Capitulo 4: Cronos, Rey De Los Titanes:
Las nubes negras continuaban en el cielo sobre el santuario, adornando de penumbra el ambiente ante la presencia de Cronos. Aioros y Aioria caen al suelo heridos. En un abrir y cerrar de ojos el titán los había golpeado con su cosmos sin darles oportunidad de defenderse.
- ¿No lo entienden humanos? No hay manera de que caballeros dorados inexpertos sean un verdadero desafío - Dijo elevando su voz para que todos los caballeros allí lo escucharan. - Ni siquiera como entretención sirven.
El patriarca Shion observaba lo que más temía. La caída de la mayor defensa que tenían allí en el santuario. Ahora sólo él quedaba en pie para defender a Athena, pero sin armadura que lo protegiera se encontraba vulnerable ante los ataques de aquella deidad.
- No permitiré que logren un milagro como en la era del mito - El titán comenzaba a caminar hacia Shion. - No dejaré que me encierren de nuevo. Esta vez la tierra tiene las horas contadas.
Cronos levantó su brazo apuntando al cielo, enseguida el cielo se iluminó con un reloj gigante negro como el propio caos que liberaba a cada segundo el titan. El reloj representaba la presencia de los doce titanes que gobernaban la Tierra antes de la rebelión de los dioses para hacerse con el poder.
- Cuando las doce partes del Theos Sema, el emblema de los doce titanes, se haya iluminado por completo, significará que el resto de mis hermanos titanes arribarán en el mundo y me ayudarán a darle un fin definitivo a la humanidad.
No había manera que pudieran detener a los doce titanes si estos descendían. Era una suerte que aún todos siguieran con vida ante Cronos, ni pensar cómo arreglárselas con once más.
“No todos saldremos vivos de esta…” Pensaba Shion. El patriarca era una persona curtida en temas de guerra y sabía que en una batalla de esta magnitud más de alguno moriría. Y si tenía que ser él mismo quien debía morir, se sacrificaría por mantener a los jóvenes caballeros dorados con vida.
- Entonces tendremos que sellarte nuevamente antes de que el reloj se ilumine por completo.
- Ni siquiera todos los caballeros dorados presentes pudieron hacerme algo más que cosquillas, ¿Qué podrías hacer tú?
Athena, quien se encontraba mirando temerosa alejada de toda la conmoción, rezaba al resto de los dioses olímpicos el poder salir de esta situación sin sufrir la pérdida de nadie, pues aún deseaba una vida tranquila como diosa junto a sus caballeros. Notaba como Shion se engrandecía cada vez más, el cómo décadas de experiencia se demostraban con el cosmos que hacía arder.
- ¡Brilla! ¡Mi cosmo! - El patriarca hacía uso de toda su fuerza, aún cuando su decrépito cuerpo no pudiese aguantarlo.
Las ropas y telas del patriarca se sacudían con vigor, mientras parecía que las estrellas bailaban a su alrededor. Cronos enterró su arma en el suelo y continuó caminando, dejándola atrás. Iba a enfrentarse al más grande protector de la diosa Athena desarmado. Una pelea en igualdad de condiciones.
- Humano - Vociferó. - Has llamado mi atención. Pelearé sin mi Megas Drepanon y me entretendré con tu muerte hasta que mis hermanos lleguen.
- Tu arrogancia será tu perdición - Le advirtió Shion.
- Eres valiente al hablarle de ese modo a un titán como yo - Por un segundo la mirada de Cronos se vio iracunda, pero enseguida se relajó. - Tendremos aproximadamente tres horas antes de que todas las luces se enciendan. Cuando el tiempo se haya acabado, extinguiré tu vida y luego la de toda vida en este planeta.
El viento silbaba más fuerte que otros días, lo cual principalmente se debía a la turbación en el cosmos que existía en estos momentos, el choque de poder entre el cosmos caótico de Cronos y la pureza del cosmos del patriarca Shion.
- ¡Ha! - Bajó sus manos y las estrellas detrás de él se dirigieron directamente a su enemigo.
Con una sacudida de sus brazos disipó las estrellas fugaces que amenazaban con golpearlo, pero resintió un poco sus brazos y al verlos notó que en verdad ese pequeño ataque había dejado raspones en su Soma, la armadura de los titanes.
- Vaya…
Antes de que el titán pudiera continuar hablando, Shion ya preparaba su siguiente movimiento, pues no permitiría que Cronos tuviera tiempo de respirar o defenderse, solo así podría detenerlo. Se acercó rápidamente a este y colocando la palma de sus manos en el pecho de su Soma, hizo explotar su cosmos, logrando empujarlo bastantes metros hacia atrás
- Que humano más interesante… - Alzó sus brazos al cielo lleno de emoción mientras reía lunaticamente. - ¡Todos morirán!
Todo el cosmos de caos expulsado por Cronos se convertían en espinas negras y como una torrencial lluvia se lanzaban hacia no solo el patriarca, sino hacia todos los caballeros inconscientes. Athena había avanzado hasta donde estaban Aioria y Aioros, se había arrodillado junto a ellos esperando poder despertarlos cuando se encontró envuelta en el ataque del titan. La técnica de la deidad los matarían a todos.
- ¡Muro De Cristal!
Una barrera de cristal apareció frente a Shion, quien se había colocado frente Athena y los dos caballeros dorados que yacían en el piso. Su prioridad era defender a la diosa, pero no dejaba de pensar que les había fallado al resto de caballeros de oro. “No lograré protegerlos a todos… lo siento…”
- ¡Muro de Cristal! - Resonó otra voz que Shion conocía muy bien.
- ¡Kān! - Otra voz se sumó antes de que el ataque enemigo llegara a todos.
Dos barreras más se levantaron, protegiendo a todos los protectores de Athena que se encontraban allí. Al mirar donde se levantaron las barreras, Shion pudo ver como los caballeros que habían sido abatidos ahora se levantaban renovados de energía.
- No seguirá luchando solo, maestro - Le dirigió la palabra Mu.
El patriarca los miró con añoranza. Tenía claro que en las guerras los caballeros están destinados a morir, pero esta generación de protectores de Athena se habían convertido en su familia y si estaba en sus manos, no permitiría que ninguno de ellos muera allí. Incluso si eso significaba quemar su vida hasta su fin.
- Gracias chicos… - El ataque del titán se detuvo y las técnicas defensivas desaparecieron. Miró a los caballeros que vio crecer desde que eran tan solo unos niños, los vio como los fuertes caballeros dorados que eran ahora y les heredaría la protección de Athena. - ¡Cronos! Yo no solo protejo a la diosa Athena, ¡también velo por la nueva generación de caballeros que la cuidarán después de mi muerte!
Parecía que el ambiente se había calmado, en este momento solo Shion y Cronos existían dentro de la lucha, los demás guerreros y Athena escuchaban atentamente.
- ¡Ellos heredarán la voluntad dorada!
- Maestro… - Susurraba el caballero de Aries.
El patriarca saltó, se elevó al cielo y levantó su mano. Su cosmos continuaba convulsionando y explotando. El cielo se despejó y las estrellas lo rodearon. Entonces lanzó su técnica.
- ¡Revolución De Polvo Estelar!
Cientos de estrellas comenzaron a golpear a Cronos, quien por la euforia que lo invadía ante tan formidable oponente que enfrentaba, no paraba de reír. Shion no detendría su ataque, tenía que crear un milagro, un ataque tan potente que inutilice al titán el suficiente tiempo para que Athena lo sellase de nuevo. Su cosmos estalló aún más si cabía manera de ello.
Siendo que los caballeros dorados dominaban el séptimo sentido por completo, tenían claro que el patriarca que los había entrenado durante toda su infancia había superado con creces esa barrera. Los cientos de estrellas se convirtieron en miles y destrozaron todo el espacio donde se encontraba Cronos.
El coliseo del santuario se encontraba abarrotado de caballeros y aspirantes, todos observaban con cierto temor al hombre que hasta hace poco había aparecido sentado en lo que era el trono que ocupa la diosa Athena en aquella arena. Los caballeros de Ofiuco y Águila en conjunto con el caballero Cristal habían intentado eliminarlo, sin ningún tipo de buen resultado. Ahora se limitaban a vigilarlo desde lejos, teniendo incluso más caballeros de plata y bronce como apoyo, pero tenían claro que ni siquiera todos ellos juntos serían rivales para este extraño invasor.
Los aprendices y caballeros comenzaron a hacer espacio hacía la arena, dando paso al viejo maestro de Los Cinco Picos, Dohko. Todos lo conocían como el antiguo portador de la armadura de Libra, la cual hasta ahora aún no tenía dueño, así que en teoría seguía perteneciendo a él. Su presencia ante esa situación no hacía más que alarmar a los presentes, se necesitaba de una situación de extrema emergencia para que el maestro decidiera abandonar su lugar frente a la cascada de Rozan.
Se detuvo en el primer escalón que llevaba hacía la arena del coliseo, desde allí observó al extraño. Este sujeto estaba envuelto en una capucha negra que solo permitía ver su cabeza y un poco sus piernas. No había absolutamente nada que diera un indicio sobre quien podría tratarse, solo el hecho de que nadie podía sentir cosmos alguno en el. Lo cual fue suficiente para que Dohko lo entendiera.
- Es un dios primario… - La vocecita del viejo maestro parecía asustada.
Nadie dijo una palabra, pues entendían que si el maestro Dohko tenía razón, no tendrían posibilidades de salir vivos de allí.
El extraño levantó su vista hacia Dohko, había llamado su atención el nivel cósmico de aquel humano, que a pesar de aparentar en el cuerpo de un viejo decrépito, escondía un poder sobrehumano.
- Me llamo Pontos.
Su voz sonó como un tormento y todos los presentes sintieron una presión en sus cuerpos. El dios se levantó del trono de Athena y comenzó a caminar en dirección a Dohko. Subió los escalones con paciencia mientras que el pánico se apoderaba de los rostros de todos los presentes, más no podían moverse. La presión instaurada por el titán los había inmovilizado a todos.
- Es extraño que exista alguien que haya vivido tanto - Se dirigió a Dohko.
- Athena me encomendó vigilar a las ciento ocho estrellas malignas de Hades… - Respondió este.
- Puedo ver que has vivido más guerras de las que podría haber vivido cualquier mortal - Parecía que el dios primogénito presentaba respeto hacia el viejo maestro. Aquella actitud desapareció enseguida. - Pero ni siquiera eso bastará para detener la titanomaquia.
Pontos se cubrió completamente con su manto negro y luego desapareció, abandonando al ejército de Athena, como si se hubiera aburrido completamente de ellos, que con suerte no llegó a masacrar a los presentes. El viejo maestro Dohko sudaba con estrépito, mientras que la mayoría del resto de caballeros o aspirantes se derrumbaban por el miedo que les infundió aquella figura divina que ni en sus sueños pensaron que se presentaría frente a ellos.
- … - Dohko simplemente también se sentía bajo aquella presión y dejó caer su decadente cuerpo.
La luz que produjo la técnica del patriarca por fin desapareció y este cayó directamente al suelo, con su cuerpo muy débil y sus ropas rasgadas. Mu y Camus acudieron enseguida a atenderlo, mientras Athena miraba preocupada desde lejos. Los caballeros de oro Aioria y Aioros por fin se ponían en pie.
- ¿Lo logró? - Preguntó Aioros.
Entonces la tierra se estremeció y el polvo que se había levantado entorno a donde la revolución de polvo estelar se había estrellado, desapareció, permitiendo ver a un intacto Cronos.
- Fue un buen espectáculo de luces - Dijo mientras se sacudía su Soma.
- N...no puede ser… - Bramó Aldebarán.
El cosmos del patriarca había sido impresionante, pero no había logrado su acometido. Shion, había levantado la cabeza del suelo, observando a su oponente sin ningún daño. Intentó ponerse de pie con la ayuda de Camus y Mu, pero aún así tropezó y cayó de rodillas.
Ya habían cuatro emblemas de los titanes iluminados en el reloj Theos Sema, no les quedaba mucho tiempo antes de que los demás titanes descendieran. A pesar de encontrarse en estados entre la inconsciencia y la consciencia, los caballeros habían escuchado con atención la conversación entre el patriarca y el titán. Bastó una mirada cómplice entre Aioros y Aioria para entenderse.
- ¡Flecha Sombra!
Aioros lanzó su técnica hacia el titán, una flecha creada a partir de cosmos que se clavó en en la sombra de su enemigo, inmovilizando cualquier tipo de movimiento que este haga.
- ¿Acaso crees que esto es suficiente para detener a alguien como yo? - Cronos deshizo la flecha con un leve movimiento.
- Por su puesto que no, ¡Era tan solo la distracción! - Reveló el caballero de Sagitario mientras se armaba con el arco de sagitario.
- ¿Distracción? - Se preguntó el titán, cuando entonces vio a un lado de él al caballero de Leo.
- ¡Plasma Relámpago! - Cien millones de golpes a la velocidad de la luz, como si fueran relámpagos y un cosmos electrizante que golpeó enormemente al titán.
Cronos, a pesar de la sorpresa, bloqueó cada golpe de Aioria con tan solo una mano. El cosmos de caos que continuaba emanando hacía que el cuerpo de Aioria se sintiera pesado y por ello no logró ni siquiera protegerse cuando el titán agitó su mano y lo mandó por los aires, cayendo al suelo y estrellándose de cabeza, perdiendo el casco de su armadura.
- ¡Flecha Dorada! - Sin que Cronos lo notara, el caballero de Sagitario había cargado y disparado su flecha, la cual se detuvo a centímetros de tocar su pecho.
- Insensato - Lo acusó el titán. - Una baratija como esa nunca podría siquiera tocar mi cuerpo.
Entonces la flecha se volteó y con una fuerza aún mayor arremetió contra su dueño. Aioros sabía que no lograría esquivarla e inevitablemente se clavaría en su corazón.
- Kan
El escudo de Shaka se había levantado otra vez y protegido al caballero de Sagitario, salvandole la vida. El cosmos de Virgo comenzaba a aumentar más que antes, intentando llevar sus sentidos a un diferente nivel. Shaka intentaba rivalizar con una deidad aún más grande que un dios, un titán.
- En mi última excursión de entrenamiento hace siete años, durante la rebelión de Saga, tuve una conexión con Buda… - Shaka había tomado la posición de loto y flotaba gracias al poder de su cosmos. - En ella pude escuchar la voz de Buda en el Nirvana y entender los planos de la vida.
Aquello parecía llamar la atención de Cronos, pues Buda no dejaba de ser reconocido como el humano que dejó su forma física para ascender como una figura divina. Además, el cosmos del caballero superaba con creces lo demostrado hace un rato por el resto.
- Buda me concedió su visión y enseñanza, su camino espiritual - El cabello de Shaka se sacudía con la fuerza de su cosmos. - Me concedió la virtud de ser su semejante.
- La reencarnación de Buda… - Murmuró Shion, quien había sido llevado un poco más lejos de la batalla, pues ya no se encontraba en condiciones de seguir luchando.
- Buda… su iluminación llegó a impactar incluso en el tártaro… - Cronos estiró su mano hacia el Megas Drepanon, la guadaña que había dejado clavada en el piso, pero luego se arrepintió. - No, no la necesitaré, acabaré contigo yo solo.
Shaka mantenía sus ojos cerrados mientras acumulaba cosmos en el centro de sus manos unidas. El caballero sabía que mientras más tiempo pasaba, más poderoso se volvería el titán, que lo más seguro es que para cuando el reloj Theos Sema llegue a iluminarse por completo coincidirá con el momento en que Cronos recuperará en su totalidad sus poderes. Este era el momento de derrotarlo o sería el fin de la humanidad.
- Te llevaré a tu final Cronos - Shaka separó sus manos y liberó su cosmos. - ¡Ahora recibe mi técnica! ¡¡Tenma Kōfuku!!
La descarga de cosmos aplastó al titán y lo derribó. Hasta ahora nadie había podido hacerle frente como lo hacía Shaka. La explosión se disipó enseguida y Cronos se levantó lo más rápido que pudo para continuar la batalla, pero Shaka ya había preparado su siguiente ataque.
- Esta batalla acaba ahora Cronos.
Los demás caballeros observaban asombrados como su compañero le hacía frente a la par a un titán, no a cualquiera, sino al rey de los titanes. Cronos lanzó un golpe cargado con todo su cosmos caótico, aquel cosmos oscuro del tártaro.
- ¡Kān!
Nuevamente el golpe fue bloqueado por la barrera de Shaka, la cual demostraba rivalizar en poder defensivo con el Muro de Cristal de los caballeros de Aries. El caballero extendió su mano hacia adelante y un brillo comenzó a emerger de ella. El plano en el que se encontraban comenzó a cubrirse por una matriz ilusoria de naturaleza budista. El titán observaba como sus movimientos se veían ralentizados.
- Tenbu Hōrin
- ¡La técnica más poderosa de Shaka! - Gritó Shura al darse cuenta de que en verdad todos estaban atrapados dentro de la técnica budista.
- Soy… Una deidad… tu no me detendrás… - Cronos parecía lleno de dudas, sin saber con exactitud si acaso Shaka en verdad tiene el poder de detenerlo. Su mano se movía lentamente, tratando de alcanzar su guadaña, el Megas Drepanon.
- Tu poder sigue sin estar a la altura, ni siquiera a la altura de un titán - Anuncia Shaka. - Mi mayor técnica con el cosmos máximo que puedo hacer estallar. Será suficiente para detenerte y volver a sellarte.
Todos miraban con atención. Shaka era bien conocido por tener habilidades de índole divinas, comparables al poder y conocimiento de un dios. Quizás sería él quien devolvería la esperanza a la humanidad.
- ¿Conoces la terminología del “Agyō”? - Le preguntó Shaka
- El nacimiento del universo… - Respondió a regañadientes Cronos.
- Si, la luz, alfa, el nacimiento, el principio e incluso conocido como el Ying… - Explica el caballero de Virgo mientras su cosmos continúa expandiéndose. - Agyō representa el inicio de todo, la luz que expugna al mal, el inicio sin pecado, como quieras interpretarlo. Es una luz y un impacto cosmico.
- No hay ser humano que haya vivido uno…
- Te equivocas - Shaka lo hizo callar enseguida, como si su poder hubiera superado a la autoridad del titán. - El Agyō es una técnica heredada de Buda a mi.
Shion lucía impresionado, al ver que tan lejos había llegado el poder de Shaka. Si bien era el caballero que estaba descubriendo más sobre los secretos del cosmos, es una sorpresa tal poder, en especial sabiendo que no es todo aún.
- Cuando abra mis ojos, liberaré todo el cosmos que he acumulado al privarme del sentido de la vista - El santuario había comenzado a temblar ante el poderoso cosmos de Shaka. - En ese momento una poderosa luz y energía similar a la desatada durante el comienzo del universo será liberada, ese es el poder de Agyō y junto al Tenbu Hōrin, tu cuerpo no será más que un cascarón vacío y destruido. Será tarea fácil para Athena sellarte y luego nunca más en el resto de la eternidad volverás a recuperar lo que fue privado de ti.
El titán por fin alcanzó el mango del Megas Drepanon y en un abrir y cerrar de ojos estaba frente a Shaka, blandiendo su arma y asestando un corte horizontal, apuntando directo a los ojos del caballero de Virgo. El caballero de Athena logró moverse hacia atrás, pero no con la suficiente velocidad. El arma del titán logró cortar superficialmente sus ojos. El Tenbu Hōrin se deshizo y Shaka ahora se veía inhabilitado de liberar el Agyō
- ¿No esperabas que tu técnica del Tesoro del Cielo fuese a detenerme, no? - La expresión en su rostro no mostraba más que locura y maldad, pero no era algo que Shaka pudiese ver, tan solo lo sentía.
- Rápido, deben ayudarlo… - Les ordenó el patriarca, quien optó por tumbarse en el suelo. Su viejo cuerpo seguía destruido por todo el esfuerzo que hizo, la defensa de la diosa dependía solo de los caballeros de oro presentes.
- Shaka… - Aioros ponía su mano en el hombro de Shaka, en símbolo de apoyo, pero también queriendo expresar que ahora lucharían todos juntos.
- No estás solo y esta batalla no hace más que comenzar - Lo desafía Milo colocándose detrás de estos dos. - ¡Aguja Escarlata!
El caballero de Escorpio lanza cinco de sus aguijones directo a Cronos, quien los bloquea hábilmente con su guadaña. El aire a su alrededor se tornó helado y al levantar la vista vio al caballero de acuario lanzar su ken congelante. Cronos abrió su boca, simulando un grito del cual solo salió cosmos del caos que neutralizó la técnica de Camus y lo derribó.
- ¡Relampago de Voltaje!
- ¡Excalibur!
Los caballeros de oro de Leo y Capricornio atacaban simultáneamente con sus técnicas, cada uno desde un lado diferente de Cronos con la esperanza de que al menos uno de sus golpes conecte. Cronos dio un grito al cielo y desde su Soma nacieron cuatro brazos que acudieron en su defensa, deteniendo los golpes de los caballeros dorados.
- Se acabaron los juegos.
Ya habían siete emblemas del reloj Theos Sema iluminados y los caballeros no hacían ningún avance significativo para sellar al titán. Los cuatro brazos del Soma se contrajeron hacía su portador.
- ¡Pragma Spathe! - Aquellos brazos que hasta hace poco parecían ser solo de defensa, comenzaron a dar millones de golpes a la velocidad de la luz, que incluso desde la lejanía repartieron golpes a los caballeros de oro.
Los golpes de la técnica alcanzaron también a Shaka, Mu, Aioros y a Aldebarán quienes se encontraban un poco más apartados, protegiendo al reciente herido caballero de Virgo. Todos cayeron al suelo, pero nuevamente la fuerza de voluntad de luchar por la tierra y la diosa Athena hacía que se colocaran de pie nuevamente.
La joven diosa Athena miraba horrorizada como sus caballeros luchaban hasta la muerte. Sus piernas fallaron y se dejó caer junto a Shion. El báculo de Nike también cayó junto a ella y lo soltó de sus manos.
- Ellos… ¿Ellos morirán? - Preguntaba Athena a su patriarca, aunque no estaba segura de querer saber la respuesta.
- Debe confiar en ellos mi diosa… - Shion tampoco sabía qué creer, pero no le demostraría su intranquilidad, eso solo haría que ella perdiese la esperanza.
Una ambiciosa sonrisa se formó en los labios de Cronos, viendo la desesperanza de Athena, la inutilidad del patriarca y lo débiles que resultaban los caballeros de oro. Para él, la Tierra ya estaba en sus manos.
Cuando los caballeros estaba a punto de volver a atacar, un agujero espacio/temporal se abrió en el campo de batalla, el cual se agrandó aún más, cubriendo todo el campo de batalla. Desde dentro de este varias rosas arrojadas hacia Cronos, las cuales enseguida fueron bloqueadas por los brazos del Soma.
- ¡¿Q-Qué es esto?! - Se alteró el patriarca, que nuevamente intentaba ponerse en pie y con los mismos resultados caía al suelo.
Desde la grieta en el espacio aparecieron dos sujetos entrando al campo de batalla, vistiendo sus armaduras de oro y con su ardiente cosmos listo para batallar.
- ¡Afrodita! ¡Saga! - Gritaron todos.
Ambos caballeros se mantuvieron firmes ante la presencia de Cronos, dándole la cara enseguida y dejando a sus espaldas a los caballeros que hasta ahora habían sufrido el poder del titán. Habían llegado para proteger a Athena.