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The doom of the Knights of Athena

La condena de los santos

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289 respuestas a este tema

#181 ALFREDO

ALFREDO

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Publicado 09 octubre 2016 - 20:47

CAPITULO 32.- LOS GRANDES SENDEROS DEL COSMOS

 

 

1.-Viajes astrales

 

Las palabras de Rafael lo habían desarmado, rápidamente pudo deducir que no podría usar el espejo para ver sus movimientos si lo tenía proyectando una barrera alrededor del templo de la Virgen. Enoc se valdría de sus habilidades solamente.

 

—Nuestro pontífice desea reunir los tres tesoros, tú lo sabias desde un principio. Entonces por mí puedes pasar mi templo.

—No vengo precisamente a dárselo, sino a pedirle que selle los tres nuevamente en donde estaban, ya que es el único que puede hacerlo —respondió el santo de Libra.

—Veo que te han lavado el cerebro, con la filosofía de la sociedad del hombre, haciendote creer que lo mejor es separarlos. Que ingenuo, tendré que llevarle tu espejo al patriarca por mí mismo. No importa que tenga que matarte, solo el espejo es necesario.

—Y yo que pensaba que era valioso —dijo Enoc, entonces dedujo que solo necesitaban a los guardianes para liberar los tesoros—. De todas maneras, nadie más que yo lo puede usar.

—Pero en ti, como a los otros elegidos les da cualidades, como la premonición. Habilidades que forman parte de la trinidad de un dios. La benevolencia, la omnisciencia y la omnipotencia suprema.

—Quieres decir que son las habilidades de un dios —inquirió intentando recordar con precisión las palabras de Nabu—. La sociedad del hombre me advirtió que no se debieran juntar las tres, igual que Dante. Pues horribles calamidades podrían suceder.

—La resurrección de un dios. Las tres juntas son una trinidad que representan sus más grandes cualidades, con el ritual se le puede despertar completamente a un dios reencarnado.

 

Eso explicaba muchas cosas, las daimon las querían para despertar a Ares y los santos para despertar Athena, sin embargo la sociedad solo quería que se quedaran con los guardianes, para cerrar las dimensiones y que ningún dios vuelva a reencarnar.

 

—Te daré una muerte rápida, por haberme traído el espejo…

 

¡TENMA KOFOKU!

“Rendición del Rey de las Tinieblas”

 

Rafael concentra entre sus manos, unidas en forma de plegaria y con las palmas extendidas a la altura del pecho. Una esfera de energía se manifiesta como una galaxia en miniatura, que va creciendo como una onda expansiva muy luminosa.

 

—No tengo tiempo que perder, el espejo me ha mostrado donde estás…

 

¡Libra Shoten Ha!

Ascensión Celestial de la Balanza

 

Tras una serie de movimientos con los brazos, concentró su cosmos y lanzó un terrible rayo con forma de remolino dorado, absorbiendo el ataque del rival. La técnica de Enoc se manifestó hacia arriba, atravesando el techo. En tan solo unos segundos, un temblor se sintió y por la abertura que dejó se vio cubierta de una luz fosforescente, como si el colosal ataque hubiera caído en el alguna parte del mismo recinto de la virgen, pues había sacudido todos sus cimiento.

Después de eso, el cuerpo de Rafael desapareció como un fantasma en la penumbra. Rápidamente Enoc continuó su camino, siguiendo el rastro del cosmos del santo de virgo, llegó a un parte que no había visto nunca. Una puerta en los laterales de la casa con un símbolo tapizado, el cual como el escriba que era, reconoció que se trataba del chacra raíz que simboliza el elemento de la tierra, precisamente el mismo que rige el signo de virgo.  Al abrir las grandes puertas rocosas, vio a su alrededor un vasto y hermoso jardín donde crecen bellas flores, de pétalos rosa volando por todas direcciones. Un ambiente paradisíaco escondiéndose en el centro del santuario, pero lo que más distinguía de aquel jardín no era su exuberante aroma armonioso, sino dos prominentes árboles gemelos, donde divisó la silueta del santo de oscuros cabellos lisos en el centro,  sentado en forma de flor de loto, vistiendo su armadura de oro, aun reteniendo en el aire un residuo cósmico del ataque anterior, hasta que terminó por anularlo por completo.

 

—Así que aquí te escondías.

 

Enoc contempló como era la figura de Rafael, ya sabía que su aspecto pertenecía a la raza de la realeza, por la visión del espejo, pero verlo cara a cara. Lo dejó pasmado, al observar un rostro claro como la nieve, ojos dorados como el sol y rasgos angelicales que hacían confusa la distinción entre lo masculino y lo femenino.

 

—Debo felicitarte, has encontrado mi cuerpo real. Usualmente no lo uso para pelear, pero esta vez tendré que hacer una excepción.

 

Al joven dorado le sonó innecesario que le hablara telepáticamente, si están frente a frente, pero lo que más le llamo la atención era el lugar en el que se encontraban.

 

—¿Qué es este jardín? —preguntó Enoc con curiosidad al entrar—. Puedo sentir una sensación muy tranquila.

—Es el último vestigio de los campos elíseos, que una vez existió en el centro de la tierra, para que sea un terreno fértil y fructífero para toda la humanidad. No obstante, al ver los dioses que los hombres comenzaron a pecar. El mismo Hades lo trasladó a otra dimensión, condenando a la humanidad a que olvidara tener respeto por la tierra, desde ese entonces la humanidad trabaja y suplica a los dioses la prosperidad.

—¿Cómo es que terminó aquí un pequeño vestigio del paraíso?

—Fue un legado de mi antecesor, el primer virgo. Quién salvó este pedazo del paraíso, para que los santos no olvidáramos alcanzar la iluminación. Rezándole a los dioses

—¿Qué dices?... Si es tan sagrado, me apenaría tener que pelear aquí.

—Descuida, no tendrás la necesidad de sentir remordimiento. Pues ahora mismo te enviaré muy lejos de aquí, por haber profanado este lugar con tus sucios pies —sentenció Rafael, colocándose de pie con el brazo izquierdo mirando al suelo y el derecho hacia arriba, y ambas palmas al frente, proyecta un haz de luz con el que envía a su adversario a través a de espacio infinito—. Someteré tu alma a al viaje de la rueda del Samasara…

 

¡Riku Dō Rin Ne!

“Transmigración por los 6 mundos”

 

El primero de los mundos en el cual cayó fue un reino donde la aflicción y el sufrimiento eran bastante evidente. Almas condenadas a la agresión en un lugar de ríos de sangre, montañas mórbidas de agujas, angustias sin fin. 

“El reino infernal y el más inferior al que podría llegar”.

Fue la voz que escuchó como eco en todo el lugar. Después siguió su destino, yendo a un reino donde las almas tenían el estómago inflado y siempre había hambruna, se sentía tan anhelada como la necesidad de respirar. Sus habitantes estaban transformados en demonios esqueléticos por comerse entre ellos.

“Este es el mundo de los demonios devoradores”

Aun así su viaje, no terminó ahí. Su cuerpo volvió a sumergirse en un nuevo reino. Donde los hombres estaban en un tumulto, matándose el uno al otro. Nadie descansaba ni en el día o la noche, una lucha sin sentido.

“Una pelea tras otra donde no hay un campeón. Es el mundo de los guerreros”

Parecía ser su mundo más cercano por ser un soldado, pero apenas estaba entrando en esa vida, pues siempre fue un escriba. Por lo que volvió a caer en otro infierno desagradable. Un lugar prehistórico, donde deambulaban bestias sanguinarias, matando sin distinción entre el bien y el mal.

“Aquí el fuerte devora al débil. Es el mundo de las bestias”

Luego llegó a un lugar muy parecido a donde vivía. Personas comunes sujetas a las emociones más terribles como el oídio, la ira y la tristeza.

“Este es el hogar de los seres humanos, donde solo buscan satisfacer sus deseos mundanos. Es el mundo de las emociones”

Su alma ingresó a un nuevo lugar mucho más paradisíaco. Un reino de abundancia y una atmósfera de ensueño. Donde se disfrutaba del placer y no de las necesidades.

“El reino de los dioses. El más peligros de todos, pues cualquier mal pensamiento, te puede hacer caer en los reinos anteriores”

Entretanto Enoc perdía el balance, cayó desplomado. Fue la señal que le hizo saber a Rafael que su oponente había caído en uno de los seis infiernos, dibujándosele una satisfacción en su rostro, llena de malicia.

 

—Realmente me hiciste trabajar, pensé que bastaría con atacar solo tu cuerpo con el Tenmakofoku, como no podías usar el escudo imperial. Sin embargo, me superaste físicamente, por lo que era necesario destruir tu mente primero, torturándote con el Riku Dō Rin Ne —decía Rafael al reflexionar—. Tal vez si hubieras completado tu entrenamiento, sería diferente.

 

Ahora que Enoc ya no era consiente, la barrera que lo afligía a su rival dejo de funcionar. Cuando Rafael quiso tocar el espejo-imperial, el diamante con el que estaba hecho. Reflejó un viaje del pasado, durante su formación. Quizás el más enigmático de todos sus viajes.

 

Ese río que circunda la tierra, es el Ganges.

 

Al acercarse se vio con una multitud de hombres en las alturas de una estrecha selva donde se encontraban, haciendo distintos ejercicios prácticos para el cuerpo.

Había muchos monjes muy delgados meditando, unos estaban sentados doblando sus extremidades de forma  de retorcerse la pierna alrededor de su torso, otros estaban acostados meditando en silencio en una urna con forma de ataúd, quien sabe cuánto tiempo. Había un muchacho rapado que oraba en medio de un enjambre de mosquitos sin moverse. Unos ancianos enterrados en un terreno arenoso donde era el hogar de unas hormigas, se encontraban ayunando muchos días mientras trataban de entrenarse en medio de esa incomodidad.

Pocos eran los que se atrevían a ir más lejos en las alturas donde los vientos se arremolinaban con intensidad en medio de una lluvia y sentado en unas enredaderas de espinas, se hallaba Rafael, totalmente rapado y con un flácido cuerpo, cubierto de un viejo sudario blanco.

 

—Esto es formación ascética. La selva de la india donde me entrené —recordaba el santo de virgen al verse más joven llegando a los extremos de esos ejercicios en la meditación.

 

 Justo cuando su cuerpo ya no parecía moverse más en búsqueda de la meditación en medio de ese terrible ambiente, un hombre lo tomó para llevárselo y darle algo de agua, sacándolo de esa posición tan extenuante. Sin embargo, aquel muchacho cuando despertó, le reprochó a su salvador su interrupción.

 

—¿Por qué me liberas? —le cuestionó Rafael—. Que no vez que estoy en plena formación ascética. Quién eres para importunar esta selva que solo permite a los hombres que han decidido abandonar todos los deseos carnales e impuros, para purificar el cuerpo.

—Crees que tiene sentido llevar el cuerpo al límite con el ascetismo. Yo soy solo un monje que enseña cómo vivir de la mejor manera.

—Que dices, pero si esta es la mejor manera de purificar el cuerpo. Todos nacemos con un cuerpo impuro, debemos morir para librarnos del sufrimiento.

—La formación extrema no tiene sentido, una cuerda no puede estar ni demasiado floja ni muy tensa. No se necesita ascetismo extremo, sino tan solo evitar caer en la complacencia. Debes seguir el camino de la moderación, que resulta ser un camino grande y ancho.

—Ya veo así que ese es el camino que crees para alcanzar la purificación. Pues yo creo firmemente en lo que hago. Quizás en el futuro veamos cual filosofía perdura más.

 

De pronto el escenario se desvaneció y todo volvió a los campos de la sala gemela, Rafael se vio consumido en el pasado. No recordaban esa escena de su formación en su juventud. Solo que había ido en su infancia por el ascetismo debido a la maldición de su raza, por la diosa Afrodita.

 

—Eso no fue una ilusión, para afectar a mi espíritu de esta magnitud —decía el santo de virgo, al sentir su corazón estremecerse—. ¿Por qué ahora siento tanta duda en mi interior.

—Sabes quién era ese hombre que intentó disuadirte, pues el mismo que te bloqueó ese recuerdo para que algún día inconscientemente te dieras cuenta, de tu radical postura —Una voz se manifestó como eco en todo el lugar, como si fuera la voz de un dios.

—¡¿Quién es?! —no hubo respuesta—. Ese hombre era… ¡No lo recuerdo!.... ¡Maldición, dispersare mis dudas, ahora mismo! —exclamó Rafael, tomando una postura erguida, mientras empezaba a orar.

 

Mágicamente el cuerpo de Enoc se puso de pie, tomando el escudo espejo y guardándolo detrás de uno de sus escudos de Oro, con una mirada seria y ojos nítidos, la expresión que tenía ya no era la misma. Su aspecto parecía intimidar a Rafael al sentir un aura nueva en él.

 

—¡No es posible! Se supone que no debería despertar nunca, su mente y su alma están atrapadas en la ilusión de la transmigración —se encogió de hombros, pues estaba seguro que la técnica había funcionado correctamente. Cuando se dio cuenta de algo—. ¡No! Es la propia armadura, la que ha tomado posesión de su cuerpo.

—Cuanto tiempo sin vernos Rafael. Gracias a ti, mi secreto ha salido a la luz —dijo una voz más grave desde el cuerpo de Enoc. Con una mirada distinta, pues sus ojos estaban oscurecidos.

—Esa voz, ahora lo recuerdo es de Raziel —dijo al reconocerla mejor, ahora que salía de la boca del cuerpo de Enoc—. Fuiste el anterior aspirante caído. Estabas escondido en el interior de la armadura de Libra.

 

Esto lo explicaba ahora que el alma de Enoc dormía, su otro yo vio esta oportunidad de tomar posesión del cuerpo, mientras el escudo imperial no sintiera la vida de Enoc en su cuerpo, no podía funcionar.

 

—No recordaba cuando nos conocimos. Fue una buena manera de infundirme pánico, mi cuerpo está muy tenso. Algún día utilizaré el mismo truco…

—Una vez caminé por el camino del equilibrio, pero caí en la desgracia por mis deseos, igual que tú— dijo el aspirante caído—. Mi deseo ahora, es que Enoc descubra la verdad del patriarca. La realidad que yo conocí, cuando era cercano a su trono, como tú lo eres ahora. Así que tendré que derrotarte.

—¡Miserable espectro! Borraré el último vestigio que queda de tu alma rastrera.

—Sabes yo descubrí las técnicas de Libra que el patriarca quiso que olvidara. Por ser tan destructoras que agrietan la misma madre tierra.

—Estas alardeando, es imposible que conozcas esas técnicas secretas. Incluso tu antecesor, se sintió tan culpable que se suicidó cuando los santos utilizaron el poder máximo de las armas de Libra.

—Ahora que estoy usando esta armadura. Tengo la facultad de realizar una, aunque solo sea una pequeña facción. Pues la original es montada en unión con todos los caballeros de Oro —Raziel utiliza su cosmos para hacer levitar las doce armas de Libra a su alrededor.

—Antes yo te derrotaré maldito demonio…

¡SeiseiRuten!

“Renacimiento Eterno”

 

Rafael dedujo que al mantener las armas levitando, no podría utilizarlas mientras preparaba su ataque. Por lo que ahora no podría escapar del vórtice que generó desde atrás de él.

 

—¿Qué es eso?

—Es la rueda del Samsara. La verdadera transmigración. Si caes ahí, ya no podrás regresar a este mundo manteniendo tu conciencia —dijo Rafael cuando sintió que empezaba a levitar—. Mi cuerpo, está flotando en contra de mi voluntad.

—Es la Balanza la que te está juzgando, para ver si eres culpable de recibir el castigo celestial…

 

¡Telos Dikaiosyni!

“Justicia Final”

 

Mientras las armas se encuentran flotando, Raziel enciende su cosmos al máximo, el cual toma la forma una balanza con una calavera en el centro, entonces envía a su oponente a los brazos de la Balanza, los cuales le otorgan el poder de juzgar los méritos del oponente. Una vez que ha juzgado a su adversario, las armas de libra amplificadas por el cosmos de Raziel son arrojadas como meteoritos con gran poder de devastación.

No obstante Rafael desaparece de la sala gemela, su cuerpo y su alma escapan de los meteoritos, viajando por distintas direcciones. El santo de la virgen siente tremendas explosiones que se detonan mientras se desplaza por distintas dimensiones, mientras él llegaba al límite de su travesía, lo más alejado de la existencia donde parecía ser el fin de su viaje. Nunca antes había ido tan lejos, esta era la primera vez que el viajero hacia un camino tan largo con tal de escapar de las Armas de Libra, la cual se decían capaces de destruir las estrellas.

 

—Este lugar donde el espacio y el tiempo son discontinuos, debe ser el Nayuta. Seguramente aquí estaré seguro de no ser alcanzado. Aunque mi cuerpo esté inmóvil debido a la turbulencia de esta dimensión.

 

Rafael se encontraba paralizo. Cuando vio venir una luz desde una dirección lejana, la cual fue alumbrado toda la dimensión hasta hacerle abrir los ojos como dos platos redondos, fue lo último que vio antes de desaparecer por completo en una cegadora explosión de luz que se detonó ese espacio caótico. Un arma sí había podido llegar y fue lo suficiente para atravesar su cuerpo, dejándolo perforado con el tridente en su pecho.

 

—Por un momento pensé que había escapado, pero realmente solo estaba corriendo como un mono en la palma de un dios.

 

Rafael tuvo una visión de un futuro distante, cuando los ojos se le destiñeron por completo y su cuerpo comenzó a desfragmentarse poco a poco hasta solo quedar la armadura vacía.

Mientras que en la sala Gemela. Raziel había utilizado todas sus fuerzas, en ese acto destructor, vio venir como la armadura de Virgo regresó formando la efigie de la virgen. Por otro lado él estaba desvaneciéndose también, siendo desintegrado por el vórtice de Rafael.

 

—Una vez que desaparezca, ya no te molestaré, pero no me llevaré este secreto conmigo, Enoc. Te he dejado un libro donde puedas buscarlo.

 

Dijo sonriendo su última metáfora en el silencio en que quedó cuando desapareció junto con el vórtice, quedando el cuerpo de Enoc inconsciente en la sala gemela.

 

 

Al cabo de unos momentos, el escriba se movía lentamente, algo mareado, intentó reincorporarse para ver que el espejo se hallaba a su brazo, pero no había rastro del santo de virgo. Solo estaba frente a su armadura. Cuando tocó el escudo magico, tuvo una visión de lo que sucedió después de perder la conciencia.

Aunque quedó confundido con la pelea, pudo percibir la última maniobra que Raziel le dejó como enseñanza atreves de la armadura.

Enoc solo dio un suspiro y rogó que ojala nunca tenga la necesidad de emplearla si es que siente desesperado en algún momento, por lo que continuó su camino al séptimo templo del Zodiaco del cual, era la primera vez que conocería su propio recinto.

                                     

Buscando personas

 

Al otro lado del santuario, en su zona oriental se encuentra el oasis del santuario de Temiscira envuelto en frondosos bosques mágicos, resguardado por las dríades, seres mágicos que cuidaban celosamente de su hogar, solo permitiendo el paso a las santias, a quienes trataban como sus hermanas.

En unos prados con dirección a uno de los cuatro pilares rocosos que circulan la montaña de Star-hill.  Una mujer de túnica blanca y largos cabellos ondulados marrones muy claros, se encontraba recogiendo unas flores, frotándose levemente su estómago. Cuando otra mujer apareció vestida con una vestimenta de entrenamiento.

 

—¡Ceres, por favor ayúdalo! —exclamó la chica de coleta oscura. Trayendo a un hombre inconsciente.

—¡Pallas!, ¿Cómo osas traer a este hombre aquí?

—No tuve opción, casi lo asesinan por protegerme. Tú eres la única que puede curarlo, por favor.

—No hay excusa, él es un santo. Su destino es morir en combate si es por una buena causa —respondió Ceres al ver al inconsciente hombre que traía apoyado en sus brazos. Con el torso superior desnudo.

—¡Pero es el caballero de Sagitario! El santuario no se puede permitir tener esta clase de bajas —decía Pallas para tratar de convencerla.

—Tú también verdad, ya veo. Últimamente no eres la única que arribado aquí con esos sentimientos.

—¿Qué dices?

—Hemos recibido una perdida, ahora mismo estaba recogiendo unas flores para un sepulcro, pues nuestra hermana Vesta ha perdido la vida. Mientras que una debilitada Betzabé, regresó con ella de Jamir solo balbuceando incoherencias, declarando sentimientos muy profundos por un hombre, el santo de Acuario.

 

Pallas se encogió de hombros al escuchar eso, no entendía que había sucedido en Jamir, pero ahora lo que más le interesaba era ayudar a Bardo de alguna manera con todas las heridas que tenía. Ceres después de ver fijamente los ojos purpuras de Pallas, como mostraba una sincera preocupación, accedió ayudarlo.

 

—Aún vive, puedo prepararle unos ungüentos especiales para que sus heridas sanen y recupere su salud, pero para eso iremos a la villa de los santos.

—No hay tiempo, para trasladarlo.

 

Ceres le pidió apoyar el cuerpo en un árbol, para empezar a curarlo preparando sus medicinas terrenales. Al cabo de unos minutos, ya había terminado su trabajo y solo podía esperar a que sus ungüentos hicieran efecto. Sin embargo algo la perturbaba, por lo que dejo a Pallas cuidando a Bardo cerca del recinto suyo. Mientras ella se alejaba.

Al estar a una distancia considerable, pudo ver como desde lo alto de un monte, dos enmascaradas de túnicas de pieles se acercaban lentamente, envueltas en un aire nauseabundo.

 

—Vuestra presencia se puede percibir, apenas pisaron esta tierra donde solo residen las mujeres dedicadas al culto sagrado de Athena —decía Ceres con un aire de repugnancia hacia su presencia.

—Pero si nosotras también somos mujeres. Aunque no lo creas, también fuimos consagradas a la gran diosa de la tierra —dijo la encapotada más alta. Sacándose su túnica, exhibió su robusto cuerpo envuelto en una Makhai de facciones alargadas con una falda de pieles y portando una diadema de cuernos—. ¡Soy Cibeles de Alala, espíritu del grito de la Guerra!

 

Su piel era opaca y musculosa de enormes cicatrices, con una estatura tan alta que podía medir casi cuatro metros. De cortos cabellos oscuros, con un solo pendiente en la oreja izquierda.

 

—Yo soy Lilith de Palioxis, espíritu de la huida.

 

Dijo la otra encapotada más baja, revelando su aspecto como una mujer de coleta rubia y ojos celestes, muy hermosa a gran diferencia de la giganta que tenía como compañera, pero de ojos enigmáticos, con delgadas facciones y portando una Makhai alada.

 

—Como gran sacerdotisa, conozco a todas y cada una de las doncellas del santuario y a vosotras nunca las he visto.

—Nunca fuimos santias o mejor dicho, damiselas de la realeza como ustedes —contestó Cibeles—. Por el contrario, venimos de una era anterior cuando la mujer era una verdadera imagen de adoración.

—¿Qué dicen? —se confundió Ceres.

—No tiene caso, después de todo fuimos rechazadas cuando intentamos ser aspirantes mujeres de algunas armaduras doradas —agregó Lilith—. Aun así, no hemos venido con intenciones hostiles, pues servimos al igual que ustedes al mismo propósito.

—No puedo creer lo que dices, ¡¿Qué es lo quieren?!

—Buscamos la ubicación de un jardín. Mucho más sagrado que este, pues no está al alcance de ningún mortal, pero sabemos que se puede acceder a él en alguna parte del santuario.

—No nos niegues información, pues sino aniquilaremos tu hogar —amenazó la giganta.

—Deben estar confundidas, aquí lo más sagrado es la bóveda de Athena, pero eso es un depósito de conocimiento. No un jardín, como este —explicaba la sacerdotisa. Cuando una urna apareció detrás de ella—. ¡No puedo permitir que sigan adelante!

 

La urna de color turquesa se abrió, conteniendo en su interior un efigie de una flor abriéndose en cuatro pétalos. La cual se disolvió, para envestir el cuerpo de Ceres, quedando envuelta en una armadura de facciones como pétalos con una falda blanca muy larga.

 

—Yo Ceres de Loto, como la santia más antigua las enfrentaré. No dejaré que extirpen ni la más mínima flor de aquí.

Declaró con una actitud desafiante, cambiando su tono al instante al ponerse su vestimenta sagrada, dispuesta a pelear.

—Con que eres la líder de las santias, que coincidencia. De verdad esperábamos encontrarte —agregó giganta con una mueca hacia su compañera, quien respondió de la misma forma.

 

                       

                            La odisea inesperada

 

Entretanto en la cumbre de la montaña de las doce casas, dentro del templo del sumo sacerdote, en la zona superior donde estaba materializado el laberinto de los dioses, finalmente Edward y si discípulo se aproximaban al final de su camino.

Habían seguido el hilo por pasadizos entrecruzados donde los dos parecían haber dado vueltas en círculos durante varias horas, pero después de todo estaban llegando al final. Edward cargando su urna de oro en la espalda con el cuerpo de Casiel en sus brazos y Surt de Altar a David de Acuario, estaban frente a un gran portón que era atravesado por el hilo.

 

—¡Lo logramos, maestro Edward! —exclamó Surt al ver que esa parecía ser la salida—. Solo debemos abrirla y todo habrá terminado.

 

La salida estaba muy cerca por fin, pero al abrir las puertas, fueron cegados por una gran luz y atraídos al exterior, muy pronto sintieron como si sus cuerpos caían sobre un abismo. La realidad se distorsionaba y estaban siendo atraídos a un escenario totalmente distinto.

 

—¡No sueltes el hilo, Surt! —exclamó Edward al ver que le costaba mientras sostenía con una sola mano el brazo de David, pero el alquimista desde su dedo índice creó otro hilo de cristal que se extendió para sujetarlos a los dos, con más firmeza, para que no se soltaran del hilo de Ariadna.

 

Muy pronto aterrizaron sin soltarse de su único conductor con el mundo exterior, dentro de un campo muy hermoso. Un lugar donde la hierba brillaba como luz plateada y las flores emitían un exquisito aroma. Ya no estaban dentro del Laberinto sino a los pies de un exuberante jardín.

Cuando Surt se vio por el agua, notó de donde venía ese rio, iba hacia una gran montaña con su cima oculta por una densa nube.  El cual era muy alta, pero no era solo una montaña rocosa, pues el musgo abundaba que era lo más extraño.

 

—¿A dónde hemos llegado? —se cuestionó Edward, viendo que el hilo seguía hacia arriba, perdiéndose en las nubes—. Será posible que exista una brecha espacio tiempo que nos haya arrastrado hasta aquí.

—Maestro, creo que seguimos dando vueltas en dimensiones, pero si el hilo va hacia arriaba significa que este jardín también está conectado con el templo del Papa, igual que el Laberinto —analizaba Surt—. Quizás debamos subir esa montaña.

—No es una montaña ordinaria—musitó el muviano, mirando unas raíces de donde empezaba a erigirse esa vertiente rocosa cubierta de musgo y maleza, hasta perderse en la niebla.

 

El joven santo de Altar quien se sentía muy fatigado por todo se vio atraído por una fragancia inusual, un aroma que lo animo a buscar de donde venía.

 

—¡Maestro, mire! —señaló al ver cerca de ahí, un fruto que le llamó la atención. Una mañana de oro.

 

El muchacho de piel blanquecina, levantó el fruto dorado con las ganas de comérselo. Pues de alguna manera parecía drogado a probar ese fruto tan atractivo.

 

—¡No lo pruebes! —exclamó el rubio alquimista. Sin embargo fue muy tarde, pues el chico de cabellos marrones la mordió, sin importarle el detenerse a pensar el color del fruto tan particular que había encontrado.

 

Sintiendo como su textura se exprimía  en su boca, pensó que era lo más delicioso que jamás había probado en toda su vida. Después de todo lo que le había sucedido, estaba teniendo quizás el único momento de relajación, pero fue algo que lo llevo al extremo. Una sensación de éxtasis lo inundó por dentro, produciendo que su piel brillara por unos momentos, viéndose anonadado por divisar como las venas se le marcaban de un azul brilloso y su aura fue creciendo hasta que pudo digerir todo el alimento. La sensación de éxtasis y el aura radiante se esfumo.

 

—No debiste hacerlo, esa manzana seguramente es mágica. Un fruto sagrado del jardín hecho por la diosa Gaia como regalo de bodas a Hera y Zeus —explicaba Edward recordando el mito—. Sus frutos son tan codiciados que incluso las diosas, una vez disputaron la manzana más preciada de este jardín.

—Ya veo es un huerto sagrado, no imaginaba que el santuario escondía este remoto lugar. ¡El jardín de las Hespérides! —exclamó Surt quedándose preocupado al darse cuenta de lo que había hecho—. Entonces esa montaña es…

—El pilar que sostiene los cielos. Donde está condenado el titán Atlas cargando sobre sus hombros la bóveda celeste.

 

Los dos quedaron perplejos al darse cuenta que habían llegado a un lugar del cual se decía el más lejano de occidente. Cuando todo parecía ser más fácil después de salir del Laberinto, estaban en mundo que era una propiedad muy privada. El Edén sagrado de la mitología, con qué peligros podrían encontrarse ahora siendo humanos tan pequeños en un huerto tan grande.

 

 

Fin del Capítulo.

Notas relevantes:

Nayuta: En sancristo. El grado más alto. La distancia más lejana que quiso alcanzar ikki con shaka.


Editado por ALFREDO, 09 octubre 2016 - 21:18 .

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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

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Publicado 04 noviembre 2016 - 21:30

CAPITULO 32.- LOS GRANDES SENDEROS DEL COSMOS

 

-lo de los tesoros me recuerda a las esferas del dragón

 

--libra vs virgo--------me extraña que cierto respetable compañero del foro no comente en este fic XD

 

-el dorado de virgo sintio el "temor" XDDD

 

-ojala que las santias sepan pelear

 

-me agrado la mención sobre la mitología al final


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Publicado 07 noviembre 2016 - 05:16

Capítulo VII.

Al fin volví. Mientras estoy en el autobús, me dije "voy a leer un fic, a ver qué hay". De golpe recordé que estaba leyendo tu historia tiempo atrás y hacía ya meses que no te visitaba.

He estado leyendo la pelea de los santos negros contra Enoc y Draciel. Me ha gustado mucho y ha mantenido mi atención constantemente, cosa que no sucede muy a menudo. Me gusta el estilo que tienes para detallar las escenas. Hay alguna que no logré comprender por más que leí y releí. Cuando los discos de Auriga decapitan a uno de los santos por el movimiento de Enoc, es lo que me despista. No sé cómo conectarás la historia de Draciel con el canon Saintseiyistico, la verdad. Puedes darle las gracias de esta visita a Castor G. No es porque él me haya incentivado a venir, sino porque ando buscando ideas para lo nuevo que escribo y creo que venir aquí fue un acierto. No voy a copiar nada pero me motiva para seguir.

Sigue así. Nos vamos viendo.

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Publicado 13 noviembre 2016 - 09:37

Hola compañero Alfredo!

Vengo a realizarte la cordial invitación para que participes en el 1er. Concurso de one shots titulado "Una Navidad con los golds saints".

Te dejo el link para que cheques la convocatoria:

http://saintseiyafor...s/#entry2392660

Espero que te animes a participar.

Gracias

ZVUEAsd.jpg?1

 

"Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final"


#185 ALFREDO

ALFREDO

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Publicado 14 noviembre 2016 - 20:33

RESPONDIENDO COMENTARIOS

 

Hola T-800 

 

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Hola Pentagram

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Para no hacer doble post. Juju Aquí dejo la continuación con un nuevo chapter..

 

CAPITULO 33.- PERSUACION

 

 

1.- El mejor consejo.

Después de una hora aproximadamente, ya era de noche en el santuario. Enoc se encontraban arribando al templo de la Balanza Celestial, viendo muy detenidamente como era el interior, pues era su primera visita a su propio hogar que debía vigilar, debido a que apenas fue nombrado santo dorado, había tenido que partir en seguida a la cascada de Rozan y no había tenido tiempo de conocer su recinto. Sin embargo, se detuvo llegando al centro al contemplar a alguien, la cual no esperaba encontrar.

Durmiendo en un altar, observó incrédulo. Como la figura de una joven de su misma estatura estaba envuelta en una armadura platinada con un purpura muy sutil,  de alargadas facciones con forma de plumas detrás de su torso, de rasgos blancos y de rizos castaños, reconoció que la guerrera vestía un cloth de plata, pero no llevaba mascara, aun así, eso no le impedía saber de quién se trataba, pues conocía a la perfección esa rostro.

 

—¡Juno! —exclamó a secas al acercársele y tratar de reanimarla.

Moviéndola de los hombros consiguió que vuelva en sí, logrando ver que sus ojos verdosos se abrieron lentamente, pero cuando el joven le sonrió al ver que despertaba, la chica se alteró al verlo tan cerca.

—¡Enoc! —exclamó reincorporándose—. Tengo un leve dolor de cabeza, pero se suponía que yo venía con algo… ¡¿No recuerdo qué me paso?!

—¿Qué haces aquí, vestida así? —cuestionó. Cuando se le ocurrió mejor utilizar su artilugio—. ¡Espera! Tengo una idea, solo permanece quieta.

 

Buscando su pequeño escudo hexagonal, lo puso frente a su corazón. Esperando ver algo, a lo que la chica se ruborizó al ver que acercaba su rostro a sus pechos. Por lo que respondió de un golpe que lo desnucó unos momentos.

 

—¡¿Por qué me golpeas así?!

—¡Mas encima me preguntas la razón! —exclamó enfadada, sintiéndose ofendida—. Soy una santia, Juno de Pavo real. Tenme el respeto, ya no soy una simple doncella.

—Santia… nunca me lo contaste —dijo al sobarse la mejilla que tenía roja—. Pero al todo caso, solo quería saber que te sucedió con el espejo mágico, el cual es capaz de ver el pasado. Una vez el anterior dueño vio mis memorias aunque nunca terminó de contarme que fue lo que presenció.

—Ya veo, pero no sucede nada. ¿Qué piensas hacer ahora que regresaste?

—Ver al patriarca. Tengo cuentas que arreglar con él. Le exigiré que me diga la verdad que no me quiso decir Seiryu del Dragón al ver mi pasado.

—¡Piensas pelear!... No lo hagas. Yo quería contarte algo que descubrí, pero no recuerdo bien que me sucedió cuando llegué aquí.

 

Enoc quiso utilizar su escudo una vez más. Aunque esta vez, cerró sus ojos, emitiendo un aura blanca para poder concentrarse mejor, estaba entrando en un estado más perceptivo. De pronto, el espejo pareció resonar al entrar en armonía con él pues un cosmos desconocido los conectó, envolviendo el lugar en una densa energía. De alguna manera, divisaron a otro santo de la balanza, detrás de ellos.

Éste los atravesó como fantasmas, un hombre de rasgos orientales y largos cabellos marrones hasta la cintura, estaba con conversando con una chica, una mujer joven, envuelta en una túnica blanca que ocultaba su feminidad muy recatada, con sus ojos envueltos en un vendaje, pues al parecer tenía su vista dañada.

 

—Pero si es… ¡Heng de Libra, mi antecesor!

—Eso significa que hemos retrocedido en el tiempo, pues ellos no parecen vernos. ¿Quién es la chica? —preguntó Juno. Pues se sintió más confundida, si se suponía que verían que le paso a ella, pero el espejo busco otro recuerdo más lejano.

 

Los dos se callaron para escucharlos hablar de lo que discutían, oyeron a Heng lamentarse del estado de la muchacha, porque le pedía disculpas reiteradamente. Por algo que él creía había sido su culpa, aunque ella solo le sonría muy comprensiva sin reprocharle nada.

 

—La diosa Athena te castigo igual que a Tiresias, al quitarte la vista. Solo porque le contaste lo que sucedió con nosotros.

—De cualquier manera se hubiera dado cuenta, soy una de sus subordinadas más cercanas, la santia de Pavo Real. Preferí contarle por mi propia boca que no pude resistirme y me entregué a los deseos de mi alma.

—No debiste decirle lo que ocurrió en el templo de la Balanza, era para que se quedara aquí entre nosotros.

—Rompí mi juramento de castidad al entregarme en cuerpo y alma a ti. Ahora la diosa Athena ha decretado que las santias no deben convivir con ustedes en el santuario. Solo siendo caballeros femeninos, podrán hacerlo. Llevando una máscara.

—No podemos entender cómo piensa una diosa. De cualquier manera, no me arrepiento de lo que sucedió —dijo Heng al acariciarle sutilmente la mejilla.

—Yo tampoco —agregó la muchacha—. Lo único que lamento es que haya sido yo la escogida para albergar a la diosa de la ley de la naturaleza, después de lo que hice, ya no podrá  reencarnar en mí.

—Quizás no era el momento de que regresara, solo los hados saben por qué obramos así, como humanos. Pues es lo que somos al fin y al cabo.

—Athena ha decido depositar el espíritu en un recipiente, esperando que algún día renazca un avatar más puro que yo.

 

Fueron las palabras de la muchacha cuando la escena desapareció de sus ojos y regresaron al presente para quedar conmocionados al saber que nuevamente los hados habían trazado sus destinos para que se volvieran a reencontrar, por alguna razón que no pudieron terminar en su pasado.

 

—Bueno, ya que vimos esto. Creo que después de todo, lo que sentía no era una simple pasión. Si trascendió más de una vida. Además que la maldición de la diosa Afrodita fue mucho después.

—¿A qué te refieres? —cuestionó el antiguo escriba.

 

La chica se risos se ruborizó de nuevo, pero sonrió con un matiz de felicidad al saber que quizás podría ser correspondida. Si en una vida anterior ya había sucedido. Al menos eso dedujo al ver esa escena.

 

—Tú ausencia me ha hecho darme cuenta, de mis verdaderos sentimientos hacia ti.

 

Sin embargo algo hizo que dejara de hablar, en su interior una sensación de frialdad percibió como si la jalara desde adentro. Pues un cosmos desconocido estaba brotando, volviendo su piel intensamente brillante.

 

—¿Qué me está sucediendo? —preguntó la chica de rizos. Al sentirse muy agitada.

—No lo sé, pero este cosmos, definitivamente es de una magnitud inhumana… ¡Juno resiste, por favor!

 

Un intenso fulgor lo hizo retroceder al santo de Oro, mientras el halo de luz envolvía todo el recinto. Todo el templo se iluminó con la presencia emitida del interior del cuerpo de Juno.

 

—¡Mis ojos!—vociferó el escriba al dolerle los parpados, por la luz vista—exclamó al frotarse los ojos, acercándose con dificultad con la vista distorsiónesele, hasta que se fue a negro—. ¡Su resplandor fue tan fuerte que me ha dejado ciego!, ¡Juno! ¡¿Estás bien?!

—Descuida, lo está. Su alma ahora yace desprendida de esta matriz de sufrimiento —respondió una voz más madura. Con un tono más fuerte a diferente de la dulce voz de la doncella.

—Juno, no. Quiero decir, usted es… ¡La diosa del orden! —se corrigió, al darse cuenta que su amiga había sido poseída—. ¿Por qué la eligió a ella?

—Efectivamente. Soy Themis la diosa de la ley divina. Su cuerpo se me fue negado en la era anterior, pues no podía habitar en un cuerpo impuro. Los hados decretaron que me reencarnara nuevamente en su siguiente sucesora. Finalmente ese momento llegó, no obstante para cumplir mi misión aquí debo sacrificar el cuerpo de esta niña.

—¿Acaso negar la vida a alguien inocente no le parece injusto?

—Pobre niño, mi presencia aquí es muy puntual. Esta era está tan envuelta en energías sutiles, incomprensibles e imposibles que las veas. Que no dejan prosperar mi divinidad y temo que tendré que ascender nuevamente, igual que mi hija Astrea subió al cielo al ver horrorizada a los hombres de la edad de bronce. No sin antes advertir que tomes mi consejo.

—Cumplir tu misión. No eres una enemiga del santuario, ¿Cuál advertencia?.

—Se ha manipulado demasiado este mundo, que no dejan que los hados actúen con equilibrio. Estoy aquí como una embajadora del mismo Zeus, que me ha pedido que advierta sobre la gran imprudencia que cometieron en la guerra santa anterior.

—¿Cuál imprudencia?

—Vosotros desconocéis las consecuencias de sus actos, son unos animales sin remedio. Durante la batalla en la Atlántida, desencadenaron una serie de reacciones en cadena, al utilizar las armas de Libra. Las doce juntas estremecieron la tierra, causándole un daño irreparable que la misma madre Gaya sintió un gran dolor al ver que la están desperdiciando con vuestras guerras. Debilitaron el kekkai de la tierra y sus parásitos dañinos que se alimentan de la pestilencia de su dolor, nuevamente pudieron retornar.

—Eso ya me lo había advertido Heng, pero a qué te refieres con los parásitos.

—Los demonios de la caja de Pandora que fueron arrojados fuera de este mundo, pero dejaron a los humanos y a la tierra enfermos espiritualmente. Aunque con el tiempo, volvieron a invocarlos y pudieron liberarse para entrar en esta tierra.

—Los daimon —inquirió Enoc—. Sus espíritus han poseído algunos de los nuestros, pero no creía que los dioses como Ares y su sequito también formaban parte de ellos.

—Hay dioses que se fortalecen de la misma naturaleza que los males de la caja de Pandora. En la guerra santa anterior, quería evitar que los humanos construyeran las armaduras, pues sabía que llegarían a un punto en que la fuerza del cosmos. La energía de la destrucción debilitaría el kekkai de la tierra.

—¿Entonces qué hacemos?... No podemos destruirlos, necesitamos cerrar las puertas y evitar que la humanidad entre en conflicto con los otros mundos.

—Si hacen eso ahora, esas entidades que ya están aquí. Se quedaran con sus almas encerrados. No podrán cerrar las puertas hasta no haber desterrado a toda entidad que no pertenece a este mundo.

—¡Desterrar a todos los no humanos que ya están aquí! —exclamó con asombro al escuchar la gran tarea que habría que hacer—. Debe haber otra manera, ni siquiera sé cuántos seres divinos ya están aquí. Sin contar los daimon.

—Eso lo puedes averiguar con tu espejo como lo hizo Prometeo en el pasado. Sin embargo, me temo que tendrás que tomar tu decisión más difícil, ahora. Pues solo el patriarca puede sellar los tesoros para separar los reinos. Deberás obtener el favor de tu diosa. Aunque para eso, tendrás que tomar una gran decisión.

—Hablas como si fuera a morir.

—Si vas a ver al patriarca sin mi potestad, será el fin de tu vida y condenaras a la humanidad al perder su oportunidad de ser salvada.  Por el contrario si la tomas, tendrás la posibilidad de devolver el equilibrio al mundo. Aunque lamentablemente cualquiera de las dos decisiones te traerá una consecuencia.

—¿Cual consecuencia ocurrirá si no tomo tu potestad?

—Podrás conocer el amor de esta chica, pues ella planeaba confesarse aquí mismo, pero morirás sin contar con mi ayuda. Por el contrario, si tomas mi bendición que te ofrezco, esta chica morirá y nunca más tendrás la oportunidad de amar a alguien correspondido. Pues los hados han decretado que el camino de un guardián es solitario.

 

La explicación de Themis, le llegó directo al alma. Pues sintió un tremendo dolor al escuchar esas palabras tan radicales. Su destino estaba revelado, debía elegir entre su deber y la felicidad. Si elegía la primera cumpliría su misión como un santo, pero nunca conocería el amor y para él mismo, renunciar eso era algo que nunca se la pasó por la cabeza. Pero si elegía la segunda, quizás sería egoísta pues solo se complacería a él al costo de la condenación, de que después cuando vaya a ver al patriarca moriría y perjudicaría a la humanidad al no cerrar una de las puertas.

 

—¡¿Qué pasa si no elijo ninguna y si renuncio a todo esto?! —exclamó enérgicamente—. ¿Por qué me dices esto ahora?, No se supone que ningún humano debería conocer su futuro. Tú… ¡Tú no puedes ser la diosa del orden si revelas el futuro, no estarías desequilibrando el balance del mundo!

—Escucha mi consejo. No querrás que sea Némesis quien venga castigarte declaró la diosa, evadiendo la pregunta cuando sintió una punzada por dentro—. Es una lástima, pero no puedo manifestarme por más tiempo en este cuerpo tan joven y con este ambiente que me debilita tanto. Pero tienes razón, mi función no es revelar el destino. Sino ofrecer un buen camino, es por eso que tendré que volver a dormir dentro de esta niña. ¡Ahora debes reconocer lo que realmente te estoy ofreciendo!

—Si eres una diosa, no sería más fácil que me obligaras a tomar la decisión correcta. Además de qué se trata vuestra Potestad divina que tanto podría beneficiarme.

—No se puede alterar el libre albedrío. Si tomas mi vida cuando haya vuelto a dormir, si sacrificas esta humana y dejas que la sangre real te bañe a ti, entonces estarás bendecido y tendrás lo necesario para salvar al mundo.

 

Fueron las últimas palabras antes de que su presencia divina se desvaneciera y Juno perdiera el conocimiento, cayendo en los brazos de Enoc, quien la atrapó antes de que se desplomara en el suelo. El joven escriba trató de despertarla, pero no contestaba y ahora lucia más preocupado que antes.

No obstante escuchó la dulce voz de Juno, vociferar su nombre medio inconsciente. Aún con los ojos cerrados, por lo que dedujo que recobraría el conocimiento dentro de un rato, entonces decidió dejarla ahí mientras se recuperaba, pues ahora que tenía claro sus sentimientos. Pensó en mejor seguir adelante y no involucrarla en nada que tenga que ver con la misión que tenía. Era quizás la última vez que la veía, pensaba temeroso por dentro. Una ilusión que nunca volvería a él.

A la salida del recinto, pudo escuchar un ulular que lo hizo detenerse y mirar el sol, para ver como algo venia volando hacia él. Un ave metálica, muy pequeña. La cual se posó delante del joven Enoc. Era una criatura preciosa. Con unos ojos como diamantes transparentes, su pelaje era platinado y movía su cuerpo como un rodamiento, pues se le escuchaban engranajes por dentro. Aunque ciego, Enoc tuvo una pequeña visión, debido a su espejo le permitió saber que esta frente a esa extraña criatura.

 

—Un búho.

—Te estuve observando, estás seguro que tomaste la mejor decisión.

—¿Qué?... Puedes hablar.

—Soy un cloth. Dotado con el conocimiento del habla, yo puedo guiarte, ahora que estás ciego.

—¿Por qué debería confiar en ti?

—Pues soy una lechuza mensajera de vuestra diosa. Su oráculo, la cual interpreta la voluntad de Athena.

Enoc se quedó atónito al escuchar las declaraciones del ave, entonces decidió aceptar su ayuda, pues ahora la necesitaba para seguir adelante. El ave se posó sobre el hombro derecho y le pidió continuar.

 

 

 

 

 

2.-El consejo de la serpiente

 

 

En la más lejana dimensión del espacio tiempo, una brecha desconocida había guiado a Surt de Altar y Edward de Aries a un remoto jardín sagrado, el cual reconocieron como el jardín de las Hespérides. El mundo más lejano que se puede alcanzar en la tierra, según decían los griegos.

 

—No sé cómo sucedió, maestro. Me sentí embrujado por este fruto —analizaba su conducta al tirar la manzana muy lejos.

—Se dice que los frutos de este huerto, pueden dar la inmortalidad. Aun así está prohibido tomarlos, mucho menos comerlos.

 

Justo en ese momento, un aire vino desde el gran monte como un fuerte soplido que hizo que Edward soltara a su compañera caída y Surt a David. Cuando el joven santo de Altar, volteó nuevamente para mirar a sus amigos, se vio horrorizado al ver como los cuerpos de ellos se convertían en troncos, sus pies en raíces, mientras sus extremidades se esparcían en gruesas ramas. Los tres quedaron como un árbol de ramas retorcidas y un angosto tronco.

 

—¡Maestro! —exclamó horrorizado viendo a los demás también—. David y Casiel, todos han sido hechizados.

 

El santo de Altar cayó de cuclillas al ver lo que había pasado, solo con un soplido de los cielos, semejante a una maldición enviada por los dioses. Aunque por alguna razón, él que había sido el que cometió el pecado de comer el fruto prohibido, no fue castigado. Fue entonces cuando de otros árboles cercanos, una silueta parecía moverse.

 

—Es el castigo de Hera —dijo una voz desde un árbol acechando al plateado—. Cualquiera que pruebe un fruto de su huerto sin estar autorizado, será convertido en drago. Un árbol habitual de aquí. Como tu alma parece estar bendecida solo afectó a los que te rodean.

 

Al abrir los ojos con más precisión, Surt contempló como una serpiente se enroscaba en las ramas, hablándole inescrupulosamente. El santo de Altar comprendió que quizás se refería, el haber sido escogido por uno de los tesoros. Le daba cierto estatus de inmunidad divina, incluso ahora que lo había perdido la espada ondulada dejó un fragmento de su protección en su interior, la vez que logró unirse con ella en el Cáucaso.

 

—Tú… ¿quién eres? ¿Cómo una serpiente puede hablar?

—Este lugar es mágico. Soy el único animal que lo habita, un descendiente de Ladón. El dragón guardián que podía hablar mil lenguas. Lo que les sucedió a tus compañeros es algo habitual. Hera castigó a las ninfas de este lugar, transformándolas también en esos tres arboles exóticos que están más arriba.

Surt divisó que en una vertiente cercana, se erguían tres arboles muy distintos a los comunes enroscados. Un Sauce, un Álamo y un Olmo.

—Mi nombre es Surt de Altar. Ahora que lo dices, solo esos tres son distintos.

—¡Surt!... De la sangre del cadáver de Ladón brotaron árboles enroscados, que se llaman Dragos, que son los más comunes, pero los extraños que ves: el Sauce, el Álamo y el Olmo. Fue el poder de la diosa Hera quien los hizo aparecer, transformando a las hijas de Atlas en criaturas inanimadas. Como son muy hermosos, Hera decretó que solo convertiría a los demás pecadores en dragos.

—Sabes, ¿Cómo puedo revertir esto?

—Ves esa luz en la cima. Es la gloria del árbol de las manzanas, su luz proviene de una espada que ha vuelto desde hace poco, pues en la antigüedad se usaba su fuego sagrado para resguardar este jardín de todo mal, e impedía que nadie osara alterar el jardín. Sin embargo, es imposible que la remuevas, si no eres el guardián.

 

Justo cuando recordaba su reliquia perdida, pareciese que se había reunido con ella nuevamente, con una nueva oportunidad de desenvainarla. Si es que realmente era su espada, pero Surt estaba seguro, su intuición se lo decía.

 

—Ya veo, con que ha venido a parar aquí, déjame decirte. Que yo, soy el escogido que una vez desenfundó esa hoja flamígera.

 

Las últimas palabras dejaron desconcertado a la serpiente, al escuchar tales declaraciones, todo parecía una coincidencia. El único mortal que podía cometer ese pecado y a la vez redimirse, era Surt de Altar. El cual se volteó frente a la gran montaña, cuando de las nubes vio venir un punto luminoso, parecía una pequeña luciérnaga de gran fulgor que venía volando con gran velocidad, pues en tan solo un instante de una distancia muy lejana ya estaba frente a sus ojos. Produciendo un sonido como las alas de un grillo.

Este pequeño dejo de irradiar su brillo para dejar ver su figura y ver de frente al santo de plata, Surt se dio cuenta que era una especie de hada, con un vestido hecho de hojas y pétalos de distintos colores, de corta cabellera rosa y ojos azules claros.

 

—¿Tú quién eres?

—Eso debiese preguntártelo yo —dijo la pequeña alada, dándole un cachetada—. Puedo oler que te has comido una manzana dorada. ¿Qué no sabes que los frutos de este jardín están prohibidos para los humanos.

—Lo siento mucho, fue algo que no pensé realmente. Todavía me pregunto qué fue lo que me paso, su solo olor me atrajo a comerla —trataba de excusarse el plateado cuando notó que traía una corona de laureles en su cabeza.

—Estoy seguro que te he visto por alguna parte. ¿Cómo te llamas? —preguntó Surt.

—Quién crees que es la única diosa encargada de recolectar todos los frutos de este huerto, todos los días para destilarlos de su néctar y ambrosía, antes que los rayos solares deterioren sus frutos para que los humanos no osen consumirlos —le preguntó la pequeña alada, hablando de ella misma como si la ofendiera que no la conociese—. Solo la diosa más veloz, incluso que el mismo Hermes. Soy la portadora de la fortuna y la victoria, yo soy Nike.

 

 

Surt se asombró de escuchar eso, no imaginaba encontrarse a la diosa hija del titán de la sabiduría y el brazo derecho de Athena en este huerto sagrado. Cuando miró hacia la serpiente para preguntarle, ya no estaba. La pequeña alada, se sentía ofendida y desilusionada pues, por primera vez no había podido terminar su trabajo. ¿Acaso seria castigada?

 

—No creas que me volverás a ver, tonto mortal. Como castigo, te auguro un terrible castigo —dijo la alada cuando se cargó de su cosmos dorado nuevamente como un ser de luz y volvió emitir un sonido como un grillo frotando sus alas, para emprender su vuelo.

 

La diosa tomó la manzana mordida y partió con una agilidad y rapidez que se perdió en los cielos, seguramente continuaría con su trabajo. Mientras él se quedó pensativo por esas palabras. Se sintió algo temeroso, pues había sido maldecido por la misma fortuna, después de que ya había recibido el castigo de la diosa Hera sobre su maestro y David.

 

 

4.- La petición de las daimon

 

La invasión en Temiscira había comenzado. Por unas extrañas mujeres que Ceres como la líder de las santias nunca tuvo la sensación de haberlas visto, aunque ella haciendo memoria no salía mucho de su santuario y del templo del papa. Era cuando se cuestionaba el origen de estas mujeres con auras tan belicosas.

 

—Tú cuidas muy bien de este jardín, verdad Ceres —dijo la giganta—. Solo hay algo que no encaja aquí.

 

Fue cuando desenvainó una doble hacha tan grande que quizás solo un titán pueda blandirla, pero ella la arrojó como un bumerang, centellando electricidad en su rotación hasta impactar en su pequeño recinto y destruir algunas columnas, que lo desequilibraron, comenzando a desmoronarse. Entonces, la doble hacha regresó a ella.

 

—¡¿Qué?!... que fuerza tiene. ¡Oh no! ¡Pallas y Bardo!

 

Ceres se mostró preocupada,  luego recordó que estaban un poco más alejados y confió en que no habían sido afectados de forma crítica. Su atención regresó al arma empleada por Cibeles.

 

—¡Esa es una Labrys! —exclamó Ceres, reconociendo el arma—. Pero dijiste que atacarías mi jardín, no mi templo.

—Un hacha de doble filo, tal parece no eres una simple dama de compañía. La verdad, lo que en realidad quería era destruir ese recinto para demostrar mejor la fuerza destructora de mi arma legendaria.

—No deseamos matarte, Ceres. Eres una mujer con devoción que cuida de la madre tierra, y ahora que conoces nuestra fuerza. Mejor copera con nosotras —aconsejó la alada de ojos penetrantes—. Puedo ver que escondes muy bien tu estado.

 

Ceres se sintió intimidada. La daimon averiguó su secreto muy fácilmente, a lo que ella se frotó su vientre de forma muy sutil. Por otro lado, la giganta comprendió el mensaje de su compañera y se abalanzó sobre la santia para propinarle un gran hachazo con la punta del arma, sobre su estómago. El cual penetró, produciendo una herida inusual.

Pues el agudo corte que le hizo, no sangraba, sino que hizo brotar un blanco halo misterioso  que fue percibido por los alrededores cercanos. Pallas que estaba cerca se percató de esa gran luminosidad que rodeo el bosque, pudo sentir como el cosmos de su compañera se desvanecía a medida que nacía uno mucho más íntegro y majestuoso.

Mágicamente como un espectro de luz fue emergiendo del interior del tajo, tomando la silueta de una mujer adulta, envuelta en aura radiante que no permitía ver su cuerpo con exactitud. Una mujer estaba naciendo de la herida de Ceres en su vientre, totalmente adulta.

 

 

5.-Bajando hasta la cueva del toro

El Dragón fantasma al servicio de señora de la discordia ya había pasado por el templo del Carnero Dorado, y ahora estaba arribando al del Búfalo Gigante. Como en la primera casa no se encontraba el guardián. Le fue fácil atravesarla, pero este recinto, aunque se viese abandonado tenía un fuerte campo de gravedad que con cada paso que daba, su cuerpo y sus músculos le pesaban más. Hasta llegar a un punto en que quedaría pegado al suelo.

 

—¿Dónde estás Tauro? —preguntó con algo de impaciencia el hombre de coleta azulada y vestimenta esmeralda oscurecida.

 

Su cerebro le decía que si seguía introduciéndose hacia el centro, perdería la estabilidad de su cuerpo, por lo que pensó en deshacerse primero de la molesta barrera del templo.

 

—¡No podrás continuar!, será mejor que te rindas ahora. ¿A qué has venido al templo? —le dijo una voz ronca en las sombras, que sonaba como eco.

—Vuestra voz no parece tener un origen sino que retumba, ya veo —sonrío el dragón—. He venido a buscar un gran tesoro.

—Te refieres al escudo imperial.

—No. Eso ya lo legué, sino uno que pertenece a la diosa de la discordia y le fue arrebatado, la manzana dorada —dijo el dragón—. Tú como uno de los más viejos debes saber algo al respecto. Si se la entrego, tendré mi libertad. 

—Muy bien, si puedes pasar esta prueba te daré una pista.

—Para mí esto no es un juego.

 

Elevando su cosmos, lanzó su escudo circular como un disco cortante. El cual se detuvo en el centro del recinto, generando una fuerza de atracción hasta convertirse en un torbellino de intensas energías que irradian electricidad atreves de la fuerza de la corriente que aumenta constantemente.

Este torrente vertical tomó tanta fuerza que penetró el techo del templo, ascendiendo hacia lo más alto, llevándose todo el torbellino de energía hacia el exterior.

 

—¿Qué fue lo que paso?... Mi campo de gravedad se desmagnetizó.

 

Justo en ese instante cayó el escudo al suelo, por el mismo agujero que hizo, quedó todo chamuscado y aun irradiando electricidad, como si estuviese imantado. Fue entonces que se desintegró, volviéndose metal petrificado.

 

—Me valí de mi escudo como un imán para atraer todo la corriente de tu campo de fuerza, la cual estaba impregnada de corriente estática, igual que la atmosfera está cargada de electricidad inmóvil. Cuando se genera un tornado, éste en su interior puede producir truenos que filtran la corriente. Así pude aislar tu molesta barrera —explicaba el dragón. Sintiéndose más liviano.

 

Se sintió aliviado demasiado prematuro. Pues la tierra se agrietó, produciendo que el piso se pulverizara, haciendo un gran agujero que se lo tragó. Acto seguido, la tierra se volvió a cerrar.

El santo fantasma cayó en un abismo hasta llegar a una cámara oscura. La cual tenía una humedad tan calurosa que lo hizo despertarse enseguida. Poniéndose de pie al instante, pudo divisar un camino hacia una plataforma. La cual tenía un lecho para dormir, muy pronto se dio cuenta que se encontraba en los aposentos personales del santo de Tauro.  Su lecho era como de cuatro metros de largo y su hacho también. Desde las sombras, se sintió un temblor y un gran gigante calvo muy gordo, envuelto en túnica blanca se acercó a él.

 

—Bienvenido seas al subterráneo de Sansón de Tauro. Ya que pasaste la primera prueba, déjame enseñarte algo interesante —agregó el gigante al dar un pisotón. Con el que destruyó las paredes de un costado.

 

Cuando Seiryu vio lo que tenía oculto del otro lado, contempló una compuerta giratoria. La cual flotaba, sin tener nada del otro lado.

—¡Eso es un Pasaje Estelar!

—Oh sí, nosotros los del triunvirato tenemos una como privilegio en cada uno de nuestros templos. ¿Quieres ver a donde se dirige la mía? —invito con una mueca picaresca.

 

De un gran golpe lo impulsó violentamente contra la puerta que penetró, introduciéndose en su interior de una forma abrupta. El cuerpo del Dragón se perdió a un más en un espacio negruzco donde las estrellas y los astros eran diminutas como meros puntos de luz.

 

Fin del capítulo.

 

 


Editado por ALFREDO, 20 noviembre 2016 - 17:46 .

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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

Fichas de personajes


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Publicado 25 noviembre 2016 - 23:09

Hola Alfredo!

 

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te dejé un review, así que será mejor retomar la historia desde el inicio.

 

Prólogo.

 

Es muy corto y no ocurre gran cosa. Vemos a un personaje misterioso encerrado en cabo sunion y también al santo del escultor, Enshi. Ignoro si alguno de ellos será el protagonista... Quizá Enshi lo sea, aunque más bien parece que solo será quien cuente la guerra, si mal no recuerdo, era algo así como el escriba del Santuario.

 

En fin, parece que tus capítulos serán cortos, así que me veras leyendo por aquí seguido juju

 

Saludos!



Capítulo 15: La Flor Sangrienta
(Pincha AQUI para Leer)

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Saint Seiya: COSMO WARS
Índice de Capítulos: Aquí

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Publicado 26 noviembre 2016 - 09:50

CAPITULO 33.- PERSUACION

 

1.- El mejor consejo.

 

jajaja -Enoc es medio perver..........

 

la Athena de tu fic explota a sus subordinados .....XD

 

asi que las armas de libra causan "temor" entre los olimpicos------- :lol:

 

los hados sienten envidia del heroismo del dorado de libra

 

 

2.-El consejo de la serpiente

 

no se porque pero esta escena me recuerda a algo que ya leí en otro libro--- :ph34r:

 

 

4.- La petición de las daimon

 

ese nacimiento fue muy extraño

 

 

5.-Bajando hasta la cueva del toro

 

ya me preguntaba donde dormían los dorados en sus casas


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Publicado 27 noviembre 2016 - 21:56

Hola Alfredo!

 

Aquí estoy nuevamente.

 

Capítulo 1.

 

La primera vez que leí tu fic, te comente que esto del lenguaje original me parecía muy poco necesario. Y sigo pensando lo mismo xD. Quizá más adelante tenga relevancia, pero de momento no me parece más que un guiño? A la torre de Babel. Además estoy confundido... en el prólogo está un hombre relatando la historia a Enshi del Escultor, y en el capítulo uno aparece Enoc del Escultor relatando la historia... Enoc es el hombre que le relata la historia a Enshi en el prólogo? Estoy confundido con las fechas entonces.

 

Poco más se puede decir, es un capítulo muy corto. Sobre la ortografía y la redacción no diré nada porque son capítulos viejos, supongo que has ido mejorando con el paso del tiempo.

 

Saludos!!



Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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#189 ALFREDO

ALFREDO

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Publicado 28 noviembre 2016 - 12:12

Hola Alfredo!

 

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te dejé un review, así que será mejor retomar la historia desde el inicio.

 

Prólogo.

 

Es muy corto y no ocurre gran cosa. Vemos a un personaje misterioso encerrado en cabo sunion y también al santo del escultor, Enshi. Ignoro si alguno de ellos será el protagonista... Quizá Enshi lo sea, aunque más bien parece que solo será quien cuente la guerra, si mal no recuerdo, era algo así como el escriba del Santuario.

 

En fin, parece que tus capítulos serán cortos, así que me veras leyendo por aquí seguido juju

 

Saludos!

 

Hola Castor.

El prisionero es un personaje importante que cuenta la historia, porque fue testigo. Mientras Enshi solo es el oyente, involucrado debido a su antecesor de esa epoca, es decir la segunda guerra santa. Mientras que el presente es el siglo XV

Asi es, el santo del escultor tiene funciones de escriba.

Los capitulos cortos creo q llegan hasta cap 6 o 7.

CAPITULO 33.- PERSUACION

 

1.- El mejor consejo.

 

jajaja -Enoc es medio perver..........

 

la Athena de tu fic explota a sus subordinados .....XD

 

asi que las armas de libra causan "temor" entre los olimpicos------- :lol:

 

los hados sienten envidia del heroismo del dorado de libra

 

 

2.-El consejo de la serpiente

 

no se porque pero esta escena me recuerda a algo que ya leí en otro libro--- :ph34r:

 

 

4.- La petición de las daimon

 

ese nacimiento fue muy extraño

 

 

5.-Bajando hasta la cueva del toro

 

ya me preguntaba donde dormían los dorados en sus casas

 

Hola t-800.

1.- Enoc es un inocente joven q en realidad no le llama mucho la atención las mujeres, mira que quedo perplejo cuando le decretaron que debía elegir entre eso y su deber como santo.

Mi Athena será una nunca antes vista, no te sorprendas de lo fria que puede ser.

No es q los dioses teman las armas, solo q sienten q los humanos contaminan la tierra con ellas. Pero en teoria se referia al empleo de las 12 juntas utilizada por todos los gold.

2.- Que libro sera ese q has leido jaja.

3.- El nacimiento de athena en los mitos es así, solo q lo modifique en cierta manera. Aqui nacio de un vientre y no de la cabeza, aunque adulta al fin y al cabo.

4.-Veras muchos subterraneos en estos templos jaja. Incluso veras q guian hacia otros lados totalmente distantes.

 

Hola Alfredo!

 

Aquí estoy nuevamente.

 

Capítulo 1.

 

La primera vez que leí tu fic, te comente que esto del lenguaje original me parecía muy poco necesario. Y sigo pensando lo mismo xD. Quizá más adelante tenga relevancia, pero de momento no me parece más que un guiño? A la torre de Babel. Además estoy confundido... en el prólogo está un hombre relatando la historia a Enshi del Escultor, y en el capítulo uno aparece Enoc del Escultor relatando la historia... Enoc es el hombre que le relata la historia a Enshi en el prólogo? Estoy confundido con las fechas entonces.

 

Poco más se puede decir, es un capítulo muy corto. Sobre la ortografía y la redacción no diré nada porque son capítulos viejos, supongo que has ido mejorando con el paso del tiempo.

 

Saludos!!

Hola de nuevo castor.

Cap. 1.-

La verdad es solo una metáfora donde quería mostrar a Enoc con su faceta favorita de ser historiador. Pues le agrada transmitir sus conocimientos jeje. Veras q algunos personajes se acuerdan de él, por eso.

El hombre prisionero ya empezó a contar la historia de Enoc, solo q  este cuenta un cuento en ella XD, lo siento ahora solo se centrara en la época de Enoc y no volverás a ver a Enshi y el prisionero hasta algunos caps mas adelante. 

Enoc no es el prisionero, pero si es el  protagonista de la historia. Las fechas te las deje mas arriba, ahora la historia se centra en la época mitológica.

 

Bueno ojala vuestro ímpetu no disminuya después de leer el primer cap largo jaja.

 

Nos vemos..


Editado por ALFREDO, 28 noviembre 2016 - 12:15 .

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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

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Publicado 29 noviembre 2016 - 13:35

Hola Alfredo!
Aquí de nuevo, mientras espero a que mi lector beta vea el próximo cap que publicaré, decidí pasear por aquí y continuar en donde me quedé n.n
 
Cap 24.
Ujuuuu, futuro sádico en la miraaaaa, pero supongo que se evitará... ya que Enoc está presente en el futuro.. o a menos que pase y reviva por algun milagro... bueno, ya lo veremos algún día, no desesperaré.
La pequeña ninfa vio su futuro, quiza se convertirá en una nueva enemiga para alguien.
 
Flashback del Papa y Atena... oh uh, ¿será la niña de la visión de la Copa?
Makeda de Andrómeda es Afrodita, y pues si se enamoró de Fenix que es Ares pues tiene sentido, buen guiño :D Fenix y Andromeda unidos de alguna manera.
Jeje, no pude evitar ver la escena de Makeda de Andrómeda y acordarme de la escena de Malefica en la Bella Durmiente cuando llega a poner su maldición XD, qué bonitoooo. Pero vaya maldición la de Afrodita o.O, la calentura es poderosa y cruel.
Oh my god, ¿¿a quéee pobre desafortunado la puberta Athena irá a ver primero?? O_O
 
Cap 25.
No mucho qué comentar, sólo que los pobres cayeron en la trampa del Papa.
 
Cap 26.
Bluegrad y Atlantes XD! uno de mis temas favoritos, cosotas.
 
Vaaaya quest rpg que le dan a Cáncer ahora maligno, matar a los 3 grandes del Santuario... buena suerte para él O.O
 
Y estos pobres elegidos de los tesoros imperiales les va de la patada jaja, pero quiero creer que un día brillarán como dorados y más allá XD.
 
 
EDIT PARA EVITAR EL DOBLE POST:
 
Cap 27.
Andromeda murió?? o es mentira?? hmm veremos qué tragedia sale de aquí XD
Santas posesiones, Alfredo, buen tema :D No creo que Dante se dejé convertir al lado bueno tan fácilmente XD
 
Cap 28.
Leo llegó al rescate de su hermano menor, qué bien, y qué buena pelea en Yomutsu :D
Y bueno, el exorcismo no lo llevó a cabo el pequeño Cangrejo, sino Leo, muy bien, me agradó la batalla.
Qué bien que los atlantes pudieron escapar :D y con oportunidad de tener una nueva vida (por ahora)
Bien detalle lo de Zoro = Zolo = Solo jejeje n.n
 
EDIT PARA EVITAR EL TRIPLE POST:
 
Cap 29.
Mira Gabriel ladrón jejeje ni sabe porque pero ya se anda llevando cosas que no son suyas (será importante XD)
Y Ares ya despertó, yeiii, ya era hora :D
Y ahora tres santos de oro pelearán con él... como intuyo que al fic aun le falta, es claro que no lo van a vencer ahorita, y que tal vez uno o los tres doradines terminen muertos o.o
Y... murieron, wow. No lo esperaba, pero fue muy buena la escena, pobre Gabriel XD seguro se ha de sentir muyyyy mal.
 
Y Seiryu está vivo y libre... bueno no libre XD también ha sido cambiado para pelear por Eris.
 
Cap 30.
Enoc volvió después de que llevara desaparecido creo que varios caps XD
 
Y Sagitario hizo una anotación XD ! Lo bueno que no lo agarraron en medio acto, eso habría sido feo...
Supongo que Bardo no está muerto aún XD volverá, y mientras tanto Seiryu empezará su cruzada por las 12 casas, "baia baia". ¡Buen cap!
 
 
ULTIMO EDIT, lo prometo xD
 
Cap 31
Ya se siente que el Patriarca va a soltar la sopaaaa.
Uhh David huyó por no entrar en la onda hipie del Patriarca...
Baia Baia, una raza creada por Athena, y son varios o.o. Quizá muchos van a morir antes de terminar este fic.
Y Enoc llegó a salvar el día, me pregunto cómo le irá desafiando a Rafael de Virgo.
 
Cap 32
Así que para eso sirven los 3 tesoros imperiales... Ahora por qué se pondrán rejegos al no querer despertar a Atena estos chicos pues...
Oooh... así que Raziel venció a Virgo, no me lo esperaba XD
 
Bardo está vivo, nadie se va por el río para no regresar.
Surt se acaba de comer el fruto prohibido, seguro algo tendrá que ver con su futuro XD
 
Cap 33
Qué tiernos, Libra y Pavo real siempre amandose a traves de las generaciones n.n
Y bueno, pobre Juno, se quedó con su confesión en la boca. Enoc se quedó ciego, lo que significa que se volverá más badass a partir de este momento jeje. 
Ujule, vaya quest la que tiene ahora Enoc de sacar de este mundo a los seres sobrenaturales, y encima si decidir o no matar a su aminovia, le deseo toda la suerte del mundo.
 
Valiendo ma&%$ los convirtieron en arboles, eso sí da miedo O_O... y para colmo Surt está maldito por una diosa, vaya fortuna tienen los personajes de este fic XD, pero qué emocionante.
 
Aaay Ceres está embarazada, pobresilla la van a hacer abortar a golpes si nadie la quita de allí ;_;
...... oook no me esperaba que fuera a salir algo mágico de allí xD jaja cuantas sorpresas en este cap!
 
 
Y al fin te alcancé... tuve periodos en los que no pude avanzar pero al fin me puse al corriente xD, ahora a esperar como mera mortal a que publiques jejeje.
La verdad los últimos capitulos han sido muy buenos e interesantes, deseo leer más así que me verás por aqui la próxima que publiques ;)
 
Un gran abrazo y mucho ánimo.  :rolleyes:  :04:
 
:m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:
 

Editado por Seph_girl, 02 diciembre 2016 - 12:29 .

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EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


#191 Cástor_G

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Publicado 08 diciembre 2016 - 22:27

Hola Alfredo!

 

Capítulo 2.

 

Hay una parte en la que dices algo así como "Ese hombre era un caballero de oro, pues tenía dos cuerns en su armadura".

 

Que tenga dos cuernos no quiere decir que sea un caballero de oro... (Perdón por no pegar textualmente el párrafo, aún no me acostumbro a esta laptop xD).

 

Esto de Enoc como nuevo santo de Libra me suena muy parecido al Next Dimension, y más aún con la introducción, donde se ve a Enoc platicar con Edward de Aries, aunque no queda claro si son amigos o si solo le entregó el mensaje y ya. De cualquier forma esto no es algo precisamente negativo, todos los fics tienen cosas similares en la trama a los mangas oficiales jujuju.

 

Aunque esto de los ascensos no me agrada del todo, acepto que es algo que ya se ha hecho oficial en Next Dimension, así que no hay más que hacer, solo aceptarlo.

 

Recapitulando: Hasta ahora conocemos a Enoc de Libra, Dastan de escorpión (de nombre solamente xD), Dante de Cáncer, Edward de Aries...

 

La parte en la que están sobre el reloj me gusto.

 

Saludos!



Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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#192 ALFREDO

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Publicado 09 diciembre 2016 - 23:32

 

Hola Alfredo!
Aquí de nuevo, mientras espero a que mi lector beta vea el próximo cap que publicaré, decidí pasear por aquí y continuar en donde me quedé n.n
 
Cap 24.
Ujuuuu, futuro sádico en la miraaaaa, pero supongo que se evitará... ya que Enoc está presente en el futuro.. o a menos que pase y reviva por algun milagro... bueno, ya lo veremos algún día, no desesperaré.
La pequeña ninfa vio su futuro, quiza se convertirá en una nueva enemiga para alguien.
 
Flashback del Papa y Atena... oh uh, ¿será la niña de la visión de la Copa?
Makeda de Andrómeda es Afrodita, y pues si se enamoró de Fenix que es Ares pues tiene sentido, buen guiño :D Fenix y Andromeda unidos de alguna manera.
Jeje, no pude evitar ver la escena de Makeda de Andrómeda y acordarme de la escena de Malefica en la Bella Durmiente cuando llega a poner su maldición XD, qué bonitoooo. Pero vaya maldición la de Afrodita o.O, la calentura es poderosa y cruel.
Oh my god, ¿¿a quéee pobre desafortunado la puberta Athena irá a ver primero?? O_O
 
Cap 25.
No mucho qué comentar, sólo que los pobres cayeron en la trampa del Papa.
 
Cap 26.
Bluegrad y Atlantes XD! uno de mis temas favoritos, cosotas.
 
Vaaaya quest rpg que le dan a Cáncer ahora maligno, matar a los 3 grandes del Santuario... buena suerte para él O.O
 
Y estos pobres elegidos de los tesoros imperiales les va de la patada jaja, pero quiero creer que un día brillarán como dorados y más allá XD.
 
 
EDIT PARA EVITAR EL DOBLE POST:
 
Cap 27.
Andromeda murió?? o es mentira?? hmm veremos qué tragedia sale de aquí XD
Santas posesiones, Alfredo, buen tema :D No creo que Dante se dejé convertir al lado bueno tan fácilmente XD
 
Cap 28.
Leo llegó al rescate de su hermano menor, qué bien, y qué buena pelea en Yomutsu :D
Y bueno, el exorcismo no lo llevó a cabo el pequeño Cangrejo, sino Leo, muy bien, me agradó la batalla.
Qué bien que los atlantes pudieron escapar :D y con oportunidad de tener una nueva vida (por ahora)
Bien detalle lo de Zoro = Zolo = Solo jejeje n.n
 
EDIT PARA EVITAR EL TRIPLE POST:
 
Cap 29.
Mira Gabriel ladrón jejeje ni sabe porque pero ya se anda llevando cosas que no son suyas (será importante XD)
Y Ares ya despertó, yeiii, ya era hora :D
Y ahora tres santos de oro pelearán con él... como intuyo que al fic aun le falta, es claro que no lo van a vencer ahorita, y que tal vez uno o los tres doradines terminen muertos o.o
Y... murieron, wow. No lo esperaba, pero fue muy buena la escena, pobre Gabriel XD seguro se ha de sentir muyyyy mal.
 
Y Seiryu está vivo y libre... bueno no libre XD también ha sido cambiado para pelear por Eris.
 
Cap 30.
Enoc volvió después de que llevara desaparecido creo que varios caps XD
 
Y Sagitario hizo una anotación XD ! Lo bueno que no lo agarraron en medio acto, eso habría sido feo...
Supongo que Bardo no está muerto aún XD volverá, y mientras tanto Seiryu empezará su cruzada por las 12 casas, "baia baia". ¡Buen cap!
 
 
ULTIMO EDIT, lo prometo xD
 
Cap 31
Ya se siente que el Patriarca va a soltar la sopaaaa.
Uhh David huyó por no entrar en la onda hipie del Patriarca...
Baia Baia, una raza creada por Athena, y son varios o.o. Quizá muchos van a morir antes de terminar este fic.
Y Enoc llegó a salvar el día, me pregunto cómo le irá desafiando a Rafael de Virgo.
 
Cap 32
Así que para eso sirven los 3 tesoros imperiales... Ahora por qué se pondrán rejegos al no querer despertar a Atena estos chicos pues...
Oooh... así que Raziel venció a Virgo, no me lo esperaba XD
 
Bardo está vivo, nadie se va por el río para no regresar.
Surt se acaba de comer el fruto prohibido, seguro algo tendrá que ver con su futuro XD
 
Cap 33
Qué tiernos, Libra y Pavo real siempre amandose a traves de las generaciones n.n
Y bueno, pobre Juno, se quedó con su confesión en la boca. Enoc se quedó ciego, lo que significa que se volverá más badass a partir de este momento jeje. 
Ujule, vaya quest la que tiene ahora Enoc de sacar de este mundo a los seres sobrenaturales, y encima si decidir o no matar a su aminovia, le deseo toda la suerte del mundo.
 
Valiendo ma&%$ los convirtieron en arboles, eso sí da miedo O_O... y para colmo Surt está maldito por una diosa, vaya fortuna tienen los personajes de este fic XD, pero qué emocionante.
 
Aaay Ceres está embarazada, pobresilla la van a hacer abortar a golpes si nadie la quita de allí ;_;
...... oook no me esperaba que fuera a salir algo mágico de allí xD jaja cuantas sorpresas en este cap!
 
 
Y al fin te alcancé... tuve periodos en los que no pude avanzar pero al fin me puse al corriente xD, ahora a esperar como mera mortal a que publiques jejeje.
La verdad los últimos capitulos han sido muy buenos e interesantes, deseo leer más así que me verás por aqui la próxima que publiques ;)
 
Un gran abrazo y mucho ánimo.  :rolleyes:  :04:
 
:m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:
 

 

 

Hola Seph-girl

Santos reviews, juju me hace muy feliz y a la vez tendré que apresurarme mas en mis escritos, no esperaba q me alcanzaras hasta una proxima visita por lo menos jeje.

Spoiler

 

Hola Alfredo!

 

Capítulo 2.

 

Hay una parte en la que dices algo así como "Ese hombre era un caballero de oro, pues tenía dos cuerns en su armadura".

 

Que tenga dos cuernos no quiere decir que sea un caballero de oro... (Perdón por no pegar textualmente el párrafo, aún no me acostumbro a esta laptop xD).

 

Esto de Enoc como nuevo santo de Libra me suena muy parecido al Next Dimension, y más aún con la introducción, donde se ve a Enoc platicar con Edward de Aries, aunque no queda claro si son amigos o si solo le entregó el mensaje y ya. De cualquier forma esto no es algo precisamente negativo, todos los fics tienen cosas similares en la trama a los mangas oficiales jujuju.

 

Aunque esto de los ascensos no me agrada del todo, acepto que es algo que ya se ha hecho oficial en Next Dimension, así que no hay más que hacer, solo aceptarlo.

 

Recapitulando: Hasta ahora conocemos a Enoc de Libra, Dastan de escorpión (de nombre solamente xD), Dante de Cáncer, Edward de Aries...

 

La parte en la que están sobre el reloj me gusto.

 

Saludos!

Hola Castor.

 

Spoiler

 

Bueno a estas alturas, supongo q ya estan acostumbrados, pues el cap q biene es largo de coomo 5000 palabras aprox.

 

Cualquier duda o critica aganmela saber, ojala les agrade lo que biene..

 

Capítulo 34. RENACIMIENTO

 

En los jardines del santuario de Temiscira, se estaba llevando a cabo un gran enfrentamiento, Ceres de Loto había sido atacada estando embarazada, de un gran hachazo en su vientre, produciéndole una herida inusual, por una Labrys. Un hacha de doble filo que produjo que una nueva vida emergiera de su interior, ya convertida en adulta. Una mujer semejante en rasgos faciales a su madre, de ojos verdes y una caballera de hermosos rizos castaños, aunque con una belleza más juvenil que la de su madre.

Justo en ese momento, atraída por el gran halo luminoso que provocó la joven al nacer, fue cuando llegaba Pallas al ver a la nueva mujer que estaba al lado de su amiga, inconsciente. La majestuosa gloria que envolvía a la recién nacida, hizo expandir sus cabellos como una telaraña que ocultó su cuerpo, para tejer una fina vestidura de colores blanquecinos que envistió su reluciente piel, disminuyendo así su brillo cegador.

 

 —¿Quién eres tú? —cuestionó Pallas confundida al ver el cuerpo estático de Ceres tirado en el suelo, teniendo un baño de sangre que la rodeaba.

—Mi nombre es Proserpina, mi madre mortal ya había pensado en mi nombre antes de darme a luz. Gracias al poder milagroso de la Labrys pude emerger —respondió la chica, como si tuviese conocimiento de todo lo que estaba pasando.

—Ya veo, después de todo la diosa Eris tenía razón —Cibeles clavó su hacha invertida al suelo y se arrodillo haciendo una reverencia—. Usted debe ser la diosa Athena.

 

Las dos daimon no opusieron resistencia y se postraron cabizbajas frente a la nueva nacida, ya adulta. Sin embargo Pallas no daba crédito a lo que veían sus ojos, realmente estaba escuchando bien, no podía creer que Ceres estuviese embarazada y no lo hubiese notado. ¿Cómo era eso posible? Además ¿Por qué sus enemigas se ponían de cuclillas ante su hija?

La nueva deidad miró a la desconcertada doncella, de coleta oscura. Como si estuviese esperando una señal de reconocimiento, pero después se le dibujo una sonrisa de amabilidad.

 

—Ceres estaba en gestación desde hace nueve meses, pero consagrada a la diosa de los partos. La hija de Hera, pudo retraer el vientre de mi madre mortal y ocultar su embarazo —explicaba la de ojos verdosos—. Ceres se ganó la bendición de la diosa Ilitía. Cuando consagramos a la caballero del Águila a cuidar el jardín de Hera.

—Athena tenía que ocultar su nacimiento para no ser víctima de asesinos. Si hubiese nacido como un bebe, el santuario estaría en graves problemas. Ya que sus enemigos que posesionan a un humano, no esperarían a que ella creciera —explicaba la daimon de rubia cabellera—. Eso lo sé bien, pues yo fui una amazona consagrada a vuestra protección. Traicionamos al santuario, cuando el patriarca presentó una niña como vuestra representante.

Tratamos de robar las armaduras a las cuales aspirábamos para protegerla, pero nos detuvieron —agregó Cibeles—. Fue entonces cuando fuimos en la búsqueda de la gran Labrys. El arma legendaria del nacimiento y la resurrección.

—Iris de Águila, fue nuestra líder. Así como ustedes tienen a Ceres, ella nos contó sobre el arma que dio vida a Athena. Usada por Hefestos para abrir la cabeza de Zeus, solo con ella podríamos terminar el convenio con la hija de Hera. Para que nuestra líder pueda retornar de su exilio, ahora que ha nacido la diosa Athena.

—Era necesario su sacrificio, Pallas —musitó la diosa de la guerra, sorprendiéndola que conociera su nombre—. Su memoria ahora vivirá en mí y recordaré su noble sacrificio. Sus pecados serán perdonados, aunque haya cometido ciertos actos indebidos como líder de las santias.

 

Pallas no comprendió bien sus últimas palabras, pero a grandes rasgos, pareciese que en realidad las daimon eran agentes dobles y estaban al servicio de Athena.

 

—Vosotras, ¿por qué vinieron a estas alturas? —preguntó Pallas.

—Esperábamos el momento apropiado —agregó la daimon alada—. El espíritu de Athena solo descendería cuando ciertos movimientos celestes sucedieran. Nuestra líder nos lo indicó que esperemos eso.

—Sabíamos que la Labrys estaba en el reino de Ares, por lo que la única manera de llegar era obteniendo una Makhai, para llegar allá —explicaba la giganta de piel bronceada.

—Cuando llegamos ahí. Tuvimos que serios problemas, además de que el tiempo transcurre de manera distinta. Al regresar a la superficie ya habían pasado trece años. Supimos su descenso hace un par de meses cuando observamos los cielos en Star-Hill, pero fuimos sorprendidas por la diosa de la discordia —dijo Lilith al recordar lo sucedido—. Ella nos contuvo en estado de suspensión en su cámara de Úteros, esperando hacerse con nuestros conocimientos, pero después nos liberó. Parece ser que desea que usted despierte con algún fin que la satisfaga, así que nos dios libre voluntad, soltándonos justo para cuando se cumpliera el tiempo de gestación.

 

La diosa Athena las veía muy de cerca, indagando en su interior para comprobar cada detalle de sus palabras, confirmando sus declaraciones después de un suspiro que dio. Entonces proyectó sobre ellas desde la punta de sus dedos, unos hilos luminosos, los cuales fueron arrastrando como una masa viscosa el ropaje de las dos daimon, como si estuviese despegando una piel adherida a ellas, pues les causó un agudo dolor cuando logró separarlas de las dos, perdiendo el revestimiento de sus Makhai, transformándose en unas armadura negra sin vida. Mientras Pallas veía como Athena había atrapado en su divina telaraña a dos masas rojizas, las cuales intentaban tomar forma espectral para huir, pero no podían debido a la red que las retenía en su forma material, solo aullaban como bestias capturadas, pronunciando un alarido ensordecedor. A continuación tejió sobre los dos un tapiz en tan solo unos segundos, atrapándolos en un cuatro. Dejándolos totalmente inanimados.

 

Mientras caían las dos, solo vistiendo ropajes oscuros sin vida, con un aspecto más no tan pálido, Athena al parecer las había liberado de su carga.

 

—Ya no necesitan seguir portando esas pestilentes armaduras en mi presencia. De ahora en adelante, tendrán estas otras —la diosa hizo expandir sus mechones, nuevamente.

 

Como había hecho para vestirse, tejió sobre los ropajes oscuros sin vida. Un nuevo diseño que reestructuró sus vestiduras, dándoles un semblante más radiante y semejante a las armaduras que estaban aspirando.

 

—Ese diseño son semejantes a las armaduras doradas de Tauro y Geminis—notó la doncella a simple vista, cuando volvió a observar con atención —. Pero tienen una sombría aura sobre ellas —se corrigió la doncella de coleta oscura—. ¿Acaso iremos a pelear con la diosa de la discordia?

—No Pallas, dejaremos que las cosas sigan su curso. Partirán al santuario de occidente, como caballeros fantasmas. Como si realmente fuesen esbirros de Eris —ordenó Athena—. ¡Es hora de excomulgar a los santos que se han corrompido durante mi ausencia!

 

Las dos daimon se miraron sorprendidas entre las dos, para después ver a su nueva diosa, quien pretendía seguir usándolas como agentes dobles. Sin darles reconocimiento, como la verdadera armadura de Oro, asintieron cabizbajas.

 

—Entonces, quiere que matemos a todos los traidores en su nombre. Como si estuviéramos siendo enviadas por Eris —comprendió la giganta.

—¡Adelante, vayan mis sicarias! Yo regresaré a Star-hill —ordenó con autoridad la diosa.

—Athena no cree que el patriarca y los demás santos saben de esto, ellos deben haber sentido su cosmos —dijo Pallas.

—No precisamente, es probable que solo el patriarca se haya dado cuenta, pero el santuario de Occidente tiene una barrera que lo mantiene al margen de lo que sucede aquí, impuesta por él mismo —explicaba la diosa al mirar la colina en las alturas— Ven conmigo Pallas es tiempo de terminar tu formación como Santia.

 

 

                                                                                      ***

 

Dentro del templo del pontífice, efectivamente solo él pudo percibir el despertar de su diosa, corría apresuradamente para llegar al templo de Athena, para eso. Debiera subir la zona posterior, del segundo piso en el pasillo central del templo. El gran recibidor donde estaba un pequeño pedestal en el centro, el cual sostenía un gran carrete de un fino hilo de plata que extendía un extremo, hacia una zona oscura, de donde seguramente podría entrar al Laberinto de los dioses, pero pasó de largo. Ya que aún sus discípulos no podían encontrar la salida.

Llegó corriendo frente a la entrada de la gran Estatua de la diosa de la guerra. Para poder ver más de cerca  el gran cosmos que sintió del lado oriental del santuario.

 

—Este cosmos, solo puede significar que Ceres cumplió con su misión, debo ir allá —pensaba algo confundido, pero se detuvo inesperadamente—. ¡No! No puedo ir todavía con ella —se dijo a sí mismo, sacándose su yelmo de Oro.

 

Dejando ver un rostro de un anciano de piel blanquecina, de largos cabellos grises brillantes y unos ojos dorados como el sol. Éste se postró de cuclillas, sacándose su oscura túnica sacerdotal de la parte superior, donde su piel expuesta a la luz solar. Comenzó a resplandecer, sutilmente.

 

—No soy digno de reunirme con ella, todavía… —comenzó a sollozar con emoción, se sintió muy apenado. Invocó un finísimo látigo luminoso con su brazo izquierdo—. ¡No hasta que cumpla mi misión!

 

El pontífice se dio de latigazos en su espalda, con ferocidad se golpeó con fervor. Una y otra vez, dejándose marcas ensangrentadas, mientras sus lágrimas caían al suelo y expresaba un terrible pesar frente a la estatua. Pero la aflicción  que sufría no era por el dolor físico que sentía, sino una culpabilidad que lo inundaba por dentro. Que lo hizo gritar como si hubiese perdido a un ser muy querido.

 

 

                   ***

 

Surt de Altar, escalaba un gran acantilado conocido como el monte Atlas, siguiendo el hilo de Ariadna el cual seguía extendiéndose por las rocas. El mismo plateado se impresionaba del hilo mágico que era tan largo y resistente que no se cortaba con la aridez del sendero que recorría. Después de unas horas ya estaba llegando a la zona central donde ya podía caminar sobre un camino inclinado, y a su vez estaba entrando en una densa bruma que envolvía la cima.

La serpiente del jardín de las Hespérides le había dicho que tuviera cuidado al llegar a esta parte, pues era la más peligrosa y no le sería tan fácil entrar en lo que llama la gloria del monte Atlas.  Divisó una cueva, esperando encontrar en su interior la espada flamígera.

Justo en ese instante, un alarido de una gran ave se escuchó. Un águila pensó Surt al voltearse y ver la silueta de la gran ave de plumaje azabache, la cual se venía acercando con un aspecto muy feroz.

Surt se sintió amenazado al ver como extendía las garras para atacarlo directamente, pero éste la esquivó, rodando hacia un lado. Mientras el águila del tamaño de la mitad de su cuerpo, cambió la trayectoria para volver a atacarlo, esta vez cargándose de un aura ardiente con la que tomo más velocidad y pudo embestir al santo de plata antes de que pueda cambiar de posición.

El plateado salió volando, retrocediendo algunos metros. Aunque pudo sujetarse a un peñasco rocoso antes de bajar al camino más inclinado de forma vertical.

Entonces desde ahí, contempló como el águila se fue transformando en una efigie de plumaje azulado y blanco con un aura platinada.

 

—Acaso intentas ir por la espada, incluso si pudieras llegar a ella. Te sería imposible acercarte, esa reliquia acaba de regresar hace muy poco para que llegues e intentes robarla —dijo una voz femenina desde el interior de la cueva.

 

Una mujer de túnica marrón salió de la caverna, teniendo un aspecto lúgubre como un fantasma, portaba protectores grises en los brazos y en las piernas,  de la cabeza le caía una coleta castaña de ojos celestes y de piel ligeramente bronceada, ocultando su rostro atreves de una máscara grisácea.

 

—¿Quién eres tú? —cuestionó pegando un gran salto para acercársele.

—Iris, una mensajera desterrada, vigilo este lugar. Ahora que ha regresado la espada, debo resguardar su reposo aquí. Hasta que aparezca su dueño.

—Iris… ¿acaso eres la diosa mensajera de los dioses?. Que tenía las mismas funciones que Hermes.

—¿Cómo te llamas tú? No sabes que los santos adoptamos nombres distintos cuando comenzamos a portar nuestras cloth. Es un ritual de iniciación, nuestra identidad anterior muere para renacer completamente en otro ser —explicó la mujer, poniéndose la armadura de plata—. Seas quien seas, morirás. Porque esa es mi misión como guardiana.

—Soy Surt de Altar y no conocía esa política —respondió sorprendiéndola de los cambios del santuario—. Necesito la espada flamígera, pues yo soy su elegido. Solo su fuego es capaz de revertir la maldición de Hera sobre mi maestro, que fue convertido en árbol.

 

La antigua mensajera quedó conmocionada, pero de un soplido apareció muy cerca de él, propinándole una feroz patada que lo impulso por los aires. Misteriosamente el cuerpo de Surt desapareció en ese instante, para trasladarse por detrás de ella y devolverle el golpe, aunque fue detenido por el brazal de la mensajera, que lo interpuso fletando su brazo.

 

—Eso fue rápido, incluso para mí trasladarse en el espacio-tiempo es una habilidad imposible, que te hace moverte a la misma velocidad de la luz, pero si se tienes oídos agudos, puedes anticiparte a eso —explicaba la mensajera, esbozando una mueca.

 

Entonces moviéndose como una ráfaga de viento, le impactó un feroz rodillazo en el pecho que le llego a sacar sangre de la boca y de un gran codazo, le retumbó en el suelo. Surt comprendió que su fuerza y velocidad, eran muy superiores para ser una plateada, pero era de esperar si era una guardiana exiliada como el fénix.

 

—No me rendiré, estoy acostumbrado a que me aplasten y vuelva a ponerme de pie —esbozó Surt al sentir como le clavaban con la punta de un tacón sobre una herida que tenía en el costado—. Solo yo puedo domar esa espada y salvar a mi  maestro.

—Hay una forma de comprobar si en verdad eres el guardián elegido por la espada —dijo la mujer al detenerse—. Si logras pasar a través del muro de fuego, podrás ser digno de llevártela.

—¿Qué?... Me estas concediendo la oportunidad —dijo Surt al ver que levantó su pie, para dejar que se reincorporara.

—Vuestros ojos no parecen mentir, me arriesgaré. De todas maneras si estas mintiendo morirás por las

llamas, sin necesidad de que te mate.

 

Surt se asustó un poco, pero estaba seguro que podría blandirla, siempre y cuando fuese la espada que una vez saco del Cáucaso. Los dos se introdujeron y el joven plateado pudo ver como en el interior estaba una gran zarza ardiendo de una forma tan milagrosa que la madera no se consumía y el árbol impregnaba un aura de luz al lugar con los frutos que tenía en sus ramas.

Cerca de las raíces, estaba clavada la espada, ocultando su hoja en las llamas. La cual Surt reconoció la empuñadura, entonces decidió acercarse lentamente hasta llegar lo más cerca posible del árbol.

 

—Este es el árbol de las manzanas de Oro. Sin embargo por qué el fuego no lo quema. No entiendo cómo fue que un fruto de tan alto lugar llegó a caer tan bajo a los pies del jardín.

—Nike va tan rápida después de juntar las manzanas que cuando pasea por el huerto, es probable que alguna se le caiga. El árbol es lo más puro de este lugar, de la misma naturaleza que la hoja. Si vuestra alma tiene esa misma pureza, podrás desenvainarla. ¡Ahora, hazlo!

 

Al aproximar levemente el brazo, pudo sentir el calor y su piel se calentó por el contacto ardiente. Surt se desconcertó, sí se quemó después de todo. Y si en verdad el fénix le arrebató su lugar, quizás por eso el fuego de la espada lo desconocía.

 

—Parece que estas dudando, que esperas no decías que eras el verdadero escogido.

—No debo dudar de mí —se dijo Surt y estiró su brazo izquierdo para alcanzar la empuñadura en el fuego, pero fue abrazado por las llamas, esta vez con más proximidad, las flamas empezaban a calcinarle el brazo, mientras su cuerpo no parecía sentir los efectos del fuego sagrado, pero en su interior sentía un calor extremo. Como si en realidad estuviese incinerándose.

—Después de todo eres indigno. No pienses que te calcinarás como en un fuego normal, será vuestro espíritu el que arda hasta extinguirse.

 

Surt se tensó al ver como el fuego se puso azulado, transformándose en fuego fatuo el cual lo fue recorriendo hasta atraparlo por completo, en su interior pensó que era su fin, pero al cerrar sus ojos, escuchó una voz.

“¡Retira la espada!”

 

Al escuchar esa magnánima voz, quiso usar sus últimas fuerzas para alzar el arma divina, aunque su cuerpo y su alma se extingan para siempre. Él exclamó un gran alarido, alzando la empuñadura con más fuerza, pero no podía levantarla. Mientras su sangre comenzaba a brotar sobre el arma. Algo sucedía que no lo reconocía, pudo ver como el contacto con el líquido carmesí de su cuerpo produjo un cambio en la reliquia, transmutando su tonalidad ardiente de fuego azul a un fuego de plata, proveniente del interior del cuerpo de Surt.

Poco a poco, el árbol comenzaba a dejar de arder, a medida que el joven escudero lograba levantar la hoja hasta que finalmente salió toda la espada. El árbol dejó de incinerarse, y solo el cuerpo de Surt permanecía ardiendo en esa radiante llamarada de plata que no lo consumía. Era un aura que se había hecho uno con él.

 

—Realmente era el guardián después de todo —agregó con honestidad Iris, viéndolo con admiración—. Su cosmos se ha fusionado con el de la espada, sin necesidad de unirse con ella. Vuestro poder se ha incrementado de manera sorprendente.

 

Admitió maravillada al ver tal espectáculo, haciendo una pequeña reverencia e hincándose ante él quien al voltearse, comenzó a cicatrizar el fuego en su interior hasta desaparecerlo por completo.

 

—Creo que tenía una impureza que no permitía reconocerme, pero mi sangre logró purificarla —dijo Surt—. Ahora me pregunto si podré liberar a mi maestro y David.

—El fuego sagrado sella los poderes de un dios. Con eso podrías sellar la maldición infligida de manera indigna en cualquiera. Así como sellar la maldición que crece en las santias.

—¿Qué les pasa a ellas?. Pues no conozco esa facción de nuestra milicia.

—Hace trece años durante el nacimiento de una futura santia, la diosa Afrodita se apareció sobre las doncellas de Athena y el Patriarca para maldecirlas, pues las mujeres de la realeza rechazaba el amor, cosa que era una blasfemia para diosa de la belleza y como castigo hizo concebir una pasión incestuosa para que nunca puedan identificar el verdadero amor.

—Ya veo, desconocía esa historia. Entonces tú eres una santia —respondió Surt.

—No lo soy, las santias solo son escogidas de un grupo de doncellas pertenecientes a la realeza del santuario, yo pertenezco a otra facción más profana, como Dastan de Escorpión, que tampoco es de esa estirpe siendo el único del triunvirato que no pertenece a esa raza consagrada. Soy una amazona y antigua líder de ellas, quienes tenían el deber de usar mascaras —explicaba Iris tocándose un pecho izquierdo, el cual Surt notó que estaba plano, mientras solo tenía uno derecho levantado, como si se hubiese quemado el izquierdo—. De las doncellas de Athena, Ceres de Loto es su líder encargada de que Athena tenga un nacimiento seguro. Mientras que yo soy la primera amazona que vela por ellas en las sombras, debido a un convenio con la diosa Ilitia, tenemos su bendición para que nadie sepa de su gestación a cambio de que cuide el jardín de su madre, hasta que llegue el momento de dar a luz.

—Entonces por qué me cuentas eso ahora, me extraña vuestra confianza tan desarrollada en poco tiempo —añadió Surt encogiéndose de hombros—. Cuando hace tan solo unos minutos me querías matar.

—Pues ya no hay necesidad de ocultar mi misión, ni permanecer aquí. El convenio ha terminado, lo he sentido. Nuestra diosa ha nacido. ¿Quién crees que te habló para retirar la espada?

 

Eso asombró a Surt, pero se sintió mas aliviado de que Athena haya regresado a la tierra. Los se disponían a salir del interior de la cueva, para  regresar al santuario. Escalando la cima del monte Atlas, la cual Surt todavía no conocía. Pues estaba en el centro de la montaña.

Junto a la salida, vieron como de la misma tierra, empezaban a brotar criaturas rastreras, que serpenteaban hasta que su piel se volvió de escamas con aspecto terribles de un color azabache y con rasgos rojizos, las cuales gruñeron cuando los vieron salir, para empezar a acorralarlos. De la misma tierra, habían emergido temibles víboras.

 

                             ***

 

La isla de Creta, en el sur del mar egeo. Cuna de la civilización minoica, ahora se encontraba pasando por una lenta y paulatina extinción. Ya no era fértil ni gozaba de grandes recursos. Sus habitantes estaban emigrando, debido a una terrible calamidad de hace algunos años. Una erupción proveniente de la isla de Thera, afectó paulatinamente la decadencia de Creta, nadie pensaría que en las montañas de la isla. Se encontraría escondido una compuerta estelar que conectaba directamente con la cueva Dikti. El lugar de nacimiento del gran Zeus.

Hasta ahí, había sido trasladado Seiryu del Dragón desde la puerta estelar del templo del Toro Dorado. Ahora se encontraba despertando de un violento viaje que lo dejó a los pies de la compuerta estelar, mientras su cuerpo flotaba en un pequeño estanque.

El dragón se reincorporó no muy aturdido, apreciando el lugar. Notó lo brillante que eran las cavernas, tenían columnas recubiertas con un cristal celeste muy raro y una pequeña cúpula que venía desde el techo, construida sobre el pasaje estelar para reflejar la luz de la luna sobre las aguas, cuando anochezca.

Estando medio confundido intentando reconocer el lugar, sintió por detrás una fuerte estampida que cuando volteó vio como un monstruoso búfalo hecho de cosmos dorado lo trató de embestir con toda su fuerza. Éste solo pudo parar el ataque con sus dos manos, intentando amortiguar el impacto. Estaba marcando sus pies en una posición extendida, mientras sujetó los cuernos de la bestia que lo empujó hacia atrás.

 

—¡Rozan Sho Ryu Ha! —

“Dragón Ascendente”

 

De un puñetazo que dio en forma vertical, hizo emerger desde su puño un gran torrente con la forma de un gigantesco dragón esmeralda que dio vuelta a la bestia de grandes cuernos sobre el aire. Desintegrándola por completo. Para ver como el cuerpo de cosmos había abandonado a la bestia y solo quedó la efigie de un ropaje dorado, un toro dado vuelta contra el suelo.

 

—¡Bravo! —exclamó una voz ronca saliendo de la puerta estelar—. Ese es el puño más fuerte entre los santos de bronce o eso se decía en nuestra época.

—¡Sansón! —gritó el de cabellos azules, cuando se dio cuenta como su sangre escurría desde el brazo con el que empleó para liberar su técnica.

—Amortiguar el impacto tan tarde, de mi gran cuerno. Fue admirable, pero te costó vuestro brazo derecho —dijo el anciano calvo—. Ahora, ya no cuentas ni con tu escudo ni tu puño más fuerte.

—Me atacaste por la espalda —respondió argumentando su estado accidental—. Para que me has traído aquí.

—Lo de recién era para probarte si no te habías oxidado, solo un saludo. Hemos llegado a la cordillera Dikte. Aquí solía entrenar.

—Para qué tener un pasaje estelar en un lugar tan cercano al santuario.

—Esta cueva es un lugar de transmutación. De aquí Zeus salió transformado en un hombre ya adulto. Es lo que dicen, te he traído aquí. Pues espero mostrarte mi origen.

—¿Qué dices? Jamás he estado aquí.  Yo solo quiero encontrar la manzana de Eris.

—Si quieres encontrarla necesitarás salir de esta cueva. Lo que buscas es el jardín de las Hespérides. ¿Por qué no lo buscas en fin del mundo? —sugirió el viejo tauro mostrando una mueca—. Como lo hizo Heracles.

—Acaso me estas tomando el pelo, sabes perfectamente que en los mitos solo se distorsionaban las localizaciones. El jardín está en otra dimensión, resguardado en el santuario por Athena —respondió el dragón emanando un aura verde oscura.

—Lamentablemente la misión del santuario es proteger todos sus lugares y objetos mitológicos que han confiscados desde la era de los héroes —dijo Sansón al dar un pisotón.

 

Entonces el área donde estaba muy cerca de la compuerta estelar, se erigió como una columna, dejando en las profundidades al santo fantasma. Cuando se postró para sentarse y verlo como si fuese un trono en lo alto vociferó un silbido que se escuchó en toda la cueva.

La armadura con forma de búfalo se puso de pie, esta vez se ensambló en forma humanoide llenándose del cosmos de Sansón. La cual se empezó a mover en dirección contra Seiryu, quien se quedó pasmado al ver que podía manejar la cloth dorada sin ponérsela. El ropaje humanoide le dio un puñetazo de gran impacto que retumbó en el santo fantasma, quien apenas había alcanzado a cruzar sus brazos para amortiguar el ataque.

 

—Es como si realmente me golpeara con la fuerza de un caballero de Oro —musitó el dragón cuando se apartó dando una patada con un giro hacia atrás.

—No necesito enfrentarte directamente —respondió desde el interior del cloth—. Mi armadura está fortalecida con mi cosmos, como si fuese una extensión de mí, inclusive puede liberar mis técnicas como un santo de Oro…

 

¡TITAN'S NOVA!

“SUPER NOVA TITANICA”

 

La armadura de Tauro baja su brazal en el suelo, expandiendo los dedos del guante y envío una ola de cosmos que provocó un seísmo gigantesco, parece evocar la energía de la tierra desde el suelo, elevó las rocas y las hizo levitar en el aire antes de causar una lluvia sobre su oponente, quien se ve afectado en primer lugar por la ola y luego es sepultado por las enormes piedras que le caen del cielo.

Sansón ríe desde lo alto de la columna, sentado cerca de la compuerta alejado de toda el área de combate. Sin embargo, de entre los escombros un Dragón esmeralda, emerge levantando las rocas.

Un cuerpo lleno de heridas y con su coleta azul toda chamuscada con su armadura pulverizada, se movía lentamente balanceando los brazos para reunir sus energías.

 

—Aún vives… —musitó desde la cloth autómata—. ¿Acaso intentas seguir peleando?

—Vuestro ataque me dejó los huesos temblando —respondió al mirarse su postura que sostenía con dificultad—. Es la primera vez que siento que me han destruido el sentido del tacto. ¿Por qué no usas tu armadura y peleas?

—No tengo necesidad de hacerlo, además que me molesta colocármela —dijo desde el interior de la armadura emanando su cosmos furioso.

 

 

El ropaje blindado de cosmos lo abrazo contra su pecho, provocándole una aflicción terrible en todo el cuerpo, pues su oponente exclamó un grito de agonía que se escuchó como eco en toda la cueva. Mientras su cuerpo se retorcía y perdía la respiración, se asfixio al cabo de unos minutos, quedándose inconsciente. Sansón ordenó a su autómata que lo suelte, pero éste cayó de pie.

 

—Su cosmos se ha esfumado, ya no siento ni el más mínimo movimiento dentro de ese cuerpo sin energía —añadió al ver que el torso del dragón se quedó quieto en pose ofensiva—. Ha muerto de pie.

 

 

Mientras tanto pequeños orbes de luz doradas se iban levantando por todo el lugar, como si fuesen diminutas chispas, que con el cristal de las paredes emitía luces muy hermosas.

Fue entonces cuando el ropaje autómata se disponía a darle el golpe de gracia, se dispuso a fortalecer los orbes creando esferas de energía más grandes.

 

—Te sepultaré con la técnica más fuerte como reconocimiento de tu valor —se le dibujo una sonrisa sádica al sentir un gran cosmos desde el interior de su oponente.

 

Incontables dragones gaseosos salieron desde la espalda de Seiryu sin que se moviera en lo absoluto, estos serpenteaban en todas direcciones, en una onda expansiva que empezó masificarse por toda la cueva.

 

—¡Ha podido liberar su técnica más grande desde su propio espíritu! —exclamó con orgullo de su rival, al ordenar al autómata que contraatacara extendiendo sus brazos al cielo—. Aunque yo también siempre estoy preparado para usar toda mi fuerza en el final…

 

¡PLEIYADES NOVA!

 

El autómata dorado hace detonar todas las esferas en grandes explosiones que desintegran a los dragones, aunque algunos las perforan antes de explotar. Otros son amortiguados por los estallidos en conjunto. Para evitar que escape, el santo de tauro ordena a su armadura juntar sus palmas para que todas las esferas converjan en un solo punto de gran poder destructivo.

Seiryu se pierde en fragor de esa gran y ultima explosión que sacude toda la tierra. Sin embargo de entre la gran nube de polvo, tan densas como una capa de ceniza de erupción volcánica, un dragón logra emerger llegando hasta Sansón quien se ve por primera vez amenazado al ver cómo le abre sus fauces para perforarlo con sus colmillos.

Éste lo embistió haciendo caer de esa gran columna que había erigido. Logrando así  desconcentrarlo del control de su ropaje dorado, provocando que esta se quede estática.

 

 

—¿Qué es ese dragón que rodea la armadura? —se preguntó Sansón al ponerse de pie y verla inmóvil.

—Es la sombra del dragón —dijo una voz desde la densa nube. Seiryu seguía inmóvil, había conseguido que su área no fuera alcanzada debido a su técnica—. Ahora tu armadura perderá su vigor, ya que su vida se irá drenando.

 

Sansón se sorprendió encogiéndose de hombros al ver que su cloth inhaló una humeada, cambiando su tonalidad sin sufrir ningún rasguño, de un dorado deslumbrante a un opacado grisáceo.

 

—Ese último dragón fue una distracción para incapacitar mi armadura.

 

Cuando terminó de deteriorase, el espíritu del dragón sombrío ascendió para volver al cuerpo de su dueño que permanecía inmóvil, sin rastro de vida. El cual parecía más un cadáver hasta que el dragón entró su espalda, reanimando su cosmos.

 

—Ya veo, has consumido la vida de mi armadura para sobrevivir antes de que perdieras la conciencia.

—Solo recuperé mis fuerzas, pero el daño sigue latiendo —respondió al descubrirse del humo, viendo que estaba todo su torso superior desnudo—. Creo que ahora estamos casi en la misma condición.

—Yo no estaría tan seguro, aún poseo otra coraza. Incluso mucho más especial que la armadura de Tauro.

 

Un pequeño sismo se siente desde el interior de la tierra, la cual se empezó agrietar. Ascendiendo una urna oscura con residuos de lava, como si estuviese viniendo desde las profundidades de un volcán. La caja de pandora se abrió, revelando una efigie de un animal con caparazón reluciente como un carbón ardiente y cuatro pequeñas extremidades.

 

—¡Una cloth con forma de tortuga! ¿Acaso existe esa constelación?

—¡Yo antes de ser conocido como Sansón de Tauro, fui un santo que entreno con Prometeo, igual que tú! —exclamó con una mueca picaresca—. Fui conocido primero, por ser Sansón de Testudo.

 

Esas palabras lo dejaron conmocionado, un reencuentro con un cámara olvidado. No parecía ser la última sorpresa, pues el cuerpo del anciano barrigudo se empezó a desmoronar como un capullo, mientras un cosmos con un vigor todo poderoso empezaba a engrandecerse. Un nuevo cuerpo mucho más atlético y de largos cabellos plateados ondeaban con su aura emanando con más vida que antes. Seiryu contempló como Sansón se hacía joven adquiriendo un organismo tan longevo como el de él.


Editado por ALFREDO, 10 diciembre 2016 - 11:15 .

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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

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la parte final del capitulo no se logra ver

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la parte final del capitulo no se logra ver

Gracias ya lo resolvi.


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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

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Cuando alcanzo un fic ya mejor prefiero dejar review en cuanto lo leo el cap, no soy de las que pueda esperar a que se acumulen, a parte que sé que me daría pereza después, por eso mejor cada cap leido, un review dejado :D
 
Cap 34
 
"—Athena tenía que ocultar su nacimiento para no ser víctima de asesinos. Si hubiese nacido como un bebe, el santuario estaría en graves problemas."
Sí, ya vimos que es una lata en el Next Dimension eso... a ver si aqui crecida la muchacha sí marca diferencia y no sale la misma XD.
 
Valgame, así que agentes dobles las chicas estas... y Athena que quiere exterminar a los santos corrompidos, aunque me confunde para ELLA quienes seran los corrompidos... OMG, y qué onda con la maldición de la calentura que le dejó Afrodita a Athena tambien? jeje será hasta que vea al pobre hombre que se cruce en su camino?? O es que eso no le va a afectar a Athena? jeje supongo que veré en su momento.
 
Y Surt al fin se hizo con su espada de fuego, yeiii, pero en su camino aparecieron serpientes! OMG corran, porque me han dicho (ya que no seguí leyendo) que puede haber unas capaces de matar a un dorado con una mordida XD (Next dimension referencia)
 
Asi que Tauro es Sansón... pero sólo de nombre o el autentico Sansón del mito, su cabello y etc? XD
Ya imaginaba que el viejo calvo tenía que rejuvenecer, pero no que sacara una armadura de la tortuga, que igual se me hacia que faltaba algo así con eso de que esta el dragón, el tigre, el fénix y faltaba la tortuga para representar los guardianes de los cuatro puntos cardinales n_n
 
Me apena la muerte de Ceres, pero fue un buen cap.
 
¡Animoooo!  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:
 
:rolleyes:  :08:  :09:  :s46:

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EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


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Publicado 10 diciembre 2016 - 15:47

34

 

-¿Proserpina es Athena?

 

-Ojala que esas nuevas armaduras no se vean como las de la 1 temporada de omega

 

-El pontífice es masoquista

 

-Fue interesante el duelo de Surt

 

-Ese dorado de tauro es poderoso------lo de la tortuga me recuerda a una escena de aldebaran en el manga

 

buen fic


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Publicado 28 diciembre 2016 - 11:33

 

Cuando alcanzo un fic ya mejor prefiero dejar review en cuanto lo leo el cap, no soy de las que pueda esperar a que se acumulen, a parte que sé que me daría pereza después, por eso mejor cada cap leido, un review dejado :D
 
Cap 34
 
"—Athena tenía que ocultar su nacimiento para no ser víctima de asesinos. Si hubiese nacido como un bebe, el santuario estaría en graves problemas."
Sí, ya vimos que es una lata en el Next Dimension eso... a ver si aqui crecida la muchacha sí marca diferencia y no sale la misma XD.
 
Valgame, así que agentes dobles las chicas estas... y Athena que quiere exterminar a los santos corrompidos, aunque me confunde para ELLA quienes seran los corrompidos... OMG, y qué onda con la maldición de la calentura que le dejó Afrodita a Athena tambien? jeje será hasta que vea al pobre hombre que se cruce en su camino?? O es que eso no le va a afectar a Athena? jeje supongo que veré en su momento.
 
Y Surt al fin se hizo con su espada de fuego, yeiii, pero en su camino aparecieron serpientes! OMG corran, porque me han dicho (ya que no seguí leyendo) que puede haber unas capaces de matar a un dorado con una mordida XD (Next dimension referencia)
 
Asi que Tauro es Sansón... pero sólo de nombre o el autentico Sansón del mito, su cabello y etc? XD
Ya imaginaba que el viejo calvo tenía que rejuvenecer, pero no que sacara una armadura de la tortuga, que igual se me hacia que faltaba algo así con eso de que esta el dragón, el tigre, el fénix y faltaba la tortuga para representar los guardianes de los cuatro puntos cardinales n_n
 
Me apena la muerte de Ceres, pero fue un buen cap.
 
¡Animoooo!  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:
 
:rolleyes:  :08:  :09:  :s46:

 

 

Hola Seph-girl

Extraño q digas q te da pereza si te aventaste tantos caps XD

 

Digamos q cada vando tienes sus distintas creencias, para Athena quien reniega o blasfeme q no la necesiten para vivir o despertar su cosmos, seria catalogados de infieles. Basicamente eso. Por ej la doctrina q enseña Prometeo la cual es el cosmos de la nada, así lo llamo porque no necesitan de los dioses.

 

Supongo q mientras este rodeada de mujeres Athena estara bien, aun falta un buen rato para q conozca a alguien, le afectara conocer a un hombre o no XD?

 

Hay bastantes guiños a ND jaja, con este cap el arco de Surt termina aqui.

 

El nombre de Sansón es solo referencia, lo de la cloth de la tortuga lo tenia previsto de hace mucho, de hecho con tauro retrase su participacion debido a q no me convencia los nombres para él. Si notas q todavia no aparece X santo dorado es por el nombre jaja.

 

Ceres es terciaria q no te de pena. Aun quedan otras mujeres q tomaran mas protagonismo. 

 

Bueno ojala te agrade el cap q biene ahora...

34

 

-¿Proserpina es Athena?

 

-Ojala que esas nuevas armaduras no se vean como las de la 1 temporada de omega

 

-El pontífice es masoquista

 

-Fue interesante el duelo de Surt

 

-Ese dorado de tauro es poderoso------lo de la tortuga me recuerda a una escena de aldebaran en el manga

 

buen fic

Hola T-800

-Proserpina=Saori

-Son armaduras negras tejidas por Athena, aunque de menor proteccion q un dorada.

-El pontifice es un papa como algunos del baticano, fanatico, pederasta y arrogante, pero con un lealtad q se la cree el mismo.

-Si te gusto eso Surt, es porque aun no has visto su mejor de hecho esta en proceso de evolución. Se avecina su batalla mortal.

-Quizas algo de guiño haya en esa escena, se me habia olvidado eso, q bueno q pense en tauro entonces para esa armadura. Aun me falta explicar su origen.

 

Bueno aquí va el siguiente chapter...

 

 

 

Unas cruzadas tras otras se habían librado en búsqueda de los tres tesoros sagrados que levantan las barreras invisibles separando los cuatro reinos de la tierra: El mar sellado por un espejo; el cielo por una espada de fuego; el inframundo por un orbe. Enoc de Libra es el portador del espejo, Surt de Altar el dueño de la espada y Gabriel del Cangrejo de Menor el usuario del Orbe. Finalmente los tres estaban a punto de encontrarse dentro del santuario. ¿Qué sucederá ahora cuando las tres reliquias se junten?
 
 
CAPITULO 35.- REUNIÓN DE ESCUDEROS
 
Las arenas del Escorpión
 
El antiguo Escultor de bronce, que había llegado al santuario por obra de Dante de Cáncer ya habían ascendido desde ahí varios templos: Cangrejo Gigante y el de León Dorado sin problemas, solo en el recinto de la Virgen donde enfrentó a Rafael de Virgo, el santo más fiel al patriarca, con quien mantuvo algunas discusiones sobre que debiese hacer con su reliquia imperial, si utilizarla en conjunto con las otras dos para hacer un ritual que despierte a Athena o sellar las puertas de los cuatro reinos, separando los mundos para siempre, la cual era la voluntad de Nabu. Sin embargo cuando llegó al templo de la Balanza Celeste, tuvo un dilema más personal. Tomar una gran decisión sobre si hacer su deber o apegarse a su humanidad como hombre, abrazando el amor. Una inquietud impuesta por la diosa del equilibrio, Themis. En la cual le brindaba la oportunidad de salvar a la humanidad de seguir siendo manipulados y expulsar de una vez por todas a los demonios de la tierra. Para que finalmente pueda obrar el libre albedrío de la humanidad sin ser influenciados por nada exterior a su voluntad. Aunque para eso debiese sacrificar algo, un precio el cual consideraba demasiado alto para que pueda cumplir su deber, por miedo prefirió seguir en su camino de salvarlos a todos sin la ayuda de la diosa.
Después de unos minutos Enoc llegó al templo del Escorpión Celestial sin muchos inconvenientes, acompañado del pequeño Búho de Oro que volaba sobre él, pudo apreciar que el templo tenía un ambiente bastante denso y opacado con pequeñas brizas arenosas que circulaban por el lugar, las cuales parecieron afectar a la criatura que lo acompañaba en su cuerpo rotatorio, infiltrándose pequeñas cantidades de arenilla en su interior, provocándole que se comportara de una forma bastante bizarra, pues comenzó a moverse muy atípico, girando su cabeza en trescientos sesenta grados como una rueda y emitiendo un gruñido muy chirriante, perdiendo el balance volando en una trayectoria bastante errada. Hasta que Enoc lo atrapó antes que por su mal desplazamiento terminara estrellándose.
 
—Creo que será mejor que yo te lleve hasta que atravesemos este recinto.
 
Se quedó callado cuando escuchó el sonido de unas piedrecillas por delante de él, entonces le pregunto a su nuevo amigo que era ese movimiento arenoso. La lechuza mecánica le dijo como unas arenillas se arremolinaban en lo profundo del recinto, alrededor del cuerpo de un niño petrificado, que está levitando.
 
—¡Este cosmos tan tenue e inmóvil, es de Gabriel!
 
El antiguo santo de Escultor notó que esas arenas eran una extraña prisión que lo mantenían en ese estado, si se acercaba era probable que él también quedara en ese trance.
 
—Una tormenta de arena rodea a Gabriel, pero ¿cómo puedo liberarlo? —se preguntó el santo de la balanza.
—Debe ser un efecto residual de Dastan, como el santo de Escorpión nunca pasa en su templo es normal que haya dejado algo así para protegerlo —dedujo el pequeño búho, girando su cabeza como un rodamiento. 
Enoc pensó en arrastrar el cuerpo del santo de Cangrejo Menor, haciendo uso de sus barras dobles, las cuales desplegó para que se estiracen como cadenas, enganchándose alrededor de la cintura del joven petrificado. Entonces comenzó a arrastrarlo poco a poco para ver que cuando su cuerpo salió del torbellino de arenillas, volvió a su estado normal, desmoronándose de  su petrificación.
 
El santo de Libra lo ayudo a despertar, hasta que el muchacho finalmente pareció recobrar el sentido. Después de intercambiar algunas palabras, cosas que habían sucedido mientras no se habían visto. Los dos se propusieron continuar.
 
—Ya veo, un pasaje Estelar te permitió llegar directamente hasta aquí desde la ciudad Azul —respondió al conocer vagamente sobre las compuertas especiales para viajar entre dimensiones, ya que por la que llegó Gabriel ya se encontraba destruida y al parecer de ahí se habían originado las arenas—. No puedo creer, que Miguel de Leo, Dante de Cáncer y hasta Dastan de Escorpio hayan muerto. Me pregunto si somos los únicos sobrevivientes de las misiones por los tesoros.
—No lo sé, pero regresé apenas con vida. El patriarca me envió a una misión suicida que acabó con la vida de mis dos más grandes mentores —añadió el joven cangrejo de bronce, muy frustrado—. Por cierto y esa criatura.
 
Enoc le explicó que la había encontrado a las fueras del templo de la Balanza, y era un cloth con la capacidad de hablar y entender el lenguaje humano. Muy inteligente, pues le habría guiado hasta aquí. Después que sus ojos se dañarán.
 
—¿Cómo lo llamas?
—Mi nombre es Noctua —respondió el Búho—. Soy el cloth de Bronce que sirve como oráculo de Athena al patriarca.
—Entonces ¿por qué nos ayudas? Si eres la voz de Athena y el concejero del Patriarca.
—Eso lo sabrás cuando sea el momento. Mi única misión es reunir a los tres guardianes que están en el santuario. El último se encuentra en el templo del patriarca. Solo entonces podré decirles la verdadera voluntad de Athena, pues ella sabe que su sacerdote ya no respeta tanto su mandato, por eso vosotros tendrán la oportunidad de demostrar si su ideología es la correcta.
—Athena sabe lo que ocurre, eso quiere decir que ya ha despertado. No entiendo, Rafael me dijo que el sumo sacerdote quiere usar las reliquias para despertarla.
—Ella ha podido emerger a este plano sin embargo debido a su condición humana, no puede acceder a todo su potencial como si estuviese en su verdadero cuerpo. Además de que es vulnerable emocionalmente por su condición como cualquier humana, el papa desea eliminar su humanidad para lidere la guerra santa sin ninguna complejidad humana como cuando descendió en su cuerpo original en la primera guerra.
—¿Hablas enserio? Lo que el patriarca desea es reunir el arsenal necesario para iniciar la siguiente guerra santa. ¿Acaso no es lo que quiere Athena? —le preguntó Gabriel.
—Nosotros creemos que la mejor opción es volver a cerrar las puertas y aislar la tierra para vivir en armonía —añadió Enoc.
—Eso se hacía anteriormente, pero la guerra vino del exterior. Es por eso que el Patriarca cree que la mejor opción es conquistar los otros reinos, para no ser conquistados. Es la única manera de sobrevivir, si permanecen neutrales. Tarde o temprano la tierra volvería a ser invadida. Athena decidirá al final cual es la mejor solución para su mundo —explicaba el búho—. Solo la ideología que se imponga a la otra, será la que la diosa acepte, aunque para eso deberán sacrificar a los que consideren infieles.
—Deberemos matar al patriarca entonces y a todos los no creyentes en nuestra creencia, eso dices que es la única manera de triunfar con el consentimiento de Athena —especificó Enoc.
—No sé si podamos lograrlo. Yo creo que debemos pedir la ayuda de Athena, todavía me pregunto dónde podrá estar —decía el cangrejo de bronce.
—No lo sé, solo creo que debemos detener los planes de alguien egoísta como el sumo sacerdote —pensaba Enoc recordando sus órdenes—. Sus maquinaciones también han traído la muerte de unos amigos míos, pero mi intención es lograr persuadirlo, para eso tengo algo a mi favor.
—Te refieres a tu espejo —añadió Gabriel, cuando observó lo estaba delante de sus ojos—Cómo seguiremos seguir adelante, si tenemos que atravesar esa pequeña tormenta de arenas, capaces de petrificar a quien sea.
 
El escriba se quedó callado unos momentos meditando la situación. Entonces nuevamente, desenvainó un arma, esta vez fue su circular escudo, el cual lanzó en forma rotativa, generando descargas eléctricas y a la vez un torrente de energía solar que desintegró las arenillas, calentándolas hasta el grado de transformarlas en cenizas fosilizadas y dejar el suelo repleto de vidrio sólido como grava, deteniendo el movimiento del torbellino.
 
—Al igual que con la arena real, el calor y la presión extrema pueden causar que esta se convierta en una forma de vidrio —explicaba el santo de Libra.
 
Los dos decidieron continuar ahora que tenían el camino despejado, mientras se dirigían al décimo recinto. Su guardián por otro lado estaba fuera de su templo.
 
 
 
El Águila y la Serpiente
 
Incontables víboras estaban saliendo como si estuviesen en un desierto. Los dos santos no entendían que estaba pasando, solo podían retroceder debido a que no había espacio a donde avanzar. Fue entonces cuando las serpientes se hicieron a un lado para dejar pasar a una gran víbora blanca que estaba atrás.
 
—¡Surt, sabía que lo lograrías! —exclamó la escamosa criatura al verlo con la espada ondulada—. ¡Ahora otórgame la inmortalidad que yace en tu cuerpo!
—Tú eres el último descendiente de Ladón por qué simplemente no tomas una manzana.
—Si lo hace llamara la atención de los dioses, especial de la esposa de Zeus, verdad… —añadió Iris al cargar una bola destellante en su puño que al extenderlo dio un gancho centrado, haciendo destellar incontables rayos de luz—. Toma esto…
¡Ryuseiken!
“Puño Meteoro”
 
El ataque barrio con la mitad de las serpientes, pulverizándolas a gran velocidad con golpes de estrellas fugaces desprendidas de su puño que empezó a girar hasta barrerlas por completo.
 
—Sorprendente no pude ver sus golpes —musitó Surt, dándose cuenta que ella era muy superior a un santo de plata promedio—. ¿Dónde está la serpiente?
—No es el hijo de Ladón, pero si es una víbora que siempre cambia de piel, cada vez que se ve amenazado —respondió la chica enmascarada, como si lo conociera.
—El fruto que comiste se ha mezclado con tu sangre es lo que regresará mi cuerpo original, como un humano, me lo debes. Pues yo fui quien se los otorgó a vuestros ancestros para que evolucionaran —explicaba la serpiente, que había vuelto aparecer de la nada.
—¿Quién eres en realidad?
—Es el titán degradado por los dioses, primero castigado encadenado al Cáucaso, luego libre como humano con un alma inmortal, y ahora que perdió su cuerpo. Solo se arrastra como un gusano en este lugar, su aspecto no es más que una imagen incorpórea de su alma —decía la mensajera con repugnancia hacia él.
—¡Prometeo el titán benefactor! —exclamó Surt, recordando que no lo vio encadenado cuando visito el Cáucaso—. ¿Por qué no me dijiste quien eras desde el principio? 
—No era necesario que lo supieses hasta que recuperase mi cuerpo, Surt yo soy el que te eligió. Pues fui yo quien creo los tesoros. Además de que te dije como puedes ayudar a tus amigos.
—No confíes en él, es traicionero. En la antigua guerra santa, era el principal promotor de no dejar participar a las mujeres en la orden, creo la discordia cuando difundió su filosofía del cosmos en contra de Athena —explicaba Iris levantando el brazo de nuevo, cuando Surt la detiene.
—¡Espera un poco! —vociferó haciéndola retroceder un paso atrás, para acercarse él—. ¿Qué planeas hacer si te purifico con mi fuego sagrado?
—Soy el único que puede evitar que la tierra se vuelva un mundo contaminado por las guerras, las enfermedades y las desgracias. Una vez que recupere todo mi poder, podré reunir a todos los males de la caja de Pandora, como lo hice una vez.
—Eso significaría que la humanidad sería un reino de paz y armonía. Sin embargo es imposible que vuelva esa era, los dioses lo han decretado así para castigarlo a él —dijo Iris enfadada.
—¡No, es verdad puedo volver el mundo como este paraíso! —la serpiente se le acercó muy lentamente—. Déjame mostrártelo, solo tomaré lo que necesito.
 
La serpiente se abalanzó sobre el plateado, quien no supo reaccionar cuando lo mordió en su brazo derecho, clavándole sus colmillos. Iris trató de ayudarlo, intentando atacarlo, pero la víbora utilizó su cola para darle un latigazo que le voló el casco de una forma violenta.
Surt cayó al suelo, medio paralitico cuando terminó de morderlo y la serpiente se postró en una roca donde comenzó desprenderse de su tejido, como si una oruga se transformase en una mariposa. Dos alas se le extendieron, dando paso a un nuevo ser  alado, un hombre de extensa oscura cabellera ondulada de piel bronceada resplandecía con intensidad en un fulgor naranja, extendiendo unas alas azabaches como las de un gran cuervo. Cuando terminó se mostró desnudo ante ellos, pero no tardo en ocultar su cuerpo con sus alas, creando una túnica negra de un plumaje grisáceo.
 
—¡Miserable! —exclamó Iris, poniéndose delante del plateado—. No sabía, que podías  volver tu alma en un cuerpo físico, igual como si estuvieses en el Yomotsu Hirsaka.
—Mi cosmos sagrado. Solo con mi cuerpo original lo podía usar, desde que fui liberado del Cáucaso con el anillo de roca que me convirtió en mortal, mi esencia divina se había degrado con el tiempo a medida que envejecía. Tuve que morir para volver a mi estado natural —explicaba el resucitado sujeto, volviendo su atención al plateado que aún no se recuperaba—. Gracias a que Surt comió ese fruto, se convirtió en inmortal físicamente, pude extraerle su eternidad volviendo a reconstruir mi cuerpo. Ahora podré hacer uso de mi cosmos original que había perdido. 
—¡Me engañaste, para atacarme! —reclamó Surt intentando levantarse lentamente—. Si ya moriste antes de venir para acá, por qué tu alma no se fue al inframundo.
—He trascendido mi alma en unión con la madre tierra. Pude preservarla para viajar a cualquier mundo, despertando una conciencia que vosotros los humanos se les da solo una oportunidad de despertarla cuando mueren. Es el secreto que sirve para engañar a la muerte, gracias a ti, pude recuperar mi divinidad por completo. Ahora te enseñaré una gran lección en gratitud.
 
Surt se vio sorprendido cuando hizo aparecer dos árboles por encima de él. Los cuales tenían apariencia humanoide, él pudo reconocerlos de inmediato. Se trataba de su maestro Edward de Aries y David de Acuario. Se empezaron a calcinar cuando Prometeo les iluminó con una luz incandescente desde sus ojos, los cuerpos se carbonizaron en una ardiente llamarada quedando solo sus ropajes dorados, que formaron sus respectivas efigies zodiacales; un carnero y un copero. El plateado quedó horrorizado cuando terminó la incineración.
 
—¡No! ¡Maestro Edward! —clamó cayendo de cuclillas en estado de trance lleno de pavor, mientras la temperatura le subía y su cuerpo empezó a temblar—. También David, tanto trabajo que me costó recuperar la espada para poder salvarlos.
—Surt… —la guerrera de Águila lo miró con tristeza. Cuando rápidamente cambió su expresión a una cara rabiosa al mirar al titán—. ¡¿Por qué lo hiciste?!
—Para que su alma crezca. Necesita experimentar un gran sufrimiento, es la única manera de explotar el máximo poder de la espada. Por qué crees que Amón se sublevó entonces, fue condenado para que alcanzara todo el potencial de su arma.
 
Surt apretó sus dientes, mirándolo con desprecio por primera vez. Dejo llevarse por la ira, para darle un espadazo que el titán esquivó con facilidad al desaparecer dejando un rastro de plumas oscuras. Moviéndose como el viento fue sorprendido por Iris, quien lo ataco con una feroz patada celestial que lo saco de orbita, mandándolo a volar varios metros. Cayendo de brutalmente al suelo.
 
—¡Ella pudo verlo! —bramó el plateado sintiéndose impresionado, pues el mismo había incrementado su cosmos y aun así seguía siendo inferior a los.
—Si vas al mundo humano como un dios nuevamente, de seguro atraerás la ira de los dioses hacia la tierra, como lo hiciste la primera vez. ¡Debo enterrarte aquí y ahora!
—Debo bajar a iluminar de nuevo a los humanos, nuevamente se han perdido sin mi guía. Athena los ha inundado en la oscuridad, yo les traeré la luz por segunda vez—dijo al levantarse como si nada.
—¡Vete de aquí, Surt! —le ordenó con autoridad la guerrera del Águila encender su aura intensamente—. Sigue el hilo hasta la cima y encontrarás la salida. Cuando llegues ahí, córtalo.
—No puedo irme sin haber vengado a mi maestro, tampoco puedo dejarte aquí.
 
Sin embargo la chica lo golpeó para hacerlo reaccionar, como si fuese su madre le volvió a ordenar que se largara. Entonces hizo arder aún más su aura y con un movimiento rápido de su mano derecha en forma de garra. Expulsó una gran ráfaga de energía destellante que se manifiesta como una danza de plumas cortantes que atraviesan los cielos, directo al titán. Atrapándolo en un torbellino emplumado.
 
¡Danza Celestial!
 
Gritó la mujer guerrera con todas su fuerzas, mientras en los cielos el aire cortando desgarraba las nubes, volviendo la cálida atmósfera una tempestad violenta de truenos y terribles vendavales.
 
—¡No puedo dejar que Surt se vaya sin mí! ¡Lo necesito para mis planes! —gritó el titán estando detenido en el ojo de ese tifón, mientras incontables tajos aéreos lo penetraban por todo su cuerpo, despedazando sus alas.
 
Cuando terminó el ataque lo había rebanado por completo, incluso en su rostro. Aun así, el cuerpo del titán antes de que sus miembros se separasen. Se volvieron a unir, comenzando a regenerarse hasta quedar con su cuerpo en una pieza.
 
—¡Yo soy inmortal! —clamó con una voz de estruendo. Cuando se dio cuenta que Surt ya no estaba—. Tú, a ti no te necesito maldita Águila.
 
El titán quiso calcinarla con su visión. Sin embargo, ella se movió más rápido que con un soplido apareció para rasguñarle los ojos con sus garras, evitando ser quemada. Para luego propinarle un puñetazo en el mentón y darle una patada giratoria que lo mando a estrellarse contra las rocas.
 
—¡No me subestimes, no soy cualquier mujer! —dijo enérgicamente, mientras su cosmos seguía irradiando al máximo—. Yo cuento con la bendición de Athena en mi interior.
—¿Qué dices? Pero si tú eres una humana —dijo el titán con los ojos ensangrentados, poniéndose de pie.
—Athena despertó en mí el séptimo sentido para cuidar de este jardín sagrado. Para darle la protección de la diosa Ilitia a Athena, mientras ella estuviese en gestación. Fue el acuerdo que hicieron la dueña de este jardín y mi diosa.
—No sabía de ese convenio con la hija de Hera. Eso significa que si me lo estas contando es porque… ¡Athena ya renació!
—Fue lo que concluí, cuando la espada regresó hace poco y después vino Surt. Era el momento de que la diosa de la guerra reuniera los tesoros imperiales.
 
Prometeo empezó a irradiar todo su cuerpo como un espectro de luz de fuego, para pulverizarla sin dejar rastro de ella, pero la mensajera celestial logró contenerlo expulsando su gran torbellino de terribles ráfagas que retenían la luz, provocando un balance entre los dos.
Una gran conjunción se manifestaba entre la luz del día y viento que la despejaba. Como si los dioses primordiales, los hijos de Nix y Erebo. Hemera el día y Eter el aire celestial. Estuviesen chocando en los cielos.
Mientras más arriba, Surt sintió un gran estallido, volteó al ver la extraña atmosfera que se habían  originado, como una densa cortina de nubes y auroras luminosas. Aun así eso no lo detuvo mucho tiempo y continuó hasta llegar a finalmente a la cima, donde pudo ver una compuerta estática que levitaba sobre un altar. Siendo atravesado por el hilo de Ariadna. Era el fin realmente o sucedería de nuevo, igual que la última vez. Donde creía que podría ser arrastrado a otro mundo por el hilo de plata. Cuando se dirigía hacia esa compuerta, un reflejo lo detuvo. El espacio se distorsionó, volviendo la imagen de la puerta estelar como si estuviese desdoblándose en dos dimensiones a medida que se acercaba, fue entonces cuando sucedió. Separándose en dos puertas, dejándolo totalmente confundido. 
Ahora cuál camino tomaría, pues las dos puertas estaban siendo atravesadas por un hilo que venía desde abajo, el cual se había dividido en dos. Esto era la última trampa. ¿A dónde llevaría cada puerta estelar?
No tuvo tiempo de pensar y entró en la puerta derecha, cortando el hilo antes de que se separase en dos, cayendo un abismo infinito, mientras se sostenía del hilo que lo guiaba a una dirección desconocida. Sin darse cuenta que una pequeña ser alada que lo había estado observando quedó mirándolo por la puerta que atravesó, cuando volteó hacia atrás al sentir un gran estruendo en la batalla.
 
 
 
 
La prisión de Capricornio
 
Entretanto en las doce casas zodiacales, Enoc de Libra y Gabriel del Cangrejo Menor ya habían pasado por el templo de Centauro sin problemas, debido a que el santo de Oro no estaba y ahora se encontraban arribando al templo de la Cabra Montes. 
 
—Esta es la primera vez que voy a conocer al santo de Capricornio, pero tú crees que nos deje pasar —preguntó el pequeño cangrejo.
—No siento ninguna presencia aquí. Solo la de… ¡Ganimedes de Copa! —agregó el ciego santo de Libra.
Gabriel siendo el único que podía ver, pudo contemplar a medida que se acercaban el cuerpo estático del santo de plata de Crateris, dentro de un gran recipiente circular que lo tenía inmovilizado. Una esfera con haces cortantes clavados alrededor del muchacho de cabellos rubios y piel nítida, sin que pudiera moverse. Pues al mínimo movimiento, su cuerpo podría ser rebanado, era lo que se apreciaba al verlo así. Pero cómo había terminado ahí.
—Él también es un santo escudero, como tú solías serlo. Enoc.
—Así es, esperaba que alguien viniera a ayudarme. He estado aquí un buen rato y me siento bastante incomodo, por favor libérenme. 
—No me digas que usaste los pasadizos secretos para llegar directamente al décimo templo del Zodiaco —añadió el antiguo santo de Escultor.
—Sí, pero no esperaba una trampa como esta. Vine aquí por la Corpnucía.
—¿Corpnucia? —cuestionó Gabriel, encogiéndose de hombros—. Creo que Rudolp, un santo azul me habló de eso. Un cuerno místico que propaga la fertilidad y la abundancia.
—Lamentablemente, apenas llegué a este punto del recinto. Esta trampa se activó y no pude seguir buscando, me alegra mucho volver a verte Enoc. Espero que puedas ayudarme de algún modo.
 
Al observar la maquinaria circular empalado con esas cuchillas, no parecía haber forma de liberarlo.
 
—Esa cosa parece un recipiente donde se clavan varias espadas y lanzas, me pregunto si saco esta. Podrías mover las piernas mejor…
Gabriel intentó acercarse, para extraer uno de los haces cortantes, pero Enoc lo detuvo, antes de hacerlo.
—¡Espera!... Cualquier espada que le extraigamos, otra se moverá y lo cortará. Estas espadas si fueron forjadas por el santo de Capricornio, es seguro que son capaces de cortar cualquier cosa, no importa si es un cloth —expresó Enoc al analizarlo con precisión.
—El santo de Capricornio no ha aparecido en todo este tiempo, incluso yo dudo que aparezca a estas alturas. Quizás por eso dejo esta trampa —decía Ganimedes.
—Yo nunca lo he visto tampoco, pero por lo que he escuchado. Sus habilidades consistían en lo opuesto a mi arsenal. Es decir si yo me especializo en usar armas, el santo de Capricornio es el arma misma —reflexionaba Enoc preocupado—. Quizás solo él pueda liberarte.
 
Los santos quedaron pensativos, no había nada que hacer frente a una encrucijada como esta.  Sin embargo, cuál era la razón de que aún no apareciera el guardián de la casa de Capricornio, pero justo ahí llego la lechuza que los acompañaba. Nuevamente llegando un poco más atrasado que el resto. El cual observó moviendo sus ojos fijamente sobre Ganimedes, teniendo una extraña precisión en él. Giraba su cabeza metálica, como un rodamiento emitiendo sonidos de engranajes.
 
—Deben sacar todas las cuchillas al mismo tiempo —dijo el búho.
—¿Qué?... ¿Cómo podríamos apenas somos dos para tantas cuchillas? —añadió Gabriel.
—Esa criatura viene con ustedes.
—Así es Ganimedes, es una larga historia. Pero lo que dice tiene sentido, solo debemos pensar la manera correcta de hacerlo—respondió Enoc, frotándose su barbilla.
—Porque no llenan el recipiente con agua hasta que la presión las expulse todas en un instante —les sugirió la pequeña lechuza metalica.
—Ya veo, necesitaríamos una gran cantidad de agua para eso —dijo Ganimedes.
—Yo puedo encargarme —aseguró Gabriel empezando a danzar sus brazos creando ondas como si su imagen se viera dentro del agua—. Solo aguanta la respiración unos momentos.
 
Creando orbes azules alrededor del santo de Copa, manipuló la humedad del ambiente para introducir una ráfaga acuática por dentro, llenando con agua transformada por él. Poco a poco empezó a llenar el recipiente hasta dejarlo sumergido totalmente en el agua. Enoc notó que necesitaba un tapón y con un de sus escudos circulares lo tapo para hacer presión, mientras Ganimedes aguantaba su respiración lo más que podía. Los de afuera vieron como los haces comenzaban a moverse y el copero los escuchó cuando la presión hizo salir las espadas todas al mismo tiempo. Explotando como una bomba de agua, dejo todo el piso inundado con las cuchillas arrojadas por distintos lados.
Después de unos momentos, Ganimedes pudo salir muy agitado. Inhalando con esfuerzo el aire, se puso de pie para agradecerles, estrechándole el brazo primero al joven bronceado.
 
—¡Gracias!... ahora podemos presentarnos como corresponde, soy Ganimedes de Copa —le dijo con una mueca.
—Gabriel del Cangrejo Menor —respondió el pequeño rubio.
—Creo que a ti también te debo agradecer Enoc, también contribuiste y me salvaste de no ser rebanado accidentalmente.
—La verdad, quien tuvo la solución inicial fue él —señaló al búho radiante.
—Tienes razón, muchas gracias amiguito —dijo el copero—.Ahora que lo dices, ¿Por qué puedes hablar? —cuestionó intrigado.
—Soy una criatura orgánica —declaró la pequeña lechuza—. Mi origen es semejante al de tu armadura, joven Ganimedes de Copa.
 
Los santos se asombraron al escuchar esas palabras, recordando el nacimiento de la armadura de Copa, esta surgió cuando en los tiempos en que Athena estaba en la batalla, utilizaba una copa para saciar su sed. La cual quedó facultada para predecir el futuro de los santos al convertirse en cloth.
El pequeño mochuelo, desde sus ojos proyectó una visión lejana. Una mujer armada con escudo y lanza, derribó a un gigante y lo descuartizó para hacerse una armadura.
 
—Durante la gigantomaquia, la diosa Athena mató a un gigante llamado Palante y con su piel se hizo una coraza. El titán de la sabiduría, el cual fue el padre de cuatro dioses que forman el sequito de Zeus: Nike la victoria, Zelo el fervor, Bia la violenta y Kratos el poder. Aunque un dato que se omite en el mito es que Athena arrancó algo más del titán —reveló el búho.
—Hablas de la Egida… Yo tenía entendido que Zeus la hizo con la piel de la cabra que lo alimentaba —recordaba Enoc con dificultad—. Aunque se la presta a Athena, sin embargo de ella le dieron otro origen a la egida que es la mencionaste.
—¿Qué es lo se omite en la historia? —preguntó Gabriel.
—Athena tomó los ojos del titán que seguían siendo mágicos. Con los cuales el dios podía observar grandes distancias. Como ver lo que sucedía en cualquier mundo. Con los ojos me dio vida a mí. Lo que me dio la facultad de hablar, gracias a que pude preservar la inteligencia de Palante —explicaba el búho.
—Noctua. Tienes algún dueño de tu ropaje…
—Oh sí. Ya he elegido a mi aspirante, una muchacha descendiente de las doncellas de Athena. La cual nació con mi estrella —les respondió el búho.
—Ya veo, entonces la esperas a que complete su entrenamiento. Pero, ¿Por qué nos ayudas?
—¡Ya les dije que no los ayudo! —exclamó la lechuza metálica—. Es la intención de Athena que se reúnan.
—Bien entones, busquemos la Cornupcía. Debemos salvar a las personas de las plagas que azotan la tierra, así demostraremos que estamos haciendo algo a diferencia del patriarca —les propuso Ganimedes.
 
A los tres les pareció la mejor opción para proteger a las personas, por lo que se dispusieron a continuar. En su camino, durante el recorrido por el resto del recinto. Llegaron al final del pasillo principal, protegida y exhibida en una vitrina de cristal donde encontraron una estatua de Athena, entregando una espada a un soldado arrodillado. A su vez contemplaron como el techo está adornado con relieves de ángeles por los alrededores y en el centro la figura de un soldado, montando un caballo y portando la misma espada.
Maravillados por las representaciones al primer santo de Capricornio, la lechuza los detuvo de continuar.
 
—Puedo ver, que el interior del pedestal de la estatua es hueca —dijo la lechuza posándose sobre él y picoteando, emitiendo un sonido que lo evidenció.
 
Ganimedes se acercó para examinar con detenimiento, pero no podía encontrar nada y sin querer se arrimó sobre el escudo a un costado de los pies de la diosa. Produciendo que la cara del altar frente a ellos se abriera, como una puerta secreta. Donde unas escalinatas mostraban el interior de un subterráneo.
Al entrar en él con cuidado, llegaron a otra zona oscura, donde solo era alumbrado por candelabros que distinguía en el centro, una compuerta giratoria levitando. Mientras que a sus pies se encontraba un muchacho de armadura blanca ligeramente con rasgos celestes, de rasgos albinos y mechones marrones, con una espada ondulada a sus pies. 
 
—Es igual que la puerta por donde llegué en el templo del Escorpión, de seguro es una compuerta estelar —decía Gabriel, cuando se fijó en el santo de plata inconsciente—. ¿Quién es él?
—¡Surt de Altar! —exclamó Enoc, reconociéndolo de inmediato. Debido a su cosmos.
 
Ellos se acercaron a él, para reanimarlo y ver que estuviera bien. Afortunadamente, despertó al cabo de algunos minutos, muy agitado. Finalmente todos los escuderos estaban reunidos en el templo de la Cabra.
 
Fin del capitulo 35.

Editado por ALFREDO, 28 diciembre 2016 - 11:34 .

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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

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Publicado 28 diciembre 2016 - 15:19

35:

 

-ese buho es muy extraño--para mi que el patriarca les dio de fumar algo y se

pusieron a imaginar cosas ---XD

 

-hay muchas ideologias en tu fic

 

-asi que Prometeo se volvió villano

 

 

 


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Publicado 29 diciembre 2016 - 14:40

Aloo Alfredo. Soy peresoza para algunas cosas, para otras no XD, que no te extrañe juju.  :ph34r:
Qué importa que Ceres fuera terciaria, tengo ese repentino apego por personajes de escenografía o que ni al caso desde tiempos inmemoriales  XD
Pero bueno aqui estamos para leer tu nuevo cap :D Veamos...  :m1:
 
Parece que convencer a Athena de qué destino darle a la Tierra será intensoooo, pero supongo que será la de quedarse con su humanidad para que la serie original algun día se dé y tenga sentido, pero pues quieeeen sabe XD
 
Surt revivió a Prometeo, orale XD y en recompensa le mataron a su maestro y a David... ijoles O.O
jaja y yo que no puedo matar asi de fácil XD, y los que creen muertos a veces no lo estaban XD
 
Trampas en las casas del zodiaco vacías, bien hecho y bien pensadas sus soluciones XD
 
Y ya al fin, después de varios caps, al fin se reúnen los chicos con sus tesoros imperiales, chan chan chaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan.
 
Cap divertido :D
(sí lo sé, quizá mi sentido del humor es extraño)
 
Saludotes.
:m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :m1:  :09:  :s46:

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EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


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Publicado 17 enero 2017 - 12:11

Paso a responder los reviews que tenia pendientes..

Spoiler

 

 

En el capítulo anterior: Los santos escuderos por fin se habían reunido todos en el templo de la cabra, donde en su interior en una recamara secreta encontraron una compuerta estelar, por donde llego Surt de Altar desde otra dimensión con el último de los tesoros.

 

CAPITULO 36.-  En búsqueda del cuerno de la abundancia.

 

En el templo de la Cabra Montes, varios amigos habían aparecido para acompañar a Enoc y Gabriel que venían de más abajo. Surt les contó que llego desde el Laberinto de los dioses y una de las puertas estelares de allí lo condujo al templo de Capricornio. Después de mucho tiempo, los tres portadores de los tesoros estaban reunidos, pero ninguna de las reliquias causaba nada ante la presencia del otro, misteriosamente. Quizás puesto que no todos tenían fuera de sus cuerpos los tesoros, Surt tenía la espada en su interior. Mientras que eran testigos de cómo el espacio y el tiempo se distorsionaba. La imagen de la compuerta Estelar se desdobló en dos. 

 

 

—Volvió a suceder, igual que en el Jardín de las Hespérides —agregó Surt—. Seguramente una puerta nos conduce al Jardín de nuevo, por el camino por donde vine.

 

Si lo tomaban podrían volver a pasar por las dos puertas del Jardín de las Hespérides y esta vez escoger la puerta que conduce a los aposentos del patriarca. Sería buena idea para saltarse los templos que quedaban. Era lo que pensaban algunos como Gabriel y Ganimedes, pero Surt quiso continuar por el sendero de las doce casas, para evitar perderse de nuevo en el laberinto de los dioses.

 

—Me pregunto ¿Cuál puerta que irá  al Jardín de las Hespérides? —cuestionó Enoc acercándose cuando, el Búho se posó sobre sus hombros afinando su visión.

—El de la izquierda los llevará a ese reino —vociferó el animal mecánico, luego afinó sus ojos mirando la puerta derecha—. Mientras que la otra, los llevará unas cuevas fuera del santuario.

—Quizás ahí escondió el cuerno de Amaltea —sugirió Ganimedes.

—A mí no se me permite salir del santuario, así que si van los cuatro. Los esperaré aquí —dijo la lechuza.

—Yo me quedó aquí, creo que continuaré subiendo las doce casas —dijo Surt.

—¿Será necesario que vayamos todos? —se cuestionaba Gabriel, sin muchas ganas de volver a introducirse en una de esas compuertas—. Nos distanciaremos demasiado del santuario, si nos vamos existe la posibilidad de que no podamos regresar del otro lado.

—No te preocupes, ya hemos pasado por mucho. Creo que podemos regresar a salvo si vamos los tres —trató de sonar más positivo, el santo de Oro al ser el mayor del grupo—. Aunque tampoco es bueno dejarte solo Surt.

—No estaré solo —respondió el santo de Altar, cuando el búho se le posó en el hombro. A lo que Enoc asintió más aliviado.

—¡Tengo que encontrar ese cuerno, vamos! —exclamó Ganimedes introduciéndose primero.

 

Mientras Enoc lo siguió, por ultimo Gabriel. Estando un poco indeciso, se despidió de la lechuza metálica. Cuando todos se fueron, Surt quedó pensativo. Qué haría cuando llegase con el sumo pontífice, había perdido a su maestro. Recordó que Edward de Aries, tenía como objetivo proteger a los muvianos, y David fue testigo de la deshonra de las santias, como le habían dicho Iris de Aguila, con su espada podía terminar con ese mal. Solo debiese descubrir la manera.

 

—Los muvianos son esclavos del patriarca y las santias son su harén —dijo Surt en voz alta.

—Acaso quieres matarlo, para que termine el sufrimiento de ellos —respondió la lechuza.

—Solo quiero terminar de salvar lo que mi maestro Edward y David hubiesen querido, tal vez si purifico al patriarca. Pueda redimirme ante ellos, que fueron asesinados por mi culpa.

—¡Adelante, cree en lo que tienes fe entonces!

 

El santo de Altar sonrió por eso y decidió continuar junto con la lechuza, saliendo de la cámara subterránea del templo para salir de él y continuar hacia su camino, con su nuevo objetivo.

 

 

                             ***

 

El grupo de escuderos se había introducido por el Pasaje Estelar desde el templo de Capricornio, sin saber a qué cuevas llegarían exactamente. Cayendo en una inmensa fuente en medio de una gran caverna que se veía iluminada por las paredes y el agua la cristalina.

Ganimedes fue el primero en despertar y levantarse, trató de reanimar a Gabriel y luego a Enoc. Al cabo de unos minutos ninguno parecía reconocer la enorme cueva donde se encontraban.

 

—Esta caverna es muy rara, ¿Qué son esas columnas tan brillantes?.

—No es una formación natural —musitó Enoc—. Ese mineral parece haber sido puesto, como columnas para sostener la estructura de estas grandes cavernas.

—Hay bastantes pasajes… ¿Qué camino tomaremos? —cuestionó Gabriel. Cuando su corazón se empezó a agitar—. Siento una vibración hacia ese camino.

 

Los tres se acercaron, distinguiendo unos cosmos en colisión más al fondo. El cual, uno de ellos, fue reconocido por Enoc.  Al decir su nombre, éste les explico su viaje a Rozan y no tardaron en dirigirse en esa dirección por la corazonada de Gabriel.

 

—Es extraño no creo que mi Orbe este reaccionado por el cosmos de ese individuo que mencionas, si no el otro. Que desconocemos —dijo Gabriel mientras corría.

—Cuando lleguemos, podremos saber de quién se trata.

 

                                ***

 

Los tres continuaron su camino lo antes posible. Entretanto en el santuario, dos daimon habían llegado al templo del Toro Dorado y estaban divisando como se había abierto la tierra desde adentro. La más alta de las dos, fue la primera en reconocer lo que se escondía allí abajo.

 

—Alguien más ha sido invitado a la isla de Creta —musitó la giganta de cortos castaños—. No es necesario que vayamos las dos, tú quieres continuar al siguiente templo después de todo.

—Así es. Sin embargo Athena nos ordenó purificar el santuario. Eso implica asesinar a todos los santos que blasfemen en contra suya.

—Puedes adelantarte, yo me haré cargo. Con mi Labrys puedo enfrentar cualquier cosa, no importa si es uno de los del triunvirato —dijo la giganta, saltando hacia el abismo con completa seguridad.

 

La otra daimon de delgadas facciones y cabellera rubia,  dio un gran salto para superar la grieta y continúo su camino al siguiente recinto.

                               ***

 

En la isla de Creta dentro de la gran cueva Dicte. El santo del Dragón estaba siendo testigo del rejuvenecimiento de su oponente. Totalmente atónito, si apenas pudo enfrentarlo cuando era un anciano no imaginaba como seria su cosmos en su apogeo, pero ahora estaba a punto de averiguarlo. Pues el  rejuvenecimiento se encontraba terminando, dejándolo frente a un hombre de cuerpo atlético muy alto. Tez blanca como la nieve, la cual con el aura de la cueva resplandecía sutilmente su piel, denotando sus rasgos de la realeza. Sus cabellos habían crecido, con una abundante melena rubia  y sus ojos se veían más verdosos.

 

—Creo que la situación se ha vuelto a tornar a mi favor —dijo con una voz más suave, pero con peso en sus palabras. Pues el cloth que había emergido del interior de la tierra, se desarmó y se ensambló en su nuevo cuerpo—. Te confieso que soy más peligroso usando esta armadura de bronce que mi segunda armadura de Tauro.

—¡No recuerdo que seas mi condiscípulo!

 

El nuevo gigante, esbozó una pequeña mueca, mientras se movía girando su cuello y fletaba sus extremidades, tronando sus músculos.

 

—Es normal que no me recuerdes, con mi primera armadura. Yo me he encargado de borrar mi primera identidad. Incluso en los cielos la constelación de Testudo ha sido escondida.

—¿Qué?... ¿Cómo es posible eso?

—Antes de que mueras, a modo de compensación por haberme hecho llegar hasta aquí, te contaré un secreto de estado que vosotros nunca descubrieron en la antigüedad y nos permitió a mí y a mi hermano, ser considerados los consejeros de Athena.

 

 

***

 

Para los humanos ver las constelaciones desde la tierra es ver solo puntos brillantes en el espacio, piensan que las estrellas son inamovibles, pero estas se desplazan, solo que desde la distancia que estamos es imposible ver los cambios, los humanos tendrían que vivir siglos para ver cuánto se han desplazado.

Es debido a eso que algunas constelaciones dejan de existir pues, antiguamente la constelación de Testudo se hallaba entre la constelación de Cetus y Piscis. Aunque en un tiempo corto terminó separándose, debido a la voluntad de Athena antes de que los humanos las descubran, ya que los alquimistas de Mu se dieron cuenta de estos cambios, se obstinaron en contra de Athena por desplazar las estrellas a su conveniencia. Sin embargo era necesario para otorgarme la gran potestad que poseo. En el pasado fui discípulo de Prometeo solo para vigilar sus pasos desde cerca, Athena me infiltro en su orden de la sociedad del hombre, la cual buscaba unir a las razas humanas y darles esa libertad en la cree que pueden alcanzar si se guían por el sendero del Cosmos de la Nada.

Para ser aceptado en su orden era necesario ser un santo sobreviviente de la peor especie, los bronceados, es por eso que tome esa constelación, nací con ese propósito de encadenar al blasfemo de los dioses. Ya que mi espíritu es de aquel que mantiene el poder en los dioses, el dios de la fuerza, Kratos. Fui yo quien encadeno a Prometeo y juré vigilarlo desde las sombras como un humano reencarnando en un descendiente de la realeza.

Para ganarme el favor del titán y hacerle creer que mi fuerza era producto del esfuerzo humano gracias a practicar su filosofía, Athena me adormeció mi cosmos y lo fue liberando gradualmente. Gracias a eso, Prometeo me confeso lo que planeaba hacer, destronar a Athena por los propios santos, una vez que alcanzaran el cosmos necesario. Para ello su plan era dormirla para siempre en el cuerpo de una humana que no fuese de la realeza. Es por eso que Athena lo expulsó y durmió su espíritu divino para que envejeciera lentamente cayendo en su propia trampa.

Una vez completa mi misión en la primera guerra santa, fui recompensado con un ascenso. Pero al ser el cosmos del titán un ser insignificante se nos perdió de vista. Para protegerme de ustedes Athena decidió ocultarme tanto de los cielos como borrando la memoria de todos los humanos, dándome el título de Sansón de Tauro, ya que era indebido que fuese un simple bronceado uno de sus más cercanos.

 

 

                              ***

 

 

Todavía habían preguntas dentro del espíritu de Seiryu, solo concluyó que solo él y su hermano fueron los únicos fieles al titán. Amón del Fénix se sublevó con el tiempo, mientras que Sansón se infiltro desde un comienzo siendo un traidor. Sin embargo, ¿Cómo era posible que no se dieran cuenta de su esencia divina antes? ¿Athena realmente borró toda sospecha en el pasado? ¿Cómo podía borrar la memoria?

 

—La hija de Metis, solo me permite acceder a mi cosmos divino solo para que cumpla sus órdenes. Ahora siento que me lo devuelve, pues puedo sentir su voz diciéndome que acabe con los infieles.

 

Sansón manifestó su cosmos como un estruendo, rodeando toda la caverna. Mientras un temblor se originaba producto de su fuerza tectónica que emitía. Seiryu sintió otra vez, una gran carga en su cuerpo, semejante al campo de fuerza del templo del toro, pero esta parecía superior. Cuando se vio a su merced totalmente paralizado, el dragón no pudo hacer nada para evitar recibir el ataque de lleno de Sansón. Además de que en el suelo, un flujo de lava fluía para reforzar que no escape.

 

¡Ascensión de la Corteza terrestre!

 

Sansón colocó una mano en el suelo, apoyando la otra en el codo de su brazo extendido, dirigiendo una gran masa volcánica que se movió como una gigantesco maremoto de magma atrapando al santo fantasma en esa materia, la cual después de disiparse dejo el suelo cubierto de cenizas volcánicas, donde solo se veía la silueta de una estatua de sal.

 

***

 

Después de unos minutos, los escuderos sintieron un gran temblor al sacudirse la tierra, llegaron a una zona cubierta de residuos volcánicos, donde Enoc reconoció la escultura petrificada, quedando atónito.

Gabriel y Ganimedes divisaron además que la armadura dorada de Tauro estaba un poco más allá en su forma object, totalmente chamuscada y grisácea.

 

—Si esa armadura está aquí, significa que el que estaba peleando con el santo del Dragón era el maestro de mi hermano Miguel y mi maestro Dante —dijo Gabriel.

—Tú eres el santo del Cangrejo Menor, ya veo… —un gigante de armadura azabache se acercó a ellos—. Eres aquel niño que quiso entrar a conocerme sin saber de mis barreras.

—¡Usted es el santo de Tauro!

—¡Ese hombre es uno de los tres del triunvirato! —exclamó Ganimedes de Copa—. Pero no luce anciano como su hermano, el patriarca y además porta una armadura desconocida.

—¡¿Por qué le hiciste eso al santo del Dragón?! —cuestionó Enoc enfadado.

—Es un traidor al santuario, primero siguió a Prometeo y ahora regresa como santo fantasma al servicio de Eris, no podía dejar que siguiera adelante.

 

Sansón expresó una mueca, pudo reconocer que se trataba del antiguo santo de Escultor que había sido convertido en santo de Oro y enviado a Rozan. Los vio a los tres con atención, con una expresión de satisfacción de haberlos encontrado.

 

—Deben haber venido a través del pasaje Estelar de mi hermano mayor, tanto el templo de Tauro y el de

Capricornio se conectan a las cavernas de Creta —deducía Sansón—. Me da mucho gusto conocerte Gabriel, seguramente te habrías llevado una desilusión se no me hubieses visto así.

—Usted pudo sentir que las cloth de Leo y Cáncer han regresado vacías verdad…

—Lo sé —dijo cerrando sus ojos y cambiando a un tono serio—. Mis discípulos murieron con honor en combate, es una lástima que no pudieran ver el gran cambio que traerá Athena, pero de seguro tú lo veras por ellos.

Sansón extendió un brazo dejándolos desconcertados a los tres con una mueca amigable.

—No hay necesidad de agresión. Solo denme los tesoros que han traído, debemos llevarlos con mi hermano lo más pronto posible. Oh si quieren pueden venir conmigo los tres para realizar el ritual.

—Lo siento, hemos decidido que no los utilizaremos para su beneficio —respondió Enoc—. Sin embargo, aun así, iremos a ver al patriarca.

—Solo antes de encontrar la Cornupcía para salvar a la gente inocente de la hambruna que azota al mundo —añadió el copero de plata.

—La Cornupcia dices… —los ojos de Sansón se engrandecieron al escucharla—. Pierden su tiempo, se perdió desde la formación del santuario.

 

En ese momento los ojos de Enoc se pusieron blancos y sintió un leve dolor en la cabeza, frotándose su frente. Entonces alcanzó el hombro de Ganimedes.

 

—Miente —afirmó con seguridad—. He visto que la están escondiendo en algún lugar de estas cavernas.

—Ya veo, ese espejo te lo ha dicho. Te has vuelto un bocón, ahora que lo tienes —añadió el santo de Testudo, obstaculizándoles el camino—. No puedo dejar que la busquen.

—Eso significa que han tenido siempre el medio para salvar a las personas, pero han dejado que se mueran —dedujo Ganimedes desilusionado—. No imagino por qué el patriarca haría algo así.

 

El mundo había sido azotado por una larga y mortal hambruna junto con terribles plagas por todos los lugares, dejando la tierra infértil. Los pueblos más pobres habían tenido que mendigar, pero los más salvajes y grandes zaqueaban a los más débiles, ocasionando disputas y asesinando de una forma violenta por el poco alimento de algunos que habían sido más ahorrativos.

 

—Debíamos dejar que el mundo siga sufriendo, entre más caos haya. Será mucho mejor, para que el espíritu de Athena regrese más rápido.

—¿Qué? Lo hacen por eso —se asombró Ganimedes junto con los demás.

—¿Cómo pueden dejar que la gente muera? Solo por una vida que aún no renace —cuestionó Enoc.

—Esa vida vale los sacrificios que sean necesarios, todavía son muy jóvenes para entender —añadió el gigante

—No entiendo, creía que la diosa Athena ya había renacido recientemente según el búho—dijo Gabriel, siendo el más confundido.

—No. La que todos conocen ha sido un señuelo, lo descubrí hace mucho tiempo. Noctua se refería a que ha reencarnado hoy —aclaró Enoc—. Sin embargo nunca me atreví a preguntar porque usaban un señuelo, pues sabía que era un secreto de estado.

—Sabias callarte, por tu propio bien a diferencia de ahora —sonrió el gigante.

—Eso y algunas cosas, contribuyó a que odiara que las grandes verdades sean ocultadas. Mi filosofía es revelar la verdad.

—Tonto. Los curiosos son los primeros en morir por inmiscuirse en lo que no les incumbe —respondió Sansón.

Enoc aprovecho que tenía cerrado sus ojos, riéndose de él. Para atacarlo de lleno con un gran rayo en forma de un espiral dorado el cual liberó al extender su brazo.

 

¡Libra Shoten Ha!

“Ascensión de la Balanza Celestial”

 

El rayo de luz lo atrapo en una explosión cegadora, fue entones cuando Enoc volteó hacia sus amigos, muy enérgico para decirle que se adelantaran para buscar el cuerno de la abundancia, mientras él distraía al santo de Testudo. Aun así, sintió un briza, que expulsó el humo y dejo ver que el cuerpo de Sansón no se había movido ni un milímetro de donde estaba, ni tampoco parecía haber sufrido ningún daño. Solo su ropaje azabache irradiaba un aura sutilmente radiante, como si estuviese almacenando energía.

 

—¿Cómo es posible? Está totalmente ileso.

—¡Es mi turno!

 

Sansón le propinó un puñetazo que Enoc frenó con uno de sus escudos dorados. Aunque, su cuerpo retrocedió algunos metros. Quedando muy  entumecido. Pues sentía como le vibraba cada partícula de su cuerpo. Recordó esa sensación, en un combate que tuvo contra unos de los santos oscuros que enfrentó en Rozan, cuando sintió el efecto de la técnica del caballero del Escudo, pero ahora era mucho mayor el entumecimiento. Ya que la vez anterior solo había sido el brazo que uso para amortiguar el impacto, ahora todo su cuerpo temblaba sin dejarlo pensar con claridad. Viéndose medio mareado ante el gigante que se acercaba lentamente. El cual le dio una patada que lo mando a volar contra un pilar, estrellándolo ferozmente, ocasionando un derrumbe que lo sepultó.

 

—Duerme un rato, mientras termino de tomar los tesoros de todos.

—¡Huyamos, Ganimedes! —exclamó Gabriel muy asustado.

—¡No yo no quiero huir! —respondió con ímpetu el copero, empuñando sus brazos mientras un aura aguamarina lo rodeaba—. Todo este tiempo, solo podía aliviar a las personas pero no salvarlas. Ahora que sé cómo puedo terminar el sufrimiento. Encontraré ese cuerno, no importa a que me enfrente.

—Pequeño e impotente te sentías, por no poder hacer nada por los demás como el curandero del santuario —comentó Sansón acercándose—. Permíteme acabar con vuestro padecimiento, mi hermano tendrá que buscarse otro copero.

 

Sansón pretendía estirar su gran brazo para estrangularlo, pero se vio envuelto en ondas de agua, las cuales sellaron sus movimientos para dejarlo estático. Sonrió al saber, que no es el único que primero inmoviliza al rival, y luego ataca.

Vio con atención como Ganimedes formó unas afiladas y largas estacas de hielo, brillantes como el diamante. A la vez que levantaba ondeando sus brazos por encima de su cabeza.

 

¡Lanzas del Loto Blanco!

 

Éste bajo sus brazos cruzándolos para dirigir en una sola dirección sus estacas de hielo contra Sansón el cual, las recibió de lleno, clavándose en cada parte de su cuerpo, en los hombros, los antebrazos, una en sus piernas y otra en su pecho. Quedando quieto, mientras su aura se apagaba.

 

—¡Lo logró! —exclamó Gabriel.

—Ha entrado en un estado de hibernación, cada átomo de su cuerpo se encuentra en animación suspendida —explicaba Ganimedes respirando con agitación.

 

Dejó de hablar cuando vio como los protectores de su armadura, a pesar de sus hendiduras, irradiaban energía calorífica. Empezando a derretir las lanzas de hielo, mientras el cuerpo de Sansón recuperaba su temperatura.

 

—¿Qué es este calor que emite su armadura?

—No subestimes la armadura de bronce de Testudo, ha sido fortalecida en lo más profundo de la tierra para adquirir un calor proporcional a su núcleo.

—No entiendo, ¿por qué no perdiste tu energía?

—Mi armadura es un combustible que se carga con el cosmos. Aunque me inhabilitaste por unos momentos, la energía de respaldo que recorre este cloth se liberó, derritiendo las lanzas antes de que terminaran su trabajo.

 

Lo que había hecho Enoc la vez anterior, fue cargarlo de energía y ahora la estaba descargando para no quedarse sin cosmos que circulara en su cuerpo. Sansón empezó a correr contra él, para embestirlo con su hombro e impactarlo terriblemente en la tierra, haciendo que su cuerpo se fundiera en las rocas, quedando con unas grandes heridas, mientras unas líneas rojas le circulaban por el rostro. Entonces después de ver que no se pudo levantar miró a Gabriel.

 

—Tú no cometerás el tonto error de ellos verdad, demuéstrame que Dante te enseño a no ser desobediente. Después de todo, yo una vez también fui alguien que tenía fe en los demás, fue por eso que fui elegido por Prometeo para ser el portador del Orbe que traes, en la era anterior. Aunque cuando recobré mi consciencia original perdí la facultad de poseerlo.

 

Gabriel se asombró al escuchar que además de ser el maestro de su hermano y su maestro, también era el antiguo portador del Orbe, así como lo fueron Amón de la espada y Seiryu el del espejo. Sin embargo, ¿Por qué Prometeo se lo habría quitado?

 

—Mi hermano y mi maestro murieron por su tonta empresa, —le hizo saber con una mirada despreciativa hacia Sansón—. Además que también conocí como explotan a los atlantes en la ciudad Azul. Yo tampoco estoy a su favor, realmente esperaba que usted fuera un santo ejemplar, pero ha resultado todo lo contrario.

 

Gabriel crea un fulgor azul entre sus palmas, para luego liberarlo en forma de un torrente espumoso que estalló sobre el cuerpo del gigante, como una masa gaseosa, dejando todo el lugar en una densa nube que no dejaba ver nada.

 

—¿Qué es esto?... No hay nada alrededor de mi radio.

 

Sansón pensó que seguramente intentaría escapar en esa capa de niebla. Entonces separo sus pies y tensó sus músculos en una postura erguida, mientras su aura se intensificaba.

Comenzó a irradiar su cosmos de un calor que volvió rojizo el ropaje oscuro como un carbón muy ardiente. Evaporando la niebla a medida que el calor de su ropaje aumentaba, expandiéndose en ondas calorificas. Después que logró dispersarla, se dio cuenta que Gabriel había desaparecido.

El pequeño cangrejo, se esfumo junto con la bruma que creó. Lo más raro, era que había abandonado a sus amigos. De la nada fue sorprendido cuando Gabriel apareció por detrás, señalándolo con el dedo índice.

 

—¡Seikishiki Meikai Ha! —

 

Pronunció muy sutilmente, liberando un espiral espectral purpura que  envolvió el enorme cuerpo del gigante, dejándolo estático. Por primera vez, Gabriel había hecho uso de la técnica principal de su maestro, en una situación extrema. Pues él mismo las consideraba muy crueles, por eso tenía otro estilo ofensivo.

Gabriel no perdió el tiempo y repuso a Ganimedes y Enoc, para dirigirse en la dirección contraria por el cuerno de la abundancia, cuando se disponían a irse. Enoc se detuvo. Mirando la estatua de sal del Dragón.

 

—No puedo dejarlo así.

—Ya está muerto, no hay nada que podamos hacer por él—añadió Gabriel.

—La última vez también pensé lo mismo —respondió Enoc—. Debe haber una manera.

—Ni yo podría hacer que se recupere con mí la cloth de Copa.

 

Otra visión del espejo le dijo la respuesta, de alguna manera Enoc ya tenía el control con más frecuencia para saber las respuestas a sus inquietudes.

 

—Su cuerpo está carbonizado, pero su alma sigue viva. Debido al poder concedido por Eris —respondió el antiguo Escultor al examinarlo—. He escuchado que es posible que un alma habite en el interior de un cloth, pues entonces…

 

Él extendió su brazo derecho donde portaba el espejo mágico, para tocarlo en el pecho. Produciendo sacar de ese cuerpo fosilizado un dragón etéreo de color blanco el cual se introdujo en su interior. ¿Acaso era el alma de Seiryu en forma Dragón? El cual causó que Enoc se viera cubierto por un aura esmeralda por unos momentos. Justo cuando terminaba de asimilar su espíritu, el cuerpo de Sansón se movió nuevamente, recuperando su cosmos.

 

—Vah…, me has tomado por sorpresa. Debo decir que estoy sorprendido,  Gabriel —vociferó el gigante mirándolo con una sonrisa—. Dante debe estar orgullo.

—Sabía que regresaría, pero no imagine que fuera tan pronto. Ahora ya no tengo con que enfrentarlo.

—Nada hasta ahora ha podido detenerlo —añadió Ganimedes—. Realmente es el santo más fuerte, según decían.

—Ustedes no, pero yo tengo con que —gritó una voz femenina desde la dirección a donde se dirigían los escuderos.

 

Una mujer casi de la misma estatura que Sansón llegó portando un hacha gigante, envestida con un ropaje oscuro semejante a la armadura de Tauro. La giganta, traía el cabello corto de color gris, y su piel era bronceada y algo tosca. Sin mucho cuidado como si no le importara.

 

—Ella es…

—Soy Cibeles de Alala, espíritu del Grito de la Guerra —añadió la recién llegada—. Ustedes son unos estorbos, háganse a un lado, y dejen que los titanes arreglen sus cuentas pendientes.

—Que arrogante, no has perdido el ímpetu que te caracteriza —dijo Sansón— Mi discípula caída, Euribia. ¿Por qué portas una réplica a la armadura que aspirabas?

 

Ella no respondió sino que reiteró a los escuderos que se largaran, encendiendo su cosmos. A lo que ellos obedecieron, yéndose hacia el norte en la dirección por donde vino. A medida que avanzaban, escucharon un terrible estruendo. Como si realmente dos titanes estuviesen chocando. Pues la tierra se movía por todos lados.

Les costó alejarse de la zona de ellos hasta que después de algunos minutos, llegaron  a una parte en las alturas, una elevada plataforma circular que contenía en su interior una profunda cavidad por donde se podía bajar por unas escalerillas. Contenida con agua como fosa cristalina.

 

—¡Mira en el centro! —exclamó Ganimedes observando detenidamente una proyección ósea. Una especie de cuerno curvo y hueco en un extremo y puntiaguda en la punta de arriba, pero rebosante de un brillo que resplandece en el agua como si fuese un astro el centro de la plataforma— ¡Debe ser el Cuerno de Amaltea!

Ganimedes se dirigía a bajar rápidamente hasta sumergirse en el agua, para tomarlo, pero fue detenido antes de poder siquiera mojarse los pies.

— ¡Ese pozo, no es ordinario! —exclamó Enoc.

— ¿Qué? No tengo tiempo para averiguarlo, debemos tomarlo.

— !Espera! —clamó el cangrejo de bronce—. Él tiene razón ¿Por qué dejarían el cuerno en un lugar tan fácil de tomar?

 

Ganimedes no escucho a sus compañeros y se sumergió en el agua, conteniendo la respiración, bajando hasta el centro, donde tomó el cuerno mágico desde el extremo puntiagudo, sintiendo que nadaba en unas densas aguas. Cuando salió la mitad de su torso superior, respiró con dificultad para inhalar un gran soplido que lo reconfortó. Sin embargo, su mirada se perdió pues parecía mirar a Enoc y Gabriel  con bastante inquietud, sus parpados parecían otros y sus huesos temblaban, pues las aguas estaban muy heladas. Pero algo raro había en él, que cuando Gabriel le extendió una mano, éste la rechazó con un gesto de desconfianza.

 

—¿Quiénes son?

—No nos reconoces, Ganimedes. Somos vuestros amigos —respondió Gabriel.

—¡Jamás los había visto!  —exclamó Ganimedes saliendo por su cuenta del agua, cuando notó el cuerno en su mano derecha—. Esto es bastante hermoso, ya veo…

—Rápido, debemos regresar con el cuerno al santuario.

—¿Qué dices? —cuestionó el copero, cuando se dio cuenta que los dos pusieron su mirada en el cuerno—. Ustedes, lo miran con codicia. ¡Pero esto es mío!

—Ganimedes, ¿sabes quiénes somos y qué es ese cuerno? —le preguntó Enoc.

—Ustedes quieren mi preciado cuerno —respondió el copero, tomando una pose ofensiva—. ¡No dejaré que se lo lleven de aquí!.

—Tu cuerno, pero si lo acabas de encontrar. Debemos llevar ese cuerno cuanto antes al santuario —añadió el cangrejo de bronce.

—Las aguas lo han hecho olvidarnos, ahora sabemos porque la corpnucía estaba en el interior de esas aguas. Deben ser mágicas —concluyó Enoc.

—¡No dejaré que me lo quiten!

 

Ganimedes formó unas ondas azules con la humedad en el aire, para moldear unas tres lanzas de hielo, las cuales arrojo violentamente contra ellos, pero Enoc se puso al frente de Gabriel frenando el impacto con sus dos escudos, produciendo que estas se desintegren al impactar en la defensa del santo de Libra.

 

—Suerte que Ganimedes solo baja la temperatura hasta el 200° grados bajo cero, para congelar una cloth de plata. Parece que tendremos que quitarle ese cuerno.

—Esas aguas no le hicieron olvidar su entrenamiento —añadió Gabriel, cuando pensó en algo—. Tengo una idea, tal vez podamos regresarle la memoria si lo purifico con mi Orbe, pero necesito tenerlo inmóvil.

 

Enoc asintió y se abalanzó contra Ganimedes, mientras éste lo volvió a atacar, pero con unas ondas acuosas que lo hicieron perder el balance, pero Enoc saltó para ponerse por detrás de él, tomándolo por la espalda. Entonces Gabriel se fundió místicamente con su talismán sagrado, orando para llenarse de su poder.

Llenándose de una corriente espumosa, con sus brazos deslizó un torrente de energía blanquecina, que los ahogó a los dos, dejándolo tosiendo un rato.

 

El santo dorado levantó el torso de su compañero el copero, para ver como seguía y éste cuando abrió los ojos lentamente pudo articular su nombre, reconociéndolo, aunque bastante agotado. El cangrejo de bronce y el antiguo escultor, emitieron un gesto de alegría al darse cuenta que funcionó la purificación del Orbe mágico de Gabriel. Entonces Enoc lo llevo entre sus hombros y Gabriel  cargo el cuerno, dirigiéndose por donde habían llegado. El portal que conduce al templo de Capricornio.

Cuando arribaron al portal, atravesaron la compuerta, dejando atrás la pelea de los dos gigantes, que hacían retumbar la tierra. Viajando nuevamente por el pasaje estelar, aterrizaron estrepitosamente frente a la compuerta del subterráneo de la cámara del altar del primer capricornio.

Surt ya se había marchado, evidentemente. ¿Qué tanto los había adelantado? Cuando salieron de la cámara de exhibición. Llegaron al final del templo para ver, que el cuerpo del santo de Altar, estaba metido en otra trampa circular de estacas, igual que cuando encontraron a Ganimedes. Esto provocó un gesto de gracia en los tres, al ver al discípulo de Aries, que en todo el tiempo, no pudo ni salir del recinto. Pues había otra trampa al final.

 

 —Lo ves, mejor hubieras venido con nosotros —bromeó Gabriel, esbozando una sonrisa.

 

Los tres se empezaron  reír, mientras el  santo de Altar, pedía a gritos que lo liberasen de inmediato. Después de todo, la lechuza no podía hacer nada para sacarlo de ahí, solo ellos que ya conocían el mecanismo. Donde son necesarias varias manos.

 

FIN DEL CAPITULO 36.


Editado por ALFREDO, 20 enero 2017 - 20:08 .

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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

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