Luego de meses de ardua práctica, los jóvenes guerreros estaban cada vez más cerca de llegar a la tan esperada prueba de la erupción del volcán principal. Debido a que ese día se aproximaba a pasos agigantados, los sismos dentro de la isla de la Reina Muerte eran muy recurrentes. La marea estaba tan brava que parecía haber estado guardando su ira por años.
Estaba recién amaneciendo y en el suelo se encontraba Kentha; su respiración estaba muy agitada y su cuerpo cubierto por decenas de heridas que demostraban lo brutal que era la prueba que se estaba desarrollando en aquel momento.
–Esto… es el infierno –Pensó con sus ojos entreabiertos.
–¡Levántate cobarde y sigue con el entrenamiento! –Exclamó Reigner a lo lejos.
El caballero de Ballena, con mucho esfuerzo se puso de pie y caminó hacia el volcán. Allí los jóvenes estaban escalando con el afán de llegar a la cima, tarea que en sí ya era difícil debido a la hostilidad que presentaba últimamente el lugar. Además, como si no bastara, Reigner usaba su cosmos para hacer que el cuerpo de los caballeros fuese cinco veces más pesado de lo habitual.
Kentha comenzó nuevamente a escalar, con mucho dolor en su cuerpo, las lágrimas brotaban de sus ojos. De pronto, cuando estaba llegando casi a la mitad del recorrido, fue a tomar una roca con su mano izquierda para sostenerse y justo al momento en que se apoyó en la piedra, esta fue cubierta por una extraña capa de hielo que hizo que se resbalara y cayera desplomado al suelo.
Alphonse haciendo lo posible por llegar en primer lugar, observó hacia todos lados y se dio cuenta que Dorimus de Escultor estaba muy distraído, aprovechó entonces ese momento y le lanzó una piedra en la cabeza, la cual asustó al caballero haciendo que llegara hasta el suelo.
Por otro lado Caspian, ya estaba con su mente ocupada pensando en el paradero del patriarca. Además se sentía muy desconforme con su entrenamiento debido a su gran ansiedad.
–Esto no nos servirá de nada –Pensaba algo inquieto– Quedan sólo unos días para la erupción del volcán y Reigner ni siquiera ha dicho quienes estaremos presentes en aquel momento. No es tiempo de jugar a los escaladores.
Luego en un acto guiado por lo angustiado que estaba, encendió enormemente su cosmos y utilizó sus habilidades de viento para tomar un gran impulso y llegar rápidamente a la cima. Pero allí estaba su maestro quien con un poderoso puño en la cara, lo derribó haciéndolo caer al suelo, cerca de Kentha.
Pasaron apenas unos minutos, hasta que de pronto, acompañado de pequeños quejidos, una mano se vio alcanzar la meta ¡Era Takeshi! Quien al borde del desmayo había logrado su objetivo.
–Vaya… has mejorado mucho en este tiempo –Aseguró el caballero de elemento desconocido– Déjame informarte que eres uno de los que aseguran su presencia en el día de erupción. Pero trata de no contárselo a nadie.
Al escuchar esto, el caballero de Centauro se desmayó a los pies de Reigner, quien lo tomó en sus brazos y con un gran salto bajó hasta la superficie de la isla.
–¡La prueba ha terminado! –Decretó– Todos vengan aquí abajo, el ganador ha sido Takeshi.
Kentha recobrando la consciencia vio que Caspian estaba a su lado –¿Qué te sucedió? –Dijo riendo fuertemente– Tanto que fanfarroneas y estás aquí acostadito al lado mío.
–Hace tiempo que necesitas un correctivo –Respondió el caballero de Orión enojado.
–¿Te crees capaz imbécil?
Ambos jóvenes estaban dispuestos a combatir; los caballeros que ya habían bajado mostraron intenciones de intervenir pero Reigner les hizo un gesto ordenándoles que no detuvieran el encuentro. Sin embargo era tanto el cansancio que ambos luchadores volvieron al suelo olvidando su rencilla.
–¡Se acabó! –Ordenó el guerrero de cabellos azules– Todos a descansar, dentro de un par de días, será el gran momento en el que probarán si sus vidas tienen valor alguno. Ese mismo día les diré quienes estarán presentes y quienes deberán marcharse. Mediten y reflexionen, pues combatirán contra el mismísimo volcán de la isla de la Reina Muerte.
Los jóvenes estaban dispuestos a seguir las órdenes de quien ya veían como un maestro. Inspirados en el entrenamiento que habían recibido durante todo este tiempo, fueron a reposar deseando heroicamente que la tan ansiada prueba llegara.
Pasaron exactamente dos días en los que la única que tuvo problemas para dormir fue Roxee. Alarmado por tal situación, Kentha se acercó para hablar con ella.
–Cariño, hoy es el día de la gran prueba –Dijo el muchacho tiernamente– Deberías descansar estos últimos minutos ¿Qué te tiene tan angustiada?
–¿Prometes no reírte?
–No, no lo prometo. De hecho es muy posible que me ría. Aun así cuéntame que es lo que perturba tus sueños.
–Desde hace días que siento una presencia, como si alguien nos estuviera observando.
–Eso es muy raro… –El joven se rascó la barbilla intentando reflexionar sobre eso– Pero si realmente hubiera algo o alguien, los demás también lo hubiéramos percibido. Descansa Roxee, en unas horas el volcán hará erupción.
Así fue como en sus brazos, la chica pudo dormir por algunas horas. Hasta que Reigner hizo su llamado.
–¡La erupción está por comenzar! –Señaló ante todos– ¿Qué sucede que no atienden a mi llamado?– En el fondo, el bajo guerrero estaba preocupado, sentía que algo no andaba bien. De pronto, Caspian muy alarmado llegó hasta él.
–¿Por qué estás tan agitado? –Le preguntó su maestro.
–¡Es Dorimus! ¡Se ha ido!
–¿¡Cómo dices!?
–Ha dejado un grabado en una roca.
Todos juntos fueron a ver que decía el escrito. “Estos meses de entrenamiento han sido realmente duros, de seguro todos nos hemos hecho más fuertes. Pero no hay victoria alguna en conquistar este volcán si mi maestro no está aquí apoyándonos. Temo por su seguridad, así que iré a las islas Pascales, donde nos quedamos la última vez, así sabré si ya ha hecho todo lo que debía. Les deseo lo mejor del mundo y estoy seguro de que lograrán despertar el séptimo sentido. Dorimus de Escultor”
–Volvamos… no tenemos tiempo que perder –Ordenó Reigner.
–¡Pero puede estar en peligro! –Interrumpió Alphonse.
–Fue el camino que él eligió. Tenemos una misión muy importante y no podemos ponerla en riesgo.
Con esas palabras, el robusto maestro les señaló a todos que se ubicaran alrededor de él para comunicarles quienes participarían en la prueba y quiénes no.
–Entonces –Dijo Kentha muy nervioso– ¿Quiénes iremos a enfrentar al volcán?
–Tú… no –Respondió sin siquiera mirarlo.
El caballero de Ballena sintió una especie de frío paralizante en la espalda –Ya, no vayas de bromas ¿Con quién más iré?– Preguntó sintiendo un nudo en la garganta.
Sin embargo Reigner lo ignoró por completo. –Tyson y Roxee, después de este evento seguiremos entrenando muy duro. Ustedes en verdad tienen un gran potencial. Pero lamento decirles que en la prueba de hoy, ustedes no estarán.
Al escuchar esto, los ojos de la chica de Serpiente se llenaron de lágrimas, nuevamente se sentía menospreciada por su maestro. Agobiada por su propio llanto se puso de pie –Gracias– Dijo de forma sarcástica y sin intenciones de saber qué pasaría con sus compañeros, abandonó en lugar para dirigirse hacia la costa. Por otro lado Tyson parecía más aliviado que deprimido.
–Entonces… –Insistió Kentha– Yo iré ¿Cierto?
–La formación será la siguiente –Afirmó Reigner– dividiremos el volcán en tres partes. En la primera estará Caspian, al medio se formarán Zelón y luego Eiris y casi en la parte de abajo se ubicará Takeshi, los cuatro como si estuvieran formando una fila.
–¿Qué hay de mí? –Preguntó Alphonse algo desesperado.
–Tú aun no tienes siquiera tu armadura –Añadió el ermitaño con una burlesca sonrisa.
En el rostro de Alphonse estaban esculpidos sus sentimientos, demostrando su sorpresa y frustración, aun así no dijo palabra alguna.
–¿¡Y yo!? –Sin descanso exclamó el caballero de Ballena– ¿Dónde estaré ubicado?
–Tú descansa o ve a consolar a tu pequeña novia.
Kentha no sabía que decir, el mentón le temblaba y las manos le sudaban más de lo habitual. Sin prestarle atención, Reigner les hizo una señal a los cuatro caballeros que lo acompañarían al momento de la erupción. Junto a él se fueron y rápidamente se perdieron de vista para aquellos que no quedaron seleccionados.
–¿Acaso no tengo el poder suficiente para despertar el séptimo sentido? –Se preguntó el joven de tierra muy irritado– O quizás no desea que aprenda algún poder que pueda ser superior al de él…
Kentha… –Interfirió Alphonse– no te engañes a ti mismo, eres débil, entiéndelo.
–¡Eso no es cierto! Además, ¿A quién le importa lo que diga ese? ¡Vamos y detengamos la erupción del volcán!
Pero Alphonse le dio la espalda y con una amarga expresión en su rostro se fue hacia la costa –Eres un imbécil…– Agregó mientras se marchaba.
–Dejemos que ese cobarde se vaya –Le dijo Kentha a Tyson– ¡Perra! Iremos por detrás del volcán y sin que Reigner nos vea ¡Despertaremos el séptimo sentido!
–Pero… Reigner nos dijo que no fuéramos, puede ser peligroso.
–¡No seas un cobarde! Sólo vamos y hagamos lo nuestro.
–De… acuerdo –Asintió el Can Menor con mucho temor.
Roxee mientras tanto, corría por la costa de la isla, llorando y cuestionando la decisión de su maestro. –He hecho todo como corresponde; con el patriarca cumplí importantes misiones sin fallar ¿Cuál es el problema ahora?– Pensaba de forma desesperada, hasta que de pronto ¡Una aguja se enterró en su brazo derecho!
–¿¡Quién demonios eres!? ¡Muéstrate cobarde!
En ese instante un oscuro cosmos cubrió el campo de batalla –¿Alphonse?– Preguntó inocentemente la muchacha. La energía maligna cada vez se acercaba más y más, pero Roxee no podía ver desde donde provenía esta presencia.
De pronto, caminando a la lejanía, una misteriosa chica enmascarada apareció. Vistiendo una armadura de bronce de color violeta, con unos intimidantes diseños, tanto en las hombreras como en los brazos.
–Mi nombre es Palemis de Casiopea –Se presentó la muchacha con una perturbante sonrisa– ¡Dime ahora! ¿Dónde se oculta el caballero sin armadura?
–¡Ya sé a quién te refieres! Pero no tengo la obligación de decirte nada en lo absoluto.
–Como quieras ¡Entonces prepárate a morir! –¡KILLER RAIN!– Utilizando el agua de la costa, formó innumerables agujas de agua que tomaron un oscuro color, luego las lanzó a toda velocidad en contra de la joven de Serpiente.
–¡ASTRAL AGONY! –Desde el suelo brotaron fúnebres manos, las cuales parecían ser de personas que desesperada pedían auxilio, estas sirvieron como barrera ante la técnica de Palemis.
–No sé qué quieres de Alphonse pero ahora ¡Les demostraré a todos mi poder! ¡VENOM ASTRAL! –Desde el ombligo de Roxee salió disparado su cosmos con la forma de una feroz serpiente de aspecto fantasmal, la cual impactó fuertemente a la guerrera invasora haciéndola caer al piso.
–¡Maldita mocosa! –Reclamó Palemis– No sabes contra quien te enfrentas ¡VIRAL NAIL! –Desde su dedo índice se proyectó un cosmos que hacia parecer como si su uña hubiese crecido en gran tamaño y con una increíble velocidad arremetió en contra de Roxee atravesándola con su energía.
–Vaya… fue una técnica espantosa –Pensó la joven de Serpiente– Pero… ni siquiera sentí un gran dolor.
No obstante, al terminar sus palabras empezó a darse cuenta de las reales intenciones de aquel movimiento, sus piernas comenzaron a temblar y su cuerpo rápidamente se adormeció. Sin poder mantenerse de pie, la joven fue directo al piso. Con su vista muy borrosa sentía que se desmayaba y no entendía muy bien lo que estaba sucediendo.
–Las ironías de la vida –Dijo la mujer enmascarada riendo– al igual que la víctima de una serpiente estás siendo inmovilizada para luego ser la presa, este es el momento de tu muerte pequeña guerrera.
Pero antes de que pudiera ejecutar su técnica final ¡El veneno comenzó a salir del cuerpo de Roxee elevándose hacia el cielo!
–¿¡Qué rayos!? –Exclamó Palemis muy sorprendida– ¿Cómo puedes hacer eso sin realizar movimiento alguno?
Lo que no sabía, era que desde una considerable distancia, un caballero sin armadura se acercaba ¡Era Alphonse! Quien se hacía presente en su ya destinado reencuentro.
¡Es a mí a quien buscas! –Dijo el rubio luchador con una increíble determinación– Hoy terminaré aquello que debí haber hecho aquel día.
Por otro lado, los jóvenes guerreros que habían sido destinados a detener la erupción del gran volcán, ya estaban en sus posiciones. Muy cerca del cráter estaba Caspian de Orión, decidido a despertar aquello que llamaban el séptimo sentido, aunque su mirada demostraba una admirable seguridad, sus pies le temblaban y el sudor que brotaba de su frente demostraba su temor.
En la segunda línea se encontraba Zelón de Jirafa de Jirafa, un tanto inquieto pensando en lo difícil que sería su tarea. Miles de dudas bombardeaban su mente, pero las herramientas traducidas en aprendizajes que había obtenido durante estos meses, le daban la necesaria tranquilidad para estar firme en su lugar.
Más abajo estaba Eiris de Paloma con sus manos juntas como si estuviera orando por el bienestar de los caballeros que estaban delante de ella. Se veía tranquila y a la vez alerta al momento de la erupción.
Más abajo se ubicaba el último caballero, Takeshi de Centauro. Muy tranquilo como si estuviera dando por seguro el hecho de que podría despertar su poder oculto. Pero entre tanta calma, su mente comenzó a traicionarlo.
–¿Y si Reigner no sabe realmente lo que hace? –Reflexionaba inútilmente perdiendo la concentración muy a menudo– Quizás esta es una prueba de inteligencia y debamos escapar en el momento oportuno… pero de ser así ¿Por qué no permitir que todos estemos presente? ¿Qué tengo yo que Alphonse y Kentha no tengan? Demonios… tendré que averiguarlo en este mismo instante.
Por el otro lado del volcán, Kentha y Tyson subían lentamente hasta llegar cerca del cráter con la intención de despertar el séptimo sentido, a pesar de que Reigner les ordenó que se quedaran en la costa fuera de peligro.
¡La tierra comenzó a temblar! En toda la isla se pudo sentir la sacudida que indicaba la erupción del volcán principal, Caspian que era quien más cerca estaba del peligro, empuñó muy fuerte sus manos y cerró sus ojos preparándose para la que hasta ahora había sido su más dura prueba.
Desde abajo su maestro los observaba –Ahora es el momento ¡Hagan estallar su cosmos al máximo y consigan detener el proceso!
Los cuatro jóvenes comenzaron a concentrarse, sus respectivos cosmos crecían como nunca antes lo habían hecho. Orión por su parte rodeado de una verde energía sentía como el poder corría por sus venas y le daba una enorme seguridad. Zelón estaba enraizado por completo, sus pies eran una extensión del gran coloso que ardía más a cada segundo. Takeshi con un inmenso cosmos de color rojo parecía como si fuese uno con el mismísimo volcán y Eiris rodeada de un aura celeste que emanaba una energía que muy al contrario de la situación que los jóvenes estaban viviendo, inspiraba la más profunda de las calmas y serenidades.
–¡Eso no es suficiente! –Dijo Reigner afligido– Su energía está creciendo, pero a ese paso ¡Todos morirán! Deben traspasar cada uno de sus límites, conectarse con la esencia del universo.
–La esencia del universo –Pensó Takeshi– todo lo existido y por existir dentro de nosotros mismos, creo que estoy entendiendo.
De pronto el sublime cosmos de Eiris comenzó a tomar por segundos un magnífico color dorado, ante esto, su maestro quedó impactado.
–¡Vamos Eiris! –La apoyó en silencio desde abajo– Debes demostrar que siendo sólo un humano, posees un cosmos divino. Si mis sospechas con respecto a ti son ciertas… el día de la batalla contra el ejército de Tamiel estará cada vez más cerca.
Los jóvenes que se aventuraron por despertar un nuevo poder, estaban exhaustos de tanto mantener en lo alto su energía, apenas podían resistir en pie.
De pronto… intentando quemar hasta los límites su cosmoenergía, todos juntos dieron un potente grito de guerra que se escuchó a kilómetros de distancia. Ante esta demostración de hidalguía por parte de todos, el volcán se calmó. Los ruidos y los sismos también se detuvieron.
Caspian por su parte quedó de rodillas en el suelo.
–¡Sabía que lo lograríamos! – Exclamó entusiasmado– Fue difícil pero no podíamos defraudar a nuestro patriarca.
Takeshi luego de dudar un poco, sólo decidió voltearse y bajar al lado de su maestro. En el fondo estaba decepcionado.
–Realmente no fue lo que yo esperaba –Dijo molesto– pensé que el séptimo sentido sería algo más fascinante, necesitaremos otras pruebas para volvernos más fuertes… vaya desperdicio de tiempo.
Kentha impresionado con la reacción del volcán se acercó junto con Tyson cada vez más al cráter.
–Mira perra, el magma quedó contenido en el interior, al parecer ¡Nada puede destruirnos!– Dijo con una gran sonrisa, mientras el caballero de Can Menor contemplaba embobado el paisaje.
Pero Eiris no se movió, miraba con cierta preocupación en sus ojos la situación en la que se encontraban. Algo sentía desde el fondo de su corazón… algo inexplicable y totalmente nuevo para ella. Aquella extraña y dolorosa sensación ¿De qué se trataba? Luego de unos segundos lo entendió ¡Se avecinaba la muerte! De pronto sus pupilas se dilataron demostrando un gran terror.
–¡Un momento! Esto no ha acabado, chicos ¡Pónganse en guardia ahora! –Gritó desesperada. Pero era demasiado tarde… aquella calma que todos sintieron por un minuto, fue sólo una ilusión que anunciaba uno de los más terribles desastres ¡Una gran explosión hizo estallar la montaña ígnea! La lava salió disparada cual demonio atacando a los jóvenes que estaban alrededor, Takeshi rápidamente encendió su cosmos pretendiendo ir en rescate de Caspian, pero Reigner lo detuvo con una mano –Los abandonaste antes de que yo diera cualquier indicación, dejaste tu puesto de batalla… has fallado la prueba– Le dijo sin escrúpulo alguno. Ante esta respuesta el cuerpo entero del caballero de Centauro comenzó a temblar y de sus ojos brotaron las lágrimas.
Tyson quien era de todos el que más cerca estaba del cráter recibió de lleno toda la furia de la erupción ¡Pero su cuerpo no cedió! Utilizando sus escasos dominios sobre el fuego intentaba aumentar su temperatura corporal con el fin de no sufrir por el magma. En un intento desesperado por proteger a Kentha quien miraba desde atrás completamente impactado.
–Perra, lo siento… intenta moverte… ¡Vamos salgamos de aquí! –Le gritó de forma desesperada. Pero el Can Menor con sus dos brazos extendidos no podía moverse debido a la enorme energía que debía concentrar para no morir por las quemaduras. Reigner, percibiendo el cosmos de Tyson acudió inmediatamente en su ayuda, con grandes saltos llegó hasta la cima y tomó a ambos caballeros con sus brazos, devolviéndolos en un instante a la superficie de la isla. Kentha, estando muy asustado y con profundo sentimiento de culpa, permanecía en silencio, sin embargo Tyson quedó en el suelo con graves lesiones.
Esto es una locura –Pensó Takeshi perdiendo el control– ¿Realmente ninguno de nosotros podía pasar esta prueba? Entonces… ¿Por qué estamos aquí? Quizás Reigner en verdad no sabía lo que estaba haciendo… ¡Caspian! ¡Eiris! ¡Zelón! Vuelvan rápido ¡Debemos escapar de este monstruoso lugar!
La furia del volcán amenazaba con destruir por completo a los guerreros que estaban luchando contra él. En ese instante Caspian miró hacia atrás y al ver a su protegida en peligro se armó de valor y encendió su cosmos como nunca antes lo había hecho.
–¡HUNTER TORNADO! –Con ágiles y rápidas patadas creó un potente tornado que tomó la forma de un feroz tigre blanco, el cual fue directo hacia el magma con la intención de desviarlo de su camino. Pero su intento fue inútil… el poder destructivo de la lava se acercaba cada vez más. Eiris muy alarmada fue en rescate del caballero de Orión, pero una firme muralla de aire se lo impidió.
En ese momento, el joven lo había entendido… muchas pruebas aún quedaban por superar, muchos desafíos por conquistar. Sin embargo su camino había llegado hasta aquí y el resto dependía de sus compañeros. Lo único que podía hacer en estos momentos era morir por la seguridad de sus hermanos.
–Puede que no tenga la energía suficiente para resistir en un momento como este –Dijo Caspian volteándose– Pero tú Eiris… ¡Jamás dejaría que murieses en un lugar como este!
Entonces con un último esfuerzo, el caballero de Orión envió lejos a sus compañeros y con un estoicismo admirable hasta para los mismos dioses… aceptó su destino.
–Caspian ¡No! –Exclamó la rubia guerrera llorando desconsolada.
Luego de sus palabras, el joven fue cubierto por el magma, desapareciendo… ante los ojos de Eiris de Paloma.