115 respuestas a este tema

[Patriarca 8]

Capítulo XVI: Máximo, un toro inmatable.

 

-tremendo golpe que le lanzo el toro

-si se trataba de alguien de corazon puro hubieran llevado a shun XD

-Máximo de Tauro es todo un badass

[Killcrom]

Lo prometido es deuda. Contigo me he dado mucha prisa, así que hasta el 2016 o 2017 no regresaré (espero que no, tranquilo. Solo bromeo). 

 

He leído el prólogo y el primer capítulo. No sé bien qué decir. Quizá sea que estoy cansado, pues son las 4:27. Un capítulo y un prólogo no son suficiente como para dar un juicio. No sé de qué trata tu historia, no sé nada. Apenas que hay unos tipos malos que se la clavaron a Saori y le dieron candela a Seiya (perdón por el lenguaje coloquial... jejeje). 

 

Te diría que he visto este comienzo en otras ocasiones. De hecho, te lo acabo de decir. Pero no te acuso de nada, pues necesito seguir leyendo para entender bien qué te traes entre manos.

 

Sí que quiero añadir que después de lo poderosísimos que eran los caballeros de bronce después de Hades, me resulta raro que derroten al burro alado con tanta facilidad y que Saori no haya hecho nada siendo una diosa. Es la única crítica que puedo hacerte: no me gusta que se tome a los dioses en vano. Pero como te he dicho, es cuestión de seguir leyendo.

 

El resto del comentario son anotaciones que he hecho (65). Probablemente ya te hayan mencionado todo lo que yo he escrito, pues llevas MUCHOS capítulos publicados. Pero bueno, si te sirve de algo, te lo mando por privado. Si tienes problemas al descargarlo de MEGA, dímelo y lo pego tal cual en otro PM. 

 

Salvo errores de puntuación no hay faltas ortográficas. ¡Enhorabuena! La expresión tiene que trabajarse, pero es correcta. El relación a mis gustos... me mantengo neutral con tu fic todavía. Ni bien ni mal. Es pronto para decir si me gusta o no.  :lol:

 

Abrazos. 

[Patriarca 8]

Capítulo XVII: Honor de caballero.

 

-Este capitulo fue epico

-ambos dorados dieron lo mejor de si

-Electrión fue un rival muy dificil de vencer se necesito del sacrificio de dos dorados para vencerlo

-No entendi sobre las circunstancia de la muerte de Danuska 

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Lo prometido es deuda. Contigo me he dado mucha prisa, así que hasta el 2016 o 2017 no regresaré (espero que no, tranquilo. Solo bromeo). 

Bueno bueno, el gran Killcrom leyendo mi humilde historia, ¡esto sí que es una sorpresa! Bueno, ya me dejo de coñas. De nuevo te estoy agradecido por el magnífico trabajo que has hecho marcándome los sesenta y cinco errores de puntuación y fallos de expresión quizás algo tontos.

 

Entonces... ¿te veo aquí de nuevo en dos meses, no?  :t420:

 

Capítulo XVII: Honor de caballero.

 

-Este capitulo fue epico

-ambos dorados dieron lo mejor de si

-Electrión fue un rival muy dificil de vencer se necesito del sacrificio de dos dorados para vencerlo

-No entendi sobre las circunstancia de la muerte de Danuska 

Muchas gracias por pasarte, T-800. La verdad es que en este capítulo esa mujer no muere, pero más adelante (o en otra idea que tengo pensada para crear otra historia.) lo aclararé del todo.

 

¡Un abrazo enorme, compañeros!

[Ivan de Virgo]

Un consejo humilde que te puedo dar es que si podrías poner el nombre de las técnicas en español

[ATONIC]

Hola Guapo! Quedo en el capitulo 16

 

Volviendo a los viejos tiempos, te dire que... Diablos! Que buen tortazo se lanzo ese cornudo de tauro, Maximo de Tauro es un torazo, pfff en comparación a cierto torito Cof, cof, cof Zephyrus, este es un gigante.

 

Saludos compadre.

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Hola Guapo! Quedo en el capitulo 16

 

Volviendo a los viejos tiempos, te dire que... Diablos! Que buen tortazo se lanzo ese cornudo de tauro, Maximo de Tauro es un torazo, pfff en comparación a cierto torito Cof, cof, cof Zephyrus, este es un gigante.

 

Saludos compadre.

¡Colega Atonic! Muchas gracias por pasarte, espero que te esté gustando.

 

 

Yo también te debo una visita a Shadow of the Colossus, pero estos días ando enfermo y apenas leo, pero en cuanto esté mejor me paso. ¡Un abrazo!

Editado por Gemini No P., 06 noviembre 2015 - 06:10 .

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Capítulo XVIII: Leyenda.

 

Ikki cayó al suelo tras recibir un violento impacto en su pecho, aquél había sido provocado por Kiki de Aries, el cual entrenaba arduamente junto con el caballero de bronce. El rostro rasguñado del dorado dejaba entrever que ninguno de los dos se estaba conteniendo a la hora de golpear.

 

—Maldita sea.

 

—Vamos, Ikki, así nunca lograrás dominar el poder de la Ambrosía.

 

Como pudo, el caballero de bronce se levantó y se mantuvo de pie unos segundos, de nuevo elevando su cosmos y empuñando la derecha, para hacer frente a su rival.

 

—Siente, arde, consúmete, cosmos… ¡Hō Yoku Tenshō!

 

Una vez más, Fénix se lanzó a por su rival, el cual no dudó en responder abriendo su enorme Muro de Cristal. Aquella técnica rebotó el golpe de Ikki, lanzándolo por los aires y haciéndole caer de cabeza contra el suelo.

 

Unos segundos después, apoyó sus manos en el suelo, haciendo fuerza para levantarse, aquel impacto había sido todavía más duro, debido a la enorme cantidad de cosmos que Ikki había usado en sus Alas Ardientes, y el Muro devolvió con la misma inercia el ataque, casi abriéndole la cabeza al bronce.

 

—Vamos, Ikki, no quedan más que cinco días antes de que llegue la fecha acordada por Atenea para suicidarse…

 

Gruñidos y palabras malsonantes, era eso lo que salía de los labios del Fénix, que por muchísimo que entrenaba, no conseguía dominar el increíble poder oculto de la Ambrosía.

 

—Oye, Kiki, tus métodos son un poco extremos… ¿no crees?

 

—Esa voz…

 

Un misterioso hombre había aparecido tras el caballero de Aries, vestía una armadura color plata, en su casco se creaban dos protuberancias, en forma de alas. La figura se amoldaba perfectamente a su Cloth, y aquel rasgo distintivo la destacaba como la famosa protección de Cruz del Sur.

 

El que la lucía medía aproximadamente un metro setenta y ocho, a ojo. Su pelo era gris y largo, su cara estaba llena de arrugas, lo cual le daba aún un tono más tenebroso, aparte de sumarle como mínimo unos cien años. Su rostro, alargado, tenía una marca en la frente, una mancha gris, concretamente en la parte derecha. A pesar de ser tan mayor (unos cincuenta años, aproximadamente) sus músculos se marcaban en las partes que la Cloth se apretaban contra su cuerpo, por ejemplo en los brazos, sobresaliendo también las venas.

 

— ¡Anaximandro de Cruz del Sur!

 

—En efecto, Kiki.

 

Aquella corta presentación dejó algo desconcertado a Ikki, que todavía estaba en el suelo tras recibir el golpe que le había derrotado.

Cuando finalmente pudo erguir la cabeza del suelo, Kiki estaba arrodillado ante el caballero de plata, como reverenciándole, ¿desde cuándo un hombre de la más alta élite de Atenea se humillaba de tal manera frente a otro de más bajo rango?

 

El llamado Anaximandro se acercó a Ikki, cediéndole su mano para ayudarle a levantarse, la cual aceptó Fénix sin dudar.

 

—Caballero legendario… ¿Me equivoco?

 

—No me gusta demasiado esa denominación.

 

—Eres justo como me había imaginado, Fénix. Tienes fuerza en tu corazón, pero te falta definición.

 

— ¿Definición dices?

 

—Por supuesto, la garra definitiva para hacer arder esa pólvora extra que guarda tu corazón.

 

—No sé a qué te refieres.

 

— ¿Acaso crees que no he sentido la brutal explosión de cosmos que tuviste en la casa de Acuario?

 

— ¿Cómo?

 

—Voy a enseñarte lo que tu increíble golpe ha causado.

 

El caballero de Cruz del Sur levantó su mano derecha, y de ésta, su índice, el cual comenzó a brillar con un fulgor azul tenue al ritmo de un tétrico baile.

 

— ¡Sekishiki Meikai Ha!

 

El fulgor azul tenue comenzó a desplazarse por los alrededores, convirtiéndose en una especie de espectro.

 

Cuando Ikki se quiso dar cuenta, estaba en un lugar oscuro, frío y tenebroso. Llamas danzaban de un lado a otro mientras un viento sibilino recorría constantemente la oreja del caballero, que se giraba constantemente pensando que tenía algo detrás, haciéndole burla.

 

— ¿Qué lugar es este?

 

—Bienvenido al Yomotsu Hirasaka, el final del camino para el alma humana.

 

Era Anaximandro el que había hablado, justo estaba detrás del caballero de bronce, que se volteó violentamente al sentir su enorme cosmos aparecer.

 

— ¿Cómo lo has hecho?

 

—El qué. ¿Esto?

 

Aquel fulgor siniestro reapareció en la punta del dedo índice del caballero de Cruz del Sur, revoloteando alrededor de las almas que caminaban hacia el agujero enorme como si fuese un renacuajo en el agua.

 

— ¿Y por qué me traes aquí?

 

—Para que veas hasta donde llega la capacidad de tu nuevo poder.

 

— ¿Acaso sabes lo de…?

 

—Es difícil no notar que tu armadura inmortal es ahora todavía más inmortal, pues posee el néctar de los dioses. Puedo escucharla, cómo grita y se desboca por luchar y vencer en nombre de lo que está destinada a hacer: destruir el mal de la faz de la tierra.

 

—Como sea.

 

—No te he traído aquí para darte lecciones de moralidad, sino para que veas esto.

 

Anaximandro señaló la larguísima fila de muertos que caminaba en dirección al fin de su existencia y, elevando su cosmos, pronunció de nuevo las palabras mágicas.

 

—Sekishiki Meikai Ha.

 

Cinco luces salieron de la cola y se posaron en la mano del caballero de Cruz del Sur, que las sostuvo como si se tratasen de cinco pequeñas canicas. Aquellas no eran azules, como las que Ikki había visto ya en otra ocasión, sino que eran negruzcas y sombrías, sin brillo ni fuerza vital.

 

— ¿Reconoces esto, Fénix?

 

— ¿No son almas?

 

—Esta es la que más pena me da, solo tenía once años.

 

Entonces cayó en la cuenta de lo que aquel hombre estaba intentando enseñarle. Las almas en la mano del caballero de plata pertenecían a los cinco que él había matado dos días antes, en el Templo de Acuario.

 

—Jamás en mi vida había visto esto en un alma, tales heridas causadas por un mortal… eso es imposible, Fénix.

 

— ¿A dónde quieres llegar?

 

—A que ahora eres un arma de destrucción masiva.

 

— ¿Arma de destrucción, dices?

 

—Eres capaz de igualar el cosmos de un Dios, a menor escala, pero si logras dominar este don…

 

No pudo más que abrir la boca como un tonto Ikki, ¿era cierto aquello? Tenía que serlo, solo eso podía explicar la increíble furia que había explotado de él dos días atrás.

 

—Fénix, eres el elegido para encabezar la victoria.

 

— ¿El poder de un dios…?

 

Con toda la fuerza que tenía, Anaximandro aplastó las almas amontonadas en su mano derecha, y éstas se deshicieron nada más tocarlas.

 

—Será mejor así, para que no sufran el terror de la caída eterna.

 

El caballero de bronce se volteó mirando al agujero, era profundo y desprendía una peste a buitre y muerte que era difícil de explicar.

 

— ¿Quién demonios eres tú, caballero?

 

Tras escuchar aquella frase, el hombre plateado se acercó e igualó a Fénix.

 

—Anaximandro de Cruz del Sur, maestro de los dos últimos caballeros de Cáncer.

 

— ¿Los dos últimos dices?

 

La sorpresa se tornó mayúscula para Ikki; aquel hombre aparentaba ser mayor, pero no se imaginaba ni en su mejor sueño que aquel hombre era un maestro de las técnicas de Cáncer, a pesar de haberlas visto en su poder.

 

—Deathmask de Cáncer fue mi alumno, y el actual, Diavolo de Cáncer, también.

 

— ¿Tú creaste a un monstruo como Deathmask?

 

— ¡Él no era un monstruo…! Cáncer lo aceptó, pero por desgracia perdió el camino de la auténtica justicia… Pero él nunca fue eso…

 

Tanta información era nueva para Ikki, y quería averiguar lo máximo. No se fiaba lo más mínimo de aquel hombre, a pesar de darle toda la confianza que un caballero podía transmitir.

 

—Bien, nos vamos de aquí.

 

De nuevo el hombre alargó el índice, y con esa acción ambos volvieron a la Tierra, ocupando sus correspondientes cuerpos las almas.

 

Allí los esperaba Kiki, sentado al lado de unas rocas, pues él sabía perfectamente lo que Anaximandro le iba a mostrar, esperando que su compañero Fénix despertase ese intenso poder más fácilmente.

 

Fue el caballero legendario de bronce, Ikki, el primero en despertar del letargo en el que se vio sumido a la fuerza. Después, Anaximandro se levantó del suelo como si nada estirándose y meciendo su larga y gris melena.

 

—Al fin volvéis.

 

Kiki se acercaba caminando sin ninguna prisa, allí había esperado pacientemente unos treinta minutos, ¿tan poco? En el mundo de los muertos parecía haber sido mucho más, casi horas.

 

—Atenea ya ha partido, Fénix, ahora nos toca actuar. Solo quedan cinco días antes del terrible final al que se encamina ella sola.

 

El caballero de bronce esbozó un mohín ante las palabras amargas pero sinceras del caballero de plata. Sabía de sobra el peligro que corría la Diosa, pero si no lograba dominar el poder de la Ambrosía, no sería posible evitar lo que tanto miedo les daba, la muerte de aquella, sucediese.

 

—No pienso permitirlo.

 

Agua hirviendo, eso fue lo siguiente que vio Anaximandro al mirar a los pies del caballero, pues había un charquito. Era un aumento progresivo del cosmos de Ikki, que había comenzado a arder con una fuerza titánica. Crecía y quemaba como si se tratase del calor de un volcán.

 

—… No pienso permitir que nada le ocurra a Atenea.

 

Algo se había olido Kiki, que justo delante suyo desplegó el Muro de Cristal. El caballero de bronce se dio la vuelta con brusquedad golpeando sin piedad la defensa creada por el dorado, que se hizo añicos nada más entrar en contacto con su puño. Ante esto, el Aries salió disparado por la presión ejercida ante semejante impacto, chocando contra un árbol y derrumbándolo.

 

Acto seguido, Ikki cayó desplomado al suelo. El cosmos generado y usado había sido tal que sus fuerzas se habían evaporado. Sin perder un segundo, el caballero de plata, quien se vio incluso impulsado hacia atrás por la onda de choque producida, corrió a ayudar a Kiki, que estaba en el suelo, desmayado por semejante golpe.

 

—Este hombre… Este Fénix… es el más poderoso que jamás he visto…

 

Cuando el Aries despertó, con ayuda del plata se levantó y ambos caminaron hasta el caballero de Fénix, que todavía estaba desplomado debido a la masiva cantidad de cosmos desarrollado y usado con solo un puñetazo.

 

Al cabo de diez minutos, Ikki despertó y se levantó del suelo, aunque con severa dificultad. Su cuerpo estaba resentido ante aquella acción.

 

Fue Anaximandro quien primero se dirigió al caballero recién despertado, hablando sobre una suposición que le había llegado a la cabeza por arte de magia.

 

—Creo poder decir que lo que mueve tu poder son los sentimientos desarrollados. Dime, ¿qué hacías cuando despertaste el terrible cosmos de la Ambrosía por primera vez?

 

Ikki se llevó la mano a la sien, como si le doliese intentar recordarlo. En cierto modo, su cuerpo estaba tan exhausto que le costaba incluso usar el cerebro.

 

—Unos caballeros de bronce se volvieron locos y defendí a mi hermano de su ataque.

 

— ¡Ajá! Ahí lo tienes, el poder está desarrollado por tus sentimientos, los que hacen arder tu corazón con fuerza y abren las puertas para que ese potencial que te ha sido otorgado sea desplegado en el campo de batalla.

 

— ¿Acaso no hay otra manera de despertarlo?

 

—Hm…

 

El caballero de plata pasó la mano por su mentón, en el cual lucía una barba blanca y perfectamente perfilada.

 

—… De momento no lo puedo saber, y hasta que llegue el momento de entrar en batalla no habrá manera de descubrirlo, por desgracia.

 

El Fénix se llevó la palma de la mano derecha a la cara, frotándola ligeramente para desatontarse por haberse incluso desmayado. Un minuto después, empezó a analizar la frase que aquella leyenda viva, el maestro de Cáncer, le había dicho.

 

—Entonces, si logro dominar el fuego de mis sentimientos, se supone que podré tomar las riendas de este enorme poder.

 

—Exacto, ahora tu poder está más allá que el de los dorados, pero no has conseguido despertarlo del todo.

 

Ikki creó en su mano una pequeña esfera de cosmos, aquélla era de color rojo intenso, asemejando el tono que adquiere la lava fundente cuando un volcán erupciona.

 

—Soy el dueño de mis pensamientos, el único capaz de dominar mis reacciones y mis sensaciones…

 

Aquella pequeña cantidad de energía cósmica rápidamente entró en ebullición, ardiendo y evaporándose como si de agua se tratase. Por la cabeza del caballero de bronce no hacían más que pasar los recuerdos de la isla Death Queen, los crueles combates contra su maestro Guilty, la muerte de Esmeralda por aquel, que aun siendo su padre, no tuvo compasión ninguna ante la joven mujer y la asesinó para despertar el fortísimo odio que guió la vida de Ikki por mucho tiempo. También recordaba, por consiguiente, los buenos momentos: las risas y los sacrificios hacia su hermano Shun, que nunca había dejado de crecer en combate ni en bondad, siempre más preocupado por sus rivales que por él mismo. Sus compañeros Seiya, Shiryu y Hyoga, tampoco faltaban en los recuerdos del caballero. Su estancia en el orfanato, y las buenas migas que había hecho con ellos, las victorias logradas en sus batallas posteriores contra enemigos que atentaban contra el bien y la justicia, eran cosas que lograban hacerle esbozar una pequeña sonrisa.

 

El cosmos que Ikki había acumulado en su mano comenzó a arder, desprendiendo muchísimo calor. Anaximandro y Kiki tuvieron incluso que alejarse por precaución de aquel increíble despliegue de poder.

 

De pronto, el caballero de Fénix abrió los ojos, en ellos se distinguía un fuego singular, de color azul, como si de una llama color esperanza ardiese en su interior. Cerró el puño derecho, constriñendo la esfera de cosmos, que se deslizó por su mano como si fuese lava, cayendo al suelo y fundiendo la misma tierra que estaba bajo sus pies.

 

— ¿Es este el poder que buscas?

 

 Anaximandro sonrió y apartó su canosa melena de entre los ojos, mientras un viento ligero volvía a despeinarlo, haciendo inútil aquella acción.

 

—Con razón hablan tan bien de ti, caballero de Fénix, no me sorprende lo más mínimo que derrotases a Hades. Tu capacidad de adaptación y mejora es impresionante.

 

Aquellas palabras no halagaron demasiado al legendario caballero de bronce, él solo se dedicó a hacer arder sus sentimientos. Pero de ninguna manera quería regresar a la época en la que el odio regía su vida de manera cruel y sin cuidado de nada; esta vez sería totalmente distinto, solo se dejaría guiar por el corazón puro y sincero, aquel que debía de tener siempre un auténtico caballero.

Editado por Gemini No P., 12 noviembre 2015 - 09:59 .

[Patriarca 8]

-Que Ikki sea superado en poder por Kiki no me cuadra del todo, a lo mejor

el fenix solo se vuelve fuerte cuando golpean a Shun XD

 

 

-Te sugeriria que nombres  las tecnicas en español

 

-Anaximandro de Cruz del Sur parece ser muy fuerte y  misterioso

aunque si entreno a  Deathmask no era precisamente muy buen maestro XD

 

-en términos generales fue un buen capitulo

[blackdragon]

Gemini No P

 

 

Que bueno nuevo cap!!!! yo pensé que hasta el otro año lo pondrías jejeje, sigue asi solo porfas las técnicas en español por fas!!! pero vas bien, ya vi que te diste la vuelta por el mio, si ya se es larrrgoo, pero no tanto como Harry Potter es el consuelo jajajaja

 

Síguele esto se pone bueno y espero el proximo....

 

:s24:

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

-Que Ikki sea superado en poder por Kiki no me cuadra del todo, a lo mejor

el fenix solo se vuelve fuerte cuando golpean a Shun XD

 

 

-Te sugeriria que nombres  las tecnicas en español

 

-Anaximandro de Cruz del Sur parece ser muy fuerte y  misterioso

aunque si entreno a  Deathmask no era precisamente muy buen maestro XD

 

-en términos generales fue un buen capitulo

La superioridad de Kiki frente a Ikki se debe a su arduo entrenamiento, pero no he dicho que fuese más fuerte que el caballero de bronce.

 

Muchas gracias por tu comentario, compañero.

 

Gemini No P

 

 

Que bueno nuevo cap!!!! yo pensé que hasta el otro año lo pondrías jejeje, sigue asi solo porfas las técnicas en español por fas!!! pero vas bien, ya vi que te diste la vuelta por el mio, si ya se es larrrgoo, pero no tanto como Harry Potter es el consuelo jajajaja

 

Síguele esto se pone bueno y espero el proximo....

 

:s24:

Gracias, compañero Blackdragon, sí, tengo que pasarme algo más por el tuyo, ya que es bien largo y me da ligera pereza...  :ph34r:

[ATONIC]

— ¿Reconoces esto, Fénix?

 

— ¿No son almas?

 

—Esta es la que más pena me da, solo tenía once años.

 

Entonces cayó en la cuenta de lo que aquel hombre estaba intentando enseñarle. Las almas en la mano del caballero de plata pertenecían a los cinco que él había matado dos días antes, en el Templo de Acuario.

 

—Jamás en mi vida había visto esto en un alma, tales heridas causadas por un mortal… eso es imposible, Fénix.

 

— ¿A dónde quieres llegar?

 

—A que ahora eres un arma de destrucción masiva.

 

— ¿Arma de destrucción, dices?

 

—Eres capaz de igualar el cosmos de un Dios, a menor escala, pero si logras dominar este don…

 

No pudo más que abrir la boca como un tonto Ikki, ¿era cierto aquello? Tenía que serlo, solo eso podía explicar la increíble furia que había explotado de él dos días atrás.

 

—Fénix, eres el elegido para encabezar la victoria.

 

''Dios mido ese Fenix es un BADASS Jaja no se por que esta parte se me hizo tan inspiradora, me recordo mucho una de un anime que ando viendo que no tiene nada que ver con Saint Seiya, ni algo por el estilo, este tipo de escenas donde se ve una gran luz detrás del personaje ¿Sabes? Como decir tu eres el Elegido, no eres cualquier Weon XD, Me encanta tu fic, sigue asi, por cierto, lo de poner las técnicas in Spanish no suena mal, puedes ponerlas en ingles o In Spanish y así dar satisfacción, a mi me gustaría :3 Chau♥

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

(...)

¡Hola, compañero Atonic! Muchas gracias por tus alabanzas, la verdad es que me queda mucho por mejorar y estoy en proceso de incrementar mi nivel narrativo.

 

Tengo que reconocer que la idea del Fénix poderoso a rabiar me vino de un comentario del bueno de T-800.  :lol:

 

Al final de cada historia decidí poner las técnicas en castellano y quién las ejecuta pues recibí varias peticiones para ello.

 

¡Un abrazo enorme, colega!

[Ivan de Virgo]

Ikki ha tenido un buen desempeño en estos capítulos
Te felicito por tu fic

Editado por Ivan de Virgo, 17 noviembre 2015 - 21:30 .

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Ikki ha tenido un buen desempeño en estos capítulos
Te felicito por tu fic

Gracias, compañero Iván, se nota que es el protagonista indiscutible.

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

¡Hola, soy yo, el escritor! Antes de comenzar con este capítulo diecinueve quería agradecer a Killcrom su ayuda y apoyo, ya que me ha hecho de Beta y espero que siga haciéndolo. Lamento la demora, pero he tenido una semana la mar de ajetreada, con algún que otro problemilla personal, pero ya estoy aquí. Sin más, os dejo continuar con la lectura.

*****

 

En el capítulo anterior, Ikki conoce a Anaximandro de Cruz del Sur, caballero de plata y maestro de Deathmask y del actual guardián de Cáncer. El Fénix y su nuevo compañero bajan al Yomotsu Hirasaka y cuando regresan a la Tierra descubren la auténtica fuente de poder del caballero de bronce.

 

Capítulo XIX: Noble savage

 

«No existe nada más asqueroso que sentir que la guerra llega a tus seres queridos, y cuando quieres protegerlos te es imposible por falta de medios, fuerza o a veces solo por miedo. Los abandonas a su propia suerte, pensando nada más que en salvarte a ti mismo. El miedo atenaza, y te hace ver la cara más horrenda y cobarde de tu propia existencia; por eso no puedes dejar que se apodere de tus manos, de tus piernas, y mucho menos de tu mente. El auténtico poder solo se desata cuando te has deshecho de la cadena que te aprisiona y no te deja actuar. Desde luego que nunca volveré a sentir esa sensación.»

 

La enorme sabana se extendía hasta donde alcanzaba la vista y el calor que desprendía el sol dejaba una asquerosa sensación de sofoco mientras diversos animales de la fauna típica se dejaban ver en ciertos momentos: Leones, gacelas, cebras autóctonas. El silencio se veía turbado a menudo por algún guía turístico en un Jeep, enseñando la variopinta vida de la parte más famosa del continente africano.

 

En medio del desierto se encontraba un pequeño poblado con apenas diez cabañas que estaban hechas de paja y no parecían muy resistentes. Los habitantes de la aldea iban y venían a un río que se dejaba ver cercano al lugar donde vivían. Con unas vasijas de tamaño considerable entraban al río a recoger agua y las transportaban en su cabeza, aun a pesar de que quizás alcanzasen los diez litros de agua, haciéndolos pesados.

 

A ojo podrían contarse cerca de treinta personas, residentes en aquel lugar dejado de la mano de Dios, que a pesar de eso, lucían sonrientes y felices. ¿Quién puede vivir bien en un lugar como ese, careciendo casi de lo esencial para la vida? Hasta allí no llegaba el consumismo desmedido, ni el capitalismo; aquel lugar era el remanso de paz que a todo el mundo le gustaría tener en algún momento de su vida.

 

Tres niños corrían uno detrás de otro y reían sin parar. En su despreocupada carrera, el que iba delante de los otros dos chocó contra la espalda de un hombre y cayó de culo, por lo que comenzó a llorar desconsolado. El hombre, que notó el golpe, se giró, y con una amplia y blanca sonrisa en sus labios, que hacían contraste con el tono oscuro de su piel, se puso en cuclillas para prestarle atención al crío.

 

— ¿Estás bien, pequeño?

 

El hombre tenía una voz que transmitía confianza. Tal era aquella cualidad que en cuanto el rapaz la escuchó dejó de llorar al instante, mirando con sus ojos todavía rojos del llanto al adulto que le prestaba atención.

 

—Cí ceñor.

 

En las palabras del chiquillo se dejaba ver un pequeño ceceo debido a la falta de dientes en su boca. Aquel detalle al hablar le daba un tono más humilde y cómico y no pudo evitar que el hombre sonriese y lo levantase del suelo. Los otros dos que acompañaban a aquel enano se acercaron y reclamaron su presencia en los divertimentos que estaban llevando a cabo, sin pelota ni videojuegos, pero aun así correteaban y gozaban de su pequeño espacio que la imaginación les dejaba explotar al máximo.

 

Cuando aquel pequeño se marchó y se perdió en la extensa llanura árida gritando y riendo como loco junto con sus dos amigos, el hombre se levantó de nuevo. El tono de su piel era de un café oscuro y su estatura alcanzaba el metro noventa sin ningún problema. Músculos contorneados y pectorales definidos que se marcaban en la camiseta que llevaba puesta delataban el increíble poderío corporal del que aquel hombre estaba dotado. Su cabeza lucía libre de ningún cabello y estaba rapada, dándole un estilo más duro a su cara, pero unos dientes blancos perfectos anulaban ese efecto y le hacían parecer más humilde y amable, alejándolo de la posible rudeza que su corpulencia le daba. Su nariz era ancha. Vestía muy simple, con una camiseta bastante rasgada y una pequeña falda que actuaba de taparrabos.

 

A su lado había otra persona, un hombre de características similares a las del nombrado antes, pero mayor que el otro, rondaba los cincuenta años. En él destacaba un collar que lucía y brillaba como el oro; parecía ser una especie de amuleto sagrado. También portaba un bastón bastante robusto, hecho con madera de alguno de los árboles que allí crecían.

 

El más joven fue el primero en hablar.

 

—Maestro, los leones están empezando a acercarse demasiado a la aldea, estoy muy preocupado por esto y creo que tengo que salir a cazar.

 

El viejo, ante aquellas palabras, negó la vista a aquel que hablaba, mostrando su descontento con la idea propuesta.

 

—Es cierto que eres muy fuerte, Reale, pero esa es una misión para los cazadores del poblado. Tú, debido a las heridas de guerra que tienes, no te está permitido salir a matar animales.

 

— ¡Pero maestro!—protestó con energía aquel.

 

—No hay más que hablar, no puedes ir.

 

Enfadado, el joven Reale dio media vuelta sin mediar ninguna palabra más y se encaminó a uno de los pequeños chamizos que allí había. Se sentó en un colchón hecho de paja y miró su mano derecha con rabia: le faltaba el dedo índice.

 

Miles de pensamientos negativos aparecieron en la mente del varón que, maldiciendo su suerte por estar marcado de por vida de esa manera, se tumbó del todo en aquel catre improvisado.

 

«Si hubiese sido más fuerte aquel día no tendría por qué cargar con este pesado lastre, el cual es una completa deshonra para mi poblado, pero sobre todo para mi mente.»

 

Durante varios minutos se escucharon pequeños lamentos y blasfemias contra aquella herida en su cuerpo. Para la tribu en la que Reale residía, tener algún miembro mutilado o guardar en tu cuerpo cicatrices o heridas de guerra eran sinónimo de mal augurio, por eso a los que le ocurría algo parecido se les apartaba como si de apestados se tratasen; era una especie de Apartheid.

 

A pesar de su enfado, el sueño empezó a hacer mella en su mente, ya que hacía tiempo que no descansaba bien debido a horribles pesadillas acerca de su pasado que lo atormentaban sin piedad.

 

Despertó de golpe por un grito proveniente de una mujer. Sin aguardar ni un instante se levantó y se asomó a la puerta, lo que vio allí le hizo estremecerse hasta un punto que jamás hubiese pensado.

 

Cadáveres se amontonaban por el suelo sin ningún cuidado. Los tres niños con los que unas horas antes había coincidido yacían muertos en el suelo, ensangrentados y heridos. ¿Quién o qué en el mundo podrían hacer algo tan horrible? Los culpables no tardaron en desvelarse.

 

— ¡Jefe, aquí hay otro más!

 

A grito limpio, un hombre con un fusil AK 47 se acercaba. La noche distorsionaba las formas, pero el joven distinguió rápido a alguien que llevaba un arma. Por las pintas parecía que había más como él.

 

Comenzaron a llover las balas sobre la posición del joven Reale, que tuvo que moverse con agilidad para evitar que los proyectiles le alcanzasen. Rodó sobre el suelo poniéndose a cubierto tras un carro. Allí estaba tirado y herido de muerte el maestro al que antes se había enfrentado por salir a cazar.

 

— ¡Maestro! ¿Está usted bien?

 

Una fuerte tos sanguinolenta respondió a la pregunta formulada, indicando que le quedaban unos pocos minutos de vida. Aun a pesar de estar en muy malas condiciones, el viejo apoyó la mano en el hombro de Reale y lo acercó hacia sí, ya que no podía hablar muy alto.

 

—Tienes… tienes que entrar en… en el templo sagrado del Rey de la sabana… allí verás tu… tu salvación…  —Con largas pausas, se demoró cerca de un minuto para decir aquella frase. Al final, con un golpe de tos terrible, cayó muerto.

 

Sin esperar siquiera un segundo dejó la cobertura y corrió cubriéndose con lo primero que pillaba en su camino: piedras, árboles… Fue entonces cuando se encontró a uno de aquellos soldados de cara, le apuntaba con su arma a la cabeza y se disponía a matarle.

 

— ¿Quiénes sois?

 

—Eso a ti no te incumbe, negro.

 

«Vale, tranquilo, piensa y recuerda todo lo que dijo y te enseñó el maestro.» Pensó para sí Reale.

 

Sin contar con la astucia del joven africano, al hombre armado le fue arrebatada el arma sin ninguna dificultad, y con ella le arreó un culatazo, dejándolo inconsciente en el suelo. Para su seguridad se llevó el arma consigo. Si el maestro le había dicho que debía llegar al templo del rey de la selva, es que con lo que allí dentro hubiera lograría salvarse.

 

Una legión de mercenarios se abalanzó sobre Reale para intentar asesinarlo. Una lluvia de balas silbaba cerca de la cabeza del joven, que, con mucha habilidad, se cubría y disparaba. Avanzaba sin piedad, matando a todo soldado que le impidiese el paso.

 

Fue cuestión de media hora que llegase al susodicho lugar. Sin esperar un minuto siquiera, entró, y comprobando que no había ningún enemigo en aquel sitio, apuntaló la puerta para que nadie pudiese pasar.

 

Según el maestro, ningún mortal que no hubiese sido bendecido por la sangre del león más grande de la sabana, el del Pireo, podría entrar en aquel lugar. Pero sin embargo allí estaba, vivo y coleando.

 

Reale miró su cuerpo y comprobó que no tenía ningún balazo, después se puso a buscar lo que allí había. En la puerta empezaron a oírse voces con intenciones de tirarla abajo. Una gota de sudor recorrió la frente del moreno al escuchar que le pisaban los talones y al pensar que, como no se diese prisa, sería otra víctima más.

 

Con su mano derecha produjo una llama que alumbró el oscuro habitáculo, el cual no resultó ser más que una cueva que se extendía a lo largo de un pasadizo de longitud desconocida. Con la ventaja de la luz de su lado, comenzó a correr hacia el fondo de la cueva.

 

Cuando llevaba cinco minutos de carrera sin descanso, escuchó como la puerta se vino abajo y sus perseguidores comenzaban a correr tras él sin ninguna piedad. Les sacaba una ventaja considerable, pero no podía confiarse pues sabía que, si no encontraba nada al fondo de aquella gruta, estaría perdido sin remedio.

 

El camino se terminó y al final había una extraña caja de metal con tonos dorados y el dibujo de un león rugiendo. Nada más verla, sintió un vuelco al corazón, como si aquel instrumento tuviese vida propia. Tuvo que acercar su mano y tocar el material del que estaba formada para corroborar su teoría de que desprendía energía y podía comunicarse con él.

 

«Tengo frío.» —decía la armadura.

 

Ante aquello, Reale cayó de espaldas y la llama que había producido se apagó debido al impacto contra el suelo. ¿Aquel trozo de oro acababa de hablarle? No tenía mucho tiempo para descubrirlo, pues ya podía sentir los pasos de sus captores bastante cerca.

 

De nuevo volvió el joven a acercarse a la caja y la tocó, pero esta vez tuvo un efecto distinto, pues empezó a destellar con fuerza y el metal se había calentado. Esta se abrió y de su interior salió una luz tan pura como la del mismo sol y de entre esos rayos unos trozos de metal que se adhirieron a su cuerpo en forma de perneras, peto y hombreras, todas de oro.

 

— ¿Qué… qué es este increíble poder?

 

El mulato empuñó la derecha, creando en ella una llama bastante intensa. Al equiparse con aquel ropaje su fuerza había aumentado de una manera considerable.

 

Tras una media hora de carrera continua, los soldados llegaron hasta la posición de Reale, que se hallaba sentado donde antes estaba la valiosa pieza protectora. En ambas manos guardaba dos llamas, las cuales proporcionaban muchísima calor, era tanta que hasta los armados hombres tuvieron que alejarse de su presencia. Uno de los perseguidores se puso a hablar con otro.

 

—Señor, hemos encontrado la pieza de oro, pero… la viste un hombre…

 

—El jefe quiere esa armadura y hay que llevársela, ¿está claro?

 

—Sí señor.

 

Hizo un gesto con la mano que indicaba que se limitasen a rodear con extremo cuidado a aquel que vestía el sagrado ropaje, pues si lo dañaban tendrían problemas. Tras tomar las posiciones pertinentes abrieron fuego contra Reale.

 

Una humareda de polvo se formó ante ellos por culpa de las balas que habían impactado contra la rocosa pared de la cueva. El denso humo envolvió a los cinco hombres que se alertaron, pues su campo de visión se vio reducido.

 

— ¡Lionet Bomber!

 

Un fuerte golpe causado por el impacto de un puño envuelto en llamas chocó contra uno de los hombres, que salió disparado con brutalidad. Los cuatro restantes, alertados por aquello, se pusieron a disparar sin sentido ninguno, hiriéndose unos a otros.

 

Cuando las balas cesaron solo quedaban dos hombres en pie, otros dos habían fallecido debido al fuego amigo recibido y el último estaba tirado en el suelo por el poderoso golpe que Reale le había dado. De la nada apareció el moreno y agarró a los dos que quedaban en pie por el cuello, apretando con fuerza hasta que ambos comenzaron a suplicar que los dejase ir.

 

— ¿Por qué habéis hecho todo esto? ¿Por qué habéis arremetido contra los indefensos habitantes?

 

Uno de los mercenarios, como pudo, aflojó la presión ejercida por la enorme mano del mulato e intentó responder a la pregunta.

 

—Buscábamos la… la armadura de oro de Leo.

 

— ¿Habéis matado a todas esas personas por un trozo de metal que brilla?

 

La rabia de Reale se notó ya que apretó aún más los cuellos de aquellos hombres, hasta que crujieron, casi a punto de romperse.

 

«Pero yo no soy como vosotros.»

 

Los dejó caer en el suelo, malheridos, y se puso a caminar para salir de la cueva. Tenía que averiguar el porqué del valor de aquella armadura, culpable del asesinato de treinta personas inocentes.

 

 

Técnicas en castellano:

 

Lionet Bomber: Bombardero del León Menor. ➡ Reale de... ¿Leo?

Editado por Gemini No P., 21 noviembre 2015 - 07:16 .

[Patriarca 8]

Capítulo XIX: Noble savage

 

-pobre Reale pero las costumbres de ciertos lugares son dificiles de cambiar

-.¿Que significa Apartheid?

-¿la armadura le hablo?..............eso fue un poco extraño

-no entiendo porque usa la técnica de la constelación de León Menor si su constelación es otra

 

 

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Capítulo XIX: Noble savage

 

-pobre Reale pero las costumbres de ciertos lugares son dificiles de cambiar

-.¿Que significa Apartheid?

-¿la armadura le hablo?..............eso fue un poco extraño

-no entiendo porque usa la técnica de la constelación de León Menor si su constelación es otra

Buenas, compañero T-800, te agradezco el tiempo invertido en mi historia.

 

Apartheid es (o más bien fue) un término aplicado a la segregación racial de hace muchos años en Sudáfrica.

 

Todavía no se ha dicho lo suficiente de este hombre como para decir que su constelación es Leo, ya que se encontró la armadura de rebote.

 

Espero haberte aclarado las dudas.

 

Un abrazo.

[ALFREDO]

Que tal Geminis-No P. Me avente finalmente el prólogo y el capítulo 1 de tu fic, el cual lo veo muy interesante. Es todo un desafío tomar otra mitología, como la japonesa, la cual los nombres no favorecen mucho a la hora de recordar personajes, por eso yo no la consideré XD.

 

Veamos el prólogo inicia en el siglo 1483 hasta el 1568, q es lo q dura el periodo sengoku, esperaba q siguieras en esa época, pero nos saltamos al presente con los personajes clásicos, no me lo esperaba, lo q  si veo q te adelantas un par de siglos,  con q clase de sello habrá usado la athena de esa época para q dure más de lo normal, para detener a los shogun, los cuales yo pensé q rendían culto a un dios japonés, pero no en el primer capítulos, los dos q aparecieron dicen tener espadas japonesas, pero una de esas tiene habilidades del tiempo otorgadas por el dios romano Saturn?... Tiene algún relación con Omega?...Pues la coincidencia es mucho con las espadas y el dios romano.

Ahora algunos detalles q creo te vienen tarde pero no está demás, pues ya tienes bastantes capítulos avanzados. Bueno más bien es solo un punto de vista, los ataques, aunque algunos son obvios en traducciones hay uno q no, debiste colocar la traducción, tan bien yo considero q cuando uno escribe las técnicas estas deben ir engrandecidas o separas del dialogo, como en el manga. No es más q una apreciación. Mas q nada la de los personajes nuevos, las clásicas no es necesario, pues yo me las se todas, hasta en japonés XD.

 

Fuera de eso, me pareció un buen comienzo. Bueno nos vemos por tu fic o el mío…

[ℙentagrλm ♓Sнσgōкι]

Que tal Geminis-No P. 

Buenas, compañero Alfredo. Es un honor tenerte al fin por estos lares. Sin más dilación paso a responderte.

 

La idea de la mitología japonesa surgió durante un amplio barajado de todas las existentes y que no tuviesen relación con Saint Seiya hasta el momento: egipcia, china, hindú... Como bien dices, cuesta recordar algunos nombres nipones debido a su extremada dificultad para los españoles y los latinoamericanos, pero confío en la inteligencia de mis lectores; además añadiré en el contexto datos para que se pueda relacionarlos sin problema.

 

Sí, sé que hay técnicas que no deberían ser traducidas (las clásicas), pero algunas personas me pidieron que pusiese su nombre en Español, así que accedí a relatarlas todas, al fin y al cabo, tampoco supone un gran esfuerzo por mi parte. Lo que me dices de las técnicas, que deben ir apartadas del diálogo por un espacio, es cierto, pero empecé a ponerlas así y por vagancia en esta historia se quedarán así, eso es algo que por desgracia vas a leer más.

 

Un abrazo enorme para ti, Alfredo.