Capítulo 10: Titanomaquia
El dios del Relámpago, Zeus, se encontraba sentado en su trono mientras meditaba. A su vez, Hermes y Démeter disctuían a lo lejos, Zeus no les prestaba atención si no que se limitaba a reflexionar. Tan solo levantó la vista cuando vio como una figura a lo lejos tomaba forma hasta manifestarse en un ser humanoide: El Ángel Reiyel. Como siempre, Reiyel le dedicó una reverencia y después se dirigió a su dios.
-El Santuario de Atenea ya no existe.-le dijo Reiyel.-Apolo y Artemisa hicieron un buen trabajo aunque perdieron a unos cuantos hombres en el proceso.
-Dudo que los Caballeros hayan sido derrotados tan fácilmente.-respondió Zeus sin darle importancia al asunto.
-No quedó rastro del Santuario, mi señor.-respondió Reiyel rápidamente y desconcertado.
-¿Acaso viste sus cadáveres?-preguntó Zeus.
Ante la falta de respuesta de Reiyel quién se incomodó, Zeus adoptó una expresión en su rostro que solo quería decir "elemental, mi querido Reiyel".
-¿Qué sugiere, mi señor?-preguntó Reiyel.
-Una cosa es segura, no tengo ni idea como lograron escapar.-afirmó Zeus mientras se levantaba de su trono y comenzaba a pasear por aquella "dimensión celestial".-Dada mi premisa, lo más probable es que estén escondidos aunque eso no importa por ahora, lo único que deberemos hacer será no bajar la guardia. Ahora tenemos mayores preocupaciones...
Luego de decir eso hizo un ademán a Démeter y Hermes para que se acercaran, orden que ambos obedecieron rápidamente lo cual dejó su "discusión" en un punto muerto. Ambos se colocaron en frente de Zeus (manteniendo una distancia razonable entre ellos mismos) y lo miraron fijamente.
-Quiero que trabajen juntos.-les dijo Zeus, y ante las reacciones de sus compatriotas agregó.-Y no quiero oírlos chistar.
-¡Protesto!-gritó Hermes.
Zeus abrió sus ojos de par en par y una gran ráfaga de aire le dio de lleno a Hermes a quién se le "sobresalió" su boca y los párpados, su cabeza se inclinó hacia atrás y tuvo que usar su influencia divina para no salir disparado. Luego Zeus paró y Hermes se incorporó con brusquedad.
-¿Alguna objeción?-preguntó Zeus sin molestarse.
-No, ninguna.-respondió Hermes llorando mientras frotaba sus dedos índices.
-Perfecto.-dijo Zeus con satisfacción y luego se dirigió tanto a Démeter como a Hermes.-Una vez que Atenea salió de la ecuación, solo quedarían Poseidón y Hades. Ante las fallas de Apolo por eliminar tanto a Poseidón como a Odín me veo obligado a ordenarles destruir a mi hermano mayor, Hades.
-Pues claro...-pensaba Hermes mientras veía de reojos a Démeter quién escuchaba las indicaciones.-Me quiere a mi por que soy el único dios que puede entrar sin problemas al Inframundo. Y a ella la quiere por que la esposa de Hades es nada más ni nada menos que mi prima Perséfone. Esto se pone interesante...
-Lo escuché todo.-dijo la voz de Zeus la cual resonó en la mente de Hermes.
-¿Puedes oír todo lo que pienso?-preguntó Hermes sin cambiar de expresión aunque su "voz" sonaba aterrada y sorprendida.
-¿De dónde crees que saco las películas pornográficas?-preguntó Zeus.
-Padre, eres un maldito.-dijo Hermes molesto.
-Quiero que te encargues de que Démeter mate a Perséfone ¿Entendiste?-preguntó Zeus.
Hermes miró de reojo a Démeter y se dijo a sí mismo "lo sabía".
-Lo haré, padre.-afirmó Hermes con firmeza.
Y mientras Zeus y Hermes mantenían esta" conversación por MP", Démeter escuchaba las indicaciones que Zeus les daba. Una vez Zeus hubo terminado, les ordenó a ambos dioses que se marcharan a preparar el plan de la caída de Hades.
-Puedes retirarte.-le avisó Zeus a Reiyel.
Más que un aviso parecía ser una orden. Zeus se marchó primero, luego Reiyel, el cual Ángel del Olimpo de alto rango, se teletransportó a otra locación del Olimpo. Como siempre, durante unos segundos solo vio miles de estrellas aproximándose a gran velocidad, posteriormente llegó a un extenso "jardín verde" cuya geografía se asemejaría mucho a lo que son los Campos de Elíseos. Claro que en lugar de ver tan solo lagos cristalinos, árboles y flores (los cuales abundaban incluso aquí) también habían miles de casas.
Caminó por un camino de piedras cuidadosamente colocadas y se cruzó con cientos de Ángeles quienes le saludaban o le hacían una reverencia al pasar, muchos eran militares, otros simplemente civiles. Reiyel se limitó a saludarlos asintiendo con la cabeza al pasar ya que después de todo era bastante tímido y de pocas palabras. Luego de un rato caminando llegó a una bonita vivienda, una estructura con aire griego parecida a una Casa del Zodiaco, una bella puerta de madera lo esperaba. Cruzó su bello jardín y entró finalmente a su hogar.
-¡Padre!-exclamó una joven al verlo.
Una bella mujer de no más de veinte años le abrazó apenas Reiyel había entrado, este le acarició su cabello dorado y luego la soltó. Se sentó en un pequeño sofá y descansó.
-Una semana de mi€rd@-comentó Reiyel.
-¿Estás bien, padre?-preguntó su hija preocupada.
-Estaría mejor si tuviera la cabeza de ese desgraciado de Cefeo.-se quejó Reiyel sin levantar la voz.-¿Y tú? ¿Cómo has estado?
-Estuve entrenando.-respondió su hija.-Entraré a servicio activo en unos días, la señorita Artemisa dice que soy perfecta.
-Estoy orgulloso de ti, hija.-afirmó Reiyel mirándola con cariño.-Quizás puedas ocupar el lugar de tu tía. Sigue trabajando así.
Su hija se retiró y Reiyel había decidido dormir en aquel lugar quizás por nueve horas. Tuvo un sueño extraño: Esta él junto a su hija (la cual era una niña) y su fallecida esposa, esta no paraba de reírse mientras su pequeña niña daba sus primeros pasos sobre la hierba.
-Amor ¿Así que te alistarás en el ejército?-preguntó su mujer mirándolo a los ojos.
-Solo tareas administrativas.-afirmó Reiyel con orgullo.
-Menos mal.-respondió aliviada la mujer.-Temía que algún día mataras a un Caballero Dorado o a un General Marina.
-Na... ¿De dónde sacas eso?-preguntó Reiyel feliz mientras miraba a su hija.
-Por nada... Solo quería saber si me daría lástima matarte...-respondió la voz de su esposa la cual se alteró.
Reiyel giró hacia ella, desconcertado. Pero no vio a su mujer si no que al mismo Albiore de Cefeo quién se reía como desquiciado. Posteriormente su hija lo agarró de atrás y no le permitió moverse, estaba inmovilizado y a merced de su gran enemigo, este tomó la misma daga con la que asesinó a Sorrento y se la clavó en el estómago. Todo se volvía negro para Reiyel quién miraba a Albiore el cual pronto se transformó en Bugs Bunny con cabello rubio.
-Y eso es todo amigos...-declaró maliciosamente.
Reiyel se despertó sobresaltado, estaba sudando y ya era de noche. Su fiebre era alta y tenía constante mareos. Alguien tocaba la puerta de su hogar de manera incansable.
-Adelante.-dijo Reiyel.
Un ángel que solo vestía una túnica y llevaba un bolso consigo entró. Primero hizo un saludo de visera y luego se dirigió a su superior.
-Traigo nuevas del gran Zeus.-declaró el Ángel mensajero.-Se te ordena tomarte un permiso de una semana, puedes hacer lo que quieras durante tal período. Luego regresarás a servicio activo normalmente.
Luego de decir eso, le dedicó una reverencia y se marchó. Reiyel se quedó inmóvil durante unos minutos, luego desenfundó la daga y la miró fijamente.
-Por fin buenas noticias ¡Maldita sea!-exclamó Reiyel.
...
-Ah no...-decía Albiore.-Esto se fue a la re mi€rd@.
El Caballero de Cefeo y los demás miraban el desastre que era Europa. La Aryan Knight sobrevolaba tanto las zonas urbanas como las rurales y ambas tenían algo en común: Llamaradas por todos lados, gente gritando y huyendo despavorida, cimientos de edificios derrumbados y por su puesto vehículos tomando "atajos" (en los cuales arroyaban a decenas de personas). El ejército del Olimpo atacaba a todo ser humano (curiosamente dejaban en paz a los animales y a los insectos, las plantas también parecían no entrar en la ecuación).
El ejército de cada país estaba armado hasta los dientes y vigilaban celosamente sus fronteras. Tenían radares de calor y cientos de misiles esperando a ser lanzados. Habían muchas armas de destrucción masiva, sobre todo trabucos en Suecia (si entienden a lo que me refiero), tanques por todos lados, aviones cazas.
-¡Caballeros!-gritó uno de los tres pilotos.-¡Vengan rápido!
A excepción de Bud y Jango, todos llegaron al instante. Los pilotos hablaban por radio y se encontraban tensos.
-¿Qué sucede?-preguntó Cristal.
Otro piloto activó el altavoz y todos en la cabina pudieron oír la conversación.
-Les habla el caza "Ala Roja", por favor indetifíquese, cambio.-dijo la voz de un piloto.
-Pasame el micrófono.-le ordenó Albiore al piloto y este se lo entregó.-Mirá flaco, mi nombre es Albiore de Cefeo y te hablo desde mi nave la Aryan Knight, no rompas las bolas hermano, acá estamos tranquilos, nos vamos a Alemania así que no j@d@as... Cambio
-Última advertencia.-dijo el piloto.-Identifíquese o nos veremos obligados a derribarlo. Somos cinco cazas armados con doce misiles y dos ametralladoras Gatling cada uno.
-Mirá vos.-respondió Albiore.-Somos setenta personas, una nave espacial equipada con cañones, propulsores y una coraza que resiste explosiones. Así que si nos sigue rompiendo las bolas, los hacemos mi€rd@ a los cinco, cambio.
Una vez que Albiore terminó de hablar, el piloto del caza "Ala Roja" se quedó mudo por unos segundos para después volver a hablar.
-Sigan su curso normal...-dijo finalmente y la radio se apagó.
Todos en la cabina pudieron ver como los aviones de caza se alejaban. Cuando ya se encontraban a una buena distancia de diferencia, los cinco fueron derribados por misiles terrestres. Los cazas cayeron lentamente y se estrellaron en alguna ciudad de abajo. Posteriormente intentaron derribar la Aryan Knight sin embargo no lograron darle, para entonces los pilotos estaban bajo una presión "nivel Dios".
Pasaron un par de horas, para entonces el mundo ya era un completo caos (a excepción de América Latina, África y algunos países asiáticos). Tal parecía que Alemania era el único país Europeo en descubrir la naturaleza de los atacantes, aún así tenía serios problemas internos y su gobierno ya se había fragmentado entre los que apoyaban la guerra y proponía enfrentarse a estos enemigos desconocidos usando todo su armamento militar y los que afirmaban que podían llegar a un "acuerdo de paz". Obviamente era muy difícil que se pongan de acuerdo ya que la capital, Berlín, ya había sido bombardeada por Estados Unidos y por lo tanto el país pasaría a ser dirigido por los gobernadores regionales (algo así como las Polis Griegas: Ciudad estado autotoma e independiente).
Dado el nivel de estupidez que demostró tener el mundo entero no fue sorpresa que los Länder (estados federales de Alemania) se declararan la guerra entre ellos lo cual sumó más caos. Las fronteras se habían cerrado y los militares tenían ordenes de acribillar a todo lo que se moviera fuera de sus fronteras, razón por la que no fue nada extraño que la Aryan Knight fuera recibida a balazos cuando llegó al país. Siendo realistas, los tiros no hacían más que rebotar aunque los soldados seguían atacando sin cesar.
-¿Estos son blds o se entrenan?-preguntó Albiore mientras los veía por una ventanilla.
-Un poco de los dos...-respondió Bud tapándose el rostro.
La Aryan Knight sobrevoló Alemania y se dirigió exactamente hacia el Castillo de Hades. Luego de un tiempo, la nave se adentró en zona rural y por lo tanto el ambiente era un poco más tranquilo, y digo un poco por que nunca faltaba el "panqueque" que disparaba con un rifle a la nave. Poco a poco se acercaron al castillo: Una gran estructura en la cima de una montaña.
-Escuchen.-dijo Rafaelo al resto del grupo.-Desde el principio sabía que lo más probable es que tuvieran problemas como en Asgard pero ¡Esto sí que no me lo esperaba!-exclamó.
Y Rafaelo de Junini no habló sin saber debido a que el Castillo de Hades estaba rodeado de dos gigantescas barreras: Una dorada y la otra de plata, lo más probable es que los dioses Thanatos e Hypnos fueran los creadores de esta. A su alrededor no habían cientas si no que miles de Arpías intentando ingresar al castillo mediante el vuelo. En el suelo había toda una legión de Ángeles esperando órdenes o de Satélites centinelas vigilando la zona con sus arcos ya cargados con flechas y esperando la orden de disparar. Pero para el grupo esto ya era normal, lo que les llamó la atención en verdad eran grandes figuras humanoides que se encontraban alrededor del Castillo en intentaban traspasar la barrera a golpes.
-Titanes...-comentó Crishna seriamente.
-¿No fueron encerrados en el Tártaro?-preguntó Cristal sorprendido.
-El Tártaro también es considerado un dios.-explicó Crishna.-Si están aquí es por que "ese dios" los ha liberado y se ha puesto del lado de Zeus. Y obviamente vienen a rendir cuentas con Hades.
-Estos dioses antiguos son increíbles.-dijo Jango.-Pero no pensaba que serían tan altos...-comentó. La altura de los Titanes era aproximadamente la misma que el Castillo.
-Su altura varía en las diferentes versiones.-contestó Crishna.-Pero ahora sabemos su auténtico tamaño.
-Me dan lo mismo grandes o pequeños.-dijo Cristal crujiendo los puños.-Caerán como todo el Olimpo.
-¡A romperles el ort@!-dijo Albiore.
Alrededor de la montaña del Castillo de Hades había un extenso bosque, una ventaja táctica para los ejércitos de Hades quienes lo aprovecharon para flanquear a su enemigo y sorprenderlos. La oscuridad de la noche era también su aliada, las 108 Estrellas Malignas en conjunto a los Esqueletos se "camuflaban" debido al oscuro mineral del que estaban hechas sus armaduras Sapuris (y ni hablemos de que los Ángeles vestían Armaduras Brillantes las cuales les daban la apariencia de "antorchas humanas"). Otra ventaja fue el empleo de Mariposas del Mundo de los Muertos para descubrir las posiciones y ubicaciones del enemigo.
-Dudo que podamos atravesar la Barrera.-dijo Rafaelo preocupado.
-¡Fuego a los Titanes!-ordenó Albiore a los artilleros.-Eso les hará saber a los Espectros que estamos de su lado.
La nave lanzó proyectiles a las grandes figuras las cuales se tambalearon y algunas cayeron. Un par comenzaron a pelearse entre ellos.
-¡¿Porqué me pegas?!-preguntó uno a su compañero. Su voz era profunda y parecía un balbuceo.
-¡No te pegué!-le respondió el otro.-Aún así das demasiada lástima como para que alguien te golpee.
La nave siguió atacando, pronto le dio directo en el trasero a otro de los Titanes y sus compañeros se alejaron rápidamente.
-¡Ya comienzas a gasearte!-se quejó uno.-¡Deja de comer, gordo estúpido!
Pronto en el castillo se fijaron de la presencia de la nave y se percataron de que eran "amigos". Tal vez un espectro de alto rango se lo comunicó vía Cosmos a todos sus compatriotas ya que allá por tierra algunos Espectros aclamaron mientras luchaban contra sus enemigos.
-¡Pilotos! ¡Déjenos en el campo de batalla!-ordenó Albiore.-¡Y quédense en la zona para proporcionarnos apoyo aéreo!
-¡Entendido!-gritaron los tres al unísono y se pusieron a trabajar.
Mientras Albiore y los demás se acercaba a la salida de la nave, los pilotos trabajaron duramente para esquivar las flechas de las Satélites quienes ya les habían avistado. A su vez esta distracción fue aprovechada por los Espectros quienes cargaron contra el enemigo para defender sus tierras. La Aryan Knight se acercó a una llanura, no tocó suelo pero se quedó a una distancia razonable (un metro) de este para que los guerreros pudieran bajar. Una vez que todos estuvieron en la superficie, la nave se alejó rápidamente y se quedó sobrevolando la zona. El Caballero de Cefeo evaluó la situación: vio como los Espectros y los Esqueletos corrían por todos lados mientras eran coordinados por los tres Jueces del Infierno u otros Espectros de alto rango.
-¡Eh! ¡Vos! ¡Vení!-llamó Albiore a un espectro cercano.
Era Queen de Mandrágora, un espectro de alto rango. Este se acercó desconcertado debido a la presencia de soldados de diferentes ejércitos.
-Queen de Mandrágora para servirle.-se presentó el espectro.
-Informe de situación.-ordenó Albiore
-Ataque de reconocimiento por parte del enemigo.-afirmó Queen.-Rodearon el bosque e intentaron un ataque combinado por todos los flancos, no se contaban con que conociéramos mejor el campo de batalla que ellos. Tuvimos algunas bajas de Esqueletos pero el ejército resiste, para las once de la noche ya habremos doblegado al enemigo.
-Retírese, soldado.-le ordenó Albiore y Queen se retiró.
-Órdenes.-exigió Jango.
-Debemos encargarnos de los Titanes.-dijo finalmente Albiore.-Yo, Crishna y Jango nos encargaremos del ataque frontal. Cristal, Bud y Rafaelo nos cubrirán con fuego de apoyo.
-¿Cual fuego de apoyo?-preguntó Bud.
Y antes de que se de cuenta, Albiore tomó su AK-47 de Plata y se la entregó.
-Cuídala bien.-le pidió Cefeo.
-Sí...-dijo Bud con los ojos bien abiertos por la sorpresa.
Los seis fueron directamente hacia el bosque y se internaron completamente en el campo de batalla. Ataques ken, golpes frontales, gritos, sangre, sonidos de Armaduras resquebrajándose, lo natural por así decirlo. Quizás los espectros los habrían atacado desde el primer momento que los vieron, sin embargo Cristal, Bud y Rafaelo acribillaban con las armas a todos los Ángeles que veían, de esa forma los espectros se percataron de que eran amigos y no enemigos.
No fue difícil encontrar al primer titan, estas criaturas medían más de 30 metros de altos y aplastaba los árboles que se cruzaban en su camino. Todos eran de cabello castaño oscuro y largas barbas, vestían como atenienses con sus largas túnicas blancas que les llegaban hasta las rodillas. Una vez que Albiore dio la orden de atacar al gigantesco ser, él, Crishna y Jango lo escalaron corriendo por sus pies así como alguien camina por las paredes. Se subieron a su hombro, elevaron su Cosmos y le ejecutaron de tres tiros en la cabeza con ataques combinados. El titan cayó al suelo y aplastó todo lo que estuviera por debajo suyo: Árboles y quizás un par de Ángeles. Los otros tres se dedicaban a acribillar a todos los Ángeles que se acercaran para asistir al titan.
Al siguiente titan lo encontraron dándole problemas a un grupo de esqueletos liderados por un par de espectros. El titan aplastó a algunos soldados de bajo rango y estaba por asesinar a los demás cuando Bud y Cristal le dispararon en el rostro, esto provoco que el titan se tapara la cara y tuviera que posponer su ataque a los soldados de Hades.
-¡Ahora!-gritó Albiore a los espectros mientras se acercaba al titan.
Rápidamente uno de ellos se llevó a los demás esqueletos para salvarles la vida, el otro se unió a Albiore: Cube de Dullahan. Juntos escalaron al titan tal y como lo habían hecho con el anterior (Albiore por la pierna izquierda, Cube por la derecha). Se subiero a cada hombro y le atacaron directamente a la cabeza. Asesinaron a su rival y este se desplomó en el suelo.
-¡Muchas gracias!-le agradeció Cube mientras se marchaba corriendo.
Al tercer titan lo vieron derribando árboles con la mano para que los espectros perdieran la cobertura que tanto les estaba proporcionando la victoria. Albiore lanzó sus cadenas al brazo del gigantesco ser, se elevó con la ayuda de estas y acabó en el hombro derecho de su enemigo. Sin embargo el titan lo vio a tiempo e intentó aplastarlo con su mano izquierda. Albiore fue obligado a lanzar otra de sus cadenas la cual acabó en la nariz del titan, se lanzó al vacío y logró llegar al hombro izquierdo con la ayuda de la cadena.
-¡Mirá!-le gritó Albiore a su enemigo.-¡Te puse un piercing!
El titan intentó aplastarlo nuevamente colocando su mano derecha en su hombro izquierdo. Albiore esta vez saltó y terminó en el brazo derecho de su oponente, este lo movió para todos lados para así librarse del Caballero de Plata quién terminó siendo despedido hacia el cielo. Durante la caída le lanzó su cadena a la cabeza del titan, tomó a Crishna quién estaba en el suelo y ambos fueron directamente hacia el rostro de su enemigo.
-¡Cómete esto!-le gritó Crishna blandiendo.
Chocaron contra el titan y Crishna enterró su lanza en la cabeza de su oponente, este cayó al suelo y no se movió más. Albiore y Crishna cayeron suavemente al suelo y fueron asistidos por sus compañeros. De pronto su atención se centró en aquellos titanes que intentaban traspasar la barrera del Castillo de Hades.
-¡Debemos acabar con ellos también!-ordenó Albiore.
El grupo se dirigió directamente hacia el Castillo de Hades. Alrededor de la barrera estaban los gigantes quienes seguían intentando derivarla a golpes, la Aryan Knight por su parte se encargaba de mantenerlos a rayas. Algunos intentaban alcanzarla así como un hombre intenta matar a un molesto mosquito. Era un grupo de siete titanes.
Crishna fue el primero en atacar a uno. Dio un gran salto, se aferró al brazo izquierdo del titan y se subió. Cuando ya estuvo a la altura de los hombros comenzó a correr en dirección al cuello de su enemigo, tambaleándose debido a que el titan golpeaba con furia la barrera. Cuando llegó a su objetivo, blandió con fuerza su lanza y se lo clavó en el cuello. El titan gritó de dolor y se retorció para todos lados, Crishna estuvo a punto de caerse hasta que fue salvado por la cadena de Albiore quién también había subido.
-¡Guarda flaco, agarrate!-le gritó Albiore.
Cefeo se sostenía debido a que había enrollado su otra cadena alrededor del brazo del titan. Mientras tanto Jango subía a duras penas por la cabeza del titan, su trabajo se había complicado desde que se comenzó a retorcer. El antiguo dios desterrado se percató de Albiore y Crishna y por lo tanto intentó darles un tincazo con el dedo índice de la mano derecha.
-¡Necesitamos cobertura!-ordenó Albiore al grupo de apoyo.
-¡A la orden!-gritó Bud.
Los tres ya habían subido las faldas de la montaña y se encontraban sobre una gran roca la cual parecía a punto de caerse. Blandiendo sus armas, acribillaron al titan en todo su rostro y no le dieron cuartel. El ser hizo movimientos bruscos e intentó librarse de sus enemigos, quizás solo habían empeorado la situación. Posteriormente Jango logró subirse completamente al gran ser, blandió la hoja de la Espada de Odín y se la enterró completamente en la cabeza.
El titan lanzó un pequeño gemido de dolor pero luego comenzó a caerse al suelo. Antes de que esto suceda, Jango, Crishna y Albiore saltaron directamente hacia la roca en donde se encontraban sus compañeros y lograron ponerse a salvo. El titan cayó de costado y chocó con uno de sus compañeros a quién derribó también, el peso de ambos provocó un gran temblor. Los seis guerreros festejaron durante un breve lapso de tiempo hasta que el Titan se incorporó y se dirigió directamente hacia ellos.
Alzó su gran mano e intentó golpearlos, en consecuencia dio directamente a la montaña ya que sus objetivos dieron un gran salto y todos cayeron encima de él... A excepción de Jango quién fue a parar a la altura del pie del gigante. Este le dio una gran patada y en consecuencia se elevó hasta el rostro de su enemigo, la cara y por último las fosas nasales, allí se atoró y no pudo salir por su cuenta.
-¡Necesita ayuda!-gritó Bud.
-¡Yo iré a por él!-dijo Albiore.-¡Ustedes encárguense del titan!
Y una vez dicho eso, se lanzó al vacío pero a través de sus cadenas fue tomando impulso para agarrarse del titan y no caer.
-¡Ahora es Spiderman!-dijo sarcásticamente Rafaelo.
-¡Yo también puedo hacer eso!-dijo Bud molesto.
-¿Porqué?-preguntó Crishna incrédulo.
Bud hizo un sonido con la AK-47 y lo miró a los ojos.
-¡Porqué soy Batman!-gritó Bud y se arrojó al vacío también.
En plena caída se dio cuenta de la estupidez que cometió y no pudo evitar chocar contra el suelo directamente. Luego se levantó mientras una cuantas estrellas le giraban por la cabeza (su casco se partió en dos) y luego se desmayó. Rafaelo miró a Cristal fijamente.
-No me mires a mi ¡Albiore insistió en traerlo!-se defendió Cristal.
Y hablando de Albiore, este enganchó sus cadenas en los pies de Jango e hizo fuerza para sacarlo de la nariz del titan. Mientras eso sucedía, Crishna perforó el cráneo del titan tal y como Jango lo habían hecho con el anterior. Antes de morir, el titan estornudó y arrojó a Jango quién se impactó en el suelo junto a Albiore.
-¿Estás bien, Jango?-preguntó Albiore.
-Por así decirlo...-respondió su compañero.
Estaba de pies hasta la cabeza cubierto de mucosidad verde, apenas se le distinguían sus ojos cuya expresión solo podía ser traducida como "C@raj@ ¿Porqué a mi?". Pronto llegaron Cristal, Rafaelo y Crishna (quién cargaba a Bud el cual seguía inconsciente). Antes de que pudieran decir algo, un tercer titan se aproximó lentamente hacia ellos. Albiore ya estaba por dar una orden cuando Rafaelo dio un paso adelante.
-Yo me encargo de este.-dijo con confianza.
-¡No puedes solo!-le reprochó Crishna.
Pero Rafaelo parecía no escucharlo. Extendió sus brazos hacia cada costado, pronto una gran energía cósmica se concentró en ambos. Una intensa luz brilló, iluminó incluso a su Armadura Amarilla. Pronto junto ambas manos y preparó su técnica la cual se hacía cada vez más poderosa. Luego la apuntó hacia el titan quién se acercaba más y más.
-¡Ah!-gritó Rafaelo.-¡EXPLOSIÓN DE JALASHKIAN!
De sus manos salió una gran esfera cósmica la cual desprendía una luz brillante. Esta chocó directamente contra el titan y lo destruyó completamente sin dejar rastro de él.
-Ya está.-dijo Rafaelo esbozando una sonrisa mientras se dirigía al grupo.
Pero al voltearse solo se encontró con un grupo de guerreros con los ojos como platos y la paletilla caída.
-¿Dónde aprendiste a hacer eso?-preguntó Cristal atónito
-Es la técnica especial del Caballero de Junini.-explicó Rafaelo orgulloso.-Generalmente no la uso por que consume mucho poder pero en casos de emergencias no está tan mal ¿No?
-Me parece que vamos a necesitar más que eso...-dijo Crishna en tono lastimoso señalando al frente.
Ahora se acercaban dos titanes, uno parecía ser el más alto del grupo y el otro el más gordo. Comenzaron a correr y cargaron directamente hacia los Caballeros. Ya se estaban reagrupando cuando Jango los detuvo haciendo señas con la mano.
-Me encargaré de esto.-afirmó.
-¿Acaso tienes una técnica tan poderosa como la "Explosión de Jalashkian?-preguntó Rafaelo incrédulo.
-Na.-respondió Jango sin tomarle importancia.
Sacó la pistolita de bronce que le habían dado anterior mente, apuntó al ojo del titan más alto y disparo. El tiro le dio directamente en el párpado y cayó al suelo, su compañero también tropezó y se impactó duramente con su compatriota. Al estar el más alto inmovilizado, esto les daba una fuerte ventaja.
Cristal tomó la delantera, corrió directamente hasta su oponente y comenzó a congelarle con todo su poder, mientras tanto los demás solo se quedaron mirando a lo lejos. Para cuando ya había pasado un rato y el titan gordo intentó levantarse, Cristal volteó la cabeza y los miró a todos con una mirada digna de un desquiciado.
-¡¿Qué mi€rda esperan?! ¡¿Eh?!-preguntó gritando como un loco.
A la orden, Albiore y los otros saltaron encima del titan quién estaba semi-congelado pero aún podía moverse a medias. Comenzaron a agrietarle su cuerpo y a despedazarlo mediante golpes. Cuando menos se dieron cuenta, el ser se agrietó completamente y estalló en miles de pedazos. Un mar de sangre los inundó a todos y tiñió de un color escarlata al titan alto quién se encontraba todavía tumbado y siendo congelado por Cristal.
-¡Moco y sangre!-se quejó Jango.-¡¿Qué falta ahora?!
En un acto de furia descontrolada, el titan se incorporó con fuerza y pateó a Cristal quién chocó con la montaña. Luego se dirigió a Crishna e intentó aplastarlo en el suelo con su gran puño. Este chocó con el Marina y tal parecía que lo había hundido en el suelo.
-¡Crishna!-gritaron sus compañeros.
Sin embargo el puño del titan se agrietó, tal grieta pronto se expandió por todo el cuerpo del gigantesco ser. Cuando menos se dio cuenta de esto, el titan estalló en miles de pedazos. Abajo, en donde su puño se encontraba, estaba Crishna blandiendo su lanza en dirección al cielo, había salido completamente ileso de tal ataque final.
El grupo volvió a reagruparse, ahora Cristal estaba tanto herido como cansado, Bud seguía desmayado, Rafaelo había usado casi todo su poder, Jango se encontraba en un estado patético al estar cubierto tanto de mucosidad como de sangre, y Crishna parecía agotado. Quizás el único que parecía en buen estado era Albiore aunque también no la había sacado barata y estaba exausto. Para entonces, los últimos dos titanes se acercaban rápidamente hacia ellos.
-¡J@d€r!-se quejó Jango.-¡Esto tiene que ser una broma!
-¡Nos van a aplastar como cucarachas!-se asustó Rafaelo
Ya todos estaban preparados para lo peor mientras sus enemigos se acercaban. Cuando ya estaban a menos de unos cinco metros de diferencia, nueve figuras se deslizaron por el aire: Cuatro cayeron encima de un titan, cuatro en el otro, el noveno aterrizó no muy lejos de donde estaba el grupo de Albiore. Aunque no había suficiente luminosidad, su armadura Sapuri era indistinguible: Un juez del infierno.
-¡Llegó la caballería!-gritó Minos emocionado mientras alzaba sus manos en dirección a los titanes.
Estos seres gigantescos comenzaron a ser atacados por los espectros quienes le dieron con todo su poder. Los gigantes se debilitaron en el proceso e intentaron librarse de los espectros quienes permanecían firmes sobre estos y seguían atacándolos. Cuando los titanes ya estaban a una distancia razonable de Minos, este elevó su Cosmos.
-¡Marioneta Cósmica!-gritó el juez del infierno.
De sus manos salieron una docena de hilos invisibles los cuales se aferraron a ambos titanes y estos se quedaron inmovilizados. Aún así eran seres de gran poder y se retorcían, haciendo que el trabajo de Minos por controlarlos sea mucho más difícil.
-¡Es inútil!-les gritó Minos a sus nuevas marionetas.-¡Ahora les romperé todos sus huesos!-sentenció.
Acto seguido comenzó a mover y cerrar sus puños, los huesos de ambos titanes se escucharon romperse mientras estos movían sus articulaciones torpemente. Luego de medio minuto, Minos los soltó y estos cayeron rendidos al suelo. Minos ya estaba volteando para presentarse ante Albiore y compañía cuando uno de los titanes se incorporó con su último aliento para acabar con el juez del infierno.
-¡Ilusión Galáctica!-gritó otra voz a lo lejos.
Miles de ojos cerrados y de color morado detuvieron el paso del titan, luego todos se abrieron al mismo tiempo. Una vez sucedido esto, el titan fue rodeado por una cosmoenergía morada y estalló de repente. El ejecutor de la técnica se acercó lentamente a Minos quién lo miraba con una sonrisa, se trataba de otro juez del infierno: Aiacos de Garuda.
-Te faltó uno.-le dijo Aiacos en tono reprochante a su compañero mientras se acercaba.
-Lo dejé por que sabía que estarías aquí.-respondió Minos quién aparentó no darle importancia al asunto.
-¿Para?-preguntó Aiacos.
-Para encargarte de las sobras.-le contestó Minos.-Recuerda que yo hice todo el trabajo. Pero tu necesitabas un segundo de gloria.
-Yo barrí todo el bosque con el rostro del Olimpo.-afirmó Aiacos cambiaba de rumbo y se alejaba.
-Perdedor...-comentó Minos en voz baja. Luego de eso se dirigió finalmente al grupo de Caballeros.-¿Qué los trae por aquí?-preguntó.
-La guerra.-respondió Albiore rápidamente.
-Últimamente todo tiene que ver con la guerra.-afirmó Minos.-¿Algo más específico?
-Necesito hablar con Hades.-dijo Albiore.
-No te iras a ponerte a gritar como la otra vez ¿Oh sí?-preguntó Minos.
-Na, estoy más educado que antes.-respondió Albiore.-Me metieron preso en el Santuario y durante mi instancia estuve leyendo un par de libros para cultivar el intelecto.
-¿De cuantas páginas?-preguntó Minos incrédulo.
-Quince entre los dos.-afirmó Albiore orgulloso.
...
Desactivaron la barrera de Hades para que los espectros y los Caballeros pudieran pasar. El castillo tenía un aire siniestro, obviamente había tenido días mejores antaño a la ocupación de Hades sobre este. Quizás antes, incluso durante el dominio de Hades, no hubiera tenido un aspecto tan bélico y en consecuencia uno más formal: En todos los pasillos habían astas colgadas en caso de emergencia, los muros eran patrullados por esqueletos, los espectros traían informes de un lado a otro y había una atmósfera "caliente" debido a tanto movimiento.
El grupo de guerreros (quienes eran conducidos por Minos) dieron mucho de que hablar entre los espectros, después de todo no se les puede culpar debido a que nunca antes se había visto una banda tan extraña: Un Caballero de Plata, dos Caballeros Sonotas, un Caballero Negro vistiendo la Armadura de Odín, un dios Guerrero y un General Marina. Los murmullos llegaron a los oídos de "nuestros héroes" (por así decirlo), frases como "Menudo grupo", "¿Qué c@raj@s es esto?" o "Esta tiene que ser una broma".
Atravezaron salones, pasillos (en uno había puerta abierta en la se podía ver a Radamanthys emborrachándose como es costumbre)y llegaron por fin a una habitación acogedora: Cuadrada y mediana con una chimenea encendida, una pequeña mesa en medio con los planos de los alrededores, cuadros colgados en las paredes y unos cuantos adornos curiosos. Básicamente se asemejaba a la sala de mando del palacio de Valhalla solo que un poco más tétrico y con una atmósfera oscura.
Hades estaba con Pandora de un lado, del otro había una mujer. Fue allí cuando Albiore la vio por primera vez: Una mujer de carácter y terrible, al mismo tiempo transmitía una sensación de seguridad pero también de incomodidad. Su cabello era oscuro y le llegaba hasta la cintura la cual estaba protegida por una armadura Sapuri así como el resto de su cuerpo. Su diseño no era como el de la Cloth de Atenea la cual terminaba en una gran falda, esta armadura más que nada se distinguía por que parecía ser hecha para un hombre de la cintura para abajo (botas, rodilleras, muslo, etc). Su apariencia no era natural pues había sido moldeada por el mismo inframundo, quizás antes era rubia y viva.
-Albiore de Cefeo...-comentó Hades inexpresivo.-¿Porqué no me sorprende?
-Para mi también es un gusto.-respondió Albiore haciendo una pequeña reverencia fingida.
-¿Vienes por otro encargo de mi hermano?-preguntó Hades molesto por sin levantar la voz, algo tenía en común con Zeus.
-Algo así, fiera, algo así.-dijo Albiore incorporándose.-Tu hermano me mandó hasta aquí y pide ser destruido por una poderosa alianza.
-Pues vete y dile que su deseo pronto se cumplirá.-respondió Hades.-Pero será su hermano mayor quién acabará individualmente con él.
-¿Y porqué mejor no te unes a mi bando?-insistió Albiore quién no se iba a marchar luego de llegar tan lejos.
-Ya aclaré en Star Hill que no tengo intensiones de unirme a Atenea.-respondió Hades mirándolo a los ojos.-¡Jamás lo haré!
Su grito provocó un fuerte eco por todo el Castillo, su fuerza e imponencia eran testigos de su rango como dios Olímpico, un dios lleno de odio y condenado al inframundo, su prisión, el cual más que un reino es su cautiverio. Odiaba a todos los demás dioses y con toda su fuerza y en especial a Zeus por que lo convenció para levantarle la mano a su padre y posteriormente se quedó con todo el cielo. Y también a la hija de Zeus, Atenea, quién fue la que lo condenó al maldito infierno.
-Hades...-comenzó a decir la voz de Odín desde la Armadura que portaba Jango.-No puedes derrotar al ejército del Olimpo tú solo y lo sabes bien. Ahora es cuando nosotros, los dioses de la tierra, debemos unirnos y luchar hombro a hombro.
-¿A sí?-dijo Hades sarcásticamente.-Muy interesante, tal parece que no entiendes que los "dioses de la tierra" tenemos nuestras diferencias ¿Acaso le pediste ayuda a Loki antes de marcharte de Asgard?
-Así es.-respondió Odín para sorpresa de todos.-Loki ahora vela por Asgard, incluso él sabe que el trasero de todos está en juego hoy en día ¿Vas a dejar que los relámpagos del Olimpo atraviesen tu sucio, asqueroso y pálido trasero sin circuncidad?-preguntó.
-Yo soy testiga de ello...-comentó Perséfone disimuladamente.
Las presencias de Hades y Odín chocaron y provocaron una fuerte química alrededor, la atmósfera se volvió intensa. Jango se preocupó de que Odín intentara "convencer" al dios del inframundo a través de la fuerza tal y como lo hizo con Poseidón. Pero Odín no ocupó el cuerpo de Jango en ningún momento, tan solo se limitó a hacerle frente a Hades.
-Hoy lo viste con tus propios ojos ¡Siete titanes!-exclamó Odín.-El tártaro se ha puesto del lado del Olímpo y tú sabes bien quién estuvo encerrado allí. Oh sí... Me contaron como llamaba tu nombre cientos de veces durante su cautiverio, te maldecía y exigía tu cabeza. Yo lo llamaría titan de setenta metros... Tú lo llamarías "papá".
-A él también lo recibiré en mi hogar.-afirmó Hades.-¡En el infierno!
-Y hablando de infiernos...-continuó Odín.-¿Sabes quién planea hacerse con tus tierras? Un demonio antiguo regresó de las tinieblas y planea extender su territorio hasta el inframundo. Un demonio que tú te encargaste de mantener en cautiverio desde la Era Mitológica cuando fue derrotado en el Pandémonium.-Hades esta vez lo miró sorprendido, Odín prosiguió.-También una buena fuente me comunicó que Zeus está a punto de firmar una alianza con Anubis y Osiris, obviamente Amon Ra también firmará el tratado ¿Crees poder hacer frente tanto a Lucifer como a Amon Ra?-preguntó Odín finalmente.
Hades y Odín cruzaron miradas penetrantes.
...
-Vaya que ese Hades es testarudo.-se quejó Rafaelo.-Negarse ante la alianza de Poseidón, Odín y el Santuario...
Hades no los había echado a fin de cuestas, inclusive les dio una habitación a los seis para que tuvieran techo. Cuando el dios del inframundo se negó a la propuesta de Odín, Albiore le afirmó que no se moverían del Castillo por ningún motivo hasta tener una alianza con Hades. En consecuencia las permitió quedarse en él como si quisiera decir "Está bien quédense a esperar, inclusive les doy un lugar donde vivir el resto de sus miserables vidas mortales".
No era una mala habitación en comparación con el lugar donde durmieron Albiore y Cristal en la isla de la Reina Muerte. Aquí por lo menos eran seis camas cómodas, almohadas suaves y frazadas calientes, inclusive había una chimenea y una pequeña ventanilla que daba hacia ese extenso bosque de Alemania dónde se celebró la batalla hace un par de horas.
-A propósito, señor Odín.-dijo Bud dirigiéndose a su dios (o más bien a la armadura de este).-¿Cómo sabía usted sobre lo de Amon Ra y Lucifer?
-Loki me lo dijo.-respondió Odín.
-Loki es el dios del engaño.-le contradijo Cristal.-¿No cree que podría tratarse de un engaño más?
-Obvio que es un engaño.-afirmó Odín.-Engañó a Amon Ra para que se lo contara.
...
El rojizo suelo del planeta Marte hace juego con su atmósfera anaranjada. A lo lejos no se ve más que óxido de hierro, tormentas de arena y fósiles en estado de descomposición. Al este del planeta, cerca de un gran cráter hay un montón de escombros y trozos de metal apilados. Debajo de ellos sale un hombre (o lo que parece ser un hombre) el cual arroja los metales a un lado, se incorpora y sale del cráter con un gran salto. A continuación ejercita los músculos y se acomoda los huesos.
Dios de la guerra es pero ahora tiene otro propósito: Venganza. Mira hacia el planeta Tierra el cual está a millones de kilómetros pero con su gran divinidad logra verlo a la perfección. Aprieta con fuerza su puño y un gran sentimiento de odio lo invade, se prometió a si mismo matar a Zeus, el maldito dios del Relámpago que mandó a un grupo de idiotas quienes hicieron estallar su base en frente de sus narices.
Fin
PD: el capitulo fue entretenido pero un poco largo te sugiero
que tus capítulos sean mas cortos .que te enfoques en las escenas
principales y no en las de relleno
Adoro el relleno, lo adoro.
Na mentira, ya veré si de ahora en adelante los hago más cortos a los capítulos, gracias por la reseña ^_^
Editado por Macairo de Cancer, 17 enero 2017 - 22:08 .