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Trotamundos solitario: La leyenda del Yermo


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46 respuestas a este tema

#1 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

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Publicado 22 noviembre 2015 - 17:31

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Muy buenas. Bien, diréis que soy gilip*llas al venir a publicar una historia que no es de Saint Seiya a este foro. Y sí, quizás lo sea, pero bueno, me apetece mucho ponerme a escribir esto y creo que es algo que puede explotar mi capacidad creativa mucho más que la serie de don Kuru (con todos mis respetos hacia su creación, claro está), ya que los caballeros no dan mucho más de sí y es difícil innovar en algo (con todos mis respetos hacia las obras de mis compañeros, también sea dicho, ya que algunos han logrado crear auténticas sagas que le hacen sombra a muchas creaciones modernas de los caballeros).

 

Bien, para el que me conozca no necesito presentación, pero para el que no, allá va.

 

Llevo en el foro poco tiempo e ingresé solo para publicar mi historia referente a Saint Seiya. Esta será mi cuarta historia, la cual escribiré en paralelo junto con Saint Seiya - El despertar (Si te interesa esta obra pásate y léela. En mi firma encontrarás el link para hacerlo). Dije muy bien que no escribiría más de una historia a la vez, lo sé, pero mi ansia y mi fanatismo por el mundo de Fallout han podido conmigo.

 

La fecha de actualización de la historia irá intercalada con mi otra historia (Saint Seiya - El despertar / Sengoku Returns), para ser exactos, una semana actualizo uno, otra semana actualizo el otro.

 

Aunque no le interese a mucha gente la voy a publicar tanto aquí como en Fanfic.es, puede que no consiga ni una mísera reseña pero bueno, me arriesgo a ello. 

 

Espero desarrollar más mi capacidad redactora mediante una obra no tan lineal como es algo referente a Saint Seiya y, por supuesto, admitiré cualquier crítica que se me presente.

 

Esta vez añadiré el detalle de explicar mediante notas AL FINAL DEL CAPÍTULO el significado de varios términos que pueden ser desconocidos para un lector no allegado al mundo de Fallout y le interese leer.

 

Ambientaré la historia (al menos al principio) en Yermo Capital, donde se desarrolla toda la trama de Fallout 3. 

 

Para los que no conozcan Fallout, se trata de un videojuego maestro creado por Bethesda (información innecesaria); esto os lo digo porque también desarrollaron The Elder Scrolls V: Skyrim.

 

Fallout basa su trama en el futuro, donde el ansia de poder del hombre ha arrasado con la Tierra. Los conflictos derivaron en una guerra termonuclear global y el mundo fue arrasado por completo. Una empresa llamada Vault Tec fabricó 122 refugios exactos para "preservar" la vida humana en un futuro, y hasta ahí puedo leer.

 

Repito que puedo darme una buena hostia aquí y que no me comente nadie, lo sé, lo tengo presente. Escribo para mí, y lo que aquí busco no es ser el nuevo Pérez Reverte, sino desarrollar mi capacidad redactora.

 

Un saludo para todos, pronto tendréis noticias de este nuevo proyecto que llevaré a cabo, un saludo.


Editado por Gemini No P., 01 marzo 2016 - 14:07 .

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#2 Patriarca 8

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Publicado 23 noviembre 2015 - 14:17

mucha suerte en tu fic


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#3 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

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Publicado 23 noviembre 2015 - 15:05

Prólogo

 

Y así es como el trotamundos solitario[i] se aventuró a abandonar el refugio 101, para tratar de descubrir el destino de un padre, que en su día sacrificó el futuro de la humanidad para salvar a su único vástago.

Yermo Capital resultó ser un lugar cruel e inhóspito, pero el trotamundos solitario no se dejó vencer por los vicios que se habían cobrado tantas víctimas.

Los valores heredados por su padre: desinterés, compasión, honor… guiaron su noble alma en innumerables pruebas y triunfos.
Fue al final de su noble camino cuando el trotamundos solitario comprendió el verdadero significado de la mayor de las virtudes: el sacrificio.

 

Por suerte, cuando el siniestro presidente escogió a nuestro héroe como instrumento de aniquilación, el trotamundos se negó. La humanidad, pese a sus muchas caras, merecía ser protegida.
Las aguas de la vida fluyeron, libres y puras, para todos y cada uno; por fin Yermo Capital estaba a salvo.
Pero la historia de la humanidad nunca terminará, pues la lucha por la supervivencia es una guerra sin fin, y la guerra… la guerra no cambia nunca.

 

*****

 

 

Habían pasado ya tres semanas desde la destrucción de la Plataforma B.A., el último bastión de resistencia que ofreció el Enclave en Yermo Capital. Tras muchos halagos y fiestas en honor a su nuevo salvador, los caballeros de la Hermandad del Acero[ii] pidieron por moción popular y bajo órdenes de la Centinela Sarah Lyons que el misterioso aventurero salido del Refugio 101 fuese proclamado Paladín y así agradecerle todos los esfuerzos realizados en nombre del Elder Lyons y de su victoria.

 

Los lunes el joven vagaba por Yermo Capital[iii] vistiendo una Servoarmadura[iv] y resguardado con un rifle de plasma modificado por uno de los Escribas de la Hermandad, pudiendo así atravesar la dura piel de los supermutantes que dominaban el centro de las ruinas de Washington D.C.

 

Los martes visitaba el Museo de Historia, donde se hospedaba su buen amigo Fawkes, quien le ayudó a escapar de Raven Rock[v] una vez. Fawkes[vi] era un supermutante más a ojos de muchos, pero para el trotamundos solitario era algo más, casi como alguien de quien fiarse con auténtica seguridad.

 

Los miércoles visitaba Megatón[vii], manteniendo largas charlas con Moira Brown sobre la guía de supervivencia que habían llevado a cabo; ella siempre le decía que pronto la tendría escrita pero él la molestaba diciendo que a este paso volverían a caer las bombas nucleares.

 

Todos los días, al ponerse el sol, se adentraba en la cueva que guardaba al Refugio 101[viii]; desde que Amata le había vetado la entrada y se había convertido en supervisora, lo visitaba todos los días y se quedaba mirando la enorme puerta de metal con el número grabado en amarillo, recordando tiempos mejores.

 

Su vida era, en definitiva, una rutina asquerosa. Su padre había muerto, y parte de la Hermandad seguía viéndolo como un enchufado, ya que había entrado en la tropa de Lyons[ix] de rebote.

 

Ya escasas veces salían de misión contra los supermutantes, pues todos los esfuerzos de la Hermandad estaban centrados en reconstruir a Liberty Prime[x], y los escribas, sobre todo Rothchild, se negaban a «combatir a fuerzas inferiores de una manera tan primaria cuando podrían erradicar el problema con el enorme robot», según palabras textuales del hombrecillo.

 

En muchos de sus paseos por La Ciudadela, el trotamundos solitario veía los tonteos que la Centinela Lyons se traía con el Capitán Caballero Gallows. Todas las noches ambos dormían en los mismos barracones a solas, por expresa petición de la mujer, y se levantaban bastante tarde, tanto que rara vez llegaban al toque de bocina del alba.

 

Pero eso no le importaba al trotamundos solitario; él no era muy romántico, y tampoco le atraía Sarah, así que todo estaba correcto.

Todo el mundo se refería a él como Paladín[xi] Solitario. A menudo, en muchos de sus paseos por el patio de La Ciudadela, escuchaba por donde pasaba cuchicheos entre los iniciados[xii] acerca de sus muchísimas hazañas logradas, así como del duro camino que había recorrido para llegar hasta donde estaba.

 

Cuando el tiempo se lo permitía, visitaba el monumento a Jefferson, donde estaba ubicado el Proyecto Pureza[xiii]. Allí, los científicos habían hecho avances significativos y colocado una placa en honor a James, el padre del trotamundos solitario y principal responsable de que el proyecto de limpieza de las aguas se llevase a cabo.

 

Muchas veces se preguntaba cómo le iría a Amata[xiv] como nueva supervisora. Aunque le había dolido mucho el tener que irse para siempre del que durante diecinueve años había sido su hogar, el trotamundos comprendía que, como nueva líder, tenía que tomar las mejores decisiones para su gente. Rara vez se le veía sonreír, pero cuando lo hacía, era porque pensaba en su infancia y en Amata.

 

En su Pipboy 3000[xv] siempre estaba sintonizada la emisora de Three Dog[xvi]: Radio Galaxia[xvii]. La música clásica sonaba combinada con la carismática voz del pinchadiscos afroamericano ofreciendo las últimas noticias del Yermo a todos sus fieles oyentes, que no eran pocos.

 

Three Dog era amigo del trotamundos solitario, y muchas veces narraba las aventuras de este, así como las de la Hermandad del Acero. Los sábados ambos quedaban en el edificio de Radio Galaxia para hablar un rato.

 

A las doce de la mañana de cada día los paladines y caballeros de la hermandad se reunían en el patio de La Ciudadela para dar un pequeño discurso a los iniciados sobre la importancia del juramento al que los miembros de la prestigiosa orden estaban sometidos. Según palabras de la Capitana Caballero Dusk[xviii] «nadie que se iniciase lograría servir del todo a la legión si rompía la promesa establecida.»

 

Rara vez, el trotamundos se encontraba con Butch DeLoria[xix] en Rivet City; él le contaba todo sobre el refugio: las novedades, las bajas, los nacimientos… A pesar de haber pasado unos años muy fríos con Butch, ahora ambos se consideraban hombres hechos y derechos y por lo tanto, amigos.

 

En sus ratos libres jugaba con Albóndiga[xx] y lo sacaba a pasear, siempre con cuidado de no llevarlo por ningún camino peligroso o que pudiese albergar enemigos, ya que no quería perderlo de ninguna de las maneras; era un fiel amigo.

 

Todas las noches se quedaba embobado mirando la foto que guardaba encima de su escritorio, donde salía su padre y él cuando era pequeño, recordando el día de su décimo cumpleaños en el Refugio.

 

Todos los domingos el trotamundos era enviado a recoger información a los refugios del área de D.C., esperando conseguir tecnologías necesarias para la Hermandad como un G.E.C.K.[xxi] o algún elemento útil que pudiesen utilizar en su avance como principal asociación. Casi siempre era acompañado por un caballero o, en ocasiones de riesgo máximo, como la del Refugio 87[xxii],  por la Paladín Estrella Cross[xxiii].

 

De vez en cuando se sentaba a observar el comportamiento de sus compañeros, sin más. Embobado, veía pasar a muchos caballeros y paladines por delante suya y se imaginaba sus historias: cómo habrían sobrevivido al mundo radiactivo, sus infancias, la cantidad de muertos que habrán visto…

 

Muchos de los caballeros se acercaban e intentaban gozar de la compañía del Paladín Solitario, como ellos lo llamaban, ya que querían irradiarse de sus aventuras e influencia. Sarah Lyons tenía muchísima confianza en aquel hombre salido del Refugio 101, ya que había puesto su vida en riesgo varias ocasiones por el bien tanto de la humanidad como de la Hermandad del Acero. Otros, como era el caso de la Capitana Caballero Durga, a pesar del arduo servicio puesto en práctica del trotamundos, guardaban recelo hacia su persona. Las razones de la repulsión eran más bien por falta de confianza, ya que «no podían fiarse de alguien cuyo nombre desconocían.»

 

Pasó el tiempo y el trotamundos cumplió los veinticinco años. Con seis años de servicio ininterrumpido a la Hermandad del Acero fue incluido en los archivos honoríficos de la orden, guardando así un lugar en la futura historia.

 

Papá ya no estaba, y nadie podía defenderle de los malhechores. Ahora, convertido en Paladín, era respetado por los suyos y temido por sus enemigos, haciéndolos huir en cuanto estos veían el relucir plata del acero de su servoarmadura.

 

Esa no era la vida que el trotamundos solitario había deseado, pero, para bien o para mal, era la vida que le había tocado.

 

 

 


[i] Protagonista de la historia; se desconoce su nombre.

[ii] Organización que busca restaurar la paz en Yermo Capital y el bien de todos sus habitantes.

[iii] Yermo Capital es el nombre que recibe Washington D.C. después de la caída de las bombas.

[iv] Protección vestida por los miembros de la Hermandad del Acero.

[v] Antiguo cuartel general del Enclave y del Presidente Edén antes de ser destruido por el trotamundos solitario.

[vi] Supermutante rescatado por el trotamundos solitario en el Refugio 87, aún conserva la bondad y conciencia de un ser humano corriente.

[vii] Poblado situado a escasa distancia del Refugio 101, donde el trotamundos solitario realizó varias tareas por el bien de su gente.

[viii] Primer hogar del trotamundos solitario.

[ix] Tropa de élite de la Hermandad del Acero comandada por la hija del Elder Lyons, la Centinela Sarah Lyons.

[x] Robot gigante creado antes de la gran guerra nuclear de 2077 para expulsar a los chinos de Canadá. Fue destruido en una escaramuza.

[xi] Rango más alto (justo por detrás de Centinela) que se puede adquirir en la Hermandad del Acero. Son nombrados con este título los más experimentados y antiguos en la orden, aunque el trotamundos solitario lo adquiere por su dedicación a la Hermandad.

[xii] Aspirantes a ser caballeros de la Hermandad del Acero.

[xiii] Proyecto iniciado por el padre del trotamundos hace veinte años, con el fin de limpiar las aguas llenas de radiación.

[xiv] Amiga de la infancia del trotamundos solitario. Le ayudó a escapar del Refugio 101.

[xv] Ordenador personal de muñeca.

[xvi] Dueño y locutor de Radio Galaxia.

[xvii] Última (y única) radio independiente de Yermo Capital. Muchas veces narra los logros y aventuras del trotamundos solitario.

[xviii] Francotiradora de la tropa de Lyons.

[xix] Habitante del Refugio 101 y viejo conocido del trotamundos solitario.

[xx] Perro huérfano que el protagonista adoptó en el transcurso de Fallout 3.

[xxi] G.E.C.K. (Garden of Eden Creation Kit ó Kit de creación del jardín del Edén) es un aparato con el que, tras el holocausto nuclear, se prometía restaurar la vida en la Tierra. Algunos refugios contaban con él para su uso cuando se abriese la puerta.

[xxii] Refugio más peligroso por sus altos niveles de radiación y ser el lugar de “creación” de los supermutantes.

[xxiii] Soldado femenino de la Hermandad. Parte de su cuerpo es robótico debido a un ataque sufrido.


Editado por Gemini No P., 29 noviembre 2015 - 05:22 .

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#4 Killcrom

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Publicado 25 noviembre 2015 - 12:07

Leí el prólogo. No está nada mal. Conozco el universo Fallout y se me hace familiar, aunque no ayuda llevar años sin haberlo jugado. Espero recordar a todos los personajes... 

 

No te digo mucho más por ahora. Buena idea y sigue trabajando.


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(Parte 3 de 3)

Publicado: ?? de ? de 2018


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Publicado 25 noviembre 2015 - 13:43

Hola Gemini No P., como no es sobre SS me he lanzado a leer tu fic, desconozco totalmente el juego así que no tengo expectativas de qué ocurrirá más adelante y me gustaría decirte algunas cosas si me permites desde mi humilde opinión :3

 

Entiendo que quieras explicar algunas cosas poniendo el significado de ciertas palabras pero te has pasado un poco o-O algunas se explican por si mismas como el locutor y los iniciados entre otras cosas, también podrías explicarlas dentro del texto dejando solo lo que no es muy obvio o que realmente necesites explicar para entrar en contexto.

 

Cuando dice que su rutina es asquerosa pensé lo mismo xD osea que me trasmites todo el tiempo que lo que dices no tiene relevancia o que nunca más se hablará al respecto y en ese sentido se vuelve un poco tedioso.

 

De todas maneras solo es el prólogo y espero ver que más sucede con TS xD


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Publicado 25 noviembre 2015 - 13:46

-Suena interesante la trama

 

-Te sugiero que hagas fichas de los personajes

conforme vayan apareciendo


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#7 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

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Publicado 25 noviembre 2015 - 14:18

Hola Gemini No P., como no es sobre SS me he lanzado a leer tu fic, desconozco totalmente el juego así que no tengo expectativas de qué ocurrirá más adelante y me gustaría decirte algunas cosas si me permites desde mi humilde opinión :3

 

Entiendo que quieras explicar algunas cosas poniendo el significado de ciertas palabras pero te has pasado un poco o-O algunas se explican por si mismas como el locutor y los iniciados entre otras cosas, también podrías explicarlas dentro del texto dejando solo lo que no es muy obvio o que realmente necesites explicar para entrar en contexto.

 

Cuando dice que su rutina es asquerosa pensé lo mismo xD osea que me trasmites todo el tiempo que lo que dices no tiene relevancia o que nunca más se hablará al respecto y en ese sentido se vuelve un poco tedioso.

 

De todas maneras solo es el prólogo y espero ver que más sucede con TS xD

Buenas, señorita Sekiam, lo primero de todo es que yo SIEMPRE te permitiré las opiniones, faltaría más. Por tanto me gusta que des explicaciones de lo que te parece bien o lo que te parece mal. Solucionado este punto paso a resolverte alguna duda:

 

— Sí, yo también pensé que había añadido muchísimas referencias, pero como el foro, en este apartado, ya no tiene por qué saber de qué estoy hablando, preferí aclarar cuantas más dudas mejor (Aunque también es verdad que lo de los Iniciados cae de cajón, pero por si acaso).

 

— El segundo punto, referente a la rutina, tiene una pequeña explicación si entiendo bien a lo que te refieres, que es que algo va a suceder que alejará al Trotamundos solitario de su "asquerosa" rutina, ¿no?, corrígeme si me equivoco por favor. Intento transmitir los sentimientos del protagonista por un medio que no sea el diálogo de este (Me está quedando algo jodidillo de explicar, no sé si lo entenderás porque ni yo mismo me entiendo del todo).

 

Muchas gracias por tu visita y review, señorita Sekiam, es un honor recibir visitas de la comunidad escritora de este foro. Un abrazo.

 

-Suena interesante la trama

 

-Te sugiero que hagas fichas de los personajes

conforme vayan apareciendo

Buenas, compañero T-800, primero de todo, muchas gracias por pasarte, tú nunca te pierdes una (?).

 

Según vaya escribiendo y amueblando la idea crearé las fichas de los personajes para darlos a conocer a los lectores.

 

Un abrazo, compañero.


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#8 Sekiam

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Publicado 27 noviembre 2015 - 13:56

Solo digo que no hay necesidad de subestimar al lector, a veces hay cosas que aunque no se entiendan no importa porque de todas maneras no tienen gran relevancia, o lo que no se entiende la primera vez al repetirse y explicarse dentro del texto varias veces ya se capta, osea no hay necesidad de afanarse con eso.

 

Ya quiero ver que sucederá, pues no conozco el juego ni quiero goglearlo muy a detalle solo para descubrirlo a través de tu fic :3


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#9 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

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Publicado 03 diciembre 2015 - 17:10

Capítulo I: Destino incierto

 

La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.

 

Séneca; filósofo latino.

 

 

 

El trotamundos se despertó sudoroso y asustado; la pesadilla se repetía de nuevo.

 

Todas las noches soñaba con la muerte de su padre en el purificador[i]. Un sacrificio necesario, pero injusto en toda regla.

 

—J*der…

 

Los rayos del sol se filtraban a través de una ventana abierta de par en par, ya que no tenía vidrio. Quedaban escasos minutos para el toque de bocina por el cual los caballeros y paladines tenían que estar en el patio de La Ciudadela y el trotamundos no se había ni levantado.

 

Con pasotismo salió de entre las sábanas y vistió su servoarmadura para luego dirigirse a la cafetería, donde cogió una Nuka Cola[ii] de la nevera para quitarse la pesadez de encima, pues esa noche había dormido poco.

 

Salió del lugar frotándose los ojos cuando vio abandonar el barracón reservado para la Centinela Lyons al Capitán Caballero Gallows sin pantalones. El encuentro entre ambos fue bastante incómodo, pues se suponía que el hombre y la mujer debían pasar inadvertidos, ya que las relaciones entre “hermanos” no estaban muy bien vistas.

 

—Hace calor.

 

—Ya, seguro que la Centinela opina lo mismo.

 

Con una mirada cínica, Gallows volvió dentro y el trotamundos solitario prosiguió su camino. Para cuando llegó al patio todo el mundo formaba con las armas al hombro y esperando el discurso matutino de su gran líder.

 

Sin ninguna prisa, el joven se situó en su posición correspondiente junto con los demás paladines, detrás del Elder, mientras que los caballeros e iniciados formaban frente a él.

 

Unos diez minutos después llegaba Gallows, que ya se había perdido una buena parte del discurso. Para cuando llegó la Centinela Lyons ya no había nadie más que iniciados en el patio, haciendo sus pruebas de tiro.

 

La vida en La Ciudadela se hacía muy monótona y aburrida. La acción había bajado en picado desde la desaparición del Enclave. Los expertos tiradores no hacían otra cosa que no fuese pasear de arriba abajo por el complejo fortificado de la Hermandad.

 

El trotamundos solitario estaba sentado en su escritorio mirando embobado de nuevo la foto en la que salía con su padre. Fue una voz femenina la que lo sacó de su letargo.

 

—Oye…

 

El joven se dio la vuelta y se encontró allí a la Capitana Caballero Dusk, que reclamaba su presencia.

 

—Ah, eres tú, dime.

 

A pesar de ser reconocido como tal en los documentos de la orden, poca gente lo llamaba Paladín Solitario. Por alguna razón, ese era un nombre que causaba desconfianza entre los miembros de la Hermandad del Acero.

 

—La doctora Li[iii] te ha enviado esta carta desde Rivet City.

 

—Oh, bien, fantástico. Muchas gracias, Dusk.

 

Con un gesto amable, la mujer se retiró de las estancias de su compañero, dejándolo a solas con su carta.

 

«Hola, querido.

 

Primero de todo quería comentarte que hace tiempo que no te veo, y me gustaría tomarme un café en tu compañía, ya que los Escribas[iv] a los que les pregunto sobre ti me dicen que la información sobre algún miembro de la Hermandad está restringida para los civiles, ¡pero si fui yo la que les di acceso al Proyecto Pureza! No me lo puedo creer.

 

Por suerte uno de los novatos que defienden las instalaciones accedió a traerte esta nota, espero que no se meta en líos por mi culpa.

 

Referente al Proyecto Pureza: todo va muy bien, ya casi hemos conseguido eliminar los rastros de radiación de los ríos. Pronto la gente corriente podrá beber agua sin matarse o pagar doscientas chapas[v] por una botella purificada.

 

Cada día que pasa vienen más habitantes del Yermo a pedirnos agua, a veces no damos a basto. El trabajo es muy duro, pero ver los rostros felices de los niños con un botellín de Acuapura[vi] reconforta y da sentido a todo lo que hemos hecho estos seis años.

 

En fin, ya no tengo más que contarte, al menos por carta. Espero que recibas esto y que pases pronto a verme.

 

Un abrazo enorme desde Rivet City[vii].

Madison Li

 

Tras leer la nota, al fin el trotamundos solitario sintió que haría algo diferente a patrullar sin sentido de aquí para allá. En el momento se puso en camino, dirección a Rivet City.

 

Para cuando llegó allí, el sol ya se había puesto. El trotamundos había avisado en La Ciudadela que esa noche la pasaría visitando a su vieja amiga la Doctora Li, por lo que se le concedió un permiso de dos días.

 

La mujer lo esperaba en el departamento científico, donde se pasaba las horas que no dedicaba al Proyecto Pureza, intentando erradicar nuevas enfermedades nacidas de la radiación nuclear.

 

—Al fin llegas, joven.

 

—Lamento la tardanza, Doctora Li, pero el camino que hay desde La Ciudadela hasta aquí me lleva un buen rato.

 

Con un gesto amable le indicó varios sitios en los que podía acomodarse entre que ella preparaba una cafetera.

 

—Y bien. ¿A qué se debe esta carta tan…? —Le dijo el trotamundos.

 

— ¿Tan…?

 

—No sé, doctora, no suelo recibir invitaciones tan abiertas como esta. Además, ahora soy un paladín de la Hermandad del Acero, no dispongo de tanto tiempo como antes.

 

—Estoy segura de que para esto sí que tendrás tiempo.

 

La doctora se acercó a la mesa cargando con una bandeja de plata en la que llevaba dos tazas hasta arriba de un líquido negro que simulaba ser café.

 

— ¿A qué se refiere con eso?

 

Con parsimonia tomó asiento mientras acercaba la taza que contenía aquel brebaje de tonalidad negra al trotamundos solitario, que la observaba a través de aquel casco de acero que ocultaba su rostro y protegía su cabeza.

 

—No te he mandado esta nota para hablar del trabajo ni de James, es por algo mucho más importante.

 

Debido a aquello, el trotamundos se quitó el yelmo y lo dejó en la mesa, desvelando su rostro.

 

No tenía más que veinticinco años pero en su cara lucía una barba espesa. Esta era del mismo color que su pelo, de un tono castaño caoba. Sus ojos eran verdes y su boca grande, que ocultaba unos dientes blancos y perfectos; a pesar de haber pasado seis años en el Yermo, el trotamundos había cuidado su dentadura a base de bien. Sobre la ceja derecha destacaba una pequeña cicatriz, producto de una pelea contra Butch DeLoria cuando ambos tenían quince años. Restos de sangre seca adornaban su cuello.

 

— ¿Entonces por qué me hace perder el tiempo, doctora?

 

La mujer respiró hondo, fruto de un nerviosismo voraz alimentado por la noticia que había recibido. Metió la mano en uno de los bolsillos de su bata y sacó una pequeña cinta, que en uno de sus bordes tenía un trozo de papel en el que estaban escritas las palabras “For James”.

 

—Es porque necesitas escuchar esto. —dijo la mujer cediéndole aquello.

 

— ¿Qué demonios? ¿De dónde ha salido esto?

 

—Por lo que dijo Harkness[viii] la trajo un hombre encapuchado. No dejó nombres, solo dijo que era un mensajero y que venía desde Seattle.

 

— Seattle… ¿dónde está eso?

 

El trotamundos desconocía del todo la geografía del país, ya que nunca había visto un mapa político de Estados Unidos.

 

—Espera un segundo, creo que guardo un mapa en uno de los cajones de mi despacho.

 

La doctora se acercó hasta el lugar y tras dos minutos regresó con un gran cilindro negro de un metro de largo. Esta dejó aquel artefacto encima de la mesa y le hizo una seña al trotamundos para que despejase la mesa de trastos. Tras hacerlo, la doctora abrió por un extremo aquel extraño artefacto y de dentro sacó un largo trozo de papel enrollado que desplegó sobre la mesa; era un mapa en el que Estados Unidos salía anexo con Canadá[ix].

 

—Por lo que sabemos, este es todo el territorio nacional, y los satélites indican que nosotros estamos aquí. —dijo la doctora señalando un lugar llamado Washington D.C.

 

— ¿Y esa tal Seattle?

 

—Pues, según he podido averiguar, esa ciudad está en el antes llamado estado de Washington.

 

— ¡Ah! Entonces no está demasiado lejos.

 

—Lamento aguarte la fiesta, pero Seattle está justo…

 

La mujer tanteó con el dedo el mapa hasta situarlo en un punto muy lejano a donde ellos vivían.

 

—… aquí.

 

El trotamundos se sorprendió del lugar marcado por la doctora, ya que estaba en el extremo opuesto de donde ellos vivían.

 

— ¿Cómo? ¿Acaso alguien es capaz de atravesar el país para entregar una nota? Es una locura.

 

—Antes de sacar conclusiones deberías escuchar la cinta, y mejor que sea a solas.

 

Sin esperar un segundo el hombre salió de la estancia y se dirigió a la salida de Rivet City, quería estar solo del todo para reproducir aquel mensaje que alguien le había mandado.

 

Al atravesar la puerta que daba a la cubierta se encontró a Paulie Cantelli[x] tirado en el suelo.

De su boca salía espuma y en su brazo estaba clavada una jeringuilla que por lo visto había robado de la tienda de su mujer; era Psico[xi] puro.

 

Las prioridades eran las prioridades, y el trotamundos guardó la cinta y cargó en sus brazos a aquel desfavorecido adicto para llevarlo a la consulta de la doctora Li, que lo atendió al instante. Después se pasó por el mercado de Rivet City para hablar con Cindy Cantelli, la mujer del susodicho, para informarle sobre lo que le había pasado.

 

Llorando, la joven dejó su establecimiento y se dirigió al laboratorio científico para estar junto con su marido; si este seguía a aquel ritmo, no tardaría en morir.

 

Después del mal trago que había tenido que pasar, el trotamundos abandonó Rivet City para buscar un lugar donde escuchar aquella cinta en solitario.

Ya hacía rato que el negro y frío manto de la noche había cubierto el cielo de Yermo Capital, pero él no tenía miedo de nada, y menos de un poco de falta de visibilidad.

 

Sacó la cinta y la puso en su Pipboy 3000, que siempre llevaba en su brazo izquierdo. Al instante, una voz comenzó a hablar.

 

—“Hola James, soy tu prima Tiffany. Hace mucho que no sé nada de ti y la verdad es que estoy muy preocupada. Ya han pasado veinte años desde que nos mandaste con aquella caravana comercial de camino a Seattle, todo para protegernos. De momento todo nos va bien, unos hombres que visten con armaduras de metal patrullan por las calles todos los días para defendernos de esos malditos saqueadores que no hacen más que intentar entrar en la comunidad. Petra no deja de preguntarme por su padre, y la verdad es que no sé qué decirle, ya que me prohibiste contarle que estabas vivo. Ah, ojalá pudieses ver cómo ha crecido tu pequeña… una pena que Catherine[xii] no llegase a verla ser una mujercita… ¿Sabes? Todavía se me parte el alma recordando cómo murió, en aquella camilla del Proyecto Pureza, la quería tanto… En fin.

 

Ah, casi se me olvida, ¿le has dicho a tu hijo que tiene una hermana? Creo que es la excusa perfecta para que al fin vengáis a visitarnos tú y… ¿cómo se llamaba el pequeño? Bueno, ya me lo recordarás. No sé cuánto tardarás en recibir este mensaje, ya que no hay métodos muy fiables para que llegue hasta ti, así que voy a pagarle 5000 chapas a un mensajero. Dicen que es el mejor en su trabajo y que nunca ha faltado a sus clientes, espero que sea verdad. Para que te hagas una idea y hoy es… veintisiete, veintisiete de noviembre de 2283, o al menos eso marca mi Pipboy.

 

Espero tu respuesta, James. Te mando un beso enorme de mi parte y de la de Petra para los dos.

 

La cinta se terminó y la cara del trotamundos solitario era todo un cuadro, no se podía creer lo que acababa de escuchar.

 

Sin perder un segundo acudió a su Pipboy. La fecha que este marcaba era un cuatro de enero de 2284. Al parecer, un mensajero había recorrido todo el país en menos de dos meses.

 

— ¿Pero qué c*ño?

 

Sin comprender nada se llevó las manos a la cara, si aquello era un sueño no tenía ninguna gracia. Al parecer tenía una hermana y su padre nunca le había dicho nada.

 

Encontrar el porqué a esa pregunta era algo para lo que no estaba preparado, pero una cosa tenía clara, viajaría hasta Seattle y encontraría a su última pariente o perdería la vida en el intento.

 

Por su mente no pasaron más que preguntas sin respuesta e ideas sin sentido. No podía soportar la idea de que al otro lado de aquel extenso país que era Estados Unidos viviese alguien de su familia y que ese alguien ni siquiera supiese de su existencia.

 

Se hizo de día y el trotamundos aún seguía a la intemperie en el Yermo, pero no sentía ningún tipo de frío.

 

En cuanto el camino se hizo visible se levantó y puso rumbo a La Ciudadela. Tras un día de camino de trayecto, llegó a los aposentos del Elder Lyons para contarle lo que había descubierto, esperando recibir la ayuda de la Hermandad.

 

— ¿Qué tienes una hermana en Seattle?

 

—Sí, señor. Quiero contar con la orden para viajar hasta allí.

 

El viejo negó la vista al trotamundos, dando a entender que aquello no iba a suceder.

 

—Me temo que eso no es posible, paladín.

 

— ¿Cómo que no va a ser posible? ¡He servido con mi vida a la Hermandad del Acero del este, anteponiéndola a todo lo demás!

 

—Lamento tener que negarte esto, querido Paladín. Si bien es cierto que tus servicios han sido y son excelentes, no podemos movilizar a la orden para satisfacer a los propios miembros, eso va contra el juramento.

 

— ¡A la m*erda el juramento, Elder Lyons, tengo que encontrar a mi hermana!

 

El líder puso esbozó un gesto de pena al escuchar las duras palabras de uno de los miembros más eficientes y fieles con los que la Hermandad había contado.

 

Tal fue el escándalo que armó el trotamundos que Sarah Lyons apareció en la sala.

 

— ¡Eh, eh! ¿Qué ocurre aquí?

 

— ¡Tu padre se niega a ofrecerme el único favor que le he pedido tras seis años de duro servicio!

 

— ¿Cómo?

 

—Sarah —intervino el Elder—, lo que me pide el Paladín Solitario es imposible para mí de cumplir, no puedo movilizar a la orden para buscar a su hermana.

 

La Centinela bajó la cabeza ante aquello que su padre le contaba, pues sabía que el juramento de la Hermandad prohibía usar a la propia orden para satisfacer los deseos de uno de los miembros de esta.

 

—Pero papá, ¿no podemos hacer una excepción?

 

—Lo lamento, no es posible.

 

Furioso, el trotamundos solitario salió de la estancia dando un portazo al salir. El Elder se dirigió a su hija cuando ambos se quedaron solos.

 

—No te preocupes, Sarah, pronto lo comprenderá.

 

Caminando rápido, el trotamundos llegó a su barracón y cerró la puerta tras de sí con un sonoro golpe, se quitó la servoarmadura y se tumbó en la cama.

Las horas pasaron y de nuevo la noche cayó sobre Yermo Capital. La Centinela dormía sola esa noche, ya que Gallows le había dicho que planeaba quedarse a jugar al Poker toda la noche con Glade, Gunny y Dusk.

 

Un ruido la despertó, lo cual le extrañó pues su amante no iba a aparecer esa noche. Alarmada, cogió la pistola de 10mm de su mesita de noche y encendió la luz; no había nadie.

Lo único que encontró fue una carta sellada en su almohada. Sarah la cogió, la abrió y la leyó para sí.

 

«Saludos, Sarah.

 

Tras la discusión de hoy con tu padre he decidido abandonar La Ciudadela e ir por mi cuenta a Seattle en busca de mi hermana. Si la Hermandad no quiere ayudarme es que no forma parte de mi familia, por lo tanto, ya no tengo nada que hacer ahí.

 

Espero seguir escuchando grandes logros de la Tropa de Lyons allá donde vaya, pues el equipo es inquebrantable y confío en que nunca dejaréis de salvar Yermo Capital; no me quiero imaginar lo que les espera a esos supermutantes.

 

Ya que no puedes cumplir mi deseo de movilizar a la orden para ayudarme te pido otra cosa: cuida de Albóndiga; no le dejes solo mucho tiempo, se preocupa; dale de comer todos los días; sácalo a pasear cuando puedas y procura no llevarle por sitios peligrosos. Vendría conmigo, pero no puedo arriesgarme, porque allá donde voy no sé qué peligros me aguardan ni con qué me enfrentaré, ni siquiera si llegaré vivo.

 

En mi barracón encontrarás la servoarmadura que me cedisteis, al fin Durga estará contenta. Dile al capullo de Gallows que si no dije su nombre fue por respeto, no para ganarme su amistad, que por lo visto lleva los humos muy subidos con ese tema.

 

Respecto al Elder Lyons… dile que me viste salir de La Ciudadela y que me metí una bala en el cerebro junto al río, y luego me devoró un hombre pinza[xiii] o algo así.

 

Estos seis años han sido muy fructíferos en mi vida, ya que la Hermandad me ha enseñado mucho, quizás más de lo que merezco.

 

Mientras escribo esto me remuerde la conciencia, ya que es pensar en todo lo bueno que la orden ha hecho por mí y pensar que me estoy comportando como un auténtico gilipollas, pero, por otra parte, tiene que ser así.

 

Para cuando leas esto ya me habré ido y estaré en los límites de Yermo Capital. Me he permitido el lujo de instalar un Software de dirección al que llamáis GPS; no sé en qué consiste exactamente pero creo que me indicará bien el camino para llegar a Seattle.

 

Salve[xiv]

 

La firma era una mezcla entre líneas y letras descritas de manera hermosa sobre el papel, dando una forma artística al garabato y logrando así que no se entendiese el nombre del que la escribía.

 

La Centinela dejó caer unas lágrimas sobre la tinta que se corrió al instante.

 

—“Serás estúpido…”—. Pensó para sí Sarah cuando terminó de leer la carta.

 

*****

 

—Supervisora Amata —dijo el Agente Gómez—hemos encontrado esta carta en la entrada del refugio, salimos un par de horas a dar una vuelta y cuando volvimos estaba aquí.

 

— ¿Cómo? Déjame ver…

 

«Hola, Amata.

 

Seguro que no necesito presentación para ti, ¿verdad? Todos los días durante seis años he visitado la puerta del refugio y me he quedado contemplando los enormes números de color amarillo.

 

Pensar en ti y en todos los buenos momentos que pasé dentro de ese lugar me obliga a sonreír como un loco. Hoy día, ambos tenemos veinticinco años y cada uno ha pasado a vivir su camino de formas totalmente distintas, de una manera que jamás imaginaríamos con diez años.

 

A medida que me hago más mayor solo recuerdo lo que he perdido y eso es algo muy doloroso. Quería ser un buen hombre, un buen ciudadano de este lugar, de este desolador paraje al que ahora llamo casa. Espero haberlo conseguido.

 

Con esta carta me despido de ti para siempre. Tomo un nuevo camino en mi vida, rumbo a encontrar a la única familia que me queda. No voy a decirte dónde voy, aunque seguro que en el fondo tampoco te importa, es por eso que me quedo más tranquilo sabiendo que mantienes la seguridad del Refugio 101, y que darás una gran vida a todos sus habitantes.

 

Nos vemos.»

 

Amata no pudo evitar arrugar la carta con rabia. En cuanto pensó que jamás volvería a ver a su amigo, a la única persona que la había protegido de las Serpientes de Túnel[xv] y que siempre estaba para ella, rompió a llorar.

 

*****

 

Y así es como el trotamundos solitario abandonó la calidez de Yermo Capital, aquello a lo que una vez había llamado hogar, para adentrarse en territorio hostil y buscar lo que ya una vez había perdido: su familia.


[i] Indispensable para limpiar las aguas llenas de radiación de Yermo Capital.

[ii] Parodia de Coca Cola.

[iii] Compañera y amiga del padre del trotamundos solitario. Pone en funcionamiento el Proyecto Pureza.

[iv] Grado de la Hermandad del Acero. Estos se dedican a recabar información y ser el cerebro de la orden.

[v] Los billetes y las monedas ya no tienen valor y se han sustituido por chapas de Nuka Cola.

[vi] Nombre dado al agua purificada después de ser limpiada.

[vii] Portaaviones militar convertido en ciudad.

[viii] Líder del cuerpo de seguridad de Rivet City.

[ix] En 2072 Estados Unidos ocupó Canadá para hacer frente a la invasión china de Alaska.

[x] Residente de Rivet City adicto a las drogas.

[xi] Droga fabricada en la Gran Guerra.

[xii] Madre del trotamundos solitario.

[xiii] Mutación que dio como resultado unos cangrejos de enorme tamaño que caminan a dos patas.

[xiv] Forma de despedirse de un miembro de la Hermandad del Acero.

[xv] Banda de Butch.

 

 

 

 

¡Bueno, bueno! Al fin el primer capítulo de esta serie está terminado. Me he visto obligado a actualizar sin la corrección de mi Beta, que aún no me ha llegado, pero es que anda bastante ocupado con sus cosas. Lo primero es lo primero. Ya lo arreglaré cuando reciba el doc. nuevo.

 

En fin, sé que esta semana me tocaba actualizar El despertar pero una sequía imaginativa hacia esa historia me vio obligado a escribir este capítulo.

 

Sin más, nos vemos aquí dentro de dos semanas. ¡Paz!


Editado por Gemini No P., 12 diciembre 2015 - 20:24 .

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Publicado 04 diciembre 2015 - 17:35

Me agrada el rumbo de la acción se abre todo un mundo de posibilidades y ya quiero ver qué encontrará TS en su camino :3

 

No soy muy técnica al escribir asi que estaría mal que criticara a otros lo que yo no hago xD

 

Pero si pides algo de crítica podría ser el hecho de tener 4 mensajes dentro del capítulo y tratarlos de la misma forma. Creo que el mensaje de la doctora quiza podría hacerse en parte el narrador y ser textual en un punto significativo por ejemplo, luego el mensaje grabado en cursiva le daría más énfasis en ser distinto al anterior, y las últimas con otra letra o color, aunque dudo que quieras poner esas cosas que no se usan mucho en textos.

 

Por otro lado entre las últimas cartas me parece que falta algo, aunque lo hayas hecho a propósito parece que tenías prisa. Y creo que podrías agregar más gestos o emociones cuando haces un diálogo extenso, claro siempre que te parezca adecuado.

 

Estas son cosas un poco rebuscadas, en lo que a mi respecta el capítulo está correcto en cuanto da emoción a lo que vendrá y es buen incentivo para seguir leyendo :3


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Publicado 05 diciembre 2015 - 17:36

Que bien escribes men! de lo poco decente que hay en el foro , me entretuve bastante leyendo esto! sigue asi


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Publicado 06 diciembre 2015 - 17:00

Que bien escribes men! de lo poco decente que hay en el foro , me entretuve bastante leyendo esto! sigue asi


Es un halago este comentario, compañero, pero falso. En este foro hay muy buenos escritores, a los que yo con orgullo puedo referirme como "compañeros de hobby". No creo que sea mejor que muchos de los que escriben aquí, pero aún así gracias por el halago, viene bien para seguir escribiendo.

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Publicado 07 diciembre 2015 - 10:37

Prologo:

 

-al parecer el protagonista ya es un héroe al inicio de

la historia  y tiene diversos aliados

 

-me pregunto porque el protagonista no da a conocer su nombre

 

PD:te sugiero que utilices los números naturales en lugar de los números

romanos cuando quieras hacer las aclaraciones


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Publicado 07 diciembre 2015 - 13:08

Prologo:
 
-al parecer el protagonista ya es un héroe al inicio de
la historia  y tiene diversos aliados
 
-me pregunto porque el protagonista no da a conocer su nombre
 
PD:te sugiero que utilices los números naturales en lugar de los números
romanos cuando quieras hacer las aclaraciones


Hola, compañero T-800.

Verás, el protagonista es el de Fallout 3, y la historia se desarrolla justo después del final. Si te interesa la historia y tienes una PS3 te recomiendo encarecidamente el juego pues es muy barato.

El nombre canónico del personaje es el "trotamundos solitario" y es por eso que nadie (nadie exactamente no, pero eso aún no sale) conoce su nombre, pues nadie ha de saberlo.

Lo de los números romanos viene con el Word y aún no sé cómo cambiarlo.

Un abrazo compañero.

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Publicado 08 diciembre 2015 - 16:33

Me agrada el rumbo de la acción se abre todo un mundo de posibilidades y ya quiero ver qué encontrará TS en su camino :3

 

No soy muy técnica al escribir asi que estaría mal que criticara a otros lo que yo no hago xD

 

Pero si pides algo de crítica podría ser el hecho de tener 4 mensajes dentro del capítulo y tratarlos de la misma forma. Creo que el mensaje de la doctora quiza podría hacerse en parte el narrador y ser textual en un punto significativo por ejemplo, luego el mensaje grabado en cursiva le daría más énfasis en ser distinto al anterior, y las últimas con otra letra o color, aunque dudo que quieras poner esas cosas que no se usan mucho en textos.

 

Por otro lado entre las últimas cartas me parece que falta algo, aunque lo hayas hecho a propósito parece que tenías prisa. Y creo que podrías agregar más gestos o emociones cuando haces un diálogo extenso, claro siempre que te parezca adecuado.

 

Estas son cosas un poco rebuscadas, en lo que a mi respecta el capítulo está correcto en cuanto da emoción a lo que vendrá y es buen incentivo para seguir leyendo :3

Hola de nuevo, señorita Sekiam (de nuevo pues hace cinco minutos escasos que respondí a tu otro comentario).

 

Bien, muchas gracias por pasarte y hacer crítica incisiva, eso es lo que necesito. Reconozco que no sabía cómo distinguir la grabación de voz de las cartas que la Dr. Li y TS escriben. Quizás las ponga en cursiva, todo depende de lo que me diga el Beta, que es el que entiende de esas cosas.

 

La carta a Amata fue probablemente la que menos me gustó cómo quedó. No encontraba inspiración y además me estaba alargando en exceso y sin sentido, ya que no suelo escribir mucho más de 2500 palabras, y este primer capítulo tiene casi 4000.

 

Las críticas rebuscadas me gustan, espero seguir recibiéndolas por tu parte.

 

Un abrazo, señorita.


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Publicado 10 diciembre 2015 - 09:13

Capítulo I: Destino incierto

 

-Hubiera sido bueno que des algunos detalles de como murió el padre del prota

 

-¿Que es una servoarmadura ?

 

-al parecer tu prota se parece un poco a seiya en el hecho de que desconoce

algunas cosas y tiene una hermana perdida

 

 


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Publicado 10 diciembre 2015 - 10:39

Capítulo I: Destino incierto

 

-Hubiera sido bueno que des algunos detalles de como murió el padre del prota

 

-¿Que es una servoarmadura ?

 

-al parecer tu prota se parece un poco a seiya en el hecho de que desconoce

algunas cosas y tiene una hermana perdida

Hola, mi estimado T-800. Antes de nada, muchas gracias por pasarte a leer, es un honor recibir visitas de gente tan selecta en lo que a leer respecta.

 

Verás: la muerte del padre de TS es un hecho que sucede en Fallout 3. Si no lo he puesto es porque pensé que no haría falta, pero a raíz de esto, prometo incluirlo en un capítulo posterior.

 

Una servoarmadura es una vestidura especial de protección. Si no he puesto lo que significaba en este capítulo es porque en el Prólogo ya lo he explicado.

 

Pues sí, se podría decir que guarda alguna similitud con Seiya de Pegaso, pero no es mi intención que se parezca a ese con afán de protagonismo.

 

¡Un saludo, compañero!


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Publicado 10 diciembre 2015 - 11:37

Capítulo II: Amargo día de reyes

 

El mundo comenzó sin el hombre y terminará sin él.

Claude Lévi – Strauss; etnólogo Belga.

 

*****

 

6 de enero de 2284.

 

La llanura se extendía más allá de donde alcanzaba la vista, haciéndola todavía más larga. En ella no se veía ningún rastro de vida, ya que los cadáveres de animales se amontonaban por cualquier parte y lo que en algún momento de la historia había sido campo, ahora no era más que tierra árida y muerta. El sol brillaba sobre el Yermo, irradiándolo con un calor insoportable debido al avanzado efecto invernadero que causaba la contaminación acumulada por la caída de las bombas.

 

El trotamundos solitario caminaba por una carretera llena de grietas y agujeros. A los lados del maltrecho pavimento se acumulaban los esqueletos metálicos de los coches desvalijados por los saqueadores de la zona, que arramblaban con todo aquello que encontraban. Allí también se dejaban ver camiones del ejército que jamás habían llegado a su destino, pues las bombas los habían cogido a medio camino.

El joven ya llevaba un día entero caminando sin descanso, pues la idea de ver a su hermana no se disipaba de ninguna manera; tales eran sus ganas de conseguir una familia que, a pesar del dolor que le atenazaba los pies, no se detenía ni pensaba hacerlo.

 

Ya sin la carga de la pesada servoarmadura que había llevado durante seis años sobre sus hombros, el trotamundos había iniciado un camino libre de equipaje. Vestido con la chaqueta de cuero que Butch le había entregado años atrás, unos vaqueros viejos, unos mocasines descoloridos por el tiempo y armado con un rifle de caza que él mismo había trucado con piezas de otras armas más potentes y encamisando las puntas de las balas, el viajero estaba listo para comenzar su largo viaje.

 

Miró su Pipboy y accedió al nuevo Software que había instalado, aquel al que la Hermandad llamaba GPS; aún le quedaban 4200 km para llegar a su destino: Seattle; y en el día que llevaba transitado había recorrido más de 20.

 

A cada paso que daba, sus piernas temblaban; ya no podían soportar el peso del hombre.

 

Al final, el trotamundos cayó al suelo afectado por el cansancio extremo. Se arrastró como pudo y apoyó su espalda contra uno de los muchos coches que la carretera fantasma ofrecía.

 

—Dios, estoy destrozado.

 

De nuevo acudió a su ordenador de muñeca, pero esta vez buscó la sección de radio. Tanto tiempo en el Yermo le había enseñado a ser precavido, así que antes de encender nada miró a su alrededor y corroboró que nadie estaba acechando. Después, sintonizó Radio Galaxia para escuchar los acertados y chistosos comentarios de su amigo.

 

—“¡Y seguimos, amigos, aquí Three Dog desde mi búnker fortificado en el centro de DC! Bien, bien… ¿sabéis en qué fecha estamos? Seguramente no, pero os daré una pista para que intentéis averiguarlo: los copos de nieve congelan a los supermutantes del centro de la ciudad y los necrófagos se juntan para comerse un buen trozo de carne fresca, ¿lo adivináis ya?, ¡pues sí, es Navidad! Decidme, ¿aún no le habéis regalado una pistola a vuestro sobrino de seis años?, porque pronto la va a necesitar.

 

Según un libro que encontré, en Europa, hoy es el día de los tres Reyes Magos de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar. Según he leído, estos tres hombres le llevaron oro, incienso y mirra al pequeño Jesús antes de convertirse en aquel tío que caminó por encima de las aguas. Pues bien, parece ser que hace doscientos años era tradición recordar a estos tres personajes, que llevaban regalos a todos los niños del mundo.

 

Así que si queréis darle un buen regalo a la abuela, llevadla de compras al mejor supermercado de órganos: ¡las vías del metro! Un saludo, amigos, os ha hablado Three Dog. Ahora, algo de música…”

 

—Pues vaya porqueria de reyes los de este año… —se rió de sí mismo el trotamundos solitario y sacó una de las botellas de agua purificada que se había traído.

 

 

La luna salió y el viajero seguía allí sentado, apoyado contra el esqueleto de aquel coche; ni siquiera las horas que se había pasado allí tirado le sirvieron para recuperar fuerzas.

 

Él sabía de sobra que la noche era con diferencia el entorno más peligroso en el cual podías encontrarte en el Yermo, pues las bestias salían a alimentarse y pocas oportunidades tenía una presa fácil como era en aquel momento.

 

De pronto, en la oscuridad de la lejanía distinguió un brillo de luz artificial; un cartel luminoso parpadeaba al son de una pegadiza canción, que un sensor de su Pipboy reconoció como Für Elise de Ludwig Van Beethoven.

 

— ¿Pero qué coj…? —exclamó extrañado el joven, que atribuyó aquello a una jugada desconcertante de su mente.

 

Con un esfuerzo titánico, el trotamundos se puso en pie y comenzó a caminar a la luz, como si de un mosquito se tratase.

Aquel lugar no era ninguna ilusión. El estrambótico letrero que tintineaba con luces azules y amarillas, como si de algún espectáculo se tratase, tenía escrito en grande la palabra Rockwell.

 

Una puerta imponente, de al menos siete metros de altura, y junto con unos muros de su mismo tamaño, frenaron el avance del viajero. Un foco enorme cegó los ojos del joven, acostumbrados a la oscuridad de la noche.

 

— ¡Alto! ¿Quién va? —gritó una voz desconocida, tratando de ser autoritaria.

 

— ¿Qué? —dijo sorprendido el trotamundos.

 

—Que quién c*ño eres, jod*r. Aquí no queremos problemas.

 

—No, no es eso —intentó tranquilizarle, pues a través de aquella potente luz pudo distinguir en las manos del guarda un arma—. Solo busco un lugar donde pasar la noche.

 

—Ah, otro muerto de hambre del Yermo. Vale, pasa, pero deja ese rifle a la entrada.

 

La puerta se abrió y el tema clásico de Beethoven inundó el ambiente. Detrás de aquella protección de acero y hormigón se escondía un pequeño poblado. El trotamundos solitario dejó el arma a la entrada, como antes se le había indicado.

 

No había nada fuera de lo normal en aquel recinto fortificado, excepto un armatoste extraño y enorme que daba vueltas como si se tratase de una rueda. Cuando el joven se acercó para observarla más de cerca se topó con un cartel de metal corroído que decía noria.

 

Un hombre vestido con un traje a rayas que alternaba entre rojo y blanco gritaba y agitaba un bastón, intentando llamar la atención.

 

— ¡Señoras y señores, por solo diez chapas podéis ver la belleza del Yermo por la noche! Y no solo eso, ¡si vomitáis os devolvemos el dinero! ¿A qué esperáis, amigos?, ¡subid a vuestros hijos o pareja para demostrarles que les queréis de verdad!

 

Una larga cola se amontonaba tras una mesa hecha con tablones de madera, esta hacía de taquilla; un niño cobraba el acceso a aquel monstruo mecánico. El traqueteo que producía al girar la noria daba una sensación de falta de seguridad; parecía que se iba a romper en cualquier momento y salir rodando.

 

— ¡Oiga, usted! —un niño vestido de forma penosa, con unos pantalones cortos rotos y una camiseta publicitaria de Nuka Cola, apareció y agarró al viajero de la manga de su chaqueta de cuero, tirando de él—Venga, nadie visita Rockwell de verdad si no sube a la famosa Atracción salvaje del tío Tom.

 

— ¿El qué?

 

—Vamos, que solo son diez chapas, y por su chaqueta tiene pinta de ser un hombre adinerado.

 

—Déjame en paz, niño —el trotamundos dio un tirón brusco al agarre del crío—. ¿Crees que eres el primero que intenta mangarme la cartera?

 

Con cara de tonto, el renacuajo harapiento salió corriendo: le habían pillado in fraganti.

 

En la distancia el viajero vio otro cartel luminoso; esta vez decía Hostal.

 

El joven caminó entre la gente que se amontonaba y chocaba una contra otra, intentando abrirse espacio. Al llegar al lugar, abrió la puerta.

El hostal no era más que un receptáculo de cuatro paredes con múltiples puertas que se dirigían a las habitaciones. La recepción estaba adornada con un papel tapiz sobre el que se dibujaba una trama de líneas verticales y paralelas entre sí. Al fondo de la sala había un mostrador antiguo, y detrás de este, una atractiva mujer con generosos atributos; su pelo rojo y su escote amplio la hacían destacar.

 

El trotamundos se acercó a la mesa y la bella recepcionista levantó la mirada de los papeles en los que estaba inmersa. Su cara era casi tan hermosa como su voluptuoso físico; unos ojos azules que se escondían tras unas gafas de pasta y unos labios carnosos del color de las piruletas la hacían el deseo de cualquier hombre. A simple vista parecía tener unos treinta años.

 

—Vaya, carne fresca—la mujer se mordió el labio de manera lujuriosa mientras miraba por encima de las gafas al recién llegado—. ¿Qué haces aquí, joven?

 

—Busco alojamiento. ¿Cuánto por una habitación?

 

—Eso depende —con disimulo, la trabajadora se desabrochó el último botón de la blusa, dejando ver aún más su escote—. ¿Quieres compañía? Porque mi cama está vacía esta noche y te saldrá gratis.

 

—No, gracias. Solo quiero la habitación.

 

—Vamos, encanto, no seas tímido. Prometo portarme bien contigo.

 

La leve sonrisa que la mujer había esbozado pronto se transformó en una mirada lujuriosa mientras se metía el dedo en la boca.

 

—Perdona—haciendo caso omiso de la petición sexual de aquella, el trotamundos se centró en sus cosas—. ¿Hay algún bar por aquí?

 

— ¡Pues claro que sí, cielo! Cerca de la noria encontrarás el Hígado de acero, para hombres de buen beber.

 

—Bien, muchas gracias, preciosa. Ahora dame una habitación.

 

La mujer se levantó y cogió una llave que tenía el número 5 y luego se la dejó al joven.

 

—Aquí tienes, guapo. Y si tienes frío, llámame.

 

Una sonrisa juguetona se dibujó en la cara de la mujer. El viajero cogió la llave y se dirigió a su aposento. En cuanto se instaló salió a visitar Rockwell.

 

El primer lugar al que se dirigió fue al que la recepcionista le había dicho: el Hígado de acero. Allí, hombres con pintas de macarras y también viajeros como él se juntaban y jugaban al Poker, apostando y bebiendo como posesos.

 

El trotamundos se sentó en la barra y le pidió al camarero una Nuka Cola; en cuestión de segundos ya la estaba saboreando. A pesar de que la mayoría de las Nuka Colas eran de hacía más de doscientos años, todavía conservaban su sabor y su gas, aunque también estaban contaminadas; pero eso no le importaba mucho a nadie, para eso existía el Radaway[i].

 

Al lado del joven estaba sentado un hombre peculiar, pues vestía una gabardina larga de color crema y un sombrero de detective de color café. Su cara estaba oculta por el cuello del abrigo y de esta solo se veía un cigarrillo sobresalir. En su cintura se podía ver un revólver Magnum del calibre .44, una auténtica máquina de matar.

 

—Tres chapas —dijo el camarero.

 

Cuando el trotamundos echó mano a su bolsillo, el misterioso hombre de su lado pagó por él. Extrañado, pues en el Yermo pocas veces alguien te regalaba algo, el joven tuvo el impulso de hablar con él.

 

—Eh, gracias por pagar mi bebida, pero no tenías por qué.

 

Haciendo caso omiso, aquel hombre se llevó la mano al cigarro que tenía en la boca, no sin antes darle una calada honda y espirar el humo.

 

—Yo creo que sí tenía por qué.

 

El misterioso personaje dejó ver su rostro, uno que se le hizo al viajero muy familiar, pero no alcanzó a reconocer del todo.

—Perdona. ¿Te conozco de algo?

 

—Pues claro que sí; tú y yo somos muy buenos amigos, pero lo que pasa es que aún no lo sabes.

 

Por aquellas palabras, el trotamundos pensó que estaba loco; no era la primera vez que se encontraba con alguien quien había perdido el juicio en el Yermo, así que tampoco le sorprendió demasiado.

 

Sin mediar más palabras, el extraño embutido en aquella gabardina se levantó de su asiento y salió del bar bajo la atenta mirada del joven.

 

—Vaya día de porqueria —se dijo para sí mismo mientras daba un trago a la Nuka Cola recién pedida.

 

De nuevo, otro crío se acercó al trotamundos; vestía de la misma manera que el anterior: con harapos descoloridos y viejos, y por las pintas que tenían parecían de antes de la guerra.

 

—Oiga, extranjero—con miedo, el niño se refirió al joven, temiendo un golpe o represalia por molestar.

 

— ¿Sí? ¿Qué se te ofrece, chico?

 

—Verá, yo… bueno, nosotros… —antes de comenzar a hablar siquiera, el sucio renacuajo miró a ambos lados, como temeroso de que alguien le escuchase— necesitamos su ayuda.

 

— ¿Mi ayuda? ¿Mi ayuda para qué?

 

—Para salir de este infierno.

 

Al escuchar aquellas palabras, el trotamundos solitario adoptó un gesto de extrañeza.

 

—No entiendo.

 

—No nos permiten hablar con los viajeros si no es para venderles publicidad de eso a lo que llamáis noria; para nosotros eso es el infierno.

Que un niño de apenas doce años hablase de una manera tan desarrollada y adulta causaba más impacto por las cosas que estaba relatando.

 

—Trabajamos día y noche—continuó el crío— para el que ustedes ven como un hombre simpático: el tío Tom. Nos hace robar y mendigar; nos manda al Yermo a buscar trastos y muchas veces alguno de nosotros no vuelve; nos da de comer alimentos contaminados… Ayúdanos, por favor…

 

La enorme carga moral del viajero le impedía negar apoyo a aquel joven, sin embargo, algo le hacía desconfiar.

 

— ¿Cómo sé que esto no es ningún tipo de trampa, enano?

 

—No lo sabe, pero tiene que confiar en mí… —el chico se agarró a la manga como si la abrazase y miró a los ojos al trotamundos, implorando su atención— Por favor…

 

—Está bien. Llévame con los otros críos.

 

— ¡Bien!—se emocionó el muchacho, suavizando su alegría al instante para que nadie sospechase—. Venga conmigo, pero sígame de lejos y procure que nadie le vea entrar.

 

Sin perder un instante, el crío salió corriendo del bar mientras el viajero terminaba su Nuka Cola y guardaba la botella en un bolsillo de su chaqueta. Después salió por la puerta e inspeccionó el lugar: multitudes seguían acumulándose tras la taquilla de acceso a la noria; niños erraban por todo Rockwell rogando que se acercasen a la atracción del tío Tom; hombres armados patrullaban de arriba abajo por todo el recinto y el chiquillo que antes había intervenido en su descanso atravesaba como una bala el tumulto de personas.

 

El trotamundos miró su Pipboy, este marcaba las nueve y media de la noche.

 

—Parece que he pagado la habitación para nada. —suspiró y se puso a caminar, guardando las distancias con el crío, como él le había mandado.

 

El niño se detuvo ante una puerta de metal, en ella había un cartel escrito con letras rojas que ponía Keep Out. El viajero y el rapaz se reunieron al fin frente a aquel pórtico de acero colado.

 

—Aquí es, señor —el harapiento chaval respiraba agitado por la carrera que se había pegado para llegar allí; con sus mugrientos y delgados dedos señalaba el portón que tenían ante ellos—. Aquí es donde nos mantienen presos.

 

A pesar del recelo que sentía por aquella extraña situación, el trotamundos solitario hizo acopio de su valor y cruzó la puerta.

 

Una peste insoportable surgió de detrás de aquel pedazo de latón, acompañada de una oscuridad densa y tétrica. Aquel ambiente llenaba de desconfianza al solitario viajero, que tuvo que encender la luz de su Pipboy para poder ver algo, cerrando la puerta tras de sí.

 

— ¡Hostia p*ta!—exclamó exaltado el joven cuando vio lo que la penumbra escondía.

 

Moscas revoloteaban alrededor de tres cadáveres de niños que yacían en el suelo. Sus cuerpos estaban maltrechos y heridos, pero destacaba de ellos la increíble delgadez a la que estaban sometidos: las costillas se marcaban contra su piel de manera espeluznante; sus piernas eran similares en grosor a palillos de madera, pareciendo imposible para aquellas que pudiesen sostener el cuerpo de aquellos críos; sus rostros estaban tan demacrados que casi parecía que en aquellos no había carne, sino solo hueso.

 

El trotamundos solitario había visto muchas masacres, pero aquello no se comparaba siquiera con lo visto en Andale[ii]. Tal fue el impacto de aquella escena que el joven no pudo esconder una arcada, casi haciéndole vomitar.

 

Intentó centrarse en otra cosa y avanzó fijándose en el lugar. Lo que el crío le había dicho no andaba muy lejos de la realidad: aquel sitio no distaba mucho de ser el infierno.

 

Las camas eran agujeros excavados en la dura roca de la pared y los baños eran un pozo rebosante de excrementos, que de seguro estaba repleto de enfermedades.

 

—Ni siquiera en Yermo Capital había visto algo tan inhumano.

 

—Ya no más, por favor, no más… —Una voz aguda y casi inaudible venía del fondo de aquel agujero infecto.

 

El viajero dirigió hacia aquella posición la luz de su Pipboy y encontró a una niña en el suelo rodeada de sangre. En posición fetal, la chiquilla se agarraba el vientre con fuerza. El trotamundos se acercó a ella y se puso en cuclillas.

 

—Oye, ¿estás bien?—casi asustado ante la fuerte llorera que la zagala llevaba consigo, el joven pasó su índice por el rostro de la cría para secar sus lágrimas.

 

—Por favor…—los sollozos se hicieron más sonoros en cuanto las pieles entraron en contacto—. No quiero que me toquen más, por favor… ya no puedo soportarlo…

 

A la luz del Pipboy la cría tendría sobre unos diez u once años. Estaba vestida con un mono de trabajo harapiento, unos vaqueros rotos y unos zapatos desgastados, como el otro niño. La parte del abdomen estaba manchada con sangre, y esta marca descendía hasta donde los atributos femeninos comenzaban: la zona púbica.

 

No tardó mucho tiempo en darse cuenta el trotamundos solitario que la cara de aquella pequeña lucía varios moratones recientes y sus uñas sangraban por el intento de defenderse que había llevado a cabo. La conclusión que sacó ante aquello fue que había sido violada sin piedad.

 

—Tranquila—con un tono de voz suave, el joven intentó tranquilizar a la niña, que temblaba ante la simple presencia de aquel hombre—. No voy a hacerte daño, he venido a ayudarte.

 

Con recelo, la pequeña negó la caricia que el trotamundos le ofrecía para intentar relajarla.

 

La puerta de acceso a aquel lugar se abrió. Debido a la oscuridad que fuera había el viajero no pudo vislumbrar bien al que irrumpía, así que desvió la luz de su Pipboy hacia aquella posición para desenmascarar a aquella sombra.

 

Lo que la linterna descubrió fue un hombre negro de unos treinta y cinco años, más o menos; una cresta de color rojo y una barba mal afeitada destacaban en su rostro. El chaleco rojo y la pistola enfundada en su pantalón desvelaban quién era: un mercenario.

 

—Vaya, vaya—exclamó el recién llegado ante la presencia del trotamundos solitario—, ¿qué tenemos aquí? Deja a esa niña en paz, ya tiene dueño. ¿Te gustan los coñitos jóvenes, como a mí?

 

Aquel hombre esbozó una sonrisa asquerosa, que se enfatizaba por lo que estaba contando.

 

— ¿Quién eres tú?—intentando ganar tiempo, el joven hizo gala de sus dotes de conversación, pues viendo que él no iba armado y su rival sí, era una apuesta segura.

 

— ¿Y a ti qué coj*nes te importa, chaval? Te voy a volar la tapa de los sesos.

 

El mercenario desenfundó una pistola de 10 milímetros oxidada, y se acercó con cautela al trotamundos solitario, que se mantuvo firme e impasible en su sitio.

 

Cuando el cañón del arma estuvo a escasos centímetros de su mente, el joven actuó. Con su brazo izquierdo retiró el brazo de su enemigo para después propinar con su codo derecho un golpe en la nuez.

 

Agarrándose el cuello, el mercenario cayó al suelo tosiendo sin poder respirar, pataleando y produciendo gemidos inentendibles. Su cara se hinchó, quedando de un color morado profundo. El golpe en esa parte del cuerpo produjo un cierre en la vía respiratoria; el hombre tardó escasos segundos en morir asfixiado.

 

Bajo la mirada de la niña, que hacía rato que había dejado de sollozar, el trotamundos agarró de las piernas al muerto y lo metió en uno de los agujeros de la pared que servían como camas. Después se acercó a la niña, sacó una venda de su mochila y se la dio.

 

—Prometo que os liberaré. Pensaré en algo. Hasta ese momento, ten. Ya nadie volverá a molestarte.

 

El viajero se giró y apagó la luz de su Pipboy mientras caminaba en dirección a la salida. Por suerte nadie había visto el combate a pesar de que la puerta estaba abierta. La noche lo había cubierto bien, y la noche era un territorio que él conocía como la palma de su mano.

 

Nada más salir de aquel lugar buscó al niño que lo había llevado hasta allí. Al no encontrarlo se mezcló con la muchedumbre que paseaba de arriba abajo y emprendió su camino al hostal donde había alquilado la habitación. Su reloj marcaba las diez y media.

 

—Mañana será otro día.


[i] Medicamento que elimina la radiación.

[ii] Pueblo de Yermo Capital; sus habitantes encerraban a los viajeros en sus sótanos, los torturaban y se los comían.


Editado por Gemini No P., 10 diciembre 2015 - 11:39 .

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Publicado 10 diciembre 2015 - 21:46

Va entretenida la historia, bien hecha pero a modo de pequeña critica:

Es algo molesto que apareciese tanto: "el trotamundos solitario aquí, trotamundos solitario allá" Mas allá que su nombre sea un misterio y debas recurrir a referirte al personaje de esa forma, resulta demasiado siútico! , es como si a una obra le pusiese " El Guerrero Valeroso". El Guerrero Valeroso va al baño, el guerrero valeroso va caminando, el guerrero valeroso contó un chiste; mas allá de pretender ser estético, suena mal y cansino leerlo todo el tiempo, a su vez también me fije que te das cuenta de eso y usaste sinónimos tales como " el joven" . En lo personal creo que debieses buscar 1 o 2 sinónimos más y bajar la frecuencia de "trotamundos"

 

 

Saludos


Editado por Miguee, 10 diciembre 2015 - 21:54 .

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Publicado 11 diciembre 2015 - 11:00

Va entretenida la historia, bien hecha pero a modo de pequeña critica:

Es algo molesto que apareciese tanto: "el trotamundos solitario aquí, trotamundos solitario allá" Mas allá que su nombre sea un misterio y debas recurrir a referirte al personaje de esa forma, resulta demasiado siútico! , es como si a una obra le pusiese " El Guerrero Valeroso". El Guerrero Valeroso va al baño, el guerrero valeroso va caminando, el guerrero valeroso contó un chiste; mas allá de pretender ser estético, suena mal y cansino leerlo todo el tiempo, a su vez también me fije que te das cuenta de eso y usaste sinónimos tales como " el joven" . En lo personal creo que debieses buscar 1 o 2 sinónimos más y bajar la frecuencia de "trotamundos"

 

 

Saludos

Buenas, compañero. Primero de todo, muchas gracias por pasarte y por dar tu opinión.

 

Verás, es complicado encontrar una manera de referirse al protagonista sin salirse en demasía de la historia. Los sinónimos se me quedan algo cortos debido a la gran cantidad de referencias que se hacen de él. Intentaré minimizar ese fallo.

 

Un abrazo enorme.


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