EL NOVATO
Los dioses no escapan a los ciclos del destino, una guerra se ha llevado a cabo cada 250 años aproximadamente, la Tierra ha corrido el riesgo de ser gobernada por ambiciosos dioses con sus propias ideas para lidiar con los humanos. Una diosa, Athena, se convirtió desde tiempos mitológicos en la protectora y sin embargo sus enemigos jamás han desistido. Hades es uno de ellos y su propósito ha tomado un nuevo giro en esta nueva guerra.
Siendo que el ejército del dios de los muertos es conocido como almas selladas hace cientos de años, en este tiempo, por mandato del dios, las cosas han cambiado. Al despertar nuevamente en esta época los planes de Hades han dado paso a la renovación de su ejército reuniendo a guerreros dispuestos a entrar en su reino oscuro por propia voluntad y ellos son llamados Caballeros de Hades.
Cada cierto tiempo un nuevo aspirante se adentra en las tierras del Inframundo, pero no todos logran su objetivo, muchos no superan las pruebas o se pierden por el camino. Pertenecer al selecto grupo de los Caballeros de Hades no es tarea para cualquiera, a diferencia de otros ejércitos donde no hay requisitos previos para entrar en su territorio, en el Inframundo solo existen dos formas para ello: una es ser revivido de entre los muertos por el mismísimo Señor Hades para convertirse en un caballero; la otra es despertar la conciencia Araya o Arayashiki, también conocido como el Octavo Sentido, el cual se debe adquirir antes de entrar en el mundo de los muertos.
En el Castillo de Hades se encuentran las escaleras al reino de los muertos. Esta es la entrada principal por donde pueden pasar todos aquellos que deseen ir. Los espectros cuentan con la protección de Hades por lo que pueden ir y venir estando vivos, pero todo aquel que no lo sea perderá su vida y se volverá un fantasma, a menos que despierte su octavo sentido.
Así es como un nuevo aspirante llegó al Inframundo para convertirse en un Caballero de Hades.
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«Luego de un largo entrenamiento en el Fin del Mundo he decidido ir por mi armadura a aquel lugar donde el sol no ilumina, donde huele a muerto por doquier, allí donde todo aquel que ose entrar deberá perder toda esperanza.
Y ¿por qué a ese lugar y no otro? Simplemente sé que mi corazón late intensamente y una gran emoción me llena el cuerpo al oírlo nombrar.
Eso sucedió la primera vez que lo escuché, cuando aquella chica lo dijo supe que hacia allá debía partir. Sí, a veces me pregunto cuál habría sido mi destino si ella no se hubiese aparecido casi al terminar mi entrenamiento.
De un momento a otro estaba allí cubierta casi completamente por una capa que apenas dejaba ver su rostro. Le exigí que se mostrara, pero dijo que no era necesario ya que volveríamos a vernos. Fue entonces cuando nombró el ejército al cual pertenecía y una gran emoción me invadió, sentí que debía ir allá, pues había sido además invitado especialmente.
Y luego de un largo viaje llegué hasta el Castillo de Hades en busca de la entrada al Inframundo».
[1]ATRAVESANDO LA PUERTA HACIA EL INFRAMUNDO
«Entro al castillo, reviso el lugar que estaba totalmente abandonado y en ruinas hasta hallar las escaleras. Entonces un gran agujero se encontraba frente a mí y debía lanzarme para llegar a mi objetivo. Me quedo viéndolo un momento, pero no hay dudas en mi mente, de inmediato enciendo mi cosmos hasta lo más alto y en mi mente solo esta el gran anhelo de conseguir mi armadura. Esa armadura se encontraba en las profundidades del mismísimo infierno y debía ir por ella a como diera lugar. Así que me lanzo hacia el mundo de los muertos sin más vacilación».
Un cosmos púrpura cubrió el cuerpo del joven y lo protegió de perder la vida al entrar al Inframundo. Más tarde despertó y sus ojos vieron por primera vez el oscuro y enrarecido cielo.
— ¿Acaso este es el Inframundo? ¿Estoy muerto o vivo?—se miró sus manos asombrado por lo ocurrido—. Sí, lo he logrado.
Se levantó algo tambaleate y caminó por el lugar sin saber exactamente hacia donde dirigirse.
— Creo que estoy perdido...—entonces vio algunas almas por el lugar, cuerpos sin rostro que caminaban en una dirección como guiados a su destino, por lo que decidió seguirlos.
Finalmente llegó hasta la puerta principal y leyó la tan famosa inscripción en ella.
— "Aquel ser que entre deberá abandonar toda esperanza" Que frase tan bella...—sonrió—. Ciertamente he llegado al infierno, me pregunto que debo hacer ahora.
Entonces una figura femenina de largo cabello negro atado en una trenza que caía sobre su hombro y vestida con armadura púrpura le habló desde lo alto de la puerta.
— Vaya, un novato, bienvenido o lo que sea —le dijo ella con cierto desgano.
— Yo reconozco tu voz, por favor acércate, no alcanzo a verte —sabía de quien se trataba.
La amazona se levantó y de un salto llegó hasta donde estaba el caballero dejando ver en pleno su ropaje Sapuri Escorpión. Lo miró de pies a cabeza con detenimiento un poco pensativa pero sin mostrar mucho interés.
— Sígueme —dijo dándole la espalda y empezó a caminar.
— Espera, tu me contactaste ¿no me recuerdas? Tú dijiste…
— Sí, sí, bla, bla, bla, lo que sea, ya apresúrate —le hizo un gesto con la mano para que le siguiera.
El joven no supo qué más decir así que solo la siguió en silencio hasta que llegaron a la orilla de un inmenso mar.
— ¿Qué es esto?—dijo el aspirante sorprendido.
— Es el Río Aqueron o Aqueronte como lo llaman algunos—la amazona sacó una moneda de plata del costado de su armadura.
— ¿Y cómo es posible cruzar? Además, no me has dicho…
— Mira —le dijo en tono alto y algo rudo—. Si quieres ser un Caballero de Hades debes cruzar las 8 prisiones hasta llegar al palacio principal en Giudecca, bla, bla, bla,…—le dijo con desgano—¿Por qué diablos tengo que decir lo mismo una y otra vez?, que flojera.
— Comprendo, pero…
— Cara o sello —lo interrumpió sonriéndole, su actitud era ahora entusiasta.
— Emmm… ¿y eso?
— Cara o sello —lo miró con cara de poca paciencia esta vez.
— Supongo que… Emmm, ¿cara?
La joven lanzó la moneda al aire, la atrapó y la puso en el dorso de su mano. Al descubrirla se la mostró al aspirante.
— Sello —le dijo ella con una sonrisa.
— ¿Y eso qué significa?—el joven caballero la miró desconcertado.
— Significa que…—en ese momento tomó al aspirante de sus ropas y lo lanzó al río— ¡Significa que te vas nadando!—rió ella de buena gana.
El muchacho se levantó rápidamente salpicando un poco asustado, el agua le llegaba a sus rodillas ya que se encontraba en la parte poco profunda, entonces la miró con el rostro algo desencajado.
— ¿Cómo dices? ¿nadando? Acaso…
— Bla, bla, bla, por qué son tan parlanchines, ¡ya vete chico! —le gritó y le hizo una mueca.
— Debe haber una barca...—la miró seriamente sin moverse de su sitio, pues pensó que la chica le quería "tomar el pelo".
— Pues yo no veo ninguna —le dijo ella burlonamente.
— Está bien, he entrenado en condiciones muy difíciles —el aspirante a caballero se resignó y comenzó a nadar.
Una vez que se alejó un poco nadando por la turbia agua la amazona le dijo:
— ¡Saludas a los muertitos de mi parte!—y comenzó a reírse esta vez a carcajadas.
— ¿Muertitos?...
Entonces los cadáveres del río comenzaron a tirar del joven para hundirlo, uno a uno atraparon sus pies, brazos y torso. Son las almas de aquellos que no pertenecen ni al cielo ni al infierno por lo que vagan eternamente en la orilla del río y muchos de ellos se internan en las aguas tratando de cruzar.
— ¿Qué? ¡No puede ser! —exclamó sorprendido.
El joven aspirante luchó por mantenerse a flote golpeando a las almas y forcejeando con ellas, mientras la amazona lo observaba y se reía hasta las lágrimas en la orilla.
— Ja, ja, ja ¿De verdad pensaste que podrías cruzar a nado?—se burlaba— ¡Todos caen!, ja, ja, ja —se tiró al suelo de tanto reír.
— ¡No te burles!—dijo el novato rodeándose de su cosmos púrpura y comenzó a golpear los cuerpos para continuar muy decidido.
— En verdad tienes agallas, chico —murmuró ella en la distancia de la orilla siempre observándolo.
Los muerto no desistieron en su empeño, no dejaron escapar al joven pues eran muchos e insistentes y en un momento lograron hundirlo por completo en el oscuro río.
— Ahí va otro...—se levantó ella secándose las lágrimas—. No es mi culpa que sean tan débiles...
Pero aun no había terminado, una esfera brillante púrpura se asomó en la superficie del río y explotó con gran estruendo. Los cuerpos destrozados por la explosión comenzaron a flotar y el joven reapareció de entre la aguas con un hondo respiro.
— ¡Lo lograré como sea!—dijo decidido y continuó a pesar de estar muy agotado.
En ese momento alguien lo jaló del brazo y lo tiró dentro de una barca alargada. Era la joven amazona que fue en su rescate inesperadamente.
— Hey, eres fuerte… tú si sabes como impresionar a una chica —le guiñó un ojo al desconcertado muchacho.
— COF, COF —tosió algo ahogado—. Me ayudaste, no me lo esperaba.
— Pues, hay cosas que se deben cumplir —le sonrió y empezó a remar.
— Supongo que gracias —dijo el novato mientras se acomodaba en la barca.
— No lo tomes personal, solo es un juego.
— ¿Un juego?
— A algunos les sale tomar la barca, pero no llegan lejos luego de pasar el río. Vivir aquí puede ponerse muy aburrido. Siempre es bueno ver a un novato, pero es muy difícil que logren pasar todas las pruebas.
— Entonces lo que haces es…
— ... burlarme de los nuevos como tú, ja, ja, ja —lo interrumpió para completar su frase—.En verdad pasar mi prueba no te asegura pasar las otras y más bien es cuestión de suerte.
— Bueno, me alegro de haber pasado esta —dijo aliviado apoyado en el borde de la barca.
— Por cierto, soy Sekiam, Caballero de Hades Sapuri Escorpión. Y claro que no te recuerdo bien, fue hace tiempo, además no eres el único al cual me he tomado la molestia de invitar, así que si fui yo quien te pidió venir es posible que logres avanzar bastante.
— Me da gusto Sekiam, entiendo que no me recuerdes, soy Eleazar y te sorprendería saber que vengo por la armadura…
— No me interesa —lo interrumpió de inmediato— ¿Cuántas veces crees que he oído lo mismo?
— Lo lamento, pero es que yo…
— Pues, no me molestan los nuevos, es solo que… bueno, espero que llegues a conseguir esa armadura cualquiera que sea.
— La conseguiré, ya verás Sekiam —dijo con confianza y comprendiendo la situación, luego de un momento tuvo curiosidad — ¿Tardaremos mucho?
— Mmm… te recomiendo que descanses y no te preocupes… no te tiraré de la barca cuando estés dormido ja, ja, ja —se burló como era su costumbre.
El joven la miró con desconfianza y ella lo golpeó levemente en la cabeza con el remo.
— Es broma, puedes confiar en mí, aunque si no quieres pues es tu decisión.
Eleazar se sentía muy agotado por el esfuerzo además del largo camino que recorrió para llegar hasta allí así que se durmió apoyado en el borde de la barca. Más tarde se despertó y escuchó a alguien cantando, era Sekiam.
— «Cuando la luna se pone regrandota como una pelotota y alumbra el callejón…
—¿Y eso? —la observó con asombro sin comprender lo que sucedía.
— ... Se oye el maullido del triste gato viudo y su lomo peludo se eriza con horror…
— Vaya, este lugar da miedo... —dijo Eleazar casi como un susurro, pero Sekiam lo oyó y le golpeó en la cabeza con el remo esta vez un poco más intensamente.
— «Pero no falta quien lance un zapatazo que salga hecho balazo a quitarle lo chillón… Y en el alero del místico tejado el gato se ha quejado cantando esta canción…»
— Emmm... ¿Será que falta mucho?
— No, ya llegamos.
Desde la barca era posible divisar la otra orilla, en la lejanía un gran edificio dominaba el lugar. Era el momento de continuar su recorrido.
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Dejare en suspenso los otros capitulos, a ver si alguien se anima a leer esto, es un fic que hice hace ya mucho tiempo, no puedo dejar pasar la oportunidad de ponerlo aqui.
De antemano muchas gracias a quien lo lea!
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FICHA DE PERSONAJES
Editado por Sekiam, 20 marzo 2016 - 17:50 .