115 respuestas a este tema

[ATONIC]

Ese Guardian del Sol es un guardianazo, colgarse a Adriev no es facil, ni para un semi Dios

 

Buen fic.

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Ese Guardian del Sol es un guardianazo, colgarse a Adriev no es facil, ni para un semi Dios

 

Buen fic.

Jajajajaja muchas gracias compañero. 

 

¡Ni modo está tan fumado, es que es muy duro jajajajajaja!

[Patriarca 8]

Capítulo IX: Tiempo muerto y tiempo vivo.

 

-pobre Shiryu incluso en los fic es ciego XD

-me pregunto que es  la Hoja del Olimpo?

-saori se pasa de tarada que la garantiza que esa misteriosa voz va a

cumplir su promesa si ella se autoelimina

 

“¿Vas de senderismo? ¡Y no me avisas! Sabes que me encanta la naturaleza”.-JAJAJA

 

-Máximo de Tauro es muy bromista

-buen capitulo

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Capítulo IX: Tiempo muerto y tiempo vivo.

 

-pobre Shiryu incluso en los fic es ciego XD

-me pregunto que es  la Hoja del Olimpo?

-saori se pasa de tarada que la garantiza que esa misteriosa voz va a

cumplir su promesa si ella se autoelimina

 

“¿Vas de senderismo? ¡Y no me avisas! Sabes que me encanta la naturaleza”.-JAJAJA

 

-Máximo de Tauro es muy bromista

-buen capitulo

¡Muchas gracias por pasarte, T-800, de veras que tus comentarios me animan a seguir escribiendo!

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

En el capítulo anterior, Andriev descubre a su antiguo amor haciendo de esclava sexual en el Olimpo, Hyoga y él son atacados por Electrión, guardián del sol e hijo de Helios, dios del sol. Máximo de Tauro sobrevive al enfrentamiento contra Psique y se une a la batalla contra aquel hombre.

 

Capítulo XVI: Máximo, un toro inmatable.

• “¡Great Horn!”
• “¡Angel Dust!”

Los dorados atacaban sin cuartel a Electrión, guardián del sol y semidiós, que repelía y esquivaba sin problema ninguno aquellas técnicas doradas.

• “¡Insectos! ¿Os atrevéis a desafiarme? ¡Pagaréis con vuestras vidas!”

La gran estrella que ilumina a los humanos con su calor y su energía, el sol, comenzó a brillar más fuerte, y a calentar con más intensidad.

 

El semidiós alzó los brazos en el aire con las manos pegadas, él estaba suspendido y levitando, imitando la postura de la Ejecución de Aurora.

• “¡Warm Applause!”

Un campo de gravedad rodeó a ambos caballeros de oro, aplastándolos contra el suelo. El campo no era normal ni mucho menos, estaba creado por ondas térmicas, las cuales comenzaron a deshacer el preciado material de las armaduras, ni siquiera podían moverse ante semejante poder.

 

Hyoga despertó del terrible puñetazo que había impactado en su cara, tanto que lo había tirado al suelo, haciendo un surco con su cuerpo. Fue en aquéllas cuando vio la brutalidad a la que sus compañeros estaban siendo sometidos. Las armaduras de oro se fundían, ¿se fundían, acaso aquel tipo tenía tanto poder como para fundirlas? No podía tardar en reaccionar o sería tarde.

 

Rápidamente se lanzó contra su enemigo, su cosmos se elevó y su ataque se centró en impactar con toda su potencia disponible.

• “¡Aurora Thunder Attack!”

Electrión desvió su brazo izquierdo para hacer frente al ataque, que no le hizo efecto, con una mano fue capaz de detenerlo sin el más mínimo problema.

 

Mas aquello era sólo una distracción, Andriev restauró su capacidad natural de congelar el simple ambiente con su cuerpo, pudiendo deshacerse del sofocante calor y de la presión sometida del campo gravitatorio.

 

Máximo también se levantó, algo más lento, pues su cuerpo estaba terriblemente herido, el agujero de su pecho no hacía más que sangrar, era lo normal, pues le faltaba una parte del pectoral, habiendo deshecho todo su pulmón, y atravesado por completo la holgura de su fornido y musculado torso.

 

El caballero de Acuario atacó con su Polvo de Diamantes nada más levantarse, lo que obligó a Electrión a usar su otra mano para defenderse del ataque.

 

La táctica había funcionado, improvisada, pero eficaz. Máximo, bien al tanto de lo que sus compañeros le estaban brindando, volvió a elevar su cosmos, haciendo rugir los cimientos del Monte Olimpo.

• “¡Sacred Bull Goring!”

El toro dorado se impulsó a la velocidad de la luz del suelo y con toda la fuerza de su cuerpo impactó contra el semidiós en el aire, con una fuerza de miles de toneladas, tal fue que el guardián solar ni siquiera pudo defenderse ante el brutal golpe. Salió disparado hacia el cielo junto con el caballero de Tauro, y luego cayeron brutalmente contra el suelo, una gran parte de la armadura solar se resquebrajó, y Máximo tampoco salió bien parado, aquella técnica era de doble filo, mucho daño para el rival, pero para él casi lo mismo.

 

Ambos se arrastraron por el suelo, buscando un apoyo con el que poder levantarse. Electrión estaba en shock, ¿era aquella la auténtica fuerza de un caballero dorado, que casi podía matar a alguien divino como él?

• “¿Cómo te atreves, Tauro…?”

Patéticamente, el guardián del sol consiguió levantarse mientras se tambaleaba, nunca jamás había recibido tanto daño, él, hijo de un olímpico como era Helios y una mortal… era un semidiós, ¡un semidiós, y habían osado tocarlo!

 

Por el otro lado, Máximo seguía tendido en el suelo, pero vivo. La resistencia de aquel hombre era legendaria y completamente digna de un toro, que no se rinde ni ante la más dura de las estocadas recibidas. Apoyó sus enormes manos en el suelo para levantarse, pero no lo consiguió, un charco de sangre se formó bajo su enorme figura, su pechera se había roto del todo, dejando al aire un fornido cuerpo, con espalda ancha y muchísimas cicatrices, como si fuesen latigazos.

• “¡Te voy a matar, Tauro!”

Llegaba rápida la caballería, Andriev cargaba a puñetazo limpio contra su enemigo mientras Hyoga se apuraba en socorrer al herido Máximo. Con todas sus fuerzas logró ponerlo de pie, pero no le resultó tarea fácil, era una mole enorme.

 

La herida se había agrandado, su pectoral derecho no era más que un hueco que dejaba ver sin ningún problema el otro lado, allí ya no había nada, un agujero de diez centímetros en su tórax.

• “Tranquilo, Hyoga… Estoy b…”.

Antes de acabar la frase, Máximo vomitó, casi todo era sangre, también se veía algo verde, mezclado con rojo carmín.

• “¡Máximo!”
• “Ve a por la hoja, nosotros nos encargamos de él”.
• “¡Pero qué dices, Máximo, tienes que descansar o te morirás! Yo pelearé por ti, descuida”.

El caballero de Tauro puso su enorme mano en el hombro del caballero de Cisne, y le pronunció una sonrisa digna de cualquier caballero, rebosante de confianza.

• “Déjanoslo a los viejos, que peleamos por las generaciones futuras, Hyoga…”.

De los ojos del Cisne comenzaron a brotar lágrimas, de veras hablaba en serio, a pesar de estar casi muerto iba a pelear. Ante él se postraba un auténtico caballero de Oro, respetuoso, leal y combativo hasta el mismísimo final. Sin poder esconder su emoción, el caballero de bronce se giró y corrió hacia el enorme edificio que parecía el Partenón.

• “Prometo que volveré, nadie morirá hoy…”.

Era ése el pensamiento de Hyoga, que corría a pasos veloces para alcanzar cuanto antes lo que allí habían ido a buscar.

 

Andriev peleaba a puñetazo limpio contra el semidiós, que le estaba destrozando. Frío intenso contra calor insoportable, los golpes que el Acuario daba no acertaban o eran rechazados, pero los que daba Electrión impactaban fieramente en el rostro o en el cuerpo del dorado, que a pesar de estar en completa desventaja, no se rendía, todo para proteger a su compañero malherido.

 

En una de ésas, el semidiós agarró el puño del dorado y con la inercia que aquél llevaba lo levantó por encima de sí y lo estampó contra el suelo, rompiendo las hombreras de su armadura y haciendo que en el cráneo del hombre apareciese un abollón.

 

El Acuario se lamentó por aquel terrible impacto, y cuando Electrión se disponía a rematarlo, un golpe de Máximo le salvó la vida, de nuevo. Era un dos contra uno. ¿Quién vencería?

 

 

Tras una columna se escondía Danuska, que rezaba a los dioses Olímpicos que tanto habían abusado de ella que salvasen a su amado. Hyoga, que corría por el camino de tierra blanca, la vio de refilón.

• “¡Caballero, por favor, salva a Andriev, te lo suplico!”
• “He de buscar la Hoja del Olimpo, luego regresaré y lo salvaré”.
• “¿Buscas la Hoja del Olimpo? ¡Yo puedo llevarte hasta ella!”

Aquello no era de extrañar, seguro que la mujer llevaba allí mucho tiempo, tanto que sabría sin duda dónde encontrar tan preciado objeto.

• “¡Bien, llévame, no hay tiempo que perder!”
• “Sígueme”

Ambos se pusieron a correr al edificio con similitud al Partenón, con la idea en la cabeza de regresar cuanto antes para salvar a los caballeros que estaban con todas las de perder frente a aquel semidiós.

 

Rápidamente se adentraron en la estructura, por dentro lucía aún más espectacular que por fuera, joyas, cuadros, estatuas de mármol y de oro, todo aquello adornaba el enorme palacete del territorio divino.

 

Una gran tela estaba colgada de unas escaleras, aquélla oraba “Αρχική σελίδα του Δία , βασιλιά των θεών”, lo que Hyoga rápidamente tradujo como “Hogar de Zeus, rey de los dioses”.

 

Danuska agarró de la muñeca a Hyoga y lo guió por un pasillo que daba a unas escaleras, por su aspecto, bastante viejas. Las telarañas se amontonaban a las esquinas del pequeño recoveco que había que atravesar.

 

El trecho terminaba en un larguísimo callejón, a los lados parecía haber un croma de galaxias, miles de dimensiones colapsaban, chocaban, se fusionaban, explotaban… Era como ver el universo nacer.

 

Se quedó embobado unos segundos el Cisne, que ver aquello le pareció algo increíble. Sin duda era el territorio de los dioses, en el que todo era posible. Un fuerte tirón de Danuska a la muñeca del caballero fue lo que cortó el mirar hacia la nada de Hyoga, que siguió corriendo, atravesando aquel paraje maravilloso.

 

Llegaron ambos a una sala, iluminada con dos antorchas, y en el medio de la habitación, un baúl enorme, con las dimensiones para guardar un cadáver, prácticamente, de él se desplegaban dos asas para abrirlo.

• “Por favor, consigue esa cosa y salva a mi amado…”.
• “¿Y dónde está la hoja?”
• “Oí al mismo Zeus decir que está dentro de ese baúl, pero cuidado, sólo un corazón puro puede abrirla, el que lo intente y no posea esa cualidad, morirá”.
• “Tranquila, lograré abrirlo”.
• “Mucha suerte, caballero…”.

Llorando, pero esta vez de ilusión, Danuska salió corriendo de la habitación hacia el territorio de batalla de nuevo, Andriev le necesitaba.

 

 

Hyoga se quedó entre tanto allí, inspeccionando el baúl, el cual estaba tallado con mucho cuidado en los cauces de su madera, tenía cabezas de carneros y diferentes deidades griegas dibujadas con mucho esmero.

 

El Cisne puso sus manos en las asas para intentar abrir el enorme cofre, pero no se movió ni un ápice, estaba completamente sellado. Lo más curioso es que ni siquiera había una cerradura que reventar, estaba cerrado, pero no se sabía cómo.

 

Cuando intentó retirar las manos de aquellas barras metálicas, le fue imposible, se le habían quedado pegadas o algo. Un cosmos divino nació de aquel baúl, mil millones de veces superior al de Hyoga, que se quedó abrumado ante aquello. La energía cósmica se transformó en voz a los pocos segundos de aparecer.

• “Tú, mortal que osas poner las manos sobre la Hoja del Olimpo…”.

Un tono de voz grave inundó el salón con su potente pronunciación.

• “… Soy Ajax, eterno guardián de la Hoja del Olimpo, el que se asegura de que ningún rufián se haga con la espada que puso fin a la gran guerra entre Olímpicos y Titanes… Después de la gran victoria, Zeus me puso a vigilar esta terrible arma de destrucción, creada por él mismo… Hyoga…”.
• “¡Qué! ¿Cómo demonios sabes mi nombre? ¡Muéstrate!”

Sus manos seguían pegadas al asa de acero que se usa para abrir el cofre, mientras que miraba a todas partes para intentar averiguar quién le hablaba.

• “Yo lo sé todo, Hyoga del Cisne, caballero legendario… ¿O acaso crees que yo no vi tu actuación en los Elíseos, cuando derrotaste a Hypnos y vencisteis a Hades? Soy un ser inerte, no tengo cuerpo, pero mi mente se extiende hasta los confines del universo”.
• “¿Qué quieres de mí?”
• “Probarte, si tu corazón es lo suficientemente fuerte y tu respuesta convence a las hermanas del destino, te dejaré llevártela. Has venido a por la hoja del Olimpo, ¿para qué quieres este instrumento divino?”
• “¿Acaso no es obvio? ¡Para darle a Atenea la victoria en esta nueva guerra santa”.

El suelo empezó a vibrar, las columnas colapsaron y se cayeron, pero la edificación se mantuvo en pie.

• “Esa respuesta no te permite llevarte la Hoja del Olimpo”.
• “¡¿Cómo, por qué?!”
• “¿Acaso piensas que dejaré que uses la espada para hacer la guerra a favor de un bando? Eso es muy ingenuo de tu parte, caballero”.

Un humo negro comenzó a llenar la sala, al contacto con él, Hyoga se puso a toser salvajemente, no podía respirar, y tampoco podía moverse, estaba completamente atrapado.

 

 

• “¡Igneous Spear!”

El golpe alcanzó de lleno a Andriev y a Máximo, que salieron volando por el terrible impacto, sus armadura empezaron a deshacerse por ciertos puntos, el calor que desprendía aquella técnica era suficiente para fundir su cuerpo y sus huesos, pero gracias a la Gold Cloth, seguían enteros, bueno… “Enteros”.

 

Máximo respiraba muy agitadamente, su cuerpo estaba lleno de heridas, su pecho tenía un agujero enorme, sangre salía de sus labios, muchísima, sin embargo, seguía de pie, aunque cada vez más costosamente.

 

Por el otro lado, Andriev estaba bastante bien, tenía muchísima energía que ejecutar contra aquel semidiós que había insultado a Danuska. Cada vez que caía se levantaba de nuevo a intentar destrozarlo, en vano.

• “Rendíos ya, caballeros dorados, este dos contra uno que habéis creado es totalmente ridículo, mira al toro, ya ni siquiera es capaz de ejecutar un ataque, está incapacitado, es un inútil total en el campo de batalla, y pronto estará muerto”.
• “¡Jamás!”

El suelo alrededor del Acuario comenzó a congelarse mientras su cosmos se elevaba y sus ojos azules daban la sensación de estar en la misma Siberia.

• “¡Diamond Dust!”
• “Es inútil”.

Con el brazo que estaba envuelto en llamas, lanzó una ráfaga de fuego haciendo desaparecer la técnica del dorado. Andriev cruzó sus brazos para intentar minimizar el impacto, pero lo único que consiguió fue quemarse los brazos.

• “Déjale en paz”.
• “Vaya, parece que el toro dorado aún se puede mover…”.

La base olímpica retumbaba cada vez que el mastodonte Tauro se ponía en pie. Su cosmos, combativo hasta la muerte, había resultado ser muy superior al de Andriev, que por el momento, nada había hecho salvo recibir golpes, sin embargo, Máximo ya había vencido a un rival y se mantenía en pie tras las acometidas del segundo, al que había herido.

• “… Probablemente ya estés muerto, es tu espíritu de batalla lo que está de pie, y eso es algo que respeto mucho, has demostrado ser el auténtico caballero de oro que puede medirse contra alguien de mi calibre, por eso, te invito a formar parte de mi ejército, donde serás aún más inmortal que ahora mismo”.

Máximo esbozó una sonrisa de comicidad ante aquel comentario, sí, estaba vivo, increíblemente, su resistencia era muchísimo más que sobresaliente, aquel hombre era inmortal.

• “¿Y cuánto me pagarás?”
• “¿Dinero? En el mundo al que vamos no hay de eso, serás tratado como a un dios”.
• “Es un gran trato, pero… bueno, no me gusta estar en el campamento base, prefiero ser un soldado de primera línea”.
• “¿Qué quieres decir con eso, Tauro?”
• “Que muchas gracias, pero declino tu propuesta”.

Con una gran sonrisa de sinceridad, el Tauro se rascó la nuca como si nada, como si no le hubiesen atravesado el pecho de lado a lado.

• “¡¿RECHAZAS MI OFERTA, TAURO?! ¡MUERE POR ELLO, IGNEOUS SPEAR!”

El cosmos del dorado se elevó más todavía, el suelo bajo sus pies empezó a romperse y levantarse como si hubiese una gran presión que lo destrozase.

• “¡Great Horn!”

Las técnicas colisionaron violentamente y se extinguieron mutuamente. Electrión no daba crédito a lo que acababa de suceder.

• “Tauro… ¿Cómo es que eres tan poderoso, incluso rechazas la técnica de un ser divino?”
• “Porque no podemos perder”.

Editado por Gemini No P., 24 octubre 2015 - 07:38 .

[Patriarca 8]

Capítulo X: Perros de Caza y Aves del Paraíso.

 

-me intriga que Budgie tenga un colgante que diga “Forever”

 

-lastima la muerte del fenix.

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

En el capítulo anterior, Hyoga es el encargado de ir a por la Hoja del OIimpo y es intervenido por su vigía, un dios incorpóreo llamado Ajax. Mientras tanto, Máximo de Tauro y Andriev de Acuario combaten contra el semidiós.

 

Capítulo XVII: Honor de caballero.

 

Andriev se quedó mirando embobado a Máximo. Tal como él lo recordaba, su compañero no era más que un caballero mediocre, con poder muy inferior a la media del Santuario, pero allí estaba su pecho, agujereado por completo, y habiendo detenido un impacto directo de un semidiós, igualando su poder.

• “Máximo, acaso tú…”.

El Acuario cayó en la cuenta de por qué, tiempo atrás, el Tauro había ocultado su poder, para no poner en peligro a nadie, temía herir a alguien con su destrucción, por eso Argos no se había enfrentado a él, porque él conocía a Escorpio, y sabía que sin duda le atacaría cuando supiese que era más poderoso que aquél, no quería herir a nadie tontamente, por eso nunca antes enseñó su auténtico poder.

 

El toro dorado volteó la cabeza mirando a su compañero de armas, y le dedicó una sonrisa y una seña de “todo está bien” levantando el pulgar.

• “Vamos, Andriev, hay que cubrir a Hyoga”.
• “S… ¡Sí, Máximo!”

De nuevo ambos se lanzaron al ataque, con sus puños cargados de cosmos, dispuestos a destruir el impedimento que les retenía para llevarse la espada del Olimpo.

• “¡Insensatos, osáis levantaros contra un Dios…”

El suelo bajo los pies de los tres hombres comenzó a temblar por la fuerza de la energía cósmica emergida recientemente de Electrión. Pronto se resquebrajó el firme, apareciendo entre las brechas recién nacidas lava hirviendo que brotaba a borbotones.

• “… Heat Catharsis!”

Del magma comenzaron a salir géiseres de sustancia incandescente del interior de la Tierra, éstos alcanzaron los veinte metros de altura como poco y se les podía sentir hervir. Con un simple movimiento de brazo las lanzó contra los caballeros, que las pasaron canutas para esquivar aquellos torrentes.

 

Desde el edificio llegaba corriendo Danuska, gritándole a Andriev que tuviese cuidado con aquellos ataques. Electrión se molestó ante la aparición de la mujer y le lanzó una de las enormes columnas de fuego. El caballero de Acuario no pensó en otra cosa que en salvar a aquella mujer antes que salvarse a sí mismo.

• “¡Freezing Coffin!”

Una poderosísima energía salida del interior del caballero en forma de frío se precipitó sobre la columna de fuego que iba hacia ella, helándola por completo y evitando que nada le ocurriese a la dama, pero ante eso, Andriev se quedó completamente desprotegido y sobre él cayó con furia una de las columnas de fuego, que hizo un surco en la tierra y lo enterró en él unos diez metros.

• “¡Andriev!”

Fue Máximo el que primero se preocupó por el estado de su compañero, estaba allí abajo, tumbado, su armadura estaba bastante deshecha y fundida, pero gracias a aquella estaba vivo.

 

Máximo miró el enorme hueco desde arriba, para ver cómo podría sacar de ahí a su compañero. Cuando se dio cuenta, Electrión estaba detrás suyo. Éste agarró por el cuello al toro y lo levantó.

• “Ya no te vas a reír más”.

 

 

Hyoga estaba sin sentido en un lugar que no conocía, con las manos pegadas a aquel trozo de metal que el baúl le proporcionaba para abrirse. La sala, cubierta de un humo negro y tóxico a todas luces, se había sellado después de la respuesta errónea del Cisne.

• “¿Qué he hecho mal, por qué respondí eso, sabiendo que no es lo que quería? Ahora ya es tarde, estoy muerto completamente, y todo por mi estupidez…”.

Eran esas las cosas que se le pasaban por la razón al caballero de bronce, que estaba de pie, aún con el sexto sentido, el del pensamiento, intacto.

 

Ya se daba por vencido el rubio cuando de pronto, en la oscuridad que envolvía su mente, apareció una luz brillante, blanca y con un fulgor intenso, como si de una estrella explotando se tratase. Entre ella se desveló una figura en posición de loto, de la que emanaba una energía cósmica poderosísima.

• “Pero… ¿Qué es eso…?

No habló nadie ni nada, sólo se vio que aquella sombra comenzó a ceder su energía cósmica a Hyoga, que de pronto encontró en su cabeza aquella respuesta.

 

El cuerpo del Cisne se rodeó de un aura dorada. Aunque aquél estuviese inmóvil, incluso Ajax regresó para ver qué sucedía, pues su cosmos se notó en el ambiente.

 

Aquel humo negro que había llenado la habitación comenzó a congelarse por el frío que desprendía el Cisne, hasta el punto de convertirse en vapor de agua gracias a la increíble fuerza cósmica que le había ayudado.

• “Así que ya tienes la respuesta, eh, Cisne…”.

Al decir aquello, Hyoga hizo fuerza tirando de la barra metálica hacia arriba para abrir el baúl. Las venas de sus brazos se marcaron por la fuerza ejercida ante aquella acción, sus manos comenzaron a sangrar, pero él no se quejaba, pues seguía inconsciente.

 

Finalmente, el baúl cedió y se abrió, dejando salir de éste una energía cósmica divina, pues allí estaba, la Hoja del Olimpo.

 

 

Máximo fue estampado contra una columna del enorme edificio, el causante, Electrión, guardián del sol, que estaba a punto de asesinar al gran toro dorado. Por otra parte, el mastodóntico caballero de Tauro todavía vivía. Era impresionante, su increíble resistencia había sacado de quicio al semidiós, que golpeaba furioso al caballero, pero aquél no moría, se limitaba a recibir.

• “Tauro… Eres un hombre magnífico… Ahora veo que los humanos no son tan despreciables como los Dioses cuentan, vosotros, mortales, hacéis milagros, eleváis vuestros cosmos hasta el infinito y no os rendís nunca, de veras me fascináis. Lamento tener que matarte, Tauro, pero prometo que mantendré tu recuerdo vivo”.

A Electrión ya no le molestaba aquella sonrisa que el caballero esbozaba siempre, ahora casi le agradaba, era síntoma de un hombre que vivía su vida en función de la positividad y el bien. Aquel hombre no merecía morir, pero se había infiltrado en mal lugar, y eso debía ser castigado.

• “¡Oh, grandioso caballero de Tauro, Máximo, yo te ofrezco una muerte digna, como el más poderoso de los que me enfrentaron…”.

El sol comenzó a arder con fuerza, se podía notar cómo su fulgor aumentaba más y más, mientras se hacía más grande su tamaño, acercándose a la Tierra la enorme estrella.

• “… la técnica definitiva de Electrión… Solar Fulmination!”

Antes de que la técnica fuese ejecutada, un grito llamó la atención del semidiós. Andriev de Acuario era aquél que intentaba llamar la atención, había conseguido retrasar la muerte de su amigo.

• “Todavía vives, Acuario… Una lástima, no pienso usar mi técnica definitiva contra ti, eres un caballero nefasto, y no has demostrado lo que yo quería saber, al contrario que tu compañero, el dorado de Tauro”.
• “Hoy Máximo me ha salvado en incontables ocasiones, y yo apenas he podido protegerlo, por mi debilidad emocional, porque no estuve a la altura, y fallé… Pero no sucederá de nuevo, porque hoy es mi última batalla, y quemaré mi vida como castigo a lo que años atrás hice… ¡hoy quemo mi vida en nombre de Atenea, de la justicia, de Danuska, y de la armadura de Acuario!”

Las palabras del dorado sorprendieron al semidiós, que se le quedó mirando atentamente.

 

Lo que allí sucedió fue que la armadura de Acuario se desprendió del cuerpo de Andriev, adoptando su postura de hombre sujetando la vasija, luego, como un rayo, salió despedida por el cielo, desapareciendo después del espacio tiempo diferente en el que estaba resguardado el Monte Olimpo.

• “¿Cómo, por qué te quitas la armadura, Acuario, acaso estás loco?”

Un grito de guerra, seguido por un aumento del cosmos de Andriev hasta el infinito, mientras el suelo comenzaba a congelarse con una capa de hielo indestructible, que llegó hasta los pies de Electrión. Inútilmente intentó destruir aquello que le había aprisionado.

• “¡Acuario! ¿Te atreves a encerrarme?”

El dorado alzó sus brazos, unidos por las manos, que miraban al cielo, y detrás suyo apareció una vasija dorada, que a la inclinación de sus brazos se movía con éstos.

• “¡Siente, teme, odia, congélate… ante el cero absoluto, con la técnica definitiva de Andriev, caballero de Acuario…”.

Máximo, medio muerto, contempló como pudo a su compañero, que estaba quemando su vida haciendo arder su cosmos hasta el infinito, sin importarle lo que eso significaba.

• “… Aurora Execution!”

Cuando sus brazos estuvieron completamente horizontales, una ráfaga de frío salió de sus manos cerradas una contra otra. Aquello al principio no impresionó nada a Electrión, pero cuando su brazo derecho, el que estaba en llamas y alcanzaba la temperatura del sol, se congeló, no pudo evitar sentir que estaba acabado.

• “¡¿Qué demonios es este aire frío?! ¡Éste no es el cero absoluto, es muchísimo más, un frío que jamás nadie había logrado, va más allá de los 273,15º!”

Y era cierto, el poder de Andriev, el sacrificio de Andriev, había sido recompensado con el poder de llegar más lejos del cero absoluto, donde nada ni nadie logra sobrevivir, ni siquiera un dios.

 

Cuando aquello acabó, el caballero se quedó de pie con la misma postura, había logrado congelar en un bloque de hielo al rival, pero no podía destruirlo, sus fuerzas habían desaparecido.

Fue el caballero de Tauro quien se levantó y se acercó a Andriev. Máximo sabía perfectamente lo que aquello conllevaba, la condena a la que se había sometido su compañero de Acuario.

• “Ya has hecho de sobra, Andriev, ahora déjame a mí”.

La sonrisa, única y enorme, del toro dorado, que nunca se borraba, a pesar de faltarle medio pecho, a pesar de estar a punto de morir, aquella sonrisa jamás se extinguiría. Máximo hizo arder su cosmos de la misma manera que Andriev lo había hecho antes, haciendo de nuevo temblar los cimientos del Monte Olimpo.

Sabiendo que aquél era sólo el primer paso para que los jóvenes caballeros alcanzasen la victoria, no tuvo ningún temor ni ninguna duda.

• “Electrión, guardián del sol, descansa para siempre en el reino de los muertos… ¡Con la técnica secreta de Máximo de Tauro…”.

Un aura dorada rodeó al toro dorado, el suelo bajo sus pies se resquebrajó y los trozos de piedra comenzaron a elevarse a su alrededor.

• “… Atom Smasher!”

En un abrir y cerrar de ojos, Máximo atravesó el bloque de hielo con su puño, sin siquiera dejar una marca en él.

 

El hielo comenzó a desaparecer, pero no a fundirse, sino a deshacerse, sus átomos se estaban rompiendo en miles de pedazos, y aquél era el fin del guardián solar.

 

Danuska, la cual se había desmayado un rato antes, se despertó, y vio que Electrión no estaba. Llorando de felicidad, ésta corrió hacia Andriev y le dio un beso, pero el dorado no le respondió a aquella muestra de cariño.

• “¿Andriev…?”

Nada, fue todo lo que pudo oír la mujer, el silencio atronador y el caminar del caballero de Tauro tras ella.

• “Máximo…”.
• “Lo siento, Danuska, pero Andriev se sacrificó, quemando su cosmos y convirtiendo su sangre en hielo para dar el último golpe y vencer…”.
• “¿Sangre… en hielo… quieres decir que… ha muerto…?”

Lágrimas seguían cayendo por el hermoso rostro de la mujer, pero no eran de felicidad, sino de amargura.

 

La cara del caballero de Acuario comenzó a palidecer, hasta el punto de llegar a ser gris, aquel hombre estaba muerto, y se había sacrificado para conseguir vencer al enemigo.

 

Se arrojó la mujer a los brazos del toro dorado, llorando desconsolada, todo lo que había sufrido para acabar de una manera aún peor.

 

De pronto, Máximo comenzó a desaparecer, la punta de sus dedos comenzó a deshacerse mientras apartaba a la mujer de encima suyo.

• “Es la hora”.
• “¿Qué hora…?”
• “Mis átomos se queman, ése es el precio del Atom Smasher, es sólo por eso por lo que estoy vivo, aguanté para conseguir dar el golpe final, y gracias a Andriev lo logré, lo logramos, y seguro que la Hoja del Olimpo llegará a Atenas y esta nueva guerra terminará…”.

No entendía nada la mujer de lo que el caballero decía, sólo sabía que acababa de morir la persona a la que más había querido en su vida, y aquello le provocaba rabia, odio y asco hacia la esperanza que la había mantenido confiada durante todos esos años.

• “Buena suerte, jóvenes caballeros”.

Fueron ésas las últimas palabras de Máximo de Tauro, que finalmente desapareció del todo, dejando caer su armadura vacía al suelo, que rápidamente se amontonó con la forma del toro.

 

Unos minutos después de aquello, Hyoga salía del enorme edificio con la hoja del Olimpo guardada en aquel baúl, que portaba en sus brazos. Su primera reacción al ver a Andriev fue de alivio, de que no le había ocurrido nada, pero cuando vio en el suelo a Danuska llorando desconsoladamente, supo que algo iba mal.

Rápidamente corrió el Cisne hasta ellos, y al ver el rostro del dorado, dedujo que estaba muerto.

• “¿Qué…?”.
• “Él era el hombre de mi vida… y ahora está muerto… yo le perdoné hace mucho… porque fue culpa mía… él me mató porque yo lo quise… ¡yo me interpuse entre él y su ataque… TODO PODRÍA HABERSE EVITADO!”

La mujer gritaba con fuerza mientras continuaba llorando, no se podía aún creer lo que allí acababa de suceder.

 

Hyoga rápidamente descubrió la armadura de Tauro en forma de toro, pero Máximo no estaba en ninguna parte.

• “¿Y Máximo…?”
• “También ha…”.

El Cisne dejó caer al suelo el baúl contenedor de la Hoja del Olimpo mientras se ponía de rodillas con lágrimas en los ojos. Dos camaradas se habían sacrificado por él, estaban muertos por haber tardado demasiado, quién sabe, podría haberlos salvado si no hubiese sido tan idiota. Eran ésos los pensamientos que pasaban a toda velocidad por su cabeza, no podía evitar sentir rencor hacia su respuesta errónea en la cámara de la hoja y debido a aquello, Andriev y Máximo estaban muertos.

• “Prometo que vuestro espíritu no será olvidado jamás, caballeros dorados…”.

Bajo el cielo azul del Monte Olimpo, Hyoga hizo un juramento de valor, por el cual honraría la muerte de sus dos camaradas caídos.

• “Yo, Hyoga, caballero del Cisne, juro bajo el nombre de la armadura de Acuario y la armadura de Tauro que, Andriev y Máximo, cuyos representantes han muerto en combate, defendiendo lo que ambos juraron proteger, hasta que sus puños se rompiesen, hasta que sus huesos se quebrasen, hasta que sus músculos se desgarrasen, y finalmente, hasta que su corazón se parase… Bajo el cielo Olímpico yo juro que el nombre de los sucesores de mi maestro y Aldebarán, respectivamente, no habrán muerto en vano…”.

Tras aquel pequeño discurso, Hyoga cargó el baúl en sus brazos y cruzó el vórtice azul, saliendo de nuevo a la tierra de los mortales, y se dispuso a tomar un descenso rápido y llevar cuanto antes la hoja del Olimpo a donde la necesitaban.

 

 

// Fin de la Temporada 1.

Editado por Gemini No P., 24 octubre 2015 - 07:39 .

[ATONIC]

La participación de los heladeros esta muy buena...

 

Buen fic.

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

La participación de los heladeros esta muy buena...

 

Buen fic.

Gracias compi, aquí termina la batalla de Andriev pues.

[Patriarca 8]

Capítulo XI: Bronce inmortal.

 

-Jajaja ese ikki es todo un badas

-pobre Budgie era demasiado joven

-ese escorpio esta medio loco y  la Aguja Atómica es una tecnica un poco fumada XD

-un capitulo genial

 

 

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Capítulo XI: Bronce inmortal.

 

-Jajaja ese ikki es todo un badas

-pobre Budgie era demasiado joven

-ese escorpio esta medio loco y  la Aguja Atómica es una tecnica un poco fumada XD

-un capitulo genial

Muchas gracias compañero, estoy contento de que te haya gustado.

 

Sí, quizás la Atomic Needle me quedase algo fumada, pero prometo que se balanceará.

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

ATENCIÓN: La temporada 1 de Saint Seiya - El Despertar (o Sengoku Returns) termina con este capítulo. En una temporada empezaré la T2, cuando tenga tiempo.

[Patriarca 8]

Capítulo XII: Ambrosía.

 

-asi que la armadura del fenix recibio un power plus

-me agrada la actitud de sagitario y la aparición de los doce guardianes del zodíaco japonés

-buen fic

[Patriarca 8]

Capítulo XIII: Furia de dragones.

 

-menos mal que el asno alado se salvo de la rabia XD

 

-Jajaja se ve que Doro nunca conocio lo extremadamente fail que fue afrodita 

 

-la batalla entre Endo de dragón rojo vs Shiryu del Dragón fue corta pero buena,claro que el dragon rojo no tenia oportunidad de ganarle al discipulo del heroico

 

-ojala que el hijo que espera Shunrei sea de Shiryu y no de shun como al parecer sucedio en omega

 

 

 

 

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Capítulo XIII: Furia de dragones.

 

-menos mal que el asno alado se salvo de la rabia XD

 

-Jajaja se ve que Doro nunca conocio lo extremadamente fail que fue afrodita 

 

-la batalla entre Endo de dragón rojo vs Shiryu del Dragón fue corta pero buena,claro que el dragon rojo no tenia oportunidad de ganarle al discipulo del heroico

 

-ojala que el hijo que espera Shunrei sea de Shiryu y no de shun como al parecer sucedio en omega

JAJAJAJAJAJA Pues sí, será Ryuho de Dragón ese crío en el futuro.

 

Muchas gracias por pasarte, compañero, un honor que te guste.

[Patriarca 8]

Capítulo XIV: Sorpresa olímpica.

 

  fue muy buena la pelea entre   Máximo y  Psique de la Luz de Luna

especialmente por el carácter bromista del toro

[Eternalsaint]

Excelente historia, ya termine de leerla. Espero con ansias la continuacion !!

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Excelente historia, ya termine de leerla. Espero con ansias la continuacion !!

¡Muchas gracias por leer, es increíble tener lectores tan agradecidos!

[Patriarca 8]

Capítulo XV: Sol ardiente.

 

-pobre Danuska ,alguien debio decirle que los amorios con

los caballeros generalmente terminan en tragedia

 

-Electrión, guardián del sol y semidiós parece ser un oponente muy poderoso y soberbio

 

-el cisne y acuario hacen buen duo

 

-ese tauro es genial,apareció justo en el momento oportuno

 

 

[unikron]

buena historia