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[Lys Abyss]

Capítulo Uno: Ese día en que llegó.
El Infierno, gobernado por Hades, el señor que todos respetaban. Era un lugar en donde los vivos que cometieron pecados van después que caen en ese sueños eterno llamado Muerte. En este lugar que está lleno de cárceles para pecados distintos, en donde el cielo es rojo y lleno de nubes negras, no es un lugar bonito, pero eso no duraría mucho tiempo.
Gracias a un acuerdo que habían hecho Zeus, Poseidon, Athena y Hades. Estos tres habían prometido que la tierra junto a los humanos no serían tocados. Por eso todo era Paz y tranquilidad, sin duda los mejores días que podrían tener los caballeros de Athena, sin embargo... Hades, rey del Infierno como ya he dicho, estaba a punto de salir de sus cabales.
Nunca se había encontrado tan aburrido en toda su vida de Dios, lo cual era mucho tiempo. En ese momento se encontraba en los Campos Elíseos, un lugar dentro del Infierno que sólo aquellos que son permitidos por Dioses pueden entrar. Un lugar lleno de luz y hermosas flores, con mariposas revoloteando de aquí para allá. Simplemente hermosos.
Sintió la presencia de un humano, pero estaba vivo, por lo que abrió sus hermosos ojos celestes de golpe.
«¿Un caballero de Athena?» se preguntó, «No... Es sólo un humano... Pero entonces ¿Cómo llegó al Infierno estando vivo, un simple humano?»
-Hades-sama -lo llamó Hypnos, Dios del Sueño, quién llegó a su lado.
-También lo sintieron -Hades se dio la vuelta para comenzar a caminar, el sonido de su armadura al pisar llenaba el silencio del lugar.
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Una mujer, el humano que había llegado, era una mujer. Pero estaba casi muerta, tenía heridas en todo su cuerpo y toda la sangre alrededor de ella indicaba que faltaba poco para que muriera. A Hades ni a Hypnos ni a Thanatos le importaba lo que pasaba.
Pero hubo algo que llamó la atención de Hades, entre los brazos de la mujer había un bulto envuelto en una manta blanca, la cual estaba manchada en rojo.
Levantó una de sus cejas oscuras ante esto, la mujer abrió sus ojos, eran de color verde oscuro. Y comenzó a llorar.
-Por... Favor... -susurró apenas, los tres le prestaron atención.
-Cuiden... De... Ella... Se lo... Suplico... Al menos que ella... Viva -fueron sus últimas palabras antes de que su presencia desapaciera.
-¿Que diablos le pasa a ese gusano? -dijo Thanatos enojado. Sin embargo, Hades hizo algo que ni él ni Hypnos se lo esperaban. Agarró al pequeño bulto en sus manos.
Un bebé.
-¿Hades-sama? -preguntaron los gemelos. Sorprendidos.
Hades miraba la cara del bebé quién tenía sus ojitos cerrados. Y los abrió, dejando ver unos ojos rojos como la sangre más fresca, y a la vez tan brillantes que parecían estrellas. Y la bebé se río al verlo, alzando sus brasitos tratando de alcanzarlo.
Hades abrió sus ojos sorprendido, ese bebé no le tenía miedo, al ver como se reía y alzaba sus brasitos; Hades empezó a sentir algo en su interior, algo cálido y que le gustaba.

No lo entendía.
Pero por alguna razón no le importaba, en ese momento sólo quería una cosa: Proteger a ese bebé.
Hades, el Dios del Infierno. Había tomado una decisión que cambiaría a todos los del Inframundo, él... Cuidaría a ese bebé, no lo mataría.
-Thanatos, Hypnos. -los llamó, estos prestaron atención a su señor.
-¿Qué... Nombre creen que le quede mejor a... -se quedó un rato en silencio al darse cuenta de algo en el bebé. - Ésta hermosa niña. -terminó de decir con una media sonrisa en su rostro.
El día en que esa niña llegó, había sido el comienzo para la más grande aventura de toda la historia.
«Próximo capítulo: Y el tiempo pasó»

[Lys Abyss]

Capítulo Dos: Y el tiempo pasó.
-¡Leah, Leah! ¿Dónde estás Leah? -la voz del Dios de la Muerte se escuchaba por todo los Campos Elíseos, el de cabellos plateados buscaba con la mirada a la chica, conociendola seguramente estaba dormida en algun lugar con sombra o tal vez estaba leyendo algún libro de la biblioteca o que alguno de los Espectros le había regalado. Dió un suspiro al aire y se concentró para detectar su cosmos, al sentirlo fue directamente hacía allí, y había sido la segunda opción, Leah se encontraba leyendo, de nuevo.
- ¿Cuantas veces vas a leer ese libro? -le preguntó a la chica, quien estaba de espaldas, sentada en la grama, su vestido morado cubría las flores a su alrededor, su largo cabello castaño que brillaba con el sol, ella se dió la vuelta y le sonrió, sus ojos cerrado y sus mejillas con un lindo sonrojo.
-Solamente me encanta este libro Thanatos, es fascinante. -le respondió Leah, en un tono tranquilo y alegre, Thanatos la miró un rato, aún no creía que esa mocosa que habían acogido y la habían criado se convirtiera en esa joven tan hermosa. Reconocía que no le gustaba la idea de que el señor Hades se rebajara tanto como para cuidar de una niña humana, pero poco a poco fue encariñandose con ella. Desde ese día en que llegó al infierno con la mujer que la trajo, habían pasado 17 años exactos.
Leah, el nombre que le habían puesto ellos junto a Pandora y el señor Hades, había logrado tanto cambiar a el infierno; obvio que
seguía siendo un Infierno y todo eso, pero hace 17 años dejó de ser un lugar frío. Todos sonreían más, y no con maldad o sadismo, era con alegría. Incluso el señor Hades, la única que podía hacerlo reír era Leah, Thanatos no se arrepentía de tener a Leah con ellos, la amaba, todos la amaban en ese mundo. Era su luz.
-Leah... -la llamó y esta lo miró, sus hermosos ojos rojos lo observaron. -Gracias, por estar con nosotros y mostrarnos el sentimiento del Amor. -Leah se sorprendió, no la culpaba, él también se sorprendió, estaba reconociendo que él, Thanatos, Dios de la Muerte y seguidor de Hades, podía tener sentimientos.
Pero él sabía que no era el único, su hermano Hypnos, Pandora que había tenido más contacto con ella por enseñarle todo lo que significa ser mujer, Los 108 Espectros que también la adoraban y la consentían con libros, incluso Radamanthys. Y bueno... El amor que ellos sentían hacía Leah no se podía comparar con el del Señor Hades, ella era sus ojos.
-Yo también los amo... A todos -Leah rió, se levantó limpiando la falda larga y en forma de campana de su vestido. Cerrando su libro y sosteniendolo en su mano derecha.
- ¿Y para qué me buscabas? -le preguntó al Dios, Thanatos sonrió.
-Hades-sama te esta esperando -le informó y empezó a caminar de regreso a su lugar en los Campos Elíseos. Leah levantó un poco de su vestido para correr riendo detrás del Dios con tanta energía, a veces Thanatos se preguntaba como una persona puede tener tanta alegría y energía
como Leah, muy pocas veces la veían triste, siempre con una hermosa sonrisa y saltando de aquí para allá.
Leah le conversaba animadamente sobre Cerbero, que iba a ir a visitarlo mañana.
-Vas a llegar llena de babas de nuevo y a Hades-sama no le va a gustar. -le advirtió Thanatos, Leah sólo miró a otro lado viendo como pasaba una mariposa, ignorándolo.
Thanatos sólo soltó un suspiro, que hiciera lo que quisiera.
Sí... Ahora que lo pensaba, el tiempo había pasado hermosamente para ellos, Leah había sido algo bueno en sus vidas como Dioses, algo de lo que se sienten orgullosos de proteger sin hacerle daño a alguien.
Por primera vez.
«Próximo capítulo: Athena...? ¿Quién es ella?»