Saludos
Antes de hacer este pequeño review me habría gustado leer algunos capítulos del inicio y la mitad de la historia, un total de al menos quince para tener las ideas frescas. Sin embargo, ni las Musas ni las Hilanderas me quieren y pasan y pasan los días sin que termine de ponerme a ello. Se dice que el mejor momento para escribir es ahora, nada de esperar el momento perfecto, a mañana o cuando haya más tiempo libre; si eso aplica para empezar a escribir una novela, ¿por qué no habría de aplicar con un review?
¡Y aquí estamos! 9 años, ¡nada menos! ¿Tanto ha pasado desde el vergonzoso día en que no pude revisar aquel One Shot? Aunque recuerdo con más claridad el no haber visto nada malo con la escena editada del primer capítulo, que sí pude revisar, me sigo sintiendo mal por eso cada que me acuerdo. Espero que el grano de arena que aporté para ELDA, ya completa y mayor de edad, purifiquen mi karma y me permitan ir a los Campos Elíseos. Pero es el segundo párrafo y ya estoy divagando. ¿Dónde estaba? Oh, sí, el tiempo. Un fanfiction acabado ya es un mérito, un fanfiction del tamaño de una novela con la palabra Fin uniéndose a otro medio millón es digno de un sonoro aplauso, mantener a flote una historia a través de casi una década, para darle un final que no decepcione, eso es genial. No podía dejar que el 2017 acabase sin dejar review.
Tengo el vago recuerdo de que hice algunas reseñas antes, recuerdo que se mezcla con todas las conversaciones que tuvimos sobre la historia. El primero que di, cuando la historia estaba empezando y yo no era del todo consciente de lo que ocurría. Sin duda leí que muchos habían muerto en los sucesos previos a la historia, pero no le habré dado toda la importancia que posteriormente tiene, al menos como uno de los motivos de algún antagonista para actuar. El segundo, el concilio de los dioses. Soy probablemente tan pesado con el tema de los dioses, si están bien adaptados y si se comportan como algo más que seres poderosos haciendo de jefes finales de un videojuego, como pueda serlo el más férreo detractor de cualquier obra de la franquicia, pero aún ahora recuerdo que me gustó verlos reunidos. Las formas en que aparecieron, cómo actuaban, las pullas de unos, la presencia de Poseidón y, por supuesto, Zeus siendo Zeus. Más allá, todo es nebuloso, pude haber dejado un comentario por la saga de Egipto o no, pude haber dado un comentario por la saga de Poseidón, mi favorita, o no. Y es que cuando soy beta reader de una historia, soy instintivamente reacio a comentarla muy seguido, como si al hacer una crítica que no hice antes del momento de que se publicara el capítulo estuviera siendo contradictorio. Con el paso del tiempo fui aceptando que nadie es perfecto, que así como en la segunda lectura veía errores en el capítulo que ni sospeché en la segunda lectura, en una tercera podría haber más o no; yo mismo aprendí muchas cosas revisando, me hice enemigo del «pero» al punto que me atormenta cada que lo tengo que usar, me fijé más que nunca en el buen uso de la raya durante los diálogos y supe que muchas palabras que creía usar bien, las estaba usando mal. Fue toda una grata experiencia leer ELDA a la vez que revisaba. ¡muchas gracias por la confianza en estos 67 capítulos, Seph! Y una disculpa por las tardanzas para revisarlos dignas de una publicación de ND.
En teoría, iba a releer quince capítulos para tener más frescos los recuerdos del principio, pero en mi memoria aun queda RAM como para recordar algunas cosas. ELDA empieza como solían hacerlo estas historias, una nueva orden de santos de oro, con sus historias de presentación, Sugita infiltrándose en el Santuario, Albert siendo el pesado que está destinando a ser, Souva a medias sabio a medias payaso, Terario con ese ambiente que me remontaba al arco de Bluegrad, la vez que Juan Del Revés quería cortarle la mano a un ladrón y Jack se lo impide… Al principio me quedé dudando si sabríamos quiénes eran los maestros en un futuro o solo pasaban por ahí, en especial el maestro de Sugita; la explicación que das, no estoy seguro de si en la historia o en la lista de 50 cosas que no sabíamos de ELDA, aparte de uno de los puntos de la historia que hacen interesante que sea un crossover, me convenció de que en el principio no hacía falta aclararlo. Se asienta el mundo en que nos toca movernos, sus personajes, antes que introducir la acción de sopetón, lo que era bueno. Sí que me parece que hay un arco antes del primero de peleas en que los santos de plata y los dioses guerreros de Asgard luchan, lo disfruté, sobre todo esa Elphaba de Perseo con máscara de Medusa, esperaba incluso que tuvieran algo que decir en el futuro lejano. Tuvieron algo que decir, no en el sentido que esperaba, pero teniendo a cargo alguna que otra historia larga, entiendo que a veces el tiempo apremia y había muchos personajes.
En este punto, sé que mi yo de hace años creía que ELDA iba a ser una sucesión de arcos separados, aventuras en que iríamos viendo a distintos grupos de personajes resolver problemas por el mundo, ahora en paz, en teoría. En el arco de Egipto, era la traición que enseguida me hizo pensar en Asgard, con algunos Apóstoles atacando el Santuario y algunos santos yendo a Meskhenet para atestiguar el renacer de Sennefer. Me pareció interesante ver una orden de guerreros basada en otra mitología, la que menos conozco de la trinidad de mitologías populares de Occidente, y aunque no dudo que me haya perdido varios detalles al no estar tan versado en mitos egipcios, estaba pendiente de cómo se resolvería el problema, sorprendido de esos nuevos personajes cuyas armaduras se llamaban Zohar (¿cuántas veces esa sencilla palabra provocó un reiterativo chiste local?), intrigado por el pasado… ¡Hasta que Sennefer aparece! El villano lo hacía muy bien, se robaba la cámara cada que salía, tenía tanto el poder como la actitud como para antagonizar a Apóstoles y santos por igual, pero sé que hubo un punto en que sentía que el pobre no hallaba la forma de salir del escenario sin quedar mal ni mutarse, porque seguro que Sennefer sabe que el que muta, muere.
Más adelante está el arco de Asgard, donde estoy seguro de que sentí que iba a ver el reino desaparecido. Ya antes había visto algunas pinceladas de este escenario, en el ya citado One Shot donde la descripción, porte y forma de hablar de la valkiria se ganó mi aceptación. Aquí vemos un poco más, la historia de Clyde y su discípulo, la forzuda Elke que se murió con una avalancha, Alwar… Tengo la impresión de que Freya, a la que ahora imagino como Theresia van Astrea, llenó bien el papel de sucesora de Siegfried, su romance es algo que estoy seguro podría ver en Anime/Manga. Quedó, pese a lo repentino del momento en que nació, de algún modo muy natural. De Fenrir y su historia con Caesar, uno de los villanos de la historia, creo que se hablaba después del arco, siendo parte de un experimento de humanos (¿el padre de Caesar?) para enfrentar a los guerreros de los dioses. Y por supuesto, no podía dejar para el final a nadie más que Bud, que tuvo la maldición de que lo casaran con Hilda y tuviera un hijo que resultara ser Odín reencarnado. ¡Dioses pérfidos y crueles, no se cansan de torturar a Bud! Si el nacimiento del romance de Freya se sintió parte del flujo de la historia, creo que Bud e Hilda como pareja pueden quedarse asentada en la mente del lector como algo perfectamente posible, agradable y hasta interesante. Bud, Señor de Asgard, llenó de sobra la armadura de Odín y aleccionó a uno de los villanos, Dahak, demostrándonos que ese nuevo grupo de seres de sólidas armaduras y notables habilidades es posible de derrotar, como suele ocurrir en Saint Seiya. Para ese final, estaba tan convencido de que Asgard iba a caer, que me habré llevado una alegría al ver a Bud dándole una paliza. Luego de Soul of Gold, sé que la alegría vino con doble motivo, pues por primera vez fue un asgardiano el que resolvió los problemas de Asgard, no los Estados Unidos.
Pero no todo son buenas noticias. El daño en Meskhenet (muere la Faraona, además de algunos guerreros) y en Asgard (si no estoy mal, una de las hijas de Hyoga murió en esta parte) es grande a pesar de que los reinos siguen en pie. Los responsables de estos sucesos, los Patronos, ya los hemos ido viendo. Nergal, Caesar que vino a llevarse a Nergal, el mismo Sennefer, el finado Dahak, algunos seres demoníacos ya muertos y el que viene a sustituir a Dahak, Ehrimantes, un daimon que poseyó al dios guerrero de Merak. En todo momento no pude dejar de imaginar a este personaje como al buen Youma de Mefistófeles. Así como del arco de Egipto se unió Sennefer a los antagonistas, del arco de Asgard viene este personaje, y como no podía ser de otra forma, los dos se acabaron uniendo para planear una de las grandes y drásticas cosas que no esperaba ver en esta historia. Pero eso para después, ahora, visto con perspectiva, aprecio más al grupo antagonista de lo que habrá ocurrido en la primera mitad, sabiendo quiénes son y lo que buscan. En especial, sabiendo que la historia se remonta al primer Shaman King, Avanish, y su viejo rencor con los dioses. No es fácil hacer un crossover y que se sienta que debían conectarse, pero dentro del Hipermito de ELDA, creo que el Shaman King pudo encajar y que como antagonista final, en lugar de algún dios olvidado sacado de alguna mitología aún no usada, cumplió de sobra. Avanish y su familia, Caesar, Sennefer y su compañero de aventuras, hasta Leviatán y la historia que la une a Caribdis, serían mis favoritos del grupo. Más uno que imaginarás cuál es. De una parte, tiene sentido, las Guerras Santas no solo han causado mucho daño, sino que gran parte de la humanidad desapareció, de otra, como suele ocurrir con los humanos que se oponen a los dioses pero no son los protagonistas, hay algunas cosas cuestionables, sobre todo en lo relativo a Sennefer. Pero así son los grupos antagonistas, ¿no? Si estuvieran en lo correcto, la historia se sentiría extraña. Como en SNS3.
Creo que nunca he ocultado que mi arco favorito es el de Poseidón. Algo le aportas al dios y a su reino que lo hace distinto de lo que leo en otras historias. Ya desde aquí, la posición que Poseidón terminará ocupando se va construyendo hasta que nos parezca lo correcto, no como un engaño, no como manipulación (¿o sí? Yo no te juzgo), sino como el apropiado desarrollo que Saint Seiya nos dejó a deber en la saga de Hades para el dios del océano, por las razones que sean. Un vistazo a un reino marino bastante interesante, con islas que, debido a la longitud de la historia y lo que quedaba por ver, no se pudieron explorar, el cierre a la trama de Sugita, todo lo referente a Atlas y su castigo (estupendo, aunque sea ya algo visto que todos se pierdan por una mujer, en especial si es una diosa, todo eso fue estupendo y le dio un trasfondo a Caribdis que no esperaba), ver al mismísimo rey Atlas como santo de Aries… Y épicas batallas, épicas batallas por todas partes. La poderosísima Danhiri contra Alexer (interesante idea la de hacerlo general de Kraken, todo general de Kraken debe estar relacionado con Hyoga), Tyler, Vladimir y Souva; Leviatán Vs Caribdis, el gigante hecho de almas que no se muere ni a palos, el duelo de defensa absoluta contra la espada más afilada de Sugita y Engai… Y más allá de las estrategias, de las combinaciones, batallas de puro poder entre Caesar y Atlas y entre Poseidón y Caesar. Me quedo muchas cosas en el tintero, Áxcalon, las revelaciones de Avanish y Poseidón, descubrir que Sugita es hijo de Eriol… Bueno, eso creo que todos lo sabían ya para entonces menos yo, que me imaginaba a su padre como Hohenheim, pero el caso es que fue una sorpresa saber quiénes eran los padres de Sugita. Una subordinada del responsable del diluvio universal y alguien que tuvo que ver con la desaparición de la mayor parte de la humanidad. ¡Sugita tiene mucho que hablar con Otacon!
Cierra la trama con una gran pérdida, me dice Anna que la pérdida fue Eriol, pero no, hablo de Souva. Porque sé que no serías capaz de matar al personaje más popular por serlo (no por ser blanda, sino por ser coherente con tu historia), esta pérdida tuvo un mayor impacto. Fue curioso, sobre todo porque el recurso del agua de Crateris pareciera que le resta peso a la muerte de alguien. ¿Se va a morir sí o sí? Pues no sé para qué me preocupo. Y sin embargo, verlo luchar y luchar contra Danhiri hasta obtener la victoria junto a aliados esperados e inesperados, solo para que el jefe final se levante de su silla de jefe final para vengar a su hija, al menos voy a suponer que fue por eso, es desolador. Que Calíope estuviera allí y no pudiera hacer nada contra el villano, le sumó muchos puntos al momento. Un gran final para una gran saga.
No estoy seguro de si el arco final es el más largo, lo que sí sé, es que se siente como que es en el que pasan más cosas. Albert, luego de querer ser más listo que todos, se va a la cueva del lobo y el que suponía que era Ares hablándole a la cabeza era Dio (Iblis), un Patrono más que le habló a Avanish de la vieja confiable: mete a un espía en el Santuario y que se hunda todo. El santo de Sagitario se nos revela acompañando a quien parece ser uno de los dioses encarnados a los que los antagonistas están cazando, que mucho más adelante resultó ser nada menos que Abel; a este santo de Sagitario, Asis, lo persiguen los ángeles del Olimpo. Jack se encontró a la cuerda santa de Piscis. Durante el arco de Poseidón, además, Bud había sido afectado por una maldición.
Así, cada saga nos ha ido introduciendo un reino afectado por las batallas que están por venir. Primero, el Santuario, luego Meskhenet, después Asgard y finalmente Atlantis. Habría sido fácil que elfos, enanos, hombres y hobbits se hubiesen unido para luchar contra Avanish, pero poco provechoso para lo que hasta ahora había sido ELDA. Con la gran cantidad de personajes involucrados (aun contando solo a los vivos buenos, seguro que suma más de una veintena de protagonistas), era una tarea titánica hacer que cada uno cumpliera con un papel. Y esa tarea se cumplió.
De una parte, estaba el plan de Sennefer y Ehrimanes. Todos estamos ya más que acostumbrados a ese plan apocalíptico del antagonista que por una u otra razón no se completa. Aquí, ocurre, la puerta a Nyx, dominio de demonios, se abre y asistimos a un desolador escenario en que todos los seres humanos del nuevo mundo, viviendo en aparente paz, fueron poseídos. Un apocalipsis zombi en Saint Seiya, ¿quién habría dicho que fuera posible sin parecer, del todo una locura? El grupo encargado de parar los pies a este dúo, si no me falla la memoria, son Calíope, como Tauro útil; Assiut y Kaia, los Apóstoles que recuerdo enviados por el joven Faraón para saldar cuentas; Kenai, sorprendiéndome una vez más, una última vez, luego de que ayudó a Nihil en la saga pasada, con una actitud terrible e implacable, así como una hoz potenciada con la sangre de Atenea. También intervino, cómo no, Clyde, para salvar a su alumno y prácticamente hijo, con algún truco bajo la manga, pero él iba a por Ehrimanes. Sugita, el protagonista que no pudo ser, estaba en medio de todo, con Freya protegiéndolo.
Hablar de memoria tiene el riesgo de que me olvide de un millón de detalles, puede que haya un personaje fundamental que ni esté mencionando, incluso. Así que yendo a lo esencial, la parte fuerte de esto es que cierra una de las tres tramas de la historia, que se interrelaciona con las otras dos en curso, de forma que una parte de los protagonistas tienen su momento, su aporte. Los personajes de historias anteriores, luchan tras bambalinas con el ejército, impiden que la maldición siga afectando, mientras que los personajes a los que hemos seguido todo este tiempo libran la batalla decisiva contra el escurridizo, inmortal, ambicioso, inmortal, astuto, inmortal y poderoso Sennefer, junto a su socio. Mis mayores sorpresas en esta batalla fue la intervención de Clyde, que decidieras salvar al dios guerrero (dejándolo sin brazos, eso sí) y toda la parte de Souva. Para matar al personaje popular hay que tener valor, traerlo de vuelta como un enemigo es algo que pudo oler mal, ya lo hemos visto en Saint Seiya, pero al final fue bueno verlo, como enemigo y como aliado, salvado por Kenai si no estoy mal. Le da el cierre adecuado a su no-relación con Calíope y el puesto de ser la cara amable del Santuario quedó en los hombros de la mujer enmascarada. Ese par, Tauro y Escorpio, tenían chispa, lástima que el destino no tiene miramientos con nadie.
Al mismo tiempo, en la trama del Santuario, tuve al principio sentimientos encontrados. Probablemente en otro tiempo y circunstancias me habría impresionado todo lo que Albert hace y logra, empezando por hacer que Adonisia se una a él. Pero podían más las ganas de que perdiera, de que era un pesado y no tenía muy claro lo que quería hacer más que dejarse llevar por su ambición desmedida. Creo que eso era la intención detrás de este giro del personaje y así me dejé llevar, no sintiendo muchas simpatías por el que quería seguir los pasos de Saga, así como no sentí precisamente simpatías cuando nos introdujeron a Aspros de Géminis hace ya añales. Jack, Shai, los eternos perdidos entre los santos de oro (al punto que a Shai siempre la confundía con Kaia, que está ahora mismo en Egipto muriéndose; lo digo con tranquilidad, pero la Apóstol Sagrada me caía bien), eran los protagonistas al principio. Por ahí Seiya tuvo que pelear con Elphaba, controlada con el Satán Imperial, y el santo de Reloj (muy buena la escena en la que Albert los recluta), con cierre incierto; Asis mató a tres santos de plata como todo santo de Sagitario debe hacer. Terario y Bud, si no estoy mal, en un punto son manipulados por los antagonistas y al final acaban ayudándoles. Unos malabares de traiciones y revelaciones que al final quedan engullidas por la loca de Adonisia.
Mis momentos favoritos de todo esto fueron dos. No, no es la locura de Adonisia, aunque no negaré que será por eso por lo que será recordada por grandes y pequeños. Es la escena en la que Shai está a punto de transformarse en un arma que destruirá toda la vida, porque el apocalipsis zombi ya lo hizo Sennefer. Si con el dios guerrero de Merak no imaginé que fueras a salvarlo, con ella, Shai, que hasta entonces ni recordaba con su verdadero nombre, esperé hasta el último momento que se salvara. Toda la escena, tal y como está escrita, desde la muerte de Adonisia hasta esa magnífica estatua, sentí que estuvo muy lograda. La segunda… Bueno, me desdigo, son tres, ¡es que la escena de Adonisia fue una locura! De esas cosas que otros no pueden hacer, salvo que sean famosos, porque tienen un editor y hay que vender. Le dio una personalidad única a la Piscis, que podría haber muerto como otra traidora en el Santuario más. La tercera, ahora sí, es la muerte de Albert, y es que aunque no se ganó mis simpatías de fan de villanos, sigue siendo un ser humano, algo más allá del maniqueísmo de los villanos del pasado, así como un santo de oro entrenado por nadie menos que Shiryu. Tiene una oscuridad que nació a partir del regreso del Satán Imperial de Avanish, no nació por control mental, no es que fuera malo porque sí, solo que tenía muchos problemas dentro que al final explotaron, lo que no lo justifica, pero lo hace humano. Fue bueno que sus andanzas empezaron en una batalla a traición en el Monte Estrellado, muy Géminis, y terminara con la lucha contra su maestro, luego de demostrar que era todo un tanque enfrentando a otros, Nauj y las armas de Libra entre ellos, creo. Esa despedida con Shiryu fue emotiva, mucho que decir para alguien que perdió el rumbo.
Y mientras todo esto pasaba, el giro de tuerca que al parecer se supone que no me iba a gustar. ¡Seiya poseído por Hades! Como creo que te dije en su momento, que Seiya estuviera que sacrificarse para que una santa de plata se pudiera liberar, me dejó mal sabor de boca. Los buenos a lo antigua nunca fueron unos linces, pero pobre Shaina. Doblemente pobre Shaina, porque la maldición que Seiya tenía encima era ser el futuro receptáculo de Hades. Así, salvó a uno de los niños dioses (Syd, el que es Odín encarnado), matando a uno de los Patronos de un golpe, para luego comerse la esencia del dios y causar toda suerte de desgracias. La muerte de Hécate fue repentina, no la vi venir, pero vaya que le diste un buen uso, pues Tara, destinada a solo estar ahí, fuera de la trama, decide hacer lo que su padre, benefactor de la humanidad, no hizo. Cuando antes vi que Shun y Hyoga estaban dormidos en un solo lugar, me estaba preguntando qué uso habría para que dos de los protagonistas, con sus armaduras divinas, fueran empleados por los antagonistas (que eso de usar gente ajena se ve que les gusta mucho a todos), me gustó el resultado. Todo él tiene algo de fatídico. De nuevo los protagonistas, con Shiryu uniéndoseles, deben enfrentar a Hades, que ha regresado, pero a la vez es como si la batalla no hubiese acabado en Elíseos y siguiera. Defendí que Seiya viviera porque en esta historia realmente veía algo bueno en que Seiya viviera, porque Shaina es genial y todo eso, pero es como si el destino de Seiya hubiese sido morir en Elíseos, el resto del tiempo fue comprado. Eso es lo que le da especial fuerza a que la maldición de Hades permitiera al dios seguir existiendo, más allá de que está más manoseado que el arte de subir y bajar escaleras en la franquicia, y lo que da peso a la batalla con él. Asis formó parte, al ser uno de los santos de oro con la dicha de adquirir la armadura divina y darle una paliza de las que hacen época al bueno de Paris, que se creía ser tan divo como para matar a Abel. ¡Abel salvado por el santo de Sagitario! Eso es sentido del humor. Dejaré pasar el cliché de la flecha mata dioses porque hubo una buena batalla antes y porque la flecha era en realidad Niké, diosa de la victoria.
Hubo sacrificios por la muerte de un dios, lo que ahora mismo le falta a la saga de Hades. Hyoga a manos de Hades, Seiya a manos del público y Tara en honor a la venganza. No esperaba que muriera así, siendo la buena chica de los Patronos, más o menos, pero siempre es bueno que los personajes hagan cosas, que no sean pasivos.
Finalmente, a la vez que todo esto pasa en Egipto y el Santuario y me pregunto por qué no recuerdo qué hacían Alwar y Sergei (pido disculpas), la parte de Atlantis estuvo llena de acción, cómo no. Los ángeles caen como villanos de película, poderosísimos, arrasando, aunque con el plus de tener un trasfondo, algunos. Todos relacionados con el dios del sol Apolo, que ha estado haciendo cosas de aquí para allá. ¿Qué cosas? Tomar dioses para desayunar, porque en el Olimpo el zumo ya sale caducado. Seré honesto con que la cuestión de dioses potenciándose al devorar a otros dioses dejó de motivarme tiempo atrás, como las armas que pueden matar a un dios. No obstante, ya que yo mismo he tenido que tener a un dios oveja negra alguna vez en mi vida, lo dejo pasar y me sumerjo en la titánica pelea entre Poseidón y Apolo. Temí, sí, temí cuando Poseidón se mete al Sustento Principal, pensé que se iba a sacrificar para que Apolo no destruyera la Tierra con llamaradas solares (entre el apocalipsis zombi de Sennefer, el veneno de Adonisia, el agujero negro de Albert y esto la humanidad estuvo al borde de la extinción cuatro veces en un solo arco, Avanish es el peor guardián de los hombres del mundo), pero en cambio tuve un duelo entre dioses al más puro estilo Episodio G. Lejos de la batalla de humanos, donde los límites los pone… No los pone nadie, porque no hay, si Poseidón quiere que el universo sea su piscina personal, lo es, porque para algo es Poseidón. Que en su cénit, el dios de los mares fuera tan fuerte como Zeus y no más fuerte que el rey de los dioses, es todo un detalle.
El final de esta pelea (no el diálogo con Ares 100% real no fake 1 link mega, sino el final del duelo entre Apolo y Poseidón), es tan irónico como es todo lo que pasa en Atlantis, salvo la triste muerte de Behula. Cuatro Marine Shogun con armaduras divinas, por la sangre de Poseidón, luchando por él tal como lo han hecho en el pasado los santos de Atenea por la diosa de la guerra santa. Los ángeles mueren como villanos de película, porque enfrentan un poder que simplemente está más allá. Atlas pasaba por ahí y disfruta el espectáculo, no era su momento de brillar, sino de Enoc, Sorrento y Caribdis y Nihil, empáticos los dos, y vaya que se lucieron. Y más adelante ellos, junto a Tetis, apoyan a Poseidón de una forma que lo que está por venir ya nos parece algo normal, algo que venía quizá adivinándose desde el concilio de los dioses en el que Atenea se quedó parada, haciendo cosas de diosa. Poseidón es el nuevo guardián de la Tierra, un guardián que sella a su primer dios en el ánfora donde lo sellaron a él.
Irónico. Muy irónico.
Para cuando estas tres rutas terminan de cerrarse, con el Shaman King aportando algo en la ruta Sennefer, en realidad, los problemas de la historia ya se han solucionado. En ese sentido, me gustó mucho un diálogo entre el Shaman King y Avanish, en el que el primero le dice al jefe final que ellos ya ganaron. ¿Por qué? Porque de algún modo se siente que es así, que ya no hay que esperar a algo más grande, que solo llegó el momento de saldar una vieja cuenta.
Shaman King, Ikki, Caribdis, Atlas, Shiryu y Bud son los seis campeones que habrán de librar la batalla final. Contra el primer Shaman King, el que retó a Apolo en el pasado, el que tiene un arma que hereda el dolor de las víctimas de las Guerras Santas, el que ha organizado el peor grupo humanista del mundo. Los héroes valedores del mundo que es después de muchas tragedias, el otro un recordatorio del mundo que fue. No es el duelo entre dioses que fue el Apolo y Poseidón, no necesita serlo, como batalla final es lo que rara vez nos otorga la franquicia de Saint Seiya, un choque por todo lo alto, en el que ni siquiera la Athena Exclamation se salva por aparecer. Fue necesario de todo para detener a Avanish, luchar en grupo, usar estrategias y por supuesto un engaño del astuto Shaman King, ¿cómo habría sido si hubiese tenido una armadura? Seguro gana y se mueren todos, pero luego de 66 capítulos, ese final no habría dejado tranquilo a nadie. Hay, al final, una posibilidad de que Avanish hubiese planeado todo para que los males que escondía el mundo salieran a la luz: Sennefer, Albert, Adonisia, las ambiciones de Apolo (en las que Ares tenía mucho que ver, enviado por nadie menos que Zeus, si es que Ares dice la verdad)… Avanish sabe que ese giro ya todos lo han visto así que aplica un Christopher Nolan y deja el final ambiguo. Muere con dignidad, pese a todo. Cosa buena, para villanos que mueren entre pataletas y de que habrían ganado si no hubiesen perdido, yo ya no tengo edad. Estupenda batalla final.
Estupenda saga final. A la altura de las expectativas, yo creo. Y mucho ayuda que al final el final (¿cuántas veces repetiré esa palabra en este párrafo?), se partiera en dos. El epílogo queda aparte de todo, no mostrándonos el futuro lejano, sino un vistazo de lo que es de nuestros protagonistas. Todos mancos con brazos de robot, al parecer, salvo Atlas, Atlas es un grande. Creo que de ese epílogo hablamos más que de cualquier capítulo en su momento, cuando lo tenía todo más fresco, nada que diga ahora va a ser más fiel reflejo de lo que pienso. Apuntaré, eso sí, que a Nauj no le llegó el memo de que en el Santuario son más blandos que en el más corrupto de los países y que matar a dos santos no le habría acarreado 20 años de cárcel si Saori estuviera a cargo (en este caso hay que culpar al Santuario, por blando y permisivo, no a que Nauj tenga una condena); los niños, sin ocupar más espacio del que debían, terminaron aportando más de lo que esperé, pues no habría tenido el mismo impacto que una hija random de algún protagonista obtenga su armadura, a que lo haga Ayaka, a la que hemos seguido a lo largo de la historia y por cuya vida, visto lo visto, pudimos hasta temer; en Asgard todos son como la Viuda Negra, queriendo que todos se casen; Freya se ganó una suegra terrible mientras que Sugita se ganó a una hermana de Anime/Manga; y pese a que los villanos no pudieron desarrollarse todo lo que se habría podido, de verdad que me alegró el destino de Danhiri y Abbadon, bien lo sabes de tanto que hemos hablado sobre eso. Ah, se me olvidaba, si vemos que Atem se entrenó para ser un Faraón digno con Assiut, si Syd será el Señor de Asgard… ¿¡Por qué Abel (que está muy apacible con sus amigos, su música y sus animales) no puede ser en uno de los cien Sumos Sacerdotes que habrá entre Shiryu y Terario!? Claro, es porque es un dios grecorromano...
… Como Poseidón, que en efecto se erige como el guardián de la Tierra, con su hijo y su esposa Tetis (Anfitrite que se vaya a llorar al río, por no haber salido en la serie), Tyrone. Fue muy simpático ver a Caribdis de niñera, nunca la había imaginado así cuando te la creé. También a Tyrone, aún muy niño. Fue una escena de lo más adecuada para acabar esta historia, a mi parecer. El Shaman King, eso sí, se cuela, a pesar de haber cerrado el capítulo anterior, porque ser protagonista de una historia es un vicio que no se olvida. Con estos dos personajes y los cuatro reinos y la Tierra en paz, ELDA puede descansar después de largas jornadas de aventuras, épicas batallas y carismáticos personajes, pues el futuro, ahora sí, será brillante.
Me alegra haber podido servir de ayuda para que esta historia haya podido terminar. Con mucho retraso, como costumbre, ¡gracias por las menciones! Tú sabes por qué tardaba tanto en comentar, yo y mi empeño de que cada comentario mío deba durar una biblia. Felicitaciones por la historia, que ha sido y es una muy buena historia de Saint Seiya. Fue un placer leerla y fue un placer revisarla, ¡Adeus!
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A las preguntas que dejas prefiero responderlas en otro comentario, pero dejaré esta lista de personajes por si alguien quiere responder y no se acuerda de los nombres.
Atlas de Aries, Calíope de Tauro, Albert de Géminis, Kenai de Cáncer, Jack de Leo, Shai de Virgo, Nauj de Libra, Souva de Escorpio, Asis de Sagitario, Sugita de Capricornio, Terario de Acuario, Adonisia de Piscis.
Bud de Mizar Zeta, Freya de Dubhe Alpha, Sergei de Alioth Epislon, Alwar de Benetsnatch Eta, Clyde de Megrez Delta.
Sorrento de Siren, Tyler de Hipocampo, Behula de Crisaor, Alexer de Kraken, Caribdis de Escila, Enoc de Dragón Marino y Nihil de Lymnades.
En cuanto a los Patronos, son Avanish, Hécate, Tara, Danhiri, Caesar, Sennefer, Nergal, Albert, Dahak, Leviatán, Abbadon, Iblis.
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