Disculpen la demora, pero el aniversario y el GCA me obligaron a dilatar un par de días la publicación. Una vez más, agradezco a los que han leído y/o comentado el capítulo que pasó.Rexo: qué pregunta la de la lealtad de Capricornio...!! En cierta manera es muy lógico pensarlo. No son todos leales? Aunque los traidores son la moda (sobre todo ahora), es como que ya cansaron un poco. Pero eso no quiere decir que todos sean leales a grado superlativo. Los humanos -es nuestra condición- siempre tenemos algún punto débil; por eso, el "grado" de lealtad variará dependiendo de las personas. Probablemente sí sean todos leales, pero este niño en particular, lo es ad maximum. Y es esa enorme voluntad la que hace que la armadura lo reconozca. En cuanto a si me apresuré a darle la armadura... nunca supimos cómo la obtuvieron los dorados originales, y muchos a los 7 años ya estaban investidos. Por qué no podría ser una de las formas la que yo planteo? La comparación de Atenea con la madre del niño me sirvió para llevarlo a adquirir ese sentimiento y ese cosmos. Muy pocos humanos no son absolutamente leales a su madre (viva Edipo, jaja!!)En cuanto a la escena de las estatuas (no era una pintura) es exclusiva del animé. Y la edad de comenzado el entrenamiento, creo que todos deben haber empezado alrededor de esa edad (hay un cierto parecido entre el reclutamiento de mis caballeros y los Jedi, que no me sorprende, jeje)Comentarios al capítulo IX: Antes que nada, Rage y Rexo: lo de las descripciones era una cosa advertida, a veces están y a veces no (sobre todo las de las personas). Sobre todo cuando un capítulo transcurre en un solo escenario, y básicamente son dos personas hablando, el diálogo cobra más importancia porque lleva la escencia del capítulo. Incluir descripciones, es algo que sobrepasa mis habilidades, más si tengo la mente puesta en lo que se dice. Sé que hay algunos trucos (meterlas a presión entre las pausas del diálogo), pero cuesta. Espero mejorar ese punto. (Aunque como dijeron, esto ya está todo escrito. A lo mejor un día haga una revisión completa. Pero eso es soñar un poco, puesto que aún no termino de escribir)Sobre los Senescales, ya están descriptos en el capítulo 3, creo. No hay mucho más que eso. Son personajes miteriosos y por el momento así se mantendrán. Y el entorno es el clan, que es como todos los clanes, que están más o menos dibujados en el capítulo 6. Yo me los imagino como mini-Santuarios. Cuando haga falta, abundaré en detalles, pero hasta ahora me pareció que no.Sobre el entrenamiento, cómo aprendió la técnica, etc., harían una historia muy larga, que no es lo que yo quería escribir. La idea era plantear cómo hacer madurar el carácter del niño. Todo lo demás hubiera sido demasiado relleno.Y es cierto, por ahora, veremos a los caballeros de oro. Tiene que ver con el origen del fic. Cuando el Episodio G dejó de ser sobre todos los dorados y comenzó a focalizarse en Aioria, se me ocurrió que si yo escribía algo, les daría a todos una participación más equitativa.Lo del defecto (de Dubnoreix) y la virtud (de Artōrius) me gustó mucho que fuera detectado. Ni yo le había prestado atención, ahí es donde se ve que los lectores también le dan su vida al escrito más allá del autor.Lo que sí detecté (y esto es puramente anecdótico) es que el 1er caballero es el de Cáncer (esto fue a propósito, yo soy de Cáncer), pero el segundo es de Capricornio (mi papá), y el 3ro de Escorpio (mi abuelo). Esto salió de pura casualidad. El que viene ahora no es el signo de mi bisabuelo (o no sé) porque ni él sabía cuándo había nacido, jajajaja!!!!También estuvo bueno Rexo, que te metieras dentro del capítulo y fueras "aprendiendo" junto al personaje. Eso no tiene que ver con tener un día tonto, simplemente pasa por la identificación con la historia. Volverse un poco el personaje de la historia (creo yo) es una de las mejores formas de disfrutarla. Personalmente, creo que es la mejor crítica que he recibido hasta ahora. Ojalá pueda seguir logrando estas sensaciones de mis lectores.Y por último, se siguen quejando de que los capítulos son cortos... No sé, la idea de cada uno está planteada y resuelta. No creo dejar tantos cabos libres como para tener que estirar más los capítulos. Ya veremos más adelante, con la 2da parte (que viene muy demorada)Aclaraciones de este capítulo: Esta historia ya la han leído. Cada serie del universo SS tiene una explicación como esta. Creí que yo también debía poner mi propia interpretación. El nombre Uhura es libertad en swahili, lo saqué de la teniente de Star Treck.Gracias a mi revisora, Alina. Ojalá les guste.Resumen: Siglo LI. Una raza invasora se dirige a la Tierra. Atenea ha vuelto y ha comenzado la reconstrucción de la Orden de Caballería. Cefeo y otros más, se convierten en los primeros caballeros. Aparecen los caballeros dorados. Dubnoreix aprende a dominar su carácter. Capítulo X - Átomos
Somos átomos de un universo que nos regala el triunfo si nos alineamos con los elementos necesarios.
Anónimo
Un golpe más. Sólo un golpe y la esperanza de poder lograr lo que su maestro le había enseñado. Partir esa roca no se veía difícil cuando otro lo hacía.
Pero ya habían sido demasiados los intentos y apenas podía cerrar el puño. Su mano temblaba por el dolor, el brazo colgaba inerte al costado de su cuerpo y bajo las vendas que usaba normalmente cuando entrenaba, se veían crecer algunas manchas de sangre.
–Suficiente por hoy, Uhura, ya deja eso y vete a la enfermería, esa mano puede estar quebrada.
–Pero Senescal, todavía no puedo... –la voz salió débil bajo la máscara de la niña.
–Hoy ya no es el momento, es tarde, las primeras estrellas se ven en el horizonte –la voz del Senescal intentaba ser consoladora–. Vete, despeja la mente, cúrate y seguiremos intentando mañana.
El Senescal del Pacto de la Flecha Dorada se levantó del asiento desde donde veía entrenar a la niña, se acercó a ella y le tomó la mano herida. Sintió un ligero estremecimiento cuando lo hizo: aunque la niña intentara ocultar su dolor, él sabía que había alcanzado un límite.
Un aura luminosa se encendió alrededor de ambas manos entrelazadas.
–Se siente cálido, reconfortante –dijo por fin ella, esta vez con voz un poco más firme.
–Quien domina el cosmos puede lograr cosas increíbles, ya lo sabes, lo has visto.
–Es muy complejo, maestro, todavía no puedo comprenderlo.
–Es por eso que fallas, Uhura –dijo el Senescal en un ligero tono de amonestación, aunque enseguida lo transformó–. No importa, éste es el momento de fallar, cuando estás aprendiendo, cada error debe transformarse en una enseñanza.
–Maestro, ¿la luz que envuelve nuestras manos es el cosmos?
–Es sólo una manifestación de él, canalizada a través mío en este instante. El cosmos está en nuestro interior y, al mismo tiempo, nos rodea. Existe en todo momento y en todo lugar, es materia y energía. Todo es cosmos.
–Eso lo sé –era la lección que una y otra vez repetían los maestros de la
agogé, y ella era buena estudiante–. Pero hay más, ¿no?
–Cosmos es todo lo que es, lo que ha sido o lo que será. El cosmos es el orden del universo, y este orden necesita muchísima energía para permanecer estable, y como esa energía necesaria es infinita, se genera una inestabilidad que hace que tienda hacia su contrario: el caos.
–Y como caballero, debo aprender a evitar el caos y usar el cosmos, ¿de dónde obtengo esa infinita energía, entonces?
–Repasemos un poco lo que sabes de física y astronomía –dijo el Senescal, y preguntó–: ¿Cómo comenzó el Universo en el que vivimos?
–Toda la materia y la energía estaban concentradas en una sola partícula, que al expandirse violentamente, provocó la explosión conocida como
Big Bang, dando origen de esta manera al espacio y al tiempo que conocemos.
–¿Te das cuenta entonces, que toda la materia estaba comprimida en esa partícula primordial, y hoy, miles de millones de años después, nosotros estamos formados exactamente por esa misma materia? Ni la materia ni la energía del Universo se pierden, sólo se transforman. Y la infinita energía que se liberó durante esa magnífica explosión, también llegó hasta nosotros.
Las últimas palabras del Senescal fueron acompañadas por la desaparición del sol en el horizonte. Las estrellas se iluminaron todas en el firmamento. Eran las testigos mudas de aquella primera explosión creadora.
–¿Entonces la energía del
Big Bang está dentro mío? –preguntó Uhura.
–Eso mismo. El poder del
Big Bang está dentro de cada ser vivo, sólo hay que lograr conectarse con él –el Senescal vio complacido a la niña, que ponía toda su atención en lo que decía–. Es un poder terrible, ya que puede ser creador, pero destructor a la vez. Se puede manipular la materia con él. Y nosotros, estamos hechos de materia o, lo que es lo mismo, de átomos. Esta energía puede intervenir estos átomos, como pasó en aquella ocasión. Destruirlos y recrearlos. En esto se basa el poder de un caballero. Cuando tomé tu mano recién, ¿qué sentiste?
–Calidez. Y que el dolor se iba, al menos un poco.
–Estaba usando mi cosmos para aliviar tus heridas. Básicamente, intervenía en tu materia para que se ordenara nuevamente y sanaras. Esto es un ejemplo del poder creador del cosmos. Y esto –dijo tocando con el dedo la roca con que había estado entrenando Uhura–, es un ejemplo del poder destructivo.
El dedo brilló un instante y luego, con una explosión, atravesó de parte a parte la roca. La niña ya lo había visto hacer eso antes, era ella la que todavía no podía, por eso preguntó:
–¿Pero cómo puedo manejar esa energía? Si el cosmos está dentro de mí ¿cómo hago para percibirlo y poder usarlo?
–Es simple la respuesta: el cosmos se percibe con los sentidos. Sólo hay que entrenarse para poder descubrir cómo. Y una vez que lo podemos percibir, estamos listos para manipularlo.
–¿Los sentidos? –Se sorprendió, no pensaba que algo tan básico como los sentidos fuera el camino hacia tan gran poder.
–Sí, los sentidos son sistemas que nos permiten interpretar el mundo que nos rodea. Vista, olfato, gusto, oído, tacto, son formas de percibir la materia y energía del entorno. Las percepciones psíquicas y espirituales forman parte de lo que se llama el sexto sentido. Y hay un sentido más allá de todos estos, que nos permite percibir y controlar el cosmos. El séptimo sentido.
–O sea que, ¿debo alcanzar el séptimo sentido para poder usar el cosmos? ¿cómo lo obtengo?
–No sólo alcanzarlo. Debes ser capaz de dominarlo, sobre todo si pretendes ser un caballero dorado. De esa manera lograrás hacer estallar tu cosmos al máximo y podrás conseguir no sólo romper una roca; sino hazañas tales como moverte a la velocidad de la luz, golpear a grandes distancias, crear o destruir átomos, manipular la energía de las cosas. Tus puños rasgarán el cielo y tus patadas abrirán grietas en la tierra –dijo el Senescal, repitiendo una antigua fórmula–. ¿Cómo obtener el séptimo sentido? Es importante que estés en paz, concentrada, bien entrenada, enfocada en los objetivos de un caballero y nunca desesperar. Ya sabes, lo contrario al cosmos es el caos, el desorden. Debes ordenar tu alma para conseguirlo. Y, por supuesto, mantener siempre puesta la confianza en la diosa Atenea que nos guía.
–Maestro, voy a lograr hacer arder mi cosmos, ya lo verás –dijo la niña entusiasmada. Por fin estaba entendiendo.
–Me alegro que pienses así. Sabes que cada constelación es guardiana de un caballero, ¿no? por ello sólo una armadura corresponde a cada uno. El vínculo entre las armaduras y los caballeros, es el cosmos. Las armaduras eligen quien las usará, pero no pueden reconocer a alguien como su portador si ese alguien no es capaz de manifestar su cosmos.
–¿Y si la armadura no me elige? –se preocupó Uhura. Estaba allí para ser caballero de la diosa, no le gustaba pensar en otro destino para ella.
–Para ser elegibles, todas las constelaciones ponen a prueba a sus pretendientes. Muy pocos logran superar esas pruebas, siempre exigen el máximo esfuerzo de cada uno. Pero los que pueden pasar con éxito, son investidos con la armadura de su constelación guardiana. –Y luego agregó–: ¿Sabes cuál es la prueba para obtener la armadura dorada de Sagitario?
–Tensar el arco dorado de Sagitario y poder lanzar la flecha a un blanco, maestro. –Ella había visto el arco y la flecha dorados en una vitrina en la casa principal del Pacto de la Flecha Dorada, y sabía para qué los usaban.
–¿Podrías hacerlo? –preguntó el Senescal.
La niña vaciló, era una tarea difícil, había visto algunos intentándolo y luego fallando indefectiblemente. Ese arco era indomable.
–Sólo tengo ocho años, maestro. Ya muchos que son más grandes que yo lo intentaron y no pudieron. ¿Cómo podría lograrlo yo, si el arco es más grande que mi cuerpo? –un dejo de desilusión se oía bajo la máscara.
–Si alcanzas el séptimo sentido, si enciendes tu cosmos, serás capaz de lograrlo. Sólo debes poder confiar en ti. El poder que hay dentro de ti es el del
Big Bang, ¿crees que es poco ese poder?
–Pero, tensar el arco, colocarle la flecha, y además hacer blanco... son muchas cosas a la vez –dijo asustada Uhura. Realmente era mucho si uno apenas es un niño en entrenamiento.
El Senescal rió de la inocencia de la niña.
–No habrá arco que se te resista si dominas el séptimo sentido, tensarlo sólo supondrá un pequeño esfuerzo. En cuanto a hacer blanco; ni siquiera hace falta apuntar si es tu cosmos el que guía a la flecha. Por eso, debes volverte poderosa, y hacer arder tu cosmos hasta el infinito.
El susto había pasado, algunas cosas que le habían parecido imposibles por un momento, habían vuelto a ser posibles gracias a la confianza que le infundía su maestro.
Sólo debía entrenarse. Preparar su cuerpo y su mente para lograr obtener y dominar ese sentido que estaba más allá de todos los otros. El sentido que le permitiría alcanzar el cosmos último, el más poderoso.
Tenía los maestros y la disposición para ello, las enseñanzas no caerían en saco roto, sabría aprovecharlas muy bien.
Además, sabía que la necesitaban, sabía que venían tiempos difíciles y que la diosa contaba con ella, no podía fallarle.
–¿Maestro?
–Dime.
–Esa ha sido la última roca que has partido por mí. Voy a desatar el poder del cosmos que llevo en mi interior –la voz era firme y segura bajo la máscara–. Voy a entrenarme hasta ser capaz de crear y destruir, como el
Big Bang. Hasta hacerme merecedora de realizar la prueba para que la armadura me elija.
La noche había cerrado definitivamente mientras hablaban. El Senescal apenas podía ver la cara velada de la niña. Pero algo nuevo había aparecido: estaba sintiendo cómo se encendía tímidamente un cosmos joven. Sabía que se podían esperar grandes cosas de eso.
Tomó a la niña del brazo, y la acompañó a las habitaciones, allí se aseguró que fuera curada y que descansara. Le esperaba mucho trabajo.
***
Algunos meses después, una Uhura que, aunque seguía siendo una niña de ocho años, estaba muy cambiada, se presentaba ante todos los miembros del Pacto de la Flecha Dorada reunidos en asamblea; y adelantándose hacia el Senescal, pedía permiso para su prueba.
Luego de obtenerlo, se dirigió a la vitrina. Una gran llamarada de cosmos era visible rodeando su cuerpo de niña mientras tomaba el arco dorado.
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) , Marcus creo que nos has quedado a deber un poco ya que me perecio un tanto precipitado como es que Artōrius ha ganado su armadura algo falto 
