Capítulo I
El preludio
Ambos combatientes, tanto Atenea como Odysseus, intercambiaban miradas fieramente, como dos bestias a punto de abatirse la una con la otra. Mientras eso sucedía, los demás Caballeros, incluidos los cuatro Caballeros de Bronce que venían del futuro, sumados con un quinto guerrero, Tenma de Pegaso, observaban dicho combate a la espera de la conclusión de este mismo.
-No tenemos que hacer esto.-afirmó Atenea frunciendo el entrecejo.
Quería evitar ese combate a toda costa puesto que aún, después de todo lo que Odesseus había hecho, seguía siendo uno de sus Caballeros. Creía con fervor en la especie humana, y estaba dispuesta a perdonarlo si es que este se detenía a último momento. Pero en lugar de eso, el Caballero de Ofiuco se aferró a su bastón.
-Es inevitable.-defendió su postura tranquilamente.-Tú y yo luchando para decidir quién es el más digno para dirigir al ejército.
-Si así lo quieres, Odysseus...-dijo Atenea cerrando los ojos.-Parece que no tengo alternativa.
Pero justo cuando la batalla estaba a punto de reanudarse, del cielo cayó un destello de luz que alarmó a todos los presentes. Este se detuvo en medio del a Casa de Ofiuco, provocando un fuerte resplandor que encegueció a todos los presentes por unos instantes. Cuando finalmente pudieron abrir los ojos, pudieron ver como, en el medio de tal arena de combate, había un hombre de mediana estatura, alrededor del metro setenta, el cual poseía cabello castaño claro, y lo que parecía ser una barba recién afeitada.
Este individuo vestía majestuosamente una túnica blanca la cual le llegaba hasta las rodillas. Debajo se podía notar que llevaba un pantalón gris. Calzaba unos zapatos negros. Además de tales prendas, llevaba una pequeña Armadura compuesta por un par de hombreras de un metal que se asemejaba al zafiro, ambas unidas a un peto. Sus ojos solo eran un par de cuencas oculares grises, más esto daba la sensación de que permanecía inexpresivo. Pero esto era desestimado a causa de que sus gruesas cejas estaban fruncidas.
Atenea, al verlo, no dudó en arrodillarse. Por otro lado, Odysseus, al ver a una diosa colocándose de rodillas ante otro hombre, tampoco dudó en hacer lo mismo. En cambio, los Caballeros permanecían de pie, sin entender la situación.
-Arrodíllense todos, ahora.-les ordenó Atenea, pero al ver que estos seguían en shock por tal suceso, levantó la voz.-¡Ahora! ¡Es una orden!
Y dicho esto, los Caballeros la imitaron, pero tal gesto no pareció importarle para nada al recién llegado.
-De pie, Atenea.-le ordenó con una voz gruesa y alta, la cual sonaba fría.-Esta vez te has metido en una buena, ni creas que este gesto de cortesía servirá para arreglar la situación.
Una corriente helada recorrió por todo el cuerpo de la diosa la cual comenzó a temblar. Se incorporó con dificultad y le miró a los ojos, intentado ocultar su miedo, aunque este era evidente.
-¿De qué está hablando?-preguntó Atenea con voz temblorosa.
Ante tal expresión de miedo, los Caballeros se sorprendieron, en especial sus cuatro Caballeros de Bronce. Esto no pasó desapercibido entre los Caballero Dorados, Caín e Izo intercambiaron miradas, ambos frunciendo el ceño. El mensaje que se pasaron estaba claro, se preguntaban "¿Qué mi$rd@ estaba sucediendo?".
-¿En serio me lo preguntas?-le interrogó aquel hombre, luego se aproximó hasta donde estaba ella (la cual casi retrocede por el miedo).-Sabes muy bien que tienes prohibido manipular el tiempo.-prosiguió aquel hombre.-¿Tienes idea de lo que provocaste? ¡Ahora existen más de veinte Universos!.-rugió aquel hombre.
La diosa de la Guerra se encontraba pálida. Los demás presentes seguían sin entender de que rayos estaban hablando, pero sabían que la situación era muy grave. Ante la mirada atónita de la diosa, aquel ser siguió hablando.
-Tu pequeña travesura-comenzó a decir.-ocasionó un bucle temporal. Este, a su vez, distorsionó el espacio y tiempo más allá de lo que habíamos imaginado. Cuando nos habíamos dado cuenta de eso, ya era muy tarde.
Atenea abrió la boca para hablar pero el miedo le paralizó. A su vez, aquel hombre comprendió casi al instante que era lo que esta le estaba por preguntar, y se anticipó.
-Veinticinco universos.-respondió con reproche.-Cuatro líneas temporales en total, todas fueron originadas por el mismo universo, por este universo para ser más precisos.-luego acercó su rostro aún más al de ella, separándolos tan solo un par de centímetros.-Conoces muy bien las leyes, Atenea, solo puede haber un universo, así lo dictó nuestro Señor, por lo tanto...-se separó de esta, y luego miró hacia su alrededor.-Todos, acérquense ya.
Y dicho esto, todos los presentes obedecieron. Se incorporaron y se aproximaron hacia alrededor del ser, poco a poco, hasta que finalmente estuvieron todos cerca. Dohko de Libra, quién aún no comprendía la situación, se atrevió a hablar.
-¿Quién es usted?-le preguntó el Caballero despreocupadamente, rascándose la cabeza.
Aquel ser le fulminó con sus ojos vacíos, viendo más allá de lo que nadie jamás había visto en Dohko. Este palideció casi al instante para luego ponerse nervioso. Una gota de sudor recorrió todo su rostro.
-Mi nombre es Okaios.-respondió el ser.-Ejerzo un trabajo como uno de los Guardianes del Todo.-explicó.
-¿Guardián del Todo?-preguntó Dohko mucho más confundido.
-Nosotros protegemos el Macrocosmos.-explicó Okaios.
Esa inusual charla desconcertó a todos los Caballeros presentes, incluso al mismo Odysseus quién se mantenía atento a todo lo que ese Guardián del Todo explicaba.
-¿Qué es el Macrocosmos?-preguntó Tenma de Pegaso.
-El todo en su totalidad.-explicó Okaios.-Pero a su vez es la nada misma.
Tenma abrió los ojos de par en par, y luego se rascó la cabeza con su mano derecha.
-Creo que no entendí nada de eso.-afirmó desconcertado.
-No es necesario que lo entiendas.-le dijo Okaios sin cambiar su expresión.-Tan solo imagina un mundo dividido en varias partes, todas independientes entre sí, todas con sus propias leyes, siguiendo cada una un orden específico. Aquí, uno más uno es igual a dos. En otra realidad, el resultado podría ser un cinco. En otra ni si quiera existiría tal herramienta de medición. Este universo es parte de ese orden natural tal y como lo impuso mi señor. Pero en esta realidad ahora existen otros universos, y eso va en contra de las ley natural. Pero mi Señor respeta el derecho de la vida misma, no podemos eliminarlos así como así.
-¿Entonces qué piensan hacer?-preguntó Odysseus de Ofiuco.
-Mi señor decidió que todos los universos merecen la oportunidad de defenderse.-explicó el Guardián del Todo.-Por eso ha decretado que, exactamente en siete días según el calendario gregoriano, se llevará a cabo un torneo entre los veinticinco universos que ahora existen. El ganador de dicha competición tendrá el derecho de ser llamado "la línea canónica oficial".
-¿Y qué sucederá con los demás?-preguntó Izo de Capricornio seriamente, aunque ya deduciendo la respuesta.
-Serán borrados.-respondió Okaios.-Eliminados de la existencia, como si nunca hubiesen existido.
Tal respuesta impactó a todos los presentes quienes murmuraron entre ellos, atónitos. Pero Okaios les interrumpió a todos.
-Escuchen todos.-les ordenó.-En este torneo solo pueden participar hombres, no divinidades, aunque los semi-dioses también son permitidos. Deberán elegir a diecisiete guerreros de este universo, diez conformarán el grupo principal y los otros siete serán suplentes por si algo les sucede a los titulares. Tengan en cuenta que decidí comunicárselo a los Caballeros de Atenea puesto que ustedes por lo general están compuesto por los mejores luchadores de cada época, pero mientras su equipo esté compuesto solamente por mortales, no importa quienes lo integren.
...
Mientras tanto, en la Sala del Patriarca en el Universo 3.
-¿Podremos reparar nuestras Armaduras?-le preguntó el Caballero Dorado de Aries, Mu.
Este se encontraba reunido junto a los demás Caballeros Dorados, entre ellos, un Aioria pelirrojo. Okaios asintió con la cabeza.
-Podrán llevar materiales para repararlas.-afirmó.-Y si lo desean, también pueden contar con medicinas, artículos de cualquier tipo de necesidad, inclusive comida.
...
Okaios se dispuso a explicar las reglas en el Universo 10, otra variación extraña con respecto al universo 1, así como lo fue el universo 3. Aquí, Atenea posee a un grupo de jovencitas las cuales actúan como sus damas de compañía y sus protectoras. El Guardián del todo les explicaba la situación a Atenea y a sus Caballeros. Nótese que era menos frío con las demás Ateneas puesto que estas no eran las responsables de la situación actual.
-¿Qué tal armas?-preguntó Georg de la Cruz del Sur.
-Pueden llevarlas.-respondió Okaios.-Pero nada les garantiza que podrán usarlas. Solo el árbitro establecerá cuando, quienes y hasta incluso como podrán usar esas armas.
Juan de Escudo y Georg intercambiaron seriamente miradas de preocupación, pero tal momento de tensión fue interrumpido por Shoko quién esbozaba una sonrisa de oreja a oreja.
-De acuerdo.-dijo esta de forma energética.-No importa a quién nos enfrentemos ¡Lo derrotaré a todos, pase lo que pase!
Tal declaración le dio ánimos a todos los presentes, a sus compañeras Saintias, y hasta a los Caballeros.
...
Más tarde, Okaios se pasó por el universo 12 en el cual se estaba desarrollando una Guerra Santa contra Hades en el Siglo XVIII, muy diferente a la del universo 1.
-Diecisiete participantes...-comenzó a reflexionar Yato de Unicornio, luego esbozó una sonrisa.-¡Bueno, supongo que si los Caballeros Dorados participan a nuestro lado entonces no hay de qué temer!
Pero en ese instante, Tenma de Pegaso le golpeó la cabeza.
-Oye, oye...-comenzó a decir el Caballero de Pegaso.-¡¿Quién te dijo que tú participarás?!
...
El Universo 2 es como tendría que haber sido el siglo XX del Universo 1 de no ser por la alteración del pasado por parte de Atenea.
-A propósito...-comenzó a decir Dohko de Libra.-¿Eso significa que incluso técnicas como la Exclamación de Atenea están permitidas?
Sin embargo, Okaios se le quedó viendo, sin decir una sola palabra, algo que incomodó a Dohko.
-¿Acaso tú estás en todos los universos?-le preguntó Okaios.
-¡¿Qué?!-preguntó Dohko, desconcertado.
...
Luego de que Okaios terminase de explicar las reglas del Torneo de Cosmos en el universo 9 (una variación de los universos 2 y 10), se marchó, dejando a los Caballeros de Atenea, en la sala del Patriarca, preocupados por la situación.
-El Torneo de Cosmos...-reflexionó Saga de Géminis.-Esto es serio.
-Así es...Lo corroboró un aciano Dohko de Libra.-Debemos elegir cuidadosamente quienes serán los guerreros que participarán.-pero luego lanzó una pequeña risita.-Creo que sé por quienes podemos empezar...
Editado por Macairo de Cancer, 15 diciembre 2017 - 15:21 .