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Ficker's Nobels Awards: El Gran Final

Juegos y Dinamicas saint seiya Foro

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#1 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 28 agosto 2018 - 15:24

 
 
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Editado por T-800, 11 enero 2019 - 10:03 .

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#2 Asgard_fan

Asgard_fan

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Publicado 30 agosto 2018 - 16:37

Fic: La Edda de la Valquiria.

 

CAPITULO 19

 

LA CABALGADA DE LAS VALQUIRIAS

 

En el valle escondido.

 

Mientras en el valle escondido, las gentes de Asgard están cada vez soliviantadas, Los campesinos están cada vez más enfadados, al tener que aguantar el creciente poder de la nobleza, Odín está observando como el valle se ha convertido en una algarabía donde las gentes se han dedicado a la autodestrucción mutua, mientras tanto su hija menor y Hagen se han dedicado a disfrutar de los placeres de la vida incluido el carnal, ya que todas las noches tenían relaciones entre ellos, mientras su pueblo se ha dedicado a realizar autenticas barbaridades, el señor de Asgard estaba muy decepcionado por lo que estaba contemplando.

Mientras en el propio valle dos hombres llevan a otro arrastras, este está desnudo y por la pinta de este es un noble que ha sido hecho prisionero y lo llevan para ser ejecutado de una forma atroz.

  • ¡Soltadme! ¡Os ordeno que me soltéis!
  • Tú no nos das ordenes, gordo estúpido, estamos artos de que llevemos nosotros el peso de la producción, mientras vosotros no hacéis mas que malgastarlas y encima con la complacencia de esa zorra y su amante.

Los dos hombres siguen su camino con el otro hombre arrastras, se lo llevan para impartir justicia, mientras la comitiva avanza esta pasa por la casa de Björn y su familia, los cuales siguen manteniéndose al margen de toda esta barbarie. Dentro de la casa esta Helena que ya gatea por el lugar mientras, Sif la observa a la vez que se toca con la mano su vientre cada día más abultado, la mujer esta remendando un vestido cuando su madre que está haciendo la comida se acerca a su hija.

  •  Sabes dónde anda padre, estoy preocupada.
  • No lose, ha salido esta mañana y todavía no ha vuelto.
  • La situación está cada vez peor y temo que le haya pasado algo…
  • Tu padre sabe cuidarse muy bien.

La puerta de la cabaña de abre y entra Anne con una ánfora llena de agua y sonríe a las dos mujeres y observa como Helena sigue con su gatear.

  • Van a ejecutar a otro de los nobles.
  • Esto se ha ido de las manos y nadie pone remedio.
  • Tengo la esperanza de que todo se arregle.

La madre de Bud se acerca a donde la pequeña Helena que gatea, la niña levanta la cabeza y sonríe a la vez que comienza a hablar en el idioma de los bebes. Anne la sonríe y la coge en brazos, la niña le agarra del plo con la mano, en ese instante se abre la puerta de repente y se ve entrar a Björn con una muchacha la cual tiene el vestido hecho jirones, Sif no puede creer lo que ve, es Gudrun la cual se la ve temblando como una hoja. Preocupada se acerca a donde se encuentra su padre y su amiga.

  • Gudrun, ¿Estás bien?

La joven solloza y se lleva las manos a la cara, al mismo tiempo que su madre la cubre con una manta y la acompaña a sentarse junto al fuego.

  • ¿Padre que ha pasado?
  • Cuando volvía del campo, me la encontré estaba siendo acosada por varios muchachos

Sif se sienta junto a su amiga y la abraza para reconfortarla.

  • Y estas a salvo, tranquila, Gudrun rompe a llorar.
  • A sido horrible, iba caminando por el sendero cuando un grupo de exaltados me han abordado, casi han conseguido violarme, pero tu padre lo evito dijo mirando a Björn que esta junto a su esposa.
  • Volvía hacía casa cuando me cruce con un grupo de exaltados que estaban a punto de agredir a la muchacha…

Los miembros de la familia se quedan durante unos segundos en silencio, Björn se acerca a su esposa y toma una decisión.

  • Recoger todo, nos iremos de aquí.
  • ¿Estás seguro?
  • Si…nos iremos esta misma noche la situación irá a peor recoger las cosas y no perdamos más el tiempo, Hija vete recogiendo las cosas de la niña y las nuestras, Anne ayuda a Gudrun a levantarse y apartándose a un lugar más privado le ayuda a cambiarse el vestido y nota que ella también está embarazada, la madre de Bud no puede evitar sentirse curiosa ante lo que ve.
  •  ¿Veo que estas esperando un hijo?  
  • Así es, dijo ella tocándose el vientre abultado.
  • ¿Quién es el padre?
  • Es un chico muy especial, dijo ella con una sonrisa tonta en la cara, Anne sonríe.
  • ¿Y es guapo?
  • Si…¿Guapísimo? Es educado, valiente, todo un caballero.
  •  Es de buena familia, ¿Parece?
  • Así es pertenece a la familia Mizar…

Al escuchar la palabra Mizar, Anne cae en la cuenta de cuando Bud se encontró con su hermano gemelo cuando era solo un niño y de cómo desde entonces le ha cambiado la vida.

  • Es interesante, y sabes dónde está ahora.
  • Ni idea, se marcho para luchar por Hilda y el reino…no sé nada de él..

Un ruido hace que las dos mujeres dejen la conversación a medias, Björn estaba cargando las cosas en la carreta, Sif con Helena en brazos y su madre salen por la puerta.

  • Sera mejor que nos demos prisa.
  • Si…

Mientras la familia de Sif se prepara para irse y sin saberlo la oportunidad de escapar se les va a abrir de par en par.

En el palacio Odín sigue mirando por la ventana cuando “Munin” entra por la misma, el cuervo le informa que Niöhöggr ha sido por fin derrotado, esa es una gran noticia porque los habitantes del reino pueden por fin volver a sus casas, cierra los ojos e incrementando la energía cósmica y retira la protección del lugar, el cuervo emite otro graznido e informa que tanto Atenea como Hilda están a punto de enfrentarse con Hela, en su campamento, suspira cuando una obligación más le ocupa ahora mismo su cabeza, antes de ir al campamento de Hela debe arreglar un asuntillo. Despide al cuervo y después de ver como el ave se pierde en la noche, abandona su habitación. 

 

Recamara de Flare y Hagen.

 

Unas velas inundan la estancia, mientras dos figuras están en pleno acto sexual, Flare esta ahorcajadas sobre Hagen el cual no para de mover sus caderas, con un movimiento rapidísimo cambian de posiciones y es él el que está sobre ella, los movimientos de ambos son frenéticos, pero en ese instante se abre la puerta de golpe y una enorme figura se deja entrever, Hagen sorprendido deja de moverse, pero aun esta dentro del cuerpo de Flare que le mira extrañado, cuando de repente su amado desaparece de su vista, en un movimiento instintivo se cubre con la sabana y observa la figura de su padre que los mira furioso.

  • Sois una vergüenza dijo viendo a un Hagen en el suelo aun empalmado y a su propia hija tapándose con la sabana.
  • ¡Padre! Dijo esta toda colorada de la vergüenza.

Odín se acerca a la cama y agarra del brazo a su propia hija, la saca de la cama y la acerca a la ventana sin importarle que ella estuviera desnuda.

  • Fíjate, dijo observando el valle, Odín agarra con fuerza el brazo de Flare, tu falta de responsabilidad está causando que las gentes del reino estén haciendo autenticas barbaridades y tú no has hecho nada para impedirlo, solo hs estado revolcándote con ese, dijo señalando a un Hagen aun en el suelo que le mira avergonzado, ya que jamás pensaba que el señor de Asgard estuviere entre ellos, Tu hermana ha confiado en ti y tu le has fallado.
  • Yo, pensé que sería fácil.
  • Nunca es fácil ser un buen líder y por lo que veo dijo a su hija, no todos están preparados para serlo, así que cuando todo esto termine te volverás conmigo al Valhala y te dedicaras a servir el hidromiel como una valquiria más.

Flare al escuchar esto no puede evitar reprimir las lagrimas, eso significa que nunca más volverá a ver a Hagen, hasta el día en el que su amado muera en combate. Odín se vuelve y ve a un Hagen que se ha puesto de pie y se cubre sus partes íntimas con las manos.

  • En cuanto a ti, partirás ahora mismo conmigo rumbo al norte, de momento no has demostrado ser digno de llevar esa armadura…te daré otra oportunidad para que me demuestres ser digno de ella  

Hagen asiente y avergonzado se comienza a vestir, mientras Flare mira como las gentes del reino han debido de quemar a alguien en una pira ya que el olor a carne quemada impregna el lugar, se vuelve y mira a su padre que observa el mismo panorama, no esperaba la presencia del mismo y la verdad es que se sentía avergonzada porque no ha sabido estar a la altura del cargo que ostentaba, sin hacer ruido se aparta de Odín y comienza a vestirse, mientras su padre se marcha sin decir palabra.

  • ¿Sabías que el señor de Asgard estaba aquí? Dijo un Hagen algo más compuesto.
  • No tenía ni idea, ella se coloca el vestido y se lo empieza atar.

Sin decir ninguna palabra más Hagen se marcha dejando sola a una Flare muy avergonzada por lo ocurrido.

 

En el camino de salida.

 

La familia de Björn que hace ya unos minutos se han puesto en marcha atraviesa el paso que da al exterior y se alejan del lugar rumbo de nuevo a su casa.

 

Granja de los Alcor.

 

Un paño de agua es escurrido en una palangana, este se pone en las heridas abiertas para limpiarlas la sangre que se ven en el torso del hombre que esta postrado en una cama.

  • ¿Dónde estoy? Un aturdido Syd despierta en un lugar el cual no conoce.
  • Estas en mi granja, te traje aquí cuando íbamos al palacio, te desmayaste y vinimos aquí.

Syd intenta incorporarse, pero la mano de Bud le detiene.

  • Hemos montado una especie de hospital de campaña, dijo recordando el caos que hay en su casa, ya que el palacio está completamente destruido, así como el pueblo y todos los alrededores, solo alguna de las granjas han permanecido en pie.

Bud venda con cuidado las heridas de su hermano siente una especie de picor y arruga la nariz.

  • ¿qué me has puesto en las heridas?
  • Es un ungüento hecho a base de hierbas te sentara bien.
  • Gracias, dijo.
  • Ahora duerme un poco.

Bud se marcha rumbo a la puerta mientras Syd se recuesta y cierra los ojos y se dispone a dormir un rato, Bud baja las escaleras y observa cómo está abarrotada la parte baja de su granja.

  • ¿Bud?
  • Si…
  • Quiero agradecerte que podamos estar en tu granja para poder tratar a nuestros amigos dijo Dhoko, Bud le mira.
  • De nada, al estar el palacio destruido y toda la aldea, he tenido suerte de que al menos mi granja se haya salvado.

Siegfried se acerca a los dos hombres.

  • Tenemos a Alberich, Shura, Phenril, heridos de distinta consideración.
  • Ya veo…Mi hermano Syd está algo mejor pero le va a costar recuperarse del todo por cierto ¿Qué vamos hacer con Hilda hace tiempo que se marcho?
  • Hilda seguramente habrá ido en busca de Hela, el combate final estará a punto de empezar.
  • También sospecho que Atenea se ha unido a ella en esta aventura, dijo Saga.
  • Así es creo que debemos estar preparados para intervenir,   dijo Shaka.
  • Creo que es un asunto que solo les concierne a ellas, Mime se acerca a los hombres que discuten el plan a seguir.
  • Estoy de acuerdo, dijo Siegfried será mejor que nos encarguemos de nuestros amigos antes.

Bud mira a sus compañeros y se retira rumbo al exterior.

  • Si me disculpáis voy a por la cena.
  • Vale, te acompaño dijo Siegfried.
  • De acuerdo…

Los dos hombres se marchas, mientras los caballeros de oro vuelven a donde están sus compañeros.

 

Mientras en el campamento de Hela.

 

La diosa de la muerte ataviada con su armadura divina espera a que las personas que emiten esa enorme energía cósmica desvelen su identidad.

Montadas en “Sléipnir” y en “Grani” Atenea e Hilda se acercan al campamento donde se definirá la última batalla de esta guerra, Hilda detiene a “Grani” y desmonta del caballo, le agarra de las bridas, mientras observa a Atenea desmontar de su cabalgadura, la hija de Odín había reconocido de inmediato al animal que montaba la diosa griega y supuso que la presencia de su padre ha estado siempre ahí.

  • ¿Estás preparada? Dijo mirando al horizonte donde Hela aguarda.

Atenea asiente aunque no muy convencida del todo.

  • Si…
  • Bien…·”Grani” vuelve con Siegfried, te va a necesitar.

El caballo la mira mueve las orejas pero no se mueve del lado de Hilda, ella acaricia el cuello del animal.

  •  Vale…como quieras.  

Mientras “Sléipnir” se marcha en busca de Odín, Atenea lo ve alejarse y ambas mujeres se preparan para enfrentarse a Hela, sus pasos las separan de su oponente que sonríe ante sus inesperadas invitadas.

  • Vaya, vaya a quien tengo aquí, dijo con un tono irónico ¿Quiénes sois dijo observando a Atenea…
  • Soy la diosa Atenea, tú debes ser Hela.
  • Así es…y tú tienes toda la pinta de ser una de las hijas de Odín ¿Me equivoco?
  • No te equivocas soy Hilda de Polaris valquiria y gobernante de este reino y hoy firmaremos tu sentencia de muerte.
  • Eso ya veremos dijo.

Hela avanza hacía ellas su cuerpo emite una enorme energía cósmica, Hilda y Atenea notan lo fuerte que es, la diosa de la muerte desenvaina las dos espadas que llevaba en su armadura, Hilda y Atenea se preparan para repeler el ataque de Hela. Las espadas que empuña emiten un extraño brillo, Hilda previene a Atenea del peligro de las armas que porta la diosa de la muerte.

  • Te mucho cuidado con esas dos espadas.
  • ¿y eso por qué?
  • Las hojas de esas espadas no son corrientes, están fabricadas en el Helheim y son hojas malditas.
  • Entiendo.

Hilda incrementa su energía cósmica, cuando las espadas de Hela se dirigen hacia ella, la valquiria las esquiva con maestría, mientras bloquea las armas con su lanza, Hela y ella cruzan las miradas.

  • Eres mejor de lo que aparentas.
  • Veo que no te falta el sentido del humor, dijo Hilda.

Ambas forcejean y con un movimiento se separan, mientras Atenea observa el combate entre Hilda y Hela, de nuevo las espadas que Hela intentan alcanzar a la valquiria, pero Hilda la esquiva de nuevo y vuelve a bloquear las espadas, pero esta vez le da una patada a Hela que la alcanza de lleno, la diosa de la muerte se dobla de dolor y mira furiosa a Hilda.

  • Maldita perra.

Hela incrementa aun más su energía cósmica y se prepara para un ataque más poderoso.

  • ¡Por las espadas de Slid!

De repente ante los ojos de Hilda aparece un montón de espadas, las cuales salen a una velocidad vertiginosa  Agarrando su lanza bloquea las hojas cortantes, Hilda siente como una de las hojas la alcanza y le hace un rasguño en el brazo, su sangre cae en la nieve pero eso no la detiene y respondiendo al ataque de Hela incrementa su energía cósmica y lanza una bola de energía hacía Hela, esta la ve venir y la esquiva en ese momento y sin que ninguna de las dos se diera cuenta Atenea interviene en el combate y Hela es alcanzada por el ataque de la diosa griega, mientras Hilda toma un poco de aire, La valquiria comienza a tener problemas para coordinar sus movimientos, y comienza a ver borroso, entonces se da cuenta de la pequeña herida que tiene en el brazo.

  • porqueria dice para sí misma, al ver que una de las hojas de Hela le ha alcanzado…

Hilda nota como su propia sangre se vuelve como el acido, y siente como si se quemara por dentro, se lleva la mano a la nariz y ve que tiene sangre en los dedos, intenta caminar, pero siente como todo lo que la rodea le da vueltas y más vueltas, mientras observa como dos figuras se enfrentan entre sí.

Hela y Atenea se retan la diosa de la muerte sonríe ante su rival, nota su nerviosismo y se dispone a atacarla, mientras Atenea incrementa su energía cósmica; mientras de reojo observa como Hilda esta en el suelo y se da cuenta de que esta sola.

  • Vamos querida, no tengo todo el día.

Las dos diosas se retan, cuando Hela con sus espadas Ataca a la diosa griega  las hojas malditas se mueven a toda velocidad, Atenea con el báculo detiene las hojas malditas, pero Hela aprovecha y le lanza una patada que le da de lleno, Atenea cae al suelo dolorida, mientras la diosa de la muerte avanza hacía ella.

  • No lo haces mal, pero jamás podrás vencerme.  
  • ¿Y eso por qué?
  • Reconozco que has peleado bien, pero se te nota la falta de experiencia.

Hela incrementa su energía cósmica para atacar a una Atenea que se intenta poner de pie, en ese momento su armadura de repente saca un escudo de la nada que protege a la diosa del ataque de Hela.

  • Veo que estas bien protegida esa armadura esta echa por los elfos, sino no hubiera hecho tal cosa.

Las dos mujeres se miran frente a frente sin percatarse que Hilda se ha recuperado y se escabulle de su mirada. De repente del cuerpo de Hela sale una especie de niebla que se expande más y más y todo cuanto toca esta niebla espesa muere al instante, Hela levanta las manos y con sus espadas mirando hacia el cielo.

  • Que el aliento de la muerte acabe contigo y con lo que te rodea.

La niebla se dirige rápidamente hacía donde esta Atenea. La diosa griega incrementa su energía cósmica, cuando de repente una bola de energía impacta sobre el cuerpo de Hela que no se esperaba un ataque tan repentino, la diosa de la muerte nota como el dolor se apodera de ella, cae al suelo y se lleva la mano al costado, mientras la figura de Hilda camina hacia ella con la lanza en la mano, a la vez que la espesa niebla rodea a Atenea, Hela se incorpora y mira de nuevo a la valquiria.

  • Eres una maldita.
  • Gracias, muchas gracias, pero ahora voy a acabar contigo.

Ante la mirada de Hela, la lanza que empuña Hilda se transforma y cambia su apariencia, el arma tiene un tono dorado, esta no es ni más ni menos que  Gúngnir la lanza que ha empuñado el mismo señor de Asgard, Hilda nota la enorme energía que desprende el arma, al mismo tiempo la diosa Atenea sale indemne del ataque de Hela, esta la observa incrédula ante lo que ve, pero no pierde la compostura.

  • Veo que sois duras de pelar, pero esto no va a servir para derrotarme.
  • Esta segura.

Tanto Hilda, como Atenea se encaran con la diosa de la muerte que de nuevo empuña sus espadas y se prepara para atacarlas cuando una enorme explosión inunda el lugar mientras todo lo que rodea acaba hecho mil pedazos…

 

En la granja de los Alcor.

 

Bud y Siegfried limpian la carne de una de las vacas que están muertass por el lugar, Siegfried siente que el frío es mucho menos intenso, levanta la mirada al cielo y ve que este está despejado y ya no nieva.

  • El invierno interminable de Hela por fin ha llegado a su fin.

Bud mira al cielo y llega a la misma conclusión que su compañero.

  • Eso parece, aunque este año no habrá cosecha porque estamos ya en octubre, dijo al notar los días cada vez cortos y habrá penuria durante un tiempo bastante considerable.
  • Eso es cierto, pero la suerte no nos ha abandonado del todo ya que las granjas se han salvado
  • Sí, pero no sabemos si el ganado sigue con vida o no.
  • Tus animales han logrado sobrevivir…bueno algunos.

Dijo Siegfried viendo alguno de los animales muertos cubiertos de nieve y los que aun están vivos pero muy famélicos.

  • No va a ser fácil porque si las granjas no producen lo suficiente para alimentar a una familia, mucho menos para hacerlo con el resto, es posible que la gente decida irse del reino.

Siegfried no había contemplando esta posibilidad de que el reino fuese abandonado por su gente. Una figura se acerca a ellos, es el caballero de oro de piscis el cual se le notaba un poco ansioso, los dos asgardianos le miran cuando notan que el caballero de oro más hermoso ha posado uno de sus pies en una enorme boñiga de vaca, los dos asgardianos se sonríen.

  • ¿Qué pasa? Dijo Afro

El caballero de oro les mira intrigado.

  • Ahhmm nada, dijeron los dos a la vez.

Entonces Afro arruga la nariz y se da cuenta de la situación.

  • Agggg que es esto ¡Qué asco!…dijo levantando el pie.

Siegfried y Bud se están partiendo de la risa observando a un más que enfadado Afrodita

  • Os parecerá gracioso… ¿Verdad?
  • Si la verdad,  míralo por el lado bueno te traerá suerte dijo Bud divertido.
  • Muy gracioso…me han mandado para saber si os queda mucho.
  • Ya hemos acabado ya dijo un Siegfried observando la carne ya limpia.

Los dos asgardianos cogen la carne y se encaminan a la granja y acompañan a Afrodita el cual no se le ve muy contento por el pequeño incidente acaecido, sus pasos le llevan a la puerta de entrada, mientras el caballero de piscis se va limpiando el desaguisado que tiene en la planta del pie en la nieve.

  • Maldita sea… dice maldiciéndose entre dientes.

Bud le mira.

  • Vamos no es tan, tan grave a mi me ha pasado muchas veces.
  • Ya…pero es que...jamás me ha pasado esto…dijo avergonzado.

Bud y Siegfried se miran incrédulos pero no dicen nada mientras caminan.

  • Por cierto donde está tu dragón…desde que  desapareció Niöhöggr no se la ha vuelto a ver.
  • “Skadi” ha vuelto a su hogar a la cordillera de los dragones.
  • Aja,  eso significa que ya no hay hombres de Hela por el reino.
  • Así es nos encargamos de ellos…el reino está a salvo.
  • Genial, eso significa que pronto volveremos a casa.

La voz de Afrodita hace que los dos asgardianos le miren intrigados, el caballero de oro al verse observado, matiza sus palabras.

  • No digo que estemos mal aquí, pero echamos de menos el santuario.
  • Lo entendemos.

Los tres llegan por fin a la puerta de la granja y entran en la edificación donde esperaran los acontecimientos que están por venir.

 

Mientras en el campamento de Hela.

 

La diosa de la muerte se encuentra en un serio aprieto ya que la lanza que empuña la valquiria esta clavada en el cuerpo de Hela, la cual sangra abundantemente y se encuentra a merced de las dos diosas.

  • ¿Y  bien? ¿Qué piensas que debemos hacer con ella? dijo Hilda a Atenea.

Hela las mira y siente dolor, pero no deja que ellas lo noten.

  • Vamos ¡mátame! A qué esperas.

Hila clava un poco más la hoja en el cuerpo de la diosa y esta se queja de dolor. En ese momento una energía cósmica de inigualable potencia se deja notar y una voz conocida detiene a la valquiria.

  • ¡Hilda espera! La voz de Odín hace que se sobresalte.
  • ¿Padre? Dijo extrañada.

La figura corpulenta de Odín se acerca a donde están las tres mujeres, mientras Flare y Hagen esperan junto a los caballos.

  • No acabes con su vida, dijo el señor de Asgard.
  • Maldito seas, tú tienes la culpa de todo.
  • Así es, te ofrecí un trato jugoso hace ochocientos años pero en vez de conformarte has decidido volver a las andadas y lo tuve todo previsto.
  • ¿Qué vas hacer conmigo?
  • No podemos matarte porque sino los difuntos no tendrían a donde ir así que esta vez el trato será bien distinto.

Hilda desclava la lanza del costado de la diosa de la muerte, Hela cierra los ojos y ante la mirada de todos, la herida producida por la lanza se va curando sola y Hela se pone de pie.

  • Te escucho dijo interesada.
  •  No volverás jamás a amenazar a los hombres con ejército o de ninguna otra forma.
  • Eso no me satisface, no es un trato para mí.
  • Aun no he acabado dijo Odín, tendrás como hice en el pasado todas las almas de las personas que perezcan de forma natural, por enfermedad etc., pero serás tú misma la que los elijas, Hela se queda sorprendida ante lo que oye.
  • ¿Quieres decir que puedo volver a Midgard siempre que sea necesario?
  • Así es, pero vendrás sola y volverás al Helheim con las almas de las personas que tú misma hayas elegido para que acompañen sin ser ninguna amenaza para este mundo, Sino ahora mismo te destruiré dijo Odín.

La diosa de la muerte se queda pensativa y medita sobre el trato propuesto por Odín durante unos minutos, pero al final asiente.

  • De acuerdo me parece un trato justo, cumpliré mi palabra de que no volveré jamás a amenazar a este mundo.
  • Muy bien entonces trato echo….

Hela y Odín sellan lo pactado con un apretón de manos, el señor de Asgard observa después a los ahí presentes, primero a su hija Hilda a la que sonríe, después a Atenea a la que le hace un reverencia y después a su hija pequeña Flare y a Hagen que se han quedado en un segundo plano atemorizados ante la posible ira de Odín que desatara hacía ellos. Con el gesto de su mano abre un portal ante los ojos de todos e invita a la diosa de la muerte a partir de vuelta a su reino, Hela les observa la que hace unos meses era una poderosa amenaza ahora mismo solo es la diosa de la muerte que se marcha, los ahí presentes ven como Hela desaparece y el portal se cierra detrás de ella, Hilda mira al cielo y como le paso a Siegfried nota como el cielo está despejado y no nieva pero la noche empieza a caer.

  • Sera mejor que nos quedemos aquí dijo la edificación que hay en el lugar dijo la valquiria se está haciendo de noche y no hay otro lugar a donde ir.
  • Estoy de acuerdo dijeron Odín y Atenea, vosotros dos dijo dirigiéndose a Flare y a Hagen, ir a buscar leña para el fuego y a cazar algo para cenar, ordeno el señor de Asgard.

Mientras Flare y Hagen van a cumplir la orden dada Hilda, Odín y Atenea entran al lugar donde tendrán una más que interesante charla donde se aclarara el futuro del reino y sus habitantes.      

 
Un saludo.

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#3 Macairo de Cancer

Macairo de Cancer

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Publicado 01 septiembre 2018 - 22:07

Perdón por el retraso, estuve esperando a que se notificara el potencial error de que yo llegara a la final, la verdad hasta a mi me sorprende. Bueno, me gustaría darle las gracias a todos los que hicieron esto posible, nunca pensé que esta bosta podría asegurarme al menos el segundo lugar, quizás le escriba los capítulos que faltan en su honor.

 

También saludo a la usuario Asgard_Fan, que gane el mejor.

 

Capítulo 6: Valores

 

En pleno campo alemán, en un terreno llano, cerca de abundantes hectáreas de cultivo, el Volkswagen negro iba descendiendo poco a poco, cada vez perdiendo más altura. Además de unas cuantas abolladuras en este mismo, el auto lucía triunfalmente, mientras se acercaba en el suelo, bajo un cielo que anochecía. Descendió lo suficiente como para rozar el suelo suavemente con las ruedas hasta que finalmente alcanzó andar en él. Luego fue perdiendo velocidad, y guardando sus alas. Finalmente, el auto se detuvo, y el constante sonido del motor dejó de oírse.

 

Una vez que el terreno se había sumido en un profundo silencio, las puertas delanteras del mismo auto (más la trasera del lado izquierdo) comenzaron a abrirse, las tres casi al mismo tiempo. Primero salió Sirius, con el rostro pálido, quién se desplomó en el suelo y comenzó a vomitar y a hacer arcadas. El soldado alemán también bajó, armado con su rifle. Asterión se limitó a dirigirse hacia Sirius y a hacerle palmadas en la espalda con el fin de ayudarlo a vomitar.

 

-Ya... Calma...-decía en tono paternal.-Hemos logrado huir.

 

Sin embargo, su compañero no terminó de devolver toda la escasa comida de la que se había alimentado en los últimos días, más finalizó pasados unos tres minutos, cuando el suelo ya se había llenado de sus vómitos, provocando un olor nauseabundo. A pesar de que el Caballero de Plata ya había logrado incorporarse (aunque mantenía una posición encorvada), su expresión de nauseas no se le quitó de encima. Pero, para Asterión, tal estado era "aceptable", y supuso que ya era tiempo de planear cual sería el siguiente paso del grupo.

 

-Bien...-dijo en tono autoritario, chasqueando los dedos.-Debemos seguir adelante. Hay que buscar un refugio, y después de eso, ver qué se supone que vamos a hacer después.

 

-Ya que lo mencionas...-comenzó a decir el soldado alemán, quién permanecía vigilante, mirando para todos lados.-No lejos de aquí se encuentra el cuartel militar al que yo me dirigía. Como ya dije anteriormente, algo muy gordo se está cociendo allí, después de todo, cada soldado, en servicio o en reserva, debe de dirigirse allí.

 

Asterión ya había olvidado la presencia de tal hombre quién los acompañaba hace no más de una hora. Se rascó la cabeza y comenzó a hablarle, sin moverse de su lugar.

 

-¿Y tú? ¿Quién demonios eres?-preguntó Asterión, intrigado.

 

-Llámame Heiser.-se presentó el soldado.-Como decía, estoy seguro que nos dejarán entrar a los tres, mientras vayan conmigo.

 

Luego de decir eso, Sirius comenzó a intentar hablar nuevamente, haciendo sonidos con la garganta. Tanto Asterión como Heiser voltearon sus cabezas para verlo. El Caballero de Can Mayor abrió la puerta delantera del auto, tomó el bolso verde, y comenzó a rebuscar algo en él.

 

-¿Qué buscas?-preguntó Asterión, pero Sirius no le hizo caso.

 

Finalmente encontró lo que buscaba: La cajita roja que previamente había robado de la base de los Ángeles, ese mismo día. Se alejó del auto y se la mostró a sus compañeros.

 

-No sé que demonios posee en su interior.-reconoció Sirius, seriamente.-Pero, dado toda la operación que los Ángeles se montaron para asegurar esto, seguramente es algo importante.

 

-¿Cómo se la robaste a los Ángeles, por cierto?-le interrogó Asterión.

 

-Me infiltré en un almacén el cual se encontraba protegido por ellos.-respondió Sirius.-Según tengo entendido, se encuentran llevando a cabo una gran operación a nivel global para recuperar diversos objetos de su interés, y estos son depositados en almacenes como en el que yo entré. Ahora hay que ver qué car@jo tiene dentro.

 

Y dicho eso, alzó la mano derecha y le quitó la tapa a la cajita. A su vez, tanto Heiser como Asterión se acercaron lentamente para ver su contenido, el cual dejó sorprendido también al mismo Sirius. En esta misma solo había un pequeño objeto: Una esfera luminosa celeste, la cual incluso parecía ser una pelota un poco más grande que una canica. Sirius soltó la tapa de la caja roja, y con la mano libre, la tomó para examinarla detenidamente.

 

-¿Pero qué mi$rda es esto?-se preguntó Sirius.

 

Heiser y Asterión se encogieron de hombros. Sirius, al notar que había ya poca luminosidad, extendió el brazo hasta el cielo para poder apreciar mejor el objeto con los últimos rayos del sol. Al hacerlo, este objeto comenzó a iluminarse aún más, y de este mismo salió disparado hacia el cielo un gigantesco rayo de luz celeste. Los tres hombres permanecieron en silencio, con los ojos como platos (en especial Sirius) mientras veían tal rayo volando. Este, poco a poco iba perdiendo altura.

 

-Espero que no hiera a nadie...-dijo Sirius con la voz quebrada.

 

...

 

La batalla en el Castillo de Hades se extendió por los siguientes veinte minutos, embargando una gran conmoción en todos los presentes. Se había dado la orden de proteger al Castillo a como de lugar, siendo Perséfone la que intentaría levantar una barrera para defender la estructura, a su vez, Hades permanecería a su lado, actuando como la última línea de defensa hacia esta. Por otra parte, eran los hombres de confianza de Hades los que dirigían la batalla en los alrededores, comandando a los ejércitos de Espectros y Esqueletos del dios del inframundo.

 

Aiacos reunió a una compañía de Espectros (junto a Albiore, Cristal y Bud), y marchó por la retaguardia del castillo, internándose en el bosque, y solo saldrían cuando se de la señal para que la compañía flanquease al enemigo. Hasta entonces, los Espectros de Hades se limitarían a resistir el ataque de tal fuerza invasora compuesta por seres humanoides con rostro de perros negros (cada uno cargando un cetro), asistidos por ángeles caídos y harpías. Para evitar que el enemigo apele a la misma táctica que ellos (flanquear al adversario), se apostaron una serie de tiradores en el castillo los cuales se encargarían de mantener a raya al enemigo. 

 

A su vez, la Aryan Knight sobrevolaría por el terreno de combate, atacando a las harpías y a los ángeles caídos (para otorgarles un respiro a los soldados de tierra). En esta misma habían sido apostados unos cuantos Espectros quienes defenderían la nave, y atacarían a algunos enemigos en la zona de combate. A la nave también se le dio otra función y es la de dar apoyo táctico a los Espectros allá en la tierra. Por eso mismo, el juez del infierno, Minos, abordó en ella, pues desde tal posición podía dirigir sin problema alguno la batalla. Por otro lado, Rhadamanthys dirigiría a los Espectros en el suelo. Con él también estaban Jango, Rafaelo y Valentine.

 

El juez del infierno optó por no llevar al grueso del ejército para dar una sensación de "vulnerabilidad" ante el enemigo logrando que estos se confíen, y recién allí pedir refuerzos los cuales esperaban dentro del castillo. Hasta entonces, marchó con sus tropas hasta la zona acordada y allí ordenó instalar una barricada la cual los Esqueletos armaron en un par de minutos. Mientras las defensas eran preparadas, Rhadamanthys reunió a todos los Espectros que le acompañaban, así como también a Jango y a Rafaelo.

 

Se reagruparon en medio de tal linea defensiva, pero a diferencia de los protocolos del Santuario (los cuales ordenaban que los soldados se agruparan en fila cuando su superior les dictase ordenes), todos estaban dispersos alrededor de Rhadamanthys, tal cual un grupo de camaradas. Tal característica fue del agrado de Rafaelo quién por lo general acostumbraba a saltarse todo tipo de reglas.

 

-La orden es sencilla.-afirmó Rhadamanthys.-Debemos proteger esta posición y aguantar hasta que el grupo de Aiacos ataque el flanco de nuestro enemigo, entonces abandonaremos esta posición y cargaremos de forma directa ¿Alguna pregunta?-interrogó el Juez a sus hombres.

 

Un espectro de mediana estatura y con el cabello alborotado, cuyo casco le ocultaba los ojos, alzó la mano, a lo que Rhadamanthys le dio permiso de hablar luego de asentir con la cabeza.

 

-Señor.-comenzó a hablar con una voz juvenil, no debía de pasar ni los diecisiete años.-Esa táctica parte de la creencia de que el enemigo solo atacará directamente, ¿Y si nos rodea?.

 

-De eso no te preocupes.-le calmó Rhadamanthys mientras iba y venía, recorriendo paseándose entre sus hombres.-Hemos apostado centinelas en el castillo.-afirmó mientras señalaba dicha fortaleza.-Ellos mantendrán a raya a todo aquel que intente dispersarse por el campo de batalla, y sacar partido a nuestro punto débil. También nos brindarán apoyo táctico. Por otro lado.-dijo viendo hacia las tropas enemigas las cuales se estaban reagrupando.-Minos se encargará de esos malditos seres voladores.-luego volteó, encarando nuevamente hacia sus hombres.-Voy a otorgarles a cada uno de ustedes un puesto.-y dicho esto, señaló a Rafaelo.-Tú...

 

El Caballero de Junini estaba algo distraído, y al ver que el Juez del infierno le señalaba, se sobresaltó un poco.

 

-¿Qu... Qué sucede?-preguntó Rafaelo nervioso.

 

Tal acción promovió unas pequeñas risas nerviosas entre los Espectros más jóvenes, aunque también influía el factor de la batalla inminente que se avecinaba, la adrenalina de esta misma. Pero Rhadamanthys siguió hablando naturalmente, sin cambiar su expresión.

 

-Tú seres nuestro centinela.-le dijo Rhadamanthys.-Necesito que los mantengas a raya y nos proporciones apoyo táctico desde esa posición.-y señaló un pequeño puesto elevado que los Esqueletos habían armado.

 

Ese puesto de centinela se encontraba en la parte trasera de aquel "campamento". Rafaelo estaba tenía ganas de protestar pero no dijo nada, y el Juez siguió asignándoles sus puestos a cada Espectro.

 

-Raimy.-llamó al Espectro de Gusano.-Tú nos darás "apoyo subterráneo", ¿Entiendes a lo que me refiero?.

 

Pero no hacía falta detallarlo más, inmediatamente el Espectro de Gusano esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

 

-¡No se diga más!-dijo este.

 

Sin más preámbulos, comenzó a escavar en el suelo a toda velocidad, hundiéndose en un par de segundos, dejando un pequeño hoyo en el suelo.

 

-¡Que alguien tape eso!-ordenó Rhadamanthys.

 

Y en un par de segundo aparecieron dos Esqueletos robustos, ambos portando una pala cada uno, y comenzaron a tapar el hueco que Raimy había dejado. Mientras trabajaban, Rhadamanthys continuó organizando las defensas. Distribuyó a los Espectros, colocando al menos a tres en cada posición defensiva.

 

-Cube, Giganto, Pharaoh.-nombró.-Ustedes al lateral izquierdo.

 

Tales Espectros asintieron y fueron hacia donde se les ordenó.

 

-Jango, Valentine.-llamó Rhadamanthys, luego de que el anterior grupo ya se hubiese ido.-Ustedes irán al frente conmigo, necesito a los mejores apoyándome en la vanguardia.

 

-Así que vamos a ir al frente, ¿No?-comentó Valentine, mirando a Jango.

 

-No me lo perdería por nada...-afirmó Jango, pero luego se mostró escéptico ante Rhadamanthys.-Oye ¿Qué te hace pensar que soy de los mejores?.

 

-Escuché de tus hazañas.-le respondió Rhadamanthys.-Tu participación en la batalla de Asgard, y tus contribuciones en el primer asalto al Castillo se volvieron muy populares últimamente.

 

Jango estaba por hablar nuevamente pero Rafaelo se le adelantó y encaró a Rhadamanthys.

 

-Oye.-comenzó a decir.-Seguro también oíste hablar de la "Explosión de Jalashkian".

 

-Quizás...-comentó Rhadamanthys cerrando los ojos.

 

El Caballero de Junini estaba a punto de volver a hablar pero Jango le interrumpió.

 

-¿Sucede algo?-le preguntó.

 

-Mira, nunca he sido un centinela.-comenzó a decir Rafaelo.-Esto es nuevo para mi.

 

-No le des mucha importancia.-le calmó Jango de forma despreocupada.-Imagina que será como ese juego que me comentaste la vez pasada... ¿Cómo se llamaba? ¿Call of Duty?.

 

-Ese mismo...-respondió Rafaelo, no muy animado.-Como sea...-Y empuñó su par de pistolas Berettas de Bronce.-Supongo que te veré al otro lado.

 

-Eso sonó patético...-le comentó Jango, riéndose.

 

Rafaelo también se rió y se marchó hasta su puesto, Jango también hizo lo mismo mientras empuñaba la Espada de Balmung, al frente, en donde Rhadamanthys y Valentine ya le estaban esperando. Los Esqueletos habían cavado hoyos en el suelo al frente para dificultar el paso de las tropas enemigas. Luego de preparar las defensas, todos fueron a sus puestos de batalla, cumpliendo más que nada el papel de soporte para los Espectros. Jango volteó y pudo ver a Sylphid detrás de ellos, no muy lejos de su posición. Había sido apostado en la retaguardia, y les apoyaría en el caso de que el juez del infierno así lo ordenase.

 

Ya estaba anocheciendo y por lo tanto los Esqueletos también habían traído materiales para encender una hoguera y varias antorchas. Pero con un enemigo como lo eran los Ángeles, no hacía falta esto mismo. Jango recordó como Cristal una vez le había comentado que, en la batalla de Asgard, la mayor debilidad de los Ángeles había sido el vestir Armaduras brillantes. También evocó el recuerdo del primer asalto al Castillo de Hades, y el como los Espectros se camuflaban en la oscuridad, y como los Ángeles fracasaban por dicho detalle. "Quizás la suerte esté de nuestro lado otra vez" pensó. Pero luego recordó a aquellos perros humanoides y a los ángeles oscuros, esta vez no iba a ser tan fácil, "Y Dios quiera que no hayan traído otra vez a esos malditos Titanes", pensó.

 

Allí, en tal linea de defensa, aguardaron en silencio todos, expectantes, vigilando cualquier movimiento del enemigo. Valentine se le acercó a Jango y comenzó a murmurarle.

 

-¿Sabes?.-comenzó a decir.-En esta vida, yo crecí en el campo, un sitio igual de tranquilo que este. Me crió mi tío hasta que cumplí doce, los días de semana se marchaba a trabajar y volvía a la noche. Hasta que un día, el cielo se oscureció, y él no regresó. Me armé de valor y salí a buscarlo, y lo encontré allí afuera, reposando sobre la hierba, herido por dos balas. Un par de idi@tas lo confundieron con un animal nocturno, y él estaba ahí, muerto, en la oscuridad de la noche. ¿Puedes sentirlo?.-y luego de preguntarle eso, miró a Jango.

 

Este no entendía a qué se refería.

 

-¿Si puedo sentir qué?.-le preguntó Jango.

 

-Cientos de almas en una noche.-respondió Valentine.-Todas en silencio, aguardando su destino. Es el sonido de la muerte. Tranquilo, sereno, aguardando el momento de atacar, y cuando este llega, no lo ves venir.

 

Jango recordó a su madre, asesinada por ese Ángel al que tanto le odiaba. Volteó la mirada y vio a todos aquellos que combatían de su lado y reflexionó, ¿Cuantos de ellos tendrían historias similares a la suya? ¿Alguno de ellos habría perdido a algún familiar o quizás a un amigo?. Pensó también en todo aquellos que posiblemente morirían ese día, incluso cabía la posibilidad de que el también se les uniera. La historia de Valentine tenía un mensaje claro: Ante la muerte nadie está preparado, esta ataca sin previo aviso. Y él estaba ahora ahí, en medio de un campo de batalla.

 

-Entonces.-volvió a hablar Valentine.-¿Te consideras ahora un Caballero de Atenea?.

 

-No.-respondió Jango casi de inmediato, sin apartar la vista de las tropas enemigas.-Yo soy un Caballero Negro, no le debo la vida a nadie, solo peleo por mi propio bienestar o por la causa que yo elija, nadie más toma esa decisión por mi. No...-dijo luego de hacer un paro.-Yo soy mi propia causa.

 

Valentine esbozó una pequeña sonrisa.

 

-Sabes, yo era como tú.-afirmó.-Me sentía libre, no debía preocuparme por nada ni nadie, no tenía obligaciones, solamente hacía lo que se me cantara. Pero después me di cuenta que en realidad no era libre, era esclavo de mis propios intereses, y estos no me permitían ver más allá de mi mismo. Comprendí que existe la libertad en luchar por una causa y prestar juramento, que este era mi lugar. Yo, aquí, ayudando a mi dios a que este purificara el mundo y le de un nuevo orden. La vocación es lo que nos hace libres, el caminar herrado es lo que nos ata.

 

-Bien por ti...-le respondió Jango sarcásticamente.-Pero yo estoy bien donde estoy, gracias...

 

Pasados unos minutos, las tropas del enemigo comenzaron a marchar hacia el Castillo de Hades, y por lo tanto, también dirección de aquella linea de defensa que habían armado. Rhadamanthys preparó a sus tropas, avisándoles de que el enemigo se acercaba, y que bajo ningún concepto les den cuartel puesto que ellos no estaban dispuesto a tenerles piedad a los Espectros. Eran ellos o sus enemigos, la vida o la muerte, el triunfo de Hades o el de Zeus.

 

La marcha de los ejércitos del Olimpo pronto se transformaron en una carga hacia los Espectros quienes aguardaban, preparados para lo peor. Una vez que ya estaban en posición, Rhadamanthys ordenó el primer ataque.

 

-¡Tiradores!-llamó Rhadamanthys.-¡Fuego!

 

Los centinelas del Castillo comenzaron a disparar a diestra y siniestra, lo mismo hizo Rafaelo. Los tiros impactaron contra los Ángeles quienes componían el grueso de la primera oleada. Aquellos que impactasen en sus Armaduras no surtieron mucho efecto en ellos, pero aquellos que dieron en aquellas zonas desprotegidas, fueron muy efectivos, derribándolos, y, en el "mejor de los casos", acabando con sus vidas. Cuando ya estuvieron a una distancia prudente, Rhadamanthys volvió a lanzar una orden.

 

-¡A la carga!-gritó con potencia.

 

Y dicho esto, cargó violentamente contra los Ángeles, seguido por Jango y Valentine. El Caballero Negro, sumido en la atmósfera de la batalla, no pensó en nada más que en abatir a sus enemigos. Empuñando la Espada de Balmung, asesinó al primer Ángel que cargó contra él, y luego decapitó al más cercano. Empaló a otro, y asesinó al cuarto de un tajo limpio en el pecho. Se manchó de la sangre de sus enemigos la cual recorrió por todo su cuerpo. La Espada de Balmung estaba sedienta de sangre. Asesinó a sus enemigos sin parar. Escuchaba nada más los gritos de la batalla y los sonidos del acero, pero no les prestaba atención.

 

Valentine de Harpía extendió sus alas y lanzó el ataque, "Avaricia de la Vida", con la que acabó con la vida de varios Ángeles. Pero ni él ni Jango se comparaban a Rhadamanthys de Wyvern. Verlo en acción provocaba la admiración en sus aliados, y el miedo en sus enemigos.

 

-¡Gran Caución!-gritó el Juez.

 

Y dicho esto, ejecutó su terrible técnica, lanzado cientos de rayos y eliminando a varios Ángeles a la vez. Por el momento, tal batalla parecía sencilla para el bando de los Espectros. Pero de pronto, mientras Jango combatía contra otro Ángel, sintió un aullido terrorífico. Atravezó con la Espada a su enemigo para luego girar la cabeza y ver que se trataba de uno de aquellos perros quién cargaba hacia él, empuñando su cetro. Era al menos medio centímetro más alto que Jango, lo que le provocó una descarga de temor que casi paraliza su cuerpo. Logró responder a tiempo y corrió hacia su enemigo, deteniendo el ataque de su cetro valiéndose de la Espada de Balmung.

 

Ambos combatientes lucharon, cada uno valiéndose de sus habilidades de esgrima. Pero luego, cuando notó que su enemigo había bajado la guardia, Jango le atravesó con la Espada de Balmung, provocando la muerte de su rival. Retiró la espada antes de que aquel ser cayera al suelo, pero antes de que se diera cuenta, había un Ángel detrás suyo, dispuesto a asesinarle. Jango intentó responder pero ya era demasiado tarde para eso, sin embargo, su enemigo recibió un impacto y cayó al suelo. El Caballero Negro volteó hacia atrás y pudo ver a Rafaelo, con sus armas, haciéndole un gesto con la mirada. Jango asintió, y luego volvió a girar hacia el enemigo, dándose cuenta de que ahora venían muchos más seres humanoides como el primero que ya había abatido. Blandió con fuerza la Espada y cargó contra ellos junto a sus compañeros.

 

Mientras la batalla se llevaba a cabo, harpías y ángeles caídos se acercaban hacia tal puesto de defensa, con el fin de atacar a los Espectros. A su vez, varias tropas del Olimpo estaban comenzando a sortear a los centinelas del Castillo de Hades. En eso, la Aryan Knight hizo gala en el cielo, y atacó directamente a las hordas de harpías y ángeles caídos, valiéndose de sus armas, y de un ataque combinado con los Espectros que la tripulaban, entre ellos, Minos.

 

-¡Pilotos!-ordenó el juez.-¡Lleven la nave hacia los laterales del puesto de defensa! ¡Acaben con aquellos que intentan atacar por los costados a las tropas de Rhadamanthys!

 

-¡Entendido, señor!-respondió el pilo jefe de la nave.

 

Esta comenzó a bombardear el campo de batalla, acabando con las tropas del frente y laterales, dándoles un respiro a los combatientes de la superficie. Minos comenzó a hablarle al Cosmos de Rhadamanthys.

 

-¿Cuál es la situación?-le preguntó al Espectro de Wyvern.

 

-¡Es...tamos aguan...tando!-respondió Rhadamanthys entre jadeos y algunas interrupciones por encontrarse en ese mismo combatiendo.-¡Pero no sé si... podremos resistir... mucho tiempo!-agregó.-¡¿Aún no... hay señales de... Aiacos?!.-preguntó al final.

 

-¡Todavía no!.-le informó Minos.-¡Pero es preciso que seamos pacientes! ¡No tenemos más opción que confiar en Aiacos y los otros!.

 

...

 

Krishna, quién aún blandía su lanza, apuntaba hacia Maxul quién hacía malabares con su martillo de plata, algo sorprendente a causa de que tal arma daba la impresión de ser mucho más pesada de lo que en verdad era: Un arma ligera.

 

-El Castillo de Hades caerá.-le dijo a su oponente.-Los Espectros serán abatidos esta noche. Tus amigos también morirán. Luego iremos por Asgard y el Palacio de Poseidón, y finalmente acabaremos con los Caballeros de Atenea sobrevivientes. El Olimpo vencerá, y el mundo volverá a ser propiedad de los dioses Olímpicos. Y por supuesto, tu también morirás esta noche.

 

-Sobre mi cadáver.-dijo Krishna, amenazante.

 

Maxul le fulminó con la mirada, detenidamente. Luego detuvo su arma, y la empuñó con ambas armas.

 

-Eres valiente, General Marina.-alagó a su rival.-Eres un guerrero sin igual, y admiro tu valentía. Pero para ganar una guerra hace falta más que eso, ¿Por qué no rendirte de una vez?-le preguntó.-No tiene sentido que sigas luchando. Si te rindes ahora e imploras el perdón de Zeus, quizás este te permita seguir viviendo y deje que te pongas a su servicio.

 

-Eso solamente hacen los cobardes.-le respondió Crishna con el ceño fruncido.-Traidor es aquel que compra su seguro de vida con el enemigo cuando todo está perdido. Y créeme cuando te digo que un General Marina se mantiene implacable hasta el final, ¡Un Marina de Poseidón jamás se rinde!-afirmó con fiereza.-Io y Sorrento murieron no sin antes dar la cara en batalla, eso es lo que se puede esperar de una Marina de Poseidón. Y créeme cuando te digo que si esta guerra termina acabando con nuestra derrota, entre los esclavos no habrá ningún Marina puesto que habremos muerto todos en batalla. Por Poseidón, por mis camaradas, por los caídos, y por mi.

 

-De acuerdo.-dijo Maxul, preparándose para atacar.-Te daré el final épico que tanto añoras.

 

Pero de pronto se sintió un fuerte sonido a lo lejos seguido por un gran retumbar de la tierra, esto sorprendió a Krishna quién giró la cabeza a todos lados (sin bajar la guardia), sorprendido por esto. Pero por el lado de Maxul, este solo frunció el ceño, como si ya supiera que era lo que estaba sucediendo en ese momento.

 

-Esta aquí...-comentó.

 

-¡¿Quién?!-preguntó Krishna alzando la voz.

 

Su enemigo no respondió. Casi al instante, Maxul sacó de su bolsillo un pequeño espejo dorado, y de él, Krishna pudo oír la voz de Reiyel.

 

-Maxul.-llamó a su compañero.-¿Ya has acabado con el General Marina?

 

-Aún no.-respondió Maxul.

 

-Olvídate de él, ven rápido, te necesito aquí.-le ordenó Reiyel.

 

-De acuerdo.-dijo Maxul tranquilamente, para luego guardar el espejo. Luego miró a Krishna con desdén.-Tuviste suerte, General Marina, debo marcharme ahora.

 

Pero Krishna le apuntó con su lanza.

 

-¡Espera!-le gritó con furia.-¡¿Vas a abandonar este combate así como así?! ¡¿Acaso piensas que estoy pintado?! ¡No me ningunees!.

 

-Te respeto, General Marina.-le dijo Maxul.-Pero sigo siendo superior a ti, si seguimos luchando tan solo firmarías tu sentencia de muerte. Tan solo mira tu propio estado.

 

El General Marina bajo la cabeza para ver su cuerpo y se sorprendió al ver su Escama repleta de grietas. Y no solo eso, además sangraba por la boca, sus brazos estaban repletos de heridas. Tocó su sangre con la mano derecha y se la llevó al rostro para contemplarla mejor, poco a poco esta comenzó a temblar, y Krishna abrió los ojos de par en par, sin poder creerlo.

 

-Esto no es...-intentaba decir, pero sus palabras se entrecortaban.

 

"¡¿En qué momento este maldito me atacó?!" se preguntaba Krishna atónito. Creyó haber esquivado todos y cada uno de los ataques de Maxul, en ningún momento se percató de que él había acertado en algunos ataques. Dejó de ver su mano, y, frunciendo el ceño, vio a su adversario quién permanecía triunfal, sin un solo rasguño.

 

-Pertenezco a la Élite del dios Zeus.-declaró Maxul.-Un simple humano, por más que este sea un General Marina, no es un rival digno para mi. Aunque debo admitir que terminaste siendo más fuerte de lo que yo esperaba. No importa, ha sido divertido, guerrero de Poseidón, pero ahora debo marcharme. Ve y únete a la batalla, encuentra la muerte como tú quieras, no me importa. Hasta luego.

 

Y dicho esto, alzó el vuelo con sus alas y se marchó. Krishna se quedó allí de pie, aturdido por lo que acababa de suceder. No había podido vencer a su rival, pero lo que más le dolía era el hecho de que no pudo vengar las muertes de sus compañeros. Estaba destrozado y con la moral en los suelos. No pudo mantenerse de pie por el impacto, soltó su lanza y quedó de rodillas en el suelo, allí en medio del bosque. Luego golpeó el suelo con sus puños, de sus ojos brotaron unas cuantas lágrimas.

 

-No soy digno de ser un General Marina.-pensó con furia.-¡Dejé que mi enemigo me superara, y no pude hacer nada para evitarlo!.

 

En eso sintió como si alguien apoyara una mano en su hombro. Volteó violentamente la cabeza y se quedó atónito por lo que vio. Allí, en donde se suponía que no debía de haber nadie, había un hombre parado y este vestía una Escama así como él. Era el mismo Sorrento de Siren quién le devolvía la mirada.

 

-¡Sorrento!.-exclamó Krishna atónito.-¡Pero tú estás muerto!.

 

-Lo estoy...-afirmó Sorrento bajando la mirada, para luego volver a alzarla.-Pero aún vivo en tu corazón y en el de los demás Generales Marinas. Sigo vivo en tus acciones y en tus actos, por que nosotros no morimos, nos volvemos inmortales en nuestros compañeros, y dejamos nuestras causas en las manos de aquellos que seguirán luchando, en los que mantendrán vivo nuestro legado. Y por eso te pregunto, Krishna, ¿Vas a dejar que una derrota te destruya?, tú vales más que eso.

 

Y después de decir eso, otro hombre apareció al lado de Sorrento, era Io de Scylla.

 

-¡El weon tiene razón!.-dijo Io.-Por que la wera de la vida se vuelve una wea difícil no significa que tienes que tirar la toalla así o nuestros esfuerzos valdrán hongo, po weon. Morí pero jamás arrugué, hace lo mismo, weon.

 

-Io...-comenzó a decir Krishna.-Nunca te entendí una mi$rd@ pero sé que me estás dando ánimos para que siga adelante. Eso es...-se dijo a sí mismo.-No puedo morir aquí, todavía hay quienes me necesitan y no les puedo fallar. Seguiré luchando hasta que ganemos esta guerra o muera en el intento.-y luego miró a sus compañeros.-¡Sorrento, Io!-les llamó.-¡Les prometo que sus muertes no serán en vano!.

 

-Así será, Krishna.-dijo Sorrento.

 

En ese mismo instante, Krishna abrió los ojos. Estaba tumbado en el suelo, se había desmayado después de la batalla contra Maxul. No perdió el tiempo, se incorporó y recogió su lanza. La miró detenidamente y se aferró a esta. Luego alzó la vista y vio como dos rayos luminosos, en el cielo, se dirigían a toda velocidad hacia el Castillo de Hades.

 

-Será mejor que me apresure.-se dijo a sí mismo el General Marina.

 

...

 

El grupo de Aiacos estaba compuesto por una larga tropa de Espectros, y entre ellos se encontraban algunos de los mejores guerreros de dicho Ejército. Junto a ellos iban Bud y Cristal, y al frente, marchando junto a Aiacos, se encontraba Albiore. Se habían movido sigilosamente para pasar desapercibidos y así poder flanquear al enemigo en cuanto estén en posición, y Minos de la orden. Pero a su vez, se habían movido muy lentamente puesto que Aiacos había apostado en mandar exploradores para que investigaran el área y así poder asegurarse de que ningún enemigo se encontrase acechando por el bosque, lo cual provocaría que el plan fracasase.

 

Salvo por los retrasos que habían tenido, la operación estaba siendo todo un éxito. Iban a poder llegar hasta el punto acordado, según el plan de Minos, en tiempo y forma. El camino era algo tortuoso teniendo en cuenta que les estaba prohibido hablar a todos los soldados a excepción de Aiacos para que este pudiese seguir dando órdenes a los suyos. Albiore se estaba preguntando acerca de qué tan lejos debía de estar el punto acordado en donde debería reportarse y esperar las órdenes de Minos.

 

Pero de pronto, el grupo completo oyó un fuerte sonido el cual no estaba lejos de su posición. Aiacos, inmediatamente, alzó la mano izquierda en señal de que todos debían de parar. Dio media vuelta, encarando a los suyos, señaló a un par de Espectros que ejercían la función de exploradores, para luego señalar hacia delante. Ambos Espectros entendieron a la perfección la orden y se fueron a explorar, procurando no hacer el menor ruido posible. Regresaron pasados un par de minutos, al parecer no habían visto nada sospechoso, por lo que al grupo no le quedó más que avanzar. Aiacos levantó la mano derecha, y todos siguieron avanzando. Tenían cuidado de no tropezar con alguna rama, teniéndose en cuenta que ya casi oscurecía por completo.

 

Desde tal posición podían escuchar los sonidos del campo de batalla los cuales cada vez eran más cercanos, se estaban acercando al punto acordado. Luego de un par de minutos más ya prácticamente estaban allí, pero luego sintieron otra vez ese fuerte temblor. Aiacos volvió a alzar la mano izquierda, y con la derecha levantó un solo dedo y señaló hacia un árbol, luego levantó dos dedos y señaló hacia otro árbol, y así sucesivamente hasta que señaló a otro árbol luego de levantar cinco dedos. Anteriormente le había asignado un número a ciertos Espectros, y con tales señas les estaba dando órdenes. Estos fueron directamente hasta las posiciones asignadas y se quedaron allí, vigilando. Luego señaló a otro par de Espectros (uno alto de barba rala negra llamado Mateo, y otro de estatura media y de cabello rojo de nombre Máximo, ambos eran poderosos soldados bajo las órdenes de Aiacos), a Albiore, a Bud y a Cristal. Se señaló a sí mismo y comenzó a caminar hacia los lindes del bosque, siendo seguido por aquellos a quienes nombró.

 

El grupo se atrevió a asomarse para poder contemplar la situación. El enemigo estaba reagrupándose, pero lo peor de todo no era eso puesto que pronto pudieron ver de primera mano el origen de tales temblores: Un titán mucho más grande que aquellos a los que Albiore y los demás se habían enfrentado en el primer asalto al Castillo de Hades. Vestía una túnica blanca como los demás Titanes, y su cabello era negro. Luego de dar órdenes a los ejércitos del Olimpo, se apartó del campo de batalla, dirigiéndose a la retaguardia.

 

-¡Miren el tamaño de esa cosa!-murmuró Máximo, atónito.

 

-Está claro que van a necesitar nuestra ayuda.-afirmó Aiacos.

 

Luego de decir eso, ordenó a los suyos que regresasen con los demás. Aiacos hizo lo mismo, y mientras se dirigía con su grupo, logró comunicarse con Minos.

 

-Minos.-llamó a su compañero y líder.

 

-¿Ya están en posición?-le interrogó Minos a Aiacos.

 

-Así es.-respondió este.-Estamos esperando tu señal.

 

...

 

Los combatientes que defendían las afueras del Castillo de Hades se encontraban intentando rechazar una oleada bastante dura en la que ya habían perdido a algunos Espectros y Esqueletos. Por otro lado, Jango luchaba incansablemente, liderando a los Espectros junto a Rhadamanthys. Más de una vez, cuando todo parecía perdido, la Espada de Balmung desfilaba por toda aquella linea de defensa y daba ánimos a los demás para seguir combatiendo. Pero esta vez estaban siendo empujados por sus enemigos. Fue cuando Rhadamanthys dio la señal y los refuerzos del Castillo de Hades salieron a socorrer a los suyos, algo que sorprendió a los soldados del Olimpo y los tomó por desprevenidos.

 

Sin que pudiesen hacer algo al respecto, todos cayeron ante tal fuerza de choque que emanaron los Espectros quienes no habían perdido energías en la batalla al igual que sus compañeros los cuales habían dado lo mejor de sí en la defensa del Castillo de Hades. Jango había luchado contra otro de aquellos perros humanoides el cual le había obligado a recostarse en el suelo, y allí intentó esquivar los golpes de su adversario. Pero fue salvado por un Espectro quién arremetió contra el adversario de Jango por medio de un arma larga, lo que parecía ser un bastón. Luego de eso, le extendió una mano a Jango para ayudarlo a incorporarse, cosa que este accedió. Se levantó y pudo comprobar que estaba frente un Espectro dientón, cuya arma no era un bastón si no que un remo.

 

-Tú eres el Espectro que a su vez es el barquero del río Aqueronte.-dedujo Jango.-¿No es así?.

 

-Así es.-respondió el Espectro Caronte de Aqueronte.

 

-Dime, ¿Viste a una Caballero Dorado dirigiéndose al Inframundo en estos últimos días?.-preguntó Jango.

 

-Qué curioso que lo menciones...-comentó Caronte, sonriendo.

 

Sacó de su bolsillo un medallón y se lo entregó a Jango quién se sorprendió por tal presente.

 

-Tú debes de ser Jango, ¿No es así?.-dedujo Caronte.-Tu madre me pagó una buena suma adicional para que te entregue esto, muchacho.

 

Jango tomó el medallón y se percató de que este podía abrirse. Así lo hizo y en él pudo ver una foto de su madre sosteniendo a un bebé, el Caballero Negro esbozó una pequeña sonrisa al ver esto. Luego de eso, se lo colocó en el cuello.

 

-Gracias.-le agradeció Jango al Espectro, a lo que este le miró con desdén.

 

-Oye, no me agradezcas, muchacho.-le dijo.-Lo hago también como parte de mi deuda hacia Albiore.-afirmó.

 

Tal declaración sorprendió un poco a Jango.

 

-¿Hacia Albiore?.-preguntó este atónito.

 

-Así es.-dijo Caronte.-En una ocasión participamos juntos en una misión en la que pude haber muerto, pero él logró que regresase con vida.-luego miró para otro lado.-Digamos que al ayudarte a ti podríamos decir que también le estoy ayudando a él, ahora tú eres parte de su "grupito suicida" por así decirlo.

 

El Caballero Negro iba a responder algo pero luego vio a Valentine quién estaba de cuclillas, y se acercó a él lentamente.

 

-No me digas que ya te cansaste.-le dijo Jango en forma burlona.

 

-Eso nunca.-declaró Valentine.

 

Jango se le quedó mirando y de pronto hizo algo que jamás se le hubiera ocurrido que haría alguna vez, le extendió una mano a Valentine para ayudarle a levantarse. Este tiró de esta y se incorporó. "¿Esto cambiando?", se preguntó a sí mismo. Volteó para ver a Rafaelo, y luego volvió a sumirse en sus propios pensamientos. Supuso que quizás la compañía del Caballero de Junini y de los demás había influido seriamente en su conducta, la muerte de su madre a manos del Ángel, el sentimiento de compañerismo, el altruismo, la lucha por una causa... "No...", se dijo a sí mismo, "Soy el mismo de siempre, solo que ahora sé trabajar más en equipo, es todo".

 

En eso, las tropas del Olimpo habían terminado de reagruparse y ahora cargaban nuevamente hacia los defensores del Castillo de Hades los cuales se habían reforzado con la inclusión de más soldados en la defensa.

 

-¡Preparados!-ordenó Rhadamanthys.

 

Todos los combatientes regresaron a sus posiciones, Jango regresó al frente junto a Valentine y Rhadamanthys, y ahora también les acompañaba Sylphid en el frente, todos listos para rechazar la siguiente oleada enemiga la cual parecía ser la última y contenía a todos aquellos soldados que aún permanecían con vida, el grueso del ejército. Cuando estos ya estuvieron a mitad de camino, la Aryan Knight, la cual sobrevolaba el campo de batalla, lanzó bengalas verdes.

 

Una vez que estas fueron vistas por el grupo de Aiacos, estos cargaron al enemigo por el flanco. Esto generó gritos de emoción por parte de los defensores del Castillo de Hades, la esperanza regresaba a los corazones de todos. Pero luego, dos rayos de luces en el cielo sobrevolaron todo el campo de batalla.

 

-¡¿Qué demonios es eso?!-preguntó Jango atónito.

 

Tales rayos iban en dirección al Castillo de Hades y chocaron con este, más no dañaron la estructura, simplemente traspasaron el escudo y entraron en el castillo.

 

-Mi$rd@.-murmuró Valentine...-Deben de ser dioses.

 

...

 

De regreso en aquel jardín, en el que la batalla entre Perséfone y Ares había concluido, la esposa de Hades había creado una barrera con la que protegía al Castillo de Hades, y para mantenerla esta se encontraba de pie, extendiendo sus brazos hacia los costados, más es esta era consciente de todo lo que estaba sucediendo puesto que el crear esa barrera no le hacía perder el conocimiento, y mantenía los ojos abiertos. Delante de esta, su esposo, Hades, con el ceño fruncido, empuñaba su espada con ambas manos. Delante de este habían aparecido dos dioses, Hermes y Démeter.

 

Ambos habían recibido órdenes directas de Zeus de acabar con Perséfone a toda costa, y ambos se habían presentado para cumplir con su labor. Pero en el caso de Démeter, esto no era más que un asunto personal puesto que después de todo, ella era su hija.

 

-¿Qué hacen ustedes dos aquí?-preguntó Hades fríamente.

 

-Hemos venido a acabar con Perséfone.-respondió Hermes con una sonrisa, rascándose la nariz con un dedo.-Claro que sabíamos que tú no lo ibas a permitir así como así, siempre fuiste un incordio, dios del Inframundo.

 

Y dicho esto, desenfundó una daga que llevaba consigo, arma digna de un dios tan cobarde como él que siempre apuñala a sus enemigos por la espalda. En el caso de Démeter, esta se contentó con desenvainar una espada, y blandirla con firmeza.

 

-¿Solamente dos?-preguntó Hades con decepción.-Soy uno de los dioses más poderosos, dos de ustedes no podrán eliminarme ni a mi ni a Perséfone.

 

-Hablas mucho.-afirmó Démeter a su hermano.-Veamos que tan bueno eres en realidad.

 

Y dicho esto, tanto ella como Hermes se lanzaron para combatir a Hades. Démeter siempre intentaba atacar a su enemigo de frente, mientras que Hermes optaba por flanquearlo, lo que hacía que ambos formasen una mortal combinación, incluso para un dios de la talla de Hades. Pero este rechazó todos sus ataques valiéndose de su espada con la cual maniobró de manera impecable, balancéandola de aquí a allá. De vez en cuanto, cuando el dios del Inframundo se encontraba distraído, Hermes intentaba tomar ventaja de la situación para ir y atacar a Perséfone, pero Hades siempre llegaba a tiempo para interponerse entre él su presa.

 

Apenas podían con él, ambos dioses no podían dividirse los roles, que uno contenga a Hades mientras el otro acabara con Perséfone. Ambos no eran rivales para el dios del Inframundo y optaron por llevar la batalla en el cielo, en donde valiéndose de sus habilidades divinas para emprender el vuelo, lucharon en una impactante batalla área, atacándose con sus armas y, de vez en cuando, arrojándose alguna técnica la cual un mortal no podría resistir.

 

Mientras esta batalla tenía lugar, los Espectros apostados en el Castillo de Hades la veían, boquiabiertos, comprendiendo de primera mano cual era la diferencia entre ellos y un ser divino. Pero pronto comprendieron que mientras su dios hacía todo lo posible por defender su posición, ellos también debían de cumplir sus labores asignadas. Por lo tanto volvieron a su trabajo como tiradores, asistiendo a los Espectros que allá, en tierra, se encontraban luchando para que el Castillo no sucumbiese ante las hordas de los ejércitos del Olimpo.

 

La batalla entre dioses se detuvo por un momento, Hades se mantenía triunfal, suspendido en el aire, con su espada en la mano, esperando el siguiente ataque. Démeter y Hermes se encontraban juntos, a unos metros de él, jadeando. Ya estaba claro que ambos no eran rivales para su enemigo.

 

-Esto es imposible...-comentó Hermes frunciendo el ceño.-¿Cómo puede ser que no podamos hacerle daño alguno?.-se preguntó.-Un dios enfrentando a dos, ¿En dónde más se ha visto esto? Es humillante.

 

-Debemos coordinar mejor.-le dijo Démeter sin apartar la vista de Hades.-Si no trabajamos en equipó, no habrá manera de que le ganemos.

 

-Quizás deberías de enfocarte más.-le reprendió Hermes.-Si fueses al menos un poco más atenta, quizás ya habríamos completado con nuestra misión.

 

Este comentario enfureció a Démeter.

 

-Quizás si tú no fueses un dios inútil que solo ataca por la espalda-comenzó a decir esta.-ya habríamos acabado con él.

 

Eso casi genera una discusión entre ambos dioses pero fueron interrumpidos por Hades quién contemplaba, divertido, tal escena.

 

-Qué linda pareja...-comentó Hades a lo lejos, sobresaltando a sus adversarios.-¿Van a seguir discutiendo o van a volver a atacarme los dos a la vez?.-les preguntó con arrogancia.

 

-Tú tan solo espera...-respondió Hermes con furia.-Solo dos dioses saldrán con vida de aquí esta noche.

 

-Eso quiero verlo.-afirmó Hades sarcásticamente.

 

Y dicho esto, los dioses reanudaron su combate nuevamente.

 

...

 

El grupo de flanqueó cargó hacia la retaguardia de los ejércitos del Olimpo. Cuando estos se percataron de tal estrategia ya era muy tarde, tenían a los Espectros pisándoles los talones para luego estos empujarlos de atrás.

 

-¡Por el Inframundo!-rugió Aiacos.

 

Tal grito de batalla se extendió por toda el área, sorprendiendo a aquellos que nunca lo habían visto antes cargar contra un ejército enemigo. Chocaron con los ejércitos del Olimpo y entablaron batalla. Por otro lado, la Aryan Knight sobrevolaba el campo de batalla y seguía atacando a las Arpías y a los ángeles caídos quienes intentaban atacar a los combatientes allá en el suelo. Minos, quién seguía dirigiendo la batalla, ordenó a los otros dos Jueces que intentaran rodear al enemigo con los Espectros y Esqueletos, y de esta forma atacarlos por todos los frentes posibles.

 

Tal estrategia comenzó a ser llevada a cabo por Rhadamanthys y Aiacos quienes coordinaron a sus tropas en la batalla. Dicha táctica comenzó a tener resultado, estaban abatiendo a sus enemigos los cuales prácticamente se estaban quedando sin salida alguna. La batalla ya parecía ganada cuando de pronto, tal retumbar se escuchó nuevamente. Allá, en la retaguardia del grupo de Aiacos, a tan solo unos metros de distancia, había aparecido nuevamente aquel Titán que parecía dirigir la batalla, y se dirigía directamente hacia aquel lugar en donde la lucha se estaba llevando a cabo. La Aryan Knight recibió órdenes de atacarlo, bombardeándolo, más tales ataques apenas lo detuvieron un poco, para luego continuar marchando hasta los soldados de Aiacos.

 

-¡Esto tiene que ser una broma!.-exclamó el Espectro Mateo.

 

El Caballero de Cefeo, Albiore, evaluó la situación y se dio cuenta que si ese Titán se acercaba hasta el campo de batalla, la lucha podría estar perdida, y todos los intentos por rechazar a los Ejércitos del Olimpo serían en vano.

 

-¡Aiacos!.-llamó Albiore de Cefeo.-¡Si permitimos que ese mastodonte se acerque hasta nosotros, estamos bien en el horno!.

 

-¡¿Propones atacarlo?!.-le preguntó Aiacos mientras combatía con un par de Ángeles.

 

-¡Tú reserva a tus hombres!.-le dijo Albiore.-¡Nosotros nos encargaremos de esto!.-y dicho esto, miró a sus compañeros.-¡Bud! ¡Cristal!.-Ambos respondieron casi al instante.-¡Síganme!.-y dicho esto, empuñó su Ak-47 de Plata, Cristal empuñó su MP5 de Plata, y Bud llevaba una Desert Eagle de Plata de la cual se habían olvidado anteriormente.-¡Minos!.-llamó al Juez vía Cosmos.-¡Necesito apoyo aéreo cuando te lo demande!.

 

-¿Qué piensas hacer?.-le preguntó la voz de Minos.

 

-Lo que mejor sé hacer.-respondió Albiore.-Improvisar.

 

Y dicho esto, dio media vuelta y se apartó de la batalla junto a Bud y Cristal quienes le seguían por detrás. Ambos corrieron directamente hasta el Titán el cual se estaba acercando.

 

-¡Sepárense!.-les ordenó Albiore a sus compañeros.-¡Cristal, ve por la izquierda! ¡Bud, por la derecha!.

 

Ambos asintieron, y mientras Albiore seguía encarando al Titán, Bud y Cristal fueron hacia sus costados. El Titán recibió los balazos y comenzó a retorcerse, luego juntó sus manos y comenzó a acumular Cosmos en él.

 

-No puede ser... ¿Me estás j@diendo?.-se dijo a sí mismo Albiore con una mezcla de sarcasmo, preocupación e ironía en su voz.

 

El Titán dejó de acumular Cosmos y le arrojó todo ese poder en un solo rayo ken a Albiore quién lo esquivó de un gran salto. Pero el impacto de la explosión lo lanzó lejos, retumbando la tierra. Bud y Cristal se menearon por dicho temblor. Albiore cayó al suelo pero se incorporó rápidamente de un salto. Miro hacia su costado y allí pudo ver un gran cráter en el suelo.

 

-¡Este no es un titán cualquiera!.-exclamó Bud.

 

-¡¿En serio?!.-le preguntó Albiore sarcásticamente.-¡No me di cuenta!.

 

Aquel Titán intentó aplastar a Cristal quién se encontraba cerca, pero este retrocedió de un gran salto. Pero para sorpresa de este, el Titán ya se esperaba tal movimiento, y lanzó rayos ken con su mano hacia la posición en la que el Caballero de Cristal se dirigía, logrando acertar unos cuantos tiros. Aún así, Cristal no iba a rendirse y siguió corriendo. Por otro lado, Bud intentó atacarlo físicamente.

 

-¡Recibe la Garra de Tigre de la Sombra del Vikingo!.-exclamó Bud mientras de las uñas de sus manos se transformaban en garras gigantescas.

 

Corrió a grandes velocidades y dio un gran salto para ponerse a la altura de su rival, quién estaba de espalda por que seguía yendo a por el Caballero de Cristal. Bud lanzó su ataque, y luego de un pequeño destello de luz, cayó al suelo. Alzó la vista y se sorprendió al ver que el Titán no había recibido daño alguno.

 

-¡¿Pero qué?!.-exclamó Bud.-¡Esa era mi mejor técnica!.

 

El Titán dio media vuelta y le encaró. Juntó ambas manos nuevamente para lanzar otro ataque. Bud comenzó a correr mientras el Titán apuntaba hacia él, pero Albiore lanzó sus cadenas hasta el brazo de su enemigo, logrando desviar tal técnica la cual fue a parar dos metros más lejos que Bud, y aún así el suelo retumbó, y este cayó al suelo, para luego volverse a levantar. El Titán giró hacia Albiore y le encaró, luego volvió a preparar su técnica para arremeter contra su pequeño enemigo.

 

En ese preciso instante, un rayo de luz celeste, que venía desde el cielo, cayó exactamente por encima del Titán, y su técnica le explotó a él mismo, dañándolo un poco. "¿De dónde demonios salió ese ataque?", se preguntó Albiore pero no le dio importancia, ya sabía cual era el punto débil del Titán. De pronto se le ocurrió una idea descabellada pero que quizás podría funcionar.

 

-¡Sigan resistiendo!.-exclamó Albiore.

 

-¡Imagino que tienes un plan!.-le gritó Cristal quién seguía disparando.

 

-¡Algo así!.-afirmó Albiore.

 

Mientras hablaban, el Titán comenzó a cargar contra Bud, intentando aplastarlo.

 

-¡Suena genial!.-exclamó Bud con sarcasmo mientras corría.-¡Espero que funcione antes de que este hijo de p$t@ me aplaste y me deje como una calcomanía!.

 

-¡Tú sigue así!.-le animó Albiore.-¡Lo estás haciendo bien!.-y luego de decir eso, llamó nuevamente a Minos.-Minos, ordena a la Aryan Knight que sobrevuele por encima del Titán, y prepárense a atacar cuando yo lo ordene ¿Entendido?.-preguntó Albiore.

 

-¡Así será!.-respondió Minos.

 

-Bien...-se dijo así mismo Albiore.-La hora de la verdad.

 

Empuñó su arma y corrió hasta donde se encontraba el Titán quién todavía intentaba aplastar a Bud. Este estaba a punto de ser alcanzado por su enemigo el cual iba a darle un gran golpe con su mano derecha, pero de pronto, un cuarto combatiente apareció para apoyar al dios Guerrero. Corrió velozmente y se lanzó hasta el Titán, empalandole la mano con lo que parecía ser una lanza. El Titán retrocedió, adolorido por tal ataque.

 

-¡Krishna!.-exclamó Bud.

 

El General Marina cayó limpiamente al suelo, por delante del dios Guerrero. Volteó la cabeza hacia él, y Bud pudo notar que llevaba una sonrisa de oreja a oreja.

 

-Siento llegar tarde.-dijo el General Marina. Luego volteó nuevamente hacia el Titán, este ahora miraba con furia al recién llegado.-Parece que tienen un gran problema...-comentó Krishna con una tranquilidad sorprendente, mientras se aferraba a su lanza la cual apuntaba a su enemigo.

 

-Sí.-le corroboró Bud.-¡Uno muy grande en verdad!.

 

En eso, el Titán cargó hasta donde se encontraban ambos guerreros, y pisó el suelo con una fuerza extraordinaria la cual hizo temblar la fuerza. Estaba intentando aplastarlos a ambos, pero estos lograron esquivar tal ataque a tiempo, dando ambos un gran salto en direcciones opuestas: Krishna por la derecha, Bud por la izquierda. El Titán ya se esperaba esto, y cuando Krishna estaba en el aire, le dio un potente golpe el cual lo lanzó hasta el suelo. Krishna logró recomponerse a tiempo, cayendo de cuclillas mientras se arrastraba en el suelo. Logró detenerse y se limpió la sangre que brotaba de su boca con su brazo.

 

-Sí que eres duro.-comentó Krishna frunciendo el ceño.-De acuerdo...-dijo mientras se incorporaba y empuñaba su lanza.-Juguemos.

 

Y dicho esto, corrió hasta el Titán. Cuando estaba a una distancia razonable, su imponente enemigo intentó darle un golpe en el suelo, con una mano. Krishna logró esquivarlo, deslizándose por el terreno, entre los pies del Titán, y le clavó su lanza en la pierna derecha. La retiró del cuerpo de su rival (el cual estaba retorciéndose), y comenzó a correr. Su enemigo estaba a punto de seguirlo, pero Albiore, quién ya había llegado, le lanzó sus cadenas, agarrándole fuertemente del brazo.

 

-¡Oye!.-le llamó Albiore.-¡Aquí, gigante $stúpido!.

 

El Titán volteó hasta Albiore, y cuando lo hizo, el Caballero de Cefeo comenzó a elevar sus Cosmos, retando a su enemigo.

 

-¡Cristal, Bud, Krishna, apártense ahora mismo!.-les ordenó a sus compañeros.-¡Confíen en mi!.

 

Estos dudaron por un momento, pero al final optaron por obedecer a Albiore, sin saber siquiera qué demonios estaba tramando este. Por otro lado, el Titán, quién ahora solo se enfocaba en Cefeo, comenzó a preparar su técnica nuevamente. "Eso es...", pensaba Albiore, "Aquí me tienes...". Bud, Krishna y Cristal, los cuales se habían alejado de la batalla, observaban a Albiore, impactados.

 

-¡¿Qué demonios está haciendo?!.-exclamó Bud.-¡¿Por qué no huye?!.

 

Pero aún a pesar de que quedarse quieto era prácticamente una muerte segura, Albiore no se movió, y el Titán siguió preparando su técnica. "Un poco más..." pensaba Albiore. Cuando notó que su enemigo ya había comenzando a inclinarse hacia él, Albiore salió corriendo.

 

-¡Ahora!.-gritó el Caballero de Cefeo a Minos.

 

En ese precisos instante, la Aryan Knight sobrevoló por el encima del Titán y le bombardeó con todo lo que tenía. Minos y los demás Espectros que la tripulaban lanzaron también sus ataques. La técnica de aquel ser, la cual ya estaba muy desarrollada, le estalló nuevamente, produciendo una terrible explosión que lo engulló. La onda de choque lanzó disparados a Krishna, Bud, Cristal, y a Albiore hacia las direcciones opuestas.

 

Cuando estos se incorporaron, notaron que había un gigantesco cráter en dónde se encontraba el Titán. Corrieron hasta este y, allí, en el fondo reposaba este con severas heridas a causa de las quemaduras que le provocaron su propio ataque. Los cuatros bajaron hasta el fondo de tal hoyo, y allí pudieron contemplar que el Titán aún seguía con vida a duras penas. Krishna se atrevió a dar unos pasos hacia él.

 

-¿Por qué los Titanes se aliaron con el Olimpo?.-le interrogó Krishna.-¡Responde ya!.

 

-Nos... Pro... Metieron... Beneficios...-respondió el Titán con dificultad.

 

Bud se acercó hasta donde se encontraba Krishna.

 

-¿Hay más como tú?.-le preguntó Bud.

 

-Si...-respondió el Titán y luego esbozó una sonrisa de malicia.-Y nuestro líder es el más poderoso de todos los Titanes. No importa que hayan ganado esta batalla, muy pronto todos ustedes c...

 

Pero antes de terminar su frase, comenzó a hacer arcadas, para luego dejar de sonreír. Terminó de emitir sonido alguno, y finalmente no se movió más. El grupo se le quedó mirando por un rato, reflexionando, para luego todos saltar para salir fuera del cráter. Allí afuera pudieron contemplar el como los Espectros prácticamente ya habían ganado la batalla, los pocos sobrevivientes del Olimpo comenzaban a rendirse. Krishna y Bud intercambiaban miradas serias, por otro lado, Cristal se le acercó a Albiore.

 

-Esto es serio.-le dijo a su compañero y líder.-Hemos ganado ya varias batallas, y a pesar de eso, siempre me da la impresión de que nuestro enemigo va siempre un paso delante de nosotros.

 

-Por eso hemos venido a aliarnos a Hades.-le recordó Albiore.-Debemos ver si, después de esto, acepta nuestra oferta.

 

-Tiene que aceptarla.-afirmó Bud.

 

-Eso espero.-confesó Albiore.-De lo contrario, me temo que no podremos seguir perdiendo más el tiempo aquí, Dohko, Aioros, y los otros confían en nosotros.

 

...

 

Los dioses seguían luchando entre ellos. Démeter giró la cabeza y pudo ver como allá, en la superficie, la batalla estaba perdida. No lo dudó más y abandonó la batalla, dejando a Hermes solo resistiendo contra Hades. Pero la diosa no huyó, en cambio, se dirigió hasta la posición de Perséfone la cual seguía manteniendo la barrera. La inmovilizó por la espalda, y encaró a Hades con ella en manos. El dios del Inframundo, al darse cuenta de que la diosa se dirigía hacia donde se encontraba su esposa, lanzó al suelo a Hermes con un potente ataque y cargó lo más rápido que pudo, pero no llegó a tiempo.

 

-¡Detente!.-le exclamó Démeter con Perséfone a la que agarraba con un brazo, y con el otro (con el cual empuñaba su espada) apuntaba hacia el cuello de su hija.-Detente ahora o la mataré.

 

Hades, a regañadientes, obedeció. Frunció el ceño aún más que nunca.

 

-Bien, hermano...-comenzó a decir Démeter.-Ordena a tus tropas que se rindan ahora mismo si no quieres ver como le corto el cuello a ella.

 

Eso impactó a Hades quién se quedó helado por un momento, y abrió los ojos de par en par. Pero pronto volvió en sí. No estaba dispuesto a permitir que Démeter asesinara a Perséfone.

 

-De acuerdo...-dijo Hades luego de reunir el valor suficiente para decir tales palabras.

 

Pero tal respuesta decepcionó a su mujer la cual frunció el ceño aún más que nunca.

 

-¡$stúpido!.-reprendió a su marido.-¡¿Vas a permitir que todos tus esfuerzos hayan sido en vano?! ¡¿Qué las muertes de todos aquellos que juraron luchar por ti no tengan sentido alguno?! ¡¿Qué clase de hombre eres?!.

 

-¡No puedo permitir que mueras por mi culpa!.-exclamó Hades.

 

-¡Para ganar una guerra tienes que hacer sacrificios!.-exclamó Perséfone.-¡Si mi muerte sirve para que te pongas los pantalones de una maldita vez entonces estoy dispuesta a aceptarla!.-pero luego cambió el tono a uno más familiar.-¡Pase lo que pase, siempre estaré aquí contigo!.

 

El dios del inframundo apretaba su espada con fuerza, estaba indeciso y no sabía qué hacer. Por otro lado, escuchar tales palabras sorprendieron a Démeter la cual también estaba inmóvil. Luego de unos diez segundos, Hades por fin tomó una decisión.

 

-Tienes razón.-dijo por fin, y su esposa le asintió.-Si cedo ahora a mis deseos egoísta, jamás me lo perdonaría, y tú tampoco...-y luego miró a los ojos a Démeter.-¡Si vas a hacer algo entonces hazlo ya!.

 

Pero esta permaneció inmóvil, paralizada.

 

-No puedo...-dijo por lo bajo.-No mataré a mi propia hija.

 

-¡Madre!.-exclamó Perséfone sin atreverse a creerlo.

 

Pero luego de tal respuesta, Hermes reaccionó y arrojó la daga directamente hasta donde se encontraban ambas diosas. La hoja las atravesó a ambas. Hades abrió los ojos de par en par, lo mismo hicieron Perséfone y Démeter, sorprendidas por tal acción. Lentamente, el dios de la muerte vio como estas caían al suelo. Volteó la cabeza y pudo ver como detrás suyo estaba Hermes.

 

-Te lo dije, Hades.-afirmó el dios.-Solamente dos dioses saldrían vivos de aquí.

 

Y dicho esto, se marchó a toda velocidad del lugar, elevándose en el cielo, convirtiéndose nuevamente en lo que parecía ser un rayo de luz. Pero Hades no estaba dispuesto a permitir que Hermes se marchase así como así.

 

-¡Maldito!.-rugió Hades mientras le arrojaba técnicas, más ninguna acertó.

 

Luego de eso fue hasta donde estaba Perséfone, tanto ella como su madre no tenían pulso, el mismo Hades lo comprobó. Se quedó allí, al lado del cuerpo de su mujer, para luego arrodillarse. Albiore y su grupo llegaron hasta allí, corriendo. Se detuvieron al ver la situación, y el Caballero de Cefeo bajó la vista al ver a Perséfone muerta. Luego de eso, se aproximó hasta Hades, pero este le habló.

 

-Aléjate, Albiore.-le ordenó al Caballero de Cefeo.-No quiero volver a verte ni a ti ni a ningún otro Caballero de Atenea nunca más.

 

Albiore estaba por insistir pero se contuvo, dio media vuelta y siguió caminando.

 

-Al menos Perséfone lo hubiera entendido.-dijo Albiore mientras se retiraba.-Ella lo sabía muy bien...

 

...

 

La victoria en el segundo asedio del Castillo de Hades pronto se vio interrumpida por la noticia de la muerte de la diosa Perséfone. Las celebraciones se detuvieron de inmediato, lo que antes parecía ser un logro pronto se transformó en una derrota. Habían perdido a algunos soldados en esa batalla. Jango pudo contemplar el como transportaban en una camilla el cuerpo de aquel Espectro joven que había dudado de la táctica que los Jueces elaboraron. Se quedó mirando los ojos de ese joven los cuales miraban a la nada. Solo había silencio, nadie hablaba, solo trabajaban, así aliviaban el dolor. "El sonido de la muerte" recordó Jango.

 

Rafaelo se le acercó y se quedó allí parado a su lado, haciéndole compañía a su amigo. Él había tenido la suerte de salir tan solo con unos cuantos rasguños, por otro lado, Jango se había ganado una nueva cicatriz en el rostro por un descuido mientras luchaban con varios Ángeles a la vez. Ver a los Espectros despechados produjo una cierta sensación de vacío dentro de Jango. Ya habían sido comunicados de que Hades había rechazado tal alianza con Atenea, sintió el amargo sabor de la derrota dentro de él.

 

Pronto, Albiore, Cristal, Krishna y Bud se reunieron con ellos. Rafaelo le lanzó una mirada expectante a Cristal, como si aún tuviese la esperanza de que Hades haya decidido cambiar de opinión a último momento, pero su compañero negó con la cabeza, por lo que Rafaelo bajó la vista. Una vez estando el grupo completo nuevamente, quedaron enmudecidos. Albiore quería decir algo pero se quedó callado. Fue Bud quién rompió el silencio.

 

-Hemos fracasado...-dijo este con pesar.-¿Qué se supone que haremos ahora?.-preguntó, mirando a Albiore.

 

-Tenemos que irnos...-respondió Albiore.

 

-Pero sin el ejército de Hades no podremos hacer nadar.-dijo Jango.

 

-Tendremos que encontrar otra forma.-afirmó Albiore a todo el grupo.-No lo olviden, nosotros somos la punta de la lanza.-y luego sonrió.-No podemos desanimarnos ahora, muchos confían en nosotros. Tenemos que seguir luchando juntos, y encontraremos la manera de parar esta guerra.

 

Jango y Bud permanecieron serios, pero Rafaelo comenzó a esbozar una sonrisa, Cristal asintió con la cabeza, y Krishna miró a Albiore con aprobación. No habían logrado su objetivo esta vez, pero no todo estaba perdido aún.

 

-Bien...-comenzó a decir Albiore.-Volvamos a la Aryan Knight y vayámonos a la mi$rd@de una vez por todas.

 

Y dicho esto, comenzó a caminar, seguido de su grupo, hasta la nave la cual había aterrizado cerca del Castillo de Hades. Pero en el camino se cruzaron con el Juez, Aiacos de Garuda, el cual iba seguido por una pequeña tropa de Espectros, entre ellos Valentine de Harpía (quién también había recibido algunos ataques durante la batalla).

 

-Albiore...-le saludó Aiacos.-Vengo a darte mi regalo de despedida.

 

-¿Regalo de despedida?-preguntó Albiore, sorprendido.

 

Aiacos se le acercó un poco.

 

-Le debemos mucho a ti y a tu grupo.-afirmó Aiacos.-Por eso, déjenme compensarlos por todo lo que hicieron por nosotros todo este tiempo.

 

Miró para todos lados, luego se le acercó más a Albiore, y le entregó una nota de papel en la mano al Caballero de Cefeo.

 

-Sé que no es mucho.-dijo Aiacos.-Pero esta nota contiene datos de una excavación que están llevando a cabo los Ángeles del Olimpo. Nuestros exploradores los han avistado por todo el mundo buscando objetos enterrados. Según lo que nos informaron, están buscando un "arma letal". Espero que esta pista te sirva, amigo mío.

 

Y luego de decir eso, se marchó junto a su tropa, dejando solos al grupo de Albiore.

 

-Bueno...-dijo este con optimismo.-Creo que ya sé dónde podemos empezar...

 

Dicho esto, se dirigieron hacia la Aryan Knight y la abordaron. Después de un rato, la nave despegó finalmente, y el grupo de guerreros, en los cuales todos depositaron sus esperanzas, se marchó hacia su próxima aventura.


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Fanfic parodia: "Saint Effect"

Parte 1: La Misión Suicida Parte 2: El Regreso de Zeus


Parte 3: El Capítulo Final (Aún no escrito)


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Publicado 01 septiembre 2018 - 22:19

 
 
 
 
 
 
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Editado por T-800, 11 enero 2019 - 10:04 .

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Publicado 07 septiembre 2018 - 16:28

Enhorabuena para ambos participantes de esta dinámica. Espero que esta postulación al primer lugar no haya provocado que los humos se les subieran a la cabeza. Es broma, una mala broma por cierto. Hablando en serio, siempre he considerado estas dinámicas como algo más que competencias. Por un lado, son el reconocimiento del esfuerzo que todos y cada uno pone en su fic. Por el otro, para mi son un medio para ver nuestras propias fallas con la finalidad de mejorarlas, ya sea en nuestro caso personal y  también para ayudar a otros compañeros. Porque después de todo creo ese es el espíritu y esencia de Saint Seiya, la serie que hasta cierto punto nos une y nos hace frecuentar este foro.  es decir, superar los obstáculos compartiendo con el prójimo y apoyandonos mutuamente.

 

En esta ocasión no pude votar en todas las rondas, pero por lo poco que alcance a revisar es agradable ver que aún hay el interés de participar y esos es bueno para ustedes mismos; de algunos que ya conocía su estilo de escribir observé que ya está mucho más pulido y de otros me dije que ya son casi unos profesionales. Digo esto sin ser una experta de las letras, es más alguien diría que no tengo la autoridad moral para calificarlos pues ni fanficker soy y tengo mis fallas en cuanto a ortografía y gramática, pero mis años de experiencia como devorafics (lectora) me avalan. En fin.

 

Espero que si alguno tiene el sueño y deseo de convertir esto de la escritura en algo más que una afición lo cumpla. Y si no es así, de todos modos verán que de algo les servirá o por lo menos se la pasaron bien y tendrán un gran recuerdo plasmado en el diario de su vida.

 

Y ya le corto a mis discurso porque parezco político. Paso a felicitar a todos los compañeros que participaron en toda la dinámica. También hago un reconocimiento y agradecimiento especial a Teoch por organizarla, porque se necesita justo de alguien que se tome el tiempo y esfuerzo para llevar a cabo algo así. Gracias Teoch  :s55:

Y ahora si, el momento ha llegado para emitir mi voto por el primer lugar , el cual es para. 

 

 

 Asgard_fan  con su fic la "Edda de la Valquiria"

 

 

Suerte a ambos partcipantes ^_^ .


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"Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final"


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Ivan de Virgo

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Publicado 08 septiembre 2018 - 07:01

Mi voto es para Asgard fan

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Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 04 octubre 2018 - 21:38

Voto por Asgard_fan. Posteriormente argumentaré el porque del mismo.

"Volveré al cielo donde mis amigos me están esperando, me convertiré en estrella y los cuidaré por siempre"

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#8 Patriarca 8

Patriarca 8

    Miembro de honor

  • 16,112 mensajes
Pais:
Peru
Sexo:
Masculino
Signo:
Cancer
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 05 octubre 2018 - 12:02

 
 
 
trofeo-copa-participacion-asas-y-redonda

Editado por T-800, 11 enero 2019 - 10:04 .

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#9 Asgard_fan

Asgard_fan

    Miembro de honor

  • 624 mensajes
Pais:
Espana
Sexo:
Femenino
Signo:
Aries
Desde:
-
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 07 octubre 2018 - 21:06

Bueno es una alegría el haber podido llevarme el torneo!  ^_^  ^_^  ^_^

 

Pero para mi es mucho mas importante dar a conocer mi forma de escribir y ver que a la gente le haya gustado independientemente de haberme votado o no, ya se que no es fácil ser lector de fics y mas cuando en mi caso suele explayarme mucho en los capítulos de mis relatos haciendo autenticas biblias que pueden resultar pesados de leer.

 

Después dar las gracias al compañero T-800 creador de esta dinámica ya que sin él esto no hubiera sido posible!  ^_^  ^_^  ^_^

 

Un saludo.


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#10 Arquero Dorado

Arquero Dorado

    Miembro de honor

  • 981 mensajes
Pais:
Venezuela
Sexo:
Masculino
Signo:
Sagitario
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Caracas, Venezuela
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Defensa:
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Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 07 octubre 2018 - 22:20

De verdad se me había olvidado dar mi voto en esta dinámica. Descuido mental. En todo caso, felicito de gran manera a Asgard_fan.



#11 Shiryu

Shiryu

    Miembro de honor

  • 1,395 mensajes
Pais:
Espana
Sexo:
Masculino
Signo:
Acuario
Desde:
Soria, Spain
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Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 09 octubre 2018 - 19:06

Asgard eres un crack

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#12 Patriarca 8

Patriarca 8

    Miembro de honor

  • 16,112 mensajes
Pais:
Peru
Sexo:
Masculino
Signo:
Cancer
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 03 diciembre 2018 - 15:09

PREMIOS:

 

-2 LUGAR:  Macairo de Cancer

 

53iFPAq.png

 

 

 

-1 LUGAR:  Asgard_fan

 

 

TPTTWeM.png

 

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Editado por T-800, 03 diciembre 2018 - 15:11 .

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