Hace bastante ya que hace falta un verdadero Fic sobre todos los Santos Plateados, y esperamos hacer un buen trabajo al incluir un total de 16 de ellos Todos los hechos son obviamente inventados, aunk tratamos de hacerlos lo menos fumados posibles Hace mucho que no publico nada de nada así que espero que les guste y lo disfruten
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CAPÍTULO 1
-Hoy es un pésimo día.
Unos pocos rayos de sol se filtraron por las nubes grises que cubrían el cielo eh iluminaron las ruinas de viejas columnas griegas que alguna vez fueron arrogantes y hermosas pero que ahora estaban caídas o reducidas a escombros. Un joven de cabello largo miraba con resignación los efímeros rayos de sol que parecían burlarse de su comentario. No aparentaba tener más de 16 años, a pesar de que los severos rasgos lo hacían parecer mucho mayor. Sobresaltaba su vestimenta: entre las apagadas columnas de piedra pecheras, brazaletes, perneras y un casco que brillaban cual Plata. Si bien los elementos con los que se habían creado parecían semejantes al metal, identificarlos propiamente era imposible.
-Realmente, el optimismo no es lo tuyo Capella.
Capella de Auriga lanzó una miraba furtiva a su colega. Realmente hubiese deseado ir con cualquiera menos con él. Le molestaba y al mismo tiempo preocupaba su pequeña ‘habilidad secreta’. Los cabellos negros de su compañero se movieron un poco por la brisa. Sus ojos también eran negros, pero a su vez profundos, capaces de ver en la mente y el alma de las personas. A su vez, lucía el mismo tipo de Armadura blanca que su condiscípulo, aunque la forma presentaba ciertas alteraciones susceptibles.
“Si al menos estuviese Dante conmigo, sería alguien mejor para conversar” se dijo a si mismo.
-Pero Dante se encuentra en una misión junto con los Señores Misty y Argol.- El joven de cabello oscuro tenía la mirada perdida en la lontananza y no parecía importarle mucho el contestarle a la nada.
-¡Ya es suficiente Asterion! ¡Podrías dejar de leer mi mente!
Capella se puso de pie de un salto y miro reprochante al Caballero de Cannes Venatici. El segundo se dio por desentendido y siguió investigando la nada con los ojos. Auriga suspiró y volvió a sentarse sobre las destruidas columnas
- Va a ser una larga jornada.
Las nubes volvieron a cubrir por completo el cielo y ambos jóvenes se entregaron al silencio.
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Santuario de Atenea - Grecia
Aposentos de Patriarca
Una joven mujer caminaba presurosa cruzando el Salón Principal. Llevaba una Armadura pálida y brillante como la plata, que culminaba en una diadema con el símbolo del Águila inmortal, pero que no evitaba que su cabello castaño se enredaba con el viento. Las antiguas vestimentas griegas de batalla se amoldaban perfectamente a su cuerpo. Su rostro estaba completamente cubierto por una mascara que también brillaba cual plata.
Finalmente la puerta del Salón. Dos guardias la abrieron de par en par y le permitieron el paso sin cuestionamiento. El muro continuo con columnas dóricas adosadas creaban un falso peristilo, y en el interior una inmensa sala dividida en 3 naves por dos filas de pilastras cuadradas unidas por paredes. Dentro se encontraban tres personas. Dos jóvenes hombres estaban de pie a la derecha. Ambos llevaban Armaduras que brillan como el sol y largas capas blancas. El tercer hombre parecía muy anciano y se hallaba sentado en el Trono central. A pesar de que un casco le cubría la cara pareció darse cuenta de la presencia de la joven mujer ya que alzó la cabeza.
-Soy Marin de Águila, eh venido a hablar con el Sumo Sacerdote.
La mujer se arrodilló y bajó la cabeza en señal de respeto. Automáticamente el longevo hombre recupera la compostura. Llevaba un largo traje de seda con motivos griegos y varios rosarios en el cuello. En el casco relucía dorado, el símbolo sagrado del Búho.
-Caballero de Plata, ¿que te trae por aquí?.
-Vengo a preguntarle sobre las últimas ordenes dadas a los Caballero Plateados. Si lo que me han dicho es cierto el templo Sagrado de Plata corre grave peligro y considero imprudente mandar a ocho de nuestra orden fuera del Santuario en este momento...
Uno de los jóvenes con Armadura Dorada pareció sorprenderse del osado comentario de la muchacha. Después de todo, delante de ella se encontraba uno de los hombres más antiguos y sabios de toda la Grecia y no era apropiado cuestionar sus ordenes. No obstante, el anciano no dio señales de disgusto o sorpresa.
-...estamos en tiempos difíciles, lo se, pero el Templo de Plata es el Altar más importante de la Zona este, y nos corresponde a nosotros los Caballeros Plateados protegerlo. Recientemente hemos avistado extraños merodeando cerca de la zona y prevemos que podría haber un intento de ultraje.
Un silencio profundo y prolongado invadió la habitación. Finalmente el longevo Sacerdote se puso de pie.
-Por favor Caballeros Dorados retírense. Necesitamos discutir esto a solas.- La voz fue penetrante y autoritaria. Ambos Caballeros se retiraron sin hacer ruido.
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Editado por Saint_June, 25 febrero 2005 - 10:07 .