Capítulo 1: ¿Tranquilidad en el Santuario?
Los veranos en Grecia son calurosos, sobre todo para los santos dorados, guardianes inmovibles de sus casas. Cada uno de los doce son protegidos por las sagradas vestiduras, las Armaduras Doradas. Tienen la misión de proteger a cada reencarnación de la diosa Athena, además de proteger el planeta de cualquier gran amenaza.
Para pasar el tiempo, los santos acordaron hacer una reunión, la principal razón era el insoportable calor que debían aguantar; una celebración no les haría mal. Reunidos todos ellos en la casa de Acuario, el más frio lugar en el Santuario.
–Minoos, Beau, Alhen, Sagen, Andrea, Swallow, Douko, Dieser, Ophe, Silver y Frick, gracias a todos por venir –dijo la santa de Acuario.
–Vinimos porque nos prometiste que habría hielo, Lilith. –dijo rápidamente Beau, tratando de buscar donde estaban las bebidas que había traído.
–Todo a su momento Beau, primero debemos conseguir el hielo –acertó a decir con toda la tranquilidad del mundo.
–Venga, queremos ahora el hielo, el calor es insoportable –intervino el santo de Géminis.
–Tenemos que conseguir todo el hielo posible, así que calmados todos. –dijo la santa viéndolos a todos cara a cara.
–¿Cómo se supone que lo conseguiremos, “Ririto”? –intervino el santo de Cáncer, Sagen.
–Lo que se me ha ocurrido, es hacer un Ataúd de Hielo, con ayuda de la Excalibur de Silver obtendríamos los cubitos de hielo…
–Es un buen plan, Lilith –Poco más de la mitad de los presentes celebró la idea de la santa.
–Pero, hay un solo problema, necesitamos atrapar a alguien dentro del Ataúd, sino mi técnica no funcionará.
–¿Entonces, estas diciendo que debemos buscar a alguien que lo haga? –dijo el más antiguo santo dorado presente, Douko.
–Así es, salvo que ya tengo pensado a alguien.
–¿A quién? –Todos se mostraron sorprendidos.
– A nuestro Patriarca, Lavos… Digo, siempre se está quejando del insufrible calor que hace, le haríamos un favor.
–Muy cierto Lilith. –dijo la joven santa de Capricornio.
–¿Estamos todos de acuerdo? –La santa levantó su mano derecha, tratando de hacer obvia que era una votación.
–Lo estamos –Los demás en conjunto levantaron su mano.
Los doce santos reunidos, partieron en medio de la tarde hacia la sala del Patriarca, era hora de su descanso. Todos llegaron al mismo tiempo, ni si quiera para las reuniones llegaban temprano. Delante de todos iban Las santas de Capricornio y Acuario, principales participantes de esta misión. Parándose frente a su líder pronunciaron unas palabras.
–Buenas tardes Patriarca –ambas saludaron a la vez.
–¿Qué es lo que quieren Lilith, Silver? –se oía cansado, aunque no se le veía por el casco dorado que portaba generalmente– déjeme descansar, ya tengo suficiente con este calor…
–Hemos venido a solucionar ese Problema, Patriarca.
–Haber… –los doce santos escucharon a la perfección su bostezo– ¿Qué harán?...
–¡Ataúd de Hielo! –La santa alzó su mano derecha, y en un perfecto prisma de hielo encerró al Patriarca, y por un fallo de cálculos, también el trono en el que se encontraba sentado.
Los doce santos, con ayuda de la Excalibur de Silver, movieron al Patriarca; y a su trono, empujándolo a través de su recámara, las escaleras, y las casas de Piscis y Acuario. Ellos con fuerza sobre humana trataron de que el gran prisma de hielo no se escape, o mejor dicho, no se resbale –si lo hacía, podría haber aplastado a Dieser que iba delante de él– Por varios minutos, ya en la casa resguardada por Lilith, cortaron un poco del hielo de la parte superior.
–¿Quién más desea hielo? –preguntó Lilith, mientras se servía hielo para su bebida.
–¡¡Yo!! –respondieron todos a la vez.
–Este… –empezó a hablar Swallow– ¿Creen que el Patriarca esté bien?, digo… por su edad, ¿no creen que estar congelado le pueda enfermar?
–Descuida Swallow, el Patriarca no va a morir por ello, ha sufrido cosas peores –afirmó Sagen.
–Sí, como hace un par de años, cuando practicaba con mi Excalibur… –La santa de Capricornio empezó a recordar– Hmmm, mejor olviden lo que acabo de decir.
–En todo caso, consigamos todo el hielo posible para continuar la fiesta, y descongelar al Patriarca– intervino la santa de Sagitario, que había permanecido silenciosa desde que regresaron.
–Está bien –dijo la santa de Acuario.
La guardiana de la décima casa, Silver, empezó a usar su Excalibur pero con solo dos de sus dedos –Así su poder se reducía; si se hubiese descuidado de la otra forma, posiblemente hubiese destruido el templo de Acuario.
Pasaron un par de horas, mientras se refrescaban los santos. La Excalibur, fue usada varias veces para fabricar cubos de hielo. Llena la congeladora, la santa descongeló al Patriarca, de la misma manera en que le congeló, levantando su brazo. Se deshielo lentamente, hasta quedar tan solo el Patriarca, rodeado de agua.
–Patriarca, ¿está bien? –La santa de Leo se acercó a él.
–Brrrr… Y encima … preguntas… –respondió tiritando.
–Todos pensamos en que tenía demasiado calor; así que tratamos de regular su temperatura –afirmó Lilith.
–Brrr… Lo dices como si no hubiese… su “pequeña reunión”
–Les dije hace un buen rato que le descongelaran –Dijo la santa de virgo.
–Patriarca, usted ha aguantado cosas peores –añadió Sagen.
–Ni me lo recuerdes brrr… –dijo el Patriarca mientras salía del templo– Lo que tuve que aguantar porque una santa practicó su Excalibur con la estatua de Athena…
–¿No había dicho usted que eso sucedió a causa de un terremoto? –preguntó Beau.
–Terremoto brrr… ojala hubiese sido eso…
–Patriarca, la señorita Maylene no se enojó con usted esa vez.
–Ella no, pero tuve que reparar la Cloth de Athena, solo …
El Patriarca trató de avanzar algunos pasos más. Cuando el santo de Libra pronunció unas palabras.
–Patriarca, ¿aún tiene frío?
–Sí, Douko…
–Hay algunas leyendas de como poder devolverle el calor corporal, si quie.. – No pudo terminar de pronunciar las palabras.
–¡No Douko!, mejor me voy de regreso a mi templo … ¡Atchís!