56 respuestas a este tema

[juez del inframundo]

Una nueva Guerra Santa esta por envolver al Santuario de Athena. Mientras los santos están a la espera de la batalla contra el Dios del Inframundo, una increíble fuerza celestial comienza a moverse. Podrán los santos prevalecer ante los terribles acontecimientos que les esperan ?
—-Dentro de poco el prólogo-—

[Ivan de Virgo]

suerte con el fic

[Patriarca 8]

suerte en tu  fic

[Kael'Thas]

Suerte en tu fanfic y lee interesante 

Editado por Mystoria de Acuario, 25 agosto 2017 - 21:05 .

[Shiryu]

Suerte y se creativo pero con sentido de cabeza

[juez del inframundo]

PRÓLOGO

---- Hacían ya 253 años que Athena venció en la antigua Guerra Santa y selló el alma de los dioses en los confines de los campos Elíseos. ----

Galatea una joven francesa cuyos cabellos rojizos le llegaban más allá de la cintura y de extrema belleza, era la actual comandante del ejército de Hades. Ella se había encargado de unir el infante huésped humano al alma que le había sido confiada por unas extrañas voces que oía desde su niñez. Mientras el joven crecía, su fuerza e inteligencia aumentaban exponencialmente ante el asombro de su asistente quien solo se limitaba a obedecer las ordenes de esas voces.

Cumplidos los 18 años el vínculo entre cuerpo y alma de Hades resultaba irrompible y se podría decir que el Dios de los muertos ya había despertado completamente.

Galatea venía sintiendo un extraño presentimiento hace días

—Qué será esta sensación? —Se preguntaba constantemente.—Algo esta por suceder. Algo importante.

[Kael'Thas]

Buen prologo e interesante

[Shiryu]

Excelente prólogo

[Patriarca 8]

-El prologo fue demasiado corto

 

-Mucha suerte en tu fic

[juez del inframundo]

Muchas gracias a todos, espero no ser muy predecible y que les guste. En la semana publicaré el primer capitulo.

[Shiryu]

Haznos disfrutar con tu historia

[juez del inframundo]

PARTE 1: Los dioses.

 

Aquel día en las afueras del castillo de Mab, una dama se encontraba paseando por los alrededores del castillo. 

 

Un castillo realmente elegante, donde sus torres, color moradas, reflejaban la majestuosidad arquitectónica del lugar. Rodeado de inmensos bosques y con un lago cual aguas cristalinas asimilaban el brillo de un diamante.

 

El cielo estaba calmo y celeste intenso, con unas pocas nubes. 

 

En medio de ese lugar, Galatea realizaba su habitual recorrido. Aun cuando esos mareos constantes y sueños excéntricos no dejaban de acosarla su expresión no perdía la belleza y delicadeza que tanto la caracterizaba.

 

Era la tarde cuando el cielo se oscureció instantáneamente y las densas nubes poblaron el firmamento. El viento soplaba veloz y algunas gotas de lluvia comenzaron a descender en conjunto con los relámpagos que  iluminaban las oscuras nubes.

 

Esa sensación que venia sintiendo se apodero nuevamente de su ser. Pero esta vez resultó tan terrible que comenzó a aturdirla. Galatea se dejó caer postrada en el suelo, para apaciguar la molestia que le causaba. De la mente de Galatea, no se apartaba la idea de que un acontecimiento estaba a punto de suceder y que ella seria parte fundamental del mismo.

 

—Galatea, Galatea— escuchaba una voz reconfortante en su mente. —Galatea no olvides cual es tu destino aquí en este mundo.

 

—No, nunca olvidare cual es mi propósito aquí en la Tierra, me he jurado a mi misma que no descansaré hasta haber cumplido mi misión.

 

—Así es, ahora levantate, regresa al lado del dios Hades.

 

Ella se levanto y se sorprendió al ver el cielo otra vez celeste y nada de nubes ni relámpagos, incluso el suelo estaba seco.

 

—Esto es extraño... Lo habré imaginado?

 

En cuanto estaba por entrar al castillo una doble voz a sus espaldas la detuvo.

 

—Galatea!

 

Ella volteo automáticamente y vio a dos hombres altos casi idénticos, ambos vestían túnicas blancas hasta el suelo y lucían una larga cabellera que les llegaba hasta las rodillas. La única diferencia mas notable era el color del cabello y ojos. Mientras uno los poseía verde brillante y ojos cual esmeraldas, el otro era dueño de un exuberante cabello celeste y ojos azules cual zafiro. Una estrella se dibujaba en el centro de sus frentes.

 

—Galatea, te agradecemos que te hayas encargado de nuestro Maestro. Somos los dioses consejeros del Señor Hades y aquellas voces que te hablaban desde que tu eras una pequeña niña.

 

—¿Qué? ¿Dioses consejeros del señor Hades? 

 

—Así es. Yo soy Hypnos, Dios del Sueño.

—Y yo Thanatos, Dios de la Muerte.

 

Galatea no salia del asombro. Por fin tenia frente a si a los dueños de esas voces que escuchó desde que tenia memoria, pero la invadía un sentimiento de pánico y nerviosismo.

—Los dioses del sueño y de la muerte— se dijo a si misma.

 

—Galatea serás la comandante del ejército del Señor Hades.

 

—Escucha con atención. Dentro de poco las almas de los 108 espectros serán liberadas y tú seras la encargada de administrar sus fuerzas.

 

—Nosotros te daremos el poder suficiente para que los 108 estén bajo tu mando. 

 

—Recuerda que si lo cumples tendrás vida eterna. Serás inmortal!!

 

—S.. Sii!—asintió velozmente Galatea.

 

Ambos dioses desaparecieron de su presencia y Galatea recostada contra un pilar en la fachada del castillo no lograba tranquilizarse. 

 

—Realmente seré capaz de aguantar esto?— decía mientras unas lágrimas recorrían sus mejillas.—Por favor, perdoname si no logro alcanzar el objetivo por el cual estoy aquí.

 

—Sé parte del ejercito de Hades. Sé fría— Escuchaba nuevamente esa voz en su interior.

 

Después de unos momentos.

~Dentro del castillo

 

Al ver a Hades, Hypnos y Thanatos se arrodillan frente a su él con sumo respeto.

 

—Nos alegra que por fin haya despertado por completo Señor Hades.

 

—Así es. Hypnos, Thanatos. Me encontraba probando si el huésped era lo suficientemente fuerte como para contener mi alma. Y en el proceso han pasado mas de diez años. 

 

—Es increíble que pueda hallar humanos que posean ambas cualidades—comenta Hypnos, que, aunque sonaba asombrado, de su rostro no se inmutaba la expresión de  indiferencia —Pureza y un cuerpo capaz de soportar a un Dios olímpico de su categoría.

 

—Es cierto que en guerras pasadas algunos recipientes no fueron muy efectivos, pero siento en este humano algo especial, diferente a los anteriores. 

 

—Que puede haber de especial en un humano...?— Pregunta en tono burlón Thanatos. 

 

—Thanatos.—Responde serio Hades.— Por cierto, a que se debe el ...?

 

No terminaba de hablar, cuando los tres dioses sienten un cosmo divino descender en algún punto de la Tierra.

 

—El cosmo de un dios acaba de descender. Al parecer Athena sintió mi presencia y bajó al Santuario —comenta Hades

 

—Eso parece, sin embargo Maestro, ese cosmos de Athena se siente más pequeño de lo habitual. ¿Qué le habrá sucedido?

 

—Si, note ello. ¿A.. Athena?

 

Santuario de Athena.

~Templo de Athena.

 

El suelo había dejado de temblar y un gran cosmos aun resplandecía frente a la sagrada Estatua de Athena.

 

—Un bebé?

 

—A pesar de ser pequeño, desprende un cosmo divino. Puede sentirse amor y bondad de parte de él. Sin embargo...

 

—Sucede algo, sumo sacerdote? 

 

—Ya veo, esta vez ha sido distinto—se dijo a si mismo el sumo sacerdote.

 

—No te preocupes Freddo, pronto lo sabrás. De momento debemos de organizar una reunión dorada para presentarles a la deidad y luego al resto de los santos y soldados, hasta el último de los guardias  del Santuario.

 

El Sumo Sacerdote alzó con extrema delicadeza a la joven criatura, mientras se dirigía a sus aposentos acompañado por Freddo, quien apenas había sentido el gran poder del cosmo que cayó al templo de Athena, había abandonado su templo para averiguar lo acontecido.

 

 

—El Santuario da la bienvenida a la Diosa que siempre nos guía a la Victoria.—Sentenció el Sumo Sacerdote. 

[Patriarca 8]

Galatea es muy confiada

al parecer una nueva guerra sagrada esta a punto de iniciar

[Kael'Thas]

Buen personaje de Galatea y buena la trama 

[juez del inframundo]

PARTE 2: La Misión.

 

Santuario. 

~Afueras de los doce templos.

 

Una vez logro agrupar la cantidad exacta de santos comenzó:

—Partiremos en una misión de reconocimiento, es una orden directa del Sumo Sacerdote.

—S.. Si!! 

—En esta ocasión exploraremos la zona sur de Alemania en busca de indicios de la reaparición del ejercito enemigo.Vamos !!

 

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~Mas tarde...

 

Un estruendo proveniente del cielo alertó a los santos que se encontraban cruzando un bosque.

—¿Qué es esto? Este bosque es extraño. Tal parece como si estuviésemos durante horas dando vueltas y no logramos salir.

—Si es verdad. Al parecer ese excéntrico cosmo que sentimos antes de ingresar es lo que causa esto. Pero de quién se trata?

—Estén alerta. No dejo de sentirme intranquilo desde que nos adentramos en este lugar.

—¿Este bosque sera una ilusión? ¿Una trampa?

—Fuere lo que fuere no podemos dejar que este estúpido laberinto nos obstaculice. Vamos desaparece ilusión!! 

 

Con un poderoso ken, el santo que comanda la misión, logra destruir el oscuro ambiente en el que se hallaban. Los altos y espesos arboles habían dejado lugar a un ambiente realmente diferente, incluso llegaron a descubrir un lago que antes no habían sido capaces de notar.

 

—Parece que podremos seguir, mantenganse detrás mio.

 

Eran un total de 7 santos los que iban en esta misión. Cuatro de ellos realizaban por primera vez una expedición y, si bien no poseían suficiente experiencia, su buena coordinación hacia de ellos un grupo temible.

Gadreel lideraba el grupo, él era de los mas experimentados entre los santos. El Sumo Sacerdote le otorgaba misiones de alto peso sabiendo que de una forma u otra lograría regresar con todos los miembros de su equipo sanos y habiendo cumplido con el objetivo de la misión. 

Esta vez lo acompañaban dos santos de plata y cuatro de bronce. Era lo que se conocía como el tradicional grupo bifurcado.

 

—Gadreel, ahí esta la salida, salgamos de una vez por todas —dice un Santo de plata.

 

—No se muevan —contesta Gadreel– esa no es la salida. Al parecer seguimos atrapados en la ilusión. Estén alertas, puedo sentir un cosmos acercándose.

 

Todos los santos adoptaron una postura defensiva expectantes a lo que pudiera ocurrir. Sin embargo el rastro de cosmo se desvaneció instantáneamente.

 

—Desapareció?  Esto no puede estar pasando.

 

El grupo se vio azotado por una total incertidumbre. Pero antes de que alguno pudiera responder nuevamente se hizo sentir ese cosmo. La magnitud del mismo había aumentado increíblemente.

 

—¿Que sucede? Este cosmo se hace mas y mas grande!! Es la primera vez que siento una energía de ese nivel.—dice un santo de bronce.

 

—Si, podemos sentirlo —comenta Tarvos— Aunque mas que un cosmo, son varios agrupados los que se sienten. Parece que hay un gran número de guerreros.

 

Y sucedió lo que presentían. El cosmo que sentían se concentró en un solo ente de energía y estallo en una explosión tan grande que hizo que los arboles del bosque donde se encontraban se torcieran debido a la enorme fuerza desplegada.

 

—Esto es... Imposible. Será ese el antiguo lugar en donde Athena selló las almas de los 108 espectros?

 

Rápidamente se extiende un enorme campo de fuerza a su alrededor y descubren un castillo que antes no habían logrado divisar debido a la cantidad de vegetación y arboles frondosos. El lago se oculto a su vista dejando en su lugar una densa niebla.

 

—¿Qué sucede? No me puedo mover— exclama un santo de bronce

—Nosotros tampoco— exclaman casi al unisono los demás santos de bronce— ¿Que diablos...?

 

El grupo se hallaba en un punto en el cual la barrera afectaba a los santos de bronce y ligeramente a los plateados.

 

—Ese castillo debe ser el palacio del Dios Hades. La prueba está en la poderosa barrera de energía que se ha extendido— comenta Gadreel — las almas de los 108 espectros pronto se reunirán aquí. Muy bien, regresemos al Santuario, ya encontramos la posición del enemigo.

 

El suelo no paraba de vibrar y el sol se había oscurecido, la explosión había expulsado un gas oscuro y de olor penetrante que se expandía con increíble velocidad. Destellos de luz caían por todos lados. 

 

Gadreel sintió una enorme descarga en su cuerpo, que lo dejo paralizado momentáneamente, o eso creyó él, porque al parecer, había ocurrido en milésimas de segundos ya que sus compañeros no habían notado nada. Algo le decía que su misión no había acabado solo así. Tal vez tendría una misión personal? En cualquier caso no debía involucrar a los demás santo solo por aquella sensación que inundo su mente. Por ello optó por saciar su intranquilidad, una vez que sus compañeros se hubiesen retirado y puesto a salvo.

 

—Onesimo, Tarvos. Ustedes santos de plata deben regresar junto con los santos de bronce y reportar esto al Patriarca.

 

—¿No regresarás?— pregunta, mas que con curiosidad, inquietado Onesimo de Mosca.

 

—Los alcanzaré luego, vayan.—les ordena Gadreel.

 

Ellos normalmente habrían obedecido sus ordenes, pero notaron algo extraño de parte de Gadreel.

 

—Gadreel...¿Estás bien?

—Onesimo, Tarvos vayanse. Ahora!!

—Gadreel que es eso?

 

Por un momento Onesimo creyó ver una especie de animal mítico detrás de Gadreel, pero lo ignoró creyendo que eran las consecuencias de haber inhalado ese gas oscuro.

 

—¿Que cosa?—pregunta intrigado Gadreel al ver el rostro sorprendido de su compañero.

—N..no, no es nada, creo que estoy imaginando cosas. Vamos Gadreel, regresemos al Santuario.

 

—Ya te dije que los alcanzare luego. Vayanse de una vez.

 

Esta vez sonó como un verdadero líder y a pesar de su excelente relación con los jóvenes santos de plata, había sonado muy duro. Ellos al no tener mas opción que obedecerle, se retiran.

 

—Gadreel, iremos por delante, alcanzanos luego!!

 

—No irán a ninguna parte— se oyó una voz proveniente de una persona que se acercaba desde el castillo.

 

—Rápido vayanse, yo me encargaré de este sujeto—les grita Gadreel.

 

Los santos salieron de la barrera de Hades hasta que los perdieron de vista. El recién llegado era un joven rubio con una surplice con detalles negros como el fondo de un oscuro valle, su armadura poseía unas largas alas en su espalda con cuernos bastante pronunciados en sus extremos. En sus manos sostenía fuertemente un extenso látigo.

 

—La señora Galatea, ordenó asesinar a todos aquellos que osaran acercarse al palacio del Señor Hades. Pero, vaya sorpresa, no creí encontrarme tan rápido con un santo de Athena. Sin dudas que esto será muy divertido: Estrella Celestial del Talento. Enul de Balrog.

 

—Así que nuestras sospechas eran ciertas... Ustedes los espectros ya han despertado...

 

—Ju. De hecho, nosotros los espectros siempre estamos despiertos. 

 

—¿Que? A que te refieres?

 

—Al morir, nuestras almas son selladas en algún punto de la Tierra, sin embargo nuestra esencia aun puede moverse a través del inframundo. Cuando el sello por fin se rompe, nos da la libertad de entrar al mundo de los vivos. Juju.

 

—No puede ser, entonces los sellos de Athena...

 

—Como sea, no importa lo que intenten. Sera en vano contra nosotros los espectros. Prepárate  para morir Santo de Plata.

 

—Lucharé. Pero antes de terminar con tu vida, deseo saber, ¿quien eres, y porque sigues al Dios del Inframundo?

 

—Jajaja, un santo de Plata amenazando a un espectro como yo. Muy bien, de todas formas el resultado final no puede cambiarse, te lo diré: Soy uno de los guardianes de las prisiones del Inframundo Enul de Balrog, y si lucho por el Señor Hades, es por la vida eterna y paz después de la muerte que otorga a quienes le han sido verdaderamente fieles.

 

—Así que es eso— pensaba Gadreel para si—Los espectros si que están bien engañados.

—Escuchame Enul, yo soy un Santo de Athena que lucha por la paz y la justicia de este mundo. Gadreel de Cefeo. Y no permitiré que ustedes los guerreros del mal lo arruinen.

 

—¿Qué? Jajaja esto se torna interesante— Enul agarrando firmemente el látigo entre sus manos— despídete de tu vida, Gadreel.

 

{El primer combate entre el ejército de Hades y el de Athena esta a punto de empezar...!}

[G-Piscis]

Pinta para mucho este fic, me gusta este pequeño protagonismo para los santos de plata de comienzo, suerte.

[Patriarca 8]

Te quedo muy bien el capitulo

 

ante el futuro duelo entre el caballero y el espectro

 

PD:

 

Te sugeriría disminuir levemente el tamaño de la letra

[Shiryu]

Te quedo muy bien el capitulo

ante el futuro duelo entre el caballero y el espectro

PD:

Te sugeriría disminuir levemente el tamaño de la letra

Hazle caso que se verá y leerá mejor

[juez del inframundo]

PARTE 3: Combate fugaz.

 

El gas ya se había disipado casi en su totalidad dejando rastros de azufre en los alrededores. La tierra había dejado de temblar y el cielo se iba aclarando. Todo parecía volver a su estado normal sin embargo el encuentro entre dos miembros de tropas enemigas desencajaba en ese ambiente que asimilaba la paz. Aún seguían puestos en pie, a punto de comenzar una batalla a muerte.

 

—Santo de Athena, elije, o te quitas la vida o tendré que matarte yo mismo.

 

—Lucharé. Debo eliminar todo el mal que amenace la paz de este mundo.

 

—Veremos si puedes hacer algo contra en látigo de la verdad.

 

Velozmente el espectro lanza el látigo el cual envuelve el brazo del Santo.

 

—Ahora que te tengo, nunca podrás liberarte. Gadreel sera tu fin. ¡¡Látigo de la verdad, atraviesa su corazón!!

 

De su otra mano lanza un extenso látigo, el cual terminaba en una bestia de filosos colmillos.

 

Balrog es una bestia demoniaca que se alimenta de las almas de las personas que han cometido actos pecaminosos durante su vida en la Tierra. Gadreel había escuchado de este terrible monstruo, en una de esas tantas leyendas que le habían contado. Sin embargo ahora se encontraba luchando contra una persona que manifestaba fielmente la agresividad de aquella bestia mitológica. Esa bestia que tanto temor le había causado en su niñez. Acaso el látigo iba a penetrar su corazón y el iba a desaparecer por la eternidad? 

 

—No. La guerra Santa esta por comenzar, no puedo morir ahora.—reflexionaba en milésimas de segundos.—Aun no debo morir. Por Athena. Por la paz y la justicia en la Tierra.

—No dejare que eso suceda!! Purificación ígnea!!—Lanzo su ataque para contrarrestar el látigo que amenazaba con su vida.

 

Rápidamente cadenas de fuego se desprenden de sus manos, las cuales estaban protegidas por el manto de plata de Cefeo. Estas llamas azotaron los aires en dirección al látigo, pulverizándolo al instante. Sin embargo otro látigo logra impactarle desde atrás haciéndolo volar al suelo.

 

—Guu, Imposible, si pulverice el látigo completamente, como pudo..?

 

—Jajaja, lo que destruiste fue una ilusión, Creíste que acabar con el látigo de la verdad seria así de fácil?

Vamos, levantate y demuestra tu verdadero poder.

 

Gadreel sentía agotar sus fuerzas por alguna razón que en ese momento desconocía. 

 

—No tendrás ninguna oportunidad frente a mi. Te ves mal, e incluso aun estamos dentro de la barrera de Hades.

 

—Es verdad... ¿Qué me sucede? De repente estoy perdiendo parte de mis fuerzas. No puede ser que la barrera de Hades me este causando esto—pensaba Gadreel.

 

Continúa Enul— Como sabes, en este punto, el campo de fuerza de Hades no te afecta en lo mas mínimo. Sin embargo, debiste notar esa cantidad de gas expulsado momentos antes.

 

—Ese gas que hace rato había por estos lugares? Es imposible, además ya se disipo y no queda rastro de él.

 

—Eso crees? Este gas tiene la particularidad de quedar atraído a la superficie de la tierra y se vuelve invisible. No has dejado de respirar este aire que aun contiene fragancia venenosa.—sonaba burlón —Ríndete y enfrenta tu castigo divino.

 

—¿Como es que a ti el gas no te afecta?

 

—Juju, este gas es muy común en varias fosas del Infierno, podría decirse que nosotros los espectros somos inmunes a este tipo de fragancias. 

 

Gadreel se rodea de innumerables cadenas de fuego y estas empiezan a girar a su alrededor formando la imagen de una galaxia.

 

—Ju, no conseguirás nada simplemente defendiéndote. 

Toma esto Gadreel, muere: Látigo Infernal!!!

 

La galaxia que se había dibujado alrededor de Gadreel se hacia cada vez mas grande y apenas el látigo entro en contacto con esta se vio fuertemente repelido. 

 

—¿Rechazo mi látigo infernal? Es la primera vez que alguien lo logra.—Enul estaba sorprendido— Imposible, que es esto? La energía de la galaxia todavía esta latente y esta cambiando de color?

 

—Así es, estas llamas de fuego no solo están purificando el aire sino que también las utilizo como defensa y ataque. El color indica la magnitud del ataque, cuanto mas oscuro sea, mayor sera el daño que reciba el enemigo.

 

—Ataque?—El espectro se veía intimidado ante el tamaño que había alcanzado esa galaxia.

 

—Creo que has desperdiciado tu poco tiempo en la Tierra. Vuelve una vez mas al mundo de los muertos y no regreses jamas. Cumulus Purification!!! (Cumulo Purificador).

 

Instantáneamente un haz de energía se elevo hasta los cielos y la tierra retumbo unos segundos. La magnitud del ataque había sido tremenda. 

 

—Increíble, he tenido suerte— se decía así mismo un exhausto Gadreel— Aun así, si un solo espectro tiene esta clase de poder...Debo reportar esto al Sumo Sacerdote.

 

—Guu, maldito Santo de Plata, maldito Gadreel—se escuchó decir—  No creas que me has vencido.

 

—¡¿QUE?!, recibió el impacto de mi Cumulus Purification y aun esta vivo?

 

—El combate apenas comienza. Yo, uno de los guardianes de las prisiones del Infierno, jamas seria vencido tan rápidamente.

 

El espectro había perdido las dos hombreras y sus alas estaban totalmente despedazadas. Parte del peto había sido destruido dejando vulnerable su corazón.

 

—No creas que me has vencido, maldito.—Aun podía sostenerse en pie y escupía algo de sangre por la boca.

 

—Señor Enul, la señora Galatea solicita su presencia.— Una persona vestida con armadura violeta hizo su aparición. En sus manos sostenía una guadaña que incluso tenia el mismo tamaño que su dueño.

 

—Un esqueleto? Se pregunto Gadreel.

 

—Sera mejor que me retire—dijo un exhausto espectro— No querrás verme furioso Gadreel. Dejare que te quedes con esta victoria, pero la aproxima vez, no dudaré contigo. Te despedazaré.

 

Santuario de Athena.

~Aposentos del Sumo Sacerdote.

 

—Aquí están.

 

—Nosotros, el grupo de expedición comandado por Gadreel, nos presentamos.—responde respetuosamente Tarvos.

 

—Cuales son las novedades, jóvenes Santos?

 

—De inmediato, su Santidad. Nos hallábamos en el interior de un espeso bosque, en el oeste de Alemania. Y en ese punto se concentro una enorme cantidad de energía que rápidamente explotó...

 

—Así que las fuerzas malignas ya se esparcieron por la Tierra?

 

—Si, aquella explosión fue la liberación de las ciento ocho estrellas del mal. De hecho, el santo ausente, Gadreel de Cefeo se quedo a combatir a uno de esos espectros. 

 

—Interesante, de seguro Gadreel ya habrá acabado con ese guerrero y se apresura al Santuario.

 

—Seguramente—comenta Onesimo— Por cierto, el castillo de Hades también estaba en aquel lugar. Cuenta con una extensa y poderosa barrera capaz de debilitar nuestras fuerzas en un alto porcentaje.  

 

—Así que el castillo de Hades... eso significa que el ejercito enemigo ya esta casi completo— Dijo el Sumo Sacerdote—Muy bien, regresen a sus posiciones en los alrededores del Santuario, ahora que las 108 estrellas del mal están libres, pueden aparecer por aquí en cualquier momento.

 

—Si!! Con su permiso. 

Disculpen el tamaño de la letra, fue un error. Para el próximo, la disminuiré. Y gracias por sus consejos y por seguir leyendo.

[juez del inframundo]

PARTE 4: Infortunio en un Santo.

 

Santuario.

~Aposentos del Sumo Sacerdote.

 

Ya habían pasado un par de días desde la misión de reconocimiento a Alemania y el Santuario se encontraba sumido en alerta ante la posible visita del ejercito de Hades.

 

—Hay algún movimiento en las tropas enemigas?

 

—Parece que no. Hace días el castillo de Hades se encuentra inactivo.

 

—Es extraño, además es muy probable que ya estén al tanto del descenso de la diosa a la Tierra. ¿Que estarán tramando?

 

—Según dijo el mensajero, el castillo de Hades esta totalmente a oscuras y la barrera de Hades esta cada vez mas débil, en cualquier momento desaparecerá por completo.

 

—Entonces Sumo Sacerdote, que deberíamos hacer en estos momentos? 

 

—Que los Santos de Bronce y Plata continúen con la vigilancia y me informen de inmediato si se presenta algún cambio.

 

—Si! 

 

El salón del Gran Maestro, una vez mas se vio inundado por el silencio.

 

—Si el ejército de Hades no ataca, nosotros tampoco lo haremos— pensaba para si el Papa. 

 

Desde que la bebé había descendido hace poco mas de una semana el Papa poco salia de sus Aposentos, frente a lo habitual que era antes. 

Le gustaba pasar tiempo con ella y procuraba que las doncellas que se encargaban de su cuidado lo hicieran con el mayor esmero posible.

 

—Recuerden que estamos sirviendo a una diosa...— les recordaba una y otra vez la misma frase.

 

El Santuario estaba envuelto por una paz falsa, expectantes a cualquier anomalía. 

Había Santos de Plata y Bronce que merodeaban en los alrededores y los soldados se aglomeraban en la Arena de Combate, siempre entrenando, por si llegaban a ser útiles en algún momento.

 

Santuario.

(Dos días después)

 

—Han pasado dos días y aun no hay señales del ejercito de Hades.

 

—Gadreel, tu dijiste que combatiste con un espectro?

 

—Si, el espectro de Balrog. Iba a terminar con él pero fue llamado al castillo.

 

—Entonces el enemigo, esta intacto, aun quedan ciento ocho guerreros y no se sabe nada de ellos.

 

—Ciento ocho espectros, tal vez menos. Quizás ciento siete.

 

—De que hablas Gadreel ? dijiste que no acabaste con la vida de Balrog.

 

—Aquel día, mientras me alejaba de la barrera de Hades, pude ver en el cielo algo como una estrella fugaz morada, que iba en dirección al castillo.

 

—Estrella fugaz? ¿Mmm? 

 

—Rigard, escuchame. Desprendía un aura, violeta, era muy veloz, y se adentro al castillo.

 

—Podría ser...? 

 

—Una sapuris, una armadura del reino de la muerte.—Agregó Gadreel.

 

—Que? Y tu como lo sabes?

 

—Solo lo sé— Exclamo Gadreel. 

 

—Entonces una sapuris regreso al castillo de Hades.—Se dijo Rigard.— Una sola Sapuri. Se lo informaste al Sumo Sacerdote?

 

—Lo iba a hacer más tarde. Pero no dejo de sentirme raro. Frente al reporte que ofrecí al Sumo Sacerdote no dejaba de notar cierta incomodidad de su parte. Desde que regrese del castillo de Hades he notado un leve cosmos maligno que esta cerca de mi. Incluso en estos momentos.

 

—¡Un enemigo aquí? En el Santuario?!

 

—Rigard! Has silencio! No estoy muy seguro. 

 

Los dos eran santos de plata desde hacia siete años. Habían entrenando juntos desde que llegaron al Santuario y eran grandes amigos.

Se hallaban al pie del Reloj de fuego, conversando. 

 

—Justamente, Gadreel, iba a decirte algo que quizá sea la explicación. Tu cosmos está diferente?

 

—¿A que te refieres Rigard? ¿Dices que soy yo el que desprende ese cosmo... Ese cosmo maligno?

 

—No exactamente, pero algo tiene que ver. 

 

—N.. No, no puede ser. —se dijo confundido Gadreel.

 

—Que ocurrió aquel día, mientras regresabas del castillo?— quiso saber Rigard.

 

—Creí que había sido mi imaginación, pero el hecho se sentirme mal al luchar con ese espectro puede ser un detalle estremecedor.—Pensaba algo estresado Gadreel— Incluso sentí una gran presión en mi pecho.

 

Había sucedido algo mas mientras Gadreel estaba volviendo del castillo? Quizá no era importante. Aquella dama con la que se encontró pudo estar allí por azares del destino. Que tendría que ver con este asunto de la Guerra Santa...?

 

—N.. Nada, no sucedió nada mas.

 

—Amigo, sabes que puedes contarme lo que sea, por favor, díme si algo mas sucedió aquel día! .—Sonaba desesperado. Esto puso a Gadreel en un estado de incerteza.

 

—No Rigard. Lo siento pero no hay mas que decir.

 

—Lo siento mucho Gadreel, lo intenté, pero no hay otra forma, perdón amigo mío.

 

—¡¿Qué?!

 

—¡Death Trip Serenade! (Serenata del Viaje Mortal).

 

Había empezado a tocar la bella lira plateada que traía entre sus manos. El sonido que emitía era realmente encantador. Aquel sonido que era capaz de amansar hasta a la mas terrible de las fieras salvajes. 

 

—¿Que es lo que haces? Ri... Rigard, por que?—Alcanzo a decir Gadreel antes de caer dormido al pie del reloj de fuego.

 

—Listo. Me encargue de ti amigo. Ahora te llevare a la prisión de cañas doradas, como me encargo el Sumo Sacerdote— un sentimiento de culpa acechaba el corazón de Rigard, pero no dejaba de pensar en que esto seria lo mejor para él.

 

Estaba a punto de cargarlo para llevárselo a la prisión del Santuario cuando se vio interrumpido por un sonido extraño.

 

—Su cloth esta vibrando? La cloth de plata de Cefeo esta vibrando. A que se debe..?

 

~Aposentos del Sumo Sacerdote.

 

Un santo de Oro se encontraba arrodillado frente al Papa. Su cloth dueña de hermosos detalles ondulantes se encontraba totalmente cubierta por el largo cabello que caía por el frente. Su mirada serena y tranquila y sus ojos claros como el cristal, solo definían a uno de los guerreros de Oro. El guardián del  primer templo. El Santo de Oro que protege el Templo del Carnero Blanco: Colquides de Aries.

 

—Sumo Sacerdote, si es como pensamos, cree usted que bastara con Rigard? Se que es un excelente guerrero pero aun así...

 

—Te preocupas demasiado Colquides. Un santo de Plata es suficiente para combatir a otro Santo de Plata.

 

—Ya veo... Que sea de esa manera entonces— contesto respetuosamente.

 

De la mente del Santo de Aries no salia la sensación de incertidumbre —Aun cuando esta dormido no deja de manifestarse ese maléfico cosmos, Gadreel, que es lo que te sucede?