Capítulo 3: Los "Nueve"
Basara cayó violentamente por el precipicio, a unos cuantos metros por encima de él también caía Ikki de Fénix. Luego de unos segundos de caída pudo divisar el final de la caída a lo lejos, una llanura empedrada y escarpada, tal parecía que a aquella gran montaña aún le quedaba muchos kilómetros de descenso para llegar a sus faldas. Cuando supuso que ya había llegado el momento, concentró su cosmos en la mano derecha y dio un fuerte golpe en la pared de la montaña. Su mano quedó enterrada en la roca y así logró evitar caer, Ikki lo imitó. Basara bajó la vista y pudo ver que aún faltaban unos cuantos metros de caída.
Se soltó y se dejó caer, tocando limpiamente la tierra con los pies. Ikki cayó detrás suyo y se limpió algunos escombros con la mano. Basara salió disparado hacia el lado opuesto de la pared de la montaña, Ikki lo siguió de cerca. Basara ya se había percatado de su presencia, esta le molestaba levemente sin embargo no dijo nada y siguió corriendo sin prestarle atención al Fénix, este último también parecía ignorarlo. Basara pudo ver a lo lejos lo que parecía ser el cadáver de Jamián empalado con una roca, pero no vio rastros de Shaina por ninguna parte.
Llegaron hasta otro gran barranco y allá abajo pudieron ver un extenso bosque que se extendía hasta donde se perdía la vista. Tanto Ikki como Basara creyeron haber visto lo mismo: Aquellas dos figuras cayendo y perdiéndose en el bosque. Basara no lo pensó, se arrojó también, al mismo tiempo Ikki también lo hizo. Cayeron por aproximadamente 10 segundos hasta que Ikki pateó la pared de la montaña y de esta forma obtuvo impulso hacia el bosque, Basara lo imitó. Salieron disparados como dos balas sumamente veloces en dirección al bosque y lo "sobrevolaron" por unos segundos hasta que empezaron a caer. Tanto Basara como Ikki fueron saltando de árbol en árbol cuando esto sucedió.
Basara miraba (o intentaba ver) el suelo durante ese "recorrido", la sombra de los árboles impedía ver la superficie. Quizás estaban (o parecían) muy distraídos por lo que un fino rayo proveniente del noroeste intentó atravesarlos a ambos. Tanto Ikki como Basara se percataron al instante de esto y se arrojaron a la superficie, en la oscuridad del bosque. Cuando Basara se acostumbró a esta, pudo ver que el bosque no parecía tener fin. Tampoco había rastro alguno de aquellos hombres a los que perseguían.
En eso, el sonido de las hojas comenzó a hacerse más fuerte, había alguien que se movía velozmente en ese bosque. Un veloz sonido de pisadas proveniente del este los alertó a ambos quienes voltearon hacia esa dirección pero no vieron nada. Tal parecía que quién sea que estaba haciendo eso estaba jugando con ellos debido a que se desplazaba de dirección en dirección pero sin llegar a tocarlos.
Ikki tomó sus plumas de Fénix y, cuando escuchó que aquella "cosa" se acercaba rápidamente, las arrojó en todas direcciones: 11 Plumas en total, casi todas fueron a parar a árboles excepto una que dio en el blanco. Aquella persona rechazó la pluma con un cayado que llevaba en la mano izquierda y la mandó a volar lejos, sin embargo eso delató su posición. Allí había un hombre como los demás, llevaba una túnica larga que le cubría hasta los pies. Su cabello era negro carbón, le llegaba hasta la cintura. Su piel era bronceada.
-Saludos.-dijo mientras les dedicaba una pequeña reverencia.-Mi nombre es Sah, señor de la vida, y uno de "los Nueve".
-¿"Los Nueve" qué?-preguntó Ikki sin bajar la guardia.
Él y Basara no lo habían perdido de vista desde que apareció, lo miraban fijamente. Sah los tenía sin cuidado, jugaba con su cayado pasándoselo de una mano a otra.
-Los nueve guerreros de Egipto.-respondió Sah con melancolía como si recordara algo.-Momificados hace miles de años y devueltos a la vida en la era moderna. Hace mucho tiempo, nuestro señor Ra intentó fusionarse con Amón y así convertirse en el dios supremo que gobernara este mundo, pero Horus nos traicionó y nos selló a todos. Pero en este siglo, el sello se rompió y logramos revivir, reencontrándonos más tarde. Nosotros y muchos de nuestros seguidores que nos juraron obediencia eterna.
-Qué interesante...-comentó Ikki de manera sarcástica.-Déjame adivinar, planean repetir su plan original.
-No lo niego...-respondió Sah sin darle importancia al asunto.
Tanto Ikki como Basara se pusieron en guardia, listos para atacar a Sah cuando sea necesario.
-Dime...-comenzó a decir Basara a Sah.-El plan de los tuyos ¿Tiene algo que ver con lo que está sucediendo ahora en el Santuario?
Al escuchar eso, Sah comenzó a reír para si mismo. Basara no entendía cual era la gracia de aquella pregunta, Ikki también permanecía serio.
-Sabes mucho, niño, excelente.-le felicitó Sah con una sonrisa maligna en el rostro.-En efecto, el Santuario está bajo nuestro control. Y ahora que lo sabes, no puedo dejarte con vida.
-La última vez que alguien me levantó la mano...-comenzó a decir Basara preparado para atacar.-Terminó muerto.
Tanto Ikki como Basara alzaron los puños.
-¡Golpe cen...!-comenzó a decir Basara.
-¡Ave Fén...!-comenzó a decir Ikki.
Sin embargo Sah se les adelantó y corrió en dirección a ellos, a toda velocidad. Debido al impacto, ambos Caballeros de Bronce salieron despedidos en direcciones contrarias: Ikki a la izquierda y Basara a la derecha. Ambos chocaron con un árbol y cayeron al suelo, pero se incorporaron al instante. Sah atacó directamente a Ikki y ambos entablaron una lucha cuerpo a cuerpo: Sah era veloz pero Ikki fuerte. Basara no tenía intenciones de ayudar a Ikki y sin embargo corrió en dirección a Sah mientra cargaba su mano con Cosmos.
-¡Golpe Centella!-gritó mientras se dirigía a Sah.
Este último le dio un fuerte empujón a Ikki quién salió despedido unos metros, pero no cayó al suelo. Sah apuntó con su cayado al puño de Basara y, para sorpresa de este último, lo detuvo. Nunca antes le había sucedido eso, era increíble ¿De qué material estaba hecho ese objeto? Basara intentó golpear a su enemigo otra vez pero Sah lo detuvo de nuevo con el cayado. Lo atacó 70 veces en un segundo, pero Sah detuvo cada golpe con el "arma". Luego de que Basara parara, Sah le dio un golpe en la cara con el cayado, hizo sangrar la frente de su rival. Basara se llevó ambas manos al rostro debido a su instinto, aprovechando que había bajado su defenza, Sah le apuntó la barriga con el cayado.
-Espero que tengas sed...-le dijo Sah.
De su bastón salió un chorro potente de líquido morado, este chocó con Basara quién salio disparado a lo lejos. Ese líquido era indiscutiblemente vino. Ikki reapareció en ese instante e intentó golpear a Sah quién detuvo su puño empleando el cayado.
-¿Qué te sucede en la mano, niño?-le preguntó Sah en tono burlón.-Tal parece que la tienes incapacitada.
En eso Ikki recordó su pelea con Hyoga en donde este último le había congelado el brazo. Hasta ese día, su brazo no había vuelto a ser el mismo.
-Maldición...-murmuró entre dientes.
-Mientras tenga este cayado...-comentó Sah apuntándoselo a Ikki.-¡Seré invencible!
Un chorro de vino chocó directamente con Ikki quién también salió despedido, cerca de donde se encontraba Basara. Este aún estaba tendido en el suelo, sin embargo escuchó atentamente lo que Sah había dicho: "Mientras tenga este cayado ¡Seré invencible!". La frase "Mientras tenga este cayado" se repitió decenas de veces en su mente.
...
-¿Qué estás haciendo, Basara?-preguntó Orfeo de Lira.
Llevaba su traje de entrenamiento, aún así poseía su lira en la mano. Delante de él se encontraba Basara con 14 años, tendido en el suelo y con unas cuantas heridas en el rostro, una de ellas la tendría marcada en su cara por el resto de su vida una vez que cicatrizara. Basara no respondió a esa pregunta cuando intentó incorporarse, se limitó a jadear y a intentar sostenerse con sus dos pies. Cuando lo consiguió, Orfeo le dio una patada en el rostro, y Basara volvió a caer al suelo, sangraba por la boca.
-Te pregunté que estabas haciendo.-insistió Orfeo seriamente.-Siempre me atacas a mi, no debes hacer eso. Ataca a mi Lira.
-Es ridículo.-protestó Basara mientras se incorporaba.-¿Para qué destruir el arma primero cuando puedo acabar contigo primero?
-Algunas veces para derrotar al enemigo...-comenzó a decir Orfeo mientras acariciaba su instrumento.-Debes destruir su mayor arma en la que tanto confía, pues todos sus ataques se concentran en ella. Debes destruirla aunque eso signifique también partirte los brazos o romperte las piernas. Cuando tu enemigo pierda su mayor arma estará indefenso completamente. Durante ese instante de confusión, arremete contra él con todas tus fuerzas. Y recuerda que esto no se aplica solo a armas si no que también a los puños de tu enemigos o lo que sea que utilice para atacar ¿Entendido, Basara?
Basara se levantó completamente, aún jadeaba. Luego comenzó a atacar a Orfeo con todas las fuerzas que le quedaban, de sus puños salían chispas. Orfeo esquivaba cada uno de sus golpes, primero con facilidad, luego comenzó a tener problemas.
-Impresionante...-pensaba Orfeo mientras lo veía atacar con los puños.-Este niño está mejorando.
Durante la "pelea", Basara encontró una "brecha" en la defensa de su maestro. Intentó atacar allí con todas sus fuerzas pero Orfeo detuvo su golpe con la mano, y al tener inmovilizado al niño, le pateó el rostro y lo lanzó a unos pocos metros de distancia. Luego de caer, Basara intentó incorporarse de nuevo.
-Qué torpe...-pensó Orfeo mientras lo fulminaba con la mirada.-Aún intenta atacar directamente... Debió intentar darle a mi lira.
Y luego de decir eso intentó acariciar su instrumento de nuevo pero se percató de algo. Rápidamente volteó para verlo y lo que encontró lo dejó sorprendido: Basara había roto su Cuerda Principal. Había empleado su puño para distraerlo y de esa manera atacar a su arma.
-Imposible...-pensó Orfeo sorprendido pero luego cambió su expresión y sonrió.-Sin lugar a dudas eso fue increíble, no solo cortó mi Cuerda Principal si no que también lo hizo sin que me diera cuenta.
Caminó lentamente hacia Basara (quién se había desmayado) y lo alzó con delicadeza, luego caminó hacia el norte.
-Vamos.-le dijo.-Eurídice y tus hermanos estarán preocupados por nosotros...
...
-Fénix...-llamó Basara a Ikki quién se sorprendió que le dirija la palabra.-Voy a atacar a Sah y necesito tu ayuda.
Ikki sonrió divertido por el hecho de que Basara le pidiera ayuda.
-Pues dime tu plan.-le respondió.
Sah se acercaba lentamente hacia ellos, blandiendo su cayado. Basara se acercó a Ikki y le susurró en la oreja, este lo escuchó atentamente y luego asintió con la cabeza. Tan pronto hubiera sucedido eso, Ikki cargó directamente hacia Sah quién se sorprendió que aún le quedara fuerzas para hacer eso.
-¡Alas Ardientes del Fénix!-gritó Ikki.
Le lanzó un gran fénix de fuego, producto de su Cosmos. Sah tomó su cayado y detuvo el ataque de Ikki. Tan pronto como se disipó el ataque, Ikki volvió a cargar contra su enemigo y lo sujetó fuertemente con ambos brazos.
-¿Qué intentas hacer?-preguntó Sah sorprendido intentando librarse de su enemigo.
Sah utilizó su cayado y golpeó a Ikki con él, lanzándolo lejos. Ikki se incorporó rápidamente y volvió a correr hacia Sah quién intentó golpearlo con su arma, pero Ikki lo esquivó y le dio un golpe que empujó a su enemigo. Tan pronto como este se detuvo, estuvo a punto de dirigirse a Ikki. Sin embargo de reojo pudo ver a alguien más que cargaba hacia él, volteó la mirada y pudo ver que era Basara.
-¡Golpe Centella!-gritó cargando su puño.
Toda la fuerza que le quedaba estaba almacenada con él, solo tendría un "tiro" así que no iba a desaprovecharlo. Sah, por instinto, levantó su cayado en dirección a Basara para utilizarlo como escudo, lo que él no sabía es que era justo lo que Basara quería. Golpeó con una fuerza brutal el arma hasta el punto que se rompió su mano. Sin embargo el cayado no parecía afectado por ese acto de agresión.
-¿Qué intentas hacer?-preguntó Sah sorprendido.-¡Ni creas que podrás destruir mi arma!
-¡Eso lo veremos!-gritó Basara.
Y para sorpresa de Sah, su cayado comenzó a resquebrajarse y agrietarse.
-¡¿Qué?!-dijo Sah atónito.-¡Es imposible!
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó Basara con fuerzas.
En un abrir y cerrar de ojos, su puño "pasó de largo". Al mismo tiempo, el cayado de Sah se partió en dos y este retrocedió dos pasos. Al mismo tiempo, Ikki, apuntaba su puño hacia su enemigo.
-¡Ahora!-gritó Basara.
-¡Alas Ardientes del Fénix!-gritó Ikki.
Le arrojó su fénix de fuego a Sah por segunda vez solo que ahora no pudo detenerlo y recibió de lleno la técnica. Salió disparado hacia el cielo y luego cayó violentamente, creando un pequeño cráter en el suelo. Basara por su parte se sujetó su puño roto con la otra mano. Luego de ver el estado de esta, se acercó lentamente hacia el cráter y allí pudo ver a Sah tendido al fondo de este. Tanto él como Ikki bajaron a comprobar que su enemigo estaba muerto. Ikki se agachó y lo tocó con una mano.
-No está muerto.-sentenció.-¿Qué sugieres que hagamos?-le preguntó a Basara.
Opciones
Opción 1: Sugerir dejarlo con vida y llevárselo para interrogarlo más tarde.
Opción 2: Abandonarlo a su suerte
Opción 3: Matarlo antes de que despierte
La opción tomada repercutirá en la historia, de forma positiva o negativa (ser "bueno" o "malo" no necesariamente da conclusiones "buenas" y "malas" respectivamente).
Editado por Macairo de Cancer, 09 febrero 2017 - 14:44 .