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Crónicas de un Caballero de Bronce


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#61 donmariotojunto

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Publicado 03 noviembre 2014 - 15:32

En serio una genial historia!

lo que he leido me ha gustado bastante, algunas faltas de ortografia pero en general muy bien, ojala escribas mas capitulos. Estaria genial conocer mas acerca de los habitantes de la isla de la reina muerte, en concreto del maestro de Ikki. Felicidades me acabo de registrar solo para comentar al respecto. Saludos desde México.



#62 andromeda32

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Publicado 03 noviembre 2014 - 15:43

En serio una genial historia!

lo que he leido me ha gustado bastante, algunas faltas de ortografia pero en general muy bien, ojala escribas mas capitulos. Estaria genial conocer mas acerca de los habitantes de la isla de la reina muerte, en concreto del maestro de Ikki. Felicidades me acabo de registrar solo para comentar al respecto. Saludos desde México.

 

Hola Donmariotojunto! 

 

Jeje, gracias tío!!! Por supuesto que habrá más capítulos siempre que haya lectores como tú! Siempre intento encajar todo el argumento uniéndolo a los datos que ya tenemos, así como intento también seguir bien los argumentos de las diferentes series de Saint Seiya... (exceptuando Saint Seiya Omega....)

 

Decirte también que escribo los capítulos de seguido y corriendo por falta de tiempo, y por ello se me puede escapar alguna tilde o alguna coma, así que por ello te pido disculpas a ti y a todos los lectores del fic...

 

Sin más,te mando un gran abrazo desde España! Y a seguir leyendo los capítulos de las Crónicas!



#63 andromeda32

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Publicado 04 noviembre 2014 - 10:14

Hola a tod@s!!

 

Por fin tengo el capítulo 15! Jeje... Espero que lo disfrutéis tanto como yo he hecho al escribirlo... Quedo a la espera de comentarios y opiniones, ya sean buenas o malas! Durante el capítulo leeréis cierto comentario de uno de los Caballeros el cual os sonará fatal... pero al terminar el capítulo os daré la explicación... No me lío más... ahí va!

 

 

Capítulo 15: La Hidra de Lerna.

 

Parte I: El viaje.

           

            Cuando mi maestro me dijo que acompañaría a Ryoma, a Mirio, a Archenar y a Hécco en una misión aluciné. Jamás pensé que pudiera evadirme de mis obligaciones en la Torre durante, al menos, dos semanas.

            Me informó de que Nicole vendría a la Torre una vez al día para comprobar que todo estuviese bien, y Crisella y Cappio no se marcharían en mi ausencia.

            El Patriarca me dijo que la prohibición de no entrar en batalla seguiría vigente, así que sólo podría ir como un mero espectador.

            -Pero… ¿Si vamos a frenar a la Hidra de Lerna, cómo me enviáis si no puedo entrar en batalla? –Le pregunté en aquel momento a mi maestro-.

            -Servirás de apoyo en las batallas, sin llegar a desplegar tu cosmos como pudieras hacerlo….

            -Pero… ¿Podré defenderme si me ataca, no?

            -Defenderte si, Enol…Entrar en batalla no. Conviértete en apoyo de los demás y sé tú el que se asegure del éxito de la misión. Acompaña a Ryoma y a los demás. También quiero enviarte para que me vigiles a Hécco.

            -¿Vigilar a Hécco? –Pregunté-.

            -Si, muchacho… Vigila a Hécco. Resultó ser el ganador del Torneo de Bronce y así aseguró frente a todos su fidelidad ante Atena, pero sigue siendo el discípulo de Davo y tenemos que tener cuidado con él. Puede que contenga incluso información importante acerca de una pérdida ocurrida hace tiempo en el Santuario…

            -¿Una pérdida? –Dudé-. ¿A qué se refiere, maestro?

            -Nada, hablaba casi en voz alta. No me refería a una pérdida personal, sino material. El Santuario guarda muchos secretos, y puede que Hécco esté implicado de alguna manera en la desaparición de unos objetos. Pero no tienen que ver con la actual misión. Concéntrate en la empresa y prepara el viaje…

            En menos que cae un rayo, ya tenía todo listo. Me dirigí al muelle del pueblo de Rodorio, aunque antes me pasé por el pequeño cementerio que había a las afueras del poblado y visité la tumba de mi abuelo por primera vez.     

            Nada más llegar al puerto, vi un inmenso galeón amarrado al muelle, algunos marineros estaban sobre su cubierta, y Ryoma y Hécco charlaban animadamente junto al mástil.

            Me recibieron nada más entrar en el pecio, y coloqué mi armadura junto a la de ellos. Pude ver que sobre la cubierta también estaban las armaduras de Jirafa y de Boyero, por lo que Mirio y Archenar no estarían muy lejos.

            Una vez que zarpamos nos reunimos los cinco sobre cubierta. El viaje duraría tres días y debíamos estar allí. Compartimos muchos buenos momentos, y descubrimos que Hécco no era más que un muchacho como nosotros. Conforme pasaban las semanas, el portador de la armadura de Corona Austral se iba integrando de buena manera para con nosotros y con el resto de Caballeros y soldados del Santuario. Poco a poco, el león mostraba sus dientes, Hécco me resultaba un tipo noble, de fuertes ideales como Caballero. Sin duda, su maestro Davo hizo de él un buen Caballero.

            Cuando llegamos a la isla de nuestro destino, los marineros del barco amarraron el barco al puerto. Allí estarían hasta nuestro regreso, cogimos nuestras armaduras y nos dirigimos hasta el punto de encuentro con Sora. Una vez allí no la encontramos. El lugar citado eran unas ruinas de un antiguo anfiteatro.

            -Aaaahhh, ¿Y dónde está Sora? –Bostezaba Mirio-.

            -Es el día acordado, y la hora acordada. –Respondió Archenar-.

            -Así que Relojito también ha venido! –Una voz femenina se oyó en el recinto-.

            Era Sora, estaba bajando las escalinatas, tenía puesta su armadura y lucía una nueva máscara, diferente a la que llevaba en el Torneo. Su armadura de Liebre era preciosa, ya la había visto durante el transcurso de los combates, pero cada vez que la veía sobre el cuerpo de su portadora lucía de manera singular. El tono con el que había pronunciaba la palabra “Relojito” fue algo irónico.

            -¿No me esperabas, Sora? –Le pregunté con tintineo-.

            -Pues claro que no…

            Llegó hasta nosotros a la vez que caminábamos hasta ella. Le tendió la mano a Hécco, a mis amigos Mirio y Archenar, y por último a mí. Tras los saludos saltó a los brazos de Ryoma y éste la abrazó y la levantó por los aires mientras se saludaron. Pensé que el saludo había sido demasiado efusivo, y vi que Hécco estaba igual de sorprendido que yo.

            -Quitad esas caras, Caballeros… -Habló Archenar-. ¿Acaso no sabéis que Ryoma y Sora son hermanos?

            -¿Quéeeeee….hermanos? – Pregunté muy sorprendido-. Ryoma, ¿Por qué nunca me lo dijiste? –Ahora pregunté enfadado, consideraba a Ryoma como un hermano, pero jamás me había contado nada acerca de una hermana-.

            -¿De qué iba a servirte que te lo contara, Enol? –Contestó mi amigo, mientras seguía dándole muestras de cariño a Sora-. Somos Caballeros… tanto Sora como yo decidimos desde muy pequeños ser parte de la Orden de la Caballeria. Siempre hemos dejado el lazo familiar de lado, pero en momentos así de reencuentros no podemos evitar el tratarnos así, ¿verdad, hermanita? –Ryoma revolvió con su mano de gigante los pelos de Sora-.

            -Así es, Caballero de Reloj… el coloso y yo somos hermanos de nacimiento, pero camaradas de ejército! –Contestó la mujer dándole un codazo cariñoso a su hermano-.

            Tras unos minutos de sonrisas y palabras, Sora nos explicó que sí que era cierta la información acerca de la Hidra de nueve cabezas, se encontraba en la isla, en un lugar rocoso lleno de pequeños valles y altos acantilados, se había asentado en una inmensa caverna subterránea, y había expulsado a todos los habitantes de la isla… Desde que llegara la criatura mitológica al lugar, éste se había vuelto inhóspito y carente de vida.

            Sora nos explicó también que durante la mañana había localizo al monstruo cerca de un acantilado, y que podía observarse desde unos riscos cercanos. Los seis nos dirigimos hasta el lugar, pero antes nos pusimos nuestras armaduras. Cada uno de nosotros cinco tiró de la anilla de las cajas de Pandora. Los cinco objetos separaron sus partes y se adhirieron a nuestros cuerpos. Me percaté de que mi armadura no lucía las grietas que Tapiró y Hécco habían producido con sus ataques en la final del Torneo. Estaba perfecta nuevamente, sin daños.

            -Enol, -Me habló Hécco, que fue el único que se percató de mi cara de sorpresa-. ¿Qué ocurre?

            -Mi… Mi armadura! Está perfecta!

            Todos mis compañeros me observaron y se fijaron en la armadura de Reloj.

            -No tiene grietas, es cierto… -Habló Ryoma-.

            -¿Cómo es posible? –Pregunté mientras miraba cada una de las partes de mi armadura-.

            Una voz, desde lo más alto del anfiteatro, se oyó por todo el recinto debido al eco.

            -Sólo puede deberse a que tu armadura ha estado en reposo, Caballero!

            Todos alzamos nuestras miradas y vimos quién era. Sentado sobre unas rocas, y con su armadura puesta se encontraba Apso de Osa Menor… el Caballero que fue vencido por Tapiró de Quilla en el octavo combate de la primera ronda del Torneo. Muchos en el Santuario lo catalogaban de ser uno de los Caballeros de Bronce más fuertes.

            -Apso! –Nos sorprendimos con alegría todos-.

            -Así es… Apso vino conmigo a la Isla. El Patriarca fue quien nos envió aquí en misión de reconocimiento.

            El Caballero de Osa Menor saltó y se reunió con nosotros. Tras los saludos, Apso explicó por qué dijo aquello sobre mi armadura, algo como que mi armadura había estado en reposo…

            -Hace seis meses, El Gran Patriarca me envió a una misión. Durante el transcurso de dicha empresa me topé con seis enemigos realmente poderosos, y los vencí. Sin embargo la lucha me dejó muy herido y apenas pude volver al Santuario por mí mismo. El maestro de Archenar y Mirio, el célebre Rigel de Orión, fue quien vino a recogerme y traerme de regreso al Santuario. Durante los combates que realicé, mi armadura fue siendo dañada hasta quedar completamente destrozada, las últimas partes que quedaban sobre mi cuerpo perdieron incluso su propio brillo y se volvieron oscuras. Luego, durante mi lenta recuperación me explicaron que mi armadura había muerto, ya no me serviría nunca más para combatir con ella.

            -¿Cómo… que tu armadura había muerto? –Preguntamos Hécco y yo, desconcertados-.

            -Así es, compañeros. –Habló Archenar-. Las armaduras que nos protegen tienen vida propia. Si son dañadas hasta tal extremo pueden morir, al igual que nosotros moriríamos de ser golpeados de esa manera.

            -Santa Atena! ¿Y cómo pudiste repararla? Cuéntamelo, Caballero. –Le pedí a Apso-.

            Todos estábamos expectantes. Las armaduras en sí era un tema muy debatido entre las gentes del Santuario. Ni siquiera en la biblioteca de la Torre yo había encontrado apenas información acerca de su constitución, de su fabricación, o en el caso de la armadura de Osa Menor, de su reparación.

            -Tras mi recuperación, fue Albiore de Cepheo el que me contó los rumores de que en Jamir, una zona ubicada en la frontera de la India, se encuentra el único hombre capaz de reparar las armaduras. Así que me dispuse a encontrarlo. Antes, pedí autorización al Patriarca para que me dejara llevar a cabo mi empresa, quería reparar mi armadura por encima de cualquier coste. Tras un largo y difícil viaje, donde hay peligros y trampas por doquier, llegué hasta una Torre. Aquel lugar me pareció tan sagrado como nuestro Santuario. La Torre era regentada por un hombre llamado Atla, era un hombre anciano, perteneciente al pueblo Lemuriano.

            -Vaya… Así que Yamín no es el único… -Habló Mirio con la boca abierta-.

            -¿Yamín? ¿Te refieres al Caballero de Brújula, uno de los cuatro Caballeros del Argos? –Preguntó Hécco-.

            -Si, -contestó Mirio- él pertenece al pueblo Lemuriano, ¿acaso no te diste cuenta de lo raro que es?

            -El pueblo Lemuriano no es raro, Mirio. –Le reprendió Archenar-. Son diferentes.

            -Para mí resultan muy misteriosos. –Dijo Sora-.

            -El hombre que yo conocí, Atla, me dijo que había estado presente en la última Guerra Santa contra Hades, hace más de doscientos años…

            -¿Qué? Entonces es un viejales! Ja, ja, ja. –Se rió Mirio-.

            -Es cierto que su apariencia era la de un anciano, sin embargo conservaba su constitución. Me dijo que desde entonces no pudo conservar su cosmos, pero debido a que por sus venas corre sangre Lemuriana ha estado reparando las armaduras desde entonces. También conocí a otro hombre que se encontraba en el lugar. Se llamaba Mu de Jamir, y es el discípulo de Atla. Allí me explicaron ciertas cosas acerca de las armaduras. En tu caso, Enol, tienes bien la armadura porque se ha encontrado guardada en su caja de Pandora desde que terminó el Torneo, y de eso hace más de un mes. Al parecer, las armaduras se recuperan en el interior de las cajas de Pandora si han sido dañadas, siempre y cuando los daños no sean extremos como para que se queden muertas.

            Mientras que Apso nos contaba todo esto, pusimos rumbo hasta el lugar que Sora nos había indicado. La Hidra de Lerna se encontraba en los acantilados, y allí nos dirigíamos.

            También por el camino le pedí a Apso que tras la misión, cuando ya estuviésemos de regreso en el Santuario, viniese a la Torre y me contase la historia de la misión que realizó hace seis meses, así la podría dejar escrita en las Crónicas. Él aceptó de buen grado y me prometió que lo haría.

            Cuando mis compañeros y yo, llegamos hasta donde estaba la Hidra, cambiamos de parecer nada más verla. La criatura estaba tumbada, descansando, ocho de sus nueves cabezas estaban reposando en el suelo, todas con sus ojos cerrados, la última de sus cabezas estaba despierta, pero relamía con su lengua una de sus seis patas.

            La Hidra de Lerna, una criatura Mitológica compuesta de nueve cabezas, y seis patas, era conocida por ser vencida en el Segundo Trabajo de Hércules, según la Mitología Griega.

            Para nosotros, los Caballeros del Santuario, la Hidra de Lerna era una grandísima criatura, monstruosa, que una vez cada doscientos años aparece según las crónicas del Santuario. Según las historias que se cuentan, siempre había sido vencida por los Caballeros de Atena… en ésta era… nos tocó a nosotros vencerla.

            Tanto Apso como Sora, que ya la habían visto con anterioridad, y Ryoma, el cual no se sorprendió al verla, el resto de nosotros alucinamos debido al tamaño de la monstruosa criatura. Era inmensa… pero teníamos que acabar con ella…

            Nos encontrábamos en unos riscos, observándola desde un lugar muy alto. El Sol de mediodía brillaba sobre nuestras caras y hacía brillar nuestras armaduras como si proyectaran la luz ellas mismas.

            -¿Tenemos alguna estrategia para vencerla? –Preguntó Mirio, un poco temeroso-.

            -No existe estrategia aparente. –Contestó Apso-. Posee nueve cabezas, y cada una es inteligente y actúa por sí misma, es como vencer a nueve enemigos a la vez. Nosotros somos siete, ella son nueve. Tampoco olvidéis que si le destruimos una de sus cabezas, la regenerará inmediatamente.

            -No olvidéis, compañeros, que no podéis contar conmigo como un atacante… -Dije-. Yo no puedo entrar en batalla.

            -Menudo fastidio, Enol… -Me reprochó Sora-. Quiero decir, sé que no es culpa tuya, pero realmente es frustrante que con tu manera de luchar no podamos servirnos de tus técnicas y poder…

            -No nos compadezcamos de Enol, –Dijo Hécco-. Él acepta su destino, al igual que tenemos que aceptarlo los demás. Es un excelente combatiente, pero ésta vez te quedarás sin intervenir, compañero. Te prometo que lucharemos dando el máximo de cada uno de nosotros.

            -Gracias… -Dije-.

            -Lo haremos por ti, camarada. –Ryoma me golpeó en el hombro, con el semblante muy serio-. Y ahora basta de cháchara, Caballeros… tenemos una misión que cumplir.

            -Si!!

            -Achiss!! –Mirio estornudó, y al inclinarse por el movimiento hizo que el sol diera justamente en las hombreras de su armadura, proyectando el reflejo del astro sobre la Hidra, sin que fuera consciente de ello-.

            La única cabeza que estaba despierta vio el reflejo del Sol sobre la armadura de Mirio, y prestó atención hacia el lugar donde nos encontrábamos. Vi como nos miró fijamente durante unos instantes.

            -Muchachos… -Dije, sin dejar de observar a la criatura, mientras  levantaba mi mano para señalarla-. La… Hidra…

            La cabeza que nos vio se levantó completamente, y acto seguido abrió sus fauces y dejó salir de su garganta un tremendo rugido, claramente alertando a las restantes cabezas.

            Fue tal el sonido que emitió, que las paredes del acantilado temblaron y comenzaron a agrietarse. Cada una de las cabezas despertó y levantaron sus miradas, buscando el motivo de la alerta.

            Cuando comenzaron a vernos una a una, la criatura se quedó inmóvil durante unos instantes. Luego todas las cabezas comenzaron a rugir, amenazándonos. La Hidra… comenzó a avanzar hacia nosotros.

            -Ahí viene… -Dijo Ryoma-.

            -¿Preparados, muchachos? –Preguntó con ánimo Hécco-.

            -Si! –Contestaron todos, excepto yo-.

            Vi como cada uno de mis compañeros intensificaban sus cosmos, dispuestos a entregarse al máximo en el combate para destruir a la Hidra de Lerna. Yo… Por el contrario… Me dispuse a retirarme del campo de batalla, simplemente para ser un espectador…

 

 

 

 

Bueno....aquí termina el capítulo. Como podéis comprobar es más corto que los primeros 14, ya que a partir de ahora, los capítulos, los escribiré algo más cortos para que su lectura sea más rápida, e intentaré publicar 2 ó 3 capítulos por semana.

 

Respecto a lo que dije al comienzo del post.... Apso dice conocer también a Mu de Jamir, el discípulo de Atla... (Sé perfectamente que el maestro de nuestro querido Caballero de Oro de Aries es Shion, antiguo Caballero del mismo signo y antiguo Gran Patriarca.... ) Esa es la información que dice saber Apso... No es que yo creo que es así, vale?

 

Sin más, os agradezco la lectura del capítulo, y os pido que comentéis!! 

 

Un saludo a tod@s!!


Editado por andromeda32, 04 noviembre 2014 - 10:17 .


#64 donmariotojunto

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Publicado 04 noviembre 2014 - 13:24

Interesante, aunque me llama la atención el que peleen contra una criatura mitologica, ya que según recuerdo nunca ha pasado. Interesante a ver que pasa. Saludos.



#65 Patriarca 8

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Publicado 04 noviembre 2014 - 22:37

bueno mientras Apso  no diga que dohko derroto el solo a hades en la anterior guerra el error no es tan grande XD

 

esperando el proximo capitulo para saber como derrotaran al mitologico mostruo


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#66 andromeda32

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Publicado 05 noviembre 2014 - 06:53

Interesante, aunque me llama la atención el que peleen contra una criatura mitologica, ya que según recuerdo nunca ha pasado. Interesante a ver que pasa. Saludos.

 

Hola DonMario!

 

Creo recordar que Seiya y Shun, en uno de los capítulos de la saga de Hades, pelean contra un espectro que estaba acompañado por el Perro Cerbero, creo recordar que fue ahí, pero no estoy del todo seguro. 

 

Gracias por seguir los capítulos! Y por tu comentario, 1 saludo!



#67 donmariotojunto

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Publicado 06 noviembre 2014 - 18:24

Para ser sincero no sé el dato, por eso mi comentario anterior, ojalá los mas nutridos en la serie nos puedan confirmar el dato.

Como te comente anteriormente me llama mucho la atención lo referente a el maestro de ikki, los caballeros negros. Ya que hablas de los lemurianos otro tema que pudieras tocar seria el de los espectros que le impiden el paso a seiya para arreglar las armaduras del pegaso y dragón. Me gusta tu historia. Saludos!  



#68 andromeda32

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Publicado 09 noviembre 2014 - 14:07

bueno mientras Apso  no diga que dohko derroto el solo a hades en la anterior guerra el error no es tan grande XD

 

esperando el proximo capitulo para saber como derrotaran al mitologico mostruo

 

Hola T-800

 

Perdón por la tardanza, pero se me ha hecho imposible continuar los capítulos. Ésta semana tendré más tiempo libre y podré publicar sin falta....Aunque te aviso... No todo en ésta historia será de color rosa.... 

 

Jajajajajaja (risa malvada del Patriarca!) jajajajja

 

Un saludo, Caballero!



#69 andromeda32

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Publicado 09 noviembre 2014 - 14:27

Para ser sincero no sé el dato, por eso mi comentario anterior, ojalá los mas nutridos en la serie nos puedan confirmar el dato.

Como te comente anteriormente me llama mucho la atención lo referente a el maestro de ikki, los caballeros negros. Ya que hablas de los lemurianos otro tema que pudieras tocar seria el de los espectros que le impiden el paso a seiya para arreglar las armaduras del pegaso y dragón. Me gusta tu historia. Saludos!  

 

Jajaja, tooodo a su tiempo DonMario!

 

Gracias por sugerir... (A ver, supongo que si has leído lo que he ido publicando...al principio, creo que fue antes del prólogo, dije que me gusta hacer custom, y aunque tengo muy poquito tiempo tengo unos 6 a medio camino, son custom de myth cloth, como los de Bandai, y me propuse hacer a los restantes caballeros de los 88 de atena que aún no se han identificado.... Enol de Reloj, Archenar de Jirafa, Mirio de Boyero... todos los protagonistas de las crónicas son los custom que estoy preparando, y en vez de hacer una historia corta para cada uno de ellos quise hacer una historia conjunta, busqué web de fans donde hubiese fics de saint seiya y lectores fieles a la MUNDO de Saint Seiya, encontré éste foro... y he aquí el fic de Crónicas de un Caballero de Bronce....) Los temas algo misteriosos de Saint Seiya son de las "cosas" que más me atraen de todo... los Lemurianos, Caballeros Negros y la Isla de la Reina de la Muerte, el Cementerio de Caballeros... todo lo iré sacando en los fics, te lo aseguro tio! 

 

Así es lo que estoy haciendo. Uno unos temas junto a otros, y todo desde el punto de vista de Enol de Reloj, que fue mi primer custom algo más "perfecto", al menos digno de colocarlo junto a mis myth cloth oficiales de Bandai.

 

Y poco mas que contarte, Caballero! Todo lo que he mencionado antes, junto "ocurrencias mías" como La Torre del Reloj y su sala del Chrysos Synegain, las armaduras colocadas allí, nuevos y desconocidos caballeros de Bronce, el Torneo que se me ocurrió escribir, ahora el asunto de la Hidra de Lerna... lo uno todo y el resultado me es positivo, me encanta buscar un hueco y escribir un rato en el ordenador e ir creando ésta historia...

 

 

 

 

Si respecto a todo lo que acabo de hablar con DonMario hay algún otro lector que quiera comentar algo estaré encantado de leerlo, Como T-800, Mihca 5, y todos aquellos que comentais y demás....

 

Un saludo a tod@s! 



#70 andromeda32

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Publicado 09 noviembre 2014 - 17:17

Aquí os dejo el siguiente capítulo... No os puedo decir más que lo leáis ya... y os pido perdón, por lo que ocurre en él...

 

 

Capítulo 16: La Hidra de Lerna.

 

Parte II: ¿Quién eres?

           

            Salté hacia lo más alto de los riscos, y allí quedé, aquel lugar me permitía ver desde arriba a La Hidra y a mis compañeros, a buena distancia.

            La prohibición de no poder entrar en batalla era la peor de las condenas impuestas por La Diosa a mi predecesor en La Era Mitológica. Podía resistir el dolor en mis carnes de todos los ataques que les infringían a mis compañeros de armas, o permanecer encerrado en una Torre realizando mis labores de escriba, pero no poder entrar en batalla era mi mayor condena. No sólo es la lucha la iniciativa de una Caballero, pero a mi parecer sí su mayor función… Y yo, no podía hacerlo…

            Apso de Osa Menor fue el primero en atacar, unió sus puños y golpeó con ambos el suelo, creando una grieta hasta una de las patas de La Hidra de Lerna, tocando la extremidad de la criatura y haciendo que todo el entorno explotase.

            Un rugido ensordecedor se oyó por todo el desfiladero, fue la criatura al quejarse.

            Sora de Liebre, hermana de Ryoma, saltó  para darle un mortífero puntapié a una de las nueve cabezas, y el golpe fue tal que hizo chocar entre ambas a dos de las cabezas.

            -Vaya…! –Me sobresalté al oír una voz ajena a mi espala, me giré y vi a un hombre de edad madura, muy sucio y vestido con harapos grises, iba descalzo y se apoyaba en un bastón muy deteriorado, sus viejos cabellos le caían por la cara, y sus ojos eran negros- Parece a que tus compañeros no se les da mal controlar a esa criatura…

            -¿Quién sois? –Le pregunté-.

            -Soy uno de los únicos habitantes que queda en la Isla.

            -…Y…¿Qué hacéis aquí, en este lugar tan alto?

            -Lo mismo que vos, Caballero… Disfrutar del combate.

            Observé como ese hombre se adelantaba al borde del risco para ver el combate, tan solo contemplarlo, al igual que yo. Miré hacia mis amigos y pude ver que no tenían problemas para defenderse de los ataques de La Hidra. Las fauces de las cabezas se abrían constantemente intentando matar a sus enemigos, pero mis compañeros las esquivaban sin dificultad, incluso alguno de ellos aprovechaba y atacaban a la cabeza en ése momento, derribándolas con sus puños y piernas.

            El anciano observaba tal como lo hacía yo, entretenido y disfrutando el combate, como un espectador.

            -¿Por qué no peleas tu? –Me preguntó, dándome donde más me duele-.

            -No se me está permitido luchar…

            -Eres un Caballero, y no se te permite luchar…

            Tras sus palabras, algo me hizo recordar a mi abuelo, sus ojos eran muy parecidos a los de él. Incluso me reconfortaba su presencia.

            -Así es… -Le dije, mientras me observaba-.

            Volví a fijar mi vista sobre el combate. Ryoma estaba entre las nueve cabezas, encima de la criatura. El resto de nuestros compañeros le gritaban con desesperación para que saliese de ése lugar, sin embargo el coloso no respondía a nadie y se limitaba a golpear con sus puños las mandíbulas de una y otras cabezas que le intentaban atacar.

            -Parece que tu amigo, el gigante, se defiende muy bien…

            -Sí. Siempre ha sido uno de los más fuertes de nuestra orden.

            -De todas maneras, no sólo es el grandote el que se defiende bien, mira allí.

            El hombre me indicó otra parte del animal mientras me señalaba con el dedo. Hécco, el ganador del Torneo de Bronce, estaba rodeado de dos cabezas, esquivando los ataques que simultáneamente, éstas ejercían. En ése momento, llegó Archenar y ambos noquearon a la vez a ésas dos cabezas, uno a cada una.

            -Mis camaradas, al igual que yo, se han sometido a un entrenamiento muy duro para conseguir sus armaduras y ser Caballeros. No muchos lo consiguen, por eso ellos son excepcionales… 

            Desde las alturas, el hombre y yo pudimos oír a Mirio.

            -Dile adiós a este mundo, criaturaaaa.

            Previamente había saltado por encima de una de las cabezas, y se había dejado caer al vacío, empicado, con la lanza agarrada con las dos manos. Parecía un arpón… La lanza se clavó en el cráneo de la criatura, Mirio encendió su cosmos y hundió con todas sus fuerzas el arma hacia dentro, y pudo verse la punta de la lanza sobresalir por la garganta del animal.

            -Vaya… -Dijo el hombre-. Parece que lo tienen muy fácil.

            Al momento de pronunciar aquellas palabras, sentí a mí alrededor un grandísimo cosmos maligno. Miré al hombre, y vi como su cuerpo estaba envuelto en un aura completamente negra, incluso oscureció el lugar donde ambos nos encontrábamos. Me quedé totalmente paralizado del sobresalto.

            -¿Que tal… si se lo complicamos un poco? –Me miraba, la expresión de su cara era maligna completamente, entonces chasqueó su dedo corazón junto con su dedo índice-.

            -¿Qu…!? –No pude ni articular palabra. Estaba inmóvil y perplejo-.

            De pronto, un rugido más fuerte que ninguno estremeció a la Isla entera. La Hidra, se detuvo un instante. Mis compañeros se quedaron sorprendidos al ver como el cielo se oscurecía. Vi que alguno de ellos miraban hacía donde yo me encontraba, sorprendidos y preocupados por mí, viendo que estaba acompañado por ése hombre. Por ese cosmos tan grande y maléfico.

            -Aaaaaagh! –Gritó Mirio-.

            La cabeza a la que Mirio traspasó con su lanza se irguió de nuevo como si nunca hubiese sido atacada, con la lanza aún clavada. Se giró sobre sí misma y aplastó al Caballero de Boyero contra una de las paredes del desfiladero, utilizando su propio cuello como arma. Mirio quedó incrustado en la pared, inmóvil.

            Yo sentí el mismo dolor que mi amigo. Miré nuevamente al hombre que estaba a mi lado. Con indignación, con ira, con odio.

            -¿Quién eres? –Le grité-.

            -Ja, ja, ja… Tranquilo, Caballero de Reloj, disfrutemos del combate!

            Levantó una mano contra mí y me inmovilizó. No sé qué técnica utilizaba, pero manejó mi cuerpo como si yo fuese un muñeco, me giró y pude ver de nuevo el desfiladero. Entonces vi lo peor.

            La Hidra parecía que había multiplicado por diez su fuerza, su rapidez y su agresividad.

            Una de las cabezas rugió sobremanera y se lanzó a por Sora. La hermana de Ryoma se vio sorprendida y no pudo defenderse. Las fauces de la criatura se abrieron y presionaron fuertemente sobre el cuerpo de la muchacha.

            Pude sentir el dolor agudo de una fuerte perforación en un costado, así como en un hombro y en el antebrazo, pasados unos instantes sentí nuevamente el mismo dolor en los dos muslos y en la espinilla derecha. La criatura había mordido a Sora en todos ésos lugares con sus colmillos de un solo bocado. Luego vi como zarandeaba toda su cabeza y arrojaba a la muchacha, recubierta de sangre, contra una pared. Después del impacto, Sora cayó al suelo, aparentemente muerta.

            El dolor del impacto contra la pared, y la posterior caída al suelo también hicieron mella en mi cuerpo. El dolor fue tan intenso como el que sentí cuando atacaron a Rigel de orión, y más nada se supo de él.

            -Soraaaaaaaaaaaa –Gritó Ryoma, aún en el centro de la criatura-.

            -Soraaaa… -Gritó Archenar, el cual estaba cerca del lugar donde había caído la muchacha. Se dirigía hacia ella.

            La criatura vio al Caballero de la Jirafa, se levantó sobre cuatro de sus seis patas, irguiendo las dos patas restantes en el aire.

            -Cuidado Archenar! –Gritó Hécco-.

            La criatura dejó caer con toda su fuerza una de las patas sobre Archenar, queriéndolo aplastar contra el suelo, como un elefante puede aplastar a una hormiga. Archenar lo vio venir, sin embargo no le dio tiempo a esquivar el ataque completamente. La brutalidad del ataque hizo que Archenar se tirara al suelo y girara sobre sí mismo. Cuando cayó contra el suelo la pata de la criatura, ésta aprisionó el brazo izquierdo de mi compañero, arrancándoselo de cuajo.

            -Aaaaaaaagggggggg… Aaaaahhhh, aaaaaaagggggggg…. –Gritó mi camarada-.

            -Archenaaaaaaaaaaar! –Grité desesperadamente-. Para, para, para de una vez… Para, por favor… -Le supliqué al hombre que se encontraba a mi lado, inmovilizándome-.

            -Ja, ja, ja… Pobres!! –Dijo sarcásticamente-. La Hidra de Lerna sólo ha sido una trampa que ha dado sus frutos…

            -¿Qué?

            -Vosotros, los absurdos Caballeros del Santuario, habéis caído en la segunda de las trampas, ja, ja, ja…

            -¿De qué estás hablando? Contesta…

            -Ja, ja, ja… No sólo habéis picado los que estáis aquí. También me han informado de que Yulij de Sextante y Aldebarán de Tauro también han sido eliminados! Ja, ja, ja…

            -¿Cómo? Yulij y Aldebarán… ¿Quién eres? Habla! –Le exigí-.

            -Eso no importa tanto como lo que he venido a hacer aquí. Matar a todos los Caballeros que vengan a ésta Isla y apoderarme de ti, del Caballero de Reloj! Ja, ja, ja…

            Oí cómo un gran rugido salía de la garganta de una de las cabezas y pude ver como Hécco era atacado. Mi compañero saltó en el momento justo y desde las alturas lanzó un rayo gélido que la dejó congelada.

            Mirio estaba inconsciente en el suelo. Sora había sufrido un destino incierto y no sabía si seguiría con vida. Archenar gritaba de dolor agarrándose el muñón con la única mano que le quedaba, mientras se revolcaba por el suelo debido al dolor que sufría.

            Tan sólo Hécco, Apso y Ryoma estaban aún ilesos.

            -Parece que tus camaradas aún se defienden!

            -¿Cómo? –Vi la intención en sus ojos-.

            -No, no…No, no, no… no sigas…! -Le grité desesperadamente-.

            -Ja, ja, ja… -Rió, chasqueando nuevamente ambos dedos-.

            Dos cabezas, nuevamente, comenzaron a atacar a Hécco simultáneamente. Mi compañero saltaba sobre una y otra cabeza, esquivando los ataques como podía. Ryoma golpeaba continuamente, desde donde se encontraba, a diferentes cabezas.

            Apso se vio atacado por una de las cabezas e intensificó su cosmos como nunca lo vi durante su combate contra Tapiró, en el Torneo.

            Las fauces del animal se abrieron en dirección al Caballero, dispuesta a hacerle lo mismo que a Sora, sin embargo detuvo con sus manos la embestida del animal sobre él. Agarró con cada una de sus manos las dos mandíbulas del animal.

            -Por las fauces de la Osa!!! –Gritó-.

            De ambas manos del Caballero emergieron dos intensos rayos de energía que desintegraron las mandíbulas, quedando la cabeza en el suelo, sin posibilidad de atacar.

            Por otro lado, Ryoma gritó.

            -Furor…del Eridano!!!

            El cosmos de mi mejor amigo brillaba con contundencia. Su ataque desintegró dos cabezas de La Hidra a la vez. Pero una de las cabezas, a la espalda de Ryoma, le atacó sin que el Caballero la viera.

            -Ryomaaaaaaaaaa –Grité-.

            La Hidra introdujo en sus fauces a mi amigo, hasta la cintura. Se irguió mirando al cielo. Pude ver como las piernas de mi amigo se movían. Una segunda cabeza atacó lo que quedaba del Caballero de Eridano y engulló al Caballero por los pies, también hasta la cintura.

            Ambas mordeduras partieron por la mitad a Ryoma.

            -Noooooooooooooooooooogggg –Grité con lágrimas en los ojos-.

            La primera de las cabezas que tragó la parte superior de Ryoma se irguió nuevamente mirando al cielo, y tragó.

            En ése momento, mi mundo se paró.

            Sentí un dolor inmenso en la cintura cuando mi compañero fue separado en dos.

            Y mi cosmos, ardió.

            Fue entonces cuando lo sentí. Un cosmos me embriagó. La oscuridad que nos rodeaba a ese hombre misterioso y a mí comenzó a desaparecer, y un haz de luz dorada nos envolvió.

            Era un cosmos gentil, puro, el más generoso de todos los cosmos… Era ella, mi Diosa…

            -Enol!

            Oí en mi cabeza una dulce voz que pronunciaba mi nombre.

            -Enol… Actúa!

            Era ella, la Diosa Atena… Me indicaba que actuase… Me daba el permiso…

            Expandí mi cosmos al máximo, librándome del sometimiento de aquel hombre. Lo miré. Su expresión ya no denotaba malicia, era asombro y miedo lo que transmitían sus ojos, aquellos que se parecían a los de mi abuelo.

            Sentía mi cosmos arder por cada uno de los poros de mi cuerpo, los latidos de mi corazón resonaban en mis oídos. Mis dedos estaban a punto de liberar todo aquel cosmos que de mi interior explotaba.

            Aquel hombre estaba perplejo ante lo que tenía ante sí. El Caballero de reloj en su máximo poder.

            Me acerqué un poco hasta él y no pensé en nada más que en quitarle la vida.

            Levanté un brazo y lo señalé con mi dedo índice.

            -Impacto… Mortal… -Susurré lleno de ira, con lágrimas en mis ojos-.

            Mi ataque lo absorbió, tan sólo pudo emitir un grito de dolor durante una fracción de segundo. Luego desapareció, desintegrado.

            -Aaaaaaaaaaaaaaaaah! –Oí un grito, era Hécco-.

            Cuando me giré y lo vi estaba con una rodilla hincada en el suelo, sus manos entrelazadas en dirección a La Hidra. En sus ojos también había lágrimas… Todo el desfiladero estaba congelado, la criatura estaba congelada. Cada una de sus cabezas había quedado como una estatua de cristal, inmóvil para siempre.

            Apso se encontraba cerca de él, resollando… Comprendí que el Caballero de Osa Menor le había cedido todo su cosmos a Hécco, para que éste pudiera realizar aquel espectacular ataque…

            Tras mi ataque hacia el hombre aquel, mi cosmos se apagó. El silencio se hizo por todo el desfiladero.

            La oscuridad provocada por el cosmos de mi víctima desapareció, y de nuevo salió el sol…

           

 

           

 

 

 

            El camino de regreso al puerto fue un calvario. Cuando llegué a la zona de batalla me dirigí hasta una de las cabezas, golpeé la parte superior del cráneo rompiendo un poco el hielo, agarré el mástil de la lanza de Mirio, la cual había quedado incrustada en ésa cabeza y la saqué tirando de ella. Luego me dirigí hasta mi amigo. Mirio estaba inconsciente, pero respiraba.

            Hécco fue quien recogió del suelo a Sora. La muchacha presentaba numerosas heridas provocadas por la mordedura de la Hidra. Sangraba por muchas partes de su cuerpo, y seguramente tendría rotos la mitad de sus huesos. Sin embargo aún vivía y Hécco dijo que tenía que verla urgentemente un médico.

            Apso golpeó en la nuca a Archenar para dejarlo inconsciente. Luego se arrancó un trozo de tela de sus ropajes y le hizo un torniquete al herido. Detuvo así la hemorragia, luego lo cargó y llegó hasta nosotros.

            Ninguno de los tres pronunciamos ninguna palabra hasta que llegamos al puerto y nos subimos al barco. Teníamos que regresar urgentemente al Santuario.

            Esa primera noche, subí a la cubierta del barco, solo. Miré a las estrellas. Me fijé en la constelación de Eridano y vi que su brillo había perdido intensidad.

            Me agarré a la barandilla del barco con ambas manos. Agaché la cabeza, mordiéndome el labio inferior con rabia, luego…lentamente, una lágrima resbaló por mi mejilla… luego otra, y otra… hasta que me derrumbé, compungido por la muerte de mi amigo, llorando de tanto dolor.

 

 

 

 

 

Aquí termina el capítulo... gracias por leerlo! Espero vuestras opiniones y comentarios!!

 

1 saludo a tod@s!



#71 Miguee

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Publicado 10 noviembre 2014 - 19:16

Pero que buena historia, original , no predecible,muy  bien redactado .

Muy bn amigo sigue asi , oficialmente el mejor ficker del foro


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#72 donmariotojunto

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Publicado 10 noviembre 2014 - 19:59

No he leido este último capitulo, pero me estoy impaciente. Gracias por tu respuesta, que bien que te gustaron, o no te parecieron mal los temas que propuse. 

He leido otros fic y nada que ver, buen trabajo. Saludos!



#73 andromeda32

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Publicado 11 noviembre 2014 - 05:20

Pero que buena historia, original , no predecible,muy  bien redactado .

Muy bn amigo sigue asi , oficialmente el mejor ficker del foro

 

Hola Miguecross....

 

Gracias por tus palabras, pero sólo soy un novato escribiendo su primer fic, jejejeje.

 

Me encanta que os guste la historia de Crónicas de un Caballero de bronce... con opiniones como la tuya dan ganas de seguir escribiendo capítulo tras capítulo... jejeje.

 

Ojalá más lectores se pusieran las pilas y escribiesen comentarios y me dieran sus opiniones!

 

1 saludo, Caballero!



#74 andromeda32

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Publicado 11 noviembre 2014 - 07:00

No he leido este último capitulo, pero me estoy impaciente. Gracias por tu respuesta, que bien que te gustaron, o no te parecieron mal los temas que propuse. 

He leido otros fic y nada que ver, buen trabajo. Saludos!

 

Hola DonMario!

 

Nada hombre, hay que contestar a vuestros comentarios, para mí es algo obligatorio! jejeje.

 

Ya estás tardando en leerlo!!! Sobre todo con lo que pasaaaaaaaaa!!!!    

 

Ja,ja,ja,ja... 1 saludo, Caballero!



#75 donmariotojunto

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Publicado 11 noviembre 2014 - 11:25

Rayos! perdiste a un buen elemento, pero hay que hacer sacrificios. Te hare un comentario, pero este será después de que confirme si mi hipótesis es correcta. Sangrienta batalla, aunque una muerte rápida al sujeto misterioso. Esperemos la siguiente entrega. Saludos!  =)



#76 andromeda32

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Publicado 11 noviembre 2014 - 15:52

Rayos! perdiste a un buen elemento, pero hay que hacer sacrificios. Te hare un comentario, pero este será después de que confirme si mi hipótesis es correcta. Sangrienta batalla, aunque una muerte rápida al sujeto misterioso. Esperemos la siguiente entrega. Saludos!  =)

 

 

Noooo, no me dejes en ascuas!! De cual hipótesis hablas??? jajajaja, me muero de curiosidad!!

 

Cierto...perdimos a un buen elemento dentro de la orden de la Caballeria.... snif, snif.... pero a veces son necesarios para dotar al resto de personajes de una historia más compleja... 

 

Un saludo, Caballero, y gracias por estar ahí una vez más!



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Publicado 11 noviembre 2014 - 16:13

un capitulo sangriento pero increible

 

este fic promete mucho

 

sigue asi

 

 

Pd:me pregunto quien fue el hombre misterioso


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#78 mihca 5

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Publicado 11 noviembre 2014 - 19:10

Capítulo 4

Primero me gusto el misterio que le pusiste a Hecco, llegue a pensar que podría ser un santo de mayor jerarquía
Ahora dos cosas, según lo que veo este Fic cronológicamente parece tal vez me equivoque es después del tiempo del Lost Canvas y antes de la historia del MO!!
Y la otra no entendi bien como es eso que Enol sufrirá los efectos del terneo??

Por el resto es una historia atrapante suerte y saludos!!

¡Si una hembra te rechaza es por el bien de la evolución!

 

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#79 donmariotojunto

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Publicado 11 noviembre 2014 - 19:46

Noooo, no me dejes en ascuas!! De cual hipótesis hablas??? jajajaja, me muero de curiosidad!!

 

Cierto...perdimos a un buen elemento dentro de la orden de la Caballeria.... snif, snif.... pero a veces son necesarios para dotar al resto de personajes de una historia más compleja... 

 

Un saludo, Caballero, y gracias por estar ahí una vez más!

jajajajaja  es que si lo suelto, puede que cambie o afecte tu historia, la verdad bueno. Presentimientos mios, has estado en la sala del cine y dices "creo que va a pasar esto" y zas pasa pero por haberlo dicho no la disfrutas igual. Como dicen en tu tierra, venga tío dale con todo el turrón!



#80 andromeda32

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Publicado 12 noviembre 2014 - 06:03

un capitulo sangriento pero increible

 

este fic promete mucho

 

sigue asi

 

 

Pd:me pregunto quien fue el hombre misterioso

 

Gracias por leer y opinar, como siempre T-800!!!

 

Todo a su tiempo, ya averiguaremos quien caño es ése tio... aunque Enol se lo ha cargado de un sólo ataque.... jejejejejeje.

 

1 saludo!!


Capítulo 4

Primero me gusto el misterio que le pusiste a Hecco, llegue a pensar que podría ser un santo de mayor jerarquía
Ahora dos cosas, según lo que veo este Fic cronológicamente parece tal vez me equivoque es después del tiempo del Lost Canvas y antes de la historia del MO!!
Y la otra no entendi bien como es eso que Enol sufrirá los efectos del terneo??

Por el resto es una historia atrapante suerte y saludos!!

 

 

Hola Mihca 5!!

 

A ver, te explico...El fic lo sitúo en los primeros años de Saga como Patriarca... claro está es todo lo que ocurre es más tarde que The lost Canavas... Para situarte mejor.... se diría que se ubica unos años antes que el MO.

 

 

Por otro lado, la condena de Enol es la condena de aquellos que acptan el destino de ser el Caballero de reloj.... sufrir en sus carnes aquellos ataques que cada uno de los Caballeros de Atena sufren en sus batallas.....

 

Eso es....

 

1 saludo! Y gracias por leer y opinar!!!


Editado por andromeda32, 12 noviembre 2014 - 06:05 .





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