Capítulo 1: Legado
En los cinco viejos picos de china existe una imponente cascada que desde hace milenios fluye para dar vida a la hermosa vegetación de la zona. Ese sitio se considera un lugar sagrado y muy pocas personas han logrado acceder, aunque se conoce por las historias que se transmiten de generación en generación.
Allí, ante la colosal cascada Rozan permanece sentado un hombre de edad muy avanzada y del que sobresale su sombrero como bastón que sostiene con su mano derecha. A pesar de que se mantiene inmóvil, a su alrededor emana una energía mística y que es propia de alguien que tiene un alto dominio del cosmos.
- Genbu
Unos metros adelante, en una roca, se encuentra aparentemente meditando el pequeño Genbu quien su semblante lejos de reflejar serenidad se nota incómodo y hasta aburrido pues desea estar en otro sitio divirtiéndose.
- Maestro, ¿esto de qué me servirá? Esto es aburrido y prefiero destruir las rocas
Luego de decir eso el aprendiz suspira profundamente y abre sus ojos para acto seguido ponerse en pie con cierta molestia.
- Necesito obtener más fuerza y no perdiendo el tiempo
Pero ante esas palabras no existe respuesta alguna por parte del maestro quien únicamente cierra sus ojos y con su bastón señala la enorme cascada de rozan.
- ¿Puedes verla? La cascada de Rozan fluye con fuerza y con ello llena de vida toda esta zona. Aún así para lograr eso, se tuvo que forjar durante siglos abriendo el camino. El poder sin forjar la mente sólo puede destruir a uno mismo.
El semblante de Genbu denota el desagrado por escuchar una vez más las sabias palabras de su maestro por lo que da la media vuelta emprendiendo un avanece lento hacia otra dirección.
- Maestro, iré a entrenar en el río y luego regresaré a meditar.
- Genbu, tienes poder y seguramente te volverás alguien muy fuerte pero nunca podrás alcanzar tu máximo potencial hasta que abras tu mente.
Años después.
Una serie de soldados con lanzas caen sin vida en los alrededores que conducen a la ciudad de Tokyo mientras se interpone en su camino un hombre cubierto de pies a cabeza por una legendaria armadura de oro, misma que brilla en partes aleatorias con majestuosidad y de la que sobresalen un par de escudos que descansan en uno de los hombros, así como espadas en la espada.
- ¡Hmm! No importa cuantos sean, el resultado será el mismo.
Pronuncia con orgullo mezclado con seriedad el portador de aquel manto quien es el mismísimo Genbu.
- No los dejaré cruzar por este camino servidores de Pallas.
En ese momento una corriente de aire mueve con elegancia unas cuantas hebras de la extensa cabellera de tonalidad naranja al tiempo que una sonrisa leve pero notoria se traza en sus labios.
- “Tal y como lo dijo Seiya de Sagitario, el reciente levantamiento del ejército de Pallas es la señal de que Pallas está por regresar a la tierra”
Los soldados comienzan a avanzar hacia atrás lentamente porque sienten el poder inmenso que posee el santo de oro sin embargo su misión es tomar la ciudad de Tokyo en nombre de Pallas por lo que corren para atacar.
- Tienen coraje, pero en una batalla, el cosmos lo es todo.
Dichas esas palabras un aura de luz rodea el brazo derecho de Genbu mientras abre el compás de su pierna obteniendo una postura de ataque.
- ¡Envíen este mensaje a Pallas! ¡Genbu de Libra no dejará que lastimen a gente inocente!
Y así del puño del guardián de Libra se libera una onda de energía destructiva misma que arrastra y envía por los aires a una gran cantidad de soldados quienes caen ya sin expresión de vida.
Unos segundos después se escuchan una serie de pasos pertenecientes a santos de acero quienes responden a las órdenes Pavlin de Pavo Real
- Lamentamos la tardanza, hemos venido a proteger Tokyo.
Al darse cuenta que compañeros de armas han llegado a proteger la ciudad, Genbu cierra lentamente sus ojos y da la media vuelta.
- Hagan un perímetro alrededor de la ciudad y envíen gente a vigilar en las torres. Los soldados regresarán.
De repente un juego de luces se forma unos metros delante de Genbu mientras un cosmos lleno de serenidad inunda el entorno y, poco a poco, de ese fenómeno se forma la silueta de un hombre cubierto por otra armadura de oro de la cual se distinguen dos enormes cuernos de oro.
- Tiempo sin verte, Genbu
Por un momento el foco de atención se centra en la frente del recién llegado ya que tiene dos puntos rojos que lo identifican como un alquimista de la región de Jamir, una zona ancestral en donde viven los artesanos sagrados, únicos capaces de reparar armaduras.
- Kiki de Aries
Responde Genbu conforme todo el despliegue visual se extingue dejando solamente ver el atlético cuerpo de Kiki así como su larga cabellera.
- He venido porque Athena solicita tu presencia y yo tomaré tu lugar supervisando la protección de Tokyo.
- Athena
El santo de libra confía en Kiki de Aries por lo que emprende su avance con destino hacia el santuario.
- Si gustas puede teletransportarte a la entrada al santuario.
- No.
Al escuchar eso una sonrisa se dibuja en los labios de Kiki pues sabe que Genbu jamás aceptaría ser teletransportado, además, para un santo de oro, recorre distancias largas no le lleva demasiado tiempo debido a su gran velocidad.
Las puertas de oro de la recamara del sumo pontífice se abren revelando una larga alfombra roja que conduce a un trono de oro en donde permanece sentada con delicadeza Athena y a su costado, de forma protectora, Seiya quien porta el majestuoso manto de Sagitario.
- Diosa Athena, soy Genbu de Libra
Con un tono de voz respetuoso muestra su lealtad a Athena para acto seguido colocar su rodilla contra el suelo como reverencia.
- Genbu, te agradezco que estés aquí.
Expresa la Diosa que reencarnó como Saori Kido mientras Seiya da un paso hacia adelante.
- Genbu, Athena sintió la llegada de una presencia maligna en la Isla Thalassa. Esa isla es un lugar importante para el santuario por lo que debes acudir y proteger a la gente.
- Así será.
En ese momento Athena se pone en pie y lleva su mano derecha hacia su corazón al tiempo de cerrar sus ojos.
- Genbu en ese sitio reposa Poseidon. Hace años hicimos un pacto de no agresión con el objetivo de no lastimar la tierra. Esta misión es muy importante porque si ese lazo se rompe entonces una guerra puede iniciar.
De repente el foco visual viaja desde Grecia hacia la isla en donde se hace una remembranza de cuando Athena junto a Seiya se reunieron con Poseidon para hacer entrega de las lágrimas de agua como señal de buena fe para forjar una alianza.
Isla Thalassa
En la isla es de noche y todo parece completamente tranquilo por lo que al llegar Genbu comienza a avanzar, pero sin portar la armadura de Libra pues no desea llamar la atención. Mientras camina por el muelle se percata que no hay personas.
- “¿Dónde están las personas?”
Analiza fugazmente siguiendo el camino principal que conduce al pueblo cuando de repente una melodía hermosa y hasta hechizante se comienza a escuchar.
- ¿Eh?
La música se emita por una flauta transversal y proviene desde unos metros adelante en donde se interpone en su camino un hombre de tez delicada y tonalidad blanca y que tiene unos hipnóticos ojos violeta.
- Has llegado, santo de Athena.
Genbu no responde nada y tan sólo mantiene su mirada analítica y seria.
- Soy Sorrento de Sirena, sirviente del emperador Poseidón y te he estado esperando.
- Genbu de Libra, santo de oro de la séptima casa.
Aunque Genbu no estuvo en la batalla de los mares, tiene conocimiento de lo que ocurrió y como Seiya y otros santos lograron destruir los siete pilares para frenar la destrucción de la humanidad, pero también como frenaron la ambición de Kanon, quien en realidad movió desde un inicio los hilos.
- Hay un lazo forjado por Athena y el emperador Poseidón y si ese balance se desea mantener, hay que acabar con la amenaza.
El Santo de Libra sabe perfectamente que el poder de Sorrento es igual al de un santo de oro por lo que deduce que el rival al que se van a enfrentar debe tener un enorme cosmos.
Momentos después Sorrento y Genbu avanzan por el pueblo mismo que está en silencio porque está abandonado.
- La gente que vive aquí fue enviada al palacio de Poseidon en esta isla en donde el cosmos del emperador los protege.
Por un instante Genbu mira hacia el cielo
- “Mientras Hades intentó destruir la tierra, Poseidón y la Diosa Athena la desean proteger”
- Escuché que fuiste alumno del anterior santo de Libra, el viejo maestro Dohko.
La voz de Sorrento es suave, cautivante y hechizante digna de un ser celestial y con un corazó extremadamente noble. Sorrento pese a no ser un santo de Athena y a su profunda lealtad a Poseidon, le tiene respeto al ejército de Grecia.
- ¡hmm! Dohko de Libra, un santo de oro ejemplar y un gran maestro que soportó mi actitud infantil.
Explica con una sonrisa en sus labios mientras recuerda las veces que de pequeño dejaba los entrenamientos para hacer otras cosas.
- Fui compañero de Shiryu. Él era todo lo contrario a mí, era disciplinado y comprometido mientras yo era problemático.
- Shiryu y otros santos fueron los que destruyeron los pilares y revelaron la farsa de Kanon. Aún así, hoy estás aquí como santo de Libra, siguiendo el legado de tu maestro.
En ese instante de serenidad se escucha una voz agitada acompañada de pasos apresurados, lo cual llama la atención de ambos guerreros.
- ¡Maldito!
El responsable de esas palabras es un hombre cubierto de sangre y heridas quien arroja una lanza hacia un punto desconocido.
- ¿Qué?
Se pregunta con cierta sorpresa Genbu pues no siente ningún cosmos cercano.
De repente una profunda y sádica carcajada se escucha desde la oscuridad al tiempo de que la lanza se desvanece sin problemas.
- Realmente eres un tipo estúpido.
De repente una serie de espíritus comienzan a danzar alrededor de la oscuridad al tiempo de gritar con dolor como si estuviesen siendo castigados y, al mismo tiempo, una densa niebla hace acto de presencia acompañada de un aroma a muerte y putrefacción.
- Pero parece que es momento que me presente ante ustedes.
Así de la oscuridad y de forma tétrica emerge un hombre cubierto por una armadura negra como la mismísima noche y que emana un aura de crueldad mientras los ojos del portador permanecen ocultos y protegidos por un antifaz.
- ¡Mataste a mi familia! ¡No te lo pienso perdonar maldito!
Pero en un abrir y cerrar de ojos una de las almas que sirven al verdugo del infierno se abalanza sobre el hombre quien es enviado por los aires, pero, al estar a punto de caer, es rescatado por Genbu quien lo coloca lentamente en el suelo.
- Deben tener cuidado, ese bastardo mató a mi familia en nuestro barco.
- ¿Por qué no pude sentir tu cosmos?
Le cuestiona Genbu mirando fijamente a aquel hombre cuya identidad sigue siendo un misterio no obstante algunas partes de la armadura se asemejan a una que conoce perfectamente el guardián de la casa de Libra.
- ¿Cómo puede ser?
Las carcajadas desquiciadas continúan por parte del misterioso personaje quien extiende su mano derecha hacia su costado haciendo que toda la oscuridad y almas se esfumen, revelando así una armadura casi idéntica a la de cáncer
- Tiempo de no ver a un santo de oro y a ese estúpido brillo.
Así amplía su sonrisa mostrando esa dentadura apretada y sus ojos llenos de agresividad, salvajismo y hasta una locura que provoca temor.
- Soy Máscara de Muerte del Castigo.
Ese nombre resuena en la mente de Genbu quien no puede ocultar su sorpresa pues es la mismísima persona que portó la armadura de cáncer en la guerra de las doce casas. No obstante, no comprende porque tiene esa armadura y un nuevo cuerpo. ¿Quién está detrás de esto?
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Este fan fic se basa en los personajes de omega y personajes de la franquicia. Va relacionado (mega evento) con crónicas de plata y su publicación será en paralelo con el de plata.