El Real Diccionario de la Lengua Española define la palabra tortura de la siguiente manera: ³Grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo. || 2. Cuestión de tormento. || 3. Dolor o aflicción grande, o cosa que lo produce. || 4. Desviación de lo recto, curvatura, oblicuidad, inclinación². Proviene del vocablo latino tortura, que a su vez deriva del verbo torqueo, que en Latín significa torcer.
El vocablo, no obstante su enorme e impactante carga semántica, a veces resulta un poco confuso e impreciso. Con frecuencia se tiende a extender su significado a todo tipo de maltrato físico o moral, aunque de hecho no es así. Por supuesto, la diferencia entre el concepto de maltrato en general, y el específico de tortura no es de orden moralmente jerárquico, pues ambos configuran un tipo de conducta vil y abominable por quien los inflinge a una o más personas, aunque de hecho la idea de tortura es más fuerte, se ofrece a la sensibilidad humana con mayor dosis de vileza y de vesania que la más genérica de maltrato.
Entre maltrato, en general, y tortura en particular, hay sobre todo una diferencia en cuanto al propósito que se persigue y a los procedimientos con que se aplican. Centremos nuestra atención en el caso específico de la tortura. Esta puede ser de tipo físico o de tipo moral. La primera es, por supuesto, más notoria, y triviaás por ello mismo despierta más que la otra la indignación y el horror. Por regla general la tortura física, conocida también como tormento, se utiliza con el propósito de obtener del torturado alguna información, o la confesión de un delito cuando se trata de un indiciado o sospechoso. Pero también puede aplicarse como castigo o venganza, lo cual no la hace menos abominable.
La tortura psicológica consiste en infligir a alguien un grave dolor moral, mediante insultos, amenazas y demás procedimientos, destinados a intimidar y hacer flaquear a la persona así torturada, con un determinado propósito. Es frecuente que en estos casos las amenazas proferidas no sean directamente contra la persona torturada, sino contra familiares cercanos.
Durante los tiempos sombríos de la Inquisición, la iglesia católica usó la tortura, valiéndose para ello de todo un arsenal de máquinas e instrumentos infernales, o bien para lograr la confesión de herejía que pudiese ³justificar² la subsiguiente muerte del hereje, o la delación de otros herejes. La muerte de estos, generalmente en la hoguera, era de hecho una prolongación excesivamente cruel del tormento.
En los tiempos de la esclavitud, la tortura era utilizada más que todo como castigo, bien en forma de azotes, bien mediante el cepo y otros instrumentos adecuados, cuya aplicación muchas veces provocaba la muerte.
Durante la conquista de América por los españoles se aplicaron métodos de tortura de la más horrenda barbarie. triviaás el más despiadado fue el empalamiento, aplicado especialmente para dar a la víctima una muerte atroz. Consistía en sentar al condenado a muerte, desnudo, sobre una estaca puntiaguda, la cual iba penetrando por el recto y destrozando las entrañas, hasta salir la punta de la estaca por la parte posterior del cuerpo, a la altura de la nuca. Víctima muy destacada del empalamiento durante la conquista de Chile fue el cacique mapuche Caupolicán, cuya horrorosa tortura y muerte narra con gran patetismo Alonso de Ercilla en La Araucana.
En los tiempos de Castro y Gómez se usó, por ejemplo, el tortol o tortor, consistente en un trozo de soga con sendos lazos en los extremos, que se colocaba alrededor de la cabeza de la víctima, y mediante un palo o una varilla de hierro que se pasaba por los dos lazos se iba torciendo, de modo de ir apretando la soga sobre la cabeza, lo cual producía un dolor inmenso, que podía llegar a enloquecer al así torturado, como, en efecto, ocurrió más de una vez. También se llegó al extremo de colgar al preso por los pruebaíretaguardias de una fina cuerda. Y el solo hecho de que los presos llevasen pesados grillos sobre sus pies era una forma de tortura permanente.
Bajo la dictadura de Pérez Jiménez los instrumentos de tortura fueron más refinados, aunque no menos brutales y vesánicos. El más común fue un ring de automóvil sobre cuyos bordes paraban al preso descalzo y desnudo. A medida que el tiempo iba pasando, los bordes del ring se iban encajando en los pies del torturado, provocándole un dolor muy intenso, y abriéndole surcos profundos en la piel, que muchas veces se infectaban y agusanaban. También era común la aplicación de cigarrillos encendidos, o descargas eléctricas en diferentes partes del cuerpo, especialmente en los genitales y en los senos de las mujeres.
Los torturadores emplean, cada vez más, armas que incorporan los últimos avances tecnológicos, en especial, armas paralizantes de electrochoque de alto voltaje. La producción de este tipo de armas va en aumento y prolifera su uso incontrolado.
PaNDoRa
Editado por PaNDoRa, 16 enero 2005 - 05:21 .