Ha llegado un nuevo capítulo de Alcaesto, una batalla épica que espero que les guste :D aquí les recomiendo que abran youtube y pongan eternal saint o gold cloth descend *-* ahahahahaha en vdd me recuerda a un momento que me gusta mucho de la serie clásica y a la vez del hecho real en el que este capítulo esta inspirado... grandes momentos reviven con este capítulo, muchas gracias por sus comentarios :D
XXI – Cenizas
Los caballeros internados en el bosque unión, todos pueden ver en el cielo como la armadura de Sagitario se ha unido desde distintos lugares del mundo para luego entrar al campo de batalla.
Aygen quien agonizante estaba en el suelo con su cuerpo cubierto por su sangre y su armadura destruida casi por completo, veía nublosamente la silueta de un hombre cuya presencia hacía temblar sus piernas.
Elinas: (Anonadado) ¿Quién eres tú? Eres acaso… imposible ¡¡¡Seiya!!!
Aygen: (Con mucho esfuerzo) Es la armadura de sagitario, sin embargo sus alas… no están.
La imagen de este caballero dorado hizo un extraño gesto hacia Aygen y luego se puso en postura de combate ¡Era el momento! Lanzaría aquella técnica que en tiempos pasados fue capaz de herir hasta los mismos dioses –¡No lo hagas! Lastimarás a muchas criaturas inocentes– Dijo Aygen muy inquieto, pero Seiya no le prestó atención y con una sonrisa en su rostro miró fijamente a Elinas.
Seiya: ¡¡¡PEGASUS RYU SEI KEN!!!
Miles de puños de luz fueron lanzados hacia el guardián del bosque, cuales meteoros destruyendo todo a su paso.
Elinas: ¡GAIA REVENGE!
Los árboles se pusieron en frente de Elinas para protegerlo del impacto pero fue completamente inútil, los meteoros de Pegaso atravesaron su fortaleza, impactándolo con una serie de golpes en todo su cuerpo. El enigmático guardián del bosque escupió un poco de sangre que le recordó sin rodeos… su condición humana y al pasar cerca de cinco segundos después del impacto, Elinas cayó de rodillas y varios de los árboles que rodeaban el campo de batalla fueron desapareciendo.
Aygen: ¿¡Qué significa esto!? ¿Por qué los árboles han desaparecido? ¡¡¡Imposible!!!
Elinas: (Con mucho esfuerzo) Veo que lo has descubierto joven caballero de Centauro… hace algunos momentos ya te lo había dicho, estos árboles, los animales ¡¡¡Todo!!! ¡Esta es la realidad que yo he forjado!
Aygen sintió que el corazón se le detuvo, toda aquella compasión que había sentido hace algunos instantes, había sido todo por un engaño creado por este cruel personaje. Por otro lado, Deimos quien avanzaba rápidamente se encontró con Kentha y Roxy.
Kentha: ¿¡Deimos!? ¿Estas vivo?
Deimos: ¿Por qué no debería estarlo?
Kentha: Siempre te desapareces, de un momento a otro sin avisarnos ¿Cómo quieres que así confiemos en ti?
Deimos: No pretendo ganarme su confianza a través de abrazos y buenas palabras, si desconfías de mí o no, eso no es relevante, ya que todos estamos sumergidos en esta misión de recuperar el santuario para ver la posibilidad de que Athena vuelva a la vida.
Kentha: (Pensando) Maldición… siempre con sus frases, dejándonos de lado…
Deimos: (A Roxy) ¿Y tú? ¿Por qué estás tan agitada?
Roxy: (Muy sonrojada) ¡¡¡Por nada!!!
Seiya dispuesto a guiar al joven guerrero, giró y lo miró directo a los ojos. Tan sólo la presencia de este legendario santo dorado causó una gran impresión en Aygen, haciendo que desviara inmediatamente la mirada.
Seiya: ¡Yérguete caballero del zodiaco! Disipa esa niebla en tu determinación, quien libera su corazón su corazón de las dudas, es capaz de albergar poderes comparados con los de un Dios.
Aygen: (Muy nervioso) Tú eres el santo legendario… ¡Seiya!
Seiya: Joven guerrero, nunca alejes tu mirada de tu objetivo ¡Concéntrate! Y haz estallar tu cosmos en honor a la justicia ¡¡¡En honor a Athena!!!
El legendario cosmos rodeó al caballero de Sagitario ¡El séptimo sentido! Al sentir este inmenso poder, el cuerpo de Aygen no tembló más, en el suelo y cubierto de sangre, a pesar de las terribles heridas, se puso de pie y con una determinación divina puso su vista fija en su enemigo.
Aygen: ¡No dudaré más! Sea quien sea mi enemigo ¡Lo venceré!
Aygen y Seiya: ¡¡¡Por Athena!!!
Junto a este gran grito de guerra que ambos caballeros entonaron al mismo tiempo, un enorme anillo de fuego los rodeó y justo en ese momento, una gran luz brilló desde el interior de la armadura de Sagitario haciendo que se desprendiera de su forma ¡Incorporándose al cuerpo de Aygen!
Elinas: ¡¡¡Imposible!!! Nadie puede utilizar las armaduras doradas.
Pero lo que no Elinas no sabía era que el cosmos legendario de Seiya que aun residía en la armadura, era más poderoso que el de cualquier Dios y no dudaría ni siquiera un instante en devastar a cualquiera que amenazara la paz de la Tierra.
Aygen con una mirada seria y penetrante encendió su cosmos, unido al de Seiya, logró lo imposible ¡La armadura de Sagitario tomó una nueva forma! Los tiempos de la armadura alada quedaron atrás para comenzar un nuevo ciclo, su pecho se hizo más prominente y en su espalda un majestuoso y dorado arco se podía contemplar brillante como el mismísimo Sol.
Rodeado los mares de llamas ardientes, Aygen de Sagitario comenzó a caminar en dirección a su enemigo.
Aygen: (Muy serio) Has utilizado tus trucos para engañarme tanto a mí como a mis compañeros, has jugado con mis recuerdos y te has aprovechado de mi bondad, crees que eres portador de la justicia ¡Pero esto se acaba aquí!
Elinas: (Aterrado) La luz que emana su armadura… es magnífica.
Aygen: Es hora de que el legado de Seiya de haga presente (Tomando el arco y una de sus flechas) ¡Se testigo del poder de un caballero legendario!
En ese momento, guiados por la luz de la armadura dorada y por el fuego que rodeaba el lugar, Kentha, Roxy, Deimos, Eiris y Tyson llegaron hasta el campo de batalla.
Eiris: (Al ver a Aygen) Él es… ¡¡¡Es Seiya!!!
Viéndolo desde atrás todos pensaron que aquel joven que portaba un arco y una flecha en su mano, era Seiya, el asesino de Dioses y antiguo portador de la armadura de Pegaso.
Aygen: ¡Este es tu fin! ¡SAGITARIUS HOPE ARROW!
El cosmos de Seiya y de Aygen se focalizó en la punta de esa dorada flecha, haciendo que una intensa luz brillara desde ella, con su mirada fija y el rostro serio, Aygen lanzó su ataque en contra de Elinas, quien ni siquiera tuvo la disposición de moverse ¡Recibiendo la flecha dorada directo en su corazón! El cosmos concentrado en esa flecha era tan inmenso que se desbordaba desde el cuerpo del guardián del bosque.
Elinas: Este poder… a pesar de todo es tan cálido y lleno de paz…
Kentha: ¿¡Aun vive!?
Elinas: Gran demostración de voluntad joven caballero de centauro, pero tu corazón aun no es lo suficientemente puro como vencer a alguien como yo, pronto nos volveremos a ver… esperaré con ansias ese día…
Luego de sus palabras, Elinas cayó al suelo devastado, pero para la sorpresa de todos, en el momento en que su corazón dejó de latir… desapareció. De forma progresiva todo lo que rodeaba a los caballeros de la esperanza comenzó a desaparecer también.
Deimos: Increíble sujeto, inclusive él mismo era sólo una ilusión.
Kentha: ¿¡O sea que nunca existió!?
Deimos: Bueno sería que eso fuese cierto. La situación es mucho peor, su verdadero cuerpo debe estar por algún lugar y si tuvo la capacidad para crearse tanto a sí mismo como a un bosque entero… su cosmos no es algo de este mundo.
Luego de las palabras de Deimos la armadura de Sagitario volvió a brillar intensamente –¿Qué sucede?– Dijo Aygen muy extrañado. Después la vestidura dorada abandonó el cuerpo del joven caballero, elevándose hacia los cielos para luego desprenderse como aquella vez en Campo Ónfalos, enviando cada una de sus partes a distintos lugares del cosmos. Aygen incorporando a su cuerpo nuevamente los restos de la armadura de Centauro cayó exhausto al suelo.
Deimos: ¡Vamos caballeros del zodiaco! Estamos a sólo pasos del santuario ¡Pronto podremos recuperar el vínculo con los dioses!
No tan lejos de aquel lugar, en un castillo inmenso y completamente negro, Kaios el caballero de Capricornio oscuro se dirige hacia su líder para informarle de lo que aquel enigmático vagabundo le había mencionado en el inframundo, mientras Ságape y Palem se encontraban en su cuarto. A pesar de la fatiga y el cansancio producido por los días que estuvo en la colina de Yomotsu, su devoción por Tamiel y los pensamientos de que su vida podía encontrarse en peligro lo guiaban sin que aquello afectara en sus movimientos. Pero a medida que avanzaba su corazón comenzó a acelerase, nuevamente era invadido por miles de pensamientos que hablaban de que todo lo que dijo Átimus y el caballero de Piscis pudiera ser cierto ¿En verdad Tamiel le mintió y su deseo es exterminar a los humanos de la Tierra? ¿Para qué pretende realmente conseguir el Alcaesto? ¿Por qué las armaduras que alguna vez fueron doradas ahora son de color negro y marchito? A pesar de sus dudas siguió con paso firme hasta que llegó… frente a frente con Tamiel.
Tamiel: Eres tú… Kaios de Capricornio.
Kaios: Su majestad… no se imagina cuanto me alegra verlo a salvo.
Tamiel: ¡¡¡Silencio!!!
Kaios: (Nervioso) Necesito decirle algo… ¡¡¡Tantas cosas han sucedido!!!
Tamiel: (Levantándose de su trono) ¿Cómo puedes tener la osadía de presentarte ante mí?
Kaios: Señor… siento mucho si he sido inoportuno, pero estamos en momentos de traición.
Tamiel: No es necesario que sigas hablando…
Kaios: ¿¡Por qué!? ¿Qué sucede?
Desde la cortina que estaba detrás del trono de Tamiel, dos caballeros negros aparecieron, ellos eran ¡Rodos de Géminis y Kakó de Escorpio!
Kaios: ¡¡¡Son ellos!!!
Pero la sorpresa no se acabaría ahí… un nuevo caballero aparecería, alguien que Kaios jamás pensaría que pudiese llegar a aquella reunión, el caballero que ha desafiado a la muerte y que de ella misma se ha servido, portando la armadura de Cáncer oscuro ¡¡¡Átimus!!!
Kaios: ¿¡Qué significa esto!? ¿Por qué Átimus está aquí? ¿Y por qué lleva la armadura del cangrejo?
Tamiel: Átimus me lo ha explicado todo… la traición que llevas planeando desde mucho tiempo junto a Damián, el antiguo caballero de Libra. Cómo él te envió al inframundo para protegerme ¡Aunque yo mismo me volviera en su contra! Pero gracias a la intervención de Rodos, he vuelto a confiar en él, sin embargo… tú, mi mano derecha ¡¡¡Me has traicionado!!!
Kaios: (Con lágrimas en sus ojos) Esto… no puede estar pasando.
Tamiel: Además de asesinar a sangre fría a Timos de Leo ¡No mereces ni siquiera mis palabras! Caballeros míos ¡¡¡A él!!! Ejecuten al traidor.
Átimus: Un golpe merecido ¡GHOSTHLY DAGGER!
Kakó: Separemos tu alma de tu cuerpo para darle el castigo divino ¡HOPE DEMISE!
Las dagas fantasmales se dirigieron a toda velocidad en contra de Kaios, pero con un gran esfuerzo logró esquivarlas, sin embargo los hilos que lanzó el caballero de Escorpión se adhirieron a su cuerpo.
Kaios: (Pensando) Esto es realmente grave ¡Maldición! ¿Cómo es posible que todo esto sea tan injusto?... ¡Eso es! La justicia, aquella que emana la dioses no puede ser encarnada por un sujeto no actúe justamente, por lo tanto… ¡¡¡Este no es el camino correcto!!!
El plateado cosmos de Kaios comenzó a brillar intensamente, destruyendo la técnica de Kakó.
Kaios: ¡CAPRICORN THOUSAND FIST!
Apuntando hacia el cielo, lanzó miles de puños los cuales estaban impregnados por su magnífico cosmos.
Rodos: ¡Desea escapar!
Los caballeros negros intentaron capturar a Kaios, pero el derrumbe del salón principal fue un impedimento absoluto para que lograsen tal objetivo, preocupados por conservar la calma de Tamiel, Kakó y Átimus utilizaron sus técnicas para que los escombros no lo dañasen.
Por los pasillos del castillo negro Kaios corría rápidamente –¡Los jóvenes caballeros!– Pensó alarmado, pero era demasiado tarde y el volver a liberar a Ságape y a Palem significaría ser capturado, por lo tanto con mucho esfuerzo y una gran carga emocional, el caballero de Capricornio oscuro huyó del castillo.
Próximo Capítulo:
XXII: Rencor
"Aunque muera en el intento, intentaré cumplir con la voluntad de mis maestros"