Hoy, día 18 de Junio de 2010, José Saramago, gran escritor y premio nobel de literatura en 1998, dijo su último adiós a la edad de 87 años, con tranquilidad, en Lanzarote. No importa la hora en que murió, pues no me cabe duda que fue a las 4 de la tarde, la misma hora en la que están parados todos los relojes de su casa. Siempre en casa de Saramago son las 4 de la tarde, por que es la hora en la que conoció a su mujer, y como cambió su vida, en honor a ello todos los relojes de la casa marcan esa hora, ahora ya por siempre y para siempre.
Personalmente para mí es un día triste, probablemente no haya leído nunca tanto a un autor en mi vida como he leído a Saramago, y conocer la noticia de su muerte es algo que realmente me deja una profunda huella. Gran escritor, ha dejado detrás de sí mucha obra y profundas reflexiones, con ese estilo tan propio y singular de escritura que uno se sorprende al leerlo por primera vez, ese estilo tan ácido y crítico y a la vez costumbrista, que hacían de su ironía todo un arte. Una vez se le definió como una persona con la capacidad de volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía. Sin lugar a dudas ha sido un escritor único, tal vez uno de los grandes escritores de estos últimos tiempos. Para mí lo ha sido, lo es y lo será sin lugar a dudas.
Recuerdo que empecé a leer a Saramago precisamente hace 10 años, a medio camino entre la recomendación y la fascinación. Escuché de boca de mi profesor de filosofía de la educación un fragmento de su obra Ensayo Sobre la Ceguera, la primera página, y me fascinaron aquellas palabras, me quedaron tan grabadas en la mente, que al cabo de poco me había hecho con la obra, y empecé a leerla. Aquella obra me llenó de tal forma que ya nunca pude dejar de leer a Saramago: aquel estilo irónico y duro al mismo tiempo, la crudeza acompañada de la sencillez, la perturbación y la belleza, el cariño y el dolor, todo se mezclaba con una curiosa naturalidad en aquellas frases escritas con un estilo en el que aparentemente parecía que uno se podía perder, y sin embargo no hacía más que sumergirte en sus palabras. Probablemente Ensayo sobre la ceguera es el libro que he recomendado a más personas en esta vida; mi edición, algo desgastada y carcomida, ha pasado por las manos de más de 30 personas, hombres mujeres, jóvenes, menos jóvenes, personas que todavía están y que ya no están, personas que disfrutaron con su lectura o no pudieron soportarla. Conserva este libro la esencia de todas las manos por las que ha pasado y pasa, y disfruto en esta vida sabiendo que una vez más, otra persona ha leído algo de Saramago, y ha podido vivir una experiencia literaria singular.
En 2003 pude conocerle en persona, tuve la suerte de escucharle en una conferencia en mi universidad, y de tenerlo frente a frente. Durante una hora pude escuchar a una persona, que desde la más profunda humildad nos decía...pensad por vosotros mismos, se supone que estudiáis en la universidad no sólo para tener unos estudios, sino para aprender a ser personas, tener sentido crítico, ser alguien responsable y consecuente con lo que uno es. No olvidaré nunca su estilo afable y sencillo, fiel a su manera de ser y pensar, a su posicionamiento crítico y su lucha social y filosófica en la vida. Saramago era un buen escritor, pero además fue una persona implicada con el mundo en el que vive, y alguien que ha merecido la pena escuchar.
Con la actitud que le caracteriza ante la vida, a pesar de su leucemia que le ha perseguido hasta el final, mantuvo su actitud vitalista hasta el último día de su vida, escribiendo frenéticamente, produciendo todo aquello que su mente le invitaba a escribir, y de bien seguro lo hacía por este motivo, pues como él bien dijo en su día, Sencillamente no tenía algo que decir y cuando no se tiene algo que decir lo mejor es callar , como atestigua los 20 años que dejó de margen en su vida en los que decidió no dedicarse a la literatura. Saramago transmitió con todas sus fuerzas su vitalidad en estos últimos tiempos, como la gran iniciativa que tuvo el año pasado por su amigo Benedetti, que en paz descanse también. Finalmente nos deja su última obra inconclusa, pero fiel a su estilo, por que así ha sido siempre José Saramago, desde el principio hasta el final.
Se fue un gran escritor de novelas, cuentos y poesía, un gran pensador y una persona humilde, que hizo de su vida un mundo de palabras y hechos, una realidad algo irónica y dura, pero al mismo tiempo con una gran sonrisa, esa sonrisa que siempre mostraba fuese cual fuese la situación. Hasta siempre José Sousa, tus palabras siempre estarán entre nosotros, y con mucho cariño dejo al final de este mensaje una frase que siempre hice mía, pues resume la esencia de lo que para mí es la lectura
CITA
Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa (José Saramago, La Caverna)
Gracias por haber hecho de este mundo un lugar mucho más interesante, y por hacer de la lectura algo más que unas palabras. Nos vemos en la otra margen.