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15.Fics-2017: Personaje divino

Juegos y Dinamicas Saint seiya

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#1 Patriarca 8

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#2 Patriarca 8

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#3 Seph_girl

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Publicado 28 febrero 2017 - 01:55

FANFIC:

"EL LEGADO DE ATENA"

 

PERSONAJE DIVINO:

POSEIDÓN

 

 

Capítulo 50 (FRAGMENTO)

Lágrimas y sacrificios. Parte II.

 

Reino submarino de Poseidón, la Atlántida.

 

Todo rastro material de las pasadas batallas fue borrado de la Atlántida y sus gloriosos templos submarinos. El cosmos divino de Poseidón actuó como una fuerza arrolladora que retrocedió el tiempo sobre todo lo que tocaba, devolviéndole su honor y belleza, negando las ofensivas acciones de los mortales que dañaron su reino; pero no podía hacer lo mismo por las vidas perdidas, ni las heridas de sus vasallos.

Su corazón humano resistió la tragedia, y la sabiduría de su espíritu inmortal le permitió mantenerse al frente de todos los suyos como el honorable rey que era.

Hubo mucho que tratar y dictaminar, pero Poseidón vio con beneplácito que el pueblo que había protegido bajo su manto reaccionó con auténtica lealtad.

 

Una vez que trajo tranquilidad a sus dominios tenía que asegurarse de que perdurara. Las batallas cesaron, sí, pero considerando que el verdadero enemigo continuaba con vida y evitó una confrontación que pudo concluir el conflicto, era cuestión de tiempo para que todo reiniciara.

 

Poseidón jamás imaginó que tendría que enfrentarse con ese antiguo fantasma. Antes de ser llamado “Avanish”, fue un mortal en el que despertaron habilidades que no estaban en el plan de la creación, uno de los muchos que se opusieron al exterminio impuesto por los Olímpicos.

Poseidón fue de aquellos dioses que apoyaron la erradicación de tales aberraciones, junto a otros que sintieron era la decisión más justa. Pero en el infierno que desató Apolo en la Tierra, Avanish resurgió de las cenizas y accedió a un nuevo nivel de existencia sin haber tenido sangre olímpica en su cuerpo, ni la ayuda de alguno de los dioses conocidos. Él alcanzó por sí mismo a la Gran Voluntad y esta le concedió la inmortalidad.

Tal hecho no frenó la guerra de inmediato, pero sí fue la pauta que permitió llegar a la paz. Diosas como Atena y Deméter defendieron a la humanidad, declarando que no era de sorprender que los hombres fueran capaces de manifestar tales dones. Después de todo ¿no los habían creado soplando sobre ellos su aliento divino? ¿Algo de éter pudo traspasarse a su ser? ¿Los hijos no pueden parecerse a los padres?

En el pasado vaya que detestó tales sentencias… pero ahora, tras siglos de batallas en los que siempre fue derrotado por Atena y sus mortales, comenzaba a entender la veracidad de esas palabras.

 

 

Avanish estaba manipulando un juego peligroso. No temía que sus fuerzas tuvieran que colisionar en combate pero, ¿realmente la motivación de Avanish era la que pregona? ¿Ese miedo irracional a la repetición de la historia? Aunque dijera que actuaba como un salvador, sus acciones reflejaban lo contrario, ¿pero quién era para juzgar? ¿No actuó con la misma convicción en el pasado al invocar el diluvio?

 

Meditar en ello lo contrariaba, sin embargo, la visita de ese fantasma la tomó como el último mensaje que el destino intentaba darle sobre su propia historia y la repetición de la misma.

El rencor milenario por la traición sufrida a manos de Atlas ha llevado a los últimos miembros de una raza a vivir en la oscuridad y la miseria. El odio sólo genera más odio, y por ello es que al tener la oportunidad de escapar los descendientes de Atlas no dudaron en participar en el intento por destruirlo. ¿Qué hacer con aquellos que aún moraban en la prisión que fortificó su cosmos iracundo?

Poseidón creía haber cambiado, mas tomar cualquier decisión respecto a los atlantes supervivientes sería su prueba final y personal. Continuar con su resentimiento o intentar romper uno de los círculos de odio que giran a su alrededor.

Un vestigio de soberbia le dificultó tomar la decisión piadosa rápidamente, pero las recientes acciones de Atlas, quien en vez de dejarlo morir le salvó la vida, impidieron una precipitada y despiadada sentencia.

 

Los dejó libres. Treinta y nueve ancianos, treinta y seis infantes y catorce mujeres obtuvieron el perdón por el pecado cometido por sus antepasados y su rey; también a aquellos dos únicos guerreros que sobrevivieron a la traición de los Patronos y fueron salvados por la intervención de la marine shogun de Chrysaor.

El actual pueblo de la Atlántida fue acomedido. Aun desconociendo los detalles se mostraron gustosos de poder ayudar a la reintegración y adaptación de esas personas en el reino submarino. Decidieron hacerlo paso a paso, tratándolos con paciencia y comprensión.

Había mucho miedo e inseguridad en los corazones de los atlantes, eso no sólo Nihil podía saberlo con certeza, pero algunos confiaban en que el corazón humano sería capaz de sanar a esas almas asustadas.

 

Algunos de sus hombres de más confianza intentaron advertirle de que no era posible saber si este acto de bondad será tomado con genuinidad, o si en el futuro algunos de ellos podrían buscar alzarse en su contra como consecuencias del pasado. Mas Poseidón se atrevió a confiar en que con el tiempo, tal vez, pudiera ganarse también el perdón de su antiguo pueblo.

 

Y al tratarse de “perdón”, un asunto igual de complicado rodeó al marine shogun de Kraken, Alexer.

Enterado sobre la situación que aconteció en Bluegrad y entendiendo las razones por las cuales actuó de manera desleal hacia la Atlántida, el dios del mar intentó ser comprensivo, pues la traición es un acto que desaprobaba, y vaya que él ha sufrido estragos por ese mal que tanto los corazones de los mortales e inmortales pueden efectuar.

 

Algunos marines shoguns esperaban que se le diera la pena máxima, mientras que el resto de ellos intentó aminorarla, aunque al final fue algo que el dios del mar trató a puertas cerradas con el regente de Bluegrad.

Su última batalla dejó marcas imborrables en el cuerpo de Alexer, sobre todo en su rostro. Las quemaduras le hicieron perder un ojo y quedar con la piel carcomida por ellas, mas esto no parecía afectarle. Sentía más vergüenza por sus actos que por su desfigurado aspecto, el cual tomaba como un merecido castigo y señalamiento de su deliberada traición.

Alexer no buscó excusarse, ni pedir clemencia para él, pero sí para su pueblo en Bluegrad.

 

Oh, las Moiras… definitivamente se habían ensañado con el dios del mar. ¿Por qué lo ponían de nuevo en esa situación? ¿Qué esperaban de él? ¿Comprobar su transformación? ¿Acabar con su paciencia?

Como Rey era importante mostrar justicia al pueblo, pero también saber ejercerla para dar un ejemplo. De nuevo, buscando evitar cometer los mismos horrores de antaño, le concedió a Alexer vivir, sí, pero con una sentencia que consideró adecuada.

Entendía los sentimientos de su subordinado y los motivos por los cuales actuó en favor del enemigo, para bien o para mal es lo que un hombre bueno haría ante el mal acechando a los que ama… pero Alexer no era un simple mortal, era un marine shogun y había consagrado su vida a servirle y protegerle aun a costa de su propia vida.

En vista de que por encima de su deber primordial como guerrero de la Atlántida eligió proteger sus intereses personales, Poseidón lo privó del derecho de gobernar Bluegrad, siendo así que el resto de sus días los vivirá sólo y únicamente como el marine shogun del océano Ártico, y nada más.

Alexer lo aceptó sin objeciones, sabiendo que el tiempo de vida que le quedaba era un obsequio misericordioso del dios del mar y no lo desperdiciaría. Si esa es la pena que debía pagar para asegurar el bienestar de su pueblo y de su hermana, lo haría gustoso.

 

Sólo hasta que tales situaciones quedaron zanjadas es que Poseidón se permitió centrarse en la que era una autentica amenaza, no sólo para su reino sino para el mundo entero, y por eso había convocado a sus guerreros más poderosos.

 

Los siete marine shoguns debieron presentar sus escamas sagradas en el Templo Principal tal cual fue la orden transmitida por su dios. Las situaron en línea horizontal ante el trono, como si se tratara de una ofrenda al señor de los mares, y cada guerrero se mantuvo detrás de la scale que ha portado con orgullo.

Desde su trono, Poseidón contempló los ropajes con serenidad, viendo los daños en cada una de ellas. Las scales de Hipocampo, Kraken, Scylla y Chrysaor estaban deshechas por los agravios de las batallas sostenidas; mientras que la de Siren, Dragón Marino y Lymnades se mantenían en condiciones intactas pese a las adversidades.

 

Una mezcla de vergüenza e impotencia inundó el pecho de los marinos, pues sentían que el estado de sus ropajes reflejaba su pobre habilidad para defender la Atlántida y a su dios. Pero no había desilusión en los ojos de Poseidón, ni tampoco disgusto.

— Henos aquí Emperador, tal cual lo ha solicitado —habló Enoc, quien se situaba en medio de la formación de los marinos. Todos ellos permanecían con una rodilla en el suelo y la cabeza gacha.

 

Los marines shoguns compartían un mismo sentimiento de humillación, pues gozar de la presencia de su dios no fue por causa de su desempeño. De no ser por la intervención del santo dorado de Aries, toda la Atlántida habría sucumbido junto con la vida de su soberano.

 

En la mente de algunos transitó la idea de que serían removidos de sus puestos, en la de otros que los ejecutaría por sus fallos. Pero cualquiera que fuera la decisión del Emperador era algo que aceptarían en silencio y con dignidad.

 

Sin decir palabra, Poseidón se alzó de su trono y bajó con lentitud los peldaños que lo conducirían a donde se postraban sus marinos. Llevaba consigo su tridente, el símbolo de su divinidad y regencia sobre el océano. Su sombra engulló completamente a Dragón Marino, quien al resentir el peso de tal penumbra se atrevió a alzar la mirada y contemplar a su señor.

 

Poseidón antepuso su tridente divino, efectuando un rápido corte que desató hilos de sangre dentro del Templo Principal.

— M-mi señor… ¿Por qué…? — Enoc musitó perplejo, contemplando el afilado y ensangrentado tridente que reflejaba su imagen.

Los marines shogun quedaron atónitos e incrédulos ante el acto, pues la sangre expuesta emergía de la muñeca izquierda del Emperador del Océano.

 

Poseidón procuró que su sangre divina cayera sobre la scale de Dragón Marino. De las gargantas de los guerreros no podían salir palabras, cuando mucho un atragantamiento o sonidos guturales de desconcierto total.

— Mis guerreros —comenzó el Emperador tras avanzar hacia la scale de Scylla y con la misma solemnidad repetir el sacrificio de sangre—, lo que aconteció en mi reino me ha abierto los ojos a una gran verdad.

— Por milenios me he servido de hombres y mujeres como ustedes para ver cumplidos mis objetivos y anhelos. Confieso que todas esas vidas me resultaban insignificantes —dijo sin aflicción—. Miles podían perecer en mi nombre y no existía remordimiento, pues en las guerras santas el desenlace y cause de la victoria o la derrota era definido por la fuerza de los inmortales. Pero entonces llegó Atena —prosiguió, dejando atrás las scales de Kraken y Chrysaor—, y todos quienes la enfrentamos en el paso de los milenios la vimos sufrir por las bajas de su ejército; contemplamos con repulsión la forma en la que se adentraba al campo de batalla junto a sus santos. Luchando al lado de ellos, sacrificándose por ellos… Y tal vez fue eso lo que desató lo impensable, pues fueron los hombres quienes comenzaron a decidir el destino de las guerras santas, superando incluso las acciones de los dioses —le costó admitir aun ahora.

Los marinos permanecieron mudos, atentos y expectantes a las palabras de su Emperador. Pero incluso ellos comenzaron a sentir preocupación por él y la alarmante cantidad de sangre que perdía. Sin importar la divinidad de su ser, su cuerpo seguía siendo el de un humano.

— ¿Por qué siempre me vi enfrascado en la derrota mientras Atena resultaba victoriosa? ¿Dónde estaba mi error para que ella triunfara? Eso me atormentó siglos enteros durante el confinamiento de mi alma. La devoción que algunos de ustedes me profesan no es tan diferente a la que los santos claman hacia Atena, y sin embargo creo haber encontrado la respuesta…. Y es mi deseo ponerlo a prueba… —Unas últimas gotas carmesí cayeron en el casco de la scale de Siren.

 

El cosmos de Poseidón creció dentro del salón del trono, cerrando la profunda herida de su cuerpo y proyectándose hacia las siete scales que comenzaron a destellar con un cegador fulgor aguamarina.

Confianza absoluta hacia ustedes, esa es mi respuesta —musitó, viendo a sus marinos levantarse, obligados a retroceder por la energía dentro de los que sus ropajes se fundían—. Mi continuo error fue el subestimar el coraje de los mortales en cada una de mis batallas, pero es un descuido que no pienso cometer de nuevo. Romperé con el ciclo histórico que ha encadenado mi existencia  y a partir de hoy yo, al igual que lo hizo Atena, espero que luchen a mi lado. Ya no serán más peones sacrificables, desde este día se convertirán en mis armas más poderosas.

Ante la voz del soberano del océano, las scales comenzaron a restaurarse y al mismo tiempo deformarse de su molde original


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EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


#4 blackdragon

blackdragon

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Publicado 01 marzo 2017 - 01:06

SAGRADO CORAZON

 

11 MIL LEGUAS A YOKOHAMA

Segundo libro

 

 

Personajes Divinos

 

Poseidon (Bautizado ya como Jose de Arimatea)

 

Afrodita  (Bautizada como Maria de Migdala y Madre de la pequeña Sara, la primer descendiente)

 

 

 

 

 

 

Capitulo 8

 

ALERTA TEMPRANA A DISTANCIA

 

(Fragmento)

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 


Costa sur de la Galia (hoy Francia)
45 d.c.





 Pedro, siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo ejercitándote contra una mujer como si fuera un adversario. Sin embargo, si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla?

Evangelio de María Magdalena

 
 
 
 
 


Jose de Arimatea veía hacia el horizonte como todas las tardes desde su llegada, nadie sospecharía que tan noble pastor era el antiguo Poseidón.....en eso unas pequeñas pisadas le distrajeron de su eterna vigía....


- ¿Sabes que no debes andar sola eh Sara? - la niña que no frisaba mas de 12 años se rió divertida, estrecho del cuello al vigilante......


- ¿Porque nunca te puedo asustar tío Jose? - este sacudió el cabello de la niña en gesto cariñoso


- Aun debes aprender mucho de tu viejo tío.......... - sonrió este alborotándole los cabellos a la niña....en eso  su cosmos le alerto.....




 Sintió esa presencia ....no le era desconocida, de los 88 de Atena, supo inmediatamente quien era....el único que era implacable y despiadado al cazar a sus victimas por orden de Atena misma.....



- Fénix..... - el aludido se encaminaba hacia ellos....impasible, frió y calculador....


- Poseidón .... - ambos se miraron.... - .....O debo llamarte por ese nombre hebreo...Jose de Arimatea.... - la niña abrazo al aludido


- Solo deja que ella se vaya..... - Poseidón se ergio con su antiguo porte de emperador de los mares - ....deja que la niña se marche y podrás disponer de mi.......


- De acuerdo...puede irse..... - en eso una tercera voz les hizo mirar a quien hablaba....


- Claro que no Fénix.... - los 3 miraban al recién llegado.....


- Pegaso.... - Fénix entrecerró los ojos al decirlo - ¿Que haces aquí?.....


- Terminar con este traidor - Pegaso lo dijo mientras miraba a Poseidón y en eso a la pequeña Sara -...y creo que con parte de su descendencia..... - Fénix le hizo frente - ... quítate no es contigo Fénix...... - Pegaso lo dijo molesto al tener enfrente de si al aludido.


- Nunca he lastimado a niños..... - ambos sostenían la mirada fija en el otro - ...y tampoco permito que nadie los lastime....


- Tenemos ordenes de Atena y hay que cumplirlas..... - Pegaso se enfurecía mas al hablar


- No matando niños..... - Fénix le miro decidido a pelear contra él - di mi palabra y esa niña no sera lastimada......


- Eso le veremos - Pegaso lanzo un meteoro que fue repelido con una mano del Fénix - ¡NO ES POSIBLE!!!


- Mi turno.... - lo dijo fríamente Fénix mientras....hacia caer de rodillas a Pegaso......




En eso y sin que pudiese evitarlo un golpe sin previo aviso de Pegaso a traición le ataco de frente partiendo su armadura del peto frontal y haciéndole caer....varios metros...se incorporo pese a sangrar abundantemente del pecho....se disponía Pegaso a rematarle.....pero en eso una figura femenina corrió hacia la pequeña Sara y la abrazo protegiéndola con su propio cuerpo.....Pegaso les volteo a mirar......


- Afrodita..... - entrecerró los ojos al decirlo - es mejor....así terminare con esta descendencia maldita....


- Te lo pido Pegaso...... - la aludida levanto un brazo tratando de evitar que atacase.... - mi hija no te ha hecho nada....




No pudo terminar de hablar, un inesperado golpe de alas ardientes del Fénix arrojo lejos a Pegaso.... lanzandolo contra un risco ...y al golpearse cayo al mar....desapareciendo entre las olas.....Jose de Arimatea corrió hacia el herido Fénix, que caía de rodillas, y finalmente al suelo.... fatigado por la perdida de sangre por la herida... después de vencer a Pegaso......Afrodita la ahora Maria Magdalena se le unió con la pequeña Sara......


 

 


- ¿Como esta? - pregunto al ver al antiguo Poseidón tratar de parar la hemorragia del herido Fénix, quien en minutos sentía escapar su vida....a causa de la terrible herida.

- Mal......no creo poder parar la hemorragia...ha perdido mucha sangre..... - al oír eso Afrodita de sus ropas saco......

- ¿Un clavo? - pregunto extrañado Poseidon....

. Pero no es cualquiera ... - Afrodita le miro al decirlo - ....es de él.....cuando lo hiciste bajar de....de.... - se tapo la boca con una mano para ahogar el sollozo.....doblándose de dolor al recordar....

- Lo entiendo..... - Poseidon lo dijo poniéndole una mano al hombro - como tiene su sangre... creo que servirá para el peto y para parar la herida..... 

 



Ambos pusieron sus manos sobre la herida y la armadura dañada ..poniendo encima el clavo y sobre este sus manos...ambos cosmos lentamente comenzaron su labor....el Fénix dio un enorme suspiro y abrió los ojos al sentir de nuevo su armadura y su cuerpo vueltas a la vida..... y su herida curada........como si nada hubiese sucedido...

 

 

 

 

 

 

 

Música del capitulo

 

Distant Early Warning

(Alerta temprana a distancia)

Rush

 

 


Editado por blackdragon, 05 marzo 2017 - 02:11 .


#5 Macairo de Cancer

Macairo de Cancer

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Publicado 02 marzo 2017 - 21:41

Básicamente, para evitar problemas decidí copiar todo el primer "mensaje" (el cual abarca el primer capítulo y una "introducción") para evitar que venga alguien que diga "Macairo no subió todo, descalificado", o algo así (es por las dudas, simplemente tengo miedo. Si me dan "luz verde", elimino la introducción de arriba.

 

Fanfic: "Saint Effect": La Misión Suicida

Personaje divino: Zeus

 

El siguiente fanfic es una completa parodia a Saint Seiya/Los Caballeros del Zodiaco. Es una historia seria en la que sin embargo sus personajes no se desenvuelven como tal si no que adoptan formas de ser más ligadas al humor y a situaciones absurdas. Dentro de su contenido podrás encontrar:

 

 

  • Humor negro
  • Humor absurdo
  • Chistes de mal gusto
  • Burlas sobre la nacionalidad de los personajes
  • Indirectas
  • Sarcasmo
  • Humor bastante negro
  • Situaciones ridículas
  • Burla al lado oscuro de la sociedad
  • Bullyng a los personajes y a sus defectos
  • Zoofilia, Mecafilia, Homofobia y un montón de Parafilias
  • Humor negrísimo
  • Lenguaje bulgar
  • Temas políticos
  • Tabú
  • Parodias de todo tipo
  • Negro... Negro...
  • Temas "poco amigables"
  • Incesto
  • Burlas no aptas para personas sensibles
  • Burlas no aptas para personas duras
  • Negritoooooo... Negrito humor
  • Un montón de cosas más

También es válido aclarar que no soy como Kurumada: Mi "grupito de protagonistas" no tienen "impunidad", es decir tengo pensado "boletear" (matar) a una buena parte de ellos cuando llegue la "Misión Suicida".

 

Para cualquier duda y consulta, la caja de comentarios está abierta para todos. Las quejas se las manda por MP. Aceptamos insultos y amenazas de muerte por MP también. Y por favor muchachos, sin van a opinar entonces que sea faltándose el respeto como en un Saga vs Shaka. No voy a andar de susceptible demandando cualquier "cyber-bulling" que me quieran hacer.

 

Capítulo 1: Comienza la aventura

 

-¿¡Dónde está Albiore de Cefeo!?-preguntó el Caballero de Oro del signo del Escorpión.

 

Se encontraba en la Isla Andrómeda, una desértica isla con un clima asqueroso. Esta pequeña isla se ubicaba en algún lugar cerca de las costas de Etitopia y Somalía. Alrededor del Caballero de Oro Milo yacían por lo menos 37 cadáveres, todos ensangrentados.

 

Milo escuchó unas pisadas cerca. Se volteó para ver como se acercaba un Caballero de Plata el cual blandía unas largas cadenas en cada mano. Su melena rubia se meneaba de acuerdo a cada pisada que daba.

 

-¿Por qué haces tanto quilombo, hermano?-preguntó Albiore.-Seguro sos un soldado raso envidioso ¿Cuanto Cosmos tenés?-le preguntó desafiante.

 

-¿En qué idioma habla este descerebrado?-pensó Milo molesto mientras se ponía en guardia.

 

Sin embargo no tuvo tiempo para seguir meditando debido a que su contrincante ya había empezado el ataque. Milo lo esquivó mientras daba un gran salto. En el aire, apuntó a Albiore con su dedo y lanzó su ataque.

 

-¡Aguja Escarlata!-gritó mientras la uña de su dedo se tornaba en un color carmesí y crecía.

 

Esta proyectó un rayo de luz rojo el cual fue directo hacia a Albiore. Sin embargo el Caballero de Plata la esquivó.

 

-¡Ole!-gritó mientras esquivaba cada rayo de luz que su rival le enviaba.

 

Milo cayó al suelo y le apuntó con su dedo.

 

-Miralo vos.-dijo Albiore riéndose.-Se pinta la uña el mariposón.

 

-¡Cállate!-le gritó Milo, ruborizándose.

 

Sin embargo Albiore continuó riéndose. Esto molestó aún más a Milo quién adoptó una posición que se asemejaba a la de un escorpión. Albiore percibió peligro y desplegó sus cadenas alrededor del suelo para defenderse de cual quiera que sea el próximo ataque de su rival.

 

Sin embargo, al notar que Milo no atacaba, Albiore tomó la iniciativa y le lanzó una de sus cadenas la cual Milo esquivó con una ilusión. Aún así no pudo evitar el siguiente ataque en el cual Albiore le arrojó otra vez su cadena y esta impactó directamente en su brazo.

 

La lucha fue intensa. Estaba claro que estaban igualados. Sin embargo, lejos de allí, Afrodita de Piscis se encontraba esperando a que Milo acabara con su trabajo. Al ver que tardaba, agarró una rosa y se la arrojó a Albiore. Este no se percató a tiempo del ataque de su enemigo y por lo tanto no pudo evitarlo. Aprovechando la confusión, Milo se lanzó hacia el Caballero de Plata y lo remató.

 

-D...Dos contra uno.-dijo Albiore con dificultad mientras caía al suelo.-Que manga de mariposones...

 

Después de decir eso, se desplomó y murió. Milo se le quedó mirando un instante y se largó a llorar.

 

-¡Afrodita!-gritó Milo a su compañero.-¡Cefeo está muerto!

 

Afrodita llegó junto a su compañero y también se largó a llorar. Ambos se abrazaron y gritaron de tristeza. Al lado de ellos se le acercó otro Caballero.

 

-Yo soy Cefeo y esto vivo.-dijo Daidalos.

 

Sin embargo no dijo más debido a que Afrodita, sin mirarlo, le lanzó una corriente de aire que lo mandó a volar.

 

-¡Maté al otro Cefeo!-gritó Afrodita mucho más triste que antes.- ¡Soy lo peor!

 

...

 

Se despertó en una superficie plana. Era extraño "sentirla" porque en realidad no sentía nada. Albiore de Cefeo se encontraba en una especie de "cielo". El suelo estaba cubierto de nubes, más arriba también habían nubes. La claridad del cielo daba a entender que era de día en aquel especie de paraíso. En frente suyo había un gran asiento en donde se encontraba un anciano alto vestido con túnicas de plata. Era completamente blanco de piel.

 

-Buenos días, Albiore.-le dijo secamente.

 

-Ah... ¿Y vos sos...?-pregunta Albiore mientras mira rápidamente a su alrededor.

 

-Soy Zeus.-le responde el dios mientras se rasca la barbilla.

 

-Mira vos, che.-le responde Ailbore sin atreverse a creerlo.-Bueno flaco, seas quién seas, yo ya estiré la gamba y por lo tanto esto debe ser el paraíso o algo así.

 

-Podríamos decir que sí.-dijo Zeus un tanto molesto por los modales de Albiore aunque sin subirle el tono.

 

-Entonces compa...-comenzó a decir Albiore.-¿Ya puedo entrar? ¿Hay minuzas acá "arriba"? ¿Me puedo relajar o algo?

 

-Sucede Albiore-comenzó a decir Zeus.-que no estás muerto.

 

La respuesta sorprendió a Albiore, tomándolo desprevenido. Unas gotas de sudor se le cayeron de la frente. La melena rubia se erizó un poco. Sus párpados se hicieron pequeños mientras que sus ojos gigantescos. La boca se le quedó abierta unos cm más de lo normal.

 

-¿No me estarás flashando?-preguntó Albiore con voz temblorosa mientras señalaba con su dedo índice derecho a Zeus.-Dale flaco, vengo de terrible quilombo, no me hagas esta jodita que a mi no me gusta.

 

-Hablo en serio.-dijo Zeus a quién se le caía la típica gotita de anime en la nuca.-En fin. Como decía...-tosió un par de veces y comenzó a hablar en tono solemne.-Albiore de Cefeo, debido a un inconveniente relacionado con acontecimientos indeseablemente contemporáneos, y ante la necesidad de resolverlos, yo, Zeus, dios del Relámpago, te devuelvo a la vida para que nos ayudes a nosotros los dioses para solucionarlo.

 

-Ajá, mirá vos...-dijo Albiore perdido.-¿Y si sos todo poderoso (teniendo en cuenta que me devolviste a la vida), por que no te lo resolvés vos solo, Lince Titánico de vayes celestiales?

 

Zeus abrió los ojos de par en par y transportó a Albiore a otra dimensión. De pronto el Caballero de Plata estaba junto al dios parados en una especie de "superficie invisible". Debajo de ellos se encontraba el inmenso y oscuro universo. Las estrellas brillaban y habían cientos de planetas a su alrededor.

 

-Mira bien, Albiore.-le dijo Zeus.

 

El dios agitó la mano izquierda y toda la galaxia estalló.

 

-¡Que luz flashera!-gritó Albiore, tapándose la cara con su brazo debido a la explosión.

 

De pronto regresaron a ese especie de cielo en un abrir y cerrar de ojos.

 

-Soy un dios y puedo hacer lo que que quiera.-dijo Zeus.-Sin embargo no lo hago por que no tengo ganas...

 

-Claro, entiendo.-dijo Albiore, con los ojos cerrados y rascándose la cabeza.-Sos un flaco todo poderoso y podés hacer lo que se te cante pero no lo hacés por que no se te da la gana.

 

Zeus volvió a abrir los ojos de par en par y lanzó una ráfaga de aire que arrastró a Albiore hasta el suelo.

 

-¡Cállate y escucha de una vez!

 

-Está bien, está bien.-dijo Albiore, con los ojos conteniendo las lágrimas. Jugaba con sus dedos índices mientras se sentaba en el suelo.

 

-Verás Albiore, todo comenzó en la Era Mitológica.-comenzó a recitar Zeus.-Nosotros los dio...

 

90 billones de palabras más tarde :)

 

-Y por eso Ares armó una base en Marte y planea formar un ejército tan grande como para destruir el Olimpo.-dijo Zeus.-¿Entiendes?

 

Albiore estaba dormido y se le caía baba de la boca. Su cabeza estaba "viendo" el suelo y roncaba con un "silbido" de caricatura.

 

-¡Despierta!-gritó Zeus, abriendo sus ojos de par en par otra vez.

 

Otra ráfaga de viento corrió por todo el lugar y dio de lleno a Albiore quién se despertó sobresaltado.

 

-¡Escuché todo!-gritó forzosamente mientras era arrastrado por la corriente. Debido a que intentó sostenerse del suelo, sus uñas formaron un gran camino de raspones en este.

 

La corriente se detuvo y Albiore regresó con Zeus. Este le señaló con el dedo directamente.

 

-¡Tú misión de ahora en adelante será formar un equipo para ir hasta Marte y destruir la base!-gritó el dios. Su voz recorrió todo el universo.

 

-¡Perdone pero yo solo sirvo a un dios!-gritó Albiore.

 

-¡Atenea no te va a salvar de esta!-le respondió Zeus aún más fuerte.

 

-¡¿Que Atenea ni que Atenea?!-gritó Albiore.-¡Aguante Ricky Fort, papá! ¡El Comandante que siempre me protege!

 

En eso Ricardo Fort apareció detrás de Albiore en forma fantasmal. Tenía los brazos abiertos y una sonrisa amplia.

 

-Albiore, tienes que hacer lo que Zeus te dice.-le dijo para después marcharse.

 

-Rayos...-se quejó Albiore para después volver con Zeus.-No sé qué locura te pasa por la bocha pero me estás mandando a una misión suicida, cualquiera loco. Ni nave espacial tengo.

 

-No te preocupes, Albiore, ya pensé en eso.-dijo Zeus mientras desaparecía.-Ya encontré incluso un piloto capaz de llevarte hasta allí...

 

Albiore se percató de que en realidad era él mismo quién desaparecía. Pronto reapareció en una especie de pasillo oscuro con suelo, techo y paredes de metal. En la pared derecha había un gran ventanal que daba una gran sala oscura.

 

-Seguro será una bosta.-dijo Albiore un tanto frustrado.

 

Pero lo que Albiore no sabía es que aquel "piloto" ya estaba detrás de él y se le acercaba lentamente. Mientras Albiore hacía un  discurso de que él es el Caballero ario Argentino, su nuevo piloto le tocó el hombro, haciendo que Albiore se sobresalte. Estuvo un tiempo mudo hasta que pudo recobrar el habla.

 

-¡Vos sos...!-comenzó a decir.

 

-Sí, compañero Albiore, yo soy.-le dijo Aioros de Sagitario con una sonrisa.

 

Albiore se incorporó y lanzó una pequeña risa.

 

-¡Claro!-dijo chasqueando los dedos.-Sos el piloto por que tenés alitas en la Armadura. Jaja, cualquiera, flaco.

 

Aioros no se molestó por tal comentario ni en lo más mínimo.

 

-Albiore, sígueme.-le dijo mientras le guiaba hasta el gran ventanal.-Mira esto.

 

Albiore se acercó al vidrio. La sala estaba oscura. Sin embargo en un abrir y cerrar de ojos, se iluminó por completo. Ahí adentro había una gran nave espacial color blanco, azul y negro. Era sobre todo más larga que ancha. Tenía dos alas. En una estaba escrito: Aryan Knight.

 

-Esta es la "Aryan Knight".-le dijo Aioros señalándo a la nave.

 

-Espectacular, flaco.-dijo Albiore sin atreverse a creerlo.-Solo nos hace falta los integrantes.

 

-Zeus ya reunió a casi toda la tripulación.-dijo Aioros.-Tan solo nos hace falta que busques y elijas a los Guerreros que nos ayudarán.

 

Albiore se quedó un momento callado, meneando la cabeza en tono pensativo. Se puso de brazos cruzados y cerró los ojos.

 

-No sé por dónde empezar.-dijo al fin.

 

-Bueno...-comenzó a decir Albiore, mirando para el costado.-Ya tenemos un par, para variar.

 

Albiore miró para el costado y pudo ver a dos grandes colegas: Dócrates de Heracles y Dio de Mosca.

 

-Albiore.-dijo Dócrates sonriente, alzando la mano izquierda.

 

-Te estábamos esperando, amigo, sí que te tardaste.-le dijo Dio.

 

-Perdonen, tuve un quilombo con Zeus.-dijo Albiore en tono de disculpa. Después miró a la Aryan Knight de arriba abajo, de izquierda a derecha-Espero que eso tenga baño...

 

-Pinch€ pendej@...-dijo Dio, un tanto molesto.

 

-Basta de charla.-dijo Aioros, emocionado.-¡Es hora de abordar la nave!

 

Y así los Caballeros se dirigieron directo hacia el Aryan Knight. Cruzaron el pasillo largo y angosto (Dócrates iba atrás).

 

-¿Alguno sabe a quién tenemos que reclutar?-preguntó Albiore en el camino.

 

-Veamos...-dijo Aioros sacando una gran lista de un bolsillo.-Según aquí necesitamos por lo menos un par expertos en telequinesis, alguien que sepa crear excelentes ilusiones, un guerrero que produzca hielo...

 

Sin embargo Aioros se puso pálido. Más pronto que tarde, Albiore se enteró de que en realidad la nave era robada a la fundación Kido.

 

-¡Hey! ¡¿Que le hacen a mi nave?!-preguntó Saori quién venía seguida por los cinco Lacayos del Zodiaco.

 

-¡Es Atenea!-gritó Aioros aterrado.

 

Sin que Albiore pudiera decir algo, Aioros lo tomó del hombro y echó a correr. Los Caballeros se metieron adentro de la nave. Después de la entrada había un largo y angosto pasillo de metal. La nave medía al menos dos metros de alto. A la izquierda de la entrada había una especie de sala de controles.

 

En la sala de control se encontraban tres sillas: Una en medio para el piloto y al costado dos sillas para los copilotos. Aioros se sentó sobre la silla del piloto y tocó todos los botones que pudo.

 

-¡¿Cual demonios es?!-gritó desesperado, golpeando su cabeza con el teclado.

 

Adelante de la cabina, como a medio metro del asiento del piloto, estaban las ventanas. Así fue como los Caballeros pudieron ver como Saori estaba hablando por teléfono.

 

-¡Está llamando a la policía!-gritó Dócrates agachado debido a su tamaño.

 

-¡Has algo!-gritó Albiore a Aioros.

 

-¡Eso intento!-gritó Sagitario aún más asustado.

 

En eso sintieron como la entrada de la nave se abrió. Todos voltearon y vieron a Tatsumi quién asomó la cabeza.

 

-Señorita Saori.-dijo Tatsumi.-Ya llegó el señor Julian Solo y las Marinas para la orgía.

 

Sin embargo se cayó de repente cuando se dio cuenta que los Caballeros eran los que tripulaban la nave y no Saori Kido.

 

-¡¿Qué hacen ahí adentro?!-preguntó enojado.

 

Pero no pudo decir nada más debido a que Dio lo agarró y lo llevó hasta el centro de mando.

 

-Carnal, pon a funcionar esta chatarra.-le dijo mientras lo arrastraba.

 

Lo depositó con brusquedad en el asiento derecho de piloto y le dio un pequeño golpe en la nuca.

 

-¡Vamos, tronco, que no tenemos todo el día!-le volvió a gritar Dio.

 

-Sí, ya voy…-dijo Tatsumi más asustado que enojado.

 

Hizo “arrancar la nave”. Esta despegó y se dirigieron a su próxima aventura.

 

Fin del capítulo 1.

Equipo:

  • Aioros de Sagitario: Piloto
  • Albiore de Cefeo: Líder
  • Dócrates de Heracles: Miembro grandote
  • Dio de Mosca: Narizón
  •  

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Fanfic parodia: "Saint Effect"

Parte 1: La Misión Suicida Parte 2: El Regreso de Zeus


Parte 3: El Capítulo Final (Aún no escrito)


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Publicado 29 marzo 2017 - 14:59

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Editado por T-800, 05 enero 2019 - 21:08 .

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#7 Ivan de Virgo

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Publicado 04 abril 2017 - 01:21

voto por sep girl ya que tuvo mejor estructura de la historia


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Publicado 07 abril 2017 - 11:59

 
 
 
 
 
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