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EL DIVORCIO EN LA ANTIGUA GRECIA 
La ley ateniense reconocía el divorcio, pudiendo el marido repudiar a la esposa sin necesidad de alegar motivo alguno, aunque, eso si, con la obligación ineludible de restituir la dote recibida. De echo estaba obligado a mantenerla intacta mientras duraba el matrimonio, aunque la administraba y se beneficiaba de lo que produjera; para evitar que vendiera o gastara tales bienes, era frecuente que se le exigiera una garantía hipotecaria constituida sobre su propio patrimonio.
La falta de descendencia solía ser la causa del repudio, así como el adulterio probado de la esposa, que obligaba al marido a proceder al divorcio so pena de incurrir el mismo en la infamia publica. Cuando recibía malos tratos, la mujer casada podía acudir al arconte para que disolviera el matrimonio, pero, por lo demás, carecía de capacidad jurídica para pedir el divorcio.
El esposo no solo era libre de divorciarse cuando gustara, con derecho a conservar los hijos/as habidos del matrimonio e incluso al engendrado y no nacido aun, sino que al parecer podía casar a su mujer con otro hombre de su elección, sin el consentimiento de ella; y también el padre de la casada tenia capacidad legal de provocar el divorcio de esta, si quería que regresara al hogar paterno o desposarla con otro hombre. En cuanto a la viuda, tenia que casarse con quien hubiera dispuesto el marido antes de morir, si así lo había echo; o con quien decidiera a su nuevo dueño legal (su hijo mayor, su padre o su pariente más próximo). Especialmente dramático podía llegar a hacer, en fin, el caso de la mujer casada que, a la muerte de el padre y a falta de hermanos varones, se convertía en heredera del patrimonio familiar paterno, porque el pariente mas próximo por esa vía tenia derecho a exigir que se divorciara para casarse con ella, a fin de convertirse así en administrador de los bienes en cuestión y en padre del futuro heredero de los mismos.
FIN
GLOSARIO
: FRATRIA
: Unidad social que integraba a ciudadanos vinculados entre si por relaciones ancestrales.Cada fratría celebra cultos peculiares y tenia la importante función de reconocer como legítimos a los nuevos ciudadanos, cuando, llegada su mayoría de edad, podían probar su ascendencia.
Funcionaba así la fratría como una especie de registro paralelo al que se llevaba en los demos, o unidades administrativas.
