Doble post (otra vez) Tengo necesidad de escribir, de leer, para poder ir dejando fluir un montón de sentimientos de estos últimos días.
Porque ser de izquierda es estar abierto a lo inédito, a lo
imprevisible, a lo imposible. Lo
imposible nunca llega sino que irrumpe y se
vuelve un acontecimiento si transforma nuestra
historia. Transformar la historia como una forma
de evidenciar que nada es definitivo, que otras
gramáticas son posibles, pero sobre todo que no
hay una única gramática sino el despliegue de
múltiples posibilidades. Desplegar posibilidades
como un modo de acariciar lo imposible y lo
imposible siempre es una caricia que no
consuma ni violenta, sino que reguarda la
distancia justa. Una distancia es justa porque no
realiza ningún orden sino que se empeña en
desenmascarar todo orden como una
imposición: la revolución no puede sino ser
permanente. Una revolución permanente que ha
hecho de Cuba la confirmación de que nada es
absoluto, ya que ese otro orden (con sus aciertos, con sus
errores) nos convence de que
todo puede ser de otra manera. Y si todo puede
ser de otra manera, nuestra realidad no solo
puede ser otra, sino que puede deconstruirse
como único sentido común hegemónico: Cuba
es la otredad que demuestra que nosotros
también somos otros y que por ello todavía hay
esperanza. La esperanza no puede ni debe
concretarse, sino que es ese umbral que excede
toda concreción y que sostiene nuestra
búsqueda en estado de utopía. Una utopía es
siempre más la confirmación de que el orden
que nos sujeta también puede resquebrajarse.
También puede resquebrajarse el sentido
unilineal con que muchas palabras normalizan
nuestra vida cotidianeidad: no hay una sola
definición de libertad ni de vocación ni de
felicidad ni de realización, ni de comunidad, ni
de humanidad. No hay una sola. Hay un resto y
un resto impide que cualquier totalidad se
cierre...
¿Por qué Fidel? ¿Porqué Cuba?
Porque ser de izquierda es estar abierto a lo inédito, a lo
imprevisible, a lo imposible…
Dariío Sztajnszrajber
Saludos.