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Saint Seiya: No More


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65 respuestas a este tema

#41 Billy J. Cobra

Billy J. Cobra

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Publicado 25 noviembre 2015 - 21:06

Capitulo 16

Fausto de Mefistófeles.

 

 

 

— ¿Qué? —Pensó Gardenia en voz alta.

 

— ¡Whahahaha! —Rió fuertemente Fausto, retumbando toda la fortaleza.

 

— ¡¿De qué estás hablando, demonio?! —Gritó la Caballero de Piscis mientras lanzaba una lluvia de rosas rojas que incrustaba al Espectro

en uno de los muros.

 

—Parece que toqué nervio, ¿no? —Dijo Fausto con una gran sonrisa burlona.

 

—Te arrancaré la lengua, te lo advierto. —Amenazó Gardenia a Fausto mientras acercaba una rosa negra a su boca.

 

—Está bien… ese tipo nos dijo la manera de romper el sello que protegía tu fortaleza a cambio de ser revivido como Espectro.

 

Ese sin duda fue un balde de agua fría para Gardenia. La rosa en su mano desapareció, y ella se arrodilló lentamente en el suelo. Del

mismo modo, las rosas que aprisionaban a Fausto desaparecieron.

 

—Él es el guardián de la Casa de Piscis ahora, vaya coincidencia, ¿no? Lo que más quería era volver a vivir, aun si eso significaba

traicionarte.  

 

Gardenia sigue perdida en sus propios pensamientos, ignorando al Espectro.

 

—De todos modos. Si no te quieres unir a nosotros, será mejor que acabe con su existencia.

 

Fausto levanta su mano derecha y un gran torbellino multicolor sale de esta, envolviendo completamente la sala donde peleaban.

 

— ¡Vórtice Maravilloso!

 

El torbellino impacta con una pared invisible, para la sorpresa del Espectro.

 

— ¿Qué?

 

Y no solo eso, Fausto está encerrado en una especie de caja de cristal invisible. Es solo entonces, cuando el Espectro maldice lo que

ocurre, que Gardenia logra reaccionar.

 

—…Yuno.

 

Yuno aparece frente a Gardenia, y le ofrece su mano para ayudarle a levantarse. Gardenia agradece el gesto con una sonrisa, que oculta

algo de vergüenza, y acepta su mano, levantándose.

 

Mientras tanto, en Rozan, Matt y Lissana continúan corriendo, pero se detienen al ver que Yuno ya no estaba con Schneider.

 

— ¿Dónde está Yuno?

 

—Ese no es tu problema, ¡sigan corriendo, o los degolló a ambos!

 

Los dos jóvenes en entrenamiento reanudan su ejercicio, pero sin dejar de preguntarse qué pasó con el Caballero de Aries.

 

—No importa que tanto ese tipo quiera demostrar lo contrario, sigue siendo muy blando.

 

De regreso a la fortaleza, Fausto da pequeños golpes al Muro de Cristal que lo rodea con su dedo, sonriendo.

 

—Es una defensa muy buena, este Muro de Cristal.

 

—“Cárcel de Cristal”. Es así como llamo a esta técnica que combina varios muros que encierran a mi enemigo y disuelven sus ataques. —

Dijo Yuno, con tono orgulloso por su poder.

 

Con un chasquido de dedos, Yuno hace desaparecer la Cárcel de Cristal, con Fausto adentro.

 

—Yuno, tú…—Dijo titubeando Gardenia.

 

—Sentí que tu cosmos disminuía y dudaba, y creí que sería oportuno venir a verte, Gardenia. Tú no eres así, ¿qué fue lo que ocurrió?

 

—…Será mejor no hablar de eso. Gracias de todos modos, te prometo que no ocurrirá otra vez. Aún soy muy nueva en esto de ser

Caballero, me falta experiencia.

 

—De acuerdo. Admito que a mí también me pasaba cuando recién estaba empezando, así que te entiendo. ¿No te gustaría venir conmigo?

Estamos en los Cinco Picos Schneider, Dilong y yo, con dos aprendices más.

 

—No. Prefiero quedarme aquí, necesito pensar. Si necesitan mi ayuda, solo deben pedírmelo. Dale mis saludos a la Maestra Dilong.

 

En ese mismo momento, la Cárcel de Cristal se precipita hacia la lava de un volcán activo, en alguna parte de Europa, aun con Fausto

adentro.

 

— ¡Ese bastardo realmente trata de matarme! —Dijo el Espectro, apretando nuevamente el botón de su reloj digital, deteniendo la caída en

el tiempo.

 

Fausto se tele transporta a la Casa de Sagitario, que ahora se asemeja más a una gran torre de reloj. En su interior hay un gran reloj de

arena, con humo negro en su interior, y varios sellos pegados en el exterior.

 

—Esos Aries, o mejor dicho, los Patriarcas siempre son un gran dolor de cabeza. Lo chistoso es que es como si esa raza tuviese

monopolizado o algo así el pontificado…

 

—Entonces fallaste. —Dijo una demoníaca y profunda voz desde el interior del reloj de arena.

 

—Sí, perdón por eso. No esperaba que ese sujeto llegara a salvara, creía que los Caballeros Dorados era muy individualistas, pero hay

algunos casos especiales.

 

—Solamente son excusas, imbécil.

 

— ¡Hey! ¡Hice lo mejor que pude! Yo soy el que hace todo el trabajo, tú solo te dedicas a flotar ahí dentro.

 

— ¡Si pudiera salir ahora mismo te haría sufrir tanto que desearías no ser un mortal!

 

—No es mi culpa que estés ahí, y lo sabes. Eso te lo ganaste tú solo. Agradece que te esté ayudando ahora. Por mí que te quedaras ahí

para siempre, tengo mi propia agenda personal, ¿sabes?

 

— ¡No me importan tus tontos planes de dominación!

 

— ¿Sabes qué? Iré a ver a Pandora, de seguro ella es más entretenida que tú. Ahora debe estar toda histérica porque su hermano tiene el

colgante, quiero ver eso.

 

— ¡Esta conversación no ha terminado! —Dijo el ente mientras Fausto camina hacia la salida del templo, en dirección a la Casa de

Capricornio.

 

—Sí. Claro que sí.


Editado por Billy J. Cobra, 26 noviembre 2015 - 16:36 .

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#42 Patriarca 8

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Publicado 26 noviembre 2015 - 16:28

-fue genial la aparición del aries

 

-por poco Fausto es eliminado

 

 

—Esos Aries, o mejor dicho, los Patriarcas siempre son un gran dolor de cabeza. Lo chistoso es que es como si esa raza tuviera tuviese
monopolizado o algo así el pontificado
 
Eso es algo muy cierto Jajaja
 

PD: me pregunto quien estara atrapado en la Casa de Sagitario

 

-muy buen fic


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#43 Billy J. Cobra

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Publicado 07 diciembre 2015 - 20:49

Capitulo 17

El otro campo de batalla

 

 

 

Yuno regresa a los Cinco Picos, Matt y Lissana están durmiendo en el suelo, cubiertos de polvo y sudor.

 

— ¿Ya terminaron, Schneider? —Preguntó el Caballero de Aries, a su compañero, que está sentado en un ataúd de piedra, leyendo uno de

sus libros de artes oscuras.

 

—Sí. Los dejé descansar. Después de todo, no sirven de nada muertos. —Dijo el joven, pasando a la página siguiente.

 

— ¿Qué estás haciendo?

 

—Ah, solamente estaba leyendo más sobre la manipulación de almas. Aun con todos mis años, hay cosas que no le logrado hacer. Por

ejemplo, me es imposible fusionar almas.

 

—No te recomiendo que juegues tanto con las almas humanas. Pueden terminar resultando una droga para ti.

 

—Dile eso a los débiles, Aries.

 

— Cómo sea, ¿y ese ataúd? —Dijo Yuno, señalando el ataúd de piedra en el cual Schneider está sentado.

 

—Es Omerta, un ataúd que fue heredado de generación a generación por los Caballeros de Cáncer. Se activa con una pregunta, quien la

responde, independientemente de su respuesta, es encerrado dentro.

 

—Será de mucha ayuda para la guerra. Buena idea.

 

—En realidad tenía pensado usarlo para guardar mis cosas. —Dijo el Caballero de Cáncer, con una sonrisa burlona.

 

—Realmente no tienes remedio…

 

— ¿Y qué ocurrió con Gardenia?

 

—Quería seguir entrenando, para perfeccionar sus habilidades. Yo también empezaré a entrenar, como Patriarca.

 

— ¿Entrenar como Patriarca? ¿Y cómo se hace eso?

 

—Debo hacer un largo viaje ahora que el Santuario está ocupado los Espectros. Así que te encargo a esos niños, Schneider.

 

Mientras los mortales se entretienen en sus asuntos mundanos, los seres superiores, los llamados “Dioses”, tienen sus propios asuntos que

atender. Lógicamente, mucho más importantes que los problemas de unos seres que con suerte superan los cien años de edad.

 

Los Dioses, por otro lado, son seres inmortales.

 

En el Monte Olimpo, el hogar de los dioses, se celebra una reunión sumamente importante en la Sala de los Dioses, donde estos seres

extremadamente poderosos y temibles discuten.

 

Una mesa de oro, muy hermosa, está en el centro de la enorme sala de marfil. Doce tronos están colocados en círculo, pero solamente ocho

están ocupados por sus dueños.

 

El Dios del Sol, Apolo, con su brillante cabellera parecida al fuego, pero mucho más esplendida,  está sentado en su trono de oro,

observando con aburrimiento su arpa dorada.

 

Al lado de él, está en su trono de mármol su hermana menor, Artemisa, Diosa de la Luna, quien con sus particulares ojos observa con

nostalgia el trono de plata junto a ella, el de Athena, su hermana menor, que está desocupado hace ya bastante tiempo.

 

A un lado del trono de Athena está el trono del dios Hermes, fabricado con diamante, la misma impresión dan su hermoso cabello y ojos,

plateados. El Dios de los mensajeros alimenta con una brillante semilla a un gran halcón posado en su hombro.

 

Junto a Hermes, en un trono dorado decorado gigantescas plumas de pavo real, está la Reina de los Dioses y actual soberana del Olimpo, la

Diosa Hera. Ella permanece callada, pero su arrugado rostro muestra amargura. Su cabello canoso demuestra su avanzada edad, aun para

un dios.

 

Junto a ella está el trono de Zeus, fabricado de brillante metal azul, desocupado. Lo mismo ocurre con el trono fabricado de Oricalco de su

hermano Poseidón, y el trono fabricado de diamantes negros de Hades.

 

Más allá, está el trono fabricado de rocas de la Diosa Démeter, que tiene frente a ella una hermosa flor de lirio, regalo de su hija Perséfone.

 

Junto a ella está el trono, que mejor dicho es una perla gigante, de la Diosa Afrodita, que se observa a sí misma en su espejo de oro.

 

Junto a ella está el trono de acero de su amante, el Dios Hefesto, quien tiene en su mano derecha el Gran Martillo que cayó del cielo.

 

Finalmente, sentada al otro lado de Apolo, en un trono de roca volcánica, está la Diosa Hestia, quien manipula con su mente ocho bolas de

fuego doradas.

 

—Los he reunido aquí, Dioses del Olimpo, para decidir qué hacer con Perséfone, esposa de Hades, hija de Démeter, y actual gobernante de

la Tierra. —Dijo la Diosa Hera, con una hermosa voz.

 

—No creo que haya nada que discutir, hermana. Mi hija es la gobernante de la Tierra, título que se ganó por merito propio. —Dijo Démeter,

algo molesta.

 

—Utilizar el ejército de Hades para gobernar con terror no me parece algo que pueda llamarse “merito propio”. —Dijo Artemisa.

 

—Hermana. —Dijo Apolo, tratando de hacer entender a Artemisa la gravedad de sus palabras.

 

—Deja que diga lo que quiera, Apolo. —Dijo Démeter, ignorando a la Diosa de la Luna.

 

—Es cierto que se me solicitó castigar a los seres humanos eliminando sus protecciones utilizando mi Gran Martillo. Sin embargo, habíamos

acordado que la Tierra no sería gobernada por nadie y dejaríamos a los humanos por su cuenta.

 

—Sin embargo, Hefesto, dejar a los humanos sin una correa que los controle es muy peligroso. Ellos pueden alcanzar nuestro poder. Solo

recuerda lo que ocurrió con Poseidon y Hades, quienes fueron derrotados por los humanos. —Dijo Hestia.

 

—No. Ellos fueron derrotados por Athena. Fue ella quien selló a Poseidon y destruyó el cuerpo de Hades. —Dijo Afrodita.

 

—Y por ello fue castigada siendo convertida en humana, perdiendo toda su esencia divina y muriendo. —Dijo Hermes, con una ligera

sonrisa.

 

—Es cierto. Pero recordemos que esa niña logró cometer muchos milagros en su vida. No podemos bajar la guardia únicamente porque

creemos que ya no existe. —Dijo Démeter. —De todos modos, solamente vine a comunicar algo. Es sobre los Titanes.

 

El resto de los dioses observa sorprendidos a Démeter.

 

— ¿Qué ocurre con ellos? —Preguntó Hera, bastante nerviosa.

 

—Dentro de un año, Perséfone planea trasladar el Tártaro a la Tierra.


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#44 Patriarca 8

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Publicado 09 diciembre 2015 - 21:30

-me pregunto si Athena en verdad esta muerta o solo secuestrada XDDD

 

-no me digas que los dorados de tu fic pelearan contra los

titanes al estilo episodio G 


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#45 Billy J. Cobra

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Publicado 09 diciembre 2015 - 22:08

Todo a su tiempo mi estimado, todo a su tiempo XD

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#46 Billy J. Cobra

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Publicado 14 diciembre 2015 - 15:29

Capitulo 18

 

Juguetes de los dioses

 

Schneider de Cáncer pasa a la siguiente página de su libro. A diferencia de las otras, no es una indicación de cómo utilizar algún alma

humana. Es, al parecer, un escrito dejado por el autor del libro.

 

“Siempre he pensado que el ser humano, a diferencia de lo que usualmente se dice, no nace con un propósito. Esto es solo algo

establecido para darle cierta importancia a la vida humana. Quizá para no sentirse tan insignificante, quizá para darse fuerzas a sí mismo

cuando piensa que está en una época oscura en su vida.

 

Hay humanos que nacen ricos, así como humanos que nacen pobres. Hay humanos que nacen bellos, como hay humanos que nacen

horribles. Hay humanos que nacen benevolentes, así como hay humanos que nacen malvados.

 

Todos los humanos nacen diferentes, eso es obvio. Sin embargo, ¿por qué no podemos nacer todos los hombres iguales? ¿Por qué existen

diferencias desde el útero mismo?

 

Mi teoría para responder esta pregunta, la cual medité mucho durante mis años de existencia, es que el hombre nace como un juguete de

los dioses.

 

Seguramente el pobre desgraciado que lea esto se preguntará por qué pienso así. Y la respuesta a esto es sumamente simple:

 

Yo nací, según me han dicho mis seres cercanos, bajo una estrella del infortunio. Una estrella que brilla en el cielo con mala suerte. Como

presagiando algo malo.

 

Verás, desdichado lector que seguramente te has sumergido con hambre de conocimiento en este libro maldito, yo desde que di mi primer

respiro en este mundo, he estado rodeado por la muerte.

 

Apenas nací de mi madre, una mujer hermosa, según mi padre, ella murió debido a las dificultades del parto. Es como si ella hubiese optado

por dejar de vivir antes que tener que criarme. Cómo si hubiese predicho que yo sería yo.

 

De igual forma, según me enteré años después, la mujer que ayudó a mi madre en mi nacimiento tiempo después cayó en desgracia. Al

parecer toda su línea de sangre, empezando por ella, siguiendo por sus hijos y los hijos de estos, murieron repentinamente a la edad de

cuarenta años. Fue en la quinta generación cuando su línea de sangre murió, ya que el hombre en cuestión murió sin dejar descendencia.

 

Mi padre, hombre trabajador y honrado, me crió a mí y a mis hermano con mucho amor y disciplina. Granjero, se levantaba al amanecer a

trabajar la tierra. Un día, murió repentinamente de un paro cardiaco, mientras araba la tierra. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio del

pueblo.

 

Mi hermano mayor, luego de esto, se hizo cargo de mí. Con veinte años, había adquirido los conocimientos necesarios para seguir con la

labor de mi padre. Unos meses después del fallecimiento de mi padre, contrajo matrimonio con una joven de la ciudad, de acaudalada

familia.

 

La muchacha en cuestión, bastante bella a mis ojos, debo agregar, se llamaba Pandora. Nombre poco usual en mis tierras, debía ser

extranjera, cosa que se confirmó tiempo después, cuando heredó la fortuna de su familia y regresó a su país de origen: Alemania.

 

Cuando llegamos a la mansión de su familia, bastante espaciosa, inmediatamente noté cierta aura que emanaba de ella. Es como un

permanente olor a sangre, que inunda los pasillos y habitaciones. Olor que también cubre el jardín.  Extrañamente, parecía ser que yo era

el único que lo percibía, ya que nunca oí comentario alguno al respecto de parte de Pandora o de mi hermano.

 

Pasaron algunos años. Ya me había acostumbrado al olor a sangre, hasta el punto de no molestarme. Incluso empezaba a agradarme.

 

Cuando cumplí finalmente los quince años, el mismo día de mi cumpleaños, Pandora dio la noticia. Estaba embarazada.

 

Mi hermano, como todo hombre que se entera que será padre, estaba sumamente feliz y nervioso. Pandora estaba igual. Yo, sin embargo,

comprendí lo que eso significaba: pronto estaría sobrando en esta familia.

 

Decidí no perder el tiempo. Esa misma noche tomé todas mis pertenencias y me fui de casa, sin despedirme de nadie.

 

Nunca más los volví a ver.

 

Asumo que durante el tiempo que vagué por la tierra pensé muchas veces en regresar, pero debo admitir que mi orgullo, aquél que

consideraba era mi mayor defecto y virtud, me lo impedía. No sé canto tiempo estuve sin un hogar fijo, hasta que finalmente llegué a la tierra

que se convertiría en aquel que llamaría hogar hasta el día de hoy, el Santuario.

 

 El hombre que gobernaba el Santuario, el llamado Patriarca, vio mi potencial y me instruyó como Caballero, uno de los guerreros que

protegerían a la Diosa Athena, que acababa de descender de los cielos frente a su estatua.

 

El Patriarca siempre me dijo que el hecho de que yo llegase al mismo tiempo que ese bebé era también una señal de los dioses. Yo, por mi

parte, creía que no tenía nada que ver. Una mera coincidencia.

 

Dentro de los siguientes quince años, yo me convertí en el Caballero de Cáncer, fui considerado uno de los más poderosos Caballeros

Dorados, tal y como el Patriarca había predicho.

 

La bebé que sería  Athena, a quien el Patriarca nombró como Elizabeth, creció como una bella chica también. De ella emanaba una belleza

que solamente era superada por su bondadoso corazón. Los dos nos hicimos muy cercanos, hasta el punto en que me convertí en su más

confiable guardián junto con el Caballero de Sagitario.

 

El día en el que Elizabeth finalmente despertó su conciencia de Diosa y fue presentada formalmente al Santuario fue un gran día. Sin

embargo, al mismo tiempo, fue la señal de que la Guerra Santa comenzaría.

 

Y finalmente, comenzó.

 

La primera oleada de Espectros, liderados por el Juez de Grifo, fue sin duda brutal. Lograron derrotar a gran parte de los Caballeros de

Bronce y Plata y habían llegado a la Casa de Aries, donde su guardián, cayó peleando valientemente, llevándose consigo a más varios

guerreros de Hades.

 

Subieron por las Casas de Tauro y Géminis, hasta que finalmente llegaron a la Casa de Cáncer, la mía. Y algo era seguro, de ninguna

manera tenía pensado dejarlos pasar.

 

Luego de una ardua batalla, derroté finalmente al juez, perdiendo el brazo izquierdo en el proceso debido a sus hilos cortantes, pero lo

liquidé usando todas mis habilidades.

 

La primera invasión había sido repelida, hubo bajas en ambos ejércitos.

 

Sin embargo, la verdadera masacre apenas estaba por empezar.

 

De pronto, todo se oscureció, al medio día parecía de noche, pero no había ninguna estrella en el cielo. Fue como si todas hubiesen sido

tragadas por las tinieblas.

 

Solo podía significar una cosa.

 

El mismísimo Señor de las Tinieblas llegó al Santuario. Usaba el cuerpo de un joven que, pese a no haberlo visto nunca, supe

inmediatamente quien era.

 

Se trabaja del hijo de Pandora y mi hermano. Era mi sobrino.

 

¿Entiendes ahora por qué digo que somos un juguete de los dioses?

 

Tú, lector, pasa a la siguiente pagina y encontrarás otra de las artes oscuras a las que de joven fui muy seguidor, ya que no pienso escribir

sobre lo que aconteció después.

 

No vale la pena.”

 

Altarf de Cáncer

Fiel seguidor de la Diosa Athena, Elizabeth

                            Miembro de la Familia Heinstein


Editado por Billy J. Cobra, 14 diciembre 2015 - 15:30 .

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#47 Patriarca 8

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Publicado 16 diciembre 2015 - 21:29

-Fue muy interesante la historia de la vida de Altarf de Cáncer,al parecer el antiguo

dorado de cancer tamben estaba relacionado de algun modo con la Pandora de su epoca


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#48 YosoyAndres

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Publicado 17 diciembre 2015 - 08:33

y pensar que estaba oscuro cuando lo comenze a leer...

 

muy bueno el fic, me gusto mucho, se ve interesante el rumbo que esta tomando y tambien la historia de los personajes me resulta interesante


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#49 Billy J. Cobra

Billy J. Cobra

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Publicado 18 diciembre 2015 - 12:45

Me alegra que la historia te esté gustando.

Trataré de publicar capítulos de forma más seguida

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#50 Billy J. Cobra

Billy J. Cobra

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Publicado 19 diciembre 2015 - 17:59

Capitulo 19

 

 Entrenamiento especial de Caballero.

 

 

 

—No sé tú, pero ese tipo me recuerda a ti. —Dijo la voz de Matt detrás de Schneider, quien al voltear lo ve a él y a Lissana.

 

—¿A qué te refieres con que te recuerda a mi?

 

—Escapar de casa por envidia es algo que me imagino que tú harías, Schneider. —Dijo Matt, con una sonrisa burlona.

 

— ¡No nunca haría algo tan… infantil! —Dijo Schneider sonrojado de vergüenza, ya que fue precisamente lo que hizo. —Además, ¿Quién

les enseñó a espiar las cosas que leen otras personas, par de entrometidos!

 

— ¡Lo siento Señor Schneider! —Dijo Lissana, avergonzada.

 

—Es que estabas tan concentrado en lo que leías que nos dio curiosidad.

 

— ¡Vayan a bañarse inmediatamente, apestan a sudor! —Dijo Schneider señalando a la cabaña.

 

Ambos aprendices obedecen e ingresan corriendo a la cabaña. Schneider, por otro lado, deja el libro en la tapa del Omerta.

 

Mientras tanto, en la cascada, Dilong sigue meditando, pero es interrumpida por Yuno, que caminaba hacia ella.

 

— ¿Qué sucede, Patriarca?

 

—Yo… voy a irme.

 

— ¿Por qué?

 

—Debo iniciar mi entrenamiento como Patriarca. Heredé el título, pero en verdad no estoy lo suficientemente capacitado para el cargo.

Carezco de experiencia suficiente.

 

—Entiendo tus motivos.

 

—A decir verdad, si hay una persona que esté capacitada, esa eres tú.

 

—Si tenías pensado ofrecerme el cargo, debo rechazar la oferta. No tengo la conexión necesaria con las otras personas como para serlo.

 

—En realidad, era un cumplido.

 

— ¿Cumplido?

 

—Dilong… tú debes tener una idea de cuáles son mis sentimientos hacia ti.

 

—Sí. Y esos sentimientos no deben interponerse en nuestra labor de Caballeros. Son… inapropiados.

 

—Lo sé. Y por eso quiere hacerte una pregunta.

 

— ¿Qué pregunta?

 

— ¿Este sentimiento es correspondido?

 

La mujer abre lentamente los ojos.

 

—No lo son.

 

Ante la respuesta de la Caballero de Libra, Yuno no puede hacer más que sonreír.

 

—Realmente era la respuesta que esperaba, Dilong.

 

Unas horas después, Matt, Lissana, Schneider y Dilong están cenando arroz en el comedor de la cabaña.

 

— ¿Yuno no piensa cenar con nosotros? —Preguntó Matt, viendo el puesto vacío de Yuno.

 

—El Patriarca se fue. —Dijo Dilong.

 

— ¿Qué? —Preguntó Lissana, incrédula.

 

— ¿Y se fue sin despedirse? —Preguntó Matt.

 

—De hecho, dejó una carta para ustedes dos. —Dijo Schneider, mientras le entregaba un sobre a Matt.

 

Matt abre el sobre, saca la hoja de papel y la lee en voz alta.

 

“Para Matt y Lissana.

 

Esfuércense.

 

Dentro de uno año quiero ver los resultados de su entrenamiento.”

 

Yuno.

— ¿Eso es todo? —Preguntó Lissana.

 

 

—Él es del tipo de gente que odia despedirse en persona. —Dijo Dilong. —De todos modos, está efectuando su entrenamiento como

Patriarca, no es algo que pueda hacer aquí.

 

Mientras tanto, en medio de una horrible tormenta de nieve en una montaña, Yuno camina en dirección al norte.

 

—Lissana, te recomiendo que vayas a descansar. El entrenamiento mañana será duro también, debes recuperar tus fuerzas si es que

quieres mejorar. —Dijo Dilong.

 

—De acuerdo. Matt…—Lissana iba a preguntarle a Matt si también iba a dormir, pero su interrumpidla por Schneider.

 

—El entrenamiento de hoy de Matt aun no termina.

 

— ¿No? —Pregunto Matt, algo confundido.

 

—Lo de hoy fue solamente un entrenamiento físico que será ejecutado todos los días. Debido a que Lissana no será una Caballero, esto

será todo lo que ella entrenará. Matt, tú, por otro lado, deberás someterte a un entrenamiento más duro. —Dijo Schneider.

 

—El camino que debe recorrer un Caballero es completamente distinto al de un humano. —Dijo también Dilong.

 

—Bien. Cuídate, Matt. Hasta mañana.

 

Y Lissana ingresó a tu habitación.

 

— ¿Y qué tengo que hacer? —Preguntó Matt, algo nervioso.

 

—Oh, algo fácil. —Dijo Schneider con una gran sonrisa, que no le gradó a Matt en lo absoluto.

 

Unos minutos despues, Matt está corriendo por el bosque, escapando de una horda de zombis.

 

— ¡¿Qué parte de esto puede llamarse “fácil”?! —Dijo el joven, mientras esquiva las rocas y arboles que se interponían en su camino.

 

A lo lejos, en una colina, Matt y Dilong lo observan.

 

— ¿Conoces “Resident Evil”, Dilong?

 

—No tengo el placer…—Dijo la Caballero de Libra, algo avergonzada, ya que sí lo conocía.

 

—Son videojuegos sobre zombis, y algunas películas bastante malas. Hace algún tiempo aprendí a “reanimar” a los muertos. Solo de forma

temporal, claro está. Básicamente muevo sus cuerpos como si fuesen marionetas. —Dijo el Caballero de Cáncer, orgulloso.

 

—Entiendo la lógica detrás de esto. Y debo admitir que es un entrenamiento interesante.

 

—Veamos si sobrevive a esta.

 

— ¿No pensarás matarlo, o si?

 

—Nah. Pero si se muere, sería su culpa…


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#51 Patriarca 8

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Publicado 20 diciembre 2015 - 10:38

-pobre Yuno lo enviaron a la zona friend,deberia aprender como saga

quien usaba su posición como patriarca para divertirse XD

 

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-Jajaja la parte en que se demuestra que los caballeros

juegan “Resident Evil”,

 

-Ojala los zombies no devoren a Matt XDDD

 

-Buen capitulo


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Publicado 20 diciembre 2015 - 15:08

xD resident evil eso no lo vi venir

 

y pobre Yuno cayo en un lugar peor que el inframundo, y ahora que Athena no esta no habra quien lo saque de alli


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#53 Billy J. Cobra

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Publicado 03 enero 2016 - 19:35

Capitulo 20

Mi Athena

 

 

Matt lleva huyendo de los zombis ya varias horas. Estaba cansado, sus piernas le dolían, pero debía seguir corriendo.

 

— ¡Te odio, Schneider!

 

Mientras tanto, Schneider y Dilong lo observan a la distancia.

 

—El objetivo de esto es ayudarle a estimular su cuerpo y mente, para que así pueda empezar a despertar su cosmos. —Dijo Schneider,

mientras sonreía viendo cómo Matt huía.

 

—Viéndolo seriamente, es una buena idea. Sin embargo, para alguien completamente nuevo es prácticamente imposible.

 

—Sí. Pero el tiempo de entrenamiento usual de un Caballero es de mínimo seis años, nosotros disponemos de sólo uno. Debemos acelerar

el proceso, sin importar si es un castigo inhumano para él.

 

—Es cierto. En estos momentos, lo que menos importa es él. Lo que importa es el poder que tiene dentro de su cuerpo. Su cosmos.

 

Matt se esconde entre unos árboles, creyendo estar a fuera del campo de visión de sus perseguidores.

 

—Estos tipos… son unos locos. —Dijo Matt, arrodillándose en el suelo.

 

Las lágrimas de tristeza e impotencia empezaban ya  a brotar de sus ojos. Si no era lo suficientemente fuerte, moriría. Y sin embargo, era

recién el primer día de su entrenamiento. Recién el primer día de su infierno. No quería seguir. Ahora que por fin estaba libre de mover

rocas y recibir latigazos, estaba también siendo torturado, pero de otra forma.

 

Ser Caballero era más difícil de lo que creía.

 

—Ya no quiero seguir.

 

Pero entonces, cuando estaba  punto de gritar que abandonaba el entrenamiento, recordó algo. Le había prometido a Lissana, la persona a quien más amaba, que no podía darse por vencido.

 

Sus piernas le seguían doliendo. Seguía cansado. Incluso seguía pensando que todo esto sólo era el principio del infierno. Pero se puso de

pie y salió de su escondite.

 

—Al menos, debo hacerlo por ella.

 

Schneider y Dilong lograron sentir la determinación de Matt. Y además, sintieron algo más.

 

—Vaya…—Dijo en voz baja el Caballero de Cáncer.

 

Matt se coloca frente a la horda de zombis, con sus puños apretados, al punto de sangrar, pero aunque las piernas de dolían, estaba firme.

 

—Athena no existe…

 

Una leve chispa se encendió dentro de su cuerpo.

 

—Así que como Caballero no tengo nada que proteger.

 

La chispa se convirtió en una pequeña llama. Sintió cómo de repente ya no se sentía tan cansado.

 

—Sin embargo…

 

La pequeña llama creció un poco más.

 

—Cómo hombre…

 

La llama creció mucho más. Ya no se sentía cansado. De hecho, se sentía más fuerte.

 

— ¡Aun puedo protegerla a ella!

 

La llama se convirtió en una gran llamarada, y el aura salió de su cuerpo.

 

—Cosmos. —Dijo Dilong, sorprendida. Nunca había sentido un cosmos tan grande.

 

Schneider se limitó a sonreír. Había dado resultado.

 

— ¡Ella es mi Athena! —Gritó Matt, mientras al aura se expandía a la altura de los largos arboles.

 

—“Ella es mi Athena”, eh. —Dijo Schneider, mientras veía la luz blanca que salía del cuerpo de su estudiante.

 

—Creo que él tiene algo que a nosotros nos falta. —Dijo Dilong, mientras sentía el cosmos del chico.

 

Matt lanza un puñetazo en dirección de los zombis y una gran esfera de luz salió disparada, destrozando a muchos de ellos.

 

 —Entonces, lo mejor será… cuidar bien a esta “Athena”. —Dijeron al mismo tiempo ambos Caballeros Dorados.

 

Matt se desmaya y cae al suelo. Los zombis regresan a la tierra convertidos en polvo. Ya no eran necesarios.

 

—Es todo por hoy. Game over. You win. Victory, Fatality…

 

—Es suficiente. —Dijo Dilong interrumpiendo a Schneider. —Llévalo a tomar una ducha para que duerma bien. Mañana seguiremos con el

entrenamiento y lo necesitamos fresco.

 

—Que aburrida eres. Con razón Yuno se fue.

 

Luego de algunos minutos, Matt despierta, está siendo llevado por Schneider en sus hombros en dirección a la cabaña. El Caballero de

Cáncer tiene un enorme chichón en la cabeza.

 

— ¿Cómo estuve? —Preguntó Matt, esperando una respuesta sincera.

 

—Pésimo. —Dijo Schneider en tono de burla.

 

—Ah. Lo siento…

 

—Es broma.

 

— ¿Uh?

 

—Eso fue genial, hombre.

 

—…Gracias, amigo. —Dijo Matt, con una sonrisa. — ¿Qué te pasó en la cabeza?

 

—Sólo digamos que NUNCA hagas enojar a una mujer. Han pasado más de cincuenta años, y debo decir que he tenido muchas

experiencias con el género femenino, y aun no las entiendo.

 

— ¿Ah? —Preguntó Matt, confundido.

 

—Olvídalo. Aun eres muy niño cómo para entender estas cosas.

 

—Supongo que sí. —Dijo el chico, con una sonrisa.

 

—De todos modos, más te vale que te prepares. La cosa se pondrá difícil.

 

—Estoy listo. Ya no volveré a dudar.

 

—Eso es bueno. Sólo trata de no volver a llorar.

 

— ¿Ah? ¡¿También viste eso?! —Gritó Matt, avergonzado.

 

—Sí. Pero no te preocupes. A veces es bueno llorar. Pero las lagrimas que realmente valen, son las que salen al final. 


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#54 Patriarca 8

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Publicado 04 enero 2016 - 21:06

-Schneider es un loquillo con su entrenamieno acelerado XD

 

-fue buena la escena en donde despierta el cosmos

 

-estuvo entretenido el capitulo


Editado por T-800, 04 enero 2016 - 21:07 .

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Publicado 15 enero 2016 - 21:02

Capitulo 21

La voluntad de Libra

 

 

A la mañana siguiente…

 

Comienza el segundo día de entrenamiento de Matt y Lissana.

 

En la cascada de los Cinco Picos, Schneider le explica a Matt los principios del cosmos.

 

—Tú, yo, las piedras, los animales, este planeta, las estrellas, las galaxias y en total todo el universo fueron creados

por el Big Bang, una explosión que ocurrió hace millones y millones de años. Piensa que el cosmos es un pequeño

universo dentro de tu cuerpo. —Dijo Schnedier, con una piedra en la mano.

 

—De acuerdo.

 

—La esencia de cosmos es, básicamente, tu energía vital. Usándola correctamente podrás aumentar tus habilidades

y provocar milagros. Recuerda, cuando creas que todo va mal y pierdas toda esperanza, el cosmos provocará el

milagro.

 

—Milagro.

 

—Usando correctamente el cosmos, como un Caballero, podrás llegar a destruir los átomos. Poe ejemplo…

 

La piedra que tenía Schneider en la mano se desintegra con un solo pensamiento.

 

— ¡Woow! —Gritó Matt al ver la escena.

 

— ¿Sabes cuál es la principal diferencia entre los Caballeros de Bronce y de Plata y los Caballeros Dorados?

 

—Supongo que son más fuertes.

 

—Sí. Eso se debe a que nosotros, los Caballeros Dorados dominamos la esencia del cosmos, el Séptimo Sentido.

 

— ¿Séptimo Sentido?

 

—Gusto, olfato, vista, tacto y oído. Esos son los cinco sentidos usuales del ser humano. Existe un sexto sentido, que

básicamente es el poder mentar, la telepatía, y la intuición.

 

—Como Yuno.

 

—Exacto. La gente como Yuno es especial porque tienen un manejo total del Sexto Sentido. Pero por arriba de eso,

está el Séptimo Sentido. Es el máximo nivel del cosmos, la fuerza interior. Si logras despertarlo y dominarlo, no habrá

nada que no puedas lograr.

 

— ¿Y cómo se despierta el Séptimo Sentido?

 

—Eso lo entenderás cuando llegue tu momento.

 

—De acuerdo. ¿Hay algo más arriba del Séptimo Sentido?

 

—De hecho, si, ya que lo mencionas. Existe un Octavo Sentido, el Arayashiki.

 

— ¿Arayashiki?

 

—Es la capacidad de permanecer con vida y libre albedrío en el Inframundo.

 

— ¿Eso aumenta más el poder?

 

—No. Sin embargo, necesitas poseer el Séptimo Sentido para alcanzarlo. Pero, dada la situación actual de la Tierra y

el Infierno, el Arayashiki es básicamente inútil, ya que el Infierno dejó de existir debido a la muerte de Hades.

 

—Oh. Pero pese a que es inservible ahora… ¿tú tienes el Arayashiki?

 

— ¿Qué es esa pregunta? ¡Por supuesto! De entre los Caballeros Dorados que quedan, soy el único que lo tiene. Yo

soy el más poderoso de los Caballeros Dorados.

 

—Eso sonó un poco arrogante…

 

—Ejem. Concéntrate.  Anoche despertaste tu cosmos por unos segundos. Ahora debemos concentrarnos en que

puedas utilizarlo cuando quieras. Eso llevará tiempo, pero con el entrenamiento que tengo planificado, a lo mucho en

un año estarás listo.

 

— ¡Está bien! ¡Estoy listo!

 

— ¡Ese es el espíritu! ¡Toma esta foto! —Dijo Schneider entregándole una foto de Lissana a Matt.

 

— ¡¿De dónde sacaste esto?! —Le gritó Matt, sonrojado.

 

—Tengo mis métodos. Te servirá para… “concentrarte”, ya sabes a lo que me refiero.

 

— ¿Ah? —Dijo Matt, aun sonrojado.

 

—Al parecer, cuando piensas o haces algo por esta chica, tu cosmos es estimulado tan fácilmente. De seguro

sentiste eso la noche anterior.

 

—…Si.

 

—Entonces, todo entrenamiento que hagas será pensando en Lissana. Es poco ortodoxo, ya que a los Caballeros se

les prohíbe tener relaciones de pareja, pero bah, los tiempos han cambiado.

 

—..Entiendo.

 

—Bien, ¡comencemos!

 

Por otro lado, Lissana y Dilong tienen su propio entrenamiento.

 

—Bien, dame tu mejor golpe. —Dijo Dilong, empuñando una katana en su mano derecha.

 

—Pero… nunca he usado una espada antes. —Dijo Lissana, también empuñando una katana.

 

—Cuando me dediqué a aprender tampoco había tocado una en mi vida. Sin embargo, gracias a eso soy tan fuerte

como lo soy ahora. Mi maestro también era un maestro en el uso de la espada.

 

Ambas chocan espadas, teniendo una clara ventaja Dilong, aun conteniéndose.

 

— ¿Quién fue su maestro? —Preguntó Lissana, con cara de esfuerzo.

 

—El anterior Caballero de Libra, Shoryu de Libra. Aquel que fue conocido como el más justo y noble de todos los

Caballeros Dorados de su generación.

 

— ¿Shoryu de Libra?

 

—El fue adoptado por el Caballero de Dragón y posteriormente Caballero de Libra, Shiryu, y quien posteriormente

sería su esposa, Shunrei. Shoryu  heredó todas sus técnicas, su armadura y su voluntad, tal y como yo lo hice

eventualmente.

 

— ¿Cómo conoció a Shoryu, Dilong?

 

—Ah, lo conocí toda mi vida.

 

— ¿Ah?

 

—El fue mi padre.

 

— ¿Su padre?

 

—Bueno, de cierta forma. Al igual que él, yo también fui adoptada. Él me crió como si fuese su hija, aun en los

tiempos difíciles.

 

— ¿Él murió… verdad? ¡Oh! ¡Perdón si a pregunta fue inapropiada!

 

—No te preocupes, esto no es ningún secreto. Si, él fue asesinado por uno de los Espectros. Quién protege ahora la

Casa de Libra, Osiris de Esfinge. Derrotarlo… ¡Es el propósito de mi vida!


Editado por Billy J. Cobra, 15 enero 2016 - 22:24 .

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Capitulo 21:

 

-me agrado la explicasion de lo que es el cosmos

 

-Schneider tiene métodos peculiares para motivar a su alumno XD

 

-Seguramente Shoryu de Libra murio en una batalla llena de heroismo

 

-buen fic

 

 

 

 


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Publicado 25 enero 2016 - 02:30

me gusto el cap, algo rapido


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Publicado 05 febrero 2016 - 23:36

Capitulo 22
Tierra sagrada
 
Ya han pasado tres semanas.
 
Mientras continúa el entrenamiento de Matt y Lissana con sus maestros, el actual Patriarca, Yuno, sigue el camino de su propio
entrenamiento.
 
El Caballero de Aries está descansando en una cueva entre las montañas nevadas y tormentosas, cerca de su destino.
 
Yuno bebe una taza de café junto a su fogata. Una vez terminada, saca un polvoriento mapa de su bolsillo.
 
Tiene varios lugares marcados con una equis roja, indicando que son sitios descartados de su búsqueda. 
 
Únicamente hay uno marcado con un círculo azul, y es en medio de las montañas del Himalaya.
 
Ha visitado varios refugios de humanos que de un modo u otro han escapado de la influencia de los Espectros y Perséfone, derrotando a
varios espectros en el camino. 
 
Sin embargo, no ha logrado encontrar su verdadero objetivo. 
 
Así que un día pensó, ¿Qué sitio en la tierra está lo suficientemente oculto como para que con total seguridad nadie lo encontrara?
 
La respuesta tardó en llegar, pero finalmente fue obvio.
 
“Un sitio que no existe, pero que en verdad exista… Shangri-La es la respuesta”.
 
Según las leyendas, Shangri-La es una zona aislada completamente del mundo durante milenios. 
 
Una tierra sagrada, utópica… el Paraíso Perdido.
 
Obviamente, un lugar así es extremadamente difícil de encontrar. Imposible para un humano, e incluso un Caballero Dorado tiene bajísimas
probabilidades de hacerlo.
 
Por lo que encontrarlo será la primera prueba de este Caballero.
 
—Es hora de partir.
 
Apagó la fogata y salió nuevamente a la nieve, con nada más que su ropa y sus cigarrillos, ya que ni su arma ni su motocicleta le servirían
en su destino.
 
Siguió caminando durante horas, cruzando ríos congelados y peñascos. No usaba su cosmos para nada, ni tampoco sus habilidades
psíquicas, ya que necesitaba probarse a si mismo.
 
Más y más horas, dónde nadie más había llegado antes. 
 
El frío y el hambre aumentaban a cada paso que daba.
 
¿Acaso sucumbiría antes de llegar a su destino? Ni siquiera sabía si estaba cerca o no…
 
Sin importarle eso, siguió caminando y caminando…
 
Hasta que perdió el conocimiento.
 
No sabía si había muerto o no… quizás sí, era lo más probable, ya que vio a esa persona a lo lejos.
 
No podía reconocer dónde estaban, pero sí podía ver a su padre a lo lejos, mirándolo con seriedad, bastante habitual en él.
 
Si podía verlo, entonces ya está muerto, ya que su padre murió hace años…
 
Pero entonces despertó.
 
Su cabeza le dolía como nunca. Peor que un golpe con un martillo, peor que la peor de las resacas. 
 
¿Dónde estaba? Parecía una cueva, pero la roca era dorada…
 
No podía ser la guarida de algún Espectro, sería imposible… ¿De algún Caballero, quizás? 
 
No, eso era igual de improbable.
 
¿Entonces?
 
—Estás en Shangri-La—Dijo una voz, en su cabeza. Era una voz de niño.
 
— ¿Quién dijo… eso? Muéstrate.
 
— ¿No debería primero presentarse el invitado no esperado?
 
—…Soy Yuno, Caballero Dorado de Aries y actual Patriarca…
 
— ¿Caballero Dorado? ¿Patriarca? ¡Debiste haberlo dicho antes!
 
Entonces, un niño apareció frente a él.
 
Era pequeño, le llegaba apenas al pecho, podría tener unos 12 o 13 años. Tenía el cabello azul, corto, y dos puntos verdes donde deberían
estar sus cejas, sin duda era un lemuriano. Además, usaba el atuendo típico de esa raza.
 
— ¡Hola! —Dijo el niño, con una gran sonrisa.
 
— ¿Ho…la?
 
— ¡Soy Zando, aprendiz del maestro Simón!
 
—¿Maestro… Simón? ¿De qué hablas?
 
—Pfff, realmente te golpeaste fuerte la cabeza. Tú buscas al Maestro Simón, ¿no?
 
—…Bueno… yo busco Shangri-La…
 
— ¡Pues por eso! ¡Si buscas a Shangri-La es porque buscas al Maestro Simón!
 
— ¡¿Estoy en Shangri-La?! —Preguntó el Caballero de Aries, mirando hacia todas direcciones.
 
—Pfff, claro que no. ¡Estamos en la “entrada “!—Dijo el niño, indicándole a Yuno con un dedo que use la cabeza.
 
— ¿Podrías llevarme ahí? Realmente necesito llegar.
 
—Así que sí vas a ver al Maestro Simón.
 
—No… bueno… si… ah…. No lo sé. ¿Quién se supone que es ese tal Maestro Simón?
 
—Pues adivina.
 
— ¡No estoy de humor ni tiempo para adivinanzas infantiles!
 
—Está bien… está bien. Acércate…—Dijo Zando, indicándole a Yuno con el dedo que se acerque.
 
Yuno acerca poco a poco su oído hacia el niño, esperando que le contara algún tipo de secreto.
 
— ¿Y entonces? —Preguntó el Caballero.
 
— ¡PIENSA! —Le gritó el niño al oído, haciendo retumbar sus tímpanos.
 
—¡Eres un…. MALDITO MOCOSO!

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Jajaja ese niño es muy extraño y travieso 

 

me pregunto quien sera el misterioso maestro Simón!


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lol ese niño todo un loquillo

el maestro Simon no sera alguien leal a otro dios


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