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Némesis Divino I: El juicio de las Horas


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549 respuestas a este tema

#381 unikron

unikron

    el iluminado

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Publicado 14 diciembre 2015 - 12:57

buen capitulo



#382 Piscis no Afrodita

Piscis no Afrodita

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Publicado 14 diciembre 2015 - 21:46

Bueno compañero creo deberte unas raw de tu capítulos, aunque tampoco es que pierdes mucho XD

Oye me ha parecido interesante (hablando de manera general sobre los capítulos que no he leido) el cambio, lento pero seguro y agradable, de Alisha en cuanto a la situación. Ha de ser el unico que le gusto la accion tomada por la pequeña en contra de Baltasaros, a veces hay que aprender a callar, y el no hace eso

Luego tenemos la historia que cuenta el Leon, muy interesante, y bastante bonito sinigrado, quizas fuera nas bonito si supiera que es "lapinoseque" jeje. En cuanto a los hechos presentados, bastante intrigante, sabes como atrapar al lector dejando un toque de duda en cada capitulo, me gusta eso. Y que uses seres poco convencionales como esos hechiceros lo hace mas original, nada que reprochar, excepto que hallas creado un personaje tan basura como ese >…> como pudiste.

Esperando el próximo cao para ver como sigue Saludos!!!

#383 -Felipe-

-Felipe-

    Bang

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Publicado 15 diciembre 2015 - 14:25

Sí, enana, ya sabemos, ¡murallas de lapizlázuli! ¿Quejas? A llorar a Killcrom jaja

 

En serio, qué forma de romper una y otra vez la cuarta pared en el último trozo del capítulo, increíble jaja

 

 

 

El resto del capítulo empezó algo lento, te pegaste mucho en una par de descripciones, aunque las otras eran pertinentes, necesarias. Luego, desde que el Pez e Ivan Karamazov llegan con el viejo se hace mucho más entretenido.

 

Así que haces a un personaje, de vista, despreciable, y le agregas palabras despreciables para que lo despreciemos más. Después haces que diga que hizo cosas horribles a unas niñas para que lo despreciemos todavía más. Finalmente... lo haces todavía más despreciable, con lo del dedo, el soldado, el escupitajo... Y luego un poco más, por si acaso, para que no nos olvidemos que tenemos que odiarlo xD O sea que lo único que falta es que sea un cobarde, y tienes el pack completo, hiciste un personaje que, sencillamente, no puede tener salvación, no tiene nada positivo, ni una pizca de gris!

 

No lo tomes como queja, porque es lo contrario. Toda historia necesita un totem en que el canalizar nuestro asco cuando hay tantos personajes grises, del lado bueno pero políticamente incorrectos, o de moral ambigua. Un personaje en el que vomitar a veces para salvar la moral de otros, como en este caso, la chiquilla molesta que definitivamente ya no lo parece tanto, o Ístvan, que esta vez no hizo nada criticable, o Capricornio, quien luce hasta coherente en sus acciones como líder.

 

Tal vez pudiste quitarle algunas cosas a este soberano, como que te esforzaste "de más" en que lo odiáramos lo más posible, pero como te digo está bien, si bien no todo puede ser negro o blanco, esos extremos también tienen que existir, y sin pecar de racista, aquí aparece el más cercano al negro. Lo que me pregunto es quién será tu "blanco" en esta historia, a menos que ya haya salido y sea la gata xD

 

 

Una cosita: se te pasaron algunas correcciones. Y aquí Si no te ablan el pene, no me interesas no sé si es una palabra que no conozco o tu intención era otra y se me pasó.

 

 

Como sea, buen capítulo que va mejorando progresivamente desde algo lento, pasando por la muy buena (y "controversial") escena de anciano, hasta el genial final de Alisha y Baltarós.


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#384 Killcrom

Killcrom

    Paso a paso

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Publicado 15 diciembre 2015 - 16:59

buen capitulo

 

Gracias, gran Unikron. Felices fiestas y abrazos.

 

Bueno compañero creo deberte unas raw de tu capítulos, aunque tampoco es que pierdes mucho XD

Oye me ha parecido interesante (hablando de manera general sobre los capítulos que no he leido) el cambio, lento pero seguro y agradable, de Alisha en cuanto a la situación. Ha de ser el unico que le gusto la accion tomada por la pequeña en contra de Baltasaros, a veces hay que aprender a callar, y el no hace eso

Luego tenemos la historia que cuenta el Leon, muy interesante, y bastante bonito sinigrado, quizas fuera nas bonito si supiera que es "lapinoseque" jeje. En cuanto a los hechos presentados, bastante intrigante, sabes como atrapar al lector dejando un toque de duda en cada capitulo, me gusta eso. Y que uses seres poco convencionales como esos hechiceros lo hace mas original, nada que reprochar, excepto que hallas creado un personaje tan basura como ese >…> como pudiste.

Esperando el próximo cao para ver como sigue Saludos!!!

 

Buenas, Piscis. Para nada, si no me comentas, me lo pierdo todo. Tu opinión me ayuda. :)

 

Sobre Ali-chan, creo que lo que hizo es un poco exagerado, pero también creo que el león se pasó de listo y se lo merecía. Justicia divina, karma instantáneo. Lo que quieras.  :lol:

 

Lapislázuli es una piedra semipreciosa de tonos azules. Llaman a Sinigrado "la ciudad azul", así que quise darle significado con ese pequeño detalle. Algunos piensan que es absurdo, a otros les gusta. No se puede agradar a todo el mundo, ¿no?

Este telquín también me resultó extraño. Al principio iba a ser un ángel caído, pero porque se adaptaba mejor a lo que está por suceder, terminé por elegir al hechicero mitológico. A ver qué te parece su participación. Hablando de participación, ¡ya mismo hará algo el pescado de oro!

Por personaje basura... nah, el señor H. es entrañable.  :smile5:

 

Gracias por tu apoyo y felices fiestas. 

 

Como sea, buen capítulo que va mejorando progresivamente desde algo lento, pasando por la muy buena (y "controversial") escena de anciano, hasta el genial final de Alisha y Baltarós.

 

Maldita Alisha, siempre quejándose, siempre interrumpiéndome. A veces me dan ganas de tirarla por un barranco y decir que "Atenea no tiene cuerpo para encarnar en esta era". Sería una buena troleada. 

 

Sobre la lentitud del capítulo... sí. Mis demonios me superan. No puedo, de verdad. Intenté que esta saga durase solo tres capítulos y he fracasado miserablemente. Me da la paranoia, porque no puede llamarse de otra forma, de que si no explico todo, lo estoy haciendo mal. Me siento mal con lo que escribo.

 

Para que te hagas a la idea, una buena parte del capítulo 18 me ha dejado muy insatisfecho porque me olvido de varios personajes por unos párrafos. Me da por pensar: "¿Qué podría decir el lector al haber dejado olvidado a tal personaje y que luego salga después, sin sorprenderse/enfadarse/alegrarse por lo sucedido? No puedo dejar esto así...". Es una pesadilla, de verdad. No puedo escapar. 

 

Me alegro de que al menos la segunda parte haya sido algo mejor. Intentaré -no prometo nada. Amaestrarse uno mismo es difícil- seguir ese camino en la segunda temporada, como dije. 

 

Sobre el personaje Hrafnkell, lo siento. Es MUY evidente que quiero que se le odie. Al principio cuando escribí la escena, el Señor Sacerdote era un personaje distraído (de ahí el comentario de Cisne en el 16), pero al releer me pareció un pasaje muy aburrido y me dije: "No, esto no puede quedar así de plano". Di rienda suelta a mi imaginación y ahí va. Seguirá teniendo el mismo papel, pero con una personalidad repudiable. Aún queda por ver más de este tipo. No adelantaré si es el tipo de "negro cobarde" como dices o no. Pero piensa que, para tratar así a santos (se supone que tienen poder), ha de haber algún secreto que esconda. O quizá simplemente está loco y no es consciente de que en cualquier momento pueden reventarle el cráneo.  ^_^

 

Entre nosotros, es otro experimento. Gracias por permitirme que Némesis Divino sea campo de experimentación para mí. 

 

"Ístvan no hizo nada criticable" --> B*tch, please. Oh, ¿eso es un spoiler? No, para nada. 

 

¿La pregunta de quién será el "blanco" en esta historia se refiere solo al arco argumental? Yo te arrojo otra pregunta: ¿por qué debe haber alguien blanco? Bueno, serás tú el que juzgue cuando llegue el momento. Por cierto, la gata Beatrice es un macho. ¡No lo olvides! ¡Recuerda que se lamió los huevos delante de Astrea!  :lol:

 

Si fueras tan amable de mandarme las correcciones (si no es mucho trabajo) aunque sea por privado, te lo agradeceré. Si no puedes tranquilo. Para la publicación de la temporada completa en un único archivo revisaré cosas que ya tengo anotadas.

 

El tema de "que te ablen el pene" es extraño. Sabes que hay sitios en el mundo en que (lamentablemente) se practica la ablación genital de las mujeres. El viejo se refiere a eso. Pero lo curioso es que se supone que de "ablación" tiene que existir el verbo "ablar", que no aparece en la RAE. Pregunté, pero no he recibido respuesta. Casi mejor: un verbo así no debería ni existir. 

 

Creo que la parte buena es la que toca para nochebuena (jo, qué chiste más tonto me ha salido). Y el 18 pretendo que sea... impactante. Eso sí, si logro quedar conforme con él. Si no, pasará sin pena ni gloria. 

 

Un abrazo. Muchas gracias y felices fiestas. 

 

PD: ¿por qué no usaste a Mila en tu fic en vez de a Milo? Sí, un pajarito me ha contado que usas al Milo canónico. No hace falta que respondas, tranquilo.  :lol:


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(Parte 3 de 3)

Publicado: ?? de ? de 2018


#385 Patriarca 8

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Publicado 16 diciembre 2015 - 10:29

LO BUENO:

 

-la aparición de una criatura poderosa y su alianza con un misterioso personaje

 

-la existencia de un villano absolutamente desagradable,el que un héroe o una persona normal

tenga conductas bastantes inadecuadas es algo  molesto pero en el caso de los villanos

sirve para darle mayor realce al sujeto que logre derrotarlo ,

 

 

 

LO NO TAN BUENO:

 

-algunas escenas parecen ser solo de relleno

-algunas palabras son dificiles de comprender y dificultan la lectura

-los caballeros de bronce son mas serviles que zeros de rana XD y mas inútiles que los

caballeros de acero de omega

 

PD: Que pases una Feliz Navidad


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#386 Killcrom

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Publicado 16 diciembre 2015 - 19:24

LO BUENO:

 

-la aparición de una criatura poderosa y su alianza con un misterioso personaje

 

-la existencia de un villano absolutamente desagradable,el que un héroe o una persona normal

tenga conductas bastantes inadecuadas es algo  molesto pero en el caso de los villanos

sirve para darle mayor realce al sujeto que logre derrotarlo ,

 

 

 

LO NO TAN BUENO:

 

-algunas escenas parecen ser solo de relleno

-algunas palabras son dificiles de comprender y dificultan la lectura

-los caballeros de bronce son mas serviles que zeros de rana XD y mas inútiles que los

caballeros de acero de omega

 

PD: Que pases una Feliz Navidad

 

Amigo, T, muchas gracias por tu comentario. El personaje asqueroso fue una casualidad (aunque tiene su papel). Espero que os guste cómo se desarrolla. 

 

Sobre lo malo, LO SIENTO. No puedo remediarlo. Palabra de honor de que lo intento, pero no me sale (todavía). Debo seguir aprendiendo para narrar menos cosas innecesarias. El problema es que no me siento del todo bien cuando lo hago. 

 

Estos caballeros de bronce están aterrados por un motivo. ¡Ya lo leerás (espero)!

 

Por cierto, respondo tu privado tan pronto como lo revise. Antes de la respuesta te doy las gracias por tomarte el tiempo, amigo. 

 

Un abrazo y felices fiestas también a ti. 


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#387 Tetzauhteotl

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Publicado 22 diciembre 2015 - 19:13

El abuelo Iona tiene su corazoncito XD, la verdad es que Ali se merece unas n*lgadas (quien sera el idiota que considera "n*lgadas" como algo ofensivo y censurable? Seguro Marcus lo sabe).

 

Balto me leyó la mente, mucha pompa y protocolo para ser un trío de santos heridos; y las confiancitas que se toma con el vetusto. Algo le ha de saber, seguro :v

 

Para colmo, la sola presencia de Alisha le hacía hervir la sangre. ¿Pero ella que hizo?, si solo estaba allí paradita como la diosa adorno que ha sido siempre… en todas las eras.

 

Hasta aquí llego con la pregunta: ¿Por qué rayos no tuvieron la sensibilidad de disculpar a Astrea con el Patriarca?, la niña no tenía la fortaleza física ni mental para soportar la audiencia. Fue mucho espacio el que le diste para una confrontación que jamás llegó.

 

—Fue un accidente, Alisha. Creí que la llamaría “Señorita Athena”, ya sabes, porque es su guardiana y eso.

No tengo idea de que tenga esa cría (Ali), pero cuando interactúa con otro personaje, Alisha hace que brille.

 

Una chica con el deseo de llevar el pelo corto… en el siglo XV…, y aconsejándole un corte al ras, ¡que rápido se olvidó la virgen de guardar compostura con su diosa! XD

 

Bro, Balto es un quejica. No sé para qué hace berrinche de que le llamen desertor si se supone que poco le importa lo que opinen los demás; o al menos eso me dio a entender cuando se robó el l-icor. Al menos debió soltar la rima en voz alta para después disculparse con descaro.

 

Viejo, otra vez y te lo dije, estas contando otra vez el mismo capítulo largo. Si no quieres dar lastima hazlo bien. Sí, me estoy pasando en este review, pero si te esmeraste en el encuentro de las horas con el trio miseria, ¿para que lo repites de nuevo con detalle? Haces que en la mente el lector (no el que te aplaude porque si, el lector que en verdad te lee), termine relacionando las partes de cierto personaje con algo aletargante. No había necesidad de enfatizar el segundo reporte.

 

—¿Discípulos? ¿A tu edad? ¡Eso es digno de ver! ¿A qué les enseñas? ¿A beber vino y gruñir?

 

—Se supone que tengo que convertir a la señorita Atenea en alguien digno de su alcurnia. Pero es difícil. Sus compañeros son mucho más aptos que ella. Coge al azar a cualquier campesina de Rodorio y tendrá más de diosa que nuestra diosa —suspiró—. Pero es mi obligación… Gracioso, sin duda. De hecho, el tramo final lo fue. Es como el episodio 1 de star wars, las escenas narcóticas del senado combinadas con las batallas de sables laser. Balto tiene potencial, no lo conviertas en Jar Jar.

 

“Si la señorita supiera que la he comparado con Baltsarós, pondría el grito en el cielo”. No solo ella, Balto también se molestaría. No puedo imaginarme que rayos estabas haciendo cuando se te ocurrió esta línea.

 

Estaba contento leyendo cuando un detalle salvaje apareció, tienes razón en que la torre tiene los signos invertidos, prueba irrefutable de que Kuru sabía que los antiguos griegos leían de derecha a izquierda o de que no sabe ni como son los relojes el borracho, pero en ese caso las flamas deberían correr en la misma dirección. Solo digo :P

 

De facto y de manera elegante presentaste a tres personajes más, al rato me aprenderé sus nombres. “Noche de las Calamidades” suena gay, como “Noche de las narices frías”, a menos que en serio pienses hacer todo el siguiente arco en el transcurso de una sola noche.

 

—¿No es evidente? —La respuesta de Baltsarós fue acompañada por un par de golpes sobre el pecho—. ¡Yo tengo más que tú, mocosa! ¡Y ahora, atiende! ¿Balto tiene pechos?, seguro por eso Boa-triz lo dejó ._.

 

—¡Le va a aplastar los leones! —se mofaba Teris una y otra vez. Buen cambio.

 

Al ver que se preparaba para hacerlo de nuevo, Elvashak se levantó de la mesa y, fugaz, agarró a la muchacha por la cintura. La culminación de una escena hilarante. Bien hecho.

 

El Sumo Sacerdote se tomó unos segundos para dar intriga y, de paso, respirar. Suspenso. La última parte del 15 es en verdad entretenida.

 

Kishut de Capricornio y Baltsarós de Leo, la Princesa, conocido como el Príncipe antes de que la señorita Atenea le pisoteara su hombría. Jar Jar no. —Y se habló mal del buen Leo y bien del mal Escorpio —reprochó el hombre de coleta negra. Esto es de lo que hablo, ingenioso y caustico.

 

Que hubiese una revuelta de santos allí podía comprometer la seguridad del mundo entero. Ya lo habías mencionado. Esta parte habría quedado mejor como un capítulo aparte. Das un adelanto que repites en seguida en el 16.

 

Como sea. Si no te escribo más es porque ya sabes que lo que omito comentar es lo que te queda perfecto. Saludos.


Editado por Tetzauhteotl, 22 diciembre 2015 - 19:15 .

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#388 Killcrom

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Publicado 27 diciembre 2015 - 01:49

No quería hacer repost, por lo que he aguantado sin responderte hasta hoy, que publico de nuevo. Muchas gracias por el comentario, Tetza. Voy a responderte como siempre, pero lo pongo en spoiler para que no quede demasiado largo el tema. 

 

Spoiler

 

Ahora toca publicar la segunda parte del capítulo 17, menos obscena y más cargada de acción. Ya no habrá descanso. ¡El nudo de la historia de los Cuatro Grandes llega cargado de bofetadas para todos!

 

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RESUMEN DEL CAPÍTULO 17, PARTE 1

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.

Nerites: santo dorado de Piscis. Uno de los llamados "Cuatro Grandes".

Baltsarós: santo dorado de Leo. Impertinente, irritante, pero muy poderoso. Conocido como el Príncipe Desertor.

Ístvan: antiguo santo dorado de Escorpio y hermano del actual, Iskandar. 

Ivánovich: santo de bronce de Cisne y encargado de avisar al Santuario de la posible rebelión en Sinigrado.

Fionn: santo de plata de Ballena y presunto rebelde. 

Laura: santa de bronce de Delfín. Es feucha, pero tiene ojos bonitos. Es llamada Raulita por el Señor Sacerdote.

Nésti: bebida santo de bronce de Osa Mayor y hermano de Medveditsa. 

Medvedista: santo de bronce de Osa Menor y hermano de Nésti.

Hrafnkell: Señor Sacerdote de Sinigrado. Un viejo demente y enfermo a cargo de la ciudad azul.

El soldado sin nombre: soldado al servicio de Hrafnkell que perdió los dedos tras intentar robar lascas de lapislázuli.

 

Cap_tulo_17.jpg

 

Dedico este capítulo a la
memoria de M.R.L. Un padre para mí
 
(Capítulo 17: parte 2 de 2)

 

*  *  *

 

En enorme telquín negro extendió las alas y alzó el vuelo. Observaba con los brazos cruzados e indiferencia a Ístvan de Escorpio. Abrió el hocico para hablar, mostrando sus colmillos afilados y amarillentos.

 

—Sin duda eres fuerte, humano. ¿Cuándo nacieron semejantes criaturas? Milenios ha, no existían más que hombres comunes, con un cosmos muy inferior al tuyo. —El hechicero tenía voz gutural, casi estridente.

 

Ístvan se alzó de entre los escombros del altillo de una casa. El golpe que recibió había sido duro. Sin duda, aquella criatura mitológica tenía un poder considerable además de la velocidad endiablada con que le sorprendía una y otra vez. El santo de Escorpio se secó con el anverso de la mano la sangre del labio.

 

—Debes haber estado ahí durmiendo mucho tiempo para no haber escuchado sobre los santos de Atenea —respondió con desdén.

 

—¿Santos de Atenea? —Anteo intentó recordar, pero no halló recuerdo en su todavía dormida mente que le respondiese las dudas—. ¿Qué sois?

 

—¿Qué eres tú, maldito?

 

—Ya te lo he dicho. Soy un telquín, un hijo de dioses, un gran hechicero. Soy el maestro de la dualidad; de la presencia y la ausencia. —Se detuvo un instante—. ¿No me respondes? Entonces, desaparece —declaró con desgana.

 

Desde las alturas, Anteo arqueó sus alas negras, proyectando una ráfaga de energía negra y velocísima. Los haces de viento golpearon el edificio en ruinas, destrozándolo y haciéndolo caer convertido en bloques de piedra y pizarra sobre la nieve.

 

—¡Spira Mirabilis! —El estruendo aumentó cuando Ístvan, después de saltar hacia arriba, arqueó el brazo y proyectó una masa de luz curva.

 

Las ráfagas de viento del telquín, que seguían azotando, colisionaron contra la danza espiral de cosmos de Escorpio y estallaron en una esfera de energía. La explosión se llevó consigo parte de la zona residencial en que estaban luchando, ahogándola en una colosal pila de polvo que se expandía como una flor abriéndose.

 

Todo en derredor fue devorado por los escombros. La polvareda avanzó entre las estrechas calles ruinosas, tragándose a los pocos ciudadanos que aún no habían huido. Cuando la calma regresó y la cortina de ruinas se asentó en el suelo, decenas de cadáveres enterrados entre piedra, nieve y madera se hicieron presentes. El desolador paisaje no pareció turbar al guerrero de Atenea.

 

«¡Su cosmos es prácticamente como el mío! —se quejó el santo dorado, cuya respiración se sucedía entrecortada—. Esto será un combate de mil días. ¡No puedo, no tengo tiempo para esto! —Ístvan, agotado, se apoyo con la rodilla en el suelo, arqueando el cuerpo—. No, no será un combate largo. Me estoy cansando. ¡Mi*rda!»

 

Anteo descendió para posarse a metros de su contendiente. Sus ojos rojos seguían cargados de indiferencia. Caminó entre el campo de muerte pisoteando los mismos adoquines bajo los que agonizaba un hombre, que rogaba auxilio.

 

El telquín olisqueó con su hocico en derredor y miró hacia abajo para toparse con una mano que se filtraba por entre los escombros. Debía pertenecer a aquel humano que rogaba a punto de morir.

 

—La muerte llegará pronto, humano —musitó al hombre que había bajo las ruinas—. Solo espérala; duerme.

 

»La compasión es uno de los dones que tenían los hijos de los mortales. ¿Dónde queda la tuya? —aludió ahora a Ístvan— ¿Acaso no te importa luchar en este lugar, plagado de vidas? —Hizo el comentario por la parte de la ciudad que aún no había sufrido la violencia de la batalla.

 

—¿Compasión?

 

—Luchas como si no te importase nada —afirmó—. Estás vacío; yermo. Te tienes asco y te dejas golpear. Pero te niegas a morir y peleas usando el cosmos sin control. No te comprendo, hombre de Atenea. Si tanto te odias, ¿no sería mejor morir? ¿No sería mejor dar tu vida a este mortal que agoniza bajo mis pies? Yo puedo hacerlo…

 

—¿Dar mi vida? No —declaró, tajante—. No hay nada que debas comprender —dijo Ístvan, levantándose. Profirió una sonrisa amarga y un suspiro—. Es muy sencillo, me importa poco o nada lo que pueda ocurrir a estos norteños.

 

—Comprendo. Pensé que luchabas para detenerme y salvarles. Pero si es como dices, este combate no tiene sentido alguno. Márchate y vivirás. Quédate y morirás. Ya he descubierto tu debilidad —declaró el gigante hechicero.

 

—¿Mi debilidad, dices? —Escorpio rio con asco—. Todos sois tan inteligentes… Primero ese imbécil de Nerites y ahora tú. Sabéis qué me pasa, cómo me siento… pero no. ¡No tenéis ni idea de lo que hay en mi cabeza!

 

La furia del santo de Atenea se manifestó como una llama enorme y dorada alrededor de su cuerpo. Sabiéndolo, comenzó a aglomerar la energía en su brazo derecho.

 

«Pez, ¿dónde estás cuando haces falta? ¿No te importa que vaya a reventar media ciudad con esto? ¡Me importáis una mi*rda todos! ¡Morid conmigo!»

 

—¡Morid! —Ístvan gritó con todas sus fuerzas—. ¡Estocada de Ébano!

 

Con un salto vertical y raudo, Escorpio clavó el brazo en tierra delante del telquín, proyectando una enorme masa de energía bajo los cimientos de Sinigrado. Conforme creció y los destellos se filtraron entre los escombros, el suelo comenzó a resquebrajarse y colapsar; la nieve empezó a derretirse. Una explosión subterránea hizo temblar la ciudad entera entre sacudidas del suelo y edificios colapsando. Bramidos de piedra cayendo, alaridos de inocentes; polvo, tierra, muerte y rayos de cosmos negro ascendiendo hasta los cielos, profanando la aurora que había sobre las nubes. Un fuego intenso se propagó por la superficie del enorme y profundo cráter fruto de la técnica de Escorpio.

 

El frenético santo sintió cómo se ahogaba poco a poco en la destrucción que había causado. Por las paredes del agujero rodaban infinitos cascotes de piedra. Al menos una cuarta parte de Sinigrado, con una de las murallas, se hundía.

 

«¿Qué he hecho? Soy un animal… Eso es. Merezco morir tal y como querías, Escorpio… ¡Maldita seas! No sabes cómo te odio… —El guerrero vio pasar ante sus ojos la vida que había llevado hasta entonces.»

 

Iskandar siempre estuvo fascinado por el poder de su hermano. Aquella armadura de oro que llevaba con solemnidad; la dignidad con que le veía caminar por las doce casas… ¡Ojalá pudiera hacerle sombra algún día!

 

Anhelando la armadura que nunca sería suya, ya de niño le preguntaba por qué los entrenamientos. Él no valía para luchar… ¿entonces?

 

—Si nunca voy a ser Escorpio, ¿para qué necesito saber del cosmos?

 

—Porque un día serás un gran caballero, como yo. Pero vestirás otra armadura. Te ganarás el derecho a vestir una prenda de bronce o plata con facilidad —le solía decir Ístvan, contento, pero a la vez ebrio del orgullo de ser santo dorado.

 

Hasta ese día.

 

¿Cuándo fue? Quizá en verano de aquel mismo año, una noche vio desde la aldea Rodorio un resplandor de luz propulsado al cielo. Era algo parecido a un pilar de oro que se proyectaba hacia el infinito de las estrellas… ¡y había salido de su templo, la octava casa! ¡La de Escorpio!

 

Cuando llegó al lugar, exhausto por la carrera, Ístvan se encontró a su hermano pequeño, Iskandar, al lado de la armadura del escorpión celeste, que brillaba con vida propia, latiendo. ¿Qué significaba aquello? ¿Acaso había reconocido a Iskandar como su portador? Pero entonces… ¿qué sería de él?

 

«Tú solo eres un reemplazo. Tu papel es instruir a mi futuro dueño. Hasta entonces tendrás mi poder —escuchó en su mente. Era como una melodía resonante hablándole directamente al alma. Era Escorpio.»

 

—Los reemplazos somos… prescindibles, ¿no es así? —Pero no volvió a recibir respuesta, ni a sentir el mismo calor cuando llevaba la armadura encima. Se acababa su tiempo como santo. Probablemente esta sería su última misión…

 

«No. No voy a quitarme la vida —rectificó—. Por Iskandar… ¿Acaso te odio también, hermano? Da igual, eres mi hermano… sangre de mi sangre.

 

»No me dejaré morir. ¡No moriré aún! ¡No hasta que te vea como dueño de esta maldita armadura!»

 

Ístvan de Escorpio salió proyectado hacia el cielo como una estrella fugaz de oro puro. Cayó sobre la cumbrera de uno de los tejados de pizarra al otro extremo de la ciudad y contempló en silencio el daño que había causado su técnica. Desde tan lejos, solo veía humo ascender, pero gran parte de la zona residencial de Sinigrado se había desplomado sobre el enorme cráter que provocó.

 

«¡Qué irónico! Destruí la puerta, pero ahora he abierto una salida reventando la muralla —pensó, riendo—. Al fin y al cabo esto es lo único que me queda. Los estertores del escorpión. ¿Seguirá vivo el mago ese aún?»

 

Su respuesta llegó en apenas segundos, cuando le dio por alzar la cabeza, melena rubia al viento. Volando sobre la ciudad, el telquín hacía igual que él: contemplaba el dantesco espectáculo de la destrucción con indiferencia. El ente alado desvió la mirada, impávida, hacia Escorpio.

 

—¿Pretendías matarme con eso, o te estás engañando? —preguntó Anteo con voz seca—. Eres simple. Como los escorpiones cuando se sienten amenazados, has intentado suicidarte. Un acto… casi tan aberrante como el mal que has causado. Pero no seré yo quien te juzgue, hombre de Atenea. Que sean tus dioses los que te condenen. Por lo que a mí respecta, me lo pones más fácil —añadió.

 

»Es hora de cumplir las promesas debidas —murmuró el telquín negro antes de pronunciar una palabra inaudible—. ¡βλαστάρι[1]!

 

La palma de la mano del telquín apuntó al cielo, y de ella surgió un hilo que se perdió en la oscuridad de la noche. Fue magia pura: una representación de los planetas alrededor del sol apareció en las alturas como una esfera expandiéndose sobre la nada. Los símbolos que hacían de planetas orbitaban en torno a la estrella central y rotaban sobre ellos mismos. Se iluminaron convirtiéndose en luceros intensos.

 

Cayó un relámpago sobre la ciudad helada. El emblema de Mercurio se apagó a la vez que retumbaron los cielos con un rugido áspero, un estrépito ensordecedor.

 

—El primero. El mensaje de los dioses —espetó Anteo, que contemplaba desde las alturas cómo una polvareda ascendía desde el centro de la urbe. Después del trueno, se escuchaban los ecos de la destrucción que había causado.

 

Un segundo rayo salió disparado del emblema para clavarse en el mismo edificio en que Ístvan estaba. El santo salió despedido, sin poder reaccionar, perdiéndose entre el polvo y el bramido de la piedra colapsando.

 

«¡Jo*er! —se dijo—. ¡Ha estado cerca! ¿Qué demonios está haciendo? ¿Por qué no ha lanzado el primer rayo hacia mí?»

 

El santo de Escorpio recobró el equilibrio y cayó sobre las ruinas cercanas al impacto. Quedó helado al ver que en el lugar donde había golpeado el rayo palpitaba ahora una luz verdosa que se había fundido con los restos del suelo, pareciendo agua contaminada por gotas de tinte. De la contaminación verdosa manaba un torrente de cosmos intenso.

 

«Esto no me gusta nada. Está tratando de invocar algo… ¡Estoy seguro!»

 

—La belleza encarnada —murmuró el telquín desde su posición ventajosa—. ¿Qué ocurre, suicida? ¿Tienes miedo de un simple hechicero?

 

—¿Un simple hechicero? Al principio pensé que tu poder sería similar al mío, y no estoy equivocado, pero… —Ístvan se sentía inquieto; no sabía bien si era miedo lo que le envolvía o si tan solo no alcanzaba a comprender qué estaba haciendo el telquín.

 

—¿…Pero? —El mago, que quería escuchar el resto de la frase, movió el rostro canino en dirección al santo. 

 

—El poder que estás utilizando va mucho más allá del cosmos de un santo dorado —declaró Escorpio en voz alta, como retándole a negarlo—. ¿Qué eres? Con ese poder podrías haberme destrozado desde el principio.

 

—Para matarte ya estás tú solo. Antes lo intentaste. —Las palabras de Anteo no sonaron como burla; de hecho estaban cargadas de apatía—. No es mi misión quitarte la vida.

 

—No has respondido a mi pregunta —señaló Ístvan con el ceño fruncido. Fuese el enemigo más poderoso que él o no, no le quedaba más remedio que luchar. ¿Pero por qué tardaba tanto el pez? Con su moralina asquerosa de salvar inocentes, debería estar muy enfurecido… «Siempre fuiste un cobarde, Nerites. Hoy no es la excepción.»

 

—¿No te vale lo que estoy haciendo en esta ciudad? ¿No deberías luchar en vez de hablar? ¿No prefieres saber por qué ya no hay gritos? —La faz bestial del telquín se mostró tan inexpresiva como siempre.

 

Un tercer relámpago cayó a un centenar de metros por detrás del santo de oro, alumbrando Sinigrado como si de repente hubiera amanecido. La noche regresó junto con el restallido del trueno y una lluvia de escombros. La onda expansiva movió a Ístvan un par de pasos hacia delante.

 

—Quiero saberlo a pesar de todo. Me importan poco los inocentes. Si acaso, me gustaría hacer una última cosa en este mundo, pero si muero hoy, aquí, tampoco perderé demasiado. Al fin y al cabo…

 

—Al fin y al cabo eres una marioneta —sentenció Anteo—. Como ya te he dicho, soy un telquín. Un hechicero. Algunos nos llaman demonios, si lo prefieres. Dominamos el clima, somos capaces de adoptar el aspecto que queramos y también somos marionetas.

 

»Fuimos sellados por el dios Zeus, que despreciaba nuestros poderes. Se dio el don a uno de los Astra Planeta, que es quien me ha liberado de ese sello. Pero ese es otro tema; esta no es más que una libertad falsa. Aunque nos libere, seremos sus esclavos.

 

»Bueno —se corrigió—, ser o no esclavos no es decisión mía, sino de mi gente. Mi papel es ganar su libertad. Ni más ni menos. ¿Cuál es tu papel?

 

—Supongo que impedirlo —sonrió Ístvan, cerrando el puño sobre el pecho—. Acabas de resolver mis dudas. El poder que estás usando no es tuyo, por lo que no eres más fuerte que un santo de oro. Siendo así…

 

La energía se arremolinó en torno al caballero, cuya melena se agitaba con violencia y arrebato. El resplandor dorado de su figura se intensificó, aglomerándose en la mano que había cerrado. Con el ceño fruncido y los dientes apretados, alzó el brazo, liberando todo el cosmos que había acumulado.

 

—¡Oh! ¿Me atacas? —murmuró el hechicero, nada intimidado por las ráfagas de energía pura que empezaba a sentir cerca del cuerpo de su enemigo.

 

—Incluso las marionetas como yo podemos sorprender. ¡Conoce la Spira Dei[2]!

 

Como si fuera un río desbordado, el cosmos de Ístvan de Escorpio ascendió al cielo y explotó con ira, dibujando arcos en todas direcciones. La luminaria intentó arrasar con los cercos verdosos de los que manaba aquel extraño poder. Los infinitos dedos de poder golpearon también tierra y edificios, y algunos se perdieron en el horizonte sin impactar contra nada.

 

Cuando la destrucción de Sinigrado era ya irreversible, la energía dispersada de la Spira Dei se aunó en un único punto y avanzó rapidísima hacia Anteo. El telquín, sorprendido por la velocidad de aquella luz hostil, se vio atravesado por un cañonazo de cosmos brutal. A media altura, bajo el emblema de los planetas, un estallido devoró el vacío, extendiendo sus fauces en todas direcciones y tragándose la noche. La luz fue tan intensa que el blanco más puro brilló, entre temblores, ocultando el velo de muerte que trajo consigo.

 

«Memento mori[3] —se dijo Ístvan, extenuado por el esfuerzo.»

 

Proyectado hacia los confines de la muralla de Sinigrado que fue derrumbada, Anteo caía con un agujero enorme en el torso. Estaba cubierto de fuego. Sus alas se habían vaporizado, la armadura herrumbrosa que le cubría se fundió quemándole el cuerpo; la crin plateada en su cabeza de lobo, abrasada. Tampoco quedaban ya escamas en su cuerpo. El orgulloso telquín, ahora una masa de carne sanguinolenta, chocó y rebotó contra el suelo nevado de más allá de la ciudad.

 

«Fabuloso, pero… —pensó el hechicero antes de apagarse—, yo ya he cumplido mi parte del pacto, hombre de Atenea. Y tú… tú enfrentarás a tu propia sangre con armas de odio.»

 

Tras el débil murmullo que salió de su deformado hocico, murió liberando un sinfín de esferas de cosmos, que se alzaron y fueron arrastradas por una oportuna ráfaga de viento hacia Sinigrado. 

 

*  *  *

 

La tensión se mascaba en la sala del trono del palacio. No era así para Hrafnkell, que lo miraba todo, divertido: un santo de oro y cuatro de los guerreros azules acusando a Fionn de Ballena de traición. ¡De eso solo podría salir algo exquisito! ¡Con suerte, se zafaría de todos ellos por fin!

 

—No sé de qué hablas, Ivánovich —respondió Ballena, que ladeó la cabeza.

 

—¿Le suena haber hablado con alguien en sus aposentos?

 

—¿Hablar con alguien? Yo siempre he estado solo.

 

—Es cierto. Era como si hablase solo, señor Fionn. ¡Solo y con una voz que no era la suya! —acusó por fin el santo de Cisne, que pareció ganar valor al estar respaldado por sus compañeros.

 

—¿Y qué si así fuera? —el caballero de plata se mofó de la suspicacia de Ivánovich—. Tengo alma de escritor. A veces imagino escenas y… ¡las interpreto! —rio. Parecía como si aquel hombre no se estuviese tomando en serio la inculpación.

 

—¿Cómo? Le vi a través del espejo… ¡Usted no era usted! Dijo cosas terribles…

 

—¿No te han dicho que espiar a alguien es de mala educación? —regañó Fionn sin perder la sonrisa—. Eres tonto, Cisne. Piensas que soy un traidor y lo único que tienes para respaldarlo es que hablo solo en mis aposentos. —El hombre de cabello cano se encogió de hombros, distraído—. Además, ¿quién no habla solo a veces?

 

—¿Y qué hay de su cambio de actitud? —preguntó uno de los santos que acababan de llegar: el de piel tostada y ojos verdosos.

 

—Kisrak de Caballo Menor, ¿vas a dejarte llevar por la tontería que ha inventado Cisne? —respondió el de plata—. ¿Qué es exactamente un cambio de actitud? ¿Acaso  que no he estado haciendo bromas estos días? ¿O te refieres a que he decidido pasar más tiempo a solas? No sé… ¿qué hay de malo en ello?

 

Desmontado. Todo desmontado. Nerites negó con la cabeza un par de veces. Sentía vergüenza ajena. Era cierto: ¿hasta qué punto aquel hombre podría ser un rebelde? Aunque había algo que seguía sin encajarle, los argumentos de los Caballeros Azules eran tan débiles que se desmoronaban solos. De alguna forma, tenía que llegar a lo más hondo del asunto, pero ¿cómo?

 

«No quisiera tener que dar la razón a Ístvan… —pensó el dorado mientras contemplaba la sonrisa bobalicona del Señor Sacerdote.»

 

Monile de Corona Boreal y Biǎo Zi de Zorra dieron sendos pasos al frente para colocarse ante su camarada de Cisne.

 

—No. ¡Usted no es el santo de Ballena que conocemos! —El primero, pálido y con barba desaliñada, acusó señalando con el índice.

 

Maetlo Fionn, puede engañal a demás, pelo no a mí[4] —dijo el oriental. Ni Laura de Delfín ni los hermanos Osa Mayor y Menor terminaban de comprender qué estaba ocurriendo.

 

—¡Habló la zorra! —se empezó a desternillar Hrafnkell. Como de costumbre, su risotada acabó en tos—. ¡Esto es maravilloso! ¡Ma-ra-vi-llo-so!

 

—Bueno, ya que veo que todo va perfecto en la ciudad. Os lo pondré fácil para perder menos tiempo —declaró el santo de plata—. Es cierto. Soy un traidor. Y vosotros imbéciles por no haberos dado cuenta hasta que os he dejado evidencia ante vuestros mismísimos ojos.

 

»¿La puerta abierta y el espejo señalándome justo a mí? Sí, Ivánovich. Eso fue para ti. Sabía que me espiarías. Siempre estás metiéndote donde no te llaman. Te elegí como mi chivato. ¡Los camaradas bolcheviques siempre fueron de lengua suelta! Ah, que no hay bolcheviques aún… ¡Perdón! —divagó.

 

»¿Dejar la patrulla con los soldados? Ese era nuestro rato de conversación, Biǎo Zi. Algo que sabes que me encanta… Tanto patrullar como hablar contigo. ¡Eres muy divertido! Y sin duda mi favorito. Sabía que eso haría saltar las sospechas… ¡El amable Fionn ha dejado de ser amable! ¡Ja!

 

»¡Soy culpable de rebelión! ¡Sí! ¡Soy culpable! ¿Y ahora qué? ¿De qué se me acusa? Es decir… ¿qué tipo de rebelde soy según vosotros? Veamos si acertáis… ¡Pero daos prisa, que tengo otros asuntos que atender afuera!

 

Fionn seguía con cara de chiste. No temblaban ni él ni su voz. Con los brazos extendidos, parecía estar retando a los santos de bronce que tenía delante. A Nerites no le gustó nada aquello: ¿cómo podía un santo de plata declararse traidor delante de uno de oro?

 

—Os lo diré yo —declaró Ballena, quien comenzó a dar vueltas sobre sí mismo, fingiendo estar loco—. ¡Se trata de Poseidón! ¡Él es mejor señor que Atenea! ¡He decidido cambiarme de bando! ¡¿Qué os parece?! —La carcajada del final coronó su teatrillo.

 

El maetlo se está liendo de nosotlo. Tened cuidado, ¡él no Fionn!

 

—Bien, ya es suficiente —dijo Nerites, con calma—. Esto se acaba aquí. No sé qué ocurre, no sé a qué juegas, Fionn de Ballena, pero ya está bien. Se te acusa de intento de traición. De hecho, la sola voluntad de traicionar a Atenea ya es traición. Vendrás al Santuario y serás juzgado. No… serás juzgado aquí mismo, pues el Sumo Sacerdote viene de camino —se corrigió.

 

—¿El Patriarca? —se alegró el santo de plata, que recuperó la posición firme. Se escuchaba a Hrafnkell murmurar algo a espaldas de todos.

 

—Sí, eso es… —empezó a chillar— ¡Mataos entre vosotros! —ordenó el Señor Sacerdote, aplaudiendo—. Luego hablaremos de Poseidón. ¡Je!

 

—Sus deseos son órdenes, señor Hrafnkell —asintió Fionn con la cabeza.

 

—¿Cómo? —El fornido Ivánovich no daba crédito a lo que veía y escuchaba. Alzó la guardia junto a los otros tres santos de bronce que le apoyaban: Caballo Menor, Zorra y Corona Boreal.

 

Laura, Medveditsa y Nésti se alejaron rápido hacia el ala oeste de la estancia, junto al soldado al que el Señor Sacerdote había escupido, sin pretender unirse a la posible pelea. La chica miraba al santo de Piscis, como pidiéndole que actuase.

 

—¿Cuatro santos de bronce contra uno de plata? —interrumpió Nerites—. Es absurdo. No podréis con él. Además, no es necesario pelear. Él ya es preso del Santuario.

 

—¿Así sin más? —Fionn miró con desprecio al caballero dorado—. ¡Exijo un juicio por combate! ¡Si les aplasto, seré inocente!

 

—Si les aplastas, cosa que no voy a permitir, te aplastaré yo a ti. No habrá combate, Ballena —dijo, rotundo. «Esto es como un mal sueño.»

 

—¡Claro que sí habrá combate! —contradijo Hrafnkell, levantándose de su trono con emoción—. ¡Aquí mando yo, y estos caballeros están bajo mis órdenes! Esas eran las condiciones de vuestro tratado… ¡No pretendas cambiarlas a tu antojo, marica!

 

»¡Santos de bronce, yo os ordeno detener al traidor que es vuestro líder! ¡Protegedme o todo Asgard sabrá de esto! ¡Todo Asgard se enterará de que incluso han mandado a un santo dorado para destronarme! ¡Ja, ja, ja!

 

Nerites chistó. ¡Sería sencillísimo matarle ahí mismo! Pero entonces sería él el traidor. No podía hacerlo, y era cierto que la alianza del Santuario ponía a los Caballeros Azules a las órdenes del líder de la ciudad. A menos que Kishut de Capricornio, el Patriarca, decidiese lo contrario, él no era nadie para desautorizar al viejo delirante. ¡Cuánto le hastiaba la diplomacia! Menos mal que en unas horas llegaría…

 

—Está bien, luchad —dijo Piscis, admitiendo su derrota—. Pero si ganas tú, Fionn, yo seré tu oponente.

 

—Eso lo decidiré yo, rata —tosió el decrépito anciano—. ¡Pero qué maravilla! Santos de Atenea matándose por mí… ¡Qué feliz soy! ¡A más muertos, más feliz! ¡Mátalos a todos y luego suicídate, Ballena! ¡Es una orden! ¡Una orden absoluta! —reía— ¡Tan solo hazlo!

 

—Por mí no hay problema —asintió Fionn, como siguiéndole el juego a su demente señor. Sin demora, arqueó el brazo a la derecha, generando una ráfaga de cosmos que obligó al trío de bronces a saltar hacia atrás y alejarse del trono—. Pero peleemos lejos del sacerdote Hrafnkell: él no debe ser más que un espectador.  

 

—No os preocupéis por mí. Si yo quisiera, comeríais suelo todos, azulitos —dijo el viejo tras escupir—. No olvidéis que tengo el poder de un dios guerrero. Ah, y el de convertir en mujeres a las niñas… pero eso es otra cosa —tosió.

 

«Y si yo quisiera, tú serías el primero en morir —pensó Nerites, volcando todo el asco que pudo en la mirada de reojo al sacerdote de Sinigrado.»

 

—¡Oh! ¡Ya están los ocho listos! Rapidísimo… —dijo Fionn. Aunque para los demás no significó nada, Ivánovich palideció; el santo de Cisne había escuchado el día en que espió a su líder algo relacionado con ese número: "por qué ocho si él ya estaba ahí". ¿Tendría algo que ver? Pocas dudas tenía ya…

 

El santo de plata caminó de lado hasta dar la espalda al trono de la cámara. Los cuatro guerreros de bronce le siguieron el ritmo, girando para colocarse delante de él. Había apenas cuatro metros entre los contendientes.

 

Nerites, ofuscado y con los brazos cruzados, caminó despacio hacia el trío de caballeros azules que no se había unido a la lucha. Entre ellos, el soldado sin dedos parecía asustado, pero atraído por la posibilidad de ver en acción a tan poderosos hombres.

 

—¿Es tu primera vez viendo una pelea así? —le preguntó Piscis, al notar aquella atracción temerosa.

 

—S- sí —asintió el hombre, nervioso.

 

—Pues ponte detrás de nosotros, o puede que no vivas para contárselo a tu hija.

 

----------------------

[1] "Brotar" en griego. O eso creo. Señor Felipe, si me equivoco, dímelo, por favor. 

[2] Se traduce como "Espiral de Dios".

[3] Podría traducirse por algo así como "recuerda que también eres mortal y morirás". 

[4] A riesgo de que todos me lo critiquéis, quiero probar a deformar el texto con un personaje. Sí, ya sé que todos hablan un idioma universal y que no tiene mucho sentido. Si no encaja bien y me lo criticáis (sed sinceros, por favor), lo rectificaré en la compilación final de la primera temporada. Acepto sugerencias de cómo deformar el texto sin romper el clima de tensión que he intentado crear. 

 

---------------------------------------------

 

Y con esto llegamos al final del capítulo 17. Ya comenzaron las peleas de nuevo. ¿Sobrevivirá alguien a la carnicería de Sinigrado? ¡La única forma de saberlo será seguir leyendo! Solo haré un comentario más: el capítulo 18 será brutal

 

Muchas gracias por vuestro apoyo. Feliz año nuevo. De regalo de Reyes Magos tendremos nueva publicación de Némesis Divino. Os ruego comentarios y críticas. Ya sabéis cómo ayudan. 

 

Abrazos a todos.


Editado por Killcrom, 27 diciembre 2015 - 04:03 .

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(Parte 3 de 3)

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#389 -Felipe-

-Felipe-

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Publicado 27 diciembre 2015 - 15:59

Qué complejo que es Istvan. Por un lado está orgulloso de ser Santo, pero también lo odia porque sabe que no le corresponde ser más que un reemplazo; y parece tenerle resentimiento a su hermano por ser The Chosen One, aunque al mismo tiempo desea que se convierta en un gran Santo. Eso no explica que sea un grandísimo HDP, pero le da más profundidad.

 

A todo esto una cosa que me llama la atención, las técnicas de Ístvan son doradas, rojas, negras. Aunque sea un detalle insignificante el de los colores de las técnicas, me interesa qué opinas sobre eso, ya que no es muy habitual. Una vez dijiste que tus Santos adquirían "aura dorada" con el tiempo, o algo así. Puede que el de las técnicas rojas sea Iskandar, no recuerdo muy bien las que Istvan usaba al principio del fic... ¿Tienen las mismas técnicas ambos? Si no es mucho pedir, ¿podrías poner una lista de las técnicas que has usado con los bichos? Recuerdo las de Virgo y Leo, pero no esas.

 

 

Eres simple. Como los escorpiones cuando se sienten amenazados, has intentado suicidarte. 

 

looooooooooooooooooooooool xD

 

 

«Fabuloso, pero… —pensó el hechicero antes de apagarse—, yo ya he cumplido mi parte del pacto, hombre de Atenea. Y tú… tú enfrentarás a tu propia sangre con armas de odio.»

¡Y pum! A los primeros capítulos. Es el problema con estos "profetas", saben lo que va a pasar, pero no saben que están a punto de ser derrotados.

 

¡Los camaradas bolcheviques siempre fueron de lengua suelta! Ah, que no hay bolcheviques aún… ¡Perdón! —divagó.

OMG! ¿Pero qué rayos pasó ahí? o_O

 

 

Como pediste, seré sincero. Me encanta el nombre Biao Zi, pero no exactamente el exponer el "chino" de esa manera. Se entiende que está hablando griego (o asgardiano?) con acento, pero si no se usa el acento con los otros personajes, no debería usarse con él. Creo que lo mejor sería poner algo como "dijo con un marcado acento oriental", o "dijo, reemplazando las difíciles r con l", o algo similar, aprovechando que nuestra R es muy diferente a la de los chinos, que es muchísimo más suave y menos "vibrante", pero dejando el diálogo tal cual. Recuerda, con esfuerzo, los chinos pueden pronunciar nuestra R, a diferencia de los japoneses con nuestra L, que sencillamente ni tienen en el alfabeto.

Creo que eso de deformar el lenguaje es más apropiado para cuando un personaje está ebrio, o es un niño pequeño, o simplemente tiene problemas de habla :) Además, si me lo permites, la forma en la que habla, como el "él no fionn" parece una parodia, y una extraña, que no conozca el verbo "ser", pero sí el "estar", o no use "los", pero sí "él". Disculpa si suena pesado, pero soy un poco obsesivo con ese tema; si crees que es demasiado, ignora todo este comentario xD

 

 

Y no entiendo por qué no pudo participar Nérites al menos con la excusa de que pueden dañar inocentes en el castillo, o qué se yo. Se supone que la principal misión de los Santos es proteger a los inocentes, ¿no? (Sin olvidar el cuidar a Atenea, claro).Tampoco entiendo por qué no sienten lo que está pasando afuera, con toda la ciudad haciéndose papilla.

 

Por lo demás, muy buen capítulo, muy de acción, de información interesante, de más del repugnante líder de Sinigrado, de harta complejidad y profundización en los personajes, etc. Estuvo buenísimo, en general.

 

 

Y sí, eso sería "brotar" en el sentido que me habías pedido. Felices fiestas, Killcrom :D


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Publicado 28 diciembre 2015 - 13:13

Lo bueno:

 

 

-Ístvan  parece estar loco

 

-la historia de Ístvan e Iskandar  me recuerda un poco a la de los gemelos de LC

 

-Jajaja el el telquín al parecer conoce la naturaleza autodestructiva de los escorpiones

 

-Fionn habla solo, a lo mejor es del signo geminis XD

 

-Hrafnkell y sus comentarios inoportunos y absurdos me recuerdan a

cierto olimpico gordo de otro fic XD

 

 

 

Lo no tan bueno:

 

-Piscis es demasiado servil para ser un caballero dorado,menos mal que

el viejo no le pidió que le bese las botas

 

PD: Que pases un feliz año nuevo


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Publicado 28 diciembre 2015 - 16:49

interesante capitulo 

 

PD feliz año nuevo



#392 Killcrom

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Publicado 28 diciembre 2015 - 23:26

FELIPE

 

Buenas, Felipe. Ya se nos acaba el 2015. Qué alegría, tío... ha sido uno de los peores años de mi vida. 

 

1.- Sobre Ístvan, gracias. La verdad es que no le tenía mucha fe a la escenita que protagoniza intentando suicidarse (si es que hizo eso realmente. A veces hacemos cosas sin saber bien por qué). Básicamente el motivo que le ha llevado en este arco a comportarse como un cretinazo es eso, está ofendido por el futuro que le espera. Aún queda algo más de él en este arco. Espero que sea de tu agrado.

 

2.- Sobre las técnicas, la respuesta que te voy a dar te la doy de memoria. Estoy casi seguro de ello de todas formas. 

 

Es como dices, el halo de los santos dorados se vuelve de ese color cuando se ponen la armadura de oro. Por eso, la Spira Mirabilis de los primeros capítulos (Hésperis) es negra y la que utiliza ahora es dorada (o al menos así lo imaginé yo a la hora de escribir el capítulo). La Spira Mirabilis que utiliza Iskandar es dorada también. Pero el color característico de sus técnicas es el  rojo típico de la Aguja Escarlata (que no conoce) y Antares (que es diferente a la de Milo).

 

En esta parte de la historia ambientada en el pasado, Ístvan es santo dorado, por lo que su técnica aún conserva el aura dorada. Sin embargo, la Estocada de Ébano es negra como su propio nombre indica y la Spira Dei, para serte honesto, no tiene color asociado (aunque por la descripción debe ser también dorada). 

 

Iskandar e Ístvan no tienen las mismas técnicas, al menos no todas. 

 

Ístvan: 

Spira Mirabilis: Dorada como caballero dorado. Negra como Hora.

Spira Dei: ¿Dorada? como caballero dorado. No utilizada como Hora.

Estocada de Ébano: Negra siempre

Antares: Roja, pero no la ha utilizado.

????: aún no ha sido revelada y no lo he decidido.

Iskandar:

Lazo Carmesí: Rojo

Lluvia de Furia: No utilizada aún

Tormenta de Furia: Roja

Antares: Roja, ¿cómo no?

Spira Mirabilis: Dorada.

Legión de Éter: Hilos de diversos colores.

 

Creo que no me olvido de ninguna técnica de los alacranes.

 

3.- La verdad duele. Los escorpiones son bichos suicidas. 

 

4.- En realidad la culpa no es de ellos. Es culpa de los escritores, que queremos dar unas últimas palabras que suenen cool. En estos casos, lo normal sería "joputaaaa". 

 

5.- El tema de los bolcheviques... Es la primera de varias. Puedes imaginar que este tipo ha visto más cosas que la gente de 1485. De hecho, por ver, ha visto hasta E... no, no debo dar spoilers. ¡Lo sabrás en la próxima entrega! 

 

6.- Gracias por tu sinceridad con el caso Biao Zi. No sé si corregir el 18 para que directamente aparezca sin deformación, o dejar lo que ya tengo escrito con el lenguaje deformado. De todas formas, Biao es mongol y la acotación puede servir mejor para no quitar drama al momento. Aunque el drama ya se lo quita solo cierto animal...

 

Gracias por tu sinceridad. Ya veré qué decido hacer para el capítulo 18 que publique aquí. Pero definitivamente, cuando compile todo el fic aparecerá corregido. 

 

7.- Nerites es un santo un tanto afable, pacífico. Tiene mucho autocontrol y comprende la responsabilidad que tiene sobre los hombros. Aun así, está siendo demasiado dócil. Me temo que no puedo entrar en más detalles sobre esta pregunta, pero sí que puedo decirte que soy muy consciente de lo extraño de esta situación en la ciudad. Todo está controlado. 

 

8.- Gracias por tu idiomayuda. Sin ti, acabaría escribiendo burradas. 

 

Confío en que la trama esté avanzando a mejor ritmo que en otras ocasiones. Aunque aún debo mejorar en eso durante la siguiente temporada. 

 

Felices fiestas a ti también y muchas gracias. ¿Vendrán los Reyes Magos al foro de fics? Dioses, no debería ser tan vago...

 

T-800

 

Gracias por tus palabras, amigo. 

 

1.- Yo no creo que Ístvan esté loco. De hecho creo que en muchas ocasiones los seres humanos somos así de contradictorios. Bah, olvídalo. Está loco. Muy loco. XDD

 

2.- Me temo que no conozco la historia de los gemelos de LC. Dejé de leer cuando me enteré de que Radamantis no había muerto. En ese momento Shiori murió para mí. 

 

3.- El telquín es viejo, y más sabe el diablo por viejo que por diablo, ¿no? Eso sí, se llevó un buen cañonazo. 

 

4.- Tengo la impresión de que este arco argumental está lleno de locos...  :t420:

 

5.- El viejete aún tiene mucha polémica que crear. ¡No os defraudará! Espero que ese olímpico gordo no se me adelante... 

 

6.- Sobre lo malo, te doy la razón. Ya incluso en el capítulo 16 noté a Nerites demasiado calmado, servil incluso. Por eso escribí la escena de la agresión a Escorpio. Aun así, está quedando bastante mal. No es que me disguste, porque en realidad el personaje tiene vida propia y hace más o menos lo que quiere, pero... esperaba otra cosa de él. 

 

7.- Parece que este capítulo tuvo menos relleno. Intentaré seguir así si es el caso. Si no, sigue dándome golpes de remo, por favor. 

 

Feliz año nuevo también para ti.

 

Abrazo.

 

UNIKRON

 

Muchas gracias, amigo Uni. Espero que te sirvan las pequeñas ideas que te di para tu fic. Ya mismo me toca pasar por él. 

 

Ten una buena entrada de año.  ^_^


Editado por Killcrom, 28 diciembre 2015 - 23:29 .

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#393 Lunatic BoltSpectrum

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Publicado 29 diciembre 2015 - 13:40

como siempre muy buen capitulo

 

la trama cada vez mas interesante 

 

se nota que va estar genial lo que falta en siningrado



#394 Killcrom

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Publicado 30 diciembre 2015 - 14:15

como siempre muy buen capitulo

 

la trama cada vez mas interesante 

 

se nota que va estar genial lo que falta en siningrado

 

Muchas gracias por tus palabras, amigo Espectro. Un gran abrazo y feliz año. A ver qué les ocurre a nuestros amigos en Sinigrado... esta vez. XD


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#395 Rexomega

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Publicado 03 enero 2016 - 12:48

Saludos

 

Ya no recuerdo por qué te debía review, pero aquí estoy, el tardío, perezoso y oxidado comentarista del foro :lol:. No me puedo esconder siempre detrás de la excusa "soy un beta reader, comentar errores es como atacarme a mí mismo, ¡como en Pokemon!", ¿cierto?

 

¿Recuerdas cuando nos planteamos poner fin a nuestra naturaleza procastinadora, allá por entre los finales del apocalíptico 2012 y el descafeinado 2013? "Haremos un remake más ligero, más directo, menos lioso...", y al final no paramos de expandir el universo (paralelo) que estábamos creando. No puedo ni debo hablar de mi caso aún, pero creo que en Némesis Divino el cambio ha ido a mejor. 

 

Tuve dudas en el primer arco, con el buen Iskandar de Escorpio. Hubo variaciones interesantes, como el papel de Iván, por mucho más coherente con la historia que estabas contando, y una batalla que, incontenible, se expandía. Tu santo de oro de Escorpio, como hasta el día de hoy parece ser el caso de todos tus héroes, resistía como un personaje de *censurado*, y la buena de Átropos ofrecía más y más poder y explicaciones ominosas. No fui todo lo objetivo que debiera, pues como bien sabes aprecio ver más al hombre apenas sobreviviendo (o no) a la voluntad divina, que ese papel de tristes Final Bosses de videojuego que desde hace tiempo da la ficción moderna a los dioses. Aun con todo, tuvo un epílogo muy bueno, y la batalla fue todo lo intensa que cabría esperar en SS, como un traslado de *censurado* a texto.

 

Con la saga de Astrea las mejorías se dispararon. Sigo teniendo un par de los mismos problemas de hace años. Si las Horas fueran más inútiles, ni siquiera nacían, y el trato que le dieron a Astrea en la reunión posterior sigue siendo raro. Para compensarlo, ND se revela (¡sorpresa!) como una historia hoy por hoy centrada en los santos de oro, el papel de las Horas fue hacer que Astrea se desatase, y vaya forma de hacerlo. Superaste el obstáculo de hacer que Astrea te importe (un poco, al menos, ¿no?) e importe a algunos (por ahí vi que es uno de los personajes favoritos de uno de tus lectores), y también el de crear otra batalla épica que resalte aun tras el poderío de Átropos. Eso sí, si todas tus batallas son así, ¿cómo harás para que la batalla final no parezca otro combate más? ¿Cómo harás para que nos creamos que un personaje puede morir viendo todo lo que tus héroes suelen aguantar? 

 

Me da en la nariz que la maldición de las Horas me ha afectado también a mí, porque siento que todo el asunto de Astrea no ha cerrado del todo. ¿Quizá porque el desastre que esta provocó al estar poseída equilibra las cosas? ¿O porque todo no puede compararse con el corte de pelo? Fue absurdo la primera vez que leí aquel arranque, pero sirvió para poner fin a la extendida tragedia, y la frase del bueno de Baltasar ofreció más de él que sus a veces excesivos chistes. Cuidado con convertirlo en un comic relief al estilo Deathtoll, o en el futuro costará horrores hacer que nos tomemos en serio si le pasa algo malo... Porque a todos tus personajes les pasa algo malo, o algo funciona mal. 

 

Y aquí estamos, con la saga de los cuatro grandes. Un vistazo a esa casta de protagonistas que son los santos de bronce, y a las relaciones entre algunos de tus personajes. Al principio veía mal las interrupciones en el relato de los Cuatro Grandes, pero al final sirvieron como un recurso más que apropiado para dar ciertas explicaciones. No recuerdo haberme molestado por ellas más que por la desmedida afición que Kishut siente por el vino, que a veces encuentro un poco random en la escena. 

 

Me atrevo a decir que esta saga ganó más aún que la de Astrea respecto a la versión original, que era más bien la Cabra Grande y los tres que pasaban por ahí. Encuentro bastante irónico que Iván se acerque tanto al interminable rastro de críticas que recaen sobre los santos de Escorpio (excepto Mila): desde sus burradas, tan bestiales que hasta a mí me dieron ganas de que Nerites le saltara los dientes, hasta esa afición por suicidarse. Esa actitud sirve sobre todo al pez, que mientras por sí solo es un tipo normal, serio, tan apegado a las normas que irrita en ocasiones, sobre todo estando presente el Señor Sacerdote Frey, cuando está junto a este último o junto a Iván su personalidad se delimita. Resulta claro saber quién es Piscis, quién es Escorpio, y ya sabemos quién es Baltasar y quién es Kishut aun si estos no han salido todavía. En resumen, adelantándome a los hechos creo que conseguirás relatar la historia de los Cuatro Grandes.

 

Eso sí. Mostrar personajes reconocibles es el primer paso, que estos crezcan o en su defecto mueran (¿muertos en Némesis Divino que no sean personajes terciarios o soldados? ¡Imposible!), es el resto del recorrido. ¿Nerites sigue siendo así de estirado, o esta experiencia lo hizo cambiar? Desde luego, sigue siendo todo un caballero... Más o menos, ahora no recuerdo si cometió alguna indiscreción con tu traviesa Atenea. No es que todos deban cambiar, hay algunos que son lo que son, sobre todo cuando ya han vivido demasiado, como Licaón (buena escena con Kishut para revelar quién es, pero con todo me quedo con el señor saguista que quería dejar su generación sin un Virgo), o el Señor Sacerdote, desagradable hasta decir basta, y a caso hecho, que es peor.

 

Sobre el entorno de esta última saga (me acabo de acordar de que ya te había dado un review al menos sobre la parte de Astrea, así que probablemente la mitad de lo aquí expuesto está repetido, o peor, es incoherente con lo anterior), al final fue buena idea meter a los telquines. No son personajes muy conocidos hasta donde yo sé, y es mejor no revelar qué obra me hizo tenerlos en mente, pero siendo parte de la mitología griega, base de esta franquicia por muchas mitologías que sus diversos autores metan, queda bastante apropiado. Además, con magia no hay que explicar nada, doblemente bueno, y de paso, tenemos otra batalla de proporciones titánica. Con tus personajes, una saga de las Doce Casas no dejaría ni Santuario ni país, me parece. Mi problema con las descripciones es justo el contrario que el tuyo, así que me cuesta definir cuándo uno avanza de estas y cuándo no... Más aún después de haber leído a Tolkien. Lo que sí puedo decir es que fue un acierto concentrar las consecuencias de los eventos en pocos personajes, como los guardias de la muralla, la gente en el palacio (menudo caos de palacio... encima con la parodia de chino), sin extenderse demasiado en lo que sufren los ciudadanos. Porque sí, te cargaste una ciudad, pero quien estaba ahí era Iván, al que le importa todo poco o nada, como bien dijo y como bien se lo dijo al telquín. 

 

Aparco aquí el review cutre antes de liarme como las persianas. Me agrada este Némesis Divino y me está gustando esta nueva saga de los Cuatro Grandes, pero ten cuidado con repetirte o podrías llegar a un punto en el que no puedas sorprender. El próximo review vendrá hace mucho, mucho tiempo, en una cuenta muy, muy lejana.

 

Adeus


Editado por Rexomega, 03 enero 2016 - 13:52 .

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#396 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

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Publicado 04 enero 2016 - 07:43

¡Magnífico, compañero K!

 

Me levanto una mañana de navidad con intención de leer lo siguiente que tocaba en tu historia y me doy con una sorpresa en las narices. ¡Esto ha sido impresionante!

 

Te explico mi emoción: no sé por qué, pero este capítulo me han encantado, mucho mucho. Los personajes no son huecos y, ¡diantres, tienen necesidades! Siendo sincero, pocas veces se incluyen casas de p*tas en ningún Fic relacionado con Saint Seiya; todos los santos tienen que ser puros y amar y bla bla bla...

 

Descripciones amplias, K, tú siempre dices que eres leeeeento y pesado. No sé, pero se te ve muy resuelto en este capítulo, seguro de tus propias habilidades para escribir. Tío, es literario, y a mí no me da ninguna impresión de que aburra a las piedras. Debe ser que estoy loco o algo, pero a mí me enganchó.

 

Todo ello aparte del reclamo que tiene el capítulo: mezcla comicidad, morbo (en algunos aspectos) y familiaridad, calidez... Esto último no sabría explicarte bien por qué lo noto, pero está ahí, dentro de tu historia, y en concreto, de estos dos capítulos.

 

Me ha encantado el momento en el que Iskandar tira una piedra contra un muro y todos los guardias van en tropel. Son más inútiles que los soldados de Metal Gear Solid, si se me permite el pequeño símil.

 

Por cierto, en ambas partes vi unos pequeños errores ortográficos que, por X o por Y, se te pasaron por alto. 

 

En la parte I, cuando Iskandar discute con el Sumo Sacerdote, escribiste esto: Iskdandar dedujo que su camarada, Éurito, no le había contado al Sumo Sacerdote...

 

En la parte II, había encontrado algo y, sin embargo, se me olvidó, soy un j*dido genio...  :doh:

 

En fin, nada más de momento. Ya sabes a dónde dirigirme tus expectaciones, compañero.

 

¡Un abrazo!


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#397 Killcrom

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Publicado 04 enero 2016 - 16:51

Me dejo los dos últimos comentarios de Rexomega y Gémini para responderlos más adelante. Ando algo ajustado de tiempo, por lo que pido perdón. 

 

Por cierto, espero que hayáis estado bien. Abrazos para todos y disfrutad de la lectura. 

 

-------------------------------

 

RESUMEN DEL CAPÍTULO 17, PARTE 2
 

Spoiler

 
PERSONAJES RELEVANTES
 
Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.
Nerites: santo dorado de Piscis. Uno de los llamados "Cuatro Grandes".
Baltsarós: santo dorado de Leo. Impertinente, irritante, pero muy poderoso. Conocido como el Príncipe Desertor.
Ístvan: antiguo santo dorado de Escorpio y hermano del actual, Iskandar. 
Ivánovich: santo de bronce de Cisne y encargado de avisar al Santuario de la posible rebelión en Sinigrado.
Fionn: santo de plata de Ballena y presunto rebelde. 
Laura: santa de bronce de Delfín. Es feucha, pero tiene ojos bonitos. Es llamada Raulita por el Señor Sacerdote. Judía.
Néstibebida santo de bronce de Osa Mayor y hermano de Medveditsa. 
Medvedista: santo de bronce de Osa Menor y hermano de Nésti.
Monile: santo de bronce de Corona Boreal. Romano.
Biâo Zi: santo de bronce de Zorra. Tiene un acento gracioso. Mongol. 
Kisrak: santo de bronce de Caballo Menor. Procede del imperio otomano.
Hrafnkell: Señor Sacerdote de Sinigrado. Un viejo demente y enfermo a cargo de la ciudad azul.
El soldado sin nombre: soldado al servicio de Hrafnkell que perdió los dedos tras intentar robar lascas de lapislázuli.

 

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(Capítulo 18: parte 1 de 2)

 

Teris de Pegaso, Caph de Casiopea y Elvashak de Lince contenían la respiración. Se negaban a creer que cuatro santos de bronce no pudieran derrotar a uno de plata. Los tres se mostraban más interesados que nunca en la historia, más por conocer los límites de sus camaradas de rango que por lo que viniera después. Baltsarós, que se había dado cuenta, hizo una breve pausa.

 

—¿Creéis que un santo de plata podría derrotar a cuatro de bronce? —preguntó.

 

—Es lo lógico —replicó Alisha, sonriente—. Los rangos están por algo, ¿no? —La jovencita se veía calmada, incluso implicada en el relato que narraba Leo—. Aunque a decir verdad, cuatro… —dubitativa, se llevó la mano al mentón.

 

—No. Cuatro son muchos santos —declaró Teris, seguro de su respuesta—. Ali, eres muy pesimista. ¡Yo mismo podría enfrentarme a un caballero de plata! —El pulgar señalando su pecho y su sonrisa confiada hicieron que Baltsarós bufara, irónico.

 

—Tengo ganas de ver por qué eres el santo de bronce más fuerte, como dices… Pero por ahora, sigamos con la historia.

 

14 de octubre de 1485

 

La tensión se acumulaba en la amplia estancia. Por primera vez en siglos, el palacio de Sinigrado iba a presenciar una batalla en sus mismísimas entrañas.

 

Fionn de Ballena estaba erguido de espaldas al trono esculpido en la pared. Ni tan siquiera había adoptado posición de guardia. Por el contrario, sus cuatro oponentes se habían colocado en formación de diamante. En cabeza, el cisne rubio y barbudo; a la derecha, el oriental Biǎo Zi de Zorra, con ojos entrecerrados y el cuerpo arqueado; a la izquierda Monile, la Corona Boreal, con los labios apretados entre su barba de varios días. En la retaguardia, Kisrak de Caballo Menor, el otomano, parecía concentrarse en intentar leer los movimientos del plateado.

 

El santo de Zorra fue el primero en moverse. Con agilidad, saltó los escasos metros que le separaban de Fionn para fingir un ataque, pero dando un doble salto en el aire, cambió su trayectoria, retirándose. Monile, que sabía las intenciones del asiático, aprovechó para arremeter y propinar un puñetazo directo en el rostro de Ballena. Fionn detuvo el golpe agarrando el puño y soltó una risilla.

 

—¿Qué haces, Biǎo Zi? —Zorra tomó impulso con una pilastra cercana—. ¿Crees que interrumpir un ataque me va a desconcentrar? Desde el principio pretendía encajar vuestras técnicas—. Fionn esquivó la nueva arremetida de Biǎo, quien tocó el suelo ofuscado. Corona Boreal seguía con el puño bloqueado; por más que intentaba zafarse la mano de su enemigo, este tenía demasiada fuerza. El guantelete empezaba a crujir por la presión.

 

—¡Suelte a Monile! —exclamó Ivánovich uniendo los brazos delante del pecho. Tras su grito, un torrente de viento helado buscó golpear a Ballena. La maestría de Cisne en la ejecución de su técnica permitió que las ráfagas de aire gélido tan solo golpeasen a Fionn. A pesar de ello, el resultado fue nulo.

 

Desde las alturas, Caballo Menor ya descendía con una patada fugaz. A tan solo un instante de la colisión, el santo de plata dio un codazo a Monile, desapareció y se colocó tras Cisne, a quien tiró al suelo de un toquecito en la espalda.

 

El golpe de Kisrak destrozó el trono de Hrafnkell. Las piedras se esparcieron por todos lados como una lluvia de metralla.

 

—¡Maravilloso! —exclamó el Sacerdote—. ¡Maravilloso espectáculo! Lástima que vayas a morir por Fionn. ¡No tenías permiso para romper mi trono, Caballo! —El viejo sacerdote lucía una sonrisa inmensa entre las arrugas del rostro.

 

Ante la mirada condescendiente de Ballena, Monile de Corona Boreal yacía de rodillas e Ivánovich se dolía sobre la fría piedra: su armadura de Cisne mostraba grietas en la espalda.

 

Biǎo Zi se agazapó y alzó su cosmos para proyectarse como una bala hacia Fionn. Fue un movimiento en tres tiempos; tres saltos en zigzag que pretendían acabar con un impacto directo sobre el enemigo. El intento fue frustrado por un escudo hexagonal y anaranjado que destelló con intensidad, rechazando al mongol contra el suelo.

 

—¿Qué demonios…? —Kisrak, el caballo, quedó paralizado por el cosmos que había sentido durante un parpadeo.

 

La barrera de seis lados estaba formada por pequeños hexágonos luminosos y silbaba con una melodía dulce. Ninguno de los Caballeros Azules había visto tal despliegue de energía antes.

 

—¿Esto? —inquirió el siempre sonriente Fionn—. No era necesario, pero me apetecía hacerlo. Es un campo AT[1]. Digamos que vi una serie de anime que me gustó y quise crear una copia… ¡Maldición! Hablaros de esto es como hablarle a la pared. ¡Todavía no hay manga en este maldito mundo! —Como si estuviese molesto, dio un zapatazo en el suelo.

 

»Bueno, no pretendo perder mucho tiempo aquí. Anteo ha hecho un trabajo excelente; ya está todo listo afuera. ¿Terminamos?

 

No escucharon sus palabras. El grupo de espectadores no daba crédito a lo que veía. El soldado sin dedos no se enteraba de nada; era incapaz de seguir los movimientos de los guerreros. Laura de Delfín no había pensado que su líder fuese tan poderoso. Por su parte, los hermanos Osa Mayor y Osa Menor se miraron entre sí con los ojos muy abiertos; no podían creer que apenas con un simple toque, la espalda de la armadura de Cisne estuviera ya agrietada. Además, esa barrera…

 

—Maestro Fionn no sabe usar barreras. ¡Tú no eres Fionn! Farsante malnacido, ¿qué le has hecho a maestro? —El ceño fruncido en Biǎo Zi, agazapado, le entornaba aún más los ojos. Con el enfado, su pronunciación sonaba hilarante, o eso le parecía a Hrafnkell, que resoplaba de la risa.

 

«La superioridad es excesiva —cavilaba Nerites, todavía con los brazos cruzados—. Este hombre, Fionn… no es normal que tenga esa fuerza. Ha utilizado el cosmos solo para formar el escudo, y un escudo así no es algo que un santo de plata pueda levantar con tan poco esfuerzo… Si no hago algo, los va a matar en nada… Está bien, allá voy.»

 

—Fuente de Vida —susurró el santo de Piscis, chasqueando los dedos con sigilo. Nadie se dio cuenta, mucho menos el Señor Sacerdote, quien reía a carcajada limpia entre ataques de tos y flemas sanguinolentas.

 

 Con sutileza, el dorado guio su cosmos hacia el caballero de Ballena dando un rodeo. El puntito de luz que apareció a la altura de su vientre se apagó tan rápido como apareció. Justo después, el santo de plata deshizo su escudo de luz anaranjada. Se detuvo en seco y miró a Piscis a los ojos. Alzó el brazo, extendió la mano y movió el dedo índice de derecha a izquierda repetidas veces. No añadió palabra alguna, pero el mensaje quedó claro para Nerites.

 

«¡¿Se ha dado cuenta?! No es posible… ¿Cómo? Da igual, la semilla está en él. Más adelante, cuando baje la guardia…»

 

—¡Acabemos con esto! Respirad la muerte. ¡Niebla Corrosiva! —gritó Fionn.

 

Para sorpresa de todos, una nube violeta envolvió el área en que los cuatro santos de bronce que peleaban se habían replegado. Quedaron paralizados. Les faltó el aire de pronto; era como si fuego penetrase por sus narices. Las extremidades comenzaron a pesarles tanto que cayeron con torpeza. Tan solo habían pasado segundos, pero Biǎo Zi, Kisrak, Monile e Ivánovich se retorcían en el suelo entre gritos.

 

Los hermanos Nésti y Medveditsa se prepararon para intervenir, pero Nerites les detuvo con un bocinazo:

 

—¡Ni se os ocurra! Es una trampa —Piscis observaba todo en aparente calma, pero los nervios comenzaban a pesarle en las entrañas.

 

—¡Van a morir si no vamos! —protestó la santa de Delfín. El soldado no podía apartar la mirada de las convulsiones de dolor de los santos de bronce, cuyas armaduras parecían oscurecerse.

 

—Si vas, morirás —sentenció Nerites con firmeza.

 

—Ya le has oído, Raulita. Tú te quedas conmigo… —El Señor Sacerdote pasó la mano por la cintura de la joven, que le miró con asco—. Osas, id a salvar a vuestros compañeros. Es una orden —espetó, divertido. 

 

Antes de que tan siquiera pudieran reaccionar Nésti y Medveditsa, Ballena chasqueó los dedos y la neblina comenzó a disiparse hasta no dejar rastro. Los cuatro guerreros de bronce yacían fulminados en el suelo, incapaces de levantarse y con quemaduras severas en la piel. Incluso sus prendas de bronce parecían desconchadas por todos lados.

 

—¿Y bien? ¿Se acabó ya la tontería de confrontarme? —inquirió con tono vanidoso el santo de plata—. ¿Qué hago ahora, Señor Sacerdote? ¿Me suicido, como pidió?

 

—¡Jo, jo! ¿¡De verdad serías capaz!? Bueno, pero antes tengo un último favor que pedirte… o penúltimo más bien. Ya que no has esperado a que las ositas se metieran en tu técnica, empieza matándolas. Pero solo a ellas; no se te ocurra ponerle la mano encima a mi Raulita. —El sacerdote señaló con su huesudo dedo a Medveditsa—. Empieza por ese.

 

«Como si fuese a permitirlo —se dijo Nerites, intentando no mostrarse alterado.»

 

—Sus deseos se cumplen solos, mi señor —afirmó Fionn con la mano extendida. Había algo rojo sobre ella; algo que palpitaba. Un enorme agujero en la coraza de Osa Menor sorprendió a todos, pero en especial a Piscis.

 

—¡¿Cómo?!

 

El corazón dejó de palpitar cuando el guerrero de Ballena lo aplastó con crueldad. Trozos de carne y sangre cayeron al suelo, otros le mancharon la armadura y la cara.

 

—¡Hermano! —gritó Nésti, horrorizado ante el manantial rojo que brotaba del agujero en el pecho de Medveditsa. El líquido ya le resbalaba por las perneras y había teñido el suelo a sus pies. Con la mirada perdida, el jovencísimo santo cayó de bruces al suelo. Bajo su cadáver se expandió rápido un charco de sangre.

 

La conmoción duró poco, pues un golpe resonó en la cámara. Era el eco metálico del brazal de Nerites, quien había detenido la mano de Fionn a un palmo del cuello de Nésti.

 

—¿Cómo puedes ser tan rápido? —dijo entre dientes el pez. ¡Apenas si le había dado tiempo de detener el movimiento letal! Fuera quien fuese Ballena, era imposible que se tratase de un santo de plata. Su velocidad era tal que incluso a él, uno de los doce santos dorados, le había costado ver el segundo movimiento. Y el primero, el que acabó con la vida de Osa Menor, ni lo intuyó.

 

—¡Med…! —masculló Ivánovich desde el suelo. Su voz rota expresaba el dolor y la tristeza que se derramaba por sus ojos—. ¡No, Med! ¡Med! —Aunque trató de levantarse, el santo de Cisne no pudo alzarse ni un codo del suelo. Gritó de frustración. El trío de jóvenes derrotados tampoco pudo hacer nada; estaban completamente rendidos e impactados por la repentina muerte de su camarada.

 

—No soy rápido, es que no me he movido para arrancarle el corazón —replicó Fionn de Ballena con una sonrisa plácida.

 

Nerites de Piscis utilizó su cosmos para rechazar al caballero de plata hacia atrás con un revés del brazo. Ballena se dejó llevar por el empuje para caer en pie metros atrás. 

 

—Todavía tengo sangre en la mano —declaró en tono sarcástico Fionn—. Cualquiera diría que te ha ofendido su muerte. ¡Pero si no le conocías! ¿No será que te ha dado rabia no poder verlo? Claro, la tontería de siempre: "un santo de plata no puede moverse más rápido que yo, uno dorado" y bla, bla…

 

—Por enésima vez, tú no eres un caballero de plata. Es imposible que un caballero de plata supere la velocidad de uno de oro.

 

—¿Lo ves? Siempre decís cosas así… Al menos reconoces que soy más rápido que tú —se mofó Ballena.

 

—No sé si eres más rápido que yo, pero lo vamos a comprobar muy pronto.

 

—Te contradices, Piscis. ¿Era Nerites? Acabas de decir que supero la velocidad de un dorado. ¿Te dieron la armadura por tener memoria de pez?

 

Mientras discutían, Hrafnkell se acercó al cadáver de Medveditsa y lo miró con asco ante el horror de Nésti, que seguía impactado y sin poder reaccionar. El viejo escupió sobre el muerto, lo que por fin hizo actuar a Osa Mayor.

 

—¡Maldito seas! ¡Maldito seas tú y tu maldita ciudad! —gritó. La furia que empezó a recorrer su cuerpo con cada palabra amilanó el miedo que sentía y que siempre había sentido hacia el Señor Sacerdote—. Eres un bastardo. ¡Eres un mal*ito bastardo! ¡Zarpas Lacerantes!

 

Osa Mayor dio un salto acrobático para atacar por la espalda al viejo. Trató de seccionarle la nuca.

 

—Zarpas Lacenada —tosió Hrafnkell, que detuvo el golpe arqueando el brazo hacia atrás.

 

—¿Cómo? —Nésti no podía creer que aquel viejo decrépito hubiera podido detener su potente embestida sin tambalearse un paso.

 

Nerites se dio cuenta de la trifulca y dio la espalda a Fionn para asistir a su camarada. Cayó en la cuenta del error cuando se vio apresado por un brazo férreo que le comenzó a oprimir el cuello.

 

«Solo con un brazo… ¡No puedo moverme, maldición!»

 

—Acabe usted mismo, Señor Sacerdote —sugirió Fionn mientras forcejeaba con el dorado. Aunque parecían parejos en fuerza, Nerites no encontraba forma de librarse del brazo que le rodeaba el cuello. ¡Si no lo lograba en segundos, otro Caballero Azul sería asesinado delante de sus narices!

 

—Os lo advertí una y otra vez —comenzó a protestar el Señor Sacerdote con una mueca de asco en su arrugada cara—. Hacíais bien en temerme. Soy poderoso —dijo con una sonrisilla maliciosa entre dientes—. Tenía pensado utilizar mi Impulso Azul para masacrarte, pero lo haré de otra forma más… divertida.

 

—¡No! —Laura de Delfín se interpuso entre Nésti y Hrafnkell, empujando a ambos para separarles.

 

—Aparta, Raulita —ordenó el viejo, serio. No esperó, sino que con un violento golpe en el costado empujó a la chica contra la pared.

 

De seguido, y mirando a Nésti, el viejo respiró fuerte. Su garganta se movió de arriba abajo haciendo ruidos grotescos. El esputo salió disparado de sus labios e impactó en plena coraza de Nésti. El joven santo fue proyectado hacia atrás como si hubiese recibido un mazazo. Destrozó un pilar, otro y solo al chocar contra el tercero cayó de bruces contra el suelo. Trozos de piedra se escuchaban caer, pero la risa de Fionn y las repetidas maldiciones de Nerites destacaban sobre los escombros.

 

—Eso es todo lo que vales, barbilampiño. Un oso sin vello no es bello. ¡Y no me atraen los penes! —El sacerdote sorbió un hilillo verdoso que le resbalaba por el labio—. No digas que no te lo advertí. Soy poderoso. Más que un caballero de plata. Ja, je, ji, jo, ju —aplaudió, átono—. ¿Cuál es tu respuesta, Nésti? —Al ver que no respondía, frunció el ceño— ¡Cuando yo hablo, me responden! ¡Levántate, hijo de…!

 

Como obedeciéndole, el joven se levantó. Una de las hombreras de su armadura se había partido, y la coraza lucía una enorme grieta donde había impactado el esputo.

 

«¡No! No te levantes —pensaba Laura de Delfín, que seguía sentada sobre el piso, dolorida por el golpe de Hrafnkell.»

 

—Yo… ¡Yo! ¡Voy a matarte! Mal… maldito… —Nésti se desmayó. Cayó de boca contra la fría piedra de la sala del trono. El Señor Sacerdote miró al soldado sin dedos y se pasó el índice por el cuello.

 

—Ya sabes qué hacer, escoria. Y rápido, o serás el próximo en recibir mi escupitajo.

 

Un grito de Nerites desvió la atención de todos. El cosmos del caballero dorado explotó creando una onda de choque furiosa, suficiente como para alejarle de Fionn de Ballena. Sin perder tiempo, corrió hacia el maltrecho Nésti.

 

—¿Qué estás haciendo, Fionn? —inquirió el sacerdote, enfurecido. Un golpe de tos le hizo arquearse.

 

Ballena chistó. Desapareció de donde estaba para colocarse ante Piscis, que recién se había inclinado para ayudar a Osa Mayor. Movió el puño con tanta rapidez que se desdibujó. El golpe fue seco, pero tan fuerte que arrojó al santo dorado contra el muro al otro lado de la cámara. La primera colisión sonó entre el estrépito de los escombros. Las cuatro siguientes fueron atenuándose hasta hacerse un eco lejano de piedras resbalando. Con toda seguridad, Nerites había atravesado media fortaleza sin cruzar una sola puerta.

 

—¡El muy tonto no puede evitar darme la espalda! Ahora debería estar con la cocinera de palacio, si no estuviera muerta como todos, claro… —bromeó Fionn con una risilla mientras veía bloques de pared cayendo al piso. Fugaz, desvió la mirada—.

 

»¡Ven aquí! ¡No seas tímido! —ordenó al soldado, que temblaba como un perrillo inválido después de haber visto el puñetazo más brutal de toda su vida.

 

Fionn agarró a Nésti por el pelo y le alzó el cuello. Tenía la boca entreabierta y le costaba respirar. Se había roto la nariz al caer de frente. La sangre le resbalaba, manchándole los dientes y la coraza.

 

El soldado, muerto de miedo, desenvainó su espada. La mano se le movía tanto que Ballena tuvo que reírse de la lástima que le daba aquel hombre.

 

—Vamos, no es tan difícil. Solo tienes que cortar aquí —dijo, señalándole la garganta—. Hazlo y dejará de sufrir. ¡Vamos! —Al ver cómo vacilaba el soldado, el propio Fionn le sostuvo el arma y le guio durante el proceso, que ralentizó a caso hecho—. ¿Ves? Es como dibujar una sonrisa.

 

El soldado sentía a través de su espada cómo desgarraba la carne, una sensación que le causaba dentera. Aquel fris fris le revolvió tanto el estómago que acabó vomitándole encima a Nésti. Ballena rio, Hrafnkell también rio. El santo de Osa Mayor tosió e intentó balbucear algo. Murió entre vómitos y el gorgoteo de sangre de su garganta abierta.

 

—¡Bravo! —aplaudió el Señor Sacerdote, que caminó hasta el centro de la sala, delante de los cuatro santos moribundos. Les miró con lástima fingida: era un sueño hecho realidad para él. Las ositas, esos hermanos maricas, habían muerto. Ya solo le quedaban aquellas cuatro ratas moribundas. Después pediría a Fionn que se suicidase, y si no lo le obedecía, haría aquello

 

—Sois idiotas, todos. Os llevo diciendo desde el primer día que soy poderoso. Estoy viejo —explicó tras un leve ataque de tos—. Sí, estoy viejo y enfermo. Pero eso no implica que no sepa hacer algún que otro truco —La risa se le escapaba de los labios cada vez que miraba a Nésti, tumbado bocabajo en un charco de su propia sangre. ¡Era tal el placer que sentía viendo al soldado traumatizado y llorando por lo que le había obligado a hacer!—. También sé otros trucos, Raulita —dijo dirigiéndose a la muchacha, aún contra la pared, dolorida—. Espero que puedas moverte todavía. No me gustaría que te quedases tullida como una muñeca. Si no pataleas, no será divertido… je. —Sin avergonzarse, más aún, con descaro, carraspeó. El ruido de su garganta retumbó por toda la sala, y escupió una gran flema entre verdosa y rojiza ante los maltrechos santos de bronce que tenía delante.

 

—¿Mi*rda, de… de verdad vamos a morir a- así? —Biǎo Zi peleó con el dolor para proferir aquellas palabras inaudibles.

 

Haciendo gala de su gran velocidad, Nerites surgió del enorme agujero del muro como un cañonazo. Con la misma inercia de su impulso, cargó una patada. El santo de plata la vio venir de lejos. Esquivándola, notó el viento rasante pasarle cerca de la nariz.

 

«¡Es muy rápido! —se sorprendió Fionn.»

 

 Piscis, que seguía en pleno movimiento, giró sobre su cuerpo y apoyó las piernas contra la pared opuesta. Con un salto acrobático volvió a proyectarse. Esta vez intentó propinar una lluvia de golpes con ambos puños. A cada uno de ellos le seguía un restallido.

 

Como leyendo el rastro de su cosmos, el guerrero de Ballena pudo bloquear cada impacto con maestría, pero la armadura de plata no resistió y el brazal izquierdo explotó en trocitos. Agobiado por la golpiza, Fionn tomó aire y propinó un violento cabezazo al pez, que terminó cayendo sobre el cadáver de Nésti.

 

—Vaya que eres persistente… —admitió el plateado—. Persistente y problemático. «El cuerpo de este hombre no resistirá demasiado contra un caballero de oro. Tengo que terminar pronto si no quiero utilizar el mío…»

 

Por su aparatosa postura, el pez dorado pudo ver el gran tajo que había acabado con la vida de Nésti. Levantó del suelo con la respiración entrecortada y una mueca de desprecio en el rostro. Desde la frente y por el ojo entrecerrado le resbalaba un reguero de sangre.

 

—Si eres tan fuerte para hacer esto —dijo Nerites señalando uno de los pectorales de su coraza, hundido—, no era necesaria tanta crueldad para matarle. ¿Por qué le has cortado el cuello en vez de darle una muerte honorable?

 

—No lo sé —se encogió de hombros—, yo solo seguía órdenes. Además, fue el soldado quien lo hizo. Le obligó el Señor Sacerdote. Yo solo le ayudé —explicó—. Si te soy sincero, no me gusta la violencia. Ha sido un lance del combate.

 

—Exactamente igual que el corazón arrancado al otro, ¿verdad? —inquirió Nerites señalando el cuerpo inerte de Medveditsa.

 

—El corazón vino a mí. No pude remediarlo.

 

—¡Ya está bien de tus estupideces! Vamos, ¿quién demonios eres? Ningún santo de plata es más resistente que su armadura[2]. Ninguno pega tan fuerte como tú… ¡Habla! Escúpelo de una vez o asume las consecuencias —amenazó.

 

—¿Consecuencias? —rio el acusado—. ¿Qué te hace pensar que no acabarás como ellos? Si solo sabes que no soy un santo de plata, ¿consideras sensato juzgar mi poder? Bien, no soy Fionn de Ballena.

 

—Lo obvio es obvio —interrumpió Nerites, iracundo.

 

—Aún es pronto para mostrarme ante vosotros. Digamos que he tomado su cuerpo prestado. No temas, él está vivo. Tan solo es mi huésped, mi marioneta. Una marioneta para un juego que ya ha durado demasiado, porque el escenario que quería preparar está listo ahí fuera. ¡Cuánto le debo a mi amigo bolchevique Ivánovich!

 

Desde el suelo, extenuado, el santo de Cisne frunció el ceño y apretó el puño. Empezaban a regresarle las fuerzas, pero aún era incapaz de levantarse.

 

«Med, Nésti… lo siento mucho.»

 

—¡Fuente de Vida! —gritó el pez—. ¡Germina ahora!

 

—…

 

Hubo un silencio incómodo. Los magullados santos de bronce se miraron entre sí. El señor Hrafnkell tosió desde la seguridad que le daba la distancia. Ballena ladeó la cabeza y alzó la ceja, divertido.

 

—¿Oh? ¿Así que lo que hiciste al principio servía para eso? Mira —El plateado se llevó un dedo a la boca y pegó algo en él con los labios—. ¿Era esta semillita tu Fuente de Vida? La plantaste en mi estómago antes, pero no soy tonto. La he guardado debajo de la lengua hasta ahora. Supongo que pretendías reventarme desde dentro… con raíces o algo.

 

»Me llamo Tritos, por cierto. Intento traer al mundo al señor Poseidón. Soy el general marino de… ehm… —dudó a caso hecho— Kraken. Sí. —De seguido, miró de reojo al Señor Sacerdote, que sonreía con incredulidad, negando.

                                                      

—No sabes mentir bien, idiota —esputó Hrafnkell—. Pero eso es lo de menos. No sé si pretendes tomarme por tonto o si tú eres el tonto.

 

»Da la maldita casualidad —comenzó a reír entre golpe y golpe de tos— de que hace unos… ochenta años, ¿qué sé yo?, los dioses guerreros… luchamos junto con los santos de Atenea contra el ejército de Poseidón. De ahí el maldito tratado de paz que estos hijos de perra usan para mantenerme preso. —Miró con desdén a los Caballeros Azules derrotados.

 

»¿Sabes por casualidad quién reventó la cabeza al general de Kraken de entonces? Me molestaba ser la sombra de mi hermano gemelo de Mizar. Digamos que en Asgard hay cierto odio a los gemelos… Aproveché para matar dos pájaros de un tiro —rio con rostro sombrío—. Y sí, una vez terminé con mi hermanito y derroté a Kraken, les reventé la cabeza con mis propias dos manos… a los dos. —La risa empezó antes de convertirse en un esputo rojizo.

 

»Soy el último superviviente de aquella guerra. O el penúltimo; creo que quedaba alguno en el Valhalla. Me da igual. Soy Hrafnkell, dios guerrero de Mizar, antes de Alcor. Como comprenderás no me vas a engañar, estúpido. Ni general marino ni tan siquiera soldado manco —se mofó, alzando el dedo central de su puño—. Hablando de soldados mancos, ¿puedes hacer este gesto con las dos manos, así? ¡Ja, ja, ja! —le dijo al guardia de palacio a quien amputó los dedos años atrás. 

 

—En ochenta años ha podido surgir otro dios guerrero de Kraken, pasa decrépita —insultó el usurpador, que recibió una respuesta que no esperaba. Le gustaban aquellas discusiones que él mismo provocaba.

 

—Oh, sí. Pero da la también maldita casualidad de que sellamos a Poseidón junto con las armaduras de todo su ejército. Me pregunto cómo podrías ser general… je, je. ¡Sigue peleando, payaso! —Otro arranque de ira hizo al Sacerdote gruñir con cara de estreñimiento—. ¡Y que sea la última vez que me llamas así! —concluyó tras toser con fuerza.

 

»Bueno, seguid matándoos. No pretendía interrumpiros. Me retiraré a ver el desenlace con mi Raulita. Quiero ver tripas, a ser posible de ambos… Je.

 

«Me encanta este viejo… no le mataré. Le guardaré algo mejor —rio Tritos entre pensamientos—. ¡Ahora a darle a este dorado su merecido!»

 

El viejo decrépito caminó encorvado hacia la santa de Delfín, que estaba apoyada al lado de una puerta y con una mano en el costado. Al parecer, el golpe del sacerdote le había hecho más daño de lo que esperaba. Sentía como si tuviera una costilla partida. El soldado anónimo se acercó a la joven, entre temblores, para preguntarle.

 

Nerites volvió la atención al autoproclamado general marino. Fuera quien fuese en realidad, había poseído a Fionn de Ballena. Si era cierto lo que decía, quizá pudiera salvar al verdadero santo de plata. ¿Pero qué ocurriría entonces con el tal Tritos?

 

«Si mato a Fionn, es decir su cuerpo… No —se corrigió de inmediato—, no voy a matar a un inocente. Pero sí que le forzaré. Espero que sea lo suficientemente resistente, porque no se me ocurre nada mejor…»

 

El santo de Piscis comenzó a aglomerar cosmos. El destello dorado de su aura empezó a intensificarse conforme el cabello corto se le mecía. Leves temblores de tierra sacudieron la cámara del trono.

 

—¡Oh! Te pones serio, veo… ¡Haré lo mismo! ¡Veamos quién gana!

 

Tritos imitó a su contrincante acumulando energía alrededor de su cuerpo. Los temblores de tierra se intensificaron. Desde el suelo, Ivánovich sabía lo que estaba por suceder. Se arrastró con torpeza hacia el resto de sus compañeros y logró ponerse en pie con esfuerzo, pero quedó en nada al dar un traspié. Su intención no pasó desapercibida para Nerites.

 

—¡Eh, santa! —dijo con voz severa a Laura entre ráfagas de cosmos—. Ponte detrás de mí y utiliza tu poder para proteger a tus camaradas. Supongo que podrás formar una barrera, ¿no? Que el soldado se ponga con ellos. Esto va a ponerse violento…

 

La guerrera, sorprendida por el enorme poder que manaba de Piscis, asintió y, sin dudarlo, tomó la mano del soldado y le llevó hasta el lugar indicado. Hrafnkell no se inmutó ante la gravedad de los eventos; se limitó a seguirla con la vista, o más bien a deleitarse con el movimiento de su trasero, encorsetado en la armadura de Delfín.

 

—¿Estás listo, Nerites? —preguntó entre risillas Tritos, pero no obtuvo respuesta.

 

Las dos masas de luz se fundieron en el centro de la estancia. El aura de Nerites no dejaba de restallar pequeños chispazos blancos sobre el su tono amarillento. Las ondas crepitantes de su cosmos parecieron arremolinarse en torno a sus manos.

 

—¡Tormenta Solar!

 

Del santo de Piscis brotó un fogonazo de luz pálida tan intensa que deslumbró a todos los presentes. La llamarada avanzó a toda velocidad contra Tritos, quien tenía alzados los brazos y los bajó, moviendo su energía hacia delante.

 

—¡Corriente Oceánica!

 

El torrente de aguas colisionó con la columna de fuego blanco. Los cimientos del palacio de Sinigrado comenzaron a temblar agitando el suelo con violencia. Los bailes de luces se sucedieron entre estrépito de rocas, que cedían cayendo de la bóveda. Corrientes de energía pura fustigaban la sala con violencia, agrietando el suelo y las pilastras de alrededor. El choque de técnicas estaba igualado y hacía vibrar con ira todo en derredor.

 

«¿Cómo puede tener tanta fuerza? —se decía Nerites, que seguía liberando su cosmoenergía y cargando la llamarada con poder. Tenía el rostro deformado por el esfuerzo.»

 

«¡Maldita sea! ¡Con este cuerpo no puedo liberar más cosmos! Si lo hago, revienta… ¡Un momento! —Tritos se percató de algo que no esperaba— ¿Dónde está el viejo? —Con la cabeza girada, chistó.»

 

El choque de técnicas parecía tornar a favor de Nerites, pues había ganado terreno. A pesar de ello, los fogonazos de luz y ráfagas de cosmos estaban poniendo en apuros a Laura de Delfín, que trataba de proteger a sus amigos heridos. Su pequeña barrera de energía, una cúpula celeste, repelía los trozos de techo que les caían encima.

 

—¡No aguanto más! —gritaba—. ¡No puedo! —Sentía que toda la fuerza desatada de los contendientes le golpeaba. Era como si la carne se despegase de sus costillas, como si le arañasen con cuchillas el rostro. No podía ver casi nada a causa de los fulgores en las pupilas, pero si cerraba los ojos corría el riesgo de no ver acercarse alguna ráfaga perdida.

 

De pronto, la energía de Tritos desapareció. El empuje de la Tormenta Solar acabó devorando la masa de agua con la que había rivalizado. Nerites se dio cuenta en seguida:

 

—¡Hijo de…! —Rápido, el santo dorado movió las manos hacia arriba, desviando la trayectoria de su potente cañonazo.

 

Los remanentes de la Corriente Oceánica se esparcieron por toda la sala, trayendo destrucción y calando hasta los huesos a los presentes; el avance implacable de la llama blanca terminó colisionando contra el techo de la parte más lejana de la cámara, en la que estaba la puerta principal.

 

Con un estallido de luces y cosmos sin igual, la bóveda del palacio de Sinigrado reventó con violencia superlativa. Empezó la lluvia de escombros y lascas de lapislázuli tras la que el cielo quedó a la vista de todos. Varios muros interiores colapsaron sobre el maltrecho piso. Los temblores empezaron a desaparecer cuando la llamarada terminó de alejarse en el firmamento, donde se fundió con la aurora boreal. Por último, un destello de luz se vio en las alturas, entre estrellas. A los segundos pudo escucharse el bramido como un eco de destrucción.

 

El polvo comenzó a disiparse; la calma fue llegando poco a poco. La santa de Delfín se dejó caer de culo, agotada. Suspiraba y sollozaba; el dolor que sentía era tan intenso como el alivio de haber sobrevivido. Sus camaradas de bronce, aun en el suelo y empapados, se alegraron también. Los cuerpos de Nésti y Medveditsa yacían sepultados entre tierra, barro y bloques de piedra. Por su parte, Nerites cayó de rodillas al suelo, agotado por el descomunal esfuerzo: aunque contuvo su poder destructivo para no destrozar al santo de Ballena, el hecho de haber tenido que cambiar la trayectoria de su técnica le había dejado muy debilitado.

 

—Fi… Fionn —El dorado se fijó en el cuerpo que tenía a varios metros; era del caballero que tantos problemas le había dado. Tenía claro que él era inocente y que Tritos le había abandonado a mitad del choque de técnicas. ¿A dónde habría ido el enigmático enemigo? ¿Pretendía acaso atacar desde otro lugar? Rezó por que al menos les dejara tiempo para replegarse.

 

La sala del trono había quedado reducida a escombros junto con casi la totalidad del orgulloso palacio, pero eso era lo de menos. Si bien hasta ahora no habían sentido nada del exterior, un sinfín de cosmoenergías cercaba Sinigrado. No eran demasiado intensas, pero sí tan numerosas como para intimidar al mismísimo Nerites.

 

«¿Pero qué demonios es esto? —Palideció—. Cientos, quizá miles de presencias hostiles… Ístvan, ¿cómo no le he sentido antes? —se preguntó al notar el cansancio en la energía lejana de Escorpio.»

 

Cuando alzó la vista para ver el cielo, se dio cuenta de que llovía. No era una lluvia normal, sino copos de fuego celeste que se precipitaban despacio, deshaciéndose al contacto con cualquier superficie. Parecían tímidas lucecillas, pero rezumaban trazas de cosmos.

 

¿Por qué hasta aquel momento no había sentido nada en el exterior? Piscis suspiró, casi temeroso de salir del palacio a la ciudad. Aquellas energías, la lluvia de fuego y su compañero cansado… un presagio fatal: la verdadera batalla empezaría en breve.

                                                                                           

—Esto no me gusta nada…

 

—¿Qué ocurre? ¿Qué son esas energías? —inquirió la santa de Delfín, que caminó hasta donde estaba el pez. Su nariz se encorvó más en lo que trataba de hablar—. ¿Co- cómo es posible? ¿Desde cuándo han estado ahí…?

 

—Dejé de sentir a Ístvan, el compañero con quien vine, cuando estábamos dentro del palacio. También me extrañó mucho que él no viniese durante nuestra pelea con Tritos. Además, al momento de atravesar la puerta sentí un pinchazo en el cerebro. No le di importancia, pero…

 

—¿Un pi- pinchazo? —La trémula voz que sonó a su lado era la de Fionn, que había recuperado la conciencia y pudo sentarse en el agrietado suelo. De inmediato, la santa de Delfín alzó la guardia, atemorizada.

 

—Tranquila —la relajó Nerites, negando con la cabeza—. Él ya no está poseído. Es el santo de Ballena auténtico. Reagrupémonos. En breve llegará el santo de Escorpio y podremos elaborar un plan.

 

—¿Un plan? —suspiró el caballero de Ballena, forzando una risa triste—. Hemos estado bailando en la palma de su mano. Ha jugado con nosotros —El cansancio se reflejaba a través del tono apagado de sus palabras—. Estábamos completamente aislados del exterior en el palacio. No sé cómo lo ha hecho ese malnacido de Tritos, pero cortó todo vínculo con la ciudad.

 

»Mientras llega el santo de Escorpio os contaré todo lo que sé del enemigo. No os va a gustar nada, me temo… Además, el Señor Sacerdote ha aprovechado para escapar. Por cierto —comenzó a buscar por todos lados—, ¿dónde está ese soldado pusilánime?

 

La guerrera de Delfín miró hacia atrás solo para encontrarse la puerta del ala oeste del palacio entreabierta.

 

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[1] El campo AT es una barrera de alta capacidad defensiva que puede verse en Neon Genesis Evangelion. Se traduce como campo de terror absoluto.

[2] Comentario del editor: "excepto Therón *Chuck Norris* de Perseo".

Nota adicional: Por sugerencia del señor editor, se cambió el nombre del capítulo de "Debacle" a "Concierto de escombros". Le pareció más apropiado...

Nota adicional 2: El santo de Zorra, Biao Zi, no tendrá texto deformado en la versión final que publique en .pdf. Hasta entonces seguirá igual su intervención en el capítulo 17. 

 

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Esto es todo para la primera entrega de Némesis Divino de este año. Os deseo buen año. Y os pido comentarios duros. Decidme cómo puedo mejorar, si hay demasiado relleno, si no lo hay...

 

Gracias y abrazos.  :s42:


Editado por Killcrom, 04 enero 2016 - 17:40 .

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(Parte 3 de 3)

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#398 unikron

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Publicado 04 enero 2016 - 17:35

capitulo interesante que mas secretos habran 



#399 Killcrom

Killcrom

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Publicado 05 enero 2016 - 14:19

Perdonad que no respondiese ayer a vuestros comentarios. Voy uno por uno: 

 

REXOMEGA

 

1.- Yo tampoco recuerdo por qué me debías review, pero te agradezco la visita, bro. Y aunque seas beta reader, mi deber es leer el capítulo y también buscar errores que no hayas podido encontrar. Siempre puedes darme golpes de remo si cambio algo y está mal.

 

2.- Sí, recuerdo: "De los creadores de este año escribiré más" y "Las Horas serán más útiles" llega "La saga de los 4 Grandes será breve" y "Devolveré el 100% de los comentarios este año".

 

3.- Gracias por pensar que el cambio ha ido a mejor. Yo pienso que algunas cosas han mejorado, pero otras también han empeorado (como que ahora es más largo). 

 

4.- Sabes mi opinión sobre los arcos que llevo escritos. Con Iskandar estoy medio conforme, pero el personaje queda un poco clásico: el típico héroe. Con Astrea y Baltsarós logré encariñarme algo con Astrea. Antes la odiaba y ahora sí que tiene un hueco en mi corazoncito. Por el momento la saga de los 4 Grandes me está gustando bastante, pero si metiese todo lo que quiero, sería demasiado larga, y no quiero que sea así. Me gustaría terminar la temporada con 20 capítulos.

 

5.- Las Horas... Bueno, con el tema de las Calamidades verán un cambio, pero ya sabes que no son las verdaderas antagonistas. Aun así, tengo ganas de probar a Minerva de Auge. Espero que me divierta con ella tanto como el Señor Sacerdote.

 

6.- El tema de las batallas, mi idea es mantener un nivel alto en todas las batallas relevantes de fin de arco (cuando las haya). En las batallas de finales tendré que hacer algún esfuerzo más y encontrar otras fórmulas de hacer espectáculo. Confío en que la experiencia me enseñe.

 

7.- Sobre mis personajes y su exagerada resistencia... Bueno, todo forma parte del plan divino. En el momento que penséis que Killcrom no mata personajes, lo haré. Y nadie se lo creerá. Y yo habré ganado troleando al personal.

 

8.- El asunto de Astrea no se ha cerrado del todo. ¿Qué ocurre con su cosmos? ¿Podrá volver a pelear? ¿Si derrotan a las 12 Horas y la diosa causante del juicio, quedaría la maldición anulada? No lo sé. Pero para eso dijo Kishut en un capítulo que visitaría el Oráculo de Delfos... ¿no?

 

9.- Tomo nota con Baltsarós. Ya he comenzado. Sus comentarios serán cómicos, pero ofensivos. El personaje de las bromas debe ser un tipo más inocente que este Leo. De todas formas, lo que planeo con Beatrice no se prestará a muchos chistes fáciles.

 

10.- La afición de Kishut al vino... podría darle un trasfondo. Bueno, el trasfondo lo tiene, pero no sé si sería apropiado escribirlo. Es un simple detalle. Quizá lo incluya en algún diálogo de pasada. Eso sí, me temo que el vino se quedará hasta que Kishut muera de cirrosis. 

 

11.- Killcrom: su personaje favorito es Escorpio. Pone a los Escorpios más inútiles que Kurumada. Por otro lado, el personaje de Mila ME ENCANTA. Quiero tener un personaje femenino así. ¿Podría Alisha heredar el genio de Mila si algún día pelea? ¿Qué tal la idea?

 

12.- Con Piscis estoy algo decepcionado. En 1492 es un tipo cariñoso y seguro de sí mismo. En 1485 se le ve bastante retraído y apegado a las normas. Yo creo que la experiencia que vivió (que estamos publicando ahora) sí que le afectó, pero no para mal. En resumen, creo que si Nerites viera ahora a otro Señor Sacerdote o alguna "Ivanada", lo prohibiría de inmediato. Es parte del crecimiento de los personajes y espero poder describirlo bien.

 

13.- ¿A qué te refieres con el señor saguista que quería dejar su generación sin un Virgo? No lo entiendo...

 

14.- Hrafnkell es adorable. Quiero un abuelo así. Me imagino los regalos de cumpleaños que me haría... Je, je.

 

15.- Creo que los telquines han sido un acierto como dices, pero por motivos de espacio no voy a poder usar la idea que tenía. Eso me permite utilizarlos en el futuro, así que, ¿quién sabe? Es posible que gracias a esto mejore lo que venga en el futuro. 

 

Además, llevas razón. La magia es LA EXCUSA por excelencia. 

 

16.- Quitaré la parodia racista por petición popular. Pero que sepas que en mi mente Biao Zi seguirá hablando como el chino del restaurante de mi barrio. Por cierto, el mejor restaurante chino de España, por si alguien viene a Granada. 

 

17.- Gracias por la última advertencia. La próxima vez, o por privado, no dudes en decirme qué falla en la historia y cómo podría mejorarla. Confío en tu criterio más que... ya sabes. 

 

Abrazos y felices Reyes. 

 

GÉMINI

 

1.- Gracias, Gémini. Lo mismo que ahora te ha gustado, habrá otros capítulos que no te gusten. Es el ciclo de la vida... o algo así.

 

2.- Veo absurdo que un santo de oro tenga que ser una especie de asceta-chungo-célibe. Todos los caballeros son humanos y tienen gustos, necesidades... Ya lo verás con otros. Por cierto, el Templo del Amor de Atenea no es una casa de p*tas... es un balneario con servicios especiales de señoritas. ¿Quizá haya algún hombre para santas? No lo sé. 

 

3.- El tema de las descripciones amplias es espinoso para mí (narraciones. A mí me gusta llamar narración al conjunto de descripciones e intervenciones. De hecho creo que es un término que se usa así XD). En algunos capítulos lo hago mejor por la sencilla razón de que disfruto escribiéndolos. Hay otros capítulos en los que reconozco que meto descripciones innecesarias que entorpecen. Vale, creo que mi estilo terminará siendo algo "barroco", pero todavía tengo que aprender a encontrar el equilibrio entre descripción y acción para conservar el ritmo. 

 

Como digo, encontrarás capítulos que se te harán más complicados de leer. Y por favor, critícamelos junto con cualquier otra cosa que creas que puede mejorar.

 

4.- ¿Alguna vez viste un anime tipo Lucky Star? Llaman recuentos de vida a ese género, y normalmente no ocurre nada en los capítulos; tan solo hay escenas cómicas, cotidianas, cálidas. Justo como andas describiendo. Pues bien, si pudiese, haría un fic de ese género con mis personajes. Eso sirve para comprender mejor las relaciones que tienen entre sí.

 

5.- Tío, es que la escena era tan forzada que tuve que romper la cuarta pared (entonces lo hacía de forma sutil XD). Y oye, los personajes de Metal Gear en modo "european extreme" tienen una inteligencia mayor que la de muchos usuarios del foro que andan por la sección versus.

 

Ah, ¿eso ocurre también en "easy mode"? 

 

6.- Gracias por señalar el error en el nombre de Iskandar. Ya sabes que por mucho beta que tengas, por más veces que lo releas, siempre va a quedar algún error. Lo corregiré sin dudas para la compilación final. No te preocupes por el error en la parte 2. Quizá alguien lo incluyera en otros comentarios que, como ya he dicho, repasaré. 

 

Otro abrazo para ti. Felices Reyes Magos. 

 

UNIKRON

 

Muchas gracias, compañero Uni. Gracias por tu apoyo, de corazón. 

 

Un abrazo. :)


Editado por Killcrom, 05 enero 2016 - 14:22 .

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Publicado 05 enero 2016 - 15:55

Como siempre muy buen capitulo

 

no puedo comentar como debiera XD voy corto de tiempo

 

a la espera del proximo capitulo






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