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El honor de un hombre muerto

Saori Seiya AU Accion y romance Clásico

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#1 irips21

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Publicado 16 julio 2017 - 11:33

PRÓLOGO

 

Interminables laderas guardaban recelosas huéspedes de todas las épocas. Eminencias científicas, literarias y artísticas compartirán espacio y descanso tanto con los grandes señores del lugar como con anónimos a los que el tiempo reservó un lugar privilegiado.

 

Casi convertido en una atracción turística más de la ciudad por su magnificencia, el camposanto reservaba esa tarde sus empedrados caminos a una comitiva de honor.

 

La procesión de paraguas negros avanzaba acompasando al crepitar de la fuerte lluvia. Al fondo, protegido bajo el toldo especialmente preparado para tan honorable ceremonia, el párroco aguardaba solemne a que los invitados tomaran asiento.

 

Ocupaba un lugar preferente dentro de la pantomima de personalidades allí reunida. Le asqueaba todo aquello, en el fondo él hubiera querido algo familiar. ¿Acaso aquellas personas conocían realmente a su abuelo? Sólo estaban allí por una cuestión de imagen y posición, era tan evidente. Durante los años que permaneció postrado en su cama todos estos "amigos" que ahora le lloraban desconsolados bajo sus gafas negras, nunca aparecieron. Más tarde ella tendría que atenderles, cosa que no le agradaba en absoluto y menos ese día, pero era un arte que había aprendido a dominar desde muy temprana edad.

 

Ese mundo no era para ella, lo sabía desde hacía tiempo, pero por su amor a él nunca hizo nada para escapar, ahora la opción de huir se le antojaba lejana, imposible.

 

El párroco comenzó la ceremonia, al menos durante un rato podría abstraerse de todo, escudándose en su pena y dolor se le permitió no decir unas palabras como era tradición. Tatsumi se encargaría, él sabía lidiar con esas responsabilidades mejor que ella.

 

Su cabeza no pudo evitar pensar en él ¿habría venido? El resto de muchachos si estaban por allí, pudo cruzar miradas de apoyo con ellos, su presencia era la única que merecía la pena. Pero él... él no vendría, era improbable después de todo lo ocurrido. Una pena enorme la invadió, si al menos la escuchara alguna vez. Bastante difícil era ya todo en su vida para tener que cargar también con su odio.

 

Escudriñó con la mirada el espacio a su alcance, tampoco quería llamar la atención de los curiosos que la rodeaban deseosos de destapar alguna polémica familiar con la que rasgar la buena reputación de los Kido.

 

Las lágrimas se confundían con la lluvia.

 

Los mozos encargados del sepelio terminaban de acomodar el féretro en el sepulcro a su espalda, mientras los últimos invitados se alineaban para trasladarle su más sincero pésame. "Dios le tenga en su gloria, fue un gran hombre".

 

Entonces una figura a lo lejos llamó su atención. Bajo un paraguas, un hombre cubierto con una gabardina larga negra les observaba desde lejos guarnecido bajo la copa de un viejo árbol. No pudo apartar su mirada de él mientras, autómata, estrechaba manos y respondía a las consideraciones que se sucedían. Algo en su interior le decía que era él, quizás su porte o el pelo alborotado que se adivinaba a pesar de la distancia.

 

Como si hubiera advertido que había sido descubierto, se giró alejándose del lugar.

"Vete, quizás es lo mejor, no sé si tendría fuerzas para enfrentar tus reproches" pensó la joven heredera Kido. Un nudo se alejó en su estómago, en dos días se abriría el testamento y ya no existirían excusas, Seiya tendría que dar la cara y elegir.



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Publicado 17 julio 2017 - 16:02

Disclaimer: Los personajes utilizados no me pertenecen, son propiedad de M. Kurumada y de Toei. No hago esto por lucro, sólo es diversión. Si alguien se siente ofendido de alguna manera que me lo comunique porque no es mi intención.

CAP.1.- ULTRA VIRES HEREDITATIS

La hora fijada para la apertura del testamento se acercaba, si no estaban todos, el acto se debía posponer, ese era el deseo del difunto.

Saga, el abogado de la familia Kido, ocupaba el asiento principal del despacho mientras el resto, Tatsumi, el fiel sirviente; Saori, la nieta y actual cabeza del imperio Kido y el resto de hijos del causante Shiryu, Hyoga, Shun e Ikki se repartían por la estancia.

- Bueno - intervino el letrado - parece ser que no va a venir... tendremos que posponer la apertura.

- Vendrá. - Le interrumpió firme Saori sin levantar la mirada de la pantalla de su móvil.

En ese instante el rugido de una moto que aparcaba en la puerta de la Mansión les alertó a todos.

"¿Cómo sabía ella que él llegaría? ¿Acaso tenían una relación que desconocía? Eso podía ser un inconveniente..." pensó.

Al poco tiempo el castaño apareció en la puerta del despacho dando tres toques rápidos en la madera con la única intención de llamar la atención de los allí reunidos, pues la puerta estaba abierta.

- ¿Me habréis guardado algún tentempié o pastas no? – Seiya se apoyaba triunfante en la entrada con el casco de moto en una mano y la otra en su bolsillo. Llevaba vaqueros, deportivas, una camiseta blanca que resaltaba su tez morena y una cazadora de motorista.

- ¡Seiya, qué bueno que viniste! – se apresuró a decir Shun mientras el recién llegado se apresuraba a saludar a sus hermanos.

- No tenía otro plan mejor…- el tono de desdén de Seiya no pasó desapercibido para Saori quien finalmente había levantado la vista de su móvil aunque se mantenía impasible a su evidente provocación.

- Bueno – interrumpió Tatsumi al ser consciente del tono de la conversación – como ya estamos todos Saga, creo que es oportuno no alargar más esto.

- Por supuesto – el abogado de cabellos morados e intensos ojos azules se acomodó en la silla y comenzó a leer.

"Mis queridos hijos, lamento haberme marchado antes de resolver aquellas cuestiones que os hubieran garantizado una vida mejor."

- Buff – interrumpió Seiya.

La mirada de Saori fue fulminante al igual que la de sus hermanos, el joven se encogió de hombros, hizo un gesto como si cerrara su boca con una cremallera y se aposentó en el brazo del sofá. Cruzó sus brazos con gesto de hastío y desinterés. Saga continuó.

"Ahora que ya no estoy no puedo más que dejaros todo lo que poseo y confiar en que os habéis convertido en buenas personas, nobles de corazón y espíritu, tal y como procuré durante vuestra educación.

Saori – la joven se revolvió en su asiento, sus ojos se humedecieron con sólo oir su nombre – si bien nunca fuiste mi hija de sangre, nunca te he considerado lo contrario, por ello, en esta mi última voluntad mis consideraciones son por igual hacia todos mis hijos, incluida tú, la niña de mis ojos. -Tatsumi miró con cariño a la joven que aguantaba las lágrimas.

Quiero que sepáis que, a pesar de que mis decisiones no siempre fueron las más acertadas, mi intención siempre fue procurar lo mejor para vosotros. Sin embargo, soy consciente de que mis anhelos por construir una familia unida y feliz no pudieron ser, al menos durante el tiempo que os he acompañado, en gran medida fruto de mis propios actos.

Me duele que mis malas decisiones os hayan afectadoporque sé que soy el principal culpable de los abismos que os separan y, por ello, con ésta, mi última voluntad, pretendo enmendar mi error. Pero ahora llegaremos a esa parte.

Como mis hijos, los 6, sois herederos por partes iguales de mi fortuna y confió en que sabréis dar un uso adecuado a la misma. Sin embargo, para que efectivamente podáis acceder a todos vuestros derechos libremente tendréis que demostrar que sois una auténtica familia y que me puedo ir tranquilo, con la confianza de que siempre cuidareis los unos de los otros.

Para ello es preciso que cumpláis con las siguientes condiciones.

En primer lugar, cada uno de vosotros deberá ocuparse de una parte de nuestro negocio familiar.

Shiryu, de ti espero te hagas cargo de la fundación que gestiona el orfanato. Sé qué la educación de esos niños quedará en buenas manos contigo y con Shunrei.

Hyoga, eres quien mejor puede ocuparse de nuestra red internacional en Europa y Asia. Muchos de nuestros negocios se expanden por Rusia, por lo que es obvio que eres el más indicado. Tu templanza, conocimientos y saber estar son cualidades que te ayudarán en esta tarea.

Ikki, junto con Shun, os encargareis de la rama de Investigacion y Desarrollo (ID) de la compañía. Shun ya lleva años formando parte del equipo. Pero ahora, ambos, deberéis asumir mayores responsabilidades. Sé que agradeceréis pasar más tiempo juntos.

Seiya, a pesar de que nunca hemos tenido una sólida relación como padre e hijo, estoy tremendamente orgulloso del hombre en que te has convertido, me gustaría que junto con Saori estuvieras a la cabeza de la matriz, Kido Enterprises. – Tanto a Seiya como a Saori se les salieron los ojos de las órbitas ¿juntos?

Saori, espero de ti que ayudes a tus hermanos en esta encomienda con todo tu saber hacer. No pierdas tu humildad y, sobre todo, cuida de tus hermanos como yo lo haría.

Una vez paséis unos meses a cargo de vuestras nuevas responsabilidades podréis elegir si queréis manteneros en las mismas. Mi único deseo es que améis este legado que he construido por y para vosotros, pero nunca quisiera obligaros a ello.

En segundo y último lugar, es mi deseo que paséis más tiempo juntos y compartáis momentos como una auténtica familia. Tatsumi tiene instrucciones precisas sobre este aspecto. He preparado una serie de actividades, celebraciones y eventos que deseo compartáis y con los que espero aprendáis a quereros como la familia que sois. No se asusten, no son más que el reflejo de todos aquellos momentos que nunca me perdoné haberme perdido con ustedes.

En principio, nada más que lo aquí comentado completa mi deseo, eso sí, es indispensable que todos acepten sin condiciones.

Su padre que les quiere y les ha querido siempre"

El mandatario cerró la carpeta que guardaba los últimos deseos del causante. Hubo un pequeño silencio hasta que todos los jóvenes explotaron, la algarabía apenas permitía entenderles nada más allá de frases sueltas que se elevaban sobre el tono del resto.

- ¡Esto es una locura! ¡No, no y mil veces no! – se oía gritar a Seiya.

- Yo ya tengo mis negocios – decía Ikki – además no tengo ni idea de ID.

De repente Saori, la más afectada por todo ese proceso, alzó la voz por encima del resto.

- ¡Basta ya! – se hizo el silencio – Esto es una locura, el abuelo no sabía en lo que estaba pensando. Mejor olvidémonos de todo. Ahora mismo yo soy la administradora de la fortuna ¿no? Repartamos todo por igual y listo, no tendremos que someternos a compañías que es obvio no nos son gratas – en esa última frase miró desafiante a Seiya.

Todavía recordaba su último encuentro, justo cuando regresó de Grecia. Se presentó en la Mansión lleno de ira exigiendo ver a Mitsumasa por un supuesto acuerdo que no había cumplido. Su abuelo había tenido una fuerte crisis esa tarde y Saori se negó en rotundo a que lo importunara. Es cierto que su actitud no fue la mejor del mundo, pero el trato que recibió del castaño tampoco tuvo desperdicio.

- Me temo que eso no será posible Saori – interrumpió Saga atrayendo toda la atención de los presentes. – Todos tus poderes y facultades han sido revocados automáticamente a la apertura de este testamento, limitándose a las especificaciones del mismo. La fortuna de la familia como tal ha quedado temporalmente bajo la administración de Tatsumi.

La carcajada Seiya ante las palabras del abogado enfureció a Saori, le lanzó una mirada de odio que cayó en seco la risa muchacho.

- Señores, si no les importa, creo que mis hermanos y yo deberíamos hablar de esto en privado. ¿Nos permitirían unos minutos a solas? – Shiryu, el que mayor templanza había mostrado durante toda la reunión, y durante toda su vida realmente, finalizó la discusión con su sabia sugerencia.

Una vez el abogado y el sirviente abandonaron la estancia el joven moreno retomó la palabra.

- Chicos, se que lo que nos plantea nuestro padre escapa de cualquiera de nuestras previsiones sobre lo que íbamos a encontrarnos aquí, pero si os sois sincero la escuela de artes marciales no va tan bien como me gustaría. Creo que ocuparme de la fundación y el orfanato podría ser una buena alternativa con la que garantizar a Shunrei un futuro mejor y quizás cumplir con su deseo de ser madre si alcanzamos cierta estabilidad económica.

- Yo tampoco creo que sea tan mala idea – añadió Hyoga. – Sinceramente me apetece pasar más tiempo con vosotros.

- A mi también – le interrumpió un efusivo Shun. – Hermano yo te enseñaré todo lo que necesites saber del I más D, además siempre has tenido buenas dotes de liderazgo, será divertido. - Ikki y Shun eran los únicos hermanos de idéntica madre, de modo que su relación era más cercana que la del resto.

El joven de cabellos azules miraba a su hermano con desgana aunque, en el fondo, poder acceder a la fortuna que le correspondía… muchos de sus problemas actuales con el juego se solucionarían. Quizás así podría librarse de Guilty para siempre. Gruñó en aceptación a la propuesta.

- Entonces… - El joven de pelo verde, manteniendo la expresión de emoción en sus ojos, se dirigió hacia Seiya y Saori - ¿vosotros qué opináis?

- Yo sólo quiero que seáis felices chicos, – Saori le dedicó una dulce sonrisa al pequeño de los Kido, que aunque eran de la misma edad, al igual que Seiya, siempre fue considerado el menor por su carácter dulce e inocente – por mi bien.

- "Yo sólo quiero que seáis felices" – la imitó Seiya con burla.

- Seiya no seas infantil – le recriminó Hyoga. - ¿Estas dentro o no estás?

El castaño les miró a todos, no podía evitar su desagrado, encima parecía que era el "malo de la película" para todos sus hermanos. Cruzó sus brazos frente a su pecho y mirando al suelo susurró "De acuerdo… estoy dentro".

- ¿Qué has dicho? – se apresuró a señalar Ikki que, aunque le había oído perfectamente, le encantaba chincharle.

- ¡Que de acuerdo! – esta vez alzó el tono. – Paso de ser la oveja negra en este circo. Eso sí – en esta ocasión se dirigió a Saori – si hacemos esto tiene que ser con respeto, nos trataremos como a iguales ¿de acuerdo señorita?

Ella sabía a lo que se refería, la última vez que se encontraron ella le trató con menosprecio, mirándole por encima del hombro.

- Trato hecho "señorito" – se apresuró a aseverar la joven de cabellos lavanda. – Que sea respeto "mutuo" entonces - recalcó.

Saga y Tatsumi volvieron a entrar.

- Me alegra que os hayáis entendido – intervino el calvo – eso sí Seiya, como te pases lo más mínimo con la señorita…

Seiya iba a responderle una ordinariez, pero Saori intervino antes.

- ¡Tatsumi cállate! Seiya y yo somos mayorcitos para resolver nuestros problemas y hemos acordado respetarnos y ayudarnos.

El joven miró confuso a la muchacha, era la primera vez que le defendía.

- Bueno pues – era el abogado el que hablaba – teniendo un acuerdo sobre lo importante sólo me queda daros una última cosa. – Sacó 6 sobres de la carpeta en la que guardaba el testamento.- Estas misivas lacradas me fueron encomendadas junto con el testamento para que os las entregara en mano, imagino que vuestro padre quiso despedirse personalmente de cada uno de vosotros.

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Más tarde en su apartamento Saori releía la carta de su abuelo, no había nada en ella que la joven no se imaginara ya. Su abuelo la alertaba de que en los últimos años el Consejo de Administración había adoptado acuerdos y hecho negocios sin contar con su consentimiento, los cuales, temía, podrían dejar a su familia en muy mal lugar ya que no claudicaban con sus valores como empresario. Le pedía que tuviera cuidado y que cuidara de sus hermanos.

"Querido abuelo… si tú supieras… me temo que esos negocios no sólo pueden dañar tu buen nombre, podrían destruirnos a todos. Pero no lo permitiré, cumpliré tu deseo." Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre de la puerta.

- ¡Ya era hora! – le recriminó la joven al abrir la puerta - ¿Qué andabas haciendo? Es tarde, tengo que irme ya ¿trajiste el pen drive?

- Aquí esta… no te pongas nerviosa – le dijo el adolescente de cabellos anaranjados – los genios necesitamos trabajar sin presión – la sonrió pícaro. Cuando lo hacía el par de marcas de su frente se acentuaban más aún.

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Una sombra negra se colaba por una de las puertas traseras del imponente edificio de oficinas de Kido Enterprises, puerta que alguien se había dejado convenientemente abierta. De ahí accedería al sistema de ventilación que le permitiría llegar al servicio privado de la oficina principal, había memorizado meticulosamente los planos, no había margen de error, entraría, cogería lo que necesitaba y regresaría por donde había venido.

Cuando alcanzó su objetivo algo le sorprendió. Había alguien sentado en el escritorio del despacho, no podía ser, le aseguraron que a esa hora no quedaría nadie.

Pronto advirtió que la inesperada compañía llevaba una capucha y vestía de negro, parecía estar sacando algún tipo de información del ordenador. "Genial" pensó "al final esto se va a animar". Se acercó por detrás sin ser visto.

- ¿Nunca te han dicho que irrumpir en propiedades ajenas es delito?

La joven dio un salto al notar la presencia tras ella. Su capucha calló hacia atrás quedando su rostro y su reconocible cabellera morada al descubierto. "Vaya, vaya quien tenemos aquí" pensó el intruso.

- Esa pregunta te la podría hacer yo ¿no crees? – Saori intentó susurrar para no ser descubierta por el personal de seguridad. Ese extraño la había asustado de sobremanera, pero debía mantenerse calmada o quizás sería peor. Era obvio que él tampoco tenía buenas intenciones colándose en la empresa, pero por alguna extraña razón no sintió que corriera peligro.

- Bueno, en mi caso…digamos que las reglas no están hechas para mí. – Su voz sonaba extraña, como alterada por un modulador de voz. La joven le observó detenidamente. Vestía completamente de negro. La cazadora que llevaba, con cierre delantero de cremallera, incluía una capucha de piel bajo la que sólo se acertaba a ver una máscara que cubría su rostro a salvo de su boca. También era negra, aunque no completamente, sus ojos, sí, los cristales que cubrían los ojos de la máscara tenían una tonalidad ligeramente rojiza. – Espera…- acertó a decir la muchacha – creo que te conozco. ¡Eres el encapuchado del que habla la prensa! Te habían puesto un nombre… ainss maldita memoria ¿Cómo era? – continuó al ver que no era capaz de recordarlo - ¿No se supone que tú ayudas a la gente? ¿qué haces aquí?

- ¡Oh, por favor! No me agobies con tantas preguntas. Que sepas que no me va mucho lo de ser una celebridad. Pero si quieres un autógrafo… quizás podríamos negociarlo, eres muy bonita, ¿lo sabes? – cogió el rostro de Saori con su mano, acercándolo hacia él.

- ¡Quítame las manos de encima! – la muchacha se zafó con un manotazo.

- Tranquila… era broma. Me gustas las chicas con carácter, pero el tuyo se pasa de agrio para mi gusto.

En ese momento un pitido en el ordenador interrumpió su conversación. La joven se giró hacia el aparato y retiró de un tirón el pendrive del ordenador.

- Yo ya he terminado, todo tuyo.

En ese momento la alarma comenzó a sonar. Con un rápido movimiento el encapuchado cogió a la chica entre sus brazos tapándole la boca y escondiendo a ambos entre el hueco de un alto fichero, la ventana y la pared.

En pocos segundos los haces de luz de las linternas de los agentes de seguridad escudriñaron la estancia. El despacho quedó iluminado. Las paredes de cristal, propias de la decoración moderna obsesionada con los espacios diáfanos, facilitaban la labor de los agentes, pero también darían una oportunidad a los dos intrusos que se escondían, los agentes no llegaron a entrar en el despacho.

- Aquí no veo nada. – Se oyó gritar. – Activa la seguridad de la planta y pasemos al otro ala.

Cuando todo parecía calmado, el joven aflojó su agarre soltando a Saori, mientras le hacía un gesto para que se mantuviera en silencio.

- ¿En qué estabas pensando? – Le recriminó – ¿Acaso pensabas que estos ordenadores no tenían un sistema de alerta?

- Oye, lo siento… – le intentaba susurrar la chica. – No ha ayudado mucho que estuvieras aquí ¿sabes? Me puse nerviosa.

- Bueno, bueno, mejor no discutamos y pensemos en cómo salir de aquí. – El joven comenzó a mirar a su alrededor. - ¿Han dicho algo de activar los sistemas de seguridad cierto? – La joven asintió. – porqueria, eso elimina mi plan A, no podremos salir por el sistema de ventilación. – Siguió examinando la estancia hasta que su vista dio con la ventana. Se giró hacia la muchacha y sonrió travieso.

- No, no, no ¿estás loco? ¡Son doce pisos más el bajo! ¡Nos vamos a matar! – La joven no cabía en su asombro. ¿Acaso pretendía saltar?

El encapuchado abrió ligeramente la ventana y asió un enganche que acababa en un cable fijo a su cinturón en un saliente del alfeizar.

- ¿Confías en mí? – le preguntó mientras le ofrecía su mano.

- No, claro que no.

- Uurrgg pues deberás hacerlo. – La muchacha casi no fue consciente del tirón con el que el joven la acercó hacía sí pegándola a su cuerpo. – Agárrate fuerte.

- Espera, espera, espera,… tengo vértigo. – Saori casi no tuvo tiempo a pronunciar estas últimas palabras, pues ya se encontraban descendiendo a gran velocidad. Se agarró fuertemente alrededor del cuello del encapuchado.

Escasos metros antes de tocar el suelo, el artilugio del cinturón comenzó a frenar su descenso hasta el punto que finalmente alcanzaron el suelo con suavidad.

- ¿No ves? – Acertó a decir el muchacho, mirando a la joven que, aun con los ojos cerrados, se agarraba con fuerza a su cuello – te dije que confiaras en mí.

La joven se soltó lentamente de su abrazo, pero la emoción del momento la pudo, sus piernas comenzaron a fallarle hasta que calló desmayada.

"Genial" pensó el muchacho.

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- Oye, oye, despierta – golpeaba suavemente su rostro – ya hemos llegado, vamos, despierta.

- ¿Qué! ¿qué? – la joven volvía en sí confusa - ¿Dónde estoy?

- Estás en casa dormilona. – El joven se alejó de su lado dirigiéndose hacia el balcón, mientras ella se levantaba de la butaca donde había despertado.

- Oye ¿Dónde vas? – le dijo en tono de reproche al chico que ya se encontraba sobre la barandilla del balcón.

- A dormir. Y tú deberías hacer lo mismo. Eres una chica muy pesada ¿lo sabías? Y baja el tono, o despertarás a toda la casa.

Saori miró hacia la puerta de la habitación ante su comentario.

- No he hablado tan alto quejica. – Cuando se giró hacia él ya no estaba. Corrió hacia el balcón.

El encapuchado se había subido a una moto y estaba poniéndose un casco. Saori no pudo distinguir bien el color de su pelo, ¿era moreno? O… imposible, estaba demasiado oscuro.

- ¡Oye! – alzó la voz, pero no mucho, para llamar su atención – No te he dado las gracias.

- No hay de qué princesa – arrancó la moto y se fue. Sólo su abuelo la llamaba así.

Saori entró en la habitación. En ese momento fue consciente de que él la había reconocido, pues estaba en su antigua habitación de la Mansión.

"Perfecto" pensó "…y ahora que excusa le pongo yo a Tatsumi mañana, ya no puedo volver a mi apartamento". Entonces cayó en la cuenta de un detalle al meter las manos en sus bolsillos ¡el pendrive, no estaba! "¡porqueria!".

(continuará)

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Y hasta aquí el primer capítulo.

Aclaraciones y datos de interés:

Ultra vires hereditatis es una locución latina que se utiliza en derecho, viene a significar "obligarse más allá del haber hereditario". 



#3 Kael'Thas

Kael'Thas

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Publicado 18 julio 2017 - 13:32

Buen capitulo y bueno el color negro en el capitulo en si no muy bueno 


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#4 irips21

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Publicado 18 julio 2017 - 14:07

Que color me recomiendas? Yo lo veo en negro sobre blanco...

#5 irips21

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Publicado 18 julio 2017 - 14:29

CAP.2.- PACTA SUNT SERVANDA

 

"Sólo necesito un poco más de tiempo y te prometo tendrás todo lo que te debo" la voz al otro lado del teléfono móvil sonaba impaciente "te pagaré el doble de intereses, pero por favor, sólo dame algo más de tiempo" caminaba ansioso en círculos mientras hablaba. "No seas h* de p*, ella no tiene nada que ver en esto, si le tocas un solo pelo te juro que..." su expresión se tornó seria ante lo que su interlocutor le trasladaba "Si… tendrás tu dinero y mucho más, es un trato…pues tendrás que confiar en mi palabra". Colgó.

 

Cuando Ikki llegó al centro de ID su hermano Shun hablaba por teléfono. 

 

- Ni se te ocurra tocarlo, acércamelo y yo me ocupo. Ya ha llegado Ikki. – colgó y sonrió a su hermano. – Hermano ¡qué alegría, por fin llegaste! – Ikki se sorprendió, tampoco había llegado tan tarde. – Vamos, solicitaremos una credencial para ti y te enseñaré todo esto.

 

El centro de ID de la familia Kido se encontraba en las afueras de la ciudad. Era prácticamente un pequeño pueblo temático, con sus propios restaurantes y tiendas. Cada manzana se identificaba con uno de los complejos científicos sobre los que la compañía desarrollaba sus investigaciones.

 

Shun acompañó a Ikki por todas las instalaciones, en primer lugar visitaron los pabellones dedicados a desarrollos tecnológicos en fomento de la eficiencia energética. En colaboración con Pesla, su trabajo se centraba en el desarrollo de un motor eléctrico de alto rendimiento, así como, en baterías de consumo autorecargables a través de la combustión de dióxido de carbono. Una especie de fotosíntesis tecnológica.

 

El siguiente pabellón estaba dedicado a la investigación agrícola, en él, los científicos de la empresa, desarrollaban nuevas fórmulas de cultivo que permitieran el sostenimiento de plantaciones en territorios yermos "Esto podría acabar con el hambre en el mundo hermano, no es maravilloso" la admiración de Shun por todo lo que allí se desarrollaba, hizo que su hermano se enorgulleciera aún más del buen corazón del muchacho.

 

- Aquí trabajo yo – el entusiasmo del pequeño del clan se acentuó.

 

Shun trabajaba en el área de investigación médica. En ese momento su trabajo se centraba en el desarrollo de una bio-impresora 3D de órganos humanos que mejorara los tiempos de las existentes.

 

- Hola Shun – una joven rubia vestida con una bata rosa que parecía ser el uniforme oficial del departamento saludó entusiasta al muchacho. – Este debe ser tu hermano Ikki, encantada de conocerte, soy June la becaria.

 

- Tú no eres ninguna becaria June. Ikki – se dirigió a su hermano – June es una de nuestras mejores científicos, hace poco que se incorporó. Aquí donde la ves, aunque no hace mucho que terminó su doctorado, se graduó "cum laude" por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. – Ikki estaba sorprendido por el interés que su hermano mostraba en la muchacha, la cual se había ruborizado con sus elogios.

 

- Tampoco es para tanto Shun – intervino la muchacha avergonzada – en realidad todos aquí sois auténticas eminencias, es un honor poder trabajar contigo, quiero decir con vosotros. – Se corrigió. Era evidente, a esa chica le fascinaba su hermanito.

 

- Bueno… y qué nos queda por visitar – interrumpió Ikki, el momento pastel protagonizado por ambos jóvenes comenzaba a darle ganas de vomitar.

 

- Creo que por hoy bastará con que visitemos el siguiente pabellón, es nuestro centro armamentístico, el resto de instalaciones podremos verlas otro día ya que los proyectos más potentes ahora mismo están en los que te he indicado.

 

- ¿Centro armamentístico? – se sorprendió el mayor.

 

- Bueno, no es que estemos desarrollando una nueva bomba atómica, sobre todo nos centramos en material de defensa. Nuestro último éxito es un exoesqueleto para uso defensivo militar. Es de un material muy liviano, casi como el traje de Batman ¿recuerdas la película? Lo llamamos la "armadura". Jajajaj – rió divertido ante su chiste friki, pero rió sólo, Ikki se limitó a mirarle impasible.

 

- Vamos a ver ese juguete – señaló – ha sido un placer June. – La joven les sonrió mientras se alejaban.

 

%%%%%%%%%%%%%

 

Cuando Seiya llegó a las oficinas de Kido Enterprises fue directo al despacho principal.

 

- Disculpe, ¿A dónde va? – una atractiva joven de pelo verde, que llegaba cargada con varias carpetas, le interrumpió justo cuando estaba a punto de entrar en el despacho.

 

- Perdón, este es el despacho de la Srta. Kido ¿no? Soy Seiya, empiezo hoy a trabajar aquí.

 

- Uhmm así que tú eres el famoso Seiya ¿eh? – la joven, que se apresuró a dejar las carpetas en la pequeña mesa que hacía de recibidor al despacho, le analizó de arriba abajo descaradamente, la forma en que lo hizo incomodó al muchacho. – El despacho de la Srta. Kido está al fondo de aquel pasillo a la derecha – le dijo señalando a su espalda. – Este es el despacho del Sr. Saga, y yo soy su secretaria Shaina – se acercó demasiado al muchacho, lo que le incomodó, ofreciéndole su mano en calidad de saludo. Él se la estrechó buscando distancia. – Encantada de conocerte Seiya, si necesitas cualquier cosa no dudes en pedírmela, estaré a tu entera disposición. – Su coqueteo era evidente.

 

- Gra.. Gra.. Gracias. Bueno… voy a buscar a Saori.

 

- ¿Te acompaño?

 

- No, no, tranquila, no creo que me pierda, gracias Shi….

 

- Shaina, no lo olvides. – Le guiñó un ojo.

 

El joven se apresuró en salir de su órbita en busca del despacho de Saori.

 

No tardó en localizarlo. Era un despacho más modesto de lo que esperaba. Un sofá blanco a la izquierda, opuesto al escritorio, también blanco, que dejaba ver unas impresionantes vistas de la ciudad a su espalda. Al otro lado del despacho, junto a la puerta de entrada, había un enorme armario archivador, las puertas estaban abiertas de par en par y se oía ruido de papeles al otro lado. Saori estaba desarmando el archivo.

 

Seiya se acercó por detrás sin que la joven se percatara, se sentó sobre la incólume mesa blanca, sabía que eso la molestaría. Estaba absorta en los papeles que revisaba. Llevaba un traje negro ajustado, muy de ejecutiva agresiva, y su pelo lo había recogido en un moño que sujetaba con un lapicero.

 

Cogió el café que, aún humeante, estaba sobre la mesa y le dio un trago, le pareció divertido observarla sumida en ese desastre tan impropio de la Saori que conocía.

 

- ¿En serio? ¿Capuchino? – Saori dio un brinco al oír a su "hermano", los papeles que sujetaba se dispersaron por aire a su alrededor. Era curioso porque, aunque para ella Mitsumasa era su abuelo a los chicos los había tratado siempre como a hermanos al ser todos de la misma edad.

 

- ¡Eres tonto Seiya! Me asustaste. – Le recriminó mientras se apresuraba a recoger los papeles tirados. – No sé qué manía os ha dado a todos por asustarme últimamente.

 

Tras colocar los papeles en una caja, la joven se levantó, sacudiendo y acomodando su ajustado vestido, Seiya la observaba "Si no fuera tan ella… lo cierto es que nuestra hermana postiza no está nada mal". Saori se dio cuenta de que estaba siendo observada.

 

- Si quieres te lo presto algún día aunque dudo que sea de tu talla. Baja de la mesa anda.

 

- Tranquila, tengo uno parecido en rojo, me va más ese color. – Contestó el muchacho fingiendo desinterés mientras se bajaba de la mesa, aún con el café en la mano, para dejarse caer en el sofá. Mientras, Saori, aún de pie, se calzaba unos salones de aguja que había dejado tras su escritorio.

 

- Oye, ¿de dónde habéis sacado a la secretaria de Saga? – preguntó el muchacho.

 

- Jaja – rió Saori – veo que ya has conocido a Shaina. Los tiene a todos encandilados, pero, sinceramente, nunca hubiera pensado que era tu tipo. - Saori recordó a la chica con la que se solía relacionar a Seiya, Miho, una muchacha muy dulce y tranquila en comparación con la víbora de la secretaria. – Si quieres un consejo, aléjate de ella.

 

- No te confundas… no era una pregunta de interés, de hecho la que casi se me tira al cuello ha sido ella.

(Toc, toc)

 

- ¿Molesto? – Era Saga.

 

- No Saga, tu nunca molestas. – La joven le dedicó una dulce sonrisa, ante la cual Seiya no pudo más que levantar una ceja y dar otro sorbo al café.

 

- Sólo venía a dar la bienvenida a Seiya – saludó al muchacho con una leve reverencia con la cabeza que fue correspondida igualmente por el castaño – y a informaros sobre un incidente que tuvo lugar ayer a la noche en nuestras oficinas. Al parecer alguien intentó forzar nuestros archivos internos.

 

- ¡Cómo! – Saori se mostró alarmada con la noticia.

 

- Tranquila, creemos que ha debido ser un intento de robo de información industrial, pero al parecer no llegaron a perpetrarlo, tenemos a nuestros informáticos investigándolo. De hecho ahora nos íbamos a reunir el Consejo, luego os resumo la reunión si os parece bien.

 

- Bueno quizás deberíamos ir nosotros también ¿no? – intervino Seiya – al fin y al cabo ahora somos miembros del Consejo.

 

- Es cierto Seiya, lo olvidaba, discúlpame. – aunque intentó disimularlo era obvio que no le hizo ninguna gracia. - Bueno pues, en 15 minutos en la sala de reuniones si os parece bien. – El abogado abandonó el despacho.

 

- Que tipo más raro es este Saga… ¿no crees? – preguntó Seiya a una Saori que parecía perdida en sus pensamientos. - ¿Saori? ¡Tierra llamando a Saori!

 

- Sí, sí, perdón – la joven volvió en sí. – Oye, que te parece si vamos a buscarte tu propio café antes de la reunión. – Se acercó al muchacho y le quitó el café de las manos, dándole un sorbo.

 

- Ok, ok … niña caprichosa, pero que sepas que ese lo he chupado ya.

 

- Arrgg que asqueroso eres. – Seiya rio burlón ante el gesto de la joven. Era tan fácil provocarla.

 

Bajaron dos plantas hasta la cafetería. Por el camino la actitud relajada de Saori cambió para convertirse en la dama de sociedad que él conocía mejor. El castaño la observaba con interés. Aunque aparentemente se mostraba amable con el personal que se les cruzaba, esa amabilidad era fría, como si fuera de cera. Seiya tuvo la sensación de que Saori interpretaba un papel perfectamente aprendido. Empezó a darse cuenta que la altanería con la que solía tratarle a él también formaba parte de esa versión de Saori, distante, como si pusiera un muro entre el mundo y ella misma.

 

Todo el Consejo estaba ya reunido cuando llegaron los muchachos. Antes de entrar Seiya le hizo un gesto a Saori para que se quitara el lapicero del cabello.

 

- ¿Por qué no me avisaste antes? He ido así por toda la oficina.

 

- Porque no hubiera sido tan divertido.

 

Mientras Saga introducía la reunión Saori le explicaba a Seiya quienes eran los Consejeros allí reunidos.

 

- El primero a la derecha de Saga es Mu, de industrias Carnero, es un hombre callado y enigmático, pero buena persona. El que le sigue es Aldebarán, de Toro and Co., tiene buen fondo pero no le cabrees, el siguiente es de Crustoe, los de las latas de conserva... Ahh nunca me acuerdo de su nombre.

 

- Con esa nariz se parece a los médicos de la edad media, esos que llevaban máscaras, da un poco de miedo - la interrumpió Seiya.

 

- ¿Te refieres a las máscaras de la muerte? – la joven rió ante el comentario de castaño, no podía haberlo descrito mejor.

 

- Esas mismas. Ya está le llamaremos Death Mask, así nos entenderemos sin levantar suspicacias – el joven rió y le guiñó un ojo a la muchacha. Saori continuó con las presentaciones.

 

- El siguiente. Aioros, es el mayor de los hermanos que dirigen la Compañía Horse Lion, su hermano menor, Aioria, hace años que dejó de venir, y curiosamente no le cedió su representación, dicen las malas lenguas que fue por temas de mujeres. Es Saga el que se encarga de su parte. El que parece que medita es Shaka de Virgin Records, es todo un iluminado, ya le conocerás. El viejecito es Dohko, te sonará seguro, la escuela de Shiryu es una filial de su marca Balance. Los otros dos son Milo de Scorpion y Shura de Akelarre, no tengo mucho trato con ellos. Camus es el representante de Aquarius, seguramente Hyoga tenga que tratar con él por los asuntos de Rusia, y el último, Afrodita, de Salmón Rose, muy enigmático, su empresa tiene gran poder.

 

- Y ¿qué pinta Saga aquí Saori?

 

- Saga siempre fue el hombre de confianza de mi abuelo, prácticamente la empresa se mantiene en pie gracias a él. Nadie le cuestiona nunca, la verdad.

 

Durante la reunión Saga explicó al Consejo el incidente de la noche pasada así como los avances que había realizado el equipo de seguridad informática de la empresa, al parecer no se habían robado secretos comerciales de ningún tipo. Todo tenía pinta de que en realidad el ataque fue frustrado.

 

Después los miembros del Consejo apuntaron algunas cuestiones sobre los números de la empresa. Mientras Saori prácticamente se dormía con esos asuntos, Seiya escuchaba muy atento la conversación de los mayores allí reunidos. En varias ocasiones quiso intervenir pero Saori le frenó. Era mejor no llamar la atención desde el primer día.

 

Pasaron alrededor de dos horas reunidos. Regresaron al despacho acompañados de Saga.

 

- Espero que no os haya resultado muy tediosa la reunión para ser el primer día.

 

- Para nada – se adelantó Seiya – de hecho, me gustaría ver las cuentas e informes financieros de la sociedad. – El abogado le miró suspicaz. Entonces el muchacho cambió su semblante a uno más relajado, y con una sonrisa, rascándose la cabeza, agregó – Aunque Saori me los tendrá que explicar ya que no sé mucho de números, jeje; pero bueno, tenemos un trato ¿no?

 

- Cierto… - agregó el abogado mientras se disponía a marcharse.

 

- ¡Ah! Saga, también me gustaría ver los contratos más importantes suscritos por la compañía en los últimos 5 años. - El letrado abrió los ojos asombrado por la petición, pero continuó su camino de salida para evitar que los jóvenes fueran conscientes de su reacción.

 

- Entendido. – añadió como si la petición no le hubiera sorprendido. – Procuraré que tengas la información esta misma tarde.

 

Saori había observado la escena atónita. ¿Qué le pasaba a Seiya? ¿Por qué tanto interés? Aunque bien pensado, no le vendría mal acceder a esos contratos. De repente su teléfono sonó.

 

- Te tengo dicho que no me llames al trabajo. – Seiya puso la oreja disimuladamente. - ¿Pero qué dices! De acuerdo, iré enseguida.- Colgó. – Tengo que irme. – Se dirigió al castaño que jugueteaba con las fotos del escritorio de Saori, la mayoría eran de ella y el Sr. Kido, pero una le sorprendió, era de todos sus hermanos.

 

- ¿Cómo que tienes que irte? ¿Y qué haré yo? ¿Acaso tu chico no puede esperar?

 

- ¿De qué chico me hablas? - Le dijo mientras se ponía su gabardina y se disponía a salir. – Lo cierto es que lo que tú hagas, me da un poco igual, con suerte Saga cumplirá tus deseos y tendrás muchos papeles que revisar.

 

- Pero necesitaré de tu ayuda.

 

- Qué pena, tendrás que esperar a mañana. – La joven ya estaba prácticamente en el pasillo.

 

- ¡Entonces le pediré ayuda a Shaina! – le gritó desde el despacho.

 

- Tú mismo. – La voz de la joven de ojos azules se oía ya lejana.

 

"Le pediré ayuda a Shaina, ¿en qué estabas pensando Seiya?" sonaste ridículo. El joven se sentó en el despacho haciendo girar la silla en círculos.

%%%%%%%%%%%

 

Kiki era un joven muy inteligente para su edad. Saori le había conocido cuando se mudó a su nuevo apartamento. Era un pequeño ratero que vivía… bueno no tenía muy claro donde vivía. Se lo encontró una tarde en la escalera de incendios del edificio intentando abrir su ventana. Al descubrirle le hizo tanta gracia su reacción que le invitó a comer algo y se hicieron amigos. Pronto descubrió que era un genio de la informática, podía colarse en cualquier sitio.

 

- Has tardado mucho. – Le recriminó.

 

- Kiki, te tengo dicho que no me gusta que te cueles en mi apartamento cuando no estoy.

 

- Ay no me sermonees, sabes que no he tocado nada, sólo me cuelo por el wifi. – Le dijo el pequeño centrándose nuevamente en la pantalla de su ordenador. – Entonces, cuéntame ¿cómo es?

 

- ¿Cómo es qué? – la joven se descalzó y se sentó a su lado.

 

- Quién Saori, cómo es el encapuchado misterioso. ¡Vamos, no te hagas la interesante! Nadie ha conseguido verle, es todo un misterio su identidad y tu ayer estuviste con él. ¡Es todo un héroe!

 

- Ni es misterioso, ni es un héroe. Es faltón y un maleducado, mejor no me lo recuerdes.

 

- ¿Cómo sois las chicas? – el pequeño dejó escapar una sonrisa traviesa con su comentario.

 

- Déjate de tonterías y cuéntame.

 

- El troyano entró con éxito en los ordenadores de la empresa.

 

- ¡Eso es una noticia fantástica!

 

- No te aceleres bonita – el lenguaje callejero del muchacho siempre le hacía gracia a Saori, no pegaba nada con su aspecto aniñado. – Necesitamos el pendrive para acceder. Los códigos de entrada se autocrearon mientras se descargaba el archivo, sin él, estamos en un punto muerto.

 

- Eso es una faena Kiki, lo tiene él. ¿Cómo vamos a encontrarle? – la joven se dejó caer hacia atrás en el sofá con gesto de desesperación. Otra vez volvían al principio y con los nuevos sistemas de seguridad de Saga le iba a ser imposible volver a entrar a hurtadillas en la empresa.

 

- No te desesperes, si Mahoma no va a la montaña… la montaña irá a Mahoma.

 

- ¿Qué quieres decir?

 

- Le puse un rastreador, en cuanto lo conecte a cualquier aparato, será nuestro.

 

Saori sonrió ante el último comentario del chico "creo que esta vez seré yo quien te pille por sorpresa amigo enmascarado" pensó.

%%%%%%%%%%%%%%%%

 

Pacta sunt servanda, locución latina jurídica que significa "los pactos son para cumplirlos".

Pesla, jjajja nombre inventado en referencia a… bueno es obvio.

Akelarre* (del euskera aker= "macho cabrío" y larre= "prado") que significa "prado del macho cabrío"



#6 Kael'Thas

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Publicado 18 julio 2017 - 16:46

Interesanrte capitulo 

 

Interesante aclaracion 

 

Dejalo en color normal 


Editado por Mystoria de Acuario, 18 julio 2017 - 16:47 .

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Publicado 18 julio 2017 - 17:19

Perfecto el morado me gusta! Te lo compro! Mañana subo nuevo capítulo como me recomendaste. Mil gracias

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Publicado 18 julio 2017 - 17:48

te sugiero que edites el capitulo 1

 

no se ve


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#9 irips21

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Publicado 18 julio 2017 - 17:56

No sé editar....

#10 Shiryu

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Publicado 18 julio 2017 - 19:44

Son diferentes a la serie

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#11 irips21

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Publicado 19 julio 2017 - 01:13

Es un AU (alternative universe) por eso son diferentes a la serie

#12 Kael'Thas

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No sé editar....

Esta al lado del boton multirespuesta el boton editar


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#13 irips21

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Publicado 22 julio 2017 - 11:11

CAP.3.- DO UT DES

 

El sitio que Kiki le había indicado era un viejo pabellón abandonado en los muelles del puerto. Totalmente vestida de negro, bajo la capucha de su sudadera, se valió de la noche sin luna para ocultar su rastro. Mientras se acercaba con sigilo al punto indicado en su mapa, apretaba en sus bolsillos la linterna y el spray de pimienta, ese simple gesto le daba algo de seguridad.

 

Consiguió forzar una de las entradas laterales del recinto gracias al juego de ganzúas y la clase exprés de ratera que le

había dado Kiki.

 

El espacio diáfano que se presentó ante ella estaba desierto, los esqueletos de viejas máquinas de carga oxidadas le daban un aspecto fantasmagórico. La joven encendió su linterna y recorrió el lugar con discreción.

 

Ahí no había nada, ni siquiera una trampilla o algo que permitiera acceder a un espacio oculto. Después de casi media hora revisando el lugar, decidió que era inútil, seguramente todo había sido una trampa del mal llamado "héroe". Cerró la puerta tras de sí y abandonó el lugar.

 

Una sombra negra oculta entre las vigas del techo había observado todos los movimientos de la joven desde el principio.

 

- Ella ha estado aquí – informaba al oyente anónimo del otro lado de la línea.

 

-"Imaginaba que el pen tenía un rastreador, es un software muy complejo. Sigue con tu ronda, yo me encargo" – le instruía la voz.

 

- No, no espera. Habla con él y que lo solucione. Paso de ser su niñera, esto es peligroso.

 

%%%%%%%%%%%%

 

La primera semana de los chicos con sus nuevas responsabilidades estaba por terminar. Ese viernes Saori se había citado con Shiryu y Shunrei en el orfanato para revisar algunas cuestiones sobre su gestión.

 

La joven que bajó del taxi llevaba una falda plisada hasta la rodilla color beige y una blusa azul clara. Mientras se acercaba a la entrada del orfanato Shunrei no paraba de mirarla, su silueta era inconfundible, sobre todo por su larga cabellera morada. Ya hacía unos cuantos años que se conocían y el porte de la joven Kido la seguía fascinando por su noble elegancia.

 

Cuando ella y Shiryu decidieron dejar China y asentarse en Japón, Saori se convirtió en su principal benefactora, por decirlo de alguna manera. Al principio le resultó una chica bastante fría aunque correcta al trato, poco a poco, la amabilidad de Shunrei consiguió que la muchacha se relajara y se mostrara más natural. Con Shiryu fue diferente, desde el principio tuvieron una relación más cercana, incluso la joven china llegó a sentir celos, pero pronto se disiparon al ver que solamente era cariño fraternal el que se tenían. Con el tiempo se convirtieron en buenas amigas.

 

- Hola Shunrei – le saludó la chica con su adorable sonrisa. - ¿Qué tal os encontráis? ¿Cómo va la gestión de la fundación y el orfanato?

 

- Bastante bien la verdad. – Le contestó igual de sonriente. – Lo cierto es que la labor que hacéis aquí es fascinante. No se lo digas a Shiryu pero me gusta más esto que la escuela de artes marciales, aunque ya se está planteando incluir una actividad del estilo para los niños del orfanato. – Ambas sonrieron al comentario.

 

- Hablando de Shiryu ¿dónde está?

 

- ¡Ah sí! está dentro con Seiya.

 

- ¿Con Seiya? ¿Pero qué hace aquí? – la muchacha se sorprendió, ella no le había dicho que venía.

 

- Él dijo que estaba en tu agenda. Pensé que lo sabías, como trabajáis juntos.

 

- Uff no me lo recuerdes. Menuda semana llevo, le encanta sacarme de quicio. Prácticamente ha invadido mi despacho.

 

- No será para tanto – le insinuó la joven de larga cabellera morena. – Es un chico muy agradable, no entiendo porqué ustedes dos se llevan tan mal.

 

- Es una historia muy larga Shunrei, aunque si te soy sincera, tampoco yo lo tengo claro. Vayamos dentro. – Así dio por finalizada su conversación y, cogiendo a su compañera del brazo, ambas se dirigieron al despacho principal.

 

Mientras tanto Seiya y Shiryu comentaban la primera semana de trabajo de ambos.

 

- Así que Shunrei está emocionada con el cambio.

 

- Más de lo que pude imaginar hermanito – el muchacho de larga cabellera negra le acercaba un café al castaño que miraba distraído por la ventana del despacho.- Aunque no sé de qué me extraño, le encantan los niños. – Ambos sorbieron al tiempo de su café - Bueno y tú… ¿qué tal con Saori? – Una mueca burlona se dibujó en su cara.

 

- ¿Por?

 

- ¿Cómo que por? El otro día parecía que te estábamos condenando a muerte cuando te pedimos que aceptaras. – El joven castaño, rio avergonzado, rascándose detrás de la cabeza con una mano, ese gesto era muy característico de él.

 

- Bueno sí, no era lo que más me apeteciera del mundo la verdad. Pero tampoco está siendo el suplicio que esperaba. – Shiryu le miró con gesto de interés, le parecía curioso que Seiya estuviera relajado y sonriente mientras hablaba, por lo general todo lo que tuviera que ver con Saori le crispaba. – A ver, no me entiendas mal, sigue teniendo ese deje de niña estirada que me consigue sacar de quicio, pero reconozco que cuando se relaja puede ser bastante divertida. ¡Es tan fácil picarla! – Ambos rieron.

 

- ¿De qué se ríen muchachos? – preguntó Shunrei, que junto a Saori, acababa de llegar al despacho. – Miren a quien me encontré. - Saori lanzó a Seiya una mirada de exasperación.

El joven se limitó a sonreír irónico y tomar un sorbo de su café mientras le decía a Shiryu por lo bajo. – ¿Ves lo que te decía?

 

- Sí, sí, lo veo muy claro... – Le contestó en idéntico tono. El joven moreno miraba a su hermano con malicia, "al final estos dos acabarán llevándose más que bien" pensó.

 

Los cuatro conversaron un rato sobre el estado de la fundación y el orfanato, parecía que tanto Shiryu como Shunrei estaban cumpliendo envidiablemente con su nuevo cometido. En tan sólo una semana, se habían estudiado con mimo los entresijos del negocio.

 

- Hay una cosa que quería enseñarte Saori. Ayer llegó esto. – Shiryu le acercó un papel con el sello del Ayuntamiento que guardaba en un cajón.

 

Saori comenzó a leerlo mientras Seiya intentaba hacer lo propio por encima de su hombro.

 

- Esto es del Ayuntamiento… al parecer quieren recalificar los terrenos de la fundación y el orfanato y piden que hagamos alegaciones como actuales propietarios.

 

- Eso es bueno ¿no? – preguntó Seiya. – Se supone que incrementará el valor de los terrenos.

 

- Si fuésemos a venderlos sí, pero no es el caso. De hecho es posible que nos suban los impuestos. – Saori se quedó pensativa. – Si te parece puedo llevárselo a Saga, quizás él sepa algo.

 

- ¿A Saga? – preguntó Shiryu.

 

- Si – intervino Seiya – es el que maneja todo en la empresa.

 

- Me dejáis sorprendido – Shiryu no entendía nada – pensaba que eras tú Saori quien había estado ocupando el lugar de Mitsumasa.

 

- No, en lo que respecta a la empresa no. – La joven respondía sin levantar la vista del papel que seguía examinando. – Mi labor ha sido gestionar el patrimonio familiar, el negocio principal de Kido Enterprises lo ha gestionado siempre mi abuelo y, en los últimos años, sobre todo apoyado en el asesoramiento de Saga.

 

Seiya la miraba intrigado, ahora entendía muchas cosas que durante la semana le parecieron extrañas. Saori le había parecido tan perdida como él con todo lo de la empresa, aquí tenía el porqué.

 

- Ahora que hemos acabado de hablar de negocios, ¿por qué no vamos a ver a los niños? Creo que es su hora de juego justo ahora. – Shunrei dió por zanjada la reunión de negocios y el resto accedió con gusto. – Seiya creo que hay alguien a la que le va a hacer mucha ilusión verte. – Saori frunció el ceño.

 

Casi unos 30 niños jugaban en el patio de atrás. Los dos visitantes generaron gran expectación en ellos, sobre todo Saori, que hacía tiempo que no los visitaba. Entonces de entre la multitud de niños que los rodeaban una hermosa joven se acercó haciendo alarde de una gran sonrisa que dirigía al castaño.

 

- Hola Seiya.

 

- Hola Mi…Miho, estás preciosa. – El joven se había quedado sin habla. Solo se miraban.

 

- ¿Qué tal si dejamos a estos dos viejos amigos que se pongan al día niños? – intervino Shunrei mientras empujaba a los niños de vuelta a la zona de juego.

 

- ¿Vamos Saori? – le preguntó Shiryu consciente de que la joven se había quedado mirando a los recién encontrados exnovios con una inusual atención.

 

- Sí, sí claro, Shiryu. – bajó la cabeza sonrojada.

 

Una vez todos los dejaron solos, Seiya y Miho fueron a dar un paseo al parque cercano.

 

- ¡Qué alegría volver a verte Miho! He de decirte que estás preciosa.

 

- Gracias Seiya, tu siempre tan halagador. – La sonrisa de Miho no había cambiado con los años.

 

- Oye, Miho, antes de nada, hay algo que necesito decirte, que me ha atormentado durante mucho tiempo. – El joven se puso triste, bajando su mirada en gesto de clemencia. – Lamento mucho todo lo ocurrido Miho, siento no haber cumplido mi promesa y no regresar a tú lado cuando lo prometí.

 

La joven acarició dulcemente el rostro del joven, en el fondo sentía compasión por él. Hacía años le había llorado, había rezado por su regreso, incluso le había odiado. Pero ahora toda esa historia había quedado atrás.

 

- Gracias Seiya, de verdad que agradezco tus palabras. Durante mucho tiempo he esperado oírlas. – Le sonrió con la dulzura propia de un cariño de antaño olvidado. - No te voy a mentir, te esperé, te esperé durante mucho tiempo, pero hubo un momento en el que simplemente seguí adelante. Ya no te guardo rencor Seiya, en serio, soy inmensamente feliz, como puedes ver. – La joven finalizó sus palabras acariciando la prominente tripa que se alzaba bajo su vestido.

 

- ¿De cuánto estas?

 

- De cinco meses, es una niña.

 

- Si se parece a su madre los va a tener a todos locos – bromeó el muchacho.

 

- ¡Qué tonto eres Seiya! – rio la joven agarrándole del brazo y continuando su camino. – Oye y tú qué, ¿no hay nadie en tu vida?

 

- Lo cierto es que no, todavía no ha habido nadie que pueda con este cabezota – bromeó nuevamente.

 

- Ya llegará Seiya… y cuando la encuentres ni se te ocurra soltarla ¿de acuerdo? – Miho pellizcó su brazo a modo de castigo. – Mi pequeño Seiya…

 

%%%%%%%%%%

 

Era la quinta vez que se cambiaba de blusa. Tenía un momento de esos en los que no se veía bien con nada, elegir los vaqueros también le había supuesto una auténtica odisea. Esa noche cenarían todos en casa, en familia. Era la primera petición que había dejado marcada su abuelo a Tatsumi, quien estaba emocionado con todo ese asunto.

 

A Saori lo cierto es que no le apetecía especialmente la reunión, no por los chicos, sino más bien porque su semana ya había sido lo suficientemente intensa entre el enmascarado, Seiya pegado a ella casi 24 horas, y ahora lo de Shiryu, estaba tan cansada.

 

- La blanca, definitivamente la blanca, que vivan los clásicos – dijo en alto. Acostumbraba a hablar sola cuando estaban en casa, aunque era consciente de que podría parecer una loca. De hecho Kiki se lo había insinuado en alguna que otra ocasión en la que se había colado por sorpresa a robarle la wifi.

 

%%%%%%%

 

Tatsumi preparó una copiosa cena para todos: maki-shushi de pez mantequilla, atún rojo y salmón, tartar de salmón y aguacate, delicias de pollo con salsa de miel y mostaza y pinchos de carne estilo teriyaki entre otras muchas exquisiteces.

 

Sirvió la cena en el gran salón principal, algo frío y solemne para el gusto de los chicos, pero pronto sus risas y voces calentaron el ambiente. Ciertamente no había sido una mala idea reunirse.

 

Los chicos devoraban la comida, especialmente Seiya, quien ni siquiera masticaba, engullía como un pato.

 

- Seiya por favor, tus modales – le recriminó el rubio, que era, de lejos, el más elegante en la mesa.

 

- ¿Qué ocurre? – el castaño levantó por primera vez la vista de su plato, extrañado ante el comentario, contestando con la boca llena.

 

- Déjalo Hyoga, lo de este chico es imposible… -intervino Ikki – el día menos pensado se comerá el mantel y todavía preguntará si hay postre.

 

- Exagerados… – Seiya cogió una servilleta y limpió las comisuras de sus labios imitando los modos de la alta nobleza, para terminar lamiéndola, como testeando su sabor.

 

Tras un breve silencio en la mesa por la rápida reacción del muchacho, Saori, ante el asombro de todos, rompió a reír. Al momento el grupo la siguió, incluido Seiya que se había sorprendido gratamente con la reacción de la muchacha.

 

Acabada la cena los jóvenes se acomodaron en círculo en el salón a tomar una copa. Shiryu y Shunrei eligieron el sofá biplaza, Saori se acurrucó en una butaca cercana. Ikki, Shun y Hyoga en el sofá grande y Seiya se sentó junto a ellos sobre la alfombra.

 

- ¿Os acordáis de cuando éramos pequeños? – preguntó Shun, que durante toda la velada había mantenido una expresión infantil de ilusión en su rostro. Era obvio que le encantaban esos momentos juntos.

 

- Demasiado bien, aún me duele el trasero de los azotes de Tatsumi – se adelantó a contestar Seiya.

 

- Es que eras un terremoto, Seiya el indomable. – Le espetó Saori.

 

- ¡Habló el alma de la fiesta! – Saori se sonrojó de rabia. - Vamos no te enfades – se corrigió rápido Seiya – pero reconoce que siempre has sido muy correcta, deberías soltarte un poco de vez en cuando. – Saori se acurrucó un poco más en su sofá fingiendo desinterés por sus palabras.

 

- Cálmense chicos – intervino Shiryu – hay cosas que nunca cambian…

 

- Yo recuerdo que Shun era un llorón de cuidado – Hyoga atrajo la atención con su comentario – siempre ibas llorándole a Ikki cuando algo te molestaba. Y este que siempre ha sido un bruto… el árbol del jardín creo que aún tiene marcas de tus puños.

 

- Oye, que siempre haya sido fuerte no es mi culpa blandengue – se defendió Ikki.

 

- Jajajaj, no me retes hermanito que a lo mejor te dejo helado. – Todos rieron, era obvio que el equilibrio de fuerzas estaba desproporcionado.

 

- ¿Dónde estarán el resto de chicos del orfanato? – preguntó Shiryu.

 

- Saori ¿tú lo sabes? – preguntó Seiya.

 

Saori, para la sorpresa de todos, se había quedado profundamente dormida acurrucada en el pequeño butacón. Seiya se levantó, cogió la manta que descansaba sobre la cabecera de la butaca y la tapó. Al girarse todos sus hermanos y Shunrei le miraban con la boca abierta, el moreno se sonrojó.

 

- ¡Qué miráis atontados! – bufó – Ni que yo fuera el Grinch…

 

- No, no, el Grinch no… pero… tampoco eres el hada de los dientes… que digamos. – El comentario de Hyoga remató la vergüenza del chico.

 

Los jóvenes siguieron un rato más comentando anécdotas de su infancia, hasta que el cansancio de la larga semana pudo con ellos. Llegó el momento de dar por terminada la velada y fue Shunrei quien despertó a Saori, no sin que antes algún que otro bromista le insinuara a Seiya que si prefería hacerlo él, ahora que eran amiguitos.

 

Ikki, Shun y Hyoga se despidieron del resto del grupo y marcharon a sus habitaciones, eran los únicos que se alojaban en la Mansión temporalmente. Shun tenía su piso, pero gustaba de quedarse con su hermano.

 

- Saori – afirmó Seiya extrañado – pensaba que seguías viviendo en la Mansión.

 

- No, hace unos años que me fui a vivir a un piso en el centro. Tatsumi se estaba pasando de protector.

 

- Buff, me lo imagino.

 

Shunrei y Shiryu, al igual que Seiya, habían ido en moto hasta allí, así que cuando Saori se propuso llamar a un taxi Shiryu intervino.

 

- Oye Seiya, ¿por qué no coges el casco de Hyoga que está dentro y acercas a Saori? Un taxi tardará mucho en llegar aquí. – Seiya le lanzó una mirada de desaprobación "¿en serio?" pensó.

 

- De verdad chicos no os preocupéis, no quiero importunaros, esperaré a un taxi sin problema. – Pero Seiya ya se había adelantado y cogido el casco y la cazadora de Hyoga, pensó que la chica seguramente se helaría con la chaqueta tan fina que llevaba.

 

- Déjate de tonterías – le decía mientras la ayudaba a ponérse la cazadora con desgana – no me cuesta nada acercarte. – Shuryu y Shun se miraron cómplices.

 

- Vale, pero no corras mucho. Vivo cerca del edificio Nike.

 

- ¡Oye! No me seas abuela y monta anda.

Saori montó a regañadientes sujetándose a los agarres traseros de la moto. Era una Yamaha roja de carreras, demasiado llamativa para su gusto.

 

- Agárrate fuerte.- El castaño dio un fuerte acelerón levantando la rueda delantera, lo que hizo que Saori perdiera el equilibrio y por instinto se abrazara a él.

 

Mientras se alejaban Shunrei se dirigió a Shiryu.

 

- ¿Crees que ha sido buena idea?

 

- No estoy muy seguro, sólo sé que son como dos niños pequeños…

 

Poco a poco Saori se fue relajando, a pesar del susto inicial Seiya resultó ser un hábil conductor. La flecha roja zigzagueaba por las calles de la ciudad con precisión, a pesar de que nunca le habían gustado las motos, se sentía segura con Seiya. Casi no se dio cuenta cuando llegaron a la puerta del edificio de su apartamento.

 

- Es aquí – bajó de la moto, una extraña incomodidad la invadió, no tenía muy claro como despedirse – bueno… hasta pronto Seiya y.. y gracias por traerme, fue divertido. – Le sonrió, se dio la vuelta y entró en su apartamento.

 

El joven se quedó un rato parado esperando a que entrara. "Buenas noches Saori".

 

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Saori durmió hasta tarde ese sábado, realmente estaba cansada. Aprovechó el día para hacer compras para la casa, revisar algunos papeles del trabajo y darse una larga ducha. Vestida con un pantalón de pijama ancho y una camiseta de tirantes, aún con el cabello enroscado en la toalla, se dispuso a prepararse la cena.

 

- Mira que insinuar que soy una aburrida – volvía a hablar en alto – este Seiya es un tonto.

 

Entonces se le ocurrió hacer algo inusual en ella, en el fondo quería demostrarse a sí misma que no era tan rígida como el chico pensaba, que sólo era una chica normal. Puso la radio, sonaba "Shape of you" de Ed Sheeran, comenzó a bailar mientras terminaba de preparar su cena.

 

- Nunca me hubiera imaginado que las chicas de clase alta conocierais otros ritmos a parte del vals clásico.

 

Saori paró en seco… esa voz ronca y mecánica.

 

- ¿Qué haces aquí? – el encapuchado la observaba apoyado en el alfeizar de su ventana.

 

- Me quedé sin sal vecina, ¿me prestas un poco?

 

- No tiene ninguna gracia, voy a llamar a la policía.

 

- Vamos cálmate, tampoco bailas tan mal. – Saori le lanzó un trozo de pan, que esquivó con facilidad.

 

- No te enfades princesa – saltó dentro de su apartamento. – Además, aquí el que debería estar enfadado soy yo, tu juguetito tenía truco ¿pensaste que no me daría cuenta?

 

"El localizador del pendrive" pensó Saori.

 

- Devuélvemelo, me lo robaste, es mío.

 

- No tan rápido – el joven sacó el pendrive de su bolsillo mostrándoselo, ella lo intentó atrapar, pero él lo apartó rápidamente de su alcance. – Muéstrame lo que contiene.

 

- ¿Por qué debería hacerlo?

 

- Porque a lo mejor yo también tengo información que puede interesarte. - "Touche"pensó Saori. No iba desencaminado con su insinuación, no en vano se había preguntado muchas veces cuál era el motivo que llevó al encapuchado esa noche a Kido Enterprises.

 

- ¿Me estás ofreciendo un trato?

 

- Puede… - cruzó los brazos con gesto de interés.

 

- Yo no puedo desencriptarlo. – El encapuchado se giró con intención de salir por donde había entrado, aquella no había sido la respuesta correcta. – Pero sé quién puede hacerlo.- Se apresuró a matizar la joven.

 

- De acuerdo – el joven saltó a la escalera de incendios – procura que esté aquí mañana sobre esta hora. – Desapareció en la noche ante la mirada de estupefacción de la chica.

 

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Do ut des: locución latina "Te doy para que me des"



#14 Kael'Thas

Kael'Thas

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Publicado 23 julio 2017 - 12:34

Interesante capitulo 


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#15 Shiryu

Shiryu

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Publicado 01 agosto 2017 - 19:17

Un capítulo muy interesante e intrigante

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