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Saint Seiya: COSMO WARS

Guerra Santa del Siglo XVI

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#41 Cástor_G

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Publicado 08 febrero 2020 - 21:39

 

Hola! Aquí traigo el Capítulo 5 para quienes aún tengan interés en mi fic. Esta vez tendré un mejor ritmo de publicación xD. Saludos!

 

 

 

CAPÍTULO 5:

La Fuerza

 

¿Cuál es esa fuerza que hace a un guerrero luchar hasta la muerte? ¿Cuál es la fuerza que hace levantarse a un guerrero aun cuando éste tiene el cuerpo destrozado? Cuando un guerrero lucha por sus ideales, la llama de su fuerza interior no se apagará hasta que éste logre cumplir con su objetivo. Esa es la teoría del cosmos.

 

1. El Castillo de Hades

Era difícil saber quiénes estaban más sorprendidos, si los agobiados londinenses al ver que un castillo a las afueras de la ciudad desapareció misteriosamente sin dejar rastro, o los herméticos habitantes de Anthea, quienes quedaron estupefactos al presenciar la repentina aparición de un descomunal castillo en uno de sus verdes campos.

El enorme castillo que apareció de la nada, representa la llegada de Hades a la Tierra, y sirve como hogar para el emperador del Inframundo y sus fieles guerreros, los Espectros. El lúgubre castillo apareció justo donde antes había una torre, en la que antiguamente se adoraba al dios del Inframundo. En su mayoría construido a base de mármol, granito y piedra caliza, color blanco como la nieve que cubre los campos en invierno, haciendo contraste con la oscuridad infinita que se vive en la tierra de los muertos. En la parte del frente cinco grandes ventanas circulares con bordes de oro y piedras preciosas.
Solamente había una forma de tener acceso a tan imponente edificio, y esa era cruzar la gigantesca puerta de plata y marfil de la parte frontal. Dicha puerta permitía el paso al salón principal del primer piso, en el cual se encontraba un monumento de mármol adornando el centro del recinto, con la figura de Garuda. Las zonas laterales de las hornacinas y los óculos ovalados indicaban el espacio de las habitaciones adyacentes. En el cuarto y último piso del castillo, había un largo pasillo alfombrado de blanco y rojo que conducía al trono de un dios. En aquel momento, el trono no estaba ocupado.
En la parte más profunda del castillo, tras una puerta de ocre y oro, se encontraba un enorme estanque, y dentro del agua limpia y cristalina que contenía, el desnudo cuerpo de un joven de cabello blanco y ojos azules. A su lado, también dentro del agua,  estaba una mujer de larga cabellera negra y lóbrega belleza.

—Es necesario purificar su cuerpo, señor Hades —dijo la mujer, al momento que humedeció un manto blanco—. Su alma permanece tan pura como el día en que nació, sin embargo, el hecho de vivir tanto tiempo entre los humanos, ha llenado de suciedad su cuerpo —decía la mujer mientras con el manto blanco frotaba el cuerpo desnudo del joven de los ojos azules.
—Mis ojos… —musitó el joven, mientras contemplaba su reflejo en el agua—. Pandora… mis ojos han perdido su brillo.
—Señor Hades… ¿Acaso usted…? —preguntó la mujer de ojos púrpura, y dirigió su rostro hacia la mirada perdida del joven de cabello blanco.

Una vez que Hades purificó su cuerpo, se vistió con elegante túnica de seda color negro y violeta, dejando atrás los harapos que hasta hacía unas horas, vestía el hambriento Lazarus, y se sentó en su trono. A su lado, estaba Pandora, quien con gesto de admiración, acercaba su rostro a la mano del joven sentado en el trono, tocándola con su mejilla. Y frente a él, su enorme ejército, comandado por los tres Jueces del Infierno, quienes habían hecho acto de presencia ante la llegada a la Tierra de su dios, Hades.

— ¡Espectros! —Exclamó Hades, con una fuerte e imponente voz que resonó por todo el castillo—. Esta es la última de las guerras. Ha llegado la hora de poner fin al reinado de Athena sobre la Tierra. A partir de hoy, empezará el dominio de Hades, Dios del Inframundo. Demuestren el poder del mundo gobernado por las tinieblas, y castiguen a todo aquel que se atreva a oponerse a nuestros planes.

 

2. Yago de Cisne

Después de la aparición del cuerpo receptor de Hades en Anthea, el Consejo de Guerra Ateniense presidido por Láncelot de Capricornio, decidió enviar al lugar a un grupo de cuatro Caballeros de bronce liderado por Yago de Cisne, para que hicieran las inspecciones necesarias y así estar al tanto de los movimientos del emperador del Inframundo, si es que éste decidía establecer su base en dicho lugar, como finalmente ocurrió.

 

—Supongo que ese castillo de allá, el cual no estaba allí anteriormente por cierto, pertenece a Hades y su ejército —dijo el joven de blanca piel y larga cabellera oscura, y de ojos aguamarina, Yago, mientras junto a sus compañeros de bronce contemplaba el campo de tulipanes y el siniestro castillo a lo lejos.

—Si Hades ha hecho aparecer su castillo ahora, significa que un ataque masivo es inminente —agregó el pelirrojo de cuerpo robusto y pecoso, Maturin de la Tortuga.

—Sin embargo, estamos muy lejos —dijo el muchacho de piel bronceada, Yámana de Tucán—. Quizá deberíamos acercarnos un poco más para estar seguros. A esta distancia ni siquiera logro ver a los esqueletos.

— ¿Pero qué dices Yámana? —Preguntó Ptolomeo de Triángulo, el más pequeño de los cuatro—. Ni siquiera un Caballero de Oro podría mover de lugar un castillo completo, sin duda esto ha sido obra de un dios… ¡Hades!

— ¡Estás en lo cierto Caballero de Athena! —irrumpió una voz misteriosa y amenazante.

 

De forma repentina, los Caballeros de Bronce se vieron rodeados por tres Espectros que habían aparecido de la nada; como jóvenes crías de elefante acorraladas por hienas en la sabana africana.

 

—Kojiro de Tengu, Estrella Celeste de la Celeridad —dijo uno de los tres, aquel que poseía enormes e imponentes alas negras.

—Morenn de Dríada, Estrella Celeste del Aislamiento —profirió el de apariencia fina y delicada.

—Aveyron de la Bestia de Gévaudan, Estrella Celeste de la Bravura —terminó de manera agresiva el último de los tres.

— ¿Acaso son espías del Santuario? —Preguntó Kojiro—. Debieron enviar a los del brillo dorado.

—De cualquier manera, la información que tengan no llegará al Santuario —agregó Aveyron esbozando una feroz sonrisa—. ¡Se la llevarán a la tumba!

 

¡Meurtrière Mâchoire!

(Mandíbula Asesina)

 

En un instante, el cuerpo de aquel Espectro se transformó es una espesa nube oscura, que posteriormente tomó la forma de un lobo endemoniado. Aquella figura infernal se abalanzó rápidamente sobre el más pequeño de los Caballeros de Bronce, Ptolomeo de Triángulo, encajándole una bestial mordida en el cuello. La fuerza de aquella mordedura fue tal, que el muchacho de bronce salió disparado hacia atrás, formando un par de zanjas en el suelo con la presión ejercida por sus pies, que no querían rendirse, para finalmente ceder y quedar casi sepultado el suelo, con el cuello desgarrado y la cabeza casi desprendida de su cuerpo.

 

— ¡Ptolomeo! —gritó Yámana. Era la primera vez que los jóvenes Caballeros de Bronce se enfrentaban a la muerte de forma directa.

—No seas impaciente, todos ustedes perecerán en este lugar —dijo Morenn, el Espectro de belleza singular.

 

¡Flowering Crown!

(Corona de Flores)

 

Morenn de Dríada lanzó una pequeña y blanca flor, la cual quedó suspendida en el aire justo frente a la cintura de Yámana de Tucán. En un instante, de aquel delicado brote empezaron a emerger extrañas raíces, que en un parpadeo rodearon el cuerpo del muchacho formando un misterioso aro. Después, aquel anillo de raíces cubierto de flores se ajustó a la silueta del muchacho dejándole completamente inmovilizado. Esta corona de flores empezó a ejercer una fuerte presión que hizo gritar de dolor al joven broncíneo, hasta que finalmente el círculo floreciente se cerró, partiendo en dos el cuerpo de Yámana. El cuerpo seccionado del muchacho quedó inerte entre un vasto charco de sangre.

 

—De entre todos los Espectros ¿Teníamos que toparnos con los más fuertes? —pensaba Yago. Definitivamente no estaba entre sus planes morir aún, y el hecho de que estuviesen matando a sus compañeros uno a uno, le daba la oportunidad de pensar y fraguar un plan para salir vivo de tan funesta situación.

— ¡Malditos Espectros! —exclamó el pelirrojo. Jamás en su vida había sentido tanta rabia como en ese momento—. ¡Yo, Maturin de la Tortuga, los mataré a todos!

—Tú serás el siguiente —amenazó el Espectro de espeluznantes alas negras.

 

Kojiro de Tengu, desenvainó el sable que llevaba en su espalda y corrió apresuradamente hacía el Caballero de la Tortuga. El Espectro era demasiado veloz para el joven broncíneo, quien fue decapitado en un instante. La sangre salió de su cuerpo a borbotones, salpicando a Yago de Cisne quien simplemente estaba ahí parado.

 

—Parece que no le di tiempo de esconder la cabeza —dijo Kojiro, sarcástico—. Solo quedas tú, chico pálido —agregó y dirigió su mirada hacia el Caballero del Cisne.

—Es tu día de suerte chico —dijo Morenn de Dríada—. A diferencia de tus compañeros, tú tendrás el privilegio de elegir quién de nosotros tres te mandará al otro mundo.

—Humilde y respetuosamente, rechazo tan generoso privilegio, señores Espectros —dijo Yago al momento de quitar una venda de su brazo izquierdo y limpiar la sangre que había salpicado su rostro—. En realidad soy un Caballero de lealtad quebrantable. Sin perdonan mi vida, serviré al señor Hades. Estoy seguro que apreciará tener en sus filas aliados que tengan amplio conocimiento sobre Athena y el Santuario.

—Hace algunos meses, dos Caballeros de Bronce abandonaron las filas atenienses y se unieron a nuestro ejército —dijo Aveyron—. No necesitamos más Espectros de fidelidad cuestionable. Si no eliges tú, te haremos pedazos entre los tres.

—Seré yo, Kojiro de Tengu quien lo mate —dijo el de las alas negras—. Detesto el olor a Caballero de Athena —agregó—. Te atravesaré el corazón con mi espada chico pálido, después dejaré que tu cuerpo se pudra y sirva de abono para este campo de tulipanes.

— ¡Alto! —gritó un hombre al llegar.

— ¿Qué es lo que quieres, Novak de Basilisco? —Preguntó Kojiro—. ¿Por qué me interrumpes? ¿Acaso quieres salvar la vida de tu antiguo compañero?

 

Por un momento Yago vio la luz, Novak de Basilisco, quien anteriormente ostentaba el rango de Caballero de Bronce en el Santuario, apareció repentinamente para salvarle la vida. O por lo menos eso creyó en un primer momento.

 

—Así que los rumores eran ciertos —vociferó el Cisne—. Ahora eres un Espectro. Tu hermano también, supongo.

—Cierra la boca —ordenó Novak y dirigió su mirada hacia el trío espectral—. Mi intención no es salvar a este insignificante. Pero lo necesito con vida para que entregue un mensaje en el Santuario.

— ¿Acaso piensas que nos tragaremos ese cuento? —preguntó Morenn.

—No es un cuento, es la verdad —respondió el Basilisco—. ¿Acaso ustedes compañeros, se conforman con derrotar a Caballeros de Bronce? Para nosotros los Espectros, ellos son como pequeños ratones. Necesitamos atraer la atención de las ratas grandes, los Caballeros de Oro.

 

Novak extendió su mano y entregó una carta al joven broncíneo, quien nuevamente había recuperado el aliento. Al parecer había burlado a la muerte.

 

—Quiero que entregues esta carta a Kratos de Tauro. En ella lo desafío a una pelea. La cabeza de Kratos será la primera que entregue a mi señor Hades… la segunda será la de tu maestro, Denon de Acuario. Dile que no se impaciente.

 

3. La Carta de Novak

Tres jóvenes Caballeros de Bronce murieron de forma violenta a manos del ejército de Hades. La sangre había empezado a derramarse en esta guerra, y no dejaría de correr hasta mucho tiempo después.

 

—Fue una estupidez que Láncelot de Capricornio nos enviara a vigilar el castillo de Hades, era una misión muy peligrosa —pensaba Yago, estando por llegar al segundo templo del zodiaco, el templo del Toro Dorado—. ¿En qué estaba pensando? Pude haber muerto. Fue muy afortunado que entre esos Espectros haya estado ese Caballero traidor, Novak.

—¿Hacia dónde te diriges Caballero de Bronce? —preguntó el hombre alto y de piel morena—. ¿Acaso te diriges al templo de la Preciosa Urna con tu maestro?

—En realidad, tengo una carta para usted señor Kratos.

—¿Una carta?

—El día de ayer acudí a una misión en la cual murieron tres Caballeros de Bronce; del grupo fui yo el único sobreviviente —La frialdad con la que Yago hablaba de la masacre, podría resultar perturbadora. Realmente sus compañeros le importaban poco menos que nada—. Un Espectro llamado Novak de Basilisco me perdonó la vida con el único propósito de hacerme de su mensajero.

—¿Novak de Basilisco? —preguntó Kratos sorprendido. Novak era un nombre extranjero muy poco común en Grecia, por lo que inmediatamente relacionó el nombre con el antiguo Caballero Novak de Hidra.

—Así es, Novak, el mismo hombre que antes era un Caballero de Bronce —respondió Yago, mostrando aquella sínica sonrisa que tanto le caracterizaba—. El mismo hombre a quien usted dejó postrado en una cama después de hacer pedazos su espina dorsal. Parece que de alguna forma se recuperó, y se convirtió en Espectro.

 

Kratos tomó la carta, y tal como suponía, era un desafió a muerte. En ella se indicaba el lugar y la hora del encuentro, al cual debía acudir completamente solo.

 

—Señor Kratos —musitó Yago, justo antes de retirarse—. Además de la carta, ese Espectro me pidió compartirle un mensaje más. Las palabras son un poco duras y no quisiera ser descortés con un Caballero de Oro, así que entiendo si no quiere recibirlo.

—Dímelo.

—Textualmente dijo “Kratos es solamente un grandulón estúpido y débil, tuvo suerte de haberme derrotado hace tiempo, pero es alguien insignificante a quien haré morder el polvo esta vez”.

 

Realmente Novak no había enviado el segundo mensaje. Yago de Cisne era un personaje muy curioso dentro del Santuario, el veneno que podía salir de su boca era más peligroso que el de una serpiente. Insultar de forma disfrazada a un Caballero de Oro era una oportunidad que por supuesto, no podía dejar pasar.

 

4. Kratos vs Novak 2

El punto de encuentro eran las ruinas de un antiguo templo en Cirene. El lugar era conocido por ser un oasis hermoso, con agua cristalina y flores de cualquier color imaginable. Cuando Kratos llegó al lugar, se encontró con un paisaje desolador; donde antes había agua dulce y cristalina, ahora brotaba un líquido púrpura y pestilente, y en su interior, una decena de cuerpos descarnados, pudriéndose uno detrás de otro «un rostro agónico aun podía notarse en los cuerpos cadavéricos que flotaban perdidos como los muertos en el río Estigia»; donde había vegetación, ahora solo había arena, y entre la arena, estatuas de piedra, o cuerpos petrificados… ¿Cómo saberlo con Basilisco ahí?

—Ha pasado mucho tiempo, Novak de Hidra —dijo Kratos al llegar, Novak ya le estaba esperando.
—Novak de Basilisco, Estrella Celeste de la Victoria —dijo el Espectro. Parecía estar bastante confiado, jugaba con una piedra entre sus dedos—. Es un poco más largo, pero es quien soy ahora.

—No era necesario hacer todo este desastre —Al igual que otros Caballeros, Kratos había estado en las ruinas de Cirene en algunas ocasiones, por lo que guardaba reconfortantes recuerdos del lugar. Los cadáveres allí posiblemente eran soldados del Santuario en entrenamiento—. Era un lugar muy bello.

—Últimamente he descubierto que tengo habilidades más allá de mis propias expectativas —dijo Novak—. Quizá siempre estuvieron ahí, o quizá se desarrollaron después de vestir este ropaje oscuro. Cuenta la leyenda que el basilisco tenía la habilidad de contaminar lagos y secar praderas. Este paisaje puede resultar desagradable para algunos, pero siendo una extensión de mi poder, para mí es hermoso. Kratos, te aseguro que terminarás pudriéndote junto a esos de allá —Con los dedos índice y pulgar, Novak tomó la piedra que antes movía entre sus dedos y la lanzó a lo lejos. Esta cayó justo entre los cadáveres descarnados del lago envenenado.
—Yo no estaría tan seguro de eso. Con toda honestidad te digo, que yo, Kratos de Tauro, soy conocido como el Caballero de Oro más fuerte. Ya te derroté una vez, puedo hacerlo nuevamente.
—¡Esta vez no será igual!

 

¡Annihilation Flap!

(Aletazo de la Aniquilación)

El ataque del Espectro provocó poderosas ráfagas de viento, que en un instante formaron una gigantesca tormenta de arena; la potencia era tal, que no solo la arena se levantó, sino que los escombros y los cuerpos petrificados fueron arrastrados por la corriente de aire, siendo después engullidos por una distorsión en el espacio tiempo que los condujo directo a otra dimensión. Pero ante la sorpresa del Basilisco, Kratos de Tauro seguía en pie. El Caballero de Tauro había utilizado toda su fuerza para mantenerse firme sobre el suelo, así pudo evitar ser arrastrado por las ráfagas de viento. Lo único que Novak pudo conseguir, fue que el Caballero se desprendiera de su casco, ya que éste salió disparado por la fuerza del soplo. Los granos de arena golpeaban como vidrios cortantes los ojos de Kratos, pero aun así, permaneció en pie, como el roble que resiste el violento golpe de una tormenta, hasta que finalmente el viento cedió.

—¡No puedo creer que hayas podido mantenerte en pie utilizando solamente tu fuerza física, es imposible! —exclamó el Espectro—. Soy mucho más poderoso que antes. ¿Realmente eres el más fuerte del Santuario?
—No solo en el Santuario, no existe mortal que me supere.
—Uhm… ¡Qué insolente! Si crees que por evitar una de mis técnicas me has derrotado, estás equivocado. Aún no sabes lo que soy capaz de hacer y cuánto he aprendido en todo este tiempo.

 

¡Great Ardent Impulse!

(Gran Impulso Ardiente)

Las mejillas de Novak se abultaron y posteriormente, de su boca surgió un remolino de fuego que pronto se abalanzó sobre el Caballero de Oro. Kratos quedó completamente envuelto en llamas, llamas que lenta y dolorosamente quemaban su cuerpo. El Espectro tenía la confianza de estar haciendo honor a su estrella, la Victoria, pues Kratos parecía no tener posibilidad de escapar del fuego que poco a poco lo consumía. Pero una vez más, el Espectro fue sorprendido; aún envuelto en llamas, Kratos empezó a correr en dirección a él, y la velocidad con la que se movía hizo que el fuego se apagara en un instante, y cuando llegó frente a éste, le golpeó el pecho con la palma de su mano, haciéndolo volar por los aires. El impacto del golpe fue tal, que pequeños pedazos de metal oscuro y sangre habían quedado adheridos a la mano del Caballero de Tauro.

—Eso estuvo cerca —dijo Kratos mientras limpiaba la sangre en su mano—. Si me hubiera tardado un poco más, el calor de las llamas habría atravesado mi armadura y quemado mi cuerpo.
—En verdad… en verdad eres fuerte —Con dificultad, dijo el Espectro—. Pero vas a necesitar más que esto para derrotarme esta vez —agregó mientras lentamente se acercaba al Caballero de Oro.
—Tu odio hacia mí es muy grande, Novak —dijo Kratos—. Quizá haberte dejado inválido fue la peor forma de solucionar aquel conflicto, pero te salvé la vida. Deberías estar agradecido. Aunque siendo un sucio traidor, ya no espero que lo entiendas.
—Hades vino a mí cuando más lo necesitaba. Además, nunca sentí empatía por los Caballeros que eran fieles a Athena como perros, sin motivo alguno. Como tú.
—Cierto es que los Caballeros estamos en este mundo para luchar por nuestra Diosa y por la Tierra, sin embargo, esa no es mi prioridad —dijo Kratos ante el desconcierto del Basilisco—. Yo lucho por mí, por mi propia fuerza. El deseo de saberme el más fuerte es lo que me mantiene con vida y lo que me inspira para seguir luchando.
—Tus ideales me parecen realmente pobres… Kratos de Tauro. No puedo permitirme la vergüenza de ser derrotado por alguien como tú.
—¿Y cuáles son los tuyos Novak de Basilisco? ¿Qué recompensa esperas si Hades gana la guerra?
—Quiero mi libertad.
—Novak… acaso tú…
—Hace más de veinte años, las fuerzas del Santuario atacaron un viejo castillo en Hungría. Solo hubo dos sobrevivientes; mi hermano Draco y yo. En un último instante, el Patriarca del Santuario creyó que era posible cambiar el destino de aquellos bebes encontrados entre los escombros, y nos salvó la vida. Pertenecíamos a la familia Meggyesfalvi, nuestro destino era servir a Hades directa o indirectamente, por esa razón el castillo fue atacado. Era muy pequeño, quizá tenía solamente uno o dos años, pero recuerdo ver los cadáveres apilados a mi alrededor. Recuerdo el olor a humo y carne quemada, y a las aves de rapiña devorando los restos putrefactos de mi familia. Desafiando lo dictado por las estrellas, fuimos entrenados para convertirnos en Caballeros.

—Conmovedora historia —masculló el toro dorado—. No eres el único que ha tenido una vida difícil… ningún Caballero la tiene.

—No entiendes nada… nunca tuve la oportunidad de elegir; Nací en una familia sirviente de Hades sin pedirlo; Fui entrenado para convertirme en Caballero sin que fuese mi elección; Me asignaron el rango de Caballero de Bronce aun cuando mi poder iba más allá de ese nivel; Me convertí en Espectro solo por estar postrado en una cain cama sin poder siquiera alejar las moscas que revoloteaban por mi cara. Detesto tener que pelear, solo quiero que la guerra termine y vivir en paz con mi hermano, tener mi propia familia y vivir una vida común y corriente. También quiero que las imágenes de muerte y sangre desaparezcan de mi cabeza por lo menos una noche. Y tú… solo piensas en ser el más fuerte. Eres un inutil egoísta. Te detesto más que antes Kratos de Tauro.
—Lo que dices es incoherente, pues tu actitud también es egoísta. ¿A cuántas personas has arrebatado la vida para cumplir con tu objetivo?
—Tienes razón, también soy egoísta, no me importa cuántas personas mueran, simplemente deseo que Hades gane esta guerra, así no habrá más batallas, y seré libre. Mientras Athena siga con vida, siempre habrá dioses queriendo gobernar la Tierra, o erradicar la corrupción, en otras palabras, mientras Athena viva siempre habrá guerras y muerte. Con la victoria de Hades la gente corrupta perecerá en la gran purga, y las personas leales a él viviremos tranquilamente. Solo podrías entenderlo estando en mi situación, pero dudo que puedas entender algo, tus músculos parecen compensar tu falta de sentido común.
—Creo que ya todo está dicho Novak, es hora de poner fin a este encuentro —dijo Kratos, tomando la posición de ataque nuevamente.
—¿Sabías que otra de las habilidades del legendario basilisco, era convertir en piedra a sus presas con solo una mirada? —preguntó Novak confiado, y sonriente—. Kratos… aún me queda un último ataque, te juro que con esto te voy a derrotar.

 

¡Basilisk Final Flash!

(Destello Final de Basilisco)

 
Novak empezó a emitir un resplandeciente brillo azul que provenía de sus ojos. Kratos no podía hacer nada para evitar el azulado resplandor; si llegaba a cerrar sus ojos, estaría a merced de cualquier otro ataque. Cada vez sentía los pies más pesados, pues estos lentamente se convertían en piedra. Al momento que la petrificación llegó a las rodillas, el dolor era insoportable.

—¡Kratos! —gritó el Espectro—. ¡Te enviaré al Infierno! Ya te he reservado un espacio en Cocytos.
—Tengo que hacer algo… tengo que… ¡Atacar!

 

¡Great Stampede!

(Gran Estampida)

Un centenar de búfalos envueltos en un resplandor dorado se dirigieron hacía Novak de Basilisco. El brutal impacto fue demasiado para el Espectro y éste fue arrastrado por la estampida dorada, siendo devorado entre el fulgor de la técnica. El ropaje oscuro quedó completamente destrozado.

—Novak… —musitó Kratos al momento de mover sus pies que habían quedado libres del efecto de petrificación—. Te has vuelto muy fuerte pero aún no estás a mi nivel. He moderado la fuerza de mi técnica para dejarte fuera de combate, pero vivo. Lamento haber provocado tu parálisis y haberte orillado a ser un traidor. Te llevaré al Santuario y serás encerrado en Abaddon. Quizá no todo esté perdido contigo.

El cosmos es aquella fuerza interior que te hace levantarte una y otra vez hasta conseguir tu objetivo, sin embargo, aunque se crea en ello, no siempre será suficiente.
Algunos creen que la verdadera fuerza reside en la fortaleza del cuerpo, y aunque tengan un cosmos poderoso para mantener esta ilusión, deben saber que no siempre ganarán.

 

Cuando se posee la fuerza se deja de invocar a la justicia —Gustave Le Bon.


Editado por Cástor_G, 08 febrero 2020 - 21:49 .


Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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Publicado 10 febrero 2020 - 15:11

1. El Castillo de Hades

 

no habría sido mas fácil que construyeran otro castillo XD

 

los espectros ya deben estar cansados de siempre perder las guerras

 

 

 

 

2. Yago de Cisne

 

fue una batalla sangrienta entre caballeros y espectros

 

Novak de Basilisco busca venganza y creo que no se le puede culpar

 

 

 

 

3. La Carta de Novak

 

Yago de Cisne es igual de venenoso que su maestro

 

 

 

4. Kratos vs Novak 2

 

buen combate entre el espectro y el dorado 

 

 

 

 

 


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Publicado 14 febrero 2020 - 21:10

1. El Castillo de Hades

 

no habría sido mas fácil que construyeran otro castillo XD

 

los espectros ya deben estar cansados de siempre perder las guerras

 

2. Yago de Cisne

 

fue una batalla sangrienta entre caballeros y espectros

 

Novak de Basilisco busca venganza y creo que no se le puede culpar

 

3. La Carta de Novak

 

Yago de Cisne es igual de venenoso que su maestro

 

4. Kratos vs Novak 2

 

buen combate entre el espectro y el dorado 

1. Yo creo que se hubieran tardado mucho jajaj

2. En el Fic original (Saint Seiya: THE THREE WARS) estos tres espectros mueren en el mismo capítulo en el que aparecen, no tuve la oportunidad de mostrar el climax de sus tecnicas. Por eso, en esta ocasión decidí darles una presentación para demostrar cuan poderosos y sanguinarios son.

3. Posiblemente Yago sea peor que Denon xD, eso se irá viendo más adelante.

4. Gracias.

 

Gracias por leer y ojala siga viendote por aquí!


Editado por Cástor_G, 14 febrero 2020 - 21:11 .


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Gracias por leer y ojala siga viendote por aquí!

 

descuida  a mi me agrada leer fics siempre y cuando pueda entender de que se trata y no haya capítulos con ideologia progre XD


Editado por Patriarca 8, 27 febrero 2020 - 14:34 .

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Publicado 23 febrero 2020 - 22:16

 

Buenas noches compañeros. Aquí el Capítulo 6, espero que les guste. Saludos!

 

 

CAPÍTULO 6:

El Prisionero de Abaddon

 

También conocido como “Palacio Negro” por estar construido a base de lóbrega piedra volcánica, negra como la oscuridad del tártaro, Abaddon era la única prisión dentro del Santuario. Era una descomunal fortaleza que albergaba a más de trecientos delincuentes. Debido a que estaba construida sobre tierra santa, era imposible hacer uso del cosmos en dicho lugar, por lo que cualquiera que entrase allí, tendría la fuerza y la resistencia de un hombre ordinario. Comúnmente las celdas eran ocupadas por soldados rasos desobedientes, intrusos, Caballeros rebeldes o enemigos de poca monta. Sin embargo, algunas veces, el Palacio Negro también contaba con prisioneros distinguidos, entre los que se encontraban respetados aliados y poderosos enemigos.

 

Prisionero #013 Eros de Piscis

Quizá los Caballeros más jóvenes en el ejército ateniense no lo sepan, pero antes de Alrisha de Piscis, era otro quien protegía el décimo segundo templo zodiacal; su nombre es Eros. El aspecto de este hombre era único entre los Caballeros de Oro; su cabellera era larga, ondulada y rubia «tres doncellas cepillaban su cabello cada mañana»; sus labios eran carnosos y provocadores, color cereza; y sus ojos azul profundo, rodeados de negras, largas y rizadas pestañas, ojos tan hermosos que podían hechizar a hombres y mujeres por igual. Eros de Piscis, el Caballero más hermoso en el ejército ateniense.

Tal como las rosas envenenadas que cubren el camino hacia el templo de Athena, más allá de las doce casas, la belleza sin igual de Eros escondía su alma envenenada. Años atrás, lideró una importante rebelión junto a un grupo de Caballeros traidores y Caballeros Negros que estuvo cerca de provocar el colapso total del ejército ateniense; se perdieron muchas vidas.

Eros fue condenado a pasar el resto de su vida en Abaddon después de obtener clemencia de Athena, pues el castigo para una traición como la suya, comúnmente es la muerte. Gracias a esto, Alrisha del Pez Austral, Caballero de Bronce, fue promovido a Caballero de Oro.

Estando prisionero en Abaddon, Eros no hacía más que contemplar en un pedazo de espejo roto, la belleza que poco a poco escapaba de su cuerpo. Aunque las condiciones de vida en las celdas del Palacio Negro no eran infrahumanas, lo cierto es que la delicada piel de este hombre necesitaba cuidados especiales para mantenerse tersa, sedosa e inmaculada, y ciertamente ya no podía llenar su tina de porcelana y oro con leche y miel para darse un baño humectante, como lo hacía antes. Quizá eran estos detalles superficiales los que le hacían odiar Abaddon, más que la soledad, el encierro o la deshonra.

—Tranquilo, tu piel está un poco maltratada, pero sigues siendo hermoso —dijo una mujer justo al momento de llegar a la celda número trece. Su armadura era de brillo plateado y su rostro permanecía oculto tras una máscara.

—Adonia de Ofiuco —dijo el prisionero y guardó el espejo roto—. O debo decir… Carmilla de Sanguijuela.

 

Carmilla era un Espectro de Hades que sobrevivió a la anterior Guerra Santa. Gracias a la habilidad de absorber la juventud de sus víctimas, ha podido mantener la suya intacta por más de dos siglos. Hace algunos años, se infiltró dentro del Santuario y logró convertirse en Caballero de Plata. Esta hermosa y sanguinaria mujer, fue cómplice y amante de Eros de piscis, y la única en no recibir castigo pues jamás fue descubierta su participación la conocida “Segunda Guerra Negra”, liderada por Eros de Piscis.

 

—Han pasado varios años, y aún no has conseguido sacarme de aquí —reclamó Eros—. ¿Qué es lo que has estado haciendo todo este tiempo?

—Iniciar una rebelión no es sencillo —respondió Carmilla—. Pero ya tengo en la mira a varios Caballeros de lealtad cuestionable —agregó la mujer, pasó sus brazos a través de los barrotes, y acarició las mejillas del hombre hermoso—. Solo es cuestión de tiempo para iniciar nuevamente la revuelta.

 

Prisionero #015 Rómulo de Géminis

Cuando la Segunda Guerra Negra terminó, hace algunos años, la cantidad de muertos fue abrumadora. Pocas veces los Caballeros Negros lograban llegar tan lejos en sus rebeliones como en esa ocasión «afortunadamente, aún faltaban varios años para las guerras contra Hades, Ares y Poseidón, por lo que el ejército ateniense pudo recuperarse de forma gradual». El apoyo de algunos Caballeros de Oro en la revuelta sin duda fue un factor determinante para que el desarrollo de la guerra fuese cruel, difícil y sangriento. Se perdieron muchas vidas, entre ellas la del Caballero Negro Remo de Géminis.

 

—Lamento no haber podido salvarte, hermano —dijo el muchacho de larga y grisácea cabellera, y ojos turquesa, mientras acariciaba el cuerpo inerte de uno más que yacía tumbado en el suelo, ensangrentado—. Hemos perdido la guerra… Athena ganó —Ambos eran físicamente idénticos, hermanos gemelos, incluso la armadura que llevaban puesta tenía el mismo diseño, la única diferencia era el color; mientras que el joven que perdió la vida llevaba puesto un ropaje completamente negro como el ébano, aquel que le lloraba vestía un resplandeciente ropaje dorado.

—¿Estás satisfecho, Rómulo de géminis? —preguntó un hombre al llegar—. ¿Crees que tu hermano Remo lo esté?

—Gran Patriarca —Rómulo reconoció al hombre como aquel que está por encima de los ochenta y ocho Caballeros—. ¿Acaso tendré el privilegio de ser asesinado por el mismísimo Patriarca?

—Siento una profunda pena por ustedes —musitó el anciano—. Quizá ha sido su juventud e inexperiencia la causa de todo esto. Se han dejado envolver por las palabras de Eros de Piscis y se han convertido en traidores. ¿Qué esperaban ganar?

—Poder, control e independencia —respondió Rómulo—. Lo siento, pero somos muchos Caballeros, la probabilidad indica que no siempre todos serán fieles.

—No solo siento pena, también siento una profunda vergüenza, pues además de ser el Patriarca del Santuario, también soy tu padre, Rómulo —reveló el anciano—. Mis dos únicos hijos se convirtieron en traidores, y uno está muerto. Ojalá hubiese podido ver esto en el movimiento de las estrellas.

 

El gran Patriarca extendió su mano, liberando una energía invisible que hizo a Rómulo levitar por los aires. Después de unos segundos, la armadura de oro que cubría su cuerpo le abandonó.

 

—Jamás volverás a portar esta armadura —proclamó el anciano—. Serás encerrado en Abaddon, y ahí pasarás el resto de tus días, Rómulo de Géminis… hijo mío.

 

Prisionero #225 Lionel de Leo

No pasó mucho tiempo después del encarcelamiento de Lysander de Sagitario, cuando su amigo y compañero de oro Lionel de Leo también fue confinado a una celda en Abaddon. ¿Su delito? Haber salido del Santuario sin el consentimiento de la autoridad correspondiente. Cabe mencionar que no era la primera vez que Lionel pisaba las oscuras baldosas del Palacio Negro, pues era un prisionero recurrente debido a su comportamiento inmaduro, impetuoso y alborotador.

—¡Vaya! —exclamó Lysander—. Por lo menos podré platicar con alguien los próximos veintiocho días —Casualmente, Lionel fue encerrado en la celda de enfrente. El Caballero de Leo era alguien que siempre lograba ponerle de buen humor.

—En realidad, solo estaré aquí dos semanas amigo —dijo el peliverde y sonrió. Justo después se tumbó en el suelo, sacó una pipa de entre su ropa, encendió el hornillo y se dispuso a fumar.

—¿Cómo es que te han dejado entrar con eso? —preguntó Lysander, mientras esquivaba las fumarolas provenientes de la celda de enfrente.

—Tengo trato preferencial —respondió el de la pipa—. Soy un huésped frecuente en Abaddon.

—Admiro tu capacidad de mantener el buen humor hasta en las peores situaciones.

—¿Pero qué dices Lysander? Esto no está tan mal —Por un momento, Lionel dejó de lado su pipa e inició un recorrido por la celda—. Esta cama de piedra que está aquí, no tiene nada que envidiarle a tu lecho de piel de vaca y tus colchas de seda y terciopelo. La luz que entra por aquella pequeña ventana no es tan insoportable como la que entra por la claraboya en el templo del Centauro. Comer solamente una vez al día es una dieta, no un castigo, debemos mantenernos en forma. Como Caballeros de Oro tenemos todo a nuestros pies, mi estimado amigo, pero en el mundo hay personas que ni siquiera tienen que comer, y mueren de hambre. Podemos prescindir fácilmente de unas colchas de terciopelo por unos días… ¿No crees?

—Claro, tienes razón —Lysander sonrió y por un momento su situación ya no le parecía tan desastrosa. Lionel era rebelde como él, alborotador y de personalidad psicodélica. Pero algunas veces era capaz de soltar palabras profundas e inspiradoras.

 

Prisionero #224 Lysander de Sagitario

Lysander no era un hombre perfecto; a pesar de buscar siempre el bien para el prójimo «como buen Caballero de Athena», la verdad es que las cosas no siempre resultaban de acuerdo a sus planes. Era un guerrero valeroso de voluntad inquebrantable, pero impulsivo. Quizá por eso, un guerrero como él, pisó Abaddon en más de una ocasión. Gracias a que Lionel fue encerrado en la celda de enfrente, en esta última ocasión en que Lysander fue prisionero, sus días de encierro resultaron más tolerables. Claro, hasta que recibió una visita que para nada esperaba.

 

—¿Qué haces aquí, Denon? —preguntó Lysander desde su celda y suspiró hastiado.

—Vine a visitarte —El pelirrubio Caballero de Acuario era quizá la última persona en el mundo que Lysander querría ver—. ¿Por qué esperar treinta días? Tenía que ser testigo de una más de tus humillaciones.

—Pues ya me viste —dijo Lysander al momento de acercarse a la reja y presionar fuertemente los barrotes con sus manos—. Ya te puedes largar al infierno hijo de perra.

—Ese traje a rayas, blanco y negro, te sienta mejor que una armadura de oro.

—Y a ti… ¿Cómo te sentaría mi puño en tu cara?

—¿Qué es ese olor? —preguntó Denon, moviendo la cabeza de un lado a otro, olfateando—. Dios… ¿Qué es ese agujero allá en la esquina de tu celda? —preguntó nuevamente, al momento de cubrirse la nariz con el índice—. ¿Es el lugar donde molestas? ¡Qué degradante y desagradable! Con razón huele a porqueria.

—Tu actitud es lo que huele a porqueria Denon —gritó Lionel desde la celda de enfrente.

—Olvidaba que también estabas aquí Lionel —dijo el rubio, echando una mirada de pies a cabeza al fumador empedernido—. Tal para cual —suspiró—. La gente se vuelve descarada cuando se acostumbra a este tipo de bajezas.

—Si pensabas que estaríamos tristes y deprimidos, o enojados por estar aquí encerrados, te equivocaste —dijo Lysander—. La verdad es que la estamos pasando muy bien.

—Por supuesto —confirmó Denon, y sonrió—. No dudo que disfruten verse el trasero mutuamente mientras molestan. La falta de intimidad en estas celdas puede sacar a flote deseos prohibidos.

—Largo de aquí Denon —Como era de esperarse, Denon acabó con la paciencia de Lysander muy fácilmente.

 

Esa mañana Abaddon dejó de existir tal como se le conocía. La fortaleza de ébano que parecía impenetrable, recibió una desagradable visita además de Denon de Acuario. Un rugido bestial que profanó cada oscuro pasillo del Palacio Negro, fue lo que dio inicio a un desastre descomunal que jamás se había presentado en Abaddon.

 

­—¿De dónde diablos vino ese rugido? —preguntó Denon. Las baldosas bajo sus pies templaban bruscamente.

 

Sin tiempo para reaccionar, medio edificio se vino abajo repentinamente. Aquello que provocó el colapso del recinto parecía venir del piso de arriba.

 

Prisionero #227 Novak de Basilisco

Justo unas horas antes del desastre, el nuevo prisionero de Abaddon también recibió una visita inesperada. Aunque esta no era tan desagradable como la que recibió Lysander de Sagitario.

 

—¿Acaso viene a darme un sermón, gran Patriarca? —pregutó Novak de Basilisco, visiblemente recuperado de sus heridas—. No soy el primer Caballero traidor en la historia.

—Hace más de veinte años, Lars, un viejo amigo y máxima autoridad en Bluegrad, descubrió la conexión entre una familia húngara y Hades —relataba el viejo—. Lars y yo, llegamos a la conclusión de que esa familia debía ser exterminada.

—¿Qué pretende gran Patriarca? —preguntó Novak—. ¿Hacer que mi odio por los Caballeros crezca? Durante años recibí humillaciones de Denon de Acuario, y usted jamás intervino. La mayor parte del ejército desconfiaba de nosotros por los rumores que había sobre el origen de nuestra familia, y mi hermano Draco y yo tuvimos que soportarlo. ¿No fue esa la razón por la que obtuvimos simples armaduras de bronce, cuando nuestro nivel merecía un rango mayor? Además, hace meses el Caballero de Tauro rompió mi espina dorsal y me dejó completamente inmóvil. ¿Ahora viene usted, y me dice que es el responsable de la masacre que acabó con mi familia?

—Aún no he terminado mi relato, Novak.

—Entonces… adelante, siga destapando la cloaca.

—Los pocos Caballeros y Guerreros Azules en aquel momento, fueron suficientes para acabar con las fuerzas que protegían el castillo de la familia Meggyesfalvi. Tienes razón, fue una masacre, se perdieron muchas vidas. Pero eso es algo que ocurre en todas las guerras. No somos personas ordinarias, Novak. La muerte y la sangre es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos.

—¿Es todo? —preguntó Novak. Aunque aparentaba frialdad, la verdad es que aquellas palabras retumbaban en su mente. Era un hombre confundido.

—Aquel día, estaba por marcharme del lugar ya que la intervención había concluido; entre los enemigos no parecía haber sobrevivientes. Pero repentinamente escuché un llanto, el llanto de un bebé. Así que caminé y caminé, guiándome por los fuertes chillidos, hasta que encontré algo; entre los escombros polvorientos y los cadáveres ensangrentados, había un bebé aferrándose a la vida y a un huevo, un huevo enorme y escamoso, un huevo de dragón. Los dragones son bestias fantásticas que lamentablemente han ido desapareciendo con el paso del tiempo. Ese día, en la entrada al castillo, matamos un dragón enorme y furioso, así que cuando te vi aferrado a ese huevo, supuse que no eras el único que había quedado huérfano en ese momento. Pero una sorpresa más grande aún aguardaba; después de unos instantes, el cascarón del huevo empezó a romperse, hasta formar un pequeño agujero por el cual se asomó el brazo no de un dragón, sino de un bebé. Eras muy pequeño, pero aun así podía entender que lo llamabas… hermano.

—¿A dónde quiere llegar, gran Patriarca? —La mirada de Novak expresó confusión.

—Tu hermano y tú definitivamente no eran bebés ordinarios —El anciano miró al prisionero con esperanza—. La razón evidente es que estaban destinados a ser Espectros de Hades, sin embargo, tomé la decisión de desafiar el destino y hacer de esos bebés unos formidables Caballeros de Ahena. No lo vi en el movimiento de las estrellas, fue una corazonada.

—Estaba equivocado —afirmó Novak y esbozó una sonrisa—. Finalmente nos convertimos en Espectros. Era nuestro destino.

—Me disculpo por haber asesinado a tu familia, pero como líder de los Caballeros de Athena, era mi deber —dijo el anciano y suspiró suavemente—. Aún creo que el destino puede cambiarse. Tienes tiempo suficiente para recapacitar y volver con nosotros. Ayúdame a estar en lo correcto, Novak de Hidra.

 

Habían pasado varias horas desde que el gran Patriarca del Santuario se retiró de Abaddon, dejando la mente de Novak hecha un desastre. Novak siempre fue un muchacho emocionalmente inestable, por lo que esta no era la primera vez que tenía sentimientos encontrados. Por un lado, sentía una ira indescriptible y un odio demoledor hacía los Caballeros, mientras que por el otro, sentía incomodidad en el ejército de Hades pues tampoco era completamente bienvenido; la desconfianza era igual como la que había en el Santuario cuando Novak era un Caballero, sin embargo, era demasiado orgulloso para siquiera considerar el hecho de volver a las filas atenienses. Así era la mente del prisionero número 227 en ese momento, como si hubiese sido atrapado en un remolino y éste le hubiese desordenado completamente las ideas. En las guerras a veces no hay buenos ni malos, simplemente soldados luchando por sus propios intereses, como Novak. Después de todo, en el fondo solo quería ajustar algunas cuentas pendientes y terminar con la guerra de una vez por todas, para vivir tranquilamente su utopía.

 

—¿Estás listo para salir de aquí, hermano? —preguntó un misterioso hombre encapuchado, justo al llegar a la celda número 227.

—Draco, hermano, sabía que vendrías por mí —No hacía falta ver el rostro de aquel hombre, su voz era inconfundible—. ¿Cómo has podido entrar? —preguntó Novak con curiosidad.

—Con la ayuda de un Espectro infiltrado —respondió Draco—. Además, algunos soldados aún desconocen que ahora formo parte del ejército de Hades.

—Sácame de esta pocilga entonces, hermano.

—Retrocede un poco —ordenó Draco y rasgó completamente la ropa que llevaba encima, dejando su cuerpo desnudo.

 

Si bien es cierto que en Abaddon es imposible hacer uso del cosmos, la verdad es que algunas personas cuentan con habilidades únicas que no dependen del uso de la cosmoenergía. Draco era una de ellas, pues era descendiente de los hombres-dragón, hombres que nacían de huevos y que podían transformarse en estas terribles bestias.

 

Ante la atónita mirada de los prisioneros de celdas contiguas, la apariencia de Draco empezó a cambiar abruptamente; mientras se retorcía de forma salvaje, su cuerpo desnudo se cubrió de escamas, y de sus dedos botaron enormes y afiladas garras negras; cuando su cuerpo estaba completamente escamado, sus extremidades se torcieron y su cara se tornó reptiliana y amenazadora; finalmente, le nació una larga y espinosa cola, y de su espalda brotaron alas quirópteras. Esta increíble transformación, le hizo a Draco aumentar su tamaño diez veces, tomando la forma de un enorme dragón, un Wivern.

 

El monstruoso tamaño y la descomunal fuerza de aquel dragón, provocó el derrumbe de gran parte del edificio, provocando la muerte de decenas de prisioneros, y el escape de algunos otros.

Lysander, Lionel y Denon, lograron salir ilesos a pesar de que un derrumbe de esta magnitud les pudo haber costado la vida, pues con la imposibilidad de hacer arder el cosmos, pudieron ser aplastados por una roca enorme, como ocurre con cualquier hombre ordinario.

 

—¿Qué diablos es eso? —preguntó Lysander, señalando al horizonte. Velozmente se alejaba una bestia voladora, con un hombre aferrado a su espalda.

—A menos que los efectos alucinógenos de las hierbas que fumé frente a tu celda hayan afectado de forma colectiva nuestra percepción de la realidad, yo diría que es un dragón —respondió Lionel, al momento que sacudía el polvo de su cuerpo.

—Evidentemente es un dragón, y está escapando con un prisionero —precisó Denon de Acuario.

 

Desde muy pequeño, Draco descubrió su habilidad especial, sin embargo, lo mantuvo en secreto; solo Novak conocía su maravillosa condición. Esto resultó muy conveniente, puesto que de haber sido algo conocido por todos en el Santuario, quizá las medidas de seguridad en Abaddon hubiesen sido mayores.

Fue la madre quien le heredó tan peculiar condición. Al ser hijos del mismo padre, pero de madre distinta, Novak no adquirió la condición de hombre-dragón jamás.

 

Prisioneros #013 #015 y #227

La voz se corrió rápidamente en el Santuario y aldeas aledañas, un enorme dragón destruyó gran parte del Palacio Negro. En un mundo en el que los hombres pueden desgarrar el cielo con sus puños, y abrir grietas en el suelo con un puntapié, un dragón no debería ser la sensación del momento, sin embargo, estas criaturas eran tan escasas y extraordinarias que muy pocos hombres tenían la oportunidad de ver una a largo de su vida.

 

—Gran Patriarca —dijo un hombre de ropaje dorado al entrar al salón principal del palacio de Athena, más allá de los doce templos—. Le he traído el informe completo acerca de los daños en Abaddon —agregó y se arrodilló.

 

El hombre era alto, fornido y de larga cabellera color turquesa. Su rostro delataba una rectitud excepcional. Además de ser un Caballero de Oro, ese hombre también presidía el Consejo de Guerra Ateniense.

 

—Láncelot de Capricornio. ¿Cuál es la identidad de los prisioneros que han escapado?

—Esa información aún sigue en revisión, sin embargo, en este primer informe le puedo asegurar que al menos tres importantes prisioneros escaparon de Abaddon vivos: Eros de Piscis, Rómulo de Géminis y Novak de Basilisco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“La esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien. sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte”.Vaclav Havel.

 



Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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#46 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 27 febrero 2020 - 15:08

CAPÍTULO 6:
 
El Prisionero de Abaddon
 
 
 
Prisionero #013 Eros de Piscis
 
¿Abaddon es la prision donde Manigoldo encerro a Tenma?
 
Eros de Piscis parece ser un caballero bastante delicado XD una vergüenza para los de su signo
 
 
una especto infiltrada como amazona plateada .la idea suena interesante
 
 
 
Prisionero #015 Rómulo de Géminis
 
asi que los dos gemelos eran traidores e hijos del patriarca
 
un momento eso quiere decir que el patriarca de tu fic es como el patriarca saga quien.........era muy atento con las doncellas del santuario XD
 
 
 
Prisionero #225 Lionel de Leo
 
asi que sagitario y leo son amigos
 
el dorado de leo es muy optimista
 
 
Prisionero #224 Lysander de Sagitario
 
El Caballero de Acuario  es un sujeto bastante desagradable que solamente le gusta molestar a sus camaradas,es incluso peor que la version fail de camus de alma de gordo y creo que con ese ejemplo ya lo dije todo
 
 
Prisionero #227 Novak de Basilisco
 
lo del bebe dragon que se transforma en bebe humano fue una escena bastante fumada
 
Draco es un personaje bastante peculiar
 
ese Lionel es todo un loquillo
 
¿los dos espectros son medios hermanos?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PD:
 
Este fic es muy bueno pero en ocasiones sus capítulos son algo largos

Editado por Patriarca 8, 01 marzo 2020 - 13:29 .

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#47 Rexomega

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Publicado 29 febrero 2020 - 21:36

Saludos

 

"Dracó" en vez de "Draco", "do" en vez de "todo" y un "humíllate" en vez de "humillante" son los errores que vi en el capítulo 4.

 

Dos cosas me gustaron, en especial, de este capítulo. La primera te la habré comentado ya desde antes, sobre cómo la estructura de los capítulos, divididos en escenas cortas con su propio título, ayuda a un desarrollo ágil de los acontecimientos. La segunda es detenernos a conocer un poco a los villanos de la historia, o si se prefiere, el otro bando de la guerra. Desde hace mucho que me gusta que se profundice en el lado antagónico de una historia, al fin y al cabo, está, o debe estar, compuesto por personajes, no meros obstáculos narrativos para el lado de los protagonistas. 

 

Al principio me pareció rara la intervención de Denon, después me sonó gratuita y finalmente quedé convencido. Temía que por hacer que Denon sonara lo más desagradable posible lo desdibujaras, pero de momento no es así, el Santo de Acuario que nos has presentado trataría justo de ese modo a dos hermanos destinados a convertirse en Espectros de Hades. Es una tontería, claro, como todas las profecías auto-cumplidas de toda la ficción, y sin embargo, así ocurre por lo general. Denon actuó tal cuál se esperaba de él, dándonos un relato ya de paso, interesante como hilo conductor de los acontecimientos. ¿Será relevante en el futuro, como otro Santo de Bronce al que no quiero mencionar, o no podrá ser, al tratarse el ejército de Hades de 108 soldados, que solo representan la primera de tres sangrientas guerras? Veremos. Sea como sea, a Denon le vendría bien que su lengua de serpiente envenenara de verdad, de poco sirve un veneno que solo hace a la víctima más fuerte. 

 

Y si a Denon lo puedo perdonar porque dentro de todo quiera quedar bien con el Sumo Sacerdote, Kratos es otro asunto. (Me gustó que te tomaras la molestia de crear una escena de un mensajero entre parte y parte, en lugar de solo hacer que el Santo de Tauro se enterara porque sí. Son el tipo de cosas que ayudan a que este tipo de narración mantenga una coherencia y un hilo conductor.) En teoría, viene para evitar que se pierda a un valioso soldado para la guerra futura. En la práctica, hace que se pierda un valioso soldado de todas formas, porque no se limitó a darle una paliza que lo dejara en cama unos días, sino que lo dejó lisiado. Qué bien le habría venido leer Berserk a este genio entre genios. Veremos qué piensa al respecto, puede que no piense nada, porque al fin y al cabo, un Santo de Bronce más, un Santo de Bronce menos... No es como si fueran a pelear tres guerras seguidas, ¿verdad? Solo tienen que lidiar con 108 Espectros, ¿¡verdad!?

 

El pacto con el Espectro, como ya dije, es otro caso de profecía auto-cumplida, donde como se dice que alguien va a ser malo, lo tratan como si ya lo fuera y acaba volviéndose malo de verdad. En lo personal, ni voy a culpar a Novak por venderse estando como estaba, ni voy a culpar a sus ancestros porque el autor de esta historia haya considerado oportuno que Hades no solo es dios de los muertos, sino también de las riquezas. Cada quien actuó como un humano, incluso Draco, o sobre todo Draco, pues, ¿qué no haría uno por su propio hermano? La sangre tira, muchas veces y muy fuerte.

 

Confío en no haberme olvidado de comentar nada. Me alegra que hayas vuelto a este gran rincón de SSF que es la zona Fanfic, Cástor, ¡mucho ánimo!


Editado por Rexomega, 29 febrero 2020 - 21:43 .

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#48 Cástor_G

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Publicado 10 septiembre 2020 - 21:30

Capítulo 7:

Declaración de Guerra

 

¿Qué es lo que motiva al hombre a luchar? Desde que el hombre apareció sobre la Tierra, el conflicto ha estado presente. El poder, el hambre, el miedo, son las razones que pueden llevar a un enfrentamiento. Pero en aquellas interminables peleas entre dioses ¿Qué es lo que mueve a los guerreros que defienden los intereses de estos seres superiores?

 

1. Draco de Wivern

La dulce melodía de un arpa que provenía del salón principal del castillo de Hades, anunciaba exactamente lo contrario a lo que cualquier mortal pudiera imaginar.

 

—¡Argh! ¡Argh! —gritaba de dolor el Wivern mientras se retorcía en el suelo cual serpiente decapitada. El suave sonido del arpa escondía una poderosa descarga eléctrica que parecía estar carbonizando el cuerpo de Draco.

—¿Qué es lo que pensabas, Draco? —preguntó la mujer de negro—. Actuaste por cuenta propia y decidiste atacar al Santuario de Athena. Actuar a espaldas del señor Hades es un acto reprobable para cualquier miembro de nuestro ejército, y más aún para uno de sus tres magnates.

—Era necesario rescatar a mi hermano, señorita Pandora —musito el Wivern, aún tendido en el suelo—.

—¡Silencio! —ordenó la mujer—. Por ser miembro de la élite del Inframundo, tu vida será perdonada en esta ocasión. Un error más, y te costará la vida, Draco de Wivern.

—No habrá más errores, señorita Pandora… —masculló el Espectro.

—Después de tu equivocada y prematura decisión de entrar al Santuario, yo misma he decidido enviar a un mensajero. El será el encargado de entregar el verdadero mensaje de guerra.

 

 

2. Encuentro en Palestra

Después de que medio edificio colapsó tras el ataque del misterioso dragón a la prisión de Abaddon, algunos prisioneros quedaron libres, y fueron obligados a realizar labores comunitarias para compensar los días que aún restaban de  confinamiento. Además de proteger al mundo de la destrucción, el Santuario tenía obligaciones y responsabilidades con su gente y aldeas cercanas, como cualquier gobierno en otras partes del mundo; había Caballeros encargados de que el alimento y el oro no faltasen en el Santuario, por citar un ejemplo. Puesto que aún faltaban varios días para que Lysander cumpliera con su estadía en Abaddon, se le encomendó la labor de entrenar a cincuenta soldados rasos en Palestra.

Palestra era un recinto dentro del Santuario en el que aspirantes a Caballero realizaban estudios prácticos y teóricos en alguna etapa de su entrenamiento. Cuando el ejército de ochenta y ocho Caballeros estaba completo, soldados rasos continuaban con su entrenamiento para ocupar el lugar de algún Caballero caído en batalla.

 

—Me pregunto en qué momento Hades decidirá atacar al Santuario —murmuraba Lysander. A paso lento, caminaba hacía Palestra—. En Alemania Lionel derrotó a un Espectro, sin embargo, éste no fue enviado por Hades —agregó, justo al momento de entrar al recinto—. Además, la pelea entre Kratos y Novak fue por motivos personales. En realidad el dios del Inframundo no ha dado el primer paso en esta guerra.

—¡Bienvenido a Palestra, señor Lysander de Sagitario! —exclamó un joven de larga cabellera negra y ojos aguamarina, Yago del Cisne.

—¿Tú eres Yago del Cisne, no es cierto?

—Así es —respondió el muchacho broncíneo—. Los soldados a los cuales debe capacitar, están al otro lado de aquel muro —agregó, señalando hacía su izquierda.

—Pues entonces, te veo después —dijo Lysander, y caminó apresurado hacia el otro lado del muro. Yago no era de su agrado, por lo que en cada ocasión que tuviese que sostener una charla con él, hacía lo posible por que esta fuese rápida, para retirarse inmediatamente.

 

Tal como le había dicho el Cisne, cincuenta hombres se ejercitaban arduamente en la habitación contigua. Aquellos soldados rasos que eran elegidos para continuar su entrenamiento en Palestra no eran soldados comunes, eran soldados cuyo nivel cósmico estaba a la altura de un Caballero de Bronce como mínimo, ese era un requisito obligatorio para poder aspirar a alguna armadura que estuviese disponible por defunción de su portador.

 

—Están muy entusiasmados —musitó Lysander.

—Es correcto —dijo Yago. Aunque Lysander había cortado bruscamente la conversación, parecía que el Cisne aún tenía algunas cosas que decir—. Un ataque es inminente ahora que Hades ha tomado posesión de un cuerpo humano —agregó, dirigiendo la mirada hacia el Caballero de Oro, y esbozando una sínica sonrisa, casi una burla.

—Será mejor que no intentes pasarte de listo, Yago —amenazó Lysander. Estaba consciente de ser el responsable del despertar de Hades, pues falló en su misión de asesinar a Lazarus, el cuerpo receptor del dios del Inframundo, sin embargo, no estaba dispuesto a soportar la lengua viperina del Caballero de Bronce—. Cuida tus palabras.

—Tiene razón señor, me disculpo —expresó el joven e hizo reverencia en señal de un respeto que claramente no tenía por el Caballero de Oro—. No soy quien para cuestionar sus asuntos, además, solo estoy aquí por indicación de mi maestro Denon de Acuario, el cual por cierto, está por llegar.

—¿Denon vendrá a este lugar? —preguntó Lysander, con hastío.

—Como usted debe saber, mi maestro Denon es el encargado de que Palestra funcione tal como lo debe hacer, es él quien decide quien será promovido a Caballero según sus aptitudes. Así que no es raro que cada cierto tiempo se presente en este recinto, necesita estar pendiente de lo que aquí sucede.

—¡Qué fastidio! —gritó Lysander—. En ese caso, me daré prisa con el entrenamiento para no tener que verle la cara otra vez.

—¿Tan mal te caigo, Lysander? —dijo un hombre de larga cabellera rubia y resplandeciente ropaje dorado al llegar a Palestra—. ¿O es que acaso me temes?

—Temor es lo último que podría sentir con tu presencia, Denon de Acuario —respondió Lysander.

—Después de haber fallado miserablemente en tu misión en Anthea, y después de haber abandonado el Santuario sin el consentimiento del gran Patriarca para emprender un estúpido e innecesario viaje con Lionel de Leo, fuiste prisionero en Abaddon. Tu reputación como Caballero de Oro está por los suelos. Cuando fracases en esta nueva y sencilla tarea que se te ha encomendado, te recomiendo buscar una enorme roca y esconderte bajo ella, hasta que pasen varios días y todos olviden lo pésimo que eres como Caballero de Athena.

—Denon, en verdad te aseguro que estás tentando a la suerte —dijo Lysander—. Quizá en nuestro último encuentro resultaste vencedor, pero te aseguro que eso no va a ocurrir nuevamente. La próxima vez que acabes con mi paciencia, pelearé muy en serio, te lo advierto.
—¡Cuánta agresividad! —Con ironía, respondió Denon—. Esa hostilidad es la que  deberías tener para con tus enemigos. Pero tienes por costumbre doblegarte ante el llanto de los débiles,  y sentirte un hombre celestial por ello.

—¿Y ahora qué veneno vas a escupir?

—A mí no me engañas, Lysander. Soy más listo que tú.

—También más presuntuoso y molesto.

—¡Vamos Lysander! —exclamó Denon, y se acercó lentamente al centauro dorado—. Quitémonos las máscaras. ¿Realmente estás satisfecho con tu desempeño estos últimos años? ¿Estos últimos días? La misión en Anthea era muy sencilla, y fallaste miserablemente por no ser lo suficientemente frio.

—Salvé la vida de una persona inocente que no merecía morir —el rostro de Lysander empezaba a desencajarse poco a poco—. Esa es nuestra misión como Caballeros de Athena… salvar personas inocentes, no matarles.

—Nuestra misión es defender a Athena y a este mundo a costa de lo que sea —Aunque para la mayoría de los habitantes en el Santuario Denon era una persona malvada, en realidad simplemente tenía muy bien definidas sus prioridades como Caballero—. Lysander, tú eres simplemente un hipócrita —A veces, ser cretino puede confundirse con ser malvado.

—¡Cierra la boca! —gritó Lysander, con furia en su mirada—. Tendrías que haber estado en mi lugar para entenderlo. Tú no sabes lo que yo siento.

—Por supuesto que lo sé, no eres más que un pobre infeliz con un fuerte complejo de héroe —dijo Denon, con una sonrisa burlona en su rostro—. Los Caballeros de Athena no somos héroes, somos soldados. Entiéndelo. Si, salvaste a una persona inocente, pero dime imbécil, ¿Cuántas personas, también inocentes cabe mencionar, crees que morirán a partir de tu fallida misión?

—¿Qué dices?

—Miles de personas inocentes morirán a causa de tu estupidez. Tú no eres una buena persona, tú no eres un héroe, solamente eres un hipócrita al que no le importan las vidas inocentes que se puedan perder en una guerra, siempre y cuando no seas tú quien tenga que asesinarles, así ya no estarían en tu conciencia… ¿No es así?
—Yo… yo solo hice lo que creí correcto —Dudoso y con la voz quebrantada, respondió Lysander, y giró el rostro hacia su hombro, evitando la acusadora mirada del rubio Caballero de Acuario.

—Sí, bueno, intenta vivir con eso a partir de ahora —dijo Denon, abandonando el lugar.
—¡Maestro! —exclamó Yago ante la partida de su maestro, sin obtener respuesta. Para Yago no era una novedad la indiferencia del Caballero de Oro. Estaba claro que Yago nunca fue su discípulo predilecto. A pesar de siempre buscar de alguna manera su aprobación, el Cisne siempre era tratado con rechazo, o indiferencia.

Lysander ardía furia, de cierta forma había sido humillado por las palabras de Denon, frente a guerreros de rango inferior como Yago de Cisne o los soldados rasos. Lysander sentía una ira profunda en su interior, ira hacia Denon, cn quien ya había sostenido encuentros violentos en ocasiones anteriores. Sin embargo, no podía dejar de pensar que el arrogante Caballero de Acuario quizá tenía razón. Había salvado la vida del joven Lazarus… ¿Pero a cambio de qué? A cambio de miles de vidas inocentes. Hasta ese momento Lysander comprendió que su decisión había sido egoísta, y tenía que enfrentarse a las consecuencias de sus actos.

 

3. La enigmática masa deforme

Las palabras amargas, frías y desconsideras de Denon de Acuario aún retumbaban en la mente de Lysander, quien notoriamente desganado, entrenaba al grupo de cincuenta soldados en Palestra.

 

—¿Qué es esa cosa brillante de por allá? —preguntó uno de los soldados rasos—. ¿Una mariposa? —Una bella y luminiscente mariposa multicolor revoloteaba por el recinto.

—Este cosmos… —Inquieto, musitó Lysander al ver aquel bicho tan peculiar.

—Ju ju ju

—¿Y esa risa de dónde viene? —preguntó Yago dirigiendo la mirada hacia todo lugar posible—. ¡Oh! ¿Qué diablos es esa repugnante cosa de por allá? —Sorprendido, señaló al techo del recinto.

 

Arrastrándose por el techo de piedra caliza, y dejando un rastro de líquido viscoso y repulsivo, avanzaba lentamente una enorme y grotesca masa gelatinosa color púrpura. El fétido aroma de esa repugnante criatura, consiguió que varios de los presentes llevaran su mano al rostro, cubriendo su nariz. Fue el primer reflejo para evitar inhalar el fétido aroma que expedía el nauseabundo ser.

—Ju ju ju, parece que hay un buen número de víctimas —clamó la pestilente masa burbujeante—. Cincuenta y dos… ¡Son cincuenta y dos!

—¿Víctimas? Aquí la única víctima serás tú, monstruo asqueroso —alardeó el joven Yago del Cisne—. Yo me encargaré de reducirte a pequeños copos de nieve.

—¡Aléjate de esa cosa, Yago! —gritó Lysander. El cosmos que había percibido anteriormente, no era el de un enemigo ordinario.

—¿Pero qué dice señor Lionel? —preguntó Yago y dirigió la mirada hacia el Caballero de Oro—. ¿Acaso cree que no soy capaz de hacerlo?

—Tú serás el primero, niño insolente.

 

¡Ugly Eruption!

(Erupción de Fealdad)

 

—¿Qué es eso? —preguntó Yago, quien demasiado tarde devolvió la atención hacia la criatura.

 

Las pústulas esféricas que cubrían la masa púrpura, empezaron a lanzar chorros de extraño y amarillento líquido pegajoso. Uno de estos chorros alcanzó el rostro del joven Yago de Cisne, quien inmediatamente trató de quitarlo de su cara con la diestra. El dolor que Yago sentía era indescriptible, pero no podía emitir palabra alguna pues su boca había sido cubierta por aquella repugnante viscosidad, y su mano había quedado literalmente pegada al rostro mientras intentaba liberarse de ella.

Cuando logró desprender la mano de su rostro, con esta se vinieron pedazos de carne y piel, pues su cara lenta y dolorosamente se derretía, provocando también, que uno de sus ojos saliera de su órbita.

Ante la mirada atónica de Lysander de Sagitario, Yago caía lentamente al suelo, quizá muerto. Pero aunque no muriese en ese instante, tarde o temprano lo haría debido a la gravedad de sus heridas.

 

—¿Este es mi fin? ¿Moriré? —se preguntaba Yago en su agonía

—¡Señor Yago! —gritaron al unísono los aterrados soldados rasos.

—¿Quién será el siguiente? —preguntó el repulsivo ente purpura y se desprendió del techo, cayendo al suelo.

—¡Tú serás el siguiente! —aseguró furioso el Caballero de Oro.

 

¡Atomic Thunderbolt!

(Trueno Atómico)

 

Una poderosa descarga eléctrica empezó a recorrer el brazo de Lysander, y posteriormente una serie de relámpagos fueron lanzados en dirección a la criatura rastrera, quien no pudo evitar el impacto.

La electricidad producida por el ataque del Caballero, provocó que la masa rápidamente se desintegrase, sin embargo, algo parecía estar dentro de ella, algo que inmediatamente fue expulsado por los aires sin verse afectado por la descarga.

Apenas aquella cosa monstruosa cayó al suelo, dejo ver su apariencia, quizá más grotesca que la anterior; una horripilante y enorme larva púrpura.

—¡Señor Lysander, tenga cuidado! —gritó uno de los soldados.

—¡Aléjense de aquí, si no quieren morir! —exclamó Lysander, impidiendo el avance de los soldados que pretendían hacerle frente a la criatura.

—Es inútil Caballero de Oro, no dejaré a nadie con vida —Con una voz inquietante y aterradora, advirtió el monstruo.

 

¡Silky Thread!

(Hilo de Seda)

 

De sus fauces dentadas, babosas y aterradoras, brotaron miles de delicados hilos sedosos, los cuales empezaron a cubrir rápidamente los cuerpos de Lysander y los cincuenta soldados rasos.

 

—¡Nos está aprisionando con este hilo! —exclamó el Caballero de Oro, ante la imposibilidad de librarse de aquella trampa de seda, que poco a poco cubría su cuerpo.
 

En un instante, todo era oscuridad, Lysander quedó completamente atrapado entre los hilos, envuelto en un capullo de seda. No podía moverse, no podía respirar, estaba ante la situación más desesperante de su vida, sabía que de no hacer algo pronto terminaría por morir asfixiado, pero sin la movilidad de su cuerpo, poco podía hacer.

 

4. Papillon

Lysander estaba por perder el conocimiento, si esto ocurría sin duda sería el fin. Pero no se rindió, y en un último esfuerzo, logro romper la gruesa capa de aquel capullo, y consiguió salir.

 

—Un instante más, y habría perdido el conocimiento —musitó Lysander, aún con dificultad para respirar—. Los soldados… ¿Dónde están los soldados? —Se preguntó—. ¡No puede ser!

 

Con horror, Lysander contempló el macabro paisaje; cada uno de los soldados había recibido el mismo ataque; cincuenta capullos de seda adornaban el lugar, esparcidos por el suelo.

Rápidamente, el Caballero de Oro se dirigió hacia uno de los capullos, lo rompió y sacó el cuerpo de un soldado, pero era demasiado tarde, había muerto. El terror que el hombre vivió en tan solo unos minutos, quedó reflejado en su piel que se había tornado de color morado, en sus ojos que habían derramado lágrimas de sangre y que aún permanecían abiertos y aterrados, y en sus manos y dedos que se habían agarrotado mientras inútilmente buscaban oxígeno, como su boca abierta y torcida, que aún parecía emitir sollozos de desesperación.

Después de contemplar con horror el cuerpo inerte del soldado, Lysander se dirigió a otro de los capullos de seda, y a otro, y a otro más, pero en cado uno de ellos solo encontraba cuerpos muertos. No eran Caballeros de Oro, no lograron resistir tanto tiempo dentro de aquella trampa mortal.

 

—Es inútil, no sigas buscando Caballero, todos están muertos Ju Ju Ju.

—¿Dónde estás miserable? —preguntó Lysander, recorriendo el lugar con la mirada, buscando al monstruo que acabó con la vida de los cincuenta soldados.

—En instante te mostraré mi verdadera forma.

—¿Tu verdadera forma? —Lysander dirigió la mirada hacia un capullo en especial, el más grande todos, aquel que pendía de un hilo pegado al techo.

 

El capullo en el que aparentemente se encontraba el monstruo, había empezado a eclosionar y a emitir un poderoso cosmos. Pronto, el capullo se rompió, dejando ver en su interior un oscuro y brillante metal, que sin duda era parte de un Surplice, la protección de los guerreros al servicio de Hades. Cuando el cascarón de seda se rompió completamente, el monstruo que primero fue una repugnante masa deforme, brotó, mostrando su verdadera forma, que era igual a la de un humano.

 

—Soy Strange de Papillon, Estrella Terrestre del Encantamiento —dijo el Espectro de alas lepidópteras. Su delicado aspecto feérico desconcertó a Lysander por un momento, pues creyó que la verdadera forma de aquel monstruo sería más horripilante que las anteriores.

—Finalmente resultaste ser un humano, y no un monstruo.

—En realidad pertenezco a la casi extinta raza de los Shoggoth, pero más que eso, soy un Espectro al servicio del Dios del Inframundo. El Santuario puede tomar mi presencia en este lugar como una declaración de guerra de parte de mi señor Hades.

Se dice que los Shoggoth son una  monstruosa raza mutante creada por seres tan antiguos como el universo mismo. Inicialmente creados con el propósito de ser esclavos de los Dioses Primordiales, estos gradualmente adquirieron mayor conocimiento y fuerza, lo que les permitió evolucionar a criaturas muy similares a los humanos, pero con capacidades mentales y físicas más desarrolladas. Sin embargo, no todos han logrado sobrevivir al paso del tiempo, y se cree que esta raza se encuentra al borde de la extinción.

—Independientemente de lo que seas, pagarás por lo que has hecho —La furia de Lysander cubrió de electricidad estática el ambiente. Cada vello de su cuerpo se erizó, como si de un animal furibundo se tratase.

 

¡Atomic Thunderbolt!

(Trueno Atómico)

Nuevamente, Lysander utilizó el poderoso ataque eléctrico, pero resultó inútil, pues el Espectro pudo esquivar cada uno de los poderosos relámpagos; parecía tener dominio de la teletransportación.

—¿Teletransportación eh? —preguntó Lysander—. No podrás huir eternamente.

—Lo sé.

 

Los poderes mentales del Espectro definitivamente no se limitaban a la teletransportación. Ante el asombro del centauro dorado, los muros empezaron a crujir, y el suelo a temblar; con el poder de la mente, Strange de Papillon consiguió arrancar del suelo cuatro de los enormes pilares que sostenían Palestra.

 

—Voy a aplastarte como a una cucaracha —dijo Papillon al momento de lanzar los cuatro pilares hacia Lysander. Aquellas pesadas columnas golpearon el cuerpo del Caballero al unísono, rompiéndose en mil pedazos.

—Necesitarás más que esto para derrotarme —dijo Lysander asomando el rostro entre la cortina de polvo que se había levantado con el impacto. Aunque no había recibido heridas mortales, un hilo de sangre manaba de su oreja y había perdido momentáneamente la audición del oído izquierdo.

—Ciertamente esto apenas es el inicio, no te desesperes, tengo más para ti.

—¿Qué? ¡No puede ser! ¿Qué significa esto? —El cuerpo de Lysander no respondía a voluntad, había quedado totalmente paralizado.

—Psicoquinesia. Ahora estás bajo mi control Caballero de Athena. No podrás mover siquiera un dedo por mucho que lo intentes. ¿No es maravilloso el poder de la mente? Te estrellaré contra el suelo hasta que tu cuerpo se haga pedazos y quede esparcido por todo el Santuario.

 

Con solo el movimiento de su brazo izquierdo, Papillon arrojó a Lysander por los aires, y después, lo hizo caer a toda velocidad. Lysander estaba completamente paralizado por el ataque psíquico del Espectro, por lo cual no pudo evitar el impacto.

 

—Argh… Argh… —gimió el Caballero mientras  raudales de sangre brotaban de su boca.

—Evidentemente un Caballero de Oro no podría morir tan fácilmente —Papillon repitió el ataque no una sino dos veces más. El cuerpo de Lysander volaba y golpeaba el suelo cual muñeco de trapo—. ¿Sigues vivo? —preguntó y lanzó nuevamente al centauro por los aires, dejándolo caer con mayor fuerza que las veces anteriores.

—Aún… aún estoy… vivo —Con apenas fuerza, musitó Lysander tendido en una enorme grieta en el suelo, bañado en su propia sangre—. Te seguro… Papillon… que aunque mi cuerpo se rompa… mi voluntad… mi voluntad jamás lo hará.

—Sin duda has sido el mejor de mis oponentes, me alegra ver que entre mis víctimas se encuentra alguien de tanto valor. Entonces, para honrar tu valentía te daré una muerte rápida. Te arrancaré la cabeza.

 

5. Hadas del Inframundo

El brazo de Papillon cayó cortante como guillotina al cuello de Lysander, pero antes de llegar a éste, una estaca de hielo le golpeó interrumpiendo así la decapitación.

 

—¿Qué es esto? ¿Una estaca de hielo? ¿De dónde ha salido?

—Yo la he lanzado —respondió una voz llegando al lugar. Era un hombre de resplandeciente ropaje dorado y rubia cabellera—. ¿Qué piensas hacer al respecto?

—¿Y quién eres tú?

—Mi nombre es Denon de Acuario. En vista de la totalmente predecible derrota de mi compañero Lysander de Sagitario, seré yo quien te mande de regreso al Inframundo. Entenderás que no podemos permitir que las huestes de Hades se paseen libremente por el Santuario causando destrozos.

—Qué insolente. No puedes interrumpir una pelea de esa manera. ¿Acaso los Caballeros de Athena no tienen modales?

—Los tenemos. Educadamente te mandaré al otro mundo. Además, eres tú quien ha provocado todos estos destrozos. Incluso veo que le has quitado la vida a mi discípulo Yago de Cisne.

—Ju ju ju. ¿Y qué harás al respecto?

—Si resulta que eres un oponente de buen nivel, entonces me encargaré de que mi discípulo tenga el funeral que se merece. En caso contrario, si no eres más que basura, dejaré que su cuerpo sirva de alimento a la aves carroñeras. Una de las cosas que menos tolero en la vida, es la mediocridad.

—¡Albricias! Las aves tendrán un gran banquete esta tarde, un banquete servido en charolas de bronce y oro ju ju ju.

Tal como lo había hecho anteriormente, el Espectro empezó a emitir ondas psíquicas buscando paralizar el cuerpo del Caballero de Oro.

—Lo siento, pero dudo que tu psicoquinesia tenga efecto alguno sobre mí —dijo Denon, totalmente confiado.

—¿Qué es eso? —preguntó Strange al ver una espiral de viento helando cubriendo el cuerpo del Caballero—. Esa corriente de aire congelante está bloqueando mi psicoquinesia.

—Espero que éste no sea el único truco que tienes por mostrar.

—No, no lo es —dijo el Espectro, mientras su cuerpo empezó a multiplicarse.

 

En un abrir y cerrar de ojos, de un Espectro aparecieron seis más, haciendo un total de siete, todos con la misma apariencia; era una extraña técnica de multiplicación de cuerpos.
Papillon estaba ansioso por pelear, y sin perder más tiempo inició el ataque; los siete espectros idénticos se abalanzaron sobre el Caballero de Oro, lanzando un golpe tras otro. Estos Espectros no parecían ser simples copias, pues cada golpe desbordaba ímpetu que por momentos parecía poner a Denon en aprietos.

—¿No pensarás que seguiré evitando a cada uno, verdad? —preguntó el de rubia caballera y saltó hacia atrás, alejándose del grupo espectral.

—¿Cómo podrías adivinar cuál es el verdadero? —preguntaron al unísono los Espectros feéricos.

—Lysander no ha sido un buen precedente —dijo Denon al momento de extender la diestra, y crear una tenue neblina con su aire congelado.

—Ju ju ju. Con esta simple neblina y unos cuantos copos de nieve no podrás detenernos.

—En la región de los hielos perpetuos de Siberia Oriental, la nieve siempre se presenta de esta forma —dijo Denon al momento que un copo de nieve se posó sobre la palma de su mano—. Cae cortante como un cristal, y es brillante como una joya, aunque la otra cara de esta belleza es la sombra de la muerte. Con una mezcla de miedo y respeto, los habitantes de estas gélidas tierras llaman a esto…

 

¡Diamond Dust!

(Polvo de Diamante)

 

El copo de nieve que se había posado sobre la palma de su mano, salió disparado en forma de cristales de hielo impactando solamente a uno de los Espectros, provocando que las seis figuras idénticas a Strange que habían aparecido anteriormente, desaparecieran sin dejar rastro.

 

—¿Cómo? ¿Cómo pudiste adivinar? —tendido en el suelo, aunque no herido mortalmente, preguntaba Papillon.

—Debes saber que es una reacción natural del cuerpo exhalar vaho cuando la temperatura ambiental baja. Te ocurrió a ti hace un momento cuando baje la temperatura del ambiente con mi cosmos, pero no prestaste atención a ese simple detalle, y por supuesto no lo proyectaste a cada una de tus copias.

—Ya veo. Listo. Necesitaré enviarte al otro mundo de una forma más sutil —dijo Strange, quien después de incorporarse, extendió su brazo en dirección a Denon de Acuario, mostrando a una mariposa posada en dedo índice.

 

¡Fairy Thronging!

(Suspiro de Hadas)

 

Cientos de brillantes mariposas fantasmagóricas aparecieron en el lugar, rodeando completamente a Denon. Estas mariposas eran diferentes a las que comúnmente se podrían ver; tenían colores resplandecientes y parecían estar hechas de un cristal muy fino.

—Estas son las mariposas del Inframundo, también conocidas como hadas. Ellas se encargarán de llevar tu cuerpo al otro mundo, Caballero de Athena.

—Siento lastima por ti Espectro, parece que aún no lo entiendes —dijo Denon mientras un hada se posó en la palma de su diestra—. Tus ataques no tienen efecto alguno sobre mí —agregó, mientras el hada empezó a congelarse hasta convertirse en una pequeña estatuilla de hielo, la cual Denon pulverizó al empuñar su mano.

En un instante, cada una de las mariposas fue congelada, y caían al suelo en forma de pequeños cristales congelados.

 

—¡No puede ser! —exclamó el de la estrella del encantamiento—. ¿Cómo pudo hacer esto?

—Hasta nunca, Espectro de Hades —dijo Denon al momento de juntar sus brazos y levantarlos al aire; sus manos entrelazadas y la protección de los antebrazos, parecían formar la vasija de la constelación de Acuario, de la cual posteriormente brotó un poderoso rayo congelante.

 

¡Aurora Execution!

(Ejecución de Aurora)

 

El poderoso rayo impactó completamente al Espectro de alas de mariposa y cada parte de su cuerpo fue congelada. Cuando cayó al suelo, su cuerpo se rompió cual figura de cristal esparciendo trozos por doquier.

 

—¿Por qué… por qué me salvaste Denon? —musitó Lysander débilmente desde la grieta en la que se encontraba sumido.

—Te salvé porque eres una persona que detesto considerablemente, Lysander —respondió el rubio engreído

—Entonces eres estúpido, me detestas… y me salvas la vida.

—Precisamente —Denon caminó y se colocó justo a la orilla de aquella enorme grieta—. En la vida hay personas que siempre miran hacia arriba, y hay personas que siempre miramos hacia abajo, justo como te veo a ti en este momento. No espero que entiendas mi forma de pensar, Lysander, pero te he salvado la vida principalmente por dos motivos. El motivo número uno, es que considero que incluso tú podrías aportar algo en esta guerra, matando a algún espectro de bajo nivel quizá. Si en mis manos está evitar que el ejército ateniense se vea mermado, lo evitaré. Y el segundo motivo, es precisamente porque te detesto desde que éramos unos niños. Para mí es un placer ver humilladas a esas personas a las cuales desprecio, y estoy seguro que tú también me odias. Entonces ¿No te parece suficiente humillación el hecho de ser salvado por alguien que odias? Ahora, cada que veas mi rostro, verás a esa persona a quien le debes la vida, lo cual será algo difícil de sobrellevar pues es alguien a quien detestas. Entonces, yo te miraré con lastima, justo como estoy viéndote ahora, sumido en esa grieta, sucio y ensangrentado. Te juro por todos los dioses, que esto te hará sentir como la persona más patética e infeliz sobre la tierra, y desearás mejor haber muerto.

 

Ya sea por el sentimiento de actuar siempre con justicia, por el hecho de querer mostrarle a tu superior cuánto vales, por la sensación de pelear que pronto se convierte en una necesidad corporal, o por la simple razón de mostrar superioridad sobre tus semejantes, el hombre siempre luchará. Muchas veces anteponiendo sus propios deseos, dejando de lado aquellos fríos y egoístas propósitos de aquellos seres que, desde la época mitológica, controlan nuestras vidas.





"El mundo es tan bonito y valioso que se lucha por él" —Ernest Hemingway.


Editado por Cástor_G, 10 septiembre 2020 - 21:37 .


Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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#49 Cástor_G

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Publicado 10 septiembre 2020 - 21:47

 

CAPÍTULO 6:
 
El Prisionero de Abaddon
 
 
 
Prisionero #013 Eros de Piscis
¿Abaddon es la prision donde Manigoldo encerro a Tenma?
Eros de Piscis parece ser un caballero bastante delicado XD una vergüenza para los de su signo
una especto infiltrada como amazona plateada .la idea suena interesante
 
Prisionero #015 Rómulo de Géminis
asi que los dos gemelos eran traidores e hijos del patriarca
un momento eso quiere decir que el patriarca de tu fic es como el patriarca saga quien.........era muy atento con las doncellas del santuario XD
 
Prisionero #225 Lionel de Leo
asi que sagitario y leo son amigos
el dorado de leo es muy optimista
 
Prisionero #224 Lysander de Sagitario
El Caballero de Acuario  es un sujeto bastante desagradable que solamente le gusta molestar a sus camaradas,es incluso peor que la version fail de camus de alma de gordo y creo que con ese ejemplo ya lo dije todo
 
Prisionero #227 Novak de Basilisco
lo del bebe dragon que se transforma en bebe humano fue una escena bastante fumada
Draco es un personaje bastante peculiar
ese Lionel es todo un loquillo
¿los dos espectros son medios hermanos?
 
PD:
Este fic es muy bueno pero en ocasiones sus capítulos son algo largos

 

Hola! Gracias por opinar.

 

-Eros xD

-Ese espectro infiltrado viene desde el fic original, Three Wars. Tengo planeado un trasfondo muy interesante para este Espectro por lo que no será la ultima vez que sepamos de ella!

-Asi es, quería preservar su linaje de Caballeros de Géminis, aunque le salieron traidores. U_U

-Lionel es uno de mis personajes favoritos desde el fic original =)

-Con Denon de Acuario quiero demostrar que no todos los buenos son compleatemente buenos, y no todos los malos son completamente malos! Denon es un ser despreciable pero tiene sus motivos para ser de esa manera, pero eso se verá mucho más adelante!

-Lo de Radamanthys dragon era algo que tenía en mente desde el fic anterior, pero no tuve tiempo de mostrarlo hasta ahora, muchos años después. jaja Y si, son medios hermanos. =)

 

Saludos!



Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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#50 Cástor_G

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Publicado 10 septiembre 2020 - 22:08

Saludos

 

"Dracó" en vez de "Draco", "do" en vez de "todo" y un "humíllate" en vez de "humillante" son los errores que vi en el capítulo 4.

 

Dos cosas me gustaron, en especial, de este capítulo. La primera te la habré comentado ya desde antes, sobre cómo la estructura de los capítulos, divididos en escenas cortas con su propio título, ayuda a un desarrollo ágil de los acontecimientos. La segunda es detenernos a conocer un poco a los villanos de la historia, o si se prefiere, el otro bando de la guerra. Desde hace mucho que me gusta que se profundice en el lado antagónico de una historia, al fin y al cabo, está, o debe estar, compuesto por personajes, no meros obstáculos narrativos para el lado de los protagonistas. 

 

Al principio me pareció rara la intervención de Denon, después me sonó gratuita y finalmente quedé convencido. Temía que por hacer que Denon sonara lo más desagradable posible lo desdibujaras, pero de momento no es así, el Santo de Acuario que nos has presentado trataría justo de ese modo a dos hermanos destinados a convertirse en Espectros de Hades. Es una tontería, claro, como todas las profecías auto-cumplidas de toda la ficción, y sin embargo, así ocurre por lo general. Denon actuó tal cuál se esperaba de él, dándonos un relato ya de paso, interesante como hilo conductor de los acontecimientos. ¿Será relevante en el futuro, como otro Santo de Bronce al que no quiero mencionar, o no podrá ser, al tratarse el ejército de Hades de 108 soldados, que solo representan la primera de tres sangrientas guerras? Veremos. Sea como sea, a Denon le vendría bien que su lengua de serpiente envenenara de verdad, de poco sirve un veneno que solo hace a la víctima más fuerte. 

 

Y si a Denon lo puedo perdonar porque dentro de todo quiera quedar bien con el Sumo Sacerdote, Kratos es otro asunto. (Me gustó que te tomaras la molestia de crear una escena de un mensajero entre parte y parte, en lugar de solo hacer que el Santo de Tauro se enterara porque sí. Son el tipo de cosas que ayudan a que este tipo de narración mantenga una coherencia y un hilo conductor.) En teoría, viene para evitar que se pierda a un valioso soldado para la guerra futura. En la práctica, hace que se pierda un valioso soldado de todas formas, porque no se limitó a darle una paliza que lo dejara en cama unos días, sino que lo dejó lisiado. Qué bien le habría venido leer Berserk a este genio entre genios. Veremos qué piensa al respecto, puede que no piense nada, porque al fin y al cabo, un Santo de Bronce más, un Santo de Bronce menos... No es como si fueran a pelear tres guerras seguidas, ¿verdad? Solo tienen que lidiar con 108 Espectros, ¿¡verdad!?

 

El pacto con el Espectro, como ya dije, es otro caso de profecía auto-cumplida, donde como se dice que alguien va a ser malo, lo tratan como si ya lo fuera y acaba volviéndose malo de verdad. En lo personal, ni voy a culpar a Novak por venderse estando como estaba, ni voy a culpar a sus ancestros porque el autor de esta historia haya considerado oportuno que Hades no solo es dios de los muertos, sino también de las riquezas. Cada quien actuó como un humano, incluso Draco, o sobre todo Draco, pues, ¿qué no haría uno por su propio hermano? La sangre tira, muchas veces y muy fuerte.

 

Confío en no haberme olvidado de comentar nada. Me alegra que hayas vuelto a este gran rincón de SSF que es la zona Fanfic, Cástor, ¡mucho ánimo!

 

Gracias por opinar mi estimado Rex!

}
-Dedazos ;_;

-Lo de la estructura me agrada que te guste, la verdad, es algo que al escribir tambien me ayuda mucho, pues en un principio se me dificultaba cambiar de escena sin que se notara de forma abrupta, y ya no pensaba volver a escribir como si fuese un guion!. Dividir un capítulo en pqueños episodios me facilita las cosas. Me inspire principalmente en libros de stephen King, y en las películas de Tarantino. Darle un poco de trasfondo o detalles curiosos a los antagonistas es algo que también hacía desde el fic original, y lo seguiré haciendo!

-Denon es un personaje bastante tóxico y me temo que aún no hemos visto lo peor de el. Hay detalles muy interesantes acerca de su pasado, y su futuro, que ya quisiera escribir, pero aún faltan capítuos para llegar a ese punto. Ojalá pueda sorprenderte. De Draco y Novak aún hay historia por contar.

-jajaja ojala pueda mostrar esas tres guerras sangrientas que tengo en mente desde hace años. Tengo una estructura general, e incluso, se como termina. Solo debo llegar a ese punto como dijo Kurumada jaja

-Creo haber leído alguna vez que Hades también era dios de las riquezas, sin embargo te seré sincero, no me documenté al respecto, solo es algo que creo recordar XD

 

Gracias por seguir aquí Rex, te lo agradezco como no tienes idea!



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#51 Rexomega

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Publicado 21 septiembre 2020 - 16:02

Saludos

 

Aquí vengo con el review del capítulo 5, en el que he visto "sin perdonan" en vez de "si perdonan","sínico" en vez de cínico, "bebes" en vez de "bebés", "desafió" en vez de desafío", algunos versus de decir (sobre todo "Preguntó") en mayúscula en los diálogos y Kratos diciendo que ningún Caballero ha tenido una vida difícil. ¡Estos dedazos los carga el diablo, como el censor del foro Caín Tentaretaguardia!

 

Estoy ya tan acostumbrado a escribir (y leer) desde el punto de vista de los personajes que el narrador omnisciente de la primera parte, sobre el castillo de Hades, me gustó. Un prólogo clásico, con el ejército enemigo presentándose. ¿Llegará a Lázaro a tener más diálogos que el Hades de ND? ¿Dejaré de ver con malos ojos a Pandora en todas las historias de Saint Seiya en la que aparece? Eso solo lo saben los Hados. 

 

Parte del encanto de escribir una Guerra Santa en el pasado es que uno no está atado a un grupo pequeño de protagonistas que por supuesto no puede mermar si la historia va a ser larga. Hay un ejército, o mejor dicho, dos, y como ocurre en cualquier guerra, la gente muere. No puedo sino coincidir con Yago en que mandar a cuatro Caballeros de Bronce a un lugar así no es la idea más inteligente y como prueba está la pérdida de ya tres guerreros, entre ellos... ¿Maturin? ¿Stephen King? ¿Quién salvará al Club de los Perdedores cuando regrese It? Fue una curiosa referencia y me quedé pensando en si hubo una constelación de Tortuga en el pasado. Aparte de las de Gato, Argo y Cerbero no retengo las que salieron de la lista más moderna de constelaciones. Veremos cómo se desarrolla esta primera guerra de tres, si no vuelve el inmortal Grifo a matar a todo el mundo. 

 

Y si da un nuevo sentido a la historia ver que los héroes deben morir, hay siempre una gran expectativa por ver más de los espectros, que son 108 pero que ninguna de las obras de la franquicia sobre Hades han llegado a completar. Aquí vemos a un grupo de tres divirtiéndose y sentí que todo fluyó con naturalidad. Hasta la traicionera personalidad de Yago, que es tan odioso como lo recordaba, solo que me pregunto si Novak era parte de la historia original. De algún modo me hizo ruido desde que rechazaron la propuesta de Yago porque había ya un ex-Caballero de Atenea en el bando de Hades, no siento que eso ocurriera en la versión original, pero han pasado años desde entonces y desde mi último review aquí. Si esto es un añadido, bien por el trabajo de edición, hasta le permitió a Yago soltar todo el veneno que llevaba dentro sin que le bajaran todos los dientes de golpe de padrazo al estilo de Soul of Gold. Una escena que dijo más sobre el personaje que los acercamientos del narrador sobre la frialdad y naturaleza traicionera de este tipo, más serpentino de lo que Novak será jamás.

 

La batalla del capítulo, aunque el título de la escena pudo ser mejor, tuvo aire a Saint Seiya de principio a fin. El escenario, la relevancia de en qué se basan las armaduras, los personajes hablando sobre sus motivaciones durante la pelea (sin abrir por ello un capítulo nuevo, tienes buena capacidad de síntesis), los intercambios de técnicas y la resolución tras un momento crítico. No es una fórmula que uno pueda utilizar a menudo, pero de vez en cuando es agradable. Qué conveniente para Novak que en esa época todavía no saliera Harry Potter para que hasta el más ignorante sepa lo que hace el basilisco, pero ni eso, ni su deseo de libertad, fueron suficientes para que alcance la victoria. Un comentario sobre lo que discuten, aunque no llega a crítica, ni del capítulo, ni de los personajes: ¿siguen los Caballeros de Atenea a la diosa a ciegas, o porque saben que esta ha defendido a la humanidad a lo largo de miles de años, salvando a la gente de ser inundada y al mundo de ser reducido a un páramo sin vida? Entiendo y celebro que los personajes sean personas además de soldados, pero quizá sería interesante explorar cómo funciona la fe cuando el objeto de tu devoción no es un ser abstracto, sino algo tangible y presente que ha realizado actos concretos. Diría que también me interesa ver si este Hades todavía no está tan amargado como dentro de medio milenio, pero ahora que lo pienso, no hay realmente una razón para que el futuro de esta historia se enlace con la que conocemos todos.

 

Me alegra ver que regresaste y espero que puedas publicar y mostrarnos esas Guerras Santas tan largamente esperadas. ¡Ayúdanos a evitar que el subforo acabe tan muerto como lo está Ikki!


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Publicado 21 abril 2021 - 14:03

 

 

Para los valientes que aún continúan con esta loca historia. Aquí dejo el capítulo 8. Saludos y gracias a todos.

 

 

 

CAPITULO 8:

REUNIÓN DORADA

 

Amistad… algo tan difícil de conseguir, que un hombre en varias vidas podría no encontrarla. ¿Qué son los amigos? Amigo es aquel que entrega la vida en nombre de la amistad, aquel que siempre está cuando se le necesita, aquel en quien se puede confiar.

La amistad es una parte importante de aquellos que, en nombre de Athena, luchan por la justicia y la libertad. Amistad, esa es la bandera de los Caballeros de Athena.

 

 

1. Alrisha de Piscis

Habían pasado sólo un par de días desde que Strange de Papillon fue enviado al Santuario de Athena a declarar la guerra.

La gente murmuraba en las calles de las villas cercanas, preocupadas por su seguridad y bienestar. Los soldados rasos dentro del santuario corrían de un lugar a otro, preparándose para nuevos ataques que pudiesen surgir. Los Caballeros de Bronce y Plata buscaban la forma de aumentar su poder, y así hacer frente a la inevitable guerra que acababa de comenzar. Mientras que los Caballeros de Oro, se preparaban para un evento que muy pocas veces tenía lugar en los dominios de Athena, una reunión de Caballeros Dorados.

 

En el punto más alto de una escarpada montaña, justo en el corazón del santuario, se erigía un majestuoso templo, construido en gran parte a base de mármol, otorgando al recinto una apariencia de lúgubre pureza. Tras los ostentosos pilares de piedra de caliza que sostenían aquella extraordinaria edificación, se podía ver un largo, escalofriante y oscuro pasillo, alfombrado de rojo profundo, que conducía al salón principal. Al final de aquel revestido camino, estaba localizado un trono de ornamentos dorados, y sentado en él, el hombre que estaba por encima de los ochenta y ocho Caballeros de Athena, el sumo sacerdote del Santuario.

 

—Gran Patriarca —musitó un hombre de resplandeciente ropaje dorado, apenas entró al salón principal—. Alrisha de Piscis —agregó al momento de inclinarse y hacer reverencia al Sumo Sacerdote, mostrando una larga y brillante cabellera castaña después de desprenderse del casco y colocarlo a sus pies.

—Siendo el guardián del ultimo templo del zodiaco, eres el guerrero más cercano a los aposentos de Athena —profirió el hombre en el trono—. Bienvenido Alrisha de Piscis.

 

Alrisha era un guerrero de apariencia ligeramente delicada, pero feroz y tenaz en combate. Era respetado no solo por ser un Caballero de Oro, sino por ser el hermano menor de un guerrero admirable en batalla, Lancelot de Capricornio.

Su amistad inquebrantable con Lysander de Sagitario era conocida por todos, había quienes incluso veían más que amistad en los ojos de Alrisha.

 

2. Denon de Acuario

La tranquilidad  del momento se vio interrumpida con la llegada de otro Caballero de Oro, que venía acompañado de una gélida corriente de aire que rápidamente ingresó al recinto en forma de tenue neblina.

 

—Éste aire frío sólo puede ser provocado por una persona —musitó el Sumo Sacerdote—. Denon de Acuario.

—A su servicio, Gran Patriarca —respondió el hombre del viento congelado, mostrando una ligera sonrisa al momento de hacer reverencia—. Como era de esperarse —agregó justo después de ponerse de pie—. Algunos de los Caballeros de Oro se han retrasado. Situación lamentable tomando en cuenta la importancia del cargo que ostentan con tanto orgullo.

—No pierdas la calma, Denon —dijo serenamente el hombre del trono—. La paciencia es una virtud tan admirable como lo es la puntualidad. Considero inadmisible y de mal gusto el hecho de hacer notar los defectos ajenos ignorando los propios.

—Me disculpo, señor —dijo secamente el Caballero de Acuario, después de haber perdido la sonrisa al escuchar las palabras de su líder.

 

3. Lancelot de Capricornio

La helada y espesa neblina que cubría la habitación, pronto empezó a disiparse, debido a la cálida brisa marina que ingresó al lugar, anunciando la llegada un Caballero más.

 

—El Caballero de Oro de quien se dice, es capaz de dominar la furia de los océanos —musitó el Sumo Sacerdote—. Lancelot de Capricornio.

—Lancelot de Capricornio a su servicio, Gran Patriarca —dijo el hombre de imponente presencia al momento de inclinarse.

—Siempre tan sereno, Lancelot —comentó sagazmente el rubio Caballero de Acuario—. Al igual que las aguas, esperas el momento oportuno para desatar tu furia ¿No es así? —agregó y sonrió sutilmente.

—El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza, sin ella no hay vida. Sin embargo, algunas veces es destructiva. El día que mis aguas se tornen turbias, no querrás estar cerca de mí, amigo.

—En realidad me gustaría comprobarlo —respondió Denon—. Ciertamente eres tú el Caballero de Oro con quien mantengo una mejor relación, pero te advierto que aun así no tendría misericordia.

—Ni yo permitiría que la tuvieses —respondió Lancelot, con una ligera sonrisa dibujada en su rostro.

 

Ambos hombres estrecharon sus manos. A pesar de la ironía en sus comentarios, en realidad eran camaradas reconocidos en todo el Santuario, quizá la única relación sana y sincera que el Caballero de Acuario mantenía con alguien.

 

4. Fëanor de Aries

Habían pasado sólo unos minutos, cuando el recinto se cubrió de una belleza sin igual. Flores y pétalos de cerezo flotaban por toda la habitación, rosados y elegantes, esparciendo un dulce y delicado aroma.

—Algunos sabios guerreros de Athena, han manifestado una interesante teoría a través del tiempo —musitó el hombre del Alba blanca, y la Casulla dorada—. Dicha teoría dice que, aquellos ataques que los Caballeros logran crear gracias al cosmos, son un reflejo del alma —agregó, al momento que una delicada flor se posó sobre su diestra. Al ver este fenómeno tan bello, puedo decir con certeza que tu alma es igual de bella, Fëanor de Aries.

—Agradezco sus palabras, Gran Patriarca —dijo el recién llegado Caballero de Aries, e inmediatamente se inclinó, mostrando respeto hacia el Sumo Sacerdote.

—En mi opinión, la pureza del alma es algo inconsistente y poco trascendental, en realidad —dijo el hombre rubio sin pudor alguno, frente a todos—. Todo lo que somos, es gracias a esto —agregó al momento de colocar el dedo índice sobre su cabeza—. Al final, todos seremos juzgados por las leyes de un Dios hipócrita, y terminaremos putrefactos y agonizantes en algún oscuro rincón del infierno. En última instancia, lo que realmente importa, es tener poder, y tener inteligencia para manejarlo de forma adecuada, para así poder evitar el triste destino que nos amenaza. Brindar pintorescos espectáculos de flores, no nos llevará a la victoria, Fëanor —terminó, mirando fijamente a su compañero, Aries.

 

5. Endor de Cancer

—¿Qué es lo que ocurre, Denon? —preguntó un misterioso hombre desde las sombras— ¿Te molesta el hecho de que se haga notar que tu alma es similar a un bloque de hielo? A diferencia de los demás, yo, no sólo lo percibo, sino que estoy seguro de ello. Puedo ver dentro de ti, puedo ver tu alma, y te aseguro que no es bella.

—Endor… —musitó Denon, sonriendo levemente—. Es tanto el tiempo que pasas con los muertos, que no sabes apreciar a los vivos.

 

La apariencia de Endor era diferente a la de otros Caballeros. Mientras que la mayor parte de los guerreros al servicio de Athena, y principalmente aquellos que ostentaban el rango de Oro, procuraban permanecer impecables en todo momento, Endor lucía desaliñado. Entre su larga y maltratada cabellera rojiza, se podían apreciar caracoles, plumas y otros adornos quizá involuntarios, incrustados y atados a lo largo de sus rastas. Su piel era blanca y pálida.

 

—Endor de Cáncer a su servicio, Gran Patriarca —dijo el hombre desaliñado al arrodillarse—. Lamento mi comportamiento anterior —agregó, y se puso de pie.

—Que desfachatez la tuya —comentó Denon una vez más—. Presentarte así, a la reunión más importante celebrada en el Santuario… eres repugnante. Ni siquiera has lavado tu cuerpo.

—He estado hablando con los muertos, Denon —musitó el hombre despeinado, mientras lentamente se acercaba a su compañero. No quisiera preocuparte, pero parece que ya se prepara tu bienvenida en el más allá. Creo que deberías de tener… cuidado.

 

6. Pólux de Géminis

El ambiente era tenso, y la reunión aún no había comenzado. ¿Qué podría pasar con los doce Caballeros de Oro reunidos en un mismo lugar? La relación entre ellos no parecía ser del todo buena.

 

—¡Denon! —exclamó un Caballero más, que justo en ese momento arribó al lugar—. El objetivo de ésta reunión no es iniciar un conflicto interno. Quizá podrías intentar permanecer callado cuanto puedas —agregó, e inmediatamente se inclinó frente al Sumo Sacerdote—. Pólux de Géminis a su servicio, Gran Patriarca.

—Pólux de Géminis… —replicó el Caballero de Acuario—. ¿Crees tener derecho a opinar, cuando ni siquiera se conoce tu rostro? ¿Qué es lo que ocultas? ¿Y por qué el Gran Patriarca lo permite? Te presentas ante él y ni siquiera te desprendes de tu casco. Que desfachatez.

—Silencio, Denon —dijo el hombre del trono, un tanto molesto—. El rostro de Pólux permanece oculto porque así lo he decidido. El algún momento revelaré la razón.

 

7. Lionel de Leo

Entre los Caballeros Dorados, había uno que rara vez asistía a las reuniones, provocando la molestia de sus compañeros y del Patriarca mismo. No importaba el castigo que recibiese por ello, jamás cedía.

 

—Vamos retrasados, Kratos —murmuró el joven Caballero de Sagitario, Lysander, en su recorrido por los doce templos—. Casi puedo escuchar las estupideces que Denon dirá al respecto… de sólo pensarlo, siento ganas de retroceder. Creo que he tenido demasiados encuentros desagradables con él los últimos días.

—Los encuentros con Denon no pueden ser de otra manera, jeje —Dijo el toro dorado entre risas—. A pesar de que Denon y yo compartimos ideas similares respecto al poder y la fuerza, la verdad es que no me cae nada bien. Y prefiero no tener trato alguno con él.

—Parece que Lionel no está —dijo Lysander al percatarse de la calma dentro del recinto al cual había llegado, el templo del león—. ¿Será que esta vez sí asistirá a la reunión?

 

Apenas Lysander se cuestionó, una agradable melodía empezó a escucharse por todo el lugar. Dicha melodía provenía de una flauta. Tanto Lysander como Kratos, quedaron maravillados ante la hermosa música. Curiosos los dos, caminaron tratando de encontrar el lugar del cual provenía. No habían caminado mucho, cuando se toparon con la entrada de una habitación, aparentemente oculta dentro del templo. Y dentro de ella, se encontraba un majestuoso, verde y singular jardín.

—Cannabis Sativa —dijo el joven caballero de Leo, Lionel, al momento de bajar la flauta que momentos antes tocaba maravillosamente—. O cáñamo, ese es el nombre de esta planta —añadió mientras alegremente olía las hierbas del lugar, tomándolas entre sus dedos y colocándolas frente a su nariz.

—¿A esto dedicas tu tiempo, Lionel? ¿A cultivar cáñamo? —preguntó Lysander, curioso y sorprendido.

—Cáñamo, adormidera, tabaco, amapola y hongos alucinógenos —listó el joven león dorado—. Siendo más específico.

—Es un hecho que no asistirás a la Reunión Dorada, ¿cierto? —preguntó Kratos.

—Mmmhuum, quisiera asistir… pero siento un poco de pereza —respondió Lionel, justo al momento de inclinarse para recoger unos extraños hongos del suelo —¿Podrían enviar saludos de mi parte?

 

Ahora Lysander entendía por qué tiempo atrás Lionel había mandado quitar las baldosas de una habitación en su templo, además de haber instalado una claraboya.

 

8. Yago de Cisne

Mientras tanto en una villa cercana… también ocurrían cosas interesantes. Habían pasado varios días desde el ataque de Strange de Papillon. Muchos soldados perdieron la vida, y otros tuvieron la fortuna, o el infortunio de seguir con vida. Yago de Cisne había sido fuerte, parte de su rostro se había derretido… y aun así logró sobrevivir.

 

—Corinne… ¿Cuánto tiempo más tendré que llevar estas vendas sobre mi rostro? —preguntó desde la cama el herido guerrero del Cisne.

—Yago… —musitó la hermosa joven de cabello lila, que paciente y cariñosamente cambiaba el vendaje del muchacho—. La herida fue grave, creo que tendrás que llevarlas un par de días más.

—Que fastidio —replicó el joven con amargura, una vez que la bella chica terminó de vendar su rostro—. De cualquier forma estoy aguitado. Con las vendas parezco un idiota, y sin ellas parezco un monstruo.

—No digas eso, Yago… —pidió Corinne, colocando su mano sobre el hombro del muchacho.

—¡No me toques! —exclamó Yago, arrojando a la joven mujer al suelo de un golpe—. ¡Aléjate de mí!

—Perdóname por favor, Yago. Yo sólo… yo sólo quiero ayudarte —dijo la chica entre lágrimas—. Yo sé lo que se siente tener que ocultar tu rostro. Como guerrera de Athena, mi rostro debe permanecer oculto, excepto frente a la persona que ame. Excepto frente a ti, Yago.

—¿Eres estúpida? —preguntó el muchacho, hiriente—. Tu rostro no se ha deformado, sólo sigues una regla. No te atrevas a hacer esa comparación tan estúpida otra vez.

—Lo siento…

 

9. Lysander y Kratos

Después de cruzar el último de los templos de zodiaco, se dice se encuentra un largo camino cubierto de rosas. Pero estas no son rosas comunes, sino rosas envenenadas. Se dice que todo aquel incauto que intente cruzar dicho camino, caerá muerto, víctima de un poderoso veneno letal.

 

—No entiendo, Kratos —comentó el joven Sagitario—. ¿Por qué cruzaremos el jardín de rosas si hay un camino alternativo que podemos atravesar? ¿No es peligroso?

—Es sólo para que estés enterado —respondió el hombre de gran altura, Kratos de Tauro, justo antes de salir del templo de Piscis.

—¡¿Qué significa esto?! —exclamó Lysander.

 

El majestuoso jardín de rosas del que tanto se hablaba, se había reducido a arbustos secos y flores marchitas. Las hermosas y peligrosas rosas envenenadas, habían perdido su palpitante color carmesí.

 

—¿Qué fue lo que ocurrió? —preguntó Lysander, al tomar entre sus manos lo que alguna vez fue una flor—. Dímelo, Kratos —agregó mientras la flor seca se hacía polvo entre sus dedos.

—Tú sabes que Alrisha no es el legítimo Caballero de Piscis —Respondió Tauro—. Antes de él, otro hombre ocupaba su lugar. Un hombre que no debe ser mencionado. Él fue un traidor que ahora se encuentra encerrado en Abaddon. Era un hombre de gran belleza exterior, pero su interior era oscuro, perverso, insano.

—Lo conocí muy poco en realidad —dijo Lysander, mientras trataba de recordar el rostro de aquel hombre—. Supe que incluso atentó contra la vida de Athena con la ayuda de otros Caballeros traidores. Entiendo que esa es la razón por la cual sus nombres ni siquiera deben ser mencionados. Son una deshonra para el ejército ateniense.

—Así es. Y como guardián del templo de los peces gemelos, fue él quien plantó estas rosas. Siguiendo la tradición desde la época del mito. Lamentablemente, ahora que él ya no está aquí, éste jardín ha dejado de ser un peligroso obstáculo para el enemigo. Algunos dicen que el jardín de rosas es una defensa primigenia del Santuario, que no necesita del Caballero de Piscis para aparecer. La verdad es que ni siquiera yo sé si esto es así.

—Ya veo…

—Bueno, pues hemos llegado.

 

10. La última cena

Puesto que se sabía que Leo nuevamente no asistiría, además de Escorpión, Libra y Virgo que se encontraban en misiones secretas, con la llegada de Tauro y Sagitario, finalmente se podía dar inicio a la Reunión Dorada. Las doce llamas del enorme reloj de la plaza principal, fueron encendidas, ardiendo con intensidad.

 

—Fëanor de Aries, Kratos de Tauro, Pólux de Géminis, Endor de Cáncer, Lysander de Sagitario, Lancelot de Capricornio, Denon de Acuario, Alrisha de Piscis —dijo alzando la voz, el encorvado hombre del trono—. Caballeros de Oro… las llamas del reloj de fuego se han encendido. A partir de éste momento, contamos con doce horas para solucionar las diferentes cuestiones que han dado origen a esta Reunión Dorada. En ausencia de varios Caballeros de Oro, y de Athena misma, debemos ser más cuidadosos que nunca.

—Antes de iniciar, Gran Patriarca… —dijo el rubio Caballero de Acuario, mientras los presentes rápidamente dirigían la mirada hacia él, como si hubiesen estado esperando tal reacción—. Me gustaría poder manifestar mi opinión respecto a la llegada mis compañeros, Lysander de Sagitario y Kratos de Tauro. Considero inaudito que su retraso haya sido ignorado. De acuerdo a la importancia de esta reunión, deberían ser sancionados severamente.

—Denon… —masculló Lysander sonriendo ligeramente—. Seguramente el Gran Patriarca tomará las medidas que considere adecuadas. Sin embargo, ahora hay asuntos más importantes que atender. ¿Podrías olvidar por un momento el odio irracional que sientes hacia mí?

—Odio no es lo que siento por ti, Lysander —respondió el rubio de manera arrogante. Las personas como tú, lo que provocan es lástima —agregó y sonrió satisfactoriamente—. ¿Te sientes con derecho de poder exponer tu opinión, aun cuando has sido el responsable de que esta guerra se haya desatado?… porque pudiste haber evitado esta desafortunada situación, sin embargo lo estropeaste. Te atreves a contradecir la opinión de aquel a quien le debes la vida, cuando deberías de besarle los pies.

—¡Lysander! ¡Denon! —exclamó Alrisha de Piscis, molesto por el comportamiento de sus camaradas—. No es momento de exponerse de tal forma. Dejar las disputas personales para otra ocasión, y otro lugar.

—Alrisha… —musitó el viejo del trono—. Agradezco tu deseo de imponer orden, sin embargo… creo que es mejor dejar que estos dos hombres pongan fin a su rivalidad de una vez por todas.

—¡Pero Gran Patriarca! —exclamó Piscis.

—Sin embargo será después de la cena —dijo el anciano para finalizar.

 

Si, una cena. La guerra había sido declarada, a partir de ese día empezarían a morir hombres de ambos bandos. Está era quizá la última cena que el gran Patriarca compartiría con la élite de su ejército.

 

La enorme mesa del comedor nunca había sostenido tantos manjares; los más deliciosos platillos del mundo estaban ahí, para satisfacer hasta el paladar más exquisito de la élite ateniense, servidos en platos de porcelana fina, sobre manteles de seda. Lysander fue el primero en tomar los cubiertos de oro y plata y empezó a comer.

 

—La elegancia no parece estar hecha para todos —murmuró Denon. Acuario y Sagitario estaban sentados en extremos opuestos para evitar cualquier conflicto durante la cena. Aun así los comentarios mordaces estaban a la orden del día.

—Aquí vamos de nuevo —dijo Lysander—. ¿Podríamos tener un poco de paz? Solo hoy.

—Cambiando de tema —interrumpió Alrisha, queriendo calmar los ánimos—. Gran Patriarca, Athena lleva mucho tiempo fuera del Santuario. Me pregunto cuándo va a regresar. Ahora que la guerra ha dado inicio, me preocupa que Athena esté fuera del Santuario.

—Aprecio tu preocupación —respondió el anciano—. Athena acompañada de algunos Caballeros, se encuentra en Bluegrad. Ella ha decidido confirmar por sí misma la participación de los Blue Warriors en esta guerra. Así como la participación de otros guerreros en diferentes partes del mundo.

—Gran Patriarca, me indigna que Athena recorra el mundo en busca de guerreros —intervino Denon—. Ella no tiene ninguna necesidad. Ella es una diosa.

—Y por tanto no debemos cuestionar su voluntad, Denon.

—Debes estar orgulloso Lysander —dijo Denon, dirigiendo la mirada hacia el Caballero de Sagitario—. De haber cumplido con tu misión de matar al cuerpo receptor de Hades, esta guerra no existiría, y nuestra diosa no tendría que dedicarse a tareas mundanas.

—Te advierto Denon que contigo he llegado al límite —respondió Lysander—. No estoy dispuesto a escucharte más.

—Lamento que te duela escuchar tus verdades. Además de no acabar con el cuerpo de Hades, hace tiempo en la Isla de la Reina Muerte asesinaste a Herman de Cetus. ¿O ya olvidaste ese fatídico evento? Y por cierto, también te salvé la vida.

 

Lysander no necesitaba escuchar más, estaba completamente harto de Denon, así que se levantó de su asiento, subió a la mesa y caminó hacía el otro extremo, destrozando con sus pies los deliciosos manjares y los preciosos platos de porcelana que se estaban en su camino. Al llegar al otro lado de la mesa, lanzó un puntapié en dirección al rubio Caballero de Acuario.

 

—Parece que alguien se ha molestado —dijo Denon al detener el golpe con la palma de su mano, y sonrió.

 

Ambos dieron un salto y se alejaron de la mesa, dispuestos a luchar por enésima ocasión.

 

—Necesitarás más que una patada para derribarme, Lysander.

 

¡Diamond Dust!

(Polvo de Diamante)

 

Rápidamente, el hombre de la cabellera rubia y los ojos celestes se incorporó, lanzando un poderoso ataque. La ráfaga de cristales de hielo que salió disparada de su puño, impactó directamente sobre el centauro dorado. Ante la sorpresa de todos, el ataque no surtió efecto alguno, pues justo antes de recibirlo, Lysander había logrado desplegar frente a él las resplandecientes alas doradas de su armadura, las cuales normalmente llevaba ocultas  bajo una blanca y elegante capa de seda, bloqueando así la furia del hielo.

 

¡Atomic Thunderbolt!

(Trueno Atómico)

 

El enfurecido joven alado, respondió con una poderosa descarga eléctrica emanada de su brazo, sin embargo, esta no parecía ser suficientemente peligrosa, puesto que Denon la recibió sin problema alguno, resultando completamente ileso.

 

—Tal como esperaba —musitó el hombre rubio y engreído entre risas—. Tu poder es insignificante.

 

¡Atomic Thunderbolt!

(Trueno Atómico)

 

Gritó una vez más el joven dorado, lanzando un relámpago de intensidad similar al anterior, el cual Denon nuevamente recibió sin problema alguno. Y así vinieron tres ataques más, con el mismo resultado.

 

—Entiéndelo de una vez, Lysander —dijo el rubio, que sin duda alguna disfrutaba el momento—. Tus habilidades resultan ineficaces frente a mí. Arrodíllate, y te perdonaré la vida.

 

¡Lightning Ball!

(Bola Relámpago)

 

La nueva embestida de Lysander, ahora consistía en una esfera eléctrica en la palma de su mano, del tamaño de una naranja, pero tan poderosa y resplandeciente como las estrellas. La potencia percibida era notablemente superior a los ataques anteriores, por lo que Denon dudó respecto a si era conveniente recibir dicho ataque.

 

¡Freezing Wall!

(Muro de Hielo)

 

La bola de energía terminó estrellándose frente a un muro casi imperceptible, que abruptamente le cerró el paso. El Caballero de Acuario había conseguido levantar una aparentemente inquebrantable defensa congelada.

 

—Mientras me encuentre detrás de esta pared, no podrás tocarme siquiera, Lysander. Para poder derrotarme… ¡tendrás que destruir esta defensa!

—No estés tan seguro de ello, Denon —musitó Lysander.

—¿Qué dices? —preguntó Denon desconcertado, pero evitando cambiar el gesto de tranquilidad y arrogancia en su rostro.

—Sabía que de lanzarte ataques de regular intensidad, los recibirías completamente, mostrando así cuan superior eres —dijo el Caballero de Sagitario, dejando atrás la rabia por un momento, para así sonreír y poder disfrutar de lo que venía—. Todo lo he hecho intencionalmente. He cargado tu cuerpo de electricidad —agregó ante la sorpresa de su contrincante. No lo has notado porque permanece estática, esperando el momento oportuno para estallar. Una vez que libere esa energía que peligrosamente aguarda silenciosa en tu interior, se producirá una descarga eléctrica que en una milésima de segundo recorrerá tu cuerpo. El metal de tu armadura servirá como un conductor en espiral para la electricidad, convirtiéndote en una auténtica bomba.

—¡Desgraciado! —musitó Denon enfurecido, mientras frente a él, Lysander extendió su brazo derecho, con la palma abierta—. No podrás conmigo…

—Lightning Explotion —profirió Lysander al momento de empuñar la diestra.

 

En un instante, el cuerpo del Caballero de Acuario se cubrió de un cegador y lumínico fulgor dorado, provocando una potente explosión que no sólo hizo pedazos el muro de hielo, sino que hizo estremecer por un momento el templo completo.

Ante la mirada atónita de los presentes, Denon había sobrevivido al devastador ataque, aunque esta vez no resultó ileso.

 

—Debo admitir que has superado mis expectativas… —musitó el rubio al disiparse la cortina de polvo del lugar, dejando ver un hilo carmesí que corría por su cuello—. No esperaba que alguien como tú pudiese lastimarme —dijo al limpiar la sangre que desde su frente brotaba—. Por esa razón, ahora conocerás mi verdadero poder. Y entenderás por fin, cuan superior soy a ti.

—Eres una basura Denon —dijo el joven Lysander—. En este momento siento asco. Me repugna el hecho de haberme ensuciado las manos con la sangre de un miserable como tú —agregó al momento de darle la espalda, y caminar en dirección al templo de los Peces Gemelos.

—No te atrevas… a darme la espalda… —ordenó el hombre engreído, levantando su puño dispuesto a atacar.

—Atacar a alguien por la espalda es algo muy bajo —dijo Kratos de Tauro tomando a Denon del brazo, evitando así que éste lanzase un golpe contra Lysander—. Incluso para ti.

—No te metas en esto, gigante estúpido —dijo Denon rabioso, tratando inútilmente de liberarse de la increíble fuerza del caballero de Tauro.

—¡Lysander! —exclamó el sumo sacerdote—. No puedes abandonar éste templo. La Reunión Dorada aún no da inicio.

—Tal reunión es sólo para Caballeros de Oro —dijo Lysander sin detenerse—. Y creo que yo ya no lo seré más. Renuncio a los Caballeros de Athena, estoy harto de esto.

 

Lysander de Sagitario dejó atrás el Templo de Athena, y caminó sin rumbo aparente. Mientras lo hacía, pensaba en el error que había cometido al convertirse en un Caballero Ateniense. Llegó el punto en que no pudo soportar más la hipocresía, la amargura y la maldad entre sus propios camaradas. Fueron tantas las cosas que sacrificó, que todo parecía haber perdido sentido para él.

 

Una vez terminada la reunión, Alrisha de Piscis permaneció al lado del Sumo Sacerdote, pues una duda le inquietaba desde horas atrás.

 

—Gran Patriarca, espero disculpe mi atrevimiento —dijo Alrisha una vez que los otros Caballeros de Oro se habían marchado—. ¿Por qué razón permitió que el conflicto de Denon y Lysander llegase tan lejos?

—Alrisha… —respondió el Sumo Sacerdote—. Lo he hecho como medida de prevención. Hace algún tiempo, Athena me comentó que Denon cuenta con las cualidades necesarias para Sustituirme como Patriarca, en caso de que yo llegase a perecer.

—¿Denon Patriarca?

—Quizá estoy cometiendo un error al juzgarle, pero difiero completamente de la opinión que Athena tiene de él. Denon es sereno, frío y calculador, pero hay algo en Lysander que definitivamente hace que pierda el control. El desagradable enfrentamiento entre esos dos, servirá como excusa para que Athena se olvide de promoverlo como próximo Patriarca del Santuario, pues yo ya he elegido a mi sucesor.

 

Amistad es aquello que impulsa a los guerreros de Athena a luchar, a luchar por la seguridad, tranquilidad y bienestar de las personas en la Tierra. Pero es importante identificarla siempre, pues podría ser que entre los amigos, se encuentre oculto el enemigo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos” —Martin L. King.


Editado por Cástor_G, 21 abril 2021 - 14:29 .


Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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Saint Seiya: COSMO WARS
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Publicado 21 abril 2021 - 15:47

Saludos

 

Aquí vengo con el review del capítulo 5, en el que he visto "sin perdonan" en vez de "si perdonan","sínico" en vez de cínico, "bebes" en vez de "bebés", "desafió" en vez de desafío", algunos versus de decir (sobre todo "Preguntó") en mayúscula en los diálogos y Kratos diciendo que ningún Caballero ha tenido una vida difícil. ¡Estos dedazos los carga el diablo, como el censor del foro Caín Tentaretaguardia!

 

Estoy ya tan acostumbrado a escribir (y leer) desde el punto de vista de los personajes que el narrador omnisciente de la primera parte, sobre el castillo de Hades, me gustó. Un prólogo clásico, con el ejército enemigo presentándose. ¿Llegará a Lázaro a tener más diálogos que el Hades de ND? ¿Dejaré de ver con malos ojos a Pandora en todas las historias de Saint Seiya en la que aparece? Eso solo lo saben los Hados. 

 

Parte del encanto de escribir una Guerra Santa en el pasado es que uno no está atado a un grupo pequeño de protagonistas que por supuesto no puede mermar si la historia va a ser larga. Hay un ejército, o mejor dicho, dos, y como ocurre en cualquier guerra, la gente muere. No puedo sino coincidir con Yago en que mandar a cuatro Caballeros de Bronce a un lugar así no es la idea más inteligente y como prueba está la pérdida de ya tres guerreros, entre ellos... ¿Maturin? ¿Stephen King? ¿Quién salvará al Club de los Perdedores cuando regrese It? Fue una curiosa referencia y me quedé pensando en si hubo una constelación de Tortuga en el pasado. Aparte de las de Gato, Argo y Cerbero no retengo las que salieron de la lista más moderna de constelaciones. Veremos cómo se desarrolla esta primera guerra de tres, si no vuelve el inmortal Grifo a matar a todo el mundo. 

 

Y si da un nuevo sentido a la historia ver que los héroes deben morir, hay siempre una gran expectativa por ver más de los espectros, que son 108 pero que ninguna de las obras de la franquicia sobre Hades han llegado a completar. Aquí vemos a un grupo de tres divirtiéndose y sentí que todo fluyó con naturalidad. Hasta la traicionera personalidad de Yago, que es tan odioso como lo recordaba, solo que me pregunto si Novak era parte de la historia original. De algún modo me hizo ruido desde que rechazaron la propuesta de Yago porque había ya un ex-Caballero de Atenea en el bando de Hades, no siento que eso ocurriera en la versión original, pero han pasado años desde entonces y desde mi último review aquí. Si esto es un añadido, bien por el trabajo de edición, hasta le permitió a Yago soltar todo el veneno que llevaba dentro sin que le bajaran todos los dientes de golpe de padrazo al estilo de Soul of Gold. Una escena que dijo más sobre el personaje que los acercamientos del narrador sobre la frialdad y naturaleza traicionera de este tipo, más serpentino de lo que Novak será jamás.

 

La batalla del capítulo, aunque el título de la escena pudo ser mejor, tuvo aire a Saint Seiya de principio a fin. El escenario, la relevancia de en qué se basan las armaduras, los personajes hablando sobre sus motivaciones durante la pelea (sin abrir por ello un capítulo nuevo, tienes buena capacidad de síntesis), los intercambios de técnicas y la resolución tras un momento crítico. No es una fórmula que uno pueda utilizar a menudo, pero de vez en cuando es agradable. Qué conveniente para Novak que en esa época todavía no saliera Harry Potter para que hasta el más ignorante sepa lo que hace el basilisco, pero ni eso, ni su deseo de libertad, fueron suficientes para que alcance la victoria. Un comentario sobre lo que discuten, aunque no llega a crítica, ni del capítulo, ni de los personajes: ¿siguen los Caballeros de Atenea a la diosa a ciegas, o porque saben que esta ha defendido a la humanidad a lo largo de miles de años, salvando a la gente de ser inundada y al mundo de ser reducido a un páramo sin vida? Entiendo y celebro que los personajes sean personas además de soldados, pero quizá sería interesante explorar cómo funciona la fe cuando el objeto de tu devoción no es un ser abstracto, sino algo tangible y presente que ha realizado actos concretos. Diría que también me interesa ver si este Hades todavía no está tan amargado como dentro de medio milenio, pero ahora que lo pienso, no hay realmente una razón para que el futuro de esta historia se enlace con la que conocemos todos.

 

Me alegra ver que regresaste y espero que puedas publicar y mostrarnos esas Guerras Santas tan largamente esperadas. ¡Ayúdanos a evitar que el subforo acabe tan muerto como lo está Ikki!

 

Hola Rex! Después de 243 años, he regresado.

 

-Lárarus está más desaparecido que Alone en Next Dimension XD. el destino de Pandora lo tengo planificado desde hace más de 10 años (literalmente), espero que lo que viene de ella más adelante, cambie tu percepción juju.

-jajaj Pequé de obvio en la referencia? Me pasa seguido XD Hace muchos años leí It, pero hasta la fecha aún recuerdo algunas partes que me impactaron en su momento, cuando leí el libro solo había visto la pelicula-serie de los 90's, así que no esperaba encontrar cosas tan bizarras como las que encontré. Me gusta mucho el trabajo de Stephen King, seguramente notarás muchas otras refrencias a sus libros a lo largo del fic. Según estuve leyendo, en algún momento sí existió una constelación de la tortuga, fue muy poco conocida y aceptada, por lo que casi no existe información sobre ella. Grifonator volverá u.u

 

-Novak de Basilisco no estaba en la versión original de este fic, es un personaje nuevo. En el fic original existe Sylpheed de Basilisco y muere a manos de Cratos de Tauro en el capítulo 3. He dejado el pequeño guiño de que en esta nueva versión, exista una rivalidad entre Kratos de Tauro y Novak de Basilisco como referencia a su pelea en el fic original n_n. De igual manera, como en el primer fic seguí la línea de Lost Canvas donde los espectros siempre son los mismos, tampoco había ex-santos de Athena siendo Espectros. Respecto a los tres espéctros (Driada, Tengu y Aveyron) ellos aparecieron solamente en un capítulo en el fic original, pero la verdad me gustaron mucho jajaja, así que en esta nueva versión les he dado un poco más de participación. Yago es realmente una maldita serpiente, de hecho en el siguiente capítulo alguien se lo dice así, tal cual xD.

 

-Respecto a la fe en Athena, personalmente quiero otorgarle dudas a los personajes, motivaciones, que no sean simple soldados. Me explico, naturalmente deben defender a Athena porque si no lo hacen, llegará otro dios y mandará todo a la goma, pero no por esto deben seguir a ciegas a una diosa que ni siquiera da la cara. Existe una razón para que la Athena de mi fic no haya aparecido aún, hasta el momento creo que no se ha usado esto en la franquicia y en fics tampoco lo he visto, así que espero me resulte. XD

 

Saludos y gracias por seguir aquí. Un abrazo!



Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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Saint Seiya: COSMO WARS
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#54 Rexomega

Rexomega

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Publicado 22 junio 2021 - 07:12

Saludos

 

¿Cómo va todo, Cástor? Vengo a comentar el capítulo 6, donde ya sea porque estaba muy metido en la lectura, o porque no había qué más encontrar, vi pocos errores. Décimo segundo en lugar de duodécimo, si es que no valen los dos; la ausencia de un "en" en "su participación la conocida"; "templaban" en vez de temblaban. También, algunas de las comillas de las introducciones de los prisioneros, en cómo son incluidas en el texto.

 

¿Lo que más me gustó? La cárcel y cómo la muestras, prisionero a prisionero; esa manera de redactar, segmentando los capítulos en escenas breves con título propio, quedó muy bien aquí. No me suena que el concepto estuviera en la historia original, pero sea como sea, la idea de una cárcel en el Santuario especial para usuarios de cosmos la veo mejor que encerrar gente en un sitio que antaño le perteneció a Poseidón y que de forma conveniente contiene además el arma de un dios olímpico. ¿En este mundo el cabo no pertenece a Atenea? ¿O está en desuso?

 

¿Lo que menos me gustó? Los ascensos. Nunca me van a convencer. Sin embargo, como ahora son canon no me puedo quejar mucho de eso sin parecer irrazonable. Además, veo que juegas mucho con la idea de espectros trabajando como santos y santos trabajando como espectros, de modo que el destino es aquí algo muy, muy maleable. No es una idea puesta porque sí.

 

Ah, Carmilla, buena referencia esa. 

 

La idea de que en esta era el santo de Géminis fuera tentado por el santo de Piscis me hizo mucha gracia. Oh, ironía, humor de dioses. ¿Caballero Negro de Géminis, eh? Parece la única forma en que la versión oscura de los santos de Atenea puedan ser algo más que una nota a pie de página en la historia de las Guerras Santas, aunque no puedo sino preguntarme si tener una armadura negra aquí es cuestión de destino (por eso de que Remo de Géminis Negro es hermano de Rómulo de Géminis), o simple elección. Es decir, si cualquiera con poder habría podido ser Géminis Negro.

 

Eso de que es cuestión de probabilidades que hubiese traidores habría que verlo con detenimiento, compañero Rómulo, porque sois menos que cien y en el futuro habrá naciones con cientos de miles de soldados. ¡Qué cosas! Yo también tengo, en la historia de fondo de mi Juicio Divino, un Rómulo de Géminis que no era un buen ejemplo que digamos. ¿Será que de verdad este sujeto es tan malo como parece? ¿O, como Novak, nos guardará alguna sorpresa? Me espero cualquier cosa excepto que el Papa sea nadie menos que Ares tratando de sumar puntos con Atenea.

 

¿Molestar? ¿Porquería? Ah, ¡el filtro maligno ataca de nuevo!

 

Dije que lo que más me gustó del capítulo fue todo el tema de la cárcel, pero otros de sus detalles también me parecieron interesantes. La frase final sobre la esperanza podría estar enmarcada en el último tomo de Saint Seiya, en contraste con aquella que marca la entrada al infierno. Las palabras del hippie leonino más querido tienen bastante profundidad..., y deja en mal o buen lugar a Atenea según se piense en la prisión como algo que enseñe a los santos de Atenea a no portarse mal o la simple destrucción del simple orgullo. El dragón, bueno, es un dragón, no puedo quejarme de nada si metes a un dragón en la historia. Como sabes, al ser Saint Seiya una historia tan envuelta en ese halo de mito y leyenda, disfruto mucho de la inclusión de criaturas fantásticas, entre las cuales, aunque sea cliché, mi favorita es el dragón. ¿Cómo voy a ponerme en contra de Draco ahora? Por supuesto, con la fe que todos los humanos debemos tener por nuestra santa patrona, claro.

 

Confío en que la historia de Novak y Draco sea lo bastante determinante como para que el Patriarca Ares y su compañero soviético, digo ruso, digo siberiano, no parezcan un par de locos paranoicos. Al fin y al cabo, ¿qué puede afectar a una guerra como esta lo que hagan un par de espectros? *Se acuerda de Yago.* Mucho, me temo. No obstante, me interesa saber en qué acaba la apuesta papal.

 

Un capítulo muy bueno y con mucha potencial. Estaba tentado a decir que el bando de Hades ya tenía bastante con Minos el matador de hombres y el traidor más traidor de todos los traidores, pero es que dada la personalidad de Eros y Rómulo sospecho que ese par puede hacer más daño al ejército de Hades que sus propios enemigos. La ambición desmedida no conoce límites. Además, ya con esto nos das una pista de cómo te las apañarás para contar tres Guerras Santas. Esta no será la típica historia estática donde un grupo de santos de Atenea afortunados se fortalecen a través de mil batallas donde personaje sin protagonismo morirían mil y una veces, sino auténticas guerras en que los soldados caen para ser sustituidos por otros. Se corrompen, se redimen y en general hacen todas esas cosas que hacen imperfecta a la humanidad a la que tanto ama Atenea, por alguna razón.

 

Me disculpo por la cursilada final, y por insistir en llamar santos a los que aquí son caballeros, es deformación profesional. Buen capítulo, Cástor, espero que pronto puedas publicar seguido. 


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#55 Cástor_G

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Publicado 24 junio 2021 - 21:38

CAPÍTULO 09:

La Tumba de las Luciérnagas


Es el final de la vida, cuando aquello que somos deja de existir y no queda más que el recuerdo. Es sumirse en un profundo sueño para nunca más despertar. Es el momento en que nuestro espíritu abandona su cuerpo terrenal y se dirige al lugar en el que permanecerá por siempre. Es el fin de todo sufrimiento para algunos, y el principio de éste para otros. Eso es la muerte.

1. Ocurrió en Nagasaki, Japón.
Hace siete años, por un viejo y desolado camino, viajaba sin rumbo aparente un joven de negra cabellera y brillantes ojos color verde, con los pies descalzos y cargando en su espalda a una pequeña niña que dormía profundamente. Su piel reseca y agrietada, era prueba de que el trayecto que los niños habían recorrido hasta ese momento, había sido difícil y lleno de penurias. La corriente de aire que por momentos parecía llegar como un alivio ante la agotadora caminata, de pronto golpeaba con furia la sensible piel del joven, haciéndole emitir gemidos de dolor que se perdían en el viento que movía los matorrales. Sobre ellos, volaba una parvada de buitres hambrientos, dejando caer parte de su oscuro plumaje por doquier, esperando pronto saborear un delicioso festín. A punto de colapsar estaba el muchacho de los pies hinchados y ensangrentados por tanto caminar, cuando a lo lejos pudo observar con alegría un enorme templo en medio del pantano, con una cruz en la parte más alta. Aunque la posibilidad de encontrar personas en un lugar tan alejado de la civilización era remota, la esperanza de siquiera encontrar un poco de agua y alimento, llenó de fuerza el destrozado cuerpo del joven de los ojos verdes, quien apresuró el paso, y aunque hierbas espinosas y rocas afiladas como vidrio intentaron cerrarle el paso, jamás claudicó.
Apenas llegó, y de un puntapié abrió la enorme y vieja puerta de madera, pudiendo ver entonces el recinto que tras ella se escondía, y que aparentemente estaba vacío. El chillante ruido del viento se había apaciguado, las plumas negras y pestilentes que antes caían como lluvia ya no estaban, el silencio en el lugar era casi sepulcral. Un sonido punzante e interminable, era lo único que el muchacho podía escuchar ahora. El joven caminó entre las sillas de madera que en filas estaban acomodadas, hasta llegar al final del templo, en cuyo muro se encontraba pintado un hombre semidesnudo, clavado a una cruz.
—¿Qué haces muchacho? —preguntó un hombre de avanzada edad apenas entró al templo.
—¡Nada! —exclamó el muchacho asustado, despertando a la pequeña niña que dormía en su espalda, debido al brusco movimiento que hizo para dirigir su mirada hacia el hombre que había llegado—. No estoy haciendo nada señor, yo sólo… yo sólo buscaba comida —agregó, al momento que cuidadosamente bajó a la pequeña de su espalda.

—Hermano… —musitó la niña de grandes ojos púrpura—. ¿Dónde estamos? —preguntó algo desorientada, moviendo su cabeza de un lado a otro.
—Ya veo… acompáñenme niños. Creo que aún tengo algo de alimentos —dijo el viejo hombre y caminó hacía la habitación detrás del recinto.
El anciano condujo a los niños hasta una vieja y sucia mesa de madera, frente a la cual se sentaron esperando comer algo después de haber pasado hambre por varios días comiendo solo migajas. Arroz y agua fue lo único que el viejo pudo ofrecerles, y de forma un tanto desesperada, empezaron a comer, dejando los recipientes vacíos en sólo un instante.

—¿Cómo se llaman, niños? ¿Qué edad tienen? —preguntó el anciano.

—Me llamo Hebi y tengo doce años señor —respondió el joven de blanca y reseca piel—. Y ella es mi hermana menor, Hotaru. Tiene seis años —agregó, dirigiendo la mirada hacia la pequeña niña de ojos púrpura, y sonrió—. Ella casi no habla.
—Ya veo… ¿Y qué hacen solos tan alejados del pueblo?
—Nuestra madre murió cuando Hotaru nació —dijo el muchacho con un gesto de tristeza en su rostro—. Nuestro padre murió hace unos meses en la guerra. Mi hermana y yo hemos quedado solos, no tenemos familia, ni casa. Sólo hemos estado vagando de un lugar a otro —agregó mientras una lágrima rodó por su mejilla.
—Lamento mucho por lo que han pasado, pero éste no es un lugar seguro y tendrán que irse. Como ya está oscureciendo, partirán mañana niños —dijo el anciano en tono serio.
—¿Qué es este lugar? ¿Por qué dice que no es seguro, señor? —preguntaba Hebi.
—Es una iglesia ¿Jamás habías estado en una?
—No. Lo siento… —respondió el chico agachando la mirada.
—No te preocupes, es natural, es algo nuevo para ustedes. Mira, nosotros somos un grupo de personas encargadas de llevar la palabra de Dios a cada rincón del mundo. Son muy pequeños para entender… han sido educados bajo otras creencias, tratar de explicarles sólo los confundiría más. Lo que sí te puedo decir, es que éste no es un lugar seguro. Toyotomi Hideyoshi, el nuevo shōgun, ha dado la orden de desterrarnos de Japón. Algunos hemos ignorado su decisión, refugiándonos en pequeñas construcciones alejadas de los pueblos, y que hemos convertido en templos. Pero el ejército de Hideyoshi no tardará en encontrar este lugar, y cuando lo haga, quemará la iglesia aunque nosotros estemos dentro. Es por eso que no se pueden quedar, tienen que irse mañana mismo.
—No se preocupe señor, mañana mismo nos iremos —respondió el muchacho, mientras la pequeña niña observaba atenta hacia la ventana—. ¿Qué ocurre Hotaru? —preguntó a la niña que atenta permanecía observando una de las ventanas.
—¡Una luz! ¡Una luz! —decía emocionada la chiquilla—. Está muy bonita —agregó y salió corriendo hacia la puerta.
—¡Espera! —gritó su hermano preocupado.
Hebi corrió en busca de su hermana, salió de la habitación y justo afuera, encontró a su pequeña hermana jugando alegremente con decenas de luces que giraban a su alrededor, eran luciérnagas.
Es muy común que estos insectos sean vistos en bosques y pantanos, y en grandes cantidades. La fluorescente luz verde que emitían estas diminutas criaturas había maravillado a la pequeña Hotaru.
—¿Qué son hermano? —preguntó la alegre niña, que no dejaba de girar y saltar por la emoción—. ¡Dime hermano!
—Papá decía que son almas, Hotaru —respondió el joven también cautivado por el espectáculo.
—¿Almas? —preguntó la chiquilla, se quedó quieta y dirigió la mirada hacia su hermano mayor.
—Así es, Hotaru. Se dice que cuando las personas mueren, una luciérnaga es la encargada de transportar su alma al mundo de los muertos —dijo Hebi, observando detenidamente el movimientos de estos insectos—. Estas luces son personas que ya han muerto y que cuidan de nosotros que aún vivimos —agregó y sonrió el muchacho.

—¿Nuestros padres también hermano? ¿Ellos han venido a cuidarnos?
—Sí Hotaru, quizá ellos están aquí, cuidándonos…

2. La Torre del Viento.
El segundo punto más alto en el Santuario, es una torre ubicada estratégicamente en lo alto de una colina; la Torre del Viento. Se le conoce así no solo por su altura, sino por las constelaciones que la protegen: Cisne, Paloma, Fénix y Tucán, las aves más emblemáticas dentro de las ochenta y ocho constelaciones.
Grabados de estas magnificas aves adornan desde tiempos remotos las paredes de esta colosal torre, la cual es custodiada durante siete días por un caballero de bronce distinto, pero vinculado al origen de tan singular construcción; Athan de Fénix, Venus de Paloma, Yago de Cisne y el finado Yámana de Tucán.
Después de que la nueva Guerra Santa había sido declarada, solo quedaba esperar para que uno de los dos ejércitos moviera sus piezas. Hades sería el primero en mover a su peón.

El sol se había ocultado, apenas se podían vislumbrar tenues franjas color naranja en el horizonte, sutil fulgor chispeante que lentamente se fundía entre el espesor de las nubes que en aquella ocasión cubrían el cielo. No faltaba mucho para que el Santuario sucumbiera ante la inevitable penumbra de la noche.
—¿Haremos cosas sucias? ­—preguntó un joven Caballero de bronce, pelinegro y de aspecto bonachón, en lo alto de aquella torre—. Vamos Venus, di que sí. Los soldados de allá abajo no se darán cuenta.
—Ten pudor, Lupin —respondía la hermosa chica rubia, guerrera al servicio de Athena, también de bronce—. Yo, Venus de Paloma, tengo la obligación de vigilar esta torre, no puedo perder el tiempo en cosas mundanas.
—Pues tú te lo pierdes.
—¿Qué es esa luz? —preguntó Venus—. Lupin ¿Eso es una luciérnaga? Jamás había visto una que emitiera brillo púrpura.
—¿Qué dices? ¿Dónde? —preguntó el joven Caballero, moviendo la cabeza de un lado a otro, ahuyentando así al insecto que había aterrizado sobre su cuerpo.
El bicho luminoso que antes descansaba sobre la cabeza de Lupin, emprendió el vuelo. Un destello parpadeante color púrpura serpenteó en el aire por unos instantes, hasta que de forma repentina se detuvo, posando encima de la palma de un desconocido hombre que abruptamente había aparecido en la cima de la torre, justo frente a Venus y Lupin. El hombre pálido y de abundante cabellera negra, vestía un oscuro traje metálico que por momentos parecía perderse entre la oscuridad de la noche, y que de manera perfectamente visible, hacía contraste con el destello verde en sus ojos.
—Que hermosa eres… —musitó el hombre pálido que no apartaba la mirada del insecto que descansaba en su diestra.
—¿Eres un enemigo, no es cierto? —preguntó Lupin, temeroso—. Un Espectro de Hades —agregó el joven que traspiraba de manera ridícula, dejando en evidencia el terror que el hombre pálido le provocaba.
—Así es. Soy Hebi de la Luciérnaga, Estrella Celestial del Equilibrio —dijo secamente el Espectro, al momento que la Luciérnaga se desplazó desde la diestra hasta su hombro—. He venido con el firme propósito de derribar esta torre, y llevar conmigo la más hermosa prueba de mi victoria, ¡el alma de los Caballeros de Athena!
El siniestro hombre de pálida piel y negra cabellera, empezó a caminar lentamente hacia su presa, los jóvenes Caballeros de Bronce, que con el cuerpo tembloroso trataban de desplazarse hacia atrás, buscando el momento oportuno para escapar. Estos sabían que estaban a punto de enfrentar a un temible enemigo, no sólo por el terrible cosmos que emanaba, sino también por esa sensación que percibieron desde el momento en que apareció y que casi les impedía moverse con libertad, esa sensación de muerte que sólo se presenta cuando verdaderamente se siente cerca el final de todo.
De manera inesperada, se pudo sentir una fuerte explosión de cosmos proveniente del sur del Santuario, seguida de una enorme llamarada que cubrió completamente el lugar en el que alguna vez se encontró la torre Fénix del Sur.
—De pronto he sentido una nostalgia inquietante… —musitó el Espectro mientras detenidamente observaba el rostro de la chica rubia—. Algo hay en tus ojos que me hace sentir una profunda tristeza —agregó al momento de llevar la diestra sobre su pecho—. A pesar de ser una mujer guerrera, tu mirada refleja inocencia, como la de mi pequeña hermana.

3. Fuego Abrasador

Aquella noche era especialmente ruidosa, tanto el agudo y desagradable chirrido de los grillos proveniente del pastizal, como el desesperante croar de los sapos que chapoteaban en las aguas estancadas del pantano, parecían ser señal de que un evento terrible estaba a punto de ocurrir.
El anciano había llevado a la pequeña Hotaru hacia una pequeña habitación en la parte más recóndita del recinto, donde había quedado profundamente dormida. Dicha habitación, aparentemente era la más segura, pues el ruido que ahí se produjera, difícilmente podría escucharse en el resto del lugar. Hebi permanecería vigilando el sueño de su pequeña hermana durante toda la noche, pero antes, había decido salir en busca de aquello que había maravillado a la pequeña Hotaru, luciérnagas.
A mitad de la noche, Hebi se encontraba fuera del templo, con una urna de cristal entre sus manos. Su intención era recolectar varios de esos insectos luminosos que tanto habían gustado a su hermana menor, para que así, pudiesen acompañarles en el nuevo viaje que emprenderían a la mañana siguiente.
Hebi había atrapado a dos bichos de luz, cuando un grupo de intimidantes hombres armados apareció en el lugar.
—¿Quién eres niño? ¿Qué haces aquí? —preguntó uno de los hombres de manera agresiva—. ¿Acaso vives con ese misionero cristiano? —preguntó nuevamente al no obtener respuesta, y desenvainó el sable frente al muchacho de la piel pálida y la ropa sucia.
—Nn nn no señor —tartamudeó el chico pálido—. Llegué a éste lugar por casualidad… no tengo dónde vivir señor. Sss sólo necesitaba un lugar dónde mi… —decía hasta que fue golpeado bruscamente en la cabeza por uno de los hombres, y cayó al suelo casi inconsciente.
—Es mejor que no vea lo que haremos —dijo el soldado, con el rostro ensombrecido por la oscuridad de la noche.

La cabeza de Hebi parecía dar vueltas, nada estaba claro a su alrededor, todo era oscuro, borroso… intentaba incorporarse, pero apenas lograba arrastrase por el suelo. La angustia se apoderó de él, sabía que algo horrendo estaba por ocurrir, y él ni siquiera podía estar de pie. Y entonces ocurrió. Entre la confusión del momento, Hebi pudo escuchar el desgarrador grito del anciano que horas antes le daba de comer. Fue un grito tan lastimoso, que en ese momento todo ruido parecía haber cesado, ya no podía escucharse otra cosa más que gemidos de dolor. Inmediatamente después, una fuerte explosión se produjo en el recinto, por lo que rápidamente empezó a consumirse por un infernal fuego abrasador.

—¡Hotaru! —gritó fuertemente el muchacho pálido justo antes de perder el conocimiento nuevamente.

4. Cazador de Almas.

Aprovechando la distracción del Espectro, Lupin tomó a Venus de la mano, y de manera frenética, empezaron a correr. Saltaron de la torre y apenas cayeron al suelo, se dieron cuenta que el enorme pilar sobre el cual segundos antes se encontraban, estaba siendo absorbido por una extraña energía en forma de esfera negra apenas perceptible entre la oscuridad. La gigantesca torre se rompía en pedazos que inmediatamente, y desafiando las leyes de la gravedad, se elevaban, para finalmente desaparecer al ser engullidos por un punto negro.
La Torre del Viento había desaparecido por completo, y antes de que Venus y Lupin pudieran correr nuevamente, el Espectro del Equilibrio ya estaba frente a ellos.

—¿Por qué huyen? —preguntó el hombre pálido—. ¿Acaso no entienden que es mejor morir?
—¿De qué estás hablando? —replicó el joven broncíneo ante las cuestiones del siniestro atacante—. ¡Nosotros no queremos morir! —exclamó un poco molesto, pero con reservas pues aún sentía miedo.

—Entonces eres un estúpido —dijo Hebi de la Luciérnaga con un gesto de extrema seriedad—. ¿Por qué quieres vivir? ¿Acaso los Caballeros no viven solamente para luchar? ¿Te gusta pelear? ¿Te gusta ver morir a tus seres queridos? Tarde o temprano morirás. Entre el ejército del señor Hades hay guerreros que podrían cortarte la cabeza y beber tu sangre. O romper todos tus huesos hasta convertirte en un bulto inútil que tendría que vivir arrastrándose de por vida. Incluso si llegasen a ganar esta guerra, alguien más vendría, y tendrían que librar más y más batallas. No sean estúpidos, les estoy brindando la oportunidad de morir en paz, sin dolor. Sólo tienen que entregarme su alma.
—En ese caso podríamos decir lo mismo de ti… ¿No crees? —preguntó Lupin con una ligera sonrisa dibujada en su rostro—. Al igual que los Caballeros, los Espectros no son más que máquinas que guerra y muerte. Ambos estamos aquí para luchar en nombre de nuestro dios.

—Te equivocas —respondió el hombre de ropaje oscuro—. A cambio de pelear por él, Hades nos ofrece la vida eterna. Aunque nuestro cuerpo terrenal llegue a perecer, nuestro espíritu vivirá por siempre y en completa armonía, en aquel lugar donde sólo los justos pueden entrar, los Campos Elíseos. En cambio ustedes, después de luchar violentamente y morir, sólo les espera el sufrimiento eterno. Una vez que mueran, serán juzgados y enviados al infierno congelado, Cocytos. Lugar donde permanecen desde la época mitológica, los Caballeros de Athena que se han atrevido a desafiar a Hades.
—¡Eso no es cierto! —gritó un hombre al interponerse entre los jóvenes de bronce y el Espectro, junto a veinte soldados más que guardaban en los alrededores de la torre—. Athena es una Diosa que nos brinda su amor incondicional, y poe ello peleamos por ella. Nuestra Athena jamás permitiría que después de morir, sus leales Caballeros sufrieran en el infierno congelado.

—¡Adelphos! —exclamó Venus emocionada—. ¡Por fin llegaste!
—Disculpe nuestra tardanza, señorita Venus —respondió el confiado Adelphos con una gran sonrisa. Era solo un soldado raso, pero tenía el poder de un Caballero de Bronce—. ¡Espectro! ¡Lamentarás haber venido!
—Muchos cuerpos… muchas almas —musitó el Espectro del Equilibrio, mirando fijamente el grupo de soldados rasos que había llegado—. ¡Escuchen todos ustedes! Ahora sabrán por qué me llaman… “El Cazador del Almas”.



¡Souls’s Hunter Shadow!

(Sombra del Cazador de Almas)


Gracias a un destello verde que apareció en la espalda de Hebi, éste pudo proyectar una prolongada sombra encima del suelo, de la cual empezaron a emerger miles de pequeños y negruzcos bichos que velozmente se abalanzaron contra del recién llegado ejército de soldados rasos. En un instante, el valeroso grupo de hombres se vio atrapado en el vórtice de un descomunal tornado, formado por una espesa cortina de miles de luciérnagas estériles, sin luz, que giraban sin parar emitiendo un ensordecedor sonido provocado por el agitar de sus alas.
Desde la parte más alta del macabro remolino, comenzaron a descender las diminutas criaturas, formando un embudo gigante giratorio que cayó justo encima de los soldados. Fue entonces que cada uno de los insectos empezó a introducirse dentro del cuerpo de los hombres: algunos por la boca, otros por los oídos, algunos más por los orificios de nariz, e incluso también por el ano.
La muerte sin dolor que había descrito Hebi, parecía no existir. En el momento que las criaturillas negruzcas entraban al cuerpo, producían un terrible dolor punzante, similar a la amputación de algún miembro, o al efecto que algún tipo de veneno potente produce cuando recorre de punta a punta un organismo. Quizá el dolor sea resultado del desorden psicológico que generan estos insectos al irrumpir en el cuerpo humano.
El desafortunado ataque del cual los soldados fueron blanco, sirvió para que Lupin nuevamente, y con mayor fuerza, tomara a Venus de la mano y se echara a correr. La joven rubia trataba de impedirlo, pues no quería abandonar a su ejército, pero la fuerza de Snail era mayor, por lo que tuvo que ceder, y huir.

Cuando ya no había más bichos en el aire, los cuerpos de aquellos valerosos guerreros quedaron al descubierto. Los hombres rebosantes de energía que llegaron, ahora yacían tendidos sobre el suelo, totalmente descoloridos y con la mirada en blanco.
Satisfecho del maravilloso espectáculo que había brindado, el Espectro Hebi pasó el brazo derecho hacia su espalda, y tomó el extraño objeto que desde hacía rato emitía un poderoso resplandor verde. Dicho objeto resultó ser una vasija en forma de colmena, dividida en varias secciones curvilíneas, entre las cuales se podía apreciar un escrito griego: εδώ είναι ο τόπος όπου η ψυχή σας θα υπόλοιπη αιώνια, cuyo significado profiere “He aquí el lugar donde tu alma descansará eternamente”.

Con mucho cuidado, el hombre pálido retiró la tapa, dejando salir una delicada estela esmeralda desde su interior, que serviría de guía para las luciérnagas que en ese momento brotaban de la boca de cada uno de los cuerpos inertes que por el suelo estaban esparcidos. Las luciérnagas ahora emitían un hermoso resplandor verde, habían dejado de ser simples insectos, pues ahora llevaban consigo el alma de una persona. A paso lento y siguiendo un trayecto en forma de espiral, cada una de las diminutas criaturas luminosas iba entrando a la vasija, que parecía no tener fondo.

—Es un espectáculo maravilloso ¿No crees? —dijo el Espectro mirando de forma atenta a la luciérnaga de brillo púrpura que aún descansaba sobre su hombro, mientras esta sólo agitaba sus alas—. Pero aun así, no puede compararse con tu belleza, pues posees un brillo único. Me alegra que a pesar del tiempo que pasa, sigas a mi lado.

5. Lupin de Lobo
Cerca de ahí, Lupin y Venus corrían desesperadamente por el bosque. En ese momento Lupin solo pensaba en sobrevivir, en proteger a su querida Venus; no le importaba que el hecho de huir pudiera considerarse como un acto de cobardía que podría ser castigado. En realidad el joven pelinegro ha sido una persona que jamás ha prestado mucha atención a la opinión de los demás, siempre ha actuado de acuerdo a sus posibilidades, a su forma de pensar, a su conveniencia. En esta ocasión, tenía claro que no era rival para el Espectro de la Luciérnaga.
—¿Qué tan lejos creían que iban a llegar? —preguntó el hombre pálido que sorpresivamente alcanzó a los jóvenes broncíneos.
—¡No puede ser, nos alcanzó! —exclamó el caballero con un gesto de terror en su rostro.
—Ya no podemos huir Lupin —dijo la amazona de Paloma, interponiéndose entre el joven pelinegro y el hombre pálido—. Es momento de hacer frente a la situación, por muy terrible que sea. Se lo debemos a Adelphos.

—No sé quién es más ingenuo —comentó el hombre pálido de oscuro ropaje—. Si ese muchacho patético que piensa que alguien tan insignificante puede escapar de mí. O tú mujer, que crees poder cambiar tu destino, y el de él.
—El destino no está escrito —respondió la rubia, colocando sobre su rostro la máscara que hasta ese momento llevaba en la mano—. Nosotros lo construimos día a día. Y mientras haya una posibilidad, por muy pequeña que sea, debemos aprovecharla. ¡Y así esperar un futuro mejor!



¡Peace Messenger!

(Mensajero de Paz)


En ese momento, se pudo ver a la joven de la máscara con las manos en posición de rezo, ejecutando así, su ataque más poderoso. En un instante, un resplandor blanco surgió de entre sus manos, y al separarlas, una paloma rebosante de luz emprendió el vuelo. Entre inmaculados destellos cegadores, el ave luminiscente mutaba conforme avanzaba en su trayecto, para finalmente, tomar la forma de un fastuoso ángel de enormes y perfectas alas blancas, envuelto en telas que parecían estar hechas de nubes.
Aquella angelical aparición, fue salvajemente obstaculizada por una ola de luciérnagas sin luz, que en un parpadeo rodeó por completo al ángel, hasta disiparlo completamente.
El hombre pálido había regresado ya preparado con un ejército de bichos oscuros, que después de haber consumido al mensajero de paz, se abalanzó en contra de la rubia enmascarada.
La máscara de oricalco y porcelana se rompió en mil pedazos, y justo como ocurrió con los soldados, la joven Amazona se vio envuelta entre una cortina de insectos que rápidamente comenzaron a penetrar en su cuerpo.


—¡Venus! —gritó Lupin desesperado y con el rostro mojado, al escuchar los gritos agónicos de su compañera de bronce.
—Ya es suficiente… —musitó el hombre pálido… y en ese momento, el remolino de insectos que envolvía a la joven rubia, se disipó, dejando ver su cuerpo sin vida cayendo al suelo—. Es hora de descansar eternamente, mujer —agregó el Espectro abriendo nuevamente la vasija.
—¿Qué rayos es eso? —preguntó Lupin al observar cómo una diminuta y refulgente luz esmeralda salía por la boca de Venus—. ¡No, espera! —exclamó al ver que dicha luz entró a la urna que el Espectro del Equilibrio sostenía en sus manos.
—No llores, Caballero —dijo el hombre de ropaje oscuro y negra cabellera, al momento que cuidadosamente colocaba la tapa en la vasija—. Ahora el alma de esa chica está descansando aquí dentro —agregó mientras extendía su brazo derecho con la urna en él—. Y pronto tú también lo estarás.
—Miserable… —pronunció molesto el joven broncíneo—. ¡Devuélvemela!



¡Howling Mad!

(Aullando Loco)


Desbordando furia, Lupin de Lobo ejecutó una de sus técnicas, que consistía en lanzar una onda de energía en forma de lobo furioso hacia el enemigo. Pero como era de esperarse, este ataque no surtió efecto alguno en Hebi; este pudo repeler fácilmente el ataque con la palma de su mano.
—Es inútil, deja de oponer resistencia y acepta tu muerte —ordenó el Espectro de la Luciérnaga—. Alégrate por saber que no estarás solo, pues pronto todos los Caballeros tendrán el mismo destino.
—No te lo permitiré —dijo un hombre de brillo dorado que oportunamente llegó al lugar—. Yo, Lysander de Sagitario, acabaré contigo —agregó el hombre de capa blanca.
—¡Señor Lysander! —exclamó el Caballero de Lobo sonriendo, pero con una mirada de profunda melancolía—. Escuché el rumor de que había renunciado a ser un Caballero de Athena, me alegra que siga con nosotros —agregó, entre lágrimas.

—Lupin, lleva a Venus a un lugar seguro, yo derrotaré a ese hombre —dijo el de la armadura de oro.
—Señor Lysander, tenga cuidado con las Luciérnagas —previno el muchacho broncíneo mientras se alejaba del lugar con la joven Amazona en sus brazos—. Entran en el cuerpo, y al parecer… al parecer roban el alma de las personas, señor.
—¿Roban el alma? —preguntó Lysander con un gesto de sorpresa y confusión.
—Eso es, Caballero de Oro —respondió el hombre pálido, carente de emoción alguna en su rostro—. Y la tuya será la siguiente.


6. Lysander vs Hebi.
Y una vez más, apareció la mancha oscura compuesta por miles de insectos de total negritud, que posteriormente tomó la forma de un gigantesco tornado, dentro del cual, Lysander quedó atrapado. Los bichos giraban sin parar, hasta que de manera extraña, el remolino empezó a cambiar su forma, debido a cierto alboroto que parecía haber entre las luciérnagas.

—¿Qué es eso? —preguntó Hebi sorprendido, al ver como las Luciérnagas habían comenzado a marchar en dos direcciones opuestas, dentro del mismo remolino.

—Eso se llama naturaleza, Espectro —respondió Lysander desde el interior de la tormenta insectoide.

Gracias al dominio que Lysander tiene de la electricidad, pudo crear dos esferas de energía, una en cada mano. Dichas esferas emitían un poderoso resplandor, que de forma definitiva, atraía a las luciérnagas, electrocutándolas en el momento que llegaban al centro de aquellos globos eléctricos.

—Ya deberías saberlo, Espectro —dijo Lysander una vez que acabó con todos los bichejos—. Debido a la naturqaleza de la mayoría de los insectos, la luz resulta ser un problema, pues no siempre llega con la misma intensidad a ambos ojos. Es por eso que algunos entorpecen sus movimientos cuando hay una luz intensa cerca de ellos, y en lugar de alejarse, inevitablemente se dirigen hacia esta. Me temo que éste truco no funcionará conmigo.



¡Atomic Thunderbolt!
(Trueno Atómico)


Las dos esferas destellantes, salieron disparadas en contra del Espectro de la Luciérnaga, impactando de lleno en su cabeza. La fuerza del choque fue tal, que el casco del hombre se despedazó por completo.
—Eres la primera persona que me golpea de esta manera —dijo sorprendido el hombre pálido, mientras un chorro de sangre manaba de su frente—. No mereces tener una muerte rápida… te voy a brindar una muerte lenta y dolorosa, digna de una persona violenta como tú —agregó al momento de colocar la vasija nuevamente en su espalda—. Hebi de la Luciérnaga, Estrella Celestial del Equilibrio, hará que pagues por tu insolencia.



¡Abomination of Desolation!
(Abominación de la Desolación)


La tierra empezó a agrietarse, sólo para dar paso a una terrible bestia negruzca que emergía de las entrañas del infierno. El horripilante monstruo insectoide sobrepasaba los cuatro metros de altura, y estaba provisto de ásperos élitros oscuros en forma de caparazón; duros como el diamante. De su cabeza deforme y esponjosa, sobresalían tentáculos grisáceos y gelatinosos, que serpenteaban incesantemente al ritmo del jadeo sicalíptico que la bestia emitía. Y bajo esas espantosas extremidades temblorosas, unos ojos cristalinos cuya forma era similar a un par de burbujas a punto de reventar. El abdomen de aquella abominación encarnada, estaba cubierto de una sustancia amarillenta, viscosa y pestilente, que era secretada por un horrible orificio blanduzco situado bajo la cabeza, que se abría y cerraba de manera repugnante. El nauseabundo líquido pegajoso resbalaba por las 4 patas musculosas que la bestia tenía, cubriendo el suelo de una baba elástica asquerosa que parecía derretir todo a su paso. Finalmente la cola, que no era más que un enorme bulto redondo y fangoso, cubierto de granos colmados de pus.
—¡¿Qué diablos es eso?! —impresionado preguntó Lysander, sin poder definir la monstruosidad que estaba frente a él.
—Es la “Abominación de la Desolación” —respondió el hombre pálido—. Bestia que incluso es temida por los Espectros en el Hades. Esta Belleza será quien acabe contigo, impertinente.



¡Shinning Agony!
(Agonía Brillante)


Justo en el centro del rostro de aquella siniestra criatura, se abrió un hueco que dejó ver siete filas de carnosidad inflamada cubierta de afilados dientes, y que de forma palpitante, empezaron a girar entre angustiosos berridos. Pronto, un fulgor verdoso salió disparado de aquel hoyo siniestro, en forma de rayo chispeante, dejando diminutas partículas de brillo a su paso hasta impactar contra el cuerpo del sorprendido Caballero de Sagitario. El poderoso impacto provocó una explosión de luz entre la cuál Lysander desapareció.
Ante el asombro de Hebi, cuando la luz se desvaneció, pudo ver como el Caballero Dorado salió ileso del ataque, pues había protegido su cuerpo envolviéndose en un par de majestuosas alas de oro, que de manera sorpresiva, habían brotado de su espalda.

—No es posible —musitó el hombre pálido, apenas mostrando un atisbo de asombro—. ¿De dónde salieron esas alas?

—¡Estás son las alas de la esperanza, Hebi! —Comúnmente, Lysander lleva una capa, por lo que pocas veces muestra que realmente su armadura lleva alas, alas que pueden brotar y desplegarse cuando él lo disponga.



¡Atomic Thunderbolt!
(Trueno Atómico)


Una poderosa descarga eléctrica recorrió el brazo de Lysander, y posteriormente fue lanzada hacia la bestia abominable dejándola envuelta entre fulminantes relámpagos luminosos. La descomunal descarga eléctrica provocó que el cuerpo del monstruo se hinchara, de tal forma, que en un instante estalló esparciendo pedazos de carne y fluidos por doquier.
—Infeliz… —musitó el hombre pálido con un gesto de seriedad, aunque realmente no tenía más gestos que mostrar. Era como una estatua viviente, frio, sin emociones, carente de humanidad—. Pero peor para ti. No quisiste formar parte de mi colección de almas, y tampoco quisiste morir a manos de La Bestia. Ahora recibirás un castigo peor que la muerte.
—¡No digas tonterías! —exclamó el enérgico Caballero de Oro—. ¡Eres tú quien merece ser castigado por dañar a las personas!



¡Atomic Thunderbolt!
(Trueno Atómico)


El fuerte relámpago fue nuevamente lanzado por Lysander, ahora en contra del Espectro. Sin embargo, esta vez no tuvo efecto alguno, pues la descarga eléctrica fue absorbida por una inexplicable distorsión en el espacio-tiempo, representada por una misteriosa esfera negra.



¡Black Hole!
(Agujero Negro)


Antes de que el centauro dorado ejecutara su técnica, Hebi había invocado un nuevo ataque… “Black Hole”. Frente al Espectro de la Luciérnaga, apareció una esfera negruzca, perfecta.

—Mi ataque desapareció por completo… —pensó Lysander, desconcertado ante tal evento.
—Lo que ves aquí, insolente caballero de Athena, es un agujero negro —dijo el hombre pálido—. Y pronto serás absorbido por él… no morirás, pero tampoco vivirás. Estarás flotando en un abismo oscuro y vacío, por toda la eternidad.

—Eso es lo que tú crees… ¡pero no te lo voy a permitir! —exclamó el hombre de oro en un estallido de energía cósmica—. ¡Atomic Thunderbolt! —gritó, al momento de lanzar un potente relámpago destructor hacia Hebi, que inmediatamente fue tragado por la esfera oscura.
—Testarudo. Ya te dije que es imposible. No hay poder que surta efecto en mí una vez que éste portal se abre. Deja de oponer resistencia y todo terminará más rápido.



¡Photon Sphere!
(Esfera de Fotones)


La difícil situación empeoró dramáticamente, cuando una densa capa de gas cósmico, al mismo tiempo que un cúmulo de estrellas de múltiples colores, aparecieron cerca del agujero negro abriéndose camino hasta rodearlo, tomando la forma de un disco que pasaba justo por la mitad de la esfera negra, y que giraba lentamente, devorando todo lo que estaba cerca entre hermosos destellos multicolor. Pronto todo empezó a desaparecer; los árboles, la tierra, los animales indefensos… todo era tragado por aquella terrible distorsión espacial.

—¡Detén esto Hebi! —gritó el caballero de Sagitario aforrándose al suelo mientras una fuerte corriente de aire le empujaba hacia aquel disco estelar—. Si no lo detienes, no sólo el Santuario desaparecerá ¡tú también lo harás!

—Tonto. ¿Crees que no he tomado las medidas necesarias para no ser afectado por mi propio ataque? —respondió el hombre pálido—. Puedo manipular perfectamente éste tipo de energía dimensional, no sólo a mí alrededor, sino en mí mismo también.
—¡Señor Lysander! —A lo lejos, exclamó el joven broncíneo, con Venus bajo su brazo derecho—. ¡Por favor señor Lysander! ¡Haga algo! —gritaba el muchacho suspendido en el aire, gracias a que, con mucho esfuerzo, se aferraba con la mano izquierda a un pilar de piedra.
—¡Lupin! —pronunció Lysander desesperado—. ¡Por favor resiste!

—Desaparezcan de una vez pobres infelices —musitó el hombre pálido.
—¿Acaso éste es el fin? —pensó Lysander, mostrando un gesto de tristeza y desilusión—. ¡No! Aún queda algo… —concluyó, al momento que de su espalda sacó un hermoso y reluciente arco de oro. Esto es lo último que me queda, Hebi. Y espero que sea suficiente —recitó, al momento de empuñar la flecha del destino.
—Admiro tu valentía, Caballero de Athena —expresó el Espectro Celestial del Equilibrio—. Pero ya no hay nada que hacer. Es triste para ti, lo sé. En verdad esa flecha dorada no será diferente a los otros ataques, de igual forma será absorbida por éste viento cósmico dimensional. Tuvieron la oportunidad de descansar eternamente en mi vasija, y la rechazaron.

—Te equivocas. Esta no es una flecha común y corriente. ¡Es la esperanza en la constelación de Sagitario! —decía cuando estaba a punto de disparar—. Se dice que… no importa que tan lejos se encuentre el enemigo, así sea a millones de años luz, esta flecha lo encontrará. Siempre lo hará —indicó, y finalmente disparó—. ¡Solo debo creer!
En tan sólo un instante, la flecha que volaba envuelta en un resplandor dorado, dejando una estela de absoluta y magnifica brillantez, entró a la masa sombría y desapareció. Angustiosos segundos tuvieron que pasar, hasta que por fin el fulgor de oro que había desaparecido en la oscuridad del infinito, pudo cruzar la barrera del espacio-tiempo, pues logró resurgir por el otro extremo de la esfera negra. El destello de la esperanza impactó directamente el cuerpo del Espectro del Equilibrio, atravesando absolutamente su corazón.
La flecha terminó saliendo por la espalda de Hebi, justo donde se encontraba sujeta la vasija espectral, por lo que esta cayó al suelo con un enorme agujero en el centro, justo antes de que el hombre pálido se desvaneciera, y también cayera.

El agujero negro desapareció completamente, y fue entonces que, en un ambiente de calma total, luciérnagas de sublime resplandor verde comenzaron a salir de la vasija que Hebi guardaba celosamente, gracias al hueco que la flecha de oro le había obrado. Aquellos insectos lumínicos parecían danzar de felicidad ahora que eran libres, pues revoloteaban de un lugar a otro, buscando el lugar del descanso eterno. En sólo un instante, miles de puntos luminiscentes de tono verdoso giraban a manera de espiral, formando un inmenso tornado que se desvanecía entre la densa nubosidad que cubría el cielo.
Una luz especial parecía no querer ascender, y a paso apresurado buscó un mejor lugar. Dicha luz se introdujo en la joven rubia Venus de Paloma, exactamente por la boca, devolviéndole así, la vida.
—Lupin… —musitó la chica de cabellos dorados apenas abrió los ojos.
—Venus… que alegría. —expresó Lupin entre lágrimas.
Todo había terminado. El ángel de la muerte había sido derrotado, y los espíritus de miles de personas fueron liberados; algunos volviendo a su cuerpo, y otros buscando el descanso eterno.

—Aquí estás… —musitó el agonizante hombre pálido, que observaba como la luciérnaga de brillo púrpura seguía a su lado—. Todas me abandonaron, excepto tú…


7. Hotaru
En ese momento, cuando la vida de Hebi empezaba a desvanecerse, vinieron a su mente recuerdos viejos. De aquella vez cuando era niño, en Nagasaki, y unos soldados del shōgun quemaron el templo en el que se encontraba un misionero cristiano, y su pequeña hermana, Hotaru.
Apenas recobró el conocimiento, Hebi se lanzó en busca de su hermana menor. El fuego se había apaciguado, ahora sólo había escombros donde alguna vez se levantó un templo. Removió ceniza, apartó madera quemada y levantó rocas, hasta que por fin y con las manos destrozadas, encontró el cuerpo calcinado de su pequeña hermana, Hotaru. Así, lo tomó entre sus brazos y caminó sin rumbo fijo, con el corazón hecho trizas.
—Hotaru… —musitó lastimosamente el joven de los ojos verdes, quien no pudo caminar más y cayó arrodillado al suelo—. No quiero que me dejes Hotaru… —pronunció entre lágrimas y con la voz cortada—. Quiero que estés siempre conmigo —agregó al momento de estrujar el carbonizado cuerpo de la niña, haciéndolo pedazos por la fuerza del abrazo.

Y fue entonces que, de entre las cenizas de la chiquilla, surgió una hermosa luciérnaga de resplandeciente brillo púrpura, como sus ojos. La pequeña y lumínica criatura voló, posando finalmente sobre las destrozadas manos del chico.


—Esa hermosa luciérnaga es tu hermana, Hebi —pronunció una voz ronca, casi animal, entre las sombras.
—¿Quién eres? —preguntó Hebi.
—Soy el Espectro de la Gárgola —respondió el de ropaje oscuro y figura encorvada—. Y al igual que ese misionero que yace bajo los escombros de aquel templo, yo también llevo la palabra de mi Dios a cada rincón del mundo, buscando a mis hermanos Espectros.
­—¿Espectros?
—Tu destino es ser un Espectro al servicio de mi Dios, Hades. Deberás pelear por él, y para él. A cambio, mi señor te brindará la vida eterna. Después de acabar con Athena y sus Caballeros, todos gozaremos de la vida eterna en los Campos Elíseos. Allí podrás ver nuevamente a tu pequeña hermana, mientras tanto, su espíritu te acompañará a donde quiera que vayas, en forma de pequeña luciérnaga.

8. Dos Luciérnagas
Hebi permanecía casi inerte en el suelo, la flecha dorada atravesó su corazón sin piedad alguna. Lysander pudo salvar la vida de Lupin y de Venus, y se sentía feliz por ello. Quizá no lo estaría tanto si hubiese conocido la triste vida de Hebi de Luciérnaga.
—Hotaru… —pronunció con dificultad el hombre pálido, que yacía tendido en el suelo, mientras de su boca salpicaba sangre a borbotones—. Siempre estuviste a mi lado… nunca me abandonaste —profirió agonizante, y murió.
Y desde ese momento, un par de luciérnagas de majestuoso brillo, uno verde y otro púrpura, vuelan incesantemente recorriendo el Santuario; iluminando el bosque y las aldeas, las ruinas y los valles… pues esperan el día en que la guerra termine, para así poder descansar en paz, en los Campos Elíseos.


¿Qué es la muerte? La muerte es dejar en el olvido todo aquello que en vida nos hizo sentir felicidad, tristeza, amargura… es olvidarse para siempre de disputas interminables, de ambiciones y traiciones… es dejar de oír, dejar de ver, dejar de sentir… la muerte es el descanso eterno en el que simplemente, no hay nada. Y por lo tanto, nadie debería intervenir en ella. Ni siquiera los Dioses.





La muerte no es más que un sueño y un olvido” —Mahatma Gandhi.


Editado por Cástor_G, 15 julio 2021 - 15:34 .


Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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#56 Cástor_G

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Publicado 24 junio 2021 - 22:19

Saludos

 

¿Cómo va todo, Cástor? Vengo a comentar el capítulo 6, donde ya sea porque estaba muy metido en la lectura, o porque no había qué más encontrar, vi pocos errores. Décimo segundo en lugar de duodécimo, si es que no valen los dos; la ausencia de un "en" en "su participación la conocida"; "templaban" en vez de temblaban. También, algunas de las comillas de las introducciones de los prisioneros, en cómo son incluidas en el texto.

 

¿Lo que más me gustó? La cárcel y cómo la muestras, prisionero a prisionero; esa manera de redactar, segmentando los capítulos en escenas breves con título propio, quedó muy bien aquí. No me suena que el concepto estuviera en la historia original, pero sea como sea, la idea de una cárcel en el Santuario especial para usuarios de cosmos la veo mejor que encerrar gente en un sitio que antaño le perteneció a Poseidón y que de forma conveniente contiene además el arma de un dios olímpico. ¿En este mundo el cabo no pertenece a Atenea? ¿O está en desuso?

 

¿Lo que menos me gustó? Los ascensos. Nunca me van a convencer. Sin embargo, como ahora son canon no me puedo quejar mucho de eso sin parecer irrazonable. Además, veo que juegas mucho con la idea de espectros trabajando como santos y santos trabajando como espectros, de modo que el destino es aquí algo muy, muy maleable. No es una idea puesta porque sí.

 

Ah, Carmilla, buena referencia esa. 

 

La idea de que en esta era el santo de Géminis fuera tentado por el santo de Piscis me hizo mucha gracia. Oh, ironía, humor de dioses. ¿Caballero Negro de Géminis, eh? Parece la única forma en que la versión oscura de los santos de Atenea puedan ser algo más que una nota a pie de página en la historia de las Guerras Santas, aunque no puedo sino preguntarme si tener una armadura negra aquí es cuestión de destino (por eso de que Remo de Géminis Negro es hermano de Rómulo de Géminis), o simple elección. Es decir, si cualquiera con poder habría podido ser Géminis Negro.

 

Eso de que es cuestión de probabilidades que hubiese traidores habría que verlo con detenimiento, compañero Rómulo, porque sois menos que cien y en el futuro habrá naciones con cientos de miles de soldados. ¡Qué cosas! Yo también tengo, en la historia de fondo de mi Juicio Divino, un Rómulo de Géminis que no era un buen ejemplo que digamos. ¿Será que de verdad este sujeto es tan malo como parece? ¿O, como Novak, nos guardará alguna sorpresa? Me espero cualquier cosa excepto que el Papa sea nadie menos que Ares tratando de sumar puntos con Atenea.

 

¿Molestar? ¿Porquería? Ah, ¡el filtro maligno ataca de nuevo!

 

Dije que lo que más me gustó del capítulo fue todo el tema de la cárcel, pero otros de sus detalles también me parecieron interesantes. La frase final sobre la esperanza podría estar enmarcada en el último tomo de Saint Seiya, en contraste con aquella que marca la entrada al infierno. Las palabras del hippie leonino más querido tienen bastante profundidad..., y deja en mal o buen lugar a Atenea según se piense en la prisión como algo que enseñe a los santos de Atenea a no portarse mal o la simple destrucción del simple orgullo. El dragón, bueno, es un dragón, no puedo quejarme de nada si metes a un dragón en la historia. Como sabes, al ser Saint Seiya una historia tan envuelta en ese halo de mito y leyenda, disfruto mucho de la inclusión de criaturas fantásticas, entre las cuales, aunque sea cliché, mi favorita es el dragón. ¿Cómo voy a ponerme en contra de Draco ahora? Por supuesto, con la fe que todos los humanos debemos tener por nuestra santa patrona, claro.

 

Confío en que la historia de Novak y Draco sea lo bastante determinante como para que el Patriarca Ares y su compañero soviético, digo ruso, digo siberiano, no parezcan un par de locos paranoicos. Al fin y al cabo, ¿qué puede afectar a una guerra como esta lo que hagan un par de espectros? *Se acuerda de Yago.* Mucho, me temo. No obstante, me interesa saber en qué acaba la apuesta papal.

 

Un capítulo muy bueno y con mucha potencial. Estaba tentado a decir que el bando de Hades ya tenía bastante con Minos el matador de hombres y el traidor más traidor de todos los traidores, pero es que dada la personalidad de Eros y Rómulo sospecho que ese par puede hacer más daño al ejército de Hades que sus propios enemigos. La ambición desmedida no conoce límites. Además, ya con esto nos das una pista de cómo te las apañarás para contar tres Guerras Santas. Esta no será la típica historia estática donde un grupo de santos de Atenea afortunados se fortalecen a través de mil batallas donde personaje sin protagonismo morirían mil y una veces, sino auténticas guerras en que los soldados caen para ser sustituidos por otros. Se corrompen, se redimen y en general hacen todas esas cosas que hacen imperfecta a la humanidad a la que tanto ama Atenea, por alguna razón.

 

Me disculpo por la cursilada final, y por insistir en llamar santos a los que aquí son caballeros, es deformación profesional. Buen capítulo, Cástor, espero que pronto puedas publicar seguido. 

 

Hola Rex! Todo bien, por primera vez en más de 10 años (qué rapido pasa el tiempo!) hasta tengo un par de capítulos adelantados, solo que no quería hacer spam XD. Me alegra verte nuevamente.

 

-La verdad es que siempre me pareció que Cabo Sunion no era muy efectiva como prisión, además de ser muy pequeña, tenía que existir una más grande! Siempre fui de la idea de que no era una prisión "oficial", que Saga encerró ahí a su hermano a escondidas, y que por tanto, sí tenía que haber una prisión especial para Santos. En el fic original no llegué a mostrarla, aunque sí planeaba hacerlo en su tiempo.

 

-La verdad es que a mí los ascensos tampoco me gustan, por lo menos no en los 5 protagonistas clásicos. De hecho no es mi intención manejarlo así, sino más bien como un lugar que queda vacante y que alguien debe ocupar, en caso de existir alguien con el nivel, claro. O en su defecto, manejarlo como "el destino". Alrisha era un caballero de bronce, pero su nivel era casi como el de un caballero de oro, por eso le dieron la oportunidad de ser Piscis cuando Eros fue encerrado. (En el futuro seguramente Eros reclamará su armadura jujuju).

 

-La vampiresa Carmilla. Ella pertenece a un grupo de guerreras relacionadas con la sangre (además de ser ella un Espectro) que mostraré más adelante.

 

-Iba a mostrar al completo la Tercera Guerra Negra (XD), pero llevo demasiado tiempo con este fic y no quiero hacerlo más largo aún. El asunto es que Remo es "el segundo" Géminis, quien debería relevar a su hermano en caso de que "el primero" perezca. Sin embargo, como ambos pelearon en la rebelión, Remo necesitaba protección, y que mejor que una armadura negra si los Caballeros Negros estaban participando en ella. La verdad a mí el concepto de los Caballeros Negros me gusta mucho y me apena que Kurumada no mostrase más de ellos después de la Saga del Fénix.

 

-Hasta este punto de la historia, parece que Romulo es una persona ambiciosa aunque no del todo malvada, por eso pudo ser manipulado por Eros (Y quien realmente se escondía destrás de Eros y de la guerra). No será la última vez que lo veamos.

 

-Odio el filtro con todo mi cosmos.

 

-Siempre quise escribir sobre un bebé naciendo de un huevo de dragón XD.

 

-Draco y Novak aún tienen historia para rato. 

 

-Me ha gustado mucho lo ultimo que has dicho porque es precisamente lo que quiero mostrar con mi fic! y puedo asegurar que Eros y Romulo aún tienen historia que contar, principalmente el primero. Son delincuentes prófugos, y ahora que están libres, veremos que camino toman.

 

 

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Publicado 01 julio 2021 - 20:50

CAPÍTULO 10:

EL JOVEN ENVIDIOSO

 

 

Ese hombre sufre en silencio, deseando ser lo que no es, añorando tener lo que no posee. Poco a poco su cuerpo y su alma se van consumiendo entre las llamas del odio y la insatisfacción. Ese hipócrita que te abraza al momento que  su mente te maldice, y que te da la mano mientras busca la forma de hacerte caer, sufre el peor de los males, la envidia.

 

1. Promesa

Algunos meses atrás, bajo la sombra de un majestuoso roble, descansaban dos jóvenes después de haber terminado con el duro entrenamiento de ese día. El camino que debían seguir para convertirse en sagrados Caballeros de Athena, era cada vez más riguroso.

 

—Yago… —profirió el joven de cabello rubio y ojos esmeralda. Mañana es el gran día. Dentro de poco, uno de nosotros dos tendrá el privilegio de vestir la armadura del Cisne —agregó, mientras recostado observaba las ramas de aquel árbol agitarse con el viento.

—Así es, Abel —dijo el de cabello negro—. Finalmente sabremos quién merece convertirse en Caballero de Bronce.

—Yago, hagamos una promesa —dijo el chico rubio al momento de inclinarse, quedando justo frente a su compañero—. Pase lo que pase, gane quien gane, seguiremos siendo amigos.

—Lo prometo —respondió el oscura cabellera.

 

2. Monstruo

Habían pasado varios días desde el ataque de Strange de Papillon. Yago de Cisne fue uno de los Caballeros de Athena que lograron sobrevivir. Desde aquel día, una hermosa guerrera de bronce le había estado cuidando, Corinne del Zorro.

 

—Me alegra que te hayas recuperado satisfactoriamente, Yago —musitó la chica de cabello lila, Corinne, al momento de retirar las vendas que hasta ese día cubrían el lastimado rostro del Cisne—. Fue una herida grave y lograste sobrevivir.

—Quizá habría sido mejor morir —respondió el muchacho. La mitad de mi rostro se ha deformado, me he convertido en un monstruo. Y lo peor es que aún tengo que rendirle cuentas a mi maestro, Denon de Acuario.

—El señor Denon es un hombre de carácter complicado —dijo la amazona mientras depositaba las ventas retiradas en un recipiente. Pero eres su discípulo, Yago. Seguramente comprenderá que…

—¡No entiendes nada! —interrumpió el joven—. Mi maestro me odia… me ha odiado siempre —dijo con voz temblorosa, estrujando con sus puños las sábanas de la cama en la que permanecía recostado—. No soporta verme vistiendo la armadura que según él, yo he robado. Para el señor Denon, mi compañero de entrenamiento, Abel, fue y seguirá siendo el Caballero del Cisne.

—Yago…

—Fui derrotado por un Espectro, y eso él no me lo perdonará —dijo el de cabello negro—. Desde ese día escucho el eco de su risa, dentro de mi cabeza ¡burlándose de mí! —agregó al momento de llevar las manos a su cabeza, presionándola de tal forma que parecía querer sacar algo de ella—. Quizá intente despojarme de mi armadura… quizá…

—No importa lo que tu maestro piense de ti, Yago. Tú eres el Caballero del Cisne.

—Sí… lo soy, tienes razón  ¡yo soy Yago de Cisne!

 

3. Abel vs Yago

Algunos meses atrás, decenas de soldados rasos se habían reunido en el coliseo del Santuario, en el que se celebraría el enfrentamiento de dos jóvenes aspirantes a Caballeros de Bronce. En un rincón del lugar, observaba atento el maestro de estos dos muchachos, Denon de Acuario, cuyo gesto parecía indicar que ya sabía quién sería el ganador.

 

—¿Estás listo, Yago? —preguntó el muchacho rubio, antes de salir disparado hacía su compañero y amigo—. ¡Muéstrame lo que tienes! —exclamó  antes de levantar el puño y propinarle un fuerte golpe a Yago, justo a mitad del rostro.

 

El golpe fue brutal. Chorros de sangre salían a borbotones de la nariz del joven de cabellos negros, quien salió disparado hacia el otro lado de la arena, cayendo arrodillado al suelo después de impactarse contra un muro.

Los espectadores gritaron de emoción ante la superioridad mostrada por el joven de la melena rubia, con quien todos parecían simpatizar.

 

 —Espero que esto no sea todo lo que tienes, amigo —dijo Abel entre risas—. Después de todo, no me gustaría obtener la armadura de bronce de forma tan sencilla.

—Eso tenlo por seguro —dijo Yago al momento de lanzar una estaca de hielo que mantenía escondida desde el momento en que cayó al suelo.

 

La estaca congelada estuvo cerca de clavarse en el rostro de Abel, pero éste hábilmente pudo evitar el impacto, recibiendo solamente un leve rasguño.

 

—Eso estuvo cerca —musitó el rubio un tanto nervioso después de lograr evadir el ataque. Pero necesitarás más que eso para derrotarme —agregó de manera arrogante.

 

La actitud de Abel había cambiado completamente, no era el chico amable que platicaba con su amigo bajo la sombra de un roble, ahora se mostraba orgulloso y engreído. Pero todo tenía una explicación; cuando Denon de Acuario estaba presente, Abel hacía gala de su poder, y se mostraba arrogante, frío y calculador, ya que de esa manera impresionaba a su maestro. Cuando éste no estaba, se revelaba la verdadera identidad del joven rubio, que en realidad era siempre amable y generosa.

A pesar de que cumplía con su deber, le dolía en el alma tener que golpear a su amigo y compañero Yago, al que veía como a un hermano.

 

—No tiene caso alargar más esta pelea —dijo el Abel al momento de bajar la mirada. Es tiempo de ponerle fin.

—Lo mismo digo —respondió Yago—. No dejaré que te quedes con mi armadura, Abel. No te lo permitiré… amigo.

 

¡Diamond Dust!

(Polvo de Diamante)

 

Ambos jóvenes lanzaron una poderosa ráfaga de viento helado, que al chocar, originó una esfera congelante que permaneció suspendida en el aire por unos instantes. El frío extremo concentrado en aquel punto, produjo un extraordinario evento en el lugar, que dejó maravillado a todo espectador presente; pequeños copos de nieve manaban de aquella esfera de aire congelado, creando así una espectacular nevada en medio de un caluroso y soleado día.

La corriente helada liberada por Abel, rápidamente empezó a superar la de su oponente, por lo que Yago finalmente dejó de oponer resistencia y dejó que aquella peligrosa ráfaga se abalanzara sobre él. Pero todo parecía haber estado planeado, pues el joven de cabello negro no fue impactado por el chorro de aire, sino que hábilmente empezó a desplazarse hacía Abel, rodeando aquel gusano de cristales cortantes, hasta quedar frente a su amigo.

 

—¡No te quedarás con mi armadura! —gritó Yago envuelto en furia, e inmediatamente propinó un fuerte golpe a su oponente justo en el abdomen, haciéndolo caer—. Finalmente… finalmente lo he conseguido.

—¡Aún no, Yago! —inesperadamente, Abel logró incorporarse, dispuesto a seguir con la pelea—. Esto aún no termina…

—¡Diamond Dust! —gritó Yago apenas lo vio, pero esta vez su ataque no serviría de nada, puesto que Abel logró bloquearlo con la palma de su mano.

¡Aquí termina todo!

 

¡Fist of the North Cross!

(Puño de la Cruz del Norte)

 

Después de anular el Polvo de Diamante que el joven de cabellos negros había lanzado, Abel ejecutó una poderosa técnica. De su puño salió disparado un relámpago en forma de cruz, que un instante golpeó el pecho del sorprendido Yago, dejando grabada aquella señal sobre sus desgastadas ropas de entrenamiento. Yago cayó al suelo, completamente derrotado. Estando casi inconsciente, el joven perdedor pudo observar a su amigo y rival, siendo honrado con la sagrada armadura del Cisne, la cual le fue entregada directamente por el Patriarca del Santuario.

Yago permaneció tendido en el suelo, humillado y herido, mientras los soldados rasos festejaban al nuevo Caballero de Athena. Fue una joven amazona quien amablemente recogió al lastimado guerrero, la bella Corinne del Zorro.

 

4. Denon

En el corazón del Santuario, se alza imponente una gigantesca montaña, adornada por ostentosos templos de caliza y mármol, cada uno separado del otro por una irregular y accidentada escalera. Los primeros doce templos representan los signos zodiacales, y son custodiados por los guerreros más poderosos al servicio de Athena, los Caballeros de Oro.

 

—¿A qué has venido, Yago? —dijo Denon de Acuario apenas su discípulo entró al Templo de la Preciosa Urna—. ¿Es que acaso no tienes vergüenza?

—Maestro, he venido a disculparme —respondió el muchacho, cabizbajo, tratando de ocultar en todo momento la herida en su rostro—. Actué de manera imprudente, por esa razón fui derrotado. No procedí de acuerdo a sus enseñanzas, y lo lamento.

—¿Por qué ocultas tu rostro? —preguntó curioso el Caballero de Oro, después de observar detenidamente al muchacho, y notar que cubría la mitad de su cara con su larga cabellera—. Muéstramelo.

—Maestro… yo no puedo…

—Te he pedido que me lo muestres —dijo de manera agresiva, al momento de acercarse lentamente  a su alumno.

 

Tembloroso, poco a poco el joven de los cabellos negros levantó el rostro, hasta mostrar completamente el lado derecho de éste. Parte de los labios y la mejilla prácticamente habían desaparecido, dejando al descubierto los dientes del joven, hundidos entre nervios torcidos y quemados. La piel que había sido derretida, ahora permanecía chamuscada e invadida por nauseabundas pústulas a punto de reventar. La imagen grotesca terminaba con el ojo casi fuera de su órbita, segregando un líquido pegajoso y amarillento de desagradable olor. El globo ocular lucía completamente blanco.

 

—Jajaja —inmediatamente después de ver aquella monstruosidad, Denon sufrió un momentáneo ataque de risa—. Lo siento —dijo después de reír frenéticamente—. La verdad es que esto no es gracioso… es repulsivo —agregó al momento de cubrirse nariz y boca con la diestra—. Realmente repulsivo.

—¿Por qué? —preguntó Yago después de un pequeño lapso de silencio—. ¿Por qué me odia?

—No te odio —respondió seriamente el de ropaje dorado—. Solo te desprecio.

—Siempre me he esforzado para cumplir mis metas —dijo el joven desfigurado a punto de llorar—. He tratado de poner en práctica sus enseñanzas, en todo momento. He intentado de mil formas ganarme su respeto. Lo único que quiero es llegar a ser como aquel hombre al que tanto admiro, usted —agregó mientras una lágrima rodaba por su mejilla—. ¿Acaso no puede verlo?

—Tienes razón Yago, soy un estúpido —dijo Denon al momento de cubrirse el rostro con sus manos—. ¿Cómo no pude verlo antes? —se preguntó y furioso golpeó el muro del templo con su puño—. A partir de ahora todo cambiará.

—Maestro… —desconcertado musitó el Cisne.

—Gracias, Yago —dijo el ahora sonriente Caballero de Acuario—. Gracias por haberme hecho ver la luz dentro de la oscuridad que hasta hoy reinaba en mi alma. Gracias por haber arrancado las espinas de amargura que cubrían mi corazón. Te prometo que a partir de hoy seré amable contigo y reconoceré tu talento. Seré como un padre para ti… ¡Todos seremos felices!

—Maestro… —musitó el muchacho al entender que las palabras de aquel hombre carecían completamente de honestidad—. ¿Era necesaria la burla? —preguntó Yago después de la cruel e irónica respuesta del Caballero de Oro.

—Tu ridículo drama no merecía otra cosa —le respondió—. No después de la lágrima. ¿De verdad esperabas conmoverme?

—Maestro… ¿Por qué me desprecia? —preguntó el joven de cabello negro, notablemente dolido.

—Porque eres muy poca cosa para ser mi discípulo —respondió Denon, sin remordimiento alguno. Me avergüenza ser tu maestro. Eres insignificante. Me recuerdas a una rata, débil y cobarde.

—Esto no es justo… —murmuró el muchacho desfigurado.

—Yago, me has quitado mucho tiempo —dijo el de la armadura dorada—.  Ya te has disculpado. Ahora quiero que quites tu deforme y repugnante rostro de mi vista —agregó dando la vuelta—. Me produce nauseas.

 

5. Infiltrado

En Anthea, existió un lugar en el que después de cruzar un campo de hermosos tulipanes rojos, se podía entrar a un lúgubre y lujoso castillo blanco, en aquel entonces, sitio donde moraba el ejército del Rey del Inframundo.

 

—Señorita Pandora —dijo un hombre de ostentoso ropaje oscuro al entrar al salón principal del castillo, donde una bella dama armoniosamente tocaba el arpa—. Necesito hablar con usted —agregó y se arrodilló frente a la enigmática mujer.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó ella, dejando de tocar aquella maravillosa melodía que hacía un momento se podía escuchar—. Juez del Inframundo, Sarpedón de Garuda.

—He estado pensando que sería conveniente infiltrar a uno de mis espectros dentro del Santuario de Athena —respondió el de ropaje oscuro—. De esa forma, estaríamos al tanto de cada movimiento que haga el ejército de Caballeros.

—Sarpedón… el señor Hades y yo apreciamos tu interés en la batalla, y te damos las gracias. Sin embargo, no puedo aceptar tu petición.

—Señorita Pandora ¿Puedo saber la razón? —preguntó el Juez mostrando un gesto de leve molestia.

—Por supuesto —respondió la dama—. La razón es muy simple. Ya se ha infiltrado a un espectro dentro del Santuario.

—¿Es eso cierto? —preguntó el hombre sorprendido—. ¿Acaso es aquel espectro bajo el mando de Aslan de Grifo, que hasta el momento no ha hecho acto de presencia en el castillo?

—Así es —sonriente respondió la mujer—. Ese espectro  ha estado dentro del Santuario de Athena desde la anterior guerra santa.

 

6. Carmilla de Sanguijuela

Una vez que Yago de Cisne salió del Templo de la Preciosa Urna, tomó un atajo secreto que sólo él y su maestro conocían, para dejar rápidamente la colina del zodiaco. El joven de oscura cabellera desbordaba furia a su paso, rompiendo y golpeando todo lo que encontraba en su camino. Jamás se había sentido tan humillado, el trato que hacía un momento había recibido de su maestro, de verdad perturbó su mente.

 

—¡Muérete Denon de Acuario! —gritó el joven furioso, poco después de llegar a la zona en la que por varios años entrenó para convertirse en Caballero—. ¡Muérete! ¡Muérete! —siguió, mientras con sus puños destrozaba el lugar—. ¡Hijo de perra!

—¿Así que finalmente has estallado, Yago? —preguntó una Amazona de Plata apenas arribó al sitio—. No sé cuál sea tu problema, pero estoy segura que destruyendo este lugar no lo vas a resolver —agregó la mujer de hechizante voz y hermosa figura.

—Déjame en paz… no es tu problema —molesto respondió el joven desfigurado—. Hoy más que nunca aborrezco el hecho de pertenecer al ejército de Athena —añadió mirando fijamente a la enigmática rubia enmascarada.

—Eso tiene solución —dijo ella—. ¿Por qué no te unes a la armada del Dios del Inframundo?

—¿Cómo es posible que tú, Adonia de Ofiuco, una amazona de plata, me haga tal pregunta? —cuestionó desconcertado el joven Cisne.

—Conmigo no tienes por qué fingir, querido Yago —profirió la rubia, acercándose al muchacho del rostro deforme—. Te conozco más de lo que crees. Puedo ver a través de ti. Veo la sangre corriendo por tus venas, la puedo sentir, la puedo oler.

—¿Quién eres en realidad? —preguntó el Cisne, inquietantemente curioso.

—Desde hace siglos he robado la sangre de jóvenes soldados de Athena, logrando así permanecer joven hasta hoy en día.

—¿Sangre has dicho?

—Así es, Yago. Esa es mi habilidad —respondió la mujer—. La sangre es mi fuente de eterna juventud, y más aquella impregnada del ardiente cosmos de los Caballeros. Por eso es que he despojado a tantos guerreros de ella. Es el don que me convierte en uno de los guerreros más temidos al servicio de Hades.

—¡¿Hades?!

—Así es Yago, Hades. ¡En realidad yo soy Carmilla de Sanguijuela, Estrella Celeste de la Longevidad!

 

En aquel momento, la armadura de plata abandonó el cuerpo de la misteriosa mujer, revelando completamente su  identidad. Bajo el manto sagrado de Athena, se escondía un ropaje oscuro y siniestro, pero al mismo tiempo provocativamente sensual. La parte delantera contaba con una sugerente abertura, que al estar convenientemente a la altura del pecho, permitía observar los redondos y apetecibles senos de aquella hembra espectacular. Sus piernas firmes y torneadas, marchaban cual par de péndulos que podrían hipnotizar y hacer caer a la mente más poderosa. Su larga y ondulada cabellera rubia, danzaba al ritmo del viento otoñal; incontables, finos y delicados hilos de oro se perdían entre los celosos rayos del sol.

 

—Has revelado tu verdadera identidad frente a mí —musitó el joven Cisne, notablemente sorprendido—. ¿Piensas matarme? O es que… ¿Piensas obligarme a ser un lacayo de Hades?

—Ni una cosa ni otra, querido —dijo Carmilla al momento de retirar la máscara de su rostro, dejando ver sus labios carnosos y sensuales, así como unos bellos y hechizantes ojos carmesí—. No te obligaré a hacer absolutamente nada —agregó y sonrió discretamente—. Como te dije en un principio, te conozco más de lo que tú crees. Puedo entender el comportamiento de una persona con ver su sangre, con olerla, con saborearla. Tu cuerpo y tu armadura son como un cristal para mí. Puedo ver a través de ti. Veo la sangre correr por tus venas.

—¡Eso es una locura! —exclamó exaltando el muchacho de bronce—. ¡Deja de decir tonterías!

—¿Esto te parece una tontería? —preguntó la mujer oscura al momento de clavar uno de sus dedos en el abdomen del Cisne.

 

Aquel dedo índice entró violentamente en el cuerpo de Yago, debido a que estaba provisto de una pequeña pero afilada garra. El Caballero de Bronce ni siquiera pudo ver cuando aquello ocurrió, la velocidad del Espectro de la Sanguijuela era notablemente superior a la suya.

 

—Quizá no me he explicado bien, querido —dijo la mujer al retirar su dedo del cuerpo del muchacho—. Tendré que exponerlo de otra forma —agregó al momento de llevar el dedo sangrante a su boca, el cual lamió y pasó entre sus labios, antes de chuparlo de manera inquietantemente obscena—. Mmmh mmmh —gimió repetidamente.

—Qué desagradable, no hagas eso… —sugirió el joven de rostro deforme.

—Tal como esperaba —musitó Carmilla al terminar aquel acto—. Tu sangre no es como la de otros Caballeros de Athena… la tuya es fría y amarga —añadió, cubriéndose la boca con la diestra—. Como la sangre de una serpiente. Tú peleas por ti mismo… no quieres a nadie. Y no sólo eso, además estás lleno de sentimientos horribles, como el rencor… y la envidia. Por todo eso, tu sangre tiene un sabor desagradable, no me gusta.

—Deja de decir tonterías, loca de porqueria.

—Pero también puedo sentir que, de alguna u otra forma, serás de mucha utilidad para el señor Hades —dijo ella, al momento de mover la diestra de su mano a su abdomen—. Mmmh… creo que tu sangre me ha provocado una indigestión… querido.

—¿Y qué ganaría yo sirviendo a tu Dios? —preguntó Yago, sonriendo cínicamente.

—El señor Hades es un hombre generoso, sabrá agradecer lo que hagas por el bien de la causa. No lo dudes más, aquí no tienes nada qué hacer, nadie te valora, ni siquiera tu maestro. Te aseguro que de nuestro lado, tendrás el poder que siempre has ambicionado.

—Está bien —dijo sonriente el muchacho broncíneo—. No tengo nada que perder. ¿Qué es lo que tengo qué hacer?

—Te aseguro que no te arrepentirás —dijo la mujer de ropaje oscuro, aún con la mano sobre su abdomen—. Primero que todo, toma esto —indicó al entregarle una bella pulsera de pequeñas y negras esferas.

—¿Y esto qué es? —cuestionó el chico con la pulsera en su puño.

—Éste objeto le hará saber al señor Hades que yo te he enviado —respondió ella—. Además te protegerá del campo de fuerza que cubre al castillo y sus alrededores.

—Ya veo…

—Ahora bien… lo que tienes que hacer es dirigirte al castillo de nuestro ejército localizado en Anthea, como ya debes saber. Estando allá, debes indicarle a nuestro Dios directamente tus deseos de servirle. Tienes que saber que no será fácil llegar hasta el señor Hades… habrá espectros que intentarán detenerte, así que debes de usar tu inteligencia para llegar a él.

—De eso no te preocupes —aclaró Yago—. Sé quién me puede ayudar, sirviendo de carnada.

 

7. La Serpiente y la Luciérnaga

Algunos meses atrás, Abel había sido el ganador del encuentro que tuvo con su amigo y compañero de entrenamiento, Yago. Ahora él se había convertido en el legítimo Caballero del Cisne, mientras que Yago quedó al servicio de Athena sólo como un soldado raso.

 

—Yago, amigo, lamento no haberte auxiliado después de terminado nuestro encuentro —amablemente dijo Abel, quien para ese momento ya vestía la sagrada armadura del Cisne—. Fue tanta la emoción de haber ganado, que me perdí por un momento. Aunque pude ver que Corinne del Zorro te brindó apoyo.

—Estúpido. Además de haber robado mi armadura, te atreves a burlarte de mí. Idiota. Miserable —pensaba el joven de cabellos negros mientras con ojos envidiosos, observaba la armadura de bronce del Cisne puesta sobre el cuerpo de su amigo—. No te preocupes… amigo, te entiendo perfectamente —dijo hipócritamente, sonriendo de igual manera.

—¡Me alegra que sigamos siendo amigos! —exclamó el rubio broncíneo—. Me alegra contar contigo, estoy seguro que tú me ayudarás a cumplir mi sueño.

—Mmhu, idiota… sigue creyéndolo, mientras tanto yo buscaré la forma de despojarte de mí armadura. Ladrón estúpido —tramaba Yago, sin despertar sospecha alguna en Abel—. Por supuesto —dijo al momento de colocar la diestra sobre el hombro de su amigo.

—Mi sueño… ayudar a las personas y ser recordado como aquellos héroes de la época mitológica —profirió el rubio dirigiendo la mirada hacía una espectacular figura de mármol frente a él, cuya forma revelaba a un corpulento hombre luchando contra un león gigante—. ¡Hércules! —exclamó—. Teseo… ¡Perseo! —agregó al dirigirse hacia una figura más, esta vez la de un hombre montado en un caballo alado.

—Lo lograrás.

—Yago, amigo, debo irme. Mañana partiré rumbo a la Isla de la Reina Muerte junto a otros Caballeros. Hay un grupo de Caballeros Negros que están causando problemas. No queremos una Tercera Guerra Negra.

—Esta es la oportunidad que esperaba. Buscaré la forma de ir también al lugar de la batalla. —pensaba el joven malicioso, mientras el otro se marchaba del lugar—. ¡Ahí demostraré que soy yo quien merece ser llamado Caballero del Cisne!

—Jajaja ¡Terrible actuación, Jacob!

 

Tras aquella enorme escultura de Hércules y el León de Nemea, podían verse pequeñas fumarolas, una detrás de otra, cubriendo el ambiente con un desagradable olor.

Lentamente Yago se acercó al sitio, y pudo ver al Caballero de Oro, Lionel de Leo, recargado en aquella figura, disfrutando el exquisito arte de fumar con la pipa de arcilla que siempre permanecía a su lado.

 

—Señor Lionel, disculpe mi impertinencia, pero considero de mal gusto escuchar conversaciones ajenas —dijo el muchacho de negra cabellera y ojos aguamarina—. Y mi nombre es Yago, no Jacob.

—Mmmhu, es igual —murmuró el león dorado—. Además, no era mi intención escuchar su plática. Éste es mi lugar favorito en el Santuario —agregó—. ¿Ves estas pequeñas plantas que acaban de nacer? —preguntó el peliverde señalando el suelo—. Cannabis Sativa. Yo mismo las he sembrado. Necesito estar al tanto de ellas, cuidarlas, para que crezcan fuertes y saludables.

—Aun así señor, me gustaría que no hiciera comentarios de mi persona que pudieran ser malinterpretados —replicó el joven, sin importarle estar hablando con un guerrero de rango mayor al suyo—. No me conoce lo suficiente como para emitir un juicio justo.

—Jacob… ¿Conoces la historia de la Serpiente y la Luciérnaga? —preguntó curioso el león.

—No —Respondió Yago, seriamente.

—Pues te la contaré —dijo el de cabello verde al momento de colocar la pipa sobre el suelo, justo a su lado—. Cuenta la historia que, una vez, una furiosa serpiente empezó a perseguir a una indefensa luciérnaga. Esta huía rápido, temerosa de tan feroz depredador, que no tenía intenciones de desistir. Pasó un día, y la serpiente no desistía… la luciérnaga seguía huyendo. Pasaron dos días y todo seguía igual. Ya en el tercer día, exhausta la luciérnaga paró y preguntó a la  serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas? —narraba entusiasmado el Caballero de oro—. No acostumbro dar ese privilegio a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, le respondió la serpiente. Entonces la luciérnaga empezó a preguntar.

La primera pregunta fue: ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? A lo que la serpiente respondió “no”. La segunda pregunta fue: ¿Te he hecho algún mal? Obteniendo un “no” nuevamente por respuesta. Entonces… ¿Por qué quieres acabar conmigo? Finalmente preguntó la luciérnaga. ¿Sabes cuál fue la respuesta de la serpiente a la última pregunta, Jacob?

—No señor, no tengo idea.

—“Porque no soporto verte brillar”, esa fue su respuesta.

—Bonita fábula señor Lionel —profirió Yago—. ¿Pero qué tiene que ver conmigo?

—¡Tú eres esa serpiente, Jacob! —exclamó el león dorado, señalando al muchacho de cabello negro. No soportas ver brillar a los demás, principalmente a Abel. La envidia te carcome y piensas que nadie se da cuenta de ello —agregó—. Pero nada escapa a mis ojos —dijo, dejando ver entre el mechón de cabello que cubría la mitad de su rostro, un ojo ámbar, enigmático, felino y fulguroso.

—Eso no es verdad —dijo el muchacho seriamente.

—Que mis palabras no te ofendan —sugirió el león—. Te digo todo esto porque, la envidia no deja absolutamente nada bueno. Y puedes terminar muy mal si ese sentimiento sigue contigo. Acepta la realidad tal cual es.

 

8. Lionel de Leo

Cerca del gran Coliseo de batalla del Santuario, se extendía por varios kilómetros un antiguo y accidentado camino, conocido como el Sendero de los Héroes. A lo largo de éste camino, podían apreciarse cientos de esculturas, inspiradas en los héroes de la mitología griega que hicieron de su nombre una leyenda.

 

—Sabía que podía encontrarlo en éste lugar, señor Lionel de Leo —dijo Yago de Cisne, inmediatamente después de llegar al sitio en el que se encontraba la imponente figura de Hércules y el león de Nemea—. Veo que sus plantas han crecido sanas y fuertes, tal como lo dijo hace tiempo —agregó, fijando la vista en la verde y frondosa  plantación de Cannabis Sativa, cultivo del joven león dorado—. Idiota, hoy mismo vas a pagar el haberte burlado de mí, y al mismo tiempo me serás de gran utilidad —pensó.

—¡Yago de Cisne! —exclamó Lionel, dejando de fumar hierba por un instante—. Pero quién lo diría… la última vez que estuvimos ambos en éste lugar, tú no eras más que un simple soldado raso, y ahora eres un Caballero de Bronce. Al final conseguiste lo que querías, aunque la forma en que lo lograste ciertamente me resulta curiosa.

—Será un placer compartir con usted dudas y sospechas —profirió el muchacho del rostro deforme, quien nuevamente había colocado vendaje sobre su rostro, ocultando su monstruosidad—. Pero… ¿Podría ser en otra ocasión? He venido a buscarlo por un asunto mucho más importante —agregó—. Agradezco el hecho de que finalmente haya recordado mi nombre, por cierto.

—Jejeje, pero dime… ¿Cuál es ese asunto tan importante? —cuestionó el peliverde.

—Como ya debe saber, algunos espectros atacaron al Santuario, siendo causantes de algunas muertes.

—Sí, lo sé —dijo el del ropaje dorado—. Lamento la herida en tu rostro, por cierto.

—Por mi maestro Denon, me enteré que no hay planes de realizar contraataque alguno. Entonces me pregunto ¿El gran Patriarca espera que nuevamente los Espectros vengan y asesinen a más camaradas nuestros? ¡Me parece indignante! Creo que es hora de que los Caballeros de Athena hagamos algo al respecto.

—Y… ¿Qué es lo que harás, Jacob? —cuestionó el de cabellera verde.

—¡Ir al castillo de Hades y pelear! —exclamó entusiasmado el cisne de bronce—. He venido a pedirle que me acompañe, Señor Lionel.

—Oh… ¿de verdad? Esto sí que no lo esperaba.

—Siendo usted uno de los Caballeros de Oro más poderosos… ¡seguramente podría acabar con el ejército de Hades sin problema alguno! Otros Caballeros de Oro no se atreverían a romper las reglas e ir por cuenta propia como usted. Les faltan agallas.

—Mmmhu, en eso tienes razón —dijo el león y comenzó a reír—. Jajaja.

—Parece que éste idiota ya cayó —pensó el perverso joven broncíneo.

—En verdad creo que es indignante la postura del gran Patriarca, y también la de los otros Caballeros de Oro que le siguen cual borregos. No les importa el bienestar de su gente, son egoístas. Hades aún no ha despertado todo su poder, es nuestra única oportunidad. ¡Vayamos pues al castillo de Hades!

 

Fue entonces, que Lionel de Leo y Yago de Cisne emprendieron el peligroso viaje. Poco después de haber dejado el Santuario, tres jóvenes Caballeros de Bronce se interpusieron en su camino, revelando inmediatamente su identidad.

 

—Beagle de Unicornio —dijo uno de ellos.

—Equus del Caballo Menor —dijo  el de mayor estatura.

—¡Uji del Pez Volador! —exclamó apasionado el más pequeño.

—¿Tenía planeado irse sin nosotros, señor Lionel? —preguntó sonriente aquel de cicatriz en el rostro, Beagle.

—Jojojo ¡Pero si son mis fieles discípulos!

 

En realidad aquellos Caballeros de Bronce no eran discípulos del león dorado, sólo eran jóvenes guerreros encantados con la personalidad despreocupada y divertida del Caballero de Leo, por esa razón le seguían a todas partes. También estaba el hecho de que, algunas veces, llevaban a cabo reuniones secretas en las que consumían diversos hongos alucinógenos a la vez que fumaban toda clase de hierbas raras. Existía un verdadero cariño de hermanos entre esos cuatro revoltosos.

 

—Así es, señor —dijo el de cabello celeste, Uji—. ¡Nosotros somos el ejército de Lionel! No puede irse y dejarnos aquí.

—Además, Yago no es un hombre de confianza —dijo Beagle de Unicornio—. No entendemos por qué razón está con usted.

—Mis queridos discípulos —dijo el león—. No puedo permitir que me acompañen esta vez, pues Yago y yo nos dirigimos a una misión muy peligrosa, no quisiera poner sus vidas en peligro.

—Eso no nos importa, señor —dijo solemnemente Equus—. ¡Estaremos con usted hasta el final!

—Aunque no lo permita, nosotros le seguiremos señor —profirió el pequeño Pez Volador.

—Esto es una guerra —dijo Beagle—. Posiblemente todos moriremos en algún momento. De morir, queremos hacerlo a su lado señor.

 

Lionel quedó absolutamente conmovido por las palabras de sus jóvenes amigos de Bronce, por lo que no pudo negarse nuevamente y terminó por aceptar que le acompañaran en tan riesgoso viaje.

 

9. Trinidad Oscura

Desde hacía siglos, el oscuro y tétrico bosque Dysthe era temido por la gente de los alrededores. Estas personas aseguraban que entre sus árboles torcidos y amenazantes, se encontraban criaturas horribles devoradoras de humanos. Para llegar al castillo de Hades, era absolutamente necesario cruzar éste bosque.

 

—¡¿A dónde creen que van, Caballeros de Athena?! —preguntó un Espectro que apareció repentinamente junto con otros cinco. ¡No permitiremos que lleguen al Castillo!

—¡Fuera de nuestro camino! —exclamó Lionel, poco antes de ejecutar una poderosa técnica.

 

¡Lightning Plasma!

(Relámpago de Plasma)

 

Del puño de Lionel, salieron disparados millones de golpes, dejando a su paso un rastro de finos y fulgurosos hilos dorados. Cada uno de los meteoros luminosos impactaba sobre el cuerpo de los seis Espectros sin que pudieran defenderse siquiera. Trozos de metal oscuro, así como desagradables pedazos de carne, volaban por los aires, haciendo notar la potencia del impacto.  Los guerreros de Hades cayeron al suelo, sin vida.

 

—¡Eso fue sensacional señor Lionel! —Exclamó el pequeño de cabello celeste, Uji.

—Sigamos con nuestro camino —seriamente replicó el Cisne.

—¡No tan rápido! —gritó un hombre desde las sombras del lugar.

 

Antes de que los Caballeros de Athena pudieran seguir, tres Espectros más aparecieron en escena. El cosmos de estos guerreros sin duda alguna era diferente al de los anteriores, era considerablemente más poderoso.

 

—Kojiro de Tengu, Estrella Celeste de la Celeridad —dijo uno de los tres, aquel que poseía enormes e imponentes alas negras.

—Morenn de Dríada, Estrella Celeste del Aislamiento —manifestó el de apariencia delicada.

—Aveyron de la Bestia de Gévaudan, Estrella Celeste de la Bravura —profirió de manera agresiva el último de los tres.

—Son el mismo grupo de Espectros que estuvo cerca de matarme hace un tiempo —pensaba Yago—. Espero que el señor Lionel haga pedazos a estos estúpidos.

—Parece que ustedes son un poco más fuertes que los otros —dijo tranquilamente el león dorado—. Pero eso no importa. Acabaré con los tres, aunque decidan atacarme al mismo tiempo.

—¡Estúpido insolente! —gritó el Espectro de la Bravura—. ¿Cómo te atreves? ¡Conmigo basta y sobra para terminar contigo! —agregó furioso—. ¡Te arrancaré la cabeza!

 

¡Meurtrière Mâchoire!

(Mandíbula Asesina)

 

En un instante, el cuerpo que aquel Espectro se transformó es una espesa  nube oscura, que posteriormente tomó la forma de un lobo endemoniado. Aquella figura infernal se abalanzó  rápidamente sobre Lionel, encajándole una bestial mordida en el cuello. La fuerza de aquella mordedura fue tal, que león dorado salió disparado hacia atrás, formando un par de zanjas en suelo con la presión ejercida por sus pies, que no querían rendirse. El Caballero de Oro logró detener su cuerpo después de la violenta embestida, tomando con su diestra la cabeza de aquel monstruo humeante. Cuando el humo finalmente se disipó, se pudo ver que lo que realmente atrapó Lionel, fue el brazo del Espectro, que aún mantenía ejerciendo fuerza sobre el cuello del joven león.

 

—¡Señor Lionel! —gritó Beagle de Unicornio, notablemente preocupado.

—¡Ahora mismo le ayudaremos! —gritó Uji, dispuesto a unirse a la batalla.

—¡No intervengan! —ordenó el peliverde, poco antes vomitar sangre a chorros—. Esto no me detendrá… ¡esto no detendrá Lionel de Leo!

—¡Miserable! —exclamó Aveyron de la Bestia de Gévaudan—. ¡Mi ataque debió arrancarte la cabeza! ¡Eres muy resistente, maldito! ¡Pero sigues estando bajo mi garra… y no te dejaré escapar!

—Estúpido… —musitó el león de oro—. ¿No te das cuenta que quien está indefenso eres tú?

 

¡King of Beasts!

(Rey de las Bestias)

 

Del puño izquierdo de Lionel, salió disparada la figura de un destellante león, tan luminoso que por un momento cegó la vista de todos los presentes. Aquella energía luminosa golpeó directamente el abdomen del Espectro, haciendo pedazos el ropaje oscuro que le protegía, y matándolo casi al instante.

 

—¡Aveyron! —gritaron sorprendidos sus compañeros—. ¡Miserable! —agregó el de alas negras.

—Su amigo fue un imbécil. —dijo el Caballero de Oro, sobándose disimuladamente el cuello—. Al igual que yo, tenía un brazo libre, y no se le ocurrió utilizarlo. Ahí tienen las consecuencias —agregó—. ¿Quién es el siguiente?

—Yo —respondió el Espectro de bello rostro, Morenn de Dríada—. Yo acabaré contigo infeliz —agregó, mientras el viento jugaba con su hermosa cabellera.

—Mmmhu, la verdad es que no me agrada pelear con mujeres, Morenn —expresó educadamente el Caballero de Athena—. Así que te brindo la oportunidad de retirarte del campo de batalla.

—¡Soy un hombre, idiota! —exclamó molesto el Espectro del Aislamiento.

—¿Qué? ¿En verdad eres un hombre? —cuestionaba Lionel desconcertado, al observar la belleza y la delicada figura de aquel guerrero—. ¡No lo creo!

—Eso no importa, porque ahora mismo morirás.

 

¡Flowering Crown!

(Corona de Flores)

 

Morenn de Dríada lanzó una pequeña y blanca flor, la cual quedó suspendida en el aire justo frente al tórax de Lionel. En un instante, de aquel delicado brote empezaron a empezaron  a emerger extrañas raíces, que en un parpadeo rodearon el cuerpo del peliverde formando un misterioso aro.

Inesperadamente, aquel anillo de raíces cubierto de flores se cerró, atrapando el cuerpo del Caballero.

 

—¡Aaargh! —gruñó el león dorado—. Esta hiedra me está presionando fuertemente… ¡Debo romperla! —agregó, mientras trataba de destrozar aquella planta con el ímpetu de su cuerpo.

—Es inútil —dijo Morenn de Dríada—. Mientras más te esfuerces por romperla, mayor será la resistencia de la raíz. No podrás liberarte. En un momento más, tu cuerpo se partirá en dos.

—Mis huesos están empezando a romperse… —musitó Lionel desesperado, escuchando impotente el crujir de sus huesos—. Debo hacer algo…

 

De manera inesperada, aquella temible enredadera empezó a cristalizarse, y en un parpadeo, las raíces y flores se habían congelado completamente. Inmediatamente después de que el hielo cayera al suelo en pequeños trozos cristalinos, un círculo de aire gélido había aparecido rodeando el cuerpo de Lionel, justo en el lugar donde antes estaba la corona de flores.

 

—Koliso… —musitó Yago de cisne, señalando con el dedo índice al joven Caballero de Leo.

—¡Es imposible! —exclamó neurótico el Espectro de bello rostro.

—Gracias… Yago —dijo el león—. ¿Estás listo para lo que viene, Morenn?

 

¡Nemea’s Golden Claw!

(Garra de Oro de Nemea)

 

Rápidamente Lionel se abalanzó sobre Morenn, tomó el rostro de éste con la palma de su mano diestra, la cual brillaba intensamente, y corrió por varios segundos cargándolo sin dificultad alguna. Poco después se detuvo de manera súbita, y violentamente golpeó al Espectro contra el suelo, produciendo un fuerte estruendo que sin misericordia abrió la tierra. La cabeza Morenn quedó totalmente destrozaba por la fuerza del impacto.

 

—¡Morenn! —gritó Kojiro de Tengu al ver caer a su compañero, muerto—. Es muy fuerte, debo tener cuidado o podría terminar como esos dos —pensó.

—¿Uh? ¿Qué es esto? —preguntó Lionel al momento de tomar con la diestra un delicado objeto que flotaba cerca de él—. ¿Una pluma negra?

—¡Toma esto, Caballero de Athena!

 

¡Tengu Kurayami Habata!

(Aleteo Oscuro de Tengu)

 

Las alas de metal que adornaban la espalda del Espectro de Tengu, se transformaron en hermosas extremidades de oscuro plumaje. En un instante, Kojiro alzó el vuelo, sacudiendo repetidamente aquellas alas negras. Esto produjo una cegadora tormenta de plumas que rápidamente cubrieron el lugar, entorpeciendo la vista de todos los presentes.

 

—¡Ahora ya no puedes ver! —exclamó el hombre de la Estrella Celeste—. Yo no voy a fallar… ¡Te cortaré la cabeza! Y después cortaré la tuya, Caballero de Bronce —agregó, dirigiéndose a Yago del Cisne—. Hace algunos días te perdonamos la vida por la intervención de Basilisco, pero esta vez no habrá razón que me impida decapitarte.

 

¡Katana's  Massacre!

(La Matanza del Katana)

 

Estando en completa ventaja, Kojiro desenvainó el sable que hasta ese momento no había mostrado. Corrió apresuradamente hacia el joven Caballero de Oro, lanzando un potente rayo cortante con el filo de su espada. Lionel estuvo a punto de ser decapitado, pero hábilmente pudo evadir aquel mortífero relámpago. Sin embargo, el ataque no fue evadido del todo, pues Kojiro logró cortar la larga y verde cabellera del león dorado.

Inmediatamente después, la densa cortina de plumas negras se transformó en penumbra total, ya no había más que lúgubre oscuridad.

 

—Esta vez ha sido el cabello —murmuró el espectro entre las sombras—. La próxima vez será tu cabeza. Nadie excepto yo, puede ver en esta oscuridad. Estás perdido.

—Yo no estaría tan seguro de eso —respondió Lionel con absoluta confianza.

—¡No puede ser! —exclamó temeroso el de las alas negras—. ¿Qué son esas luces?

 

En medio de aquella silenciosa e inquietante penumbra, dos fluorescentes esferas color ámbar aparecieron. Finalmente, Lionel había mostrado su mirada felina y retadora.

 

—Son mis ojos, Kojiro —respondió el Caballero de Oro desplazándose de un lugar a otro, asechando a su presa—. ¡Los ojos del león!

—Imposible…

—Lamento informarte que esta oscuridad no representa reto alguno para mí. De hecho… ¡Me has facilitado las cosas pues veo mejor que en ningún otro lugar!

 

¡King of Beasts!

(Rey de las Bestias)

 

La resplandeciente y fulminante centella que antes había matado a Aveyron de la Bestia de Gévaudan, ahora golpeaba con furia el cuerpo del sanguinario espadachín del Inframundo, Kojiro.

La penumbra desapareció, y poco a poco las plumas negras empezaron a esparcirse por todo el lugar.

 

—En verdad… en… verdad es muy fuerte… —pronunciaba débilmente el Espectro mientras caminaba, dejando un rastro de sangre y pedazos de metal oscuro por su recorrido—. Déjame… déjame pasar —Le dijo al joven Cisne, quien se había interpuesto en su camino.

—No tiene caso que intentes escapar —le dijo el muchacho—. De cualquier forma morirás.

—Malditos… no se saldrán con la suya —dijo al momento de arrojar un chorro de sangre de su boca, manchando la diestra de Yago quien levantó el brazo para evitar que el líquido carmesí cayera sobre su rostro—. No lo harán… —murmuró débilmente, y cayó al suelo, sin vida.

—¡Qué asco! —exclamó Yago con desagrado. Esto… esto… —decía mientras fijamente observaba la palma de su mano cubierta por la sangre de Kojiro.

 

10. Como una Serpiente

A la mente de Yago empezaron a llegar recuerdos, cosas que quizá había querido olvidar para siempre, y que habían cambiado su destino de manera radical. Aquel recuerdo que invadía su mente, era en la Isla de la Reina Muerte, lugar al que Abel del Cisne y otros Caballeros habían ido a resolver un conflicto.

 

—Yago… ¿Qué es lo que haces aquí? —preguntó Abel de Cisne al mirar a su amigo y antiguo compañero de entrenamiento—. Es una misión muy peligrosa, no debiste venir.

—Quiero luchar a tu lado —respondió el de cabello negro—. Es lo que hacen los amigos ¿No es así?

—Claro —respondió el rubio Cisne, y sonrió—. Yago, amigo, desde hace un rato el grupo se dividió, para no levantar sospechas en el enemigo. Pero ya es hora de reunirnos con el señor  Lysander de Sagitario, que es el Caballero de Oro que está liderando esta misión. —agregó—. ¡Vamos, acompáñame Yago! —exclamó enérgico dándole la espalda a su amigo, dispuesto a partir.

—Sí, vamos —murmuró el joven de oscura cabellera y pérfidas intenciones.

—¡Aaargh! —gritó fuertemente Abel.

 

Aprovechando que Abel había dado la vuelta para partir, Yago hundió el puño en la espalda de su amigo, atravesándole el pecho.

 

—Estúpido, nunca debiste confiar en mí —recitó cínicamente el de cabello negro, al momento de sacar el puño que había hundido en el cuerpo del Cisne—. En verdad no debiste —agregó, mientras el otro caía lentamente.

—¿Por… por qué? ¿Por qué? —preguntaba Abel tendido en el sueño, sumido en un charco de sangre.

—¿Por qué? —preguntó Yago—. Porque siempre fuiste el discípulo favorito de nuestro maestro. Porque siempre tuviste el respeto y admiración de la gente que yo nunca tuve. ¡Porque robaste la armadura que a mí me pertenece! ¿Por qué, dices? Porque estoy cansado de vivir bajo la sombra de tu honorabilidad, de tu amabilidad, de tu poder. Pero principalmente, por lo que el señor Lionel me hizo entender. Soy como la serpiente de la fábula, Abel. No soporto verte brillar, amigo.

 

Esas fueron las últimas palabras que Abel escuchó en vida. Tras su muerte, Yago fue nombrado Caballero del Cisne.

 

—¿De verdad ha valido la pena? —se cuestionó Yago, observando el cuerpo inerte de su amigo, y observando también el puño chorreante de sangre que le había matado.

 

11. Es hora de continuar con nuestro camino

Mientras Yago miraba fijamente la palma de su mano cubierta de sangre, no podía evitar recordar lo que le había hecho a su amigo. Sin embargo, no parecía arrepentirse de haberlo hecho, pues estaba dispuesto a seguir su plan, convertirse en un aliado del Dios del Inframundo.

 

—Es hora de continuar con nuestro camino —dijo Lionel de Leo al pensativo Cisne—. El Castillo de Hades está frente a nosotros —agregó, mientras pensaba que quizá había estado equivocado respecto al Cisne, después de que éste le salvó la vida.

 

Lo que el león dorado no sabía, es que Yago le había salvado sólo porque aún le necesitaba para entrar al castillo. Pero quizá pronto lo descubriría.

 

 

Aquel que no aprecia el cariño que otros le tienen de manera sincera… aquel que a toda costa desea tener lo que el prójimo posee… aquel que urde mañas para despojar de algún bien a otra persona… aquel que no tolera ser como alguien más… aquel que levanta el puño en contra de un amigo por celos… aquel es un hombre envidioso.

 

 

 

 

 

 “En cuanto nace la virtud, nace contra ella la envidia, y antes perderá el cuerpo su sombra que la virtud su envidia” —Leonardo Da Vinci.


Editado por Cástor_G, 08 julio 2021 - 19:51 .


Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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Publicado 08 julio 2021 - 20:49

CAPÍTULO 11:

El León de Nemea

 

Se dice que a través de los ojos se puede conocer a una persona. Quizá la mirada esconda profundos sentimientos atrapados en el cuerpo humano… ¿Qué tanto podemos revelar  mediante ella? Tanto, que incluso los ojos son considerados “ventanas del alma”.

 

1. Lionel vs Denon

Algunos años atrás, en lo alto de una colina, sentado sobre los restos de un antiguo templo, descansaba un pequeño y harapiento niño peliverde, acariciando la cabeza de un tierno felino, que ante la seguridad que los mimos de su amo le hacían sentir, emitía vibrantes ronroneos.

 

—Cheshire… —murmuró el niño de la ropa sucia—. ¿No esperarás que haga esto todo el día, verdad? —preguntó al gato, riendo inmediatamente—. Cheshire… el entrenamiento de hoy fue agotador, nunca creí que el camino para convertirse en Caballero pudiera ser tan difícil.

—No lo lograrás —dijo alguien desde las sombras—. Nunca lograrás convertirte en Caballero de Oro —agregó, sin revelarse aún ante el chico peliverde y su felino compañero.

 

Después del arribo de aquella persona, la actitud tranquila del pequeño gato cambió; su oscuro pelaje se había erizado, y después de emitir un fuerte chillido, saltó y huyó rápidamente del lugar.

 

—¡Cheshire! —gritó el chico andrajoso, mientras el pequeño felino ágilmente se desplazaba entre las ruinas del templo, hasta que finalmente desapareció—. Parece que ni siquiera los animales te quieren, Denon de Acuario —agregó, fijando la mirada en aquella persona que aún permanecía oculta entre las sombras.

—¡Qué pena! —dijo el recién llegado, revelándose ante el chico andrajoso—. Estoy llorando por la preocupación… lágrimas invisibles —agregó el joven rubio y de lujosa armadura dorada, después de colocar el dedo índice sobre su rostro y desplazarlo hacia abajo por la mejilla.

—¿Qué es lo que quieres, Denon? —preguntó el peliverde—. ¿Has venido a fastidiar?

—Oh, pequeño Lionel, siempre tan perspicaz —respondió el de ropaje dorado. Aunque utilizaba la palabra “pequeño” para referirse a Lionel, la verdad es que tenían casi la misma edad—. En realidad estaba por aquí cerca, buscando a una persona que no te interesa, para arreglar asuntos que por supuesto, no son de tu incumbencia —agregó—. Pero no pude evitar toparme con la patética escena de un niño andrajoso conversando ridículamente con un estúpido gato.

—Ya te puedes largar —dijo Lionel visiblemente molesto.

—Mide tus palabras, pequeño piojoso —dijo el rubio en tono amenazante—. No somos iguales. La armadura que llevo puesta es una prueba de mi superioridad sobre ti. Tú jamás podrás pertenecer al grupo de guerreros al cual orgullosamente yo pertenezco.

—Tu orgullo y tu rango me importan un DIABLO, Denon —profirió el de melena verde.

—¡Pero qué vas a saber tú de orgullo jaja! —exclamó el de ropaje dorado, riendo sarcásticamente—. Según he escuchado, el gran Patriarca te recogió de la calle o de un basurero, algo así, y te trajo al Santuario confiando en que podrías convertirte en Caballero. Alguien de tan ínfima categoría como tú, no debería aspirar tan alto. O dime… ¿Estás orgulloso de tu origen humilde?

—No lo sé, Denon —respondió Lionel, riendo sutilmente—. ¿Tú estás orgulloso de ser un hijo de cain?

—Qué vulgar —dijo Denon, mostrando un gesto de inconfundible desagrado—. ¿Pero qué más podría esperarse de un sucio callejero como tú? No eres más que un pobre bastardo recogido de la calle, un pobre bastardo al cual abandonaron como si fuese basura.

—No sé lo que los demás podrían esperar de mí… —respondió Lionel seriamente—. Pero sí sé lo que tú podrías esperar de mí si no cierras la boca, Denon: Una gran patada en el culo.

—Estoy… petrificado del miedo, bastardito.

—¡Que cierres la boca! —gritó furioso el de la melena verde.

 

¡Lightning Plasma!

(Relámpago de Plasma)

 

Miles de golpes salieron disparados del puño de Lionel, dejando como rastro finos y resplandecientes hilos dorados. Cada uno de estos golpes rodeó el cuerpo de Denon, convirtiéndose en diminutos copos de nieve antes de tocar su cuerpo siquiera.

 

—¡Imposible! —exclamó Lionel desconcertado—. ¡Ha salido ileso de mi ataque!

—Por supuesto —respondió el Caballero de Acuario—. ¿Qué esperabas conseguir con ese ataque tan insignificante, idiota? Te mostraré el verdadero poder de un Caballero de Oro. —agregó, dispuesto a contraatacar—. ¡Diamond…!

—¡Denon! —gritó un hombre de avanzada edad arribando al sitio abruptamente—. Te suplico que me dejes a solas con mi alumno.

—Señor Leónidas… —musitó el pequeño y engreído rubio—. Será mejor que corrija los modales de su pupilo, debe recordarle cuál es su lugar aquí mientras no lleve puesta una armadura de oro. La próxima vez no me detendré  —agregó, retirándose del lugar.

—¿En qué estabas pensando, Lionel? —notablemente molestó, preguntó el anciano a su alumno. Mientras no seas uno de ellos, no puedes retar de esa forma a un Caballero de Oro. Mucho menos a ese rubio malcriado. Podría meterte en serios problemas.

—Lo siento, maestro… pero Denon me ha hecho perder el control. No se volverá a repetir.

—Eso espero, Lionel. Sabes bien que la lengua de Denon es como una peligrosa serpiente cuyo veneno reside en las palabras. No dejes que te envenene la cabeza, no caigas en sus provocaciones. A pesar de su corta edad, ya ha obtenido su armadura de oro. Así que en este momento su ego se encuentra por las nubes. No podía esperarse menos del hijo de Frost de Acuario.

—Entiendo… maestro.

 

2. A las puertas del Castillo

Una vez que Lionel y los Caballeros de Bronce cruzaron el tétrico bosque Dysthe, se toparon con una extraña edificación en forma de arco, esculpida en mármol fino, y que fungía como entrada a los dominios del Emperador del Inframundo, Hades. Pero más extraño aún, era el mensaje grabado en ella… “ΟΠΟΙΣ ΜΠΑΙΝΕΙ ΕΔΩ ΝΑ ΠΑΠΑΤΆ KAΘΕ EΛΠΙΔA”.

 

—Señor Lionel… —dijo Uji del Pez Volador, el más pequeño Caballero de Athena presente—. ¿Sabe usted qué es lo que dice ese mensaje? —preguntó.

—“Quienes atraviesen esta puerta, abandonen toda esperanza” —respondió Yago de Cisne, adelantándose al Caballero de Oro.

—¡Qué mensaje más macabro! —exclamó el joven broncíneo de prominente estatura, Equus del Caballo Menor—. No parece un simple mensaje de bienvenida.

—No lo es —profirió el joven de larga cabellera negra y rostro vendado, Yago—. Es una advertencia —agregó y rió discretamente.

—Señor Lionel… —musitó Beagle de Unicornio, al ver el gesto de preocupación del León Dorado, quien en silencio observaba el amenazador mensaje.

 

Al momento de leer aquellas palabras, Lionel pensó que quizá había sido un error traer consigo a los jóvenes caballeros de bronce. La misión era demasiado peligrosa para los guerreros de más bajo rango en el ejército de Athena.

 

—A partir de aquí, continuaré solo —dijo seriamente el Caballero de Oro, dando la espalda a los muchachos de bronce—. Ustedes regresarán al santuario.

—¡De ninguna manera! —protestó el pequeño Uji—. ¡Señor Lionel, no puede excluirnos de esta manera, nosotros lo acompañaremos hasta el final!

—¡Silencio! —gritó el león dorado—. He dado una orden, y no es opcional acatarla o no. ¡Regresen al Santuario ahora mismo!

 

Los Caballeros de Bronce habían quedado estupefactos ante la actitud de Lionel, puesto que  jamás se había mostrado de tal forma. Quien antes se caracterizaba por su buen humor y personalidad desenfadada, ahora lucía serio y preocupado.

 

—Señor Lionel, entendemos su preocupación… estamos conscientes de que podríamos perder la vida en este lugar —dijo Beagle de Unicornio, mientras lentamente se acercaba a su amigo, el león dorado—. Pero no es a la muerte a lo que un Caballero de Athena le teme, sino al deshonor —agregó—. Nosotros no podríamos vivir después de haber abandonado a un amigo en el campo de batalla, sería una mancha que poco a poco consumiría nuestra alma, hasta destruirnos.

—Beagle… —musitó el Caballero de Oro, pensativo aún.

—Queremos pelear a su lado señor Lionel, y ponerle fin a esta guerra —profirió el joven Unicornio. Permítanos seguir siendo honorables Caballeros de Athena hasta el fin.

—¡Y en caso de que nos impida seguir, tendrá que ser usted quien nos quite la vida, pues no vamos a retroceder! —exclamó el muchacho alto, Equus.

—Mmmhu… mis queridos discípulos —dijo Lionel, sonriendo nuevamente—. ¡Son igual de necios que yo! ¡Sigamos nuestro camino entonces!

 

La emoción con la que los jóvenes broncíneos se expresaban, hizo a Lionel cambiar de opinión, ahora se mostraba excitado y con ganas desbordantes de luchar. Pero… ¿Realmente tomó una buena decisión? Sólo el tiempo tendría la respuesta.

 

Emocionados unos e inquietos otros, cada uno de los Caballeros de Athena cruzó el portal, desafiando su destino. Y al cruzarlo, un bello y frondoso jardín coronado de rojos tulipanes les dio la bienvenida. Aquellos tulipanes que antes eran blancos, se habían tornado de un carmesí profundo, señalando de esta forma el territorio del Dios del Inframundo.

 

—Finalmente hemos llegado —dijo el de armadura de oro, al momento de salir de aquel campo de flores y quedar justo frente al castillo de Hades.

 

Aquel castillo era una enorme y lujosa edificación, construida en su mayoría a base de mármol. El color blanco de sus muros resultaba contrastante con la oscuridad infinita que se vive en el Inframundo. Dicho color quizá representaba al ser elegido por Hades para hospedar su cuerpo, Lazarus, el alma más pura sobre la tierra. Mientras que los ornamentos de oro y plata que adornaban los ventanales,  indicaban el prestigio y poder de sus habitantes.

 

—¡Caballeros de Athena! —exclamó un hombre de ropaje oscuro, justo en el momento en que la enorme y pesada puerta principal del castillo se abrió—. No sólo han acabado con la vida de algunos Espectros, sino que además han tenido el atrevimiento de llegar hasta aquí… ¿Acaso pretenden entrar al castillo? —agregó—. Su insolencia no tiene perdón. Yo, Sarpedón de Garuda, Estrella Celeste del Heroismo, me encargaré de darles el castigo que merecen.

 

3. El León de Nemea

Las ruinas de una antigua y legendaria ciudad, servían como escenario para la prueba final que un entusiasmado joven, tenía que pasar si es que pretendía convertirse en Caballero de Athena.

 

—Maestro… —musitó desconcertado el joven peliverde. ¿Qué es lo que hacemos aquí? ¿Por qué hemos dejado el Santuario?

—Lionel —dijo el hombre de avanzada edad que acompañaba al muchacho—. A diferencia de los Caballeros de Bronce o Plata, un Caballero de Oro muestra sus aptitudes desde muy temprana edad. Sólo tienes doce años y tu manejo del cosmos es formidable. Es por eso que he decidido… que ya es momento de que vistas tu armadura de oro, y te unas a los demás Caballeros Dorados.

—¡Fantástico! —exclamó el jovenzuelo entusiasmado—. Finalmente podré cerrarle la boca a ese estúpido de Denon, que no para de decir que no soy apto para ser un Caballero de Oro —pensó.

—Pero antes tendrás que pasar una última prueba —dijo el hombre viejo, con un gesto de seriedad en su rostro—. La prueba definitiva. Aquella cuyo resultado determinará si realmente eres digno de vestir la sagrada armadura de Leo.

—Estoy listo para cualquier cosa, maestro —dijo el joven, totalmente seguro de sí mismo—. No importa cuál sea el reto, lo voy a superar.

—Lionel —dijo el viejo—. Seguramente ya conoces la leyenda del león de Nemea, ¿No es así?

—¿El león de dónde? —pensó el muchacho—. Claro que sí, maestro… aunque, me gustaría escucharla de usted, si es posible —agregó, evitando así, que su ignorancia quedara en evidencia.

—… claro —dijo el anciano, no muy conforme con la respuesta de su pupilo—. Hace miles de años, en los bosques de esta ciudad, habitaba una terrible bestia, un león de enormes proporciones y furia insaciable. Éste monstruo provocó pánico entre la población de los alrededores, pues no sólo devoraba sin piedad el ganado, sino que además era capaz de destrozar a cuanto infeliz se  cruzara en su camino. Éste despiadado animal era conocido como “El León de Nemea”. La paz volvió a éste lugar sólo hasta que un hombre le hizo frente, y acabó con su vida. Ese hombre, ese héroe, fue Hércules.

—Ya veo… —murmuró Lionel, un poco confundido—. ¿Pero esa historia qué tiene que ver con mi última prueba?

—Parece ser que después de miles de años, esa bestia ha vuelto a la vida —respondió el hombre de avanzada edad, al momento de dirigir la mirada hacia su alumno—. Desde hace varios días, una misteriosa criatura ha estado causando estragos en las villas cercanas a Nemea. Tu última prueba, Lionel, consiste en matar a esa bestia. Sólo así podrás ser considerado un Caballero de Oro.

 

Más allá de las ruinas de Nemea, después de atravesar un accidentado sendero cubierto de escombros, brota cual cosecha divina un espeso e imponente bosque. En la parte más profunda de éste, se encontraba una cueva, y dentro de ella, en silencio esperaba la más aterradora de las bestias, el león de Nemea.

 

—¡Sal de ahí,  monstruo estúpido! —gritó impaciente el chico peliverde, apenas puso un pie frente a la dichosa cueva.

—¡No seas impulsivo, Lionel! —desde lo lejos, gritó su viejo maestro.

 

Pronto, entre aquella siniestra oscuridad que reinaba dentro de la cueva, pudieron verse dos brillantes y amenazadoras esferas, que poco a poco se acercaban al chico de la melena verde. Dichas esferas no eran más que los ojos fulgurosos de la bestia, que había decidido mostrarse ante los intrusos.

Aquel león, era un abominable monstruo de enormes proporciones… el brillo en sus ojos mostraba su sed de sangre, mientras que el filo de sus colmillos sólo podía ser comparado con el de sus mortíferas garras.

 

—¿Así que te has estado portando mal, eh? —preguntó Lionel sonriente, mientras la bestia sólo gruñía en señal de molestia. ¡Toma esto!

 

¡Lightning Plasma!

(Relámpago de Plasma)

 

Millones de golpes centellantes fueron lanzados en contra del monstruo, pero la piel de esta bestia era tan dura, que ninguno de los golpes logró hacerle daño ante la sorpresa del joven aprendiz de Caballero, que había quedado estupefacto.

 

—Imposible… —musitó el chico, quien ante la sorpresa, ni siquiera fue capaz de ver que la bestia se había colocado a sus espaldas.

 

En un instante, la fiera lanzó un potente zarpazo en contra del chico peliverde, haciéndole vomitar sangre mientras volaba por los aires. Cuando éste cayó al suelo, ni siquiera era capaz de moverse con libertad, apenas realizaba un movimiento y los huesos de su cuerpo crujían lastimosamente.

 

—Maestro… —musitó Lionel, poco antes de perder el conocimiento.

 

4. Conspiración

Cuando el Castillo de Hades era visto por fuera, sus dimensiones no parecían sobresalir respecto a otras construcciones en el mundo. Sin embargo, una vez visto desde el interior, fácilmente podría apreciarse su descomunal e imponente tamaño, así como el lujo que envolvía cada rincón.

Al final de un largo y tenebroso pasillo, se encontraba la habitación de aquella bella y enigmática mujer que gobernaba sobre el ejército de Hades. Dicha habitación era celosamente custodiada por un par de soldados rasos, quienes se encontraban allí sin realizar movimiento alguno, vigilando como estatuas vivientes, y empuñando una afilada guadaña lista para decapitar a cualquiera que intentase entrar.

 

—Parece que algunos Caballeros de Athena han logrado cruzar el bosque y llegar hasta aquí —dijo un hombre de larga cabellera blanca a mitad de la habitación, mientras lentamente colocaba sobre su cuerpo, las piezas de un ostentoso ropaje oscuro. Eso me inquieta un poco.

—Así hayan venido los ochenta y ocho Caballeros de Athena, no lograrán conseguir nada. —respondió una bella mujer desde la cama, donde elegantes sábanas de ceda cubrían su cuerpo desnudo—. El campo de fuerza que rodea el castillo, disminuirá su poder a tal punto, que serán como indefensos bebés frente a nuestro ejército.

—Pandora… —murmuró el hombre de la habitación—. Eso es precisamente lo que me inquieta. Parece que el campo de fuerza no es tan efectivo, pues desde hace un momento que percibo dos energías muy poderosas en la entrada. Una de ellas es de Sarpedón, que al parecer ha decido hacerles frente. La otra es de un Caballero de Athena sin duda alguna, un Caballero que no está siendo afectado por el campo.

—Aslan… —le respondió la mujer, al momento de dejar la cama—. Entonces no debes  preocuparte, seguramente Sarpedón terminará con ellos —agregó, justo al instante de pegar su cuerpo desnudo a la espalda de su amante.

—Puede ser —dijo el de cabellera blanca—. Sin embargo, su pelea puede provocar disturbios que atraigan la atención del señor Hades. No debemos permitir que el señor Hades se involucre tanto en esta guerra, pues podríamos perder la oportunidad de manejar a nuestro antojo su ejército… y su poder. Nos ha costado mucho trabajo manipular las cosas para tener todo siempre a nuestro favor… querida Pandora. ¡Nadie vendrá a quitarnos los frutos de nuestro esfuerzo!

 

5. Diez segundos para Morir

Los temores de Aslan de Grifo parecían estar totalmente fundamentados, pues una violenta batalla estaba a punto de iniciar en la entrada del Castillo, una batalla que podría poner en riesgo sus planes… el terrible enfrentamiento entre Lionel de Leo y Sarpedón de Garuda.

 

—¡Caballeros de Athena! —exclamó un hombre de ropaje oscuro, justo en el momento en que la enorme y pesada puerta principal del castillo se abrió—. No sólo han asesinado a seis de mis hombres, sino que además han tenido el atrevimiento de llegar hasta aquí… ¿Acaso pretenden entrar al castillo? —agregó—. Su insolencia no tiene perdón. Yo, Sarpedón de Garuda, Estrella Celeste de la Superioridad, me encargaré de darles el castigo que merecen.

 

—¡El poder de este hombre es inmenso! —exclamó Uji del Pez Volador, notablemente sorprendido.

—Sarpedón de Garuda… —murmuró Lionel, sonriendo sutilmente—. Creo que tú eres uno de los tres jueces del infierno… ¿No es así? —agregó, acercándose lentamente al oscuro guerrero—. La verdad es que no esperaba enfrentarme tan rápido a la élite del Inframundo. Pero supongo que no importa… antes o después, el resultado de nuestra pelea será el mismo.

—Haré caso omiso de tus impertinentes palabras, joven Caballero de Athena —dijo el Espectro de Garuda—. Y te brindaré la oportunidad de tu vida. Una oportunidad que seguramente nunca has tenido… una oportunidad que definitivamente nunca volverás a tener.

—¿Podrías ser más claro? —preguntó el león dorado, confundido por las palabras del enemigo.

—Visto con orgullo este ropaje oscuro que el señor Hades me ha regalado… y me siento agradecido con la estrella maligna que me protege y guía mis pasos —respondió Sarpedón—. Me llena de gloria y satisfacción ser llamado Juez del Infierno, los más poderosos y sabios guerreros al servicio del Dios del Inframundo.

—No te entiendo… de verdad que no te entiendo —dijo el del signo Leo.

—A pesar de todo esto que te he dicho… Caballero de Athena, acepto humildemente que sigo siendo un humano, y por lo tanto, no estoy libre de defectos… siendo el más grande de ellos “la compasión”.

—¿Compasión has dicho? —cuestionó el de la melena verde.

—Así es. Soy un hombre demasiado compasivo —respondió Garuda, con aparente honestidad—. La falta de conciencia que has tenido al venir aquí, a la boca del lobo, me hace sentir empatía por ti, quizá lástima… la cuestión es que no me apetece matarte y tampoco a esos niños que irresponsablemente has traído contigo. Por lo que te brindo la oportunidad de vivir.

 

Inesperadamente, el Espectro de Garuda había resultado diferente a todos los demás. La ambición, sed de sangre, sentimientos de venganza o simple esclavitud que otros Espectros habían mostrado, no parecía formar parte de la personalidad de aquel hombre, Sarpedón.

 

—Contaré hasta diez —dijo el Juez—. Ese es el tiempo que tienen para escapar… ese es el tiempo que marcará la diferencia entre la vida y la muerte —agregó, mientras los Caballeros de Athena estaban ahí... pensativos… aparentemente sin saber qué hacer—. Uno…

—Hoy aprendí algo de mis queridos discípulos —dijo el de la armadura de oro—. Un Caballero de Athena jamás retrocede… no importa cuán desafortunada sea la situación, jamás retrocede. Y nosotros no seremos la excepción…

 

¡Lightning Plasma!

(Relámpago de Plasma)

 

Millones de golpes a la velocidad de la luz, salieron disparados del puño de Lionel, pero ninguno de estos logró impactar al Espectro, pues éste, hábil y velozmente logró evadir cada uno de ellos, desplazándose entre la danza de finos rayos luminosos.

 

—¡Imposible! —exclamó el león dorado, atónito ante la destreza del enemigo—. Ni siquiera lo he tocado… ¿Cómo lo has hecho?

—Dos… No importa cuál sea tu ataque —respondió Garuda—. Jamás conseguirás tocarme. Nada puedes hacer contra el Espectro más veloz del Inframundo. Tres…

—¿Ah sí? Ya lo veremos…

 

¡King of Beasts!

(Rey de las Bestias)

 

El puño de Lionel pronto se vio envuelto en resplandeciente energía, que en un instante fue lanzada en contra del Juez del Inframundo, tomando la forma de un imponente y fulguroso león dorado… pero nuevamente, el hombre de ropaje oscuro consiguió evadir el ataque, logrando así que aquella destructiva energía impactase en contra del castillo, derribando parte de él.

 

—Cuatro… Cinco…

—Éste imbécil no debe perder antes de que pueda entrar al castillo… —pensaba Yago, que en silencio observaba la batalla, buscando una oportunidad para escabullirse—. ¡No se rinda señor Lionel!

—Seis…

—¡Señor Lionel, muéstrele el poder del León Dorado! —gritó el joven broncíneo de notable estatura, Equus del Caballo Menor.

—Siete…

—¡Termine con él, Señor Lionel! —exclamó el pequeño Uji del Pez Volador.

—Ocho… Nueve…

—Sarpedón… aún no has visto nada —murmuró el Caballero de Oro, preparando un nuevo ataque.

 

¡Nemean Golden Claw!

(Garra de Oro de Nemea)

 

Lionel salió disparado en dirección al Kyoto. Pretendía tomarlo del cuello e impactarlo contra el suelo, justo como antes lo había hecho con Winifred de Alraune y Morenn de Dríada, pero en esta ocasión, falló miserablemente. Una vez más, Sarpedón de Garuda logró evadir su ataque.

 

—Diez —terminó el Juez—. He terminado de contar, y siguen aquí. Espero que estén preparados para lo que viene.

 

6. Energía Cinética

Habían pasado dos días desde que el joven Lionel fue derrotado por el León de Nemea. Su recuperación parecía ser satisfactoria, sin embargo, le había tomado tiempo recuperar el conocimiento.

 

—Lo siento maestro, he fallado —A mitad de la noche, dijo el chico peliverde apenas despertó—. No pude derrotar a ese monstruo… no pude convertirme en Caballero —agregó, mientras atento escuchaba la bella melodía que el viejo entonaba con su flauta.

—Sigues vivo, Lionel —dejando de tocar, respondió el anciano, quien sereno permanecía sentado frente a la fogata que había preparado. Puedes volver a intentarlo —agregó, guardando aquel celestial instrumento.

—Mi ataque no lo afecta, ni siquiera lo he tocado —desesperado, dijo el chico—. Quizá usted pueda enseñarme una técnica más… el Lightning Plasma no parece ser suficiente. No lo fue contra Denon, y no lo fue contra esa bestia.

—Si quieres más técnicas, tendrás que desarrollarlas tú mismo —respondió el viejo.

—Maestro…

—El problema no es el número de técnicas, Lionel. El problema eres tú. Lo estás haciendo todo mal.

—¿Pero qué es lo que hago mal? —preguntó el chico entre lágrimas—. ¡¿Qué es maestro Leónidas?! —agregó, al momento de golpear el suelo con su puño.

—Energía Cinética —respondió el hombre de avanzada edad.

—¿Energía Cinética?

—La energía cinética es aquella fuerza que surge durante el fenómeno del movimiento. —dijo Leónidas—. Existen distintos tipos de energía, Lionel. Por ejemplo, para que un hombre pueda rodar una roca hacia lo alto de una montaña, es necesario que aplique determinada energía que le permita empujarla. Estando en la cima, la roca contará con cierta energía potencial, dependiendo de la altura y dependiendo de su masa. Pero, al dejar caer aquella roca cuesta abajo, se estará liberando energía cinética. En otras palabras, la energía cinética es la energía que desarrolla un cuerpo al estar en movimiento.

—No estoy seguro de comprender… maestro —profirió el chico peliverde, un poco apenado—. ¿Qué tiene qué ver eso conmigo y con mis ataques?

—No estás haciendo buen uso de dicha energía, Lionel —respondió el viejo—. Tú ya has conseguido moverte a la velocidad de la luz, como todo Caballero de Oro, pero tus ataques son erráticos, imperfectos. Mientras los realizas, lo único que liberas es energía destructiva… esto provoca que tus técnicas no sean lanzadas con la misma velocidad y potencia que realmente alcanzas. Debes canalizar la energía cinética producida por tu cuerpo en cada uno de tus ataques, y así conocerás tu verdadero poder.

 

Mientras el chico peliverde pensaba y buscaba la forma de dominar aquella energía, la noche terminó. Con los primeros rayos del sol, llegó la segunda oportunidad que el chico tenía para enfrentarse a aquella bestia, y así poder convertirse en Caballero.

 

—¡Sal de ahí, monstruo estúpido! —gritó Lionel apenas puso un pie frente a la cueva del León, por segunda ocasión—. ¡Ahora sí te voy a patear el trasero!

 

Como si le hubiese estado esperando, aquel monstruo salió apenas escuchó la voz del joven. Pero esta vez, el entusiasmado chico ni siquiera tuvo tiempo de atacar, pues inmediatamente el león lanzó un potente zarpazo en su contra. Milagrosamente, Lionel logró esquivar las garras de aquella abominación, desplazándose de un lugar a otro, a la velocidad de la luz.

 

—¡Maestro, logré verla! —gritó emocionado el de la melena verde.

 

¡Lightning Plasma!

(Relámpago de Plasma)

 

Los millones de golpes que antes la bestia pudo evadir, ahora le habían golpeado de lleno, provocándole visibles heridas por todo el cuerpo.

 

—Maestro… —murmuró Lionel—. Mientras evitaba las garras de éste monstruo, pude ver la energía cinética liberada por mi cuerpo, en forma de pequeñas partículas luminosas.

—Bien hecho, Lionel —dijo Leónidas, feliz al ver la notable evolución de su pupilo.

—Ahora sí, monstruo estúpido, te daré algo que ni siquiera te imaginas —dijo Lionel, preparando un nuevo ataque.

 

¡Extremely Powerful and Deadly Golden Claw of Nemean Raging Lion!

(Extremadamente Poderosa y Mortífera Garra de Oro del Furioso León de Nemea)

 

Entre una cortina de resplandeciente luz, el chico peliverde salió disparado en dirección a la bestia; con la fuerza de su brazo, tomó a aquel monstruo por el cuello y le impactó contra el suelo, rompiéndole violentamente la cabeza.

 

—¡Lo logré maestro! —gritó Lionel emocionado—. ¡Finalmente lo logré!

 

Inesperadamente, el cuerpo de aquel monstruo empezó a desvanecerse entre una estela de brillantes luces. El fulgor que emitía era tan potente, que nadie podía ver lo que realmente estaba ocurriendo en medio de aquella cegadora luz.

Cuando aquella enigmática luminosidad desapareció, ante Leónidas y Lionel se reveló lo que parecía ser una armadura de oro.

 

—¡Una armadura de oro! —exclamó Lionel desconcertado—. ¡El León de Nemea se transformó en una armadura de oro!

—En realidad, ha sido lo contrario —dijo el viejo—. La armadura dorada de Leo tomó la forma de esa bestia para ponerte a prueba, y determinar si realmente mereces vestirla. Las armaduras son más que un pedazo de metal, Lionel. Las armaduras están vivas.

 

Apenas Leónidas pronunció aquellas palabras, la sagrada armadura de Leo se desprendió en partes, vistiendo el cuerpo el joven peliverde en un instante. Había nacido un nuevo Caballero de Oro, Lionel de Leo.

 

7. Sarpedón de Garuda

Sarpedón de Garuda, Juez del Inframundo, había terminado de contar. El tiempo del que los Caballeros de Athena disponían para escapar, se había agotado. El contraataque de la elite del Infierno estaba a punto de iniciar.

 

—Les he brindado la oportunidad de vivir, y la han rechazado. –dijo Aiacos. Prepárense para lo que viene…

 

¡Garuda Hell Wing!

(Alas Infernales de Garuda)

 

El hombre de ropaje oscuro alzó el vuelo, y extendiendo los brazos en el aire, tomó la forma de un ave horripilante, que envuelta en llamas descendió en caída libre, impactando ferozmente contra el Caballero de Oro.

 

—Éste… éste… éste es el poder de la élite del Inframundo —masculló Lionel apenas cayó al suelo, notoriamente adolorido.

—¡Señor Lionel! —gritó Beagle de Unicornio, dispuesto a entrar en batalla con tal de ayudar a su amigo.

—¡No intervengan! —exclamó el de la armadura de oro, aún tendido el suelo—. Yo me encargaré de él…

—Tal como esperaba… —murmuró el Espectro, acercándose lentamente al herido Caballero. Alguien de tu nivel no podía morir con un solo golpe —agregó, tomando a Lionel del cuello.

 

¡Garuda Flap!

(Aleteo de Garuda)

 

Con sorprendente fuerza, Lionel fue lanzado por los aires. La altura que alcanzó fue tal, que aquellos que permanecían en tierra no lograban verle.

 

—¡Ha desaparecido! —gritó Equus—. ¡El señor Lionel ha desaparecido!

—No se desesperen —dijo el de vestimenta oscura—. En un momento caerá.

 

Tal como Aiacos dijo, después de un instante, un objeto caía del cielo a gran velocidad. El impulso que antes había levantado al Caballero de Oro, ahora le traía de vuelta. Fue entonces que, cual cometa, el hombre que fue lanzado por los aires, cayó estrepitosamente sobre el suelo, formando una enorme grieta que sin duda manifestaba la brutalidad del impacto.

 

—¡Señor Lionel! —gritó Beagle, quien inmediatamente corrió hacia la grieta—. ¡Responda señor Lionel!

—¿Acaso se ha muerto ese idiota? Si ese imbécil se muere, no podré entrar al castillo… y moriré aquí… —preocupado, pensaba el Cisne.

 

¿Realmente Lionel había muerto? No parecía haber movimiento en aquel hoyo, no parecía haber rastro de vida alguna.

 

—¿Por qué te resistes? —preguntó Sarpedón de Garuda, después de ver que el hombre que cayó del cielo, lentamente salía de la grieta en la cual había permanecido enterrado unos instantes—. Al oponer resistencia, sólo consigues que tu muerte sea más lenta y dolorosa. Acepta tu destino con resignación, Caballero de Athena.

—He de morir algún día, lo sé —tembloroso, respondió el León Dorado—. Pero no has de ser tú quien me quite la vida, Sarpedón. ¡He encontrado la forma de vencerte!

—¿Qué dices?

—Sólo necesito que realices un ataque más. Vamos, ataca una vez más ¡Estúpido Espectro de Hades!

—Parece que estás empezando a delirar —un poco desconcertado, dijo el Espectro—. Pero no soy capaz de negarle a un moribundo su última voluntad… así que prepárate para recibir el golpe definitivo.

 

¡Galactica Illusion!

(Ilusión Galáctica)

 

La realidad pereció romperse apenas Sarpedón pronunció aquellas palabras. El paisaje que rodeaba a aquellos guerreros desapareció en un instante, dejando sólo un entorno oscuro cubierto de estrellas y galaxias perdidas en un punto sin sentido.

Aquel insólito espacio, sólo pudo ser más extraño cuando horrendas y grotescas masas púrpura flotantes empezaron a emerger de la oscuridad, moviéndose de un lugar a otro en medio de una danza chusca y carente de lógica.

 

—¡¿Qué demonios es esto?! —exclamó Lionel en medio de aquel insano escenario.

 

Fue entonces que, cada una de las masas deformes reveló un terrorífico e inquietante ojo en su centro. Lionel quedó atrapado en la mirada obscena de miles de brillantes ojos espaciales, que parecían lanzarle ondas invisibles y destructoras directamente al cerebro.

 

—¡Uaaarrrgh! —gritó el de armadura dorada, mientras litros de sangre salían de su boca a borbotones—. Esto es… —musitó al ver cómo había vomitado un trozo de masa encefálica sobre sus manosy cayó al suelo.

—Ahora es su turno, Caballeros de Bronce —pronunció el Juez del Inframundo.

 

8. Los Ojos del León

Después de haber derrotado al León de Nemea y convertirse en Caballero de Oro, Lionel partió rumbo al Santuario, acompañado de su viejo maestro.

 

—Tu nueva técnica realmente me ha impresionado, Lionel —dijo Leónidas—. Extremely Powerful and Golden Ranging… tú sabes a cuál me refiero.

—¡Jajaja, maestro! —A carcajadas comentó el pequeño peliverde, ahora vistiendo su resplandeciente armadura de oro—. No fue algo planeado, surgió en el momento. Creo que debo cambiarle el nombre.

—Sí, yo también creo que deberías hacerlo —agregó el anciano maestro.

—Le agradezco todo su apoyo y confianza, maestro —dijo el chico—. Sólo usted ha confiado en mí, todo el tiempo.

—Siempre supe que lo lograrías, Lionel —profirió el anciano, colocando la diestra sobre el hombro de su pupilo—. Lo vi en tus ojos.

—¿En mis ojos? —curioso preguntó el jovenzuelo de oro.

—Así es. La mirada de una persona puede revelarnos su interior. Por ejemplo, la mirada de tu amigo Lysander refleja bondad, y tristeza a la vez. La mirada del Caballero Eros de Piscis refleja una insaciable sed de sangre.

—¿Y mis ojos maestro? —cuestionó el chico—. ¿Qué ve en mis ojos?

—En tus ojos veo inocencia… y un brillo especial que muestra un increíble y poderoso anhelo de superación. Lionel, con el tiempo aprenderás a conocer a una persona a través de su mirada.

—Maestro… ¿Qué es lo que usted ve en los ojos de Denon?

—Te sorprenderías, mi estimado Lionel.

 

9. Kinetic Explosion

Frente al castillo se Hades podían verse rastros de desoladora destrucción, prueba de que ahí se había librado una violenta batalla que parecía haber llegado al final. ¿Realmente Lionel de Leo había muerto?

 

—El señor Lionel… ¿Ha muerto? —murmuró el pequeño Uji entre lágrimas.

—Aún sigo vivo… queridos amigos… y Yago —musitó el Caballero de Oro, incorporándose lentamente.

—¡Imposible! —gritó desconcertado el hombre de ropaje oscuro—. ¡Debió morir con ese ataque! ¡No lo puedo creer! ¿Acaso es inmortal?

—No soy inmortal… Sarpedón —dijo Lionel, al momento de limpiar la sangre que escurría por su nariz y boca. Tu ataque me ha provocado daños internos… daños irreparables. Ahora mi cuerpo no responde completamente… he perdido cierta movilidad. Pero aun así… ¡Te voy a derrotar!

—Has perdido un pedazo de cerebro, naturalmente ya no puedes pronunciar más que incoherencias. ¿Qué crees que puedes hacer en mi contra estando en ese lamentable estado?

—Esto… —murmuró Lionel.

—¡¿Qué?! —exclamó el espectro—. ¿Qué significa esto?

 

Inexplicablemente, Sarpedón de Garuda se vio rodeado de miles y pequeñas esferas luminosas. Dichas esferas parecían ser bombas de tiempo a punto de estallar, bombas que en un segundo, y sin que se diera cuenta, le habían bloqueado toda posibilidad de escape.

 

—Energía Cinética —musitó el león dorado.

—¿Energía Cinética? —alterado, cuestionó Garuda.

—La energía cinética es aquella energía que se libera durante el fenómeno del movimiento. —respondió el peliverde—. Hace tiempo luché contra una bestia a la cual no pude golpear, hasta que aprendí a manipular la energía cinética liberada por mi movimiento para utilizarla en mis ataques.

—¿Así que has utilizado la energía cinética de tu cuerpo para crear estas esferas? —preguntó el espectro.

—Te equivocas —sonriente respondió el Caballero—. Desde el principio de la pelea utilicé la energía cinética de mi cuerpo para luchar contra ti, pero no fue suficiente, porque tú velocidad es superior a la mía.

—¿Entonces qué es lo que has hecho? —volvió a preguntar el espectro, temiendo la respuesta.

—Después de que tres de mis técnicas fallaron miserablemente contra ti, descubrí la forma de poder aniquilarte, Sarpedón. Para mi última técnica, decidí no utilizar la energía cinética de mi cuerpo… ¡sino la energía cinética liberada por el tuyo!

—¡No puede ser!

—Así es, Garuda —dijo el de ropaje dorado—. Durante tus ataques pude reunir la energía suficiente para ejecutar mi última técnica, la definitiva. Así que ahora estás en mis manos…

—Imposible… —musitó el Espectro.

—Sin embargo… —murmuró Lionel—. Te perdono la vida

—¿Qué es lo que dices, Caballero de Athena?

—Aiacos… hace un rato me diste la oportunidad de escapar, ahora te devuelvo el favor.

—¿Realmente es por eso… Caballero? —cuestionó el de ropaje oscuro.

—Debo admitir que hay algo más —respondió Lionel—. No veo maldad en tu mirada… me atrevo a decir que incluso detestas luchar. Eres diferente a los otros Espectros que he conocido. Me siento obligado a brindarte la oportunidad de vivir.

—Gracias —respondió el Espectro resignado—. Pero si ha llegado mi hora de morir, que así sea. Debes saber que al igual que los Caballeros de Athena, un Espectro jamás retrocede.

—Sarpedón… —musitó el león dorado, conmovido ante la decisión de su oponente. Fue un placer haber luchado contigo. ¡Te veré en el Inframundo!

 

¡Kinetic Explosion!

(Explosión Cinética)

 

Aquellas esferas de energía suspendidas en el aire, pronto empezaron a rotar, emitiendo un ensordecedor zumbido que parecía haberse robado el sonido del lugar. Posteriormente, cada una de esas esferas, cual fulminante lluvia de estrellas, cayó sobre el cuerpo de Sarpedón, provocando una devastadora explosión que por un instante hizo vibrar la tierra.

Después de disiparse la gruesa capa de polvo levantada por la explosión, los jóvenes Caballeros Atenienses pudieron ver como el cuerpo del enemigo había desaparecido, así como su cosmos. El impacto del ataque fue tal, que al parecer el cuerpo de Sarpedón había sido desintegrado totalmente.

 

 

Se dice que a través de los ojos se puede conocer a alguien. Quizá la mirada muestre todo tipo sentimientos atrapados en el cuerpo humano; bondad, maldad, dolor… ¿Puede una mirada realmente traicionar a una persona y revelar sus más profundos secretos? A veces es doloroso descubrirlo.

 

 

 

 

 

“Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón”William Shakespeare.


Editado por Cástor_G, 15 julio 2021 - 15:37 .


Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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Publicado 12 julio 2021 - 19:01

Saludos

 

¡Me alegra mucho ver que estás publicando con regularidad! Ando algo ajustado de tiempo, así que aquí te dejo un breve review del capítulo 7, empezando por los errores. Algún detalle de puntuación en las primeras partes y un "seguro" y "baje" en la parte final. No imaginas cómo querría decir que magnates es un error también.

 

Wyvern, Pandora y tortura, tres palabras que siempre van juntas. Lo que me deja intrigado es que mientras en el original Pandora castigaba a Radamantis por malgastar soldados contando con revividos para hacer el trabajo sucio, mientras que aquí, Pandora hace básicamente lo mismo por lo que castiga, mandando a un espectro a morir, básicamente. Supongo que como me dijiste en el pasado, esta Pandora tiene su propia agencia. ¿Será que tendré que lidiar con ella más allá de la guerra con Hades? Me estoy oliendo que así será. ¡Me lo estoy oliendo!

 

Puede que dijera lo mismo en la anterior versión, puede que no, pero el caso es que Papillon me parece un espectro muy interesante como para hacerlo matar en los primeros compases de una guerra. Aquí de hecho le das un nuevo enfoque al relacionarlo con los mitos lovecraftianos. No es la primera vez que veo unidos Saint Seiya y los Great Old Ones/Outer Gods (la saga multicrossover de Eduardo Castro se basa fuertemente en esa relación), así que me llama la atención si veremos más de ellos. ¿Cómo encajan esos seres antiguos con un mundo gobernado por los dioses griegos? ¿Resultará Nodens ser uno de los olímpicos? ¿O estoy yendo demasiado lejos y esto es solo el acostumbrado trasfondo de un enemigo? Sea lo que sea, no deja de ser interesante, y más aún, disfrutable. Papillon da ese toque de película de terror que hace de una Guerra Santa contra Hades algo distinto a guerrear con otros dioses. No siento ni una pizca de compasión por Yago, y sé que disfrutaré ver cómo Denon lo desprecia cuando tengan su momento Dos Caras más adelante, si lo tienen, pero la parte en la que Lysander va abriendo los capullos solo para encontrar que sus alumnos murieron delante de sus narices, bueno, esa parte estuvo muy bien.

 

Sí que tengo algo que decir de la escena previa. Retrataste muy bien mediante diálogos el choque entre Denon y Lysander. Tan bien, que un par de acotaciones (sobre que Denon no es malo, solo un cretino) se sienten forzadas. Ese tipo de juicios los tiene que hacer el lector y creo que tú te sabes desenvolver en eso del No decir, Mostrar, como para que tengas que recurrir a eso. Por lo demás, no sé si Cosmo Wars seguirá todo ese asunto de las armaduras y el cosmos de justicia que hemos visto en Next Dimension recientemente, o irá por su propio rumbo. Si sí, están listos esos dos, uno escogiendo una vida inocente por sobre la de todo el planeta, y el otro con una rabieta que ya veremos si resulta algo más en un futuro. Con todo, soy incapaz de ver con malos ojos a Denon. Sobre todo, ese discurso de que los santos de Atenea son soldados, no héroes, tiene mucha fuerza.

 

Y ya que menciono lo soldados, en la línea de lo que te comentaba en el capítulo anterior, de que veremos tres guerras en las que los santos caen y son sustituidos por otros, la idea de Palestra ayuda bastante al dinamismo de la obra, incluso si los ascensos me siguen sin cerrar. No necesitas conservar a los personajes del bando de Atenea, puede pasar cualquier cosa, como que un cruce entre grifo y T800 haga una matanza, por ejemplo. ¿Que la institución se llame Palestra es un guiño a SSO, como pago a cierto santo de Sagitario que falló en evitar cierta Guerra Santa matando a cierta diosa vulnerable? 

 

La batalla estuvo bien, muy Saint Seiya, sobre todo desde que entra Denon en escena. ¡Y tiene su gracia que lo lea esta semana, habida cuenta de lo que dicen los spoilers de Next Dimension! No existen las coincidencias, dicen, solo lo inevitable. Por cierto, ¿cómo es que el hielo contrarresta la psicoquinesia? ¿Es un guiño al Movimiento Espejo de Hyoga contra Ikki? Me pareció raro si lo comparo con lo del vaho, que sí que resalta la importancia de los detalles en las ilusiones.


Editado por Rexomega, 12 julio 2021 - 19:02 .

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Publicado 15 julio 2021 - 16:15

Saludos

 

¡Me alegra mucho ver que estás publicando con regularidad! Ando algo ajustado de tiempo, así que aquí te dejo un breve review del capítulo 7, empezando por los errores. Algún detalle de puntuación en las primeras partes y un "seguro" y "baje" en la parte final. No imaginas cómo querría decir que magnates es un error también.

 

 

 

Debo admitir que hay algunos capitulos a los que no les he cambiado mucho, eso me esta ayudando a publicar con la regularidad que solo tenía por allá en 2009 con el primer fic XD

 

 

 

Wyvern, Pandora y tortura, tres palabras que siempre van juntas. Lo que me deja intrigado es que mientras en el original Pandora castigaba a Radamantis por malgastar soldados contando con revividos para hacer el trabajo sucio, mientras que aquí, Pandora hace básicamente lo mismo por lo que castiga, mandando a un espectro a morir, básicamente. Supongo que como me dijiste en el pasado, esta Pandora tiene su propia agencia. ¿Será que tendré que lidiar con ella más allá de la guerra con Hades? Me estoy oliendo que así será. ¡Me lo estoy oliendo!

 

 

 

Exactamente, esta Pandora tiene sus propios intereses y básicamente le importa un rábano su ejercito. En unos pocos capítulos más adelante, voy a explorar más en el pasado de Pandora, cosa que no alcancé a hacer en el fic original. Respecto a Radamathys/Draco x Pandora x Tortura. No sé si exista una palabra para definir esto, pero ocurre que a veces es inevitable escribir escenas parecidas al manga original con los "mismos" personajes, así se me ocurren, no es planeado ni mi intención es copiar lo ya visto, lo juro! Es como si algunos eventos estuvieran condenados a repetirse una y otra vez. 

 

 

Puede que dijera lo mismo en la anterior versión, puede que no, pero el caso es que Papillon me parece un espectro muy interesante como para hacerlo matar en los primeros compases de una guerra. Aquí de hecho le das un nuevo enfoque al relacionarlo con los mitos lovecraftianos. No es la primera vez que veo unidos Saint Seiya y los Great Old Ones/Outer Gods (la saga multicrossover de Eduardo Castro se basa fuertemente en esa relación), así que me llama la atención si veremos más de ellos. ¿Cómo encajan esos seres antiguos con un mundo gobernado por los dioses griegos? ¿Resultará Nodens ser uno de los olímpicos? ¿O estoy yendo demasiado lejos y esto es solo el acostumbrado trasfondo de un enemigo? Sea lo que sea, no deja de ser interesante, y más aún, disfrutable. Papillon da ese toque de película de terror que hace de una Guerra Santa contra Hades algo distinto a guerrear con otros dioses. No siento ni una pizca de compasión por Yago, y sé que disfrutaré ver cómo Denon lo desprecia cuando tengan su momento Dos Caras más adelante, si lo tienen, pero la parte en la que Lysander va abriendo los capullos solo para encontrar que sus alumnos murieron delante de sus narices, bueno, esa parte estuvo muy bien.

 

 

 

Por casualidad leí sobre los Shoggoth e inmediatamente se me vino a la mente el espectro de Papillon, por eso quise crear esa relación. Efectivamente Papillon es un gran espectro como para morir al inicio, pero precisamente lo he relacionado con el mito de Lovecraft para que no sea el único de su especia en aparecer en mi fic. 

Desde mi punto de vista, cada criatura representada en Saint Seiya en forma de cloth, scales o surplice, existe o existió dentro de este universo (Como los profundos ya representados en un surplice en manga original), por eso me gusta escribir sobre diferentes razas, aunque ya hablando de dioses como Nodens, creo que ese ya es otro nivel que no manejaré XD. O si?

 

 

 

Sí que tengo algo que decir de la escena previa. Retrataste muy bien mediante diálogos el choque entre Denon y Lysander. Tan bien, que un par de acotaciones (sobre que Denon no es malo, solo un cretino) se sienten forzadas. Ese tipo de juicios los tiene que hacer el lector y creo que tú te sabes desenvolver en eso del No decir, Mostrar, como para que tengas que recurrir a eso. Por lo demás, no sé si Cosmo Wars seguirá todo ese asunto de las armaduras y el cosmos de justicia que hemos visto en Next Dimension recientemente, o irá por su propio rumbo. Si sí, están listos esos dos, uno escogiendo una vida inocente por sobre la de todo el planeta, y el otro con una rabieta que ya veremos si resulta algo más en un futuro. Con todo, soy incapaz de ver con malos ojos a Denon. Sobre todo, ese discurso de que los santos de Atenea son soldados, no héroes, tiene mucha fuerza.

 

 

 

Tienes toda la razón, a veces que escribo sobre Denon siento que me estoy excediendo y descarrilando de la psicología del personaje, me fui por el camino fácil.

Esta franquicia ha estado activa en diferentes medios y siempre hay nuevas aportaciones que uno puede incluir en los fics. Incluso en esta última tanda te puedo decir que me encantó la idea del pozo prohibido por lo que ya estoy planeando incluirlo en mi fic de alguna manera, así como incluí al espectro de gárgola reclutador de Espectros que en mi fic original no existía.

Específicamente sobre las armaduras, la verdad yo siempre tuve la idea de que las armaduras incluso tenían una especia de "conciencia" propia. Lo presentado recientemente por Kurumada (Con Tenma de Pegaso y la armadura que lo abandona) no me cuadra del todo. La mitad de santos en mi fic quedarían desnudos si aplico esta "nueva" regla. Prefiero pensar, que en Next Dimension ocurre porque la armadura de pegaso es "especial" desde que el santo de Pegaso logro golpear a Hades.

 

 

Y ya que menciono lo soldados, en la línea de lo que te comentaba en el capítulo anterior, de que veremos tres guerras en las que los santos caen y son sustituidos por otros, la idea de Palestra ayuda bastante al dinamismo de la obra, incluso si los ascensos me siguen sin cerrar. No necesitas conservar a los personajes del bando de Atenea, puede pasar cualquier cosa, como que un cruce entre grifo y T800 haga una matanza, por ejemplo. ¿Que la institución se llame Palestra es un guiño a SSO, como pago a cierto santo de Sagitario que falló en evitar cierta Guerra Santa matando a cierta diosa vulnerable? 

 

 

 

Omega nunca me atrapó, ni siquiera por curiosidad seguía la serie. Pero de lo poco que vi, puedo rescatar a Palestra, por lo menos el concepto, no la ejecución. Me encanta la idea de que haya una escuela de Santos y el nombre Palestra también me encanta.

 

 

 

La batalla estuvo bien, muy Saint Seiya, sobre todo desde que entra Denon en escena. ¡Y tiene su gracia que lo lea esta semana, habida cuenta de lo que dicen los spoilers de Next Dimension! No existen las coincidencias, dicen, solo lo inevitable. Por cierto, ¿cómo es que el hielo contrarresta la psicoquinesia? ¿Es un guiño al Movimiento Espejo de Hyoga contra Ikki? Me pareció raro si lo comparo con lo del vaho, que sí que resalta la importancia de los detalles en las ilusiones.

 

Es un guiño a la pelea de Hyoga contra Milo, cuando Hyoga logra anular la Restricción de Milo cubriendo su cuerpo con aire congelado. Hyoga es mi personaje favorito del manga original, entre otras cosas, porque siempre me han gustado los personajes (manga, comic, manga, series de tv, etc) que manejan el hielo, y al principio del manga Hyoga mostraba muchas habilidades gracias a la naturaleza de sus ataques. Es una lastima que con el pasar del tiempo, Kurumada resumiera todo a Polvo de Diamante y Ejecución de Aurora... habiendo tantas posibilidades.

 

Saludos y gracias por seguir aqui!



Capítulo 15: La Flor Sangrienta
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