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La Orden de Plata.


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29 respuestas a este tema

#1 andromeda32

andromeda32

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Publicado 23 agosto 2015 - 11:35

Introducción.

           

            Saludos, Caballeros!

            Ahora que tengo algo más de experiencia en el foro, me voy a atrever a dejaros un fic algo diferente. Os aconsejo que, para su lectura, dejéis de lado todos vuestros prejuicios, ya que creo que no dejará indiferentes a muchos.

            Quiero opiniones, por favor, y críticas.

            Los capítulos serán más cortos que los que acostumbro a escribir, por ello la historia avanzará rápido. Espero hacer un fic de unos 10 capítulos nada más.

            Sin más, os dejo con él. Espero realmente que os guste!

 

Prólogo.

           

            Atenea reina en La Tierra. Las Guerras Santas libradas contra Poseidón y contra Hades terminaron hace tiempo con la victoria de la Diosa durante las batallas, pero con un alto costo… Los Caballeros de Oro murieron.

            Tras aquello, hace un año que Ares también plantó cara a Atenea, pero una vez más ésta salió indemne, y todo gracias a La Orden de Plata de esta generación.

            El Santuario vive tiempos de Paz, es por ello por lo que Artemisa, hermana de la Diosa Atenea ha permanecido de visita junto a su hermana en el recinto sagrado.

            Tras la despedida de Artemisa, la Diosa Atenea se siente libre de nuevo en sus aposentos para vivir el resto de la vida que le queda… disfrutando.

 

 

La Orden de Plata.

 

Capítulo 1: Un regalo para los Dioses.

           

            En el cielo reinaba la noche, y las ventanas de la estancia permitían el paso de las ráfagas de aire fresco. Atenea estaba en sus aposentos.

            Sobre una pequeña mesa había dos jarras de vino, estaban vacías junto a tres copas.

            La Diosa estaba en su cama, recostada sobre el pecho del hombre que cada noche la complacía. Ambos desnudos, cuerpo contra cuerpo, y recubiertos con una simple sábana de lino blanco. Ya habían terminado.

            Junto a la cama se encontraba la Caja de Pandora del Caballero de Cepheo.

            Igalag de Cepheo: ¿Estáis segura de que no debo de preocuparme?

            Atenea: ¿Tanto te preocupas por mi visita al Olimpo? –Dice la Diosa mientras juguetea con su mano por los abdominales del Caballero-.

            Igalag de Cepheo: Si os sucediera algo…

            El Caballero se inclina y coloca a la mujer bajo su cuerpo sudoroso.

            Igalag de Cepheo: No debo permitir que os suceda nada… Jamás me lo perdonaría, estaría sufriendo durante el resto de mi existencia.

            La besó en los labios, introduciendo su lengua en la boca de la Diosa.

            Atenea: Aún no han pasado ni tres lunas desde que Artemisa se marchó después de su visita. Se ha quedado a mi lado durante una Luna completa. Si se ha marchado y ya he sido convocada en el Olimpo es porque habrá hablado mal de mí a mi Padre. –Dijo la Diosa imitando a su hermana, cómicamente-.

            Igalag de Cepheo Oh, Diosa… ¿Qué sucederá?

            Atena: Seguramente mi Padre me convoque delante de todos mis hermanos y demás Dioses, querrá dejarme en evidencia o algo. No tengo ni idea de lo que mi queridísima hermana ha podido vomitar por su boca esta vez, la envidia la corroe... Recibiré mi castigo y listo!

            Atenea lo besó a él ahora, a la vez que enroscaba sus piernas en la cintura del hombre.

            Nara de Altar: Disculpe la interrupción, señora. –Dijo una voz femenina, haciendo detenerse a la fogosa pareja-.

            Atenea: Oh! Nara, que seas parte de mi Consejo no implica que me hagas perder el momento. –La Diosa quita la sábana de la cama, dejando al Caballero desnudo sobre ella. Se pone en pie, desnuda ante la mujer Caballero de Altar-. ¿Qué sucede?

            Nara de Altar: Oh, mi señora. Es Hermes, ha venido para acompañarla hasta el Olimpo. –Dijo la mujer, temerosa y acongojada-.

            Atenea sintió en ese momento la llegada de uno de los Dioses al Santuario.

            Atenea: Hermes! Mi hermano! –La Diosa estaba sorprendida, no esperaba tal llegada-.

            Hermes: Así es, hermana! –Dijo el Dios entrando en la estancia sin haber sido invitado, luego se dio cuenta de la situación-. Oh! Al final Artemisa va a tener razón. Estabas ocupada…

            El Dios Hermes se fijó en el cuerpo escultural de su hermana, en sus pechos, en su pubis, y luego fijó la mirada sobre el Caballero desnudo que estaba encima de la cama.

            Hermes: Veo cómo celebra Atenea, la Diosa de la Sabiduría, sus noches de tranquilidad y paz, ja, ja, ja. –El Dios caminó grácilmente hasta su hermana y habló de manera irónica, luego le dio un sonoro beso en la mejilla-. Cuanto tiempo sin vernos, ¿verdad hermana? ¿Cuánto? ¿Una generación entera? Ja, ja, ja.

            Atenea: ¿A qué has venido?

            Atenea: Oh! Nuestro Padre, el Dios de todos los Dioses… -Hermes hablaba de manera cómica, casi teatrera-. …me envía para recogerte y llevarte al Olimpo, hermana. Es por lo de la vista de mañana.

            El Dios Mensajero caminó dando pasos grandes hasta la cama de Atenea y se detuvo allí, observando al Caballero de Cepheo mientras hablaba. Fijó su mirada en el pecho y en los brazos, luego observó detenidamente su entrepierna.

            Hermes: En cada generación te superas, hermana! Ja, ja, ja. Menudo ejemplar!

            Atenea: ¿Por qué me ha convocado Padre esta vez? –Preguntó la Diosa, enfurecida-.

            Hermes: Imagino… -dijo poniéndose serio-. Que nuestra hermana Artemisa ha largado demasiada basura sobre ti y tus costumbres… humanas.

            Atenea: Así que es por eso! Ja! Envidiosa! Arrogante! Codiciosa! Es detestable!

            Hermes: Ja, ja, ja. Parece mentira que aún no te hayas dado cuenta de cómo es! A todos nos hace lo mismo, primero es nuestra hermana querida del alma y cuando se marcha te critica ante Padre a tus espaldas. Y lo peor de todo es que Apolo parece su perrito faldero, qué asco de familia! –El Dios hace el gesto de vomitar-.

            Atenea: ¿Padre está muy enfadado? –Le preguntó la Diosa a su hermano, más calmada y con cierta complicidad hacia el Dios, mientras lo agarraba por el brazo y apoyaba su cabeza en el hombro-.

            Hermes: Bah… Más de lo mismo. Aunque si Artemisa ha comprobado qué placeres y pecados estás cometiendo… -El Dios miró insinuante a Igalag-. Es normal que te reprenda, hermana. Los Dioses no deben fornicar con los mortales.

            Atenea: Cepheo no es un simple mortal! –Gritó la Diosa encolerizada-.

            Hermes: Es un mortal, y tu una Diosa! –Dijo a su hermana, increpándola como si fuera un hermano mayor protector-. Los placeres que te puede ofrecer un mortal no son dignos de una Diosa!

            Atenea: Pero Cepheo es como un Dios! –La Diosa empezó a gimotear-.

            Cepheo: No debéis llorar, mi Diosa. No sucederá nada…

            Hermes: Cállate, mortal! –El Dios elevó su cosmos y el Caballero de Plata fue empotrado de espaldas contra una de las paredes de la estancia.

            Atenea: No, hermano!

            Hermes: No me blasfemes, Atenea! Vístete con algo que nos vamos! ¿O quieres presentarte ante tu Padre y ante los demás tal y como te muestras ante a los mortales?

           

            Unas horas más tarde, Atenea se encontraba en el Olimpo. Frente a los Dioses…

            Desde que Hermes la llevara hasta allí, la Diosa había sido expuesta a las miradas de todos los Dioses que acompañan habitualmente al Dios Supremo.

            No solo había sido avergonzada ante todos debido a sus placeres, sino que ahora tenía que aguantar la mirada inquisitoria de su padre y de Hera, al igual que las del atractivo Apolo y la hipócrita de Artemisa.

            Diferente eran las miradas de Hades, Poseidón y Ares. Odio, envidia y respeto eran lo que expresaban, respectivamente. Los tres habían sido vencidos en esta generación por una Atenea imparable en el campo de batalla, y el trío de Dioses se mostraban algo indignados con la presencia de la Diosa allí.

            Algunos, como Dioniso y Deméter, se mostraban indiferentes.

            La maléfica mirada de Afrodita era la que más asqueaba a Atenea. No solo apoyaba las teorías de su Padre acerca de la falta de escrúpulos y de ser débil de carne, sino que también soltaba por su boca muchos comentarios lascivos y groseros sobre su conducta, poniendo de los nervios a la Diosa de la Guerra.

            Así sucedió que Zeus, como castigo a Atenea por haber caído bajo y unirse en carne a una raza inferior, dictó sentencia:

            Zeus: No condeno a los humanos, condeno a su Diosa, aquella que se ha vuelto débil como para caer hasta en los más bajos ronroneos de un simple mortal. No es solo el gozo que procuras tener con él, disfrutando de su carne, sino que estás enamorada! Una Diosa enamorada de un simple humano! Ja! Y como eres igual de débil que ellos y eres mi hija, condeno a los humanos a su extinción para que tú sufras!

            Atenea: No! Padre! Padre! –Gritó la Diosa medio llorando-. Los humanos no son débiles! Castígame a mí por injuria y lujuria, pero no a ellos por debilidad. Débil soy yo, ellos han demostrado que son tan poderosos como los mismísimos Dioses!

            Apolo: ¿Estás diciendo que los humanos tienen los mismos poderes que nosotros? –Dice enfadado-.

            Afrodita: Ja, ja, ja. Mi hermana está loca, Padre! Quizás disfrutar de tanto placer le ha hecho perder la noción de la realidad. Bah! Humanos…

            Atenea: No todos los humanos. Pero sí existen algunos capaces de derrotar a los Dioses que se han opuesto a mí en La Tierra, ¿no es así, Hades? ¿Y tú, Poseidón? Hablad! Ambos caísteis en La Tierra gracias a mi ejército de Caballeros!

            Ambos Dioses permanecen callados, y se hizo el silencio en el Olimpo.

            Atenea: Ares! Tú lo comprobaste! Fuiste el último de los Dioses que se enfrentó a mí.

            Tras unos instantes, el Dios habló:

            Ares: Así es, Padre! –Dijo el Dios de la Guerra a su Padre-. Algunos humanos tienen tanto poder como para detener la ira de los Dioses.

            Hubo un revuelo general en el Olimpo, y todos comenzaron a discutir.

            Zeus: Basta! –Gritó para poner orden. Cuando todos se callaron se giró a su hija y le habló-. Si lo que dice tu hermano Ares es cierto, aún deben de existir esos humanos, ¿no?

            Atenea: Así es.

            Hermes: Y tanto que lo es, Padre.  Ja, ja, ja. Esta misma noche he visto a uno de esos hombres a los que mi hermana llama Caballero.

            Atenea: Hermes! –Gritó la Diosa a su hermano, pensando que iba a contar que había visto a Igarag desnudo en sus aposentos-.

            Hermes: Ja, ja, ja. Tranquila hermana. No diré nada que te sonroje. Pero a los demás os digo que… Atenea ha defendido a La Tierra siempre gracias a sus Caballeros, y tengo que deciros que no son unos simples humanos. Han despertado el cosmos y lo dominan.

            Dioses en general: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cómo es posible? ¿Ha dicho que han despertado el cosmos? –Decían unos y otros-.

            Zeus: Aún así, lo humanos serán castigados por culpa de la lascivia de Atenea.

            Atenea: No, Padre! Perdóname. Déjame hacerte un regalo y si con él crees conveniente entonces me perdonas, pero dame una oportunidad. No sentencies a los humanos!

            Comenzó entonces una larga discusión sobre la supervivencia de la raza humana. Atenea la defendía con el apoyo de algunos de los Dioses, pero en el otro bando Afrodita, Hades, Artemisa y algunos más la contrarrestaban.

            Atenea: Padre! Durante mis batallas contra los Dioses que ya he vencido, perdí a mi séquito de Caballeros dorados al completo. Por otro lado, la Orden de Bronce está bastante diezmada. Pero he de decir con orgullo que la Orden de Caballeros de Plata está al completo. Y jamás nunca, a lo largo de todas las generaciones, ha existido una Orden con tanta valía.

            Zeus: ¿Y qué propones?

            Atenea: Un Torneo, exhibicionista. Verás los altos poderes que tienen como humanos y comprenderás que no debes de eliminarlos.

            Afrodita: Ja, ja, ja… ¿Pretendes que veamos a los humanos con los gozas de placer como un animal, hermana?

            Zeus: Cállate ya, Afrodita! –Gritó el Padre de todos los Dioses, y La Diosa de la Belleza mostró pánico cuando Zeus le enseñó el Rayo que portaba en su mano derecha. Luego le habló a Atenea-. Si tus Caballeros de Plata demuestran un alto poder digno de enfrentarnos a los Dioses no eliminaré a los humanos. Pero por el contrario, si compruebo que no son más que unos simples gusanos… no tendré piedad, Hija.

            Atenea: Bien! –La Diosa se dirigió a todos los presentes-. Os invito a todos, Dioses del Olimpo! Bajad a la Tierra y comprobad cuán fuerte son mis Caballeros de Plata. Estad presentes en el palco de los Dioses y juzgad vosotros mismos! Será dentro de una semana!

 

            Al anochecer del día siguiente…

            Hermes: ¿A dónde crees ir? –El Dios la ha sorprendido a punto de bajar a La Tierra, sin haber pedido permiso-.

            Afrodita: Oh! Hermes! Siempre estás vigilando para ver qué encuentras!

            Hermes: Ja, ja, ja. Digamos que mis ojos ven anticipadamente, Diosa de la Belleza! ¿A dónde ibas?

            Afrodita: Quería comprobar que tan fieros son los guerreros de Atenea. –Le dice al Dios con cierta picardía en los ojos-.

            Hermes: No seas falsa! Te pica la curiosidad y quieres ver con tus propios ojos la mercancía de la que Atenea alardea.

            Afrodita se queda pensativamente, luego emite una sonrisa pícara y mira al Dios.

            Afrodita: Hermes, acompáñame! Divirtámonos con algún Caballero de los de Atenea! Tú y yo ya hemos compartido diversiones conjuntas. Seguro que ambos encontramos quien nos satisfaga. Quedará entre tú y yo, ¿vale?

            Hermes: Ja, ja, ja. Antes le eché un ojo a uno de los guardianes de Atenea… -Dijo el Dios cogiendo del brazo a Afrodita y hablándole pícaramente al oído-.  …dicen de él que es el hombre más bello de entre todos los Caballeros de Plata. No estaría mal premiar a dos humanos con la compañía de dos Dioses como nosotros esta noche.

            Afrodita: Oh! ¿Y qué Caballero es? –Dijo la Diosa introduciendo fogosamente uno de sus dedos en su boca-.

            Hermes: Es el Caballero de Lagarto. En cuanto a ti, te dejaré a uno de los que más te gustaría conocer. Sé de tus virtudes, y de las grandes virtudes humanas que a ti te gustan, así que creo que te llevaré ante el Caballero de Orión, ja, ja, ja.

            Afrodita: No tardemos! Tenemos una noche entera por delante!

 

 

 

             Hasta aquí el capítulo 1. Sinceramente... ¿Qué pensáis? Gracias por su lectura y por vuestra opinión!

 

             1 saludo a tod@s!



#2 Ivan de Virgo

Ivan de Virgo

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Publicado 23 agosto 2015 - 14:46

Vas bien amigo 

 

asi q te atreviste a realizar dos fics al mismo tiempo buena 

 

Pasate por Saint Seiya Ultimate Generation haber q te parece

 

PSDT: Me muero por saber los personajes


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#3 Patriarca 8

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Publicado 24 agosto 2015 - 11:52

mucha suerte en tu fic


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#4 andromeda32

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Publicado 25 agosto 2015 - 03:27

Hola chicos! Gracias!

#5 Tetzauhteotl

Tetzauhteotl

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Publicado 27 agosto 2015 - 13:34

Mira, no hemos convivido y la opinión que tengas de mi la desconozco. Te escribo lo siguiente sin malicia y esperando que tu deseo de opinión ajena sea genuina; no hay mala intención en mis palabras y en cambio las escribo con la intención de ayudar; tú lo solicitaste y por ello tengo la confianza.

 

Quiero opiniones, por favor, y críticas. Yo quiero una novia ucraniana pero me jodo XD

 

y recubiertos con una simple sábana de lino blanco. El lino es un material miserable para una diosa, la seda y el algodón quedaba mejor.

 

Atenea: Oh! Nuestro Padre... Quisiste decir Hermes, supongo.

 

–Preguntó la Diosa, enfurecida-. Hasta aquí lo único que me deja ofendido es el carácter cambiado de Atenea, me recuerda más a la diosa clásica, solo que más casquivana.

 

Atenea: Así que es por eso! Ja! Envidiosa! Arrogante!. ¿En serio?, ni siquiera la Atenea clásica llamaría envidiosa a Artemisa, me suena más a una chiquilla malcriada de estos tiempos. ¡Que alguien le compre un ipad!

 

Hermes, el dios agachón y faldero no puede acusar a ningún otro de ser salamero. Amigo, ¿has abierto un libro de mitología alguna vez?, al menos revisa el Tenkai de nuevo para hacerte una mejor idea de los personajes.

 

Hermes: No me blasfemes, Atenea! Vístete con algo que nos vamos! ¿O quieres presentarte ante tu Padre y ante los demás tal y como te muestras ante a los mortales?. EPICO!! XD, en este renglón Hermes se comporta como un dios.

 

Odio, envidia y respeto eran lo que expresaban. La envidia debe de ser un punto fundamental de tu historia, me temo.

 

Zeus: No condeno a los humanos… condeno a los humanos a su extinción para que tú sufras!.  ._.

 

Atenea: No! Padre! Padre! –… Débil soy yo, ellos han demostrado que son tan poderosos como los mismísimos Dioses!. Eso no es muy inteligente. Zeus destruye todo lo que le signifique un riesgo a su autoridad.

 

Hermes: Ja, ja, ja. Tranquila hermana. No diré nada que te sonroje. Pero a los demás os digo que… Atenea ha defendido a La Tierra siempre gracias a sus Caballeros, y tengo que deciros que no son unos simples humanos. Han despertado el cosmos y lo dominan. ¡Frase clave!, esa línea fue muy inteligente, te felicito.

 

Afrodita se queda pensativamente, luego emite una sonrisa pícara y mira al Dios. Emitir no es un término correcto.

 

Es una introducción, pero no es satisfactoria. De facto y con la frase de Hermes que te felicité, se entiende que es en un tiempo diferente al MO. Que Zeus no borrara la existencia de los humanos en cuanto se enteró que tenían el poder de rebelarse me parece extraño; a Belerofonte lo castigó por ser altivo y se trago a la mamá de Atenea para que la diosa no naciera, que en una profecía se decía que si nacía de madre, Atenea lo destronaría.

 

En cuanto a lo que supongo, era tu carta fuerte, que Atenea se enrolle con un fulano me desagrada o me da igual, dependerá de cómo sea Cefeo, cosa que no abordaste en este capítulo.

 

Con respecto a la construcción del texto, procura empezar las exclamaciones con “¡”, que no somos gringos. También te aconsejo pensar en las acciones para que tengan coherencia, que sentir envidia y ser hipócrita es argumento de niña tonta, no de diosa defensora de la humanidad.

 

Saludos.


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#6 andromeda32

andromeda32

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Publicado 28 agosto 2015 - 06:30

Mira, no hemos convivido y la opinión que tengas de mi la desconozco. Te escribo lo siguiente sin malicia y esperando que tu deseo de opinión ajena sea genuina; no hay mala intención en mis palabras y en cambio las escribo con la intención de ayudar; tú lo solicitaste y por ello tengo la confianza.

 

Quiero opiniones, por favor, y críticas. Yo quiero una novia ucraniana pero me jodo XD

 

y recubiertos con una simple sábana de lino blanco. El lino es un material miserable para una diosa, la seda y el algodón quedaba mejor.

 

Atenea: Oh! Nuestro Padre... Quisiste decir Hermes, supongo.

 

–Preguntó la Diosa, enfurecida-. Hasta aquí lo único que me deja ofendido es el carácter cambiado de Atenea, me recuerda más a la diosa clásica, solo que más casquivana.

 

Atenea: Así que es por eso! Ja! Envidiosa! Arrogante!. ¿En serio?, ni siquiera la Atenea clásica llamaría envidiosa a Artemisa, me suena más a una chiquilla malcriada de estos tiempos. ¡Que alguien le compre un ipad!

 

Hermes, el dios agachón y faldero no puede acusar a ningún otro de ser salamero. Amigo, ¿has abierto un libro de mitología alguna vez?, al menos revisa el Tenkai de nuevo para hacerte una mejor idea de los personajes.

 

Hermes: No me blasfemes, Atenea! Vístete con algo que nos vamos! ¿O quieres presentarte ante tu Padre y ante los demás tal y como te muestras ante a los mortales?. EPICO!! XD, en este renglón Hermes se comporta como un dios.

 

Odio, envidia y respeto eran lo que expresaban. La envidia debe de ser un punto fundamental de tu historia, me temo.

 

Zeus: No condeno a los humanos… condeno a los humanos a su extinción para que tú sufras!.  ._.

 

Atenea: No! Padre! Padre! –… Débil soy yo, ellos han demostrado que son tan poderosos como los mismísimos Dioses!. Eso no es muy inteligente. Zeus destruye todo lo que le signifique un riesgo a su autoridad.

 

Hermes: Ja, ja, ja. Tranquila hermana. No diré nada que te sonroje. Pero a los demás os digo que… Atenea ha defendido a La Tierra siempre gracias a sus Caballeros, y tengo que deciros que no son unos simples humanos. Han despertado el cosmos y lo dominan. ¡Frase clave!, esa línea fue muy inteligente, te felicito.

 

Afrodita se queda pensativamente, luego emite una sonrisa pícara y mira al Dios. Emitir no es un término correcto.

 

Es una introducción, pero no es satisfactoria. De facto y con la frase de Hermes que te felicité, se entiende que es en un tiempo diferente al MO. Que Zeus no borrara la existencia de los humanos en cuanto se enteró que tenían el poder de rebelarse me parece extraño; a Belerofonte lo castigó por ser altivo y se trago a la mamá de Atenea para que la diosa no naciera, que en una profecía se decía que si nacía de madre, Atenea lo destronaría.

 

En cuanto a lo que supongo, era tu carta fuerte, que Atenea se enrolle con un fulano me desagrada o me da igual, dependerá de cómo sea Cefeo, cosa que no abordaste en este capítulo.

 

Con respecto a la construcción del texto, procura empezar las exclamaciones con “¡”, que no somos gringos. También te aconsejo pensar en las acciones para que tengan coherencia, que sentir envidia y ser hipócrita es argumento de niña tonta, no de diosa defensora de la humanidad.

 

Saludos.

 

Hola Tetzauzteotl, bienvenido!

 

Ante todo darte las gracias por la lectura y por la crítica! Para nada me molesta, las críticas están para ser recibidas y aprender de ellas! Opinión tuya no tengo porque aún no te conozco (a partir de ahora, como tú quieras, siempre serás bien recibido, Caballero! :smile5: )

 

Empecemos... (que tu tipo de mensajes es de los que más me gustan, jeje) En la introducción del Fic os pido que dejéis de lado aquellos prejuicios que tengáis, proponiéndoos una lectura diferente. Y no solo en las personalidades de los protagonistas, ni ofreciendo como plato fuerte el tema del "sexo" o lo "erótico" como mencionas (cosa que no es así y si sigues leyendo el fic, que será corto y te invito a ello, verás que no es así. Estamos acostumbrados a lo clásico (al menos yo, que ya tengo 33 años tio, y sí... si que he abierto varios libros acerca de mitología, y no solo Griega, también Nórdica, India, etc... te lo puedo garantizar, jeje.), por ello quise escribir algo diferente, con diálogos más actuales, aunque respetando los "lazos familiares", etc. No quería escribir algo "pesado" de leer, sino capítulos con muchos giros y acontecimientos y de lectura amena.

 

Respecto al tema de la "envidia"... cierto! No sólo Atenea expresa envidia, o la muestro excitada, por ejemplo sobre Ilgalag de Cepheo (su "hombre", jaja) Sino que pienso seguir mostrando a una Atenea diferente, salida de contexto y más humana que nunca. También tiene un carisma mucho más actual, más desenfrenada, cosa que hago para que las chicas que lean el Fic se sientan identificadas como MUJERES que son, al igual que lo es nuestra Diosa Favorita! :s42:

 

Las correcciones que me comentas son geniales! Son fallos, quizás, que no vemos al escribir o releer. Soy amateur... no escritor, tio! jejeje. Escribo porque me encanta SS desde mi infancia, y porque me gusta dar salida a aquellas historias que me rondan por la cabeza. Es mi pasatiempo!

 

Y de verdad te digo, que te agradezco tu reviuw! Ha sido genial, Caballero! Te invito a que sigas comentando y demostrando tu punto de vista, compañero! :lol:

 

Un saludo!



#7 andromeda32

andromeda32

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Publicado 31 agosto 2015 - 06:24

Hola a tod@s! 

 

Aquí os dejo el capítulo 2 de este nuevo y diferente fic! Conoceremos a los verdaderos protagonistas de esta historia (tened en cuenta que son 24! Y que en un solo capítulo es complicado haceros una presentación más épica, quizás.  Espero que os guste y que me deis vuestra opinión. 

 

(Nota del autor: Los que me vais conociendo un poco, gracias a los fanfic de “Crónicas de un Caballero de Bronce” y de “Los Caballeros del Argos”, sabéis que siempre me baso en lo que conocemos de SS MO, así como de la mayoría de los spin off (exceptuando Omega, aunque también cojo pequeños detalles) El fanfic de “La Orden de Plata” se basa en sus protagonistas principales… Los propios Caballeros de Plata.

            Todos sabemos que ni siquiera Kurumada ha dado nunca los 24 Caballeros oficiales de Plata. Así que, os explico que me baso en mi propia opinión respecto a este asunto. Teniendo en cuenta todo aquello que conocemos y las constelaciones que surcan nuestros cielos, éstas son mis 24 armaduras clasificadas con el rango de Plata:

            -Águila, Altar, Auriga (El Carro), Ballena, Can Mayor (en el MO era Sirius), Centauro, Cepheo, Cerbero, Copa, Cruz del Sur, Cuervo, Escudo, Flecha, Grulla, Hércules, Lagarto, Lira, Mosca, Ofiuco, Orión, Pavo*, Perros de Caza (en el MO era Asterión) Perseo y Triángulo.

            *¿Por qué escojo a Pavo y no a Loto, si ambos eran discípulos de Shaka, y en el MO los catalogan como Plata? Pues porque ambos son Sonata Saints, sin embargo Pavo si es una constelación oficial de nuestro firmamento, y Loto no! Espero no crear polémica.

La Orden de Plata.

 

Capítulo 2: Mis Caballeros.

           

            Hace tres noches que Atenea llegó al Santuario tras su visita al Olimpo.

            A su regreso convocó a su Consejo, formado por los Caballeros de Cepheo, Altar, Centauro, Grulla y Ofiuco, y a todos les contó las noticias acerca del próximo Torneo de Plata.

            Los Dioses del Olimpo llegarían al Santuario para disfrutar de una exhibición de poderes. Querían comprobar si la raza humana era digna de demostrar cuán fuerte era y así no ser exterminada por Zeus, el Dios Supremo, como castigo a Atena.

            El Santuario debía engalanarse, e incluso cientos de Soldados del Santuario estuvieron reconstruyendo el Coliseo para que estuviera impecable. Además se le añadió un palco de excelentes condiciones, donde Atenea recibiría a los Dioses y se les atendería con los mejores esclavos.

            Hacía tiempo que la Diosa había elegido a un nuevo Patriarca.

            Durante la batalla contra Poseidón, el primer Dios al que enfrentó en su generación, Atenea perdió a su anterior Patriarca, el Caballero de Oro de Cáncer.

            Fue tras la victoria, cuando Atenea nombró a Nara, mujer Caballero de Plata de Altar, como máxima mandataria de todo su ejército. Pasando a ser nombrada como Gran Matriarca Nara.

            Ésta, había sido discípula del Caballero de Cáncer, y era la mejor capacitada para tal empresa, tanto en liderazgo como en estrategia.

            Tres noches más tarde, hoy, la Orden al completo ha sido convocada por Atenea. La Diosa no los ha llamado a Palacio, la cita tendrá lugar en el Ludus, lugar donde los Caballeros habitan normalmente.

            Es un edificio cercano al Coliseo, grande en sus estancias, para otorgar la mayor comodidad a todos los Caballeros que lo ocupan. Tienen estancias propias, así como lugares de reunión y zonas de entrenamientos.

            Sólo los Caballeros de Plata tienen permiso para habitar allí. Las doce armaduras de Oro están sin portador, guardadas en la sala del Chrysos Synegain de La Torre del Reloj, y los pocos Caballeros de Bronce que aún siguen con vida habitan en zonas más alejadas.   

            En la sala principal del lugar, varios Caballeros se han ido reuniendo, esperando la llegada de la Diosa. Todos ardían en deseos por conocer algo más acerca del nuevo Torneo que Atenea iba a anunciar oficialmente.

            Igalag de Cepheo era el Caballero más cercano a La Diosa, y la noche anterior había informado a la Orden entera sobre la noticia del Torneo.

            Atenea se lo había pedido, pero le pidió que no contara nada más, ni tampoco le había contado nada acerca de lo acontecido en el Olimpo.

            Vardas de Auriga: Corren tiempos de Paz, quizás La Diosa quiere hacer alguna celebración. –Decía en un corralillo de varios Caballeros-.

            Táalo de Flecha: O quizás quiere que no nos relajemos y quiere motivar nuestros entrenamientos para que demos todo de nosotros. –Dijo el Caballero con una sonrisa-.

            Vardas de Auriga: En ese caso ve preparando el trasero, porque te lo voy a patear! Ja, ja, ja. –Dijo riéndose, mientras le daba una patada en broma al Caballero de Flecha-.

            Jaguim de Cuervo: Jaaaaaaaa, jajajajaja. –Su contagiosa risa hizo que varias Caballeros rieran a la vez-. De ser así, mis cuervos y yo seríamos los vencedores del Torneo! Jaaaaaaaaa, jajajajaja.

            Todos los allí presentes terminaron por reir acaloradamente. Cada vez que Jaguim se reía con alegría contagiaba la risa a todos.

            Táalo de Flecha: Ja, ja, ja. Tienes que reconocer que no serías capaz de hacer nada frente Igalag de Cepheo, ni tampoco frente a Ontinoo de Orión!

            Vardas de Auriga: Ni tampoco frente a Állo de Águila, ni frente a la Matriarca Nara. Ja, ja, ja.

            Táalo de Flecha: Ni tampoco frente Dénicus, ni Taleo, ni los Sabuesos, ni Niéto…

            Jano de Mosca: Callaos ya, pandilla de abortos! –Gritó sarcásticamente-. Ja, ja, ja.

            Jaguim de Cuervo: Jaaaaaaa, jajajajaja. Cuando llegue la hora de los combates ya lloraréis pidiendo clemencia a mis pequeñuelos! Jaaaaaa, Jajajaja. Ya veréis!

            Todos rieron.                                                                                                           

            En una esquina de la sala había un hombre sentado en el suelo, con las piernas cruzadas, meditaba.

            Shiedd de Pavo: Quizás debíais de pensar en que Atenea celebra el Torneo para recibir alguno de los Dioses. –Dijo el discípulo del fallecido Caballero de Virgo-. Hace poco tuvimos la visita de la Diosa Artemisa, ahora pueda que venga algún otro Dios.

            Okari de Escudo: Recientemente, la Diosa ha estado en el Olimpo, puede que el Torneo esté relacionado con ello.

            Lessar de Cruz del Sur: Así es, podríamos pensar en la opción propuesta por Shiedd.

            Taleo de Perseo: Yo jamás me fiaría del Pavo. –Dijo el Caballero con cierta prepotencia-. Parece mentira que vosotros dos, los dos más fieles a Atenea, no dudéis de ese hombre. Ah! Pasan los años y no veis cómo es.

            Shiedd de Pavo: ¿Y cómo soy, Taleo? –Dijo poniéndose en pie lentamente, mientras encendía su cosmos-.

            Taleo de Perseo: Eres la copia de tu maestro! Tan efímero! Tan extraño! Pasan los días y te mantienes en el exterior sin siquiera moverte de posición. ¿Acaso te sientes diferente, como él? Ja, ja, ja…

            Chiám de Copa: Basta! –Gritó-. Callaos de una vez. Está a punto de llegar nuestra Diosa, ¿qué queréis? ¿Qué nos vea discutiendo como perros?

           

            En una sala apartada, con la puerta cerrada…

           

            A los pies de una cama estaba las Cajas de Pandora de Cerbero y de Grulla.

            El hombre era rudo, de espaldas muy anchas y fortísimos brazos. Era moreno y su escultural cuerpo estaba semi cuerpo de una masculina capa de vello. Estaba desnudo en la cama, tumbado boca arriba.

            Sentada sobre él estaba una exuberante mujer Lemuriana, de larga cabellera peliroja. Se movía sensualmente mientras sus manos acariciaban el pecho del Caballero.

            Diara de Grulla: Dímelo otra vez. –Decía mientras soltaba un gemido y seguía moviéndose, intentando alcanzar el clímax-.

            Cappel de Cerbero: Ah… -Gemía con placer el hombre-. Mi Diosa es Atenea, pero no hay más Diosa para mí… que aquella… que cabalga sobre mí! Ja, ja, ja. –Dijo en tono burlón, riendo acaloradamente-.

            Diara de Grulla: Oh! Santo Zeus! –Dijo la mujer levantándose del cuerpo del hombre, muy enfadada-. Qué asco de hombre! Otra vez igual!

            En la sala principal de nuevo…

            Iragón de Perros de Caza: Si nos toca luchar juntos de nuevo tenemos que dar espectáculo, eh! Hermano! –Dijo dándole un codazo al de al lado-.

            Jágriko de Can Mayor: Ja, ja, ja. Si! Así es, hermanito. –Dijo chocando el casco de su armadura con el de su hermano-. ¿A ver contra quién nos toca pelear? Au! Au! Au! –Dijo con la lengua por fuera y poniendo cara de perro-.

            Iragón de Perros de Caza: Ja, ja, ja. Au! Au!

            Aévolo de Centauro: Ja, ja, ja. ¿Ya estáis otra vez? Sois dos sabuesos locos!

            De pronto comenzaron a oir gritos. Dos personas estaban discutiendo. Todos los allí presentes, comienzan a callarse y a oir la discusión con caras de curiosidad y picardía.

            Aévolo de Centauro: Y ahora éstos dos! Ja, ja, ja.

            Diara de Grulla: No quiero que te acerques nunca más a mí, me das asco! –Gritaba la Lemuriana, mientras se ponía la diadema de la armadura y se colocaba bien el cabello. Entraba en la sala de manera altiva, como si no le ocurriera nada-.

            Cappel de Cerbero: Oh! Venga, Diara! –Cappel entraba en la sala tras los pasos de la Lemuriana, tenía puesto el pantalón y algunas partes de su armadura. Traía una hombrera en la mano-. Ha sido solo una broma! No te enfades, mujer!

            Los Caballeros allí presentes comenzaron a reir, haciendo quedar en ridículo a Cappel.

            Aévolo de Centauro: Lleváis años así, y todavía no has aprendido a no enfadarla! Ja, ja, ja.

            Cappel de Cerbero: Pero…

            Aévolo de Centauro: Anda y vete a por tu armadura. Atenea está a punto de llegar!

           

           En otra de las habitaciones contiguas…

           

           Los Caballeros de Lagarto y de Lira se encuentran allí. El primero le termina de colocar la diadema de la armadura y comienza a colocarle bien el cabello al segundo.

            Ítelo de Lagarto: Anoche me sorprendiste como nunca lo habías hecho. –Le dice al otro, dándole un tierno y rápido beso en los labios-.

            Hyuga de Lira: ¿Cómo? –Preguntó, sabiendo que la noche anterior no vino a la habitación del otro hombre, como de costumbre-. ¿A qué te refieres?

            Ítelo de Lagarto: Jeje. No te hagas el tonto. Anoche, cuando me tomaste, me hiciste ver las estrellas! –Le da un beso en el cuello-.

            Hyuga de Lira: ¿De qué hablas? Yo anoche no vine hasta tus aposentos, Ítelo. Estuve entrenando!

            Ítelo de Lagarto: Eso es imposible! Apareciste de la nada, metiéndote entre mis sábanas, mientras yo dormía. Me desperté y me habías vendado los ojos! Luego me tomaste de manera desenfrenada! Como nunca!

            Hyuga de Lira: Que no! Eso habrá sido un sueño, Ítelo. Yo anoche estuve entrenando, te lo puede confirmar Niéto de Ballena.

            Ítelo de Lagarto: No lo soñé, Hyuga. –Dijo sabiendo que la noche anterior había sido tomado de manera celestial por algún hombre que no había sido Hyuga-.

            Tras una corta conversación donde los dos discutieron, y donde Ítelo contó con pelos y señales cómo había sido el encuentro a petición de Hyuga, éste le dio la espalda. Caminó hasta una de las paredes de la habitación y apoyó su antebrazo, luego comenzó a llorar desconsoladamente,

            Hyuga sabía perfectamente que habían tomado a Ítelo, al que había sido su compañero. Sabía que no había ocurrido de manera fortuita, ya que nunca le había sido infiel… ¿Cuál de sus compañeros de Orden había interrumpido el sueño de Ítelo y le había hecho rozar el firmamento? ¿Cuál de los Caballeros de Plata se había atrevido a penetrar en el ser que más amaba?

            Cuando lo descubriese… Hyuga, el Caballero de Plata de Lira, le haría llorar sangre.

 

            En la sala principal de nuevo…

           

            Igalag había pedido acudir a la sala a todos los Caballeros de la Orden, Atenea ya había llegado.

            Los 24 Caballeros de Plata estaban allí presentes cuando su Diosa llegó. Todos tenían una rodilla hincada en el suelo en señal de respeto, exceptuando a la Gran Matriarca Nara, mujer Caballero de Altar,  y a Igalag de Cepheo.

            Atenea: Buenas noches, mis Caballeros. Os convoco aquí para informaros de que los Dioses del Olimpo bajaran a la Tierra. Quieren comprobar cuán fuertes sois, de lo contrario la humanidad será extinguida! Por eso el Torneo. Preparaos a conciencia, solo queda una semana!

                        

             Aquí acabó el capítulo. Espero que os guste, y sobre todo que comentéis vuestras impresiones.

             

            Un saludo a tod@s, Caballeros!



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Publicado 09 septiembre 2015 - 09:17

Hola a tod@s! 

 

Os dejo el capítulo 3! Comienza el Torneo! Jajajaja, gracias por vuestras lecturas (poquitas aún), espero vuestras opiniones y coemntarios! Gracias.

 

(Resumen: Corren tiempos de Paz. Nos ubicamos en una de tantas Generaciones de Caballeros del Pasado.

            Atenea ha vencido ya a Ares, a Poseidón, y  a Hades. Pero todo tuvo un alto precio, los Caballeros de Oro murieron. Sin embargo, la Orden de Los caballeros de Plata está al completo.

            Debido a la Paz existente, Artemisa, Diosa de la Luna, ha decidido visitar El Santuario para pasar una temporada junto a su hermana.

            Una vez de vuelta al Olimpo, Artemisa le cuenta a Zeus, el Dios Supremo, todos los pecados que su hermana Atenea está disfrutando como humana en la Tierra. Éste, enfurecido, reclama la presencia de su hija para ajusticiarla.

            La condena no es otra que la extinción de la raza humana, a lo que Atenea se niega proponiendo un Torneo, donde sus Caballeros de Plata se enfrentarán entre sí y demostrarían cuán capaces y fuertes son, por lo que no deben de ser eliminados.)

 

La Orden de Plata.

 

Capítulo 3: Los débiles deben morir!

           

            Tras la reunión, Atenea mandó llamar en sus aposentos a dos Caballeros. Uno había disfrutado durante un tiempo de la propia Diosa como ahora lo hacía el Caballero de Cepheo, el otro estaba encolerizado y exigía explicaciones.

            -¿Así que me decís que Ítelo… ha sido violado? –Preguntó la Diosa a Hyuga de Lira.

            -Si, Atenea! –El Caballero estaba muy exaltado. Miraba de reojo a Ontinoo, el Caballero de Orión, con la duda en los ojos de si había podido ser él o no-. Él pensaba que era yo quien lo tomaba, pero me encontraba realizando mis entrenamientos.

            La Diosa caminó hasta el Caballero de Orión y se colocó frente a él.

            -Te he hecho llamar porque durante la reunión he podido sentir que olías diferente… Hueles a mujer! –Dijo Atenea-.

            El Caballero de Orión se ruborizó, pero terminó emitiendo una sonrisa pícara.

            -Atenea… -Dijo-. ...hoy en día ya no os sirvo de ninguna manera, salvo en la de defender su bienestar y el de todo el Santuario. Ha pasado el tiempo, por ello me veo libre para realizar cualquier cosa sin tener que dar explicaciones.

            Atenea levantó una mano y dio un sonoro bofetón en la cara del Caballero de Orión.

            Hyuga se quedó con la boca abierta, mientras que Ontinoo agachó su rostro sin dejar de sonreír.

            -Insolente! Te pavoneas delante de mí y alardeas de haberte acostado con otra mujer! –Gritó Atenea-.

            -Así es, mi Diosa. –Contestó Ontinoo-. Pero no me he acostado con ninguna mujer, sino con otra Diosa…

            Hyuga de Lira se quedó paralizado ante las palabras del otro Caballero.

            -Artemis… -Decía Atenea, teniendo sus sospechas-.

            -No, majestad! –La interrumpió Ontinoo-. Ha sido la Diosa Afrodita quien me ha tomado.

            Aquella noche, todos los que habitaban el Santuario comprobaron la furia de una Diosa en celo. Atenea había abandonado los placeres junto a Ontinoo debido a que cayó rendida ante Igalag de Cepheo, y cambió de amante. Sin embargo, el recuerdo del anterior hombre aún permanecía en su corazón.

………………………………………………………………………………………………………………………………………

            El día de la llegada de los Dioses del Olimpo se acercaba. Todo estaba preparado y Atenea lo había dispuesto todo para el evento.

            Pero antes de todo aquello, la Diosa había consultado el Oráculo del Monte Estrellado y había descubierto qué dos Dioses habían bajado del cielo y habían tomado a dos de sus Caballeros de Plata.

            Una había sido Afrodita, Diosa de la Belleza, el otro… Hermes, el Mensajero del Olimpo.

            Al caer la noche del séptimo día, un gigantesco carro surcó los cielos hacia el Santuario.

            Todo el Santuario al completo se encontraba en el Coliseo del recinto sagrado. Cientos de soldados, los pocos Caballeros de Bronces que quedaban con vida, La Orden de Plata al completo, y la mismísima Diosa Atenea estaban presentes.

            El carro de los cielos bajó hasta la arena de combate y allí quedó posado. Era un carro abierto, por lo que se podían contemplar los Dioses.

            El primero en bajar fue Hermes, el cual miró a Ítelo de Lagarto mientras esbozaba una rebelde sonrisa. Luego bajó Zeus, acompañado de su consorte Hera, Diosa celosa y vengativa, no solo de las amantes de su esposo sino también de sus hijas.

            Posteriormente, Artemisa bajaba de la mano de su hermano Apolo. Tras ellos, el Dios del Vino, Dionisio… Deméter, Diosa de la Agricultura, y Hefestos, el horrible y feo Dios de la Fragua.

            Por último, los tres Dioses derrotados por Atenea recientemente en la Tierra, Hades, Poseidón y Ares, Dios de la Guerra.

            Todos portaban sus respectivas Kamui.

            Los presentes, incluida Atenea, no pudieron dejar de exclamar y admirar a la divinidad presente. Su mera presencia era como tocar el firmamento con los ojos.   

            Todos fueron escoltados por los mejores sirvientes personales de Atenea hasta el palco que se había preparado especialmente para ellos. Allí, se les sirvió el mejor vino y una exuberante variedad de frutas exóticas, altamente afrodisiacas, servidas en bandejas de oro blanco y zafiros de llamativos colores.

            Tras el pertinente protocolo, y explicados los motivos de la celebración del Torneo de Plata, el Dios Zeus habló a la prole de manera cercana, transmitiendo tranquilidad.

            No fue poco duro al expresar su descontento, frente a todos los presentes, ante la conducta que mantenía su hija en La Tierra. Puso en evidencia a la Diosa Atenea, delante de todos, y de manera muy grosera la dejó en muy mala estima.

            Los Caballeros y seguidores de la Diosa, enfurecían ante las palabras del Dios, pero Atenea había hablado previamente con el groso de su ejército, rogándoles que mantuvieran el transcurso del Torneo con toda la normalidad posible.

            Cualquier gesto obsceno ante los Dioses significaría el final de la existencia humana. Sin poder defenderse siquiera, los millones de seres humanos del planeta Tierra serían exterminados, incluyendo a los Caballeros, aquellos que son los más poderosos entre la raza.

            -… Y basta de tantas palabras! –Seguía diciendo Zeus-. Quiero comprobar hasta donde fueron verdad tus palabras, hija mía!

            -Padre! –Habló en alto Atenea-. Y demás Dioses del Olimpo! He aquí a La Orden de Plata! –Los 24 Caballeros pisaron la arena de combate y se colocaron tras su Diosa, hincando una rodilla en el suelo-. Mis guerreros, mis valientes! Aquellos que vencieron no solo a Hades en el Inframundo, sino también a Poseidón y al propio Ares!

            Ares se mostró orgulloso ante aquellas palabras, pero Poseidón y Hades no disimularon su descontento. Sin embargo, Atenea siguió hablando…

            - …ellos os demostrarán que los humanos no tienen que ser sacrificados, y la única responsable de mis pecados soy yo misma, por haber caído rendida ante estos seres maravillosos…

            -Mírala… -Le susurraba Afrodita a Artemisa por lo bajo-. …y encima pavonea su gozo ante vuestro Padre! Ja! Será descarada…

            - …no solo por saber entregarse por completo ante la pasión de sus actos, sino al amor puro y bendito que se tienen los unos sobre los otros!

            Atenea realizó un largo discurso ante los Dioses, donde defendía la existencia de los humanos y la convivencia entre estos y los propios Dioses, haciendo mención incluso a que los Dioses deberían de aprender del sentimiento humano.

            Por otro lado, la mayoría de los restantes Dioses cuchicheaban a espaldas de la Diosa, o pensaban en voz alta. O simplemente oían a Atenea, no descartando del todo la posición de la Diosa defensora.

            De un lado estaban Hera, Afrodita, Poseidón, Dionisio, Hades, Artemisa y Apolo, los que declarando en todo momento su postura, criticaban la actitud de Atenea y empujaban con sus consejos y opiniones a Zeus para que eliminase de una vez a aquellos gusanos, los simples mortales.

            En oposición a éstos, Deméter, Hefestos y Hermes optaban por la opción que defendía la Diosa de los Caballeros. Pensaban que los humanos eran interesantes, dignos y divertidos.

            Ares no aceptaba la conducta pecaminosa de Atenea, pero no pensaban que los humanos tuvieran que ser eliminados. Dentro de su enemistad con Atenea, ambos Dioses pensaban parecido.

            -…ya cambiaréis de opinión! –Exclamaba la Diosa-. Y no perdamos más tiempo, comenzaremos con el primer combate!

            -Uuuooooh! –Las gentes del Coliseo gritaron al unísono, celebrando el comienzo de la gesta-.

            -Son como perros! –Exclamaba Afrodita con cara de asco-.

            -Se diría que aún no saben donde acabarán su existencia, ja, ja, ja. –Decía Hades, relamiéndose los labios con la lengua-.

            -No entiendo como mi hermana ha podido encapricharse con seres tan mundanos… -Decía Apolo, fiero y certero siempre en sus comentarios-.

            -Ja, ja, ja… -Reía Hermes, mientras levantaba una copa de vino y se la bebía de un sorbo-. No os comportéis así, celebremos los combates! Los humanos, humanos son! Ja, ja, ja.

            -Jia, jia, jia! –Rió Hefestos-. Atenea nunca ha faltado a su palabra. Seguro que sus Caballeros sorprenden a más de uno! ¿Verdad, Ares? Jia, jia, jia…

            Ares se puso en pie, con actitud amenazante contra el feo Dios.

            -Basta! –Gritó Atenea, ubicada en la parte contraria a los Dioses, también en un solemne palco-. No discutáis en presencia de nuestro Padre. He aquí a mis primeros Caballeros de Plata! El primero combate será un cinco contra todos!

            -Uuuuooooooh! –Gritaron los espectadores, emocionados-.

            -Caballeros de Cepheo! Cuervo! Auriga! Flecha! Y Ballena! A la arena!

            El Coliseo entero gritó como loco cuando Atena pronunció el nombre de aquellos Caballeros.

            Los Caballeros de Cepheo y de Ballena se contaban como dos de los más fuertes de toda la Orden de Plata. Por otro lado, Jaguim del Cuervo era de los Caballeros más queridos de todo el Santuario, mientras que Táalo de Flecha y Vardas de Auriga eran también muy conocidos por su alto despliegue de técnicas en el campo de batalla.

            Los Dioses no parecieron impresionarse en absoluto cuando vieron a cinco hombres saltando al aire y abriendo sus respectivas Cajas de Pandoras. Las armaduras de Ballena, de Cepheo, de Flecha, De Auriga y de Cuervo, revistieron a sus respectivos portadores.

            Algo que sí que llamó la atención de alguno de los Dioses fue el revuelo que formaron en el cielo varias docenas de cuervos negros que, al parecer, obedecían las órdenes de Jaguim.

            -Vaya! Si hasta parece que tienen ciertas habilidades, ja, ja… -Decía Deméter, ilusionada y asombrada-.

            -Debéis de luchar los unos contra los otros! –Hablaba Atenea-. Solo aquel que sea el último en permanecer en pie conseguirá pasar a la siguiente ronda!

            -Uuuooooh! –Gritaban los soldados-. Es un cinco contra cinco! Qué emocionante!

            -Que comience el combate! –Exclamó Atenea. Y un gong sonó en lo más alto del Coliseo-.

            Los cinco Caballeros de la arena comenzaron a elevar sus cosmos.

            -Vaya! –Exclamó Hera, muy sorprendida-. Era cierto que conseguían despertar y dominar el cosmos!

            Varios de los Caballeros saltaron al aire y comenzaron una lucha cuerpo a cuerpo. En el suelo quedaron Igalag de Cepheo y Niéto de Ballena.

            -Por fin nos enfrentamos en combate, camarada! –Dijo Igalag, con una fiera sonrisa en sus labios-.

            -Ja! Igalag… -Dijo Niéto-. Por fin te demostraré quién es el más fuerte de los dos! Aaaaah! Que las fuerzas demoniacas te lleven al Infierno!

            Ambos contendientes se lanzaron el uno por el otro. Los Dioses se sorprendieron al ver chocar sus puños y comprobar la onda expansiva que provocó el golpe mutuo. Hasta Hermes se puso en pie y gritó…

            -Uuuh! Menudo golpe para ser simples humanos!

            En el cielo, Jaguim se enfrentaba a un ataque combinado de Táalo y Vardas. Las flechas del ataque del primero, combinado con los discos lanzados por el segundo, hacían que el Caballero del Cuervo lo tuviera complicado. Sin embargo, docenas de cuervos se interponían entre las armas y el cuerpo de Jaguim, saliendo indemne de los ataques.

            -Uuuuuoooh! –Gritaban en las gradas-. Vamos, Jaguim! Ánimo, Cuervo!

            -Jaaaaaa, ja, ja, ja! –Reía el Caballero del Cuervo, provocando la risa en los asistentes-. ¿Veis como sois unos perdedores? Jaaaaaaa, ja, ja, ja. Ahora me pondré serio, preparaos para ser derrotados frente a los mismos Dioses del Olimpo! Esto va por vosotros, Dioses! Jaaaaaa, ja, ja, ja. –Dijo mirando directamente a Apolo a los ojos-. Por el vuelo del Cuervo!

            Un tremendo vendaval envolvió a los Caballeros de Auriga y de Flecha, y los volteó a diestro y siniestro, hasta dejarlos en el suelo de la arena semi inconscientes.

            -Uuuuoooooh! –Gritó el Coliseo entero-. Bravo, Jaguim! Viva el Cuervo!

            -Si! –Gritó Hefestos desde su asiento, apretando un puño en señal de victoria-. Los humanos feos también son capaces de realizar varias proezas! Ja, ja, ja.

            El combate siguió desarrollándose con toda su espectacularidad. Primero retiraron los cuerpos de Vardas y de Táalo, y los dejaron al borde de la arena.

            Igalag de Cepheo fue quien venció a Niéto. El Caballero de Ballena era espléndido en la lucha, pero nada pudo hacer contra Igalag cuando éste se tomó el combate en serio.

            Ya solo quedaban dos combatientes. El público estaba muy dividido, por un lado aplaudían a uno de los más poderosos y valiosos Caballeros de Plata, Igalag… Pero de otro lado estaban los que seguían a Jaguim, el chistoso Caballero del Cuervo.

            Tras acabar el combate, un gong volvió a sonar en todo el Coliseo, declarando la victoria para Igalag de Cepheo, tal como apuntaban las apuestas. El Caballero del Cuervo quedó vencido, pero recibió una alta ovación.

            -Padre! –Gritó Atenea desde su palco-. ¿Qué te ha parecido el primero de los combates?

            El Coliseo entero enmudeció. Zeus no emitió gesto alguno, tan solo levantó una mano…

            -Me gustaría ver el siguiente!

            -Uuuuuuuuuooooohhhh! -El Coliseo entero aplaudió las palabras del Dios Supremo, dejando sorprendido al Dios frente a la reacción de unos simples mortales. Se mostraban felices, jubilosos. Y Zeus sonrió-.

            -Bien! –Gritó Atenea contenta-. En el segundo combate se enfrentarán tres Caballeros al unísono! Caballero de Perseo, Caballero de Centauro, Caballero de Hércules! A la arena!

            -Uuuuooooooh! –Volvían a gritar los asistentes, como locos, puesto que los tres nombrados eran tremendamente fuertes-.

            -Un momento! –Hera Interrumpió al gentío, la considerada como Reina de los Dioses, esposa de Zeus-.

            El Coliseo entero enmudeció.

            -¿Qué pasa con los derrotados en combate? –Preguntó, dirigiéndose al resto de Dioses del palco-. ¿Acaso no deben morir? Han sido derrotados…

            En un primer momento, todos los presentes en el Coliseo permanecieron callados. Mientras, los cuatro Caballeros que habían perdido se pusieron en pie y se posicionaron junto a Igalag de Cepheo, en el centro de la arena.

            -Ja! Yo apoyo la moción! –Dijo Hades dando un puñetazo en una mesa-.

            -Yo también! –Dijo Afrodita, mirando de manera provocativa a la propia Atenea-. Lástima que el ganador haya sido Igalag de Cepheo, el amante de Atena.

            Hubo muchos sorprendidos ante aquel comentario.

            -Pienso que… -Habló Apolo, obteniendo la atención de todos-. Si han sido derrotados por otro simple mortal sus vidas no valen nada. Estamos aquí para la eliminación de estas criaturas, por ello deben ser los primeros en ser eliminados.

            -Padre! No creo que… -Comenzaba a decir Atenea, pero fue interrumpida por Artemisa, la cual se puso en pie-.

            -Que el Rayo de Zeus caiga sobre ellos, Padre! –Gritó la Diosa-. Deben ser los primeros en morir por haber sido derrotados! Así comprobaran cuál es tu poder!

            Tras unos instantes de silencio…

            -Sea! –Exclamó Zeus-.

            -No! Padre! Te lo rueg… -Gritó Atenea saliendo corriendo de su palco y dirigiéndose a la arena-.

            Cuatro impresionantes rayos cayeron del cielo e impactaron contra Niéto de Ballena, Táalo de Flecha, Vargas de Auriga y Jaguim del Cuervo.

            Murieron en el acto.

            El silencio recorrió el Coliseo. Atenea cayó sobre sus rodillas en la arena. Igalag de Cepheo se vio rodeado de los cadáveres de cuatro de sus compañeros, de sus amigos, de sus hermanos…

            Estaban en el suelo, muertos.

            -A partir de ahora, si los mortales son perdonados al término del Torneo… -Dijo Zeus, rompiendo el silencio-. …tan solo uno de tus Caballeros de Plata sobrevivirá. Ese será tu castigo, hija mía. Tan solo el ganador, vivirá.

            Las lágrimas comenzaron a resbalar una tras otra por las mejillas de la Diosa Atenea, y el Coliseo seguía en silencio.

 

 

 

          Hasta aquí el capítulo! ¿Qué opináis?

         

          1 saludo a tod@s, Caballeros!



#9 andromeda32

andromeda32

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Publicado 14 septiembre 2015 - 12:44

Hola a tod@s de nuevo! 

 

A continuación os dejo el siguiente capítulo! No comentáis! Jajajaja... Con lo chulo que está este fic (a mi me gusta) A ver qué me vais opinando y gracias por su lectura!

 

(Resumen: Atenea ha perdido a cuatro de sus Caballeros de Plata. Jamás hubiera pensado, al proponer el Torneo, que sus amados Caballeros fuesen a perder la vida… Y ahora, tan sólo el ganador del certamen vivirá)

 

La Orden de Palta.

 

Capítulo 4: Injusticia.

           

            Atenea se encontraba en sus aposentos, sola. Lloraba continuamente, cargando con la culpa de saber que de salvarse la humanidad, sus Caballeros de Plata acabarían muertos. La Orden entera perecería, salvo uno.

            ¿Cómo presentar batalla a la decisión de su Padre? No podía ni siquiera imaginar enfrentarse contra el Dios Supremo para defender a sus Caballeros. Y no solo a Zeus, todos los Dioses del Olimpo se alojaban esa noche en los mejores Palacios del Santuario.

            Atenea había decidido quedarse sola y no asistir a la fiesta de bienvenida que un principio se había preparado.

            Los Dioses gozaban de la fiesta, pero ella no podía permitirse el estar bien. Era una Diosa, sí. Pero su corazón no dejaba de llorar por su Orden de Plata…

 

            En el Ludus*…

           

            La mayoría de los Caballeros estaban en su sala común. Algunos estaban sentados, otros comían algo de carne seca y vino. Otros permanecían con las cabezas bajas. Y todos, todos, estaban en pleno silencio.

            Cappel de Cerbero estaba sentado en el suelo, apoyando su espalda contra la pared, mientras que la Lemuriana Diara de Grulla estaba junto a él, con la cabeza apoyada en el hombro derecho del Caballero.

            -No es justo que La Orden de Plata acabe de esta manera… -Dijo Okari de Escudo rompiendo el silencio-.

            -Son los putos Dioses, compañero… -Le respondió Taleo, el Caballero de Plata de Perseo-. Nuestra sentencia ha sido dictada.

            -Deberías alegrarte porque uno de nosotros al menos vivirá. –Dijo Shiedd, el Caballero del Pavo-.

            -¿Y crees que serás tú? –Le gritó Taleo-.

            -iBasta! –Gritó la voz de una mujer, haciendo que todos en la sala se pusieran en pie, guardando la compostura-.

            Nara, la mujer Caballero de Altar y Gran Matriarca del Santuario, había llegado a la sala.

            -¿Dónde están los que faltan? –Preguntó autoritaria tras ver que faltaban cinco Caballeros-.

            -Dénicus está afuera. –Respondió Aévolo de Centauro-. Y los sabuesos están en los cuarteles, con los aprendices.

            -Ontinoo dijo que saldría a despejarse… -Dijo Jano de Mosca-. …y Hyuga e Ítelo están es sus aposentos.

            -He de hablar con todos. –Dijo la Matriarca Nara-. Los Dioses han dictado su sentencia, y si la Orden de Plata ha de caer que sea con la cabeza en alto. No podemos tolerar esta ofensa de Zeus. Acercaos, tenemos una opción. Escuchad…

 

            En la fiesta de los Dioses…

           

            Música, manjares, bailes, entretenimiento… Los Dioses estaban casi todos en el lugar que Atenea había preparado.

            No se había escatimado en ningún detalle, ninguno.

            El llamado Yaggo era uno de los pocos Caballeros de Bronce que quedaban con vida en el Santuario, tras las batallas contra los Dioses Hades, Poseidón y Ares.

            Era el portador de la armadura del Unicornio. Y Atenea lo había designado como sirviente de los Dioses. Si alguno de ellos quería lo más mínimo, Yaggo era el encargado de llevarlo a cabo con la ayuda de docenas de sirvientes.

            Se encontraba tras una columna, apartado de la vista del resto. Tenía su espalda apoyada contra la propia piedra de la columna, y un ser divino lo aplastaba contra  ella mientras le introducía su lengua en el interior de la boca.

            Era Hermes… La pelvi del Dios se apretaba contra la del Caballero, mientras que con una de sus manos le apretaba una de las sentaderas...

            -Esta noche te haré una visita cuando acabe la fiesta. –Le decía el Dios al oído-.

            -¿Ah, sí? –Exclamó Yaggo de manera pícara-. ¿Y para qué queréis verme?

            -Je, je. –Rió el Dios Mensajero mientras le lamía suavemente una oreja-. Te dejaré ver las estrellas de cerca…

            En otro lugar de la sala, cuatro mujeres danzaban al sonido de la música. Estaban dentro de una baja piscina y el líquido del interior era dorado, por lo que sus cuerpos brillaban del mismo color.

            Frente a ellas estaban la mayoría de los Dioses, tan solo unos pocos faltaban. La mayoría estaban sentados, contemplando el espectáculo.

            -Puedo entender… -Decía Poseidón, observando a las humanas-. …que Atenea se haya visto rendida a los pies de las virtudes de éstos mortales. Pero pienso que su lasciva conducta no debe ser permitida.

            -Tú no vistes lo mismo que yo. –Dijo Artemisa-. Durante mi anterior visita al Santuario fui testigo de las mayores aberraciones entre Atenea y un mortal.

            -¿A qué te refieres? –Preguntó Afrodita con cara de sorprendida-.

            -Varias fueron las ocasiones que espié a Atenea y vi como copulaba directamente con uno de sus Caballeros. E incluso, en una misma noche, la vi hacerlo hasta en tres ocasiones.

            -Está claro que debe ser castigada. –Concluía el Dios de los Mares-.

            -Tan solo uno de sus Caballeros de Plata sobrevivirá! Jia, jia, jia. –Dijo Hefestos-. Me dan lástima los humanos…

            -¿Qué? –Exclamó Hera-. ¿Has dicho lástima?

            -Así es. Los humanos me parecen divertidos. Y los Caballeros de Plata nos han demostrado en un solo combate que controlan el cosmos, así que me da lástima que solo sobreviva uno de ellos, jia, jia, jia. Nos podrían ofrecer un buen espectáculo.

            -Nuestro Padre los debería de exterminar a todos. –Dijo contundentemente Hades-.

            -Yo considero a los humanos como unos seres maravillosos. –Dijo Deméter observando a las bailarinas-.

            -¿Qué? –Gritaron algunos de los Dioses, asombrados-.

            -Me da igual lo que penséis todos. –Deméter apuró el vino que le quedaba en el interior de una copa-. Al igual que Atenea, opino que no deben de ser exterminados. Han probado que son seres increíbles… ¿Desde cuándo un simple mortal alcanza a dominar el cosmos? Se protegen los unos sobre los otros, y son capaces de realizar proezas que a nosotros mismos nos costaría entender.

            -No creo que pienses eso de verdad. –Dijo Afrodita-.

            -¿Cómo que no? –Respondió la Diosa de la Agricultura mientras introducía una deliciosa uva en su boca-. Desde la Era Mitológica hasta nuestros días, Atenea y sus Caballeros han defendido la Tierra. iHan logrado hacer milagros! Es normal que se sienta atraída hacia ellos y los ame, además… ¿Tú no has estado muy alejada de los humanos siempre, verdad Afrodita? Recuerdo que en el Pasado… Tú, te regocijabas del buen “trato” que te daban.

            -iOh! –Gritó Afrodita, haciéndose la dolida ante el comentario-. ¿Cómo osas…

            -No está diciendo ninguna mentira, Afrodita. –Habló Ares, que se había mantenido al margen de la conversación hasta ese momento-. Hoy juzgas a Atenea por algo que has hecho cientos de veces a lo largo del tiempo. Deméter tan solo te ha dicho la verdad.

            -iPagarás por esta ofensa! –Le dijo Afrodita a Deméter, dejando de lado al Dios de la Guerra-. Algún día te tragarás tus palabras…

            -Oh, no lo creo, querida Afrodita. –Dijo la Diosa Deméter, levantándose con tranquilidad-. Soy una Diosa, jamás me acostaría con ningún mortal como ya han hecho otros. Y ahora si os complace me retiro a mis aposentos.

            Afrodita permaneció callada, impactada ante las palabras de Deméter. Estaba claro que entre ambas Diosas no había buena relación, pero jamás nunca una de las dos había atacado a la otra de manera tan mundana. Al parecer, el comportamiento de los Dioses era más “humano” desde que estaban en La Tierra.

………………………………………………………………………………………………………………………………………

           

            Al día siguiente, al atardecer…

           

            La fiesta de los Dioses había concluido la noche anterior. Durante el día, los festejos por la presencia de los Dioses fueron sucediéndose.

            Atenea le había pedido a todos los suyos que mientras los Dioses estuviesen en el Santuario debían permanecer contentos y brillantes. Sin embargo, el giro que había dado el Torneo de Plata, tras finalizar el primer combate, había provocado en todos un malestar general. Los ánimos estaban muy bajos.

            La Orden de Plata iba a ser sacrificada casi al completo. De hecho, cuatro increíbles Caballeros habían perdido ya la vida… Táalo de Flecha, Niéto de Ballena, Vardas de Auriga, Jaguim del Cuervo…

            Al atardecer se realizaría el siguiente combate. La duración del Torneo sería de una semana. Atenea había pronosticado hacer siete combates, todos al anochecer, para posteriormente realizar una fiesta cada noche.

            El Coliseo ya estaba atestado de gente. Soldados, aprendices, los Caballeros de Bronce, todos los que vivían en el Santuario estaban allí, como espectadores.

            Atenea se encontraba ya en su palco, sola, con una simple copa de vino en la mano. Miraba fijamente al palco de los Dioses. Tan solo faltaban por llegar Hera y Zeus.

            Los Caballeros de Plata se encontraban sentados en los barracones, el lugar donde se encontraban ellos durante el transcurso de los combates.

            A los pocos minutos el palco de los Dioses estaba al completo. El Coliseo enteró se quedó en silencio.

            -Que dé comienzo el segundo combate, Atenea. –Dijo Zeus desde su palco-.

            -iPadre! –Gritó Atenea, poniéndose en pie para que todas la oyesen-. Jamás pensé que fuera a desencadenarse el final de este Torneo de la manera expresada por vos. Tenía en mi cabeza la conjunción de ciertos Caballeros para cada combate, pero tras conocer… -Atenea quedó callada un instante-. …y aceptar el final de mis Caballeros, ihe decidido que los combates se realizaran por sorteo!

            -¿Cómo? ¿Qué? –Exclamaron muchos en las gradas, incluso los Caballeros se sorprendieron ante esta noticia-.

            -¿Por qué, Atenea? –Preguntó desde su palco Dionisio, el Dios del Vino-.

            -Porque así mis Caballeros disputaran un Torneo donde el ganador sea el que se lo merezca de verdad. Si tan solo uno de ellos acabará con vida, que sea el considerado como un verdadero ganador.

            Algunos espectadores aplaudieron la decisión de la Diosa, aunque el resto se mantuvo acongojado ante el final de la propia Orden.

            -Por ello he dispuesto de una mano inocente que será la que decida a los luchadores de cada combate. En el siguiente combate se iban a enfrentar tres grandes Caballeros que yo elegí, y aunque el número de rivales se mantendrá, será el azar el que decida. iMoona!

            Una de las doncellas de la Diosa se acercó con un ánfora de cristal. En el interior se podían ver en miniatura unas réplicas de las armaduras de Plata, talladas en madera virgen, y teñidas solamente con los colores principales de cada armadura.

            Moona era una muchacha ciega, por lo que no podía ver la figura que sacaba del interior.

            Todos los espectadores, Atenea y los mismísimos Dioses esperaban con impaciencia la mano inocente. La muchacha metió su mano en el interior y sacó la figura correspondiente a la armadura de Cerbero.

            -Noooo! –Gritó Diara llamando la atención de todos-. iNo, por favor! iYo pelearé en su lugar, Atenea!

            -iÓyeme! –Le gritó Cappel agarrándola de los hombros y zarandeándola-. Ya hemos hablado de esto, ¿de acuerdo?

            -Pero… -Diara se tapó el rostro con las manos y comenzó a llorar desconsoladamente-.

            Cappel la besó en la frente y caminó hacia la arena, donde un puñado de soldados lo vitorearon desde las gradas.

            El sorteó prosiguió. Moona volvió a meter la mano y sacó la réplica de la armadura de Triángulo, y seguidamente el Caballero Aséfiles caminó hacia el centro del Coliseo. Los aplausos fueron generalizados, a pesar de que el Caballero caminaba con pesar.

            -Solo con ellos dos ya será un arduo combate. –Dijo Hyuga de Lira, junto a su compañero Ítelo, el Caballero de Lagarto-.

            -Sí, así es. –Exclamó Igalag, el Caballero de Cepheo-.

            Moona introdujo por tercera vez su mano y sacó del interior una réplica completamente en color Plata, era la armadura de Grulla.

            El silencio recorrió todo el Coliseo.

            -Mísero destino… -Dijo por lo bajo en su palco el Dios Hermes-.

            Diara miró la estatuilla en la mano de la doncella, y miró a Cappel en la distancia.

            Atenea dejó escapar una lágrima por su mejilla.

            -Diara… -Dijo con voz casi inaudible-. Eres el tercer combatiente.

            La mujer Lemuriana avanzó hacia la arena, guardando la compostura y dejando ver a todos el escultural cuerpo que portaba la armadura de Grulla. Jamás había existido una mujer más bella en toda la historia del Santuario, exceptuando a la propia Diosa Atenea.

            Los tres rivales estaban en la arena. Dos de ellos eran amantes, el tercero… un amigo. Los Caballeros que estaban en los barracones no podían creer lo que estaba sucediendo con sus vidas.

            Sabían que se matarían entre ellos tarde o temprano en los combates, por eso casi todos estaban contemplando lo mezquino que había sido el destino para Cappel y Diara.

            -iQue comience ya! –Gritó Hera, sonriendo-. No tenemos toda la noche, ¿no? Ja, ja, ja.

            -iSí! –Dijo Artemisa-. Este combate será impresionante, seguro, ja, ja, ja.

            Tras unos segundos de silencio, Atenea dio comienzo al combate con sus palabras, y nada más dar la orden el público se puso en pie para ver mejor y animar a sus favoritos.

            La sorpresa la dio Aséfiles de Triángulo nada más comenzar. Antes siquiera de que Cappel o Diara se colocaran en guardia, el Caballero de Triángulo elevó su cosmos hasta el cielo nocturno.

            -iCaray! –Se sorprendió Taleo de Perseo-. ¿Cómo alcanza tal nivel en un solo instante?

            Aséfiles era uno de los Caballeros de Plata que conseguían llegar al Séptimo Sentido en batalla. Siempre había sido uno de los que llamaban menos la atención, sin embargo la Orden entera había comprobado que el Caballero era de los que tenían más potencial.

            Los dos amantes se sorprendieron ante el cosmos de su rival. El Caballero de Triángulo era excepcional cuando quería y ambos sabían que era un grandísimo rival que tendrían que vencer entre ambos de querer seguir con vida.

            Aunque tristemente, tan solo uno de los tres sería el ganador de aquel combate.

            -iDiosa Atenea! –Gritó Aséfiles mirando al palco de su Diosa-. Desde que llegué al Santuario y me convertí en aprendiz de Caballero siempre supe de los ideales de nuestra Orden de Caballería. iJamás he pensado siquiera en quebrantar ésos ideales…

            Todos en el Coliseo oían las palabras del Caballero, esperando algún poderoso ataque que dejara fuera de juego a Cappel y a Diara.

            -…sin embargo, he de pediros perdón a vos y a mis camaradas, a mis hermanos! –Aséfiles aumentó aún más si cabe su cosmos, llegando a lo más alto de su poder-. No puedo permitir que todo siga su curso…

            -iAséfiles, detente! –Gritó la Matriarca Nara desde los barracones, mientras que varios de los Caballeros se ponían en pie-.

            El suelo que pisaba el Caballero se comenzaba a agrietar, y sus cabellos comenzaban a elevarse mirando hacia al el cielo.

            -¿Qué pretende hacer? –Se preguntaban muchos de los espectadores-.

            -…Vos sois mi Diosa, no el elenco que está aquí presente. –El Caballero señaló al palco de los Dioses-. iJamás consentiré, mientras viva, que nadie decida por nosotros, ni siquiera Dios Supremo! Tritos… Spharagismaaaaaa!!!!!

            El Caballero de Triángulo saltó en dirección al palco de los Dioses. Estaba rodeado de un tremendo cosmos, y pretendía atacar al Dios de los Cielos.

            -Aséfiles, detente! –Le gritaron muchos de sus compañeros en los barracones-.

            Desde la arena hasta el palco, el hombre pareció un cometa dirigido contra el mismísimo Dios.

            -Zeuuuuuus! –Gritó hacia los Dioses. Ares su puso en pie, y Apolo también. Mientras que el resto de Dioses permanecían en su lugar totalmente sorprendidos y estupefactos ante la iniciativa de aquel mortal-.

            -Aséfileeeeees! –Gritó Atenea desde su palco, sabiendo las consecuencias finales de aquel acto-.  

 

 

 

              Hasta aquí el 4º capítulo! ¿Qué os ha parecido?

 

              1 saludo a tod@s!



#10 Tetzauhteotl

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Publicado 24 septiembre 2015 - 12:31

Una Atenea más actual…, perdón por ser quisquilloso, se ve que te esmeras en plasmar este mundo pero no doy con la época. Al inicio del capítulo mencionas a cientos de soldados, dando a entender que antes del cataclismo que se llevó a los doradines debieron haber sido miles, los esclavos me indican que es en el pasado, con una Atenea no tan actual ni contemporánea.

 

Es una manera bastante amena de presentarlos, hasta ahora el cuervo y la mosca me caen bien. Me doy cuenta que usas de base el Fail Canvas.

 

Ojeé otro fic tuyo, se te dan bien las intimidades gay, demasiado. Si al menos le hubieras puesto “Shaun” o “Shin” a Ítelo, créeme que esos dos serían mi pareja favorita XD.

 

En el siguiente capítulo sigues con este conflicto, no estoy seguro si la diosa protectora de la Tierra y con un evento que decidirá el futuro de esta, dedique tiempo a solucionar un conflicto de raros.

 

…Aquellos que vencieron no solo a Hades en el Inframundo, sino también a Poseidón y al propio Ares!... XDDD, es tu historia pero es difícil de creer XD.

 

Aquí hago paréntesis en la línea: “Ares no aceptaba la conducta pecaminosa de Atenea, pero no pensaban que los humanos tuvieran que ser eliminados. Dentro de su enemistad con Atenea, ambos Dioses pensaban parecido.” Estas son palabras para enmarcar y poner a la vista de todos, deja un camino a tantas situaciones y desarrollos de una historia profunda.

 

Nop, mencionas que basas tus personajes en el MO, pero son más parecidos a los mitológicos, rencorosos y pendencieros, sobre todo Hades y Afrodita, y eso que el darks era más bien indolente y reservado.

 

Jajajaja!!!, al final del capítulo 3 das un giro que me agradó bastante, ese Zeus es un loquillo. La verdad es que me da un poco de envidia ese giro sorpresivo.

 

Hasta aquí lo dejo. Tienes buenas ideas y te atreves a salir de lo convencional, te seguiría con gusto si no fuera por falta de tiempo.

 

Saludos.


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#11 andromeda32

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Publicado 24 septiembre 2015 - 14:09

Una Atenea más actual…, perdón por ser quisquilloso, se ve que te esmeras en plasmar este mundo pero no doy con la época. Al inicio del capítulo mencionas a cientos de soldados, dando a entender que antes del cataclismo que se llevó a los doradines debieron haber sido miles, los esclavos me indican que es en el pasado, con una Atenea no tan actual ni contemporánea.

 

Es una manera bastante amena de presentarlos, hasta ahora el cuervo y la mosca me caen bien. Me doy cuenta que usas de base el Fail Canvas.

 

Ojeé otro fic tuyo, se te dan bien las intimidades gay, demasiado. Si al menos le hubieras puesto “Shaun” o “Shin” a Ítelo, créeme que esos dos serían mi pareja favorita XD.

 

En el siguiente capítulo sigues con este conflicto, no estoy seguro si la diosa protectora de la Tierra y con un evento que decidirá el futuro de esta, dedique tiempo a solucionar un conflicto de raros.

 

…Aquellos que vencieron no solo a Hades en el Inframundo, sino también a Poseidón y al propio Ares!... XDDD, es tu historia pero es difícil de creer XD.

 

Aquí hago paréntesis en la línea: “Ares no aceptaba la conducta pecaminosa de Atenea, pero no pensaban que los humanos tuvieran que ser eliminados. Dentro de su enemistad con Atenea, ambos Dioses pensaban parecido.” Estas son palabras para enmarcar y poner a la vista de todos, deja un camino a tantas situaciones y desarrollos de una historia profunda.

 

Nop, mencionas que basas tus personajes en el MO, pero son más parecidos a los mitológicos, rencorosos y pendencieros, sobre todo Hades y Afrodita, y eso que el darks era más bien indolente y reservado.

 

Jajajaja!!!, al final del capítulo 3 das un giro que me agradó bastante, ese Zeus es un loquillo. La verdad es que me da un poco de envidia ese giro sorpresivo.

 

Hasta aquí lo dejo. Tienes buenas ideas y te atreves a salir de lo convencional, te seguiría con gusto si no fuera por falta de tiempo.

 

Saludos.

 

Hola Tetza, bienvenido de nuevo!

 

Empecemos... y antes que nada decirte que gracias por la lectura, y por dedicar dicho tiempo a ello y a contestar. Te explico la primera duda que tienes. Sitúo el fic en una de las muchas generaciones de Caballeros del Pasado. Entre la Era Mitológica y la actualidad (MO situado a finales del S. XX) se cuenta en el Hipermito que han existido muchas Guerras Santas, por ello me tomo la libertad de situar la historia en una de tantas generaciones. Lo de utilizar una Atenea más actual es en cuanto a personalidad, pero esa Atenea es una de las tantas reencarnaciones que habrá podido tener!

 

Ítelo y Hyuga, una parejita gay en SS! jajajaja, a ver.. en mi fic principal (Crónicas de un Caballero de Bronce) tan solo hay dos momentos "gay", pero no como en este fic, más claramente. Tan solo una persona se dio cuenta o al menos me lo han mencionado.

 

 

…Aquellos que vencieron no solo a Hades en el Inframundo, sino también a Poseidón y al propio Ares!... XDDD, es tu historia pero es difícil de creer XD.

Te explico: Los Caballeros de Oro murieron en sus enfrentamientos contra esos 3 Dioses... la Orden de Plata colaboró en las batallas y entre todos consiguieron vencer, por eso Atenea los denomina así, no a los plateados, sino a su ejercito completo.
 
Te agradezco la lectura, como te dije antes, y si que me gustaría que te leyeras "Crónicas", ya que es ahí donde escribo y escribo... La Orden de Plata es más bien por crear una historia al margen de Crónicas, algo diferente como bien dices tú, haz un esfuerzo, Caballero! jajajaj.
 
Un saludo enorme! 


#12 Πραχια δε ζεō

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Publicado 24 septiembre 2015 - 17:23

Está divertido el fic. Aunque radicalmente diferente de lo que nos tienes acostumbrados. AL principio me quedé como "WTF, ¿leí bien? Pero lo dicho, está divertido.

 

Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con esta Atenea, ¿qué manía tienen siempre con acabar con la humanidad?  :t420:  :t420:  :t420:  ¿Qué no saben que sin humanos los dioses no existen?

 

Pero ese Zeus se pasó. ¿Sólo sobrevivirá un Plata? O sea que ya no luchan por la humanidad, si no que lo hace por su vida.  :wacko:

 

Ahora ya no les parecerá tan divertido el Torneo, pobres.


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#13 andromeda32

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Publicado 25 septiembre 2015 - 10:25

Está divertido el fic. Aunque radicalmente diferente de lo que nos tienes acostumbrados. AL principio me quedé como "WTF, ¿leí bien? Pero lo dicho, está divertido.

 

Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con esta Atenea, ¿qué manía tienen siempre con acabar con la humanidad?  :t420:  :t420:  :t420:  ¿Qué no saben que sin humanos los dioses no existen?

 

Pero ese Zeus se pasó. ¿Sólo sobrevivirá un Plata? O sea que ya no luchan por la humanidad, si no que lo hace por su vida.  :wacko:

 

Ahora ya no les parecerá tan divertido el Torneo, pobres.

 

Hola también por aquí, Praxi!!!

 

jajaja, viste? totalemnte diferente a mi normalidad, tia! Me apetece que me conocieráis también en otras facetas, no todo va a ser Crónicas! Jajjaa.

 

Gracias por tu lectura (te iba a pedir que leyeras este fic por favor, porque necesitaba tu opinión? 

 

Hasta dónde leiste?  :ph34r:  jaja, sigue leyendo porfi, porque este fic es de los que me gusta girar y girar! Ya saber por dónde voy!

 

Mil gracias por seguier ahí, mujer Caballero preferida!



#14 andromeda32

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Publicado 25 septiembre 2015 - 19:30

Hola a tod@s! 

 

Por fin se va animando la cosa con comentarios este fic! Gracias por vuestra lectura, gente! A continuación os dejo con otro estrambótico capítulo donde tenemos un poco de todo mezclado... jajajaja. Espero vuestros comentarios, ya que es un capítulo duro... :doh:

 

 

La Orden de Plata.

 

Capítulo 5: Lujuria.

 

            (Resumen: Al inicio del combate que disputaba contra los Caballeros de Cerbero y de Grulla, Aséfiles, Caballero de Plata de Triángulo, pierde el control ante la situación y se lanza en ataque directo contra el mismísimo Dios Zeus, ya que no soporta la injusticia de tener que aceptar el destino impuesto por los Dioses del Olimpo a La Orden de los Caballeros de Plata)

 

            El Caballero de Triángulo llegó muy cerca del palco de los Dioses. Sin embargo, Hades se levantó y estiró una de sus manos hacia el Caballero.

            Seguidamente, Aséfiles se quedó inmóvil en el aire como congelado, detenido. Los presentes se quedaron boquiabiertos cuando el Dios provocó la muerte del Caballero de Plata.

            La piel de su cuerpo comenzó a secarse con una rapidez asombrosa, luego fueron los músculos. Todos contemplaron como moría Aséfiles en una agonía propia de los más castigados por los Dioses.

            Al término de aquello, la armadura de Triángulo cayó al suelo, fragmentada, y tan solo unos pocos huesos fue lo que quedó de aquel hombre.

            -iSanta… Atena! –Exclamó Nara, la Gran Matriarca-.

            Todos los allí presentes en el Coliseo quedaron abrumados ante el final del Caballero. Hades había sido tan cruel como de costumbre.

            -¿Cómo se le puede ocurrir a un mísero gusano atacaros, Zeus? –Gritó Afrodita con la cara desencajada, y no por la muerte de aquel mortal, sino por el atrevimiento de manifestar su ira contra un Dios-.

            -iEs imperdonable, Padre! –Gritó Artemisa-. iMerecen la extinción!

                -iAh! –Se quejó Ares, el Dios de la Guerra-. Los mortales son criaturas espontáneas. No todos son iguales, y es justo el castigo que Hades le ha impuesto por levantar la mano sobre un Dios, pero hay que tener en cuenta el valor y el coraje que ha demostrado tener ése mortal.

            En lo barracones, el resto de los Caballeros no sabían cómo actuar. Atenea les había pedido calma, pero… ¿Cómo no actuar frente a tales injusticias? Aséfiles había sido masacrado ante ellos…

            Mientras los Dioses discutían y los Caballeros se lamentaban, Atenea se encontraba sola en su palco. Contemplaba el Coliseo con la mirada, recorriéndolo por cada uno de sus rincones.

            En el centro del campo de batalla aún estaban dos Caballeros, Diara de Grulla y Cappel de Cerbero.

            La Diosa sabía muy bien qué relación les unía, puesto que la Lemuriana era una de sus dos Damas de compañía, llamadas también Saintias, por lo que Diara era una de aquellos cinco Caballeros que formaban su consejo.

            Sin embargo, sabía que Zeus y los demás Dioses no se contentarían con lo que acababa de suceder, y actuó.

            -iSilencio! –Gritó, haciendo callar a todos en el Coliseo. Artemisa la miró con ojos de superioridad y se levantó-.

            -¿Qué queréis, hermana? –Le dijo de manera fría-.

            -El combate de esta noche aún no ha terminado. –Dijo señalando a la pareja que estaba en la arena-. iDebemos de terminar con un solo ganador!

            -Jia, jia, jia… -Reía Hefestos-. iEso! Que siga el Torneo!

            Algunos soldados, en las gradas, comenzaron a jalear y animar a Diara y a Cappel.

            -iAdelate! iQue siga el combate! –Gritó Atenea a ambos rivales-.

            Diara no se lo podía creer. ¿Cómo su cercana Diosa, aquella que confiaba en ella como si de una hermana se tratase, le obligaba a acabar con el ser que más amaba? Le imploró con la mirada a Atenea, pero ésta tan solo se mostró firme y dictadora.

            -Diara… -Le dijo Cappel a la Lemuriana-. ¿Recuerdas la conversación que dejamos a medias la noche en que nos enteramos del Torneo?

            -Aquella en la que suponíamos que llegaríamos a la final, y yo te vencería a ti y tú a mí, ¿te acuerdas? –Le respondió con una sonrisa morbosa en los labios-.

            -Así es…

            -Hagámoslo, Cappel.

            -Hagámoslo. –Dijo el Caballero de Cerbero con una lágrima en los ojos-.

            Ambos tenían embobados a todos los presentes. Caminaron el uno hacia el otro, uniendo sus dos manos mutuamente y quedando en el centro de la arena de combate.

            -¿Qué van a hacer? –Se quejó Poseidón en el palco-. Deben de luchar.

            -¿Qué se proponen? –Preguntó en voz alta Shiedd, el Caballero del Pavo-.

            Cappel y Diara elevaron sus cosmos al máximo, uno verde claro, el otro color blanco puro, respectivamente.

            La Diosa Atenea  apoyó sus manos en la barandilla del palco.

            -Diara… -Dijo mientras apretaba la mandíbula con un gesto de dolor-.

            Algunos Dioses se levantaron de sus asientos para contemplar mejor el alcance del poder de ambos guerreros. Todos los que estaban en las gradas permanecían en silencio.

            Diara de Grulla miró a su Diosa y vió como a ésta le resbalaba una lágrima por una de sus mejillas. Luego le sonrió.

            -Has sido el mejor hombre, Cappel. –Le dijo Diara al Caballero mirándole a los ojos.

            -Tú has sido la mejor Lemuriana, te lo puedo asegurar. –Contestó en hombre con una sonrisa pícara y guiñándole un ojo a su amada-.

            Ambos avanzaron sus cabezas para rozar sus labios, fue entonces cuando se produjo una tremenda explosión y ambos Caballeros salieron despedidos hacia el cielo, dejando atrás una gran estela de energía cósmica que ascendía hasta las estrellas.

            Un imponente cometa salió despedido desde el Coliseo hasta lo más alto de la oscura noche… dejando a todos los presentes, incluidos los Dioses, estupefactos.

            -Se han sacrificado mutuamente para no vivir el uno sin el otro… -Deméter lloraba, apenada-.

            Instantes después, mientras el Coliseo permanecía callado, las armaduras de Grulla y de Cerbero se posicionaron en la arena en su forma de Objeto, una al lado de la otra, una blanca y la otra casi negra… Parecían estar tristes.

            -iOh! Vamos… -Dijo cruelmente Hera-. Son gusanos sin valor.

            -iSon sentimientos perdidos, inconsciente! –Le gritó Hermes a la esposa de Zeus-.

            Éste permaneció callado, oyendo todos los comentarios.

            -Tengo que decir que los tres Caballeros de éste combate nos han demostrado que tienen valor, coraje y voluntad. –Dijo el Dios Apolo, muy calmado-. Ninguno de los tres ha querido morir, pero ya que han tenido que hacerlo han elegido cómo hacerlo. Lo cual prueba que tienen una voluntad muy fuerte, teniendo en cuenta que se enfrentaban a los mismos Dioses.

            Apolo era el más sabio de entre ellos, jamás hablaba sin haber meditado previamente la frase que iba a soltar por la boca. Por ello, el elenco de los Dioses oían sus palabras como si fuera el alegato final de un juicio, a no ser que el propio Zeus, o Hera con permiso de éste, pudieran expugnar tal veredicto.

            -Ha sido algo muy triste, he de reconocerlo. –Dijo Afrodita en voz baja, haciendo que algunos de los Dioses quedaran sorprendidos ante sus falsas palabras-. El amor… ese complejo sentimiento que hace cometer actos impropios a cualquiera…

            -iAh! No te pongas filosófica, Diosa de la Belleza. –Deméter se estaba limpiando las lágrimas del rostro. El final de aquellos dos Caballeros la había conmovido sobremanera-. Después de conocer tus actos pasados sabemos muy bien todos cómo te duelen a ti las pérdidas.

            -iBasta! –Gritó Hera para no incitar una discusión entre ambas Diosas enemigas-.

            Todos comprobaron que Atenea iba a hablar, y el silencio se hizo de nuevo en el Coliseo…

            -Ante el giro de los acontecimientos, y al no haber obtenido a un ganador en este combate… iIgalag de Cepheo! -Dijo mirando al Caballero-.  …no tendrás adversario en tu siguiente ronda, puesto que el cupo ha quedado vacío. Pasarás directamente a la semifinal.

            Al principio hubo un poco de desconcierto, pero luego los ánimos subieron y algunos aplaudieron.

            Atenea había aumentado su cosmos y había llegado a los corazones de todos aquellos que pertenecían al Santuario. El cálido cosmos de la Diosa los reconfortó.

            -Mañana tendrá lugar el tercero de los combates donde cuatro Caballeros se enfrentaran entre sí. –Siguió diciendo Atenea entre aplausos-. Procedamos al sorteo de los participantes. iMoona!

            La muchacha ciega que actuaba de mano inocente volvió con aquel ánfora lleno de estatuillas. Metió la mano y le dio la primera a la Diosa. Atenea la observó y gritó en alto la armadura participante. Así se procedió al sorteo, dejando al azar a los contendientes.

            El destino quiso que los dos únicos hermanos de la Orden de Plata participaran en el mismo combate, por lo que las armaduras de Perros de Caza y de Can Mayor fueron nombradas. Los Sabuesos eran llamados por sus compañeros, y cuando ambos peleaban en conjunto se convertían en unos terribles adversarios muy feroces.

            También fue nombrado el Centauro, por lo que al día siguiente tendría que luchar otro de los consejeros de privados de la Diosa, Aévolo, el amigo más fiel. Éste hombre había pasado su niñez en el Palacio del Santuario, compartiendo juegos con la Diosa cuando ambos eran solo unos niños.

            El último en ser nombrado fue Perseo. Taleo, el portador de ésta armadura, siempre había sido conocido por ser uno de los más déspotas de la Orden, pocos de sus compañeros lo contaban entre sus amigo, sin embargo todos reconocían que en el campo de batalla era uno de los más diestros. Además poseía el célebre escudo de la Medusa.

 

            Horas más tarde…

           

            En el interior de uno de los Palacios del Santuario se habían congregado los Dioses       para cenar, y posteriormente contemplar un espectáculo que Atenea había preparado.

            Pero la Diosa, por segunda noche consecutiva, no pernoctó y tampoco acompañó a su Padre y al resto de Dioses en aquella celebración.

            Tras la cena, los Dioses fueron llevados hasta una sala donde se procedería a una exhibición. Atenea había tenido la ocurrencia, conversándolo el día anterior con Hermes, de celebrar delante de los Dioses una unión entre los mortales.

            Desde tiempos inmemoriales, los Dioses habían copulado con humanos, trayendo al mundo a docenas de hijos semidioses, emparejándose con ciertos mortales en el Pasado.

            No hacía muchas generaciones, por imposición de Hera y de sus celos, se prohibieron tales actos siendo considerados impropios de los Dioses.

            En una sala cercana, los sirvientes de Atenea les habían rogado a los Dioses que se pusieran cómodos para el evento. Las Kamui de cada uno de ellos quedaron en su forma de objetos, como si fuese una exposición todas unidas en un mismo recinto.

            La exhibición comenzó cuando dos hombres y una mujer se presentaron ante Zeus, vestidos con ropas muy ligeras y provocativas. Habían sido escogidos por la propia Diosa Atenea.

            Los dos hombres eran altos, de espaldas muy anchas y brazos musculosos. Se les contemplaba como a los más dotados en las artes de cama de todo el Santuario.

            La hermosa mujer estaba vestida únicamente con una tela y un fular de tul, dejaba a la vista todos sus  encantos, exceptuado los voluminosos pechos, puesto que eran tapados con sus rubios cabellos.

            Ante los Dioses, los tres comenzaron a acariciarse sensualmente para ser contemplados. Al cabo de una hora, la unión entre ellos estaba en su máximo clímax, y dentro del elenco de los Dioses las opiniones variaban en función del Dios que hablara.

            Hera y Artemisa fueron las dos primeras que se levantaron y se marcharon, al inicio del evento, escandalizadas y despotricando en contra de Atenea.

            Los demás… contemplaron el final cuando uno de los hombres se derramaba en el interior de la mujer y el segundo hombre en el interior del primero…

            Después de aquello, la noche siguió su curso para aquellos que pernoctaran…

 

 

 

 

 

         Fin del capítulo! Pronto subiré el siguiente, de momento os dejo la siguiente pregunta... ¿Qué os gustaría que ocurriera en el fic? Os pido sugerencias ideas, no por falta de ellas porque mi mente vuela y los dedos teclean solos, jajaja, sino porque me gustaría haceros partícipes de la historia junto conmigo, ya que así es más divertido!

 

       1 saludo a tod@s, Caballeros!



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Publicado 27 septiembre 2015 - 09:08

Voy por los capítulos 4 y 5... 

 

Ese Hermes de verdad que no pierde ocasión, telita con el Heraldo. 

 

Afrodita va de fina y casta aquí... en público, claro. Porque... Me gusta Demeter, diciendo verdades incómodas, a ver si les amarga las vacaciones. 

 

Madre mía, cuando he he visto los tres que se iban a enfrentar fue como OH-OH. Pero, por un momento he pensado que Aséfiles iba a acabar como Aigán. ¡¡Qué par-de-eggs tiene!! 

 

Pero acabó también. Maldito Hades, metiche cornudo.  <_<

 

Lo de la pareja me ha dejado... ha sido como Marco Antonio y Cleopatra pero con un final... ¿feliz? ¿Hello? Gracias Atenea, por tu comprensión. 

 

Moona, la versión muda de Crisella... cómo te encantan.  :lol:  :lol:   Mmm, qué pasará con el escudo de Medusa...

 

Eehhh, WHAT!!!!!!!!!!!!!!!!!  No, esto SÍ fue inesperado  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  La misógina diosa virgen organizando un hieros-gamos para deleite de sus convidados. Hace poco has vuelto a leer "El código DaVinci, ¿cierto? O visto todas las temporadas de Espartaco. No consigo salir de mi asombro.  No quiero imaginar cómo "siguió su curso la noche...

 

Pero el título de "los más dotados en las artes de cama de todo el Santuario", sí me mata.  :t439:  

O sea, los dorados se tenían que escabullir a escondidas en las zonas intimVIP de las tabernas de Rodorio y estos plateados se lo traen todo el Santuario en bandeja ídem. Atenea, quién te ha visto y quién te ve.

 

Chocante por lo radicalmente diferente de tu registro habitual, pero me encanta.


¿Qué os gustaría que ocurriera en el fic? Os pido sugerencias ideas, no por falta de ellas porque mi mente vuela y los dedos teclean solos, jajaja, sino porque me gustaría haceros partícipes de la historia junto conmigo, ya que así es más divertido!

     

 

Pues en principio no se me ocurre... creo que quiero seguir siendo sorprendida... Aunque por decir: un catfight entre Afrodita y Atenea por Orión... O que Apolo demuestre por qué es el inventor del bele... no sé.

 

Aunque ahora que lo pienso... en la Era del Mito, ¿no tuvieron movidas Orión y Apolo por Ártemis? ¿O fue Ártemis y Apolo por Orión? ¿U Orión y Ártemis por Apolo? Podrían aprovechar y aclararme ese asunto, sin el santo del Escorpión, que está muerto (que ése también estaba metido). Pero a causa de ese asunto, la virginidad de la cazadora nunca me la terminé de creer del todo. Aunque aquí se haga la ofendida.  <_<


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Publicado 27 septiembre 2015 - 15:12

Voy por los capítulos 4 y 5... 

 

Ese Hermes de verdad que no pierde ocasión, telita con el Heraldo. 

 

Afrodita va de fina y casta aquí... en público, claro. Porque... Me gusta Demeter, diciendo verdades incómodas, a ver si les amarga las vacaciones. 

 

Madre mía, cuando he he visto los tres que se iban a enfrentar fue como OH-OH. Pero, por un momento he pensado que Aséfiles iba a acabar como Aigán. ¡¡Qué par-de-eggs tiene!! 

 

Pero acabó también. Maldito Hades, metiche cornudo.  <_<

 

Lo de la pareja me ha dejado... ha sido como Marco Antonio y Cleopatra pero con un final... ¿feliz? ¿Hello? Gracias Atenea, por tu comprensión. 

 

Moona, la versión muda de Crisella... cómo te encantan.  :lol:  :lol:   Mmm, qué pasará con el escudo de Medusa...

 

Eehhh, WHAT!!!!!!!!!!!!!!!!!  No, esto SÍ fue inesperado  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  :t420:  La misógina diosa virgen organizando un hieros-gamos para deleite de sus convidados. Hace poco has vuelto a leer "El código DaVinci, ¿cierto? O visto todas las temporadas de Espartaco. No consigo salir de mi asombro.  No quiero imaginar cómo "siguió su curso la noche...

 

Pero el título de "los más dotados en las artes de cama de todo el Santuario", sí me mata.  :t439:  

O sea, los dorados se tenían que escabullir a escondidas en las zonas intimVIP de las tabernas de Rodorio y estos plateados se lo traen todo el Santuario en bandeja ídem. Atenea, quién te ha visto y quién te ve.

 

Chocante por lo radicalmente diferente de tu registro habitual, pero me encanta.


 

Pues en principio no se me ocurre... creo que quiero seguir siendo sorprendida... Aunque por decir: un catfight entre Afrodita y Atenea por Orión... O que Apolo demuestre por qué es el inventor del bele... no sé.

 

Aunque ahora que lo pienso... en la Era del Mito, ¿no tuvieron movidas Orión y Apolo por Ártemis? ¿O fue Ártemis y Apolo por Orión? ¿U Orión y Ártemis por Apolo? Podrían aprovechar y aclararme ese asunto, sin el santo del Escorpión, que está muerto (que ése también estaba metido). Pero a causa de ese asunto, la virginidad de la cazadora nunca me la terminé de creer del todo. Aunque aquí se haga la ofendida.  <_<

 

Hola, Praxia de Leo! 

 

Jajajajaja. Gracias por hacerme ver que he conseguido mi propósito en algunos lectores... a tí te ha ocurrido. Buscaba que alucinarais con tanto esperpento, tanto giro, y tanto Wwtth! Tu me entiendes... jajajaja.

 

Crisella = Moona! No lo había pensado, te lo prometo. Pero una ciega y la otra muda, jajajajaja :t420:  Serán primas o algo!

 

Me encantan tus reflexiones! Eres una crack! ajajja. Tanto Atenea, Afrodita, el resto del elenco celestial y espiritual...todos están muy fuera de contexto! A Apolo me lo reservo, junto a Dionisio y poco a poco voy sacando a Oceanográfico y a Hera. Me he limitado a explotar a Afrodita y Hermes (eran muy faciles), y a Dméter y a Artemisa... of course! No las podemos dejar atrás... ¿Te vas dando cuenta de los bandos que hay en cada equipo? Me siento como un inutil árbrito entro ellos! (como quiero que este fic sea de capitulos más cortitos me tengo que amolar que te molestas, tia. Porque me está encantando escribir este fic y tongo líneas para seguir tecleando, ya que si no haré capitulos inmensos! Y eso no le gusta a mucha peña.

 

Trio de Ases, eh! (Tipo Doffy, Law y Fujitora en Dressrosa :ph34r:, ein? ¿qué hacen éstos de One Piece aquí!? :wacko: ...quita, quita :enfermo:  ) Webales los del Aséfiles, me encantó hacer que Triángulo destacara de esa brutal manera. Me encantó, sí, inutil Hades! <_<  Y lo de Cerbero y Grulla... :doh:  :doh:  :doh:   Happy ending? bueno... al menos no murieron a manos del otro como pretendían hacer los celestiales. Me dio penilla (Por otros lados me dicen que incluso se emocionan y lloran con ellos...  :unsure:

 

Por último... espectáculo en el Longe Beach de Malibú, tia! Míralos, los verdes éstos, ahí mirando con un trio está dale que te pego... Me hubiera encantado ver tu cara, jajajaja. Te lo juro, hubiera dado un capítulo por verte el cara en ese momento. Y al final de la noche... bueno, depende de lo que tu mente pueda llegar a imaginar, visto lo visto, los "jefes" se dieron un buen festín!

 

Tu ocurriencia... "que Apolo demuestre lo que es el bele"... Miiiil disculpas, Praxi! Porque no te contesté a tu información secreta. Lo busqué, y lo encontré claro, of course! Ja!  <_< ¿Acaso me pides más? Pues como coja a Apolo y le de con la pola hasta el último angelito de los cielos...  :wacko:  Más? Me van a tachar de salido en el foro entero!!! :wacko:

 

En fin... te quiero igual, Praxi! :s42: Un abrazo enorme, mujer Caballero favorita!

 

PD: algún día me basaré en tí para crear una mujer Caballero e introducirla por mis mundillos! Jo! Jo! Jo! (Y ahora qué hace aquí Santa?, crack!



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Publicado 29 septiembre 2015 - 15:03

Buenas tardes, compañero. Soy uno más de la orden de los que se denominan escritores amateur o FanFickers.

 

Por curiosidad, y porque este es tu Fic menos avanzado (ya que no dispongo del tiempo necesario para leer los otros, tan avanzados, que tampoco discuto que un día empiece) hoy me puse a leer "La Orden de Plata" (que todavía no acabé de leer) a decir verdad, es algo nuevo,.

 

Bueno, en realidad no es nuevo, el tópico de Atenea con algún caballero es un clásico entre los fans de Saint Seiya, pero sí lo es en el sentido de que los Fics que aquí se publican suelen tratar de guerras, batallas entre la diosa de la sabiduría y otros dioses.

 

Ni mucho menos es algo que me desagrade, es más, viene bien salir del género de Shonen al que Kurumada nos ha malacostumbrado, en cierto sentido, pero quizás haya gente que, debido a su tradicional punto de vista sobre el MO no vean más allá de ello y renuncien a algo novedoso.

 

Por otra parte, la ortografía es correcta, sin redundancias y esas cosas, siempre agrada el triple leer algo que no sea imposible de comprender.

 

En conclusión, la idea es buena y lo narras ligero, no te pasas con descripciones a veces innecesarias y pesadas, al grano. Seguiré leyendo e iré haciendo algo así como reviews, un saludo cordial compañero.


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Publicado 02 octubre 2015 - 12:20

Buenas tardes, compañero. Soy uno más de la orden de los que se denominan escritores amateur o FanFickers.

 

Por curiosidad, y porque este es tu Fic menos avanzado (ya que no dispongo del tiempo necesario para leer los otros, tan avanzados, que tampoco discuto que un día empiece) hoy me puse a leer "La Orden de Plata" (que todavía no acabé de leer) a decir verdad, es algo nuevo,.

 

Bueno, en realidad no es nuevo, el tópico de Atenea con algún caballero es un clásico entre los fans de Saint Seiya, pero sí lo es en el sentido de que los Fics que aquí se publican suelen tratar de guerras, batallas entre la diosa de la sabiduría y otros dioses.

 

Ni mucho menos es algo que me desagrade, es más, viene bien salir del género de Shonen al que Kurumada nos ha malacostumbrado, en cierto sentido, pero quizás haya gente que, debido a su tradicional punto de vista sobre el MO no vean más allá de ello y renuncien a algo novedoso.

 

Por otra parte, la ortografía es correcta, sin redundancias y esas cosas, siempre agrada el triple leer algo que no sea imposible de comprender.

 

En conclusión, la idea es buena y lo narras ligero, no te pasas con descripciones a veces innecesarias y pesadas, al grano. Seguiré leyendo e iré haciendo algo así como reviews, un saludo cordial compañero.

 

Hola, compañero Gemini No P.:

 

Bienvenido! Gracias por iniciar la lectura! Siempre vienen bien otro punto de vista. Me alegro que te haya gustado (decirte que este fic si escapa a lo convencional, pero es el único en el que utilizo esto. Mis restantes fanfic suelen ser algo "más normales" como fic de SS, jeje)

 

Gracias también por escribir! ¿Qué te parece la historia? :lol:

 

1 saludo, Caballero! Quedo a la espera de tu próxima reviuw!



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Publicado 04 octubre 2015 - 12:07

Hola, compañero. Acabo de leer el capítulo II, wow...

 

Con wow me refiero a que claramente no es un Fic normal. No sé si habrás visto Spartacus, Sangre y Arena, en la que alternan constantemente el sexo y el combate.

 

Para nada esto está mal, es más, me gusta la idea. De momento el Fic se torna interesante, diversas correlaciones intrínsecas entre los caballeros de Plata y algún coito espontáneo.

 

La última vez me preguntaste que qué me parecía la historia, en mi punto de vista es algo novedoso por lo de la Orden de Plata y no los doce caballeros dorados, tampoco estoy al tanto de si saldrán los cinco caballeros legendarios de bronce, pero bueno, eso para más adelante. En resumen, está trabajada a cincel y martillo.

 

Me despido aquí, compañero, sigue escribiendo, ¡nos vemos!


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Publicado 04 octubre 2015 - 14:28

Hola, compañero. Acabo de leer el capítulo II, wow...

 

Con wow me refiero a que claramente no es un Fic normal. No sé si habrás visto Spartacus, Sangre y Arena, en la que alternan constantemente el sexo y el combate.

 

Para nada esto está mal, es más, me gusta la idea. De momento el Fic se torna interesante, diversas correlaciones intrínsecas entre los caballeros de Plata y algún coito espontáneo.

 

La última vez me preguntaste que qué me parecía la historia, en mi punto de vista es algo novedoso por lo de la Orden de Plata y no los doce caballeros dorados, tampoco estoy al tanto de si saldrán los cinco caballeros legendarios de bronce, pero bueno, eso para más adelante. En resumen, está trabajada a cincel y martillo.

 

Me despido aquí, compañero, sigue escribiendo, ¡nos vemos!

 

Hola, Caballero Geminis No P.!

 

Bienvenido de nuevo. Antes que nada decirte que sí, si que conozco la serie Spartacus (aunque mucho antes ya conocía lo que la propia Historia nos ofrece acerca de éste gladiador) y bueno, la serie está bien, aunque sí te digo que el "estilo" de dicha serie me pueda influenciar no me he basado en ella a la hora de escribir el fic, solo cojo unas pinceladas.

 

Gracias por tus impresiones! Hace poco le dije a Praxia de Leo (otra usuario del foro que imagino habrás visto por aquí) que precisamente era eso lo que buscaba con éste fic. Quería salir de lo normal y "ofreceros" algo novedoso y que os causara sorpresa... y parece ser que lo voy consiguiendo. (Me encantaría que me dieras tus impresiones sobre "Crónicas de un Caballero de Bronce", pero entiendo que el tiempo de los lectores también es oro, y no puedo abusar de ello... Sé que voy por el capítulo 46, y que no es como muchos fic que hay por aquí en los que los capítulos son más cortitos o llevan insertadas muchas imágenes para causar, quizás, más impacto visual en la lectura (no lo critico, simplemente comparo), por ello "mis capítulos" son más extensos, porque prefiero "contaros" más. Por ello te invito a su lectura, cuando te pongas al día con "La Orden de Plata" podrías empezar...  :lol:  (Gracias de ante mano si puedes con ello)

 

Gracias por tu lectura y por tú opinión! Un saludo, caballero!






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