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El Novato por Sekiam Hero

Novato Inframundo Fanfic

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80 respuestas a este tema

#1 Sekiam

Sekiam

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Publicado 31 julio 2012 - 18:31

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EL NOVATO

 

Los dioses no escapan a los ciclos del destino, una guerra se ha llevado a cabo cada 250 años aproximadamente, la Tierra ha corrido el riesgo de ser gobernada por ambiciosos dioses con sus propias ideas para lidiar con los humanos. Una diosa, Athena, se convirtió desde tiempos mitológicos en la protectora y sin embargo sus enemigos jamás han desistido. Hades es uno de ellos y su propósito ha tomado un nuevo giro en esta nueva guerra.

Siendo que el ejército del dios de los muertos es conocido como almas selladas hace cientos de años, en este tiempo, por mandato del dios, las cosas han cambiado. Al despertar nuevamente en esta época los planes de Hades han dado paso a la renovación de su ejército reuniendo a guerreros dispuestos a entrar en su reino oscuro por propia voluntad y ellos son llamados Caballeros de Hades.

Cada cierto tiempo un nuevo aspirante se adentra en las tierras del Inframundo, pero no todos logran su objetivo, muchos no superan las pruebas o se pierden por el camino. Pertenecer al selecto grupo de los Caballeros de Hades no es tarea para cualquiera, a diferencia de otros ejércitos donde no hay requisitos previos para entrar en su territorio, en el Inframundo solo existen dos formas para ello: una es ser revivido de entre los muertos por el mismísimo Señor Hades para convertirse en un caballero; la otra es despertar la conciencia Araya o Arayashiki, también conocido como el Octavo Sentido, el cual se debe adquirir antes de entrar en el mundo de los muertos.

En el Castillo de Hades se encuentran las escaleras al reino de los muertos. Esta es la entrada principal por donde pueden pasar todos aquellos que deseen ir. Los espectros cuentan con la protección de Hades por lo que pueden ir y venir estando vivos, pero todo aquel que no lo sea perderá su vida y se volverá un fantasma, a menos que despierte su octavo sentido.

Así es como un nuevo aspirante llegó al Inframundo para convertirse en un Caballero de Hades.

_____

«Luego de un largo entrenamiento en el Fin del Mundo he decidido ir por mi armadura a aquel lugar donde el sol no ilumina, donde huele a muerto por doquier, allí donde todo aquel que ose entrar deberá perder toda esperanza.

Y ¿por qué a ese lugar y no otro? Simplemente sé que mi corazón late intensamente y una gran emoción me llena el cuerpo al oírlo nombrar.

Eso sucedió la primera vez que lo escuché, cuando aquella chica lo dijo supe que hacia allá debía partir. Sí, a veces me pregunto cuál habría sido mi destino si ella no se hubiese aparecido casi al terminar mi entrenamiento.

De un momento a otro estaba allí cubierta casi completamente por una capa que apenas dejaba ver su rostro. Le exigí que se mostrara, pero dijo que no era necesario ya que volveríamos a vernos. Fue entonces cuando nombró el ejército al cual pertenecía y una gran emoción me invadió, sentí que debía ir allá, pues había sido además invitado especialmente.

Y luego de un largo viaje llegué hasta el Castillo de Hades en busca de la entrada al Inframundo».


[1]ATRAVESANDO LA PUERTA HACIA EL INFRAMUNDO


«Entro al castillo, reviso el lugar que estaba totalmente abandonado y en ruinas hasta hallar las escaleras. Entonces un gran agujero se encontraba frente a mí y debía lanzarme para llegar a mi objetivo. Me quedo viéndolo un momento, pero no hay dudas en mi mente, de inmediato enciendo mi cosmos hasta lo más alto y en mi mente solo esta el gran anhelo de conseguir mi armadura. Esa armadura se encontraba en las profundidades del mismísimo infierno y debía ir por ella a como diera lugar. Así que me lanzo hacia el mundo de los muertos sin más vacilación».

Un cosmos púrpura cubrió el cuerpo del joven y lo protegió de perder la vida al entrar al Inframundo. Más tarde despertó y sus ojos vieron por primera vez el oscuro y enrarecido cielo.

— ¿Acaso este es el Inframundo? ¿Estoy muerto o vivo?—se miró sus manos asombrado por lo ocurrido—. Sí, lo he logrado.

Se levantó algo tambaleate y caminó por el lugar sin saber exactamente hacia donde dirigirse.

— Creo que estoy perdido...—entonces vio algunas almas por el lugar, cuerpos sin rostro que caminaban en una dirección como guiados a su destino, por lo que decidió seguirlos.

Finalmente llegó hasta la puerta principal y leyó la tan famosa inscripción en ella.

— "Aquel ser que entre deberá abandonar toda esperanza" Que frase tan bella...—sonrió—. Ciertamente he llegado al infierno, me pregunto que debo hacer ahora.

Entonces una figura femenina de largo cabello negro atado en una trenza que caía sobre su hombro y vestida con armadura púrpura le habló desde lo alto de la puerta.

— Vaya, un novato, bienvenido o lo que sea —le dijo ella con cierto desgano.
— Yo reconozco tu voz, por favor acércate, no alcanzo a verte —sabía de quien se trataba.

La amazona se levantó y de un salto llegó hasta donde estaba el caballero dejando ver en pleno su ropaje Sapuri Escorpión. Lo miró de pies a cabeza con detenimiento un poco pensativa pero sin mostrar mucho interés.

— Sígueme —dijo dándole la espalda y empezó a caminar.
— Espera, tu me contactaste ¿no me recuerdas? Tú dijiste…
— Sí, sí, bla, bla, bla, lo que sea, ya apresúrate —le hizo un gesto con la mano para que le siguiera.

El joven no supo qué más decir así que solo la siguió en silencio hasta que llegaron a la orilla de un inmenso mar.

— ¿Qué es esto?—dijo el aspirante sorprendido.
— Es el Río Aqueron o Aqueronte como lo llaman algunos—la amazona sacó una moneda de plata del costado de su armadura.
— ¿Y cómo es posible cruzar? Además, no me has dicho…
— Mira —le dijo en tono alto y algo rudo—. Si quieres ser un Caballero de Hades debes cruzar las 8 prisiones hasta llegar al palacio principal en Giudecca, bla, bla, bla,…—le dijo con desgano—¿Por qué diablos tengo que decir lo mismo una y otra vez?, que flojera.
— Comprendo, pero…
— Cara o sello —lo interrumpió sonriéndole, su actitud era ahora entusiasta.
— Emmm… ¿y eso?
— Cara o sello —lo miró con cara de poca paciencia esta vez.
— Supongo que… Emmm, ¿cara?

La joven lanzó la moneda al aire, la atrapó y la puso en el dorso de su mano. Al descubrirla se la mostró al aspirante.

— Sello —le dijo ella con una sonrisa.
— ¿Y eso qué significa?—el joven caballero la miró desconcertado.
— Significa que…—en ese momento tomó al aspirante de sus ropas y lo lanzó al río— ¡Significa que te vas nadando!—rió ella de buena gana.

El muchacho se levantó rápidamente salpicando un poco asustado, el agua le llegaba a sus rodillas ya que se encontraba en la parte poco profunda, entonces la miró con el rostro algo desencajado.

— ¿Cómo dices? ¿nadando? Acaso…
— Bla, bla, bla, por qué son tan parlanchines, ¡ya vete chico! —le gritó y le hizo una mueca.
— Debe haber una barca...—la miró seriamente sin moverse de su sitio, pues pensó que la chica le quería "tomar el pelo".
— Pues yo no veo ninguna —le dijo ella burlonamente.
— Está bien, he entrenado en condiciones muy difíciles —el aspirante a caballero se resignó y comenzó a nadar.

Una vez que se alejó un poco nadando por la turbia agua la amazona le dijo:

— ¡Saludas a los muertitos de mi parte!—y comenzó a reírse esta vez a carcajadas.
— ¿Muertitos?...

Entonces los cadáveres del río comenzaron a tirar del joven para hundirlo, uno a uno atraparon sus pies, brazos y torso. Son las almas de aquellos que no pertenecen ni al cielo ni al infierno por lo que vagan eternamente en la orilla del río y muchos de ellos se internan en las aguas tratando de cruzar.

— ¿Qué? ¡No puede ser! —exclamó sorprendido.

El joven aspirante luchó por mantenerse a flote golpeando a las almas y forcejeando con ellas, mientras la amazona lo observaba y se reía hasta las lágrimas en la orilla.

— Ja, ja, ja ¿De verdad pensaste que podrías cruzar a nado?—se burlaba— ¡Todos caen!, ja, ja, ja —se tiró al suelo de tanto reír.
— ¡No te burles!—dijo el novato rodeándose de su cosmos púrpura y comenzó a golpear los cuerpos para continuar muy decidido.
— En verdad tienes agallas, chico —murmuró ella en la distancia de la orilla siempre observándolo.

Los muerto no desistieron en su empeño, no dejaron escapar al joven pues eran muchos e insistentes y en un momento lograron hundirlo por completo en el oscuro río.

— Ahí va otro...—se levantó ella secándose las lágrimas—. No es mi culpa que sean tan débiles...

Pero aun no había terminado, una esfera brillante púrpura se asomó en la superficie del río y explotó con gran estruendo. Los cuerpos destrozados por la explosión comenzaron a flotar y el joven reapareció de entre la aguas con un hondo respiro.

— ¡Lo lograré como sea!—dijo decidido y continuó a pesar de estar muy agotado.

En ese momento alguien lo jaló del brazo y lo tiró dentro de una barca alargada. Era la joven amazona que fue en su rescate inesperadamente.

— Hey, eres fuerte… tú si sabes como impresionar a una chica —le guiñó un ojo al desconcertado muchacho.
— COF, COF —tosió algo ahogado—. Me ayudaste, no me lo esperaba.
— Pues, hay cosas que se deben cumplir —le sonrió y empezó a remar.
— Supongo que gracias —dijo el novato mientras se acomodaba en la barca.
— No lo tomes personal, solo es un juego.
— ¿Un juego?
— A algunos les sale tomar la barca, pero no llegan lejos luego de pasar el río. Vivir aquí puede ponerse muy aburrido. Siempre es bueno ver a un novato, pero es muy difícil que logren pasar todas las pruebas.
— Entonces lo que haces es…
— ... burlarme de los nuevos como tú, ja, ja, ja —lo interrumpió para completar su frase—.En verdad pasar mi prueba no te asegura pasar las otras y más bien es cuestión de suerte.
— Bueno, me alegro de haber pasado esta —dijo aliviado apoyado en el borde de la barca.
— Por cierto, soy Sekiam, Caballero de Hades Sapuri Escorpión. Y claro que no te recuerdo bien, fue hace tiempo, además no eres el único al cual me he tomado la molestia de invitar, así que si fui yo quien te pidió venir es posible que logres avanzar bastante.
— Me da gusto Sekiam, entiendo que no me recuerdes, soy Eleazar y te sorprendería saber que vengo por la armadura…
— No me interesa —lo interrumpió de inmediato— ¿Cuántas veces crees que he oído lo mismo?
— Lo lamento, pero es que yo…
— Pues, no me molestan los nuevos, es solo que… bueno, espero que llegues a conseguir esa armadura cualquiera que sea.
— La conseguiré, ya verás Sekiam —dijo con confianza y comprendiendo la situación, luego de un momento tuvo curiosidad — ¿Tardaremos mucho?
— Mmm… te recomiendo que descanses y no te preocupes… no te tiraré de la barca cuando estés dormido ja, ja, ja —se burló como era su costumbre.

El joven la miró con desconfianza y ella lo golpeó levemente en la cabeza con el remo.

— Es broma, puedes confiar en mí, aunque si no quieres pues es tu decisión.

Eleazar se sentía muy agotado por el esfuerzo además del largo camino que recorrió para llegar hasta allí así que se durmió apoyado en el borde de la barca. Más tarde se despertó y escuchó a alguien cantando, era Sekiam.

—  «Cuando la luna se pone regrandota como una pelotota y alumbra el callejón…
—¿Y eso? —la observó con asombro sin comprender lo que sucedía.
— ... Se oye el maullido del triste gato viudo y su lomo peludo se eriza con horror…
— Vaya, este lugar da miedo... —dijo Eleazar casi como un susurro, pero Sekiam lo oyó y le golpeó en la cabeza con el remo esta vez un poco más intensamente.
—  «Pero no falta quien lance un zapatazo que salga hecho balazo a quitarle lo chillón… Y en el alero del místico tejado el gato se ha quejado cantando esta canción…»
— Emmm... ¿Será que falta mucho?
— No, ya llegamos.

Desde la barca era posible divisar la otra orilla, en la lejanía un gran edificio dominaba el lugar. Era el momento de continuar su recorrido.


 

 

_____________________________________________________
 
 Dejare en suspenso los otros capitulos, a ver si alguien se anima a leer esto, es un fic que hice hace ya mucho tiempo, no puedo dejar pasar la oportunidad de ponerlo aqui.

De antemano muchas gracias a quien lo lea!
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FICHA DE PERSONAJES


Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 17:50 .

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#2 Lunatic BoltSpectrum

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Publicado 31 julio 2012 - 22:46

hasta ahora va bien

debo reconocer que es uno de los pocos fic que he visto que tiene como protagonista un espectro esto es interesante

saludos

:s50:

Editado por BoltSpectrum, 31 julio 2012 - 22:46 .


#3 Sekiam

Sekiam

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Publicado 05 agosto 2012 - 21:10

[2]JUZGADO POR EL TRIBUNAL

Al poco tiempo llegaron hasta la orilla y Eleazar bajó ágilmente de la barca entusiasmado por continuar, aunque no podía imaginar qué se encontraría en su camino. Esto de realizar pruebas le parecía muy interesante aunque fuera algo realmente extraño, siendo un joven entrenado no pensaba que sería tan complicado obtener su armadura en este sitio.

— Espero nos volvamos a encontrar Sekiam —le hizo una reverencia—. Muchas gracias por todo.
— Te deseo la mejor de las suertes querido Eleazar… la necesitarás.

La joven regresó por el río hacia su puesto en la entrada mientras que Eleazar caminó hasta encontrar el Gran Tribunal, la primera prisión del Inframundo.

— ¿Un tribunal? Es aquí donde las almas son juzgadas, ya veo.

Entró sigilosamente por la puerta esperando encontrarse con algún Espectro protector del lugar, pero en el gran salón solo había una armadura vacía, Balrog Estrella Celeste del Talento, frente al estrado.

— Una armadura vacía, que curioso, al parecer cruzaré sin problemas.

Eleazar se acercó para cruzar en dirección a la salida y entonces la armadura se activó rodeándose de un cosmos púrpura deteniendo el paso del aspirante.

—¿Qué es esto? No puedo moverme —el novato estaba paralizado por el cosmos que inundaba el lugar—. ¿Acaso estoy siendo juzgado en estos momentos? ¿Cuáles son mis pecados? Yo no… no lo sé.

La armadura brilló intensamente y cubrió todo el salón cegando al aspirante. Al abrir los ojos Eleazar vio una escena de su infancia, se encontraba en un parque de juegos totalmente vacío, el sol se ocultaba lentamente dándole tonalidades rojizas al cielo, un grupo de niños rodeaba a un muchacho más pequeño que ellos.

—Lo recuerdo, aquel chico debilucho soy yo, tenía creo que 9 años —recordó Eleazar observando la escena.

« —Vamos Eleazar, tu entrenas para ser caballero, ¡pelea!—le gritó un chico bravucón y más alto que él.
— Mi maestro dice…
— Eres una niñita… ja, ja, ja...—se burlaba el chico y los que lo acompañaban.
— No debo pelear —el pequeño intentó retirarse, pero dos chicos lo tomaron de los brazos y no lo dejaron irse.
— Mira… —el chico bravucón lo golpeó en la cara—. Yo no necesito entrenar y soy más fuerte que tú, ja, ja, ja —no paraba de reirse volviendo a golpear a Eleazar.
— ¡Déjame!, ¡déjenme!
— ¡Eres un tonto!—el chico siguió lastimando duramente al joven aprendiz hasta hacerlo sangrar—. Todo ese entrenamiento es inútil, eres un cobarde debilucho —continuó sin dejar de golpearlo.

Entonces Eleazar encendió su cosmos ante tal abuso, no permitiría que aquello continuase sin consecuencias y se soltó de los niños que lo atrapaban, dejando libre sus manos para darle un puñetazo en la cara al niño que lo maltrataba. Fue tan fuerte el golpe que le rompió el rostro y le fracturó el cuello, por lo que el chico murió con un solo golpe. Todos los niños salieron huyendo».

— Se lo merecía, no esperes que me arrepienta de ello —dijo Eleazar luego de ver la escena.

Todo se transformó nuevamente frente a los ojos del joven novato, esta vez era un lugar desértico, había muros de rocas por donde se mirase, era temprano por la mañana y el calor era insoportable.

«— Maestro, ¿qué debo hacer ahora para ser más fuerte?».

— Recuerdo esto también… sí, lo disfruté, tenía como 13 años.

«— ¿Qué pregunta idiota es esa? ¡Para ser más fuerte debes entrenar más duro!. Hoy harás el doble de todas las tareas. Ahora, ¡vete a entrenar! —le gritó el hombre echando en la sombra de una roca.
— Estoy cansado de eso. Maestro, quiero ser más fuerte —dijo él con seriedad sin moverse de su sitio.
— ¡Dije a entrenar!
— No...—estaba el aprendiz decidido—. Hoy será un entrenamiento diferente...—esbozó una leve sonrisa.
— Te crees muy listo pequeño, hace tiempo no te doy un correctivo por esa actitud tuya —el tipo se levantó de la sombra despacio—. Aprenderás a respetar a tu maestro».

— Jah, no me ganarás imbécil —rió Eleazar observando la escena sabiendo el resultado de aquel encuentro.

«— Pues ya no te considero mi maestro, buscaré otro mejor —se puso en posición de ataque.
— No eres más que un chiquillo hablador, siempre lo has sido. Haré que no tengas ganas de volver a retarme —el maestro se lanzó con un golpe a la cara directo.
— Te has vuelto lento —lo esquivó fácilmente y le pegó en el estómago.
— ¡Cómo es posible!—el maestro se encontraba totalmente asombrado.
— ¡Practico duro después que acaba tu patético entrenamiento! —lo golpeó esta vez en la mandíbula de abajo hacia arriba destrozándosela con su puño desnudo. Y mientras el cuerpo caía a sus pies volvió a rematar el desfigurado rostro rompiéndole el cráneo».

— Me gusta romper cabezas… y eso que tiene de malo.

Nuevamente todo cambió, otra escena del pasado estaba frente al aspirante, era el mismo parque de juegos del primer recuerdo, pero todo estaba destruido por el desuso y los vándalos que frecuentaban el lugar. La noche era silenciosa y el parque vacío solo tenía una luz parpadeante cerca de una banca de concreto donde dos jóvenes estaban sentados.

« — Que dulce eres, Eleazar —dijo una chica sosteniendo en sus manos una violeta— ¿Cómo supiste que es mi flor favorita?
— Pues... —la miró sonrojado—. Es mi favorita también.
— Es una lástima sabes —dijo ella cabizbaja.
— ¿De qué hablas?
— Pronto acabaré mi entrenamiento aquí y… »

—  ¡Y eso que tiene que ver!, estúpido recuerdo —se enfadó Eleazar algo avergonzado.

«  — Sí, es una pena —agachó la cabeza también el joven.
— Eleazar, ¿en qué caballero te convertirás?
— Pues, aun no lo sé.
— ¿Podrías prometerme algo?—con una sonrisa en su amable rostro le cogió del brazo al joven aprendiz y le tomó la mano.
— Claro… claro, dime.
— Prométeme que serás un caballero que luche por el bien, por la justicia —lo miró dulcemente a los ojos.
— Lo prometo, te lo prometo Rebecca...»

— Pues, no cumplí con eso, pertenecer al Inframundo no se diría que es luchar por el bien... pero Rebecca no se enterará. Más tarde supe que había muerto durante su entrenamiento en aquel lugar. Así que no hay razón para continuar manteniendo esa estúpida promesa.

La escena empezó a desvanecerse.

— ¡Espera!, déjame verla un poco más.

Pero todo volvió a la normalidad. En medio del gran salón la armadura de Barlog perdió su brillo, el aspirante estaba exactamente en el mismo lugar solo que ahora ya podía moverse.

— ¿Ya acabó el juicio? Vaya, eso fue… extraño.

Eleazar olvidó rápidamente lo sucedido, aquello no era más que su antigua vida, recuerdos sin importancia de ahora en más, por lo que continuó atravesando la primera prisión. Ahora se encontraba en el Valle del huracán oscuro donde los vientos azotaban cruelmente e impedían el paso.

— Esto no será problema para mí —estaba entusiasmado.
— Eso es lo que tú crees —se escuchó una voz, pero Eleazar no logró ubicar de donde provenía ese cosmos en medio de las ráfagas.

Los vientos arreciaban y el joven aspirante continuó caminando a pesar de ello con una visión limitada del lugar. Entonces una poderosa ventisca lo azotó con fuerza y lo hizo retroceder varios metros.

— No puede ser, ya había avanzado bastante, de pronto el viento se ha vuelto más fuerte… el Inframundo se siente algo distinto… creo que solo lo imagino… en fin.

Eleazar siguió, pero su presentimiento no estaba del todo equivocado. Algo cambió pues Hades ha desplegado el escudo de protección dentro del Inframundo reforzando la seguridad.

— Esto se ha complicado. Es demasiado fuerte… pero creo ver la salida más allá… si quizá…
— Los vientos han aumentado debido al escudo de Hades —se oyó la misma voz de antes.
— ¿Quién eres tú? ¿por qué te ocultas? Muéstrate caballero —exigió Eleazar mientras seguía por el valle.

Nadie contestó y el novato se rodeó de su cosmos para avanzar contra el fuerte viento y una repentina lluvia cayó en el lugar dificultando más su avance.

— Pronto llegaré, solo un poco…

Casi al final del camino encontró rastros de seda en el suelo y las rocas cercanas, mientras más se adentraba en esa zona más parecía una especie de nido.

— ¿Que es esto? ¿seda?

Entonces sintió un movimiento detrás de él, pero al girar no vio a nadie. De pronto aparecieron de entre las rocas unas orugas que le lanzaron seda envolviéndolo casi por completo.

— No le cubran el rostro, mis pequeñas —dijo el Espectro, era la voz que Eleazar había escuchado antes.
— ¿Tú quien eres? Libérame ahora mismo.
— Ja, ja, ja… por qué no lo intentas por tus medios, novato —seguía sin ser visto por el aspirante.

Eleazar se dio vuelta con dificultad enredado en seda para ver a su oponente y observó acercarse a un joven vestido de púrpura con una larga cabellera gris y ojos clarísimos, sus alas como de mariposa eran muy hermosas.

— Yo soy Blackbird Espectro de Papillon y… a menos que tu mismo te quites esa seda no podrás continuar.

Entonces Eleazar hizo un esfuerzo encendiendo su cosmos forzando la seda para liberarse mientras Blackbird le daba la espalda avanzando unos metros.

— Te quedarás allí un buen rato… je, je, je.
— Es una prueba, a los Espectros de Hades les agrada probar a quienes entran a su territorio… será un camino largo —le dijo Eleazar.

Luego de estas palabras el joven novato rasgó la seda y logró liberarse de ella con su cosmos encendido púrpura y destelleante listo para pelear contra el Espectro. Blackbird levantó su mano en ese momento como si fuera una espada y se dio vuelta cubriéndose también de un aura espectral.

— Vaya, Sekiam no ha perdido su toque… ella siempre sabe a quien deja pasar y a quien no.

Eleazar tomó posición de pelea y esperó el ataque inminente de Papillon, pero este bajó su mano y apagó su cosmos para sorpresa del aspirante quien dudó de la actitud del Espectro.

— Muchas pruebas te aguardan… me pregunto ¿qué tan lejos podrás llegar?—le sonrió satisfecho.
— Entonces ¿me dejas pasar?—no creía en el súbito cambio de Blackbird.

Papillon le hizo una señal indicándole el camino y haciendo una leve reverencia se retiró del lugar junto a sus orugas dejando al aspirante algo temeroso de seguir avanzando por si se trataba esto de una trampa. Los vientos en aquella zona eran más leves y ya se podía ver la siguiente prisión, al parecer Eleazar había pasado la prueba y con mayor confianza siguió su camino.




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Gracias por leerlo Bolt, espero te guste tambien el resto, gracias por tu tiempo :3


Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 17:49 .

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#4 Lunatic BoltSpectrum

Lunatic BoltSpectrum

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Publicado 05 agosto 2012 - 22:37

realmente me sorprendió el rango del novato

hasta ahora va bien la historia

saludos

:lol: :s50: :lol:

#5 Sekiam

Sekiam

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Publicado 06 agosto 2012 - 23:34

[3]ATACADO BRUTALMENTE

El nuevo aspirante del Inframundo miró la fantástica arquitectura de la segunda prisión y se apresuró a entrar. En lo alto de la escalinata observó a un joven sentado con una pequeña botella en su mano, rubio de cabello corto y mirada perdida vestido con la Sapuri de un dorado.

— ¡Rayos!... otro Caballero de Hades… y ahora…

El joven de espléndida armadura púrpura ignoró a Eleazar mientras este subía hacia la prisión, pero al pasar por su lado le llamó la atención.

— ¿A dónde crees que vas?, novato —le dio un trago a su botella y continuó sentado en la escalinata.
— Soy Eleazar… he venido por mi armadura, ya he pasado la prueba de Sekiam y Blackbird ¿Acaso tienes alguna prueba para dejarme pasar?
— Eres un idiota... —le dijo y tomó un sorbo de su botella—. Yo no pierdo el tiempo con pruebas ridículas.
— Entonces pasaré…

En ese instante Eleazar vio al Caballero justo frente a él y sintió un fuerte golpe que lo tiró por las escaleras estrepitosamente.

— Novato, me haces perder el tiempo —dijo el sapuri tomando asiento en la escalinata.

Eleazar paralizado por el fuerte golpe trató de incorporarse y tambaleante subió la escalinata nuevamente, no dejaría que esto le impidiera seguir su camino.

— Te crees muy valiente ¿verdad? —lo miró el caballero subir.
— ¿Cómo te llamas?—le preguntó Eleazar con su boca sangrando y muy serio.
— ¿Para que quieres saberlo? —bebió de su botella y nuevamente apareció frente al joven—. Kogu, Sapuri Aries… ¿Acaso piensas acusarme con el Señor Hades? Pobre novato, de esta prisión no pasarás.

Tomó de su botella, pero esta se encontraba vacía y la tiró estrellándola en una roca distante junto con otras. Luego hizo un silbido llamando al guardián de la segunda prisión. Una gran bestia de 3 cabezas apareció dando un gran rugido, se trataba de Cerberos, también llamado Cancerbero.

— Cerberos, acaba con este imbécil mientras voy por otra botella a Giudecca.

Y la bestia obedeciendo a Kogu se lanzó contra el joven novato en ese mismo instante mientras al Sapuri se retiraba del lugar rápidamente.

— Kogu, no olvidaré esto —dijo Eleazar mientras limpiaba su boca y esquivaba las fauces de Cerberos.

La bestia lanzó un zarpazo al aspirante que este no logró evadir siendo lanzado contra pilares caídos dentro de la prisión. Cerberos abrió su boca para devorarlo, pero Eleazar reaccionó a tiempo y lo golpeó duramente en una de sus cabezas.

— Bestia, no puedo matarte aunque quisiera…

Eleazar reunió todo su cosmos cubriéndose como un escudo y haciendo brillar su puño intensamente lanzó un golpe a la otra cabeza de Cerberos. Sin embargo la criatura usó su tercera cabeza para embestirlo y después lanzarle un zarpazo que dejó muy mal herido al joven novato.

— Sin la protección de mi cosmos estaría hecho pedazos… —susurró mientras se incorporaba.

Nuevamente envió un certero golpe a la tercera cabeza haciendo caer finalmente a la bestia que quedó aturdida. La rapidez de la criatura lo había sorprendido pero no era rival para él, podría haber continuado hasta matarla pero esa no era su intención.

— Eres el guardián de esta prisión y por ello debes vivir para continuar protegiéndola —dicho esto se retiró saliendo de la segunda prisión.

Tiempo después, adolorido y cansado Eleazar se sintió perdido sin saber hacia donde debía seguir. Aun así no se detuvo, deambulando un rato se encontró en un lugar muy extraño del Inframundo.

— ¿Flores? Había oído hablar de esto, pero nunca imaginé que sería tan extraordinario—dijo mientras caminaba maravillado.

Entonces logró ver una figura femenina que al parecer estaba recogiendo algunas flores. Era una mujer joven vestida con un elegante traje púrpura oscuro con cabello largo y negro, no parecía un espectro ni un muerto más del lugar por lo que el novato se acercó para averiguar de quien se trataba.

— Disculpa, ¿podrías ayudarme?—le preguntó a cierta distancia de ella para no asustarla.

Ella se levantó con algunas flores lilas en sus manos y lo observó con gran asombro, sin duda no esperaba encontrarse con él en ese lugar.

— ¿Cómo ha llegado hasta aquí?
— Disculpa, creo que me he perdido y…

Ella le indicó con su mano una dirección y volvió a agacharse para seguir recogiendo flores como si el asunto no fuese de su incumbencia.

— Hacia allá esta la tercera prisión si su deseo es recorrer el Inframundo.
— Eh… gracias —le hizo una leve reverencia y continuó su camino extrañado por la actitud de la chica.

Llegó hasta la tercera prisión gracias a las indicaciones de la mujer en el campo de flores, un lugar lleno de piedras y muertos deambulando de un lugar a otro empujando rocas. Mas su paso era lento debido a los golpes recientemente recibidos y se quejaba murmurando entre dientes sobre el trato en este lugar.

— Esto no habría pasado si tuviese mi armadura… son muy rudos por aquí… será mejor que…

Pasó entre los muertos que empujan rocas eternamente, hasta que vio a un hombre sentado en una roca leyendo un libro. Eleazar se escondió rápidamente disminuyendo su cosmos para no ser percibido por el momento.

— Un Caballero de Hades… lo mejor es que me mueva con cautela… —se apoyó en una roca y luego al mirar nuevamente donde estaba el Caballero este había desaparecido—. Pero… cómo…
— ¿Qué haces aquí? —apareció el Sapuri justo detrás de él.
— Yo… vengo… —le resultaba tedioso repetir siempre lo mismo.
— Oh, claro, un novato —le sonrió— ¿Cómo te llamas?
— Eleazar es mi nombre.
— Bueno Eleazar, el mío es Sylar, Sapuri Cáncer —hizo una leve reverencia—. Y si deseas pasar esta prisión debes ir por este camino… es más corto —dicho esto se apoyó en una roca cercana para continuar leyendo su libro.
— Gracias, Sylar —dijo algo extrañado y siguió el camino que le habían indicado.

Pero el camino resultó ser una trampa mortal, era un camino angosto rodeado de muros rocosos y al adentrarse en el lugar los muertos comenzaron a lanzar sus rocas contra Eleazar desde la cima de los muros.

— ¿Qué es esto? Otra prueba…—dijo el novato con los dientes apretados tratando de esquivar las enormes piedras.

Esquivaba una y rompía otra tratando de avanzar, pero eran demasiadas y un espacio muy pequeño para maniobrar. Lo golperon duramente con las rocas, por momentos lo cubrían completamente y salía de allí haciendo explotar su cosmos gastando desmedidamente todas sus fuerzas por el largo trayecto.

— Esto es demasiado… una prueba tras otra —dijo el novato con ira destruyendo todo a su paso.

Más y más rocas le caían encima aunque no retrocedió ni una sola vez, Eleazar luchó incansablemente por continuar hasta que pasó finalmente el estrecho camino llegando a un lugar más llano alejado de aquella prisión.

— Eso… eso fue arduo en verdad —dijo agitado y casi sin aliento—. Queda… queda un largo camino —y se desplomó por el agotamiento quedando tirado en la salida de la tercera prisión.



 

 

______________________________________

Respuesta de Agosto del 2012:

muchas gracias por comentar *O*

pero en realidad no sigue, eso es todo xD
es el fin :3

______________________________________

 

Luego de postear casi juntos los 5 capítulos este fue el último post del tema.


Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 17:52 .

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#6 Sekiam

Sekiam

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Publicado 06 noviembre 2015 - 19:30

Y muchos años después resultó que sí seguía xDD

Ahora que puedo editar mis temas pasaré a corregir los primeros post!

 

Viene la segunda parte, espero no sean muy rudos, traté de corregirlo lo maximo posible y espero que les agrade, pondré un capitulo por post y seguire dejando los nuevos capitulos, luego de esto deberia seguir la tercera parte, siempre es mejor de a tres xD pero todavia no lo he escrito asi que quiza me tarde algunos años mas (?) espero que no...

 

____________________________________

 

[4]BAJO INVASIÓN


Eleazar abrió los ojos lentamente momentos después de su arduo paso por la tercera prisión, un olor pestilente muy desagradable lo había despertado. Lo primero que vio fue un agua muy turbia justo frente a su cara, se encontraba tendido en una balsa de madera que se desplazaba suavemente por la laguna.

Aun adolorido se giró para observar donde estaba y encontró un ramo de flores junto a él, supo de inmediato de quien eran, se sentó incorporándose en la balsa y observó a la mujer que remaba.

— Tú… eres… estabas en el campo de flores.
— Así es —le contestó ella y siguió remando sin mirarlo.
— ¿Puedo saber tu nombre?—le preguntó dudoso si le respondería.
— Marixose… pero todos aquí me llaman Pandora.
— Muchas gracias por tu ayuda, Pandora.

Ella continuó sin mirarlo mientras avanzaban por la cuarta prisión en dirección a la siguiente. Ahora Eleazar comprendía mejor su llegada al Inframundo, estuvo dudoso todo el tiempo desde que pasó con vida a este lugar luego de lanzarse por las escaleras. Esa armadura que apareció mientras caía protegiéndolo solo podía ser señal que le pertenecía y aquello implicaba entregarse por completo a esta causa.

— Tú sabes ¿verdad? —dijo pensativo.
— Sí, yo lo sé… debe apresurarse por su armadura.
— Lo dices por… alguien ha entrado al Inframundo.
— Pronto llegaremos al otro lado.

Eleazar se levantó y se sacudió un poco, hasta ahora había avanzado un largo trecho y no estaba seguro si podría continuar al mismo ritmo, la experiencia de la última prisión le había dejado más de un rasguño.

— Ese Sylar me engañó… "camino corto"… —gruñó entre dientes algo enfadado.
— ¿Cree que le cargué hasta la balsa? Sylar me ayudó… y sí, era el camino más corto, cualquier otro le habría hecho dar vueltas en círculos —le reveló Pandora.
— Vaya… entonces es un buen tipo —le sonrió—. Todos son tan…
— Llegamos —le indicó ella.

Ya en la orilla Pandora tomó su ramo de flores bajándose de la balsa con ayuda del novato para que no ensuciara su vestido con el agua pestilente. Aun así la joven no tenía mayor expresión en su rostro, era totalmente impasible ante cualquier acontecimiento.

— Apresúrese Eleazar—le dijo—. Le necesitamos listo lo más pronto posible.
— Pronto estaré en Giudecca, no te preocupes —dijo amable y seguro.

Así el joven novato llegó a la quinta prisión donde estaban las tumbas abiertas, unas junto a otras con cuerpos saliendo de ellas gimiendo como una melodía susurrada. Corrió raudamente hasta que sintió un ataque inesperado.

— ¿Qué es esto? —se tocó la cara y notó un pequeño rasguño.

Se detuvo en el acto y miró con desconfianza los alrededores, pero el enemigo se ocultaba muy bien y no pudo detectar desde donde vino aquello.

— Vamos, sal de allí… me enfrentaré a ti si así lo deseas —dijo seriamente, pero nadie contestó y continuó esta vez más atento.

Oculto un guerrero de púrpura armadura se lamía sus dedos afilados como garras. Este no tardó en embestir con un nuevo ataque veloz que hizo retroceder a Eleazar, esta vez rasguñó su pecho y la herida habría sido mayor si el novato no se hubiese percatado.

— Eres muy veloz… si tan solo tuviera mi armadura podría…  —otro ataque a su rostro interrumpió sus palabras y oyó una risa que evidenció dónde estaba.

El novato se giró y sus ojos se clavaron en el Sapuri que estaba sentado en una de las tumbas.

— ¿No te gusta jugar? Je, je, je… —se levantó acercándose—. Miren lo que tenemos aquí, un novato, hace tiempo no veía uno. Que gran placer…
— Vaya manera de tratar a los nuevos —le sonrió Eleazar—. Si supieras quien soy tendrías más respeto.
— Perdón… — dijo burlonamente el Sapuri—¿Con quién tengo el gusto de hablar?
— Ya lo sabrás a su tiempo —respondió con seguridad el aspirante.
—Tu tiempo se acaba ahora, el juego terminó, chico listo —preparó el ataque levantando su mano—. Seth, el Sapuri Capricornio, te arrancará las entrañas rápidamente, pues no esta de humor para novatos…

De pronto su rostro entusiasta y ávido de sangre cambió drásticamente, su movimiento contra el novato se detuvo en el acto, su preocupación era evidente. Miró en dirección a la entrada del Inframundo ignorando a Eleazar, algo sucedía en ese lugar.

— No puede ser… esos… esos —titubeó muy enfadado.
— ¿Qué sucede Seth?, creí que acabarías conmigo ahora, vamos te estoy esperando —dijo sabiendo qué le preocupaba al Caballero de Hades.
— ¡Cállate!, no tengo tiempo para ti novato, esto es grave.
— Si quieres pelear sabrás de lo que soy capaz, pero creo que lo mejor es que acudas a su llamado.

Seth miró muy tenso a Eleazar, por un lado no podía dejar pasar a un novato así como así y por otro tenía una obligación mayor que atender. Luego dio una mirada hacia la entrada del Inframundo.

— Sekiam, ella es muy fuerte… logrará detenerlos… sí…—parecía querer convencerse de ello.
— Yo diría que mejor lo dejes pasar…—interrumpió Pandora con su ramo de flores en las manos—. Acude al llamado de la Sapuri ahora mismo.
— Señorita Pandora... —se arrodilló inmediatamente Seth frente a ella.
— Ve pronto, Sylar ya debe estar allí.
— Sí, señorita Pandora —dijo el Sapuri de Capricornio sumisamente y se retiró del lugar a toda velocidad.

Pandora se dirigió a Eleazar y le aseguró que no habría más Caballeros en su camino a lo cual el novato asintió apresurándose a la siguiente prisión, la sexta.

La sexta prisión estaba dividida en 3 valles: la laguna de sangre hirviente, el bosque y el desierto respectivamente. Eleazar  recorrió la laguna evitando el peligro y pronto se encontró en el bosque. Entró confiado en que no hallaría más Caballeros de Hades según lo que le dijo Pandora.

— Solo debo cruzar esta prisión, la séptima y la octava… es un trecho largo aun, pero…

Sus palabras se vieron interrumpidas por la presencia de almas que aparecían y desaparecían a su alrededor, aquel bosque era bastante tétrico y frondoso. Eleazar empezó a avanzar más despacio al darse cuenta que estaba perdido.

— ¡Rayos! Este bosque no tiene fin… parece como si diera vueltas por el mismo sitio.

Sin importar en que dirección mirara no había seña alguna del norte o el sur, todo se veía igual de monótono. Entonces una de aquellas almas llamó su atención, era un alma con razgos femeninos que se ocultaba tras un árbol mirándolo directamente a diferencia de los otros cuerpos que vagaban de un lado a otro.

— Oye… tú… —intentó acercarse el novato, pero ella retrocedió y desapareció.

Más allá, detrás de otro árbol, volvió a aparecer la misma figura. Su cuerpo era azulado pálido, estaba desnudo, no tenía rostro y su cabello hasta el hombro era de un azul oscuro.

—¿Acaso quieres que te siga?—preguntó Eleazar acercándose una vez más, pero ella desapareció entre la suave neblina para hacerse visible unos metros más adelante.

El novato la siguió mientras pensaba que, por alguna extraña razón, ella le parecía familiar. En verdad no había conocido a muchas mujeres y las que se hubiesen cruzado en su vida no eran importantes pues para él solo había una.

La joven alma lo condujo de esta manera rápidamente fuera del bosque que terminaba abruptamente para dar paso a un gran desierto.

— Muchas gracias —le sonrió él—. ¿Pero por qué me ayudaste?

El alma le dio la espalda y puso sus manos sobre su rostro como si llorara mas no tenía lágrimas, con esto Eleazar quedó desconcertado, era posible que ella no pudiese hablar pero su comportamiento era muy extraño para el novato.

— ¿Qué sucede? —quiso acercarse a ella para comprender la situación, pero de pronto un haz de luz púrpura pasó por su lado velozmente— ¿Un Espectro? —se extrañó Eleazar.

Otro haz de luz se acercaba desde el desierto, pero se detuvo justo frente a él sorprendiéndolo. Era uno de los Jueces del Inframundo vestido con su armadura que observó al novato detenidamente con mucha curiosidad.

— Eres muy joven, muchacho —dijo el Juez con su mano apoyando su barbilla aparentemente asombrado.

El anterior rayo púrpura se devolvió al ver que su compañero se había detenido y lo reprendió por esto. Se trataba del Juez de Garuda, un tipo alto y muy agraciado que se puso justo al costado del otro Juez con los brazos cruzados.

— Vamos, no te distraigas por el camino, tenemos asuntos urgentes —le riñó al otro el recién llegado.
— Mira, este es el muchacho —dijo el primero ignorando la reprimenda.

Aprovechando la intromisión de ambos Jueces la chica que estaba siendo interrogada retomó su camino hacia el interior del bosque.

— Espera, no te vayas… —le dijo Eleazar al darse cuenta del escape y la tomó del brazo—. No te vayas todavía.



 


Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 17:57 .

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Publicado 06 noviembre 2015 - 20:08

Jajaja y muchos años despues continuo XD XD :Facepalm, tienes mi apoyo con esto, Saludos Y Suerte.


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Ulquiorra%20Atonic.gifSoy su majestad para ti ¡The almighty Mafionic! Axatonic.gif


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Publicado 06 noviembre 2015 - 20:21

-Suerte en tu fic

 

-Te sugiero que hagas un resumen de

lo que trata tu historia


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Publicado 07 noviembre 2015 - 12:54

Creo que si hago un resumen contare toda la historia, es muy corta, por eso la postie de a 2 y 3 capitulos al principio incluso casi la posteo toda de una vez xD

 

En primera instancia un novato se adentra en las tierras del Inframundo para reclamar su armadura, los reinos se preparan para la nueva Guerra Santa incluido Asgard quien en la segunda parte toma protagonismo, pero aun falta por ver que sucede en el Santuario y como se desencadenara esta nueva guerra.

 

Que seria mas o menos el argumento habitual solo que los protagonistas no son del Santuario :3

 

Una buena guía serían los titulos de los episodios

 

El novato:

Atravesando las puertas del Inframundo

Juzgado por el Tribunal

Atacado brutalmente

Bajo invasión

El encuentro

 

La princesa del norte:

En algún lugar del mundo

¿Rapto o destino?

El nuevo destino

Convenciendo al incrédulo

Mensjae divino

 

Despertar del enemigo

Defensores de la Tierra

La contienda desigual

El avance enemigo

Muerte y destrucción

Las llamas rojas del reloj

 

Juicio a los dioses

La tierra de los muertos

Uniendo fuerzas

Contenedor de dioses

El juicio

 

Terminado

 

Espero que sirva para animarlos y no para desanimarlos xD

__________________________________________

 

 

[5] EL ENCUENTRO


El novato se encontraba en plena sexta prisión, con la ayuda de una de las almas del bosque había logrado cruzar al haberse perdido, sin embargo ella le producía mucha curiosidad pues a pesar de ser una figura femenina muy parecida a otras del lugar había algo familiar en ella que no podía explicar.

Con la aparición inesperada de dos Jueces en ese mismo sitio Eleazar casi dejó escapar a la muchacha antes de saber de quién se trataba, pero se aferró a su brazo rápidamente y no se lo permitió, aunque primero debía resolver si esos jueces pretendían enfrentarse con él.

— Oye muchacho, ¿Cómo te llamas? —preguntó el Juez curioso que se había detenido frente a él.
— Vámonos... —le insistió el otro Juez con tono de poca paciencia—. Ya habrá tiempo de presentaciones.
— Yo soy Eleazar ¿Ustedes quienes son? Pandora me ha dicho que no encontraría más Caballeros de Hades en mi camino —respondió aun sosteniendo el brazo del alma.
— Soy Kainex, Juez de Grifo —dijo él con entusiasmo—. En verdad eres muy joven para ser…
— Kainex, recuerda la situación en la que estamos, urge nuestra presencia...—volvió a insistir el otro.
— Pero Morgan, es solo un momento… por cierto Eleazar ¿quien es la chica? —observó que el novato no le dejaba irse.
— Bueno, tú quédate a charlar —se rindió el segundo Juez—. Disculpa Eleazar, pero tenemos asuntos muy urgentes, ya habrás notado que nos están invadiendo. Ve por tu armadura pronto y únete a nosotros en la batalla.
— Iré… en un momento, debo hablar con ella primero —dijo el novato mirando a la joven que estaba cabizbaja.
— Bueno, espero no te distraigas demasiado… por cierto, soy Morgan, Juez de Garuda… nos veremos luego —se retiró del lugar en ese momento como un rayo púrpura.
— Y yo también me voy, esta vez Morgan tiene razón, hay un asunto que arreglar con esos intrusos. Te estaremos esperando…

Kainex se despidió haciendo una reverencia cordial a Eleazar y partió velozmente a la batalla alcanzando a Garuda en dirección a la entrada del Inframundo.

Ahora el aspirante  concentró su atención en la joven alma tomándola por los hombros obligándola a mirarlo cara a cara aunque ella no tenía rostro.

— Tú… me pareces tan familiar… si pudiera… —dijo mientras tomó el rostro de ella suavemente a lo cual la joven se cubrió la cara con sus manos.
— Ya no me mires, déjame ir —habló finalmente despacio como un susurro.
— ¿Puedes hablar? Dime por qué me ayudaste.
— Déjame ir, por favor —y su voz se oyó como un lamento.
— Yo debería… —recordó su propósito—. Aun me queda el resto de esta prisión, la séptima y… rayos... irás conmigo, vamos.
— No puedes… —se asustó ella.
— No quieres decirme quien eres entonces te llevaré, no puedo seguir perdiendo el tiempo y tampoco dejaré que te vayas así.

Eleazar la tomó en sus brazos y se dirigió al siguiente valle. Cruzaron juntos el desierto hasta que el joven divisó en el horizonte las fosas de la séptima prisión.

—¿Aun no estas dispuesta a hablar? —preguntó a la joven mientras la sostenía en sus brazos.

Ella le respondió sin mirarlo y abrazándolo como si deseara que ese momento durara para siempre.

— No puedo abandonar esta prisión, debo regresar al bosque...
—¿Me conoces, verdad? Yo creo… creo conocerte, pero no puedes ser ella —dijo con tristeza.
— En el bosque deambulan las almas de aquellos que…

Eleazar cayó sobre sus rodillas en ese momento y la abrazó fuertemente mientras inevitablemente una lágrima rodaba por su mejilla.

— No puede ser… ¿por qué? —dijo muy suavemente, él sabía que ella había muerto pero nunca supo cómo sucedió ni por qué.
— Estaba tan sola sin ti, Eleazar. No podía seguir sin estar a tu lado.
— Pero Rebecca, no lo entiendo, sabías donde yo estaba ¿Qué sucedió?

Ella apoyó su cabeza en el hombro de él contándole como ocurrió todo mientras estuvieron separados tras su cambio de lugar de entrenamiento.

— Durante mi práctica, mi maestro me reveló que tu destino estaba aquí, en el Inframundo. Se enteró de la muerte de tu maestro y me dijo que debía olvidarme de ti porque jamás volvería a verte. Le dije que entrenaría duro para volver a tu lado, pero él insistió que eso sería imposible porque tú perderías tu vida al intentar entrar en este mundo.
— Rebecca, ¿acaso te lanzaste por las escaleras del Inframundo y así perdiste tu vida?
— No, no pude abandonar el lugar de mi entrenamiento, al intentar escapar mi maestro me descubrió y puso vigilancia… entonces yo…
— Mi dulce Rebecca, sacrificaste tu alma por mí, no merezco tanto… no merezco tu amor…
— No puedo dejar la sexta prisión —dijo acariciándole su cabello oscuro—. Allí, en el bosque…
—…en el bosque se encuentran las almas que cometen suicidio… —completó la frase Eleazar.

Él se levantó y la bajó de sus brazos estrechándola contra su pecho fuertemente.

— Espérame Rebecca. Regresaré pronto por ti, volverás a la vida y no nos separaremos más... —besó entonces su mejilla y se marchó rápidamente hacia la séptima prisión.

Eleazar prefirió no mirar atrás mientras ella se quedó observándole hasta que se perdió de su vista para luego regresar al bosque donde le esperaría como lo había hecho todo este tiempo. El corazón del novato estaba rebozarte de alegría al encontrar a su amada que creía haber perdido hace muchos años. Ahora se sentía con más fuerzas para completar su recorrido.

Comenzó a cruzar las fosas de la séptima prisión, pero el camino era muy escabroso y tuvo dificultades, el gran cosmos escondido dentro de él no podía explotar ya que no contaba con la protección de una armadura y esto hacía más arduo su trayecto.

— ¡Rayos! el cansancio me esta pasando la cuenta... no puedo renunciar ahora...

Saltó por una de las fosas y resbaló apenas alcanzando a sostenerse del borde. Intentó subir, pero su cuerpo ya no le respondía y encendió su cosmos para poder continuar.

— Ahorra tus fuerzas, joven novato —se oyó una voz en el lugar.

Eleazar salió de la fosa y observó a un hombre de espléndida armadura alada púrpura y cabello gris.

— Pero... ¿acaso...? —no le alcanzaba el aliento para continuar la frase.
— No te preocupes, esta todo preparado. Vamos, se hace tarde.

El Juez tomó a Eleazar apoyándolo en su hombro y llevándolo velozmente a través de la séptima y octava prisión. Pasando por las cúpulas de los jueces llegaron finalmente a Giudecca.

— Giudecca...—dijo totalmente asombrado el novato admirando la majestuosidad del gran palacio de Hades frente a él, no podía creer que finalmente había llegado.
— Ven, sígueme —le indicó el hombre que lo había traido.
— Espera... no me has dicho quien eres.
— Mi nombre es Jeshab, Juez de Wyvern, es preciso que se apresure, señor.
— Tú también sabes quien soy ¿verdad?
— Sígame.

Ambos entraron al palacio y pasaron al gran salón del trono. La poderosa armadura de Hades se encontraba allí refulgente de un brillo purpúreo, Eleazar se acercó a ella sintiendo su poder aumentar rápidamente.

— Al fin, después de tanto tiempo... después de este largo recorrido que me permitió conocer a mis fieles caballeros... al fin puedo tomar posesión de mi armadura.

Eleazar hizo explotar su cosmos y la armadura del dios brilló intensamente dividiéndose en sus partes para acoplarse en el cuerpo del joven pieza por pieza.

— Sí, ahora puedo usar todo mi poder que estaba restringido, solo usar esta armadura me permitiría tener acceso al poder de Hades. Finalmente me he convertido en el nuevo cuerpo del dios del Inframundo para luchar en esta Guerra Santa.

Jeshab estaba detrás de él arrodillado observando la reacción de la armadura, era en verdad este el recipiente de Hades.

— Mi Señor Hades... Pandora y yo le esperabamos ansiosamente. Guardamos en secreto su ausencia y la armadura por si misma se encargó de resguardar el Inframundo en espera de su llegada.
— Entiendo. Ni siquiera yo mismo sabía que era Hades, pero mientras caía por las escaleras hacia el Inframundo se apareció esta armadura resplandeciente como una fabulosa visión y solo entonces lo supe, aunque era algo muy dificíl de creer aun para mí... por cierto...
—¿Qué sucede?
—¿Cómo supo Sekiam?... cómo es que... después de todo mi encuentro con ella gatilló todo este viaje... es decir...
—¿Sekiam? Ella no tiene nada que ver con esto. Le aseguro que ningún Caballero estaba enterado de su llegada. Probablemente ha sido simple casualidad pues siempre sale del Inframundo buscando aspirantes... aun Pandora y yo dudamos que el nuevo novato fuese nuestro Hades y es por eso que no intervinimos.
— Pero, entonces...
— Señor Hades, es preciso que partamos ahora mismo.
— Sí...—dijo algo dudoso aun pensando en lo anterior—. Es cierto, vamos —asintió luego con seguridad.

Eleazar Hades y Jeshab el Juez de Wyvern abandonaron Guidecca rápidamente para enfrentarse a los intrusos que se atrevieron a invadir el Inframundo.

Un nuevo Hades había resurgido para iniciar la batalla por la Tierra. Pronto otros guerreros se le unirán para completar su ejército, uno nuevo de renovadas almas.

Nuevos novatos intentarán cruzar las 8 prisiones para conseguir alguna de las preciadas armaduras púrpuras... Pero solo aquellos cuyo destino sea el infierno podrán obtenerlas.


Continuará...


 

 

 

Dedicado a mis amigos gaianos(Gaiaonline) del guild CDZ, caballeros del Inframundo: K Sylar, Kainex Moonstone, Blackbird, Goku (Kogu), Onikuro kurokase (Seth), Marixose, Morgan y Jeshab
 


Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 17:59 .

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#10 Sekiam

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Publicado 08 noviembre 2015 - 11:27

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La princesa del norte (continuación de El novato)

 

[6] En algún lugar del mundo

No sabía cuanto tiempo había pasado desde su salida del Inframundo, lo último que recordaba eran apenas vagas imágenes revueltas que no podía ordenar en su cabeza, al menos en ese momento. El paraje a su alrededor no le era familiar en absoluto solo blancura interminable por donde se mire.

Ya no caminaba más, parecía que venía viajando desde hace un buen tiempo, su sendero se vio interrumpido por el inmenso mar frente a ella. Quieta en el muelle mirando el sol tenue tras unas nubes que se ocultaba ya acabando el día. Hacía frío pero la amazona miraba el horizonte inamovible casi sin pestañear, mientras leves copos de nieve cubrían su cabeza y hombros desnudos ante el hostil clima.

De pronto sus ojos comenzaron a parpadear más normalmente y casi como si despertara de un largo sueño se percató del lugar donde estaba. Sorprendida observó a un lado y otro preguntándose cómo había llegado ahí, recordar lo último sucedido le resultaba muy difícil y no podía comprender qué le había pasado. Como fuese tenía que salir de allí, hacía frío pero lo más extraño era esa sensación rara dentro de si, un frío que venía aparentemente desde su interior. No muy lejos de ella unos hombres subían a un barco solitario en el puerto.

Solo vestida con su ropa de entrenamiento, un top sin tiras ajustado y pantalones de una tela delgada, se acercó al barco impulsivamente para tomar su oportunidad, tan veloz como un rayo golpeó a uno de los hombres. El otro impávido ante la situación no alcanzó a respirar cuando una patada lo lanzó al mar frío. El hombre golpeado primero había muerto instantáneamente tras el brutal impacto que lo dejó con la cabeza totalmente fuera de su sitio. La amazona fríamente le arrebató a este su abrigo mullido de piel y se lo puso, para luego empujar el cuerpo con su pie dejándolo cae al mar.

Con total tranquilidad ella subió al barco, un tembloroso joven, de no más de 13 años, no podía moverse de su sitio tras ver la escena y la amazona pasó junto a él deteniéndose a su lado.

— Nadie más abordará, que parta de inmediato este barco...

Al ver que el joven era incapaz de moverse, ella le tomó de sus ropas abrigadas y lo lanzó cerca de la cabina del capitán, pero tuvo la delicadeza de no herirlo, este de inmediato se levantó y abrió la puerta para avisarle al capitán.

—¿Una mujer extraña dices?

El capitán la observó de reojo por un espejo. La amazona permanecía con sus ojos fijos hacia la cabina de mando lo cual asustó al hombre, ella tenía una mirada decidida y peligrosa que nadie podría siquiera discutirle en absoluto.

— ¿Y no te ha dicho a donde va?

Negando con su cabeza el joven le dio a entender que no tenía idea, entonces para evitar problemas el capitán decidió partir de inmediato y ordenó al joven soltar las amarras, este obedeció rápidamente y zarpó el barco con rumbo desconocido.

Ella había sido una guerrera del Inframundo eso lo tenía claro, pero ahora su destino la llevaba muy lejos. Su armadura de Scorpio Sapuri había quedado atrás con paradero desconocido, sentada en una caja al borde del barco que se mecía constantemente logró recordar sin mucho detalle un enfrentamiento en un paraje muy similar al que se encontraba antes de abordar, sin dudas estaba muy lejos del Inframundo, pero por alguna razón no tenía prisa en volver, algo le apretaba el pecho y la perturbaba sin explicación.

Se cruzó por su mente llamar a su preciada Sapuri, aquella que obtuvo con tantísimo esfuerzo, por la cual había arriesgado la vida, mas ni siquiera lo intentó, había perdido conexión con ella como si se encontrara en un lugar inaccesible. Quizá solo necesitaba tomarse un tiempo para reflexionar lo ocurrido y entender qué estaba pasando. Entonces sus pensamientos se vieron interrupidos por las susurrantes palabras del joven que sostenía temblando una pequeña bandeja con un trozo de pan y un vaso de agua.

La noche ya había llegado, ella lo miró con sus ojos azules clarísimos  y él no pudo evitar dar un salto casi dejando caer la bandeja, pero se mantuvo firme. Momentos antes había comido el capitán y él, entonces pensaron que quizá ella tendría hambre también y el hombre lo envió con la bandeja aunque en primera instancia se había negado a hacerlo.

— Tienes agallas, chico... —tomó ella el vaso y le dio un sorbo, aquel líquido le recorrió la garganta seca, dio un leve mordisco al pan y volvió a darle la espalda al chico observando el oscuro horizonte.

— Señorita... ¿nos podría decir a donde va? digo, se nos acabará el combustible en algún momento... es decir, hace horas navegamos sin rumbo y...

— El lugar más frío que conozcan...—dijo casi como un susurro sin salir de su contemplación.

El chico se quedó petrificado sosteniendo la bandeja ahora vacía. Cualquier navegante de aquel puerto conocía la ubicación aproximada del lejano territorio asgariano, pero era una travesía peligrosa y pocos lograban llegar allí, ¿acaso a este lugar se refería la mujer? ¿al mítico Asgard?

Lo cierto era que Sekiam no sabía donde ir, inexplicablemente había llegado a ese puerto y el frío en su corazón le impulsó a decir esas palabras casi inconscientemente. Así que en ese instante el joven solo atinó a asentir con su cabeza y se retiró para decirle al capitán lo que a él le parecía que deseaba la mujer extraña.

Solo unos días bastaban para llegar al punto más cercano de las tierras asgarianas y estando casi en el lugar el clima comenzó a arreciar, una fuerte tormenta los había alcanzado impidiéndoles avanzar, aquello era el gran peligro de adentrarse en esas aguas, a veces podía ser tranquilo y otras la furia de los mares se desataba. Resguardados en la cabina el joven y el capitán luchaban por mantener el barco navegando contra el fuerte oleaje que bañaba la cubierta donde permanecía Sekiam solo sosteniéndose de una amarra.

— Es imposible, no podremos cruzarla, zozobrará el barco, ¡nos hundiremos! —dijo el joven atemorizado al capitán.
— Prefiero morir en el mar que en manos de esa chica loca que está afuera... —le respondió este sosteniendo el timón con fuerza.
— ¿Falta mucho? —interrumpió la amazona abriendo la puerta de la cabina.

Estaba totalmente mojada y su trenza azabache desgreñada por el clima.

— La tierra firme esta justo al frente —le dijo el capitán—.Pero con esta tormenta no avanzamos ni un nudo...
— Abriré paso entonces...—declaró ella con seriedad.

Cerró la puerta y se posó sobre la cabina en dirección al frente. el barco menor se movía mucho por el oleaje, pero logró afirmarse dejando una mano libre. Concentró todo su cosmos, aun sin portar armadura ella era una amazona entrenada y su poder no le había abandonado. Una esfera púrpura enorme se concentró en su mano y la lanzó contra el mar agitado abriendo un camino para el barco, pero no tardó en desvanecerse y ella siguió gastando su energía contra la feroz tormenta abriéndose camino.

Finalmente estaba a la vista el territorio asgariano cubierto de niebla se podía observar no muy lejos tierra firme, sin embargo la tormenta seguía y no podían acercarse más por las grandes olas, ante esto ella sin mediar duda alguna se lanzó al mar bravío abandonando el barco, con su fuerza llegaría a la orilla y estaría a salvo pero los tripulantes del barco no tuvieron la misma suerte. Era imposible para la embarcación pequeña soportar la tormenta, sin previo aviso ella alcanzó a ver como el barco zozobraba en el mar.

Dando la espalda a lo ocurrido y con una tormenta de nieve en el sitio, algo le hizo voltear, quizá un leve sentimiento. Dejando su abrigo entre las rocas de la orilla que había alcanzado ella se lanzó al mar enfurecido y con la ayuda de su cosmos nadó por las temibles aguas hasta llegar al barco que se hundía. Se sumergió para revisar la cabina, esta aun no se llenaba de agua, allí estaba el capitán en su silla con el mar hasta la cintura mientras el agua entraba por todas partes pero lentamente.

— Lo sacaré de aquí... —le dijo ella con obvia tensión en su rostro, pero el capitán meneo su cabeza— ¡No me venga con tonterias que el capitán se hunde con su barco! ¡salve su vida!—pero el hombre estaba totalmente resignado, ella observó su rostro mirando hacia el frente y su serenidad era impresionante, nunca había visto tanto valor en alguien que no fuese un caballero. Entonces la amazona comprendió que no podía hacer nada para ayudar al marinero.

— Olvídate de mi, estaré bien, ve por Phil si quieres salvar una vida... eso será el pago por el viaje...

Sekiam obedeció al capitán como si fuese la orden de su maestro, un hombre así merecía el máximo respeto y salió de allí, el joven debía estar cerca. Sumegiéndose una vez más entre las olas inquietas pudo ver el cuerpo inerte de Phil hundiéndose. El lugar de donde ella venía era donde la esperanza debía ser olvidada y así ella creía que estaba su esperanza, pero sin importar el estado del muchacho ella lo sacaría de allí.

Extendió su mano lo más que pudo aguantando la respiración bajo el agua, hasta que sus dedos rozaron la mano de Phil y con un impulso cósmico le alcanzó para llevarlo a la superficie.

El barco se hundió por completo entre el oleaje incesante mientras Sekiam nadó con el joven hasta la orilla. Lo vio tan pálido y sin vida tendido en el suelo nevado, ni siquiera atinó a hacerle resucitación, había sacado un cadáver, nada se podía hacer y solo lo vio mientras intentaba recuperarse de tan tremendo esfuerzo.

— Ha sido inútil, ¡no se por qué lo he hecho! —se molestó consigo misma— ¡Nunca he salvado a alguien, por que habría de hacerlo ahora!...

Y tras decir esto le golpeó el pecho al muchacho y este escupió el agua que había tragado justo en la cara de la amazona. Así reaccionó con un gran respiro Phil y empezó a temblar profusamente por el frío sin poder pronunciar palabra, mirando temeroso a Sekiam que estaba impávida viéndole con grandes ojos sin dar crédito a lo que sucedía.

Ella también tenía frío, pero se levantó con la misma cara de asombro y recogió no muy lejos de allí el abrigo que había dejado para dárselo a Phil y abrigarle. Luego más serena lo cargó en su espalda y emprendió el rumbo sin saber su destino, solo que debía continuar y proteger al muchacho hasta encontrarle refugio. Entonces una leve sonrisa se dibujó en su rostro con una sensación de dicha que hace tiempo no sentía.

Tras un largo andar que llevó a la amazona a dar su mayor esfuerzo, a lo lejos se divisaba una enorme estructura, un palacio, en medio de la nevada la joven de ojos azules decidió continuar con el muchacho acuestas en esa dirección. Este se encontraba dormido sin fuerzas, pero una suave brisa lo despertó, se vio a si mismo avanzando por entre la gruesa capa de nieve y cubierto completamente con un cálido abrigo. Reconoció el cabello negro de la amazona y su trenza descuidada sobre el hombro.

— ¿Acaso no tiene frío?... —dijo el chico, pero no se dio cuenta que lo había dicho en voz alta.
— Claro que no, al menos no como lo sentirías tu...—dijo en tono agradable, ya empezaba a retomar su normal personalidad más relajada.
— Cómo... cómo es posible eso...

Agotada con el sudor congelado en su rostro la amazona se detuvo junto a un pino nevado a descansar bajando con cuidado al muchacho. La nieve azotaba con fuerza y un leve temblor era observable en la boca de Sekiam.

— Una guerrera como yo puede soportar climas tan extremos como este, más aun ahora que...
— ¿Que clase de guerrero puede hacer eso? —le dijo Phil con sus ojos bien abiertos totalmente impresionado por la fortaleza de la joven.
— Un Caballero...

No dijo más la amazona perdida en sus propios pensamientos y el chico prefirió no insistir, pero aquello lo inundó de admiración hacia esa mujer. No lejos de allí se divisaba ahora más claramente una gran construcción. Sekiam pensaba que podría haber alguna aldea cerca donde pudiesen refugiarse. Entonces al volver su mirada hacia Phil, este se le había quedado mirando mientras los labios de la amazona temblaban más notoriamente.

— Señorita usted es muy fuerte, pero vestida así no llegaremos lejos...—e hizo ademán de quitarse el abrigo, pero Sekiam se lo impidió con solo mirarlo muy seriamente.
— Yo puedo resistir, pero tu morirás en este frío... ¿a donde me han traído?
— ¿Acaso no lo sabe? Pensé que era aquí donde deseaba ir...
— No, yo no sabía... en realidad... Bueno ¿y que lugar es este?
— La tierra de Asgard por supuesto.

Sekiam lo miró un momento con asombro y después su cuerpo empezó a templar también, a lo cual reaccionó cruzando sus brazos involuntariamente en un acto inútil de abrigarse, así que se levantó de súbito y cargó a su compañero de viaje en su espalda.

— Debemos encontrar refugio... pronto... Asgard, ¿qué podría hacer yo en este lugar? moriremos congelados...

Siguió caminando en contra del viento, ya su cuerpo no resistiría mucho más, su cosmos le rodeó, pero era muy débil. Por suerte no tardaron en llegar a algo parecido a una aldea pues empezaban a verse senderos y edificaciones cubiertas de nieve otras en ruinas muy cerca de donde estaban los viajeros, ahora estarían a salvo.


 


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Publicado 08 noviembre 2015 - 13:11

Amo esa imagen que creaste esta muy buena y original, Saludos.


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#12 Sekiam

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Publicado 09 noviembre 2015 - 16:13

Gracias!! Como estoy medio ociosa creo que hare eso de las fichas de personajes, esta muy buena la idea, al que se le ocurrio es un genio xD

 

______________________________________

 

[7] ¿Rapto o destino?

Eleazar había llegado tarde a la escena junto a Wyvern, toda la acción concluyó muy rápidamente, los invasores tenían extrañas intenciones, al parecer solo deseaban llevarse a la amazona Sapuri, aquello no tenía sentido. Sylar se encontraba muy herido tendido en el suelo acompañado por los otros dos jueces que cuidaban de él.

—¿Que ha sucedido?—dijo con enfado el recién llegado Hades.
— Señor Hades... se la han llevado...—pronunció con dificultad el Sapuri.
—¿Cómo es posible que hayan venido a hacer algo así?¡Cómo se atreven!
— "Quién" es la pregunta, señor —agregó Jeshab, el Juez Wyvern se encontraba algunos metros más allá junto al cuerpo de uno de los invasores.

Hades caminó en aquella dirección y observó el cuerpo destrozado del enemigo, este por alguna razón no tenía su armadura puesta, aun recibiendo un gran ataque si el cuerpo estaba allí debía tener al menos fragmentos de sus ropajes pero no había rastro de ella. Sin embargo no había secretos cuando de muerte se trataba, era obvio para Eleazar quien era el sujeto y quién lo envió.

— Un asgariano...—dijo Hades molesto por la situación— ¿Que pretendes Odín?
—¿Odín?—replicó Jeshab junto al dios

Entonces apareció Seth acompañado de Kogu, este último se notaba que enfrentó también a uno de los intrusos, aunque no estaba tan mal como Sylar, y les contó a los presentes lo que él alcanzó a ver cuando llegó. Al parecer eran tres los sujetos, de alguna manera acorralaron a la amazona para dormirla con un somnífero y llevársela, Blackbird habría sido el primero en llegar pero fue rápidamente reducido por los tres tipos que no dudaron en atacar simultáneamente, pero a la llegada de Kogu decidieron separarse adelantándose dos de ellos y dejando a uno para distraer.

Kogu estaba dispuesto a enfrentar al rezagado pero pronto llegaría Sylar quien le dijo que impidiera el rapto por lo que persiguió a los otros esperando que el Sapuri le siguiera. Ya fuera del Inframundo Kogu logró interceptar a uno de los tipos y combatió con él hasta derrotarlo, mas no logró impedir que el tercero más alto se llevara a la amazona.

— Lo más extraño de todo fue que su armadura le abandonó antes del golpe final... él mismo se lo ordenó... Nos hemos enfrentado a unos camicaces...— bromeó adolorido el Aries Sapuri.

Uno de los Espectros cayó en la invasión y dos estaban heridos, mas una había sido secuestrada. Tanto esfuerzo por parte de los enemigos para un acto tan aparentemente inútil era algo extraño, pero reflexionando un momento todo lo dicho por Kogu Hades pareció entender al menos en parte qué sucedió.

— Si se trata de asgarianos debemos ir por Sekiam, no podemos dejar esto así como así...—quiso levantarse Sylar pero los jueces se lo impidieron.
— No, te equivocas, dejaremos esto tal cual como está...—interrumpió Eleazar esta vez más sereno—. Esta ha sido su decisión...

Sus caballeros quedaron apesadumbrados con lo dicho por Hades, no podían contradecirle aunque su deseo fuera recuperar a su compañera y rescatarla de Odín por la estrecha relación que tenían con ella, mas no entendían de que hablaba el joven con eso de "su decisión", incluso Jeshab dudó de la respuesta del dios y se lo hizo saber.

— ¿En verdad su primera decisión como el nuevo Hades es que nos olvidemos de una compañera caída en desgracia? No es mi intención juzgar, pero...
– Usted no conoce a Sekiam, es la más leal servidora del reino, siempre buscó a los mejores candidatos para que se unieran a nuestra causa...—agregó Sylar dolido con la decisión.
— En eso te equivocas Sylar, la conozco, sí, no tanto como ustedes con quienes ha compartido más tiempo, pero entiendan que esta no es solo la voluntad de Odín, sino también de ella misma...

Aquello les dejó sin habla y entonces apareció como un rayo púrpura que se posó frente al dios del Inframundo la flamante armadura Sapuri Escorpio, que regresaba a su reino en forma de objeto con la figura del escorpión lista para ser usada por algún otro aspirante de aquel reino.



 


Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 18:04 .

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#13 Sekiam

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Publicado 13 noviembre 2015 - 11:08

[8] El nuevo destino

Al buscar refugio unas amables personas les recibieron, pudieron entonces guarecerse bajo un techo acogedor de uno de los aldeanos. Allí se recuperó la amazona, sentada en una alfombra de piel cerca de la chimenea cálida y con un abrigo sobre ella. Entonces una mujer le llevó un trozo de pan y curiosamente un poco de sal. Ella miró extrañada el ofrecimiento pero lo aceptó sin decir palabra. Phil se sentó junto a ella luego.

— Señorita, debo agradecerle infinitamente lo que usted ha hecho por mi, es un sueño increible poder conocer la mítica aldea asgariana... es realmente...
— Aquí te quedarás Phil, debo continuar mi camino cualquiera que sea...
— Me lo imaginaba, pero no entiendo que hará usted en el Valhalla...
— Ya te lo he dicho, soy una amazona, si estoy aquí en Asgard solo puede significar una cosa... el señor de los hielos me ha invocado... He podido recordar con mayor detalle lo que ha sucedido, esos tipos debieron traerme aquí...

Ciertamente tres dioses guerreros eran los que se habían presentado en el Inframundo, ellos ayudados sin duda por su dios lograron entrar en las tierras del Inframundo por un tiempo muy limitado. Los tres al únisono habían atacado a Sekiam, al ser la primera en la linea de defensa estuvo fácilmente a su merced. Más tarde recobraría el conocimiento siendo cargada en el hombro de un sujeto muy alto, de inmediato tuvieron un fugaz encuentro que terminó al ella caer por un barranco tras desplomarse la orilla de este bajo sus pies. De allí en más cuando se levantó maltrecha camino sin rumbo y prácticamente de forma inconsciente por kilómetros hasta reaccionar frente al mar.

La amazona parecía resignada ya no pensaba más en volver al Inframundo, ahora su curiosidad la llevaba a descubrir qué deseaba Odín de ella ¿Acaso deseaba que se uniera a sus filas, Sekiam una valkiria de Asgard? Aquel pensamiento no hizo más que causarle risa, su lealtad al Inframundo era incuestionable, al menos antes que sucediera todo esto, y eso resultaba lo más extraño de todo.

Había anochecido cuando Sekiam salió del hogar, agradeció con una reverencia a sus hospitalarios habitantes y dejó allí a Phil para que cuidasen de él. No alcanzó a dar un paso fuera de la casa cuando el muchacho tomó su abrigo y la detuvo.

— Me convertiré en un guerrero de Asgard, te lo prometo, seré valiente, leal y honorable...
— Para ser valiente no necesitas ser un Caballero, eso me lo enseñó alguien que tú y yo conocemos...—le tomó la mano ella quitándola de su abrigo.
— Mi padre fue valiente... siempre dijo que así era como deseaba morir...—el rostro del muchacho entristeció de pronto.

Ella puso su mano en el hombro del muchacho y le sonrió con dulzura.

— Serías un digno guerrero de Odín, sé fuerte, nos veremos otra vez...

Recuperada la amazona recorrió velozmente la aldea y se detuvo ante las imponentes puertas del palacio amurallado. Para su sorpresa estas se abrieron levemente, lo suficiente para pasar, con precaución ingresó al palacio. Había muchas puertas, salón tras salón, parecía un lugar deshabitado, silencioso y lúgubre, pero un aura fría parecía indicarle el camino en aquel laberinto hasta que finalmente llegó al salón principal del trono.

Un techo altísimo, amplio y bellamente decorado era ese lugar, muy solemne, allí la esperaba un anciano que estaba de espaldas a ella junto al trono de alto espaldar. Era el momento de discutir este asunto y ver que sucedía realmente ¿Acaso ese sujeto era Odín? un anciano vestido muy comúnmente no parecía ser el lider de aquel reino.

— No cumplirás tu nuevo destino si continúas con esa actitud —dijo el anciano sorpresivamente.
— ¿Quién eres tú? llame a Odín inmediatamente o a quien este a cargo, no me gusta para nada su juego... —dijo ella con desconfianza, este no podía ser Odín.

Entonces vio que debajo del trono muy cerca del anciano salió una serpiente pequeña que creció asombrosamente ante sus ojos repentinamente.

— Cumple ahora con el paso final... libérate de la oscuridad que llevas en tu corazón...

Al terminar aquella frase la serpiente ahora enorme y feroz se abalanzó súbitamente contra la amazona. Esta reaccionó lo más rápido posible para no ser devorada por las fauces de la criatura y de inmediato le golpeó la cabeza tras esquivarla. Pero aquel impacto fue como si no hubiese existido, ningún ataque físico podría dañar a la serpiente y esto fue confirmado por las palabras del anciano.

— Desata tu poder cósmico si deseas triunfar...—dijo el hombre que permanecía cerca del trono esta vez observando la acción.

Sekiam entonces concentró su cosmos y envió una esfera de energía púrpura contra la serpiente pero esto tampoco le hizo daño. Un movimiento rápido de la criatura la impactó de lleno lanzándola contra el trono de Odín. Junto a ella el anciano solo la miró sin el mínimo gesto ante lo ocurrido.

— No puedo ser un guerrero de Odín... —dijo Sekiam apoyada en el trono con su frente sangrando.
— Y no serás solo un guerrero...

Ella se levantó y miró con sorpresa al anciano, el extendió su mano hacia ella y le quitó el lazo a su trenza deshecha. Su cabello suelto se agitó con una brisa fría, y solo entonces notó que tenía unos mechones claros, habían perdido su color azabache, blancos eran ahora. Entonces lo comprendió, de esto se trataba todo, era una decisión tomada, su nuevo reino era ahora Asgard y defenderlo sería desde hoy su misión.

Cerrando los ojos su cosmos púrpura ardió como nunca y en un instante este se volvió blanco puro. Al abrir sus claros ojos celestes su mirada era otra, calmada y decidida, solo extendió su mano y la gran serpiente puso su cabeza para que ella la tocase. De inmediato al simple roce la serpiente disminuyó su tamaño y luego se deslizó lejos de la vista de Sekiam, fue entonces cuando el anciano le entregó a la amazona la lanza de Polaris.

— Desde ahora serás conocida como la representante de Odín, Polaris...
— Pero... ¿qué?¿así nada más? —dijo mientras se levantaba sin recibir la lanza.
— Hey, tenemos prisa... la gran guerra se acerca y Asgard debe estar preparado —respondió el anciano obligando a Sekiam tomar la lanza para luego alejarse hasta llegar a la puerta del salón.
— ¡No te vayas, tengo muchas preguntas que hacerte!...

El anciano no hizo caso a esto último y se fue, aunque Sekiam corrió a la puerta al abrirla ya no estaba. Se quedó con todas sus dudas y por sobre todo le abrumaba ser elegida como la nueva Polaris, era algo totalmente diferente, y su corazón seguía con esta sensación fría que la perturbaba, pero al mismo tiempo una chispa nació dentro de ella.

Cerró la puerta del salón y caminó unos pasos hacia el trono, clavó la lanza de Polaris en un movimiento rápido muy enfadada.

— ¿Que es esto? como podría tomar un puesto tan importante si ni siquiera me interesa este lugar... además...—tomó los mechones blancos de su largo cabello mayormente negro— ¿Tengo canas? ¡soy muy joven para tener el cabello blanco!...—sollozó desconsoladamente.

Era una situación muy difícil de digerir, cómo saber si esto debía ser así o una mera improvisación de aquel extraño anciano, mil pensamientos inundaban la mente de Sekiam, el inevitable recuerdo de sus compañeros la agobió de pronto ¿qué pensarían ellos?¿vendrían a rescatarle?¿sabrían su paradero? Mas no pudo continuar con esto pues las puertas se abrieron de pronto y una tropa de mujeres entró estruendosamente con ropajes finos y delicados.

— Mi señora —dijo una de ellas—. No puede estar vestida así...

La llevaron del brazo mientras unas cargaban vestidos muy finos y discutían sobre cual le quedaría mejor hablando muy ruidosamente. Así llegaron a una habitación muy grande, para sorpresa de la amazona era un baño con una tina ya preparada. Las valkirias le quitaron el abrigo y se disponían a quitarle el resto de su ropa, estas le iban a bañar, pero ella las interrumpió diciendoles que podía sola y les pidió que se retirarán.

— Como usted desee, mi señora, estamos para servirle —dijo una de ellas y dejando los vestidos le hicieron una reverencia cada una antes de retirarse.

Aquello fue muy extraño, tardaría un tiempo en acostumbrase a esta nueva vida, seguramente ya no había lugar para ella en el Inframundo y esta posibilidad que se abría ante ella era de considerarse, después de todo no tenía otra opción, de alguna manera la esperanza volvía a brillar en su corazón.


 


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Publicado 19 noviembre 2015 - 08:29

[9] Convenciendo al escéptico

Sekiam no estaba convencida del todo sobre este nuevo y repentino puesto, ser arrancada de los brazos del Inframundo era por lo demás curioso, de entrada no era posible que alguien de Asgard le conociera, ciertamente ella viajó mucho en el pasado, estando en entrenamiento y también en su ardua búsqueda de novatos apropiados para la causa, aun así no podía ser que le buscaran a ella específicamente.

— ¿Y si solo es por ser mujer?, tal vez solo cumplo con ese mínimo requisito... guerrera, noble y modesta...—sonrió para sí mientras se vestía luego de un relajante baño y suspiró—. En el Inframundo no tenemos estos lujos...

La ropa dejada por las mujeres eran finos vestidos, muy vaporosos y faldas largas, también había joyas muy hermosas, cintas y tiaras para su cabello, todo aquello era demasiado femenino para la escorpiona.

— Mhmm... creo que la difunta era más grande...—estaba decepcionada al ver que el vestido que se puso era muy largo en el doblez y las mangas, todo eso era demasiado incómodo por donde se mirara. Mas aceptó la vestimenta y continuó su recorrido esperando ver a alguien más o al anciano ese que le presionaba para ser Polaris, necesitaba más información.

Los pasillos del palacio eran muy extensos, puertas por todas partes y más y más pasillos en una y otra dirección, un verdadero laberinto, en la decoración abundaban las armas de todo tipo y cuadros polvorientos derruidos por el tiempo, en cada habitación que entraba había más puertas y se encontraban en desuso. En un momento encontró un salón alargado con una mesa de madera fantástica, en este cuarto todo estaba limpio y reluciente, pronto apareció una mujer con una bandeja saliendo de una de las puertas y preparó la mesa.

— ¿Ya es hora de comer? —preguntó Sekiam, este sin duda sería un buen momento para ver quien más habitaba este enorme sitio.
— Así es mi señora, tome asiento —le contestó con amabilidad la joven mujer.
— Mhmm.. ¿se tardarán mucho los demás? —dijo mientras se sentaba.
— ¿Los demás? Nadie más come en esta mesa, se la hemos preparado solo para usted...
— Saben que son raros ¿cierto?... dijo incrédula la amazona.

La mujer sonrió entendiendo a que se refería, dispuso todo para la comida de la nueva Polaris y se retiró del salón. El silencio de ese lugar era para volverse loco, tanta tranquilidad y soledad, era tan cruel y extrañamente familiar.

— Si que has mejorado en la vida Sekiam... Al menos allá se veía gente pasar todo el tiempo aunque no eran muy conversadores...—con resignación comió de su plato que estaba realmente delicioso.

Luego tuvo la idea de tomar la puerta por donde se había ido la sirvienta de palacio y resultó ser un largo pasillo esta vez con vista al exterior en todo su lado izquierdo, era dificíl decir que hora del día era, al menos estaba claro, las densas nubes cubrían el cielo hasta donde la vista alcanzaba a ver.

Entonces oyó los pasos de alguien viniendo desde el otro extremo del pasillo, vestido con ropas finas se acercaba  un hombre alto de largo cabello claro y ojos azules, se notaba que había sufrido algún accidente por sus vendajes y su brazo derecho estaba sujeto por un cabestrillo.

— Eres tú... —dijo ella muy sorprendida, ya lo había visto antes bajo otras circunstancias.
— Veo que estas a salvo, creí que habíamos fracasado, pero al final llegaste por tu cuenta —habló seriamente y con un dejo de molestia.
— Así que estan todos de acuerdo en que una extraña sea la nueva Polaris... ¿No había alguien más es este amplio reino?
– No, por lo que será mejor que cumplas correctamente tu papel aquí, es más deberías estar en otro sitio ahora en lugar de pasear por el palacio —esta vez su tono aunque respetuoso hacía notar su desprecio.
— De acuerdo, pero han sido ustedes quienes insisten con esta tontería, podría irme rápidamente de aquí si así lo quisiera —replicó ella con dureza muy firme y desafiante dando un paso hacia el joven guerrero.
— ¿Sabes qué?... alguna joya pequeña en tu cuello y quizás una cinta en tu cabello complementarían mejor tu vestimenta...—dijo él mirándola fijamente a los ojos sin retroceder ante el desafío de la amazona, esto desconcertó a Sekiam.
— El estilo princesa no va conmigo —se sonrojó sin darse cuenta y miró hacia el paisaje nevado a su lado.
—¿Ni siquiera te has preguntado cómo sobreviviste prácticamente sin un rasguño a tan dura caida? Y no, no espero que me lo agradezcas, pero te haría bien recordarlo.

En efecto durante su combate Sekiam aun sufría los efectos del somnífero por lo que poco y nada recordaba sobre lo sucedido, habría sido este joven quien al verla caer por el barranco se lanzó junto a ella protegiéndola con su cuerpo recibiendo los golpes del accidentado terreno. Aun cuando ella logró levantarse después de caer varios metros no se percató de la presencia del guerrero a su lado y continuó la huida de sus raptores.

— Cumpliste tu misión —lo miró ella de nuevo.
— Sí, y dos buenos hombres, guerreros y amigos perdieron su vida para que estuvieras aquí... solo espero que haya valido la pena —con esto se dispuso a seguir su camino en dirección al salón.
— ¿No habrá presentaciones formales?¿Dónde están los demás? —dijo Sekiam en tono amigable.
— Yo soy Erik, no hay alguien más que se pueda presentar, solo eramos tres, aunque claro también esta el anciano, pero me imagino que ya lo habrás visto. Bienvenida a Asgard —le hizo una reverencia el joven y se retiró del lugar dejándola con más preguntas que respuestas.
— Bien, ¿Y dónde se supone que debería estar, señor pocas referencias?—dijo en tono de burla luego que Erik ya había entrado al salón.

Se dispuso a continuar su recorrido cuando de súbito entraron las sirvientas, una de ellas tenía una cinta con la que midió a la amazona de pies a cabeza, hombros, brazos, espalda y más. Otras le probaban distintas tiaras y collares para ver qué le quedaba mejor.

— Chicas, chicas, no sean tan intensas —les dijo intentando sacárselas de encima—. Déjenme ver... creo que este collar pequeño estaría bien... y que tal esa cinta celeste, es linda y simple...—les indicaba mientras lentamente se acercaba a la puerta de salida—. Por cierto, ¿hay algún lugar que me recomienden ir?

— ¿Debería estar en la estatua del señor Odín? —respondió una de ellas en tono titubeante.
— Por supuesto, y eso queda justo...—esperaba que le dieran algunas indicaciones para ir.
— Yo la acompaño, no es problema, sígame —se ofreció una de ellas mientras las otras asintieron con la cabeza.

No tardaron en llegar al amplio patio enlozado de piedras, como figura principal había unas escalinatas hacía la imponente escultura del dios nórdico. La muchacha la dejó allí y ella caminó decidida hacia la estatua, observó un momento el sitio y de pronto una voz conocida se hacía presente en el lugar.

— Ya es hora que empieces a trabajar, jovencita —se acercó el anciano sosteniendo la lanza de Polaris.
— ¿En verdad cree que pueda hacer esto? ¿No entiende que no me interesa el destino de este mundo? Ciertamente olvida de donde me ha sacado, ya es tiempo de algunas respuestas.
— De acuerdo —suspiró el hombre y reveló a Sekiam cual era la situación—. Los hielos del norte han estado descongelándose desde ya unos años, la antigua Polaris murió a avanzada edad mas luego de su fallecimiento Odín no promulgó a ninguna otra en su puesto.
— Sin Polaris los mares ya habrían cubierto gran parte del mundo...
— Eso no ha ocurrido solo porque los habitantes de Asgard nos hemos hecho a la tarea de rezar para que el hielo no se derrita, aun así el proceso continúa lentamente mientras cobra la vida de nuestra gente.
— Odín les ha olvidado, no puedo creer que sigan con esto —dijo disgustada la amazona, este asunto seguía sin tener sentido.
— Te equivocas, jamás nos ha dejado y lo único que se necesita es un cosmos fuerte que rece sin ser abatido por esta carga, necesitamos a alguien que resista el poder de Odín a través de su cuerpo.
— Ya entiendo, soy su conejillo de indias, gracias por considerarme —interrumpió sarcásticamente—. Pero sigo sin entender por qué yo.
— Deja las tonterías, muchacha, ya es hora —le tomó del brazo y la condujo frente a la estatua, le golpeó las rodillas por detrás con el mango de la lanza haciendo que Sekiam cayera de rodillas.
— Hey, no hace falta la rudeza...—se quejó la amazona.
— Silencio... rezarás aquí, ponte derecha y enciende tu cosmos, desea con todo tu corazón que los hielos dejen de derretirse. No te moverás de aquí hasta que veamos un progreso o te mueras, lo que pase primero...

Sentenció el hombre mayor retirándose del lugar y dejando la lanza cerca de Sekiam. Ante esta imposición la amazona sintió que al menos debía intentarlo, había una razón interna para que estuviera allí, aquel anciano desconocía que dentro de la escorpiona algo crecía y poco a poco se apoderaba de ella. No muy lejos de allí el joven Erik observaba la escena, junto a él llegó el anciano mientras Sekiam unía sus manos y encendiendo su cosmos purpúreo pedía que los hielos dejaran de derretirse.

— ¿Crees que lo logre?—preguntó Erik sin dejar de observar a Sekiam.
— Ni idea, pero ha sido un gran riesgo. El único reino semiformado era el Inframundo y tuvimos suerte que tuviera a una mujer entre sus filas—respondió el hombre.
— ¡Cómo dices que no lo sabes!—le tomó con furia por la ropa al anciano—. Perdimos a Hans y Vali por tu loco plan ¿Y te dices sacerdote de Asgard? Esa chica tiene razón Odín nos ha abandonado...
— Si lo que dices fuera cierto tampoco tú estarías vivo, solo por el poder de Odín pudieron entrar al Inframundo.
— ¿Acaso siquiera sabías eso con certeza cuando nos enviaste a ese suicidio?
— Deja los cuestionamientos Erik, ella está aquí y eso es todo lo que necesitábamos.

Fastidiado el dios guerrero soltó al hombre y se retiró del lugar dirigiéndose a sus aposentos. Erik quería descansar y no pensar más en este asunto, seguramente esa chica no podría con la tarea y al día siguiente le encontraría muerta.

Pasó esa tarde y pronto llegó la noche, la oscuridad del lugar solo era interrumpida por las antorchas en el jardín y algunas velas en los pasillos más usados del palacio. Recorriendo uno de esos pasillos se encontraba Erik quien se dio a la tarea de encender los faroles fuera de las habitaciones de sus compañeros caídos como señal que su alma siguiría viviendo en el lugar. Con algo de curiosidad decidió entonces darle una mirada a la joven Polaris, quien sabe si no estaría ya agonizante.

Con su antorcha en la mano izquierda avanzó por el patio enlozado y llegó hasta la amazona, aun desde lejos se podía ver el resplandor blanco y puro de su cosmos. Ella mantenía su postura desde la última vez que la vio, totalmente concentrada en su plegaria no había rastro de su cosmos púrpura.

— ¿Acaso es esto posible?¿Un Espectro de Hades convirtiéndose en asgariano?—quedó estupefacto el dios guerrero sin darle crédito a lo que sus ojos veían.
— No, en eso te equivocas, es cierto que pertenecía a las filas de Hades, pero por mi voluntad... Hades no me revivió de entre los muertos, yo decidí entrar al Inframundo y ser su guerrera...—los ojos de Sekiam se abrieron lentamente dejando ver su color celeste clarísimo.
— ¿Entonces por tu voluntad ahora deseas cambiar eso y servir a Odín?
— Nunca me sacrifiqué por otros, nunca me importó la vida de los demás, para mi todos los humanos eran seres despreciables y ruínes que debían ser juzgados por Hades... Pero quiero darles una oportunidad, quiero creer que estoy equivocada y que merecen vivir...

Ella hablaba en un tono solemne y suave, su cosmos emanaba un frío que estremecía al dios guerrero el cual cayó de rodillas ante Sekiam.

— Eres... no, es usted digna representante de nuestro dios y le serviré aun arriesgando mi vida...
— La guerra se aproxima y Asgard será una parte fundamental, sin ser nuestra esta contienda nos hemos visto envueltos en ella y cumpliremos a cabalidad con nuestra parte... tenemos que...—no logró terminar la frase cuando se desplomó súbitamente.

Erik acudió en su ayuda cobijándola en sus brazos sintiendo el frío abrumador que la rodeaba, en un instante ella volvió en sí temblando bruscamente.

— Vamos, ya te has esforzado mucho... Por cierto, no se cual es tu nombre —le dijo sonriendo por primera vez, ella apenas susurrando le contestó.
— Sekiam, Sekiam de Polaris...


 


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Publicado 24 noviembre 2015 - 11:50

[10] Mensaje divino

Sekiam continuó mejorando su conexión con Odín, practicando día y noche intentaba resistir aquel poder y mantener congelada las tierras y el mar cercano a Asgard, era importante recuperar todo el derretimiento ocurrido tras la muerte de la antigua Polaris hace algunos años atras. Los iceberg eran cada vez más robustos e incluso el lago que resguardaba una de las armaduras de dios guerrero se encontraba bajo una gruesa capa de hielo. Erik acudió donde Polaris para hablar de esta situación extraña, quizá la amazona se estaba pasando con mantener el frío en las tierras del norte.

— Entiendo que sea necesario mantener los iceberg, pero se ha congelado el lugar de una de las armaduras del reino, obstaculizando innecesariamente su obtención —dijo al acercarse junto a ella mientras la representante de Odín se mantenía de pie firme frente a la estatua del dios, sus ojos cerrados y su delicado vestido celeste ondeando suavemente.
— Qué dices Erik, sabes bien que no controlo a Odín sino él a mí... ¿En verdad el hielo ha aumentado tanto?
— Así es, esperaba que supiera algo sobre esto...—el dios guerrero observó entonces que ella abrió sus ojos y estos eran brillantes como aquella vez y supo que lo siguiente no vendría de la amazona.
— Las aguas aumentan en todo el mundo, el reino ha elevando los mares, él ha despertado con la suficiente fuerza como para empezar esta guerra... Congelaré las aguas y las contendré aquí en Asgard, sin embargo las horas llegarán a su fin...
— ¿Qué?¿quién es él? Acaso...—se asombró el asgariano.
— Solo hay un dios que quiere sumergir al mundo...—dijo Sekiam recuperando el color natural y claro de sus ojos.
— En Asgard estaremos a salvo por el poder de Odín, no tenemos de qué preocuparnos.
— No lo entiendes Erik, es la guerra entre dioses. Si las aguas han aumentado en todo el mundo debo ir al Santuario y advertirles de este enemigo, Athena debe pelear esta guerra y vencer o será el fin de todo.
— ¿Al Santuario dice? —cruzó los brazos en franca señal de rechazo ante lo dicho por la amazona—. No creo que deba recordarle que su deber esta aquí en Asgard.
— Por supuesto, pero ellos deben defender la Tierra, el poder de Odín no evitará que el mundo se sumerja, solo lo contiene, tenemos que apoyar la causa... por cierto creo que necesitaré mi antigua ropa...

Dicho esto la amazona comenzó a bajar las escalinatas para emprender rumbo a su destino, pero Erik le detuvo tomándole del brazo muy serio.

— Deje que se arreglen ellos solos, usted debe estar aquí... Iré yo si tanto quiere darles aviso...
— Yo debo ir, conozco muy bien el Santuario podré entrar más facilmente, además conozco a alguien allí, él me ayudará a tener una audiencia con Athena.
— Pero...—le soltó el brazo— ¿Cómo es que conoce el Santuario? —reflexionó el dios guerrero incrédulo ante las palabras de Sekiam.

La amazona no esperaba contar esta historia, pero era necesario para que él entendiese, la situación era crítica para la Tierra y si algo podía hacer para mostrar su postura en la guerra debía hacerlo, entonces ella le reveló cómo conocía ese lugar.

— Las ambiciones pueden llevarte a lugares insospechados, eso me ocurrió... entrené arduamente por años para ser la amazona de Escorpio en el Santuario, pero un fanfarrón me quitó el puesto, admito que me venció justamente pero en aquel tiempo solo pensaba en vengarme de él.
—  Quién lo diría..—dijo él extrañado por la situación.
— Todos tenemos una historia —se sonrojó la amazona.
—  Y me dirá entonces que solo quiere advertirles a los athenienses sobre la guerra ¿o es que quiere volver a ver a ese tipo?. En verdad me cuesta creer que una Espectro del Hades se preocupe tanto por el destino del mundo...—le dijo con un leve sonrisa, pero luego se miraron desafiantes por unos segundos.
— En lo que a mi respecta siempre he estado del lado de la justicia...—contestó y se volteó ella en claro gesto de desprecio.

El asgariano contuvo su risa ante la respuesta de Sekiam, ¿ser un Espectro de Hades era estar de lado de la justicia? Eso era sin duda algo muy absurdo. Aunque esto hizo pensar a Polaris por un momento la situación, si en algo Erik tenía razón no podía irse así como así, entonces antes de retirarse encendió su cosmos sosteniendo su lanza y en un rápido movimiento la clavó en el lugar donde rezaba.

— Esto servirá en mi ausencia —miró nuevamente al asgariano esperando que su gesto lo dejara satisfecho—. No tardaré, ya verás...

Y caminó alejándose de allí hacia sus aposentos para volver a usar su vestimenta de entrenamiento y llegar al Santuario lo más rápido posible.

— Solo no te arriesgues, es su guerra no la nuestra...—dijo cuando ella ya se había marchado, se quedó allí el alto guerrero observando la estatua de Odín y a sus pies la lanza de Polaris brillando intensamente en espera del regreso de la representante del dios.

Seguía pensando que era inútil su gesto, que preocuparse de Asgard debía ser la prioridad de la amazona, pero si tanto deseaba volver allí no podía detenerla y sin embargo no permitiría una nueva acción que involucrara a Asgard en esta guerra.




Continuará...

 


Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 18:19 .

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Publicado 28 noviembre 2015 - 15:29

EL NOVATO

 

-¿un caballero de hades es distinto a un espectro del imframundo?

 

-Jajaja esa chica esta medio loca


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Publicado 29 noviembre 2015 - 09:48

- Es una buena pregunta o-o

 

La diferencia entre caballero y espectro es algo que mas que nada hace el narrador llamando a todos los presentes en el Inframundo de ese entonces "caballeros", que basicamente son los que voluntariamente pertenecen al reino y no "espectros" que serian las almas selladas de una guerra anterior.

 

 

- Ella es un poco ociosa xD

 

Gracias por leer mi fic :3

 

______________

 

Lo he incluido en el fic para que sea mas claro el asunto de los Caballeros de Hades, gracias por el comentario!


Editado por Sekiam, 26 enero 2016 - 13:27 .

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Publicado 01 diciembre 2015 - 19:32

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[11] Defensores de la Tierra

Los años trascurrían sin mayores sobresaltos en la vida de Kythnos, hacía un tiempo se había convertido en un Santo de Athena, su duro y arduo entrenamiento le había valido para poseer la flamante armadura de Escorpión de la cual se sentía muy orgulloso. Claro no había tenido ocasión de usarla tras recibirla hace algunos años todo porque la paz reinaba en el lugar y era innecesario custodiar su casa. Estas eran las órdenes del Patriarca quien sí permanecía en el Templo todo el tiempo.

Así que su vida giraba en torno a las vicisitudes del pueblo cercano al Santuario donde vivía. En tiempos de paz la vida de un caballero estaba dividida en continuar mejorando sus técnicas y vivir de su reputación como caballero. Era conocido en el pueblo como Santo de Athena por demostrar varias veces su fuerza contra abusivos y malhechores, todo un héroe en situaciones adversas, aunque nunca le vieron con su armadura sabían que era un caballero de elite.

Con estos antecedentes a su haber caminaba el Dorado por las calles del pueblo tranquilo y confiado mientras saludaba a las personas del lugar. Su destino era la floristería donde gustaba apreciar las nuevas flores que llegaban de lugares lejanos.

— Buen día, señor Kythnos, me da gusto verlo nuevamente —dijo amablemente la tendera, una mujer mayor que estaba acomodando unas flores.
— Buenas, sabe que no fallo cuando llegan las entregas especiales —correspondió el pelirrojo alegremente.

En ese momento entró otro joven de larga cabellera rubia que se detuvo junto a Kythnos frente al mesón. Este pidió un ramo de rosas rojas mientras el escorpión lo observaba con asombro, el Dorado solo conocía a uno más de sus compañeros, a pesar de ser un caballero hace años desconocía que hubiera más dentro o fuera del Santuario.

— ¿Qué sucede?¿se nota que vengo del extranjero?—preguntó el rubio en tono risueño mientras la mujer iba por las rosas que había pedido.
— Es solo que no esperaba encontrarme con un caballero —dijo seriamente cambiando totalmente su actitud inicial.
— No soy un enemigo si eso imaginas. Me presento, soy Adar de Piscis, estuve en entrenamiento mucho tiempo fuera del Santuario, pero ya he regresado.

La mujer de la tienda volvió con las rosas y las entregó al caballero, tras pagarlas se retiró del lugar no sin antes dirigirse al escorpión.

— ¿Qué te parece si nos vemos más tarde y nos reunimos con los demás? Cerca del teatro sería un buen lugar —levantó su mano en señal de despedida retirándose de la tienda.

Kythnos siguió con su rutina aquel día y casi al anochecer aceptó la invitación del recién llegado. No estaba seguro si le encontraría allí por lo que se sorprendió al verlo sentado con el ramo de rosas en sus manos en las gradas del teatro.

— ¿No me has esperado todo el día, cierto?—bromeó Kythnos al acercarse.
—  No realmente, tenía unos asuntos antes... aunque admito que si llevo un tiempo aquí, ya pensaba que no vendrías.
—  Lo siento, me distraigo con facilidad en la aldea —dijo apenado—. Últimamente frecuento poco este lugar.
—  Está bien, vamos —se levantó el Dorado, ninguno portaba entonces su armadura, y el escorpión le siguió.
— ¿A dónde vamos?
—  Te dije que nos reuniríamos con los demás.

El caballero de  Escorpión tenía al menos unos 8 años en el Santuario desde que llegó y empezó su entrenamiento, pasando las pruebas iniciales a pesar de su corta edad le dieron la oportunidad de ser guiado por un maestro, convertido ya en Dorado no supo de más caballeros con ese rango que uno solo, aquel que habitaba la sexta casa, por lo que tenía curiosidad de a quienes se refería Adar. Un silencio incómodo se sostuvo por unos minutos mientras caminaban por el llano rocoso con el sol escondiéndose en el horizonte.

— ¿Por qué no fueron al teatro? Habría sido mejor reunirnos allí —dijo titubeante siguiendo de cerca al pisciano.
—  Cuando me fui del Santuario no alcancé a conocerte, sabía de algunos aprendices que buscaban portar las armaduras doradas, su ambición les llevaría a la muerte.
—  No ha sido ambición lo que me ha permitido ser un Caballero Dorado—se detuvo súbitamente Kythnos.
—  Lo sé, ahora lo sé...

No tardaron en llegar a un sitio apartado lleno de tumbas, epitafios de roca anunciaban los nombres de sus moradores. Piscis continuó guiando al Dorado hasta detenerse frente a cuatro sepulturas una junto a la otra y en cada una repartió las rosas que cargaba.

— ¿Quiénes son ellos?—temía preguntar el pelirrojo pero aun así lo hizo, ya podía imaginar la respuesta del joven.
—  Son nuestros compañeros... bueno, lo habrían sido si ese suceso no hubiese tenido lugar—habló con una profunda tristeza.
— ¿Cuando pasó esto? Nunca oí  sobre Caballeros Dorados que perdieron su vida.
—  Ni lo oirás de nadie más. Esto fue hace unos 10 años, nosotros a diferencia de ti, nos criamos dentro del Santuario, ser caballeros era nuestro destino desde que nacimos. Seis de entre todos los aspirantes internos se destacaron por sobre los demás desde muy pequeños y recibieron el entrenamiento especial para convertirse en Dorados.
— ¿Seis?, los cuatro de aquí, tú y...
—  Sí, pero solo dos sobrevivimos a la tragedia. Eramos solo unos niños llenos de ilusiones hasta que apareció ese tipo...

En el solemne silencio de la noche Kythnos se enteró de la razón por la cual el Santuario se encontraba tan vacio, en verdad en ese momento solo contaba con 3 caballeros de oro, varios de plata y unos pocos bronce, que poco y nada de relación tenían entre sí.

—  Lo recuerdo bien, casi nos mata a Fares y a mí, aun siendo pequeña ella tenía un gran poder, pero nuestro compañeros no corrieron con la misma suerte—rememorar esos tiempos perturbaba notoriamente a Adar.
—  Entiendo, debe ser muy difícil para ti...¿es por esto que abandonaste el Santuario?
—  Sí, aunque ya había pasado varios años de eso nunca me sentí cómodo con todo esto y emprendí un largo viaje para tomar un respiro y asegurarme de ser un buen caballero para nuestra diosa —se volteó mirando al escorpión.
—  Dices que esto ocurrió hace 10 años, cuando Athena apareció en esta época.
—  Así es, apenas ocurrida esta tragedia Athena llegó para reconfortarnos y proteger el Santuario de ratas como ese sujeto. Aun siendo solo un bebe la sola presencia de ella en el reino hizo huir al cobarde.
—  Ya veo, un momento de alegría opacó la muerte de tus compañeros, al final para todo el mundo eran solo unos niños aspirantes a caballeros.
—  Eso es correcto, por tal motivo solo Fares y yo lo recordamos.
—  Gracias —le extendió la mano Kythnos—. Aprecio que me hayas contado todo esto.
—  Los tiempos cambian, antes no habría imaginado que un extranjero se convertiría en un Dorado—le estrechó la mano—. Pero las armaduras no se equivocan, saben bien con quien resuenan plenamente.
—  Creo que es hora de volver a casa—tomó distancia Kythnos y miró en dirección a las 12 Casas—. Por cierto, no puedo creer que Fares fuese una niña alguna vez...—bromeó el pelirrojo.
—  No ha cambiado nada, siempre dije que es como una piña... aspera por fuera y dulce por dentro, pero no se lo digas o se enfadará —se sonrojó el pisciano a lo cual ambos rieron y se fueron de allí conversando sobre los últimos años de Adar fuera del Santuario.

Hace 10 años atrás apareció la nueva Athena entre la gran conmoción de un suceso inédito, aun el tiempo correspondiente no había llegado, el despertar de los dioses estaba muy lejos de ocurrir y sin embargo alguien acortó ese tiempo interfiriendo en la gran guerra. En esa época el número de habitantes del Santuario era mínimo, la seguridad, los caballeros, los aspirantes, todo regido por un sabio Patriarca que intentaba por todos los medios posibles aumentar este número y así sembrar un futuro de grandes defensores de la Tierra y de su diosa.

Las cosas no marchaban al ritmo que el Patriarca quería pero era sabido por él que aun había tiempo para mejorar la situación y siempre estuvo vigilante ante los nuevos prospectos a caballero y de esta forma logró reclutar a seis pequeños pero entusiastas aprendices. El Patriarca pensaba que quienes pertenecieran a la elite de los caballeros debían ser formados desde su nacimiento dentro del Santuario, esto principalmente porque tenía un hijo y este debia convertirse en un caballero para tomar su lugar en el futuro. Nada mejor que rodear a su pequeño de otros niños con el potencial adecuado.

En la visita a las Doce Casas estaban reunidos los pequeños, verían por primera vez los aposentos de los Dorados y recorrerían el sitio hasta llegar al Templo de Athena. No alcanzaron a acercarse a la primera casa cuando un sujeto salió de entre la multitud, era solo un pequeño igual que ellos con cabello rojo como el vino y su rostro lleno de odio hacia los elegidos. Este era uno de los aspirantes rechazados para convertirse en Dorado, aunque había nacido y se había criado como los otros seis, el Patriarca le había descartado.

— El Santuario no tendrá caballeros de oro y ningún otro...—dijo con una voz profunda que no concordaba con su edad, rodeado de un poderoso cosmos rojo carmesí.
— ¿Has venido solo a molestarnos?, puedes ser cualquier otro caballero incluso seguir practicando —dijo el hijo del Patriarca enfrentándolo.
— La guerra no se llevará a cabo si termino con todos ustedes... si los quito del juego la Tierra por fin será destruida sin resistencia.

Los seis jóvenes se pusieron en guardia al ver que ese chico venía con intenciones de luchar, mas se pusieron delante de ellos los caballeros de plata que resguardaban el sitio diciendo que continuaran pues ellos se encargarían. Tres plateados cayeron en ese mismo momento por el fugaz ataque del pelirrojo furioso y al unirse más caballeros fueron siendo despedazados por este chico vestido simplemente con su ropa de entrenamiento. Esto provocó una gran conmoción en el lugar apartándose todos los presentes huyendo por sus vidas.

A diestra y siniestra el joven iracundo atacó con una fuerza desmedida a todo aquel que se pusiera en su camino y sin vacilación mató al hijo del Patriarca y tres jovenes más que le enfrentaron, otro pequeño y la chica del grupo se habían apartado cuando este le tomó la mano a ella para que escaparan del lugar. Ella de rosados cabellos no se resistió a la huida confundida por la situación mientras el rubio temeroso por su vida solo atinaba a escapar.

El Patriarca ante tan cruenta lucha se precipitó contra el joven de poderoso cosmos pero fue abatido sin más cayendo junto al cadáver de su hijo. El malvado alcanzó luego al par de aspirantes a caballeros, entonces fue que el rubio se enfrentó a él para proteger a la chica y sin embargo fue ella quien inesperadamante atacó al rival con un poder deslumbrante haciéndolo caer por primera vez.

Aun así eran tan solo unos pequeños contra la fuerza sobrenatural de aquel chico y habrían sufrido el mismo final de los demás tarde o temprano pues ese era el objetivo del enemigo. Entonces una estrella fugaz apareció en el claro cielo y un estruendo mayúsculo estremeció el Santuario, un poder enorme, cálido y reconfortante se apoderó de todo el lugar, la estrella había caido frente a la estatua de Athena a varios kilómetros de allí en la cima del monte junto al Templo.

Ante esto el sujeto de rojos cabellos retrocedió y con una muesca de desagrado se dispuso a retirarse del lugar no sin antes advertirles a los pequeños allí presentes y únicos sobrevivientes.

— No duden que volveré y esta Athena no les servirá de nada cuando eso ocurra...

Dejó así el lugar rápidamente perdiéndose en la lejanía mientras los muchachos se recuperaban de tan trágico evento. Así nació la nueva Athena, forzada a aparecer en este mundo antes de tiempo y sin personas experimentadas que pudieran guiarle y enseñarle su propósito. Hoy es solo una niña de 10 años ignorante de su destino, mimada en los aposentos de una diosa, rodeada de servidumbre lejos de la realidad que le rodea.

Pronto ella descubrirá el significado de ser llamada la nueva Athena, las tropas enemigas se mueven rápidamente a su encuentro sin ella percatarse siquiera del peligro que se aproxima.


 


Editado por Sekiam, 26 enero 2016 - 13:49 .

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Publicado 01 diciembre 2015 - 22:47

Juzgado por el tribunal

 

-muy interesante la forma en que narraste el pasado de Eleazar

 

-fue un capitulo entretenido


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Publicado 03 diciembre 2015 - 11:03

Era el lugar indicado, aunque fue breve eran los puntos más importantes. Me alegra que te parezca entretenido :3

 

 

 

De pronto hay mucha actividad en la zona fanfic ¿o es solo idea mia? xD


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