Cuando la luz se desvanece frente a él, Aldebarán puede vislumbrar por apenas una milésima de segundo una gran masa dorada de pie frente a él. Borrosa.
Para luego sentir un gran impacto en su torso. Un gran impacto que lo obliga a poner rodilla en pie.
Hasgard: ¿Great Horn? ¿En serio?
Hasgard: ¿Con quién crees que luchas? ¿Crees acaso que preciso ver tu ataque, ver tus movimientos, para saber como funciona? ¿Para saber cómo detenerlo?
El caballero del siglo XVIII nuevamente se queda mirando a su ¿rival? Sosteniendo la mirada agresiva que lo tiene cómo destinatario.
(Está convencido que somos traidores. ¿Acaso no somos invasores del Santuario?)
(Evidentemente lucha por Athena. Evidentemente nosotros también)
(Entonces ¿por qué debemos enfrentarnos...?)
El caballero de Tauro del pasado entiende que no puede sostener la situación de esta manera por mucho tiempo. Qué en ese lugar no están las respuestas que el busca. Qué ese caballero frente a él sabe menos que él. Pero que aún así no es su enemigo.
Hasgard: Por ello sólo puedo....
Un gran golpe es descargado por sobre el caballero postrado ante él. Impactándole de lleno sin posibilidad de escapatoria.