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El Renacer de los Olvidados

Silver Saint Hades

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16 respuestas a este tema

#1 Macairo de Cancer

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Publicado 07 diciembre 2015 - 16:03

                 Capítulo 1: "De entre los muertos a la vida"

 

La brisa nocturna proveniente del norte recorría por todo el valle. Al pie de las colinas del Santuario, al sur de los restos del Templo de la Corona, numerosos mausoleos y tumbas adornaban el lugar. Un aire fantasmal se alzaba por la zona, un peculiar sentimiento de muerte y lamento se extendía hasta al menos 10 km a la redonda.

 

Decenas de tumbas habían sido saboteadas o al menos eso parecía puesto que también daban la sensación de que habían sido saboteadas desde dentro... Tal pensamiento helaría la sangre hasta al más audaz de los Caballeros de Atenea.

 

Pero había alguien allí... Alguien cuya presencia rompía aquella penumbra atmósfera. Sin duda era un hombre joven, posiblemente menor de 18 años. Vestía una mortaja blanca pálida la cual parecía una simple sombra en la oscuridad de la noche, y su cabello largo le llegaba hasta la cintura. Aquel joven se tocó la cabeza con la mano derecha y cerró los ojos como si tratara de recordar algo. Volteó y pudo leer el epitafio de una tumba, con la luz de la luna. "Asterión de Perros de Caza, Caballero de Plata" rezaba aquella tumba.

 

El joven Caballero de Plata no recordaba mucho, solamente un terrible infierno de los hielos, dolor absoluto y luego allí, en aquel cementerio de Caballeros, como si tan solo hubieran pasado segundos desde aquella terrible experiencia en el Cocitos.

 

-Sin duda estoy vivo-dijo Asterión para si mismo, empleando una voz ronca.

 

Sentía una mezcla de alegría, alivio pero por sobre todo sorpresa. No sabía que hacía allí no por que, más ni si quiera se le ocurría una forma razonable de como había sido revivido. De todas formas, como un Caballero de Atenea, mientras estuviera vivo entonces su deber era proteger a su diosa así que sin rodeos, volteó otra vez pero ahora en dirección a las 12 Casas cuyo primer templo, Aries, se encontraba pendiente arriba y pasando por el corazón del Santuario.

 

Mientras escalaba, el Caballero de Plata sentía como todas su fuerzas habían regresado, en verdad estaba vivo. A medida que subía podía escuchar numerosas voces discutiendo. 

 

-Quizás sean Caballeros-se dijo mientras escalaba. Asterión recordó a sus amigos Moses, Babel y Misty.

 

Alzó la cabeza y espió. Cerca de las ruinas de lo que había sido antes un edificio, se encontraban discutiendo un grupo de guerreros que vestían Armaduras, el problema es que no parecían ser Armaduras de Bronce, Plata y Oro. Estaban hechas de un material oscuro como las tinieblas los cuales les daban una apariencia sobrenatural pero aún así sus voces sonaban humanas.

 

-...traidores que ha traído el Señor Hades-decía uno de ellos.

 

Asterión iba a presentarse ante aquellos sujetos pero, de manera imprevista, comenzaron a correr hacia las Doce Casas. El Caballero de Plata no perdió tiempo y también les siguió. Le interesaba aquellas cosas que dijo con respecto a "traidores" y "Señor Hades". Se movía con dificultad debido a la mortaja dando pasos accidentales, inclusive estuvo a punto de caerse una vez.

 

Durante la carrera, dio un paso en falso y cayó al suelo torpemente. Esto hizo que todo aquel grupo de guerreros de Armadura Oscura volteara hacia él. Asterión estaba a punto de formular palabra cuando se le adelantaron.

 

-¿Quién rayos eres tu?-le preguntó aquel que parecía ser el cabecilla. Vestía una Armadura diferente a la de sus compañeros, esta era de un color rojo oscuro la cual desprendía un brillo espectral.

 

Asterión se incorporó rápidamente y se puso en guardia.

 

-Lo mismo pregunto yo-le respondió con voz amenazante. Después de todo había sido un Caballero de Plata.

 

Los espectros lo observaron por un instante y luego uno exclamó:

 

-¡Viste un ropaje funerario! De seguro es uno de los Caballeros que nuestro Señor Hades revivió-dijo ferozmente.

 

-¿Te dirigías a tomar la cabeza de Atenea?-preguntó el cabecilla en un tono burlón.

 

Aquella pregunta molestó a Asterión.

 

-¿Me toman como un vil traidor? ¡Jamás tomaría la cabeza de mi diosa! ¡Aún después de muerto sigo siendo su Caballero de Plata, Asterión de Perros de Caza!-les respondió con determinación, con la guardia más alta.

 

Hubo murmullos entre aquellos seres. Algunos formulaban insultos. Otros se pusieron en guardia listos para atacar a Asterión. Uno destacaba entre ellos quién salió de aquel grupo.

 

-El Señor Hades te revivió, te dio su confianza y tu lo has traicionado ¡Ni si quiera la muerte sería un castigo apropiado para ese pecado! ¡Muere sucio traidor!-le dijo aquel ser mientras avanzaba con velocidad para atacar a Asterión.

 

El Caballero de Plata rechazó el ataque y lo tomó de las manos. Ambos forcejearon y provocaron una gran grieta en el suelo. Una batalla se produjo allí. Los demás simplemente observaban.

 

-¿Quienes son ustedes?-preguntó Asterión mientras empleaba todas sus fuerzas para rechazar al enemigo.

 

-¡Somos los Espectros de Hades y hemos venido para tomar la cabeza de la diosa Atenea!-gritó sin muchos reparos aquel espectro.

 

Debido a aquel choque de fuerza, ambos combatientes salieron despedidos. Chocaron violentamente con el suelo y quedaron tendidos por un buen rato. Luego se incorporaron lentamente.

 

-Si él traicionó al dios Hades entonces posiblemente los otros también optaron por elegir esa sucia decisión-dijo el cabecilla.

 

-Entonces váyanse, yo me ocupo de él-dijo aquel espectro que se enfrentaba a Asterión.

 

La tropa de espectros corrió hacia la casa de Aries dejando atrás a aquellos dos contrincantes quienes se lanzaban miradas asesinas como lobos dispuestos a atacar a su presa en cualquier instante.

 

Chocaron puños, partieron la tierra, destruyeron pilares... Ambos estaban muy igualados en poder. En un momento dado, por alguna extraña razón Asterión se descuidó y aquel Espectro prosiguió a atravesar su corazón, dejándolo tendido en el suelo.

 

-Demasiado fácil- dijo aquel espectro mientras se marchaba.

 

Pero todo era una trampa, una ilusión de Asterión quién estaba a punto de atacar a su enemigo por la espalda hasta que un pequeño cuervo se posó en el hombro del Caballero de Plata. Asterión lo miró extrañado, luego sintió la presencia de alguien detrás suyo. Allí se encontraba otro hombre cuyo rostro no era para nada atractivo, esbozaba una sonrisa amplia en la cual sobresalía un par de dientes. Carecía de cejas y sus cuencas oculares le daban una apariencia animal. Como detalle adicional también vestía una mortaja.

 

-¿No eres tu Jamián, el domador de cuervos?-preguntó Asterión hacia aquel que antes había sido su compañero, el Caballero de Plata del Cuervo.


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Publicado 07 diciembre 2015 - 16:15

Hola Macairo! Justo en estos momentos estaba viendo tu nombre rondar por la zona y dije seguro que se trae un fic entre manos... :)

 

¿Prologo? , ¿Donde esta?... Yo te recomiendo hacer de este primer Cap. Como prologo y posteriormente publicar el 1er Capitulo, digo yo no se.

 

Parece ser que la historia gira a el caballero de plata Asterion y a la Saga de Hades ¿No? ... Bueno, lo que si me gusto fue la aparición del caballero de Cuervo, de todo fue eso lo que mas me atrajo.

 

Saludos y suerte.


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#3 Macairo de Cancer

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Publicado 07 diciembre 2015 - 16:29

Hola Macairo! Justo en estos momentos estaba viendo tu nombre rondar por la zona y dije seguro que se trae un fic entre manos... :)

 

¿Prologo? , ¿Donde esta?... Yo te recomiendo hacer de este primer Cap. Como prologo y posteriormente publicar el 1er Capitulo, digo yo no se.

 

Parece ser que la historia gira a el caballero de plata Asterion y a la Saga de Hades ¿No? ... Bueno, lo que si me gusto fue la aparición del caballero de Cuervo, de todo fue eso lo que mas me atrajo.

 

Saludos y suerte.

Si, transcurre durante la Saga de Hades. Trata de aquellos Caballeros que no aparecieron en el capítulo Santuario dando a entender el pro que no participaron. Me gustó Soul of Gold y dije ¿Por que no hacemos eso con los Caballeros de Plata? 

 

Respecto al prólogo, pensé en ponerlo pero después decidí pasar primero a capítulos puesto que no había forma de hacer un buen prólogo sin contar muchos elementos claves de la historia.

 

Gracias por comentar  ^_^


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Publicado 08 diciembre 2015 - 16:00

Capítulo 2: "Trío de Plata"

 

Jamián asintió con la cabeza lentamente sin borrar aquella sonrisa de su rostro.

 

-No puedo creer que alguien de tu poder fuera derrotado-dijo Asterión sin disimular su sorpresa, después de todo había sido asesinado mucho tiempo antes de que a Jamián le llegara la hora.

 

-Tuve un percance...-dijo solemnemente Jamián mientras se rascaba la cabeza y mirado hacia el cielo, sin darle importancia al asunto.-Un pequeño problema con el Caballero Pegaso y una muchacha que se hacía llamar Atenea.

 

-Que curioso-comenzó a decir Asterión mientras entrecerraba sus ojos los cuales miraban en dirección a Jamián-ya que el Caballero Pegaso también tuvo algo que ver con mi muerte. No solo él si no que también la traidora de Marín-dijo con resentimiento mientras golpeaba con furia el suelo, creando un pequeño agujero en la tierra.

 

Hubo un minuto de silencio, Asterión reflexionaba en cuchillas mientras que Jamián se limitaba a acariciar su mandíbula o a rascarse la nariz. El viento dejó de correr y todo quedó absolutamente mudo. Quizás pasaron minutos los cuales completaron una media hora, ninguno lo sabe. Lo importante es que después de todo, quizás por arte del destino se sintió un leve temblor seguido de gritos y alaridos.

 

-¿Que fue eso?-preguntó Asterión mientras se incorporaba, estaba alarmado.

 

-Si mi sexto sentido no me falla, viene de aquella dirección-comentó Jamián mientras señalaba un pequeño y viejo coliseo el cual usaban los soldados rasos del Santuario para entrenar.

 

-Tu no tienes sexto sentido-le discutió Asterión a su compañero mientras se encaminaba hacia el pequeño Coliseo.

 

-Quién sabe, quizás tenga 8-respondió Jamián en tono burlón mientras seguía a su compañero.

 

Comenzaron a correr. Ahora se escuchaban sonidos de golpes a lo lejos, sonidos que cada vez se hacían más cercanos a medida que avanzaban.

 

Aquel Coliseo se encontraba hundido en la tierra, es decir, parecía ser un gran agujero en forma circular con forma escalonada los cuales vendrían a ser asientos para los espectadores de batalla. Asterión y Jamián se acercaron al borde para poder apreciar bien la batalla que se estaba librando más abajo.

 

Para sorpresa de ellos también se encontraba otro hombre vestido de mortaja, luchaba contra un grupo de figuras encapuchadas quienes, a pesar de que lo superaban en número, eran repelidos por aquel valiente guerrero.

 

-Así que él también...-murmuró Asterión mientras observaba a otro viejo compañero.

 

Las figuras eran un numeroso grupo de 20 o al menos eso contó Asterión. Cuando aquel guerrero les atacaba, ellos quedaban tumbados por un pequeño lapso de tiempo para después volver a incorporarse y seguir luchando.

 

-No llegaremos a nada si seguimos así...-dijo aquel guerrero en medio de jadeos con la guardia alta.-Aquí tienen algo bonito ¡Flecha Fantasmal!

 

Elevando su cosmos y apuntando a sus enemigos, el guerrero lanzó numerosas cantidad de flechas las cuales impactaron en sus enemigos y todos se evaporaron sin dejar rastro alguno. Una vez terminada la batalla, el guerrero se limpió el sudor de su rostro y miró directamente hacia sus espectadores.

 

-El espectáculo terminó señores-dijo a regañadientes mientras subía los escalones.

 

-Un placer encontrarlo aquí, Caballero de Plata de Flecha Sagitta-dijo Asterión mientras esbozaba una sonrisa.

 

Ptolemy era el Caballero de Sagitta y en verdad tenía un aire parecido al de Asterión. Con un cabello largo y una mirada de confianza, el Ptolemy siempre cumplía con su objetivo aunque eso implicara arriesgar su vida.

 

-¿A quienes tenemos aquí?-comenzó a decir Ptolemy mientras observaba detenidamente a sus dos compañeros-el Perro Faldero de Misty y a Cabeza de Cuervo-dijo mientras dejaba escapar una pequeña carcajada la cual ocultó con su brazo derecho.

 

-Eso no quita el hecho de que estás igual de muerto como nosotros-dijo Jamián molesto mientras acariciaba a un cuervo que se había posado en su hombro.

 

-No Jamián, no estamos muertos.-dijo Asterión seriamente mientras observaba su propia mano izquierda, articulaba cada músculo del dedo como si fuera increíble hacerlo-En efecto fuimos asesinados pero por alguna extraña razón volvimos a la vida, algo o alguien está jugando con nosotros.

 

-Yo escuché algo interesante de esos seres encapuchados.-dijo Asterión mientras cerraba los ojos y sonreía con astucia-Creo que fuimos revividos por Hades para traer la cabeza de Atenea.

 

-Nosotros también escuchamos algo parecido-dijo Jamián mientras estiraba su mandíbula con el dedo pulgar, un indicio de que estaba reflexionando, obviamente un gesto propio de alguien tan excéntrico como él.-¿Pero para que nos reviviría Hades si no tenemos la mínima intención de traicionar a Atenea?.

 

Los tres permanecieron callados, lo único que se escuchaban era los gemidos del pequeño cuervo negro que Jamián acariciaba. Sus ojos brillaban en plena noche.

 

-Y bien ¿Por que no lo averiguamos por nosotros mismos?-propuso Asterión mientras rompía el silencio.

 

Como si hubiera sido aceptada la idea al instante, el trío de Caballeros de Plata se dirigió velozmente al corazón del Santuario. Mientras tanto, a miles de kilómetros de distancia, en algún lugar del pacífico sur se encontraba los restos de una isla la cual había sido hundida completamente alguna vez. Ahora solo era un pedazo de roca en medio del océano pero aún así no quitaba el hecho de que había alguien allí.

 

Solitario y con la mirada fija en el mar, aquel hombre no sabía que hacía allí pero de todas formas no iba a quedarse. Con un silencio fantasmal y dotado de una gran fuerza sobrehumana comenzó a nadar hacia donde el sol nacía...


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Publicado 08 diciembre 2015 - 16:09

mucha suerte en tu fic


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#6 Macairo de Cancer

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Publicado 08 diciembre 2015 - 17:38

mucha suerte en tu fic

Gracias  :s55:  :s96:


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Publicado 09 diciembre 2015 - 11:18

  Capítulo 1: "De entre los muertos a la vida"

 

-me pregunto porque el plateado no recuerda que fue

revivido por Hades a cambio de que traicione a Athena

 

-estuvo interesante el capitulo

 

 


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Publicado 10 diciembre 2015 - 14:01

Capítulo 3: "El Ángel Caído y el Séptimo Sentido"

 

-¿Quién es ese tipo?-preguntaba el dueño de una taberna en Indonesia.

 

Era una taberna alegre construida con ladrillos pintados de un verde oscuro mientras que el suelo estaba hecho de madera de ébano. La estructura apenas poseía un par de ventanas, su principal fuente de iluminación era una docena de lámparas de techo distribuidas por todo el edificio. Debido a la cantidad de gente era natural que hiciera un insoportable calor. Había mucho ruido el cual estaba compuesto de voces, ruido de copas, risas o acaloradas discusiones.

 

En la barra había un hombre que llamaba la atención debido a su cabellera rubia la cual le llegaba hasta la cintura. Tenía un cuerpo atlético y una piel bronceada. No parecía ser muy social, simplemente se limitaba a beber en silencio.

 

-No lo sé, llegó hace un par de minutos-dijo el tabernero mientras secaba una copa con un trapo sucio.

 

De forma repentina, un señor bien vestido se sentó al lado del hombre misterioso.

 

-Tráigame su mejor licor por favor-le dijo al tabernero mientras le hacía señas con la mano derecha.

 

El hombre misterioso no le prestó atención y siguió bebiendo como si estuviera absorto en su propio mundo.

 

-Tu no pareces ser de por aquí-le dijo aquel patrón mientras observaba detenidamente la cabellera rubia.

 

-Si, tienes razón-le respondió el misterioso hombre sin siquiera mirar al patrón.

 

Este sonrió y no dijo nada más. Se limitó a esperar mientras le traían su bebida y estuvo tres minutos callado mientras disfrutaba cada trago de alcohol. Luego se limpió con la mano y volvió a centrar su atención sobre el hombre misterioso.

 

-¿Tienes un nombre?-le preguntó el patrón seriamente pero con un aire amistoso y sociable.-¿Pero donde están mis modales?-se disculpó.-Llámame Iskandar.

 

-En el lugar donde nací me llamaron Daidalos. Albiore es un nombre que también utilizo y me lo pusieron mis compañeros-le respondió el hombre misterioso mientras observaba su copa detenidamente.

 

-Entonces te llamaré Daidalos-le respondió Iskandar en tono burlón.-Pero la verdadera pregunta es ¿Que asuntos trae a un hombre rubio en este lugar tan remoto del mundo?-le preguntó con curiosidad.

 

Albiore estaba por responder cuando de pronto se escuchó a lo lejos una gran explosión. Todo los clientes de la taberna salieron velozmente hacia afuera para ver que estaba ocurriendo, lo mismo hicieron Albiore y el patrón.

 

La ciudad estaba en llamas, la gente huía despavorida por miedo. Habían gritos por doquier. En la costa numerosos barcos se adentraban a mar abierto. Furiosas corrientes de aire se dirigían a todas direcciones.

 

-¿Que rayos está sucediendo?-preguntó el patrón mientras sujetaba su sombrero con fuerza. Estaba pálido y sudaba como perro.-¿Será un grupo de civiles armados?.

 

-No-dijo Albiore seriamente. Al parecer era el único al que las corrientes de aire no lo afectaban.-Un grupo de personas no podrían hacer todo este caos en cuestión de minutos.

 

Y sin decir nada más caminó en dirección al centro de la ciudad para adentrarse en esta a pesar de las insistencias del patrón quién le miraba sorprendido.

 

Edificios caían, las casas ardían y la gente gritaba y lloraba. Mientras tanto Albiore con cada paso que daba se adentraba más y más en la boca del lobo. De la nada apareció un ser con forma humanoide. Vestía una Armadura peculiar puesto que ni el mismo Albiore podría describir como era: Al parecer desprendía una especie de brillo blanco pero cuando uno lo veía blanco entonces automáticamente se convertía en un brillo oscuro espectral. Poseía un par de alas solo que estas estaban "caídas". Su rostro estaba cubierto por una máscara la cual parecía estar hecha del mismo material que su armadura la cual cubría todo el cuerpo excepto ambos antebrazos. Su cabello era rubio y le llegaba a los hombros.

 

-¿Quién eres tu que osas imponerte ante mi poder cuya magnificencia fue marcada tras el paso del cielo al infierno?-preguntó aquel con aire de reproche pero sin perder la calma.

 

-¿Quién eres tu?-le preguntó Albiore mientras se ponía en guardia y fruncía el ceño. Cabe destacar que no poseía su Armadura consigo. Más, solo vestía un ropaje en mal estado siendo este el mismo que llevaba puesto cuando Milo de Escorpión le enterró en la Isla de Andromeda.

 

-Para que lo entiendas soy un ser divino que nació en los confines del cielo y las tinieblas, soy divino y a la vez maldito, soy hermoso y terrible, soy perfecto e imperfecto.-Comenzó a explicar aquel ser como si se regocijara por cada palabra mencionada-Una vez fui uno de los Altos, ahora soy un simple desterrado que juega con la vida y las emociones humanas para después reírme de como me atribuyen todos sus errores e imperfecciones. Me llamo Mefistófeles y soy un Ángel Caído desterrado por Dios.

 

A Daidalos no le hizo ninguna gracia. Es más, sintió como un terrible mal presentimiento recorría hasta lo más profundo de su ser, hasta la última ramificación terminal de sus neuronas. Estaba helado e incluso temblaba. Una gota de sudor recorría de su frente hasta desaparecer en algún lugar remoto de su bronceada mejilla.

 

Pero aún así era un Caballero valiente. No se dejaría intimidar por un enemigo como él ni con ningún otro aunque fuese un dios. Después de todo Albiore se había convertido en un Caballero para defender la justicia.

 

-¡Yo soy Albiore de Cefeo, un Caballero de Plata!-comenzó a decir con todo su coraje reunido-Una vez me consideraron Maestro de Caballeros, luego me desterraron. Pero aún después de la muerte, después de haber pasado por el río Aqueronte hacia el terrible infierno de los hielos, mi determinación hacia Atenea, la justicia y la raza humana sigue siendo igual de fuerte. ¡Te enfrentaré en nombre de Atenea!

 

Y sin decir nada más ambos guerreros se batieron a duelo. A medida que avanzaba el combate, Albiore comenzó a sentir la superioridad de su adversario en la batalla.

 

Albiore recibió cada uno de los golpes de su rival, por su parte él no acertó siquiera uno. Mefistófeles creó un rayo ken con su mano izquierda el cual dió de lleno a Albiore el cual cayó al suelo e impactó con él violentamente con la cabeza, desangrándose.

 

-Se ve que eres simples palabras y nada más.-le dijo Mefistófeles en tono burlón mientras se le acercaba lentamente.-Patética conclusión para tal presentación, sin duda eres lamentable Cefeo. Vaya atrevimiento el querer enfrentarme sin siquiera vestir tu Armadura.

 

-Tu no lo entendería...-Comenzó a decir Albiore mientras intentaba incorporarse pero el dolor se lo impedía.-Básicamente un Caballero no puede permitirse escapar de una rata como tu.-Y dicho eso cayó al suelo otra vez.

 

-No eres más que un insecto insolente--comentó Mefistófeles a Albiore sin perder la calma, apuntando con su mano izquierda al Caballero de Plata.-Sin embargo admiro tu osadía, tendrás una muerte digna como Caballero. Con este débil ataque será suficiente... ¡Luz infernal!

 

Y sin decir nada más lanzó otro rayo ken solo que este era diferente, era de un color escarlata con luminosos bordes oscuros. Albiore no intentó moverse, no haría nada más, esa era su derrota. Sin embargo algo increíble sucedió: Del cielo algo calló justo en medio de Albiore y el ataque, defendiéndolo.

 

Una vez el estallido de luz terminó, Albiore pudo apreciar como la Armadura de Cefeo había venido en su rescate y amortiguó todo el ataque para salvar a su antiguo portador.

 

-Imposible ¿Has venido a ayudarme?-le preguntó Albiore sorprendido a su Armdura.

 

Claro que Albiore no esperaba una respuesta por palabras de la misma Armadura pero de todas formas esta contestó a la pregunta. Inmediatamente se desprendió y vistió a Albiore. Cabe destacar que había sido reparada durante todo ese tiempo, solo tenía un par de grietas debido al ataque de Mefistófeles.

 

Con la Armadura puesta, Albiore sentía como sus energías regresaban. Blandió las Cadenas de la Armadura y comenzó a usarlas para atacar a Mefistófeles quién esquivaba cada uno de los ataques que el Caballero de Plata le lanzaba.

 

-Eres muy lento-se burlaba Mefistófeles sin cambiar su expresión.

 

-Quizás sea cierto, después de todo estoy muy cansado-dijo Albiore mientras jadeaba.-Aún así no me puede matar el agotamiento ¡Toma esto! ¡Maremoto de Cefeo!

 

Albiore desprendió fuertes corrientes de Cosmos con una furia que simulaba la fuerza de un maremoto el cual se dirigió directo a Mefistófeles quién detuvo la técnica con sus dos manos.

 

-Sigo creyendo que eres poderoso, estás a la altura de un Caballero Dorado pero no despertaste el séptimo sentido. ¿¡Que rayos vio mi señor en ti!?-y de manera imprevista se lanzó directo a Albiore para darle un terrible puñetazo en la barriga el cual hizo añicos gran parte de la Armadura de Cefeo.

 

Aún así Albiore logró detener el golpe antes de que este le dejara una herida mortal. Aún en medio del dolor logró elevar su Cosmos el cual se hizo presente como un aura blanca rodeando al Caballero de Plata de Cefeo.

 

-Quizás sea débil comparado con un Caballero Dorado pero ¡Aún así!...-comenzó a decir Albiore meintras su Cosmos se elevaba más y más-¡Aún así soy un Caballero de Plata y voy a derrotarte!-y dicho eso atacó a Mefistófeles golpeando su Armadura provocando un gran estallido el cual despidió a ambos guerreros hacia direcciones contrarias.

 

Albiore cayó tumbado al suelo. Mefistófeles por su parte se mantuvo de pie. Aquel ataque no había sido lo suficientemente poderoso como para asesinarlo pero aún así dejó un pequeño rasguño en su Armadura.

 

-Al parecer despertó el Séptimo Sentido por un pequeño periodo de tiempo.-dijo asombrado mientras divisaba el diminuto rayón en su Armadura-En verdad progresó, en fin... Supongo que es suficiente por hoy.

 

Y desapareció entre las sombras dejando a Albiore tendido en el suelo, desmallado por el esfuerzo.

 

 

 

 


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Capítulo 2: "Trío de Plata"

 

-asi que Jamián y Asterión aun no se enteran que saori en verdad era athena XD

 

-Tu no tienes sexto sentido-le discutió Asterión a su compañero mientras se encaminaba hacia el pequeño Coliseo.
 
-Quién sabe, quizás tenga 8-respondió Jamián en tono burlón mientras seguía a su compañero.

 

-En teoria todos los caballeros tienen cierto control  del sexto sentido,lo que si  no tienen es septimo sentido

 

-fue graciosos el encuentro del trio plateado


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Publicado 12 diciembre 2015 - 10:29

Capítulo 2: "Trío de Plata"

 

-asi que Jamián y Asterión aun no se enteran que saori en verdad era athena XD

 

-Tu no tienes sexto sentido-le discutió Asterión a su compañero mientras se encaminaba hacia el pequeño Coliseo.
 
-Quién sabe, quizás tenga 8-respondió Jamián en tono burlón mientras seguía a su compañero.

 

-En teoria todos los caballeros tienen cierto control  del sexto sentido,lo que si  no tienen es septimo sentido

 

-fue graciosos el encuentro del trio plateado

Jamián se refería a un "sentido especial" como premonición o un presentimiento agudo. No se refería exactamente al Cosmos el cual es el verdadero sexto sentido de los Caballeros  ^_^


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Publicado 13 diciembre 2015 - 15:26

Capítulo 3: "El Ángel Caído y el Séptimo Sentido"

 

-me parece que a Daidalos./Albiore lo discriminan en la taberna por ser rubio  XD

-buena pelea entre el plateado y Mefistófeles


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#12 Macairo de Cancer

Macairo de Cancer

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Publicado 16 diciembre 2015 - 21:50

Capítulo 4: "¡Que arda el Cosmos de Plata!"
 
-¿¡Entonces a ti te mató Pegaso!?-preguntó incrédulo Asterión a su compañero Ptolemy.
 
El Caballero de Plata asintió y esbozó una mueca mientras miraba el suelo. Los tres Caballeros de Plata habían intentado ingresar a Las Doce Casas pero el Santuario se encontraba rodeado de espectros encapuchados. Solo habían pasado un par de minutos desde que se encontraron a un grupo grande de cincuenta.
 
-¿De dónde vendrán estos malditos?-preguntó bastante molesto Ptolemy mientras se sentaba en una roca.
 
-Lo mismo me pregunto-dijo Jamián.
 
Intentó imitar a su compañero sentándose en una roca. Acto seguido el Caballero de Plata se levantó automáticamente y se frotó el trasero con ambas manos.
 
-Mejor ten cuidado con estas colinas escarpadas-dijo Ptolemy entre risas mientras se fijaba en la filosa roca en la que Jamián intentó sentarse.
 
Ptolemy encendió fuego con su Cosmos y los tres Caballeros de Plata se sentaron alrededor de él en medio de la noche siendo la luna su única compañía. Permanecieron en silencio, acababan de revivir pero aún entablaron varias batallas.
 
-Hasta ahora solo nos topamos con enemigos-observó Asterión con la mirada fija en las brasas.
 
-¿Qué diablos está pasando aquí? ¿Por qué reviviríamos y justo en medio de una Guerra Santa?-se preguntó Ptolemy.
 
-La verdadera pregunta es ¿Que quieren de nosotros?-agregó Jamián.
 
-Si tanto preguntas...-dijo una fría voz allá a lo lejos.
 
Esta inesperada respuesta sobresaltó a los tres Caballeros. Un estallido de luz apareció en frente de ellos. Luego se les presentó un ser el cual tomó forma a medida que avanzaba. Al principio parecía ser una silueta con forma humanoide. Luego "tomó color" poco a poco. 
 
Vestía una Armadura la cual llevaba un par de alas "caídas". Era oscura y luminosa a la vez. El rostro de este guerrero desconocido era bello y a la vez terrible, su cabello estaba atado con una cola y era de color negro. Su rostro no expresaba absolutamente nada, simplemente se limitaba a ver. Aún así daba la impresión de que era más un rostro de tristeza que de felicidad. Asterión estaba a punto de formular una pregunta cuando el recién llegado levantó delicadamente una mano en señal de silencio.
 
-No tengo un nombre propio-comenzó a hablar con una fría y distante.-Aún así pueden llamarme Astaroth el magnífico, Astaroh el estupendo, Astaroth el duque o simplemente Astaroth el mensajero. Según su punto de vista puedo ser cada uno de esos títulos o básicamente todos a la vez.
 
Su propia presencia les daba a los tres un sentimiento de inseguridad. Estaban todos con la guardia alta, Asterión le miraba fijamente, Ptolemy vigilaba cada uno de sus movimientos, Jamián quién estaba atrás se limitaba a esperar un ataque.
 
-¿A qué vienes tu armado y preparado para la guerra al Santuario de la diosa Atenea?-le preguntó desconfiadamente Asterión.
 
-No he venido aquí como un enemigo sino como un amigo, no quiero incitar a la guerra si no que a la paz.-le respondió Astaroth sin pestañear una sola vez. A Asterión le costaba mantener fija su mirada.
 
-Habla de una vez, tienes mi atención-respondió Asterión sin bajar la guardia.
 
-Hay alguien a quién le gustaría comprar sus servicios-respondió Astaroth tranquilamente.-Quizás ustedes se nieguen a aceptar su oferta… Pero tal vez cambien de opinión cuando escuchen la recompensa.
 
Sin duda hablaba con palabras dulces y melosas, los tres Caballeros de Plata permanecieron inmóviles, dejándose llevar por la voz de aquel extraño ser así como quién se deja llevar por la lectura de un libro sin si quiera comprender el significado de cada palabra.
 
-¿Qué clase de recompensa?-preguntó Ptolemy.
 
-Una que ni si quiera ustedes podrían rechazar.-respondió Astaroth haciendo una pausa para así aumentar la tensión.-La vida eterna.
 
Ptolemy se inmutó, Jamián quedó boquiabierto, Asterión abrió sus ojos de par en par.
 
-Sí, desde los comienzos de los días es natural que la máxima meta del hombre sea encontrar la inmortalidad-continuó Astaroth tranquilamente pero con un aire de paz, después de todo había dado en la tecla-. No es raro que un humano reaccione de esta manera cuando la tiene servida delante de sus ojos.
 
-Espera un momento ¿Qué clase de servicio estamos aceptando?-preguntó Asterión saliendo de aquel “sueño hermoso”.
 
-Algo muy sencillo para ustedes quienes alguna vez fueron Caballeros de Plata.-respondió Astaroth con aquellos hipnotizantes ojos.-La cabeza de la diosa Atenea.
 
-Sí, como no…-respondió Jamián en tono burlón.
 
-Oye cara bonita, no te pases de listo-le respondió inmediatamente Ptolemy con una extraña mirada que combinaba tanto mueca como sonrisa.
 
-Búscate a otro grupo de idiotas.-le reprochó Asterión-¿Qué te hacía pensar que aceptaríamos así como así? Es más ¿Qué no decías tu que venían en paz y no en guerra?
 
-Pensé que aceptarían puesto que después de todo ustedes son considerado lo más bajo en las filas de Atenea-dijo Astaroth con un extraño tono de decepción.
 
Aquel comentario sorprendió al trío de Caballeros de Plata. Se miraron las caras unos a otros sin dar crédito a sus oídos.
 
-¿A qué te refieres con lo más bajo?-preguntó Ptolemy molestó.
 
-Flecha Sagitta es recordado con rencor por todo el Santuario por su excelente trabajo de herir y casi asesinar a la diosa Atenea-respondió Astaroth.
 
Ahora aquel ser parecía algo diferente, se regocijaba de la expresión de espanto que Ptolemy quién se puso pálido y se tocó la frente con la mano derecha.
 
-Cuervo no es un Caballero muy popular, estuvo a punto de levantar la mano contra la diosa Atenea-siguió Astaroth lentamente.
 
Era el turno de Jamián, este abrió ambos ojos de forma caricaturesca y lanzó un gemido muy parecido al que emitiría un ave. Incluso dio un paso atrás temblando.
 
-Por último tenemos a Perros de Caza-dijo mirando directamente a Asterión quién también se inmutó y comenzó a sudar exactamente como lo haría un perro.-Tu alma seguía en pena por no haber podido hacer nada para salvar a tus compañeros y por qué te asesinó uno de estos.
Asterión lanzó un grito y se agarró con ambas manos la cabeza. Se arrodilló y se recostó en el suelo.
 
-Ustedes tienen un aspecto lamentable.-se burló Astaroth-En verdad son unos tontos, deberían haber aceptado la propuesta de vida eterna, ahora no son más que simples gusanos. No se preocupen, después de sus muertes podrán disculparse personalmente con Atenea, otros Caballeros también fueron revividos.
 
Ninguno de los tres lo vio venir, Astaroth corrió directo hacia Ptolemy quién estaba desprevenido, lo tomo del rostro y lo aventó violentamente contra el suelo creando una gran grieta mientras que Ptolemy se encontraba en el fondo de un agujero.
 
Asterión intentó contraatacar pero Astaroth rápidamente lo esquivó y lo tomó del brazo. Luego lo arrojó hacia el cielo.
 
Jamián se dirigió rápidamente para asistir a su compañero pero lo único que ganó fue un terrible puñetazo en la barriga el cual le hizo sangrar por la bonca. Astaroth lo pateó haciendo que el Caballero de Plata se desplazara al menos siete metros.
 
Asterión, quién había sido arrojado, ahora estaba cayendo. Al llegar a la altura de Astaroth, este proyecto energía ken con la mano la cual fue directa a Ptolemy.
 
-Envíenle un saludo a Atenea de mi parte-.les dijo Astaroth mientras producía una gran esfera eléctrica con ambas manos.- ¡Discúlpense con ella por haber fracasado!
 
Los tres no podían mover un solo músculo, nada más podían decir “Atenea” entrecortadamente.
 
Una bella voz se escuchó de pronto. Era débil pero hermosa y llena de energía. Era un canto. Los tres Caballeros de Plata sintieron como sus corazones se llenaban y se alzaban. Sus espíritus se reconstruyeron.
 
-¿Qué es esa voz?-preguntó Ptolemy sorprendido.
 
-No puede ser…-dijo Astaroth.
 
Astaroth también por primera vez no parecía ser indiferente, también había abierto los ojos y hablaba con la boca abierta.
 
-Solo una voz puede reforzar el alma de esta manera-dijo Asterión emocionado.
 
-Es la señorita Atenea que vela por nosotros y después de lo que hemos hecho…-comentó Jamián mientras lloraba.
 
De pronto los tres Caballeros de Plata estaban llorando, Jamián lo hacía desconsoladamente.
 
-Dice que nos levantemos y sigamos luchando-observó Asterión mientras se secaba las lágrimas.
 
-¡Sí! ¡No me voy a rendir contra un enemigo como él!-dijo Ptolemy mientras recobraba las fuerzas y se incorporaba.
 
Acto seguido, el trío de Caballeros de Plata se levantaron y encendieron sus Cosmos al unísono, una poderosa Cosmo energía de Plata se elevaba.
 
Atrás de cada uno se posó una caja de Armadura hecha de Plata. Las tres se abrieron y vistieron a sus antiguos propietarios.
 
-¡Ptolemy de Flecha Sagitta!-gritó Ptolemy.
 
-¡Asterión de Perros de Caza!-gritó Asterión.
 
-¡Jamián de Cuervo!-gritó Jamián.
 
-¡Caballeros de Plata!-gritaron los tres juntos.
Las Armaduras habían sido reparadas y ahora desprendían un aura Plateada, reflejaban un intenso rayo de luz.
 
-¡Veamos que hacen con esos trozos de metal!-gritó Astaroth.
Se lanzó directamente hacia Ptolemy pero ahora este le esquivó.
 
-¡No es recomendable usar la misma técnica con un Caballero!-dijo este y acto seguido le tomó del rostro-¡Por Atenea!
Le estrelló contra el suelo pero el ser rebotó y dio un gran salto hacia el cielo, sin darse cuenta que Jamián se había posado junto a él en el aire.
 
-¡Terror del Ala Negra!-gritó mientras producía un gran “cuervo” de cosmos con su mano derecha lanzándoselo a su rival.
 
Astaroth no se esperaba esto y por lo tanto recibió todo el ataque. Cayó directamente hacia el suelo en donde lo esperaba Asterión.
 
-Ojo por ojo ¡Diente por diente!-gritó de rabia mientras se lanzaba hacia su enemigo.
 
Cuando el Caballero de Plata llegó junto a Astaroth, le lanzó una terrible patada la cual logró que este saliera volando.
 
Los tres Caballeros Plateados se reunieron en el suelo y esperaron. Cuando vieron caer a Astaroth el trío se preparó para atacar.
 
-¡Ahora!-gritó Asterión-¡Presa Final!-un gran aullido se escuchó, detrás de Asterión se formó un gran perro quién mostraba los colmillos.
 
-¡Flechas Fantasmal!-gritó Ptolemy
 
-¡Terror del Ala Negra!-gritó Jamián.
 
El trío de ataques combinados fueron a parar directamente hasta Astaroth quién no tuvo tiempo de evitarlo y los recibió de lleno. Su Armadura se estaba llenando de grietas.
 
-¡Imposible! ¡Nadie había hecho un solo rasguño a una Mäzalêll!-dijo y desapareció sin dejar rastro alguno.
 
-¿Ha muerto?-preguntó Jamián jadeando por el esfuerzo.
 
-No lo creo, es muy poderoso-le respondió Asterión con tono pensativo.
Y los tres quedaron allí por un par de minutos. Mientras tanto un hombre despertaba en los fríos hielos de Siberia…

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Parte 1: La Misión Suicida Parte 2: El Regreso de Zeus


Parte 3: El Capítulo Final (Aún no escrito)


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Publicado 17 diciembre 2015 - 22:44

Lo bueno:

 

-la aparición de un personaje enigmático como Astaroth 

 

-las expresiones que pusieron los plateados al enterarse que intentaron eliminar a la verdadera Athena

 

Lo no tan bueno

 

-Que los 3 se pusieran a llorar fue un poco..........................raro


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#14 Macairo de Cancer

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Publicado 24 diciembre 2015 - 17:26

Capítulo 5: Maestro Vs Maestro: Lucha en el mundo de Lucifer

 

-¿En donde rayos estoy?-se preguntó un hombre en medio del durísimo clima.

 

Los fuertes vientos y la gruesa capa de neblina le nublaban la vista. Solo podía divisar montañas a lo lejos, además de un gran lago congelado.

 

Pero por sobre todo lo que más le llamaba la atención era una gran cruz de hielo tallada a la izquierda de lo que parecía ser un hueco con forma rectangular, obviamente era una tumba.

 

Se acercó e intentó leer en la inscripción de la cruz. Agudizó la vista lo más que pudo y leyó: “Caballero de Cristal”. Era una letra que se le hacía muy familiar. Junto a este hombre también había una rosa.

 

Podía quedarse a reflexionar pero no podía darse ese lujo, iría a buscar las respuestas él mismo. Con una velocidad increíble salió disparado hacia el sur. Solo las luces de las estrellas le acompañaban, solamente el Caballero de Cristal, las estrellas y la oscura noche en los hielos eternos de Siberia.

 

La desorientación lo abrumaba, él sabía muy bien que no debería estar allí puesto que fue asesinado por Hyoga de Cisne, su mejor alumno. Al principio creyó seguir estando dentro del infierno del hielo puesto que no había mucha diferencia entre dichoso lugar y Siberia. Pero luego la sensación de estar con vida regresó a él, sabía que estaba vivo así como una persona sabe cuando está despierta y no dormida.

 

-Parece que tu también has despertado.-dijo una inexpresiva voz a lo lejos, en forma de eco.

 

El Caballero de Cristal sintió que esa voz le era muy familiar. Por un momento creyó que se trataba de su maestro.

 

-¡Camus de Acuario! ¿¡Eres tú!?-preguntó en voz alta.

 

Su maestro siempre le aconsejó de ser frío en todo momento pero en esta ocasión sentía una aceleración en su corazón, estaba emocionado ¿Es posible no estarlo después de haber muerto?

 

Pero cuando menos se lo esperaba, Cristal se dio cuenta que tenía ambos pies congelados hasta las rodillas.

 

-No soy ningún Camus de Acuario-dijo aquella voz.

 

Ahora Cristal se percató de que no era su maestro: Camus hablaba y se comportaba con una fría magnificencia forzada. En cambio este hombre, o quién fuera, poseía una frialdad natural, algo que nunca antes había visto.

 

-¿Quién eres?-preguntó Cristal.

 

Su voz se apagaba debido a los fuertes vientos. Aún así su acompañante lo escuchó perfectamente.

 

-En algunos lugares me conocen como un dios.-explicó con una silbante voz-También como un ser de mala muerte, algo sobrenatural más allá del entendimiento, mucho más lejos del Octavo Sentido. No importa cual, todas las teorías tienen algo en común: soy un Demonio, un Ángel Caído.

 

-¿Qué hace aquí un Ángel Caído?-.preguntó Cristal sorprendido por aquella revelación.

 

-Todo a su debido tiempo-.le respondió.-Por ahora limítate a seguirme.

 

Y terminada aquella frase, el Ángel Caído se presentó ante El Caballero de Cristal. Tenía el iris de sus ojos de color rojo sangre. Su rostro se asemejaba al de un reptil humanoide. Su piel era completamente oscura, una larga caballera negra le llegaba hasta la cintura.

 

Vestía la típica armadura de un Ángel Caído solo que también portaba una lanza, un escudo y un gran cuchillo negro atado a un cinturón. Ese era el legendario Cuchillo de Obsidiana “Tla” capaz de cortarlo casi todo.

 

-Itzlacoliuhqui para servirle.-se presentó el Ángel Caído haciendo una pequeña reverencia a Cristal, acto seguido le descongeló ambas piernas.-También puede llamarme Itzla.

 

-Un placer.-le dijo secamente Cristal.

 

-Por aquí si es tan amable.-le dijo Itzla mientras señalaba hacia una determinada dirección. Allí apareció un gran portal.

Cristal se encaminó hacia allí, Itzla le siguió por detrás. Cuando ambos lo atravesaron, el portal se cerró.

 

El Caballero de Cristal ahora se encontraba dentro de una oscura dimensión. Era rojo sangre acompañada de una oscura atmósfera. No sentía frío ni calor, tampoco hambre o sueño, simplemente allí no existía nada.

 

No hacía ningún ruido al pisar. Había fuego en todos lados pero este no emitía ninguna luz.

 

-Este es el pasaje hacia el Pandemonium.-le explicó Itzla mientras avanzaban.-Por mucho tiempo fue la principal vía de comunicaciones entre los Ángeles y Demonios, ahora solamente es un lugar abandonado.

 

-¿Qué es el Pandemonium y porque me llevas hacia allí?-preguntó Cristal.

 

-Es el Castillo del Señor de las Tinieblas.-explicó Itzla.-Allí gobierna mi Señor. Cuando lleguemos allí lo entenderás.

 

Y permanecieron callados por el resto del camino. Luego de quince minutos caminando, Cristal pudo divisar un gran rayo de luz el cual le encegueció por unos segundos.

 

-Aquí es…-dijo Itzla mientras avanzaban.

 

Ambos cruzaron el rayo de luz. Se escuchó un gran trueno a lo lejos, un ruido penetrante. El suelo ya no parecía ser una especie de roca húmeda, ahora eran baldosas de mármol.

 

Aquellas baldosas fue lo primero que vio Cristal, transmitían muchos sentimientos relacionados con la muerte y el sufrimiento, al parecer estaba hecho de un material oscuro y siniestro.

 

Los muros que rodeaban al castillo daban la impresión de que fueron fabricados del mismo material que las baldosas. Los ladrillos estaban perfectamente apilados, medían cinco metros de alto. Habían esculturas de demonios de muchas religiones: budistas, cristianos, islámicos etc.

 

-Por aquí si es tan amable-le dijo Itzla mientras señalaba unas escaleras.

 

Avanzaron. Había pequeños hombrecillos que vigilaban el lugar, vestían armaduras sencillas y llevaban lanzas con ellos. La armadura les cubría todo el rostro excepto los ojos, eran un par de cuencas luminosas tan brillantes pero a la vez tan oscuras.

Como detalle adicional llevaban un par de alas.

 

Parecía ser el Santuario debido a que la estructura estaba dañada, y provista de numerosas grietas y agujeros. Pero daba una sensación fúnebre y estremecedora.

 

Pronto Cristal se percató de que todos le miraban, había algunos guardias que susurraban entre ellos, incluso le señalaban. Incluso unos cuantos no se molestaban en bajar la voz para comentar acerca de ese misterioso guerrero que había llegado junto a Itzla.

 

Luego de la larga trayectoria, ambos llegaron hasta una gran entrada de doble puerta. De allí salió otro Ángel Caído, este era

alto y tenía cabello rubio corto. Sus dos ojos eran azules y también poseía una pequeña barba rala. Consigo llevaba un gran cetro de plata.

 

-Salud Itzlacoliuhqui, señor del invierno.-Le saludó a su compañero mientras hacía una reverencia.-Nos reunimos bajo buena estrella diría yo, se acercan tiempos difíciles.

 

-Depende de lo que hayas visto, querido Eligor.-le respondió Itzla mientras inclinaba la cabeza.-Ni si quiera tu puedes saber que va a suceder.

 

-Veo muerte, enigma, misterio y traición-comentó Eligor con aire distante mientras se marchaba, al parecer recitó esto último para él mismo.

 

Cristal le vio marchar. Se percató de que Eligor no se había fijado en él así como lo habían hecho los demás. Iba a hablar pero se contuvo y se limitó a seguir a Itzla quién avanzó hasta las dobles puertas, ambos entraron.

 

A Cristal le costó acostumbrarse a la oscuridad. Parecía ser un largo pasillo, de ambos lados había arcos de piedra, cada uno llevaba un par de faroles con un extraño fuego azul dentro. Las baldosas de mármol reflejaban el brillo de los faroles que adornaban las columnas.

 

No hablaban, solamente se escuchaba el eco de las pisadas. Pero Cristal rápidamente se dio cuenta de que había demonios detrás de los arcos, le miraban de lejos. Quizás susurraban…

 

Itzla dejó de avanzar casi al final. Cristal también lo hizo. El Ángel Caído se arrodilló ante unas largas escaleras.

 

-Bienvenido Caballero de Cristal.-dijo una voz.

 

No parecía venir desde la cima de las escaleras. Tampoco de alguna dirección. Simplemente el Caballero de Cristal la escuchó como si alguien le hubiera hablado directamente hacia su mente.

 

Itzla se incorporó y le mostró el camino al Caballero de Cristal. Avanzaron lentamente por las escaleras. Se aproximaban hacia una espectral y enceguecedora luz, Cristal se tapó los ojos con el brazo izquierdo mientras continuaban. Al llegar a la cima, Cristal seguía cubriéndose con el brazo. Pero sintió como la luz se marchaba. Fue allí cuando se destapó y quedo boquiabierto por lo que vio.

 

Al frente suyo, como a unos tres metros de distancia, se encontraba un ser con forma humanoide sentado en un trono dorado. Vestía con una túnica negra que le llegaba hasta los pies calzados de botas hechas de un material oscuro. Tenía dos grandes alas, eran negras y “decaídas”. Su piel era pálida. Su rostro era bello y bien formado, una pequeña nariz y un par de orejas ocultas por su largo cabello de plata. Su cabeza estaba adornada por una corona de metal negro, tenía forma de lo que parecían ser astas o quizás cuernos. Pero sus ojos… Dos cuencas oculares hermosas y terribles de un color gris brillante. Había más dentro de él, tan joven como un niño pero tan viejo como el mundo, desde la Era Mitológica. Sus ojos eran penetrantes y profundos, dentro de ellos se podría sacar material para contar una gran historia.

 

Itzla volvió a arrodillarse, Cristal también lo hizo, una gota de sudor le recorrió desde la frente hasta la barbilla. Sintió movimiento, pronto se percató de que temblaba ante aquel ser.

 

-El Ángel más poderoso de Dios.-Comenzó a decir Itzla como recitando una canción.-El más bello, inteligente y poderoso de los cielos, aquel que traicionó y se rebeló a Dios. Lucifer.

 

-Levántense.-Ordenó el príncipe de las tinieblas de forma imperiosa.

 

Ambos lo hicieron. Lucifer posó su mirada directamente hacia el Caballero de Cristal e hicieron contacto visual. Cristal miró directamente hacia los ojos del Ángel Caído. Este último leyó hasta los más profundos pensamientos de Cristal simplemente con la mirada.

 

De pronto todo se volvió blanco. La imagen de Lucifer desapareció de los ojos de Cristal. Ente se vio flotando en la nada. De manera imprevista sintió que tocaba suelo. El paisaje cambió y pudo ver montañas rocosas, lagos de lava y volcanes haciendo erupción.

 

El cielo era de color rojo sangre. En este, levitando, se encontraba Lucifer observando desde arriba al Caballero de Cristal.

 

-Soy el príncipe de las tinieblas y te saludo.-Le dijo mirándolo fijamente.-Quizás te estés preguntado el cómo pudiste revivir. Yo fui quién te trajo a la vida.

 

Cristal se inmutó.

 

-A través de los años estuve encarcelado en el Inframundo bajo la supervisión del dios Hades-le explicó el príncipe de las tinieblas a su “huésped”.-Cuando el sello de los Espectros se liberó, yo también pude escapar. Ahora deseo la cabeza de Hades y Atenea.

 

-¿¡Cómo dices!?-preguntó Cristal alzando la voz.

 

-Sin embargo.-continuó el Ángel Caído como si no lo hubiera escuchado.-He decidido traer a la vida a algunos Caballeros y aliados de Atenea caídos en el famoso conflicto del Santuario para que ejecutasen mis planes de acabar con Atenea. Es más, ni con la cabeza de todos los malditos dioses Olímpicos, de Dios y los Arcángeles estaría satisfecho. Ahora deseo atormentar a todos los habitantes de la tierra.

 

-¿Qué te haces pensar que voy a permitir que tomes la cabeza de Atenea? Es más ¿Quién dice que te voy a ayudar en tu plan?-le preguntó reprochantemente Cristal.

 

Lucifer se desvaneció. Antes de que Cristal se diera cuenta ya lo tenía a su lado. Ahora el Caballero estaba paralizado y no podía moverse.

 

-Es inútil resistirse.-le explicó Lucifer.-Por ejemplo ¿No te percataste que decidiste seguir a Itzlacoliuhqui así como así? Recibiste control mental de forma directa. Con solo quererlo estarías muerto, ahora eres mi marioneta. ¡Que empiece la función!

 

Cristal recibió golpes cósmicos en el antebrazo izuierdo, luego en la barriga y finalmente  en la pierna derecha. Luego cayó al suelo.

 

-Tranquilo, no pienso matarte.-Le dijo Lucifer mientras caminaba a su lado.-Como ya te lo dije antes, tu eres una naranja y yo alguien que quiere aprovecharle todo su jugo. Primero una pequeña prueba.

 

El Ángel Caído aplaudió y desapareció. Cristal se incorporó y le buscó con la mirada pero no lo encontró. En su lugar había otro hombre de tez morena: su torso estaba desnudo y compuesto de numerosas cicatrices, simplemente vestía un pantalón verde claro y un calzado griego. Su cabello era largo y su rostro estaba oculto bajo una demoníaca máscara roja.

Este desconocido guerrero se puso en guardia. Cristal también lo hizo

 

-¿Quién eres tú?-preguntó Cristal.

 

-Soy Guilty y me llaman el Caballero del Diablo.-Le respondió con una voz apagada debido a la máscara.

 

-¿El Caballero del Diablo? ¿El Carcelero de los Caballeros Negros de la Isla de la Reina Muerte?-preguntó Cristal sorprendido.

 

-¡Así es!-dijo Guilty mientras avanzaba con gran velocidad hacia Cristal.

 

Cristal esquivó cada golpe de Guilty con dificultad. Estaban cargados de odio e ira. Cristal contraatacó hacia su oponente con un golpe el cual Guilty tomó con ambas manos.

 

El Caballero del diablo lanzó una patada pero Cristal se cubrió con su mano izquierda y tomó el pie de su rival el cual congeló de un abrir y cerrar de ojos.

 

Esto no paró a Guilty, comenzó a moverse con un solo pie el cual utilizaba para hacer largos saltos, impulsándose. Cristal se cubrió de los ataques aéreos de su rival pero tuvo un momento de descuido el cual Guilty aprovechó y le atacó de lleno al rostro de su rival con un puño.

 

Cristal retrocedió unos pasos. Guilty cayó en frente suyo. Volvieron a ponerse en guardia ambos. A lo lejos se escuchó un trueno pero no sobresaltó a ninguno de los dos, solamente tenían una mirada fija en su rival. Pero de pronto un aire frío se sintió, se posó alrededor del Caballero de Cristal quién encendió su blanco Cosmos como la nieve.

 

-¡Polvo de Diamantes!-gritó en dirección a Guilty quién saltó rápidamente para esquivar tal ataque.

 

Intentó hacer un ataque trasero a su contrincante pero Cristal ya esperaba tal ataque por parte de Guilty. En un segundo lanzó otra vez el Polvo de Diamantes hacia su enemigo quién detuvo con las manos tal ataque. Como resultado tenía ambos brazos congelados.

 

-¿Te rindes?-preguntó Cristal seriamente.

 

Pero en vez de eso Guilty rió.

 

-Yo en tu lugar me preocuparía por aquella marca que crece lentamente en tu rostro-respondió entre risas.

 

Cristal ahora se dio cuenta de que sentía una leve picazón en cara, justo en el lugar donde Guilty le había tocado. Esa leve picazón se transformó poco a poco en un terrible ardor el cual se incrementaba a medida que pasaba el tiempo.

 

Ahora Cristal estaba en apuros y su rival contraatacaría en cualquier momento.


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Publicado 27 diciembre 2015 - 20:54

Capítulo 5: Maestro Vs Maestro: Lucha en el mundo de Lucifer

 

Lo bueno:

 

-me agrado la aparición del Caballero de Cristal,

-la apariencia de ese angel caído es muy inquietante

-la entrada del villano de tu fic te quedo muy bien

-la aparición de Guilty y su posterior combate contra Cristal

 

 

Lo no tan bueno

 

-si lucifer puede controlar mentalmente a todos los que resucita no hubiera

sido mejor que resucitase a los dorados,asgardianos y genarales marinos

que murieron en lugar de a los plateados y guerreros de bajo rango

 

 

PD: Que pases una feliz año nuevo


Editado por T-800, 27 diciembre 2015 - 20:55 .

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Publicado 30 diciembre 2015 - 19:58

Capítulo 5: Maestro Vs Maestro: Lucha en el mundo de Lucifer

 

Lo bueno:

 

-me agrado la aparición del Caballero de Cristal,

-la apariencia de ese angel caído es muy inquietante

-la entrada del villano de tu fic te quedo muy bien

-la aparición de Guilty y su posterior combate contra Cristal

 

 

Lo no tan bueno

 

-si lucifer puede controlar mentalmente a todos los que resucita no hubiera

sido mejor que resucitase a los dorados,asgardianos y genarales marinos

que murieron en lugar de a los plateados y guerreros de bajo rango

 

 

PD: Que pases una feliz año nuevo

Hades se le adelantó, Lucifer solo consiguió resucitar a cuatro Caballeros de Plata y algunos Sonotas. En cuanto a los Asgardianos y Generales Marinos, no había razón puesto que no eran guerreros que tuvieran algo que ver en la Guerra Santa aunque sí, hubiera sido más inteligente por parte de él de resucitarlos pero posiblemente no se hubieran puesto de su parte debido a que sus lealtades estaban con Odín y Poseidón respectivamente. También hay que ver eso de que tampoco tuvo mucho éxito que digamos con los Caballeros.


Capítulo 6: "Revelación"

 

-Ya basta.-dijo Lucifer.-He visto suficiente, ambos son poderosos.

 

Al Ángel Caído se le iluminaron ambos ojos. Acto seguido estaban otra vez al frente del trono de Lucifer. Guilty tenía descongelados todos sus miembros, por el lado de Cristal este ya no padecía de ningún dolor.

Lucifer estaba sentado en su trono, detrás de él se encontraban Itzla y Mefistófeles (de quién Guilty y Cristal no sabían su identidad).

 

-Como saben, los reviví para que me sirvieran.-les dijo Lucifer a sus dos huéspedes.-Quería comprobar el poder de ambos antes de sacarles provecho.

 

-Explícanos que está sucediendo.-Exigió Guilty con brusquedad.

 

-Estoy de acuerdo.-Dijo Cristal.

 

-Ustedes dos, así como otros, fueron revividos para servirme pero eso ya lo saben.-comenzó a explicar Lucifer.-En la Era Mitológica traicioné a Dios y me volví tan poderoso como él pero el maldito Arcángel Miguel pidió ayuda a los 12 dioses Olímpicos y fui sellado junto a mis súbditos por parte de Hades. Estuve atrapado por millones de años.

“De igual manera, mi deseo de venganza fue incrementando hasta el punto de que ahora solo quiero ver el mundo arder.

Aprovechando que Atenea parte hacia la guerra contra Hades, yo me encargaré de tomarlos por sorpresa y así reclamar la cabeza de ambos. Después partiré hacia el Reino de los Cielos y asesinaré a los Arcángeles, luego todo el mundo será mío y dominaré con puño de hierro.

 

Por un momento Lucifer pasó de ser un bello ángel a adoptar una demoníaca apariencia: sus ojos adoptaron una tonalidad rojo sangre, le crecieron colmillos, su piel se tornó oscura como el carbón mientras que su cabello encendió llamas. Su cuerpo adoptó proporciones gigantescas, todo a su alrededor ardía.

 

Pero luego aquella “ilusión” acabó y Lucifer volvía a estar sentado en su trono como si nada hubiera pasado. Cristal y Guilty estaban sudando.

 

-Mi plan era revivir a un grupo de Caballeros de Atenea para que tomaran la cabeza de la diosa de la Guerra.-explicó Lucifer.-Pero este falló y sé que tres Caballeros han rechazado mi propuesta. Ahora me pregunto si ustedes dos la van a aceptar. Y entonces ¿Qué me dicen? ¿Traicionarían a Atenea a cambio de una vida eterna? Es lo mismo que les ofreció Hades a sus espectros, la diferencia que tengo yo con él es que si cumplo con mis promesas.

 

-No suena mal ¿Eh?-observó Guilty.

 

-Para los humanos, yo consideraría que es una oferta irrechazable.-observó Lucifer.

 

-Aún así…-comenzó a decir Guilty.-No me interesa la vida eterna. En vida me llamaron “basura”, “cobarde”, “monstruo” y “canalla” pero sigo siendo un Caballero de Atenea. No diré nada más.-Y agachó la cabeza con los brazos cruzados. Guilty apuntó hacia la negativa.

 

-¿Y tú?-preguntó Lucifer dirigiéndose a Cristal.

 

-Pienso como Guilty, ni si quiera la vida eterna puede acabar con la determinación de un Caballero, ni si quiera uno tan asqueroso como Guilty.-dijo Cristal y también agachó la cabeza.

 

Pero Lucifer no se iba a quedar con los brazos cruzados, sintieron fuertes vibraciones cerebrales. Descargas eléctricas recorrieron por el cuerpo de ambos.

 

-¿Creen que iba a aceptar un “no” así como así?-preguntó el Ángel Caído con recelo.-No solamente me van a obedecer si no que también van a cumplir con mi misión.

 

Se levantó y caminó al lado de Cristal y Guilty quienes estaban tendidos en el suelo.

 

-Levántense.-dijo Lucifer con voz imperiosa.

 

Eso hicieron ambos. Se incorporaron y voltearon hacia él.

 

-Escuchen bien ambos.-dijo Lucifer.-Hay tres Caballeros de Plata que no aceptaron la propuesta, mátenlos. Sus nombres son Ptolemy, Asterión y Jamián. También tráiganme ante mí al cuarto Caballero de Plata: Albiore, si no traiciona a Atenea entonces mátenlo.

 

-Así lo haremos.-dijeron Cristal y Guilty al unísono.

 

-En cuanto al séptimo y al octavo… Si no se unen a ustedes entonces mátenlo.-les dijo Lucifer para después desaparecer.

                                                                     …

 

-¡Ya les dije que no! ¡No tengo nada que ver con ese tal Lucifer!-dijo un joven hombre.

 

Estaba rodeado de demonios de Lucifer. Sus rostros se asemejaban al de los murciélagos. Eran todos demonios negros que portaban tridentes. También llevaban Armaduras Negras.

 

-Ya te lo dije, si no vienes entonces pagarás con tu vida.-le intentó explicar el cabecilla. Este era diferente, era de una tonalidad blanca.-¡Si no obedeces al gran Lucifer entonces morirás! ¡Ataquen!

 

Todos los demonios obedecieron a la orden. Con los tridentes en mano intentaron perforar el cuerpo del hombre pero este se defendió rápidamente.

 

Golpeó a cada uno de sus atacantes, sus manos se asemejaban a los de un tigre. Rasguñaba y golpeaba, incluso pateaba. Luego los acorraló a todos en un solo punto y encendió su cosmos. Ráfagas de viento envolvieron su cuerpo de pies hasta la cabeza. Pronto concentró todo en un solo puño.

 

-¡Viento Desgarrante!-gritó y lanzó un tornado con su puño el cual fue directo hacia los demonios y los lanzó lejos.

 

Pero se descuidó y el cabecilla de los demonios incrustó su tridente en el hombro del hombre quién escupió sangre.

 

-No debiste bajar la guardia en ningún momento, aprendiz de Caballero.-le dijo en tono burlón.

 

Acto seguido apareció una nueva tropa de demonios los cuales se esparcieron por todo el terreno montañoso. La luz de la luna no dejaba que el joven hombre pudiera verlos con claridad.

 

Su nombre era Okko y en otros tiempos había competido por la Armadura de Dragón la cual ahora portaba su ex compañero de entrenamiento Shiryu. Durante el conflicto del Santuario, Okko había muerto a manos de Shiryu pero ahora también regresó a la vida con la ayuda de Lucifer.

 

-Malditos…-murmuró Okko al ver la ventaja tanto numérica como táctica de sus enemigos.

 

-¡Ataquen!-exclamó el cabecilla quién ordenaba la muerte de Okko.

 

Y así hicieron, todo el grupo de demonios fue directo a Okko quién los esperaba. Entablaron una nueva lucha, Okko estaba herido por el tridente y le costaba combatir contra más de dos docenas de enemigos.

 

Cuando todo parecía perdido para el joven guerrero, apareció una pequeña luz en medio del campo de batalla. La luz rápidamente se convirtió en llamas y toda la zona ardía, creando un perímetro alrededor de Okko y los demonios.

Antes que nadie se diera cuenta, había una figura que se movía con libertad a través de la llamas. Primero pareció una simple silueta, luego se mostró. No parecía que las altas temperaturas le afectaran en lo más mínimo. Era rubio y vestía de amarillo. Pero lo curioso es que le protegía una Armadura de un metal rojo: En los hombros, pubis, hombros, pies, brazos, rodillas y pecho. También llevaba una diadema con forma de llamarada.

 

-¡El Caballero de la Llama!-exclamaron los demonios.- ¡Otro de los Caballeros resucitados por el señor Lucifer!

 

-¿El Caballero de la Llama?-preguntó Okko con la mirada fija en el recién llegado.

 

-Así es.-respondió el Caballero.- ¡Y yo tampoco pienso unirme a Lucifer! ¡Mi voluntad está con Atenea y el Santuario!

 

Y sin decir nada más provocó una gran oleada de llamas que ahuyentaron a todos los demonios los cuales se refugiaron en los alrededores. Luego se posó al lado de Okko quién curiosamente no había recibido ningún ataque del fuego.

 

-¿Eres un Caballero de Bronce?-preguntó Okko sorprendido mirando al Caballero.

 

-Soy un Caballero Sonota.-le respondió El Caballero de la Llama.-Somos un grupo de Caballeros que sobresalimos de entre los simples guardias del santuario y peleamos con nuestro propio Cosmos. Nuestro trabajo es asistir a los demás Caballeros o encargarnos de asuntos simples del Santuario, después de todo nuestro poder puede equivaler con los Caballeros de Bronce y en algunos casos con los Caballeros de Plata.

 

Pero allí termino tal charla “tranquila” debido a que los demonios comenzaron a contraatacar.

 

-¡Ahí vienen de nuevo!-exclamó Okko.

 

-¡Ya me enfrenté a un grupo de estos!-gritó El Caballero de la Llama.- ¡No te preocupes, son muy débiles a pesar de su cantidad!

 

Y así ambos guerreros combatieron hombro a hombro, volvían a sentirse con vida. Combatieron cuerpo a cuerpo con los demonios, ahora Okko contaba con la ayuda de su nuevo aliado. Derrotaron a cada demonio que se atrevía siquiera a acercarse.

 

Luego el Caballero de la Llama comenzó a crear fuego con su Cosmos, Okko los esparció con sus ráfagas de vientos.

Luego de un rápido combate, el Cabecilla encabezó la última oleada la cual también fue repelida y masacrada por Okko y el Caballero de la Llama.

 

-Van a pagar por esto, Lucifer de se encargará de ustedes.-les dijo el Cabecilla en su lecho de muerte para después no decir nada más.

 

-Entonces aquí lo esperaremos.-respondió Okko. Luego giró hacia el Caballero de la Llama y le extendió una mano.-Gracias.

 

-No hay de que.-le respondió con una sonrisa.

                                                                 …

-¿Por qué nadie me escucha? ¡Tendríamos que haber regresado con Atenea!-exclamó Jamián.

 

El trío de Caballeros de Plata ahora avanzaba por un camino rocoso, estaban fuera de los límites del Santuario, en Athenas.

 

-Ahora Atenea no puede hacer nada.-Explicó Asterión mientras avanzaban.-Está en medio de una guerra contra Hades ¡Esto es trabajo para los Caballeros de Plata!

 

-Concuerdo con Asterión-agregó Ptolemy.-Creo que había algo más en aquel mensaje de nuestra diosa, posiblemente esta es nuestra lucha.

 

-¿Entonces a donde vamos?-preguntó Jamián.- ¿Acaso comenzamos a correr de manera errante?

 

-Pues no.-le respondió Ptolemy.-Vamos directamente a una de las entradas del infierno, allí encontraremos a ese Ángel Caído y a su “señor”. El Purgatorio de San Patricio, Irlanda.

 

-Lo conozco, yo crecí cerca de allí,-comentó Jamián.-Al parecer no es un lugar muy popular, muchos creyentes cristianos acuden allí para hacer penitencia.

 

-Así es.-dijo Ptolemy en tono pensativo.-Cuenta una vieja historia que San Patricio, un predicador cristiano de Britania, pidió ayuda a Dios para evangelizar a los irlandeses quienes se mostraban reacios de creer en Dios. Fue así como Jesús le mostró una cueva en donde en su interior San Patricio pudo ver el sufrimiento de los pecadores. Actualmente se lo considera una entrada al infierno, está junto a un monasterio.

 

-Interesante-comentó Asterión.- ¿Pero quién dijo que sea cierto?

 

-No perdemos nada por averiguarlo.-se defendió Ptolemy.

 

-Entonces vamos allá.-dijo Asterión.

 

Y así lo hicieron. Juntos, los tres Caballeros de Plata comenzaron a moverse a gran velocidad: Ptolemy a la cabeza, Asterión en el medio y Jamián en la recta guardia. Solo pararon cuando Asterión se percató de algo.

 

-Oye Ptolemy, si mal no me equivoco Irlanda está para el norte, nosotros nos estamos adentrando en el corazón de Atenas.-le comunicó a su compañero.

 

-No te preocupes, en un instante nos dirigiremos a Irlanda, debemos atender un pequeño asunto aquí.-le comunicó Ptolemy.

Pararon en un terreno rocoso, en los lindes de un pequeño pueblo griego. Seguía siendo de noche. No hablaron, Ptolemy se limitaba a quedarse rígido como si esperara algo. Asterión y Jamián susurraron entre sí, Ptolemy no les explicó nada.

 

Había ruido proveniente de los bares cercanos. Eran la única luz de aquel pequeño pueblo debido a que la mayoría de los edificios estaban a oscuras. Nadie parecía fijarse en aquel grupo de hombres que vestían pedazos de metal.

 

Aquella tranquilidad de pronto se interrumpió debido a un leve temblor. Asterión, Ptolemy y Jamián no se preocuparon, aún así en el pueblo la mayoría de las personas se alarmaron. El temblor no duró más de diez segundos, luego todo volvió a la normalidad.

 

Siguieron esperando, no tenían ni idea de cuánto tiempo hacía desde que se quedaron esperando. Quizás una, dos o tres horas… El hecho es que se sintió un segundo temblor, esta vez era mucho más fuerte que el anterior. La tierra temblaba completamente. Esta vez el trío de Caballeros de Plata se alarmaron.

 

-¿Qué rayos es eso?-preguntó Jamián.

 

-¡Sea lo que sea tiene una fuerza brutal!-gritó Asterión.

 

El temblor también no duró más que diez segundos y cesó. Aquel temblor se sintió no solo en Grecia si no que en casi todo el mundo.

 

-Oye Ptolemy ¿¡Qué rayos estamos esperando!?-preguntó Asterión.

 

-¿Acaso no sienten un leve Cosmos que cada vez se acerca más y más a este lugar?-preguntó Ptolemy.

Asterión y Jamián de pronto lo sintieron. Efectivamente, era un Cosmos que se acercaba a gran velocidad y que provenía del este.

 

-¿Cómo sabemos si no es un enemigo?-preguntó Jamián.

 

-¡Presta atención Jamián!-le reprochó Asterión.-Se mueve a una velocidad Supersónica, incluso podría decir que es Hipersónica. Solamente un Caballero de Plata puede moverse a esa velocidad.

 

-En efecto.-respondió Ptolemy.

 

Siguieron esperando. Luego de unos veinte minutos, un tercer temblor se sintió. Esta vez fue el doble de fuerte que el anterior. La tierra volvía a temblar. Los edificios de poblado se venían abajo. Numerosas grietas se abrían en el suelo. La gente salía de sus hogares aterrorizada.

 

-¿No vamos a ayudar?-preguntó Jamián sorprendido.

 

-Que no les vean por mucho tiempo, recuerden que no deben saber sobre los Caballeros de Atenea.-les dijo Asterión.

Esta vez el temblor no duró solamente alrededor de diez segundos si no que se extendió. Los Caballeros de Plata ayudaron a los heridos y salvaron a las personas atrapadas. El cielo oscureció y relampagueaba. El pánico inundaba a todos. De pronto una gran ráfaga de Cosmos se vio a lo lejos, se elevaba hacia el cielo. Cuando llego a este, se produjo un gran estallido de luz enceguecedora que duró no más de siete segundos y después todo volvió a la normalidad y la tierra dejó de temblar.

 

-¿Pero qué demonios?-preguntó Asterión.

 

-Espero que la señorita Atenea esté bien-dijo Jamián.

 

Y después de eso salieron del pueblo. Aquella Cosmoenergía ya se estaba acercando. Luego pasó de largo directo hacia el Santuario.

 

-¡Rápido, sigámoslo!-dijo Ptolemy.

 

Los tres Caballeros de Plata fueron directos hacia aquel Cosmos. Se movieron a la velocidad Hipersónica. Al parecer el dueño de aquel Cosmos los sintió y por lo tanto detuvo la marcha. Ptolemy, Asterión y Jamián hicieron lo mismo.

 

-¿Quiénes son ustedes?-preguntó.

 

-Tres Caballeros de Plata al servicio de la diosa Atenea-respondió Asterión.

 

-Que sorpresa, pensé que era el único.-respondió Albiore de Cefeo esbozando una sonrisa ante sus compañeros.


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Publicado 04 enero 2016 - 21:01

Capítulo 6: "Revelación"

 

Lo bueno:

 

-Luci es un loquillo en busca de venganza

 

-el Ángel Caído no debio ser tan tacaño y ofrecerles

otras coas aparte de la vida eterna XDD

 

-la aparición de Okko estuvo lleno de heroicidad

 

-la aparición del Caballero de la Llama me hace pensar que vas a usar a varios de los personajes secundarios del anime,buena idea

 

-fue interesante la historia de San Patricio

 

 

 

Lo no tan bueno:

 

-No entiendo,si Don Luci puede controlar a Guilty. y a Cristal porque no hace

lo mismo con Ptolemy, Asterión y Jamián y los otros

 

 

 

 


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