espero que os guste! por cierto en este fic no hay yaoi!!!! que no nos gusta asique trankilos...
de momento tratara sobre lo que ocurre despues de que se enfrenten los dorados contra el muro d elas lamentaciones y que la guerra contra hades termine. los dorados no murieron porque athena los protegió, pero...sienten como si algo mas ocurriera...
weno en cuanto mi amiga aries no elissare pase un trocito(yo soy muy vaga para eso) os lo subimos por aki a este temita weee! ta luegui!^^
SCORPIONNOMILO & ARIES NO ELISSARE.
weno como prometi aki esta ese trocito pequeño jeje que lo disfruteis y por fa poned lo que pensais gracias!
REENCARNACIÓN
La batalla entre la luz y la oscuridad
Por Virginia Antón y Blanca García
Capitulo I
“Volver a Nacer”
Todo en aquel lugar era oscuridad, salvo un extraño fulgor que provenía de algún pequeño pedazo de tierra negra cual carbón, frente al enorme muro donde los seres humanos estrellaban sus penas como si de puños heridos se tratase. Aquel muro que doce Santos consiguieron mellar.
Un gran boquete se vislumbraba tras la neblina que trataba de volver a empañar la zona frente a aquel gigantesco y pétreo muro.
Saga, Caballero dorado de Géminis, vestido con su armadura, apretó sus párpados, así como lo hicieron Shaka, Mü y Aioria, que yacían a su lado.
- Saga: Mph… parece que… seguimos en el Hades…. – dijo Saga, mirando a su alrededor.
- Shaka: ¿He… hemos…? – El Caballero de Virgo, perplejo, se tocaba la frente.
- Aioria: ¿Estamos vivos? Pero…
Dohko alzó la cabeza y se arrodilló.
- Dohko: Eso parece… Creo que Athena no solamente resucitó a sus caballeros, sino que también nos protegió a todos…
- Mü: ¿A todos…? – El Caballero de Aries se había levantado y también miró a su alrededor.
- Aioria: Y… y… ¡¿y mi hermano Aioros?!
Todos guardaron silencio, sólo Saga se atrevió a hablar.
- Saga: Aioros ha desaparecido…
- : Pero… si todos estamos vivos… de nuevo, por segunda vez, o las que sean…
Los que había despertado miraron frente a ellos y vieron a Milo, Caballero de Escorpio, levantarse algo magullado.
- Milo: … ¿Dónde demonios está el hermano de ese gatito?
- Mü: vaya, Milo, tú también estás vivo…
- Milo: ¿Qué esperabas de un escorpión? – Se sonrió el joven santo con chulería y dolor.
Camus alzó su cabello verde acuoso y, con expresión serena, se levantó como bien pudo.
- Camus: Nuestros cuerpos están intactos… y me atrevería a decir que los suyos también…
El Caballero de Acuario miró a sus compañeros aún en el suelo: Aldebaran, Death Mask, Shura y Aphrodite; cuando el Caballero de Tauro se levantó y se sentó cruzado de piernas, tocándose la cabeza, sin su casco, que estaba tirado junto a él.
- Aldebaran: Auuuuhh… ¡Vaya golpazo…! Está vez creí que de verdad moriríamos, pero, al parecer, no soy el único que tiene la cabeza dura en este sitio… ¿y mi casco? – Dijo, buscándolo, girando la cabeza de un lado a otro.
- Milo: Pues por eso me extraña que Aioros no esté aquí, con nosotros…
- Camus: - de brazos cruzados y ojos cerrados – pues por eso mismo no debería extrañarte, Milo…
- Aioria: ¿Insinúas que se marchó de aquí tan campante? ¡Mi hermano jamás se iría dejándonos atrás malheridos!
- Camus: yo no he dicho tal cosa, Aioria…
- Mü: cálmate, Aioria. A lo que Camus se refiere es a que Aioros puede que se adelantase y cruzase al otro lado del muro.
- Aioria: Grmmm…
- Milo: ¿Al otro lado…? Sabes perfectamente que eso es imposible, Mü, y tú también, Camus. Yo no digo tampoco que huyera, pero… desde luego, tampoco está aquí…
- Aioria: pu… puede que… ¡le haya ocurrido algo!
- Saga: será él quien nos lo explique cuando aparezca – dijo el geminiano, adelantándose de repente. – Ahora lo principal para nosotros es averiguar qué le ha ocurrido a Athena. Llevamos demasiado tiempo durmiendo…
Saga se giró hacia el muro, así como Aioria, Shaka (con los ojos de nuevo cerrados) y Mü, que lo observaron con expresión preocupada y a la vez ceñuda; mientras que Milo y Dohko simplemente lo miraron de medio lado, desde su sitio, a ambos flancos del circulo de caballeros que formaban todos.
Por otra parte, Aldebaran encontraba su casco delante de Death Mask., que gritó de dolor al ser pisado por el enorme santo del Toro.
- Death Mask: ¡¡¡AAAGHK!!! ¡Idiotaaa! ¿¡¡Es que no tienes ojos en la cara o qué!!? – Dijo el santo de Cáncer al ser pisado de lleno en la espalda como si fuera una hormiga aplastada por un elefante (en este caso un cangrejo).
- Aldebaran: ¡Vaya! ¡Aquí estás! – Cogió el casco del suelo entre sus dos manos, todo contento y después se levantó, lo mismo que Death Mask, todo enfadado.
- Death Mask: ¡Maldito estúpido descerebrado! ¡¡¡Te voy a arrancar esa cara de imbécil que tienes!!!
- Mü: Death Mask… Aldebaran no te vio, y tú, Aldebaran, ten más cuidado y mira por donde pisas.
- Aldebaran: ¿Eh? ¿Por qué dices eso? – Pestañeó Aldebaran con perplejidad, sin entender de que hablaba el ariano.
- Death Mask: ¡¡De que me has pisado!! ¡¡¡IDIOTA!!!
- Aldebaran: ¿Unh? ¡Vaya! ¡Lo siento, Death Mask, no te vi! Pero, seguro que estás bien, ¿verdad? No ha pasado nada.
- Death Mask: ¿¡Qué no ha pasado nada!?
- Aioria: ¡Vale ya, Death Mask, cierra el pico!
- Aphrodite: ¿Unh? – Pestañea. - ¿Qué… qué ha pasado? Me duele todo… ¿estoy muerto…?
El caballero de Piscis se reincorporó un poco, tocándose la cabeza, de rodillas en el suelo.
- Shura: Es evidente, Aphrodite… no estamos muertos… - dijo el Caballero de Capricornio, levantándose a duras penas del suelo, intentando no mostrar dolor, mientras el pisciano miraba a su alrededor asombrado.
- Aphrodite: - Plik Plik (pestañeando)- Y… ¿cómo…?
- Milo: Athena, igual que nos resucitó… nos protegió con su cosmos…
- Shaka: unh… No sabemos cuanto tiempo ha transcurrido desde que intentamos derribar el muro hasta que hemos despertado…
- Mü: ni tampoco dónde están Seiya y los demás…
- Saga: si abrimos ese agujero en el Muro de los Lamentos… ellos deben haber ido a intentar entregarle su armadura a Athena.
- Aioria: ¡¡¡deberíamos entrar ahí dentro y destruir a Hades!!! – El Caballero del León alzó el puño, con decisión en la mirada.
- Milo: a mí también me encantaría entra ahí y patearle la retaguardia a Hades. Pero no hay forma de cruzar ni con nuestras armaduras doradas. Sólo aquellas ungidas con la sangre de Athena pueden hacerlo.
- Aioria: ¿Entonces, que hacemos nosotros? ¿Sentarnos a esperar?
- Saga: Aioria, si Athena nos protegió de morir tras el impacto a todos nosotros, intuyo que no sólo es por el amor que pueda profesarnos…
- Mü: ¿Unh…? Saga… ¿quieres decir que…?
A Saga no le dio tiempo ni a afirmar ni a negar esto, cuando una voz les sorprendió a sus espaldas.
-: Lo que Athena quiso fue transmitiros un mensaje… SOBREVIVID.
Todos se giraron con sorpresa, y, a su espalda, vieron una figura alta y de vestimenta negra, una capa le cubría el cuerpo y la cabeza. Enseguida se pusieron en guardia, casi el total de los once, salvo Saga, Mü y Dohko.
- Milo: ¡Grrrk! ¿Quién eres? ¡Da la cara!
- Mü: - acercándose a Milo y sujetándole el brazo. – Calma, Milo. No es ningún enemigo.
El joven lemuriano sonrió hacia a aquella figura, que agarró la capucha con una de sus manos y se descubrió la cabeza.
- Dohko: Jum… intuía que pronto volveríamos a vernos, compañero…
Los once caballeros dorados observaron a Shion, antiguo caballero de Aries y patriarca del Santuario.
- Mü: ¡Maestro! ¡Estáis vivo! – Muy contento, el actual santo ariano sonrió ampliamente y soltó a Milo, que observaba al patriarca que se convirtió en espectro hacía sólo unas horas. Sin embargo, no llevaba armadura alguna puesta.
- Shion: Mü, Dohko, me alegro de veros otra vez, y tenéis razón, no vengo en calidad de enemigo, sino de mensajero.
- Saga: ¿Mensajero? ¿De quién?
- Shion: Athena resucitó mi cuerpo y mi alma, agradecida por mi ayuda en esta batalla, que ya ha concluido hace dos días.
- Aioria: ¿¡Dos días!?
- Shura: ¡No puede ser!
- Aphrodite: ¿¡Llevamos aquí dos días enteros!?
- Shion: así es. Athena protegió vuestros cuerpos y las armaduras con su cosmos, de modo que quedasteis inconscientes durante esos dos días. Yo he vuelto con Athena al Santuario y…
- Aioria: Espera. Shion… ¿y qué ocurrió con Seiya y los demás…?
Shion bajó la cabeza, apesadumbrado, sin contestar al Caballero de Leo.
- Mü: maestro…
- Shion: lucharon contra Hades, Hipnos y Thanatos en los Elíseos, junto a Athena. Ahora están en casa… no murió ninguno de ellos, pero Seiya…
- Aioria: ¿¡Qué le ha ocurrido!? – Muy preocupado.
- Shion: se encuentra en un coma profundo… del que nadie sabe si despertará. Hades atravesó su alma con su espada de muerte… ni siquiera Athena ha podido curarle…
Todos los presentes bajaron la cabeza con pesadumbre.
- Shion: el resto está bien. Athena les ordenó volver a Japón junto con Seiya, en compañía de su hermana Seika, que es quien se encarga de él. Sin embargo, nosotros debemos seguir protegiendo el Santuario; por eso ella me ha enviado, para pediros que regreséis lo antes posible…
Los Once permanecían en silencio absoluto, hasta que Milo le espetó al antiguo patriarca.
- Milo: ¿Volver…? Hades fue derrotado, ¿es que pasa algo más aparte de lo que nos has contado?
- Shion: Athena no me ha contado nada más… sólo me dijo que os trajera de vuelta.
- Aioria: ¡Shion! – Se acercó corriendo al maestro de Mü, cociéndole por un brazo. - ¿¡Sabes algo de mi hermano Aioros!?
- Shion: ¿Por qué me preguntas eso? ¿No está con vosotros acaso? - Mirando a todos lados.
- Camus: No, Aioros creemos que ha desaparecido… cuando despertemos… no se encontraba a nuestro lado.
- Shion: Debemos comunicárselo a Athena lo antes posible; vamos, volvamos al Santuario.
- Saga: De acuerdo. – Dijo Géminis, preocupado.
Los once Caballeros dorados acompañaron a Shion en su camino, pero de pronto, una voz les detuvo.
- : ¡Esperad!
Todos pararon al instante, poniéndose en guardia, parecía que era el día de las visitas inesperadas.
Sin embargo, Saga pareció reconocer aquella voz en el silencio sepulcral del mismo infierno.
- Saga: Ka… ¿Kanon…? ¿Es… estás vivo?
Sorprendido y con una alegría que no se veía muy a menudo en su rostro, miró hacia donde miraban todos delante de ellos. Allí apareció el Caballero de Géminis también, el gemelo de Saga.
- Kanon: Veo que ya pensabais en iros sin mí… Sí, claro que he sobrevivido, hermano…
Saga le observó. Desde que le había entregado aquel cofre con la daga que era capaz de matar a un dios, no había vuelto a verle. Ambos se miraron sin decir nada.
Kanon, herido, anduvo un poco como bien pudo hacia ellos, con la ropa a jirones, mientras que su hermano vestía una armadura reluciente.
- Kanon: sé que siempre voy por libre y que fui un traidor… af, af… pero… al menos, podríais esperarme…
De pronto, el gemelo de Saga se vino abajo y aquel corrió enseguida para cogerlo al vuelo. Saga lo sujetó y observó que estaba inconsciente y lleno de heridas.
- Saga: volvamos al Santuario, tenemos que curarle y descansar, después le pediremos a Athena que nos explique bien lo que sucede.
Editado por ScorpionnoMilo, 19 abril 2007 - 11:35 .