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Crónicas Zodiacales: Géminis: Revolución


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#1 Guest_Pollux_Dioscuros_*

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Publicado 14 junio 2004 - 11:02

¡Hola amigos!

Pués aquí nuevamente, intentando narrar una historia llevando como estrellas a esos personajes de Saint Seiya que tanto nos gustan... ¡Los Santos Dorados!

En esta ocasión, haremos un recorrido por las vidas de Kanon y Saga, los representantes dorados del signo de los Gemelos, espero que los disfruten.

Por supuesto, dejo en claro que esto que escribo es por puro amor fanatiquero por estos personajes que quiero y que creara el señor Masami Kurumada, y enriquecieran Toei, Shingo Araki y demás personas. A excepción de aquellos personajes que posiblemente pueda crear yo, o que son parte ya de la cultura universal, como dioses, son propiedad de ellos enteramente.

Es en el signo de géminis, que la multiplicidad se hace importante como características, quiero dedicar este fic, pués, a tres personas en específico, espero que les agrade este regalo que les quiero dar:

Princesa Athenea: Hermanita ¡gracias! Eres una persona hermosa y una linda amiga, espero que te guste.

Mei Asakura: Amiga, me has ayudado e inspirado mucho para la realización de este fic, ¡Gracias por encontrarnos! Espero que te guste igualmente.

Respetuosamente

--Pollux Dióscuros

(Música de fondo recomendada: Corona Temple's Destruction)

Cobijado por un océano estelar y en la soledad de la cumbre del pico más alto del Santuario, esta noche un cosmo poderoso afina sus vibraciones con los temas de las estrellas. Es algo extraordinario, que se convierte en tarea cotidiana para el hombre, origen de la energía que ilumina esta noche la punta del monte, como si de una poderosa columna de fuego brillara enmedio de un mar oscuro se tratara, como una incadescente e incontenible vela se erigiera gigante en medio del paisaje.

El fulgor de ese cosmo es dorado como el del sol, lo que lo hace contrastar fuertemente con el brillo plateado de la luna llena que ilumina el rostro en profunda meditación. Despojado de ropa, despojado de máscara, esta noche, el hombre respira pausadamente. Esta noche, todo lleva un mensaje consigo: las estrellas, su movimiento, la canción del viento, salvaje en este lugar de la cumbre.

Bajando su cabeza, pareciera entrar en un momento crítico de su meditación, al tiempo que su cuerpo brilla por el sudor que esta práctica le ocasiona. Sobre Star Hill, la constelación de los Gemelos se posa por un instante al tiempo que el hombre levanta su cabeza hacia el cielo aún con los ojos cerrados.

La luna ilumina brevemente dos lunares que marcan la frente del anciano, muestra de una orgullosa herencia que le hace más extraordinario en medio de seres increíbles. La estrella Cástor brilla por un momento más que ninguna otra cosa en el cielo y el hombre parece relajarse.

Juntando sus manos, Shión de Aries, Patriarca del Santuario de Atenea en Grecia, vuelve a su meditación. No se da tiempo para descansar, es como si estuviese en medio de una pelea terrible contra seres invisibles que le estuvieran atacando. Pero la fé de este hombre es grande.

"Artemisa"

Dice en un susurro, que en medio del vasto silencio pareciera el choque de una ola contra un risco.

"Diosa partera, ilumina y abre el camino del nacimiento de estas dos almas que llegan a cumplir con su destino, y Atenea, Señora Sapiente, vela y ruega por todos nosotros."

El mar a lo lejos, ilumina su superficie con un trueno que recorre las nubes del horizonte, y en su mente, el anciano lo registra.

"Una tormenta se aproxima" piensa preocupado. "¿O acaso es Zeus que anuncia algo?"

La armonía de la meditación del Patriarca parece romperse por un momento, al tiempo que las cortinas de la rústica cueva que ofrece cobijo a los penitentes en la cima de Star Hill se rasgan. La estrella de Pólux brilla fuertemente en el cielo, y a Shión, le parece, por un instante, poder escuchar el llanto lejano de un recién nacido.

Shión sonríe. El rito del nacimiento ha concluido. Dos almas viejas, dos nuevos guerreros han llegado a este mundo.

"Atenea... gracias" piensa aliviado el anciano, al tiempo que relaja su postura recargando sus manos detrás de él, mientras que vuelve su vista al cielo, abriendo sus ojos después de horas de meditación. "El brillo de la constelación de Géminis es glorioso esta noche" medita al ver a las dos estrellas gemelas brillar alternativamente. "Y los hilos del destino comienzan a entretejerse más y más..." frunciendo su ceño, Shión medita en el camino que los dos hermanos nacidos hoy en Grecia tienen que recorrer. "Los caminos divinos son incomprensibles en ocasiones para quienes estamos sujetos a ellos, pero como el Sol existe para iluminarnos, la noche viene para proteger el sueño y revitalizarnos, el ciclo de vida y muerte, uno tras otros, son hermanos, crueles y alegres, felices y tristes, a la vez, generosos y ladrones, pero necesarios para asegurar el funcionamiento del cosmos, para asegurarnos la existencia y el paso de lo nuevo, que es en una sola cosa, novedoso y rutinario... ¡La Revolución de esta Era, ha comenzado!


CRÓNICAS ZODIACALES:

GÉMINIS: REVOLUCIÓN

Capítulo I: El Nudo Gordiano


(Tema de tema de apertura: Child of Dawn, Lucifer)

Los ojos de un niño se muestran atentos a los movimientos de una escena extrañamente común. Descansa, mientras parece observar, frente de sí, un sueño donde él mismo estuviese practicando.

Si, la figura del otro niño ante él es exactamente igual a sí mismo en lo físico. Cada uno de los detalles son idénticos, hasta la voz. Saga sonríe recordando que alguna vez conociera lo que en el mundo ajeno al Santuario usan cotidianamente: las televisiones.

Aquí no hay lugar para dichos instrumentos, ni uso, pero menos tiempo. A sus jóvenes edades, los dos niños de nueve años ya luchan por un objetivo claro: convertirse en miembros de la élite sagrada de Atenea y portar la Armadura Dorada del Signo de Géminis.

Frente a la maltrecha cabaña, suficiente para ellos dos, mujeres entran y salen, El Patriarca del Santuario procura atentamente el bienestar de estos dos niños, mientras que en el Santuario, la vida va recobrándose poco a poco. No es que el Santuario hubiese estado muerto, es como si de nueva cuenta, volviese a estar activo. Templos en reparación, salas especiales de convivencia.

Como si se hubiese despertado de un letargo, el Santuario se prepara para volver a ser lo que está destinado a ser: hogar de los Guerreros defensores de Atenea y la Humanidad. Pero apenas una nueva generación se va incorporando. Si, por supuesto, ya hay algunos maestros, no tan viejos como el venerado Patriarca, sobreviviente de la Guerra Sagrada anterior, pero la vitalidad de la juventud apenas se va incorporando.

De manera activa, Saga conoce que él y su hermano son los estudiantes más jóvenes en el Santuario.

"Su nacimiento lo deben a los dioses" les dijera el Patriarca alguna vez a ambos. "Su destino, trazado por las estrellas. Kanon y Saga, su misión en este mundo es determinante, pués de ustedes depende el matiz de esta Guerra, que ojalá fuese la última entre dioses."

Shión remarcó estas palabras con un dejo de tristeza, una tristeza que asomaba a la voz de el Patriarca cada vez que hablaba del destino y de la guerra de los dioses. A Saga, la inflexión de su tono de voz no podía dejar de llamarle la atención, aunque el representante de Atena cubriera su rostro con una máscara.

El sonido de la destrucción de un tronco seco de madera llevó de vuelta a Saga a la realidad. Kanon sonrióse satisfecho, respirando agitadamente tras el esfuerzo, y restos de energía cósmica parecían aún brillar alrededor de sus manos. Viendo hacia los restos del tronco, Kanon sonrió más ampliamente y se volvió a su hermano diciendo:

"¿Has visto eso, Saga?" el tono azul del cabello de Kanon pareció verdoso al ser tocado por el sol. "¡He roto ese tronco con mi energía! ¡Apuesto a que tú nunca has hecho algo así"

Saga sonrió a su hermano de vuelta. Que claro era su empeño por obtener y destacar. A pesar de que Kanon fuera mayor que él por minutos de nacimiento, Saga no podía dejar de sentir a su hermano como si fuese un niño menor que él. Reconocía que Kanon se empeñaba de manera mucho más ferviente en superarse día con día, mientras que él, no hacía sino lo suficiente.

"¡Felicidades, Hermano!" respondió finalmente Saga sonriente a Kanon, quien lo miraba extrañado al notar el silencio de su hermano.

"¡Já!" respondió Kanon con tono burlón. "¡Qué difícil tú respuesta, hermano! Sé que no te gusta reconocerme."

Saga, con gesto serio se volvió. Sentado bajo la sombra de un árbol de laurel, tomó una rama caída y se la llevó a la boca. Allí el aire era gentil, fresco. Mientras que a Kanon le gustaba practicar y practicar, durante horas bajo la luz del sol, a Saga la meditación y el estudio cobijado en la sombra del laurel le parecían mejores.

"No es verdad, Kanon" respondió Saga finalmente entre dientes. "Reconozco tú esfuerzo por lograr tus hazañas, de eso puedes estar seguro."

Kanon, con sus manos sobre la cintura, mandó a traer otro tronco, dando la espalda de su hermano.

"Si tú lo dices." Respondió Kanon finalmente, mientras comenzaba nuevamente su práctica.

Saga cerró sus ojos mientras saboreaba la rama que mordía poco a poco.

"Hermano, hermano..." pensó para sus adentros. "Yo ya he roto árboles desde hace un año al menos... y curiosamente a mí no me causó tanta sorpresa ni tanta alegría..." y volviéndose hacia Kanon nuevamente, el cual golpeaba sin cesar el tronco concluyó. "¡Qué envidia poder sentir eso que tú puedes!"

Una hormiga cargando una hoja de laurel, se movía trabajosamente a los pies de Saga, el cual, no pudo evitar observar.

"¡Qué demostración de fuerza la de esta obrera!" pensó asombrado. "¡Hasta una hormiga es capaz de realizar proezas de fuerza asombrosas, Kanon! ¿Y tú te jactas tanto?" Volviéndose hacia su hermano, Saga pudo comparar al insecto con este. "¡Luchas tanto por llegar a ser un Santo Dorado, Kanon! ¿Para qué? ¿Pensamos tú y yo igualmente?"

Viendo hacia el cielo, Saga lo observó sin nubes. El verano era seco este año, a pesar de habitar cerca de la costa.

"Atenea, diosa mía" meditó Saga con devoción. "Yo acepto el camino que nos has impuesto a mi hermano y a mí, así como acepto que solamente uno de los dos logrará su empeño ¡así está escrito! Mi objetivo es servirte y ser un soldado fuerte en tú causa pero..." y viendo nuevamente hacia la hormiga moverse pesadamente entre las piedrecillas de arena y cal, y volviéndose a su hermano, esforzándose y gritando agregó "¿Acaso yo no puedo llegar a servirte como tú mano derecha?"

Saga se sonrojó, sabía que lo que había dicho era atrevido, hasta insolente... pero ¿el maestro Arles acaso nunca soñó con eso alguna vez? ¿Era pecado atreverse a hacerlo?

"Acepto tús órdenes señora, pero yo... ¡quiero más! No quiero ser solamente un gran soldado, quiero... quiero..."

Saga acalló sus pensamientos. ¿Qué quería? ¿Gobernar? ¿Dirigir? ¿Era capaz?

"¡Claro que soy capaz!" pareció responderse a sí mismo en un diálogo consigo mismo. "Soy capaz de hacerlo, porque sé qué puedo hacer, sé que puedo destrozar árboles uno por uno de manera rápida, pero... ¿porqué perder tiempo en ello? Cuando planeándolo de una mejor manera podía derribar todo un bosque. Su poder era importante, pero siempre en conjunto con sus conocimientos, con sus pensamientos. "Usar por usar mi poder no me reduciría a ser sino una simple obrera, sin más destino que el trabajar sin obtener resultados, Señora..." y arrojando la ramita de laurel concluyó en su mente. "Y yo ¡no quiero eso!"

Saga se levantó con decisión, llamando la atención de Kanon por lo súbito de su movimiento.

"¿Aburrido de observarme? ¡Vaya! Ya has estado holgazaneando mucho tiempo, Saga..."

Kanon observó como Saga parecía inmutable a las palabras de su hermano. Al hermano mayor parecía molestarle el aire de confianza que Saga emanaba, una arrogancia nata que le hacía intolerante a su hermano menor.

"¿A dónde vas?" preguntó Kanon cuando vió que parecía seguir su camino hacia la cabaña, parándolo con su brazo de manera brusca.

"¿Por qué haces preguntas de las cuáles ya conoces la respuesta, Hermano?" preguntó Saga impaciente.

"¿Otra vez a los libros?" preguntó Kanon con sorna. "Pero ¿qué no entiendes que lo que estamos haciendo es entrenarnos para ser soldados, hermano? ¿Qué en los libros no aprenderás a ser fuerte?"

Kanon comenzó a reir fuertemente.

"¿Creés que la armadura de Géminis se posará en tí al notar el poder de tu cosmos o el poder de tú mente?" Y viendo de manera penetrante a Saga, Kanon lo encaró con gesto torvo y desafiante, al tiempo que se acercaba a su hermano y apretaba el brazo de este con poder sorprendente para un infante. "Las guerras se ganan peleando, Saga... ¡se ganan con poder!"

Saga entreabrió sus ojos, aún sin mostrar emoción ante el acoso de su hermano mayor.

"Las guerras las pelean los soldados, hermano..." dijo al tiempo que hacía brillar su cosmos de manera imponente. Y moviendo el brazo sujeto por Kanon violentamente, lanzó a su hermano al suelo fuertemente, al tiempo que un brillo dorado acompañaba la maniobra. "Soldados que luchan bajo las órdenes de generales que han estudiado el arte de la guerra, y que han cultivado su poder y su mente." Concluía mientras continuaba su camino hacia dentro de la cabaña.

Al perderse en el interior de la cabaña, Kanon le gritó:

"¡Tonto! ¡Sigue holgazaneando, por mí mejor!"

El niño escupió un poco de sangre de su boca maltratada por el impacto contra el suelo. Y volviendo su rostro de la cabaña al tronco, su gesto fué uno de sorpresa, el tronco con el que estuviera practicando, yacía despedazado en miles de astillas frente de sí.

***

En un lugar mucho más allá del alcance de los humanos, solamente accesible a los dioses, hay una tormenta.

El sitio es Areópago. Residencia de un terrible dios guerrero. Desde hacía un poco tiempo, bajo estándares divinos, el sitio estuvo abandonado. Este día, Areópago brilla con intensidad, pués recibe de vuelta de la muerte a su morador, a Ares, dios de la Guerra.

Sentado en una imponente silla, el dios de la Guerra bebe en copa de oro vino magnífico y divino. Con un poder que raya en la omnisciencia, en el ojo de su mente observa como los dos hermanos rivalizan y se reconcilian.

"Los dos son claramente, guerreros" dice usando el cosmos terrible de su mente en pensamiento que se materializa en truenos alrededor de la montaña, que se encuentra ensombrecida por nubes y humo de fuego, el humo del fuego dejado atrás por todas la guerras llevadas a cabo, que contamina e intoxica el aire, que impregna el aire de un olor a muerte y violencia incomparables, a sangre y a azufre, de carne quemada, que sería insoportable para cualquier ser de poder menor.

Pero esta peste es una dulce fragancia para Ares y para su sombrío acompañante este día.

"Uno de ellos... viene marcado con el signo de Atenea, ha sido agraciado con el don de la estrategia."

Ares vierte el resto del contenido de su copa a su boca, mientras que algo del vino le escurre alrededor de sus labios bajando por su cuello.

"¿Estrategia?" pregunta el acompañante de Ares envuelto en sombras. "Eso es algo que siempre despreciamos, sobrino, por considerarlo demasiado "femenino""

Ares observa al dios de los Muertos de reojo. Hades, el responsable de su escape del Río Estigia y de aquel extraño sitio al que los dioses llegan al morir.

"Mis experiencias con esa jovenzuela son vastas, Hades" responde Ares sonriente. "Y puedo decirte que Atenea es todo, menos "femenina" guerreando."

A punto de beber nuevamente de su copa, llena por prodigio nuevamente sola, Ares recibe un golpe cósmico que arrebata al dios guerrero de su vaso impidiendo que beba de este. Fúrico, Ares se vuelve hacia el responsable, Hades, pero conteniendo su ira pregunta.

"¿Por qué?"

"Pareciera que ignoraras que también he hecho mi parte por destruirla en el pasado, aunque Zeus no lo hubiera planeado así, me incorporé al ciclo de Guerras Sagradas tras conocer su absurdo plan de arrebatarnos nuestro sitio en el universo... ¿has olvidado eso tan pronto, sobrino? ¿El sueño de la muerte te llevó hasta el Leto* que tú alma ha olvidado lo acontecido hace eones?"

"¡De ninguna forma, Hades!" replica Ares conteniendo su furia, pero sabiendo que no está dentro de su interés tener un conflicto en estos momentos con Hades.

"¡Magnífico!" exclama Hades ante la respuesta del imponente dios guerrero. "De esa manera tampoco olvidarás que, no solamente los guerreros de Atenea lograron tocarme en la última Guerra Sagrada, sino que tú, moriste en ella... ¡y que yo te traje de vuelta!"

Humillado ante el recordatorio de los eventos pasados, Ares, recoge su copa de vino y vuelve a tomarla. Pero el vino sabe ahora amargo ante las palabras del terrible dios rey del Inframundo.

"Es justo en esta generación que un evento cósmico puede traernos las victoria final, Ares, un eclipse tan grande que mi poder será infinito... ¡la conjura de Zeus y Atenea puede finalizar en estos tiempos! Pero para no desperdiciar esta oportunidad debemos hacer uso de aquello que esa pequeñeja ha abusado en contra de nosotros ya todos estos años! Tenemos que planear cada movimiento, cada logro se conseguirá si anticipamos sus movimientos."

Ares, poniéndose de pie, camina hacia Hades. Sus imponentes tres metros de altura le hacen sobresalir ante la finura del cuerpo del Rey del Inframundo. Acercándole otra copa de oro, Ares ofrece al hermano de Zeus y Poseidón beber junto con él.

"Así será en esta ocasión, Lord Hades." Responde finalmente Ares chocando su copa con la de Hades. "Haré uso de la estrategia de la cual, Atenea se jacta ser diosa, y usaré sus propias artimañas para vencerla de manera definitva... ¡desde el interior de su propio Santuario!"

Los ojos de Hades suavizan su mirada al tiempo que sonríe satisfecho, mientras observa al imponente Ares cerrar su puño con determinación, haciendo que sus venas se hinchen.

"¡Así será!" jura Ares.

***

Kanon cae al suelo sin control.

Levantando su vista hacia su rival, su mirada refleja un profundo rencor y coraje. El rival en cuestión no es otro sino su propio hermano, Saga de Géminis.

"¿Por qué me miras en esa forma, hermano?" pregunta Saga al notar la calidad de la mirada de Kanon. "¿Me odias tanto acaso?"

Kanon, tras estos últimos años, no ha hecho sino incrementar su odio hacia Saga. Acercándose a la edad de doce años, el hermano mayor, reconoce que el tiempo se aproxima para las pruebas finales. La codiciada armadura de Géminis parecía tan cercana y lejana a la vez... ¡si su hermano no existiera! ¡si no fuera tan malditamente poderoso!

La cara de Saga se ensombrece por un dejo de tristeza.

"Dime hermano... ¿no te parece triste el hecho de que nuestra condición nos una y nos separe a la vez?" pregunta Saga volviendo su rostro, como si no fuese capaz de soportar la mirada de reproche de Kanon. "Juntos nacimos a este mundo, pero solo uno llegará a obtener aquello que más deseamos con toda nuestra alma."

Nostálgicamente, Saga vuelve su mirada al cielo.

"¡Bah!" exclama Kanon desde el suelo. "¿Porqué cuestionar lo incuestionable?" Responde finalmente Kanon sin moverse un ápice. "¡Preguntar una y otra vez el capricho de los dioses no cambiará nada en lo absoluto!"

"¿Capricho de los dioses?" pregunta Saga perturbado ante la respuesta de Kanon, con algo de horror en sus palabras.

"Si, el capricho de los dioses" remarca Kanon ante la pregunta de Saga, el cual ríe al ver la expresión de asombro de su hermano menor. "¡Qué bobo te ves ahora! ¡Tú que te jactas de tú inteligencia! ¿En todos tus años de estudios no has logrado ver que nuestro destino, tuyo y mío, es el de ser separados?"

"¿Qué dices?" pregunta Saga espantado ante las palabras de Kanon. "¡Nuestro destino era venir juntos! ¡Somos hermanos!"

"No, no, Saga, tú y yo somos algo más... somos rivales." Replica Kanon con desprecio. "Nacimos para demostrar quien de los dos es más fuerte, más apto para cumplir una misión: portar la armadura de Géminis".

"No Kanon, en eso radica tú error, ¡tú vida gira en el objetivo de superarme para obtener la Armadura, la mía gira alrededor de ser el mejor sirviente que Atena tenga sobre la Tierra!" Grita Saga con decisión.

"¿De verdad?" pregunta Kanon burlón. "¿Así que no te comparas conmigo para ello? Soy tú rival, no puedes dejar de hacerlo por más que quieras."

Saga sonríe.

"¿Creés que somos tan parecidos tú y yo como para saber que y cómo pienso, hermano?" Responde el hermano menor. "¡No seas tan arrogante! ¡No vale cuánto te esfuerces tú o yo! ¡Nada vale cuánto nos comparemos! Lo cierto es que nuestros destinos están trazados desde el día en que nacimos, lo que tiene que ser, será."

Kanon tras escuchar esta aseveración estalla en carcajadas.

"¡Qué sabias palabras las tuyas! ¿En eso fructifica todo el tiempo invertido en horas de estudio?" y tras terminar su frase irónica continuó riendo. Un ofendido Saga lo miraba de vuelta, preguntándose en dónde estaba lo gracioso. "¿Sabes cuál es tú problema, Saga?" finalmente preguntó Kanon dejando súbitamente su actitud burlona y viendo seriamente a su hermano.

Saga, ante el cuestionamiento no respondió. Kanon comprendió que su hermano menor estaba totalmente desconcertado ante sus palabras.

"¿No lo sabes?" preguntó finalmente Kanon burlón. "¡Vaya! ¡Esto es un día que pasará a la historia!"

Fastidiado, el cosmo de Saga ardió al tiempo que respondía.

"¡Basta!" dijo fúrico. "Deja de lado ya tus burlas y la sorna, es algo que no disfruto."

Kanon, sonrió sin el más mínimo dejo de temor.

"Está bien, ya veo, no te gustan los juegos de gato y ratón que juego de vez en cuando... ¡lástima! Eres tan entretenido en ocasiones."

Saga mostró sus dientes en una especie de retorcida sonrisa, que reflejaba ambas, su amargura y disgusto ante la actitud irrenunciable de Kanon.

"Bien" dijo Kanon finalmente en tono serio. "Te diré lo que siento que es tu más grande problema..."

Saga lo observó atento.

"Y no, no me estoy refiriendo a mí." Agregó Kanon rápidamente. "Me estoy refiriendo a tú absoluta fé, a tú devoción sin límites... a tú conformismo."

El hermano menor escuchó atento las palabras de éste y una especie de corriente de electricidad recorrió su cuerpo. ¿Conformismo? ¿Conformismo?

"¿Qué?" preguntó finalmente con poco control de sí mismo, su mente no podía terminar de comprender lo que estaba pasando.

"Sí, hermano... eres un conformista." Confirmó Kanon sus propias palabras.

Saga bajó su cabeza apenado ante estas palabras. Kanon disfrutó el momento. ¿Dónde estaba la arrogancia del príncipe? ¿Dónde la confianza del aspirante a sabio? Pero ahora Kanon fué el que abrió los ojos sorprendido, al notar que el cuerpo de Saga comenzaba a sacudirse, sacudirse debido a la risa que contenía.

"¿Qué?" se preguntó Kanon asombrado.

¡Saga estaba riendo! ¿Por qué? Se preguntó ahora el hermano mayor confundido.

"¡Hermano! Creo que estás confundido... estás tomando mi fé y entrega a la causa por conformismo... pero estás mal, te lo puedo asegurar."

"¿Qué?" preguntó Kanon un poco molesto.

"Te aseguro que aspiro mucho más a ser un sencillo soldado como lo que tú quieres ser, yo quiero estar sentado en la silla del Patriarca..." Kanon abrió los ojos con sorpresa ante esta revelación de Saga, ¿era posible? ¿era posible entonces que fueran tan parecidos? ¿Era su hermano mucho más peligroso para él y sus planes de lo que jamás hubiese concedido? "Yo quiero ser el instrumento de Atena para una nueva era, una era en que las Guerras Sagradas finalicen... ¡unas Guerras que lastiman al mundo, pero ante todo, duelen, le duelen a nuestra Santa Diosa que lucha con todas sus fuerzas por quitarnos de en medio de esos injustos dioses que buscan destruirnos!" la voz de Saga estaba impregnada de fe y de misticismo, su fervor religioso casi rayando en el fanatismo.

"¿De verdad piensas así, hermano?" preguntó Kanon sorprendido. "¿Y en qué te basas para asegurar que las Guerras Sagradas son algo que le duelen a la diosa?"

Saga volvió su rostro al suelo. La dulce mirada de sus ojos mostró tristeza al repasar en su mente las palabras de su maestro, su admirado Arles, Señor del Santuario y legítimo representante de Atenea, la de los Ojos Grises.

"Lo sé porque a diferencia tuya, Kanon, sí escucho" finalmente dijo Saga.

"¿Qué dices?" preguntó Kanon dando un paso hacia atrás.

"¿Acaso nunca has notado el dolor que impregna a nuestro Maestro Arles en cada ocasión que habla de las Guerras Sagradas? ¿No te das cuenta de la carga insoportable que resulta para él y Atenea, por consiguiente, el tener que luchar contra seres poderosísimos? ¿El de mandarnos a la muerte? ¿El de saber que nosotros, como humanos, estamos siempre en peligro de un error? Y sin embargo, yo quiero para mí ese puesto... ¡esa responsabilidad! ¡Sé que soy capaz de lograr terminar con estas Guerras Sagradas de una vez por todas!"

"¿Cómo lo piensas hacer?" preguntó el hermano mayor al menor ya más recuperado de su sorpresa.

"¡Con el arma que Atenea nos regala y enseña! ¡Con amor, fé y estrategia!" dijo Saga finalmente triunfante. "Solamente así podré terminar estas guerras... con inteligencia." Dijo finalmente Saga a Kanon.

Un silencio cayó entre los dos. Pesado. Kanon sonrió maliciosamente y respondió finalmente.

"No hermano, la guerra solamente es ganada por el más fuerte. Estas guerras solamente podrían ser terminadas por aquello que es absoluto, que es inexorable e irresistible..."

Saga lo miró expectante. ¿A qué se refería Kanon?

"Por poder" finalizó Kanon su frase. "Solamente con gran poder llevarás a cabo todo lo que deseas. No hay nada más importante. Nada más tajante."

El hermano menor observó asombrado a Kanon. ¡Allí radicaba la búsqueda de su hermano mayor! ¡Por eso se esforzaba tanto!

"Es por eso que yo soy el más digno de portar la Armadura de Géminis, hermano..." dijo Kanon finalmente. "¡Y triviaá allí mismo esté la respuesta a nuestra búsqueda! ¡Piénsalo, Saga! No estamos buscando lo mismo... para ser Patriarca no requieres de la Armadura Dorada de Géminis... requieres declarar tus intenciones de ser el siguiente Patriarca."

"¡No!" exclamó Saga rápidamente a esto. "Lo que dices es incorrecto... ¡la búsqueda por la armadura no es una búsqueda de lucha de poder! ¡Ni mis pretenciones Patriarcales tienen nada que ver con ello! No es el poder lo que nos pide ni la armadura, ni Atenea para poderle servir, nos pide entrega, fe, amor... ¿por qué te cuesta tanto trabajo comprenderlo, Kanon?" preguntó Saga amargamente. "Portar la Armadura Dorada es todo un privilegio, un privilegio que solamente deben de tener aquellos dignos de llevarla, ¡porque es el símbolo y reflejo claro de que Atenea nos ha aceptado para servirle!"

Acercándose a Kanon, Saga lo tomó por sus hombros y lo miró con una sonrisa, ¡su hermano! ¡Estaba tan errado en sus intenciones! ¡Tenía que salvarle ahora que aún tenía tiempo de ello!

"¿No te das cuenta de lo que es ser un Santo de Atenea implica? ¿No te das cuenta que en el momento de portar la Armadura, implícitamente aceptas la carga que conllevan nuestra Diosa y su representante? ¡Qué gracia! ¡Qué felicidad!" agregó Saga a sus palabras exaltadas. "¡Poder ser dignos de un ser que nos ama a los hombres tanto como para exponer su vida y su inmortalidad por nosotros!" Bajando la cabeza, Saga se preocupó por el desvío de las intenciones de su hermano y con tono angustiado preguntó. "¿Lo puedes entender, hermano? ¿Te das cuenta en lo errado que estás? ¡Rectifica tu camino! ¡Aún es tiempo! Te quiero, hermano, y quiero tú bienestar..." Una lágrima recorrió la mejilla de Saga, abriendo un surco en las marcas evidentes del sudor y el polvo del entrenamiento. "No he competido, hasta ahora contigo por la Armadura, pués confío en que será la voluntad de los dioses los que determinen el resultado, pero... si no cambias tus ideas mal encaminadas..."

Kanon preguntó alterado a gritos.

"¿Qué? ¿Qué pasará si no lo hago, tonto?"

Sin verle, volviendo su rostro, el joven Saga respondió en una amenaza dulce.

"Tendré que competir... ¡y pondré todo mi empeño por derrotarte!"

Kanon, enojado, se sacudió las manos de su hermano y observándolo respondió.

"Siendo las cosas así... creo que no tengo más que decir. Hermano, tú fe es tu peor defecto, vuelvo a decirte, el mundo está muy lejos de ser ese paraíso perfecto o ese infierno hórrido de Patriarcas y soldados..."

"¿Porqué dices, eso, Kanon? ¿De dónde sacas esas teorías? ¿Porqué dices cosas que no te constan?" La voz de Saga estaba llena de desesperación, de una sed, por saber aquello que triviaá no pudiera alcanzar a comprender.

Kanon suspiró con desprecio viendo a su hermano tan asustado.

"Para tú tranquilidad, te diré, que son solamente suposiciones mías... una corazonada. Lo que tú ves como un privilegio, yo lo veo como una oportunidad. Tú eres idealista, yo soy práctico... pero hablando como tú, te diré algo, serán los dioses los que finalmente serán testigos del resultado."

Y comenzando a caminar hacia la cabaña, Kanon concluye su frase hablando en voz alta a su hermano.

"Dices que nunca has competido conmigo... ¡nunca peor insulto he recibido de nadie! Espero que tus esfuerzos fructifiquen, mi hermano, de lo contrario, habrás perdido a un hermano y ganado a un terrible, terrible enemigo." Y volviéndose, con cosmos agresivo y explosivo que iluminó la joven noche, Kanon dijo además "¡Más te vale que te esfuerces o si no, yo mismo te mataré para que no me estorbes más en mi camino con tú humillante mediocridad!"

Kanon dejó de explotar su cosmos y prosiguió su camino. Saga elevó su vista al cielo y vió las estrellas. A un año de conseguir la armadura de Géminis los caminos de ambos finalmente se habían separado. Saga se sintió solo. Muy solo.

"Mi diosa..." dijo finalmente conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir. "Hágase tú voluntad" concluyó bajando su vista presa de un inmenso dolor en su alma.

***

Saga frunció el ceño. Un rayo de sol interrumpió su sueño. La brisa matinal, fría tocó sus brazos. El jóven gemelo abrió los ojos, cubriéndoselos con la mano de inmediato, ya que el sol de Apolo lo deslumbró en su despertar.

Rápidamente se incorporó tras espabilarse. ¡Hoy comenzaba el año ritual por obtener la Armadura Sagrada de Géminis! Doce contendientes que vencer en doce meses, en un elaborado torneo que haría que a su vez, su otro contendiente hubiese derrotado a doce aspirantes a la Armadura. Maestros todos.

Pero Saga no se sintió preocupado. Se sonrió.

"triviaá mi hermano, durante la noche haya reflexionado sobre lo que le dije" pensó con esperanza. "triviaá hoy le vea resuelto de vuelta en el camino de la justicia."

El hermano menor se volvió a la cama de Kanon para hablarle, cuando con sorpresa descubrió que al que buscaba no estaba.

"¿Se levantó ya?" se preguntó Saga sorprendido. "¿Acaso estará entrenando ya?" Cuestionó nuevamente hacia si mismo. "Pero... ¡hoy iniciaba el año ritual! ¡El entrenamiento era más importante que nunca!" Exclamó.

De un solo esfuerzo, se puso de pie y corrió afuera de la cabaña. Buscó a su hermano, esperando que triviaá estuviese esperándolo afuera, pero no fué así. Cerrando sus ojos, Saga se concentró buscando la signatura específica del cosmos de su hermano, tras tantos años de entrenamiento, era capaz de reconocerla en un instante. Finalmente, en un punto no muy lejano, Saga lo encontró, con el ojo de su mente reconoció también un dolor físico en su hermano.

"¡Allí!" dijo Saga abriendo sus ojos que brillaron dorados. "¡En el risco de Cabo Sunión!"

Encaminando sus pasos hacia el peligroso risco, Saga encontró a Kanon entrenando en un marco de mar rugiente, en un asombroso despliegue de semejanza con el estado de ánimo de su hermano mayor.

Kanon golpeaba el risco que contenía una prisión, vieja y abandonada hacía mucho tiempo. El risco, totalmente indestructrible, como las rejas de la prisión, por cualquier humano debido a un mandato divino.

Se contaba que era en esta prisión donde Atenea encerraba a sus enemigos desde el tiempo del mito. Había contenido el poder de titanes, de gigantes, de soldados divinos enemigos de Atenea. ¿Qué estaba haciendo aquí Kanon? se preguntó Saga. ¡Es un lugar que está fuera de nuestro alcance!

"¡Kanon!" gritó Saga, su voz, opacada por el batiente rugir de las olas que chocaban contra los riscos y por los gritos de su propio hermano, el cual, golpeaba vez tras vez, como poseído por una fuerza incomprensible el risco. "¡Kanon!"

El más joven de los gemelos corrió hasta donde estaba su hermano. Kanon interrumpió su tarea al verse interrumpido por su hermano menor.

"¡Kanon!" dijo Saga finalmente en voz alta. "¿Qué haces?" Preguntó su hermano menor con inocencia aparente. "¿Porqué has venido a Cabo Sunión si sabes que es un sitio prohibido para nosotros?"

Kanon sonrió irónico. Su hermano siempre tan correcto.

"Siento mucho haberte hecho pecar, hermano." Y volviéndose hacia Saga, Kanon lo miró fijamente, mostrando signos de la agitación que le dejara su entrenamiento solitario. Saga estudió el aspecto de su hermano. Sus ojos se abrieron sorprendidos al ver el aspecto de sus manos que chorreaban sangre.

"¡Kanon!" dijo acercándose a un paso "¿Pero qué has hecho?" preguntó asombrado.

Kanon lo rechazó con su gesto.

"Evítame tú piedad, hermano" dijo Kanon amargamente. "Estas heridas no son nada… te dije que me esforzaría al máximo."

Saga observó a Kanon atónito.

"Pero… ¿porqué el Cabo Sunión, Kanon? ¿Porqué?"

Kanon lo miró con el desprecio que esa actitud inocente, que tan poca fe en su hermano le inspirara, y mostrándolo en su respuesta, que más parecía un escupitajo que otra cosa.

"Por que es lo prohibido… por que es lo imposible." Dijo escuetamente. "¡Haré lo que nadie! ¡Algún día romperé Cabo Sunión!"

Atónito Saga observó a su hermano. Pero, contrario a lo que Kanon estaba esperando, Saga volvió su rostro apenado. Su cosmos, lentamente comenzó a incrementarse, al tiempo que sus puños se cerraban haciendo saltar las venas de sus brazos.

"¡Basta!" gritó Saga fúrico a su hermano, la tormenta de cosmos que conllevó este grito levantó una lluvia de arena y partió algunas rocas del risco. "¡Deja ya de blasfemar por hacerme enojar, idiota!" gritó el menor de los gemelos con desesperación. "¡Si creés que me lastimas de esa manera estás muy equivocado! ¡El único que se perjudica de esa forma eres tú!"

Kanon descubrió sus ojos, que había tapado con su mano para evitar que cualquier proyectil entrara a estos.

"Santo Saga…" dijo finalmente Kanon. "En verdad eso es lo que eres…"

Saga, harto ya de la actitud de su hermano, lo señaló, aún ardiendo en cosmos con actitud amenazadora.

"¡Has cometido un gran error, Kanon! ¡Me has hecho decidirme finalmente por obtener la armadura!"

Kanon enfureció y su cosmos ardió también amenazante. La explosión rompió rocas y levantó olas más grandes. El incremento súbito sorprendió al joven Saga, que nunca había sentido el cosmos de su hermano tan imponente, tan vivo.

"¡Te he dicho que dejes de subestimarme, hermano!" amenazó de vuelta Kanon. "¡Es un error que también tú te empeñas en prolongar…!"

Saga responde con decisión a las palabras de su hermano.

"Finalmente en algo además del rostro teníamos que parecernos ¿no lo creés?" dice Saga burlón. "¡Es un error querer iniciar tú entrenamiento solo al comienzo del año ritual, hermano! Sabes que debemos entrenar juntos… ¡No te preocupes! No estaremos mucho tiempo más juntos, al final nos separaremos, dejando atrás al otro de manera irrevocable…"

Kanon, recuperado de la sorpresa de notar a un Saga irónico y amenazante responde.

"Y ese que quedará atrás… ¡serás tú!" la voz de Kanon refleja rencor y decisión. "Nada más de cursilerías de hermandad y devoción… ¡obtendré la armadura porque yo controlo mi destino! ¡Nadie más lo hace!"

"Y como siempre, hermano… estás muy equivocado." Responde Saga sonriente. "El resultado final será decidido por Atenea y Nike, nadie más, aún los dioses se rinden al influjo de las Parcas."

El rugiente mar enmarca las palabras de Saga a Kanon, al tiempo que sonríe confiado en que será el favor de los dioses el que obtenga, contra un extraviado Kanon. Ambos contendientes se observan. Para Saga, esto es el inicio del entrenamiento, mientras que para Kanon este es el final de la lucha.

"Te quitaré de mi camino" piensa Kanon observando con odio a Saga, en una especie de presentimiento de su posibilidad por perder la armadura. "¡Debo adelantarme! ¡Sin Saga en mi camino, la Armadura está ganada!"

Saga y Kanon. Kanon y Saga. Estudiándose. Enfrentándose. Odiándose y queriéndose. Uno, será el ganador, el otro, el perdedor irremediable. Uno el héroe, el otro, el olvidado.

"Esto… ¡termina hoy y aquí, Saga!" exclama Kanon señalando a Saga con decisión terminante. "¡El inicio del Año Final es tú límite! ¡No quiero volverte a ver jamás!"

Saga una vez más se sonríe.

"Tus delirios de grandeza ofuscan tú razón, Kanon…" responde el hermano mayor. "No está en tí determinar el primer encuentro del Año Ritual… ¡eso es competencia de nuestro maestro Arles!"

"El conoce el riesgo de los entrenamientos… ¿lo creés tan estúpido? Nuestros entrenamientos son reales, cualquiera de los dos puede resultar muerto en ellos, que mueras hoy o mañana es de poca diferencia… ¡porque finalmente seré yo el que llegue al final del camino por la armadura de Géminis…!" Responde Kanon a las palabras cautelosas de Saga.

"¡Quiere matarme!" exclama Saga con una amarga mezcla de dolor y sorpresa en su mente. "¡Mi hermano me odia!"

"Es matar o morir, Saga…" dice Kanon encendiendo más su cosmos. "¡Más te vale que cumplas tú promesa de combatir con todo tú empeño, yo no tendré ninguna piedad para contigo!"

Saga se alista, haciendo arder su cosmos y afinando su mirada. Kanon comienza a moverse cada vez más y más rápido. Kanon, tensando sus músculos da un paso cauteloso al frente, como si de un felino acechando a su víctima se tratara, a punto de saltar, Saga se alerta poniendo toda su cosmo alerta, pero entonces… ¡una poderosa cosmoenergía inunda el lugar impidiendo que Kanon o Saga se muevan!

"¿Qq…uéee?" pregunta Kanon atrapado en la tormenta cósmica que no lo deja moverse y consumar su ataque terrible.

Detrás de Saga, una imponente figura, vestida con atuendo ritual, casco alto rojo y una máscara azul, emanando autoridad y el poder puro de un Santo, el Patriarca del Santuario permanece de pie.

Con ojos asombrados, Saga abre los ojos y se pone de rodillas de inmediato.

"¡Señor!" dice mientras respetuoso baja la vista ante el principal de los Santos de Atenea.

Kanon, enojado, nota que sin sus intenciones de atacar, puede moverse con entera libertad. Liberado del extraño influjo de la energía de Shión, vuelve su mirada enojado, enmedio de una rabieta.

"¡Estuve tan cerca!" exclama enojado en su mente. "Pero ya tendré otra oportunidad…" piensa viendo hacia el Patriarca con frustración evidente.

"Kanon, Saga…" dice finalmente la voz de Shión, que no es cubierta por el ruido del mar enbravecido. "¿Qué están haciendo aquí? ¡Saben que no deberían de acercarse a Cabo Sunión!"

Saga, sin volver su vista, responde prestamente.

"Le ofrecemos una disculpa, Su Santidad…" y con tono de sincero arrepentimiento continúa. "Ha sido mi culpa, Su Señoría, en mi entusiasmo por entrenarnos, he llegado hasta aquí corriendo, no reparé en el sitio en el que estábamos, por favor, discúlpenos usted."

Shión, conocedor del corazón de Saga y de Kanon se vuelve hacia el mayor de los gemelos interrogante. Por pura respuesta, obtiene un suspiro enojado de Kanon que vuelve su mirada desafiante y ladino.

"Saga, puedo entender tú entusiasmo, por favor, levántate, he venido para algo muy importante para los dos."

Saga vuelve su mirada sorprendida hacia Shión. Kanon, curioso se vuelve hacia el Patriarca al tiempo que su hermano menor se pone en pie obediente.

"¿En qué podemos servirle, Su Santidad?" pregunta solícito Saga a su querido maestro.

"Ya lo has dicho tú, por supuesto, Saga…" responde con paciencia Shión, con una tranquilidad contagiante que emana del más puro poder santísimo que este hombre desprende. "El Año Ritual comienza el día de hoy, y justamente este día, ustedes dos, tienen que separar sus caminos."

Saga y Kanon abren los ojos sorprendidos al tiempo que se miran uno al otro cuestionantes.

"¿Elegirá el mismo a uno de nosotros?" piensa sorprendido Kanon con un dejo de temor y arrepentimiento… su actitud irreverente puede perjudicarle el día de hoy.

"¿Separar nuestros caminos, señor?" pregunta Saga a las palabras del imponente anciano. "¿Qué quiere decir eso, Su Señoría?"

Shión, tranquilamente deja que el sonido de una gran ola chocando contra los riscos pase antes de responder. A lo lejos, dos sirvientes, escoltando a un desconocido se aproximan.

"Significa que no podrán continuar con su entrenamiento común, hijos míos." Levantando los brazos, Shión prosigue. "He de decir que admito que son ustedes dos los que más posibilidades tienen de ganar la Armadura de Géminis, tengo el presentimiento de que son ustedes los que deben combatir al final por obtenerla, es por ello, que pienso que no es su destino terminar una batalla que no es momento de realizar."

Kanon abre los ojos y recuerda las palabras de Saga acerca de las Parcas y el destino que los dioses trazan.

"Pero entonces… ¿ahora cómo entrenaremos?" pregunta Kanon al Sumo Sacerdote de la Órden de Atenea. "¿Quién podrá hacerlo junto con nosotros?"

Shión volviéndose hacia Kanon responde.

"Kanon, he notado el empeño que pones en tú entrenamiento, he notado igualmente que no aprecias la compañía de nadie para el logro de tus objetivos… así mismo, he notado que no has tomado mucho los libros que se te ha pedido estudies para la comprensión del cosmos y su energía a niveles atómicos." Y viendo hacia los puños dañados de Kanon y la sangre pintada en las paredes del Cabo Sunión, Shión concluye. "El hecho de que hayas ignorado los escritos acerca de este sitio y su indestructibilidad son prueba suficiente de lo descuidado que tienes el terreno intelectual de tú entrenamiento."

Cerrando sus puños con enojo, Kanon vuelve su rostro incapaz de soportar el regaño.

"Tú poder físico seguirá creciendo bajo el entrenamiento que te pondré… eres muy poderoso, pero este año será para tí el de cultivamiento espiritual, tú cosmos es agresivo, carente de la sustancia adecuada que la Armadura de Géminis merece… o busca." Agrega Shión terminante.

Kanon, humillado se vuelve al Sacerdote Shión y grita.

"¿Qué quiere decir? ¿Qué soy indigno de portar la armadura de Géminis y mi hermano Saga no?"

Kanon mira fijamente los ojos de la máscara del Patriarca, enojado, rencoroso. Impenetrables, inexpresivos, este no obtiene respuesta clara en la actitud corporal del Patriarca. Pero la respuesta que esperaba llega dolorosa en una pequeña frase de dos palabras.

"Así es."

Abriendo los ojos ante la respuesta poco diplomática de Shión, Kanon enfurece, pero contiene su poder. Solamente acierta a mirar de vuelta a Saga con profundo resentimiento y odio.

A la escena se unen los sirvientes escoltando a un joven de mirada noble, piel broncínea y cabello castaño claro. De aproximadamente uno o dos años menor a Kanon y Saga, los hermanos observan cuestionantes al recién llegado.

"Este es el nuevo compañero de Saga en su entrenamiento, es otro contendiente por una Armadura Dorada" y volviéndose al joven sonriente, Shión habla. "Aioros, saluda a tu nuevo compañero de entrenamiento, Saga."

El joven Aioros sonriendo, se acerca a Saga obedeciendo más un natural instinto de amabilidad y buena voluntad que la órden Patriarcal, que no le da sino el motivo de obedecer a este impulso nato.

"Hola" dice en perfecto griego sonriendo a Saga y ofreciendo su mano generosa, en un despliegue de sinceridad pocas veces experimentado por Saga.

Saga, observándolo, sonríe de vuelta.

Es la simpatía que genera la hermandad de espíritus. El reconocimiento misterioso de tener frente de sí a alguien parecido a sí mismo. La mirada límpida de Aioros, su actitud misma, sugieren su fe y su devoción a la adorada Atenea.

"Hola, Aioros." Responde sonriente Saga el cual, estrecha calurosamente la mano del joven.

"El busca la Armadura de Sagitario, Saga. Está a un año de iniciar su Año Ritual… este tiempo le servirá de entrenamiento contigo. Confío en que los dos se lleven bien, tanto como si fueran hermanos."

Ante estas palabras, Kanon aprieta su mandíbula humillado. Es como si de repente hubiese dejado de existir… ¡cómo si no estuviese allí! ¿Hermanos? ¡Saga tenía ya un hermano! ¡Y era él! Apretando también sus puños, Kanon abandona la escena sin volverse a Aioros ni a Saga, ni siquiera al Patriarca. Herido en su orgullo, el gemelo mayor abandona la playa.

Irónicamente, ni Aioros ni Saga notan la salida de Kanon de la escena. Solamente Shión se vuelve discretamente al ver pasar detrás de el al herido Kanon.

"¡Espero sinceramente que logres tú objetivo, Aioros!" dice Saga entusiasmado al recién llegado. "¡Cuenta con mi ayuda siempre! ¡Seremos muy buenos amigos, ya lo verás!"

Tras decir estas palabras, el gemelo menor se carcajea alegre. Y agradece a Atenea el final de sus conflictos con su hermano y la llegada de un hermano para no sentirse solo.

"¡Gracias, Saga!" responde Aioros contagiado del entusiasmo de Saga. "¡Así será! ¡Los dos seremos Santos Dorados y serviremos a Atenea hasta la muerte!"

Saga asintiendo a las palabras del joven Sagitariano agrega.

"Y más allá de ella también, Aioros, más allá también…"

Continúa…

*
Río Leto, que se encuentra en el Hades en el cual, supuestamente, las almas beben para olvidar las cargas del pasado antes de volver al ciclo de la reencarnación.

(Tema clausura: Cursed Goddess)

#2 Guest_Camuseiya_*

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Publicado 14 junio 2004 - 11:54

s73.gif

SIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Como te lo prometi soy el primero en leerlo!!!!!!!!

Vaya esta muy padre!!

Se ve que lo qe viene va a estar bueno, ya qquiero ver como se desenvuelve la historia, me parece que va a ser interesante.

Narras muy bien (me da gusto decir, y esta vez ya lo puedo decir, que no has perdido el toque) me gustaria ver como va a ser la historia.

Detallas bien las personalidades de ambos, aunque yo me imagine que Kanon iba a ser el pensador  doh.gif  doh.gif

SAlu2 y siguele



#3 Thong_Hu

Thong_Hu

    Titan Dorado

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Publicado 14 junio 2004 - 13:48

Que bueno que comenzaras a publicar este nuevo capítulo!!!

Estuvo muy bueno!!

Ezo

Ki ki : Vas a usar la armadura de libra seiya?
Seiya: No lo hare, solo hay una persona en este mundo que merece llevar la armadura de libra, el es el principal personaje de los 88 caballeros y esa persona es el maestro, esa armadura puede dividirse en 6 diferentes pares de armas, 12 armas en total. Atena nunca ha aprobado que usemos armas desde la mitologia, pero hay una excepción, que es cuando el caballero libra, el maestro, piensa que es necesario, entonces si nos permite usar armas, solo por la justicia!!!

#4 Guest_Ares_no_saga_*

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Publicado 14 junio 2004 - 15:34

Dios este capitulo estuvo pero que muy bueno.
Tu manera de describir el momento es tan especifico y recreado que te transportas inmediatamente al lugar de la accion. Tanto Saga como Kanon desprenden una humanidad impresionante y ahora se acerca Aioros otra buena pieza de humanidad


Sigue asi ke me vas a emocionar la hostia (con perdon) por esta historia fantastica.

Saludos.  Galicia calidade!!!

#5 Guest_Leo-no-Ikki_*

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Publicado 14 junio 2004 - 20:48

Bueno... qué más se puede decir? Ah, sí, que tu fic está bárbaro!!  04.gif

Ya era hora q continuaras con las Crónicas Zodiacales. En esta ocasión, una gran historia que cuenta la rivalidad entre Saga y Kanon desde sus inicios...

Ni hablar de la maquinación del plan entre Ares y Hades... simplemente, una gran adición.

Felicitaciones, Pollux!! Seguís así con la próxima entrega, que esperamos con impaciencia!  thumbsup.gif

#6 hikariadi

hikariadi

    Conoce acerca de mi, no soy tan linda, en realidad

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Publicado 14 junio 2004 - 21:36

Creo que dije que cuando publicaras tus historias, me dijeras para estar en primera fila, columna de enmedio. Bueno esta bien te perdono porque sacaste por fin uno de los capitulos de Cronicas Zodiacales que mas me interesan:
Geminis
Virgo
Escorpion
Aquario
Gracias compañero lo leere con calma (si es que tengo tiempo de sobra happy.gif )



PORQUE AHORA OFICIALMENTE SOY UNA LADY KOU

#7 Milo_antares

Milo_antares

    En esta vida es fácil morir. Construir la vida es mucho más difí


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Publicado 14 junio 2004 - 23:09

HOLAS.


ME HA GUSTADO MUCHO, POLLUX. ME HA DADO LÁSTIMA EL POBRE KANON, LA VERDAD. SE TRATA DE DOS PERSONAJES BASTANTE TRÁGICOS CON UN DESTINO BASTANTE CRUEL, PERO MUY MUY HUMANOS. ESTOY DESEANDO LEER LA CONTINUACIÓN, Y ES QUE, AMIGO POLLUX, CAUSAS VERDADERA ADICCIÓN CON TUS ESCRITOS. SE TRATA DE UNA BUENA DROGA, TODO SEA DICHO. thumbsup.gif


SALUDOS.
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#8 Guest_Pollux_Dioscuros_*

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Publicado 15 junio 2004 - 09:58

Hola a todos y cada uno de ustedes, un agradecimiento por tomarse el tiempo de leer mi historia y por incluso, hacerme un comentario que me anima a seguir adelante con este...

Camuseiya, pués, me alegra saber que no he perdido mi toque, como defines, espero que te siga gustando esta historia conforme siga avanzando, y contar con tus comentarios que siempre tienen observaciones interesantes... ¡gracias amigo!

Respecto a tu observación, lo que te puedo decir es que vamos de inicio en la historia, Kanon y Saga tienen aún un camino largo que recorrer... aunque no siempre será todo bueno para uno y para otro... Paciencia, y verás...

Thong Hu... ¿qué puedo decir? Siempre eres asistente a cada una de mis entregas, te agradezco de manera profunda que así sea... ¡espero que te agrade esta historia!

Ares_no_Saga, me alegra que te haya emocionado tanto esta historia. En efecto, los dos personajes principales tienen mucha humanidad que explotarles, una relación tormentosa que los hace deliciosos para escribir, y como puedes ver, Kanon no está muy alegre con la inclusión de Aiolos en el camino... ¡esperen mucho más conflicto en el siguiente episodio!

Leo-No-Ikki ¡gracias por tu comentario! En efecto, aquí pudimos ver algo de estos dos gemelos... ¡desde la noche de su nacimiento! Ambos están marcados por signos en este... he utilizado incluso símbolos religiosos de otras creencias para marcar el hito que significa los nacimientos de estos dos personajes... el trueno cayendo, el velo rasgándose... les he sembrado pequeños detalles que observar para que puedan disfrutar más de esto... jejeje, al menos yo, sembrando estos "huevos de Pascua" me he divertido mucho...

Hikariadi...  ginsu_knife.gif ¡ouch! Disculpa por favor mi falta de atención... estaba demasiado emocionado por el hecho de estrenar esta Crónica que me olvidé por completo de avisar en otros lugares... espero que no me vuelva a ocurrir... (no lo prometo... 345_345). ¡Espero que pronto puedas tener el tiempo para poder leer esta historia y que me des el privilegio de conocer tus impresiones! ¡Saludos!

Milo_Antares... ¡gracias por tus palabras, amiga mía! Espero que esta droga no traiga ningún efecto colateral dañino al hacerles sentir que perdieron su tiempo... :P Estaré aquí para conocer sus impresiones a futuro...

Y bien... pronto arriba la continuación, espero que esta les parezca interesante...

¡Gracias a todos! ¡Son unos excelentes lectores!

#9 Guest_saintgeorge_*

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Publicado 15 junio 2004 - 11:29



Hola Pollux:

He leido este episodio de las Cronicas Zodiacales y debo decirte que la lectura me capturo de principio a fin. Has diseñado muy bien a los personajes pricipales, llamese Saga, Kanon y el Sumo Sacerdote.

Te felicito por eso y espero un nuevo episodio pronto

Jorge

#10 mu_aries

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Publicado 16 junio 2004 - 00:04

Hola, bien por empezar una historia más de las crónicas zodiaclaes, me parece que esta historia tiene mucho de donde cortarse, pero bueno, la aparición de Aioros es magnifica, de igual manera me gustaría saber que papel desempeña Arles a parte de ser el maestro de los gemelos...felicidades.
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<span style='font-size:14pt;line-height:100%'>Que las fuerzas Demoniacas acaben contigo</span>

#11 Guest_HugoDegeminis3_*

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Publicado 16 junio 2004 - 00:12

Muy buena historia como todas las otras cronicas. Sigue asi.

#12 Guest_Vinka_*

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Publicado 16 junio 2004 - 06:19

HOla chico, ya tenia ganas de leer esta cronica. la verdad es q esta muy bien redactada y demas, como sueles hacer. Está interesante, tb saber cual es tu vision de los posibles hechos de estos hermanos.
Te dire algo. pusiste a Kanon como el mayor, pero  oficialmente (hablo por ej del manga)  es el menor. Por lo menos en el manga q he leido dice varias veces q es el hno menor de Saga.

de todos modos, siguelo! esta bien^^

#13 Guest_Pollux_Dioscuros_*

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Publicado 16 junio 2004 - 10:03

¡Una vez más muchas gracias por leer mi historia! Pero sobre todo, les agradezco sinceramente que se tomen un minuto para expresarme sus impresiones y observaciones...

Ahora, como es mi costumbre, me iré uno por uno...

Saintgeorge... te agradezco tus palabras, y sobre todo, eso de decir que diseñé los personajes, pero no soy tan bueno, como el disclaimer lo dice, estas son obras de Masami Kurumada, no creé yo a estos personajes (jejeje, aunque sé lo que quisiste decir, tenía que quedar esto por escrito...). Respecto al trabajo que estoy poniendo en las personalidades de estos personajes... ¡lo estoy disfrutando mucho! ¡Siempre ha sido muy interesante escribir a una familia disfuncional!

Mu_Aries, gracias por tus palabras, me alegra saber que vas disfrutando esta historia y verdaderamente deseo que sigas pensando de igual manera conforme esta vaya avanzando. Aiolos será una constante en esta historia, así que sigue esperando mucho más de él. Y respecto al papel de Arles (Shion) como maestro de Saga y de Kanon, sigue leyendo, verás la clase de mentor y visión que tienen estos dos muchachos de este (aunque ya te vas dando una idea al respecto).

Hugodegeminis3, ¡gracias en verdad por tu felicitación! Espero poder seguir contando con tu compañía en las siguientes entregas.

Vincacb, ¡hola! Muchas gracias igualmente (caramba, qué repetitivo, pero en serio, ¿qué más puedo hacer sino agradecerles su amabilidad y sus atenciones?) por tu opinión, y respecto a tu observación: así es amiga, conozco que oficialmente, Kanon es considerado el hermano menor de Saga, sin embargo, y a pesar de que procuro apegarme lo más posible a la información oficial de Saint Seiya, en este caso, aprovechando la libertad que da el escribir un fanfic, hice una pequeña modificación para efectos de recursos dramáticos... he aquí mi explicación:

Hay varias historias a lo largo de las mitologías en donde el hermano menor quita el protagonismo al hermano mayor, un caso en mente: Esaú y Jacob, en el Antiguo Testamento. ¿Recuerdan el relato de Jacob robando la bendición patriarcal de Abraham? Bueno, algo así he querido explotar... ya lo he dicho, este capítulo está lleno de "huevos de Pascua" escondidos por todos lados como simbolismos religiosos, los cuales, admito, disfruto escribir, pero que me deleita mucho más, poder explicar como este ha sido el caso... ¡gracias! Y veamos si alguien más encuentra otros de esos símbolos escondidos en el relato... ¡saludos!

#14 Guest_Camuseiya_*

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Publicado 16 junio 2004 - 10:05

s73.gif

Ahhhhh!!!!  doh.gif  doh.gif

Cuando vi que habias respondido a la discucion esperaba que hubieras pegado el siguiente capitulo  doh.gif  doh.gif  doh.gif

No me queda mas que esperar  laugh.gif

SAlu2  doh.gif

#15 Guest_Pollux_Dioscuros_*

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Publicado 16 junio 2004 - 10:33

Bueno, puedo decirte que la continuación a esta historia estará arriba la semana entrante, amigo Camuseiya, por el momento, me encuentro leyendo el segundo episodio de un cierto fic dedicado a la diosa Gea y haciendo los comentarios pertinentes que haré llegar a su escritor de un momento al otro... (nada más que tenga un momento libre en mi trabajo).

Es un espacio que me estoy haciendo para este muchacho entusiasta que tiene buenas ideas... por cierto, espera observaciones tan detalladas como las últimas... :P

¡Gracias por demostrar tanto interés en leer la siguiente parte de mi historia! Como el capítulo es largo, considero que está bien que tenga de una semana a una semana y media de vigencia para que la gente pueda tomarse su tiempo al leerlo, máxime, considerando, que el siguiente episodio es, al menos, tan largo como este... ¡saludos!

#16 Guest_Ikki o Fênix_*

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Publicado 20 junio 2004 - 00:42

Hola. Por falta de tiempo he estado un poco alejado del foro de fanfics, pero cuando vi el anuncio del fic de los gemelos no resisti...Está muy bien hecho, en especial la trama de Ares (que hará el dios de la guerra? happy.gif ) y la parte en que Kanon se come de celos de Aioros...

  Saludos!

  P.D: Todavia no leí toda la cronica de Aldebaran, pero voy a hacerlo pronto

#17 Guest_Pollux_Dioscuros_*

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Publicado 21 junio 2004 - 10:03

(Tema de Fondo: Resting of Warrior)

El sol iluminó algunas de las ramas verdes de los olivos cercanos a ellos.

Creció toda su vida mirándolos como se iban alzando del suelo casi al mismo tiempo que él. Ahora estaban en camino de ser fuertes troncos, firmes y sólidos, solícitos en prestar auxilio al cansado viajero que buscase refugio de la tormenta o del inclemente sol. Así como el estaba en camino de convertirse en el mejor guerrero de toda la existencia... o al menos, eso aspiraba a convertirse.

"¡Hacía tanto tiempo que no reflexionaba!" pensó Saga asombrado. El diálogo en su mente era constante, imparable, sin embargo, desde hacía ya un buen rato, que su tiempo lo ocupaba su entrenamiento y su amistad... su hermandad con un valiente guerrero al cual el gemelo había llegado a apreciar tanto como si compartiese su propia sangre. "¿Y Kanon?" se preguntó para sus adentros un tanto apenado, desde su separación en Cabo Sunión no había sabido nada de el, más que por los rumores que su amigo Aiolos le comunicaba, de que crecía en sabiduría y poder. "Verdaderamente..." pensó con una sonrisa de satisfacción y orgullo por su hermano. "...Sea lo que estés haciendo, hermano, deseo que te encuentres satisfecho y tomando la ruta que te pueda llevar a ser feliz, como un verdadero y devoto creyente de la diosa Atenea."

Efebo Apolo en su recorrido diario avanzó, imperceptible para Saga, el cual, se vio sorprendido al ser tocado por uno de los rayos de la corona celeste. Se cubrió los ojos. Y volvió a sonreírse.

"¿Cuánto tiempo he perdido aquí sentado contemplando a Las Horas recorrer su paseo?" Intentó tragar saliva pero encontró que su garganta estaba seca. "Tengo sed" pensó Saga ahora.

Una sombra cubrió el sol de Apolo y Saga volvió su vista hacia aquello que se interpusiera entre el astro rey y el. Una noble mirada en el rostro de un atlético joven le encontró a su vez. Con una sonrisa, y voz armónica, Aiolos habló.

"¿Tomándote un descanso, Saga?" preguntó amistosamente.

"Intentándolo más bien" respondió el gemelo procurando en vano ser sarcástico con su amigo.

Aiolos carcajeó de manera franca al tiempo que, descubriendo su brazo derecho, el cual había mantenido oculto detrás de su espalda, mostró que llevaba en su mano dos vasos de cerámica.

"¿Y yo te estoy estorbando amigo?" Y ahora, descubriendo su brazo izquierdo mostró un generoso cántaro de barro rojo lleno de agua. "Y yo que quería compartir un vaso de agua y apaciguar este calor a la sombra de estos laureles..."

Saga cerrando sus ojos se sonrió y bajó la vista moviéndose a un lado, haciendo un espacio junto de él para que su amigo se sentase.

"Y yo que creía que estabas luchando para obtener la armadura de Sagitario... ¿has cambiado de opinión y ahora buscarás la del Aguador?" preguntó en su intento por broma irónica.

"Oye..." agregó aún riendo el compañero de Saga mientras se sentaba. "¡Con este calor estoy seguro de que me agradecerás mucho más un cántaro con agua que una flecha apuntándote!"

Ambos se miraron a los ojos esperando que el otro riera del mal chiste. Sus bocas comenzaron a retorcerse en un esfuerzo por contener la risa... ¿reír por algo tan tonto? ¡Les vendría muy mal! Las cejas de Aiolos se arquearon con angustia y su mirada le dijo a Saga:

"¡No puedo más!"


Ambos rieron con grandes carcajadas al tiempo que le decía Saga.

"¡Ya siéntate y sirve el agua! Eres cruel, ya vi tus intenciones... prefieres ahogarme con agua haciéndome reír en vez de darme el regalo misericorde de una flecha rápida..."

Aiolos sirvió el agua y le dio el primer vaso a su amigo. A su compañero de entrenamiento. A su hermano: Saga.

Y a lo lejos, oculto tras la sombra de otros árboles, un par de ojos observaban atentos. Tembloroso, iracundo, pero lo suficientemente cauto como para no revelar su cosmos de manera agresiva, Kanon tragó saliva con sabor amargo. Cerrando su puño, el hermano mayor de Saga observó como los dos muchachos conversaban de manera grata y alegre, como jamás fuera el capaz de hacer con su arrogante hermano menor. Lo odiaba. Pero odiaba más a ese advenedizo.

(Tema de entrada: Fallen Angel vs. Saint)

CRÓNICAS ZODIACALES: GÉMINIS: REVOLUCIÓN

CAPÍTULO II:

LA ESPADA DE DAMÓCLES


(Tema de Fondo: Bell of Angelus Prayer)

El Santuario de Grecia en este último año había cobrado más vida que antes. Claro, aún no estaba totalmente lleno, pero la diferencia era notable para Saga. Ahora, mientras que el orgulloso geminiano caminaba por la amplia y pulcra calzada que mostraba los imponentes edificios de este sitio legendario, pudo sentir que su corazón palpitaba.

"¡El maestro Arles me ha llamado para hablar conmigo!" la emoción de la pelea no era tan pura y tan gratificante para Saga como el recibir lecciones y deleitarse en las sabias palabras del ser que más admiraba en este mundo: el Patriarca del Santuario, Shión de Aries. "¿Qué me irá a decir? ¡La fecha es muy especial!"

Saga apresuró su paso de manera inconsciente en una manifestación de su ansiedad por llegar al Palacio Papal en las faldas de la colina del Zodiaco. La Calzada culminaba con el coliseo ceremonial donde se llevaban a cabo los grandes encuentros finales en las pruebas de armaduras. Junto a el, glorioso y ubicado en un sitio privilegiado, el icono de Atenea miraba hacia los dos palacios Papales, al Templo de Atenea, y por supuesto, a la Colina del Zodiaco, donde se encontraban, una por una, las Casas del Zodiaco, los templos y hogares de los más orgullosos y principales Santos de la Orden de Atenea: ¡Los Santos Dorados!

La sombra que el icono de Atenea proyectaba cubrió a Saga, el cual, mirando hacia arriba, admiró. La diosa sapiente, parecía ignorarle y darle la espalda, ocupada en su eterna vigilancia del complejo arquitectónico principal del Sagrado recinto.

"¡Atena!" exclamó con fervor Saga, con una mezcla de respeto y alegría. Caminando rápidamente, rodeó el pilar y se puso del otro lado de este. Alzando la vista, pudo observar a la diosa, la cual, ajena a todo, seguía con su mirada viendo hacia el corazón y cabeza del Santuario. "¡Atena!" dijo ahora Saga en voz baja lleno de emoción. "Señora mía..." dijo al tiempo que se postraba en oración devota. "Soy tu humilde servidor, mi vida la tienes, así como mi fuerza y mi alma, permíteme estar al alcance de tu gloria y ábreme el camino hacia la senda de los Campos Elíseos, mi señora." Concluyendo su oración, volvió de nueva cuenta, su vista hacia la estatua. Saga abrió los ojos con sorpresa.



Los rayos de sol se interrumpieron un momento. Pero no a causa de una nube ocasional movida por el travieso Eolos. Sobre el suelo, de manera ominosa, una amplia sombra cubrió el área donde Saga estaba de pie. ¡Era un ave! ¿Acaso Atenea había mandado a su lechuza para animarle?

Tallándose los ojos incrédulo, Saga vio hacia arriba una vez más para determinar el prodigio. Sorprendido, sus ojos se abrieron aún más.

"¡Esa no es una lechuza!" dijo con sorpresa. "¡Ese es más bien un... un buitre!"

(tema de fondo: Pope Ares)

La negra y gigantesca ave sobrevoló el área por unos segundos más, planeando alrededor del icono y de la estatua, proyectando su maléfica sombra tres ocasiones más.

"Pero... ¿qué hace ese pájaro aquí? ¡No debería!"

Una fría ira se apoderó de Saga entonces, y deseó terminar con la ofensiva aparición. Viendo hacia abajo, vio una piedra de mármol, perdida sin duda, de las obras de restauración que aún se llevaban a cabo. Sin perder tiempo, se agachó a recogerla con la intención de lanzarla al siniestro buitre. Tomando el proyectil, Saga volvió su vista arriba para enfocar pero para su sorpresa... ¡el ave no estaba ya!

"¿Qué?" se preguntó en su mente. "¿Dónde está? ¿Cómo pudo desaparecer algo tan grande?" dijo al tiempo que seguía buscándole por todos lados. "¿Qué significado podía tener esto?"

Intentando no darle más importancia en su mente a un evento que apenas podía comprender, Saga soltó la piedra dejándola caer a su lado. Si el no podía entender esto, entonces ¡otro triviaá si lo haría! Preguntaría al Patriarca si acaso esto podía tener algún significado.

Saga, prosiguió su camino.

***
(Tema de fondo: Child of Dawn, Lucifer)

Un libro de tapas de cuero fue arrojado contra la pared deshojándose en el acto.

Con fastidio, Kanon observó a su última víctima ser destruida. ¡Libros! ¡Estaba harto de ellos! Tendría problemas con Hesígone, la Amazona guardiana de la biblioteca del Santuario. Ya le había reprendido en varias ocasiones por destrozar los valiosos y antiguos tomos que ella tan celosamente guardaba.

"¡No tienen nada nuevo que ofrecerme!" pensó Kanon molesto, mientras que en su mente, repasaba con rencor la escena de camaradería entre su hermano y el estúpido arrimado. Se llevó su mano a la frente desesperado al tiempo que cerraba los ojos invitándose a dejar de pensar en ello. "¡Maldito Saga! Siempre tan seguro de saberlo todo..."

Renuentemente volvió su mirada a la última víctima de su cólera. La pasta de cuero, aún completa, pero sin contenido exhibía el título de la obra: "Cosmogonía". Su contenido alababa las obras y la misericordia de Atenea, narraba el nacimiento del cosmos y la manera en que dioses y titanes alguna vez se enfrentaran. De lo heroico de la diosa sabia. De su dolor al realizar actos de justicia, como la muerte de Encélade. De su compromiso adquirido posteriormente en defensa de La Tierra y sus habitantes, los humanos.

"¡Bah!" pensó con rebeldía. "¡Parece que estoy escuchando a mi necio hermano hablar mientras lo leo! ¡No lo puedo soportar!" Enojado pensó en el Patriarca. Ese viejo tonto y necio, que era tan obtuso como para no comprender que al ponerlo a leer no hacía sino desperdiciar su tiempo en entrenamiento. "Pero es tan viejo como es ingenuo..." pensó Kanon con una sonrisa de satisfacción. El hermano mayor de Saga había logrado desarrollar una técnica con la que podía esconder su cosmos mientras entrenaba. Mientras que Arles y todos creían que Kanon cultivaba su espíritu, Kanon se entrenaba en el arte del combate. Su cosmos había crecido en estos últimos meses, alimentados por una furia y un rencor. "¡Saga!" pensó con rabia. "Espero que tú estés entrenando bien... te venceré finalmente, hermano, pero al menos quiero hacerlo con una pelea digna. Será un placer para mí demostrar que estabas errado, que no lo sabes todo..."

Kanon al dibujar en su mente la escena, de manera retorcida carcajeó al pensar en la cara de desilusión de su hermano y de ese tonto de Aiolos, al igual que en la sorpresa del Patriarca Arles que tendría que tragarse sus palabras.

En la soledad de su retiro, Kanon siguió carcajeando.

"Los haré pagar... ¡nunca se los perdonaré! Les demostraré su error, si tan solo pudiese comenzar a hacer sufrir a mi hermano demostrándole que ni ese anciano, ni que la diosa Atena son tan magníficos como el ruega que sea..." Pero ¿cómo hacerlo? Ciertamente no con ese libro que no hacía más que repetir a pie juntillas todo lo recitado por su hermano en sus arrebatos místicos. "Todo imperio tiene un secreto oscuro..." meditó Kanon recargando su rostro sobre sus brazos, los cuales, tenía apoyados a su vez sobre sus rodillas. "Secretos que no quieren que se revelen... pero ¿dónde podrán estar?"

Kanon volvió su mirada a la ventana y observó el aletear de una gigantesca ave negra cerca de su cabaña proviniendo en dirección del Santuario.

"¿Qué?" preguntó extrañado. El ave volaba con el Santuario de fondo, con la imponente Colina Estrella detrás de el. La sorpresa del ave desapareció, tanto, que Kanon no la observó más, su vista se fijó en Star Hill. "¡Eso es! ¡El Oráretaguardia de Star Hill!"

El ave siguió ignorada su vuelo, pasando por encima de la cabaña de Kanon y prosiguiendo su camino hasta desaparecer con rumbo desconocido.

***
(Temas de Fondo: Athena’s Theme, Athena Revived, Athena’s Death, Athena’s Love, Athena Revived, Abel’s Theme)

Saga hizo una reverencia ante el imponente trono desocupado del Patriarca Arles. Sintió una ligera decepción al no encontrar a su admirado maestro esperándole.

Pero... ¡claro! Su maestro era un hombre muy ocupado. Seguramente algo le había distraído accidentalmente. No había sido su intención hacerle esperar, era tan gentil, que lo consideraba incapaz de hacer algo así. Un sonido proveniente de detrás del Trono alertó a Saga... ¡Arles estaba aquí!

Bajando su vista rápidamente, esperó al Patriarca al tiempo que, lentamente, el hombre ingresó a la sala caminando lentamente.

"Saga, hijo mío..." dijo el anciano tras la máscara. "Bienvenido, por favor, ponte de pie."

El joven gemelo, honrado obedeció la petición de su querido Maestro.

"Mi Señor, estoy aquí de acuerdo a vuestras órdenes, ¿en que os puedo ser útil?"

La seriedad y el respeto del joven hacia el no pasaron desapercibidos para Shión, y su alma se conmovió. En verdad este niño, este joven, era un ser especial. No podía engañarse, su destino era claro, ser el Santo Dorado de Géminis, y sin embargo, no podía dejar de sentirse un poco confundido, pues en el oráretaguardia de su hermano mayor, Kanon, el destino de ocupar el puesto de Santo Dorado era claro también.



"Los designios de los dioses son en ocasiones, incomprensibles, hijo mío."

Dijo finalmente el mayor de los 88 Santos de Atenea. Saga no comprendió la aseveración pero la registró en su mente ansiosamente, cada sílaba, cada palabra, cada oración, eran para Saga como un sorbo para un sediento peregrino. Aunque su mirada reflejó algo de su confusión por esta frase.

"¿Maestro?" preguntó Saga al notar que el Anciano no se sentaba, sino que dirigía sus pasos hacia el.

"Ven, ayúdame..." dijo al tiempo que Arles le ofrecía su mano para recargarse.

"¿Maestro?" preguntó algo alarmado Saga ante la aparente debilidad de el representante de Atenea sobre la Tierra. "¿Está usted bien?"

Arles, con su impecable túnica blanca tomó la mano que el gallardo joven le ofreciera al tiempo que decía.

"No, no estoy bien en verdad. "

Saga abrió los ojos alarmado. ¿Qué podía tener este hombre santo?

"Pero lo estaré, lo estaré." Dijo dando una palmada a Saga en la espalda tranquilizadoramente. "Ya no tengo el vigor que la juventud proporciona, hijo mío, y un resfriado puede resultar devastador en estos viejos huesos míos."

El joven gemelo observó a Arles preocupado. ¿Un resfriado? ¿Capaz de causar estragos a este hombre tan vital? ¿Tan entero? ¡No lo podía creer!

"¿Un resfriado, Maestro?" preguntó incrédulo. Shión reconoció esta incredulidad en la voz y el rostro del joven.

"En verdad..." replicó el anciano tras la máscara azul. "... es que ignoro que mal me aqueja en estos momentos. Fue repentino, me encontraba bien y de pronto una debilidad invadió mi cosmos, no puedo explicármelo."

"¿Por eso se retrasó?" preguntó Saga apenado y viendo hacia la máscara del Patriarca, la cual, brillante como un espejo, le devolvió su imagen en reflexión. "¿Acaso yo lo estoy molestando? ¡Maestro! Si necesita descansar, yo puedo volver en otra ocasión..."

Arles negó con la cabeza y ahora recargó sus dos manos en los hombros de Saga que lo miraba aún con gesto angustiado, un gesto reflejado en su máscara.

"No, no hijo mío, tranquilízate" dijo el Patriarca. "Todo lo contrario, tu presencia aquí me está sirviendo para no ceder ante esta desagradable inconveniencia."

Saga lo miró y sintió la fuerza en las manos del anciano casi volver. Sintió su tranquilizadora aura llena de santísima paz. Reconoció la tranquilidad que una vida justa confiere a un ser, y, alegre por poderle ser útil, Saga sonrió más tranquilo.

"Si, maestro" dijo finalmente Saga con una sonrisa que logró esbozar ya sin mucho esfuerzo, producto de su fe en aquel hombre y sus palabras.

Resoplando, Shión caminó junto con Saga hacia el balcón del Palacio Papal. Y aunque las preocupaciones de Saga respecto al estado de salud de este hombre que amaba tanto, su mente volvió a sumergirse en un estado caótico. Preguntas, gusto... ¡tantas emociones que Saga experimentaba este día! El desórden anímico de su alumno fue evidente para el Patriarca, el cual le dijo:

"Pregunta, hijo mío" habló finalmente el anciano, sentándose en una imponente silla que le permitía observar el movimiento del amodorrado Santuario.

Abriendo sus ojos asombrado, Saga se volvió hacia el anciano. De manera consciente había estado buscando en algún lugar del horizonte, ayudado por esta inmejorable vista, el paradero de esa ave ominosa que le hiciera sentir, misteriosamente, fúrico.

"¿Maestro?" preguntó Saga, un poco avergonzado al notar que su atención se había desviado de su querido Arles. Esperaba con esta pregunta excusarse.

Shión endureció su rostro bajo la máscara. ¿Engañarle? Saga jamás había intentado una cosa tal, seguramente había algo en su alma que le turbaba enormemente para presentarle un conflicto ante el, que siempre había sido transparente frente a sus ojos. Shión consideró cualquier estrategia para descubrir a su alumno, optó por aquella, que decidió, le sorprendería más.

"¿Buscas engañarme, hijo?" preguntó Shión sin reproche, más bien como con algo de sorpresa y otro algo de dolor. Esto tuvo un efecto mucho más grande que un simple reclamo.

"¡No, Maestro! Le ruego que me disculpe." Y volviéndose hacia el anciano, siendo ahora él el que daba la espalda a la imponente estatua de Atena, Saga habló. "Tengo algo que preguntarle, Maestro, algo que hace que me sienta... desconcertado."

Shión asintió aceptando la disculpa y el rápido cambio de la conversación. No quería enfrascarse en un tema que para el, no venía al caso, ya que Saga justamente iba a revelar el motivo de su turbación.

"¿Desconcertado? ¿Qué puede ser, hijo mío? Si algo me has demostrado en todo este tiempo es tu capacidad de permanecer sereno ante situaciones difíciles. Pregunta con confianza, y espero que la sabiduría de Atena pueda iluminarme en darte las respuestas que necesitas."

Saga sonrió. ¡Claro que así sería!

"Maestro, hace unos instantes, mientras venía en camino, me detuve a orar frente al icono de Atena." Saga tragó saliva. Mientras planteaba su pregunta, una respuesta incómoda se vino a su mente, la comenzó a negar en su mente, y no estaba seguro de querer escucharla de otro, pero había comenzado ya, y Arles lo conocía lo suficiente como para detectar si quería engañarle. "Mientras le pedía su ayuda, la sombra de un ave se proyectó sobre mí, esperanzado en que fuera un signo de la ayuda de nuestra Señora, volví mi vista para buscar a su lechuza, pero en su lugar encontré algo que me... turbó completamente."

Shión se comenzó a preocupar. ¿Un signo? ¿Un signo había turbado al brillante Saga?

"¿Qué fue lo que encontraste, hijo?" dijo Shión, siguiendo la dinámica de la conversación tal y como el joven gemelo lo estuviera planteando.

Saga, en su interior, llegó a la conclusión que lo que lo había hecho enfurecer era la decepción de no encontrar que aquello que esperaba no fuera cierto. Que su fe no fuera recompensada por la visión añorada.

"Encontré un ave repulsiva, Maestro. Encontré a un... buitre." Apenado, porque ya sabía la respuesta a su turbación, prosiguió. "No al ave de la diosa. Y eso me llenó de una ira tal que decidí acabar con ella, pero cuando lo iba a hacer, esta no estaba. Maestro... ¿qué puede significar esto?"






(Tema de Fondo: Another Holy War)

La sangre de Shión se heló. Un buitre. El buitre era el símbolo de Ares, dios de la Guerra. ¿Cómo era posible que un dios hubiera logrado escapar del Olvido del Más Allá? Shión no pudo por menos pensar en su asociación con otro temible dios. El símbolo de que la Guerra Sagrada se aproximaba. La presencia del buitre revoloteando alrededor del icono de Atena era malo, mucho más malo, cuando era también, un signo que se presentaba ante Saga. Shión permaneció callado un rato, mesurando su respuesta.

"¿Maestro?" preguntó Saga al borde de la angustia. ¿Porqué podía tardar tanto Shión en responder si esto no significaba algo malo? Esperando a la respuesta, los segundos se tornaron angustiosos minutos, hasta que el Patriarca respondió.

"Hijo mío, en verdad lo que viste, fue un símbolo malo, no te puedo engañar."

La respuesta cayó como un cubo de agua helada sobre Saga. Entonces... ¡era cierto! No solo su malestar era malo, sino justificado.

"¿Porqué?" preguntó Saga imperiosamente.

"El buitre es el símbolo del dios de la guerra, Saga, de Ares." El joven gemelo abrió sus ojos asombrado. "Y el que haya aparecido aquí no implica sino que el comienzo de la nueva Guerra Sagrada está muy próximo."

Las noticias eran malas. Lo notaba por el tono. Por lo que implicaba. Saga escuchó esto, y se repetía lo primero, que era malo, pero, curiosamente, no le pareció tan terrible como pudiera, o debiera ser. ¡La Nueva Guerra Sagrada! En su interior, Saga se sonrió. ¡La hora de la verdad se aproximaba! ¡La hora de poder demostrar que su existencia era justificada! ¡Qué sería el escalpelo que extirparía el cáncer que devoraba al mundo y que dañaba a su diosa y a sus hijos!

"¡Maestro! Si eso es verdad..." dijo al fin Saga. "Entonces, debemos apresurarnos... los enemigos de nuestra Señora comienzan a moverse ya, y nos amagan. ¡No permitiré que nos tomen desprevenidos!"

El brillo y el anhelo en su voz, hicieron que Saga dejara atrás su turbamiento dando paso a una extraña alegría. Shión escuchaba serio a esto.

"Hijo mío, es notoria tu juventud al sentirte tan entusiasmado por un presagio tan fatal." Dijo Shión tranquilamente, pero que no dejaba de ser, un tibio llamado de atención. "Sin embargo, estoy seguro que nuestra Diosa lo comprende, comprende tus ansias de servicio y de entrega."

Saga se sintió tranquilizado ante estas palabras, considerando sobre todo, que a pesar de que Shión le incitaba a sentirse apenado por la situación, no podía, ni quería hacerlo.

"¡Maestro, yo terminaré de una vez para todas con el terrible ciclo de Guerras Sagradas que han plagado a nuestro mundo y que tanto dolor le causan a Nuestra Señora!"

Y al decir esto, imprimió una convicción tal en sus palabras, que Shión logró creerle. ¿Sería posible que este joven trajera consigo la promesa de la liberación de las Guerras? La dedicación, el poder de este joven, aunado a los signos que marcaran su nacimiento, eran imposibles de ser considerados. El velo del templo de Star Hill rasgado al nacer, como partiendo Eras.

"Saga" dijo Shión finalmente. "Hoy es el último día antes de las semifinales para obtener el Manto Sagrado de Géminis, no tienes más que vencer a dos últimos rivales para ello. ¿Cómo te sientes?" preguntó el Patriarca, preocupado.

"¡Listo, Maestro! ¡Me siento listo! ¡Muero por demostrar mi valía! ¡Quiero llegar a ser un instrumento para el fin de estas injusticias! ¡Seré inclemente para con quienes amenacen la seguridad del Reino de Atena y de su grey!" Los ojos de Saga se tornaron fríos e implacables, y Shión no pudo evitar temblar en sus adentros.

¿Qué era esta calidad que descubría hoy en Saga? ¿Qué eran estos matices que no había sospechado antes? ¿Podía haber estado tan ciego como para no darse cuenta de que, el poder de este joven, podía ser como un arma que podía acabar con las amenazas como con su portador?

"Pero hijo, si algo nos enseña Atena es la compasión por nuestros enemigos. Todos tenemos la oportunidad de una segunda ocasión." Dijo Shión, listo para enfrascarse en una conversación de confrontación, pués era necesario sondear el alma de este joven, que hoy, le parecía otro.

"Si, Maestro, eso lo entiendo. Sin embargo, creo que los enemigos de nuestra Señora han tenido más que una oportunidad para arrepentirse, ella ha tenido compasión para con ellos, esto no ha hecho sino fructificar en un incesante e interminable ciclo de muerte y guerra que daña, no solo a nuestra Diosa, sino a sus creyentes. ¿No es tiempo de terminar con esto?" preguntó Saga a su Maestro.

"Eso, hijo mío, no nos corresponde a nosotros, sino a los dioses decidirlo." Respondió Shión firmemente. "Nosotros somos sirvientes de Atena, que debemos cumplir con el objetivo de pelear su guerra por salvar al mundo, situación que le apena, pero que al final, no ha podido evitar."

¡Qué huecos le sonaron a Saga estos argumentos! ¿Instrumentos simples de pelea? ¿Su papel a ser un simple soldado? ¿Carne de cañón para una guerra indefinida? ¿Qué era esto? ¿Porqué prolongar una situación injusta si Atena era la diosa de la justicia? ¡No! ¡No podía tolerar este papel! ¡Debía de haber otra manera!

***

(Tema de Fondo: Arrow of Sun)

Sin grandes esfuerzos logró alcanzar la cima. Kanon había llegado ya, hasta la cúspide de uno de los sitios prohibidos del Santuario, el Oráretaguardia de Star Hill. Poniéndose de pie, observó hacia abajo la gran distancia recorrida con una sonrisa de desprecio.


"¿Acaso es tan terrible para los demás subir aquí?" se cuestionó incrédulo. "En verdad, me parece, que la fe es lo que, lejos de lanzar a la gente por lo imposible, es lo que marca los límites..." Dijo de manera cínica. "Todos dicen que es imposible para quien no sea Patriarca llegar hasta aquí, y quienes lo han intentado han quedado en el intento... ¡Patrañas! ¡Supersticiones para los tontos!" Y sonriendo dijo en voz alta. "¿Lo has visto, Saga? ¡Estoy en Star Hill contra cualquier pronóstico! ¡Vivo y sin estar exhausto! El primer signo de que tu fe es solamente una doctrina de control."

Sonriendo una vez más, escupió con desprecio. El repulsivo proyectil se perdió. Kanon se volvió entonces a la entrada del poco elaborado templo oracular, y sin ningún dejo de rito, traspasó la línea, dispuesto a ver lo que se ocultaba detrás de el aura misteriosa de este sitio.

La sala que encontró, era extrañamente pequeña. En una pequeña etapa, lo único que encontró fué una rústica cama de piedra y una vela. Nada más. Kanon abrió los ojos insatisfecho. ¿Qué engaño era este? ¿Esto era el magnífico Star Hill? ¡No lo podía creer!






Dando grandes pasos recorrió el sitio una y otra vez. ¡Nada! ¡Nada de secretos! ¡Nada de basura oculta detrás de la puerta!

"¿Cómo pude haberme equivocado tanto?" se preguntó para sus adentros. Imaginando ahora la cara de Shión y de su odiado hermano, en son de burla, lo llenó de furia. Pero tenía que ser inteligente. ¡No podía permitirse revelar su presencia aquí! No desesperaría, observaría, fijaría su atención, con seguridad, tendría que haber algo... lo malo, es que en realidad no sabía que era lo que verdaderamente buscaba. Recorrió con su vista la habitación, las paredes, talladas en la piedra, eran lo suficientemente regulares y bien construidas. Kanon entrecerró sus ojos haciendo un esfuerzo por mirar más allá de lo que podía resultar obvio. Se recordó a sí mismo que venía buscando algo... y que ese algo era un secreto. Un secreto no podía descubrirse tan rápidamente. Y entonces... algo llamó su atención al fondo de la cámara. ¿Podía ser que...?

Llegó hasta el fondo y examinó la pared. Parecía no ser tan firme aquí como en el resto de la cámara. Abriendo sus brazos y poniendo sus manos sobre la fría pared, Kanon exploró el muro, y entonces... ¡encontró algo! Kanon sonrió.

***
(Tema de Fondo: Aria of the Tree, Ares’ Shadow)

"Maestro" dijo Saga al Anciano Patriarca, quién se había sentado ahora en el Trono Papal dentro del Palacio. "Cuénteme de la Guerra Sagrada."

Shión asintió. El había abierto esta Caja. En Saga había una necesidad por la Guerra mucho más allá de lo que el propio joven pudiese reconocer.

"¿Qué quieres saber, Hijo?" preguntó Shión finalmente.

"¿Cómo fue combatir en ella? ¿Cómo obtuvo su victoria Atena ante sus enemigos?" preguntó Saga.

El Patriarca observó a Saga y le dijo.

"No comprendo tu pregunta, Saga. Estos son hechos que conoces por tus estudios."

"Conozco lo que los libros dicen, Maestro, pero no conozco su versión... usted estuvo allí." Replicó Saga con simpleza.

Shión, suspirando, comienza su respuesta con algo de renuencia.

"La Guerra Sagrada anterior fue la más terrible de todas, Saga. Fué aquella en la que más Santos de Atena hubieron en existencia… fueron aumentando a lo largo del tiempo, y ni así fué suficiente."

"¿Qué?" preguntó Saga asombrado abriendo sus ojos. "¿Se refiere a que el ciclo de Guerras Sagradas lejos de irse acercando a su final se ha ido acentuando?"

La percepción de Saga y la manera en medir los acontecimientos no le gustaban a Shión, pero la verdad, era generalmente molesta.

"Así es, Saga." Dijo Shión con un poco de vergüenza al admitirlo. "Hace ya muchos milenios, los dioses que se habían revelado como enemigos de nuestra Señora habían sido Poseidón y Ares, por el dominio de la Tierra y sus habitantes. Nuestro señor Zeus impuso las reglas de aquellos que fueran los que combatieran y quienes debieran de permanecer ajenos a la lucha. Uno de esos dioses, que debieran de haber permanecido ajenos, aprovechó un descuido en el discurso del Padre de los Dioses y decidió combatir con su sobrina, sin embargo, no abiertamente, pués en si, no tenía la justificación para hacerlo, mucho menos, considerando, que de los tres dioses máximos, el tenía el poder más reducido. ¿Cómo podía el hacerse más poderoso y esperar su momento de ataque óptimo? Azuzando las guerras en el mundo, y para ello, contó con la especial ayuda de Ares, dios de la guerra."

Saga escuchó con atención las palabras de su maestro. En ningún libro de historia que jamás hubiese leído, había encontrado la noción de que las guerras eran más cortas en la antigüedad. ¿Porqué no aclaraban esto los libros del Santuario? ¿Porqué ocultar este detalle?

"Los ataques de los enemigos de Atena no siempre fueron frontales, hubieron choques de estos dioses y sus respectivos defensores vez tras vez, pero en ocasiones, también, involucraban complicados juegos de espera prolongada que se extendieron por varias generaciones. Sin embargo, el resultado fué uno: las guerras, directas o indirectas, tenían por resultado a muertos, y poco a poco, las guerras comenzaron a ser más elaboradas y más refinadas en su arte, cada vez comenzaban a ser más mortíferas. Con el poder de la guerra en el mundo, Ares se fortaleció, pero con la muerte de cada soldado e inocente en el mundo, provocada por la guerra, de manera directa o indirecta, el verdaderamente beneficiado, terminó siendo Hades, señor del Inframundo. Finalmente, hace casi 500 años, el señor subterráneo decidió que estaba listo para reunirse al ciclo de las Guerras Sagradas, tras haber sufrido una grave herida en su cuerpo celeste de parte de un mero Santo de Bronce de Atena: el Santo de Pegaso.. Zeus nunca le prohibió a el de manera expresa hacerlo, sin embargo, necesitaba una justificación. Hades ya había intentado desde milenios antes unirse a la guerra, por lo que el Señor del Inframundo manipuló a los hermanos de su abuelo, a los Titanes, a los cuales liberó del Tártaro, en un afán por debilitar las fuerzas de Atena. El movimiento de el hermano menor de Zeus fué certero, pues este último movimiento lo enriqueció en poder grandemente, ya que, el precio pagado por las tácticas de guerra, fue la muerte de todo un pueblo, y todo un continente..." Agachando la cabeza, Shión recordó con dolor el día la isla-continente de Lemuria, se hundió, llevándose en el hueco de su partida, a un orgulloso y leal pueblo que siempre luchó en el nombre de Atena, y que como pago, solo obtuvo, la extinción, a manos de un enfurecido Poseidón que interviniera en su momento de la injusta y despiadada guerra. Sobrevivieron algunos Lemurianos, sus antepasados directos, los cuales salieron de la Isla de la Reina Muerte a un Santuario dado para ellos por parte de Atena y se decía que existían colonias esparcidas a lo largo del mundo, que, en su deber por reconstruir el Santuario, no había podido buscar con la dedicación que hubiese querido... incluso hubo ese grupo de Lemurianos renegados que..., pero tenía que proseguir con su relato de las Guerras Sagradas. "En la Guerra contra los Titanes, el continente de Lemuria se hundió para siempre. Esto, enriqueció en sobremanera al señor Hades, Saga. Cada vez más seguro de sí mismo, e implacables, Ares atacó junto con sus terribles guerreros, los Berserkers, al Santuario. Pero Ares no logró sobrevivir a este ataque. Veíamos un posible fin a la guerra, pues Hades, no atacó en esa generación, triviaá aún fortaleciéndose de su última intervención. Creía el Santuario que ganaría pronto la guerra de manera definitiva, pero en la siguiente Guerra, Hades decidió no esconderse más. Lleno de poder por los muertos en el mundo, el Señor del Inframundo atacó en un momento en que el Santuario se había reforzado esperando este ataque final. El mayor número de Santos jamás reunido luchó contra Hades y sus fuerzas. La lucha nos llevó lejos… muy lejos, y perdimos a muchos amigos…” bajando la cabeza con tristeza, Shión reprimió las lágrimas, al recordar a tantos amigos idos para siempre, en una Guerra de final incierto. Una batalla terrible que los llevó hasta territorios, hasta entonces, desconocidos para los Santos de Atena.

En la mente de Shión y de Saga, las escenas se dibujaron nítidas. Dohko, Santo Dorado de Libra repartió entonces las armas entre ellos, tocándole la espada.

"Logramos exterminar a la primera oleada de nuestros enemigos, entonces, pero la lucha fue tan terrible, que algunos de nosotros llegamos hasta los límites del propio mundo, e infringimos territorio consagrado a Hades en la Tierra. El hermano menor de Zeus no necesitaba más para intervenir. Clamando haber sido objeto de una invasión, Hades se lanzó contra nosotros en una lucha implacable. Los Santos de Atena no somos más que humanos, hijo mío, la lucha sin tregua contra fuerzas tan terribles, hacen mella en nosotros, muy a nuestro pesar, y de 79 Santos que éramos entonces, sobrevivimos únicamente un amigo y yo. Apenas Hades fue vencido, pero se fue con la promesa de regresar."



Saga lo miró impactado. Preguntándose por qué no habían detenido a Hades en ese momento, o a cualquier otro dios para esto.

"¿No murió ningún dios, Maestro?" preguntó finalmente.

Shión negó gravemente con su cabeza.

“No en ese entonces, el único que pudiera haberlo hecho, murió antes de poder concretar la operación… el único que llevaba una de las tres armas que jamás hayan existido que pueden matar a un dios…” replicó Shión.

"¿Armas que pueden matar a los dioses?" preguntó Saga en su mente. "¿Qué podía ser esto?"

***

(Tema de Fondo: Black Saint’s Challenge)

Iluminado por la frágil llama de una vela, Kanon terminaba de leer los detalles en la última Guerra Sagrada, llegando al conocimiento de la última Guerra Sagrada al mismo tiempo que su hermano Saga.

"¿Armas para matar a los dioses?" se preguntó en su mente. "¿Qué son estas armas? ¿Cuál es su origen?" se preguntó Kanon lleno de curiosidad. Hojeando rápidamente el libro, buscó respuestas a sus preguntas.

Pudo encontrar la representación gráfica de una Hoz de Pedernal, que, habiendo sido cubierta por Hefesto en tiempos antiguos de Oro y Oricalco, para conmemorar la victoria de Crono sobre Urano, era guardada celosamente por Atena y Zeus, pues era el arma más poderosa del Universo... ¡un arma capaz de matar a un dios! En una treta elaborada, Eris, la diosa de la discordia y hermana de Ares, logró robar poco a poco, partes de la poderosa arma, y con ella elaboró una daga y una punta de lanza.

Atena, tomando otra de las tres partes que restaban de la Hoz de Crono, elaboró para si misma, una flecha poderosa que asignó al cuidado de uno de sus poderosos guerreros: el Santo Dorado de Sagitario, la cual, reposaba guardada en dicho templo dentro del Santuario. Kanon sorprendido pensó:

“¡Así que la Armadura de Sagitario es una capaz de matar a un dios!” al pensar en Sagitario no pudo por menos dejar de pensar en ese entrometido chiquillo, Aiolos. “Así que ese mequetrefe ni siquiera sabe por lo que está luchando…”

Haciendo sus pensamientos a un lado, Kanon prosiguió con su búsqueda de información.

La punta de lanza de Eris, fue llamada durante algún tiempo, la Lanza del Destino, se cuenta que este dibujoíretaguardia se perdió de manos de los propios dioses y que fue utilizada como objeto místico por algunos humanos durante algún tiempo, sin embargo, la valía de esta lanza fue demostrada, cuando fue utilizada para rematar a una de las encarnaciones de la Gran Voluntad en la Tierra. Tras haber sido guardada por sociedades místicas, se contaba que la Lanza finalmente había caído en manos de un humano a comienzos del siglo XX de los Cristianos, pero que tras su caída, dicha Lanza había sido destruida por órdenes de Atena misma.

La tercera arma: la daga de Eris fue la que se concretó en ser utilizada como arma de traición, fue soltada por esta misma diosa, por el mundo en tiempos antiguos, siendo utilizada como arma final para matar incluso a poderosos Césares. Atena, preocupada por el destino de esta arma en manos equivocadas, había logrado rescatarla y ponerla bajo resguardo al intervenir en la caída del Imperio Romano. El aura de poder que esta arma emanaba, había sido causa de gloria y ruina de dicha nación. La daga, había sido utilizada para terminar justamente con Ares en la guerra Sagrada anterior. Teniendo la manufactura de Eris en ella, Atena decidió ocultarla para siempre del mundo, pero sin destruirla, pués sabía que, habiendo tan pocos restos de este prodigio en el mundo aún, su necesidad podía llegar a ser, en un momento imperiosa. Por lo tanto, esta arma se ha declarado como desaparecida en la última Guerra Sagrada, sin embargo…

Kanon abrió los ojos desmesuradamente y sonrió:

“¡Está aquí! ¡El arma para matar a los dioses está aquí! ¡En Star Hill!”

***

(Tema de Fondo: Cursed Goddess)

“Entonces… ¿se perdió?” preguntó Saga a Shión desilusionado. “¿Quiere decir que es únicamente la Flecha de Sagitario el último reducto para matar a un dios?” preguntó el gemelo algo sorprendido.

“Por eso es que, no hemos podido nosotros acabar con los dioses, Saga… el guardián de Sagitario pereció en la última Guerra antes de que fuera capaz de utilizarla. En un desesperado intento, el Guardián de Libra y yo, de Aries, logramos con nuestros cosmos proteger a Atenea lo suficiente de la ira de Hades, el cual, terminaba con la vida de nuestros compañeros Dorados, uno a uno, cayeron fulminados. Atena logró encerrar el alma de Hades y sus esbirros, pero apenas con energías logramos salir del Infierno. Exhausta más allá del límite, Atena nos encomendó el cuidado del mundo y nos pidió esperar a su próxima encarnación.”

El alma de Saga se encontró en desasosiego una vez más.

Por una parte el relato le dejaba claro que, no era por falta de voluntad de Atena ni de sus guardianes, el terminar con estas guerras y sin embargo… El Maestro Arles había hablado de tres armas en algún momento, sin embargo, solo explicó el destino de dos de ellas. Una sombra de duda lo invadió de momento… ya una vez le habían ocultado información ¿podía ser posible que lo estuvieran haciendo una vez más?

Y entonces, recordó las palabras que alguna vez su hermano Kanon le dijera… confiar siempre sin cuestionar era un error. Hoy, parte de su historia preconcebida y aceptada, había sido totalmente reescrita ¿acaso podía haber algo más que no supiera? ¿Cómo saberlo? Únicamente…

Volviéndose hacia Shión, quien sentado lo observaba silencioso, Saga reprimió su pensamiento. Y tuvo miedo. Un gran miedo. Miedo de descubrir más secretos. Miedo de que algo le dijera que Kanon podía tener razón.

“Maestro, ha anochecido.” Dijo Saga bostezando. “Si me lo permite, me retiraré a descansar, no estoy acostumbrado a desvelarme…”

Shión asintió gravemente tras las palabras de Saga.

“De acuerdo, hijo mío, puedes retirarte ya.”

Saga se acercó a su Maestro y le besó la mano.

“Nos veremos pronto, Gran Maestro.” Dijo Saga con resolución, afirmando con esta aseveración su pase a la final por la Armadura de Géminis.

“Estoy seguro de ello, Saga” agregó Arles. “Una cosa nada más…” dijo el más Grande de los 88 Santos de Atena. “Recuerda que todo contacto con cualquier rival por la Armadura antes del enfrentamiento está prohibido…”


Saga, sorprendido replicó.

“¡Maestro! Esto lo conozco, le puedo asegurar que no es mi intención…”

Shión le interrumpió de manera sesgada.

“No lo digo por ti, Saga, lo digo por tu rival. Estoy seguro que intentará pasar por alto esto, pues presiento que será alguien que querrá verte, y al cual querrás ver, después de todo este tiempo.”

Estas palabras hicieron que Saga callara con tristeza. No podía hacer referencia su maestro a otro sino a su hermano Kanon.

“Lo comprendo, Maestro…” dijo Saga, haciendo una reverencia y alejándose.

El joven gemelo salió de su encuentro con Shión, percibiéndose a sí mismo diferente, pero no logrando encontrar la causa de alegría, ya que en realidad, sentía un sabor amargo que no le permitía sentirse todo lo alegre que en otras ocasiones, tras haber recibido sus lecciones, sintiera.

***
(Tema de Fondo:Legendary God Warriors)

Kanon desesperado terminó de buscar entre los grandes tomos algún sitio secreto donde pudiera estar oculta la Daga de Eris. Desesperado, notó que ni siquiera la luz de las velas era ya suficiente. Y no conocía el lugar lo suficiente como para proseguir su búsqueda en la oscuridad.

“¡Maldición!” dijo en voz alta. “¡No logro encontrar nada y debo irme!”

Sin perder más tiempo, tomó el libro que leyera y se disponía a devolverlo en su sitio, cuando, una sonrisa le cruzó el rostro.

“Creo que después de todo, no me iré con las manos tan vacías como me lo pienso…” y abriendo el libro, llegando a la página donde hablaban de la daga escondida en el Santuario, y su particular secreto, el mayor gemelo la arrancó sin borrar su sonrisa. “Aquí llevo tu ruina, Saga…”

Doblando cuidadosamente el pergamino, Kanon lo guardó en su cinturón, mientras devolvía el libro.

“Nadie se dará cuenta de que aquí estuvo alguien ajeno al templo…”

Apresuradamente, Kanon apagó la débil llama de la vela y salió por la misma entrada secreta que descubriera. Sin más tiempo que perder, comenzó su descenso, satisfecho por su hallazgo.

“¡Ya veremos lo que pasa ahora, Saga! ¡Tú convicción será destruida cuando te muestre los secretos de los que has sido víctima! ¡Cuando veas que no hay una honestidad total ni siquiera en Atena!”

Ahogó una carcajada para no revelar su posición, mientras, que a gran velocidad, había logrado descender rápidamente. Envuelto por el conjunto de árboles que rodeaban la falda de Star Hill, Kanon, bajó desapercibido para todos, o al menos, eso pensaba.

Viendo de un lado al otro, comenzó su camino rumbo a su cabaña, cuando se detuvo de pronto, sabiendo que era observado. Alerta se volvió.

“¿Quién está allí?” preguntó amenazador. “¡Hable!”

Un silencio fue lo que obtuvo por respuesta. Kanon cerró sus ojos, intentando localizar la presencia de aquel desconocido que le estaba observando… ¡no podía ser su imaginación! ¡no eran ni siquiera sus nervios! ¡Estos no existían más!

Viendo amenazadoramente a su rededor, Kanon logró observar un movimiento, mínimo, detrás de un arbusto, y utilizando su técnica desarrollada, de ataque sin delatar cosmos, lanzó un golpe a la sombra, que, trabajosamente, evadió el golpe.

“¡Imposible!” pensó Kanon asombrado. “¡Ese golpe era muy rápido! ¡Solamente alguien entrenado en el camino del Cosmos y cercano al nivel dorado podría haberlo evitado!”

Alzando la voz, el mayor de los gemelos gritó:

“¡Es mejor que salga, lo he descubierto!”

Guardó silencio esperando una respuesta, la cual, tras algunos segundos, llegó.

“Lo mismo podría decir yo, Kanon.”

El interpelado abrió los ojos asombrado. ¡Esa voz! ¡El conocía esa voz! Era la de…

“¡Aiolos!” dijo con desprecio. “¿En el nombre de las Parcas, qué estás haciendo aquí?”

Saliendo de las sombras, la odiada presencia de Aiolos se manifestó finalmente con un fulgor ambarino.

“¡Vaya, Kanon! Creo que el día de hoy no haces sino robarme las preguntas…”

A unos pasos de el, Aiolos miró de frente a Kanon inquisidoramente. Era obvio que lo había visto bajar de Star Hill, no tenía caso el negarlo.

“¡Lo mataré!” pensó Kanon desesperado, pero se tranquilizó. Si bien, el podía ocultar su cosmoenergía, ya Aiolos había demostrado poder evadir algunos de sus golpes, y al quemar el propio sagitariano su cosmos, podía revelar su presencia, no, no podía arriesgarse. Aunque triviaá pudiera engañarle.

“Ya veo” dijo Kanon sonriéndose. “Seguramente te he sorprendido mientras descansabas ¿cierto?” preguntó Kanon, renunciando a una actitud hostil frente a Aiolos.

Esta reacción del gemelo de su mejor amigo puso en alerta al joven griego. ¡No era natural en Kanon esta reacción!

“¿Qué hacías en Star Hill, Kanon?” preguntó llanamente Aiolos.

Kanon abrió los ojos fingiendo sorpresa, y carcajeó a todo pulmón acto seguido. Aiolos lo miraba severo, no comprendiendo el motivo de la risa.

“¿Crees que vengo de Star Hill?” decía entre carcajadas. “Pero amigo, siempre he considerado que eres un entrometido, esta pregunta no hace sino confirmarlo…”

Aiolos ignoró el insulto. Prosiguió con su mirada firme en Kanon, interrogante.

“Bien, bien, parece que no pierdes el control con nada. Está bien, déjame responderte con otra pregunta… ¿es posible subir a Star Hill sin ser Patriarca?”



Esa pregunta, hizo que la cara de Aiolos se tornara confusa.

“¿Qué dices?” preguntó finalmente.

Kanon, sonriendo para sus adentros pensó.

“No es más que otro idiota crédulo…, al cual, podré engañar, con las mismas mentiras que se ha tragado siempre…” y señalando a la cima de Star Hill, Kanon prosiguió. “Que me fué imposible subir a Star Hill, Aiolos.”

El joven sagitario se mostró confundido.

“¡Venías bajando, eso lo sé!” dijo finalmente Aiolos firmemente.

“Así es” dijo Kanon prestamente. “Había subido una cantidad de trecho considerable, pero, una especie de protección divina parece hacer que el camino sea más largo una vez escalando la Cumbre Estelar… estoy muy cansado. “ Dijo mostrando sus manos, empolvadas.

Aiolos, entonces, sonrió.

“¿Ves lo que obtienes por tu comportamiento rebelde, Kanon?” dijo Aiolos ahogando una carcajada. “Tu hermano siempre me ha hablado de ese comportamiento tuyo… “ y ahora soltó a reír.

Kanon se puso en alerta cuando el sagitariano pronunció esas palabras referente a su hermano. Y una fría ira le inundó. Con que gusto hubiera tomado el cuello de ese repulsivo arribista y se lo hubiese tronado, sin quemar cosmos, como deseaba matarlo como a un perro.

“¿En verdad eso ha dicho Saga de mí?” preguntó Kanon molesto y con mirada torva. Carcajeó amargamente, tanto, que provocó el silencio de Aiolos. “¡Qué cosas tiene el destino, Aiolos! Pareciera que siempre que voy a un sitio prohibido, son mis manos las que delatan mi acto…”

Con seguridad se aproximó a Aiolos y le puso las manos cercanas a su rostro en gesto amenazante.

“Pero ¿sabes? Siempre que pasa esto, hay una lección que aprendo…”

Aiolos mirando seriamente a Kanon, el cual, estaba a unos centímetros de él preguntó:

“¿Cuál es?”

Kanon percibió la duda, el temor, aunque sea momentáneamente en Aiolos y lo disfrutó.

“Que después de ello, me vuelvo más fuerte, y la convicción de que aquello que deseo fervientemente, se realizará, no sé como, pero se hará…”

“No si los dioses no lo permiten” respondió Aiolos retadoramente, dejando atrás el temor.

“Ah… el consuelo de ustedes, como siempre, mentar a los dioses. Y como siempre, ante ese argumento cedo, aunque debo de decir, que en esta ocasión, lo hago por una razón distinta a la que lo hice la última vez con Saga, Aiolos…”

Dando la media vuelta, Kanon caminó alejándose de su odiado compañero. Y ya habiéndose alejado bastante, Aiolos preguntó con un grito.



“¿Porqué?”

Esperando esa respuesta, como si de un felino esperando a su presa se tratase, Kanon se sonrió antes de dar la media vuelta y decir.

“Porque antes, solo presentía, Aiolos, pero ahora, ahora ¡YA SÉ!”

Y carcajeando de una manera que hizo que Aiolos sintiera un escalofrío, se alejó del joven dejándolo con terrible sentimiento de intranquilidad..

CONTINÚA…

(clausura: Evil Goddess Eris)

#18 Guest_Camuseiya_*

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Publicado 21 junio 2004 - 10:59

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Es que este fic es genial!!!!!!!!  doh.gif  doh.gif  doh.gif

Esta muy padre companero Pollux, ya hasta me animaste a leerme las demas cronicas  doh.gif  doh.gif 

Te felicito, y aqui toy esperando  thumbsup.gif  thumbsup.gif  thumbsup.gif

Salu2  devil.gif

#19 Thong_Hu

Thong_Hu

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Publicado 21 junio 2004 - 13:01

Ops

Muy buena esta nueva entrega!!!

Shion y Arles son la misma persona?
El Monte de las Estrellas, estaba protegido por el Cosmos de Atena o del Patriarca?

Muy bueno lo de las tres Armas!

Pero el título "LA ESPADA DE DAMÓCLES" a que se refiere, a la daga???


Salu2





Ki ki : Vas a usar la armadura de libra seiya?
Seiya: No lo hare, solo hay una persona en este mundo que merece llevar la armadura de libra, el es el principal personaje de los 88 caballeros y esa persona es el maestro, esa armadura puede dividirse en 6 diferentes pares de armas, 12 armas en total. Atena nunca ha aprobado que usemos armas desde la mitologia, pero hay una excepción, que es cuando el caballero libra, el maestro, piensa que es necesario, entonces si nos permite usar armas, solo por la justicia!!!

#20 Guest_Camuseiya_*

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Publicado 21 junio 2004 - 13:11

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Yo tengo la duda de quien es Damocles???

SAlu2




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