Publicado 22 abril 2007 - 17:09
EL INNOMBRABLE escrito por Jeczman
-CASTILLO HEINSTEIN, Alemania
El cielo estaba completamente nublado, y de entre los negros nubarrones se erguía orgulloso el que fuera en la antigüedad el majestuoso castillo de Hades controlado por su hermana mayor Pandora. Ahora no era mas que una reliquia, destruida en parte por el tiempo y también por las tremendas batallas que sostuvieran los caballeros de Athena con los espectros. Sin la barrera energética verdosa que daba un tono más escabroso, el tétrico castillo se había convertido en morada de bestias y animales salvajes que rondaban la zona.
Un enigmático personaje se había sentido atraído por su lúgubres, ¿melancolía? No lo sabía con certeza, sin embargo tenía muchos días de haberse separado de sus amigos que se encontraban felices y tranquilos por poder vivir una vida llena de paz y felicidad. A el también le invadía un sentimiento, que no era de paz, sino de una constante angustia. Su camino se había vuelto errático, azaroso, sin propósito alguno. La máscara de caballero ateniense no era mas que una identidad para transmitir a través de ella sus temores, fantasías e incluso su molestia, enojo a todo lo que se extendía. El odio, ese mismo odio que lo había consumido en incontables ocasiones y que lo despertaban por la noche sudoroso. Había ocasiones en que sus manos aun temblaban de aquel tremendo y poderoso sentimiento que le habían valido la armadura del Fénix, sin embargo, su alma no descansaba aun después de haber concluido la última batalla sagrada.
“¿Qué voy a hacer? No puedo quedarme así”
Los puños de Ikki se apretaron fuertemente, de repente, un tronido lo tensó de tal manera que sus músculos esperaron lo inevitable. En ese instante incontables gotas de agua cayeron en su cuerpo. El Fénix al voltear observó cientos de relámpagos que atravesaban el negro panorama. Su mirada seguía concentrada en el horizonte, siempre pendiente de cualquier respuesta. Después de unos segundos, destensó su cuerpo y las gotas cayeron mucho mas rápido. Al fénix no le quedó otra salida mas que adentrarse en el macabro recinto.
Al hacerlo, contempló el chubasco y los fuertes rayos que no parecían detenerse. El castillo entero se iluminaba del fenómeno, e Ikki sentía perfectamente en la losa que estaba frente a el como las paredes resonaban angustiosas, clementes de que el tronido cesara.
El santo del fénix se dejó caer en un sillón viejo y rasgado, probablemente por algunos perros olvidados que deambulaban en búsqueda de una morada donde quedarse. Al sentarse, sintió un confort que no experimentaba desde hacía meses cuando las peleas eran su único motivo. Al caer profundamente por la comodidad del sillón, ikki sintió una relajación profunda en todo su cuerpo, tantas peleas habían hecho olvidar a su cuerpo la tranquilidad y armonía.
Después de varios minutos, el santo del fénix comenzaba a conciliar el sueño, de repente un ligero viento comenzó a sentirse en los maltratados lienzos del castillo que iban y venían al azar. Sin embargo, el viento comenzó a fortalecerse mas y del mismo se escuchó una voz muy tenue, parecía decir algo, sin embargo parecía muy alejada. El viento volvió a soplar con mayor fuerza y una voz volvía a aparecer en el ambiente. Al cabo de unos segundos la brisa fue acrecentando su fuerza hasta escucharse claramente “IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIKKKKKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII”
El caballero del fénix entreabrió los ojos, somnoliento y con el cansancio a cuestas volvió a cerrar sus párpados. Pero, la voz que resonaba en el ambiente parecía no dejar en paz a su invitado. “IIIIIIIIIIIIIIIIIKKKKKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII” El santo del fénix abrió los ojos y con la mirada fue recorriendo lentamente el lugar sin levantarse, esperando el momento oportuno para atacar.
“IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIKKKKKKKKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII” Esta vez se sentó y lentamente fue incorporándose tensando sus músculos, todos sus sentidos estaban expectantes de cualquier eventualidad. Los ojos del caballero recorrían incansables las enormes paredes oscuras y lúgubres. De repente, un aire gélido se sintió en el lugar, Fénix frunció el ceño. Sabía que no estaba solo, que algo o alguien se encontraba justo enfrente de el o ¿en el castillo Heinstein? rápidamente mil situaciones se configuraron en su mente.
“¿Espectros?, ¿Algún juez? ¿Probablemente Hypnos o Thanatos? No, ES IMPOSIBLE, ellos están muertos, el inframundo está destruido. ¿O NO? Tal vez algún nuevo enemigo ¿desde el Olimpo? Poco probable, siendo que este sería el último lugar en buscar para encontrar a un caballero.”
La vista del fénix se volvió a agudizar y su corazón comenzó a latir fuertemente, lo que sea que estuviera rondando tenía un cosmo demoníaco, incontables ráfagas de escalosfrio recorrían su espina constantemente como un recordatorio que la amenaza aun seguía rondándolo. “IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII”
“¿QUIÉN ERES?”
De repente detrás de el sonó una carcajada espectral que le congeló los huesos, y por instinto volteó rápidamente tirando un golpe. Sin embargo, grande fue su sorpresa al comprobar que se encontraba TOTALMENTE SOLO.
“¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Quién me está siendo esto? ¿QUIEEN?”
De repente, al fondo del castillo se abrió muy lentamente una puerta de madera, la cual crujía lentamente cada vez que extendía su amplitud. Ikki observó atentamente y al cabo de un momento comenzó a caminar con cautela, el lugar se encontraba oscuro sin embargo de las enormes fisuras que abrían el techo la brillante luz de la luna servía de vela para indicarle al caballero donde dirigir sus pasos.
Los truenos no se hicieron esperar y la lluvia comenzó a golpear fuertemente los escombros de aquella fortaleza. En aquel oscuro pasillo solo podía vislumbrarse la semblante de Fénix que se iluminaba de vez en vez cuando los relámpagos surcaban furiosos el firmamento. La respiración de Ikki iba en aumento, sabía perfectamente que algo siniestro rodeaba los cimientos de aquella orgullosa ciudadela.
Antes de llegar a la puerta, el fénix se adhirió a la pared, en un intento por saber o siquiera descubrir la forma de su atacante, trató inútilmente de revisar por las pequeñas hendiduras que se formaban en la unión de la entrada. Un sudor frío recorrió su frente y apretando los puños tomó la puerta extendiéndola por completo y lanzó un golpe al aire.
Se quedó inmóvil en esa posición por largo rato, tratando de encontrar con la mirada cualquier indicio LO QUE FUERA con tal de tomar desprevenido a ese desgraciado que le había parado los pelos de punta. Al incorporarse por completo se acercó al umbral y lentamente comprobó que aquello no era un cuarto, tampoco un pasillo MENOS UNA SALA. No, aquello era … un espejo.
Fénix tocó la superficie y esta era fría, por los débiles destellos de la luz, el reflejo de Ikki era apenas visible. Pero, comprobó que estaba empotrado a la pared. Su mirada se perdió en su imagen y mil cosas maquinaron una posible respuesta a lo que estaba ocurriendo, pero, ninguna encontraba una lógica a lo que acababa de experimentar.
Los truenos volvieron su mente a la realidad y decidió salir de ese lugar espantoso, fantasmagórico y rodeado de una maldad aparentemente añeja. Al llegar al borde, un nuevo frió congelante atravesó su cuerpo y esta vez exasperó completamente al caballero que estaba al borde de la locura sin entender o comprender la situación que estaba viviendo.
“¿Quién ERES MALDITO? ¡CONTESTA!”
De repente, una escabrosa carcajada volvió a responderle, justo como lo hiciera minutos antes. Ikki encendió al máximo su cosmo “CAAALLLAAAAATEEEEEE” y tiró con todo su poder el “PUÑO DEL FANTASMA DE FÉEENIIIIX” detrás suyo. El enorme cristal que hiciera de espejo se destruyó explosivamente hasta dejar completamente destruida la pared.
Fénix comprobó algo inaudito, detrás de esa pared había un vacío. Se acercó rápidamente y comprobó que ese lugar desafiaba cualquier lógica. Regresó a mirar uno de los enormes ventanales que estaban en el mismo lado y se dio cuenta que la distancia no correspondía con el cuarto que había hecho explotar. De hecho, EL DEBERÍA ESTAR AFUERA DEL CASTILLO.
Fénix regresó al pequeño cuarto y al contemplar la enorme oscuridad un aire frío volvió a recorrer su cuerpo y a la distancia escuchó el susurro de su nombre cada vez más fuerte. Asomó su vista por encima del borde y miró curioso una enorme escalera de metal empotrada en la pared. Con gran decisión y quitándose completamente el miedo, comenzó a bajar por esa enorme escalera, y así lo hizo durante ¿horas? Habían transcurrido por lo menos un par de ellas, y la decisión de Ikki iba cada vez en aumento.
Sus brazos comenzaron a resentir el ejercicio así como su espalda y piernas. Descansó durante algunos minutos y comprobó con cierta incredulidad que, debajo de él solo se veía una bruma constante. Pasado el tiempo del descanso continuó su descenso durante otro nuevo par de horas.
Pasado aquel tiempo Ikki por fin tocó cimiento sin embargo muy poco podía visualizarse a la lejanía, la espesa niebla le dificultaba la vista pero, por lo que se miraba todo parecía indicar que se encontraba dentro de un pasillo. El ave fénix caminó durante un tiempo hasta que llegó al final del mismo, al voltear comprobó con horror que la niebla YA NO ESTABA y aquel pasillo en realidad era un puente de sogas con madera, debajo de ese puente había un enorme hoyo que, parecía no tener final.
El confundido Fénix continuó con su camino hasta llegar a una especie de panteón y de entre las tumbas se escuchó un quejido sobrenatural, seguido del movimiento de una pesada losa al ser removida. Ikki comenzó a buscar en las diferentes tumbas hasta encontrar su objetivo, y al hacerlo, observó una nueva fila de escalinatas, un aire gélido salió de la misma engrandeciendo la determinación del caballero de terminar con este asunto de una vez y para siempre.
Para sorpresa del caballero, las escalinatas habrán durado cosa de 10 minutos o menos, pero, si escuchó al llegar al fondo, como esta se cerraba, dejándolo completamente a oscuras. Encendió su cosmo y con el atravesó un largo pasillo de arena y piedra. Al cabo de un rato contempló que aquello desembocaba en un enorme mausoleo. Era muy amplio y espacioso del suelo al techo. Habían varias pinturas de monstruos y seres horrendos que tapizaban no solo la cubierta sino también las paredes del lugar. Al fondo se encontraba un trono tapizado de piel humana e incrustaciones de huesos y cráneos. El lugar estaba débilmente iluminado por cirios negros.
Sin embargo había algo que se interponía entre el trono y Fénix y era un enorme sarcófago de mármol que no parecía tener alguna hendidura, es como si estuviera revestido y sellado por completo desde un inicio. Los cirios comenzaron a apagarse lentamente y aquella penumbra macabra consumió no solo el lugar sino la luz del cosmo del fénix
Las palpitaciones de este comenzaron a acelerarse en el momento en que pequeños susurros llenaron la habitación y una carcajada podía escucharse entre cortada a la lejanía. Hasta que, de repente, una débil luz color rojo y venida del trono hizo su aparición. Fénix trató de acercarse sin embargo NO PODÍA MOVERSE. Después de un momento, la débil luz acercó al fénix que seguía con la parálisis.
Una voz gutural y cavernosa inundó el ambiente “Bienvenido a tu mundo Ikki” ;
“¿Quién ERES?”
El sarcófago se abrió lentamente crujiendo por su vieja construcción y al caer la puerta de madera Fénix sintió un nudo en la garganta al comprobar el cuerpo que estaba delante suyo.
“nn … nnoo …. Nooo ….esto no es cierto …. ¡NO ES CIERTO!”
HOSPITAL DE LA FUNDACIÓN GRAUDE:
Un joven doctor de nacionalidad japonesa que lleva un pendiente de un pegaso de plata continua mirando desde la ventanilla las reacciones de un mozo peliazul luchando incansablemente por quitarse la camisa de fuerza. De repente uno nuevo pasa cerca del que observa.
“Nunca se recuperará ¿verdad doctor Nastashia?” el médico de ojos azules y pelo amarillo, y con acento ruso le contesta.
“No, el sigue viviendo y experimentando fantasías míticas sobre la antigua Grecia, ¿Cómo se llaman? Ahh si, los caballeros del Zodiaco jajajaja, que curioso nombre, y no solo eso, usted y yo somos parte de su fantasía.”
“Es una pena que este chico no pueda disfrutar de una vida plena.” El doctor de origen japones toca el cristal levemente y decide continuar junto a su camarada. Segundos después tan solo pueden escucharse murmuraciones y susurros del otro lado de la puerta donde se encontraba el joven peliazul.
“No estoy muerto no estoy muerto no estoy muerto yo soy el ave fénix el fénix es inmortal inmortal como su nombre inmortal como su nombre inmortal como su nombre ………..
FIN
0
Este tema está cerrado
Cancer
Tauro
Agradeciendo tu colaboración por recordar estos fics, estimada Xenna, y recordandole a nuestros queridos lectores que aun con o sin voto sus opiniones son lo mas importante, besos
Escorpion
, que era lo que le estaba pasando a Ikki y jamas me imagine que estuviera dentro de un manicomio y que dos de los caballeros de bronce fueran sus medicos... eso te da un punto a tu favor 
. 
Piscis
