Os dejo un capítulo lleno de emociones...el capítulo 5!!!
Sigo esperando vuestros comentarios y vuestras opiniones... Un saludo a tod@!!!
Capítulo 5: El Torneo de Bronce.
El Patriarca pronunció aquellas palabras como si las dijese todos los días. ¿Se me permitía luchar? Pero….¿Cómo?
-Caballero… -Comenzó a hablar Nicole de Altar con una leve sonrisa, levantando el ánfora que traía en sus manos-. En éste ánfora se encuentra el agua de la Fuente de Atena… Al tomarlo, serás protegido del daño que produce tu condena.
-Enol… -El Patriarca, con su máscara inseparable se acercó hasta a mí-. La Diosa Atena te concede el permiso para luchar. Y tras beber ése agua serás bendecido con la protección de ésta.
-Pero… Majestad… -Me dirigí a mi maestro-. Sólo puedo decir una cosa… Soy muy dichoso… No pensé que pudiese participar en el Torneo.
-Dad gracias a la bondad de la nuestra Diosa.-Nicole me tendió el ánfora-. Ahora bebed éste agua…
Así lo hice, destapé la tapa y vi el reflejo de la luz sobre el agua. Luego la bebí. Era agua, fresca y clara, y sabía bien. Gracias al agua de la Fuente de Atena los golpes de mis camaradas no me afectarían y así podría luchar hasta el final.
-Caballero… -El Patriarca habló-. Desde la noche de los tiempos, el Caballero del Reloj no ha podido entrar en batalla hasta ahora. Pasado mañana participaréis en el Torneo, siendo el caballero número dieciséis. Ni siquiera el resto del Santuario conoce la noticia aún. Esta misma mañana Atena me habló… Me pidió que os entregara el agua y que os otorgara el permiso de su parte. –Con un gesto de su mano indicó a los soldados de palacio que saliesen de la Torre-. Enol… debéis ser cauto, jamás os habéis puesto a prueba, confío en ti y en tu fuerza, pero has de conocer la condición de la Diosa…
-¿Una condición? ¿Cuál?
-Durante el transcurso de los combates seguirás sufriendo el daño producido a los demás caballeros… sin embargo en menor medida.- Mi cara se estremeció- No será como antes, es decir, sentirás el daño de los ataques pero tu salud no se verá afectada por ellos.
Sentiría cada golpe, cada ataque en mi cuerpo, pero no producirían heridas en él, ni me vería sometido al dolor que éstos inflijan…
-De acuerdo, Majestad! –Asentí-. Estaré preparado.
-Dentro de dos días, el Santuario entero verá por primera y única vez al caballero del Reloj luchar… -La voz de mi maestro se volvió seria. Mientras, Nicole echó una rápida mirada sobre las armaduras de bronce de la sala del Chrysos Synegain…- Sólo espero que los cinco años de entrenamiento te hayan servido para algo, caballero. Espero mucho de ti.
Tanto mi maestro como Nicole estuvieron un rato más allí conmigo, de manera gustosa. Hablaron conmigo sobre mi posición en el Santuario, y mi maestro me dijo que estaba llevando muy bien mi labor.
El día siguiente lo pasé muy nervioso. Me dediqué a entrenar todo el día, y me acosté con las primeras sombras de la noche. Cuando desperté me aseé, comí lo que Crisella me habían preparado y junto a mí descendieron por los caminos al Santuario, en dirección al Coliseo. La muchacha se mostraba muy entusiasmada, y Cappio mostraba en su rostro una felicidad que jamás había mostrado. Sabía que podía contar con ellos, no sólo eran mis sirvientes, sino que a estas alturas eran como mi familia en la Torre.
Durante el camino coincidí con Mirio, Archenar y Ryoma. Los dos primeros nos contaron que Aigán, su compañero de entrenamiento y Caballero de Ave del Paraíso había llegado la noche anterior desde una remota Isla del Pacífico Sur, la llamada Isla de Andrómeda. Allí, junto al maestro Rigel de Orión, había desempeñado una misión y como se acercaba el Torneo le dieron permiso a Aigán para volver al Santuario a tiempo y participar en él. Los soldados del recinto decían que Aigán era uno de los más fuertes caballeros de Bronce.
El Santuario rebosaba de vida, muchos soldados, vestidos únicamente con ropas de entrenamiento se dirigían al Coliseo formando alboroto y hablando a gritos sobre cuál de los caballeros de Bronce era el más fuerte. Según me contaron Ryoma y los demás, sólo los caballeros participantes sabían que yo sería parte del elenco que lucharía en el Coliseo. Y que algunos de ésos caballeros estaban expectantes ante mí.
Cuando llegamos al Coliseo estaba lleno de visitantes, varios caballeros ya estaban allí, portando sus armaduras en la espalda, al igual que nosotros. Las gradas estaban ocupadas casi en su totalidad, y en lo más alto de dicho edificio se podía ver un trono de oro, lugar donde el Patriarca se sentaría y sería juez en los combates. Durante la mañana se organizarían muchos combates entre soldados en diferentes lugares del Santuario, sin embargo la mayor parte del Santuario estaba allí. Pude ver entre las gradas, en los lugares más insospechados a algunos caballeros de Plata. Babel de Centauro, Albiore de Cepheo, Noésis de Triángulo… A la hora indicada del comienzo del Torneo llegó mi maestro y ocupó su trono. Venía acompañado de Nicole, el cual no vestía su armadura, sino venía como un mero figurante. Estaba al tanto de que su identidad como caballero de Plata de Altar era desconocida por casi todos…
Junto al Patriarca llegaron también tres caballeros de oro. Aldebarán de Tauro, Shura de Capricornio y Camus de Acuario, los cuales estaban situados en lo más alto del Coliseo también, pero sin permanecer al lado del Patriarca. Milo de Escorpio llegó más tarde, y mucho más avanzada la mañana llegó un caballero con cara de pocos amigos… Máscara de la Muerte de Cáncer, era la primera vez que veía a éste caballero, sin embargo los rumores que existían por todo el Santuario sobre su conducta alarmaba a todos. La gran sorpresa fue la llegada de un hombre llamado Asterión, el cual era el caballero de Plata de Perros de Caza… recién llegado al Santuario.
Cuando el bullicio de los presentes se silenció, el Patriarca se levantó y comenzó a hablar…
-Desde hace mucho tiempo se celebra en el día de hoy la festividad de Atena…-Mi maestro mostró un gran discurso sobre Atena y el día que se celebrara-.
Los dieciséis caballeros de Bronce debían estar allí presentes, sin embargo sólo pude distinguir a unos diez… Estábamos situados entre el público asistente y el Patriarca fue nombrándolos uno a uno…
-He aquí a los participantes del Torneo! En primer lugar… -Comenzó la celebración-. Aigán, de Ave del Paraíso!
El público se ensalzó en aclamaciones hacia Aigán, el cual salió de las gradas con su caja de Pandora a la espalda. Abrió ésta y pude contemplar el objeto de su constelación guardiana. En ése momento la armadura se separó y comenzó a vestir a su portador. Nunca había visto a ése hombre. De cabellos violetas, cortos, y ojos de igual color. Su armadura era realmente bella y de color violácea. Una característica de su armadura eran tres colas de plumas moradas que sobresalían de su espalda hasta los tobillos. Reluciente, se mostraba en el centro de la arena con un brazo levantando, recibiendo la ovación del público.
-El siguiente…-Levantando la voz entre el gentío, mi maestro señaló a un lugar concreto de las gradas…-. Ennetsu… del Horno!!!
Otro gran gentío comenzó a dar ánimos a dicho caballero. Saltando desde el público hacia el interior y abriendo su caja de Pandora en el aire se colocó su armadura. También lo llamaban El Caballero de la Llama. Era discípulo de Gigas, una de las manos derecha del Patriarca, el cual también estaba entre el público. El Caballero de la Llama se colocó junto a Aigán en la arena.
-Los caballero que forman el Barco Argo… -Continuó mi maestro desde lo más alto-. Tapiró de Quilla! Talecco de Popa, Yamín de Brújula y Dígonni de Vela!
Cuatro de los asistentes en el público saltaron muy alto, hacia el cielo, colocándose sus armaduras al unísono. En el cielo se dibujó la silueta de un gran barco mitológico, y los cuatro caballeros cayeron a la arena entre grandes vítores y exclamaciones. Estos cuatro caballeros eran muy queridos en el Santuario debido a que formaban un equipo perfecto. Había leído en anteriores Guerras Santas que éstos cuatro caballeros habían sido muy importantes en el pasado, aunque según las crónicas de la última Guerra Santa no tuvieron mucho fortunio. Sus armaduras eran ciertamente fabulosas, a lo mejor no recubrían gran parte de sus cuerpos, pero cada una era distinguida debido a sus características.
-Nuestras guerreras más poderosas…. –Continuó el Patriarca-. Sora! Caballero de Bronce de Liebre!
Una gran aclamación, compuesta mayoritariamente de mujeres, se elevó de entre las gradas. Sora estaba considerada la mujer más fuerte del Santuario. Saltó la barrera que separaban las gradas de la arena, y una vez allí levantó un puño en agradecimiento a la gente y se puso su armadura. Su máscara era del color del bronce, oscura, sin embargo contrastaba con una armadura blanca, de gran belleza. Sus cabellos, de color rosa, no eran muy largos.
-Yulij… del Sextante!
Una muchacha de cabellos grises hizo acto de presencia desde la nada… apareció un aura cerca de dónde estaba situado Aigán y apareció allí. Entre sus vestiduras se encontraba la disimulada armadura del Sextante. Yulij era una mujer temida debido a sus poderes… singulares donde los haya.
-Y por último… Carola de Paloma!
Carola tenía los cabellos rubios. Había sido la última mujer en ser nombrada caballero, y había realizado su entrenamiento en Canadá. Los aplausos hacia ella también fueron en demasía provocado por las mujeres que se encontraban en las gradas.
Nueve de los dieciséis caballeros ya habían sido presentados en la arena. Faltábamos el resto. Ryoma y yo estábamos en pie, entre el gentío formado en las gradas. A nuestro lado se encontraban Archenar y Mirio, el cual saltó a la arena al ser nombrado por el Patriarca. Fue el décimo caballero en ser presentado. Al colocarse su armadura y lucir en su mano izquierda la lanza propia de la armadura de Boyero hizo una exhibición con ella, haciendo que los soldados de las gradas elevaran sus gritos a cada movimiento de ésta. Pude observar que Aigán lanzaba una mirada a Mirio con camaradería mientras sonreía.
-Archenar de Jirafa! –Gritó mi maestro mirando hacia nosotros-.
En ese momento, nuestro compañero más reservado saltó a la arena mientras se colocaba su armadura. Archenar era muy querido en el Santuario debido a que se había ganado el respeto de todos durante su prueba. Al principio fue el alumno menos aventajado de Rigel de Orión, y muchos pensaban que no merecía ser llamado caballero por su poco afán. Fue gracias a la voluntad y la constancia mostrada durante sus años de entrenamiento cuando se ganó la confianza de su maestro. Posteriormente, su prueba para ser caballero fue de las más evidentes hasta la fecha. Demostró ser más caballero que muchos de los que allí estábamos portando una de las armaduras de bronce. Mostraba con orgullo su maravillosa armadura, una de las más aclamadas por los soldados.
-Ryoma de Eridano!
El Coliseo entero estalló en vítores y gritos de ánimo hacia mi amigo, Ryoma saltó espectacularmente sobre la arena, descolgando la armadura de Eridano de su espalda y abriendo la caja de Pandora. Con la armadura puesta, el Coliseo gritó aún más, sin duda uno de los grandes favoritos del Torneo. La historia sobre su prueba había corrido por todo el Santuario, incluso los soldados, cuando tenían unas horas libres, se desplazaban hasta el Monte Agrónn para ver con sus ojos el gran río que ahora había allí. Casi todos le llegábamos por la cintura, quizás los más altos hasta la zona baja del pecho. Ryoma era un coloso.
-Dáim de Ciervo!
Los vítores provocados por Ryoma fueron desapareciendo para dejar paso a una gentil ovación. Dáim era el más pequeño de todos nosotros en estatura, y quizás uno de los caballeros más desconocidos, puesto que desde que se convirtió en caballero estuvo destinado en diferentes misiones. Su armadura era blanca y azul claro, con unos distinguidos cuernos de ciervo en su diadema. Sus cabellos eran castaños, muy cortos. Estuve observando que en su muñeca portaba una extraña pulsera, de color negro, eran eslabones pequeños a modo de cadena y en el centro una especie de esfera plateada.
-Enol de Reloj!
En ése momento, mi maestro pronunció mi nombre y el Coliseo entero enmudeció. Ninguno de los asistentes pronunció palabra alguna ante tal sorpresa. Salí de entre las gradas, con mi armadura en la espalda y caminando llegué al centro de la arena. Los demás caballeros que ya estaban allí estaban observándome, como si yo fuera un espécimen diferente. Tras el silencio me vi abrumado por el estallido al unísono del Coliseo entero. Pude ver que algunos soldados se abrazaban al enterarse de mi participación, otros saltaban de júbilo. Abrí mi armadura y ésta se posó sobre mi cuerpo.
-Es el que faltaba! –Pude oír alguien que decía entre los gritos.
Observé al Patriarca. Estaba en su trono, rodeado de Nicole, el cual sonreía, y de los demás soldados de palacio. De repente me vi sorprendido, volando por los aires… Ryoma me cogió por la cintura con solo una de sus manos y me elevó por los aires, mostrándome a los asistentes como si yo fuese un trofeo que mostrar. Sin embargo, me hizo gracia y no pude dejar de reír. Vi incluso que algunos de los asistentes tenían lágrimas en sus ojos, y pude comprobar con gran satisfacción que era muy querido en el Santuario. Los vítores fueron calmándose.
-Apso de Osa Menor!
El público allí presente volvió a gritar embravecido, aclamando a dicho caballero. De entre las gradas apareció un hombre de ojos azules y cabellos negros. Se puso su armadura y quedé sorprendido. La armadura de la Osa Menor era marrón, mostrando un brillo como ninguna otra… La gran aclamación se debía a que hace unos meses, Apso fue enviado en misión y se enfrentó por el Santuario a varios enemigos muy poderosos. Volvió más muerto que vivo, y con su armadura hecha trizas… Se rumoreaba que la armadura jamás sería portada de nuevo, sin embargo tras su recuperación Apso partió y volvió con su armadura completamente reparada. Cuando acabe el Torneo me gustaría hablar con ése hombre y que me diga cómo lo consiguió. Su armadura era magnífica, única entre las demás gracias a su resplandor.
-Por último… -El Patriarca señaló a lo más alto del Coliseo, en la dirección contraria a él- Hécco… Caballero de Bronce de Corona Austral!
Al igual que ocurrió en mi presentación, el Coliseo quedó en silencio. Miré al lugar indicado por mi maestro y vi a Hécco en lo más alto del Coliseo. Su armadura estaba en el suelo y fue abierta por el caballero. Un cosmos aumentó en torno a esa armadura, y así apareció. La armadura de Corona Austral era verde, un color muy claro, parecido al verde de la hierba fresca de verano. Sus diferentes partes fueron colocándose sobre el caballero. La armadura despedía destellos en torno al hombre que la estaba vistiendo, como cuando Mirio y Archenar se pusieron sus armaduras en la Torre cuando se las entregué. Era la primera vez que Hécco la vestía, sin duda. Muy ornamentada, la armadura de Corona Austral era espectacular. Adornada con características diferente a las nuestras. Hécco comenzó a descender los escalones que llevaban a la arena en completo silencio. El público allí congregado seguía en silencio, incluso pude comprobar cómo los caballeros de oro allí presentes se quedaron estupefactos ante tal presencia.
-Es el discípulo de Davo!-Se oyó un grito-.
Tras ése grito, un revuelo se formó entre los asistentes.
-Silencio! –Gritó el Patriarca- Hécco ha resuelto con satisfacción su entrenamiento y la Diosa lo ha bendecido con la armadura de Corona Austral, nombrándolo uno más entre sus sirvientes…
Tras el silencio originado, el Patriarca comenzó a bajar la escalinata que llevaba hasta la arena del Coliseo, hasta llegar a nosotros.
-Este año, vosotros seréis los participantes del Torneo. –Los caballeros allí reunidos formamos un círculo, quedando mi maestro en el centro-. De entre vosotros sólo quedará uno en pie esta noche, proclamándose vencedor! Sin más… procederemos al sorteo.
Un gran tablón de madera había sido colocado a modo de expositor en el borde de la arena, allí se podía ver un anagrama representando a cada uno de los participantes del Torneo, emparejados de dos, simbolizando a los adversarios. Una hermosa joven, de cabellos dorados, traía consigo un saco finamente cosido, y en su interior había dieciséis papiros con nuestros nombres. El orden del combate sería por sorteo. Mi maestro introdujo la mano en el interior y comenzó a sacar en orden, uno a uno, el nombre de los combatientes.
-Enol de reloj… -Fue el primer nombre que salió del saco, y un soldado que estaba junto al panel con el anagrama escribió mi nombre en el primer lugar… Cada vez que salía un nombre era aclamado, y así sucesivamente hasta que los dieciséis nombres quedaron inscritos en el panel, quedando en el siguiente orden:
Enol de Reloj Vs Talecco de Popa
Hécco de Corona Austral Vs Ennetsu del Horno
Ryoma de Eridano Vs Dígonni de Vela
Yamín de Brújula Vs Yulij de Sextante
Aigán de Ave del Paraíso Vs Archenar de Jirafa
Mirio de Boyero Vs Dáim de Ciervo
Sora de Liebre Vs Carola de Paloma
Tapiró de Quilla Vs Apso de Osa Menor
El púbico aclamaba los combates que el azar había sorteado. Me sorprendió que yo fuese el primero en combatir junto a Talecco de Popa. Era un rival que no me imponía. Sabía de su poder, sobre todo junto a sus tres compañeros, pero en individual no me intimidaba, no creía que Talecco fuese un contrincante difícil. Todos los presentes aclamaron a Ennetsu cuando supieron que tenía que luchar contra el discípulo de un traidor. Casualidad del destino…éste había querido que dos compañeros, como Aigán y Archenar lucharan entre sí. Mirio estaba vacilando a su compañero Archenar, dándole el pésame de su derrota antes de combatir. Me intrigaba el combate que se le presentaba a Mirio…puesto que no sabía apenas del caballero del Ciervo. Y también teníamos un combate entre dos mujeres, Sora y Carola, sin duda interesante.
Tuvimos una hora de descanso antes del primer combate, el mío contra Talecco. Ryoma, Mirio y Archenar estaban junto a mí dándome ánimos y charlando de todo un poco. Aigán estaba junto a otros caballeros, así como todos los caballeros de bronce allí presentes, formando grupos. Hécco, por su parte, estaba sólo, esperando su lugar en el combate. Unos cinco minutos antes del comienzo de mi combate, el Patriarca se encontraba de nuevo en su trono, en lo más alto del Coliseo y se preparó para pronunciar unas palabras…
-Caballeros del Bronce! –Dijo-. Antes de comenzar los combates os explicaré la temática del Torneo. –Todos los allí presentes, incluyendo a los dieciséis caballeros de bronce permanecimos en completo silencio-. Durante esta mañana se celebraran ocho combates… quedando el número de caballeros reducido a la mitad. Ocho vencedores, y ocho perdedores. Los perdedores quedarán eliminados. Tras el mediodía, los ocho caballeros que hayan vencido en sus combates serán emparejados a un compañero, formando así cuatros dúos en los que se enfrentaran dos a dos, sólo aquellos dos que formen entre sí un buen equipo lograran vencer a sus dos rivales… Asistiremos a un primer combate dónde dos parejas de caballeros se enfrentaran entre sí, habiendo dos únicos ganadores, que deben ser parte de un mismo equipo. Es decir, equipo contra equipo. Más tarde se celebrará un segundo combate de igual modo, quedando otra pareja de caballeros como vencedores… Al final, los dos equipos vencedores se enfrentaran entre sí en un combate individual, donde sólo habrá un ganador…
-Uuuooooooh! –Los asistentes exclamaron, seguido de un jubiloso clamor en agradecimiento a la temática-.
Así que se verían combates diferentes. Primero individual, luego por parejas y al final un único combate donde cuatro rivales luchasen de manera individual por el triunfo. Perfecto. Me gustaba la idea, y parecía que al resto de mis compañeros también. Ya quería de compañero a Ryoma! Sin dudas, un buen aliado.
-Despejad la arena, combatientes! –Gritó uno de los organizadores allí presentes, y casi todos los caballeros de bronce se fueron colocando en diferentes lugares del Coliseo-. Primer combate! Enol de Reloj contra Talecco de Popa!
Uaaaaaaah!!! Ya tengo ganas de escribir el capítulo 6!!! jajajaja. Por fin veremos cómo lucha Enol, Mirio, Archenar, Ryoma!!! jejejeje. Solo deciros que me está encantando escribir éste fic sobre SS, y me gusta mucho como va poco a poco todo encajando! Tenía mis dudas, pero me está gustando y todo! jejeje
Un saludooooo, genteee!