PROLOGO
Sentía frió. A pesar de estar cubierta por aquellos calidos mantos de tela fina que cubrían su cansado cuerpo, podía sentir un frió indescriptible que ahuyentaba el sueño que con tanto anhelo buscaba.
Ya eran varias noches que pasaba en vela bajo la sombra de un extraño insomnio. Sufría, incluso cuando lograba conciliar el descanso que desesperadamente exijia su cuerpo mortal, atormentada por extrañas pesadillas que presagiaban un desastre futuro.
Se encontraba temblando en aquel lecho calido, sin poder contener los gemidos de angustia y dolor que eran por ahora, su único consuelo para aliviar un poco el dolor que le atormentaba.
- Hombre “¿Cómo esta?” Alcanzo a oír bajamente esta joven doncella. Aun con la vista nublada alcanzo a divisar la silueta de un hombre, no muy lejos del lecho en el que ella se hallaba temblando.
Súbitamente, pareciese que sus pulmones se hubieran abrierto de golpe al reconocer una voz que le sonaba lejana, pero familiar y de cierta forma reconfortante.
- Hombre II “Al parecer pudo conciliar el sueño... aunque solo haya sido por unas cuantas horas. Pareciese que nuestra Señora recupera su salud.” Le respondía alguien mas a aquella silueta fantasmal, mas esta dama no podía decir con certeza de donde venia la voz del segundo hombre.
- Hombre I “Nuestra Señora necesita todo el reposo que sea posible... tengo un mal presentimiento. Las estrellas se han estado alineando de manera extraña sobre la bóveda celeste.” Murmuro aquella sombra nuevamente. “Es como si el cielo fuera testigo de los movimientos que realizan los Dioses en esta Nueva Guerra. Solo puedo imaginarme el peso que debe llevar en sus hombros una Diosa reencarnada en la carne de un mortal, los cuales no estan preparados para semejante carga...” Termino en tono nostalgico aquella figura sombria.
No pudo escuchar nada mas, aquel reconfortante aroma que desde hacia algún tiempo llenaba la habitación, había desaparecido. Aquel frío que le atormentaba hizo temblar sus huesos hasta el punto en que pensara que sus extremidades se separarían y el agua en sus pulmones llegaría a congelarse... podía ver ciudades enteras envueltas en llamas y grietas en la tierra que pareciesen llevar al mismo infierno. La visión de desastres naturales de todo tipo llenaban su mente. Se encontraba en varios sitios al mismo tiempo como si fuese omnipresente... pero en todos los lugares en los que se encontraba... había muerte, dolor, sufrimiento, arrepentimiento…y suplicas.
Todo termino tan rápido como comenzó, aquella sensación de inmenso dolor se había ido dejando tras de si, un dolor corporal indescriptible, sus huesos temblaban y su carne parecía arder en llamas. Hacia frío, mucho frío, estaba gritando, como si alguien finalmente hubiese abierto su garganta permitiéndole aliviar con un grito desesperado su terrible sufrimiento.
- Shion “¡Señora Athena! ¡Señora Athena! ¡Tranquilícese por favor, solo ha sido una pesadilla!” Gritaba el mayor de todos los 88 Santos que peleaban lealmente por esta Diosa. “¡Señora Athena, tranquilícese por favor!” Pero los gritos de tanta gente aun llenaban .los oídos de la Diosa de la Guerra opacando la voz del Santo Patriarca.
Tantas muertes y tanto sufrimiento.
¿Que podía significar todo esto?
GEA LA MADRE DE TODOS LOS DIOSES
VOLUMEN I
CAPITULO 1 - - - - - HERIDAS DEL PASADO
EL LLORAR DE UN SANTO.
Santuario, Grecia.
Se alumbraron las majestuosas columnas del Santuario de Grecia con la ferviente luz del sol de Apolo que bañaba de manera majestuosa el Santuario de Grecia.
Encontrándose a los pies de una larga escalinata de mármol, dos jóvenes de no mas de 17 años de edad, mostraban una expresión sombría, una mezcla de dolor y preocupación dibujada en sus rosotros. Era como si algo los molestase y podría confirmarse esto con tan solo verles aquellos ojos ojerosos y caras pálidas que mostraban mas no parecia importarles la impresion que daban con ese aspecto tan descuidado. Los nombres de estos dos muchachos eran: Ichi de Hidra y Ban del Oso Menor.
Ninguno de los dos decía una sola palabra, solo permanecían en silencio con la vista fija al suelo y con un dolor inexplicable que les apretaba el pecho fuertemente. Después de lo que pareció para ambos una eterna tortura, un hombre que vestía una larga capa blanca y lo que parecía ser una mascara dorada, salió de entre una de las cientos de puertas de madera que adornaban un largo corredor de piedra blanca.
Volviéndose para encarar a ambos jóvenes les dijo con voz su acostumbrada voz serena.
- Gran Patriarca “Ha vuelto a dormir.” Les informo a ambos Santos.
- Ban “Gran Patriarca…” Comenzó el Santo de Bronce, no pudiendo contenerse un minuto más. “¿Cree usted que las pesadillas de la Señora Atenea tengan algo que ver con las desapariciones que se han reportado en el Santuario?” Pregunto atrevidamente el Caballero de Bronce.
Solo obtuvo como respuesta el silencio del más grande los 88 Santos Atenienses que ocultaba su postura tras su brillante mascara de oro.
Ban no tardo en comprender lo atrevida que su pregunta había sido bajando así, la cabeza en señal de vergüenza.
Pero la pregunta había hecho reflexionar al Gran Patriarca. Hacia ya dos meses aproximadamente, que sucesos extraños habían comenzado a ocurrir en uno de los lugares mas sagrados de la Tierra: misteriosas desapariciones habían sido reportadas a los guardias del Santuario quienes a su vez, habían informado a sus superiores que hacían pasar la noticia hasta que llegase a oídos del máximo Santo de esta Orden Sagrada. Había varia gente que decía haber visto a “extraños” en los alrededores, vistiendo capas oscuras y que, como sombras, desaparecían en tan solo un parpadeo anulando la posibilidad de que alguien pudiese acercárseles siquiera.
En sus casi 3 siglos de vida, el Santo Patriarca solo recordaba una ocasión en la que sucesos similares habian tomado lugar en el recinto mas sagrado de la Tierra. Hace casi 17 años, un hombre de noble estandarte y reconocido por muchos como uno de los mas grandes Santos Atenienses existentes: Saga de Géminis, comenzó a trabajar en un elaborado plan para tomar el Santuario de Grecia con el fin de satisfacer su insaciable sed de poder y grandeza, eliminando a todo aquel que se le opusiera o se negara a ayudarle. “¡Pero eso es imposible!” Se reprocho a si mismo el antiguo Santo del Carnero Dorado el solo pensar en ello era ridíc.ulo. “Saga de Géminis y los demás Santos dorados fueron sellados en un roble situado en las afueras de esta fortaleza divina.” Y entonces llego a otro callejón en su mente: se suponía que el debería estar junto con los demás Santos de Oro, sellado por los Dioses… ¿Por qué entonces…? ¿Había sido perdonado por los Dioses? Si era así ¿Por qué los demás Santos de Oro no habían sido liberados de su oscura prisión?
“No debo pensar en tonterías en un momento como este.” Se reprendió nuevamente… además, los avistamientos de estas “sombras” era algo nuevo, no había habido tal cosa hace 17 años. “Probablemente, son espías de algún Dios enemigo.” Pensó. Pero también le resultaba difícil hacerse siquiera a esta idea. Desde los tiempos del mito, el Sagrado Cosmos de Athena cubría en con un manto de luz este divino Santuario de paz que se posaba en la Tierra del Caos. Era absurdo el pensar que simples Caballeros lo atravesaran sin enterarse primero Athena o el mismo… pero, por otra parte, Athena se encontraba en muy mal estado: incontables pesadillas interrumpian abruptamente su sueño durante las noches, tenia, tambien, un mal presentimiento que la asechaba como una sombra corroyendo la mente de la joven Diosa… Aun así, esta teoría era muy improbable sino es que imposible. Cientos de jóvenes que aspiraban a ser Caballeros y llenar así el vacio que incontables amigos y camaradas habian dejado después de haber peleado tantas batallas incesantes, ellos también deberían haber notado una cara nueva de haberse infiltrado alguien entre las filas de soldados que patrullaban el Santuario de Athena… “¿Qué enemigo podría estar acechándonos? Nuestras defensas han sido disminuidas considerablemente después de la batalla en contra de Hades y el ataque de Artemisa y el Gran Apolo… de ser atacados ahora y sin los Santos de Oro lo mas seguro es que…”
- Ichi “¿Gra… Gran Patriarca?” Pregunto el joven por enésima vez interrumpiendo los desalentadores pensamientos del Santo Papa del Santuario.
- Shion “No… no te preocupes mi fiel guerrero… Ichi, Ban quiero que me hagan un favor.”
- “A la orden.” Respondieron al unísono los dos Santos.
Siberia Oriental.
Cual lámpara que alumbrase el oscuro cielo de estas gélidas regiones, una hermosa aurora boreal reflejaba sus radiantes colores sobre las majestuosas colinas de hielo que se posaban sobre esta tierra congelada. Ajeno al tremendo azote de la temperatura, un joven de cabellera dorada, sostiene entre sus manos un bello ramo de rosas rojas adornadas con un moño escarlata que colgaba del ramo que el joven sostenía con tanto fervor y cariño. Parecía que la nieve que caía del cielo, temiera el siquiera tocar a este hombre. Cada cristal de esta blanca nieve solo le pasaba de lado moviendo únicamente su radiante cabellera dorada para evitar interrumpir el sagrado momento que apreciaba este Santo Guerrero. Copo por copo, brillante como fina joya, se acumulaba sobre la fina capa de cristal sobre la que este joven se posaba.
Una venda de fina seda blanca cubría la mitad del rostro de Hyoga, el Caballero de Bronce del Cisne, ocultando la herida que le habia costado el enfrentamiento contra un viejo amigo y camarada de entrenamiento.
- Hyoga “Como lo deseo madre.” Dijo en voz alta, como queriendo compartir sus pensamientos con la nieve que parecía escucharle porque, por un breve instante, la tormenta seso un poco para poder hacer audibles las palabras que salían de la boca de este noble santo. “Pero jure… nunca mas volver a hacerlo madre, te lo jure a ti, a mi querido maestro Camus… y a mi mismo. Jure que nunca mas, no importa cuanto lo desease, volvería a bajar a visitar la tumba helada que guarda tu cuerpo.” Se detuvo un momento, la nieve seguía cayendo y la aurora aun alumbraba los hielos de esta blanca tierra helada. “Hoy es el día madre.” Dijo súbitamente, como queriendo evadir un tema que tanta tristeza trajera a su alma. “Jacob se convertirá en reverendo este mismo día. Ayer hable con el, parece estar muy emocionado al respecto. Me alegra que haya decidido borrar de su mente la idea de convertirse en un Santo de Athena… no quiero que un joven como el sufra tanto.” Se detuvo. No quería hablar más al respecto. Con una mirada nostálgica bajo la vista y se arrodillo sobre el suelo de cristal, dejando las rosas sobre el hielo con un gesto de dolor y nostalgia reflejado en su rostro, metió su mano derecha en la camisa azul que llevaba y saco una cruz dorada con perlas blancas incrustadas en ella… contuvo una lagrima, prácticamente la volvió a meter en su retina, pero no pudo contener la segunda que pareció convertirse en un cristal antes de poder bajar por su calida mejilla… besó la cruz, dio media vuelta y caminó con dirección a la villa… no miró atrás, pero eso no significa que no haya querido hacerlo.
La iglesia era el edificio más grande de esta humilde aldea olvidada. Aun así, era difícil pasar por alto la gran devoción que tenia la gente de esta pequeña villa por su religion ya que era fe lo que les ayudaba a seguir adelante sin importar lo ostil que era el lugar donde vivian y compartian sus esperanzas. Gruesas paredes de madera protegían del frío a todos los aldeanos que eran alumbrados por la luz que reflejaba la hermosa aurora que con sus rayos atravez del mosaico de colores al frente de la iglesia. Imágenes y pequeñas esculturas religiosas llenaban la iglesia.
Apenas había entrado a este refugio religioso, cuando los pocos fieles que había acudido a misa, comenzaron a señalarle y a murmurar a sus espaldas mientras el hacia su camino hacia una de las habitaciones que se encontraban en la parte trasera de la iglesia.
- Jacob “Adelante.” Se oyó la voz de un joven que se encontraba dentro de una habitación apenas iluminada por unas cuantas velas.
Y por la puerta, entró un joven de cabellera rubia deteniendose un instante y apreciar de arriba a abajo a su amigo de infancia y los respetos que le habia pagado el tiempo a aquel viejo amigo suyo. Estos dos individuos compartían un cierto “lazo” que iba mas alla de una simple amistad a algo mas similar a aquel cariño tan especial que uno tendria por un hermano de sangre propia.
Hyoga aun recordaba al pequeño Jacob de escasos 6 años escabulléndose en la cabaña mas alejada de la aldea, donde solía vivir Hyoga, para poder entregar, al que seria el futuro Caballero del Cisne, alimento y agua cuando este sufría de los escarmientos de su duro entrenamiento en aquella tierra tan ostil. El era el pequeño Jacob que soñaba con llegar a ser un Caballero algún día. Pero hoy, se llevaría acabo una misa muy especial en la aldea y el pequeño Jacob se convertiría en sacerdote abandonando así, cualquier esperanza y vago sueñp de algún día volverse un Caballero de Athena… de alguna forma… este pensamiento tranquilizaba al Santo del Cisne y lo demostró con una sonrisa que rompía su postura fría y ajena a la que todo el mundo estaba acostumbrado a ver en el.
- Hyoga “Felicidades amigo mió.” Dijo finalmente el Santo después de un tiempo en el que ambos permanecieron en silencio.
- Jacob “Te quedaras, ¿verdad, Hyoga? Me prometiste que te quedarías conmigo durante la misa. Sé lo difícil que debe ser para ti después de lo que has vivido pero… en verdad significaría mucho para mí.”
- Hyoga “Jacob.” Le corto el otro. “Te dije que vendría por ti amigo mió, por eso pienso quedarme a tu lado, viejo amigo.”
- Padre “El Señor este con vosotros.” Dijo con un tono gentil y amable el Padre de la Iglesia.
Los pocos fieles que habían acudido respondieron a su vez, “Y con tu espíritu.” Mientras se persinaban en señal de respeto y devoción.
Había gente que tocia mientras el padre abría la Santa Biblia y buscaba el capitulo que leería en esta ocasión. También estaban los niños que lloraban pidiendo la atención de sus padres. Un pequeño en particular, llamo la atención de Hyoga, se encontraba a pocos metros de él, era uno de los muchos que lo habían señalado cuando entro a la iglesia y que habia jalado a su madre por el saco preguntando. “¿Es el mami? ¿Es el?”. Ahora aquel niño remilgaba a su madre... no quería persignarse... no queria estar alli.... “No puedo culpar al pequeño por no querer hacerlo.” Pensó para sus adentros el Santo del Cisne. Hyoga era un Santo que se distinguía de entre sus demás camaradas, no solo por su poder y estilo de combate, sino por sus creencias: él era el único Caballero atheniense que era católico. Pero últimamente había cuestionado mucho su propia fe, debido experiencias que el mismo había sufrido en carne y alma y resultado de sus múltiples encuentros con “Dioses.”
“Pero ¿Cómo puede rezongarle a su madre?” Penso de nuevo... no podia imaginar alguna razon por la cual un muchacho llegaria a ser irrespetuoso con su madre, incluso el hecho de que el chiquillo se encontraba ahi de manera involuntaria no parecia serle suficiente a este fiel Santo Atheniense para reprocharle a su madre de esa manera. Para alguien que habia crecido sin aquella figura maternal sobre la que todos nosotros nos apoyamos en momentos de dificultad: era algo casi imposible de imaginarse.
El nunca había querido ser católico: era algo que su madre había inculcado en él… Hyoga solo mantenía su religión y devoción… por respeto a su madre y tan solo el hecho de pensar en cuestionar su propia fe, lo avergonzaba profundamente... porque era una falta de respeto a la memoria de su madre a la que tanto extrañaba y habia amado tan profundamente.
Conforme avanzaba la misa, la gente comenzaba a ponerse mas y mas ansiosa por ver al pequeño Jacob, que era muy querido por todos los aldeanos.
Finalemente, despues de lo que parecio una eternidad, una puerta detras del altar se abrio y la figura de un joven fuerte y bien proporcionado dejo verse para el regocijo de aquellos que habian acudido al servicio. Una sonrisa adorno el rostro del Santo del Cisne mientras veia orgulloso a su querido hermano acercase al altar...
En alguna playa de Japón.
- Seika “Date prisa hermano. ¿Qué no lo ves?” Gritaba alegremente una hermosa joven a todo pulmón, mientras corría tropezándose torpemente en su apuro con la arena de la playa que rodeaba su casa.
- Shun “¡No te apresures tanto, Seika! ¡De correr así te vas a lastimar!” Le grito un joven desde lejos mientras corría al encuentro de Seika, hermana del Santo de Pegaso.
- Seika “Finalmente… has llegado, Shun, Seiya y yo… estábamos muy preocupados por ti, creíamos que te habías… olvidado de nuestros planes.” Dijo con la voz entrecortada por el cansancio la muchacha pelirroja que abrazaba fuertemente al Santo de Andrómeda.
- Shun “Lo que pasa es que tuve que tenia cosas que hacer... perdona que no haya podido llegar antes, Seika.” Le respondió este a su vez con una hermosa sonrisa que revelaba su perfecta y blanca dentadura.
- Seika “Se trata de tu hermano, Ikki ¿no es cierto?” Pregunto esta inocentemente, ignorando el efecto que estas palabras tendrian sobre el joven que la abrazaba con tanto cariño.
- Shun “Lo ultimo que supe de el es que iba a entrenar con un viejo amigo... pero nunca me dijo con quien… hace mucho que no le veo...” Añadio tristemente el Santo de Bronce “¿Dónde esta Seiya?” Pregunto finalmente el joven de cabellera esmeralda tratando de cambiar el tema de sla conversacion.
- Seika “Se encuentra adentro de la cabaña, le dije que ya habías llegado… pero últimamente ha andado un poco deprimido… no es el mismo desde que regreso del hospital.” Dijo Seika, conteniendo al ultimo una lagrima de tristeza.
- Shun “¿Así que aun no puede aceptar la decisión que ha tomado la señorita Saouri?… es normal que se sienta así, pero al menos, el te tiene a ti a su lado Seika.” Le dijo en tono alentador mientras pasaba su calida mano dulcemente por el rostro de la hermana de Pegaso. Se detuvo un momento para contemplar la bella sonrisa que la joven le regreso después de aquel gesto de afecto y despues de un momento, el Santo de Andrómeda se dirigió hacia la cabaña donde se encontraba su antiguo camarada: Seiya de Pegaso.
Seika, por su parte, se sentó en de la playa a jugar con la arena, no quería interferir con la reunión de su hermano y su viejo camarada.
Pero no había pasado mucho tiempo después de que Shun entrase a la cabaña, cuando esta exploto repentinamente levantando arena y rocas del suelo de la playa y enviandolas a volar ferozmente por todas partes.
- Caballero “Hemos venido por Seiya de Pegaso.” Se oyó la voz de un hombre decir de algun lado entre los escobros.
Como si hubiera sido exageracion por una fuerza ajena, la arena de la playa subitamente se hizo a un lado para revelar a tres individuos cubiertos por capas negras.
- Seiya “¡Miserables! ¿Cómo se atreven?” Exclamo furioso un joven de cabello castaño y ojos cafés que hacia a un lado los escombros que lo sepultaban con un golpe que despidió un aura azulada.
- Shun “Seika, ¿te encuentras bien?” Pregunto preocupado el Santo de Andrómeda mientras se arrodillaba al lado de la hermana de Pegaso para asegurarse de que se encontrase bien. Parecía ajeno a la prominente cortada que tenia en la frente y que sangraba sin parar, probablemente era resultado del golpe de algún fragmento despedido en la reciente explosión.
- Caballero “Seiya de Pegaso, Shun de Andrómeda, ustedes han osado desafiar a los Dioses en numerosas ocasiones, por ello, nosotros hemos sido enviados por la gran Señora de la Tierra para castigarlos y hacerlos pagar por sus pecados. ¡Los mandáremos al infierno!” Y quitándose las capas oscuras que lo ocultaban, el y sus compañeros se lanzaron ferozmente en contra de Seiya y su compañero de elite.
- Shun “¡Seika!” Grito preocupado el Santo de Andrómeda mirando a sus espaldas a una niña inmovilazada por el miedo.
- Caballero I “¡Flecha Ardiente!” Grito el que se dirigía hacia Shun alzando su inmenso puño como si de una lanza ardiendo en llamas se tratase… Pero Shun no se movió, prefería sufrir en carne propia la ira de su oponente, que dejar que una joven inocente muriera, además, no seria la primera vez que sintiera el azote de un Cosmos a este nivel.
Seiya, por su parte, había esquivado con dificultad los ataques de sus dos oponentes dando un salto que lo proyecto, al menos, 5 metros sobre sus dos contrincantes. Ahora era el momento perfecto para un contraataque.
- Seiya “¡Dame tu fuerza Pegaso!” Grito el Santo elevando su Cosmos y recordando su antigua fuerza. No hubo nada que su adversario pudiera hacer para evitar los puños de Seiya que como estrellas fugaces se impactaban en su cuerpo desgarrando su carne y destrozando sus huesos.
- Caballero I “No tiene caso que defiendas a una muchacha como esa. ¿Acaso no sabes que tu vida vale mucho más que la suya, Caballero de Athena?” Pregunto el inmenso hombre de vestimenta púrpura a un joven que, malherido, sangraba después de recibir su ataque sin protección alguna.
- Shun “¿Cómo… como puedes decir eso? ¿Como puedes decir tu, sí mi vida vale mas que la de esta joven?” Le pregunto este a su vez a su rival mientras impotente, observaba como su adversario levantaba nuevamente el puño para darle el golpe de gracia.
- Caballero I “Como quieras Santo de Andrómeda.” Torció una sonrisa malévola al ver a su oponente desfallecer una vez agotadas sus fuerzas. El sabor de la victoria llenaba ya la boca de este gigante ignorando completamente su derrota. “¿¡Pe… pero que demonios!?” Exclamo exaltado. Fueron sus últimas palabras. Un vapor rojizo le envolvía de pies a cabeza haciendo difícil que el aire pasara a sus pulmones, su propia saliva comenzaba a concentrarse en su cara en forma de una espesa espuma amarillenta… murió asfixiado por una de las tecnicas secretas del Santo al que enfrentaba: El Vapor Nebular.
- Seiya “Dime ¿¡Quien te ha envidado!? ¿Quien es la Señora de la Tierra de la que hablas? ¿Que tiene en contra de nuestra Señora Athenea?” Preguntaba un exaltado Santo de Bronce al hombre que sujetaba fuertemente por cuello y unico adversario que habia dejado vivir para interrogarlo. “¡Responde!”
- Caballero III “Aunque te lo dijera… de nada te serviría, Pegaso… dime, ¿Qué es lo que harías una vez que lo supieras?” El único de los Caballeros que aun no había muerto, había sido golpeado brutalmente por Seiya, quien buscaba respuestas a sus preguntas. Los gritos de dolor del Caballero y el romper de las olas en la costa, era lo único que escuchaban los presentes.
Su hermana se gritaba a Seiya que se detuviera, pero parecía que el Santo de Pegaso había perdido el sentido del oído porque la ignoraba completamente. No escuchaba ni los llantos de su hermana mayor ni los “¡Seiya!” del Santo de Andrómeda que sostenía a una alterada Seika sobre su pecho sangriento.
- Seika “¡Seiya, detente!” Grito Seika desesperadamente… ella no había visto a un hombre ser torturado de esta forma, pero Seiya y Shun, no eran extraños a este tipo de sufrimiento.
- Shun “¡Seiya! ¡Ya déjalo Seiya!... ¿no ves que ya ha muerto?”
Santuario, Grecia.
- Shion “¿Lo has conseguido… Shiryu?” Preguntó en tono amable el Papa del Santuario, volviendo su dorada mascara al joven que se arrodillaba ante él al pie del Trono del Santuario.
- Shiryu “Así es, Gran Maestro.” Contestó a su vez el joven que dejaba caer su larga y fina cabellera negra sobre la alfombra que arropaba el brillante piso de la habitación Papal.
- Shion “Debo decirte, Shiryu, que me has sorprendido. A mi me tomo varios años el lograr llegar a la sima del Monte Estrella. Ahora entiendo porque Athena te a elegido a ti, de entre todos los demás Santos de Bronce, para ocupar mi puesto.” Al decir esto, una mirada de profundo cariño, admiración y respeto hacia que los ojos ocultos de Shion brillaran de esperanza al observar al noble joven que se arrodillaba al pie de la escalinata… de alguna forma, el noble corazon del Santo del Dragón, le recordaba a su querido discípulo que solía proteger la Sagrada Casa del Cordero Dorado: Mu de Aries.
- Shiryu “No fue difícil Gran Maestro, después de todo, usted fue quien me ha entrenado durante estos meses.” Respondió humildemente el joven aprendiz sin levantar la mirada y dejando su larga cabellera negra colgar a merced de la refrescante brisa que se filtraba a la habitación Papal.
- Shion “Shiryu, eres un hombre muy noble y humilde.” Se detuvo un momento para observar el efecto que sus palabras tenían sobre su joven aprendiz. Tal y como había previsto, su halago incomodo al Santo de Bronce. “¿No te gusta que te complementen Shiryu?” Preguntó el más grande de los 88 Caballeros de la Orden de Athena. Solo obtuvo de respuesta el silencio de Shiryu, quien pareció hundir aun más las rodillas en la dura piedra de la habitación.
- Shiryu “La verdad… es que nunca me ha gustado sobresalir.” Le respondió humildemente el joven Santo de Bronce.
A pesar de haber observado y peleado al lado de varios nobles Caballeros, Shion nunca había sentido un aura tan noble y sincera como la que percibió aquella noche en Shiryu al confesarle esto. Cada día que pasaba con Shiryu, hacia que creciera la fe en Shion de un Santuario poderoso y justo con un Gran Patriarca al mando.
- Shion “¿Por qué no Shiryu?”
- Shiryu “Creo que es porque…” titubeo un poco, se puso a pensar en su respuesta, no quería elaborar una respuesta que impresionar al Patriarca, sino encontrar la respuesta en su corazón y el Gran Patriarca, no paso por desaprecibido esto. “Siempre me ha molestado el hecho de que los demás me feliciten o conmemoren de alguna forma. Y es que yo no me considero alguien tan especial o mejor que los demás. Nunca me ha gustado sobresalir, porque se que aunque haya gente que me felicite y apoye, sé que aunque no lo digan, me recelan y yo no quiero que los demás se sientan celosos de mis cualidades porque eso no les permitira ver los dones que ellos mismos tienen y se sentiran inferiores ante mi.” Y despues de haber dicho lo que le habia costado tanto trabajo escarbar del fondo de su corazon, permaneció en silencio, arrodillado ante Shion de Aries Patriarca del Santuario de Grecia y el mas grande los 88 Caballeros de la Señora que ambos Santos veneraban y seguian.
Una calida lagrima fue oculta por la mascara dorada que era forzado a llevar el Santo Papa.
- Shion “Eres un hombre muy noble Shiryu.” Le dijo el Santo Papa en un tono paternal a Shiryu que en ningún momento rompió su postura de reverencia hacia el.
Por primera vez en su vida, Shiryu estaba orgulloso de haber sido felicitado por alguien.
- Shiryu “Aquí esta lo que me pidió, Señor.” Y puso ante si una vasija de piedra tomada de las frías y oscuras cámaras de la Colina Estrella. Ni siquiera el mismo sabia que guardaba tan antiguo tesoro.
- Shion “Gracias Shiryu, puedes ir a descansar.”
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GEA LA MADRE DE TODOS LOS DIOSES
Iniciado por
Guest_Camuseiya_*
, feb 17 2006 17:11
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Este tema está cerrado
51 respuestas a este tema
#1
Guest_Camuseiya_*
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Publicado 17 febrero 2006 - 17:11
#2
Guest_Camuseiya_*
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Publicado 17 febrero 2006 - 17:17
Ke pex gente!!!!???
Perdonen la demora pero es ke estuve algo ocupado con la escuela esta semana y tuve problemas tecnicos ke ya habia expresado en el otro tema ahi esta la reedicion de lo ke en el otro y primer fic fue el side story ahora lo convertire en prologo... notaran algunos cambios ke hize en la narracion aunke la ortografia no es muy buena esta cosa como ya habia dicho no corrigue ortografia en espannol (vivo en canada) entonces se me hace dificil poner acentos y cosas asi asi ke hago lo mejor ke puedo apreciaria en vdd ke alguien me ayudara con y eso y le pasara por msn o e-correo el cap antes de publicarlo para ke hicieran las correxiones posibles porfavor ke tb mi ortografia por nomas escribir en ingles en la escuela esta fayandome asi ke nomas eso....
Saludos y ojala ke disfruten el fic ya esoty trabajando en los demas caps y bueno comentarios ya saben ke siempre son bienvenidos...
Salu2
#3
Guest_Saint_June_*
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Publicado 17 febrero 2006 - 19:56
Bueno Hyogllipuff, ya se notan los cambios desde el vamos 
Lo que si deberías hacer dos cosas:
Volver a promocionar tu fic en tu firma...
Y volver a ser un usurio participador y famoso como antes para que así la gente se sienta obligada a leérlo
Lo que si deberías hacer dos cosas:
Volver a promocionar tu fic en tu firma...
Y volver a ser un usurio participador y famoso como antes para que así la gente se sienta obligada a leérlo
#4
Nira Vancopoulos
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Friki de corazón =D
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Publicado 17 febrero 2006 - 23:55
Muy buen fic, la verdad es que me gustó bastante y ahora me pregunto ¿porque no lo lei antes? 
jeje.
Espero que pongas pronto la conti y tambien te invito a que leas mis fics "El entrenamiento de Milo" y "Una bella amistad" ^^ (tengo que hacer un poco de propaganda, los dos estan bien abandonados
)
Te felicito por tu fic
Me despido
jeje.Espero que pongas pronto la conti y tambien te invito a que leas mis fics "El entrenamiento de Milo" y "Una bella amistad" ^^ (tengo que hacer un poco de propaganda, los dos estan bien abandonados
)Te felicito por tu fic
Me despido
#5
Publicado 18 febrero 2006 - 05:44
Genial el fic, se ve interesante y espero una conti nuación jejeje, que sorprendente q uses a Gea aunque no sé bien quienes eran aquellos caballeros, haber si me lo explicas. Bueno, ojalá y hayan nuevos caps tan buenos como este y te invito a q leas mi fic "Juicio Divino" Hasta luego
#6
Alpheratz
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Publicado 20 febrero 2006 - 20:43
¡¡¡¡¡¡¡¡POR FIN!!!!!!! Que nota que hayas vuelto a escribir tu historia, asi sea desde el principio, eso solo te permite mejorar lo ya inmejorable, sigue asi, porque tienes un lllllargo fanfic que continuar 
#7
Lilith
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<<Leoncilla H y Sacerdotiza d la gallina vudú>>
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Publicado 20 febrero 2006 - 22:07
Pues ya guardando tu fic Camubaby, al rato lo imprimiré y lo leeré
T LO DIGO YO
NI PEX, ME DOY
#8
Guest_Camuseiya_*
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Publicado 21 febrero 2006 - 11:38
Bueno gente ps muchas gracias a todos los que han opinado y a los que no porke veo en contador de visitas y bueno entonces les queria agradecer por su apoyo ya el siguiente cap yo creo ke lo publico o mannnana o mas al ratito ke tengo tarea... no se aun que hare con lo de ortografia pero no se preocupes ke ahi veo... Oye june no te molestaria ke te pasara el fic por correo y luego ke tu lo pusieras en tu word y corriguieras por mi las palabras ke te ponga en rojo?? porfa no?? ke asi me tomaria menos escribir el fic pero solo corrigues las palabras no le cmabies nada bien??
De todas formas tendrias la ventaja de ser la primera en leer un nuevo capitulo y se te agradeceria aki en el fic
Gracias por opinar y rexomega, los caballeros se revelaran con el tiempo no te preocupes
Salu2
De todas formas tendrias la ventaja de ser la primera en leer un nuevo capitulo y se te agradeceria aki en el fic
Gracias por opinar y rexomega, los caballeros se revelaran con el tiempo no te preocupes
Salu2
Editado por Camuseiya, 21 febrero 2006 - 11:43 .
#9
Publicado 21 febrero 2006 - 15:38
Bueno, pues me alegro de q mañana haya nuevo mcap, en el caso de q no haya nadie más yo estaría dispuesto a corregirlo jejeje, pero ya veo que June lo hará... Bueno, ten por seguro q en cuanto vea el cap tendrás mi opinión.
#10
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Publicado 21 febrero 2006 - 16:13
CAPITULO 2 -----
EL REGRESO DE LOS DOCE ANGLES DE ORO .
Japón.
- Shun “Seiya aguarda.” Exclamo el portador del Manto de Andrómeda exaltado aun por el ataque de los tres extraños Caballeros enemigos, mientras su camarada excavaba de entre los escombros de su hogar, rescatando lo poco que
podía.
- Seiya “Ya es tarde Shun, he tomado una decisión.” Le dijo el Santo de Bronce al muchacho de cabellera escarlata que sostenía entre sus brazos la herida hermana de Pegaso. “El Cosmos de esos individuos tenia un aura maligna... tal y como lo sospeche, algo terrible esta por suceder... una nueva batalla se avecina.” Exclamó Pegaso mirando al horizonte. Solo Shun sabía lo que se
encontraba en aquella dirección a la que su camarada veía: El Santuario de Athenea... pero no se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta.
- Seika “¡No vayas, Seiya!” Grito desesperada la hermana de Seiya al escuchar lo que había susurrado el Caballero de Andrómeda. “¡Ya no te necesitan hermano, por favor no vayas!” Dijo angustiada Seika exaltándose cada vez mas,
lagrimas comenzaban a correr por sus mejillas y su voz comenzaba a entrecortarse por el llanto.
Pero Seiya solo había escuchado 4 palabras de todo lo que había gritado su hermana, “¡Ya no te necesitan!” estas 4 palabras habían tenido un tremendo impacto en Seiya, su pecho se había encogido y su respiración se aceleraba cada vez que estas palabras resonaban en su mente como un eco maldito que no
podía detener... “¿¡Ya no me necesitan!?”. Cuando Shun había sido recibido por Seika en la playa, le había comentado al
Santo de Andrómeda del comportamiento tan extraño de su hermano y que no sabia que le molestaba tanto. ¿Alguna vez han se han sentido usados? ¿Alguna vez se han sentido inservibles? Si la respuesta es “no” entonces no hay forma de que les pueda narrar el impacto que tuvieron las palabras de la Santa Diosa de la Tierra sobre uno de sus más leales Santos después del
ataque de Artemisa y su hermano Apolo. Athenea, había reunido a los 4 Santos de Bronce que tanta sangre habían derramado por la causa de esta Diosa, para despojarles de los Sagrados Mantos de Bronce, que después de cinco años de sufrimiento, habían ganado justamente en diferentes confines de la Tierra.
- Athenea “Ahora váyanse y vivan su vida como simples mortales que ya nunca mas portaran estos Ropajes Sagrados.”
“¿Que viva mi vida como un mortal, como cualquier ser humano?” Pensaba Seiya con rabia. “Después de toda la sangre derramada, después de todos los enemigos derrotados y todas las vidas que hemos tomado ¿Quiere que sigamos con nuestras vidas como si nunca hubiéramos matado a alguien?”
Estos pensamientos habían estado atormentando al Santo de Pegaso desde hacia ya mucho tiempo, no podía creer que alguien que tanto venerara y protegiese, tratara de esa forma aquellos que hasta la muerte la habían seguido... ¿Por que habían luchado todos estos años?
- Seiya “Seika, tengo que ir. Te dejaremos en la mansión Kido.” Dijo finalmente Pegaso.
Pero Seika no iba a dejar ir a su hermano y continuaba gritando hasta que Shun la golpeo delicadamente en la parte trasera del cuello dejándola inconsciente.
- Shun “¿Estas seguro que quieres hacer esto, Seiya? Te esforzaste tanto para encontrar a tu hermana, si fueras podrías perderla de nuevo... además, recuerdas muy bien lo que Saouri dijo.”
- Seiya “Andando, Shun.”
Y después de dejar la hermana de Pegaso en la mansión Kido a cuidados deTatsumi, ambos Caballeros de Bronce tomaron rumbo hacia el Santuario de Athenea.
Santuario Grecia.
- Guardia “¡Alto en nombre de Athenea! ¡Si aprecian sus vidas den media vuelta y láguense!” Exclamo uno de los tantos guardias que cuidaban la entrada Este del recinto de la Diosa reencarnada.
Frente al gran arco de piedra, que marcaba una de las 4 entradas al Santuario, se detuvieron unas misteriosas figuras encapuchadas: sus rostros y cuerpo cubiertos completamente dejando en misterio el rostro y figuras de estos misteriosos individuos. Si estos guardias hubiesen sido bien entrenados, serian capaces de notar la fina seda blanca de las capas: era
una seda hecha únicamente en Grecia muy cerca de donde se encontraba el Santuario... solo Caballeros Atenienses de rangos altos podían posar sobre sus hombros tales vestimentas...
- Encapuchado “¡Pero que poco respeto tienes por tu vida Guardia mediocre! ¡Fuera de nuestro camino, si aprecias tu propia vida, nos abrirás el paso!” Exclamo uno de los encapuchados mientras levantaba su dedo índice de la manoderecha para señalar a uno de los tantos guardias que ahora los rodeaban... pero no lo hacia con intención de señalarle únicamente, sino se preparaba
para enviarlo al otro mundo... literalmente. Los rayos del Sol reflejaron una luz dorada al tocar la parte del brazo de este individuo que había sido descubierta por la capa que bestia.
- Aioria “¡Detente Mascara de la Muerte!” Exclamo el encapuchado que se paraba a un lado de Mascara de la Muerte tomando el brazo de su camarada para detenerlo. “¡Somos los Doce Santos de Oro... hemos venido a ver al Gran Patriarca!” Dijo el Santo de la quinta Casa Zodiacal dejando caer a sus pies la capa que le cubría revelando sus Ropajes Sagrados que despedían una
extraña luz que hacia tiempo no se posaba sobre el Santuario de la Diosa Athenea.
Habiendo dicho esto, mas figuras encapuchadas aparecieron de por detrás de las rocas que rodeaban el lugar, ni un solo guardia se había dado cuenta de estos otros individuos.
Siberia Oriental.
- Hyoga “Estoy muy orgulloso de ti Jacob.” Dijo en tono fraternal el Santo del Cisne a su amigo que recién había sido otorgado el titulo de Sacerdote en esta pequeña aldea olvidada en los confines de Siberia.
La Misa, había terminado y todos los que habían asistido, ahora rodeaban al nuevo Sacerdote de la villa. Hyoga era uno de los tantos que lo rodeaban y felicitaban.
- Jacob “Muchas gracias Hyoga la verdad es que...”
Pero el pequeño Jacob no termino de decirle a Hyoga lo mucho que había significado para el, que su amigo se hubiera quedado a presenciar la Misa.
Todas las casa de la aldea donde el Santo del Cisne había crecido, sesacudieron momentáneamente debido a la explosión que destruyo la iglesia de la aldea... que aun albergaba docenas de aldeanos, niños, Hyoga... y alpequeño Jacob.
Tomo varios segundos para que el polvo se dispersara. La nieve situada alrededor de la iglesia se había derretido y mojaba los pies de los 2 culpables de semejante tragedia. Dos hombres que vestían unas extrañas armaduras se paraban frente los escombros de la iglesia en ruinas.
Lo primero que vio Hyoga al recuperar la conciencia, fue el cuerpo de su viejo amigo: Jacob, que yacía a pocos metros de el, al igual que Hyoga, la frente de Jacob sangraba, pero a diferencia de la de el, la de Jacob tenia incrustada un pedazo de madera que atravesaba su cráneo... el pequeño Jacob había muerto en la explosión y Hyoga lo sabia, en lo mas profundo de su alma lo sabia, pero se negaba a aceptarlo.
- Caballero I “¿Así que lograste sobrevivir la explosión? Talvez los
Caballeros Atenienses no sean tan débiles como habíamos pensado.” Exclamo,de por detrás de una de las pilas de escombros, uno de los hombres que habían causado la explosión.
Pero Hyoga lo ignoro completamente. Sus manos posadas en el pecho de su amigo de infancia, que bestia ahora la ropa de Padre bañada en sangre. Los ojos del pequeño Jacob permanecían abiertos como los ojos de muchos otros mas permanecen aun después de esta vida... Hyoga ya había visto los rostros
de incontables enemigos muertos, que permanecían con la mirada perdida aun después de haber perdido la vida, como si quisieran capturar una ultima imagen de este mundo para llevársela con ellos al otro mundo. Pero los ojos del pequeño Jacob aun emitían cierta calidez que impedía que las lágrimas que el Santo derramaba dejaran de correr por sus mejillas mezclándose con la
sangre que provenía de su frente.
- Caballero II “No te preocupes Caballero, nosotros los Caballeros de la Señora de la Tierra, tenemos piedad para con aquellos enemigos que tenemos que enfrentar, te reuniremos con el en el Otro Mundo... ¡Muere! ¡Explosión Maligna!” Grito el Caballero, dejando emerger de su puño una onda de fuego que al contacto con su victima, explotaba en un mar de llamas... Hyoga no se
movió ni trato de evitar el golpe. “Ja, los Caballeros de Athena no son la gran cosa, lo que se dice de ellos, no son mas que puras leyendas.”
- Caballero I “Mateo... no puedo moverme.” Exclamo el compañero del Caballero:Mateo de Coraza. Tratando de mirar sobre su hombro para examinar a su camarada, Mateo se dio cuenta, que el también había sido inmovilizado. Un extraño “aro” cubría su cuerpo, impidiéndole moverse.
- Hyoga “Miserables.” Exclamo el Santo del Cisne levantando un Cosmos que ardía con tremenda fuerza. La presión del aire aumento al bajar la temperatura de los alrededores, impidiendo oxigeno pasar a los pulmones de los Caballeros de Gea. “El no era mas que un joven que tenia toda su vida por delante, era querido por todo mundo y nunca había herido a nadie... y
por eso lo mataron... malditos cobardes ¡Mueran! ¡¡¡Polvo de Diamantes!!!” El golpe del ataque de Hyoga, mato instantáneamente a sus oponentes.
Ahora se encontraba caminando fuera de la aldea: no quería permanecer mas tiempo en ese lugar, malos recuerdos venían a su mente... no podía evitar sentirse responsable por la muerte de todos esos aldeanos y de su amigo Jacob: esos caballero habían sido enviados a matarle y el sabia que mientras
permaneciera en esa aldea, todos sus habitantes estarían en grave peligro.
Pero no tenia a donde ir... “¿Por que yo?” se preguntaba este joven Caballero mientras hacia a un lado la nieve de su camino tiñéndola escarlata con la sangre que derramaba. “¿Por que he sido maldecido con esta maldita carga, por que tenia que ser yo uno de los Santos de Athenea?” pero fue al llegar a ese oscuro rincón de su mente que trato de ahuyentar tales pensamientos. El
también había creído que todos los sufrimientos que pasaba, valían la pena para salvar este mundo, pero, al igual que Seiya, se sentía usado y guardaba rencor hacia Athenea... “¿Que es este Cosmo? No... ¡No puede ser... este Cosmo es de!”
Alzo la vista. A lo lejos, un brillo dorado alumbraba una de las colinascubiertas de nieve, era el brillo de un Cosmos que le era muy familiar a este Santo. Se apresuro a correr a la colina sobre la que este Cosmo se posaba.
No podía creer lo que veía. Sobre la colina, la figura de un hermoso joven de ojos azul oscuro, dejaba su larga caballera ser llevada por el viento helado de esta región. Miraba a Hyoga con una mirada fría, haciendo que Hyoga se arrodillara ante el... aun no podía creer que esta persona se parara frente el... “triviaás he perdido demasiada sangre y mi mente esta jugándome trucos.” Pensó el Santo, mas aun así, no se atrevía a romper su
pose de reverencia ante este individuo y permanecía arrodillado ante el.
- Camus de Acuario “Acompáñame Hyoga, Nuestra Señora nos necesita.” Exclamo Camus de Acuario, Guardián de la decimoprimera Casa Zodiacal y supremo Caballero de Cristal. Su armadura dorada alumbrando el rostro de su discípulo.
Isla de la Muerte.
Leyendas hablan de una Isla olvidada por el tiempo, que sin querer ser recordada, se posa en medio del océano evaporando las aguas saladas que tocan sus costas.
El aire es denso, la tierra arde como si estuviera en llamas y no hay ser vivo que se atreva a posar pie en semejante terreno tan hostil.
Es en este lejano recinto de la Tierra es que encontramos a uno de los Caballeros Atenienses mas temibles y poderosos de los 88 Santos Guardianes de la Paz.
Desde hace ya varios meses, Ikki del Fenix, ha estado entrenándose en este lugar para incrementar sus poderes... ha sido el único de los 5 Caballeros de Bronce mas fieles a Athenea al que se le ha permitido poseer y vestir su Ropaje Sagrado... Athena sabía que Ikki comprendería su decisión... y estaba
en lo correcto.
Ahora el Santo del Fenix se encuentra dentro del Volcán Kanon, el único volcán posado sobre esta isla. Se dice que a esta montaña de fuego acuden los Caballeros para recuperarse de sus heridas e Ikki necesitaba sanar las heridas que eran prueba del arduo entrenamiento al que se sometía este joven Caballero... pero algo interrumpió su meditación... podía sentir la presencia de alguien mas en la Isla así que salio a investigar... no podía creer que hubiera alguien mas que supiera de la existencia de la isla o que
se atreviera a posar pie en ella.
- Ikki “Ya he descubierto tu presencia, Caballero, sal y dame la cara.” Exclamo el Santo del Fenix.
Se encontraba en el lado Oeste de la Isla de la Muerte: el lado en el que se encontraban peligrosos y prominentes picos de piedra y el magma era permitido correr libremente quemando todo a su paso. Al perderse el eco de las palabras del Santo de Bronce se levanto una cortina de vapor... el olor no era desconocido para este Caballero: era el olor a azufre. Pero ni el intenso calor o los vapores en el aire, parecían afectar en lo más mínimo a
este Santo.
- Ikki “¡Dame la cara cobarde!” Volvió a exclamar el Santo, pero nadie le contesto. “Tu lo has pedido... recibe mis, ¡Alas del Fenix!” Su cosmo se elevo un momento aumentando aun mas la temperatura de los alrededores, su Cosmo, semejando la silueta de un ave que vive solo en mitos.
El Ken de Ikki se impacto en una de las rocas cercanas, en la dirección en la que había sentido un ligero despliegue de Cosmoenergia.
Pero el suelo comenzó a arder y para sorpresa de Ikki, podía sentir el calor del magma en su propia piel... el suelo de roca volcánica, se había convertido en un mar de llamas que quemaba la piel del Fenix... sentía como su piel se derretía y las lagrimas saliendo de sus ojos se evaporaban por el inmenso calor.
Abrió lo ojos. Se encontraba de pie, su piel intacta de no ser por el sudor frió que la bañaba, la fuerza abandono sus pies por un instante y cayó de
rodillas posando sus manos sobre el suelo para sostenerse... tratando de recuperar el aire que había escapado de sus pulmones. Había sido victima de una ilusión y lo sabia... pero el dolor había sido tan intenso y real... su oponente no era cualquier Caballero, era alguien que conocía y había perfeccionado las artes de la ilusión. Fuese quien fuese su oponente, no mostraba el rostro y permanecía oculto al Sexto Sentido de Ikki, no sentía
su Cosmo por ningún lado, “Este individuo tiene un increíble control de su Cosmo, si me descuido podría matarme en un instante.” Pensó el Fenix dándose cuenta de la situación en la que se encontraba.
- Ikki “Te subestime Caballero, pero no volverá a suceder. Esta vez, te revelaras ante mí. ¡Alas del Fenix!” Volvió a gritar elevando una vez mas su Cosmo, pero en esta ocasión, dirigiendo su golpe a una cortina de vapor. “¡Ya te vi!” Grito el Fenix volteando hacia el lado opuesto de donde había lanzado su último ataque. Tomo una de las plumas que colgaban de su armadura
y la lanzo en dirección a donde había visto a su oponente dirigirse para evitar su poderoso ataque. Hubo un sonido de un golpe de metal con metal y después de unos segundos, un casco rodó a los pies del Santo de Bronce que quedo anonadado al verlo. El casco era de una armadura dorada y su forma extremadamente familiar. Pero a pesar de saber a quien pertenecía, no podía
concebir que su portador estuviese con vida... Talvez había sido victima de otra ilusión... pero... aquel casco era de... ¡Shaka de Virgo!
EL REGRESO DE LOS DOCE ANGLES DE ORO .
Japón.
- Shun “Seiya aguarda.” Exclamo el portador del Manto de Andrómeda exaltado aun por el ataque de los tres extraños Caballeros enemigos, mientras su camarada excavaba de entre los escombros de su hogar, rescatando lo poco que
podía.
- Seiya “Ya es tarde Shun, he tomado una decisión.” Le dijo el Santo de Bronce al muchacho de cabellera escarlata que sostenía entre sus brazos la herida hermana de Pegaso. “El Cosmos de esos individuos tenia un aura maligna... tal y como lo sospeche, algo terrible esta por suceder... una nueva batalla se avecina.” Exclamó Pegaso mirando al horizonte. Solo Shun sabía lo que se
encontraba en aquella dirección a la que su camarada veía: El Santuario de Athenea... pero no se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta.
- Seika “¡No vayas, Seiya!” Grito desesperada la hermana de Seiya al escuchar lo que había susurrado el Caballero de Andrómeda. “¡Ya no te necesitan hermano, por favor no vayas!” Dijo angustiada Seika exaltándose cada vez mas,
lagrimas comenzaban a correr por sus mejillas y su voz comenzaba a entrecortarse por el llanto.
Pero Seiya solo había escuchado 4 palabras de todo lo que había gritado su hermana, “¡Ya no te necesitan!” estas 4 palabras habían tenido un tremendo impacto en Seiya, su pecho se había encogido y su respiración se aceleraba cada vez que estas palabras resonaban en su mente como un eco maldito que no
podía detener... “¿¡Ya no me necesitan!?”. Cuando Shun había sido recibido por Seika en la playa, le había comentado al
Santo de Andrómeda del comportamiento tan extraño de su hermano y que no sabia que le molestaba tanto. ¿Alguna vez han se han sentido usados? ¿Alguna vez se han sentido inservibles? Si la respuesta es “no” entonces no hay forma de que les pueda narrar el impacto que tuvieron las palabras de la Santa Diosa de la Tierra sobre uno de sus más leales Santos después del
ataque de Artemisa y su hermano Apolo. Athenea, había reunido a los 4 Santos de Bronce que tanta sangre habían derramado por la causa de esta Diosa, para despojarles de los Sagrados Mantos de Bronce, que después de cinco años de sufrimiento, habían ganado justamente en diferentes confines de la Tierra.
- Athenea “Ahora váyanse y vivan su vida como simples mortales que ya nunca mas portaran estos Ropajes Sagrados.”
“¿Que viva mi vida como un mortal, como cualquier ser humano?” Pensaba Seiya con rabia. “Después de toda la sangre derramada, después de todos los enemigos derrotados y todas las vidas que hemos tomado ¿Quiere que sigamos con nuestras vidas como si nunca hubiéramos matado a alguien?”
Estos pensamientos habían estado atormentando al Santo de Pegaso desde hacia ya mucho tiempo, no podía creer que alguien que tanto venerara y protegiese, tratara de esa forma aquellos que hasta la muerte la habían seguido... ¿Por que habían luchado todos estos años?
- Seiya “Seika, tengo que ir. Te dejaremos en la mansión Kido.” Dijo finalmente Pegaso.
Pero Seika no iba a dejar ir a su hermano y continuaba gritando hasta que Shun la golpeo delicadamente en la parte trasera del cuello dejándola inconsciente.
- Shun “¿Estas seguro que quieres hacer esto, Seiya? Te esforzaste tanto para encontrar a tu hermana, si fueras podrías perderla de nuevo... además, recuerdas muy bien lo que Saouri dijo.”
- Seiya “Andando, Shun.”
Y después de dejar la hermana de Pegaso en la mansión Kido a cuidados deTatsumi, ambos Caballeros de Bronce tomaron rumbo hacia el Santuario de Athenea.
Santuario Grecia.
- Guardia “¡Alto en nombre de Athenea! ¡Si aprecian sus vidas den media vuelta y láguense!” Exclamo uno de los tantos guardias que cuidaban la entrada Este del recinto de la Diosa reencarnada.
Frente al gran arco de piedra, que marcaba una de las 4 entradas al Santuario, se detuvieron unas misteriosas figuras encapuchadas: sus rostros y cuerpo cubiertos completamente dejando en misterio el rostro y figuras de estos misteriosos individuos. Si estos guardias hubiesen sido bien entrenados, serian capaces de notar la fina seda blanca de las capas: era
una seda hecha únicamente en Grecia muy cerca de donde se encontraba el Santuario... solo Caballeros Atenienses de rangos altos podían posar sobre sus hombros tales vestimentas...
- Encapuchado “¡Pero que poco respeto tienes por tu vida Guardia mediocre! ¡Fuera de nuestro camino, si aprecias tu propia vida, nos abrirás el paso!” Exclamo uno de los encapuchados mientras levantaba su dedo índice de la manoderecha para señalar a uno de los tantos guardias que ahora los rodeaban... pero no lo hacia con intención de señalarle únicamente, sino se preparaba
para enviarlo al otro mundo... literalmente. Los rayos del Sol reflejaron una luz dorada al tocar la parte del brazo de este individuo que había sido descubierta por la capa que bestia.
- Aioria “¡Detente Mascara de la Muerte!” Exclamo el encapuchado que se paraba a un lado de Mascara de la Muerte tomando el brazo de su camarada para detenerlo. “¡Somos los Doce Santos de Oro... hemos venido a ver al Gran Patriarca!” Dijo el Santo de la quinta Casa Zodiacal dejando caer a sus pies la capa que le cubría revelando sus Ropajes Sagrados que despedían una
extraña luz que hacia tiempo no se posaba sobre el Santuario de la Diosa Athenea.
Habiendo dicho esto, mas figuras encapuchadas aparecieron de por detrás de las rocas que rodeaban el lugar, ni un solo guardia se había dado cuenta de estos otros individuos.
Siberia Oriental.
- Hyoga “Estoy muy orgulloso de ti Jacob.” Dijo en tono fraternal el Santo del Cisne a su amigo que recién había sido otorgado el titulo de Sacerdote en esta pequeña aldea olvidada en los confines de Siberia.
La Misa, había terminado y todos los que habían asistido, ahora rodeaban al nuevo Sacerdote de la villa. Hyoga era uno de los tantos que lo rodeaban y felicitaban.
- Jacob “Muchas gracias Hyoga la verdad es que...”
Pero el pequeño Jacob no termino de decirle a Hyoga lo mucho que había significado para el, que su amigo se hubiera quedado a presenciar la Misa.
Todas las casa de la aldea donde el Santo del Cisne había crecido, sesacudieron momentáneamente debido a la explosión que destruyo la iglesia de la aldea... que aun albergaba docenas de aldeanos, niños, Hyoga... y alpequeño Jacob.
Tomo varios segundos para que el polvo se dispersara. La nieve situada alrededor de la iglesia se había derretido y mojaba los pies de los 2 culpables de semejante tragedia. Dos hombres que vestían unas extrañas armaduras se paraban frente los escombros de la iglesia en ruinas.
Lo primero que vio Hyoga al recuperar la conciencia, fue el cuerpo de su viejo amigo: Jacob, que yacía a pocos metros de el, al igual que Hyoga, la frente de Jacob sangraba, pero a diferencia de la de el, la de Jacob tenia incrustada un pedazo de madera que atravesaba su cráneo... el pequeño Jacob había muerto en la explosión y Hyoga lo sabia, en lo mas profundo de su alma lo sabia, pero se negaba a aceptarlo.
- Caballero I “¿Así que lograste sobrevivir la explosión? Talvez los
Caballeros Atenienses no sean tan débiles como habíamos pensado.” Exclamo,de por detrás de una de las pilas de escombros, uno de los hombres que habían causado la explosión.
Pero Hyoga lo ignoro completamente. Sus manos posadas en el pecho de su amigo de infancia, que bestia ahora la ropa de Padre bañada en sangre. Los ojos del pequeño Jacob permanecían abiertos como los ojos de muchos otros mas permanecen aun después de esta vida... Hyoga ya había visto los rostros
de incontables enemigos muertos, que permanecían con la mirada perdida aun después de haber perdido la vida, como si quisieran capturar una ultima imagen de este mundo para llevársela con ellos al otro mundo. Pero los ojos del pequeño Jacob aun emitían cierta calidez que impedía que las lágrimas que el Santo derramaba dejaran de correr por sus mejillas mezclándose con la
sangre que provenía de su frente.
- Caballero II “No te preocupes Caballero, nosotros los Caballeros de la Señora de la Tierra, tenemos piedad para con aquellos enemigos que tenemos que enfrentar, te reuniremos con el en el Otro Mundo... ¡Muere! ¡Explosión Maligna!” Grito el Caballero, dejando emerger de su puño una onda de fuego que al contacto con su victima, explotaba en un mar de llamas... Hyoga no se
movió ni trato de evitar el golpe. “Ja, los Caballeros de Athena no son la gran cosa, lo que se dice de ellos, no son mas que puras leyendas.”
- Caballero I “Mateo... no puedo moverme.” Exclamo el compañero del Caballero:Mateo de Coraza. Tratando de mirar sobre su hombro para examinar a su camarada, Mateo se dio cuenta, que el también había sido inmovilizado. Un extraño “aro” cubría su cuerpo, impidiéndole moverse.
- Hyoga “Miserables.” Exclamo el Santo del Cisne levantando un Cosmos que ardía con tremenda fuerza. La presión del aire aumento al bajar la temperatura de los alrededores, impidiendo oxigeno pasar a los pulmones de los Caballeros de Gea. “El no era mas que un joven que tenia toda su vida por delante, era querido por todo mundo y nunca había herido a nadie... y
por eso lo mataron... malditos cobardes ¡Mueran! ¡¡¡Polvo de Diamantes!!!” El golpe del ataque de Hyoga, mato instantáneamente a sus oponentes.
Ahora se encontraba caminando fuera de la aldea: no quería permanecer mas tiempo en ese lugar, malos recuerdos venían a su mente... no podía evitar sentirse responsable por la muerte de todos esos aldeanos y de su amigo Jacob: esos caballero habían sido enviados a matarle y el sabia que mientras
permaneciera en esa aldea, todos sus habitantes estarían en grave peligro.
Pero no tenia a donde ir... “¿Por que yo?” se preguntaba este joven Caballero mientras hacia a un lado la nieve de su camino tiñéndola escarlata con la sangre que derramaba. “¿Por que he sido maldecido con esta maldita carga, por que tenia que ser yo uno de los Santos de Athenea?” pero fue al llegar a ese oscuro rincón de su mente que trato de ahuyentar tales pensamientos. El
también había creído que todos los sufrimientos que pasaba, valían la pena para salvar este mundo, pero, al igual que Seiya, se sentía usado y guardaba rencor hacia Athenea... “¿Que es este Cosmo? No... ¡No puede ser... este Cosmo es de!”
Alzo la vista. A lo lejos, un brillo dorado alumbraba una de las colinascubiertas de nieve, era el brillo de un Cosmos que le era muy familiar a este Santo. Se apresuro a correr a la colina sobre la que este Cosmo se posaba.
No podía creer lo que veía. Sobre la colina, la figura de un hermoso joven de ojos azul oscuro, dejaba su larga caballera ser llevada por el viento helado de esta región. Miraba a Hyoga con una mirada fría, haciendo que Hyoga se arrodillara ante el... aun no podía creer que esta persona se parara frente el... “triviaás he perdido demasiada sangre y mi mente esta jugándome trucos.” Pensó el Santo, mas aun así, no se atrevía a romper su
pose de reverencia ante este individuo y permanecía arrodillado ante el.
- Camus de Acuario “Acompáñame Hyoga, Nuestra Señora nos necesita.” Exclamo Camus de Acuario, Guardián de la decimoprimera Casa Zodiacal y supremo Caballero de Cristal. Su armadura dorada alumbrando el rostro de su discípulo.
Isla de la Muerte.
Leyendas hablan de una Isla olvidada por el tiempo, que sin querer ser recordada, se posa en medio del océano evaporando las aguas saladas que tocan sus costas.
El aire es denso, la tierra arde como si estuviera en llamas y no hay ser vivo que se atreva a posar pie en semejante terreno tan hostil.
Es en este lejano recinto de la Tierra es que encontramos a uno de los Caballeros Atenienses mas temibles y poderosos de los 88 Santos Guardianes de la Paz.
Desde hace ya varios meses, Ikki del Fenix, ha estado entrenándose en este lugar para incrementar sus poderes... ha sido el único de los 5 Caballeros de Bronce mas fieles a Athenea al que se le ha permitido poseer y vestir su Ropaje Sagrado... Athena sabía que Ikki comprendería su decisión... y estaba
en lo correcto.
Ahora el Santo del Fenix se encuentra dentro del Volcán Kanon, el único volcán posado sobre esta isla. Se dice que a esta montaña de fuego acuden los Caballeros para recuperarse de sus heridas e Ikki necesitaba sanar las heridas que eran prueba del arduo entrenamiento al que se sometía este joven Caballero... pero algo interrumpió su meditación... podía sentir la presencia de alguien mas en la Isla así que salio a investigar... no podía creer que hubiera alguien mas que supiera de la existencia de la isla o que
se atreviera a posar pie en ella.
- Ikki “Ya he descubierto tu presencia, Caballero, sal y dame la cara.” Exclamo el Santo del Fenix.
Se encontraba en el lado Oeste de la Isla de la Muerte: el lado en el que se encontraban peligrosos y prominentes picos de piedra y el magma era permitido correr libremente quemando todo a su paso. Al perderse el eco de las palabras del Santo de Bronce se levanto una cortina de vapor... el olor no era desconocido para este Caballero: era el olor a azufre. Pero ni el intenso calor o los vapores en el aire, parecían afectar en lo más mínimo a
este Santo.
- Ikki “¡Dame la cara cobarde!” Volvió a exclamar el Santo, pero nadie le contesto. “Tu lo has pedido... recibe mis, ¡Alas del Fenix!” Su cosmo se elevo un momento aumentando aun mas la temperatura de los alrededores, su Cosmo, semejando la silueta de un ave que vive solo en mitos.
El Ken de Ikki se impacto en una de las rocas cercanas, en la dirección en la que había sentido un ligero despliegue de Cosmoenergia.
Pero el suelo comenzó a arder y para sorpresa de Ikki, podía sentir el calor del magma en su propia piel... el suelo de roca volcánica, se había convertido en un mar de llamas que quemaba la piel del Fenix... sentía como su piel se derretía y las lagrimas saliendo de sus ojos se evaporaban por el inmenso calor.
Abrió lo ojos. Se encontraba de pie, su piel intacta de no ser por el sudor frió que la bañaba, la fuerza abandono sus pies por un instante y cayó de
rodillas posando sus manos sobre el suelo para sostenerse... tratando de recuperar el aire que había escapado de sus pulmones. Había sido victima de una ilusión y lo sabia... pero el dolor había sido tan intenso y real... su oponente no era cualquier Caballero, era alguien que conocía y había perfeccionado las artes de la ilusión. Fuese quien fuese su oponente, no mostraba el rostro y permanecía oculto al Sexto Sentido de Ikki, no sentía
su Cosmo por ningún lado, “Este individuo tiene un increíble control de su Cosmo, si me descuido podría matarme en un instante.” Pensó el Fenix dándose cuenta de la situación en la que se encontraba.
- Ikki “Te subestime Caballero, pero no volverá a suceder. Esta vez, te revelaras ante mí. ¡Alas del Fenix!” Volvió a gritar elevando una vez mas su Cosmo, pero en esta ocasión, dirigiendo su golpe a una cortina de vapor. “¡Ya te vi!” Grito el Fenix volteando hacia el lado opuesto de donde había lanzado su último ataque. Tomo una de las plumas que colgaban de su armadura
y la lanzo en dirección a donde había visto a su oponente dirigirse para evitar su poderoso ataque. Hubo un sonido de un golpe de metal con metal y después de unos segundos, un casco rodó a los pies del Santo de Bronce que quedo anonadado al verlo. El casco era de una armadura dorada y su forma extremadamente familiar. Pero a pesar de saber a quien pertenecía, no podía
concebir que su portador estuviese con vida... Talvez había sido victima de otra ilusión... pero... aquel casco era de... ¡Shaka de Virgo!
Editado por Camuseiya, 21 febrero 2006 - 16:15 .
#11
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Publicado 21 febrero 2006 - 16:16
Ahi esta el segundo capitulo del fic muchas gracias rexomega por tu oferta la conciderare porke no he hablado todavia con june asi ke no c jejeje de hecho acabo de pensarlo jejeje...
Bueno sus opiniones sn muy agradecidas Leni muchas gracias por tus comentarios y tratare de darme el tiempo de leer tus fics = contigo amigo RExomega Y june como ke no soy popular??
Salu2
Bueno sus opiniones sn muy agradecidas Leni muchas gracias por tus comentarios y tratare de darme el tiempo de leer tus fics = contigo amigo RExomega
Y june como ke no soy popular?? Salu2
#12
Isengard
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Lente currite noctis equi
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Publicado 21 febrero 2006 - 16:29
Mira Camuseiya, aqui tienes la "edición" que, te comentaba, podría hacerse:
| QUOTE |
| - Shun “Seiya aguarda.” Exclamo el portador del Manto de Andrómeda exaltado aun por el ataque de los tres extraños Caballeros enemigos, mientras su camarada excavaba de entre los escombros de su hogar, rescatando lo poco que podía. |
-Shun: Seiya, ¡aguarda! Exclamó el portador del manto de Andrómeda, exaltado aun por el ataque de los tres extraños caballeros enemigos. Mientras, su camarada escavaba de entre los escombros de su hogar, rescatando lo poco que podía.
| QUOTE |
| - Seiya “Ya es tarde Shun, he tomado una decisión.” Le dijo el Santo de Bronce al muchacho de cabellera escarlata que sostenía entre sus brazos la herida hermana de Pegaso. “El Cosmos de esos individuos tenia un aura maligna... tal y como lo sospeche, algo terrible esta por suceder... una nueva batalla se avecina.” Exclamó Pegaso mirando al horizonte. Solo Shun sabía lo que se encontraba en aquella dirección a la que su camarada veía: El Santuario de Athenea... pero no se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta. |
- Seiya: “Ya es tarde, Shun, he tomado una decisión”, le dijo el santo de bronce al muchacho de cabellera escarlata, quien sostenía entre sus brazos a la hermana herida del Pegaso. “El cosmos de esos individuos tenía un aura maligna; tal y como lo sospeché, algo terrible está por suceder… una nueva batalla se avecina" -exclamó Pegaso, mirando hacia el horizonte-. Sólo Shun sabía lo qué se encontraba en aquella dirección, a la que su camarada veía: El Santuario de Athenea. Pero no se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta.
A ver qué te parece...
saludos!
PD: Está muy bueno
#13
Sara
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Acostumbrarse es otra forma de morir
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Publicado 21 febrero 2006 - 19:25
Antes que nada..felicidades Camuseiya por traernos de vuelta la historia en verdad sabes que desde que empecé a leerla me volví fanática de la sección de fics
tiempos aquellos.Me gusta que te tomes con seriedad la historia y de paso que quieras corregir los errores de redacción y ortográficos, veo que ya no precisas de mi ayuda porque noto que más personas te están colaborando, igual si necesitas algo me avisas
Cuídate mucho y seguiré pendiente
"Sé tú mismo, los demás puestos ya están ocupados"
#14
Guest_Camuseiya_*
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Publicado 21 febrero 2006 - 19:59
Como de ke no sarita???
Si tu ayuda la tomo siempre en cuenta es mas me sentiria muy mal si tu de repente desparecieras y no contara ya con tus opiniones y consejos por el tema y por msn!! Claro si eres una de las siempre leales a mi fic te kiero mucho y el fic ha decir vdd dudo ke sea igual sino te muestras por aki
Oye Isengard si me gusto la edicion yo la vdd tuve ke usar el corrector de Yahoo para correguir unas faltas ortograficas y despues le pedi a mi gran amigo y colaborador _Saga_ ke corriguiera en su word pero algo paso entre tanta copiada y pegada en especial cuando lo pase al foro no se ke paso ke las letras todas se desarreglaron y me pase como media hora corriguiendo erroes de cuando pegue el fic del archivo al foro no se ke paso cuando lo pegue ke me desordeno todo los renglones en especial se volvieron un desastre
pero bueno toda ayuda es siempre apreciada...Vaya ke buenos animos para continuar ya van varias personas ke ofrecen su ayuda muchas gracias y el tercer cap lo mas seguro ke se los pongo el fin de semana o el lunes
depende de como este la escuela Salu2 y sigan opinando
#15
Publicado 24 febrero 2006 - 00:54
Muy bueno el fic, me quito el sombrero, se ve bastamnte logrado, aunque falta explicar q pasó con los dorados tras el tenkai, pero todo está bien, perfecto, le doy un 10.
Editado por Rexomega, 24 febrero 2006 - 01:21 .
#16
Thong_Hu
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Publicado 24 febrero 2006 - 10:57
Esta bastante mejor que el de antes!!
Salu2
Radamanthys: ¿qué hacen ustedes aquí? ¿Creen poder traicionar al Señor Hades?
“¡Grateast Caution!”
...
Encuentra el Arco que incluso Hitler declinó a cruzar...
Pista: Todos hemos necesitado de un tutor, al menos una vez en nuestra vida. Encuentra al tuyo…
Salu2
Radamanthys: ¿qué hacen ustedes aquí? ¿Creen poder traicionar al Señor Hades?
“¡Grateast Caution!”
...
Encuentra el Arco que incluso Hitler declinó a cruzar...
Pista: Todos hemos necesitado de un tutor, al menos una vez en nuestra vida. Encuentra al tuyo…
Editado por Isengard, 13 marzo 2007 - 15:47 .
Ki ki : Vas a usar la armadura de libra seiya?
Seiya: No lo hare, solo hay una persona en este mundo que merece llevar la armadura de libra, el es el principal personaje de los 88 caballeros y esa persona es el maestro, esa armadura puede dividirse en 6 diferentes pares de armas, 12 armas en total. Atena nunca ha aprobado que usemos armas desde la mitologia, pero hay una excepción, que es cuando el caballero libra, el maestro, piensa que es necesario, entonces si nos permite usar armas, solo por la justicia!!!
Seiya: No lo hare, solo hay una persona en este mundo que merece llevar la armadura de libra, el es el principal personaje de los 88 caballeros y esa persona es el maestro, esa armadura puede dividirse en 6 diferentes pares de armas, 12 armas en total. Atena nunca ha aprobado que usemos armas desde la mitologia, pero hay una excepción, que es cuando el caballero libra, el maestro, piensa que es necesario, entonces si nos permite usar armas, solo por la justicia!!!
#17
Nira Vancopoulos
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Publicado 24 febrero 2006 - 20:30
Al fin me di un tiempito para leer este segundo capitulo ^^. Me gustó mucho, escribes muy bien y bueno, te felicito por ello . Espero que pronto pongas el tercer capitulo porque te esta quedando muy interesante 
Me despido
. Espero que pronto pongas el tercer capitulo porque te esta quedando muy interesante Me despido
#18
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Publicado 24 febrero 2006 - 22:28
Jojojo muchisimas gracias a todos los lectores ke apoyan con sus comentarios la vdd ke me da mucho gusto leer todos sus comentarios y ke gusto verte por estos lados de nuevo Thong_Hu espero ke te kedes con la historia y el fic
RExomega ke amables tus palabras amigo mio la vdd ke se agradesco tu apoyo y Leni ke bueno ke te diste el tiempo de leer el cap muchas gracias y no te preocupes amigo Rexomega ke todo se explicara con lo de los dorados y los caballeros y todo solo ke se ira explicando poco a poco entre varios caps en el siguiente si se diran varias cosas o mas bien doy un poco de "pistas" pero no digo nada derecho pero no te preocupes ke se dira solo ke algo de paciencia ke les ENCANTARA todos los desenlaces ke tendran estas preguntas solo esperenme
y bueno el nuevo cap estara con uds la proxima semana como el miercoles o por ahi porke este fin tengo un trabajo ke hacer de biologia asi ke espero me disculpen pero lo pongo a mas tardar el miercoles o jueves perdonen ke esta semana estara algo pesada academicamente Salu2
#19
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Publicado 27 febrero 2006 - 22:30
CAPITULO 3 - - - - -
EL REGRESO DEL CABALLERO de VIRGO
IKKI VS SHAKA
Isla de la Reina Muerte.
- Ikki: “Muéstrate... ¡¡¡Shaka de Virgo!!!” -Exclamo el Santo Fenix, ocultando en su voz, su sorpresa-. El casco de oro aun a sus pies.
De repente, la cortina de fuego que se hallaba a pocos metros del Santo de Bronce, se dividió en dos, como si fuera ja.la.da por una fuerza ajena. Un joven de cabellera dorada se encontraba encarando al Santo de Bronce, su cuerpo protegido por una armadura que brillaba de un extraño color anaranjado, al ser reflejadas las llamas de los alrededores, sobre este Sagrado Manto. Mantenía sus ojos cerrados, y aun así, estaba conciente de todo lo que se hallaba a sus alrededores.
Ikki retrocedió un paso al ver confirmadas sus sospechas sobre quién era su atacante.
- Ikki: “¿Pero, pero… cómo? -Preguntó el Santo- Ustedes, los Caballeros de Oro, sus almas... fueron selladas por los Dioses.” El sudor frió que expulsaban los poros de este Santo Guerrero, ardía en su piel, al ser calentado por las llamas que ardían por debajo del suelo de roca volcánica; mas Ikki era ajeno al dolor del sudor que quemaba su piel, todos sus sentidos se concentraban en el Santo Ateniense, que se posaba desafiante frente a él.
- Shaka: “Ikki, he sido enviado por los mismo Dioses que sellaron mi alma, para castigarte, ahora, ¡muere!: ¡Golpe de Buda!” A una velocidad impresionante, el Santo Dorado de Virgo embistió al Caballero que en otra ocasión había enfrentado. La palma de su mano, a unos centímetros del pecho del Santo del Fénix, y una extraña esfera de rojiza energía posada sobre esta. El Santo de Bronce no tuvo oportunidad de esquivar el sorpresivo ataque; sintió como su pecho se comprimía, aplastando sus órganos internos. Sus pies levantados del suelo y su cuerpo propulsado por el impacto contra una roca que detuvo su vuelo.
- Ikki: “mi… serable...” -Dijo el joven Caballero, recuperando el aire, una vez que había terminado de escupir la sangre que subía por su esófago, después del sorpresivo embiste de su oponente-. Alzó la vista. Solo podía ver la cortina de cenizas que había levantado el Caballero de Virgo, al atacarlo a semejante velocidad. Una grieta partía el suelo rocoso en dos, demostrando una vez mas, la velocidad de aquel Guerrero, que ahora Ikki enfrentaba.
Pero Shaka había usado la cortina de polvo para volver a ocultarse del Fénix.
- Shaka: “Ikki, Ikki, después de tanto tiempo que has pasado entrenándote en este Infierno, es decepcionante ver que no has crecido en lo mas mínimo” -Se oyó decir a la voz del Guardián de la Sexta Casa Zodiacal cuya voz, resonante como un eco, parecía venir de todas partes, hacia imposible el determinar de dónde provenía su voz- “¡Exorcismo de Duendes y Demonios!”
Se escucho el eco de la voz del Santo de Virgo sentenciar.
Sus pies flotaban en el aire y a donde quiera que miraba, figuras astrales del Buda le devolvían la mirada. Varias de estas figurillas se impactaban en su flote eterno sobre su vestimenta bronceada, volviéndose polvo. Pero no tuvo mucho tiempo de contemplar sus alrededores. A lo lejos, podía oír los gritos de dolor de cientos de almas en pena. Volviéndose, Ikki vio, aterrorizado, cientos de almas que se abalanzaban sobre él.
- Ikki: “¡No me subestimes, Shaka!”, Exclamo el Santo de Bronce elevando su Cosmos, sin darse cuenta de que sus palabras se habían perdido en la infinidad de este confín dimensional. “¡Alas del Fenix!”
Gritó el Caballero, lanzando de su puño, un rayo de llamas que se impactó directamente en las almas que lo atacaban... pero no fue suficiente para detener el avance de los demonios, invocados por el Santo de Virgo. De entre la infinidad de llamas creadas por el choque de los kens de ambos Santos, varias almas continuaron avanzando hacia el Santo de Fenix.
Un frió indescriptible congeló el agua que guardaba en sus pulmones al entrar el primer demonio en su cuerpo. Sus gritos de dolor se mezclaron con las de aquellas almas en pena, que atravesaban su cuerpo, helando cada gota de sangre en su ser.
Su cuerpo cayó en dura roca, ardiente, quemando su rostro.
- Shaka “El Exorcismo de Duendes y Demonios, es una técnica única, Ikki -Dijo aquel joven rubio que se paraba frente al cuerpo maltrecho del Caballero del Fénix- mi técnica convoca a las almas que habitan los Seis Mundos para atacar a mi oponente. No importa que tipo de técnica uses, mis demonios no pueden ser detenidos con un simple ken, porque no atacan el cuerpo de mi rival, sino su espíritu. Ahora, ¡muere, Ikki del Fénix!”. Alzó su brazo y volvió a generar aquella esfera de energía, que había agrietado el Manto del Fénix... se preparaba a darle el golpe de gracia.
Santuario, Grecia.
Los Santos de Oro, que milagrosamente habían regresado al Santuario, fueron recibidos con cientos de ovaciones y cantos de alegría. Hacia tiempo que no se sentía aquella sensación de alegría en el recinto de la Diosa Athenea.
Shion había observado, anonadado, en el Coliseo del Santuario, docenas de Caballeros vistiendo sus brillantes armaduras. Todos ellos arrodillados ante el mayor de los 88 Santos Athenienses. 10 Caballeros de Oro, 24 de plata y 43 Caballeros de Bronce; 79 Caballeros athenienses habían regresado al Santuario de la Diosa que protegían... solo hacían falta 5 Caballeros de Bronce, los Santos Dorados de Virgo y Acuario, más los cuatro misteriosos Santos de los que se habla sólo en las leyendas. Pero no importaba, había pasado mucho tiempo desde que el Papa del Santuario había sentido arder en su cuerpo la llama de la esperanza, una llama que calentaba y reconfortaba su espíritu con su calidez, cegándolo de la verdad de una profecía que nadie parecía recordar en estos momentos: “”e dice que los Caballeros de Athena regresan a esta Tierra para protegerla, cuando la maldad prolifera en este mundo. Ellos, son los Caballeros de Athenea que protegerán a esta Tierra con su vida, cuando las fuerzas del mal intenten destruirla...” ¿Pero de que mal se trataba?
En estos momentos, nadie parecía recordar esta antigua profecía, todo el mundo tenía llenos los corazones de alegría y esperanza, no dejaban sitio para la razón y la reflexión.
Novena Casa Zodiacal, Santuario, Grecia.
Después de haber sido recibido con ovaciones y cantos de alegría, uno de los doce Santos de Oro caminaba pensativo en la Novena Casa Zodiacal. Su nombre: Shura, de Capricornio.
El Santo Dorado de Capricornio, se había alejado de las festividades que acompañaban su llegada. Tenía algo más importante en mente: debía encontrar a aquel leal Santo que había acusado falsamente de traidor; Aioros de Sagitario... pero, aquel misterioso Caballero, no parecía encontrarse en la Casa Zodiacal que debería estar protegiendo... y tampoco se hallaba en el Coliseo, en medio de las festividades.
- Caballero: “No esta aquí” -Dijo una misteriosa silueta oculta por las sombras que albergaba la Novena Casa-.
- Shura: “¿Quién anda ahí? -Preguntó el Dorado- ¡Muéstrate!” Ordenó el Caballero.
De las sombras, de una de las columnas cercanas, emergió un hombre de larga cabellera azulada que portaba una de las Vestimentas Doradas, su nombre: Saga de Géminis.
- Shura: “¡Saga!” -Grito sorprendido- el Guardián de la Décimaprimera Casa Zodiacal-.
- Saga: “Que coincidencia que ambos busquemos al mismo Santo, pero ha sido llamado a los aposentos del Patriarca, parece que Shion se nos adelantó, Shura -Dijo tranquilamente el Caballero de Géminis; su armadura, brillante como el Sol- No hay mas remedio que esperarle-.
Shura no quería decir nada. A decir verdad, aun encontraba algo difícil el confiar en alguien que había cometido tantos pecados; pero sabía muy bien, que Saga se hallaba en esta casa por la misma razón que el: quería disculparse con el Caballero de Sagitario.
- Saga: “Shura, ¿Recuerdas cómo volviste a la vida?” –Preguntó, de repente, el Caballero Dorado a su camarada, rompiendo el silencio-.
- Shura: “No. Lo último que recuerdo, es el rostro de Shiryu, sosteniéndome, antes de morir” -Concluyó el Santo-.
- Saga: “¿No te parece sospechoso que los Dioses nos hayan sellado en la oscuridad, y ahora nos encontremos todos de vuelta en el Santuario? ¿Qué ganarían al dejarnos libres?” -Preguntó el Caballero de Géminis, quien parecía haber dirigido esa pregunta para sí mismo, en vez de a su Camarada de Orden.
Shura no quería decir nada. Él no se había hecho esa pregunta antes. Ahora, se sentía avergonzado, al darse cuenta de que, el Caballero -del que menos pensaba- había estado cavilando ya, en varias cosas perturbadoras… cosas, de las que él mismo debería estar consciente.
- Shura: “¿Pero, quién podría habernos liberado? Solo un Dios podría liberarnos de aquella prisión... ¿Atenea, triviaás?
Eso debe ser –pensó, convencido, el Caballero de Capricornio- Athenea nos necesita... ella debió habernos liberado.”
- Saga: “Eso es imposible. -Dijo el Caballero de Géminis sin romper su recta postura, sus ojos enfocados en una flecha dorada, incrustada en la pared sobre la que se hallaba un escrito tallado y firmado por el Guardián de la Novena Casa- Según el Patriarca, Nuestra Señora ha estado muy débil últimamente, de ninguna forma podría ser capaz de romper un sello puesto por los Dioses Griegos. Sólo hay un individuo capaz de liberar las almas de los profundos abismos del Otro Mundo; un dios capaz de controlar la vida y la muerte, un ser capaz de devolverle la vida a aquellos que la hayan perdido”.
- Shura: ¿Quieres decir que…? -Exclamó Shura- al comprender a quien se referia su camarada-.
“Pero es imposible” -Pensó Saga-. “Seiya lo… lo derrotó... ¡No puede estar vivo!”
Isla de la Reina Muerte.
- Shaka: “Pero que decepcionante, Ikki. Esperaba al menos un poco de batalla” -Dijo el Santo Dorado de Virgo con el brazo levantado y con una pequeña esfera de energía dorada en la palma de su mano-. “Muere, Ikki: ¡El Golpe de Buda!” Y el Caballero Dorado libero el poder, concentrado en la palma de su mano, en contra del Caballero que se encontraba a sus pies.
El impacto del ken, creó un pequeño cráter en la roca volcánica sobre el que se paraba, únicamente, el Santo de Virgo.
- Shaka: “¡Maldición! ¿Asi que aun tenias fuerzas para esquivar mi ataque?”.
- Ikki: “Shaka de Virgo -Exclamó el Caballero de Fénix, que se paraba sobre una de las rocas que sobresalían en este hostil terreno- somos Guerreros que pelean por la misma Diosa, por esa razón, te daré un consejo: no me subestimes.”
- Shaka: “Ikki, eres un Caballero que tiene demasiada confianza en sus habilidades, eres un ciego que camina sin bastón, porque confía demasiado en sus demás sentidos.”
- Ikki “¡Alas del Fenix!”
Y elevando su Cosmos nuevamente, el Santo de Bronce lanzo un mar de llamas de su puño.
Shaka estaba listo para evadir el ataque, podía ver claramente todos los movimientos de su oponente, incluso, pudo haber detenido el ataque del Fénix antes de que lo realizara... pero no lo hizo. No había podido moverse. El cráter que había creado con su Golpe de Buda, se había llenado de lava ardiente. Su armadura dorada se derretía en aquel mar de llamas dejando desprotegida su piel, ardiendo en fuego. De repente, sintió el embiste de un golpe de energía, y un calor ardiente, propulsándolo varios metros hacia atrás, hasta golpear el suelo rocoso.
- Ikki: “¿Creíste que te seria tan fácil vencerme?” -Pregunto desafiante el Santo de Bronce-.
- Shaka: “¿Pero... pero como?” -Preguntó confuso el Caballero de Virgo, al ser despojado de su segura victoria-.
- Ikki: “Cuando usaste tu Exorcismo de Duendes y Demonios, no use mis Alas del Fénix para tratar de contrarrestar tu ataque -Explico el Caballero- Usé mi técnica para distraerte de mi verdadero ataque: mi Puño Fantasma”.
“¡Es imposible!” -Pensó Shaka-. “Al realizar mi técnica, todos mis enemigos son enviados momentáneamente a otra dimensión. Para poder golpearme, en esa dimensión, el golpe de Ikki debió haber viajado cientos de años luz para alcanzarme... su ilusión surtió efecto en el momento oportuno para que Ikki contraatacara con su ken.”
- Shaka: “Ja. Era de esperarse de uno de los Caballeros mas poderosos de Nuestra Diosa... es irónico, ¿no crees, Ikki? Tú y yo nos conocimos por primera vez en este infierno. En aquel entonces, te perdoné la vida, al ver el bien en tu corazón... pero con el paso del tiempo, ese corazón, al ver tantos rostros muertos, se ha corrompido. ¡Prepárate Ikki! ¡Riku Dou Rin Ne!”
No había forma de evitar este ataque. Al despedir aquellos rayos de energía de entre sus manos, el Caballero de Virgo había sentenciado al Santo del Fénix a una eternidad de sufrimiento en alguno de los Seis Infiernos. Un pequeño rayo de energía golpeó la frente de Ikki, mandando a volar su casco, sus rodillas cayeron inmediatamente al suelo, seguidas por el resto del cuerpo del Santo, al haber sido despojado de su alma. Su cuerpo yacía inmóvil sobre una cama de cenizas volcánicas. “Es inútil que intentes ocultarte de mi, Ikki, tus ilusiones ya no funcionaran conmigo” -Dijo de repente el Caballero Dorado, mirando en dirección opuesta de donde yacía el cuerpo de su oponente-. Sus pies se levantaron del suelo comenzando a levitar. Tomó entonces la posición de flor de loto, y elevando un Cosmo que hacía temblar el suelo rocoso, situado bajo su cuerpo flotante, dispersando las cenizas de los alrededores. “¡¡¡Ten Ma Kou Fuku!!!”
La majestuosa flor rosada, que había envuelto al Santo de Virgo, ahora se abría, dejando admirar de nuevo la figura del joven rubio, rodeado por la prominente luz dorada que bañaba su armadura. Pero esta majestuosa vista, había sido la última que varios otros Caballeros habían admirado, antes de morir. El tremendo ken del Santo Dorado impactó a varios metros de donde se encontraba. El impacto hizo temblar la isla, y el volcán de Kanon rugió furiosamente, al ser perturbado, enviando docenas de bólidos de fuego, y expulsando más cenizas desde las profundidades de la Tierra.
- Shaka: “Perdoname, Ikki.”
Santuario, Grecia.
- Shion "Pasad, mi querido, Caballero."
Un hermoso joven de cabellos rubios y ojos verdes, entro a las habitaciones de la Diosa Athenea... donde le esperaba el maximo de los 88 Santos de Athenea... y la misma Diosa que agonizaba en su lecho calido.
EL REGRESO DEL CABALLERO de VIRGO
IKKI VS SHAKA
Isla de la Reina Muerte.
- Ikki: “Muéstrate... ¡¡¡Shaka de Virgo!!!” -Exclamo el Santo Fenix, ocultando en su voz, su sorpresa-. El casco de oro aun a sus pies.
De repente, la cortina de fuego que se hallaba a pocos metros del Santo de Bronce, se dividió en dos, como si fuera ja.la.da por una fuerza ajena. Un joven de cabellera dorada se encontraba encarando al Santo de Bronce, su cuerpo protegido por una armadura que brillaba de un extraño color anaranjado, al ser reflejadas las llamas de los alrededores, sobre este Sagrado Manto. Mantenía sus ojos cerrados, y aun así, estaba conciente de todo lo que se hallaba a sus alrededores.
Ikki retrocedió un paso al ver confirmadas sus sospechas sobre quién era su atacante.
- Ikki: “¿Pero, pero… cómo? -Preguntó el Santo- Ustedes, los Caballeros de Oro, sus almas... fueron selladas por los Dioses.” El sudor frió que expulsaban los poros de este Santo Guerrero, ardía en su piel, al ser calentado por las llamas que ardían por debajo del suelo de roca volcánica; mas Ikki era ajeno al dolor del sudor que quemaba su piel, todos sus sentidos se concentraban en el Santo Ateniense, que se posaba desafiante frente a él.
- Shaka: “Ikki, he sido enviado por los mismo Dioses que sellaron mi alma, para castigarte, ahora, ¡muere!: ¡Golpe de Buda!” A una velocidad impresionante, el Santo Dorado de Virgo embistió al Caballero que en otra ocasión había enfrentado. La palma de su mano, a unos centímetros del pecho del Santo del Fénix, y una extraña esfera de rojiza energía posada sobre esta. El Santo de Bronce no tuvo oportunidad de esquivar el sorpresivo ataque; sintió como su pecho se comprimía, aplastando sus órganos internos. Sus pies levantados del suelo y su cuerpo propulsado por el impacto contra una roca que detuvo su vuelo.
- Ikki: “mi… serable...” -Dijo el joven Caballero, recuperando el aire, una vez que había terminado de escupir la sangre que subía por su esófago, después del sorpresivo embiste de su oponente-. Alzó la vista. Solo podía ver la cortina de cenizas que había levantado el Caballero de Virgo, al atacarlo a semejante velocidad. Una grieta partía el suelo rocoso en dos, demostrando una vez mas, la velocidad de aquel Guerrero, que ahora Ikki enfrentaba.
Pero Shaka había usado la cortina de polvo para volver a ocultarse del Fénix.
- Shaka: “Ikki, Ikki, después de tanto tiempo que has pasado entrenándote en este Infierno, es decepcionante ver que no has crecido en lo mas mínimo” -Se oyó decir a la voz del Guardián de la Sexta Casa Zodiacal cuya voz, resonante como un eco, parecía venir de todas partes, hacia imposible el determinar de dónde provenía su voz- “¡Exorcismo de Duendes y Demonios!”
Se escucho el eco de la voz del Santo de Virgo sentenciar.
Sus pies flotaban en el aire y a donde quiera que miraba, figuras astrales del Buda le devolvían la mirada. Varias de estas figurillas se impactaban en su flote eterno sobre su vestimenta bronceada, volviéndose polvo. Pero no tuvo mucho tiempo de contemplar sus alrededores. A lo lejos, podía oír los gritos de dolor de cientos de almas en pena. Volviéndose, Ikki vio, aterrorizado, cientos de almas que se abalanzaban sobre él.
- Ikki: “¡No me subestimes, Shaka!”, Exclamo el Santo de Bronce elevando su Cosmos, sin darse cuenta de que sus palabras se habían perdido en la infinidad de este confín dimensional. “¡Alas del Fenix!”
Gritó el Caballero, lanzando de su puño, un rayo de llamas que se impactó directamente en las almas que lo atacaban... pero no fue suficiente para detener el avance de los demonios, invocados por el Santo de Virgo. De entre la infinidad de llamas creadas por el choque de los kens de ambos Santos, varias almas continuaron avanzando hacia el Santo de Fenix.
Un frió indescriptible congeló el agua que guardaba en sus pulmones al entrar el primer demonio en su cuerpo. Sus gritos de dolor se mezclaron con las de aquellas almas en pena, que atravesaban su cuerpo, helando cada gota de sangre en su ser.
Su cuerpo cayó en dura roca, ardiente, quemando su rostro.
- Shaka “El Exorcismo de Duendes y Demonios, es una técnica única, Ikki -Dijo aquel joven rubio que se paraba frente al cuerpo maltrecho del Caballero del Fénix- mi técnica convoca a las almas que habitan los Seis Mundos para atacar a mi oponente. No importa que tipo de técnica uses, mis demonios no pueden ser detenidos con un simple ken, porque no atacan el cuerpo de mi rival, sino su espíritu. Ahora, ¡muere, Ikki del Fénix!”. Alzó su brazo y volvió a generar aquella esfera de energía, que había agrietado el Manto del Fénix... se preparaba a darle el golpe de gracia.
Santuario, Grecia.
Los Santos de Oro, que milagrosamente habían regresado al Santuario, fueron recibidos con cientos de ovaciones y cantos de alegría. Hacia tiempo que no se sentía aquella sensación de alegría en el recinto de la Diosa Athenea.
Shion había observado, anonadado, en el Coliseo del Santuario, docenas de Caballeros vistiendo sus brillantes armaduras. Todos ellos arrodillados ante el mayor de los 88 Santos Athenienses. 10 Caballeros de Oro, 24 de plata y 43 Caballeros de Bronce; 79 Caballeros athenienses habían regresado al Santuario de la Diosa que protegían... solo hacían falta 5 Caballeros de Bronce, los Santos Dorados de Virgo y Acuario, más los cuatro misteriosos Santos de los que se habla sólo en las leyendas. Pero no importaba, había pasado mucho tiempo desde que el Papa del Santuario había sentido arder en su cuerpo la llama de la esperanza, una llama que calentaba y reconfortaba su espíritu con su calidez, cegándolo de la verdad de una profecía que nadie parecía recordar en estos momentos: “”e dice que los Caballeros de Athena regresan a esta Tierra para protegerla, cuando la maldad prolifera en este mundo. Ellos, son los Caballeros de Athenea que protegerán a esta Tierra con su vida, cuando las fuerzas del mal intenten destruirla...” ¿Pero de que mal se trataba?
En estos momentos, nadie parecía recordar esta antigua profecía, todo el mundo tenía llenos los corazones de alegría y esperanza, no dejaban sitio para la razón y la reflexión.
Novena Casa Zodiacal, Santuario, Grecia.
Después de haber sido recibido con ovaciones y cantos de alegría, uno de los doce Santos de Oro caminaba pensativo en la Novena Casa Zodiacal. Su nombre: Shura, de Capricornio.
El Santo Dorado de Capricornio, se había alejado de las festividades que acompañaban su llegada. Tenía algo más importante en mente: debía encontrar a aquel leal Santo que había acusado falsamente de traidor; Aioros de Sagitario... pero, aquel misterioso Caballero, no parecía encontrarse en la Casa Zodiacal que debería estar protegiendo... y tampoco se hallaba en el Coliseo, en medio de las festividades.
- Caballero: “No esta aquí” -Dijo una misteriosa silueta oculta por las sombras que albergaba la Novena Casa-.
- Shura: “¿Quién anda ahí? -Preguntó el Dorado- ¡Muéstrate!” Ordenó el Caballero.
De las sombras, de una de las columnas cercanas, emergió un hombre de larga cabellera azulada que portaba una de las Vestimentas Doradas, su nombre: Saga de Géminis.
- Shura: “¡Saga!” -Grito sorprendido- el Guardián de la Décimaprimera Casa Zodiacal-.
- Saga: “Que coincidencia que ambos busquemos al mismo Santo, pero ha sido llamado a los aposentos del Patriarca, parece que Shion se nos adelantó, Shura -Dijo tranquilamente el Caballero de Géminis; su armadura, brillante como el Sol- No hay mas remedio que esperarle-.
Shura no quería decir nada. A decir verdad, aun encontraba algo difícil el confiar en alguien que había cometido tantos pecados; pero sabía muy bien, que Saga se hallaba en esta casa por la misma razón que el: quería disculparse con el Caballero de Sagitario.
- Saga: “Shura, ¿Recuerdas cómo volviste a la vida?” –Preguntó, de repente, el Caballero Dorado a su camarada, rompiendo el silencio-.
- Shura: “No. Lo último que recuerdo, es el rostro de Shiryu, sosteniéndome, antes de morir” -Concluyó el Santo-.
- Saga: “¿No te parece sospechoso que los Dioses nos hayan sellado en la oscuridad, y ahora nos encontremos todos de vuelta en el Santuario? ¿Qué ganarían al dejarnos libres?” -Preguntó el Caballero de Géminis, quien parecía haber dirigido esa pregunta para sí mismo, en vez de a su Camarada de Orden.
Shura no quería decir nada. Él no se había hecho esa pregunta antes. Ahora, se sentía avergonzado, al darse cuenta de que, el Caballero -del que menos pensaba- había estado cavilando ya, en varias cosas perturbadoras… cosas, de las que él mismo debería estar consciente.
- Shura: “¿Pero, quién podría habernos liberado? Solo un Dios podría liberarnos de aquella prisión... ¿Atenea, triviaás?
Eso debe ser –pensó, convencido, el Caballero de Capricornio- Athenea nos necesita... ella debió habernos liberado.”
- Saga: “Eso es imposible. -Dijo el Caballero de Géminis sin romper su recta postura, sus ojos enfocados en una flecha dorada, incrustada en la pared sobre la que se hallaba un escrito tallado y firmado por el Guardián de la Novena Casa- Según el Patriarca, Nuestra Señora ha estado muy débil últimamente, de ninguna forma podría ser capaz de romper un sello puesto por los Dioses Griegos. Sólo hay un individuo capaz de liberar las almas de los profundos abismos del Otro Mundo; un dios capaz de controlar la vida y la muerte, un ser capaz de devolverle la vida a aquellos que la hayan perdido”.
- Shura: ¿Quieres decir que…? -Exclamó Shura- al comprender a quien se referia su camarada-.
“Pero es imposible” -Pensó Saga-. “Seiya lo… lo derrotó... ¡No puede estar vivo!”
Isla de la Reina Muerte.
- Shaka: “Pero que decepcionante, Ikki. Esperaba al menos un poco de batalla” -Dijo el Santo Dorado de Virgo con el brazo levantado y con una pequeña esfera de energía dorada en la palma de su mano-. “Muere, Ikki: ¡El Golpe de Buda!” Y el Caballero Dorado libero el poder, concentrado en la palma de su mano, en contra del Caballero que se encontraba a sus pies.
El impacto del ken, creó un pequeño cráter en la roca volcánica sobre el que se paraba, únicamente, el Santo de Virgo.
- Shaka: “¡Maldición! ¿Asi que aun tenias fuerzas para esquivar mi ataque?”.
- Ikki: “Shaka de Virgo -Exclamó el Caballero de Fénix, que se paraba sobre una de las rocas que sobresalían en este hostil terreno- somos Guerreros que pelean por la misma Diosa, por esa razón, te daré un consejo: no me subestimes.”
- Shaka: “Ikki, eres un Caballero que tiene demasiada confianza en sus habilidades, eres un ciego que camina sin bastón, porque confía demasiado en sus demás sentidos.”
- Ikki “¡Alas del Fenix!”
Y elevando su Cosmos nuevamente, el Santo de Bronce lanzo un mar de llamas de su puño.
Shaka estaba listo para evadir el ataque, podía ver claramente todos los movimientos de su oponente, incluso, pudo haber detenido el ataque del Fénix antes de que lo realizara... pero no lo hizo. No había podido moverse. El cráter que había creado con su Golpe de Buda, se había llenado de lava ardiente. Su armadura dorada se derretía en aquel mar de llamas dejando desprotegida su piel, ardiendo en fuego. De repente, sintió el embiste de un golpe de energía, y un calor ardiente, propulsándolo varios metros hacia atrás, hasta golpear el suelo rocoso.
- Ikki: “¿Creíste que te seria tan fácil vencerme?” -Pregunto desafiante el Santo de Bronce-.
- Shaka: “¿Pero... pero como?” -Preguntó confuso el Caballero de Virgo, al ser despojado de su segura victoria-.
- Ikki: “Cuando usaste tu Exorcismo de Duendes y Demonios, no use mis Alas del Fénix para tratar de contrarrestar tu ataque -Explico el Caballero- Usé mi técnica para distraerte de mi verdadero ataque: mi Puño Fantasma”.
“¡Es imposible!” -Pensó Shaka-. “Al realizar mi técnica, todos mis enemigos son enviados momentáneamente a otra dimensión. Para poder golpearme, en esa dimensión, el golpe de Ikki debió haber viajado cientos de años luz para alcanzarme... su ilusión surtió efecto en el momento oportuno para que Ikki contraatacara con su ken.”
- Shaka: “Ja. Era de esperarse de uno de los Caballeros mas poderosos de Nuestra Diosa... es irónico, ¿no crees, Ikki? Tú y yo nos conocimos por primera vez en este infierno. En aquel entonces, te perdoné la vida, al ver el bien en tu corazón... pero con el paso del tiempo, ese corazón, al ver tantos rostros muertos, se ha corrompido. ¡Prepárate Ikki! ¡Riku Dou Rin Ne!”
No había forma de evitar este ataque. Al despedir aquellos rayos de energía de entre sus manos, el Caballero de Virgo había sentenciado al Santo del Fénix a una eternidad de sufrimiento en alguno de los Seis Infiernos. Un pequeño rayo de energía golpeó la frente de Ikki, mandando a volar su casco, sus rodillas cayeron inmediatamente al suelo, seguidas por el resto del cuerpo del Santo, al haber sido despojado de su alma. Su cuerpo yacía inmóvil sobre una cama de cenizas volcánicas. “Es inútil que intentes ocultarte de mi, Ikki, tus ilusiones ya no funcionaran conmigo” -Dijo de repente el Caballero Dorado, mirando en dirección opuesta de donde yacía el cuerpo de su oponente-. Sus pies se levantaron del suelo comenzando a levitar. Tomó entonces la posición de flor de loto, y elevando un Cosmo que hacía temblar el suelo rocoso, situado bajo su cuerpo flotante, dispersando las cenizas de los alrededores. “¡¡¡Ten Ma Kou Fuku!!!”
La majestuosa flor rosada, que había envuelto al Santo de Virgo, ahora se abría, dejando admirar de nuevo la figura del joven rubio, rodeado por la prominente luz dorada que bañaba su armadura. Pero esta majestuosa vista, había sido la última que varios otros Caballeros habían admirado, antes de morir. El tremendo ken del Santo Dorado impactó a varios metros de donde se encontraba. El impacto hizo temblar la isla, y el volcán de Kanon rugió furiosamente, al ser perturbado, enviando docenas de bólidos de fuego, y expulsando más cenizas desde las profundidades de la Tierra.
- Shaka: “Perdoname, Ikki.”
Santuario, Grecia.
- Shion "Pasad, mi querido, Caballero."
Un hermoso joven de cabellos rubios y ojos verdes, entro a las habitaciones de la Diosa Athenea... donde le esperaba el maximo de los 88 Santos de Athenea... y la misma Diosa que agonizaba en su lecho calido.
Editado por Camuseiya, 28 febrero 2006 - 15:47 .
#20
Guest_Camuseiya_*
Guest_Camuseiya_*
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Publicado 27 febrero 2006 - 22:37
Ke pex gente!!!??
Como les va??
Aki les dejo el tercer capitulo del fic espero ke les guste y se den tiempo de leerlo...
QUICIERA AGRADECER LA COLABORACION DE _SAGA_ KE ME HA AYUDADO CON EL FIC Y A ISENGARD KE SE HA DADO LA LABOR DE EDITAR MI TRABAJO CORRIGUIENDO ORTOGRAFIA Y PUNTACION LES AGRADESCO A ELLOS Y BUENO AGRADECIMIENTOS ESPECIALES PARA ELLOS
Y bueno gente opinen ke les parece el fic hasta ahora y ke kicieran ver mas... cualkier duda haganmela saber porfavor
Nos leemos....
Salu2
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