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El budismo


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25 respuestas a este tema

#21 Guest_Hanzo_*

Guest_Hanzo_*
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Publicado 26 octubre 2003 - 03:13

Bueno creo que los libros que mejor te podrían introducir en el tema son los de taizen Deshimaru, un maestro zen que desarrollo su labor en occidente para dar a conocer el budismo aqui. Tiene escritas varias introducciones al tema.
Libros tambien interesantes son los de Osho, sus exegesis son bastante interesantes e introductoras para el budismo. El libro que yo recomendaria de este hombre es el hsin hsing min. Pero tiene una gran cantidad de obras.

Tambien cierta editorial española "Edaf" edito recientemente Sutras o textos religiosos del Canon de Pali, la recopilación más sagrada de enseñanzas budistas. Hay uno en particular bastante bonito como es El sutra de la Atención y el Sutra del diamante. En donde desarrollará las ideas del octuple sendero y la concepcion de la "etica" budista.

SALUDOS...

#22 Guest_Ikki o Fênix_*

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Publicado 27 octubre 2003 - 17:12

Isengard, sin duda todos buenos titulos que te indico Hanzo. Añadiria "El arte del arquero zen", de Eugen Herrigel, "Introdución al zen-budismo" de D.T Suzuki y "Las máscaras de Diós: Mitologia Oriental", de Joseph Campbell, que es habla bastante del budismo en todas sus vertientes y de todas las mitologias y religiones orientales en general

QUOTE
Libros tambien interesantes son los de Osho, sus exegesis son bastante interesantes e introductoras para el budismo. El libro que yo recomendaria de este hombre es el hsin hsing min. Pero tiene una gran cantidad de obras.


Quiere decir que a ti también te gusta Osho? Jeje, era un tipo muy controvertido, pero me gusta también. Sin duda escribe muy bien y es muy provocativo

Saludos



#23 Guest_Hanzo_*

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Publicado 27 octubre 2003 - 18:14

QUOTE
Quiere decir que a ti también te gusta Osho? Jeje, era un tipo muy controvertido, pero me gusta también



Pues si, si era polemico... y lo acusaron de Sectario (creo) y alguien me comentó que estaba considerado como uno de los 10 hombres más peeligrosos del mundo.
Aun asi es cierto que escribe muy bien y sus obras son interesantes...


Como siempre uno se queda con lo que quiere o puede...

jejejeje...


SALUDOS...

#24 Isengard

Isengard

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Publicado 27 octubre 2003 - 22:35

Les agradezco las recomendaciones y comento que...

Despues de buscar en la 6 principales librerias de mi ciudad, en ningun lado tuvieron obra alguna de los autores que Hanzo me recomendo. Tenian a Osho, pero lei un poco de él en la red y algunas sinopsis de sus obras me parecieron que no cuadraban del todo. Finalmente tuve que recurrir a una libreria esoterica donde los encargué con espera aproximada de 1 semana.

Ahora comienza mi busqueda por los recomendados por Ikki o Fênix, lo bueno aqui es que logre encontrar algo de Crowley, y ahora que recien comenze con Lovecfaft, creo que tengo algo bastante bien que leer hasta la llegada de estos libros.

Gracias nuevamente por la recomendaciones, en serio que estaba perdido en todo este rollo...
saludos!


#25 Guest_Ikki o Fênix_*

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Publicado 04 septiembre 2004 - 21:16

Tema resucitado ginsu_knife.gif

  P.D: Vi que habia interés en el asunto por otros temas

#26 Guest_Ikki o Fênix_*

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Publicado 04 septiembre 2004 - 21:31

Budismo chan (el primer zen, o sea el zen chino)

En ocasiones se ha dicho que el budismo chan es un «atajo hacia el despertar». A continuación veremos qué tiene de especial esta tradición budista que adquirió su sabor particular mediante la práctica y enseñanza de eminentes maestros chinos entre los siglos VI y IX.
   Las enseñanzas chan son herramientas que nos ayudan a deshacernos de las múltiples identificaciones que nos impiden reconocer nuestra naturaleza esencial de paz, sabiduría, amor y compasión. Es como si esta fuente inagotable de energía positiva —que es nuestra única posesión verdadera— se encontrase oculta entre capas de densas nubes; las enseñanzas chan nos ayudan a ver a través de las nubes para que así podamos reconocer nuestro rostro original y liberar su tremendo potencial.
   Si la práctica chan ha de dar sus frutos, debemos comenzar observando los entrenamientos éticos, que nos ayudarán, entre otras cosas, a minimizar los momentos de sufrimiento y a maximizar los de felicidad. Además, la práctica de los entrenamientos éticos y de la meditación facilitará que nuestra mente se calme. Y es en esta serenidad mental donde nuestra naturaleza búdica innata puede manifestarse.
    En resumen, la práctica chan consiste en soltar lastre, en liberarnos del apego a aquello que creemos ser para reconocer aquello que somos en realidad, nuestro verdadero hogar, y esto no se trata sino de aceptar plenamente el aquí-y-ahora, que se encuentra más allá de toda conceptualización. Podemos aclarar lo anterior mediante una metáfora tomada del Sutra surangama:

   El polvo extranjero es como un invitado que se detiene en una posada para pasar la noche o tomar su comida, y tan pronto como ha cumplido su cometido, recoge sus cosas y continúa su viaje, pues no tiene tiempo que perder. En cuanto al anfitrión de la posada, él no tiene que ir a parte alguna. El que no se queda es un invitado y quien lo hace se trata del anfitrión. En consecuencia, una cosa es extranjera cuando no se queda.
   De otro modo, en un cielo despejado, cuando se levanta el Sol y sus rayos entran en la casa mediante una apertura, puede verse polvo moviéndose en el rayo de luz, mientras que el espacio vacío permanece inmóvil. Por lo tanto, lo que está quieto es la vacuidad y lo que se mueve, el polvo.

   En esta metáfora el anfitrión es nuestra naturaleza real de paz, sabiduría, amor y compasión, mientras que los invitados representan a las cosas, a los fenómenos, a los procesos que son impermanentes, interdependientes y que no pueden aportarnos la satisfacción o paz verdadera (véase Las tres características de la existencia) que es la meta del budismo. Cuando nos desidentificamos de los invitados, de forma natural volvemos a adoptar nuestra posición de anfitrión; en esto consistió el despertar del Buda y en esto consiste la práctica del budismo chan.
   Por último, y especialmente para aquellas personas dadas a los altos vuelos intelectuales, debemos advertir que el anfitrión y los invitados son inseparables, pues no hay anfitrión sin invitados ni invitados sin afitrión. Aunque, ¿quién sabe?, tal vez prefiráis leer que la vacuidad (anfitrión, conciencia o gnosis) y la forma (invitados, procesos o fenómenos) son coalescentes.

Los métodos del budismo chan

   El principal método de práctica chan es la sencilla aceptación ecuánime del aquí-y-ahora. Esto significa que debemos aprender a aceptar con atención plena cada uno de los momentos de nuestra existencia sin aferrarnos a ellos ni rechazarlos. Este punto lo ilustra muy bien un poema que compuso el venerable Tianhuang Daowu (748-807):

Compórtate de forma natural y ligera;
permite que todo siga su ritmo;
libérate de todo apego.
Esto basta para asegurar el despertar completo.

   Por lo demás, en los primeros tiempos del budismo chan la enseñanza transcurría de manera natural durante la convivencia entre los maestros y sus estudiantes. El siguiente caso, protagonizado por Bodhidharma (f. 532), el primer patriarca del budismo chan en China, y Dazu Huike (487-593), su sucesor, nos ayudará a comprender cómo era entonces la vía:

—Maestro, por más que lo intento no puedo apaciguar mi mente.
—No te preocupes, enséñame tu mente y yo la apaciguaré por ti.
—Es que, maestro, por más que trato de encontrarla no la hallo.
—¡Eso es!, ¡ya está!, ¡ya he apaciguado tu mente!

   En ese momento Huike realizó su despertar. Nuevos problemas surgieron con el paso de los años, pues la mayoría de los estudiantes perdieron la capacidad de captar esta enseñanza sutil y los maestros se vieron obligados a desarrollar métodos de práctica más formales.

El despertar silencioso

   Antes decíamos que el método principal del budismo chan es la aceptación ecuánime del aquí-y-ahora. El método del despertar silencioso es el más próximo a esta enseñanza esencial.
   En pocas palabras, el despertar silencioso consiste en regular el esfuerzo necesario para estar presentes aquí-y-ahora. Podemos dividir este camino en tres fases: 1.ª) nuestra mente del mono se muestra muy alocada, con pensamientos, imágenes y emociones que van de acá para allá sin ningún tipo de control. Aquí el debemos aplicar un esfuerzo constante para recuperar nuestra posición de anfitrión y observar con ecuanimidad este caótico baile mental; 2.ª) nuestra atención plena presenta cierta estabilidad. Los pensamientos, las imágenes, las emociones y demás siguen acercándose a la posada, pero ya no nos entretienen con sus conversaciones; podemos ser conscientes de ellas pero no nos vemos enredador. Sin embargo, de vez en cuando nos olvidamos de que somos el anfitrión y nos identificamos con alguno de los invitados de la posada. En ese momento debemos aplicar algo de esfuerzo para volver al aquí-y-ahora, a la observación ecuánime del momento presente, y 3.ª) nos hemos acostumbrado a nuestro papel de anfitriones, no obstante, sigue estando presente un ligero esfuerzo y una conciencia sutil de dualidad, es decir, nos sentimos anfitriones y consideramos a los invitados como ajenos a nosotros mismos. Ahora solo nos queda soltar las últimas ataduras y abandonar el ligero esfuerzo que seguimos aplicando, lo que nos llevará a experimentar la unidad entre el anfitrión y los invitados; esto es el despertar, regresar a nuestro verdadero hogar.
   Como podéis ver, el despertar silencioso se trata de un método muy sutil que se asemeja mucho al método esencial del budismo chan. Podemos practicar el despertar silencioso en cualquier postura: sentados, caminando, de pie o acostados. No os dejéis engañar por esos que dicen que la meditación se limita a sentarse en la posición del loto.
   Daremos ahora unas pautas para el ejercicio del despertar silencioso en la posición sentada, cuya esencia, una vez que la asimiléis, la podéis aplicar al resto de vuestra vida cotidiana: fregar, cepillarse los dientes, trabajar, pasear, comprar, cualquier cosa.
   En primer lugar debemos elegir un buen lugar para la meditación. Un sitio tranquilo y con aire fresco es una buena opción. Lo siguiente es adoptar una postura corporal correcta. Es importante realizar las sesiones de meditación con el estómago vacío y con ropa suelta. La clave de la postura es que nos sentemos con la espalda erguida, respetando siempre su curvatura natural, es decir, no la tensamos demasiado pero tampoco permitimos que se hunda en exceso. Los ojos, por regla general deben permanecer cerrados; la lengua, tocando el cielo del paladar, justo encima de los dientes superiores; la barbilla ligeramente metida hacia dentro; las manos apoyadas dulcemente sobre el regazo: la derecha, con la palma hacia arriba, descansa sobre la izquiera, también hacia arriba; los pulgares se tocan, pero no hace falta que lo hagan de un modo especial.
   El siguiente paso, y el meollo del asunto, es ser conscientes de la respiración. La respiración, si no tenemos problemas que nos lo impida, se realizar siempre por la nariz. No forzamos la respiración, permitimos que siga su ritmo natural; no nos importa si es profunda o superficial. Debemos sentir la respiración a cada momento, no vale con notar su comienzo o final, debemos ser conscientes de todo el proceso. Debemos prestar atención mientras el aire entra en nuestro cuerpo y también mientras sale, debemos ser conscientes de los intervalos que se producen entre la inspiración y la espiración. Podemos elegir seguir la respiración poniendo nuestra atención en las fosas nasales o bien en el movimiento hacia arriba y hacia abajo del abdomen.

El método de la cuenta

   Durante la primera fase del despertar silencioso la mente se encuentra muy excitada y es fácil que nos olvidemos de la respiración para implicarnos en las increíbles historias de la mente del mono. Por eso existen ejercicios como la cuenta de la respiración para ayudarnos.
   Inspiramos y al exhalar anotamos mentalmente «uno», volvemos a inspirar y con la exhalación siguiente nos decimos «dos»; y continuamos así hasta que llegamos a diez. Entonces repetimos el proceso, pero en orden inverso, es decir, comenzamos anotando «diez», «nueve» y así hasta que llegamos a uno. Ahora repetimos el ciclo: contamos hacia arriba y hacia abajo, hacia arriba y hacia abajo… Si nos perdemos no pasa nada, no debemos preocuparnos ni culparnos por ello, sencillamente comenzamos el ejercicio de nuevo. Cuando hayamos logrado cierta estabilidad mental y podamos seguir la respiración sin vernos distraídos por los habitantes de la posada mental, podemos dejar de contar y limitarnos a seguir la respiración tranquilamente.

Los koans

   Otra práctica del budismo chan son los koans. Los koans están especialmente dirigidos a las personas pensativas e intelectuales, aunque en un momento dado pueden suponer un gran acicate para cualquiera.
   ¿Qué es un koan? Un koan es una especie de acertijo chan que el maestro o la vida le propone a su estudiante. Si el estudiante conecta con un koan, este pasa a ocupar la mayor parte de sus pensamientos y energía. Por ejemplo, en una persona puede surgir la siguiente incertidumbre: «¿Qué significa realmente ayudar?», y convertirse para ella en algo muy importante. Esta persona no puede quitarse la pregunta de la cabeza, pero por más vuelta que le da, no halla ninguna respuesta que le satisfazga plenamente. Como podrá comprenderse, los koans también sirven para despejar la mente de pensamientos errantes y concentrarla en una sola cuestión. Así es cómo funcionan.
   Cuando un koan se apodera de un estudiante, este se aplica a fondo para encontrar la respuesta y presentársela a su maestro, ya se trate de un maestro de carne y hueso o de nuestro maestro interior. Veamos un caso tradicional para aclarar un poco el tema:

—Maestro, ¿qué he de hacer ahora?
—Soltarlo todo.

   A los pocos días el estudiante vuelve a visitar a su maestro:


—Maestro, he intentado soltarlo todo, pero hay algo que no puedo soltar.
—¡Suéltalo!
—¡No puedo!
—Entonces llévalo contigo.

   ¿Qué significa este acertijo, este koan? Precisamente esto es lo que el practicante debe descubrir. Comenzará pensando una y mil cosas sobre el koan, y cada vez que crea haber encontrado la respuesta, se la presentará al maestro. El maestro intentará hacerle dudar, tratará de determinarsi la respuesta es correcta, es decir, si nace desde la claridad o bien se trata tan solo de un trocito de mente conceptual. Si la respuesta no es satisfactoria, el maestro dirá a su estudiante: «Vuelve la semana que viene, sigues muy perdido» o algo parecido. Finalmente, el practicante que se aplice con total sinceridad a su koan obtendrá una profunda claridad sobre su significado, sobre la esencia de la realidad, y se habrá liberado de parte de su carga.
   En este punto es conveniente que distingamos entre los koans muertos y los koans vivos. Los koans muertos se encuentran en las historias de los viejos maestros chan. El problema con estos koans es que estaban dirigidos a estudiantes particulares en un momento concreto de sus vidas, y bien pudiera suceder que el estudiante contemporáneo no sintonice con estos viejos koans. Por ello en el budismo chan preferimos los koans vivos. Los koans vivos son aquellos que surgen de forma natural, sin buscarlos, durante la práctica silenciosa del estudiante. Unas palabras del venerable Bankei (1622-1693) nos ayudarán a comprender este punto:

   En los últimos tiempos, adonde quiera que vayas, te encuentras con maestros zen utilizando «viejas herramientas» [koans muertos] al tratar con sus pupilos. Parecen pensar que no pueden actuar sin ellas. Son incapaces de enseñar de forma directa, de confiar en ellos mismos y ayudar a sus estudiantes con sus propias herramientas. Estos monjes ciegos son incapaces de tratar con la gente si no tienen sus «herramientas zen» a mano.
   Aún peor, les dicen a los practicantes que si no pueden generar una «gran bola de duda» y penetrar a través de ella, no puede haber progreso en el zen. En vez de enseñarles a vivir en su mente búdica, les fuerzan a generar esta bola de duda por todos los medios. Los que no tenían duda ahora se ven encorsetados por una. Convierten su mente búdica en «bolas de duda». Es del todo erróneo.

   No se trata de que los koans sean un método poco apropiado, de hecho, cuando se entiende correctamente su práctica, son muy útiles y poderosos. La idea es que el estudiante debe trabajar siempre con koans vivos, con koans que le importen realmente, y no esforzarse en despertar una «bola de duda» que no tiene. Mientras no surja la necesidad de trabajar con un koan, es mejor aplicarse a los métodos más esenciales del budismo chan; pero cuando el koan aparece de forma natural, bienvenido sea.

El huatou

   Otro método de práctica del budismo chan es el huatou, que literalmente significa «cabeza de palabra». Podemos decir que el huatou es la madre de todos los koans. En resumen, el huatou consiste en encontrar una respuesta para la gran pregunta: «¿Quién o qué soy yo realmente?».
   El practicante debe trabajar esta pregunta con todos sus medios hasta dar con una respuesta satisfactoria. Como en el caso de los koans, la verdadera respuesta solo puede llegar en forma de claridad desde la atención plena. El practicante debe tratar de descubrir dónde nacen los pensamientos, a dónde van. Debe observar profundamente todo aquello que cree ser y comprobar mediante la visión profunda si realmente es aquello.

Editado por Ikki o Fênix, 04 septiembre 2004 - 21:35 .





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