando me convierta en un dios.

—No lograrás llegar —insistió, sus ojos verdes emitían trémulos destellos de desesperación y angustia.

—Ja, ja, Pegasus está a unos metros, por supuesto que lo alcanzaré, idiota.

—Si no llegas a tiempo, él podría salvar a Atenea. Pero si él no llega a tiempo, podría convertirse en un dios por sostener esa flecha en...

—¡¡¡Te dije que lo detendré!!! —negó, furioso. Le dio un fuerte manotazo y lo dejó atrás, quejándose. Apuró la carrera ahora que no tenía a ese irritante al lado, en menos de un par de segundos ya lo tendría, no iba a poder escapársele. Y cuando tuviera a Pegasus en sus garras...

 

¿Qué eres tú, Saga?

El eco fue horrible, y el palacio se sumió en la oscuridad. «Qué eres tú». Un cuestionamiento que se repetía diez, cien, mil veces en cada rincón, cada muro, cada escalón, cada partícula del techo que crujía. En todos lados el mismo interrogatorio.

—¿Quién es? ¿¡Quién está ahí!?

¿Eres el bien o el mal? —le preguntó su propio casco—. ¿Qué desea tu corazón?

No recordó si lo llevaba puesto o si Seiya se lo había quitado en alguno de los golpes, pero allí estaba, flotando frente a él, la única luz en ese mundo de sombras infinitas que le hizo detener. Y con la maldita pregunta de Sion, para peor.

El yelmo de Gemini tenía dos rostros, uno a cada lado, como máscaras. La que representaba la maldad no podía verse ya que al frente yacía la que simbolizaba la justicia. Igual que el cobarde de atrás, sus ojos estaban agolpados de lágrimas de cristal, emitían destellos patéticos de humillación.

—¿Por qué lloras, tonta? ¿Por qué la pena? Obviamente no te das cuenta de lo que ocurre, ¿verdad? ¿¡Te molesta que alguien como yo esté a cargo, acaso!?

El rostro siguió llorando, y se limitó a responder con un susurro suplicante, moviendo los labios de gamanio y oricalco.

Deja de pecar... Arrepiéntete...

—¡No! —contestó Saga, convencido de que hacía lo correcto. ¿Por qué no lo entendían?—. Zeus, Señor de los Cielos; Poseidón, Emperador de los Mares; Hades, Rey del Infierno; o cualquiera de esos egocéntricos y arrogantes dioses del Olimpo, en cualquier momento podrían bajar, apoderarse de todo, y gobernar a los humanos. Algunas Guerras Santas ya se han perdido por culpa de Santos débiles, las peores calamidades en la historia prueban las derrotas de las frágiles reencarnaciones de Atenea contra ellos. —También hubo algunos empates, pero debidas justamente a la chiquilla tonta, así que no cambiaba su argumento—. Conmigo a cargo, convertido en un dios como ellos, no podrán. ¡Jamás podrán! No lo entiendes ahora, Gemini, pero después te darás cuenta que soy el salvador de esta Tierra.

Y el rostro siguió llorando. ¿Qué era tan difícil de comprender?

Basta ya... Atenea no morirá.

«¿Atenea? ¡Pegasus!».

—No... Maldición. No, no, no. ¡Maldito seas! —Destruyó la ilusión de su otro yo con una exclamación desesperada cuando se dio cuenta de la treta. Ese inútil nunca lo dejaría en paz.

 

21:59 p.m.

Corrió con todas sus fuerzas hasta salir a la noche nuevamente. Sintió que el corazón se le resquebrajó al ver a Seiya, volando tras un brinco como un equino alado, hacia la estatua, con el puño en alto. Específicamente hacia la Égida, el colosal escudo de la justicia, el que se decía que eliminaba la maldad.

¡Su mano reverberaba con haces doradas! «No».

Todo el mundo se tambaleó, la estatua iba de un lado a otro a medida que se acercaba y la veía más claramente, quemándose los pies en la carrera. El chiquillo que volaba estaba empañado por algo borroso, con excepción de la luz, tan nítida. Y no se detenía, ¡no quería parar!

—¡¡¡No te atrevas, Pegasoooooooo!!! —Lanzó una potente descarga de rayos de Cosmos hacia el infeliz en medio del aire. Debió hacerle pedazos, le debió volar los sesos y convertir en polvo. Lo estampó contra la estatua bruscamente, allí debió perder la vida. ¡Qué facilidad! Al final no fue...

«Oh no. ¡No! No.»

Mientras Seiya caía en el vacío bajo la estatua, bañado en sangre, notó una saeta dorada clavada en la Égida, en medio de una luz tan incandescente como la del Monte Estrellado. Paralizado, solo pudo contemplarla esfumándose poco después, como si hubiera sabido que no lograría llegar ni con su mejor salto.

 

No quedó nada de ella.

—No. No, no, no, no, no, ¡No! ¡¡¡NO!!!

—Como dijo ese anciano decrépito fue quien menos esperabas —le susurró al oído con sorna el otro, la segunda persona que odiaba más en todo el universo.


[1] Galaxian Explosion. El término «Galaxian» no existe en inglés, pero refiere a «semejante a galaxias» de un modo interpretativo, con el sufijo –an.


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#8 Killcrom

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Publicado 01 marzo 2016 - 17:06

Dioses, ¡me van a dejar el ojo moreno como la bandera del país del sol naciente!


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(Parte 3 de 3)

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Publicado 02 marzo 2016 - 10:44

1--- NOMBRE DEL PERSONAJE:  Saga de Géminis

 

2--- LINK DEL FIC: http://saintseiyafor...ate-generation/

 

3--- Resumen de mi fic: Mi fic trata acerca de una nueva generación de caballeros dorados que se inicia tras la batalla contra Saturno, ahora los caballeros dorados de esta generación deberán salvar a Saori Athena de los dioses malvados.

 

En este capítulo, Bella de Géminis se encuentra con su padre tras haber recibido la Explosión de Galaxias de Integra y acabar con sus malvados planes de acabar con el santuario.

 

 

Los Consejos de un Padre

 

 

Bella se encontraba en una especie de subterráneo, todo el lugar estaba completamente blanco, las paredes, las pistas y todo lo que veía la Géminis.

 

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En ese instante Bella miraba alrededor y se encontró con su padre Saga de Géminis.

 

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Bella de Géminis (Titubeando): Padre… Saga.

 

Saga de Géminis: Hola hija, caminemos.

         

Saga esbozó una leve sonrisa, agarró la mano de su primogénita y empezaron a caminar.

 

Bella de Géminis: Papá ¿Dónde estamos?

 

Saga de Géminis: Me pregunto lo mismo, ¿Dónde crees que estamos?

 

Bella de Géminis: Bueno, se parece mucho al subterráneo de Barcelona, solo que sin los trenes…y…limpio.

 

Saga de Géminis: Así que estamos en el subterráneo de Barcelona, la última vez que estuve en este lugar fue cuando visité a un amigo mío, su nombre era Shura. Cuéntame, ¿Cómo estás? ¿Qué quieres decirme?

 

Bella de Géminis: Integra me cuidó como una verdadera madre, me entrenó y me hizo fuerte para  que sea una gran heredera a la armadura de Géminis que tú en algún momento de tu vida usaste.

 

         La pelirroja hablaba relajadamente como si lo conociera de toda la vida.

 

Saga de Géminis: He estado viendo todas tus peleas desde que inició ésta generación y déjame decirte que estoy orgulloso de ti.

        

Bella cambió completamente su actitud, de lo relajada que estaba recordó sus malos actos y empezó a lamentarse por dentro.

 

Bella de Géminis (derramando algunas lágrimas): No puedo creer todo lo que he hecho, asesiné a gente inocente, a caballeros inocentes que trataron de pelear por Athena, a mi hermana, no merezco seguir viviendo, no controlo a Bella Evil.

 

         El anterior Géminis tocó el hombro de su hija para tranquilizarla.

 

Saga de Géminis: Mi hermano Kanon fue quien me puso esas ideas locas de gobernar el santuario, yo sé cómo te sientes, el lado malvado te da poder, te dejas llevar por el odio y la ira, te crees invencible y matas por diversión; pero aun así nosotros podemos elegir nuestro camino, tú no mereces morir, aun tienes más batallas que pelear, tú debes morir dando tu vida por los demás.

 

Bella de Géminis (asombrada): Morir dando la vida por los demás.

 

Saga de Géminis: Aun te aguardan más aventuras junto con tus amigos, ustedes son una familia.

 

Bella de Géminis: Le debo todo a Integra y a ti.

 

Saga de Géminis: Perdóname por no criarte cómo debería de ser, perdóname por no crecer contigo, tenía que salvar Asgard de las manos de un dios malvado.

 

Bella de Géminis (sonriendo): No te preocupes papá, estás ahora conmigo y eso es todo lo que tengo.

 

Saga de Géminis (sonriendo): Gracias. Por años fui considerado como el Géminis más poderoso de todos los tiempos, sin embargo tú debes superarme con el tiempo, de repente no ahora ni mañana pero lo harás algún día.

 

Bella de Géminis (sorprendida): ¿Estás diciendo que yo…?

 

Saga de Géminis: Recuérdalo y nunca lo olvides, tú eres mi hija, si tú misma te lo crees los enemigos te respetarán, dilo en voz alta Bella.

 

Bella de Géminis: YO SOY HIJA DE SAGA DE GÉMINIS.

 

Saga de Géminis: Bien dicho.

        

Saga empezó a llenarse de orgullo, su hija era una caballera dorada y no era para nada débil, el ex caballero sentía una emoción que nunca antes había experimentado.

 

Bella de Géminis: Papá, ¿esto es real o solo es un sueño?

 

Saga de Géminis: No soy Shaka para responderte con acertijos así que solo diré que es lo que tú quieres que sea.

          

Bella y Saga se miraron frente a frente.

 

Saga de Géminis: Ese Leo de tu generación está interesado en ti.

 

Bella de Géminis (graciosamente): Ya me di cuenta, pero no creas que se lo dejaré fácil, tendrá que hacer méritos.

         

  Saga y Bella rieron.

 

Saga de Géminis: Me gustaría seguir hablando contigo pero debes solucionar tus problemas, no te preocupes que nos volveremos a ver en la vida real, pelearemos juntos en el futuro para defender la Tierra.

 

Bella de Géminis (llorando de alegría): Papá.

        

         Bella empezó a irse por un gran portal dimensional. Saga se quedó parado como su hija se iba, en ese momento el ex patriarca esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

 

Saga de Géminis: Algún dia se volverá más fuerte que yo después de todo el sueño de todo padre es que los hijos se vuelvan superiores a ellos. Jamás pensé en tener una hija sin embargo, ésta sensación dentro de mí es espectacular.

         Saga se fue por un sendero de luz feliz de haberle dado un par de consejos a su hija.

 

FIN


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#12 SagenTheIlusionist

SagenTheIlusionist

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Publicado 02 marzo 2016 - 23:04

Vaya que si será dificil el competir XD Ahora espero que cuente porque en mi fic no hay Santuario (?

 
1. Nombre del personaje: Guren de Libra
 
2. Link del capítulo: Capítulo 5: Herida

3.Resumen: 

 

Trasfondo de la historia:

Saint Seiya Etherias muestra una historia en la cual los continentes vuelven a formar la Pangea por una extraña razón. La masa terrestre, de nombre Etherias, está con formada por varias regiones, gobernadas por un olímpico diferente. Sin el consentimiento de la diosa, los otros 11 apoderaron del territorio a su antojo, pero eso no quita la ocurrencia de "algunos sucesos". 

 

En este cap, se mostrará un fragmento del pasado del santo de Libra, el cual actualmente está inconsciente en medio de un combate contra el marino de Escila.

 

Capítulo:

 

Capítulo 5: Herida

 

El santo de Libra seguía inconsciente en la arena. Los segundos pasaban rápidamente y todos miraban impacientes el campo de batalla. El árbitro del combate se paró nuevamente, cogiendo un extraño reloj de vidrio y madera con arena en su interior, y avisó:

 

—Cuando caiga el último grano de arena en este reloj, el tiempo que tiene el santo dorado de Libra para reponerse finalizará. —dijo alzando el reloj y enseñándolo

 

Desde sus asientos, Europa y Miare, confiaron en que Guren se levantaría. Las palabras del juez resonaban por todo el coliseo. “Quedan tres minutos”. Esperando que se levantase, ambos miraron con preocupación el lugar donde se encontraba su inconsciente compañero.

 

—Vamos Guren… levántate —ambos se decían a sí mismos— ¡No te rindas después de todo lo que has pasado!

—¿Hasta ahora no se han rendido santos? —exclamó a viva voz en ese momento el marino de Escila, observando fijamente a su desmayado oponente.

 

* * *

 

La memoria de quien había perdido el conocimiento le hizo a recordar su pasado —para la situación no ayudaba en nada—. Los recuerdos venían uno tras otro; le hacían ver desde su inicio como santo, hasta alguna de las numerosas misiones que había cumplido. Y entre esos recuerdos también se encontraba la última vez que había salvado de la muerte a su diosa.

 

Según él recordaba habían sido apenas un par meses, era invierno. Un manto de nieve cubría por completo a Hetalia —el país donde Athena era gobernante— Un día como cualquier otro.

 

La calma con la que él se había recostado sobre la nieve, desapareció tan solo unos momentos después: su diosa había desaparecido. Se enteró gracias al santo de Escorpio quien, en conjunto con los demás, había estado buscándola.  

 

— ¿Dónde podrá estar Europa? —se preguntó preocupado a sí mismo el santo de Libra preocupado mientras buscaba por varios rincones de la ciudad principal de Hetalia.

 

Las pistas sobre su paradero llegaron pronto a oídos de los santos dorados, quienes más preocupados estaban por. Dos de ellos fueron llamados por el Patriarca. Los tres se encontraron fuera de la ciudad.

 

—Miare, Guren… quiero que ustedes dos sigan estas pisadas… tal vez los lleven hacia Europa —ordenó el Patriarca, apuntando con su mano unas huellas en la nieve— Ahora que recuerdo, ella me había dicho que vendría a esta zona para despejar su mente.

 

La nieve había dejado de caer hace un par de horas. Así que pensó rápidamente, por la profundidad de dichas huellas, que no deberían estar muy lejos

 

—Podría habérnoslo dicho antes Patriarca —dijo con tono de burla Guren.

—Lo digo en serio, Guren. Si las observas con detenimiento, podrás notar que no solo son las de la señorita Europa, sino que hay alguien más. —Opinó el Patriarca— Por sus profundas pisadas... es alguien con una armadura.

—Entonces… ¿Ella puede estar en peligro en este momento? —preguntó con miedo Miare.

—Pongámonos en marcha… Quien sabe lo que le pueda pasar… —dijo Guren preocupado por la situación de Europa.

 

Partiendo inmediatamente, siguieron las huellas hasta llegar a un acantilado. En ese lugar vieron a Europa —el miedo que tenía en ese momento se observaba con facilidad— amenazada por la lanza dorada de un hombre de armadura desconocida, la cual poseía un color naranja muy intenso. Al acercarse ambos santos, la señorita Europa se alegró debido a la presencia de estos, sin embargo aún sentía un profundo temor que le impedía pronunciar palabra alguna.

 

—¿Quién eres y qué haces con Europa? —dijo Guren acercándose a ellos.

—Ahh… Así que al fin decidieron venir, Santos Dorados —se burló el desconocido— Soy un berserker, Spour. Recuerden mi nombre… porque yo seré quien le quite la vida a su diosa.

—Un guerrero de Ares… Así que has venido por orden de él… —dijo el santo de Aries concentrando energía en su puño.

—Así es, Santo. —afirmó el berserker, y alejando de la lanza de Athena— Mi dios me envió para que poder solucionar este problema de territorios ¿cómo? Fácil… matando a la diosa de estas tierras.

—Calma Miare, yo me voy a encargar de esto —dijo Guren— Tú preocúpate por recuperar a Europa.

—Vale… —respondió

—¿Acaso vamos a pelear? —dijo impaciente Spour.

—Vamos berserker, ¡pero suelta a Europa primero! —exclamó el santo de Libra.

—Interesante… Podría liberarla… ¡pero mejor hago esto! —Dijo el guerrero mientras la empujaba hacia el abismo— Ya nos veremos después si es que se atreven Santos de Athena.

—¡Miare detenlo! —gritó Guren mientras corría en dirección al acantilado.

 

El santo de Aries, se encontraba pasmado ante aquel suceso. El otro santo se tiró por el barranco, tenía su armadura de oro puesta. En el fondo de aquel lugar había infinidad de rocas puntiagudas. Al poder alcanzar su mano, él la agarró y para protegerla del dolor trató de amortiguar su caída pareciendo que la abrazara.

 

—Guren… ¿Estás bien? —Fueron las primeras palabras pronunció, ya que el miedo la había paralizado.

—Estoy bien joven diosa —el Santo trató de sonreír pese a que una de las filosas rocas sobresalía de su brazo izquierdo.

—Volvamos arriba Guren —sonrió por la gran hazaña de este.

—Vamos Europa —tratando de que su diosa no se preocupe trató de fingir. La armadura de él estaba arañada levemente por la caída.

 

Al volver a la superficie, vieron al berserker encerrado por paredes de cristal. Miare viéndolos les ayudó a llegar al lugar, sin descuidar la barrera que mantenía prisionero al servidor de Ares.

 

—Vaya. Athena no ha muerto —se reía el enemigo.

—Miare, libéralo. Me encargaré de él. —dijo Guren tratando de ocultar su herida.

—Está bien… —la barrera se desvaneció.

—¡Es hora de tu muerte Athena! ¡Sufre por mi Gaebulg! —El berserker empezó a concentrar su cosmos en la lanza y se abalanzó contra la diosa.

—¡No te lo permitiré! —El santo de Libra se interpuso en su camino, tratandi de detener la lanza con sus manos. Sin embargo ésta le atravesó el brazo derecho, clavándose en su pecho. La sangre corría por encima de su armadura.

—¡Guren! —Miare se preocupó por el estado del brazo de su compañero.

—Vaya… se nota que no sabían que mi Gaebulg podía atravesar cualquier armadura jajajaja —se burló Spour.

—Maldito… —murmuró el santo de Aries

 

“Cambio de planes Spour, vuelve rápidamente al Tartarous”, fueron las palabras que el berserker escuchó en su mente.

 

—Perdónenme, pero es hora de que me vaya —se retiró desvaneciéndose enfrente de todos.

—Guren debemos ir a curarte —dijo la diosa.

 

Los tres volvieron al santuario. El Patriarca se alegró por el regreso de Europa y los otros dos. Unos momentos luego de haber regresado, el santo de Libra se desmayó. Le vendaron las heridas y le repararon la armadura mientras descansaba. Pasado un día despertó, su diosa estaba al lado suyo.

 

—Perdón Guren, esto es mi culpa —dijo la diosa.

—No, es nuestra culpa por no haberla protegido como se debe —se disculpó el santo de Libra.

—Guren… quisiera que usaras las armas de Libra… creo que sería bueno debido a tu actual estado.

—Gracias por preocuparse por mi diosa Athena —a pesar de su dolor sonreía.

 

* * *

 

En la tribuna del coliseo se veía a Miare preocupado por el estado de su compañero. El tiempo adicional que se le había dado se estaba agotando —quedaba menos de un minuto— La presión de la prueba que se le había impuesto a Europa se notaba en el ambiente.

 

—Quedan veinte segundos —dijo Leaf parándose en su sitio.

—Vamos Santos de Athena, ríndanse antes de que se acabe su tiempo —dijo desde su asiento el marino de Hipocampo impaciente.

 

De la nada el contendiente comenzó a reaccionar. Apoyándose sobre su brazo izquierdo se paró lentamente.

 

—Vaya suerte tienen atenienses —intervino el árbitro— ¡puede proseguir el combate! 

 


Si deseas leer un fanfic, puedes echarle un vistazo a mi historia, se agradecería:

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                              "Los Reinos de Etherias"      Ya disponible hasta el Cap. 34

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Publicado 11 marzo 2016 - 14:37

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Editado por T-800, 29 diciembre 2018 - 11:52 .

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Publicado 11 marzo 2016 - 15:18

Mi voto es para killcrom, está bien redactada, bien descrita en todo momento y en si la historia con nerites de piscis me gustó

Mi voto es para killcrom

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Publicado 11 marzo 2016 - 18:12

Voto por Guren de Libra de Sagen, es un digno dorado adorador de su diosa xD Un relato muy bueno y con personajes interesantes ademas de Libra que lo complementan muy bien haciendo que se luzca, fue la historia que mas me gusto con todo lo necesario para una agradable lectura..


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Publicado 13 marzo 2016 - 11:43

bueno a mi en lo peronal no me parece que se pueda evauar a un personaje por solo un capitulo pero bueno le doy mi voto a killcrom es el que mejor desarrollo a los personaje sin nada forzado



#17 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

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Publicado 13 marzo 2016 - 17:14

Lo prometido es deuda:

 

La verdad es que tengo una elección muy complicada. Aparte de las buenísimas historias que todos llevan a cabo, aquí hay dos personajes que me han llamado más la atención y que, a mi juicio, merecen mi voto más que los demás. Dejando a un lado la impresionante manera dEorrespondientes elecciones han sido tan correctas que ni yo mismo lo hubiese escogido mejor. ¡Pero vamos allá!

 

Killcrom escogió a Nerites de Piscis. Este personaje es un bonachón que se preocupa por un futuro que él debe defender. Con personalidad cálida y entusiasta, este hombre transmite una sensación de seguridad inigualable. La descripción que mi compañero hace del Santo es inigualable. Concuerdo que escribe con mucha mano y sus dotes no se equiparan. Rompiendo con el canon de Piscis, en los que todos los demás son unos rancios (como Albafica, aunque tiene un buen motivo), unos creídos (Afrodita, ¡yo confiaba en ti!) o simplemente malas creaciones (Amor, ¿se puede saber qué m*erda eres?), Nerites es gentil e incluso paternal.

 

Felipe se atreve con una "adaptación" de Saga de Géminis. Tal y como mi compañero lo describe, todo un titán. La verdad, estoy seguro que a pocas personas les hubiese quedado tan bien un personaje canónico. Aparte de la evidente maldad de nuestro Geminiano favorito, Saga va más allá, y en El Mito del Santuario se penetra en su historia mucho más que en el manga original. Esto es algo que le agradezco a su escritor, pues da mucho más que pensar al lector. «La vida pasa muy rápido como para quedarse sentado mirando cómo le dan tu premio a otro» seguramente pensó este personaje.

 

Pero como muy bien dijo el organizador de esta dinámica: solo puedo escoger a uno. La verdad es que me ha costado elegir entre ambos. He tenido incluso que hacer una tabla de pros y contras buscando el fallo de alguno de estos monstruos literarios.

 

Sin más dilación, mi voto va para Nerites de Piscis, de Killcrom. ¿El porqué? Saga es un personaje que ya tenía una historia detrás, un canon desarrollado y existente. Sin embargo, Nerites consigue ponerme los pelos de punta con su personalidad novedosa, creada desde la base con una intención moralizadora. Mucha suerte a todos, compañeros.


Editado por Gemini No P., 13 marzo 2016 - 17:15 .

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#18 Talaris

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Publicado 13 marzo 2016 - 19:02

Hola fickers! hoy ha sido un día extraño pero he tenido algun momento más tranquilo para leeros y votar.  Os voy hacer una pequeña valoración a cada uno y luego digo mi voto.

 

Gemini No P.      P.del Santuario: Andriev de Acuario

 Personaje interesante, Me ha parecido muy original ese interrogatorio rollo CSI. Andriev parece que va a pedir que Ikki declare algún crimen. Luego resulta que solo era una pequeña sesión informativa a través del diario de Deguel. Sin embargo creo que en esta dinámica lo importante es centrarse un poco más en los personajes y su personalidad, más que en los hechos que se suceden a su alrededor. Quizá el capítulo no me ha dejado muy clara la personalidad del caballero.

 

-Killcrom           P.del Santuario: Nerites de Piscis

 Un capítulo bien desarrollado y escrito. La lección como hermano mayor que Piscis le da a Atenea ha sido muy convincente. Es un buen reflejo del papel que juega el personaje en la historia y como actúa. Es justo lo que se corresponde en esta dinámica según mi punto de vista.

 

- Felipe              P.del Santuario:  Saga de Géminis

 Este capítulo también es un buen ejemplo de los sentimientos de Saga de Géminis. Muestra muy bien su reacción y como se urde el terrible plan del caballero que desata la guerra. Sin embargo, me ha parecido un poco corto y quizá  forzado. No me ha descubierto nada nuevo. Es normal, tal como dice gemini no P,. es complicado desarrollar más un caballero como Saga, pero no ha sido un mal intento.

 

 -T-800               P.del Santuario:  Lepsius de Cáncer

Es difícil intentar asomar la personalidad de un personaje en una batalla. Lo bueno a la hora de dar a conocer al personaje es haciendolo inter actuar con otros en un escenario menos coloreado de acción y más intimo. Creo que el defecto ha sido que quizá no se ha elegido un capítulo más personal y sencillo. Lepsius se muestra como un buen luchador pero no me ha dado ninguna pista de su personalidad, por tanto no he podido sentirme muy conectada con él. Un pequeño consejo, no hay que abusar tanto de los guiones porque me ha parecido un poco difícil diferenciar entre diálogo, pensamientos y gestos. Una buena puntuación y signos facilita mucho la lectura.

 

- Ivan de Virgo   P.del Santuario: Saga de Géminis

 ¡Wow! ¿Saga ejeciendo de padre ejemplar? Me ha impresionado bastante.XD Eso sí que es mostrar una faceta nueva y diferente de un personaje tan desarrollado. Me gustan las sorpresas y la valentía, pero  no me he terminado de convencer de ver a Saga tan paternal, lo siento. Me ha recordado un poco a Harry Potter cuando en su batalla final contra el malo (no me acuerdo de su nombre ahora) asciende a hablar con su mentor. Me parece que he dado en la clave de la inspiración ¿no?. ;)  Está bien tu visión, pero hay que trabajar un poquito más para que el lector se lo crea.  Sobre todo explicar un poco por qué Saga habla con su hija en ese momento, no estaría nada mal.

 

- SagenTheIlusionist    P.del Santuario: Guren de Libra

Otro buen ejemplo de mostrar un poco a un caballero. Con este capítulo intuímos que hay una especie de amor en silencio entre Europa y Libra. No obstante, no me ha quedado muy claro si libra lucha por Atenea o Europa. Hubiese estado mejor que lo explicaran un poco más en el resumen porque me he perdido un poco, también hubiese estado genial que tomaran un capítulo donde Libra mostrara un poco más sus sentimientos, se me ha quedado corto.

 

En resumidas cuentas y para no darle más coba, Voto por el temperamental KILLCROM porque me ha parecido el mejor ejemplo de personaje bien desarrollado y me ha dado una idea muy buena de cómo es Nerites de Piscis, que es lo importante. ¡Enhorabuena ! =)

 

¡Saludos Libranos!


Editado por Talaris, 15 marzo 2016 - 10:56 .

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#19 Tetzauhteotl

Tetzauhteotl

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Publicado 17 marzo 2016 - 14:27

Ya repetí mi voto por culpa de este foro c*ca o por culpa de la maquina de escribir con tele y hamster que tengo que usar para este fin.

 

Andrés de viene cada mes

 

Fuma Camel, tiene un punto, si fumara Manigoldo’s 100, tendría tres. Mis personajes prenden cigarros con su cosmos :v

 Veamos, ¿cómo tiene fotos en un panel de investigación si para ello necesita fotos? Un detective recurre a archivos policiales y recortes de periódico, Andrés por fuerza debía sacarles fotos a todos a escondidas, con una camarita.

 

¿Ikki leyendo un libro?, ese resentido social lo habría quemado a la segunda página. Andrés elige mal a sus aliados.

 

“Enfadado,  Andriev se volteó brusco y le pegó un puñetazo con la mano congelada. Tal fue su fuerza que sacó a Ikki de la silla y lo lanzó un par de metros más atrás.” La mejor parte, un buen cierre pero se echó en falta que no hubiera más de eso en la historia.

 

Muestras a un taciturno observador que piensa antes de actuar (leo tu fic y al final no es así). De haber puesto el capítulo donde sale con Máximo o de haber postulado al buey, habrías ganado este concurso.

 

 

Nerdites

 

Este es un buen ejemplo de cuando un personaje obedece a un momento.

 

Una niña que no puede dormir en su templo baja a las doce casa porque…, porque…, porque sí. Un santo vigila la salida de su casa y no la entrada porque…, porque…, porque sí.  Nerdites habló con el patriarca a la media noche porque…, porque…, porque en 1400 eso era lo habitual.

 

“—Es muy tarde. ¿No dormís? El sueño es muy importante a vuestra edad.” Buena pregunta, ¿no duermen?

Este fue uno de los mejor capítulos del autor que he leído, sin embargo carece de lógica y motivo; Nerdites al final no es un personaje y sí es una fuerza motora, una situación para educar a Alisha (la Athena más encantadora que he leído), y no un ser vivo.

 

 

Saga de Gelipe

 

Haces trampa al exponer un personaje que ya estaba hecho, por eso no te leo (mentira, sí lo hago. No dejo review porque no tengo tiempo :v)

Tu relato es lo más mejor construido que he leído en este espacio espacial,  ¡c*rajo!, ¡ponte a hacer una historia origina! Es lo que todo fan con dos dedos de frente imagina que debió pasar en esos momentos, algo digno de una OVA que el viejo Kuru no se le ha ocurrido explotar. Eres bastante bueno, pero como toca evaluar personaje y no trama, no te puedo dar  mi votación. Participa en las cosas de mejor marina o mejor batalla sin participaciones, eres muy bueno y en otros puntos tienes mi voto seguro.

 

 

Eucalepsius

 

Su habilidad especial me gusta, al igual que su pasado.

 

“—Ahora ambos estamos sin armadura. Así que deja de quejarte, a partir de este momento el ganador del  duelo será quien eleve más su cosmos y te juro que no desperdiciare la oportunidad de ganar que me otorgaron mis camaradas.” Buen cierre. Como paquete Eucalepsius es bastante bueno, como guerrero no le faltan recursos y es bastante hábil en combate. Sin embargo no destaca en cuanto a carácter ni trasfondo, es un simplón que se lleva la vida sin preocupaciones ni complejos. Es el personaje más jovial y estable que he leído, como alguien afable al que no le preocupa lo que sucede, alguien viendo a los toros desde las barreras.

 

Eucalepsius es una amalgama bien construida de cualidades, pero fallas en expresar al personaje.

 

P.D. Evoluciona, estas a la mitad, como tu amigo, estoy seguro que pronto lograrás convertirte en un escritor completo.

Saga de Iván

 

 

Bella de Géminis

 

Bueno, se parece mucho al subterráneo de Barcelona, solo que sin los trenes…y…limpio.” XDDD, ojalá esa frase fuera de Saga.

El personaje más profundo que he leído en estos concursos. Saga es un padre comprensivo y sabio, bastante alejado del canon pero creíble. Salvo el hecho de que él era gay y Shaka su pareja, me creo que como padre Saga sería así. Por otro lado, Saga obedece a la trama y es solo un pretexto para la reivindicación de Bella. Estoy en duda.

 

 

Gayren de Libra

 

(Las palabras del juez resonaban por todo el coliseo. “Quedan tres minutos”) No j¨das, con tanto tiempo bien podrían dejarlo dormir hasta mañana.

 

“Ahora que recuerdo, ella me había dicho que vendría a esta zona para despejar su mente.” Vaya confianza garyitusada, muy oportuna.

 

Muchos participantes, poca participación del protagonista. Ares y Poseidón son los enemigos y Gayren el participante, en parte. Es peor que una batalla, una situación de riesgo no es espacio para exponer a un personaje. Me voy sabiendo que muchas cosas pasan en tu fic, sin saber que fic llevas.

 

 

Mi voto va para Fella de Géminis


Editado por Tetzauhteotl, 17 marzo 2016 - 14:32 .

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#20 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 17 marzo 2016 - 15:04

                                   

 

 

 

El ganador de esta dinámica es:  Killcrom   

 

 

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Editado por T-800, 29 diciembre 2018 - 11:53 .

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