SAINT SEIYA. El Surgimiento de la Luz
#41
Publicado 28 enero 2018 - 14:22
#42
Publicado 28 enero 2018 - 20:22
pobre Wapreel---su pasado fue muy triste
el cambio de nombre que se impuso asi mismo me recuerda
al juez de garuda de lost canvas que tenia 2 nombres
#43
Publicado 29 enero 2018 - 17:43
#44
Publicado 03 febrero 2018 - 07:58
#45
Publicado 03 febrero 2018 - 11:48
#46
Publicado 03 febrero 2018 - 22:52
Con que Gaadrel tomo el nombre de su hermano, habrá tomado solo el nombre o también su personalidad?
Lastima que el alma del espectro haya podido con el.
Bueno al menos los otros dos de plata siguen vivos jajaja.
Buenos Caps
#47
Publicado 05 febrero 2018 - 08:46
Dbicho: No fue mi idea abarcar el asunto de la personalidad, veo que un par de usuarios ya comentaron algo parecido, pero para aclarar solo se puso el nombre de su hermano para recordarlo y tenerlo siempre presente.
Sobre los santos de plata, ya van a ver cuales van a ser sus papeles.
Por último, agradezco a quienes se pasan a leer el fic
#48
Publicado 05 febrero 2018 - 10:16
-Me pregunto donde estara Athena
-Galatea al parecer ya se esta preparando para el siguiente
movimiento en la guerra sagrada
Editado por T-800, 05 febrero 2018 - 10:17 .
#49
Publicado 12 febrero 2018 - 13:23
#50
Publicado 12 febrero 2018 - 17:37
Galatea parece ser inteligente no como saori cuyo único plan consistía en dejarse secuestrar-XD
la flecha de la Diosa si que tiene un poder fumado
Buen fic
#51
Publicado 15 febrero 2018 - 13:51
Me disipaste las dudas con Gadrel, gracias!.
Si la flecha de la diosa ingreso al castillo, o en otras palabras termino en manos de un Esqueleto, significa entonces que el Santo de Sagitario esta en las inmediaciones. De lo contrario seria un super francotirador para dispararla desde el Santuario xD.
La actitud de Galaltea me gusta, muestra muchos puntos fuertes a la hora de dirigir a su ejercito.
Saludos!
#52
Publicado 16 febrero 2018 - 13:02
Tenia idea de que la tirara desde el Santuario, pero ahora lo voy a acercar para que no se vea mas fuerte de lo que debe ser.
Gracias a ambos por pasar a comentar y por agradarles mi personaje Galatea, :D
#53
Publicado 13 marzo 2018 - 15:41
Buen capitulos y me puse al dìa
#54
Publicado 13 abril 2018 - 17:31
PARTE 11: Adentro.
~Momentos antes.
(
Santuario.
~Aposentos del Sumo Sacerdote.
—...para acabar con la barrera...? —pregunto repitiendo el Santo que se encontraba arrodillado frente al Papa.
—Si, entendiste bien. No te preocupes por la flecha, que esta regresara una vez halla terminado su misión.
—Pero, no creo que le haga siquiera una pequeña fisura!
—Lo lograras, joven Santo. La diosa Nike estará contigo.
—Esta bien. Esperemos que funcione. Iré a una distancia prudente y elevaré mi flecha hacia el Hades.
Castillo de Hades.
~Torre Izquierda de Vigilancia.
—Algo se aproxima a una increíble velocidad!!
—Que es? El cosmos que surge de eso es sublime...
Antes de que se dieran cuenta la flecha ya había penetrado la barrera que envolvía al castillo, destruyéndola instantáneamente. Aquellos soldados, esqueletos, nada hubiesen podido hacer para detenerla.
—Una flecha? Destruyo por completo la barrera... Debemos reportarselo de inmediato a la Señora Galatea.
)
Nuevamente el Santuario.
~Aposentos del Sumo Sacerdote.
—He estado en Star Hill, intentando comunicarme con nuestra Diosa. Según parece hay un gran caos en el Olimpo —le comento el Patriarca.
—El Olimpo? Se refiere usted al lugar donde moran los dioses en la Tierra?
—Si. Athena esta envuelta en ese caos. Asi que, por el momento, no puede abandonar aquel sitio. Por otro lado, la situación en la que nos hallamos no es tan preocupante.
—Un cosmos maligno surge en las cercanías del Templo del Cangrejo Gigante. DeathWave de Cáncer esta allí. En caso de un ataque, lo mas probable es que los espectros surjan en la cuarta casa. Y entonces la situación se tornara realmente preocupante.
—Mmm. Puede que tengas razón. En esos momentos no nos quedaría otra salida que contraatacar.
—Mientras esperamos a Athena.
—Asi es, mientras esperamos a nuestra Diosa, y protegiendo a Nike —le correspondió el Papa —Muy bien, regresa a tu templo Colquides. Si tus sospechas se hacen realidad debemos estar preparados para derramar muchísima sangre. Debes proteger el Carnero Blanco hasta el final, recuerda esto: Debes vivir, conocer a Athena por ti mismo. Solo así se aclararán las dudas de tu corazón.
Colquides miro impresionado al Sumo Pontífice. Nunca había expresado sus ideas y creencias públicamente, pero el representante de Athena parecía conocerlo muy bien.
—Con su permiso, Papa.
El Patriarca ya había dado aviso de que un buen numero de guerreros se dirigía al castillo de Hades.
Si su información no era errónea, el Dios del Inframundo no estaría allí, sino en el mundo subterráneo. De esta manera no los habría mandado a su propia perdición.
—De entre todos los santos actuales, han ido al castillo unos veintiocho.
Cuatro santos de oro, ocho de plata y dieciséis de bronce. Espero, sea suficiente para menguar las fuerzas enemigas y traer lo que les solicite.
Castillo de Hades.
~Entrada.
—Ustedes no son mas que estorbos. Apartense del camino, si no quieren morir —siempre había querido decir esa frase. Taniel, santo de Plata, se apresuro al frente del grupo.
El numero de esqueletos era mayor que el de santos, casi el doble.
Sin embargo, estos no hicieron caso a las advertencias de los guerreros de la justicia, sino que intentaron atacarlos. Fueron fulminados rápidamente a la velocidad de la luz.
—Incluso si fueran un centenar de ustedes jamas habrían sido capaces de detenernos —río el joven santo Taniel. Nuevamente había accedido a ir porque Heredia estaba en el grupo de la misión.
—Nos dividiremos como acordamos, avancen rápido!!
Justo en ese momento una cantidad considerable de seres abandonaron el castillo. Espectros. Salieron por las ventanas y se perdieron en el foso de gas verde que rodeaba el Castillo.
Los santos se repartieron en cuatro grupos, todos comandados por el santo de mayor rango. Y una vez acabaron con los esqueletos que aparecían como si brotaran del suelo, se dispusieron a ingresar al tétrico palacio.
Apenas entraron, analizaron todo a su alcance. El piso era de baldosas de cerámica de un color semejante al morado. Las paredes dibujaban bellas pinturas en si mismas. Un castillo tan hermoso, cuyo líder era el temible rey del Inframundo. Nada de esqueletos, ni espectros. La vía estaba libre. Raro.
Aun seguía siendo de noche. El castillo, igualmente, estaba iluminado. Hace unos días, se encontraba abandonado y sin señales de actividad en el. Majestuosos candelabros colgaban en los lejanos techados y en las paredes. Algunas de sus velas se habían apagado, otras ya se habían consumido casi en su totalidad. Las pocas que quedaban alcanzaban a proyectar una luz tenue.
Nada de espectros. No se sentía la presencia de nadie mas. En cuanto terminaran de cruzar el pasillo debían estar preparados para luchar.
~Sala Principal.
Aun seguían allí Galatea junto a los dos espectros. Wyvern y Griffo.
—Ya están dentro. Tu, Wyvern puedes ir yendo al Santuario, reúne a tu tropa y partan enseguida. Traeme la cabeza de la diosa —le ordenó con frialdad la dama.
—Enseguida —respondió a la vez que salia de su presencia.
Galatea ya había ordenado atacar al Santuario ahora que se encontraba desprotegido. Apenas ingresaron los santos al palacio, el grupo había partido hacia allí. Un total de diez espectros. Un batallón completo liderados por la estrella celeste del terror. Aquel que conocía las doce casas mejor que nadie.
Dos batallones enviados a un Santuario sin guardianes. Nada podía salir mal. Esta vez el recinto sagrado caería sin duda alguna.
Mientras la estrella celestial de la ferocidad, uno de los tres jueces, Trento de Wyvern junto con Wendiggo atacaban las doce casas, Griffo y Garuda se encargarían de acabar con aquellos que se habían infiltrado al castillo. Protegiendo el palacio. Y eso implicaba asesinar a los invasores.
—Iré a ver si Garuda precisa de ayuda. Con su permiso, señora —exclamó Griffo.
—El cosmos de la estrella celestial del Valor esta dispersándose. Parece que ya comenzó a actuar.
—Si, puedo sentirlo. Al igual que detecto a mas de veinte santos. Veinticuatro, veinticinco... Veintiocho. Si, son un total de veintiocho santos los que han ingresado...
—Estúpidos. Entraron a a la boca del lobo. Garuda acabara con ellos. Ambos, ustedes.
—Si. Acabaremos con todos los que se atrevieron a profanar el palacio. Ellos no son nada contra nosotros. Y cuanto antes, mejor. Me retiro, con su permiso —y sin decir mas salio del lugar.
-----o-----
Seguían avanzando. Nada de enemigos. Ni una pizca de su esencia. Ningún movimiento aparte del suyo. Solo las baldosas que se veían mas oscuras y las paredes iluminadas por esas débiles velas.
Todos los santos seguían recorriendo el pasillo que parecía no acabar más.
El ejercito de Hades se estaba moviendo. Tarde o temprano llegarían al recinto sagrado. Todo el Santuario se encontraba sumido en alerta. Desde el gran Papa que se hallaba acompañando a la bebé, hasta los soldados rasos. Incluso habían dado aviso al jefe de la aldea de Rodorio, que estaba mas abajo, para que todo el pueblo estuviera precavido y no salieran en la noche.
Quedó en Grecia aproximadamente la mitad de todo el ejercito atheniense.
¿Que estaría sucediendo en el Monte Olimpo? Athena siempre surgía en la Tierra un par de años antes de que los ejércitos enemigos empezaran una guerra... ¿Que era tan importante para que esta vez no fuera así?
Los espectros estaban momento a momento mas cerca del Santuario, todos los santos podrían hacerse cargo de ellos y mantener combates equilibrados. Pero si Hades hacia un acto de presencia allí, indudablemente seria el fin. Solo Athena podría detener una fuerza como aquella. Solo Athena.
Santuario.
~Aposentos del Sumo Sacerdote.
Sentado en su trono, se encontraba el Patriarca. Paciente como siempre. La paciencia era una virtud que caracterizaba a todo Papa que ejercía el cargo desde la era del mito.
Fuerza, valor, sabiduría, etc, pero paciencia sobre todo.
El Patriarca. Como solía suceder, el Papa ostentaba su cargo hasta su muerte; este puesto se lo otorgaba otro Papa, o la misma Athena.
De la anterior guerra sagrada solo quedaron con vida tres santos. En aquella época, hubo además un conflicto interno que dejó al Santuario en la ruina. Sin embargo, lograron imponerse y derrotaron a Hades.
Hace doscientos cincuenta años, el Santuario se encontraba demasiado desprotegido. Luego de la guerra civil, solo quedaban un puñado de santos de oro y otro poco de santos de plata. De bronce solo eran tres. El Sumo Sacerdote acababa de ascender a ese puesto y era inexperto, al igual que la diosa Athena.
Era la primera vez en toda la historia que el ejercito estaba muy reducido. Siendo no mas de veinte santos, entre los cuales estaba el actual Patriarca. Fueron ellos, valerosos caballeros quienes junto a Athena y el gran Papa vencieron al ejercito de Hades y finalmente a él, en el mismo Santuario.
Luego de vencer al rey Inframundo, Athena dejo a cargo del Santuario a uno de sus mas valientes guerreros. El Santo de Plata de Ballena, Thomas.
Antes de partir se llevo consigo los cofres que mantenían selladas las almas de los dioses mensajeros. Y la de Hades. Athena se encargo de dejarlos en los Campos Elíseos, lejos del alcance de las personas, quienes en su desconocimiento y curiosidad podrían causar grandes estragos. Y se fue. Dejo a Thomas como gobernante del Santuario y regreso a su descanso de mas de doscientos años. Él se encargo de restaurar los templos, fuentes, escaleras y toda la estructura del Santuario. Además formo una nueva legión de santos. Sin embargo, el ya era viejo. Durante la Guerra Santa, combatió junto con sus compañeros a una edad de cuarenta y dos años, como el Santo de Plata de Ballena. Y luego de mucho tiempo, después de haber mantenido bajo su mando a todos los santos y encaminarlos por la senda de la paz y la justicia, prediciendo su pronto fallecimiento cedió su puesto al joven Santo de Leo, Singh. El actual Pontífice. Thomas fue enterrado en el cementerio a los pies de los Doce Templos, con el titulo de Santo de Plata. Él siempre había dicho que le gustaba mas ser un guerrero. Por eso había luchado contra cada uno de los santos que en estos momentos lamentaban su muerte.
Nuevamente había ascendido otro Sumo Sacerdote. Singh. Quien hace mas de treinta años se despojo de su cloth dorada de Leo y vistió orgullosamente el manto y casco del Pontífice. Aquel que ahora meditaba sobre el rumbo de la Guerra Santa.
Actualmente había santos de Bronce y Plata rodeando el Santuario, los santos de oro en sus templos. El Papa y Nike en sus aposentos. Los guardias y soldados rasos se encontraban en puntos específicos con la tarea de detectar a los espectros. Por otro lado, las doncellas que cuidaban de la bebé fueron enviadas a sus hogares en la villa Rodorio. Todo el Santuario se hallaba a la espera del enemigo.
El Papa sabia que debían venir. Puesto que, al enviar a los suyos al castillo, no había duda de que estos intentarían destruir el Santuario. Un ataque respondido con otro ataque.
La Guerra era así.
Aunque no contaban con experiencia en guerras sagradas, los libros de la historia del Santuario contaban con detalle estos acontecimientos. Se habían librado batallas en contra de diferentes dioses. Algunos solo se envolvieron en una Guerra Santa una vez, y al verse derrotados no volvieron a intentar apoderarse de la Tierra, otros como Hades, dios del Infierno, Eris, diosa de la Discordia y Ares el dios de la guerra aparecían como los enemigos mas habituales a quienes Athena hasta ahora siempre vencía. A su vez se encontraba información de los ejércitos de cada uno, aunque no eran muy específicos se tenían conocimiento de varios guerreros enemigos que resurgían con su Dios, como el caso del ejercito de Hades.
El Patriarca Singh aprovechó todos estos años de paz para llenarse de conocimiento. Visitaba casi periódicamente Star Hill, buscando señales en las estrellas.
Aproximadamente medio siglo formando nuevos santos, renovando la apariencia del Santuario. Fue el Papa Singh quien reconstruyo la Arena de Combates, luego de que la inesperada visita de seres de fuego con forma humanoide lograran, sorprendentemente, incinerar el lugar.
Luego de tantos años, finalmente se encontraban a las puertas de la Guerra Santa. Este momento que el Papa no deseaba, pero que era inevitable.
Envió a los cuatro santos de oro a invadir el Castillo, cada uno con su batallón, con los cuales siempre cumplían sus misiones, para que le trajeran sus estrategias y movimientos futuros. Y sobre todo para que averiguarán el motivo por el cual una estrella maligna se había apoderado de un santo cuyo destino era ser parte del ejercito atheniense como santo de Cefeo.
—Es increíble que esto este pasando, realmente...— se había puesto de pie e iba a ver si la bebe Nike se encontraba bien. —Yo, sabia que tenia que suceder, las estrellas lo presagiaron, y ahora ya estamos luchando contra los espectros... Nike debe ser protegida hasta el final. Athena difícilmente podría vencer sin su ayuda. Es por eso que protegeremos este Santuario hasta el final. Como el Patriarca, Santo de Oro de Leo: Singh. Athena, le prometo que cuidaremos de su servidora y de su Santuario hasta que usted venga.
Una promesa hecha a Athena del excelso Patriarca. Cumpliría esa promesa aunque le costara la vida. Sin dudarlo...
Santuario.
~Afueras de los Doce Templos.
—Ahí veo al... —fueron las ultimas palabras de un soldado raso. Se encontraba cerca de la fuente de agua cuando lo sorprendieron unos guerreros de armaduras negras.
—Ahhh.
—No, nooo.
—Uwaaah.
Decenas de guardias y soldados fueron asesinados al instante. Habían absorbido bastante de esa penetrante fragancia que se esparció por aquel sitio. La fragancia los mato rápidamente, era como humo de color marrón verdoso, aire contaminado.
Los santos de bronce y plata que oyeron los gritos de terror y miedo pronto se reunieron allí. Once guerreros oscuros. Al frente de ellos quien parecía ser su líder. Con su espeluznante sapuris que desplegaba una serie de hombreras una sobre la otra. Alas y pies semejantes a los de un dragón. Era uno de los tres jueces infernales, quien había llegado para asesinar a Nike y destruir el Santuario. Su cosmos era terrible. Incluso superaba por poco a los que custodiaban los templos zodiacales. Entre su batallón destacaba un gigante. Un gusano y un extraño ser que se desplazaba por el suelo. El batallón de la Estrella Celestial de la Ferocidad, uno de los tres jueces del Inframundo, Trento de Wyvern había llegado al Santuario.
Editado por juez del inframundo, 13 abril 2018 - 17:33 .
#55
Publicado 13 abril 2018 - 21:13
-Esa flecha tiene un poder fumado
- Taniel, santo de Plata es algo engreído XD
-Que me late que van a una trampa
-me pregunto donde estará Athena
-Asi que el antiguo patriarca es el Santo de Plata de Ballena, Thomas y el actual
es el joven Santo de Leo, Singh
-Al parecer va iniciar una batalla múltiple en el Santuario
PD:
Te sugiero que hagas fichas sobre los personajes principales de tu Fic
Editado por T-800, 13 abril 2018 - 21:14 .
#56
Publicado 30 abril 2018 - 22:15
-Crees que me pase con el poder de la flecha ? Jaja
-Mas o menos
-Puede ser, no me acuerdo (?
-Si. Las batallas apenas comienzan
#57
Publicado 01 mayo 2018 - 22:30
-Me pregunto por que siempre hay traidores en el Santuario XD
-Nasir de Lagarto es un personaje muy misterioso
-Me pregunto el motivo por el cual Epiro de Aqueronte cambio de opinion
-La escena en que los caballeros de bronce emfrentan a Trento de Wyvern me recordó cuando los dorados se enfrentan a Rada en la saga de Hades
-Los espectros de Balrog siempre son unos impacientes
-El final fu muy intrigante
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