Este Fan fic se sitúa en un futuro cercano pero posterior a Omega, habrá referencias a todas las sagas de saint seiya pero con una mayoría de personajes y locaciones totalmente originales, cualquier alcance de nombre o técnicas de personajes de otros fan fic es solo coincidencia. Existe un fanfic "El gran torneo Olímpico" que presenta algunas similitudes con mi fic pero solo al inicio, puesto que son temáticas recurrentes en saint seiya.
Espero disfruten de mi trabajo como yo disfruto haciéndolo, se agradece cualquier comentario o sugerencia.
Caprichos Divinos
Capitulo 1: El inicio del torneo
El patriarca entro agitado a los aposentos de Athena, un poderoso cosmo había aparecido de repente y no solo había traspasado las defensas de los doces templos del zodiaco, sino también su propia clarividencia.
Frente a sus ojos de erguían dos figuras divinas, Athena y Hermes, el dios mensajero –No te preocupes mortal, solo traigo un aviso y una invitación al santuario –Dijo Hermes dirigiéndose al Patriarca, este se arrodillo ante la deidad y dijo –No es necesario que un dios como usted me dé explicaciones, al contrario, me disculpo por mi forma tan irreverente de presentarme –Tendrás cosas más importantes de las que preocuparte cuando Athena te explique el porqué de mi visita, nos volveremos a ver humano –En cuanto termino de hablar desapareció sin dejar ni rastros de su presencia, su velocidad no permitió al patriarca ni percatarse del momento en que se marchó.
Athena mostraba mucha preocupación en su rostro –Plutarco, el mensaje del Olimpo es terrible, alguien ha contaminado la mente de mi padre, Zeus, el celebrará un torneo en el que debemos participar si queremos mantener la tierra en paz bajo el control de los humanos –¿Un torneo? ¿Contra quién? –Los demás dioses, todos pondrán en juego sus dominios por orden de mi padre, no entiendo que pretende pero debo llevar al Olimpo a cinco guerreros dentro de siete días –El Patriarca se dio por entendido y fue en busca de los mejores guerreros que Athena tenía a su servicio.
Castor de Géminis, Jasón de Aries, Aldebarán de Tauro y Elpída de Virgo, son los cuatro santos dorados elegidos para acompañar a nuestra diosa, por su nivel cósmico y variedad de habilidades necesarias para enfrentar a rivales desconocidos –Me va a perdonar Patriarca, pero creo que el santo de Libra está más capacitado para esta misión que yo –Dijo la joven Elpída, pero Plutarco respondió con tono áspero –No nos acompañara alguien que no cumple su juramento de proteger a Athena y que ni siquiera sabemos dónde se encuentra –Permítame ir en su búsqueda –Dijo Aldebarán –Está bien, pero solo tienes un día y si lo encuentras será a ti a quien reemplace –El Patriarca intento debilitar la postura de Tauro, para que desistiera, pero este solo asintió con la cabeza y se marchó.
Aldebarán sabia donde se encontraba el santo de Libra y confiaba en el -¡¿Qué estás haciendo viejo vago?! –Grito Tauro con tono burlesco, a unos cien metros estaba Chiros Santo dorado de Libra acostado sobre una roca, al escuchar el grito supo inmediatamente quien era –Grandote Pipin, ¿Qué haces aquí? –Ahora mi nombre es Aldebarán y lo sabes Chiros, vengo a buscarte, el santuario te necesita –No me necesitan, sabes perfectamente que hay varios santos más poderosos que yo y que les gusta más ser perritos protectores de la diosa caprichosa, sin ofender, sabes que no me desagradas, tanto –Al decir esto Chiros se reía burlandose –Deja tus bromas esto es grave Libra, los dioses realizarán un torneo y el premio son los territorios de los demás, ¿Sabes lo que significa verdad? –Libra irónicamente –Así que tu diosa apostó la tierra solo para ganar más territorios y adoradores –No te equivoques, Athena es la que menos quiere que luchemos por capricho, fue el mismo Zeus el que organizó esto -¿Zeus? –Chiros se puso rápidamente de pie, tomo la Armadura de Libra –¿Qué esperamos, Aldebarán de Tauro? en marcha.
Plutarco se sorprendió de que Libra llegara a la convocatoria –Estas hecho un vagabundo Libra, por lo menos deberías preocuparte de tu apariencia antes de presentarte con tu diosa –Libra respondió fugazmente y con una mueca de arrogancia en el rostro –Patriarca, veo que los años no han pasado en vano, creo que hasta se encogió desde la última vez que nos vimos –La irreverencia de Chiros hizo que Castor y Jasón trataran de enfrentarlo, pero Athena apareció en la sala del Patriarca y todos se arrodillaron a excepción de Chiros –Libra que gusto me da verte, me encanta que hayas vuelto y ¿Qué nos acompañes al torneo? –Kari ahora casi pareces una diosa, te falta un poco de belleza, pero me sorprendiste –Siempre tan sincero Chiros, algún día te castigare por irrespetuoso –Athena dijo esto con cara seria, pero con tono de niña molesta, luego soltó una risa –Aquí estamos los cinco elegidos Athena –Interrumpió el Patriarca con voz fuerte, entonces todos se levantaron y Athena abrió un portal que les permitiría llegar directamente al lugar del torneo. Todos entraron a excepción de Aldebarán, entonces Chiros le pregunto -¿Por qué tu no vas? –Tu ocuparas mi lugar –Pipin eso es absurdo, eres el más poderoso de los dos y tal vez de todos los santos de Athena –Chiros usa las armas de Libra, yo no le podría ganar a eso –Después de estas palabras y con una sonrisa en el rostro, empujo dentro del portal a Chiros.
Al cruzar el portal los santos llegaron al lugar donde se llevarían a cabo los combates, era un escenario surrealista, una plataforma de varios cientos de metros, nueve pequeños anfiteatros que daban hacia la plataforma de combate, todo esto flotando en el vacío, pequeños planetoides se apreciaban sobre y bajo los anfiteatros. El principal de estos estaba lleno de ninfas que entonaban cantos y bailaban para el regocijo de Zeus, Hera y Deméter quienes se ubicaban allí, en el centro de la plataforma estaba Hermes quien era el encargado de comunicarse con cada grupo, y junto a él Themis, la representación de la justicia quien determinaría los encuentros y que estos fueran justos.
Cuando los ocho dioses que entrarían en competencia, Athena, Artemisa, Afrodita, Perséfone, Apolo, Hefestos, Dionisio y Fobos y Deimos en representación de su padre Ares, estuvieron presentes, Themis dio los emparejamientos y Hermes las reglas, cada dios dispondría de cinco guerreros, pero solo cuatro podrían combatir por ronda, el ganador sería el grupo que lograra dejar fuera de combate a los cuatro combatientes del equipo rival, cuando un competidor pise la plataforma no podrá retirarse a menos que se rinda o quede fuera de combate.
El primer emparejamiento fue entre Perséfone, quien venía en representación de su marido Hades, quien había muerto a manos de Athena hace un par de siglos, y también en representación de su madre Deméter, su rival Afrodita. Estas diosas habían tenido disputas desde la era del mito por su amado mutuo Adonis, pero desde la desaparición del inframundo Adonis ya no había vuelto al lado de Perséfone e incluso estaba en el equipo que combatiría por Afrodita, esto encolerizó a la reina del inframundo quien ordenó a su equipo matar sin contemplaciones a sus rivales.
El primer combate sería entre Radamantis de Wyvern contra Eneos de Troya, hijo mortal de Afrodita, el Wyvern atacó de forma brutal a Eneos quien se defendía como podía de los golpes y patadas a la velocidad de la luz del espectro, cada golpe hacia un daño considerable sobre el representante de Afrodita y entre los miles de ataques que estaba recibiendo logró encontrar una apertura y lanzó un golpe que mando a Radamantis contra el anfiteatro de Athena, el representante de Perséfone se enfadó porque un guerrero sin capacidades excepcionales le había hecho un daño considerable y volvió volando a la plataforma y lanzó una “Greatest Caution” sobre Eneos lo que lo dejo inmediatamente fuera de combate.
Afrodita se entristeció porque el gran esfuerzo de su hijo no había tenido ningún resultado sobre el espectro, por lo que pidió a Eros que el fuera el siguiente, así el dios del amor armado con su arco y sus flechas de oro y plomo, se presentó a combatir como nunca lo había hecho, en cuanto subió a la plataforma el Wyvern lanzó su técnica, pero a Eros no le causo el más mínimo daño –Espectro tu no conocerás el amor, de hecho no conocerás nada más pues dudo que salgas con vida de este torneo –En ese mismo momento Eros lanzó una flecha de plomo, las cuales encarnan el odio sobre quienes son alcanzados por ellas, esta además dejo sin sentidos al espectro y le causó un gran daño, que lo dejo totalmente fuera de combate.
Perséfone pidió que retiraran a Radamantis de la plataforma, y así lo hizo Hermes –Se recuperará dijo Minos de Grifo, mientras se sentía preocupado por el poder de Eros, Perséfone mostraba una sonrisa confiada y envió a Sísifo –¿Por qué el mi señora? –Preguntó preocupado Aiacos de Garuda –Él ha entrenado durante milenios por causa del castigo que mi señor Hades le había impuesto en el Tártaro, el solo hecho de permanecer allí lo hizo terriblemente fuerte, por solicitud mía los Hecatonquiros lo han entrenado durante más de cien años, además de todo esto Sísifo cayó al Tártaro por quererme como su esposa, su lealtad y fiereza en batalla están más que garantizadas.
Gracias por leer.