5.- La nueva estirpe de Bronce
Explosiones por doquier se podían escuchar desde la casa del templo de Aries. Pese a esto, un hombre caminaba tranquilamente por las escaleras que conducían al siguiente templo de Tauro que se encontraba vacío.
Al ingresar, el demonio, hijo de Ares, el dios de la guerra llamado Deimos se encontró con algo inesperado. Delante de este se encontraban tres santos, pero estos no eran de oro. De hecho ni siquiera se encontraban en condiciones de combatir. Los santos de bronce Jabu y Geki, sumado al santo de plata Dante estaban protegiendo el templo de Tauro.
- Me parece bien – Dice Deimos – Han elegido cuidadosamente donde quieren morir, y eso es algo que planeo respetar. Ustedes son los santos de la ciudad. No pudieron con mis soldados. ¿Qué les hace pensar que tienen oportunidad contra mí?
- ¿Derrotarte? – Dice Jabu confiado – No estamos aquí para derrotarte Deimos – Somos santos de Athena, y como tal hemos abrazado el destino final de la muerte. Pero haremos que las nuestras valgan la pena.
Jabu se lanza junto al santo de plata contra Deimos, este logra esquivarlos fácilmente y lanza al santo de unicornio contra el del oso. Deimos mantiene a Dante sujetado de su cuello. La presión se escucha cada vez más fuerte. Geki se abalanza contra el demonio, pero es detenido por el sonido del cuello roto de Dante.
- Un santo de plata menos – Deimos lanza el cuerpo de Dante sobre el de Geki – La muerte es el destino, pero ustedes no me honran con un combate, por ende sus muertes no tendrán gloria.
- No buscamos gloria – contesta Geki – Necesitamos tiempo.
Al momento de decir esto dos santos de bronce; ichi de Hidra y Nachi de Lobo atacan al demonio por la espalda. Este es lastimado en su armadura debido al ataque sorpresa que le habían propinado la nueva casta de santos de Bronce.
- Seiya, Hyoga, Ikki, Shiryu y Shun… cinco caballeros de bronce lograron lo impensable – Grita Jabu – Todos somos santos de Athena y daremos nuestra vida por ella
- Bien – Dice Deimos – Cumpliré su deseo
Deimos se abalanza los santos y asesina rápidamente a Geki – Los tres santos de bronce restantes se petrifican del miedo, pero continúan con su ofensiva. Deimos los detiene con una onda que destruye parcialmente sus armaduras. Estos, a excepción de Jabu, caen inconscientes al suelo.
Pese a la sorpresa Deimos no se deja intimidar y ataca a los santos al mismo tiempo. Jabu logra esquivar el ataque en último momento sin tener éxito en salvar a uno de sus compañeros de bronce, Ichi de Hidra.
El combate continuaba en la casa de Tauro, pero Deimos no se había debilitado tanto como sus oponentes. Jabu de unicornio y Nachi del Lobo eran los únicos santos restantes, y su estado físico estaba muy deplorable, especialmente por sus armaduras que habían sido casi destruidas.
- Hay algo distinto en ustedes santos – Dice Deimos con voz interesada – Incluso los dos que asesiné recién, se parecen a ustedes. Algo a cambiado desde la revuelta del santuario.
- Eso es porque… - Jabu se coloca de pie casi inconsciente – Los santos de bronce nos devolvieron la fe en esta guerra santa. Durante años entrené junto a Seiya, para poder superarlo. Su constelación y la mía son hermanas. Pero cuando este fue en búsqueda de Athena lo traté de traidor. – Jabu se coloca en posición de combate – No cometeré ese error de nuevo Deimos – Jabu se lanza contra Deimos y ante la sorpresa de todos logra golpear gravemente al hermano de Fobos.
Deimos que había chocado contra los pilares del templo de Tauro no podía creer lo que estaba viendo. Muy pocos guerreros habían conseguido dañar a un semi dios, y la mayoría habían sido dioses o caballeros de oro. Pero el hombre que el demonio tenía en frente expelía un aura muy poderosa.
Pero eso no era todo, no solo Jabu expelía esta aura, Nachi y Geki; que no había muerto pero estaba gravemente herido tenían el mismo poder que el unicornio. Los tres santos de bronce se juntan y lanzan un ataque en conjunto que a primera vista es lo suficientemente poderoso como para derrotar a Deimos.
El humo se dispersaba, tanto Nachi como Geki habían caído derrotados al suelo, solo Jabu era el hombre que se mantenía a duras penas de pie. Este lamentablemente tiene que observar como el demonio Deimos seguía con vida, aunque ligeramente lastimado.
- Debo admitir que esta es la primera vez que un santo de bronce ha logrado hacerme este tipo de daño. – Deimos se acerca a Jabu – Pero se ha acabado, uno de tus amigos acaba de caer muerto, el otro lo acompañará naturalmente pronto. Solo tú quedas con oportunidad, pero eso es algo que se puede arreglar muy fácil. – Deimos toma por el cuello a Jabu – No fue un gusto unicornio
- Suelta al unicornio – Dice Aldebarán, el santo de Tauro detrás de Deimos – Te he dicho que lo sueltes – El santo dorado borra su sonrisa y con su velocidad toma a un inconsciente Jabu. – El santo dorado deja a su camarada al lado de los demás santos de bronce, y observa al que fue en algún momento su discípulo, el santo del oso Geki que había muerto al dar su último aliento de vida. – Lo siento Geki… pero esta lucha se acabará.
- Me sorprende verte con vida Tauro – Dice Deimos visiblemente molesto – Veo que mis compañeros no te han frenado, y es solo cuestión de tiempo que Aries te venga a ayudar. Pero no tengo tiempo para esto. ¡Acabemos de una vez por todas!
Deimos se abalanza contra Aldebarán que lo detiene con la fuerza de sus manos, ambos muestran tener una fuerza similar, pero los daños que tenía el santo de Tauro cada vez causaban más estragos.
El hermano de Fobos golpea brutalmente a Aldebarán, pero este de alguna manera logra devolver los golpes con la poca fuerza que le quedaba. El santo dorado sabía que si el combate se prolongaba por más tiempo, este no iba a poder derrotarlo, mientras que el santuario se encontraba completamente indefenso.