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HISTORIA DE UN VAMPIRO


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55 respuestas a este tema

#21 Nira Vancopoulos

Nira Vancopoulos

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Publicado 24 abril 2007 - 19:53

Muchas gracias por tu comentario Niap ^^, me alegra haberte dejado con el suspenso  devil.gif  jejejeje.  Bueno, aqui les traigo la siguiente parte aunque debo advertir que esta algo corta u.u.  Espero que les guste y no olviden dejar su comentario ^^

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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Quinta Parte)

- Vaya… se lo propuso - dijo Robert emocionado
- Cállate y sigue leyendo, esto esta interesante - le apresuró Jacques.  Robert simplemente le dirigió una mirada asesina y después continuó con el relato…


- no, no es una broma - respondí con seriedad, Milo no dejaba de mirarme sorprendido
- No tienes idea de lo que quieres - su rostro se ensombreció al decir aquellas palabras.  Lo abracé
- claro que sí - lo mire a los ojos y le sonreí.  Milo no dejaba de mirarme como si buscara cualquier indicio de que no estaba completamente segura.  Cuando finalmente se dio cuenta de que mi proposición era en serio, soltó una bocanada de aire
- No puedo - dijo cerrando los ojos, yo lo solté

Por un momento había pensado que el accedería de inmediato, que eso era lo que él mas quería, convertirme en vampiro y así pasar la eternidad juntos.  Pero me equivoqué, el no quería eso, vaya que no.
- ¿No puedes… o no quieres? - pregunté después de unos momentos, la tristeza se estaba apoderando de mi, mas que tristeza era decepción lo que me invadió en ese momento. Milo no respondió al instante, tan solo fueron unos segundos pero para mi esos pocos segundos que tardó en contestarme se me hicieron minutos
- No quiero - contestó al fin y sentí lo mismo que cuando descubrí que él era un vampiro; mi corazón se detuvo por un tiempo y deje de respirar de la impresión, mi alma se destrozó, una vez mas y lo peor era que no hacía mucho desde la ultima vez
- ¿Por qué? ¿Por qué no quieres? - me aventure a preguntarle, tenia que haber una razón para aquello pero el no me respondió y por mas que intente no llorar… al final… la tristeza, la decepción y el coraje me invadieron y las lagrimas comenzaron a mojar mis mejillas.  Apreté mis puños para contenerme, me mordí el labio inferior pero no podía seguir ocultando lo que a mi mente se me vino - ya se porque no quieres - dije mirándolo a los ojos, enojada - y eso es porque sólo querías estar conmigo mientras yo estuviera viva lo cual iba a ser poco y si no moría antes de los 40 tu te encargarías de matarme
- ¿Qué? - preguntó Milo desconcertado - ¿Cómo puedes pensar eso?
- Contéstame entonces... ¿Por qué no quieres convertirme?... ¿es que acaso ya no me quieres?
- Claro que te quiero, Nira, y precisamente por eso no quiero
- ¿Qué dices?
- Ser vampiro es una maldición, ¿Qué no lo comprendes?
- No me importa eso, créeme que eso es lo que menos me importa.  Lo que quiero es estar contigo pero parece que tu no - Milo se acercó a mí
- créeme que me encantaría pasar la eternidad contigo - dijo al mismo tiempo que secaba mis lagrimas - pero no soportaría el hecho de que tuvieras que pasar por lo que he pasado desde que soy vampiro... no puedes salir durante el día porque si lo haces mueres calcinado, lo único de lo que te puedes alimentar es de la sangre de algún ser vivo y sobre todo, lo que mas detesto que siempre tienes que vivir bajo las sombras
- Calla, ya no sigas... se lo que es vivir como un vampiro, mi nana me contaba historias de ellos, cada vez que quería asustarme y ¿sabes que?... no me importa si tengo que pasar por eso el resto de mi vida porque lo único importante eres tu y lo que realmente me aterra es el hecho de que, como mortal que soy, la muerte me separara de tu lado y yo no quiero eso, me asusta el simple hecho de que poco a poco me iré envejeciendo y tu no, llegara un momento en que te hartes mi por ser una carga y te alejes, dejándome morir sola
- Nunca haría eso... jamás te abandonaría... porque te amo, entiéndelo
- Entonces si me amas hazme vampiro
- Tienes que entender que...
- ¡NO!, no quiero entender nada, no me importa si no vuelco a ver la luz del día ni tampoco me importa no comer otra cosa que no sea sangre, no me importa siempre y cuando tu estés conmigo... soy capaz de dar mi alma al mismo Satanás para poder vivir siempre a tu lado - Milo me vio realmente asombrado - y eso es porque tu has sido la única persona que me ha hecho sentir amada, protegida, importante y no me conformo con unos 20, 30 o 50 años porque no son suficientes para sentirme satisfecha, además de que se va a llegar el día en el que ni siquiera pueda valerme por mi misma, me arrugare y encogeré y finalmente moriré, sin embargo, tu seguirás con tu vida, conocerás a otra chica de la que te enamoraras y yo no quiero compartirte con alguien mas, ni siquiera después de muerta

Comencé a llorar y Milo me abrazó ocultando mi rostro en su pecho.  Así duramos por mucho tiempo en el que yo  supongo se puso a pensar en si accedía a mi petición o no.  Yo por mi parte seguía sin entenderlo y seguía cuestionándome porque no quería convertirme a pesar de decir que me amaba.  No se exactamente cuanto tiempo pasó hasta que él habló
- ¿Estas completamente segura? - preguntó serio, yo voltee a verlo sorprendida
- Si - respondí - nunca en mi vida había estado tan segura de algo

Sin decirme nada me abrazó de la cintura juntándome a su cuerpo y me besó en los labios.  Por varios segundos nos estuvimos besando pero después me besó en donde recién comienza el cuello, otro beso más abajo y por ultimo otro beso en el cuello.  Era realmente excitante y placentero, él no dejaba de besarme el cuello y acariciar mi espalda.  De pronto se detuvo y me mordió el cuello.  Fue muy doloroso.  Sus colmillos estaban totalmente clavados en mi cuello y rápidamente succionaba mi sangre.  Las fuerzas abandonaron mis piernas pero el no me dejó caer y siguió bebiendo.  Sin dejar de morderme me llevó al sofá mas grande de la sala y me acostó situándose el sobre mí.  Yo sentía como la vida se me escapaba con cada trago que el daba y cuando estaba a punto de morir, me soltó.  Mi vista estaba comenzando a nublarse pero vi bien lo que hizo: se provocó una cortada en las venas y dejó caer unas gotas de sangre sobre mis labios.  Yo no lo recuerdo pero él me contó después que cuando di el primer trago de su sangre tomé su brazo y comencé a beber como si no hubiera comido en meses.  Bebía y bebía hasta que él comenzó a sentirse débil y me arrebató su muñeca de mis manos y al instante mi cuerpo comenzó a morir, me convulsione por varios minutos hasta que finalmente morí y, después de eso, comencé a cambiar: mí cabello se enrojeció aun mas y creció, llegándome a la cadera además de que se onduló mas; mi piel se emblanqueció mas de lo que estaba de tal forma que parecía fantasma y mis ojos adquirieron un brillo extraño pero siguieron negros.

Cuando desperté vi que me encontraba en la habitación principal de la mansión Saunière.  Ahora veía todo con más claridad y escuchaba claramente la respiración de Milo que llegue a pensar que estaba acostado a un lado de mí pero no era así.  Él se encontraba sentado en el suelo, recargado a la pared, frente a la cama y dormido.  También podía olerlo, debo decir que me encantó ese olor; era exquisito, sublime, delicioso, mucho más que cuando era mortal.  Mi vista, mi olfato y mi oído se habían agudizado bastante y supuse que ahora debía tener mas fuerza que antes pero no quería comprobarlo hasta que él estuviera despierto.

QVmUvtu.gif

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#22 Niap

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Publicado 24 abril 2007 - 21:48

Sublime... sublime sublime! ya se pone cada vez mejorrr... ya quiero leer el siguiente capituloooo  doh.gif  doh.gif  doh.gif

sublimeee
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#23 francois

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Publicado 25 abril 2007 - 19:17

esta genial
ya te deberias llamar leni rice jejeje
en serio pese a que ya vi mas adelante lo que sucede prefiero dejarte aqui mi opinion

#24 Thanatos

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Publicado 28 abril 2007 - 01:55

Bastante interesante la historia, y ya no sé que es más intrigante si el inicio de la vida vampírica de Leni... digo Nira jejejeje o la misteriosa presencia en la casa donde Robert y Jacques hallaron el diario.... esperando por el próximo capítulo. thumbsup.gif  thumbsup.gif

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#25 Nira Vancopoulos

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Publicado 01 mayo 2007 - 14:52

Muchas gracias por sus comentarios *-*, me alegra que el fic les este  gustando  04.gif .  Aqui les traigo la 6ta parte de este fic que por cierto tambien esta algo corta ^^U.  Espero que les guste y no olviden dejar sus comentarios que son los que me ayudan a ir mejorando ^^
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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Sexta Parte)

Me levante sin hacer el más mínimo ruido para no despertarlo y me sorprendí de lo ligera que me sentía ahora, era como si mi peso fuera el de una pluma.  Cuando llegue, me senté a su lado y recargue mi cabeza en su hombro cerrando los ojos y concentrándome en su olor y su respiración ya que me relajaba bastante
- Veo que ya despertaste - dijo Milo de pronto, asustándome y haciendo que volteara a verlo
- Al parecer mis esfuerzos fueron en vano - sonreí y el me correspondió la sonrisa
- No estaba dormido - se levantó, yo lo imite - aun tenemos tiempo
- ¿Tiempo?... ¿para que? - pregunte desconcertada
- Para enseñarte a comer
- Pero...
- Tú sígueme
Ambos salimos de la mansión Saunière alrededor de las 2 de la madrugada y nos dirigimos a las solitarias calles de St. Etienne.  Durante un buen tiempo no vimos ni un alma rondando cerca de nosotros pero a las 3:30am vimos a una pareja
- Ellos serán nuestro alimento del día hoy - dijo Milo señalándolos
- ¿Qué? - respondí sorprendida
- Quédate aquí y observa como lo hago

Milo se fue con mucho sigilio hacia los dos chicos que caminaban con tranquilidad bajo la estrellada noche que ahora se cernía sobre la ciudad.  Se fue acercando lentamente por detrás, tomo a la chica y sin pensarlo clavo sus colmillos en su cuello.  El joven que la acompañaba se dio cuenta y se asustó mucho al verlo comer.  De su bolsillo saco una navaja y yo, sin pensarlo mucho, me dirigí hacia el e imite a Milo.  A diferencia de lo que yo pensaba sobre el sabor de la sangre, esta sabia de maravilla, era como probar un exquisito elixir tibio y refrescante a la vez.  Cuando estaba por sorber el último trago Milo me detuvo
- ¿Qué pasa? - pregunte confundida
- Nunca debes tomar hasta la ultima gota - me respondió quitándome el cadáver del chico de las manos - es mortal
- Lo entiendo - respondí
- Así como tampoco debes de beber sangre de algún ser muerto
- Muy bien, nunca lo olvidare - le guiñe un ojo y el solo me sonrió
- Será mejor que regresemos a la casa, es suficiente por hoy - Milo salto para llegar al techo de un enorme edificio, yo solo me quede mirándolo desde abajo
- Oye... ¿Cómo le hago para llegar hasta allá? - le pregunte el solo me miro divertido
- Simplemente salta - desapareció
- ¡Espérame!

No sabia si funcionaria o no pero salte con todas mis fuerzas.  Era como si volara y fácilmente rebase la altura del edificio con mi salto, tanto que pensé que la caída seria dolorosa pero me sorprendí cuando toque el suelo con ligereza y sin siquiera flexionar las piernas.  Milo ya me llevaba bastante ventaja así que tuve que correr para alcanzarlo.  Vaya que fui rápida, corría y saltaba de edificio en edificio sin ningún problema y rápidamente lo alcance.  De pronto Milo salto hacia abajo y yo, sin saber porque, lo seguí
- ¿Qué pasa Milo?... ¿no que íbamos a ir a la casa?
- Pero antes tenemos que comprar tu ataúd - Milo entro a la funeraria yo simplemente lo seguí

El lugar no era muy grande pero tenía gran variedad de ataúdes.  Un hombre alto ya mayor salio de entre la nada y se dirigió a Milo
- ¿En que puedo ayudarlo? - preguntó
- Ando buscando un ataúd como para ella - me señalo, yo me le acerque
- Oye Milo, ¿no crees que es peligroso que digas eso? - le susurre al oído algo preocupada
- No pasa nada, Nira, él también es vampiro - me respondió muy tranquilo
- ¿Qué?
- Así es señorita, soy Edward Mustang, mejor conocido entre los vampiros como el vendedor de ataúdes
- El solo le vende a los vampiros
- ¿Y como sabe si son vampiros o no? - pregunte con mucha curiosidad
- Por muchas cosas... pero en especial por la mirada y el aroma
- ¿La mirada y el aroma?
- La mirada de un vampiro - Edward se señaló los ojos - es mas penetrante, mas profunda pero menos expresiva además de que las pupilas son mas grandes - acercó su cara a la mía y la miro fijamente - si me guiara por su mirada seria un poco complicado ya que sus ojos son negros pero las otras caracterizas son fáciles de identificar, aunque hay humanos que las poseen
- ¿y como es el aroma de un vampiro? ¿Cómo es que lo diferencia?
- ¿Usted es su creador, joven Saunière? - le pregunto Edward a Milo
- Si, así es
- Dígame señorita... cuando olió al joven Saunière por vez primera ¿Qué tal le pareció?
- Exquisito, agradable - voltee a ver a Milo y vi que me estaba sonriendo
- ¿Qué opina de mi aroma? - me preguntó Edward y yo aspire hondo para percibirlo mejor
- Huele bien... es como si oliera a...
- Sangre ¿verdad? - me interrumpió el vendedor de Ataúdes
- Si - respondí en un murmuro
- un vampiro siempre olerá a sangre acompañado de un aroma personal... por ejemplo, usted huele a... - el vendedor aspiro profundo
- Cítricos - dijeron Milo y Edward al mismo tiempo
- Vaya - dije asombrada
- Este será su primer ataúd, por lo que le recomiendo que compre uno amplio en lo que se acostumbra, por el precio no creo que el joven Saunière tenga algún inconveniente
- En lo absoluto
- Síganme, por favor
Edward nos llevó a través de la funeraria hasta un ataúd viejo que se encontraba recargado verticalmente sobre la pared.  Al abrirlo me di cuenta que se trataba de una puerta “escondida”.  Al entrar vi que había ataúdes de muchos tamaños, estilos y colores
- Bien señorita
- Vancopoulos - respondí
- Señorita Vancopoulos, elija el ataúd en el que se sienta mas cómoda... pruebe los que le gusten, con confianza
- E-esta bien - me dirigí a uno negro con terciopelo rojo en su interior y del tamaño de una cama individual.  Milo se acercó
- ¿Te ayudo? - me preguntó
- ¿Ayudarme?... - respondí intrigada - ¿A que?
- Meterte - señaló el ataúd y yo solo me quede mirando hacia allí.  Eso de los lugares cerrados no era algo que me gustara mucho pero tenia que hacerlo
- Si, por favor
Edgar se acerco al ataúd por el otro lado y lo inclino un poco.  Milo me tomo de la mano derecha como soporte mientras me metía dentro del ataúd.  Una vez estando acomodada no era tan desagradable pero...
- Voy a cerrarlo - me aviso
- Si
Una vez que lo cerró comencé a sentir miedo.  Lo que mas me preocupaba era si no me iba a asfixiar ahí dentro y no me quedé con las ganas de preguntar
- Oye Milo, ¿uno no se asfixia aquí dentro, verdad?
- Claro que no... - me respondió divertido - una de las cosas por las que no debes preocuparte ahora que eres vampiro es morir por asfixia
- Entiendo - Milo abrió el ataúd
- ¿Qué tal le pareció, señorita Vancopoulos? - preguntó Edward
- Podré acostumbrarme a este - respondí mientras era auxiliada por ambos para salir
- ¿Entonces quieres este, Nira? - me pregunto Milo
- Si
Edward se acercó a Milo y este le dio dos monedas de oro puro.  El vendedor le hizo una seña para que lo siguiéramos y de la nada aparecieron dos sujetos más que cargaron el ataúd que había elegido.  En la entrada había un carruaje funerario esperándonos y los dos hombres extraños subieron la caja a la tarima del carruaje mientras que Milo y yo nos subíamos al carruaje.  Durante el recorrido hacia la casa ninguno de los dijo una sola palabra, yo solo me dispuse a recargar mi cabeza en su hombro y cerrar los ojos.  Cuando llegamos, entre Milo y yo cargamos el ataúd hasta el sótano de la casa y lo pusimos al lado del de él
- Será mejor que ya nos dispongamos a dormir, no tarda en amanecer - dijo Milo mientras habría su ataúd
- Si - yo abrí el mío.  Milo me tomo de la cintura y nos besamos
- Que descanses - me beso en la frente
- Tu igual
Cada quien se metió en su respectivo ataúd.  Durante un buen rato no pude conciliar el sueño pero poco a poco me fui acostumbrando a estar metida ahí dentro y cuando menos me di cuenta me quede profundamente dormida...

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#26 Niap

Niap

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Publicado 01 mayo 2007 - 15:07

jajajajaja, muy divertido episodio xD!!!! citricos... citricos... jajaja

muy buen episodio... espero por el siguiente...

QUOTE
Edgar se acerco al ataúd


¿Edgar? xD!!!! jajaja
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#27 Nira Vancopoulos

Nira Vancopoulos

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Publicado 04 mayo 2007 - 21:32

QUOTE
¿Edgar? xD!!!! jajaja


34.gif  doh.gif  34.gif  doh.gif , eso fue obra malvada del word  doh.gif  doh.gif  doh.gif pero se sobre entiende que es Edward, no? unsure.gif

Muchas gracias por tu comentario, Niap, me alegra que te haya gustado esta parte ^^.  A partir esta septima parte que publicare el dia de hoy, las cosas se pondran mucho mas interesantes, ya lo veran ;)

Por cierto, ya no sera un cap por semana, ahora seran dos (uno los martes y otro los viernes ^^)

En fin, ya basta de rollos y aqui les traigo la septima parte (que tambien esta algo corta u.u).  Espero que les guste y no olviden dejar su comentario ^^

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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Septima Parte)

- Escuchaste eso - dijo Robert un poco asustado dejando de leer y cerrando el libro dejando un dedo como separador en donde se había quedado
- ¿Qué? - pregunto Jacques confundido
- Como si se hubiera roto algo
- Vamos Robert, debió de ser una rata, teniendo en cuenta lo vieja que es esta casa deben de abundar
Robert se quedó un poco pensativo, intentando aceptar la idea de su amigo Jacques ya que después de todo no era tan descabellado pensar en que pudo ser una rata
- Robert... vamos, ya comienza a leer de nuevo el libro - lo apresuro Jacques
- Ya, ya pues, no me apresures más - Robert abrió el libro y se dispuso a leer de nuevo


Tres meses después de esa noche logre acostumbrarme a dormir en un ataúd y fue cuando Milo me compro el que ahora poseo: Un ataúd normal en color negro con un escorpión en plata sobre la tapa y por dentro esta tapizado con terciopelo rojo.  En todo ese tiempo me mostró todos los lugares en los que compraríamos lo que nos hiciera falta y todos eran propiedad de algún vampiro.

Después de estar viviendo por más de 20 años juntos en St. Etienne decidimos irnos hacia Paris para visitar a unos antiguos amigos de Milo.  Una semana antes de irnos me lo dijo al igual que su plan; mandaría una carta a su amigo avisándole que iría acompañado de su vampireza (que es como se le llama a la compañera sentimental de un vampiro, en el caso del compañero se le llama su vampiro) y que llegaríamos como un paquete dentro de nuestros ataúdes.  Una noche antes de irnos recibimos su respuesta y dejamos todo listo para que a la siguiente noche vinieran por nosotros o, mejor dicho, por nuestros ataúdes.  A las once de la noche del 25 de febrero de 1728 partimos rumbo a Paris.  El viaje duro tres días y llegamos a nuestro destino justo cuando el sol se ocultó completamente en el horizonte.  El recorrido había sido demasiado incomodo ya que el camino no estaba en buenas condiciones por lo que dormir me fue imposible durante todo ese tiempo.  Cuando llegamos, el chofer de la carreta toco a la puerta para avisar que le había llegado un paquete de dos ataúdes.  Nos bajó sin el menor cuidado y cuando se hubo ido el joven que abrió la puerta retiró los lazos que sellaban los ataúdes.
- ¿Qué tal el viaje, Milo? - preguntó el joven
- Ni preguntes, no pude dormir - respondió Milo molesto, el joven termino de quitar los lazos que impedían mi salida
- Hola señorita, usted debe ser la vampireza de Milo - dijo el joven tendiéndome la mano para ayudarme a salir.  Era alto, de la misma estatura de Milo, su cabello era largo y negro con patillas muy largas; sus ojos eran medianos y de color azul oscuro y como todo vampiro era muy blanco
- Así es - respondí - soy Nira Vancopoulos
- Y yo soy Camus Montpellier

De pronto, salio una chica de cabello  negro azulado, largo y con un listón amarrado en un mechón de cabello, tenía los ojos grandes y azules y piel blanca.  Portaba un vestido largo en color azul oscuro y en su mano derecha traía enredado una mascada de seda
- Veo que ya llegaron - dijo la chica situándose a un lado de Milo
- Así es - respondió Milo
- tu debes ser la chica que Milo menciono en la carta, ¿verdad? - me preguntó la chica
- Si, soy Nira Vancopoulos ¿y tú?
- Soy Nohemi Ylonen
- Es mi vampireza - dijo Camus abrazándola de la cintura - Pero no se queden ahí parados, pasen - dijo Camus de pronto y después de que ellos se metieron lo hicimos nosotros
- Deben de estar cansados por el largo viaje - dijo Nohemi una vez estando los cuatro en la sala de la enorme casa
- Si y mucho - dijo Milo mientras se dejaba caer a uno de los sillones, yo me senté a su lado
- Fue un viaje largo e incomodo - dije
- Y dígame, señorita Vancopoulos... ¿Cuánto tiempo tiene siendo vampiro? - me pregunto Camus con curiosidad
- 20 años y por favor, llámeme Nira si no es mucha molestia, joven Montpellier
- Con gusto lo haré si usted me llama Camus
- Me parece razonable, Camus

Durante el resto de la noche nos la pasamos platicando y cuando estuvo a punto de amanecer cada quien se metió en su respectivo ataúd, los cuatro colocados en el sótano de la casa de Camus y Nohemi

A la noche siguiente, Milo y yo salimos a las calles de Paris.  A diferencia de St. Etienne había más gente caminando por las oscuras calles y como ya teníamos cuatro noches sin haber tomado ni una gota de sangre mortal nos dimos un festín de tres personas cada uno.  La siguiente noche, cuando nos preparábamos para salir a nuestras victimas alguien tocó la puerta.  Camus abrió
- A-Artemisa - dijo Camus asombrado cuando la vio, Milo también se sorprendió mucho al verla.  Sin decir nada, la chica de larga cabellera rubia y penetrantes ojos azules pasó a la casa
- Milo, ¿Quién es ella? - pregunte con curiosidad pero cuando el iba a responderme, Nohemi lo interrumpió
- Mejor vayamos las dos solas - me tomo de la muñeca y me saco de la casa y no me soltó hasta que hubimos caminado mas de dos cuadras
- ¿Qué es lo que pasa? - le pregunte realmente desconcertada - ¿Por qué no dejaste que me contestara?
- Nira, esa mujer es la mensajera de André
- ¿Qué?
- ¿Si sabes quien es él, verdad?
- Si, es André Rousseau, el que convirtió a Milo  pero... ¿Qué tiene que ver que sea su mensajera con el hecho de que me sacaras de esa forma?
- No debemos meternos en los asuntos de nuestros vampiros - me desconcerté aun mas
- ¿Pero que tiene que ver André con Camus?
- Que el lo convirtió en vampiro antes que a Milo y el hecho de que haya venido Arthemisa hasta acá a buscarlos quiere decir que es algo importante que solo les concierne a ellos
- ¿Tu ya la conocías?
- Solo la he visto una ves y con eso me bastó para darme cuenta de lo importante que es.  Ese día, cuando ella llegó, Camus me pidió, mejor dicho, me gritó, que me saliera - Nohemi bajo la mirada pero rápidamente volvió a levantarla - esa a sido la única vez.  Después él salio a buscarme y me explicó lo que te acabo de decir
- ¿Y Camus no te dijo que quería Andre? - pregunte
- No, así que te aconsejo que cuando veas a Milo no le preguntes... ahórrate un no de su parte
- Entiendo - desvié la mirada
Caminamos por un rato mas y una hora después atacamos a dos personas, una casa una, y así ya con el estomago lleno fuimos a sentarnos en una banca que se encontraba en un parque a esperar a Milo y a Camus
- ¿Cómo es que se conocieron... Milo y Camus?

Editado por Leni_de_Escorpion, 04 mayo 2007 - 21:33 .

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#28 Niap

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Asi que la mensajera de Andre Hopkins, eh?? que demonios querra Hopkins ahora???  blink.gif

bastante bien, solo un errorsito note:


QUOTE

atacamos a dos personas, una casa una


"casa una"??  rolleyes.gif
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#29 Thanatos

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Publicado 05 mayo 2007 - 22:38

Está interesante la historia, y pues los lectores del diario parece ser que son personajes de película gringa de terror, pues aunque estén leyendo el diario de un vampiro en una casa abandonada donde se escuchan ruidos... no se mueven de allí jejejeje pero bueno, a esperar que viene después.

Y sobre todo.... ¿cuál es el misterio que envuelve a André y los caballeros dorados... digo a Camus y Milo?

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#30 Nira Vancopoulos

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Publicado 08 mayo 2007 - 13:47

Como todos los martes aqui les traigo la siguiente parte de este relato que se esta acercando a su final ^^.

QUOTE
"casa una"??  rolleyes.gif


rayos doh.gif , error de dedo 34.gif doh.gif

QUOTE
y pues los lectores del diario parece ser que son personajes de película gringa de terror, pues aunque estén leyendo el diario de un vampiro en una casa abandonada donde se escuchan ruidos... no se mueven de allí jejejeje pero bueno, a esperar que viene después.


Jajaja, pues es que cuando uno se acomoda en un lugar y esta leyendo algo muy interesante dificilmente se mueve a otro lugar 09.gif y menos si hay varias cosas que expliquen algunas situaciones extrañas como las que escuchan Jacques y Robert rolleyes.gif jejeje :P

Muchas gracias por sus comentarios, Niap y Thanatos, que bien que les siga gustando este relato *-*.  Sin mas que decir aqui les dejo la octava parte, espero que la disfruten y no olviden dejar su comentario ^^


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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Octava Parte)

- Maldición

Robert dejó de leer al momento en que cayó el primer rayo que presagiaba una fuerte tormenta que al poco tiempo comenzó.  Los rayos caían uno tras otro iluminando la oscura mansión Vancopoulos y haciéndola ver aun mas desolada, tétrica y antigua de lo que realmente era
- Robert
- ¿Qué?
- ¿Qué te parece si le continuo yo? - dijo Jacques comenzándosele a formar una sonrisa burlona en su rostro
- ¿eh? - contesto robert confundido
- Te estas muriendo de miedo y a cada rato te detienes
- Eso no es cierto - se defendió Robert - yo no tengo miedo además tu no sabes leer, tu acento casi no se entiende
- Ganas tienes de hablar como yo
- Si, claro - dijo Robert con sarcasmo - seguiré leyendo
- Como quieras - dijo Jacques un poco molesto - pero después no me pidas que yo lo lea cuando ya no puedas dejar de temblar
- Si, si - respondió Robert sin prestarle atención y continuó con la lectura del viejo libro negro


Nohemi se tardó en contestarme.  No se si fue porque no quería contarme o para darse tiempo de acordarse de la mayor parte de la historia
- Lo siento pero yo desconozco varias cosas - me contestó un poco abrumada - lo único que podría decirte es que se conocieron cuando ambos buscaban a André y eso fue un poco después de que él convirtiera a Milo en vampiro y unos 150 años después de que convirtió a Camus
- Oh, ya veo - conteste interesada - ¿y ellos se conocieron aquí en Francia?
- No, en Italia, hace ya un siglo, estuvieron viajando juntos durante mucho tiempo hasta que Camus me conoció en Finlandia - una sonrisa se dibujo en su rostro
- ¿Cómo fue que se conocieron? - pregunte curiosa, eso me interesaba mucho
- Mi creador había muerto ese día y por suerte Camus y Milo estaban cerca cuando ellos iban a matarme
- ¿Ellos? ¿Quiénes? - pregunte confundida
- Los cazadores de vampiros - me respondió algo seria, me miró fijamente percatándose de que yo aun estaba igual - los cazadores de vampiros es un grupo conformado por una gran cantidad de personas que lo único que quieren es acabar con nosotros.  Ellos saben nuestras debilidades y están muy bien equipados por eso es muy raro que se les escape algún vampiro
- ¿Ellos mataron a tu creador?
- Si - me respondió triste - recuerdo que para ese entonces yo ya tenía más de 50 años de ser vampiro pero aun seguía viéndome de 18.  Mi creador se llamaba Cloud Hughes y era considerado de los más fuertes de los vampiros que habitaban la región nórdica de Europa.  El y yo habíamos decidido no salir a cazar esa noche ya que la anterior habíamos comido bastante.  A eso de las dos de la madrugada escuchamos un extraño ruido afuera de nuestra morada por lo que Cloud fue a ver quien era.  Cuando regresó estaba preocupado y sin darme alguna explicación, me ordenó que me fuera de ahí...

Flash back
- ¿Qué es lo que pasa, Cloud? - preguntó Nohemi un poco preocupada - te noto nervioso y preocupado
- Cazadores de Vampiros - contestó Cloud sin voltearla a ver
- ¡¿Qué?!
- Así que es mejor que te vayas de aquí, esto se va a poner peligroso
- No, entre los dos les enseñaremos a no meterse con nosotros - Nohemi sonó muy confiada, Cloud se dirigió a ella
- tu aun no tienes experiencia, solo estorbarías - Nohemi se sorprendió ante tales palabras
- Pero...
- Nada, te vas de aquí y punto

Cloud Hughes era un hombre de frío semblante, alto, larga cabellera rubio cenizo y lacio, ojos medianos y grises y mirada profunda y penetrante.  Era un vampiro caracterizado por su fuerza, edad avanzada, atractivo, la gran rapidez con la que devoraba a sus victimas y la gran cantidad de vampiros que él había creado siendo Nohemi la ultima que quedaba de los 20 convertidos por él, todos reconocidos y todos asesinados por los cazadores de vampiros

De pronto escucharon como los cazadores intentaban derribar la puerta a hachazos y golpes sin dejar de gritar cosas como “llegó su fin malditos vampiros idiotas” “se arrepentirán de ser lo que son” “acabaremos con ustedes, malditos” y muchas otras cosas mas altisonantes y ofensivas
- Vete Nohemi, eres la ultima de mis descendientes que queda y no me gustaría que mi estirpe terminara aquí y ahora
- Yo te ayudo a eliminarlos, Cloud
- No, vete, yo me encargo de ellos
- Pero... ellos casi nunca dejan a un vampiro con vida y no quiero que te pase nada... eres como un padre para mí y no quiero perderte
- Nohemi - Cloud acarició el terso y blanco rostro de Nohemi - vete por favor, ellos no tardaran en derribar la puerta - la joven vampiro lo abrazó
- No te vayas a dejar vencer - dijo Nohemi intentando contener sus dolorosas lagrimas de sangre
- Estaré bien, yo saldré a buscarte cuando termine con ellos - se miraron a los ojos por un momento y Nohemi salió corriendo por la puerta trasera de la enorme mansión en la que vivían sin voltear hacia atrás.  Cuando llevaba varios metros recorridos, escuchó el quebrar de las ventanas y el choque de espadas.  No se movió de donde estaba, estaba conmocionada y preocupada por Cloud
- No me importa lo que diga - se dijo Nohemi a si misma - voy a ayudarlo - en su costado izquierdo colgaba una espada dentro de su funda.  La tomó y se dirigió de nueva cuenta hacia la mansión en la que su creador y padre estaba cometiendo un suicidio al enfrentarse solo contra los cazadores de vampiros, no importaba cuan poderoso era él, ellos lo superaban mucho por numero y eran todos tan hábiles como Cloud.

Nohemi no tardó en llegar a la mansión y sin detenerse en la entrada, se dirigió hacia el enorme recibidor, lugar donde se llevaba a cabo la pelea mas complicada y peligrosa del gran Cloud, uno de los últimos grandes vampiros que quedaban en el mundo con mas de 1500 años de vida, superado únicamente por André y Lestat, siendo este ultimo el creador de ambos.  Cuando Nohemi llegó vio como su querido creador era atravesado salvajemente por una enorme espada de plata, justo en el abdomen.  Cuando el cazador sacó la espada, se la volvió a clavar, pero esta vez en el corazón, saliendo la punta por la espalda
- ¡CLOOOOUUUD! - gritó Nohemi con todas sus fuerzas, aturdiendo a todos los que ahí se encontraban.  El hombre de la espada la saco del cuerpo de Cloud y volteo a verla mientras que el vampiro caía pesadamente al suelo, formándose un charco de sangre a su alrededor - Maldito - dijo Nohemi realmente enojada, apretando con furia el mango de su espada que traía en su mano derecha
- Parece ser que mataremos a dos en una sola noche - dijo el sujeto con una mueca macabra en su rostro y todos sus compañeros comenzaron a reírse
- Lastima que sea tan bella - dijo un sujeto gordo y de aspecto estúpido y feo
- Ni crean que seré tan fácil de vencer - dijo Nohemi y se lanzo al ataque

El sujeto detuvo con facilidad el ataque de Nohemi con su espada, empujándola hacia atrás.  Nohemi no se detuvo y volvió a atacarlo pero él era mejor que ella con la espada y rápidamente le provocó una profunda cortada en el costado derecho pero a pesar del dolor ella seguía atacándolo, deteniendo y esquivando ataques.  Pronto Nohemi se percató de que ese hombre había sido herido por Cloud en una pierna, en un brazo, en la espalda y en el pecho, aunque ninguna era una herida mortal.  Decidió tomar ventaja de eso y lastimarlo aun más pero el no se lo permitía, tenia demasiada experiencia en los combates y eso la ponía en desventaja.  De pronto sintió como alguien le producía otra cortada a lo largo de toda la espalda, lo que la obligó a tumbarse de rodillas sobre el suelo y manchándolo de sangre.  Su vista comenzó a nublarse por la perdida de sangre y sus fuerzas comenzaban a abandonarla.  Muy difícilmente logró ponerse de pie e inmediatamente después fue atacada por otro sujeto que le hizo una herida profunda en el brazo cuando ella intentó esquivarlo.  Sin darle tiempo de nada, otro la golpeo en el abdomen, sofocándola, la tomo del cuello y la estampó contra una de las paredes del lugar
- Vas a morir - el sujeto de grandes ojos saltones y café oscuro la amenazó con una daga de plata en el corazón y le lamió el rostro para después escupirle en la cara - sabes realmente ma...
Un pequeño cuchillo se incrustó en su nuca, muriendo al instante y soltando a Nohemi, quien cayó sentada al suelo
- ¿Quién anda ahí? - dijo el sujeto de la espada
- Los vampiros que te darán muerte - dijo la voz de un hombre, saliendo al descubierto.  Era Camus
- Hoy es nuestro día de suerte - el de la espada sonrió - serán tres en vez de dos jajajajaja
- Yo no estaría seguro de eso - dijo alguien desde la oscuridad

Del lugar del que provenía la voz salió rápidamente una daga que se incrustó justo en el cuello del que se encontraba al lado derecho del hombre que había herido mortalmente a Cloud Hughes, y justo antes de que cayera al suelo, el vampiro que la lanzó, a una velocidad impresionante, se dirigió a él y se la sacó, haciendo con esto que saliera una gran cantidad de sangre, manchando de unas cuantas gotas el rostro de Milo y la ropa de los que se encontraban a su alrededor.
- Se están quedando sin hombres - dijo Camus con tono burlón, todos los cazadores gruñeron del coraje
- Aun quedamos suficientes para acabar con dos estúpidos vampiros a la vez
Milo y Camus sonrieron y se dirigieron una rápida mirada.  Milo tiró su daga al suelo, cayendo cerca de Nohemi, y ambos sacaron de entre sus ropas dos enormes espadas de acero y doble filo
- Nos están subestimando mucho - dijo Milo
Los dos vampiros se movían con suma rapidez pero aun así tenían dificultades a la hora de pelear con tantos cazadores.  Eran dos pero ni así lograban ser tan buenos como el vampiro que yacía en el suelo aunque el había eliminado a muchos y eso les brindaba cierta igualdad de fuerzas.  En una ocasión un cazador logró herir a Milo, quien estaba peleando contra otros, en el brazo izquierdo pero este lo degolló rápidamente y sin complicaciones, haciendo lo mismo con el otro.  Camus, por su parte, estaba herido de su pierna izquierda y debido a que estaba muy concentrado en su batalla no se percató de que el de la espada iba a atacarlo por la espalda, sino no fue hasta que escuchó gritar a la chica, quien había tomado la daga de Milo del suelo y, a pesar de sus heridas, se movió con mucha rapidez, logrando así clavársela en la espalda al asesino de su querido creador
- ¡Muere maldito!
El cazador cayó al suelo con Nohemi trepada en su espalda.  Como no murió enseguida, sintió cada puñalada que la enfurecida vampira le clavaba por toda la espalda.  Milo y Camus aprovecharon que, los pocos que quedaban, estaban distraídos viendo como su líder era violentamente asesinado para así tomarlos desprevenidos y asesinarlos de un solo corte en el cuello.  Todo el recibidor de la mansión estaba lleno de sangre y cadáveres y, justo en el medio, yacía Cloud Hughes agonizando.  Nohemi se dirigió a él arrastrando mientras que Milo y Camus se quedaron a cierta distancia de ahí; Milo sujetándose su brazo izquierdo y Camus estaba sentado en el suelo con su mano sobre la herida en su pierna izquierda
- Cloud - dijo Nohemi triste y una lágrima de sangre recorrió su rostro cayendo sobre Cloud
- No... hemi... tienes... que irte... de aquí - Cloud tosió sangre - acérquense... por favor - los dos fueron con él - cuídenla
Cloud comenzó a toser con mayor frecuencia y violencia mientras que todo su cuerpo comenzaba a adelgazarse y arrugarse.  Nohemi no dejaba de llorar
- Cloud, no me dejes - la chica apoyó su cabeza en la de el - por favor, no
Finalmente, Cloud dio su último suspiro y cerró sus grises ojos para siempre, desapareciendo así un gran vampiro reconocido por los de su misma especie como un vampiro que jamás será igualado
- ¡CLOUUUUUUUUUD!
El grito se escucho por toda la casa, estremeciendo a los dos jóvenes vampiros que ahí se encontraban
- Será mejor irnos de aquí - dijo Camus - debe de haber mas cazadores cerca y al ver que sus compañeros no salen, entraran para ver que es lo que pasa
- No quiero - dijo Nohemi aforrándose al deformado cuerpo de Cloud
- Camus tiene razón, será mejor irnos y dejar el cuerpo aquí - Nohemi le dirigió una mirada asesina a Milo pero este solamente la miro de reojo por un breve momento y volvió a buscar su daga entre los cadáveres
- No pienso abandonarlo
- No tenemos otra opción - dijo Camus acercándose a ella.  Milo encontró su daga clavada en el cuerpo del líder.  Se encamino a ella abriéndose camino por los cuerpos y cuando la sacó, el sujeto lo tomo del pie
- Te tengo - dijo ese hombre con tono triunfante aunque muy débil
- Idiota - Milo lo miró con desprecio, soltó su pie de la mano del cazador y le dio una fuerte patada en la cara para quebrarle el cuello

Fin del Flash back


- Después de eso, los dos siguieron insistiéndome  en irnos de ahí, pero yo no quería, dejarlo ahí a la merced de esos mal nacidos no me agradaba en lo mas mínimo pero al final me convencieron y salimos por la puerta trasera.  Todo el día siguiente nos quedamos en una pequeña casa que Milo y Camus habían  tomado prestada y de ahí agarramos rumbo hacía Francia.  Unos años después de vivir los tres juntos, Milo decidió irse a St Etienne y aunque él diga que fue porque quería conocer el lugar, nosotros decimos que fue porque se sentía incomodo.  Desde entonces hemos vivido juntos y desde que nos conocimos en Finlandia nos sentimos atraídos el uno por el otro
- Vaya - dije asombrada pero también me sentía un poco culpable por haberle revivido aquellos recuerdos tan dolorosos que ella quería olvidar - de haber sabido que tenias un pasado tan doloroso no te habría preguntado - dije arrepentida
- No te preocupes... yo ya sabia que tarde o temprano relataría ese doloroso capitulo de mi vida - Nohemi bajó la mirada y fue cuando me di cuenta de que estaba llorando en silencio puesto que sus mejillas tenían finas líneas rojizas.  Nohemi pasó su mano por ellas y observó su mano ensangrentada, sonriendo con ironía - yo pensé que ya lo había superado - dijo irónica - creí que si lo contaba ya no lloraría
Yo no supe que decir, me sentía terriblemente mal al verla así y mas porque yo había sido la causante al preguntarle tal cosa, el único consuelo que tenía era que yo no sabia nada al respecto y jamás me imagine que había pasado por tal situación.  De pronto vimos dos siluetas acercarse a nosotras.  Eran ellos
- Te dije que estarían aquí - dijo Milo cuando llegaron - y no en el parque que esta por detrás de tu casa, como tú decías - Camus le dirigió una mirada asesina
- Hola Milo - me levanté y lo abracé, el se desconcertó
- ¿Te pasó algo? - me preguntó preocupado
- No, es solo que quería abrazarte - le respondí, el sonrió y me abrazó también
- Regresemos - dijo Camus y nos encaminamos hacia su casa

En una cuadra, Milo y Camus se fueron adelante mientras que Nohemi y yo atrás
- Nira, no le digas que te lo conté - me dijo en voz baja, yo voltee a verla - ¿de acuerdo?
- Esta bien; no te preocupes
Los chicos se detuvieron de pronto y nosotras nos acercamos para ver que era lo que pasaba
- ¿Qué pasa? - preguntó Nohemi
- Espérenos aquí - respondió Camus y ellos se metieron a una tienda donde vendían varias cosas.  Unos minutos después ellos salieron sin nada
- ¿A que entraron? - pregunte
- A nada - me respondió Milo y me besó.  Me tomó por la cintura y seguimos los cuatro con nuestro camino

Cuando llegamos, Nohemi y Camus subieron a la planta alta, dejándonos a Milo y a mí solos sentados en la sala.  No dijimos nada por un buen rato aunque siempre estuve tentada por preguntarle que era lo que quería Andre pero no quería un “no puedo decírtelo” de su parte
- Se lo que quieres hacer - dijo Milo rompiendo el silencio
- ¿Eh?
- No puedo decirte nada, supongo que ya sabes eso - dijo Milo abrumado
- Si, lo se... Nohemi me lo dijo... pero no te preocupes, yo entiendo
El silencio volvió a cernirse sobre nosotros, ambos estábamos demasiado sumidos en nuestros pensamientos
- Oye Milo - dije de pronto
- Dime
- ¿Qué compraste en esa tienda? - pregunte curiosa
- Nada - se levantó y se puso frente a mí.  Me tomó suavemente del mentón y me besó - me voy a dormir - me dirigió una mirada seductora y una sonrisa y se fue de ahí
- ¿Qué fue lo que te dijo Arthemisa para que estés así, Milo? - pregunte al silencio una vez que el desapareció de mi vista.  Me acosté en el sillón y me quedé mirando el techo pensando en lo que me había platicado Nohemi, en que Milo jamás me había mencionado que había estado en Italia o en Finlandia y yo no sabia porque, porque, en vez de eso, me dijo que había estado viajando por toda Francia cuando eso no era cierto.  Tal vez tenía mas tiempo viviendo en St. Etienne del que el me había dicho; pero yo no podía reclamarle en este momento, sería como romper la promesa que le había hecho a Nohemi de no decirle nada de lo que me había dicho y si le reclamaba, seria como si le dijera “Nohemi me contó lo que pasó en Finlandia”.

Me volví a sentar en el sofá.  Tenía tantas cosas rondándome en la cabeza que no escuche a Camus bajar por las escaleras.  Cuando él llegó a la sala, me encontró con las manos en la cabeza, viendo el suelo
- Sabia que te encontraría aquí - me dijo, sacándome de mis pensamientos - ¿Y Milo?
- Durmiendo - respondí, él se sentó a mi lado
- Nohemi me dijo que ya sabes lo de Finlandia - me sorprendí mucho al escucharlo
- Si, así es - respondí
- ¿Milo no te había dicho nada sobre eso? - bajé la mirada
- No y no entiendo porque... - volteé a verlo - no me importa que no me haya dicho lo de Nohemi porque eso si lo entiendo pero... bien me pudo haber dicho “Fui a Finlandia” o “fui a Italia” pero no, en vez de eso me dijo “estuve viajando por Francia
Camus no me dijo nada, simplemente  se me quedó viendo un poco asombrado por mi reacción.  Desde que había sido convertida en vampiro esa era la primera vez que estaba a punto de llorar, pero afortunadamente no fue así
- Milo a veces suele se un poco tonto en cuanto a esas cosas... lo mas seguro es que no quiso que indagaras mas de lo que él te hubiera dicho y a lo mejor por eso optó por mentirte y no mencionarte nada al respecto
- Tal vez estoy exagerando un poco en cuanto a Finlandia pero porque no me dijo que te conoció en Italia... ¿acaso allá también pasó algo? - estaba a punto de desesperarme
- Eso si lo desconozco... Milo suele guardarse muchas cosas y la verdad ni yo mismo estoy seguro si me lo haya contado todo o no, aunque eso no importa mucho... es un buen amigo y eso es lo importante
- Tal vez tengas razón- dije ya más tranquila - le estoy dando demasiada importancia a algo que no la tiene
Por una de las ventanas se pudo ver al cielo esclarecerse.  Nos levantamos del sillón y pude sentir mis piernas débiles
- ¿Es la primera vez que estas despierta a estas horas? - me preguntó Camus
- Si - respondí  un poco fatigada
- Será mejor irnos ya... nos vemos - Camus se fue rumbo a la planta alta
- Nos vemos

Me fui lo más rápido que pude hacia el cuarto en el que estábamos durmiendo Milo y yo.  Cuando iba a meterme a mi ataúd estuve tentada a abrir el de Milo para verlo, pero me contuve, no quería despertarlo.

Rápidamente pasaron 5 años y fue entonces cuando Milo consiguió una casa tan grande como la que tenía en St Etienne.  Dicha casa se encontraba a las afueras de Paris y era realmente hermosa, alumbrada únicamente por la luz de los faros de petróleo y la luna que se encontraba en cuarto creciente.
- Esto fue lo que conseguí en esa tienda hace cinco años - dijo Milo de pronto
- ¿Cuál tienda? - le pregunte un poco confundida pero después de pensarlo un poco me acordé - Ah!, ya me acordé... ¿en serio?
- Así es, quería que fuera sorpresa - me guiñó un ojo - ese lugar tenia fachada de ser una tienda humana pero en realidad es atendida por un vampiro
- Vaya - dije asombrada - ¿entonces como quien dice entraste para que te consiguieran una casa aquí en Paris?
- No, para que me hicieran una casa aquí en Paris... - me corrigió -  mejor dicho, para que te la hicieran a ti
Me había tomado por sorpresa, no supe que contestarle ni que decirle, aun no podía creer lo que me decía
- Aun hay otra cosa
- ¿otra... cosa?
- Pero eso se encuentra dentro - me ofreció su brazo - me haría el gran honor de acompañarme, bella dama
- Claro, guapo caballero - entrelace mi brazo con el de él y entramos juntos a la casa.

Por dentro era aun más hermosa.  De las grandes ventanas colgaban hermosas cortinas negras con el contorno plateado y los muebles tenían un acabado precioso, si mi vista no me fallaban eran de caoba pura.  Vivimos ahí tranquilamente, sin ninguna discusión, sin ninguna preocupación, sin ningún problema que nos aquejara; todo estaba bien hasta el 7 de febrero de 1801, un día que jamás podré olvidar...

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#31 Niap

Niap

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Publicado 08 mayo 2007 - 20:58

muy buen capitulo, largo pero bueno...
un final sin duda, que me hace esperar....

solo te tengo una pequeña observacion...

En orden de que es una especie de diario, no puedes poner "flashbacks"... por que es eso, un diario... bien podrias haber hecho que nira contase lo que nohemi le conto...

solo eso  laugh.gif
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#32 Nira Vancopoulos

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Publicado 11 mayo 2007 - 20:36

Bueno, no pense lo de los flashbacks de esa forma ^^U, pero gracias por la observacion, Niap, para la proxima historia que escriba asi no volvere a cometer el mismo error ^^.  Muchas gracias por el comentario  happy.gif

Y aqui les traigo la siguiente parte, espero que les guste y no olviden dejar sus comentarios ^^


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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Novena Parte)

Hacia poco mas de media hora que había dejado de llover.  El cielo estaba comenzando a despejarse y el brillo de la luna llena se filtraba levemente por las negras cortinas de la vieja y olvidada mansión.  La lámpara que tenían se le estaba comenzando a terminar la batería
- Iré a buscar un quinqué - dijo Jacques - préstame la lámpara
- Está bien - Robert se la entregó y su compañero se fue de ahí
Jacques caminaba con cuidado, había varias cosas tiradas por el suelo y no veía muy bien debido a la escasa luz que había.  Pronto llegó a lo que parecía ser la cocina y aunque era enorme no tenía ni la menor seña de que alguna vez hubiera sido usada.  Se dirigió hacia una puerta que se encontraba al fondo y ahí vio lo que les hacía tanta falta, un quinqué.  Lo tomó con cuidado y se encaminó de regreso con su compañero.  Durante su trayecto vio, sobre una polvosa mesa de centro, un curioso cofre negro con detalles de plata y estaba cerrado con un candado también de plata.  Jacques lo tomó con cuidado y se fue con Robert.
- ¿Encontraste alguno? - preguntó Robert
- Sí - Jacques se lo mostró - pero también encontré otra cosa muy curiosa y extraña
- ¿Qué? - preguntó Robert mientras encendía el mechero de la lámpara de gasolina y esta iluminaba el lugar donde se encontraban
- Esto - Jacques le mostró el cofre y Robert lo tomó
- ¿Un cofre? - Robert lo movió para saber que tenía pero no sonó nada - esto no tiene nada, Jacques
- Dámelo - se lo arrebató - ¿Puedes leer con esa luz?
- Claro - Robert abrió el libro donde se había quedado y siguió con la historia de la vampiro Nira Vancopoulos...


Esa noche, Milo y yo salimos a comer como casi todas las noches.  Generalmente salíamos a las 10:00pm y no regresábamos sino hasta la 1:00pm.  Nos gustaba caminar por las iluminadas calles de Paris después de una buena comida para que se nos acomodara y si veíamos algo que nos gustara, lo comprábamos.  Siempre al salir dejábamos todo cerrado pero en esa ocasión, cuando llegamos, vimos la reja entreabierta
- Milo - dije preocupada
- Entra detrás de mí
Cruzamos el jardín frontal en el más absoluto silencio y al llegar a la puerta principal vimos que también había sido abierta.  Milo entró primero, yo lo seguía.  Una vez dentro escuchamos el llanto de una mujer que provenía del sótano.  Milo se detuvo en seco, sorprendido
- Milo... ¿pasa algo? - pregunté pero no obtuve respuesta - Milo... ¿la conoces? - no me respondió, estaba ido - Milo - alcé la voz y lo tomé del brazo
- ¿Qué... que pasa, Nira? - reaccionó
- ¿Conoces el llanto?... ¿Sabes a quien pertenece?
- Si
El llanto calló de pronto y sin decirme nada, Milo se dirigió rápidamente al sótano.  Yo lo seguí.  Al llegar, Milo me hizo una seña de que me quedara y después entró, bajando las escaleras a paso normal
- Milo - escuché decir una voz muy familiar a punto de romper en llanto.  No pude seguir ahí y bajé también las escaleras
- No-Nohemi - dije sorprendida.  Milo la abrazaba mientras ella lloraba de nuevo.  Milo volteó a verme y pude darme cuenta de que estaba preocupado
- Nohemi - le habó, ella volteo a verlo, con su cara cubierta de lágrimas de sangre.  Fue entonces cuando Milo y yo nos percatamos de que estaba herida; la mano de él estaba llena de sangre y ella muy apenas se sostenía en pie - ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Milo preocupado pero Nohemi volvió a estallar en llanto, escondiendo su rostro en el pecho de Milo
- Me volvieron a hacer lo mismo - respondió Nohemi sin dejar de llorar
- ¿Qué? - dije sorprendida
- ¿Dónde esta Camus? - preguntó Milo, asustado
Nohemi empezó a llorar más fuerte y no lo dejó de hacer en un buen rato.  Cualquier cosa que le hubiera pasado debió de ser demasiado doloroso para que estuviera así.  Voltee a ver a Milo quien se veía asustado y preocupado al mismo tiempo al igual que yo.  Cuando Nohemi se calmó un poco, Milo la alejó un poco de él para verla a los ojos
- ¿Dónde esta Camus? - volvió a preguntar
- Él... él... él esta... está - Milo no dejaba de verla impaciente - ¡esta muerto!
Nohemi se dejó caer de rodillas al suelo volviendo a llorar una vez más.  Milo quedó en shock, sin moverse, sin decir una palabra; estaba boquiabierto viendo la pared.  Yo me llevé mi mano a la boca sorprendida ante tal noticia y comencé a temblar, no podía creer lo que acababa de escuchar, Camus había muerto y lo más seguro es que había sido protegiéndola.  No supe cuanto tiempo pasó en el que estuvimos en esa situación pero al darme cuenta del estado en el que se encontraba mi amado fui a abrazarlo y al igual que yo estaba temblando.  Lo abracé mas fuerte y el me correspondió, saliendo del shock, cubriendo completamente mi espalda con sus brazos, apretándome con fuerza a su cuerpo y llorando en silencio sobre mi hombro.  Una lágrima rodó por mi mejilla y después el llanto se apoderó de mí y comencé a llorar.  Esa fue la primera vez que lloré desde que era vampiro y no me gustó, fue en ese momento cuando comprendí que es por esa razón por la que es raro que un vampiro llore, y es que, aparte del dolor del corazón, cada lagrima que sale es dolorosa y cada lagrima te debilita pero para los muchos que piensen que se puede morir de llanto, eso no es posible, ese es el castigo por ser inmortal.

Después de un rato de estar llorando en el sótano, subimos los tres a la primera planta y nos dirigimos a la sala, sentándonos; Nohemi en el sillón individual y Milo y yo en el que estaba enfrente, que era para dos
- ¿Cómo sucedió? - preguntó Milo de pronto, cabizbajo.  Nohemi lo volteó a ver primero un poco sorprendida pero después bajó la mirada, saliendo una lágrima más de sangre
- Íbamos a salir de caza cuando escuchamos un ruido en la planta alta de la casa, por lo que Camus subió a ver que era lo que pasaba.  No subió del todo puesto que los vio... - Nohemi hizo una pausa y nos volteó a ver, estaba realmente destrozada - eran ellos... los malditos cazadores de Vampiros
Ambos nos sorprendimos mucho al escuchar ese nombre y me acordé de la historia que me había relatado sobre su creador Cloud Hughes y supe por lo que debía estar pasando y lo mal que se debía de sentir...

Camus bajó por las escaleras lo más silencioso que pudo sin dejar de voltear hacía la planta alta.  Se dirigió a Nohemi
- Debemos salir de aquí - dijo Camus serio y preocupado, en voz baja
- ¿Qué es lo que pasa? - preguntó ella preocupada también en voz baja
- Cazadores de Vampiros - respondió él, Nohemi se asustó
- ¿Cómo es que nos encontraron?
- No lo se... pero debemos irnos ya

Camus y Nohemi se dirigieron a la salida y al abrirla, estaban esperándolos varios sujetos vestidos de negro, con un arete de plata en su oreja derecha y una espada también de plata
- Así que pensaban escapar, vampiros idiotas - dijo uno de ellos; tenía el cabello largo hasta los hombros y negro, ojos chicos verdes y piel blanca.  Camus se situó frente a Nohemi para protegerla.  El sujeto se llevó sus dedos a la boca y dio un fuerte silbido haciendo con esto que los que se encontraban en la planta alta bajaran, dejando de esa forma a los vampiros rodeados
- Vampiros y humanos jamás podrán vivir juntos - dijo otro sujeto de cabello corto y crespo castaño y ojos medianos color avellana que estaba detrás de ellos
- Eso ya lo sabemos - dijo Camus
El sujeto de cabello negro los atacó con su espada pero Camus y Nohemi lograron esquivarlo, sacando sus espadas en el proceso
- Siempre estamos preparados para cosas como esta - dijo Camus y comenzó una batalla campal en la residencia Montpellier
Uno a uno fueron cayendo los cazadores pero eran demasiados y eso ponía en desventaja a los vampiros que hacían lo posible por sobrevivir esa noche infernal.  De pronto, el hombre de ojos avellana sacó de entre sus ropas una pistola y le dio en el hombro a Camus, traspasándolo la bala de plata
- ¡Camus! - Nohemi mató rápidamente a un cazador y se dirigió a Camus - ¿estás bien? - preguntó ella preocupada
- Si, no es nada - respondió Camus al momento en el que vio como un sujeto de cabello corto negro se acercaba sigilosamente a Nohemi - ¡Cuidado! - Camus la aventó a un lado y la espada del sujeto se clavo en su hombro herido.  Camus soltó un alarido de dolor
- ¡CAMUS!... maldito - Nohemi se levantó y mató de un solo corte en el cuello al agresor de su amado pero fue atacada por otro en la espalda
- ¡Nohemi! - Camus se sacó la espada del hombro y, con esa y la de él, empezó a matarlos a todos.  Una vez que el suelo estuvo cubierto de cadáveres, Camus se dirigió a Nohemi, quien estaba a gatas en el suelo y se situó a su altura - ¿Estas bien?
- Si - le sonrió un poco pero se quejó del dolor, Camus se puso de pie
- Al parecer ya no los entrenan como antes - dijo volteando a ver los cadáveres de los cazadores.  De pronto se escuchó un disparo
- Jajaja... cuando menos mate a uno - dijo débil pero triunfante el sujeto del cabello negro y ojos verdes, muriendo inmediatamente después
Camus cayó de rodillas al suelo.  Le bala le había dado justo en el corazón, perforándoselo.  Nohemi, al verlo, se dirigió a él lo más rápido que pudo, logrando sujetarlo antes de que cayera al suelo
- Camus... por favor... tu no - dijo Nohemi con la voz quebrada, Camus volteó a verla
- Te amo... Nohemi - una lágrima salió de los grandes ojos azules de Nohemi
- Y yo a ti, Camus - se dieron un tierno beso que duró hasta que Camus murió.  Nohemi lo abrazó con fuerza mientras que incontables  lagrimas rodaban libremente por sus mejillas - ¡¡¡¡CAAMUUS!!!! - el grito retumbó por todo el lugar.  El fuerte y doloroso llanto de Nohemi se escuchaba por toda la casa pero pronto cayó al escuchar una carreta acercarse rápidamente a la casa.  Volteo a ver a Camus una última vez
- Lo siento, Camus - le dio un beso en los fríos labios de Camus y se fue de ahí, saliendo por la parte de atrás de la casa, cuidando de que nadie la viera...


- No tenía un lugar al cual ir y no se me ocurrió otro más que este - finalizó Nohemi.  Milo sujetaba con fuerza mi mano y no dejaba de mirar el suelo entre ido, sorprendido, triste y enojado, todo al mismo tiempo y yo me sentía terriblemente mal por eso, por verlo en ese estado y no saber que hacer.  De pronto pareció reaccionar
- Será mejor irnos a dormir - dijo Milo serio y enojado, más no triste y eso me sorprendió - iré por el antiguo ataúd de Nira para que duermas en él, Nohemi - se levantó
- Deja te ayudo - dije mientras me ponía de pie
- No - me contestó cortante, me volví a sentar y él se fue a la planta alta, que era donde teníamos todo lo que ya no usábamos

Unos minutos después, Milo bajó con el primer ataúd que usé y sin decirnos nada se dirigió al sótano, sorprendiéndome por su extraña actitud pero lo comprendía, estaba desecho por dentro... Camus era su mejor amigo y lo conocía de toda la vida; el haberlo perdido así de golpe fue algo muy duro para él y que tardaría en superar, estaba segura de ello
- Será mejor dirigirnos al sótano, Nohemi - le dije - Milo ya no va a subir - me puse de pie, ella me imitó
- Lamento haber causado todo esto... no quería que pasara - dijo Nohemi arrepentida
- No te preocupes... era algo inevitable
Ambas nos dirigimos al sótano y vimos que Milo estaba sentado sobre su ataúd por lo que nos dirigimos a él
- ¿Milo? - le hable pero el solo se limitó a voltearme a ver y después volver a clavar la mirada al suelo.  No lo soporté por mas tiempo y lo abracé por la espalda, apoyando mis brazos en sus hombros - entiendo como te sientes - le susurre al oído - si quieres llorar... hazlo - Milo quitó mis manos de sus hombros, se levantó y sin decir una sola palabra se metió en su ataúd.

Nohemi ya se había metido en el que le habíamos asignado sin que me diera cuenta así que yo también me metí al mío pero dure un buen rato antes de quedar profundamente dormida.

La noche siguiente, cuando salí de mi ataúd, me di cuenta de que Milo seguía dentro pero Nohemi no, así que me dirigí fuera del sótano para buscarla pero después de un buen rato de andar por toda la casa y no encontrarla,  decidí ver si de casualidad no estaba fuera respirando el puro aire nocturno pero, al salir, no pude evitar pegar un fuerte grito que se escuchó por toda la casa.  Milo llegó casi inmediatamente después
- ¿Qué pasa? - preguntó preocupado, yo simplemente le agarre la cabeza del mentón y con suavidad se la giré hacia la puerta, quedando igual de sorprendido que yo
Ahí, justo en la entrada de la puerta, se encontraba una delicada y bien formada escultura de ceniza de Nohemi quien no había podido seguir soportando el dolor de perder a Camus y había decidido quitarse la vida bajo el sol
- Milo - dije al borde de las lágrimas y escondí mi triste rostro en su pecho - ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué?... - Milo no me respondió, solo se limitó a abrazarme - tenia aun mucha vida por delante... bien podría haber encontrado a alguien más
- Nira - me habló serio, yo voltee a verlo - un vampiro no puede enamorarse por segunda vez
Me quedé anonadada ante esa revelación... era algo que yo jamás hubiera imaginado...

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#33 Niap

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Publicado 11 mayo 2007 - 20:58

unsure.gif  conmovedor.... pobre camus... y pobre Nohemi... sobre todo Nohemi... suicidarse asi...  17.gif

NOHEMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII  doh.gif  doh.gif  doh.gif

Muy bien, Leni... ahora esperar al Martes para seguir leyendo  laugh.gif
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#34 Thanatos

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Publicado 11 mayo 2007 - 22:37

Está muy buena la historia, y cada capítulo uno se queda con ganas de leer el siguiente, y pues a esperar el siguiente y ver el destino de estos dos vampiros.... (ahora incluso me pregunto que hacen ahí Robert y Jacques).

Que triste la muerte de Camus y Nohemí... triste y poética (el suicidio con el primer rayo de sol, al no poder vivir sin el único amor de su no-muerte)... que buen capítulo Leni. thumbsup.gif

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#35 Nira Vancopoulos

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Publicado 15 mayo 2007 - 20:37

Muchas gracias por sus comentarios, me alegra saber que esta parte les fue de su agrado *-*, asi como tambien me alegra saber que no se esperaban estas dos muertes, eso es bueno  04.gif .  En fin, aqui les traigo la decima parte, espero que les guste y no olviden dejar sus comentarios ^^
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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Decima Parte)

Robert dejó de leer de pronto y Jacques se desconcertó por ellos
- ¿Ahora que? - preguntó Jacques ya un poco molesto
- Ven a ver esto - respondió Robert acercando mas el quinqué al libro.  Jacques dejó el cofre en la silla en la que estaba sentado y se acercó a ver aquello que le decía Robert
- Acaso eso es... - dijo Jacques al verlo
- Si, es una gota de sangre - Ambos se voltearon a ver sorprendidos y después volvieron su vista al libro
- ¿Crees que haya estado herida cuando lo escribió? - preguntó Jacques intrigado
- Puede ser... aunque también puede que estuviera llorando - reflexionó Robert
- Bueno - Jacques se volvió a sentar en su silla, colocando el cofre sobre sus piernas - síguele ¿no?
- Debe ser duro perder a tu único amor, ¿no? - dijo Robert sin prestarle la mas mínima atención a su compañero
- Me lo imagino... ahora que lo pienso mejor, yo hubiera hecho lo mismo que Nohemi
- Si, yo también
Robert se quedó viendo detenidamente el libro.  Cuando recién encontraron el libro esperaban leer conjuros, hechizos, maldiciones o todo ese tipo de cosas que se conocían como artes oscuras.  Cuando supieron que era la historia de una vampiro no creyeron que fuera a ser así ni que revelara tantas cosas que ellos en su vida leerían, escucharían o verían en documentales, libros, artíretaguardias o programas sobre estos seres inmortales
- Robert
- Dime
- Continúale
- Sí


Milo me abrazaba con fuerza mientras yo aun no podía digerir lo que me acababa de decir... un vampiro solo podía amar una vez, así que, si a uno de los dos le pasaba algo, el otro viviría solo por el resto de su vida... que podía ser mucho tiempo.  En ese momento me di cuenta de que Milo realmente quería que no sufriera las consecuencias de ser un vampiro aun a costa de su propia felicidad y es que, si yo no hubiera sido convertida en vampiro, una vez que yo muriera, él se quedaría solo.  A causa de pensar en eso lo abracé aun mas fuerte y no pude evitar derramar una lagrima que Milo pasó desapercibida.
- Necesitamos irnos de aquí - dijo Milo de pronto, sin soltarme - y entre mas pronto, mejor
- ¿Qué? - pregunté asombrada y voltee a verlo - ¿pero por que?
- Dudo mucho que Nohemi haya pasado desapercibida allá afuera... algún cazador pudo haberla visto, además... - Milo acarició mi rostro - yo no quiero que te suceda nada
- Milo, no... - él me interrumpió con un suave beso en los labios
- Perdóname por mi actitud la noche pasada pero... - le coloque mi dedo índice en su boca
- No tienes que disculparte... yo entiendo por lo que estabas pasando... se, que el haber visto así a Nohemi y te dijera así... lo de la muerte de Camus... te afectó mucho
- Nira, yo...
- No digas nada... - lo interrumpí - todo esta bien entre nosotros - le sonreí y el no dejaba de verme asombrado.  De pronto me abrazó, apoyando su cuello en mi hombro izquierdo
- Perdóname
- Milo, ya te dije que...
- De verdad... perdóname... me comporte muy mal contigo... no pensé en como te sentías ni en que te ocasionaba un dolor aun mas grande con mi actitud
- En serio, Milo, no tienes que... - Milo me abrazó aun mas fuerte pero sin lastimarme
- Por favor, Nira, perdóname - una lágrima salió de los azules ojos de Milo, manchando su mejilla derecha de rojo
- T-te perdono, Milo, de verdad, te perdono, pero por favor... no llores por eso... todo esta bien entre...
Pero no pude terminar la frase; Milo apoyó su frente en mi hombro y comenzó a llorar.  Apoyé mi cabeza en la de él y cerré los ojos, comenzando a acariciar sus largos cabellos negros.  Después de unos minutos, Milo se debilitó y como no pude soportar su peso caímos de rodillas al suelo, pero eso no importó en lo mas mínimo, el siguió llorando y yo seguí abrazándolo, sin decir nada.  Un poco después, él dejó de llorar pero no nos movimos y fue cuando nos quedamos dormidos, ahí frente a la puerta.  Cuando desperté estaba acostada en una de las camas de la casa y Milo no estaba ahí, así que me levanté y salí del cuarto para buscarlo; estaba parado frente a las escaleras.
- Milo - le hablé, él me volteo a ver
- Vaya, al fin despertaste - me detuve
- ¿Acaso dormí por mucho tiempo? - pregunté algo desconcertada por su comentario
- Tres horas - me respondió y subió las escaleras hasta donde yo estaba
- ¿Tanto?
- Así es, mi vampira durmiente - me besó - aun falta para que amanezca... salgamos a cazar ya que será nuestra ultima noche en Paris
- Está bien
Nos tomamos de la mano y salimos de la casa.  No pasó mucho cuando encontramos a nuestras víctimas; eran dos chicos que jamás regresaron a sus casas, sino que fueron enterrados en el cementerio de Paris, eso era lo que les pasaba a nuestras presas.  Caminamos alrededor de una hora por las calles parisinas antes de dirigirnos de regreso a nuestra morada, pero al llegar nos encontramos con una desagradable sorpresa
- Cazadores - dije asustada
- Vámonos
Nos dimo media vuelta pero fuimos detenidos por uno de ellos que nos amenazó con una pistola
- ¿A dónde creen que van, idiotas? - dijo con tono burlón
Nos le quedamos viendo y de pronto Milo lo atacó, golpeándole la mano con la que sostenía el arma para que la soltara y salimos corriendo de ahí.  El sujeto volvió a tomar su arma y comenzó a dispararnos, llamando así la atención de los demás, que también comenzaron a seguirnos.  Por un buen rato no logramos perderlos y en uno de los disparos, una bala de plata me hirió en el hombro pero a pesar del gran dolor que sentía seguí corriendo hasta que finalmente logramos perderlos al meternos en un oscuro callejón
- ¿Estas bien? - me preguntó preocupado
- Sí - le respondí algo agitada, no quería asustarlo por lo de la bala, se lo diría cuando ya no corriéramos tanto peligro pero el tenía muy buen olfato
- No es cierto... hueles a sangre - yo solo desvié la mirada - ¿Dónde?
- En mi hombro izquierdo - respondí, señalándome la herida
Milo se puso a mi espalda, apartó mi cabello a mi hombro derecho, bajó el cierre de mi vestido hasta media espalda y dejó al descubierto todo mi hombro viendo así la gravedad de la herida
- Aun tienes la bala dentro - dijo muy serio mientras tocaba con delicadeza la herida y a pesar de que muy apenas me tocó, me dolió y él se dio cuenta - lo siento
- No... no te preocupes
- Nira, ¿Crees que puedas aguantar un poco mas? - me tomó de ambos brazos con delicadeza
- Claro... ¿Por qué me preguntas eso?
- No puedo sacarte la bala aquí y estas sangrando  mucho, no se cuanto tiempo tengamos que esperar para poder irnos a la casa - Milo me beso en donde el cuello y el hombro se unen y después me lamió la herida, eso me hizo sentir mejor
- Estaré bien, no te preocupes - me voltee hacia él y lo besé mientras el rodeó mi cintura con sus brazos y yo colocaba mis brazos sobre sus hombros muy a pesar del dolor de mi hombro izquierdo
- ¿Estas segura? - preguntó preocupado mientras me acariciaba el rostro
- Si - lo abracé y apoye mi cabeza en su pecho... la verdad era que no estaba muy segura pero no quería preocuparlo más de lo que ya estaba
- No te vayas a quedar dormida - me dijo al mismo tiempo que me subía el vestido del hombro izquierdo con cuidado y cerraba el cierre
- No
Nos quedamos así en ese oscuro lugar por un rato más.  En todo ese tiempo hice todo lo posible por no quedarme dormida y es que a cada minuto los parpados me pesaban más y más.  Milo también hacia lo imposible por mantenerme despierta; me preguntaba cualquier cosa aunque ya supiera la respuesta y cuando ya no supo que mas preguntarme me pidió que tarareara cualquier canción y no me callé hasta que me habló
- Creo que ya fue suficiente... ¿te puedes sostener en pie sola?
- Si - Milo me soltó poco a poco y afortunadamente para ambos pude estarme de pie
- Espérame aquí
Milo se dirigió hacia la orilla del callejón y con cautela se asomó para percatarse de que no hubiera ningún peligro.  Cuando confirmo que era seguro, se dirigió a mí
- Es seguro, vámonos
Me tomó de la mano y nos fuimos corriendo rumbo a la casa pero antes de llegar nos detuvimos para ver si no había cazadores en el lugar
- Parece que no hay - dijo Milo mientras veía la casa - no veo ni huelo a nadie ahí - volteó a verme - no quiero arriesgarte
- No va a pasar nada... lo mas seguro es que se cansaron de esperarnos y se fueron
- No lo creo... no desisten tan pronto
- Yo digo que nos arriesguemos... si hay cazadores ahí dentro los sacaremos - dije confiada - es nuestra casa y nosotros no los invitamos a pasar
- Tienes razón pero... no quiero que te pase algo más
- No te preocupes... todo saldrá bien - le sonreí
Milo volvió a mirar la casa por un momento mientras, supongo yo, pensaba si entrábamos o nos íbamos a otro lugar
- Si algo nos llega a pasar será responsabilidad mía - dije tomándolo del brazo - la culpa será mía
Milo se me quedó mirando algo sorprendido, una vez más dirigió su mirada a la casa y después a mí.  Cerró lo ojos y soltó un suspiro.  Cuando los volvió a abrir, me sonrió
- Será de los dos - dijo mientras apartaba mi cabello de la cara y me besó - vamos
Milo me tomó de la mano y con mucha cautela nos acercamos a la casa, fijándonos si no se veía algún cazador por los alrededores pero todo estaba tranquilo así que entramos al jardín y nos detuvimos en la puerta por si escuchábamos algún ruido.  Comencé a ver borroso pero no se lo hice saber, un peor momento que ese para empezar a perder la vista no podía haber.  Milo me vio con la mano sobre los ojos
- ¿Estas bien? - me preguntó preocupado y en voz baja
- Si, solo fue un pequeño mareo pero estoy bien, no te preocupes - respondí igual en voz baja y con mi mejor sonrisa fingida que pude hacer
Nos estuvimos alrededor de cinco minutos en la espera de cualquier señal que nos indicara que ellos aun seguían dentro, pero por más que escudriñamos el lugar no vimos nada que nos hiciera pensar que seguían ahí, por lo que entramos en silencio
- Iré a revisar - me dijo al oído - quédate aquí
- Pero...
- Estaré bien - me interrumpió y me besó la frente - no me pasará nada... ¿tienes tu espada contigo?
- Si
- Cualquier cosa, gritas
- Si
Milo se fue rumbo a la cocina con la mano preparada para sacar su espada de ser necesario mientras que yo solo me quedé parada en su espera, preocupada.  De pronto, algo me golpeo por la espalda, tumbándome al suelo, lastimándome la herida de bala que tenía y sin poderlo evitar, grité y justo en ese momento salieron todos los cazadores de sus escondites.  Cuando estaba levantándome pude ver a Milo salir de la cocina caminando hacia atrás ya que frente a él había siete cazadores de vampiros,  frente a mi había 5 y bajando las escaleras eran 5 cazadores mas
- La noche anterior matamos a uno; hoy, durante el día, se suicidó uno y esta noche mataremos a dos mas - dijo uno de ellos, comenzando a reírse - no cabe duda que los vampiros están en vías de extinción - el cazador volvió a reírse
Ni Milo ni yo dijimos una palabra, simplemente los miramos con rabia y coraje.  De pronto comenzaron a atacarnos.  La mayoría se fue contra él quedándome rodeada por 5 de ellos.  Saque mi espada para defenderme de los constantes ataques que me hacían pero ya estaba demasiado débil, había perdido demasiada sangre y la herida me dolía demasiado, tanto que se me estaba dificultando mover mi brazo derecho.  Logré matar a uno de ellos al enterrarle mi espada en el abdomen pero otro aprovechó para atacarme por la espalda, haciéndome una profunda cortada a lo ancho de toda la espalda aunque lo maté inmediatamente después al degollarlo.  Solo quedaban tres de ellos por eliminar los cuales se me vinieron encima al mismo tiempo.  A uno lo mate fácilmente, pude notar que era primerizo puesto que su defensa era pésima y sus ataques eran lentos, pero, los otros dos, se notaba que tenían experiencia en este tipo de ataques.  A uno de ellos logre herirlo del costado izquierdo pero a cambio, el otro que aun permanecía en pie, me hirió en el mismo lugar.  Comencé a ver borroso nuevamente y mis piernas comenzaron a temblar, estaba a punto de desfallecerme en ese lugar pero no podía permitir eso, yo no quería morir aun, aun quería seguir a su lado por muchos años mas así que no le tome la mas mínima importancia a mis heridas y continué peleando por sobrevivir esa noche.  Al que había herido anteriormente lo mate al decapitarlo pero el otro me tomo por la espalda de los brazos y me aventó contra la pared cayendo sentada al suelo, el dolor que sentí me hizo soltar un fuerte alarido de dolor y ya no pude levantarme más
- Este será tu fin, maldita... ¡MUERE! - el cazador dirigió rápidamente su espada contra mi, derecho al corazón y yo solo pude cerrar los ojos en la espera de recibir su ataque.  Cuando sentí que ya había pasado mucho tiempo sin sentir nada, los abrí y grande fue mi sorpresa al verlo con los ojos bien abiertos y sin moverse, su espada estaba a escasos centímetros de mi y de su abdomen relucía la punta de una filosa espada que pronto desapareció, cayendo el cuerpo inerte al suelo y viendo a Milo parado frente a mi, con su cara llena de algunas gotas de sangre, su ropa desgarrada, con una herida en su brazo derecho y otra en su bello rostro.  Comencé a verlo doble.  Milo se hincó en el suelo, estaba realmente asustado y preocupado por mi
- Nira... Nira, respóndeme
- Mi... lo - dije muy débil - no... no quiero... morir
- No, tu no vas a morir - me tomo de mi brazo derecho y me levantó, colocándolo alrededor de su cuello y después me tomó de las piernas y me cargó, yendo primero a la cocina, donde tomó unas pinzas y después me llevó al sótano

Cuando llegamos, Milo se recargó en una de las paredes del lugar y se sentó, sentándome a mí delante de él, entre sus piernas y recargando mi espalda en su torso
- Tengo que sacarte la bala... por favor resiste
- Si
Milo hizo lo mismo que en el callejón y con mucho cuidado metió las pinazas a mi herida de bala.  Grité, el dolor era insoportable, sentía que me iba a desmayar.  Me agarre del pantalón de Milo para hacer fuerza con algo y así sentir menos dolor pero eso no sirvió nada, el dolor continuo siendo el mismo.  Todo ese tiempo se me hizo eterno, creí que nunca terminaría
- La tengo - dijo Milo
Poco a poco Milo fue sacando la bala que tenia incrustada en mi hombro, la sensación era horrible y dolorosa.  Cuando por fin todo terminó sentí un gran alivio.  Milo me mostró la bala, era realmente grande. 
- Ya todo pasó...
De pronto la puerta del sótano se abrió de golpe
- Esa chica no sobrevivirá la noche - dijo una voz masculina
Milo volteó a verlo sorprendido... por esa expresión deduje en ese momento que él ya lo conocía...

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#36 Niap

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Publicado 15 mayo 2007 - 21:09

Ah..... ya a 2 episodios de terminar!! ya quiero saber que pasa!!!!

no puedo esperar para el viernessss  doh.gif  doh.gif  doh.gif
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#37 Nira Vancopoulos

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Publicado 18 mayo 2007 - 12:53

Aqui vengo a dejarles lo que vendria a ser el penultimo capitulo de esta historia... asi es, el siguiente martes llega a su final ^^... aunque me dan ganas de dejarlos esperar una semana antes del gran final devil.gif , lo pensare xD.  Muchas gracias por el comentario, Niap ^^.  En fin, aqui les dejo la onceava parte, espero que les guste y no olviden dejarme su comentario ^^

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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Onceava Parte)

Robert estornudó
- Salud - dijo Jacques
- Gracias
Eran las 12:15am y ya tenían alrededor de 5 horas dentro de la mansión leyendo el libro, pero para ellos el tiempo se había detenido, no tenían ni la menor idea de la hora que era y mucho menos del tiempo que tenían ahí.  Robert le dio vuelta a la hoja y se sorprendió al no ver nada escrito
- Oye, Jacques... ya no ha nada escrito
- ¿Qué? - Jacques se levantó de su asiento y se acercó a ver
- Si, mira - Robert le mostró la amarilla hoja sin nada
- Demonios, no puede acabar ahí... presta - Jacques le arrebató el libro a su compañero y se puso a hojearlo  por si estaba más adelante.  Robert le acercó más el quinqué para que viera mejor y fue cuando se percataron de que varias hojas estaban pegadas, dirigiéndose ambos una mirada de decepción.  Jacques despegó las hojas  y le devolvió el libro a Robert
- Síguele
Robert tomó el libro y se sentó de nuevo haciendo Jacques lo mismo...


El extraño bajó las escaleras lentamente, no podía ver su rostro; uno porque estaba demasiado débil y dos porque usaba un sombrero de copa alta en color negro que cubría su rostro pero la mujer que lo acompañaba la identifiqué enseguida... se trataba de Arthemisa.
- Milo... deberías dejarla y huir - dijo el sujeto cuando estuvo frente a nosotros
- Eso nunca... no soy como tu - respondió Milo molesto, pude vislumbrar como ese vampiro sonreía, veía muy bien sus blancos colmillos entre la oscuridad
- Creo que ya sabes a que vine, ¿no?
- ¿Eh? - ese comentario nos desconcertó bastante
- ¿Qué Camus nunca te dijo nada?
- ¿Decirme?... ¿decirme que?
- Esto será más sencillo de lo que me imaginé
Con un movimiento veloz, el extraño me tomó de la mano y me jaló con fuerza hacia él, lastimándome las heridas de la espalda al momento de chocar contra su cuerpo y gritando por el dolor que me produjo.  El extraño me sujetaba del pecho con su brazo y Milo se levantó rápidamente del suelo
- ¿Qué le piensas hacer? - preguntó Milo muy exaltado
- Probarla, por supuesto
- ¿Pro... Probarla?
- Aunque no te garantizo que sobreviva - me acarició el rostro con la mano que tenía libre y empecé a dejar de sentir mis piernas
- Maldito, suéltala - el extraño comenzó a reírse a carcajadas
- ¿Y que piensas hacer estando en ese estado, Milo? - preguntó el extraño en tono de burla
- Detenerte, claro esta
- Ja, no lo creo
Milo se dirigió al sujeto pero de la nada aparecieron dos vampiros mas y lo detuvieron, uno de cada brazo
- Camus intentó hacer lo mismo, aunque claro que Nohemi estaba en mejores condiciones que esta jovencita
- Cállate
Milo logró safarse de los sujetos que lo sujetaban y sin que el vampiro se lo esperase recibió un fuerte golpe en el rostro aunque pareció no dolerle puesto que ni siquiera se movió un poco mas sin embargo el sombrero de copa que usaba cayó al suelo.  Milo se sorprendió al ver que su golpe no había surtido efecto alguno
- Creíste que con ese golpe tan insignificante lograrías derribarme... a mí, el gran André - se trataba del creador de Milo, hasta ese momento entendí porque tanto rencor por parte de Milo hacia el extraño, se trataba de Andre Rousseau, el vampiro que había matado a su familia y que después lo convirtió a él en vampiro.  Sin que Milo se lo esperase, Andre lo golpeo fuertemente en el estomago y lo mandó a estamparse contra la pared, dejando una hendidura en esta y cayendo sobre sus manos y rodillas al suelo.  Milo vomito sangre y se llevó una mano a su abdomen
- Milo - dije preocupada aunque muy apenas pude hablar, ni siquiera tenía fuerzas para eso
- Enciérrenlo en su ataúd - ordenó André y los dos vampiros lo tomaron de los brazos
- ¡Suéltenme! - gritó Milo mientras intentaba safarse de sus aprehensores pero uno de ellos lo golpeo de nuevo
- Cállate -  le gritó y Milo lo miró con rabia
Mientras lo llevaban a la fuerza a su ataúd, yo intentaba gritar y safarme de André pero ya no tenía fuerzas para nada.  Andre parecía estar disfrutando mucho todo lo que estaba pasando
- ¡Maldito André!... - los vampiros no podían meter a Milo al ataúd, quien no dejaba de moverse para safarse - ¡eres un cobarde!... ¡Me las vas a pagar!
- Arthemisa - la vampiro se acercó a él y de pronto quien me sujetaba era ella.  André se dirigió a Milo  - suéltenlo - les ordenó a ambos vampiros quienes obedecieron de inmediato y sin darle tiempo de reaccionar, el arcaico vampiro golpeó a Milo nuevamente en el estomago, sofocándolo y aventándolo con fuerza dentro del ataúd.  André lo cerró con fuerza y con señas, supongo, les dijo a sus dos subordinados que aseguraran el ataúd para que no saliera  pronto puesto que eso se pusieron a hacer enseguida, sacando lazos de la nada y amarrándolos alrededor del ataúd.  André regresó conmigo y con suavidad me tomó de la barbilla
- ¡Déjame salir! - gritó Milo mientras golpeaba con fuerza el ataúd, yo voltee a verlo y André hizo lo mismo - ¡Maldito André! ¡Me las vas a Pagar! ¡Déjala en paz!
- Termina de una vez con esto - dije con mucho esfuerzo y el volteo a verme de reojo aunque yo no dejaba de ver hacia donde se encontraba Milo - entre mas pronto hagas lo que tengas que hacer... él mas pronto saldrá de ahí - en el rostro de André se formó una sonrisa torcida
- No cabe duda de que eso a lo que llaman amor idiotiza tanto a los humanos como a los vampiros
- Tu nunca lo entenderías - André volteó mi cabeza hacia él con brusquedad
- Claro que sí... y por eso mismo lo digo
Me sorprendió mucho escuchar eso... André Rousseau, el vampiro insensible y cruel ya se había enamorado y algo debió pasarle para que ahora tuviera esa actitud tan desagradable, fría y egocéntrica.  En ese momento me percaté de que Milo ya no gritaba ni intentaba salir y eso significaba que había escuchado todo y que se encontraba igual de sorprendido que yo
- No se esperaban eso, ¿verdad? - André comenzó a reírse y después volteó hacia el ataúd donde estaba Milo - ¡Vamos a ver que clase de vampiro creaste, Milo! - gritó André eufórico y nuevamente rió a carcajadas
- ¡Déjala en paz! ¡André! ¡No te atrevas a tocarla!
- Vez lo que te digo... el amor hace estúpidos a los que lo sienten
- Tu solo has lo que tengas que hacer... termina ya con esto - dije y cerré los ojos
- Como quieras
- ¡NIRAAAA!
Arthemisa me soltó y Andre me tomo en sus brazos, juntándome con fuerza a su cuerpo y lastimándome aun más las heridas que tenía mientras que Milo no dejaba de gritar mi nombre, maldecir a André y golpear con fuerza el ataúd que no quería ceder a sus reclamos
- Milo... te amo
Escuché como Milo se calmó de pronto y después sentí como André clavaba sus colmillos en mi cuello y succionaba rápidamente la poca sangre que aun me quedaba arrebatándome así la vida con cada trago que él daba.  Con cada segundo que pasaba, escuchaba más y más lejanos los constantes gritos y golpes de Milo, mi vista se me nublaba poco a poco y las fuerzas abandonaban mi cuerpo, llegando a ser totalmente sostenida por André.  Cuando empezaba a creer que esto duraría para siempre, André dejó de morderme, se me quedó viendo por un momento y después me dejó caer al suelo, semiinconsciente y con muy poca sangre en mi cuerpo.  No escuchaba con claridad, no podía ver, oler ni hablar y mucho menos podía moverme; creo que ni siquiera tenía la suficiente sangre como para sangrar puesto que no sentía el flujo de la sangre por mis heridas.  Como si se tratase de un sueño lejano, escuché que André le decía algo a Milo aunque no pude entender que y después escuché como todos los intrusos salían del sótano.  Mientras me perdía en la oscuridad, pude oír débilmente como la puerta del ataúd se abría de golpe y justo antes de perder la conciencia vi a Milo frente a mí.

No supe cuanto tiempo pasó desde que quede inconsciente hasta que desperté, pero presentía que había sido mucho.  Milo dormía profundamente, se veía cansado pero a la vez tranquilo y eso me hizo sentir mejor.  Desde que había despertado tenía un sabor extraño en mi boca y eso me extrañaba bastante, era un sabor dulce muy parecido al de la sangre humana pero había algo que era diferente y no sabía que podría ser.  De pronto me percaté del pedazo de tela que tenía Milo amarrado en su muñeca, la tome con cuidado para no despertarlo y vi que tenía un poco de sangre así que se la quité y grande fue mi sorpresa al ver una mordida marcada.  Cuando un vampiro es herido por un arma de plata, la herida sana exactamente igual a como sanaría si fuese humano, si el vampiro es herido por algo diferente a este material, la herida sana al instante; pero si el vampiro se hiere a si mismo la herida deja de sangrar pronto pero la marca se queda por varias horas e inclusive días, todo depende de la gravedad de la misma.  Por alguna extraña razón sentí curiosidad por voltear hacia la puerta y por las rendijas se veía una gran cantidad de luz, lo que quería decir que era de día y que no había cortinas lo cual me pareció muy raro.  De pronto la puerta se abrió de golpe y por ella entraron varios hombres que se dirigieron a nosotros.  La intensa luz no me dejaba ver con claridad y para colmo me sentía demasiado débil.  Uno de ellos me tomó de la muñeca y para mi sorpresa Milo no hizo nada sino que siguió dormido
- ¡Milo! - le grité mientras me jalaban hacia la puerta pero  no me hizo caso - ¡Milo! - le volví a gritar pero él siguió igual - ¡Milo!... ¡Milo! - atravesé la puerta y la luz me envolvió completamente, sintiendo el calor abrasivo del sol y justo cuando creí que moriría, desperté de nuevo
- ¡Nira!... ¡Nira!... - Milo me hablaba preocupado y me abrazaba del pecho con fuerza pero yo aun seguía asustada por ese sueño tan real que había tenido hacia unos pocos momentos - ¡Nira!... ¿Qué pasa? - vi la tela amarrada en su muñeca y rápidamente voltee hacia la puerta.  Me le quedé viendo por un buen rato y poco a poco me fui tranquilizando al ver que no había luz al otro lado de la puerta - ¿Pasa algo, Nira?
- ¿Eh?... no... No pasa nada - le respondí ya mas calmada y Milo dejo de hacer fuerza mas no me soltó.  Todo era demasiado extraño para mi... todo era igual que en el sueño excepto lo de la puerta - ¿Por qué lo preguntas?
- Porque no dejabas de gritar mi nombre - me sorprendí - me asuste, creí que algo malo te pasaba
- Solo fue una pesadilla, no debes preocuparte
- ¿Segura?
- Completamente - un incomodo silencio se apropio del lugar - ¿Qué te pasó en la muñeca? - le pregunté mientras tomaba su mano entre las mías
- Nada grave - me respondió y me beso en el cuello - nada por lo que debas preocuparte - no dije nada, solo me limité a verle la muñeca, seguía extrañada por ese sueño - ¿Cómo te sientes?
- Bien, solo me siento débil pero debe de ser por mis heridas y porque es de día... ¿Qué te dijo André antes de irse?
- Nada importante... solo que había creado a un buen vampiro - Milo me sonrió y me besó la mejilla y sin que él se diera cuenta empecé a quitarle la tela que tenía amarrada en la muñeca y no se percató hasta que ya era demasiado tarde como para que me detuviera.  El desvió la mirada a otra parte
- Este... extraño sabor que siento es a causa de tu sangre, ¿no es cierto? - tente con suavidad la mordida que aun tenia marcada
- Si... Andre me lo dijo... eso fue lo que me dijo... tal parece que lo único que quería era molestarme y asustarme porque de ti no me dijo nada
- Ya veo - tome su muñeca y le bese la mordida marcada
Estuvimos en Paris una semana más para así esperar a que mis heridas sanaran por completo, lo que relativamente pasó muy rápido según mi opinión y eso se lo atribuí a la sangre que Milo me había dado a beber.  Partimos rumbo a Inglaterra un 25 de febrero de 1801 en donde vivimos aproximadamente 10 años, sin ningún contratiempo.  No duramos más porque nos aburrimos pronto del lugar.  De ahí tomamos camino hacia el enorme país de Rusia, un viaje largo de más de un mes ya que solo podíamos viajar durante la noche puesto que el viajar dentro de nuestros ataúdes ya no era una opción, los cazadores empezaron a revisarlos y si había algún cuerpo dentro no dudaban en clavarle una espada de plata en el corazón sin importarles los reclamos de las personas que llevaban dichos cadáveres aunque a causa de eso muchos vampiros murieron.  Milo y yo tuvimos mucha suerte de poder llegar a Rusia sin ningún contratiempo aunque si nos llegamos a topar con varios cazadores, ninguno de ellos se percató de que éramos vampiros.  En ese enorme país vivimos bastante tiempo, la ciudad de Moscú era realmente hermosa aunque en varias ocasiones nos vimos descubiertos y por esa razón tuvimos que mudarnos de ciudad en más de tres ocasiones.  Afortunadamente para nosotros dos, el frío  no era problema, al ser vampiros el clima frío no nos afecta en lo absoluto y podemos soportarlo aunque no llevemos nada puesto, creo que fue esa una razón por la que vivimos mucho tiempo ahí además de que había varios vampiros mas aparte de nosotros con los que entablamos cierta relación aunque no duraban mucho, ya fuera porque teníamos que mudarnos nosotros o bien ellos o porque habían sido asesinados por los malditos cazadores.

En 1850 se comenzó a correr el rumor de una nueva secta que se encargaba de eliminar vampiros.  Ellos se hacían llamar los exterminadores de ataúdes y a diferencia de los cazadores que atacaban de noche, los exterminadores lo hacían durante el día, cuando éramos más vulnerables y más débiles.  El rumor sobre dicha secta surgió en Francia, país donde hay mayor concentración de vampiros seguido por Inglaterra.  Según platicaban algunos vampiros, los exterminadores eran mas crueles y peligrosos que los cazadores y es que la manera en la que mataban a los vampiros no tenía comparación con la manera que atacaban los cazadores.  Según ellos, los exterminadores se metían a las casas de los vampiros durante el día, cuando el sol estuviese brillando con mas fuerza, quitaban las cortinas y sacaban al vampiro de su ataúd para llevarlo hacía el sol y así muriera calcinado bajo el astro rey, viendo como sucedía y burlándose de él mientras este no dejaba de gritar y retorcerse por el dolor.  En algunas ocasiones llegaban a usar las armas pero nunca habían llegado a matar a un vampiro con ellas.  Y lo que mas aterraba de los exterminadores era que la probabilidad de escapar de ellos era nula, era prácticamente imposible puesto que no había lugar al cual huir, el vampiro se encontraba débil y prácticamente todos sus sentidos estaban inservibles.  Desde el momento en el que escuchamos el primer rumor sobre ellos, comenzamos a protegernos, no solo durante la noche, sino que ahora también durante el día, cerrando con llave todas las puertas y asegurándolas con algo más, cosa que antes no hacíamos ya que nunca se nos había pasado por la mente que algún humano se atreviera a atacarnos a plena luz del día.  Gracias a esta maldita situación el viajar se nos hizo aun mas complicado que antes, pero aun así logramos ir a lugares como Ginebra en Suiza, Venecia en Italia y Atenas en Grecia.

A finales del siglo XIX, para ser mas precisa el 9 de abril de 1989, decidimos regresar a St. Etienne, quedándonos en la mansión Saunière.  Cuando llegamos, nos alegró mucho el hecho de que aun siguiera en pie, cosa que no sucedió con mi antigua casa que fue derribada para construir en ese lugar un montón de pequeñas casas, todas iguales y sin chiste alguno, creo que no cabe decir que tal acción me molestó bastante pero pronto acepté la idea de que a lo mejor eso había sido lo mejor, la casa ya estaba completamente abandonada y había sido saqueada quien sabe cuantas veces (eso fue lo que me dijeron algunos del lugar cuando pregunté por la mansión Vancopoulos).  Cuando entramos esa noche a la mansión, una ola de recuerdos nos invadió a ambos; fue en ese lugar donde Milo se me declaró, donde descubrí que él era vampiro y donde yo me convertí en uno, además de que fue ahí donde vivimos los primeros años juntos antes de pasar todo lo que pasamos durante mas de un siglo y tal vez, pensamos, que ese lugar nos volvería a traer aquella paz y tranquilidad de la que disfrutamos, hace ya muchos años atrás y, aunque pensamos que así sería por el resto de nuestras vidas, solo fueron por unos pocos y no fueron precisamente los mejores... sino todo lo contrario...

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#38 Niap

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Publicado 18 mayo 2007 - 20:33

Muy buen episodio! sobre todo de los rumores y el parecido del sueño de nira con estos.... me muero por leer el final!  laugh.gif

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#39 Thanatos

Thanatos

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Publicado 21 mayo 2007 - 00:35

Muy buenos capítulos los que he leído, está bastante chida tu historia Leni, y pues a esperar con ansias el gran final de esta interesantísima historia vampírica.

Y concuerdo con Niap, bastante bien lo de los rumores sobre los cazadores y el sueño de Nira... muy interesante. thumbsup.gif  thumbsup.gif

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#40 Nira Vancopoulos

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Publicado 22 mayo 2007 - 19:02

*-*... que bien que bien, me alegra leer eso, de verdad que si 04.gif .  Muchisisisisisisisisimas gracias por sus comentarios Thanatos y Niap, me da un gustazo saber que a ambos les esta gustando esta historia *-*.

Y pues bien, como toda historia tiene un final esta no sera la excepcion y aqui les dejo la doceava y ultima parte de este relato sobre vampiros.  Les advierto que esta largo (14 paginas de word) pero no se podia hacer en dos partes.  Espero no decepcionarlos con este final hablandoPaja.gif .  Ojala que les guste, lo disfruten y no olviden dejar sus comentarios ^^


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HISTORIA DE UN VAMPIRO

(Ultima Parte)

- Espera, Robert, detente
Jacques parecía intrigado por algo, parecía que no todo estaba bien y al parecer Robert no se había percatado de ese pequeño pero importante detalle.
- ¿Qué pasa, Jacques? - preguntó Robert algo consternado
- ¿Si leíste bien lo de la mansión Vancopoulos?
- Claro que sí... ¿Por qué?
- ¿Qué aun no te has dado cuenta? - Jacques empezó a impacientarse
- ¿Darme cuenta de que?
- Que esta no es la mansión Vancopoulos... es la Saunière
Robert, al escucharlo, releyó la parte en la que Nira decía que su casa, la mansión Vancopoulos, había sido derribada para construir un montón de pequeñas casas, todas iguales y sin chiste alguno - así lo había descrito - y al terminar esa parte, el inglés volteó a ver a su amigo sorprendido
- Pero... ¿Cómo es que piensan que esta es la mansión Vancopoulos?... ¿Habrán hecho algo para que la gente empezara a creer que esta es esa mansión y no la Saunière?
- Quien sabe... a lo mejor y lo dice en el libro... así como también diga que es este cofre y a donde se fueron
- Quizá tengas razón...
Robert volvió a fijar su mirada en el libro aunque se tardó un  poco en comenzar, respiró profundo para tranquilizarse y después siguió la historia de Nira Vancopoulos... la historia de un vampiro...


Fueron 8 años maravillosos en St. Etienne comparados con los muchos que habíamos vivido en Paris, en los que los cazadores y exterminadores dejaron de preocuparnos aunque seguíamos teniendo las mismas precauciones.  Descubrimos, un año después de nuestra llegada, que Edward Mustang, el vendedor de ataúdes, había sido asesinado cruelmente por los cazadores.  Al parecer lo habían tomado desprevenido, crucificándolo dentro de su negocio y no conformes con eso, lo acribillaron a balazos.  Nos sorprendió el hecho de que la forma en la que lo mataron fue demasiado cruel, ya que según nos dijeron también, lo dejaron crucificado alrededor de dos horas y al ver que no se moría decidieron balacearlo de una a una para ver con cuantas balas se moría.  En total, fueron 15, la ultima le dio en la cabeza, ya cuando estaba a punto de amanecer.  A consecuencia de esta muerte, la mayoría  de los vampiros que vivían en St. Etienne se fueron a vivir a otros lados, quedando relativamente pocos en dicho lugar lo que también hizo que hubiera pocos cazadores y relativamente casi ningún exterminador, pero, al final de cuentas, aun había y, por esos pocos, debíamos de tomar medidas al respecto.

Tres años después de nuestro regreso a St. Etienne, decidí que era tiempo de visitar las tumbas de mis padres, por lo que Milo estuvo de acuerdo, según sus palabras fueron
- Ya te habías tardado en decírmelo - y me besó la frente
La noche siguiente fuimos al panteón y para nuestra sorpresa y fortuna fue muy fácil dar con ellos; cuando murieron aun eran personas muy importantes en el pueblo y sus tumbas se encontraban en una elevación del cementerio, ambas dentro de una especie de capilla con el escucho de la familia Vancopoulos grabado en la puerta de madera y en placas de plata estaban grabados los nombres de mis padre: Galadriel Vancopoulos al lado derecho de la puerta y Pierre Vancopoulos al izquierdo.  Me percaté de que tenía un candado
- Ahí va alguien - dijo Milo señalándolo - debe de ser el que cuida este lugar, lo mas seguro es que tenga la llave del candado
- tienes razón, vamos
Nos dirigimos en silencio hacia ese hombre que caminaba por todo el cementerio acompañado de un enorme perro color negro
- Disculpe - le llame y nos alumbró con su farol.  El perro comenzó a gruñirnos, como si supiera lo que en realidad éramos
- Dígame señorita
- Me preguntaba si usted no tendría la llave del candado que cierra la puerta de la tumba de los Vancopoulos
- ¿Quién es usted?... ¿Qué es de ellos?
- Soy Nira Vancopoulos... su bisnieta
El hombre comenzó a reírse a carcajadas y eso no me agradó en lo más mínimo.  Milo se percató de eso y me susurró al oído que me calmara
- Lo siento, no pude evitarlo - dijo el hombre intentando sofocar la risa - tiene que ser una broma... usted no puede ser su bisnieta - el perro comenzó a ladrarnos y quiso atacarnos por el hombre hacía todo lo posible por tranquilizarlo - cálmate, Belzebú... como les decía, usted no puede serlo, los señores Vancopoulos solo tuvieron una hija, Nira Vancopoulos de hecho, así se llamaba, pero ella murió en un accidente de tren cuando se fue de aquí, hace ya muchos años.  Pobre chica, apenas comenzaba a vivir cuando murió, quedó realmente irreconocible, como todos los demás pasajeros
- ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Milo apretándome la mano, sabía que yo no podía articular palabra alguna debido a la sorpresa que me había invadido en esos momentos.  El perro no paraba de ladrarnos
- Se descarriló, en una curva, y se volteó.  Como cargaba con pólvora la explosión fue demasiado grande y devastadora.  No me lo van a creer pero la pólvora la traía de contrabando... así que, señorita, usted puede ser familiar lejano pero no su bisnieta, Nira Vancopoulos nunca tuvo hijos, no tuvo la oportunidad de tenerlos... Belcebú, ¡que te calles!
Recordé lo que había hecho esa tarde cuando mis padres me dejaron en la estación del tren.  Había tenido que comprar mi boleto y fue cuando se fueron.  A mi lado había una chica que al parecer no le alcanzaba para el boleto así que le había preguntado hacia donde se dirigía y me respondió que a Paris, así que le di el mío y me fui de ahí, rumbo a la casa de Milo
- Necesito que abra esa puerta - dije sin dejar de ver al perro que seguía ladrando, ya me había colmado la paciencia
- Lo siento pero mientras no me muestre algo que la identifique como familiar de los Vancopoulos no podré hacerlo
- Será mejor que lo haga por las buenas o podría arrepentirse - dijo Milo viéndolo fijamente, el hombre se asustó ante aquella mirada
- Y... ¿y que es lo que podrían hacerme ustedes dos? - preguntó algo nervioso.  El perro seguía ladrando.  Milo sonrió
- Esto
Con un movimiento rápido, Milo le clavó su espada en el estomago, quien aun no creía lo que le acababa de pasar, eso podía verlo claramente en sus ojos que pronto se pusieron blancos, y soltó al perro al momento de caer el suelo.  El maldito animal se dirigió a nosotros dispuesto a mordernos pero cuando saltó para atacarnos lo degollé con mi espada, salpicándonos la cara con su sangre
- No pudiste simplemente aventarlo - se quejó Milo mientras se limpiaba la cara con un pañuelo que siempre cargaba en el bolsillo - me gusta la sangre pero no la de un perro y mucho menos en mi cara
- No pude, ya me tenía harta con sus malditos ladridos - dije molesta y me dirigí de nuevo a la tumba de mis padres.  Cuando llegué Milo se puso atrás de mi - Ahora entiendo porque no me avisaron de su muerte... me creían muerta - Milo rodeó mi cintura con sus brazos y apoyó su cabeza en  mi hombro
- No crees que eso fue lo mejor
- No lo sé... tal vez si - Milo me volteo hacia él y suavemente levantó mi cara para que lo viera a los ojos
- Fue lo mejor, créeme - me dijo y me acarició dulcemente la cara sin dejar de mirarme con esa mirada que me encantaba y que siempre me hacia sentir mejor... esa mirada llena de dulzura, amor, comprensión, seguridad y tranquilidad, todo eso junto en su mirada seductora e hipnotizante que nadie era capaz de igualar
- Tienes razón... fue lo mejor... para todos - le sonreí y él me besó en los labios.  Después, él se acercó a la puerta y de un solo tirón abrió el candado
- ¿Quieres que te acompañe? - me preguntó mientras se acercaba a mí
- No... Prefiero entrar sola, si no te molesta - le respondí lo mas segura que pude pero él se percató de que me sentía mal al excluirlo
- Claro que no me molesta - me besó la frente y me miró a los ojos - entiendo que quieras estar sola con ellos - me sonrió y yo le correspondí de igual forma, me sentí tan bien
- Gracias, Milo
Me dirigí a la capilla y antes de entrar voltee a verlo y me alegró el hecho de que aun sonriera, se veía tan tranquilo que me inspiraba tranquilidad.  Le sonreí de nuevo y entré.  Ahí dentro estaba oscuro aunque eso no me impedía que viera todo con claridad.  Había tres tumbas: la primera de izquierda a derecha era la de mi padre, la segunda era la de mi madre pero la tercera no tenía ningún nombre.  Por un momento pensé que se podría tratar de mi nana pero eso no explicaba el hecho de que no tuviera nombre.  Decidí acercarme más y fue cuando vi que si lo tenía, pero solamente estaba grabado mas no pintado.  Comencé a pasar mi mano sobre el grabado y lo primero que decía era mi nombre; me pasé a la siguiente línea que se trataba de la fecha, la primera era 24 de octubre de 1988 pero en la segunda fecha, la que indicaba el día del fallecimiento, solamente tenía dos signos de interrogación.  Me extrañó mucho eso, ¿Qué significaba aso? Y lo mas importante ¿Quién pudo haber sido capaz de poner tal cosa y porque?  Desvié la mirada hacia el suelo y vi que la tierra estaba removida, cosa que no era así con las de mis padres que hasta seca se veía por tanto tiempo.  Ahí dentro había una pala (lo que también me pareció extraño) y con ella comencé a excavar y aunque escuché los pasos de Milo acercarse nunca entró, lo que me pareció muy bien en ese momento.  Terminé rápido puesto que lo que estaba enterrado ahí no estaba muy en lo profundo.  Se trataba de un ataúd, muy parecido al mío, solo que este era color caoba mientras que el mío es negro.  Me hinqué en el suelo para alcanzarlo y así abrirlo mucho mas fácil, no tenía candado ni nada que lo sellara.  Me le quedé viendo por un momento, pensando en si abrirlo o no pero al final la curiosidad y la intriga por saber que había dentro fueron mas fuertes y lo abrí, llevándome una desagradable sorpresa tan asquerosa que no pude evitar vomitar y fue cuando Milo finalmente se decidió por entrar
- ¿Nira? - dijo desde la puerta preocupado y al verme vomitar de nuevo se acercó corriendo a mi, hincándose en el suelo frente a mi - ¡Nira!... ¿Qué pasa?... ¿y este olor? - lo tomé de la barbilla y le voltee la cara hacia el ataúd e inmediatamente desvió la mirada a otro lado - salgamos de aquí
Milo me tomó del brazo con una mano para levantarme y con la otra se tapaba la nariz y la boca y salimos de ahí, cerrando la puerta al hacerlo.  Él se dio cuenta de que volvería a vomitar, así que me tomó por atrás y vomite de nueva cuenta.  Quite las manos de Milo de mi cintura y caí de rodillas al suelo, tosiendo y temiendo volver a vomitar, si hay algo a lo que le tengo miedo es precisamente a eso.  Milo se hincó frente a mí siendo separados únicamente por un charco de sangre
- ¿Te sientes mejor? - me preguntó preocupado, yo negué con la cabeza - será mejor irnos de aquí... ¿puedes caminar? - asentí con la cabeza.  Milo se levantó y después me tendió su mano para que me levantara pero al hacerlo estuve a punto de caer de nuevo si no hubiera sido porque Milo me cogió
- ¿Qué fue eso?... - pregunte cansada - ¿Quién hizo tal cosa?
- No tengo idea - dijo Milo mientras me abrazaba y así nos quedamos por un momento, intentando olvidar lo que había dentro de ese estúpido ataúd.  De pronto, Milo me soltó y me miró fijamente - será mejor que me deshaga del cuerpo de ese hombre... ¿no quieres venir conmigo? - negué con la cabeza - ¿segura?
- Segura
- Cualquier cosa me gritas - me besó en la frente y se fue mientras yo solo observaba como se alejaba
Me recargué en la puerta de la capilla y me senté a esperarlo, me sentía algo débil pero pasaría rápido, todo era cuestión de comer algo para recobrar mis fuerzas o cuando menos para no serle una carga a Milo.  Escuché que alguien se acercaba y creyendo que era él, me levanté y caminé hacia atrás de la tumba de mis padres pero grande fue mi sorpresa al ver que no era Milo sino que era Andre Rousseau
- ¿Les gustó mi regalo? - preguntó sarcástico y comenzó a reírse
- Fu... fuiste tu - dije asombrada y no pude evitar sentir miedo al verlo, la escena de él mordiéndome se me vino a la mente.  Di un paso atrás
- Oh, vamos, no tengas miedo - él dio un paso hacia mi y yo retrocedí otro - no pienso hacerte nada - comenzó a caminar mas rápido y yo salí corriendo hacia donde había ido Milo
(Cualquier cosa me gritas)
- ¡MILO! - le grité con todas mis pero Andro me alcanzó y me tapó la boca, no habiendo llegado muy lejos.  Casi inmediatamente llegó Milo a donde estaba y se quedó paralizado al verlo
- ¿Qué haces tu aquí? - preguntó Milo entre enfadado y sorprendido.  Andre comenzó a reírse
- Estaba aburrido y no tenía nada que hacer... así que quise divertirme un poco contigo, Milo - respondió Andre divertido mientras que yo solo intentaba safarme de él pero era demasiado fuerte y yo no tenía muchas fuerzas que digamos
- Entonces déjala a ella en paz - dijo Milo enojado y listo para asestarle un golpe
- Tú no entiendes, me divierte ver como te preocupas tanto por ella... aun cuando una de mis órdenes cuando te cree fue que nunca te enamoraras
- Tu no me ordenas nada... soy libre de decidir que hago con mi vida... suéltala
- No... Aun quiero divertirme un poco mas, faltan varias horas para que amanezca así que aun hay tiempo - hizo una pausa - ya se que hacer contigo, preciosura
Andre me sonrió con malicia y después dio un fuerte salto hacia atrás, quedando justo frente a la puerta de la tumba, dándole la espalda.  Se volteo hacia ella y de una patada la abrió, llegándome el horrendo olor que despedía el ataúd que había abierto y las nauseas hicieron acto de presencia.  Milo llegó justo después  y Andre se situó en la orilla del hoyo que yo había hecho, dándole la espalda
- ¡Ella no tiene nada que ver contigo! - gritó Milo
- Claro que si... yo te convertí en vampiro y luego tu la convertiste a ella; así que ella vendría siendo como... mi nieta - Andre comenzó a reírse
- ¡DEJALA!
- No
Milo ya no lo soportó más y se dirigió a él dispuesto a golpearlo pero Andre lo previno y se hizo a un lado.  Milo quedó justo en la orilla y eso lo aprovechó Andre para empujarlo, cayendo en el ataúd que estaba lleno de enormes ratas muertas con las tripas de fuera, ajo, fruta podrida y partes humanas en descomposición.  Al momento de caer se golpeo la cabeza con la puerta del ataúd, quedando inconsciente.  Al ver que no se movía me asuste y empecé a retorcerme para que André me soltara pero no funcionó, así que lo pise y al parecer le dolió
- ¿Conque te crees muy lista, eh? - me le quedé viendo con furia ya que no podía hablar.  La sonrisa de Andre desapareció repentinamente - si te dejo inconsciente a ti también, ¿en cuanto tiempo crees que despierte alguno de los dos? - me asuste, como bien podrían ser minutos también podrían ser varias horas y tomando en cuenta que yo no estaba del todo bien y ese desagradable olor ya estaba comenzando a marearme y a provocarme nauseas, lo mas seguro era que se tratarían de horas y eran pocas las que faltaban para que amaneciera - ¿Lo sabes, no es así? - asentí con la cabeza sin dejarle de ver esos ojos grises que me inspiraban temor - que bueno que lo sepas, así tu temor será mayor y mi diversión también - comenzó a reírse a carcajadas, lo que me aterró aun mas - te creíste la muy valiente, bueno, es hora de que sepas que a mi no se me toca
Andre me volteó hacia el con brusquedad y me golpeo fuertemente el estomago, sofocándome y haciendo que me saliera sangre de la boca.  Después me empujó con fuerza contra la lapida de mi madre y me golpee la cabeza contra ella, rompiéndola y quedando inconsciente.

Cuando desperté, el fuerte aroma nauseabundo me invadió provocándome vomito una vez mas.  Me encontraba sentada en el suelo y recargada a la pared; al parecer estaba en el sótano de nuestra casa, no estaba segura ya que no veía del todo bien, mi vista estaba nublada y borrosa.  Escuché como alguien bajaba rápidamente las escaleras y se hincaba frente a mí, era Milo, lo reconocí por su aroma que, afortunadamente, sobresalía del nauseabundo
- ¿Cómo te sientes? - me preguntó tranquilo pero preocupado
- Me duele la cabeza y no veo bien - le respondí llevándome mi mano al golpe y sentí una gasa - pero de ahí en fuera estoy bien
- ¿Segura?... ¿no sientes nada mas?
- Nauseas, solo eso y me duele el estomago
- Duerme otro poco
- Antes quiero darme un baño... o cuando menos cambiarme de ropa, ya no soporto el olor
- Dame tu mano
Le tendí mi mano y me ayudó a ponerme de pie.  Después me cargó, agarrándome de su cuello y acercando mi cara a él para olerlo y olvidarme del otro desagradable olor.  Subimos las escaleras y me llevó a “su cuarto”, el cual tenía su única ventana tapada con una negra cortina y un enorme espejo, o al menos eso fue lo que creí en ese momento.  Me sentó en la cama, puso una toalla sobre esta y se fue a preparar la tina mientras yo me desvestía y me ponía la toalla.  Cuando el agua estuvo lista, Milo fue por mí y me ayudó a meterme en la tina de baño.  Me ayudó a bañarme y a cambiarme y como si el baño hubiera sido el remedio, mi vista comenzó a volver a la normalidad y fue cuando lo vi bien: Milo estaba realmente golpeado de la cara aunque ya se le estaban quitando los golpes.  Según me dijo él, cuando Andre me dejo inconsciente, él despertó y quiso vengarse por lo que me había hecho pero nada pudo hacer, Andre le dio una buena golpiza dejándolo en el suelo y como un castigo extra por haberlo desafiado, me tiró al maldito ataúd
- ¿Pero tu estas bien? - pregunté preocupada, viendo como se agarraba el estomago
- Si, no te preocupes - me sonrió y me acaricio el rostro con la mano libre
- ¿Seguro?
- Completamente - me besó - ahora acuéstate
- Solo si tú te acuestas también - le chantajeé y nos sonreímos
- Esta bien - me beso la frente y se fue a la otra orilla de la cama mientras que yo me acomodaba bajo las cobijas.  Milo me abrazó y nos quedamos profundamente dormidos durante todo el día

Después de ese incidente pasaron cinco años, algo tranquilos aunque hubo varios atentados por parte de los cazadores y los exterminadores contra varios vampiros, unos conocidos, otros no.  No se porque razón, la noche del 7 de noviembre, me acorde de lo que me había platicado Nohemi, hace muchos años, sobre lo que había pasado en Finlandia con ella, Milo y Camus
- Oye Milo, ¿Alguna vez has ido a Finlandia? - le pregunte de pronto, Milo me volteo a ver desconcertado
- No, nunca - me respondió tranquilo pero sin dejar de verme confundido - ¿quieres ir allá?
- No... Quiero saber porque me mientes - le respondí algo molesta
- ¿Qué?
- Se lo que pasó en Finlandia, Milo, Nohemi me lo dijo todo la segunda noche después de nuestra llegada a Paris
- Eso era algo que tú no debías de saber
- ¿Por qué?
- Porque no y punto - Milo me dio la espalda
- Creí que me amabas y confiabas en mi - dije con un nudo en la garganta - pero veo que no
Me di media vuelta y me dirigí a la puerta de salida
- ¡Nira! - Milo me gritó y me tomo del brazo, jalándome hacia él - claro que te amo
- ¡Pues no se nota!... me mientes, siempre me has mentido... porque no mentirías sobre tus sentimientos
- Mis sentimientos hacia ti son verdaderos
- ¿Entonces por qué no me dijiste que habías ido a Finlandia, que habías estado allá?... si no me querías decir lo de Nohemi no me lo hubieras dicho pero - hice una pausa, las dolorosas lagrimas de sangre comenzaron a salir - decidiste mejor mentirme y decirme que nunca habías salido de Francia cuando en realidad era todo lo contrario... ¡Me mentiste!
- Nira, yo...
- ¡NO!... - lo interrumpí -  ¡No lo sientas!... ¡Mejor dime ¿Por qué me mentiste tan cínicamente?!
- porque era algo que no quería recordar
- No te creo... en Italia conociste a Camus y en Finlandia a Nohemi... ¿Por qué no querrías recordarlo?
- ¿Crees que tengo que darte explicaciones de cada cosa que hago? - me gritó, nunca lo había hecho antes y eso me dolió en el alma - ¡no tienes una idea de lo que he sufrido y decirte lo que he hecho a lo largo de mi vida es recordarlo!
- ¡Pues no tenias porque decirme todo! - le conteste de igual manera, estaba molesta, muy molesta - ¡con el simple hecho de que me hubieras mencionado que habias estado en Finlandia y en Italia seria suficiente!... y sabes una cosa… no pienso dormir esta noche aquí… ¡No quiero dormir con un mentiroso como tu!
- ¡Bien!, ¡Has lo que quieras!
- Eso es lo que haré
Me dirigí a paso rápido y fuerte hacia la puerta
- ¡Y no olvides cerrar la puerta que no pienso regresar esta noche!
- ¡No te preocupes, no lo olvidaré!
La abrí, salí y la cerré con fuerza, aun me sorprende que no se hubiera caído aunque en ese momento no me importó en lo mas mínimo, la puerta era lo que menos me importaba, lo que me agobiaba en ese momento era lo que acababa de suceder: durante todo ese tiempo, durante todos los años que habíamos vivido junto, jamás habíamos discutido, ni siquiera levantado la voz, esa había sido nuestra primera discusión y me arrepiento de haberla ocasionado, vaya que me arrepiento.

Durante toda la noche me la pasé vagando por toda la ciudad pensando en todo lo que nos habíamos gritado y en lo mal que me sentía en ese momento.  Jamás me imaginé pelearme con él, nos llevábamos tan bien que era algo que nunca se me pasó por la mente en ningún momento de mi vida pero mi orgullo era demasiado y como se lo había dicho antes de salir no iría a disculparme, cuando menos no esa noche.  No me preocupé por comer, no me interesaba hacerlo sola, ya me había acostumbrado a alimentarme siempre acompañada de Milo así que solo me preocupe por buscar un lugar donde quedarme.  No contaba con mi casa puesto que ya no existía y no se me ocurría otro lugar donde dormir.  Sin darme cuenta llegue al negocio de Edward Mustang que se encontraba completamente vacío y sin ningún ataúd a la vista aunque el grande que aparentaba serlo pero que no lo era aun seguía igual a como yo recordaba y pensé que lo mas seguro era que los cazadores que lo mataron no sabían nada sobre lo que había detrás de él.  Busque algo con que romper la ventana y lo único que vi fue una barra de hierro.  La recogí del suelo y sin darme tiempo para pensar en las consecuencias que pudiera traer, golpeé la ventana con todas mis fuerzas y lo quebré, cortándome las manos aunque sanaron de inmediato sin siquiera derramar una sola gota de sangre y sin siquiera dolerme.  Me metí sin importarme nada y me dirigí directamente al enorme ataúd.  Me le quedé mirando por un buen rato volviendo a recordar la discusión que había tenido con Milo y una lágrima rodó por mi mejilla, manchándome de sangre el rostro, después el cuello y por ultimo el cuello blanco de mi vestido negro.  Me limpie la cara y abrí el enorme ataúd y tal como lo supuse, todos los ataúdes de la bodega estaban intactos.  Me paseé entre ellos para buscar alguno que me gustara pero no pude evitar recordar sus palabras, esas palabras que siempre estarán grabadas en mi mente
- ¡¿Crees que tengo que darte explicaciones de cada cosa que hago?!... ¡no tienes una idea de lo que he sufrido y decirte lo que he hecho a lo largo de mi vida es recordarlo!
No pude evitarlo más, me recargué en la pared que estaba a mi espalda y comencé a llorar desconsoladamente y esa vez no estaba Milo para consolarme, el se encontraba en la casa, posiblemente enojado o posiblemente arrepentido pero yo sabia que Milo era como yo y su orgullo no le permitiría salir a buscarme, solo esperaba que para la siguiente noche todo se pudiera arreglar y volviéramos a estar como siempre.  No se cuanto tiempo pasé llorando pero deje de llorar cuando comencé a sentirme débil no por llorar sino porque ya estaba a punto de amanecer.  Me limpie las lagrimas con la manga de mi vestido y me metí al ataúd que estaba frente a mí, el cual, era de caoba, muy fino, cubierto por dentro de terciopelo negro; sobre la tapa tenia grabado lo que parecía ser una cruz griega en color plateado.  No pude dormirme enseguida por estar pensando en Milo, además, me sentía demasiado sola al saber que él no estaba al lado sino que se encontraba muy lejos de donde estaba, posiblemente dormido.  Cerré los ojos y, justo antes de dormir, una última lágrima salió de mis ojos.

A la noche siguiente me desperté temprano (por decirlo de alguna forma) ya que apenas se había ocultado el sol.  Me salí del ataúd y cuando iba a salir de la bodega, primero me fijé que no hubiera alguien por ahí intentando descifrar que había pasado con la ventana.  Al ver el lugar vacío salí directo a la calle, con rumbo a la casa para hablar con Milo y solucionar de una vez el problema que había ocasionado.  En el camino, pase por una tienda de regalos y cosas así y pensé que seria buena idea comprarle algo, en modo de disculpa.  Me puse a ver que había en el mostrador y me quedé enamorada de una bella rosa de cristal color negra, así que entre
- ¿Qué precio tiene la rosa negra de cristal que tiene en el mostrador? - le pregunte a la empleada que me daba la espalda
- 20 francos - me respondió y después se volteó a verme, quedando sorprendida - aunque para usted es gratis
- ¿Qué?... ¿porque para mi? - le pregunté realmente intrigada
- Porque usted es vampiro... políticas de la tienda
- Ya veo - hice un breve pausa.  La chica era de estatura media, cabello largo, lacio y negro intenso, su piel era realmente blanca y sus ojos eran verdes profundos -  es rápida
- ¿Para saber quien es vampiro y quien no? - asentí con la cabeza - es un don que tengo... mi creador también lo tenia pero sabe una cosa
- ¿Qué?
- Me alegra que ya no este... era insoportable y demasiado egocéntrico... siempre pensaba en como hacerle la vida imposible a uno de los vampiros que creo... además de que una chica rubia andaba siempre con él... ¿sabe que me dijo antes de que se fuera?
- No, ¿Qué le dijo?
- “Nyx, nunca te enamores o lo lamentaras” y se fue... ja, como si le fuera a hacer caso, ese hombre esta loco
Estaba asombrada, por la descripción que daba todo apuntaba a un vampiro al que había llegado a odiar y a temer y no iba a estar tranquila hasta saber si estaba en lo cierto o no
- Usted... ¿se ha enamorado? - me preguntó mientras tomaba la rosa del mostrador
- Si
- ¿Y aun lo esta? - puso la rosa sobre la repisa y después sacó una caja blanca, metiéndola dentro
- Si
- Que afortunada, yo aun no encuentro a ese vampiro que me robe el pensamiento
- Tal vez no sea un vampiro quien se lo robe - le dije mientras tomaba la caja y ella me volteo a ver confundida
- ¿Insinúa que puede ser... un humano?
- Si... se lo digo porque yo me enamoré de él siendo humana
- Interesante
- Solo una cosa antes de irme
- Dígame
- Ese vampiro que mencionó... su creador... ¿Cómo se llama?
- Andre Rousseau... ¿lo conoce?
- Desgraciadamente si... bueno, muchas gracias por la rosa
- De nada
Salí de la tienda y caminé a paso rápido.  No me imaginé que existiera en St. Etienne otro vampiro creado por André, el mundo era demasiado pequeño, de eso me di cuenta en ese instante.  Cuando llegué a la casa todo lo relacionado a Andre y a Nyx se esfumaron y en lo único, o mejor dicho, en el único en quien pude pensar, fue en Milo.  Entré al jardín intentando no hacer mucho ruido y cuando estaba frente a la puerta principal, respire profundo y entré, sacando la rosa de la caja mientras caminaba al enorme recibidor de la mansión sin apartar la vista de ella.
- ¡Milo! - le grite y justo cuando voltee al frente me lleve una desagradable y dolorosa sorpresa, dejando caer la rosa de cristal al suelo, sintiendo como mi alma se quebraba junto con ella y como mi vida se derrumbaba en ese doloroso instante.  Frente a mi se encontraba Milo, hincado, apoyado en una mano y la otra extendida frente a él y en su rostro se podía ver claramente el sufrimiento de estarse quemando bajo el sol.  En la mano que tenia apoyada en el suelo se podía ver un grillete de metal afianzado en su muñeca y al ver atrás de él vi todo el desastre que habían hecho ellos, los malditos y estúpidos exterminadores de ataúdes.  La culpa se apoderó de mí y supe en ese instante que eso no hubiera pasado de no haber empezado esa entupida conversación.  Me odié a mi misma.  Comencé a llorar y a gritar, dejándome caer de rodillas sobre los trozos de vidrio que quedaban de la rosa, enterrándose en mi piel, pero el dolor que debí haber sentido no lo sentí, porque era opacado por el dolor que sentía en mi alma, que era demasiado grande, indescriptiblemente grande.  Sentí como una parte de mi murió esa noche, en ese instante.  Lloraba, gritaba y golpeaba el suelo sin parar, mire hacia arriba y vi que había una cúpula de la que nunca me percaté y lloré aun mas fuerte.  Me arrastre por el suelo a gatas hasta quedar justo frente a él y con mucha suavidad le acaricie el rostro, sin dejar un solo rastro de haberlo hecho
- Perdóname, Milo... esto no hubiera pasado de no haber sido por mí
No podía dejar de llorar, de culparme por lo que le había pasado, de odiarme por haberlo prácticamente matado y de sentirme cada segundo más sola... totalmente sola.  Recordé el día en el que lo conocí, lo mucho que me había agradado su mirada y su seductora sonrisa, recordé también cuando me declaró su amor y cuando me convirtió en vampiro; recordé cada beso, cada caricia, cada sonrisa, cada susurro, cada palabra de aliento, cada mirada, cada abrazo, todo aquello que me había brindado durante esos 218 años maravillosos que pase a su lado y me di cuenta de que todo eso lo había perdido y que nunca mas lo volvería a sentir.  Me levante del suelo y comencé a tirar y a aventar todo lo que se me interpusiera en mi camino, gritando y llorando, tanto de tristeza como de rabia
- Con eso no lo revivirás - dijo una voz bien conocida por mi en tono sarcástico pero no voltee a verlo, no estaba de ánimos para sentir miedo por él, en ese momento nada me importaba
- No estoy de humor para tus estupideces, Andre - le respondí enojada, con mi voz totalmente quebrada y dándole la espalda
- Ya me di cuenta - Andre comenzó a reírse
- ¡CALLATE! - le grite y me voltee a verlo - ¡DEJAME SOLA! - me dejé caer de nuevo al suelo sin parar de llorar, Andre se acercó a mi
- Te vez patética
- Tu no entiendes... ya olvidaste lo que se siente perder a ese ser que has amado durante tantos años
- Afortunadamente logre olvidarlo... no sabes lo bien que se siente
Andre se dirigió hacia Milo y se le quedó viendo por un momento.  Voltee a mirarlo y en su mirada pude ver cierta tristeza aunque muy poca
- Fue un tonto al enamorarse de ti - dijo sin dejar de mirarlo, la sangre me hirvió del coraje al escucharlo ¿Cómo se atrevía a decirme tal cosa? - y tu fuiste una tonta al querer convertirte en vampiro solo para estar con él - volteo a verme de reojo con una cínica sonrisa en su rostro - dime, ¿Qué vas a hacer ahora que la razón por la que eres vampiro ya no esta? - volvió a mirarlo
- Ese es asunto mío, no tuyo
- ¿Acaso harás lo que Nohemi? - me preguntó ignorándome por completo - o... ¿harás lo que yo?
- Ya te dije que ese no es asunto tuyo
- Estoy seguro que harás lo que hizo la estúpida de Nohemi... - volvió a ignorarme - suicidarte
- Deja de decir idioteces, ya me tienes harta
- Dime - me ignoro una vez mas - ¿tienes donde colocar sus cenizas?
Me le quedé viendo sorprendida, no había pensado en eso aunque tampoco tenía planeado destruir esa figura de ceniza de Milo
- Me lo suponía - dijo burlón - no tienes... ¿acaso pensabas conservarlo así?... ¿acaso pensabas que duraría así para siempre?
- Ya cállate... no es asunto tuyo
- Lo pensabas... que tonta eres
Y sin que yo me lo esperase... la destruyó... de un golpe directo en la cara que durante tantos años admiré y ame.  Me sentí ofendida, agredida, ultrajada, herida, vacía y sola; todo al mismo tiempo pero había algo mas fuerte que empezó a surgir dentro de mi, un sentimiento que rara vez sentía... odio, unas inmensas ganas de golpearlo hasta matarlo y por supuesto que ese sentimiento no lo reprimí, para que hacerlo si se lo merecía.  Me levante furiosa del suelo y me dirigí a él a toda la velocidad a la que mis piernas podían llevarme y sin que él se lo esperase lo golpee en el rostro, tirándole el horrendo sombrero ingles que tapaba su maldito rostro y lo vi por primera vez, el rostro del vampiro que solo se quería mofar de nosotros.  Sus ojos eran intimidantemente penetrantes y fríos, de un color gris casi plateado y grandes.  Su cabello negro profundo le llegaba hasta los hombros y la expresión de su cara carecía de sentimiento alguno.  En su mirada se podía apreciar claramente el correr de los años pero su piel y rostro se veían terroríficamente jóvenes.  Andre se me quedó viendo con esa mirada que nunca creí que existiera, una mirada que parecía que atravesaba cada rincón de mi mente y de mi ser y después me tomo del cuello sin dejar de mirarme fijamente
- ¿Quieres morir, no es cierto?... ¿quieres morir para irte con él? - él no dejaba de apretarme el cuello y de acercar su rostro al mío sin cambiar esa mirada.  Yo, por mi parte, cada vez me sentía mas mareada y mi vista se nublaba a cada instante.  Andre se dio cuenta por mi mirada de la respuesta - por eso es que agradezco que haya dejado de sentir ese estúpido sentimiento llamado amor
Andre me soltó e inmediatamente comencé a toser, cogiéndome el cuello por el dolor que sentía.  Sin darme cuenta de lo que planeaba hacer, Andre me golpeo en el rostro tirándome al suelo y sangrando de la mejilla y de la boca aunque pronto dejo de sangrar
- ¿No te arrepientes ahora de haber tomado esa decisión, Nira Vancopoulos?... ¿No te arrepientes ahora de ser un vampiro?
- No, por supuesto que no - conteste enojada mientras lo veía furiosa - todo lo que viví a su lado...
- Te arrepentirás pronto - me interrumpió - sentirás el verdadero dolor de ser vampiro y no lo soportaras... creo que si las circunstancias hubieran sido otras y no te hubieras enamorado de Milo, maldecirías ser lo que eres y viendo la clase de persona que eres creo que te hubieras suicidado ya hace tiempo
- No hables solo por hablar, Andre, tú no me conoces así que deja de decir solo tonterías - Andre me tomo del cuello del vestido y me acercó a él
- Yo nunca digo tonterías, que eso te quede claro
Andre me aventó y se dio media vuelta, dirigiéndose a la salida de la casa no sin antes dedicarle una ultima mirada a las cenizas de Milo
- Andre - le hable pero no me hizo caso y salio - ¡Andre! - paso lo mismo así que me levante del suelo y lo seguí - ¡ANDRE! - el vampiro volteo a verme, quedándose en media calle - Tu sabes como revivirlo, ¿no es cierto? - le pregunte esperanzada pero la sonrisa de Andre me desilusionó totalmente
- Creo que ya no hace falta responderte
Andre continuó con su camino mientras que yo me quedé parada en la puerta viendo como se alejaba tan tranquilo.  El hecho de verlo así me provoco una gran cantidad de rabia y unas inmensas ganas de alcanzarlo y matarlo a golpes pero sabía de antemano que no tenía la más mínima oportunidad, por lo que esa idea la deseché de inmediato.   Pronto, unas terribles ganas de desahogarme me invadieron pero esta vez no había quien para hacerlo y me sentí peor, mucho peor.  Comencé a llorar de nuevo, dejándome caer de rodillas al suelo y sujetándome del borde de la puerta.  Por mucho tiempo me la pase así, sin prestar atención a las personas que pasaban frente a la casa y sin preocuparme porque alguno de ellos fuese un cazador o un exterminador.
- Nira Vancopoulos
Deje de llorar al instante, la voz que me había hablado era totalmente desconocida para mi por lo que voltee hacia la persona que me hablaba lentamente y realmente intrigada.  Frente a mí, bajo las escaleras, se encontraba nada mas ni nada menos que Arthemisa, la vampira que acompañaba a Andre a todos lados y que nunca antes había dicho una palabra, cuando menos yo nunca la había escuchado hablar antes.  En sus manos traía un hermoso cofre negro, con las esquinas de plata y cerrado con un hermoso candado también de plata con líneas curveadas grabadas.  Sobre el cofre había un libro con las pastas negras
- Arthemisa - dije asombrada, no esperaba su visita, de hecho, nunca me había imaginado verla lejos de Andre.  Me levante del suelo y me limpié las lagrimas aunque me quedó sangre seca en la cara - ¿Dónde esta Andre? - le pregunte mientras volteaba a todos lados para buscarlo
- El señor Andre no sabe que estoy aquí
- ¿Qué?
Sin decir nada mas, Arthemisa subió las escaleras y entro a la casa, yo solo me le quedé mirando sorprendida y la seguí hasta sala no sin poder evitar desviar mi mirada a las cenizas de Milo que se encontraban en el suelo.  Arthemisa se sentó en un sillón y yo lo hice en el que estaba enfrente
- Toma - Arthemisa me ofreció el cofre y el libro - te servirán
- Gra-gracias - dije algo extrañada y los tome - se para que es el cofre - dije triste - pero ¿el libro?... ¿para que me lo das?
- Para que te desahogues... para que escribas tu historia
- ¿Mi... historia?
- He vivido mucho, Nira Vancopoulos, las parejas de vampiros que he conocido se formaron cuando ya ambos eran inmortales... pero ustedes dos... son la excepción de la regla
- No entiendo
- Tú eras humana cuando lo conociste, supiste que era vampiro y lo aceptaste y por él te convertiste en uno... ¿no crees que seria interesante dejarlo plasmado en un libro?
- Tendría que recordar muchas cosas que quiero olvidar... seria muy doloroso escribirlo
- Solo es una sugerencia, no te obligo a que lo hagas
- Lo se, aunque... escribirlo seria mi castigo por haberlo matado
- ¿A Milo?... tu no lo mataste
- ¡Claro que si!... que no lo entiendes, Arthemisa... si no hubiera comenzado esa estúpida discusión yo habría estado con él y no hubiera dejado la puerta abierta esperando mi regreso
- Tú no lo sacaste de su ataúd, ni te aprovechaste de su debilidad, tampoco jugaste con él un rato a las escondidas ni tampoco le disparaste.  Tu no fuiste quien se burló de él mientras intentaba escapar ni lo inmovilizaste bajo la cúpula para que finalmente el sol acabara con su vida... no Nira... tu no hiciste nada de eso... en cierta forma él mismo tuvo algo de culpa por mentirte, tu estabas en todo tu derecho de saber la verdad.  Los verdaderos asesinos son ellos, los exterminadores de Ataúdes, no tu
- Eso... ¿eso fue lo que paso?... - pregunte con el alma hecha pedazos al saber por todo lo que había tenido que pasar mi amado Milo antes de morir
- Si, Nira
- ¿Cómo es que lo sabes?
- Porque uno de nuestros subordinados humanos lo vio todo
- Cuéntamelo todo... todo lo que paso
- ¿Estas segura?
- Completamente
- Milo dormía en su ataúd tranquilo o cuando menos eso era lo que nuestro espía suponía.  Como sea, parecía ser un día normal para nuestro amigo humano cuando de pronto escuchó como alguien rompía las ventanas de la mansión que le habían encargado vigilar.  La necesidad por ver que era lo que pasaba ahí dentro lo hizo levantarse de la banqueta y entrar al gran jardín frontal de esta mansión...

Flashback

- ¡Búsquenlos!
Eran alrededor de 20 exterminadores los que entraron a la mansión Saunière ese día.  Comenzaron a quitar todas las cortinas que había en la casa y tiraron todo lo que se les cruzaba en el camino
- Señor Reymond, miré
Reymond era el jefe de ellos.   Era alto, de cabello castaño oscuro y ojos grandes y cafés.  Entre su dedo índice y pulgar tenia tatuado un ataúd negro con una cruz griega en color plata y estaba vestido de negro.  Él volteó hacia donde su compañero le señalaba
- Una cúpula - dijo Reymond y sonrió - he encontrado el lugar indicado... ustedes...quiten esas cortinas
- ¡Sí!
- ¡Señor Reymond! - gritó alguien desde lejos y Reymond se dirigió hacia allá de inmediato
- ¿Qué pasa? - preguntó con autoridad
- Un sótano
Sin decir nada, Reymond bajó las escaleras y rápidamente se dirigió hacia los dos ataúdes que se encontraban en el medio de la habitación.  Primero abrió el negro con el escorpión plateado en la tapa de una patada pero lo encontró vació, lo que le extrañó mucho.  Fijó su mirada en el otro y caminó en silencio hasta situarse en el medio del ataúd y lo abrió de igual forma, llevándose una desagradable sorpresa al encontrarlo también vacío
- No pueden estar muy lejos
Reymond se giró sobre si mismo, sacando su pistola de entre las ropas con gran rapidez y disparó hacia las escaleras
- Arggh!
Milo salió de su escondite con una mano en su hombro izquierdo y subió las escaleras lo más rápido que pudo
- Señor Reymond, escapa
- Ja, como si pudiera ir a algún lado
Cuando Milo llegó a la puerta, sus esperanzas de escapar se vieron mermadas al ver la situación el a que se encontraba y no pudo sentir algo de alegría por Nira que no se encontraba ahí para sufrir todo eso.  Escuchó los pasos de Reymond y sus hombres acercarse a las escaleras y decidió moverse de ahí no sin antes cerrar la puerta para darse un poco más tiempo.  La luz del sol lo encandilaba, además, se sentía terriblemente débil y la bala en el hombro le dolía en sobremanera.  Se dirigió a la cocina pues era el lugar más oscuro de toda la casa en esos momentos y se escondió en la alacena.
- ¡Vamos, vampirito!, sabes que no tienes ninguna oportunidad de escapar... ¿Por qué no sales y terminas de una vez con esto, eh?
Milo se sentía abrumado, sabía que el exterminador tenía razón pero no les iba a dejar la tarea fácil, aunque no saliera vivo acabaría con unos cuantos y los haría batallar para matarlo.  Cada vez escuchaba los pasos más cerca de su escondite y sacó en silencio su espada de la vaina
- No tiene caso que te escondas ni que trates de hacer tiempo, pues solo así alargas tu agonía, imbécil
Uno de los hombres de Reymond entró a la despensa pero Milo lo recibió clavándole su espada en su abdomen y salió corriendo de ahí, no sin antes haber tomado una hoja de papel que se encontraba en ese lugar.  Se dirigió al sótano, sabía de antemano que no sobreviviría para verla regresar, así que con la sangre de su hombro se puso a escribirle una carta de despedida y disculpa lo más rápido que pudo, sabia que lo encontrarían rápido.  Justo cuando terminó, la puerta del sótano se abrió de golpe
- Eres tan predecible, vampiro de porqueria
Reymond bajó las escaleras lentamente mientras que Milo le daba la espalda y se apoyaba en el ataúd de Nira
- ¿Ya te diste por vencido?
- No
Milo se dio media vuelta y lo atacó con su espada, aunque Reymond la esquivó fácilmente y de una fuerte patada se la quitó de la mano
- ¿Dónde esta el otro? - preguntó Reymond mientras lo amenazaba con su pistola en la cabeza.  Milo lo miró furioso
- No lo se
Reymond le disparó en la pierna derecha por lo que Milo soltó un fuerte alarido de dolor y se hincó en el suelo sujetándose la pierna herida
- ¿Tu crees que te voy a creer semejante mentira?... ¡dime donde esta!
- No
El exterminador lo golpeo en la cara con la culata de su pistola, haciéndole una profunda herida en la mejilla que no sanó al instante por ser de día.  Milo comenzó a reírse, para sorpresa de Reymond y de todos los que se encontraban con él
- ¿Qué es tan gracioso? - preguntó Reymond irritado
- La envidia que nos tienes
- ¿Envidia, dices?
- Si - Milo se levantó del suelo y, aunque el dolor era enorme, apoyó su pierna en el suelo como si dicho dolor no existiera - ¡Somos inmortales y jóvenes por siempre! ¿Qué no es ese el sueño de todo humano como tu? , pero claro, al no poder ser como nosotros, entonces, quieren erradicarlo para no ver a quienes si se les cumplió ese sueño tan anhelado y que solo nosotros, los vampiros, podemos conceder
- ¡Cállate! - Reymond lo golpeo en la otra mejilla con la culata, tirándolo al suelo - llévenselo a la cúpula y cuidado de que no toque el sol en el trayecto
- ¡Sí! - respondieron todos al unísono y entre dos se lo llevaron arrastrando de las manos hacia el lugar que se les había estipulado
Milo iba casi inconsciente, no dejaba de pensar en ella y en lo afortunada que era al haberse ido a dormir a otro lado y estaba feliz por eso, aunque el hecho de que ella se fuese enojada con él la noche anterior, le remordía la conciencia ya que no iba a poder disculparse directamente con Nira nunca mas, solo esperaba que una vez que ella leyera su carta, lo perdonara por haberle mentido
- Déjenlo ahí - dijo Reymond, sacando a Milo de sus pensamientos, y se dirigió al vampiro - dijiste que te tenía envidia por tu inmortalidad y juventud eterna... pero viendo ahorita no siento más que lastima
- Eso es porque es de día... si vinieras de noche no tendrías la mas mínima oportunidad contra mí... no cabe duda de que los cazadores merecen mas respeto que ustedes, sabes porque - Reymond se le quedó mirando molesto - porque ustedes, los exterminadores de ataúdes, no son mas que unos cobardes que tienen miedo de nuestro poder... por eso es que atacan de día... porque saben que durante la noche no pueden contra nosotros
- ¡Porque no cierras tu maldita boca! - Reymond le dio un puñetazo en el rostro - el único que tiene derecho de hablar aquí soy yo o alguno de mis hombres... tú no tienes derecho alguno de decir algo con esa boca blasfema que tienes
- Eso quiere decir que sabes que tengo razón
- Di lo que quieras... y tú - dirigiéndose a uno de sus hombres - clava ya esa estaca de fierro en el suelo
- Si, señor Reymond
Durante media hora, Milo no escuchó mas que el martilleo incesante que él hombre daba contra esa estaca que tenia amarrado con una pequeña cadena un grillete de metal, posiblemente de plata, y aunque el sonido lo escuchaba lejos y opaco, se sintió bastante bien cuando cesó
- Ven para acá
Reymond lo tomó de la mano derecha y lo jaló hacía donde habían clavado la enorme estaca.  Colocó su muñeca dentro del grillete y lo apretó con fuerza.  Milo se hincó en el suelo y se miro su mano
- El sol aun no esta en lo alto - dijo Reymond - apenas son las 11:00am, tardará una hora mas para estar sobre la cúpula y quemarte vivo hasta convertirte en cenizas
- ¿Y que se supone que harán durante esa hora?
- Humillarte... divertirnos con tu dolor y sufrimiento, deleitarnos con tu temor de morir y regocijarnos al imaginarte como te quemas bajo el sol
- Todos comenzaron a reírse e inmediatamente después, uno le escupió a la cara, volviendo a estallar en carcajadas.  Durante 15 minutos, Reymond le disparaba cerca de las manos para probar sus reflejos, llegándole a dar en una ocasión a la que tenía aprensada en el grillete.  Cuando las balas se acabaron, comenzaron a jugar a quien le atinaba en un concurso de escupitajos, proponiéndose un lugar  en específico de cara como blanco en cada ronda.  Cuando se quedaron sin saliva que escupir, después de 30 minutos, Reymond empezó hacerle preguntas
- ¿Cómo te llamas?
- Milo
- ¿Milo que?
- Saunière
- Lindo apellido... ¿Dónde esta el otro vampiro?
- No se
- Y sigues con lo mismo... ¿Cuántos años tienes? quiero saber que tan viejo eres
- 365
- No se te notan
- Soy inmortal
- Como sea, ¿Quién era tu creador? capaz y ya lo matamos
- lo duda, no creo que puedan siquiera encontrarlo
- ¿Cómo se llama?
- André Rousseau
- Así que él es tu creador... lo hemos estado buscando durante años y jamás hemos dado con él... ¿sabes donde esta ahora?
- No
El sol ya estaba peligrosamente cerca por lo que Milo retrocedió un poco
- Solo atrasas lo inevitable
- Lo sé
- ¿Tienes 365 años y aun quieres seguir viviendo?
- Irónico, ¿no? - dijo Milo melancólico
- Estúpido, diría yo
- Eso es porque tu vida apesta - Milo retrocedió otro poco, no apartaba la vista del sol que avanzaba terroríficamente rápido - te dedicas a exterminar a una raza que es imposible de exterminar, es como si quisieras exterminar a la raza humana de uno por uno, siempre nace uno nuevo, es estúpido siquiera pensar en desaparecerlos de esa forma
- ¿Qué eso no es lo que hacen ustedes?
- No, nosotros simplemente nos alimentamos de ustedes
- Pues digas lo que digas los desapareceremos a todos
- Me matan a mi hoy y por la noche habrá un vampiro en otra parte del mundo transformando a un humano en uno, es el cuento de nunca acabar - Milo retrocedió otro poco y grande fue sus sorpresa al ver la pequeña cadena totalmente tensa
- ¿Asustado?
- Un poco - reconoció el vampiro
- ¿Te arrepientes de ser lo que eres?
- No, eso jamás
- Si no fueras vampiro...
- Jamás la hubiera conocido - lo interrumpió Milo pensativo y triste - ni tampoco hubiera vivido todo lo que viví con ella
- ¿Crees que me vas a engañar con eso?... ¡por favor! - Reymond se rió a carcajadas - los vampiros no tienen sentimientos
- Te equivocas, pero no te culpo por eso... antes de ser vampiro pensaba lo mismo que tú - el sol comenzó a quemarle los dedos de su mano derecha.  El dolor era insoportable pero no les daría el placer de oírlo gritar, aun no
- Tengas o no tengas sentimientos eso no me importa, tú morirás calcinado bajo el sol en unos minutos más
Reymond y los demás exterminadores se rieron mientras que el sol avanzaba lentamente por la mano de Milo y este, al no soportarlo mas, decidió terminar con ese dolor de una vez, adentrándose completamente al sol y experimentando un dolor que nunca en su larga vida espero sentir.  Por unos breves segundos intentó no gritar, pero el dolor lo obligó a hacerlo.  Sabía el dolor que sufriría Nira al verlo pero prefería eso a que hubiera estado compartiendo con el ese inmenso dolor y que muriera sin haberla podido defender.  Fue entonces cuando se le antojó un ultimo beso, un ultimo abrazo, una ultima mirada a esos bellos ojos negros que lo habían flechado desde que la había visto bajar las escaleras de la mansión Vancopoulos, con ese hermoso vestido azul claro y su rojo cabello lacio y suelto adornando su blanca piel y resaltando su hermosa mirada

Fin del Flashback


- Durante más de un minuto, Milo gritó de agonía por...
- Cállate - la interrumpí - ya basta
No lo podía creer, había sufrido tanta humillación y tanto dolor que me sentí peor.  Por un momento ninguna de las dos dijo nada, Artemisa me miraba fijamente mientras que yo  no dejada de mirar el suelo intentando contener las lagrimas que hacían de todo por querer salir.  Artemisa se levantó.
- ¿En que piensas? - me preguntó con una voz fría y carente de emoción
- En... él, en Milo y en todo lo que debió haber sufrido... si tan solo yo...
- ¿Hubieras estado ahí?
- Si...
- Créeme cuando te digo que Milo estaba agradecido por que no estabas aquí cuando todo pasó... no lo dijo pero apuesto a que lo pensó
Comencé a llorar, Milo siempre había sido así preocupándose primero por mí antes que por él y prefería arriesgar su vida antes de que me pasara algo a mí.  Por eso lo amaba, por eso era que estaba con él, porque todas las noches me decía lo mucho que me quería y lo mucho que le importaba y no solo eran palabras, me lo demostraba a cada instante.
- Ya hice lo que tenia que hacer... me voy
- Has lo que quieras
Artemisa no dijo nada y se fue.  Cuando cerró la puerta tomé el libro que me había dado y lo avente profiriendo un grito de coraje y desesperación.  Me levante y me dirigí al sótano, había algo que me había llamado la atención del relato de Artemisa que quería corroborar de inmediato y que no podía esperar más.  Mientras me dirigía hacia allá vi un rastro de sangre y no pude imaginar a Milo siendo arrastrado por esos malditos mal nacidos que habían arruinado para siempre mi vida.  Al abrir la puerta del sótano sentí como mis piernas y todo mi cuerpo comenzaba a temblar aunque hasta ahorita no logro descifrar si fue por el temor de lo que iba a ver o si era simplemente de la tristeza que me inspiraba ahora ese lugar.  Haya sido lo que haya sido, conforme pisaba cada escalón eso aumentaba y cuando llegué a piso firme, mis piernas perdieron todas sus fuerzas al ver un pequeño charco de sangre en el suelo y si no hubiera sido por el barandal de la escalera, hubiera caído.  Por un momento me le quedé viendo, apunto de estallar en llanto de nuevo pero solo fueron lágrimas lo que deje salir.  Respiré profundo y me dirigí a mi ataúd, contemplándolo por un breve instante antes de abrirlo y ahí, como si de algo sagrado se tratara, se encontraba una hoja blanca doblada rápidamente, con algunas manchas de dedos rojas y mi nombre escrito con letra cursiva en sangre en la parte superior.  Lentamente acerqué mi mano pero cuando la iba a tomar titubeé un poco, la verdad tenia miedo de lo que pudiera contener la carta.  La tomé con cuidado y temblorosa, comencé a desdoblar la hoja que se encontraba doblada en cuatro partes.  La carta estaba escrita en sangre y decía lo siguiente

Mí amada Nira:

Sé que lo que te hice no tiene perdón, jamás debí mentirte, pero debes entender que hay cosas que no quería recordar y que el hecho de contártelas me traerían malos recuerdos.  De verdad lo siento y espero que puedas perdonarme algún día por ese gran error mío.
La verdad no tengo mucho tiempo ya, estoy seguro que ellos me encontraran rápido, estoy siendo algo predecible ¿sabes?, pero como se que no sobreviviré solo quiero que me prometas que sientas lo que sientas y pase lo que pase tú sobrevivirás y no sucumbirás ante la idea del suicidio, aun eres joven como para que mueras y tienes toda una vida por delante.  No te voy a mentir, tengo miedo por lo que pueda pasarme pero estoy feliz al saber que tu estas bien y que no estas aquí sufriendo toda esta humillación y todo este dolor conmigo, me hubiera sentido fatal el no haber podido protegerte.
Ya están cerca, pronto entraran y me torturaran, así que me despido de ti, mi linda Nira, cuídate mucho y nunca me olvides que yo, donde quiera que este, nunca lo haré.  Me hubiera encantado darte un ultimo beso, no tienes idea de las ganas que tengo de besarte en este momento.  Perdóname por cada vez que te hice sentir mal, sabes que nunca tuve esa intención y sobre todo, ámame y vive, prométeme que así lo harás


                            El hombre que te amó, te ama y te amará siempre
                                                                                   Milo Saunière



- Te perdono... - dije al borde del llanto en cuanto termine de leer la carta - claro que te perdono, Milo... te perdono
Abracé la carta como si de él se tratara sin dejar de llorar y me dejé caer de rodillas al suelo y así me quedé por bastante tiempo, con unas enormes ganas de que alguien llegase y me abrazase pero ese alguien nunca llegó.  Deje de llorar cuando comencé a sentirme mareada y totalmente desfuerzada, tanto que ni fuerzas para llorar tenia.  Volví a releer la carta pero no me sentí capaz de prometerle lo que él quería aunque haría lo que estuviera en mis manos por vivir el mayor tiempo sin él.  Me quedé un momento pensativa sin pensar en nada en concreto y pronto me acorde que las cenizas de Milo aun seguían en el recibidor de la casa.  Me levante y me dirigí a la sala por el cofre y después hacia donde se encontraban sus restos.  Me hinqué en el suelo, coloque el cofre a un lado, lo abrí y comencé a echar poco a poco sus cenizas en él.  Por cada puñado que echaba sentía como una parte de mi también entraba al cofre junto con él.  Dure una hora haciendo eso y cuando terminé, eché su carta también y me dirigí de nuevo al sótano.  Cerré el ataúd de Milo (ya que así lo habían dejado los desgraciados) y me metí en el mío, dejando el cofre a un lado, e inmediatamente me quedé dormida.

Durante tres días me la pasé deprimida, sin salir de la casa y sin soltar nunca el cofre.  Todas esas noches me la pasaba divagando por toda la casa para matar el tiempo y el 11 de noviembre de 1906 ya no pude soportarlo mas y decidí que era tiempo de irme con él, ya no podía seguir viviendo sin él así que me dirigí a la sala por el libro que me había regalado Artemisa, me situé bajo la cúpula en la que había muerto Milo y comencé a escribir esta historia, mi historia y la de él.  El sol ya no tarda en situarse sobre la cúpula y la verdad me esta costando mas y mas seguir escribiendo.  Andre tenía razón al decirme que pronto descubriría el verdadero dolor de ser vampiro y que no lo iba a soportar, al final si me conocía, que irónico.  Perdóname Milo, de verdad intente seguir viviendo, pero esto que siento es mas fuerte que yo, pronto me reuniré contigo y seguiremos viviendo nuestra historia juntos y esta vez... será para siempre
                                                                   12 de noviembre de 1906
                                                                Nira Vancopoulos de Saunière

Robert cerró el libro justo después de leer el nombre de la vampira
- ¿Eso es todo? - preguntó incrédulo Jacques
- Si... pobre chica, su vida no fue nada fácil
- No, la verdad no - Jacques hizo una pausa - yo aun me pregunto una cosa
- ¿Qué?
- ¿Quién puso las cortinas de nuevo? y otra mas ¿Quién colocó el cofre sobre esa mesita y donde están las cenizas de Nira?
- Son buenas preguntas, pero creo que no obtendremos las respuestas nunca
- Si, creo que no
- ¡Demonios!, es tardísimo, será mejor irnos de aquí
- Si, vámonos
Ambos se levantaron de sus asientos, Jacques sujetaba el cofre
- ¿No pensaras llevártelo, verdad? - preguntó Robert mientras lo señalaba
- Por supuesto que si, aquí, mi querido amigo, están las cenizas autenticas de un vampiro... es invaluable
- Por respeto, Jacques, déjalo aquí - Robert dejo el libro sobre la silla en la que había estado sentado
- Bien, entiendo lo del cofre mas no lo del libro ¿Por qué lo dejas?... por el inicio intuyo que quería que fuese encontrado
- No se, supongo que quiero dejar todo como estaba... por ellos
- ¿Por ellos?... ¿Nira y Milo? - Robert asintió - Robert, uno, no los conociste y dos, están muertos
- Tal vez tengas razón, no los conocí en persona, pero los conocí en este libro y aunque suene cursi y tonto me encariñé con ambos
- Ah... tienes razón, Robert, será mejor dejar todo aquí... vámonos, la emoción ya paso y tengo mucho sueño
- Igual yo
Jacques se fue con el cofre a donde lo había encontrado y lo dejo donde lo había visto y se regresó con su amigo.  Ambos se dirigieron a la salida de la mansión y Robert apagó el quinqué dejándolo a un lado de la puerta y la cerró, emprendiendo el camino hacia el hotel en el que se quedaban en St. Etienne no sin antes darle una ultima mirada a la mansión que todos la conocían como la Vancopoulos.  Cuando Robert se disponía a regresar su mirada al frente vio una silueta, la de una mujer con la mano apoyada en la ventana de la segunda planta.  El inglés se frotó los ojos con sus manos para ver si no estaba alucinando y cuando volvió a mirar ya no estaba
- Debo de estar imaginando cosas - se dijo serio, Jacques coloco su mano en su hombro
- ¿Qué pasa, Robert?
- Nada... vámonos
Y así, ambos se fueron de ahí y jamás regresaron...



                                                       FIN

Editado por Leni_de_Escorpion, 22 mayo 2007 - 19:13 .

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