Capítulo 2
“El Padre del Viento”
18 de Septiembre del 1998
Fuera del Hospital, Tokio 13:15 PM
Para Boreas no pasaron inadvertidas las muertes de Euro y Zephirus pero no parecía furioso ni apenado, triviaá era algo normal para los demás la tristeza, pero él era un guerrero, sólo le debía sumisión a su dios, los sentimientos no valían para nada, sólo de estorbo.
Miró con interés al guerrero que tenía delante, un ángel del olimpo, uno de los guerreros más fieles a su señor, y ahora lo retaba.
Esta vez debía usar el 100 % de su poder, aquello no era un juego, sabía que Touma de Ícaro no era ningún pelele.
Boreas: Bien, de modo que eres ahora un caballero de Atenea, eso quiere decir que tu destino está escrito, morirás en mis manos.
Touma: Antes de enfrentarte, explícame algo. ¿Quién es tu señor? ¿Abel o Apolo?
Boreas: Eso no es de tu incumbencia. Ten la mente en la pelea, porque lo vas a necesitar.
Sin más preguntas, ambos contrincantes encendieron sus poderosas cosmo-energías, las cuales peleaban en los cielos,. El aire se helaba, los ojos de Boreas se habían vuelto completamente blancos, muestra de que usaría todo su poder.
Tras unos pocos segundos, ambos combatientes chocaron en un sinfín de golpes a la velocidad de la luz, sin cuartel, se intercambiaban golpes y contragolpes sin descanso, hasta que volvieron a dejar distancia.
El poderoso ángel lanzó varias lanzas contra Boreas, quien contraatacó con un soplo glacial, el choque de técnicas provocó una gran explosión que levantó todo el polvo de la zona.
Touma saltó todo lo que pudo, y volvió a atacar con sus lanzas energéticas, el dios cardinal tuvo que fundirse con el viento y empezar a dar vueltas a gran velocidad, haciendo un círculo en el patio.
Al notar que era imposible dañar al veloz dios, Touma cayó con fuerza sobre el suelo, varias chispas púrpuras se concentraron en las palmas de sus manos, que fueron lanzados en forma de ráfagas contra el dios, que seguía esquivándolas.
Touma: “¡Maldición! Es demasiado rápido.” - pensó -
Boreas: Deja de intentarlo, nadie puede comparase conmigo cuando utilizo todo mi poder. - le dijo sin parar de correr en círculos -
De pronto, el dios cardinal golpeó en el estómago a Touma, estampándolo contra un árbol que había cerca. Sin esperar un segundo, empezó a patearlo, destrozando su armadura.
Touma: GRRRRRR ¡Gran Altura! - el poderoso golpe lanzó a Boreas por los aires hasta casi desaparecer -
El joven guerrero miró con decisión el cielo, la figura del dios estaba cayendo a gran velocidad y parecía que aun no se había recuperado de la sorpresa, Touma lanzó de nuevo sus armas de cosmos que atravesaron como el papel a Boreas, o eso parecía porque en una impresionante maniobra, Boreas esquivó las lanzas y se dirigió en picado dándole una fuerte patada en el estómago que lo estampó de nuevo contra el árbol, destrozándolo.
El peto de la armadura de Touma se había hecho trizas, el ángel vomitó sangre mientras veía como el dios cardinal se adentraba en el hospital, intentaba levantarse pero la fuerza de Boreas junto a la aportada por la caída le había roto los huesos.
Touma. Per... Perdóname... Her… Hermana… - fue lo único que pudo decir antes de desmayarse -
Pasillo, Hospital Central
El caballero de Andrómeda se levantó con algo de dificultad, por culpa de no tener sus cadenas no había podido hacer nada, ya que su mejor técnica sin ella no tenía efecto en aquellos seres.
Una vez de pie, miró hacia todos lados, el cuerpo de Zephirus estaba destrozado, seguramente muerto, y Shiryu no era menos.
Shun: ¿Shiryu? ¿¿Shiryu?? ¿¡SHIRYU!? ¿¡Estás bien!? - exclamó mientras lo levantaba -
Shiryu: No te preocupes… Shun… - vomitó sangre que bajó por su mejilla - Hay otro más… Debes impedir que… Mate a Seiya o a la princesa… - esas fueron sus palabras antes de caer inconsciente -
Shun se levantó con decisión, era un caballero de Atenea y como tal, era su deber enfrentar a los enemigos de la diosa. Intentó sentir la cosmo-energía de Notus pero no funcionó, de pronto, varios haces de aire rasgaron su ropa, causándole heridas leves.
Notus: Me buscabas caballero. - murmuró llamando la atención de Shun, quien miraba a todas partes pues no lo veía -
Shun: ¿Dónde estás? ¡Deja de esconderte!
Notus: Ja, ja, ja. No me escondo caballero, simplemente estoy en todas partes. ¿Acaso quieres una demostración?
Shun trató de adoptar una posición defensiva pero no funcionó, cientos de puñetazos a la velocidad de la luz golpearon cada parte de su cuerpo de forma salvaje, el caballero no podía defenderse, el asedio venía de todas partes, tras quedar casi inconsciente, Notus apareció y, con su puño, lanzó una ráfaga mortal de viento que le hizo atravesar las ventanas del pasillo y acabar estampado contra el patio del hospital, dejando un hoyo inmenso.
El dios cardinal, aterrizó con elegancia y observó el espectáretaguardia que su hermano había generado, todos los caballeros de bronce habían sido vencidos, un tipo al que no conocía yacía moribundo junto a un árbol y una amazona de plata permanecía congelada en el centro.
Notus sonrió, sólo quedaba aquel incauto caballero, y podrían llevar a Seiya con su señor.
- ¡Resplandor de luz! - un fulminante ken atacó a Notus por la espalda, el dios cardinal no pudo detenerla y dio varias vueltas de campana por el patio -
Con cierta dificultad, Notus se levantó, su rostro estaba raspado por haber limpiado el suelo con él, pero lo más dañado era su orgullo, tras limpiarse la sangre del rostro pudo voltearse y ver a su atacante, Orestes de la Corona Boreal.
Notus. ¡¡Tú!! ¡Tú habías muerto! - exclamó con rabia mientras la sangre recorría su rostro -
Orestes: Je, si vosotros los dioses cardinales pensáis que un simple ataque puede vencer a un caballero de la Corona del Febo Abel, es que no sabéis a quien os enfrentáis.
Sin esperar un momento, el caballero se paró en seco y lanzó de nuevo su ken, pero esta vez Notus lo esquivó fundiéndose con el viento, fríamente, Orestes empezó a perseguirlo de forma paralela lanzando sus kens una y otra vez, todo el patio y el hospital estaban completamente derruidos.
Notus: ¿De verdad crees que algún día me alcanzarás? Ja, ja, ja. - se reía sin dejar de correr -
Y Orestes supo que el dios cardinal tenía razón, todos aquellos guerreros que allí yacían eran valientes pero habían cometido el error de atacar aun solo punto, debía cambiar de estrategia.
El Corona se lanzó al aire atravesando el cielo, extendió ambas manos hacia el frente, el Sol iluminaba su espalda. Orestes estaba concentrando una gran cantidad de energía en sus manos.
Notus no se preocupaba, seguía pensando que su velocidad lo libraría de cualquier golpe de modo que no paró de correr, esta vez desordenadamente sin seguir ninguna pauta.
Orestes: ¿¡Qué haces!? ¡No te librarás de ésta! ¡Ríndete!
Notus: ¡JA! ¿Eso crees? ¡Puede que Boreas sea el más poderoso pero yo soy el más rápido de los cuatro dioses cardinales! ¡Soy el ser más veloz de este mundo!
Orestes: ¡Tú lo has querido! ¡Siente el... Resplandor Solar!
Toda la energía que se había concentrado el corona, fue lanzada en forma de Flash destructor, un resplandor dorado desintegró gran parte del patio, una vez el humo se disipó, Orestes no salió de su asombro, los caballeros se habían salvado porque estaban al borde de la zona, y la amazona por la solidez de su encierro, pero sabía que aquel dios debía haber muerto.
Pero no era así, Notus seguía enfrente. Su armadura estaba algo agrietada pero él estaba intacto, con su mano algo chamuscada, que lo estaba apuntando a él, que acababa de aterrizar.
Orestes. ¿Cómo? ¿Cómo es posible? - preguntó sin salir de su asombro -
Notus: ¿Sorprendido? No es para tanto. Nosotros, los dioses cardinales,, no solo usamos el viento par ser más rápidos, sino que también nos protege. - respondió dejando a Orestes en shock - Ahora es el momento de que conozcas mi poder. - extendió ambas manos hacia el frente como hizo antes Orestes y empezó a girarlas - Prueba esto... ¡Tornado gigante! - la velocidad con la que giraban sus brazos aumentó hasta tal punto que generó un tornado -
El poderoso ken de viento de Notus golpeó con fuerza al corona y lo metió dentro del tornado que giraba con fuerza salvaje ante la mirada satisfecha de Notus, que no se dio cuenta de que los caballeros Jabu y Marin se estaban levantando, así como Touma, y ya estaban bastante recuperados.
Marin: ¡Patada de Águila!
Jabu: ¡Galope del Unicornio!
Touma: ¡Relámpago divino!
Mientras Marin y Jabu golpeaban al desprevenido dios, Touma le lanzó una fuerte descarga eléctrica que acabó de empujarlo varios metros hacia atrás.
Pero el tornado no se había amansado y Notus se levantó más furioso que dolorido, sin pensarlo se fundió de nuevo con el viento y a una velocidad inimaginable se lanzó a golpear a Jabu y a Marin, Touma procuraba ver al guerrero pero no podía, su velocidad era mayor que la de Boreas.
Shaina: ¡Garra del trueno!
El ataque cogió desprevenidos tanto a amigos como enemigos, sólo Orestes desde su sufrimiento en el tornado sonrió, el calor de su ken había derretido la capa de hielo que la mantenía como estatua.
De nuevo, Notus cayó al suelo, todo parecía malo para él, los cuatro guerreros estaban preparados y sus cosmos en conjunto podían destrozarlo con facilidad, y para colmo de males, el tornado había perdido fuerza, y Orestes pudo escapar.
El dios cardinal no estaba dispuesto a admitir su derrota, concentrando todo su cosmos, todo el aire del lugar comenzó a volverse una tempestad, su cosmos dorado se agrandaba y se lanzó contra ellos. Había que admitir que era hábil, pero se enfrentaba a demasiados guerreros como para ganar.
Orestes: ¡Resplandor de luz!
Marin: ¡Meteoros!
Jabu: ¡Cuerno eléctrico!
Touma: ¡Relámpago divino!
Shaina: ¡Garra del trueno!
Notus: Basta de tonterías... - dijo sonriendo - ¡Polen paralizador¡ - de sus manos salió un polvo amarillento que alcanzó a sus contrincantes pero no lo libró del fuerte impacto -
La explosión terminó de destruir todo el patio, el exterior del hospital parecía en ruinas, Notus dejó un surco en el suelo, no había tenido tiempo de defenderse, por suerte su armadura resistió el ataque.
Los guerreros estaban realmente sorprendidos, pero no por la resistencia del dios cardinal, sino por otra cosa, no podían moverse.
Notus: ¿Os gustan los efectos de mi técnica? Ja, ja, ja. Como veis, el polen con el que os he atacado me impidió defenderme de vuestro ataque, pero os ha dejado paralizados, poco a poco perderéis cada uno de sus sentidos. Este combate ha acabado.
Todos estaban realmente furiosos por la impotencia, no podían siquiera hablar, todos los músculos de su cuerpo estaban paralizados, nada podían hacer, Notus tenía razón, el combate había terminado.
Notus: Pero no puedo dejarles vivos, ni a mi maestro ni a mi señor les gustaría que unos traidores como vosotros sobrevivieran. - extendió ambas manos al frente - Tornado... ¿Qué?
Una cadena de bronce sujetó con fuerza su brazo, del agujero que había en el centro surgió un majestuoso Shun, enfundado con la armadura de Andrómeda, su cosmos se extendía hasta el infinito.
Notus: ¿Cómo? ¡Tú moriste! - exclamó sorprendido -
Shun: “Mi armadura, mi hermano fue a llevarlas a la isla del volcán para fortalecer nuestras armaduras. Sí ahora ha venido a mí, quiere decir que mi hermano ya ha llegado. Ahora puedo enfrentar a mi enemigo” - reflexionó - Ahora yo te retó cobarde, a un singular combate, solos tú y yo.
Notus: Ja, he vencido a cinco guerreros de un solo ataque. ¿Crees acaso que tú eres diferente?
Shun: Veamos si esto te convence. ¡Onda del trueno! - la fuerte descarga destrozó al dios, quien no tuvo más remedio que escapar -
Los guerreros estaban realmente furiosos, no podían avisar a Shun de que tuviera cuidado con el polen de aquel cobarde, sólo podían hacer de espectadores.
Notus: ¡Bah! No perderé el tiempo... ¡Polen paralizador!
El ataque iba directo contra Shun, pero éste lo esquivó con facilidad, sin saber de la que se había salvado. Sin embargo, el dios cardinal seguía expulsando aquel polen en una pequeña tormenta de aquel polvo hasta dejar a Shun paralizado como los demás.
Pero Shun no estaba para nada preocupado, y eso le extrañó al dios cardinal, quien empezó a golpear a Shun.
Entonces, la cadena atravesó de forma rápida el cuerpo de Notus, una descarga tan terrible como ninguna no le dejaba moverse, mientras tanto, la cadena punzante atravesaba a Notus por todas parte del cuerpo.
Notus: ¡Maldición!
El dios no tuvo más remedio que hacerse uno con el viento para huir de aquel asedio, trataba de atacar pero no había tiempo de siquiera defenderse pues la cadena punzante no hacía más que perseguirle.
El caballero de Andrómeda no sonreía ante aquella “victoria” era bien sabido que detestaba la violencia y mucho más matar, pero debía vencer a aquel dios, por el bien de todos.
Tras varios minutos de ser perseguido, Notus paró en seco, la cadena se dirigía a él de forma amenazante, sin esperar un segundo más lanzó de nuevo se poderoso ken.
Notus: ¡Tornado gigante!
El ataque era más violento que nunca, pero no le afectó para nada a la cadena. Sin embargo, ese no era el objetivo del guerrero, Shin se vio envuelto de repente en aquel furioso ken de viento y no podía huir, pese a que los efectos del polen empezaban a debilitarse.
Shun: ¡AGHHHHHHHHH! - gritó -
Los fuertes vientos cortantes que giraban a su alrededor desagarraban parte de su piel produciendo pequeñas heridas, extrañamente el ataque, pese a ser devastador, parecía estar perdiendo fuerza.
De pronto, el tornado desapareció y Shun cayó al suelo, inmediatamente se levantó y se dio cuenta de que el polen ya no tenía efecto sobre él, aunque sus compañeros seguían paralizados.
Notus: “Imposible. ¿Cómo puede ser que se haya librado de mi polen? Sólo alguien que haya alcanzado la Octava Conciencia podría. Da igual, esperaba que alguna vez me toparía con alguien así... Je, je, je. Ese gusano va a comprobar cual es mi verdadero poder” - pensaba-
Shun volvió a elevar su cosmo-energía preparado para continuar la batalla pero Notus parecía tranquilo, sonriente. El caballero estaba desconcertado.
Shun: ¿Qué te hace sonreír? Dime.- preguntó -
Notus. Vosotros los humanos, siempre os habéis creído dioses.
Shun. ¿Qué?
Notus: Desde los tiempos mitológicos, el hombre siempre ha deseado volar hasta los cielos, fruto de su soberbia.
Shun: ¿Por qué me dices eso ahora?
Notus: Simplemente mira a tu alrededor, los intentos del hombre por llegar a ser dioses, están destrozando este bello mundo, incluido el aire. La basura que rodea toda la Tierra, que proviene de la actitud del hombre, ¿Por qué quiere vuestra diosa, que es la defensora de éste planeta, proteger a tan soberbia especie? Merecen desaparecer de la existencia para que los dioses puedan ocupar su lugar.
Shun: Estás equivocado. - dijo sin dudar - Puede que los seres humanos hayamos cometido muchas faltas contra la Naturaleza, pero muchos tratamos de rectificar ese error No queremos ser más que los dioses, simplemente evolucionamos con el paso del tiempo como cualquier otra especie. Los dioses son soberbios pues creen tener derecho sobre todo lo que existe, y que pueden pasar por encima de todo lo demás.
Notus parecía empezar a dudar “¿Era cierto lo que aquel humano decía?” “¿Acaso no eran ellos los que sobrepasaban el límite?” aquellas preguntas atormentaban su mente pero el dios negaba con fuerza, debía disipar aquellas dudas, le debía lealtad a los dioses y no tenía por que hacerse aquellas preguntas.
Notus: ¡Deja de decir estupideces! ¡Soy un dios cardinal al servicio del Gran Febo y como tal debo obedecer órdenes! ¡Ahora sabrás de lo que soy capaz caballero!
Shun: No, basta, no es necesario que luchemos. ¡Escucha!
Pero nada podía hacer reaccionar a aquel furioso dios, todo el aire que le rodeaba se había puesto tenso, transformándose en ondas que cortaba su piel.
Notus: ¡Ni el 8º sentido podrá salvarte de esto! ¡Prueba el rocío de la perdición!
Un polen de color rojizo se abalanzó sobre Shun, sus sentidos se desvanecían a gran velocidad, no podía moverse y su propia alma parecía perderse en la oscuridad.
Notus: ¡La suciedad que el hombre a dejado será tu perdición caballero! ¡Éste es mi mejor técnica! ¡Tormenta de arena!
Shun. ¡No puedes generar una tormenta de arena en plena ciudad!
Notus: ¡O sí! ¡Claro que puedo! ¡La suciedad urbana servirá como arena!
Y tal como dijo, todo el polvo de la ciudad se juntó en una terrible tormenta que cegó a todos, los caballeros sufrieron las consecuencias pero Notus no, éste se había unido a la tormenta que atacó con violencia a Shun, cientos de golpes lo apaleaban y el santo no podía moverse.
Las cosas parecían ir sobre ruedas para Notus, hasta que la cadena esférica paró de inmediato los embastes del dios cardinal, y la punzante lo empujaba contra el suelo de un solo golpe, provocando ligeras descargas en su cuerpo.
Notus: ¿Cómo? - se preguntó a sí mismo, antes de descubrir lo que pasaba -
Shun: Veo que te has enterado, tu polen no puede paralizar mis cadenas, y ahora que estás débil podemos recuperarnos, no quiero acabar contigo, no es necesario, huye y déjanos tranquilos.
El dios se sorprendió, no era el momento de ser orgulloso, la cadena había cerrado las heridas y aquel guerrero al que su dios consideraba un traidor al Olimpo, lo había dejado vivo, triviaá Apolo no tenía la razón, el dios dio la vuelta dispuesto a marcharse.
Notus: Agradezco tu bondad, espero que mi señor lo comprenda.
Shun asintió, le alegraba el ver que no había necesidad de matarle, pese a su actitud, era un ser vivo y no lo merecía.
El dios cardinal, pese a todo, estaba confuso, “¿acaso estaba haciendo lo correcto?”. “¿O era cobardía?” Esa clase de pensamientos comenzaron a torturar su mente.
Pasillo, Hospital Central
Boreas atravesó la cafetería de forma rápida, el caballero Hyoga no podía levantarse y la amazona de bronce no estaba a su altura, una vez frente a la habitación de Seiya, encendió su cosmos tras sentir el de otro, un caballero, y veía que el dragón no estaba en posición de ser un incordio. Sólo quedaba alguien...
- ¡Por las llamas del Fénix! - gritó una voz, antes de que el flameante ken derribara de inmediato al dios -
Con gran esfuerzo pudo mantener el equilibrio, sólo para poder ver a su atacante, un caballero de Atenea enfundado con una armadura de bronce que brillaba como el oro.
Boreas. ¿Quién diablos eres? - preguntó con rabia, cansado de las constantes luchas que había sostenido -
- Soy Ikki, el caballero del fénix. Y no permitiré que ataques a Seiya en éstas condiciones.
Boreas. Muchos me han dicho eso y han acabado derrotados.
Ikki: Donde mis compañeros fallaron, yo triunfaré. ¡Por las Alas del Fénix!
Una onda de viento fue lanzada contra Boreas , quien la esquivó apenas sólo para toparse con un fuerte puñetazo del fénix, convirtiéndose en un mortal combo que destrozaba al dios.
El helado guerrero, harto de recibir, lanzó un soplo glacial que congeló al caballero de forma superficial. A gran velocidad, Boreas golpeó a Ikki con rabia, luego lo envió directamente al patio de una patada.
Patio, Hospital Central
Notus no pasó desapercibido la llegada de Ikki, que cayó algo congelado hacia aquel lugar que parecía un verdadero mar de personas, quienes ya se habían curado del polen.
El dios del Norte cayó con fuerza por ahí pero en pie, y sin esperar un instante comenzó a golpear a Ikki, quien rápidamente se defendió de sus embaste y le propinó una fuerte patada que lo enviaría hacia el cielo.
Ikki. ¡Alas del Fénix Volador!
Boreas: ¡Ventisca Glacial! - gritó lanzando el ken desde los aires -
El choque de ambos kens de aire resonó en toda la zona, tras una dura pugna el ataque de Boreas comenzó a imponerse, la ventisca se volvía cada vez más violenta y no solo eso, sino que entre ella comenzaba a surgir granizo en un tamaño impensable, Ikki trató de esquivarlos pero pronto se dio cuenta que no podía, la ventisca lo había atrapado.
Boreas: ¡Aguantas bien! ¿Eh? ¡Recibe también la Tempestad del Norte!
Ambos kens se juntaron empujando del todo a Ikki, contra el suelo, éste dejó un gran agujero y parecía que no paraba de caer aún más al fondo.
Ikki: “Maldición, tengo que hacer algo o éste loco acabará venciéndome” - pensó mientras trataba de elevar su cosmos - ¡Fénix de Fuego!
Desde el agujero comenzó a emerger una luz brillante, el ken de fuego en forma de fénix empujaba hacia atrás el de Boreas, pero éste no pensaba rendirse.
Notus observaba todo con temor, en realidad si era un cobarde al intentar dejar la lucha, su hermano no cesaba de enfrentar al poderoso fénix y él no podía ser menos, su misión era la de enfrentar a los caballeros de Atenea, siendo así, el dios la vuelta de nuevo para encarar a Shun.
Notus: Caballero, agradezco tu buena voluntad, pero sería una cobardía por mi parte si dejara esta batalla.
Jabu: ¿Cómo? ¿Vas a enfrentarnos?
Notus: El hecho de que esté débil o que mi técnica no surta efecto sobre las cadenas de mi oponente, no me da derecho a abandonar esta batalla, debo vengar a mis hermanos caídos y cumplir mi misión, así haya de morir en el intento.
Shun: Pero... ¿No te das cuenta? ¡No es necesario que luchemos! ¿Por qué nos atacan los dioses sí sólo hemos enfrentado a aquellos que han osado usurpar la Tierra?
Notus. No es mi misión darte una respuesta caballero. ¡Basta de palabras! ¡Prepárense!
Jabu: ¡Prepárate tú! ¡Galope de Unicornio!
El caballero de bronce se lanzó de nuevo de forma impulsiva sobre el dios cardinal, quien sin más elevó su cosmos y descargó unas ráfagas de cosmo dorado sobre el caballero, destrozando su armadura y derribándolo.
Shun: ¡Alto! ¡Basta, no luches Jabu!
Shaina: ¡Cállate! ¡Este patán no merece tu compasión! ¡Nosotros nos ocupamos de ésta rata! - exclamó para después lanzarse sobre el dios - ¡Garra del Trueno!
Shun: Pero...
Marin: Shun, ayuda a tu hermano, Boreas es más poderoso que Notus.
Touma: ¡Vamos! ¡Ve!
El caballero de Andrómeda se dirigió al lugar de batalla en que su hermano había sucumbido ante Boreas, mientras que los demás encaraban a Notus.
Notus: ¡No más peleles! ¡Mi pelea es con el caballero de Andrómeda! - tenía cogida a Shaina por el cuello - ¿Es tan difícil de entender que no podéis conmigo? - sin más la lanza contra Jabu quien apenas se sostenía en pie -
Orestes: No deberías subestimar a tus adversarios. ¡Resplandor de luz!
Touma: ¡Relámpago divino!
Marin: ¡Meteoros del Águila!
El choque de kens es contenido por un campo de aire que rodeaba a Notus, quien juntó sus manos para luego separarlas lentamente, formando una esfera amarilla.
Notus: ¡A ver como soportáis esto! ¡Tormenta de Arena, ven a mí! - los pocos rastros de la tormenta que no hacían mella en los caballeros comenzó a concentrarse junto con el aire que allí se encontraba, los caballeros habían empezado a perder oxígeno - ¡Onda expansiva!
La bola dorada explotó dejando un fuerte surco de energía que se dirigía a gran velocidad contra ellos, quienes para evitarlo saltaron, pero Notus ya preparaba una onda de choque para lanzárselas.
Notus. ¡Fuerza del Este!
Orestes. ¡Resplandor Solar!
Touma. ¡Lanzas de libertad!
Marin. ¡Cometa del Águila! - tras el puño de la amazona, surge un cometa de energía azul que se une a los demás kens -
La terrible combinación de cosmos provoca una explosión al chocar con la técnica de Notus pero las lanzas se salvan y acaban atravesando el cuerpo del dios.
Notus suelta un alarido de dolor mientras Orestes y Touma, nada más caen al suelo, lanzan de nuevo sus kens antes de que se recupere, Marin duda pero al final los apoya.
Marin: ¡Meteoros del Águila!
Touma: ¡Relámpago divino!
Orestes: ¡Resplandor de luz!
Notus no gritó, sabía que estaba con un pie en la ultratumba pero no se arrepentía de sus actos, había luchado por lo que creía y estaba orgulloso de haber muerto con honor, el dios cardinal recibió el impacto con total tranquilidad.
Mientras todo eso se sucedía, Boreas se acercaba a Ikki tras volver al suelo, su cosmos brillaba con intensidad, al llegar vio que su rival estaba malherido.
Boreas: Luchaste bien guerrero, pero éste es tu fin.
El dios levantó su puño, en el que se estaba concentrando un cosmos azul, pero cuando iba a soltarlo una cadena lo sujetó, antes de que se diese cuenta el caballero Andrómeda se impulsó contra él gracias a la cadena y le propinó una patada que le empujó varios metros lejos.
Ikki saltó de inmediato y encaró a Shun, pese a estar herido por el ataque y algo congelado, aún su orgullo imponía el mandato de su mente.
Ikki: Shun no debiste entrometerte. - le dijo con frialdad -
Shun: Pero... hermano.
Ikki: Boreas aún no ha muerto. - mencionó estando de espaladas a su hermano - Vete a atender a los heridos y que nadie interfiera. ¡Ahora!
Shun asintió, no era bueno enfrentar a su hermano, sabía que era demasiado orgulloso como para recibir ayuda, al mirar a sus compañeros supo que Notus fue vencido, y también que las chicas habían venido aquí después que el hospital estaba tan destrozado.
Seiya estaba mejor y vestido con su armadura, junto a su hermana. Ellie sujetaba a Hyoga que tenía algunas quemaduras leves y Shun-Rei trataba de reanimar a Shiryu que era el que más grave estaba pero también de pie, con su reluciente armadura.
Todos acogieron a Shun algo sonrientes pero sabiendo que la batalla continuaría, June abrazó de inmediato al caballero quien sólo quedó sorprendido. La mirada de todos estaba encima de Ikki quien observaba a Boreas.
Boreas. Has cometido un error caballero, tú solo no puedes enfrentarme, si no fuera por Andrómeda ya estarías muerto. Pero admiro tu orgullo de guerrero, y por ello tendrás una muerte honorable.
Ikki: Agradezco a mi hermano que me haya dado otra oportunidad para enfrentarme contra ti en un combate singular, solos tú y yo sin que nadie intervenga, y sin cometer los mismos errores. ¿Estás preparado para morir? - preguntó, adoptando una posición ofensiva -
Boreas: Eso mismo te pregunto fénix. - contestó imitando a Ikki -
Tras unos segundos que parecieron una eternidad, ambos guerreros chocaron en un sinfín de golpes y contragolpes en los que cada uno se defendía del ataque del otro, corriendo de forma paralela alrededor del campo.
Boreas cargó de nuevo el puño con su cosmos, y lanzó un ken de color azul claro que el fénix esquivó pero acabó congelando el hospital por completo ante la sorpresa de todos.
Boreas: Como ves esa técnica es de hielo, puede que no sea la más efectiva pero si es poderosa y rápida. Se llama puño gélido y si te toca te quedarás congelado para siempre. - contó fríamente -
Ikki: No creas que tus palabras me han asustado. Ahora probarás todo mi poder. - su cosmos se eleva hasta llegar al 8º Sentido - ¡Fénix incandescente!
El ataque era realmente devastador, Boreas trató de contenerlo pero no pudo, el fugo resquebrajó su armadura y lo empujó hacia atrás, sin cuartel Ikki se lanzó contra él con el puño en alto pero el dios ya le tenía preparada una sorpresa.
Boreas. ¡Puño gélido! - el ataque congeló el brazo izquierdo al fénix, quien no cesó en su ataque que le rompió el brazo derecho -
Ikki: Ahora estamos iguales. ¡Por las Llamas del Fénix Volador!
El ken quemó a Boreas que no pudo esquivarlo y cayó agotado. Ikki no se confiaba y preparaba su técnica por si acaso.
El orgulloso dios, pese a estar casi muerto, no quiso rendirse y se levantó de nuevo, su cosmos azul lo rodeó por completo, y se lanzó en un golpe kamikaze contra Ikki.
Boreas: ¡Bólido suicida!
Ikki: “¿Qué hace?” - pensó - ¡Fénix incandescente -
El choque de kens fue mortal, la explosión destrozó lo que quedaba del patio, los demás guerreros, pese a que se protegieron no pudieron resistirlo, algunos usaron sus cuerpos de escudo para defender a las chicas.
Al final, la armadura del fénix estaba totalmente destruida, Ikki tenía varias heridas leves por todo el cuerpo, y sangraba tanto por la boca como por la nariz. Sin embargo, Boreas estaba peor, herido de gravedad, la sangre que venía de su cabeza bañaba su rostro, su cosmos se apagaba con rapidez, el dios había muerto.
Todos fueron corriendo a ver como se encontraba Ikki, sonrientes después de que la batalla había terminado, a paso lento la diosa Atenea salía del hospital pues había permanecido en su interior para protegerlo y ayudar a los heridos con su cosmos.
Touma: Vaya, de modo que la batalla acabó.
Orestes: Te equivocas Íkaro, sólo acaba de empezar.
Seiya: ¿Cómo? Acabamos de vencerlos. ¿No eran cuatro?
Orestes: No, aún queda el más poderosos, su maestro, el Padre de los Vientos, Eolo.
Ikki: ¿Qué? ¿Más poderoso que Boreas? ¡Agh! - exclamó mientras caía de rodillas, sosteniendo una herida grave que tenía en el estómago a causa del ataque final de Boreas -
Shun: ¡Herman! ¿Te encuentras bien? - preguntó preocupado antes de sostenerlo pues el caballero se desvanecía -
Shiryu: Oh... No... Agh… - vomitó sangre pero aún así no cesó en su intento de levantarse -
Shun-Rei: ¡Shiryu! Aún estás débil, descana. - le rogó -
Shiryu: No... no puedo... Boreas dañó uno de los puntos vitales de Ikki... tengo que cerrar la herida.
Y así lo hizo, la diosa Atenea se encontraba junto a sus guerreros, curando sus heridas con su cálido cosmos, les dedicaba una sonrisa llena de paz y serenidad, después de que curara a Shiryu, éste cerró la herida de Ikki y paró de sangrar, luego se dirigió a donde estaba la cuadrilla de Jabu, pero una terrible tormenta se lo impidió.
Seiya: ¿Qué pasa?
Marin: Siento una cosmo-energía maligna y muy poderosa.
Orestes: Sólo puede tratarse de Eolo. ¡Hay que proteger a Atenea!
- Ja, ja, ja. No crean que soy tan fácil de vencer humanos endebles.
Shaina, Marin y Jabu se lanzaron de inmediato contra la figura que recién aparecía, vestida con una armadura divina y un resplandeciente sable, el dios Eolo rechazó a los tres guerreros con una fuerte onda expansiva provocada por su arma que los estampó contra el hospital.
Atenea trataba de contener la tormenta pero no podía, el dios del viento se acercaba con furia a la diosa y nada parecía poder detenerlo.
Seiya. ¡No la tocarás! ¡Meteoros de Pegaso!
Shiryu: ¡Cien Dragones de Rozan!
Hyoga: ¡Trueno del Alba!
Ikki: ¡Fénix Incandescente!
Shun: ¡Cadena Nebular!
El dios simplemente rechazó todos los kens con una onda de choque, a la velocidad de la luz golpeó con fuerza a Shun en el estómago y lo derribó, de una doble patada giratoria destrozó a Hyoga y a Shiryu, para que luego lanzara una onda expansiva que cortó al fénix, abriendo las heridas.
Para Seiya aquello resultó una mala sorpresa, había vencido a ocho caballeros en apenas unos segundos, pero no debía ir un pasó atrás, encaró a Eolo como siempre mientras Atenea trataba de proteger el hospital de la tormenta.
El pegaso alcanzó el 7º Sentido y se lanzó a golpear al dios quien esquivaba todos sus golpes con facilidad, Seiya no podía creerlo, su poder era enorme y, a diferencia de sus discípulos, él si había obtenido el 8º Sentido por lo que era aún más letal.
Eolo: Si eso es todo lo que sabes hacer, me sorprende que mis hijos hayan caído frente a seres tan débiles.
Una onda de choque golpeó a Seiya, quien hizo un surco por todo el patio hasta quedar estampado contra el árbol, Eolo elevó sus brazo derecho con la palma abierta a los cielos, recibiendo cuatro esferas de colores rojo, amarillo, blanco y azul que se metieron en su mano.
Seiya: “¿Qué habrá hecho?” - se preguntó mientras se levantaba - ¡da igual cuantas veces caiga, porque es mi deber vencerte u proteger a Atenea! ¡Meteoros de Pegaso!
Eolo: Je. ¡No deberías haber osado levantar tu mano contra los dioses humano! - exclamó viendo como los meteoros se le acercaban, y dirigiendo su mano adelante - Furia de los Cuatro Vientos.
Cuatro ráfagas de viento fueron lanzadas para luego unirse en una especie de rayo láser que destruyó los meteoros y golpeó de lleno a Seiya, sin dejarle tiempo a respirar, el dios le golpeó con un puño ascendente que lo envió hacia los cielos, desde ahí le lanzó varios soplos glaciales para finalizar con una fuerte llamarada.
Una vez cayó al suelo el pegaso estaba totalmente molido, pero a Eolo eso no parecía bastarle, quería vengarse de los caballeros por el acto que habían cometido, Hyoga trató de golpearle junto a Ikki pero el dios simplemente hizo un gesto y el propio viento los empujó de nuevo contra la pare.
Atenea: “Oh no, mis caballeros. Si siguen así morirán. He de hacer algo.” - pensó - ¡Basta Eolo! ¡Iré contigo pero deja a mis caballeros en paz! - rogó pero la sonrisa de Eolo le confirmó que no estaba dispuesto a aceptar el trato -
Seiya. No Saori, no vamos a rendirnos porque sabemos que luchamos por lo que es correcto. ¡No lo haremos!
Pese a que el ímpetu de Seiya era grande, nada pudo hacer cuando Eolo le propinó un fuerte pisotón que enterró su rostro en el suelo, sorpresivamente, el dios saltó a gran altura, pero aquel acto fue explicado cuando acabó cayendo con el codo delante, que destrozó la espalada a Seiya, luego lo levantó por los pelos y golpeó su estómago con ondas de choque sin soltarle para terminar lanzándole contra el suelo y seguir pateándole.
Eolo: Se acabó, voy a terminar con tu inocua vida humano.
Touma: Creo que te olvidas de nosotros. - dijo en posición ofensiva -
Orestes. Y te aseguro que no somos tan débiles como los demás. - añadió, ofendiendo a algunos de los que estaban ahí como Jabu -
Eolo: ¡No tengo tiempo para ustedes! ¡Choque de Tornados!
Decenas de pequeños tornados golpearon a ambos guerreros quienes salieron con relativa facilidad del asedio para atacar al dios, pero éste sólo se dignó a lanzar de nuevo su ken varias veces, que los golpeaba con violencia.
Orestes: ¡Ahora me toca a mí! - gritó mientras saltaba - ¡Resplandor Solar!
Touma: ¡Lanzas de Libertad!
Ninguno de aquellos kens sorprendió al dios, un impacto invisible desintegró las lanzas y el resplandor no le hizo nada, la sorpresa de los guerreros no podía ser mayor pero no les dio tiempo a pensar pues rápidamente Eolo se elevó por los aires.
Nadie, por muy poderoso que fuera había podido hacer lo que ahora hacía el dios, mantenerse en el aire, era una técnica que nadie se había molestado en aprender pero que no dejaba de significar una cosa; Ventaja. Touma y Orestes cayeron pesadamente al suelo mientras que Eolo los miraba sonrientes, podía ver como los demás se levantaban pero con gran dificultad, era el momento de eliminarlos a todos de un plumazo.
Eolo: ¡Ojo del Huracán!
En aquel momento Eolo era realmente el “ojo” de su terrible ataque, sus manos apuntaban hacia abajo generando un huracán de fuerza 6 que arrasó con todo, el hospital quedó desintegrado y los alrededores también, todos los caballeros quedaron completamente destrozados pero hacían acopio de todas sus fuerzas para mantenerse en pie, el ataque se desvaneció rápido, pues no era tan duradero como los demás pero sí devastador, Atenea cayó derramando lágrimas por las mil muertes ocurridas en aquel hospital, las chicas se juntaron con ella tratando de consolarla, al igual que las amazonas y jabu, sin embargo los caballeros encaraban al dios que no parecía tener remordimientos.
Hyoga: ¡ASESINO! ¡Pagarás por esto!
Eolo: Ja, ja, ja, ja. ¿Aún no habéis muerto? ¡Pues aún no estoy agotado!
Atenea: No te perdonaré esto Eolo, has matado a muchos inocentes y no estás arrepentido. ¡Justicia Divina! - del cetro de Niké surgió un centelleante rayo dorado que se dirigía implacable contra el dios -
Shiryu: Usaré toda la energía que me queda para enfrentarte. ¡Cien Dragones de Rozan!
Hyoga: ¡Sufre el frío de tú alma bastardo! ¡Trueno del Alba!
Shun: ¡Tempestad Nebular!
Ikki: ¡Arde en el infierno y no vuelvas! ¡Fénix Incandescente!
Seiya: ¿Cómo has podido matar a tantos niños inocentes y no tener remordimientos? ¡Cometa de Pegaso!
Touma: ¡Relámpago divino!
Orestes: ¡Resplandor de luz!
Todos los ataques se juntaron al rayo dorado de atenea mientras Seiya se propulsaba paralelamente al ataque preparado para acabar con Eolo, los demás guerreros protegían a la diosa con su cosmos porque aquello iba a ser demoledor.
Eolo: ¡No me dais miedo! ¡Ojo del Huracán!
---------------------------------------------------------------------------
Notas del Autor:
Espero que este capítulo haya sido de su agrado y que las batallas hayan sido de vuestro gusto, decidí que la cosa acabara así para darle emoción. Este fanfic no acaba aquí ¿Eh? Este es sólo el comienzo aunque parezca una batalla final, no lo es. A los que les haya gustado... Y a los que no... Mándenme un e-correo a: lordomega345wanadoo.es
----------------------------------------------------------------------------
Editado por Jeczman, 17 abril 2007 - 11:58 .