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Saint Seiya: No More


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65 respuestas a este tema

#1 Billy J. Cobra

Billy J. Cobra

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Publicado 29 agosto 2015 - 15:42

Sé que es osado iniciar un fan fic cuando aun no termino el primero (y más aun habiendo regresado de un hiatus

de aproximadamente un año al más puro estilo Kurumada), pero esta es una idea que se me vino a la mente y que quiero hacer.

 

El estilo de narración será más cercano al de una novela, alejándose del estilo que utilizo normalmente. Trataré de hacerlo lo mejor posible.

 

 

Introducción

 

Es el año 2057 D.C.

 

La Tierra no tiene luz.

 

Después de que la Athena del Siglo XX, Saori Kido, viajara al pasado, arriesgando toda la historia, para salvar a un humano, ella y la Tierra fueron castigadas.

 

Athena ya no existe. Los Caballeros ya no existen. Las Armaduras ya no existen. No queda nada.

 

La Diosa Perséfone, la esposa del Rey del Inframundo Hades, tomó posesión del las 108 Estrellas Malignas, y, por lo tanto, del Ejército de Hades.

 

Con la ayuda de la mortal conocida como Pandora, y al no haber protección de Athena, logró tomar para sí misma la Tierra.

 

Ahora Perséfone gobierna la Tierra, esclavizando a los seres humanos. La Tierra es el nuevo Inframundo.

 

La Tierra no tiene esperanza… ¿O sí?

 

 

Capitulo 1

La luz

 

En las tierra conocidas anteriormente como El Santuario, en Grecia.

­­­

 

—¡Apresura el paso, humano!

 

El azote del látigo del capataz hiere la espalda del joven, de cabello castaño descuidado, sus ojos grises sueltan lágrimas, no de dolor ni de tristeza, sino que de impotencia. Su cuerpo lleno de cicatrices es cubierto con una mísera tela desgastada marrón, sus pies descalzos y heridos se desplazan lentamente por la tierra negra.

 

Otro azote del Esqueleto, otra cicatriz más en su espalda. Luego otro, y otro. Cinco cicatrices nuevas.

 

El joven trata, con sus brazos, mover el gigantesco bloque de piedra, subiéndolo por la colina hacia la zona de construcción.

 

—No me ayudas azotándome la espalda, ¿sabes?

 

Más fuerte que su cuerpo era su lengua, la cual siempre despedía de su boca palabras burlescas hacia el capataz. Era por esto que su cuerpo estaba lleno de cicatrices, se las merecía.

 

Más fácil sería comportarse como los otros, callados y sumisos. Ellos tenían menos cicatrices, las que se habían ganado era solo la ración diaria que el gigantesco capataz les daba a los esclavos.

 

Pero no, él prefería abrir la boca. Después de todo, si de igual forma te van a llegar azotes del látigo, que sean por una buena razón, ¿no?

 

Veinte azotes se ha ganado el joven en un lapsus de cinco horas. Su espalda estaba en carne viva, tardaría mucho en sanar, si es que lo hacían. El rojo de la carne y la sangre era el único color además del negro que se veía en este patético sitio.

 

El nombre de este joven, de quince años, es Matt. Sus padres, también esclavos, habían muerto hace algunos años. El padre fue quemado vivo debido a que trató de escapar, ya harto del trato, planeaba dejar a su familia atrás. Su madre había muerto debido al deplorable estado en el que se encontraba, enferma y hambrienta.

 

Su hermano mayor es un asunto aparte. Él, según se cuenta, desapareció hace siete años, y nadie lo volvió a ver. Lo más seguro es que esté muerto, así que no valía la pena pensar en él.

 

Con mucho esfuerzo, sacando fuerzas de donde podía, Matt pudo mover el bloque de piedra hasta le cima de la colina, llevándola a la zona de construcción, donde los hombres más débiles se dedicaban a tallar la piedra.

 

Llegó la noche, es hora de que el siguiente grupo de esclavos reemplazara a este grupo. Los cambios se producen cada cinco horas, rotando el grupo de diez esclavos. Cinco horas tenían para descansar y luego regresar al trabajo.

 

Matt sale de la cantera y se dirige, para llamarla de algún modo, la zona de enfermería. Ahí las jóvenes trataban las heridas de los trabajadores, pero debido al escaso conocimiento medico y al pobre material, apenas podían tratar heridas superficiales. Aquellos con enfermedades o heridas más graves buscaban un lugar donde morir, que usualmente era “El agujero”.

 

Una muchacha, de cabellos y ojos celestes ve sus heridas. Los azotes esta vez llegaron más profundos, no hay mucho que hacer.

 

— ¿Te rindes y te lanzas por el agujero, Matt? —Dijo la joven mientras tapaba la herida con la tela marrón y se giraba a tratar a otro muchacho.

 

— ¿Cómo me dices eso, Lissana? —Le respondió Matt con una gran sonrisa. — Aún puedo durar unos… cinco años.

 

—A este paso no llegarás a finales de este año. Usualmente los otros ya se habrían lanzado a la oscuridad. ¿Por qué eres tan terco?

 

—Lo terco lo saqué de mamá, supongo. Bueno, tampoco es que me parezca a alguien más. El viejo era un cobarde, vaya que ardió bien esa noche. Me apené mucho por mamá. Ella estaba destrozada, pero siguió adelante, al menos hasta donde pudo.

 

— ¿Y tu hermano? —Preguntó la joven enfermera mientras le indicaba al muchacho la dirección del agujero.

 

— ¿John?... Quién sabe. Hace años que no lo veo, ¿crees que esté muerto? Yo creo que sí.

 

—Según dicen, John logró escapar.

 

—No lo creo. Lo más seguro es que esté bajo tierra. Lo mejor que le pudo haber pasado es ser tomado como esclavo personal de Pandora.

 

—Es “Señorita Pandora”.

 

—Bueno, esclavo personal de la “Señorita Pandora”.

 

—Es verdad que ese sería un mejor destino, pero no creo que ese haya sido el suyo.

 

— ¿Qué piensas entonces? —Preguntó Matt con tono sarcástico.

 

—Yo creo que logró escapar—Le susurró Lisanna a, oído.

 

Un escalofrío recorrió la espalda de Matt. ¿Escapar? Eso es imposible, había que recorrer cientos de kilómetros a pie, y eso solo después de pasar las cercas y los guardias. No, seguramente esté muerto, no hay manera.

 

—Yo creo que sí la hay.

 

— ¿Y cuál sería esa manera, Señorita Esperanzada?

 

—Luz.

 

— ¿Luz? ¿Aquí? No hay luz, no hay nada.

 

—No me refiero a esa luz. Hablo de la luz de adentro, la del corazón.

 

— ¿Acaso hablas del…?

 

Lissana, antes de que Matt terminara su oración, le tapó la boca con fuerza. Afuera se había posicionado un Esqueleto, haciendo guardia. Luego de unos minutos, el Esqueleto se retiró, hacia la cantera.

 

—Estuvo cerca— Dijo Lissana mientras le retira la mano de la boca al joven.

 

— ¿Cosmos?

 

—Sí.

 

—Esa estuvo muy buena, Lissana. Eso no es más que una leyenda.

 

—Mi abuela me contó que su padre le había hablado acerca del Cosmos. Es la energía del universo, que se encuentra en cada uno de nosotros. El infinito.

 

—El infinito… Claro, cuentos de hadas. Mi mamá solía contarme lo mismo antes de dormir, que los Caballeros, que las Armaduras, que Athena… tonterías.

 

—No creo que sean tonterías. ¿Te imaginas que algún día, un Caballero de Athena nos libere?

 

—Sigue soñando. En lo que es yo, me iré a dormir. Espero que en cinco horas siga con vida… o mejor aún, me

muera.

 

Matt sale de la enfermería, con la cabeza en dirección al suelo. Camina hacia las cuevas, ahí está la roca donde suele descansar. Patea una pequeña piedra, que cae junto un bloque de piedra que otro joven está tratando de mover.

 

De pronto, una fuerte explosión se escucha a lo lejos, hacia el oeste. Varios Esqueletos corren con sus guadañas y corazas puestas en dirección de la explosión.

 

—¿Y eso?

 

Una segunda explosión se escucha, más cerca. También se logra escuchar varios sonidos extraños, de corta duración, uno detrás del otro.

 

—Nunca había escuchado eso antes…

 

Una sombra de gran tamaño salta por la cantera y cae cerca de Matt. Es una motocicleta. Ya no había de esas, o eso se sabía. Montado en ella, un hombre envuelto en una capucha de color negro observa hacia todas direcciones.

 

— ¡¿Ahhhh?! ¡¿Qué es esa cosa?!

 

El encapuchado saca de su capucha una metralleta negra y le hace una seña a Matt para que se suba.

 

Un grupo de Esqueletos llega corriendo, tienen muchos moretones y heridas de bala. El hombre les dispara con su metralleta, las balas ardientes perforan sus corazas y estos caen el suelo.

 

— ¡¿Qué es eso?! —Gritó Matt mientras observaba fijamente la ametralladora y al hombre encapuchado.

 

—Sube, no tengo tiempo suficiente—Dijo el hombre, con voz algo ronca.

 

— ¡¿Quién eres?! ¡¿Tienes idea de lo que estás haciendo?!

 

—Sí. Vine a sacarte de aquí.

 

— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué yo?!

 

—Oh, estos mocosos de ahora…

 

El hombre chasquea los dedos y Matt es envuelto en una especie de aura amarilla, se eleva en el aire y cae bruscamente en el asiento de la motocicleta.

 

—¡¿Qué fue eso?! ¿Acaso fue…?

 

—Cosmos. — Dijo el hombre con tono firme y molesto.

 

De pronto, el hombre se gira bruscamente hacia el este. Matt no puede ver su cara, pero logra percibir que algo no va nada bien.

 

 —¿Qué ocurre?

 

—Percibo un Cosmos oscuro, muy poderoso. Debe ser un Espectro. 


Editado por Billy J. Cobra, 30 agosto 2015 - 20:12 .

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#2 Patriarca 8

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Publicado 29 agosto 2015 - 21:12

mucha suerte en tu fic


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#3 Billy J. Cobra

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Publicado 30 agosto 2015 - 20:02

Capitulo 2

Espectro


El viento oscuro, que quema la piel al contacto, sopaba por la cantera. Los Esqueletos yacen muertos en el suelo debido a los disparos de la ametralladora.

La motocicleta está ruge de tal manera que parece que está impaciente por irse. Su dueño, por su parte, esperaba impaciente, mientras que el copiloto, Matt, desorientado y asustado, esperaba a ver que hacía su aparente salvador.

—Oye, ¿acaso no nos vamos? — Preguntó Matt mientras miraba hacia todas direcciones.

—Guarda silencio. —Dijo el hombre encapuchado, mientras recargaba su arma.

El resto de los esclavos, que estaban observando a lo lejos la escena, estaban tan confundidos como el joven. A pocas decenas de metros, Lissana, la joven enfermera, observaba también la escena, igualmente confundida.

—Este cosmos… no hay duda alguna, es el de un Espectro, y muy fuerte.

Con esto, el hombre saca del bolsillo de su pantalón, negro y algo gastado, un rosario con muchas cuentas, de color rojo, excepto cuatro de ellas, que estaban oscurecidas.

— ¿Aunque sea vas a decirme tu nombre, viejo?

—Yuno de Aries.

— ¿Aries?

Yuno se quita la capucha, su larga cabellera negra le llega a la espalda, una simple camiseta roja es cubierta por una chaqueta de cuero negra, su cuerpo, pese a no ser exagerado, es bien musculoso, posiblemente debido a un arduo entrenamiento. Sus zapatos negros presionan el acelerador de la motocicleta. Es simple, no esperará a que el enemigo venga, él irá hacia su enemigo.

La motocicleta, a gran velocidad, recorre varios kilómetros, llegando a las ruinas de lo que parecía ser un coliseo, muy antiguo. El viento y el tiempo le habían arrebatada su milenaria gloria, ahora no es ni la sombra de lo que era.

En el coliseo, de pie en medio de la arena, un hombre, joven, de unos veinte años, cabello corto y blanco, peinado hacia arriba. Una camisa de color azul oscuro cubre su torso, arremangada, dejando ver sus brazos musculosos. Un simple pantalón de color verde oscuro, con una cadena atravesando la cadera diagonalmente cubre la parte inferior de su cuerpo, zapatos negros, bien lustrados, no acostumbrados a pisar la tierra.

Del hombre surge una aura púrpura, amenazante, y enorme. Sus ojos de ave observan a Yuno, con odio, pero una rabia tranquila, pura, igual que su aura. De Yuno, por su parte, un aura dorada sale de su cuerpo, tan grande como la de Yuno. Es, literalmente, la más pura luz contra la más profunda oscuridad.

—Quien lo diría. Tu cosmos es realmente fuerte, pero no creí que me toparía con uno de los Jueces del Infierno. — Dijo Yuno, con una sonrisa.

—Un Juez… oye, ya vámonos. —Dijo el muchacho, casi temblando.

—Si te asusta uno de los Jueces del Infierno entonces estás muerto, mocoso. —Dijo el Juez, aumentando más su aura, apareciendo la figura de una Garuda a sus espaldas.

—Zorio de Garuda en persona, uno de los más poderosos guerreros al servicio de Perséfone, había oído de ti.

—Yuno de Aries, también había escuchado de ti. Tú solo acabaste con cuatro de mis mejores guerreros enviados a cazarte. Tu cosmos es tan fuerte como se rumorea, ¿por qué no escapaste cuando encontraste al este niño?

— ¿Cómo perderme la oportunidad de derrotar a un Juez? — Dijo Yuno, mientras apuntaba con su metralleta al espectro.

— ¿Un Caballero Dorado usando un arma? ¿Tan bajo cayó la orden de Athena?

—Si Athena ya no existe no hay la necesidad de obedecer sus reglas. Además, esta es una guerra.

Rápidamente, cientos de balas salen disparadas de la ametralladora, estas brillan de un fuerte color dorado.

— ¡¿En serio vas a atacarlo?! — Gritó Matt, casi llevándose las manos a la cara.

—Balas reforzadas con polvo de estrellas y bañadas con al cosmos de un Caballero Dorado, su eficacia es superior a las balas comunes, chico. —Con esto se limitó a responder Yuno, que en pocas palabras, es un “si”.

El espectro se mueve a una gran velocidad, esquivando todas y cada una de las balas fácilmente.

—Ciertamente ante un espectro del montón esto sería peligroso, pero soy el más veloz de los 108 espectros, algo como eso no es nada para mí.

—Vaya que sí. Veo que usar tácticas baratas no tendrá efecto en ti, Señor Juez. Espera aquí, muchacho.

Yuno se baja de la motocicleta. Si, se sentía bien. Hace tiempo que usaba se ponía de pie en un campo de batalla. Y un campo de batalla como en coliseo del Santuario, donde cientos de Caballeros habían peleado para obtener sus armaduras, era sin duda un campo de batalla digno de pisarse.

—Oye, Yuno, ya vámonos. De paso podemos rescatar al resto de los…

—Solo vine por ti. Esas fueron las órdenes del Jefe.

Todo estaba claro. Matt era alguien importante para esta gente. O al menos estaba claro para el joven Matt, que se limitaba a observar a Yuno elevando su cosmos dorado.

Zorio, por su parte, se mantiene de pie, esperando a que su oponente haga el primer movimiento.

— ¡Revolución de Polvo Estelar!

Elevando su brazo derecho, Yuno reúne su cosmos, creando esferas de luz que giran alrededor de su mano. Estas, a una gran velocidad, salen disparadas hacia el Juez.

— ¡Ilusión Galáctica!

Con esta invocación, decenas de ojos de color negro, con párpados negros cubren el cuerpo de Zorio y se expanden hacia todas direcciones. La Revolución de Polvo Estelar choca con varios de estos ojos, que actúan como una barrera protectora.

— ¿Qué pasa? ¿Esto es todo lo que un Caballero Dorado puede hacer?

—Demonios. No hay duda, es la Barrera de Perséfone. De otro modo mi ataque no sería bloqueado tan fácilmente.

—En efecto. Aquí la barrea reduce el cosmos a la mitad de los Caballeros de Athena. Y tú, que debido a la desobediencia de tu diosa no tienes Armadura, tu poder se reduce aún más. Y claro, estás desprotegido.

—Es verdad. Pero, es curioso también de tu parte. No llevas tu Sapuri de Garuda… Oh, es verdad, ustedes tampoco poseen ningún tipo de protección, ¿por qué será?

—Eso es algo que no te incumbe, Caballero.

Rápidamente, Zorio desaparece de la vista de Yuno.

— ¿Dónde está?

— ¡Detrás de ti!

El grito de Matt llegó demasiado tarde. Yuno sintió como una mano era colocada en su cabeza. Era Zorio, que había aparecido detrás del Caballero.

— ¡Aleteo de Garura!

Con una fuerza descomunal, Zorio con una sola mano, arroja a Yuno por los aires, perdiéndose de la vista de Matt.

—¡¿Dónde está?!

Zorio, ignorando la pregunta de Matt, dibuja una cruz en el suelo con su pie derecho. El joven, confundido, no tiene idea de lo que está pasando.

—En cinco segundos ese tonto morirá.

—¿Qué?!

Cinco… cuatro… tres… dos… uno… cero.

Zorio observaba el cielo, esperando a que Yuno cayese y se reventara contra al suelo. Pero en contra de su predicción, nada ocurrió.

—¿Qué? No es posible—Dijo Zorio en voz alta, mientras seguía observando el cielo oscuro.

—Tonto.

Eso fue lo único que pudo escuchar Zorio antes de recibir un fuerte puñetazo en su espalda, saliendo disparado hacia la galería del coliseo.

—¡¿Qué?! —Gritó Zorio, escupiendo sangre de su boca.

Frente al espectro, a varios metros, estaba Yuno, con su cosmos brillando. Pero era un brillo distinto. El brillo cubre todo su cuerpo, simulando una armadura. Incluso dos cuernos en su cuello se logran ver.

—¡¿Acaso ustedes también pueden hacerlo?! —Gritó con rabia Zorio, mientras trataba de ponerse de pie, tambaleándose un poco, con el cuerpo adolorido.

Matt queda anonadado observando el brillo dorado que cubre el cuerpo de Yuno. La majestuosidad que desprende no se parecía nada a lo que había visto antes. Quería decir algo, pero las palabras no podían salir de su boca

—Parece que mi tele transportación basta y sobra para anular tu Aleteo de Garuda, Espectro. Te hago una sugerencia: Pelea en serio.

Estas palabras, saliendo de la boca de un simple humano hicieron enfurecer a Zorio. Este ya se había reincorporado, limpiando su ropa del polvo y la sangre.

—Bien, Caballero.

El cosmos de Zorio se eleva más y más. Sin embargo, este se comprime en el cuerpo de Zorio, el brillo púrpura cubre su cuerpo de manera similar a Yuno.

No hay duda alguna, el cosmos de Yuno y Zorio simulan la Armadura de Aries y la Sapuri de Garuda, respectivamente.

—Bien, ¿ahora vas a pelar en serio, Espectro?

—Cerraré tu boca para siempre, Caballero.

Editado por Billy J. Cobra, 31 agosto 2015 - 18:32 .

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Publicado 31 agosto 2015 - 14:42

1:

 

-muy interesante  el futuro apocaliptico que relatas

-aunque fue un poco extraño que los soldados rasos fueran eliminados por alguien

que usara una ametralladora

 

 

2

 

-Ese  Yuno de Aries es un loquillo,su estilo de pelear es muy singular XD

-no entendi muy bien ¿no existen armaduras de caballeros ni tampoco sapuris para los espectros?

-me pregunto porque sera tan importante  Matt

 

 

PD: ¿piensas continuar tu anterior fic o solo enfocarte en este?

 

 


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#5 Billy J. Cobra

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Publicado 31 agosto 2015 - 14:54

1- Yuno usó las mismas balas reforzadas contra los soldados rasos, estas pueden perforar fácilmente sus corazas. Sin embargo, son infectivas ante Espectros más fuertes

2- Efectivamente, no existen ni Armaduras ni Sapuris. Esto es parte importante de la trama, así que será explicado más a detalle.

Haré ambos fics, de hecho, espero esta noche publicar el siguiente capítulo de Uroboros

Saludos!

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#6 Tetzauhteotl

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Publicado 31 agosto 2015 - 15:56

La premisa no atrae mucho. No es hasta que lees el primer capitulo que entiendes que es una gran idea; te felicito.

 

Haces bien en adoptar este formato, funciona en este fic, que merece ser leído de esta forma.  

 

—Este cosmos… no hay duda alguna, es el de un Espectro, y muy fuerte. ¿Entonces el Cosmos es un mito pero la gente normal puede sentirlo? ._.

 

Es, literalmente, la más pura luz contra la más profunda oscuridad. Jeje, excelente frase.

 

La idea de armas de fuego ya la tenía contemplada, me la ganaste al escribirla primero XD. Fueron muy buenos capítulos y eres bueno describiendo los combates.

 

Saludos.


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#7 Billy J. Cobra

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Publicado 31 agosto 2015 - 16:22

En realidad quien sintió el cosmos fue Yuno. Lo de Matt fue simplemente un mal presentimiento. Creo que aún debo especificar más algunas cosas XD

Saludos

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#8 Billy J. Cobra

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Publicado 01 septiembre 2015 - 17:50

Capitulo 3

Pilar de luz

—Oye, mocoso, tenme esto.

— ¿Ah?

La ametralladora desaparece de la mano de Yuno y aparece a algunos metros de la cabeza de Matt, cayendo fuertemente en su cabeza y
dejándole un chichón.

—¡Oye, ten más cuidado! —Le gritó Matt al Caballero mientras se sobaba el chichón.

—Jeje.

Yuno eleva su cosmos dorado aún más, provocando un gran pilar de luz que es emitido de su cuerpo hacia el cielo. La silueta que su
cosmos provoca con forma de la armadura se estabiliza más, creando una silueta perfecta de la Armadura de Aries.

—Veo que te dejarás de juegos baratos y pelearás en serio, Aries.

Zorio hace exactamente lo mismo con su cosmos, elevándolo más y más, creado una silueta perfecta de la Sapuris de Garuda.

—Garuda, hasta ahora el que se ha llevado más heridas y golpes has sido tú, que tienes la capacidad de usar tu cosmos al 100%, mientras
yo, que solo puedo utilizar la mitad, estoy prácticamente intacto.

—Para que lo sepas, tampoco estaba usando la totalidad de mi cosmos antes. Es cierto, sería lamentable que un Juez fuese más débil que
un Caballero en estas condiciones.

Zorio levanta sus brazos y los coloca en posición de cruz, creando a partir de sus dedos diez ojos con párpados morados.

—¡Desquicio Galactico!

Con estas palabras, los ojos brillan intensamente y salen disparados hacia Yuno. Este por su parte, siente el fuerte cosmos de estos ojos.
No podrá darse el lujo de confiarse.

—¡Muro de Cristal!

Yuno crea, con ambas manos, una fina capa multicolor, en forma de pared. El Muro de Cristal recibe de lleno el Desquicio Galáctico,
aguantando el impacto.

—¡Que fuerte y repulsivo cosmos el de esta técnica! ¡No hay duda alguna, este es el poder de uno de los Tres Jueces! — Dijo Yuno
mientras sudaba mucho, concentrándose para repeler la técnica del Juez.

No solo luchaba para protegerse a sí mismo, sino que también debía proteger al mocoso que le habían encomendado escoltar. Sin
embargo, recién se daba cuenta de su error: no debió quedarse a luchar, debió irse inmediatamente.

Esta perturbación en su mente fue suficiente para hacer flaquear su cosmos, siendo el Muro de Cristal finalmente destruido, cayendo
fragmentos de cristal multicolor al suelo y desapareciendo al tocar la tierra. Los diez ojos del Desquicio Galáctico golpearon su cuerpo
fuertemente, agregando también una descarga eléctrica.

— ¡Yuno! — Gritó Matt mientras se bajaba de la motocicleta y se disponía a correr a socorrer a su compañero.

Sin embargo, al ver que el Caballero de Aries no caía, al contrarió, se mantenía en pie, con la mirada desafiante hacia el Juez, comprendió
que no debía interferir. Esta, aunque le doliese de verdad, no era su batalla, era la de él.

—Gracias por comprenderlo, chico. —Dijo Yuno mientras limpiaba el polvo de su ropa. —Y lo siento, no debí meterme en esta pelea sin
sentido.

—Yuno…—Susurró Matt mientras se quedaba quieto en su sitio, sujetando la ametralladora con su mano derecha, y apretando el puño
izquierdo.

—Tienes razón, Aries. Sin duda, como Caballero de Athena eres una vergüenza. Se supone que no pelean por placer o gusto personal. —
Dijo Zorio mientras se ponía en posición de combate, concentrando su cosmos en el puño derecho.

De pronto, ambos guerreros sintieron un tercer cosmos en el coliseo. Yuno no reconoció el cosmos, pero podía sentir que era el de un
Espectro. Por su parte, Zorio sabía bien de quién se trataba.

Un cosmos púrpura aparece entre ambos, este toma una forma humana. Era un hombre de bella apariencia, de cabello azul oscuro, largo, con un mechón naranjo que tapa su ojo derecho, mientras que el izquierdo es similar al de un insecto. Usa una túnica de sacerdote de
color negro, que le llega hasta los pies. Bellas y brillante alas multicolores decoran su espalda.

— ¿Quién es este sujeto? —Preguntó para sí mismo Yuno, observando el cosmos del nuevo enemigo.

Matt, por su parte, queda boquiabierto ante semejante espectáculo.

— ¿Qué estás haciendo aquí, Charriére de Papillón? Estrella Terrestre del Encantamiento—Preguntó en tono molesto Zorio hacia su subordinado.

—Oh, perdón por mi atrevida aparición, Señor Zorio de Garuda, Estrella Celeste de la Valentía. La Señorita Pandora me ha encargado la
valiosa e importante misión de comunicarle que requiere de su inmediata presencia en el Castillo. —Respondió el Espectro en un tono burlón
y sarcástico.

—Cuida tu boca, Papillón, recuerda que estás hablándole a uno de los tres Jueces.

—Oh, ¿cómo podría olvidarlo, mi buen Señor? Disculpe mis modales, no volverá a repetirse.

—Dile a la Señorita Pandora que me espere un momento, estoy en medio de una pelea.

—Oh, ¿acaso mi buen Señor piensa desobedecer una orden directa de la Señorita Pandora? Oh, pero que descuidada es mi lengua, eso no puede ser. Sería ilógico, claro que sí. Todos sabemos qué pasará si mi Señor Zorio desobedece una orden de la Señorita Pandora.

Zorio, con evidente y gran molestia, apaga su cosmos, desapareciendo la silueta de su Sapuris.

—Viviremos para pelear otro día, Aries.

—Oye, espera…

Zorio desaparece súbitamente, Yuno ya no puede sentir su cosmos oscuro.

—El Juez se retiró, ya vámonos, Yuno. —Sugirió Matt, en un tono nervioso.

—Claro. Sin embargo, ¿el Señor Alas de Mariposa nos dejará ir?

—Oh, señor Caballero, ¿qué clase de impresión le di? Claro que no pienso batirme a duelo con un Caballero Dorado en sus condiciones. Sería demasiado fácil.

— ¿Disculpa, insecto? —Contestó con gran enojo el Caballero, mientras su cosmos volvía a elevarse.

—Oh, disculpe mi atrevimiento. Ya me han dicho muchas veces que mi lengua es muy afilada. Pueden retirarse, no tengo intenciones de
pelear

Yuno apaga su cosmos y camina hacia su motocicleta. Matt por fin logra exhalar el aire de sus pulmones, cosa que no le era posible debido
a la tensión.

—Sin embargo…

Charrière chasquea los dedos y Lissana aparece inconsciente frente a él. Antes de que la joven cayera al suelo, el espectro la sujeta con
sus brazos.

— ¡Lissana! —Gritó Matt mientras corría hacia la joven. Yuno lo detiene con su telepatía, impidiéndole moverse.

— ¡Yuno, déjame!

—No seas tonto. Debemos irnos.

— ¡Tú te quedaste a perder el tiempo, déjame!

—¡Yo soy fuerte, puedo darme esos lujos! ¡Sin embargo, un niño sin poder no puede hacer nada!

—Oh, esta jovencita es importante para ti, niño. Claro, una flor tan hermosa y delicada debe ser muy apreciada para los esclavos de tu
clase.

El espectro lame con su lengua el cuello de la inconsciente muchacha, ante la mirada impotente del joven.

—Déjala, ahora. —Dijo amenazantemente Matt, mientras lo apunta con la ametralladora.

—¿O si no qué? — Dijo en tono burlón el espectro, mientras acariciaba con su mano la cara de Lissana.

Los ojos de Matt, de un segundo a otro, brillan de un fuerte color azul. Un pilar de cosmos azul y blanco se eleva hacia el cielo, hasta las
negras nubes que cubren el cielo.

— ¡Pero qué poderoso cosmos! ¡Es superior a todo lo que había sentido antes! —Gritó Yuno mientras estaba paralizado ante el poder que
emanaba del joven cuerpo de Matt.

— ¡Oh, así se trataba de esto! —Gritó también el espectro, mientras temblaba.

—Te lo advierto, basura. Deja el cuerpo de mi amada, o perecerás. —Dijo Matt, con una voz calmada, pero llena de odio.

— ¡Por supuesto, por supuesto! —Dijo el espectro mientras dejaba a Lissana en el suelo y desaparecía.

El brillo en los ojos y el cosmos de Matt desaparecieron. El muchacho, exhausto, cae de espaldas al suelo.

Yuno, por su parte, ya capaz de moverse, se acerca con cautela al joven desmayado. Toca la frente del joven, verificando que no tuviese
fiebre. No ardía, pero si estaba algo sobrecalentado.

Editado por Billy J. Cobra, 19 septiembre 2015 - 14:33 .

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#9 Billy J. Cobra

Billy J. Cobra

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Capitulo 4

Despertar

 

En un hermoso castillo, construido del más hermoso marfil, un joven y una joven están observando las estrellas. Él, de cabello azul, largo,

ojos verdes brillantes, usa una túnica griega de color blanco. Ella de cabello negro, como la noche, ojos azules, hermosos, usa también una

túnica griega, de color azul oscuro.

 

Los dos permanecen observando el cielo nocturno, con la enorme y hermosa luna decorando la oscuridad acompañada de las estrellas.

Todo es silencio, hasta que él lo rompe.

 

—Es una noche hermosa, ¿no? — Dijo el joven mientras su rostro estaba dirigido hacia el cielo, pero sus ojos la miraban a ella.

 

—Sí, pocas veces hemos sido capaces de observar una luna tan grande. —Le respondió la joven, observando el cielo nocturno.

 

—Todas las estrellas fueron creadas por una Gran Explosión hace mucho tiempo. No solo ellas, sino que también la Tierra, la Luna, y todos

los seres que habitan en ella.

 

—Mi padre y mi madre también me dijeron lo mismo. Todo viene del mismo punto. Todos fuimos creados por la Gran Voluntad.

 

—Me alegra que haya sido así.

 

— ¿Por qué? — Preguntó la joven mientras giraba su cabeza hacia el muchacho.

 

—Porque de haber sido de otra forma, quizás no nos hubiésemos conocido.

 

—Las cosas que dices…—Dijo la joven, con la cara sonrojada.

 

—Te sonrojaste. —Dijo sonriendo el joven.

 

—Oye, ¿tú me amas?

 

—…Ahhhh.

 

—Dime la verdad.

 

—Sí. Te amo desde el primer momento en que te vi caminando por esa playa, hace ya un tiempo.

 

—Yo también.

 

Con esto, un escalofrío recorrió la espalda del joven, claramente no se esperaba algo como esto, pese a que era lo que más deseaba.

 

Ella toma la mano de él, y se quedan observando el uno al otro. Contemplando sus ojos, puros en ambos. Años y años de conocerse, y

parecía que el tiempo se congelaba cada vez que estaban solos.

 

Finalmente, ambos se besan.

 

— ¿Tú estarás conmigo para siempre, verdad? —Preguntó la joven luego de alejar los labios de la boca de su amado.

 

—Sí. Aun cuando reencarnemos, en la otra vida, siempre estaré a tu lado. Te seguiré amando,

 

—Que bueno. Yo también te amaré en la otra vida…

 

Lissana abre sus ojos. Está completamente desorientada, con un fuerte dolor de cabeza y cansancio corporal. Está acostada en medio de

un bosque, frondosos árboles tapan el cielo. La tierra, marrón y húmeda, como nunca antes la había sentido, está entre sus dedos, ya que

está descalza.

 

La muchacha se sienta en el suelo, mirando alrededor, tratando de identificar el lugar en el que se encuentra. Pero le es imposible, nunca

había estado en un lugar como ese.

 

— ¿Dónde estoy?

 

—Estamos lejos de los dominios de los Espectros. —Dijo una voz a algunos metros de ella.

 

Yuno está sentado en una piedra, fumando un cigarrillo y limpiando su ametralladora. Su motocicleta está estacionada a un lado, también

lustrada.

 

— ¿Quién es usted? —Preguntó la muchacha algo asustada.

 

—Soy el tipo que irrumpió en el Santuario. Seguramente debiste verlo o escucharlo. Yuno de Aries, para servirte.  —Dijo Yuno mientras

terminaba e lustrar el cañón de su arma con un pañuelo blanco.

 

—Yuno de Aries, usted es un Caballero de Athena.

 

—Sí, un Caballero.

 

Lissana recuerda lo ocurrido en la cantera e inmediatamente la imagen de Matt llega a su mente. Mira hacia todas direcciones, buscándolo.

Yuno le indica una piedra más lejana. Acostado en ella, Matt está durmiendo, con un paño húmedo en la frente.

 

— ¡Matt! —Gritó la muchacha mientras corría hacia su amigo.

 

—Yo no lo tocaría si fuera tú. Expulsó una ridícula cantidad de cosmos hace solo un día, está muy delicado. Además, si lo despiertas, no

sabemos qué pasaría.

 

— ¿Cosmos? ¿Él despertó su cosmos?

 

—Sí. Y uno muy fuerte. Tan poderoso como el de un Caballero Dorado. No… pensándolo bien, más fuerte. Ya veo por qué el Jefe me pidió

que lo llevara, tiene un potencial increíble.

 

—…Algo en mí me decía que tenía un gran poder. Pero nunca creí que tanto. Más poderoso que un Caballero Dorado…

 

—Es increíble. Además, dijo que eras su amada.

 

—¿Qué?  —Se limitó a decir la muchacha, sonrojada.

 

—Eres importante para él, así que debes cuidarte.

 

—… ¿Hacia dónde nos dirigimos? —Preguntó Lissana, claramente tratando de cambiar de tema lo más rápido posible.

 

—Pese a que mi misión era llevarlo exclusivamente a él, supongo que ya que te traje aquí, tendré que llevarte también. Vamos a Jamir.

 

— ¿Jamir?

 

—Está en el Himalaya, muy lejos. Usaré mi tele transportación para llegar más rápido, así que no te preocupes.

 

— ¿Y por qué estamos aquí? —Preguntó Lissana, extrañada.

 

—Eres una chica lista. Vine a ver a alguien.

 

— ¿Alguien? ¿A quién?

 

Yuno suspira, era obvio que se lo iba a preguntar.

 

—A un… viejo amigo.

 

— ¿Y dónde está? ¿Ya lo viste? ¿O vas a verlo ahora?

 

—Ya lo vi, mientras estabas inconsciente. No es necesario que te hable más del asunto.

 

Yuno se pone de pie y cierra los ojos. De pronto, una luz blanca los rodea en un radio de varios metros, abarcando todo el campamento.

 

—¿Qué va a pasar? —Preguntó Lissana, asustada.

 

—No te preocupes.

 

Todos son tragados por la luz. A lo lejos, a algunos metros, entre los árboles, una cruz de madera está en medio del bosque.

 

Mientras tanto, en el lugar donde antes estaba el templo del Patriarca y la estatua de Athena, está construido un enorme castillo. Este

castillo de piedra desprende un aura negra y verde, murciélagos y cuervos vuelan en círculos a su alrededor.

 

En medio de un gran salón, decorado con estatuas de criaturas demoniacas, paredes negras y una alfombra roja, los Tres Jueces están

inclinados. Zorio, quien está mirando hacia el frente. Un hombre adulto, de cabello rubio y peinado hacia el lado derecho, con un mechón

bajando por su frente, usando una armadura al estilo medieval, de color negro, está mirando hacia el suelo, con una sonrisa. Y una mujer,

muy hermosa, de largos cabellos rojos, con pecas y labios pintados de color negro, usando un largo vestido con brillos de color negro y

zapatos de tacón negro, también mirando hacia el suelo.

 

Frente a ellos, a subiendo una escalera de piedra, en un trono de metal negro, está sentada una mujer, de cabellos y ojos negros, usando

un largo vestido de color negro profundo y zapatos de tacón del mismo color. Un brazalete en forma de serpiente de color púrpura decora

su mano derecha, mientras que con la derecha sostiene una copa de vino.

 

—Ya están reunidos los espectros más poderosos de nuestro ejército. —Dijo Pandora, mientras observaba su copa.

 

Los tres dicen “si” al unísono. Pandora sonríe, se levanta de su trono y camina hacia su arpa, tocando los hilos con su mano derecha.

 

—Como seguramente saben, nuestra diosa Perséfone está ahora mismo en un largo sueño para recuperar su cosmos. Por lo que me

encargó el dominio de la Tierra a mí, por el momento.

 

—Señora Pandora, si me permite hablar…—Dijo Zorio mientras apretaba su puño izquierdo.

 

—Papillón ya me contó lo ocurrido, Garuda.

 

—El cosmos de ese niño, del que seguramente todos aquí saben, no era necesario siquiera sentirlo para saber lo descomunal que era. Sin

duda, no es alguien común. Debemos tener cuidado.

 

 —Estoy consciente de ellos, Garuda. No es nada que no podamos manejar.

 

—Con todo respeto, mi Señora. Creo que no debemos confiarnos. Aunque los Caballeros de Athena estén reducidos a únicamente un

grupo de gente, todos ellos son Caballeros Dorados con un cosmos inmenso. Incluso uno de ellos, Aries, aun con la barrera, pudo darme

una pelea muy pareja.

 

 —Pero eso solo fue porque te estabas conteniendo, Garuda. Si hubieses usado todo tu poder, ese hombre estaría muerto.

 

—Por eso mismo, quiero emendar mi error.

 

— ¿Enmendar tu error?

 

—Como Juez del Infierno es una mancha en mi prestigio no haber acabado con ese hombre inmediatamente. Así que quiero ser yo quien le

de caza.

 

—Interesante, Zorio. Sin embargo, si vuelves a fallar, sabes lo que ocurrirá.

 

—Sí, lo sé. 


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Publicado 03 septiembre 2015 - 20:33

3:

 

-me agrado el breve combate entre el dorado y el juez aunque menos mal que se dio

cuenta que no era el momento apropiado para eso.

 

-Jajaja ese  Charriére de Papillón es muy entrometido y burlon

 

 

-Me parece que lo de la muchacha solo fue un truco para descubrir porque era tan especial Matt

o quizas solo fuera un espectro pervertido

 

4.

 

-muy intrigante el capitulo,

-Pandora parece saber muchas cosas que oculta a los jueces

 

-Buen fic


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#11 Billy J. Cobra

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Publicado 06 septiembre 2015 - 20:42

Capitulo 5

Jamir

 

En el que antes era el Santuario gobernado por la Diosa Athena, aun se mantiene el sistema de las Doce Casas del Zodiaco. Actualmente,

cada templo es custodiado por un Espectro, siendo los más poderosos los Tres Jueces.

 

En la que antes era la Casa de Virgo, Zorio de Garuda medita en su trono, compuesto de cadáveres de personas amontonados en forma de

asiento.

 

El joven, desde que fue nombrado Espectro y Juez del Infierno, medita todos los días en posición de loto, alimentando su cosmos

suprimiendo el sentido del olfato, al igual que lo hacían los Caballeros de Virgo en el pasado, a quienes, en cierta medida, había llegado a

admirar.

 

—Ohm. —Susurró el juez, mientras su cosmos aumentaba y adquiría la forma de una flor de loto negra.

 

— ¿Otra vez meditando, Zorio? —Dijo una voz en la cabeza del joven.

 

—Maestro.

 

—Desde que eres niño siempre has meditado.

 

 —Y sin embargo, aun no le alcanzado ni la iluminación ni la paz mental que necesito.

 

—Para lograr esa paz, la completa iluminación, primero debes borrar todas las dudad de tu mente. Solamente así podrás ascender y llegar

al Nirvana.

 

—He conversado contigo toda mi vida, y nunca me has hablado de alguien aparte de ti que haya alcanzado tal iluminación.

 

—Hubo un hombre una vez, un Caballero de Athena. Su nombre era Shaka de Virgo. Él fue capaz de alcanzar la iluminación, y llegar al

Nirvana.

 

—El hombre que fue llamado el Más Cercano a Dios… Shaka de Virgo.

 

Una enorme luz dorada aparece frente a Zorio. Este abre los ojos y ve la figura de un hombre rubio, portando una silueta de cosmos

parecida a la Armadura de Virgo. El hombre, sentado en posición de loto, está flotando a varios metros del suelo, estando a la par de Zorio.

 

— ¿Me llamabas? —Preguntó Shaka.

 

—Shaka de Virgo, únicamente mencioné tu nombre.

 

— ¿Qué se siente ocupar mi lugar como guardián del templo de Virgo, Zorio de Garuda?

 

—… ¿A qué has venido?

 

—Solamente vine a ver si mi Casa está en buenas manos. Veo que sí.

 

—Soy un Espectro, uno de los Jueces del Infierno, ¿y aún así crees que tu templo está en buenas manos?

 

—Sí, eres un espectro. Pero de entre todos, diría que era el único que está más cerca de lo que es ser un Caballero de Athena.

Únicamente quedaste del camino equivocado.

 

—No te endiento.

 

La puerta que lleva al Jardín de los Sales Gemelos se abre, dejando entrar varios pétalos, que se desplazan gracias al viento por la Casa

de Virgo.

 

—Estás cuidando bien de este jardín. —Dijo Shaka mientras observaba con una sonrisa los pétalos.

 

—Sí. Ese sitio me gusta mucho.

 

—En tu vida tienes dos posibles opciones a partir de ahora. Quedarte en la oscuridad, o seguir el sendero de la luz. Cualquiera que sea tu

decisión, no debes arrepentirte después.

 

La figura de Shaka desaparece, regresando este al Nirvana.

 

—Adiós, Shaka de Virgo.

 

Zorio apaga su cosmos, abre los ojos, deja su posición de loto y camina hacia la salida de su templo, bajando las escaleras, viendo a lo

lejos el templo de Leo…

 

Yuno, Lissana y Matt (aún inconsciente), aparecen frente a un puente de piedra. A lo lejos, cruzando el puente, se logra ver una torre de

varios metros de altura, justo en la punta de un precipicio con destino incierto.

 

—Este es… ¿Jamir? —Preguntó la chica, boquiabierta al ver el paisaje que los rodea.

 

—Sí. Este es el lugar donde se solían reparar las Armaduras de los Caballeros. Pero, ahora que no existen, no solo sirve como base de

operaciones del Jefe. —Respondió Yuno mientras encendía un cigarrillo con su encendedor.

 

— ¿Quién es su Jefe?

 

—Lo verás pronto.

 

Yuno acuesta a Matt en el asiento de la motocicleta, en una posición bastante incómoda si estuviese despierto. Lissana sigue observando

alrededor, hasta que su mirada se dirige al vacío que hay debajo del puente de piedra.

 

— ¡¿Qué es esto?! —Preguntó casi gritando la joven, mientras se alejaba del precipicio.

 

Yuno camina lentamente hacia la joven y observa lo que ella ve: a varias decenas de metro de profundidad, hay clavados en picos de

piedra varios esqueletos humanos.

 

—Son cuerpos de Caballeros que murieron tratando de llegar aquí. Verás, cuando este lugar estaba más activo, para proteger la torre de

ahí de los intrusos las almas de los muertos de aquí los atacaban. Pero ahora, no he necesidad de hacerlo, porque nadie viene aquí.

 

— ¿Entonces no se moverán?

 

—Nah. —Dijo Yuno, despreocupado mientras movía la motocicleta por el puente de piedra.

 

Ambos se tardan varios minutos en cruzar el puente. Habría sido más fácil, pero debido a la altura, el aire era muy fino y costaba respirar.

Lissana, cuya esta era la primera vez en estar en este sitio, casi se desmaya a medio camino. Yuno, por su parte, estaba más

acostumbrado, pero aún así le costaba.

 

Finalmente, ambos han llegado a la torre. Sus enormes puertas están cerradas. Yuno camina hacia las puertas y las abre, un fuerte viento

sale de la torre, moviendo el cabello de él y de Lissana.

 

—Llevemos a Matt adentro. —Dijo el Caballero mientras apagaba su cigarrillo.

 

Dentro de la torre, en el primer piso, está muy oscuro. Lissana logra sentir que pisa algunos papeles tirados en el piso. De pronto, siente

una gran presión en su cuerpo.

 

Yuno, que lleva a Matt en su espalda, también nota la preocupación en la chica, pero la tranquiliza con una ligera sonrisa.

 

—Descuida, el Jefe es un hombre amable.

 

Yuno se detiene y deja a Matt acostado en el suelo. De pronto, algunas antorchas se encienden, iluminando la habitación. Esta, tal y como

lo había percibido la muchacha, tiene varios papeles desparramados en el suelo, son papiros.

 

—Maestro, he traído a quien me ordenó.

 

— ¿Maestro? —Preguntó la joven mientras observaba en todas direcciones, por más que trata, aún con la luz de las antorchas que ilumina

toda la habitación, no logra ver a nadie.

 

—No veo a nadie…

 

Casi como si fuese llamado, una figura humana aparece frente a ellos. Lissana da un salto y se aferra al brazo derecho de Yuno, quién

sonríe ante el temor de la joven.

 

—No haga esas cosas…—Dijo el Caballero mientras se sentaba en el suelo.

 

Lissana hizo lo mismo, se sentó en el suelo, pero muy cerca de Yuno.

 

—Sí, sin duda es el joven. —Dijo el hombre frente a ellos.

 

—Expulsó una gran cantidad de cosmos antes. Sin duda, tiene un potencial superior al de los Caballeros Dorados.

 

—Disculpe, ¿quién es usted? —Preguntó Lissana.

 

—Permítame dejarme ver. —Dijo el hombre, mientras que el fuego de las antorchas aumenta, dejando ver al hombre.

 

Es un anciano, de cabello blanco, canoso y largo, en el lugar de sus cejas hay dos puntos de color azul. Usa una túnica de color amarillo, en la zona del hombro, lleva una tela de color púrpura. Simples pantalones de tela cubren sus piernas, mientras que meras sandalias protegen sus pies.

 

—Yo soy el Maestro de Jamir, Kiki de Aries.


Editado por Billy J. Cobra, 06 septiembre 2015 - 20:42 .

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Publicado 07 septiembre 2015 - 08:06

Esta muy bien elaborado a simple vista, me provoca mucha curiosidad Zorio de Garuda, la verdad es bastante peculiar.

 

Buen fic y Suerte.


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Ulquiorra%20Atonic.gifSoy su majestad para ti ¡The almighty Mafionic! Axatonic.gif


#13 Billy J. Cobra

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Publicado 09 septiembre 2015 - 15:55

Gracias ATOMIC, me alegra que te guste.

 

Zorio de Garuda será un personaje sumamente importante en todo esto, así que será muy desarrollado a lo largo de la historia.

 

Saludos!


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#14 Patriarca 8

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Publicado 10 septiembre 2015 - 14:26

al parecer Zorio de Garuda no es tan malo despues de todo XD


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#15 Billy J. Cobra

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Publicado 11 septiembre 2015 - 22:32

Capitulo 6

El Maestro de Jamir

 

— ¿Kiki de Arires? —Preguntó Lissana, bastante sorprendida.

 

—Él fue el Caballero Dorado de Aries antes de mí. Es el más viejo y sabio de los Caballeros que quedan, podría decirse que es el Patriarca.

—Dijo Yuno, orgulloso de su maestro.

 

—No deberías llamarme con ese título, Yuno. El Patriarca es el representante de Athena en la Tierra. Sin embargo… Athena ya no existe.

 

—Disculpe… ¿Podría explicarme que pasó con Athena?

 

Matt abre lentamente los ojos. Pese a que su temperatura sigue algo elevada, no muestra más signos de cansancio.

 

—Athena… ¿Dónde estoy? —Preguntó el joven, desorientado.

 

—Estás en Jamir, Matt. Yo soy Kiki de Aries.

 

— ¿Jamir?... ¡Lissana! —Gritó Matt con alegría mientras la abrazaba,

 

—Me alegra que estés bien, Matt. —Dijo la joven, ensolviéndolo con sus brazos.

 

—Creí que te había hecho algo ese maldito Espectro.

 

—Estoy bien. Según el Señor Yuno, tú me salvaste.

 

—… ¿Yo? —Preguntó el muchacho, confundido antes las palabras de su amiga.

 

—Expulsaste una gran cantidad de cosmos, niño. Por cierto, yo también estoy en perfecto estado. Gracias por preguntar. —Respondió

Yuno, sarcástico.

 

— ¿Cosmos? ¿Yo? Pero… eso no es posible…

 

—No es imposible. —Interrumpió Kiki.

 

— ¿Ah?

 

—En mi vida, he conocido a hombres y mujeres con habilidades de combate increíbles, capaz de hacer milagros. Lo que tú hiciste es un

milagro más. Dentro de ti hay un poder inmensurable. Sin duda, serás de gran ayuda para la Guerra Santa.

 

—Aun no… lo entiendo.

 

—Algún día lo entenderás. Por ahora, déjenme explicarles lo que pasó, hace tantos años.

 

Kiki de Aries les explicó a Matt y la Lissana lo ocurrido hace 67 años. Luego de la Guerra Santa contra Hades, Saori Kido, la Diosa Athena

de esa época, viajó al pasado, a la anterior Guerra  Santa, para salvar la vida de uno de sus Caballeros, Seiya de Pegaso. Ante tal ofensa

contra el transcurrir del tiempo, una Gran Voluntad castigó a la diosa y a los humanos.

 

Un gran martillo cayó de los cielos. Emitió un cosmos abrumador, que hizo desaparecer todas las Armaduras de los Caballeros. Nadie sabe

quién envió ese martillo.

 

Luego de un tiempo, la diosa Perséfone atacó a la Tierra. Debido a que no había Armaduras, los Caballeros cayeron derrotados. Sin

embargo, debido a la muerte de Hades, las Sapuris de los Espectros también habían desaparecido.

 

Perséfone y Pandora tomaron el Santuario y la Tierra. De los Caballeros de esa época, únicamente Kiki sobrevivió. Debido a que aún

carecía de la experiencia necesaria, y debido a que ahora es imposible encontrar Oricalcom, no le es posible crear nuevas Armaduras.

 

Sin embargo, en el ejército de Perséfone ocurre lo mismo: Debido a que el material necesario para fabricar Sapuris desapareció con el

Infierno, no pueden crearlas más.

 

Básicamente, ambos ejércitos poseen el mismo problema con sus protecciones.

 

—Entonces, no se pueden fabricar más Armaduras… ese es un gran problema. —Dijo Matt.

 

—Tampoco es que sea un problema muy grande. ¿Recuerdas lo que Garuda y yo hicimos cuando peleamos? —Dijo Yuno, con una leve

sonrisa.

 

—Ahora que lo mencionas,  un brillo cubrió sus cuerpos. Garuda se sorprendió porque pudiste hacerlo.

 

— ¿De qué está hablando? —Preguntó Lissana, confundida.

 

—Esa fue una “Armadura Ilusión”. Concentrando nuestros cosmos, podemos crear “réplicas” con cosmos de nuestras protecciones. Esta

protección es temporal, pero es casi igual de resistente que una Armadura Dorada de verdad. Se requiere mucho entrenamiento poder

hacerlo.  Al parecer tanto nosotros, los Caballeros Dorados como los Espectros más fuertes pueden hacerlo.

 

—Fue algo que descubrí entrenando cuando era más joven. Podría decirse que cuando alguien es capaz de hacerlo, se convierte en

Caballero. —Dijo Kiki, melancólico.

 

— ¡Yo también quiero hacerlo! —Dijo emocionado Matt mientras se ponía de pie.

 

— ¡Y yo! —Gritó emocionada también Lissana.

 

— ¿Quieren convertirse en Caballeros? —Preguntó Kiki.

 

— ¡Sí! ¡Si esto es una Guerra, queremos ayudar! —Gritó Matt.

 

— ¡Quiero convertirme en Caballero! ¡Por favor! —Suplicó Lissana.

 

Ambos Caballeros de Aries, al ver la determinación de los jóvenes, simplemente sonrieron. Yuno, al ver que haberlos traído había valido la

pena. Y Kiki, al ver que había una luz de esperanza para ellos. Además, el brillo en los ojos de los chicos le recodó a los de sus compañeros

fallecidos.

 

—Para poder hacerlo, deben pasar por un arduo entrenamiento. No será nada fácil. Será como estar en el infierno.

 

— ¿Estar en el infierno? Parece que se les olvidó.

 

— ¡Nosotros ya hemos estado en el infierno! ¡Cualquier cosa que pasemos de aquí en adelante no será nada comparado con lo que ya

hemos pasado!

 

Yuno, al ver la determinación en estos muchachos, no pudo evitar recordar cuando era más joven. Cuando fue encontrado por Kiki luego

de… eso. Sin duda, creía que se convertirían en grandes Caballeros.

 

—Bien. Seré su maestro. —Dijo Yuno, encendiendo un cigarrillo.

 

— ¡Sí! —Gritaron con alegría los dos al mismo tiempo.

 

—Este lugar, al menos de momento, es inaccesible para los Espectros debido a que coloqué una barrera de cosmos que lo protege.  Sé

que es poco tiempo, pero en el lapsus de un año, ustedes se convertirán en Caballeros.

 

— ¿Un año? —Preguntó Lissana.

 

—Sí. Al parecer, la Diosa Perséfone entró en un largo sueño, y despertará en un año. Para entonces, ustedes habrán despertado su

cosmos y lo habrán controlado a la perfección.

 

— ¡Está bien, acepto el reto! —dijo Matt con entusiasmo.

 

— ¡De acuerdo, daré mi mejor esfuerzo! —Le siguió Lissana, también entusiasmada.

 

Sin embargo, la felicidad y de entusiasmo se disipó. Las miradas de los cuatro se dirigieron hacia el rosario de 108 cuentas que colgaba del

bolsillo del pantalón de Yuno. Una de ella se había oscurecido.

 

— ¿Y eso? —Preguntó Lissana.

 

—Al parecer uno de nuestros compañeros está haciendo de las suyas. —Dijo Yuno, muy serio, mientras observaba su cigarro.

 

Mientras tanto, en las afueras de un castillo situado en Alemania, un Espectro cae al suelo, muerto. Un muchacho, usando una sudadera de

color azul oscuro con la capucha puesta, pantalones de buzo grises y zapatillas negras, ve el cuerpo del guerrero yacido en el suelo.

 

El joven retira el cuchillo enterrado en la garganta del Espectro, limpia la sangre y sigue su camino hacia el castillo.

 

En la entrada de este, un grupo de Esqueletos está en posición de pelea, con sus guadañas en alto. El joven sonríe al ver al enemigo,

mientras que eleva su cosmos dorado.

 

— ¡¿Quién eres, maldito?! —Preguntó uno de los soldados rasos.

 

— ¿Quién soy, dices? —Preguntó el joven con tono confiado y alegre. —Yo soy el verdugo de ustedes, escoria que mancha mi castillo con

sus asquerosas presencias.

 

— ¡¿Tú castillo?! ¡¿Acaso estás loco?! ¡Este castillo le pertenece a la Señorita Pandora! —Dijo otro soldado.

 

—Pfff. Claro que le pertenece a Pandora. Este castillo le pertenece a la Familia Heinstein desde hace generaciones. —Dijo el chico mientras

retiraba la capucha de su cabeza, mostrando su juvenil rostro, de ojos grises, cabello corto del mismo color.

 

— ¡Tú eres…!—Gritó un Esqueleto mientras retrocedía.

 

—Soy el hombre que vino a reclamar el lugar que le pertenece. Schneider Heinstein, hermano menor de Pandora. —Dijo el joven, mientras

sonreía desafiante al enemigo.

 

—¡¿Schneider Heinstein?!

 

—¡¿El hermano menor de la Señorita Pandora?!

 

—Y Caballero Dorado de Cáncer. —Dijo Schneider, mientras que el dedo índice de su mano derecha brillaba de un fuerte color azul.


Editado por Billy J. Cobra, 12 septiembre 2015 - 14:23 .

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#16 Patriarca 8

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Publicado 12 septiembre 2015 - 14:16

-Por lo del  gran martillo ya  intuyo  de que divinidad se trata XD

 

-En cierta forma  hubiera sido peor si los caballeros y los espectros hubieran luchado

con las armaduras estilo omega  de la primera temporada .Jajaja


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#17 Billy J. Cobra

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Publicado 13 septiembre 2015 - 10:26

Capitulo 7

Cáncer


— ¡¿El Caballero Dorado de Cáncer?!

—Exacto. —Dijo Schneider mientras tocaba con su dedo envuelto en aura azulada, brillante.

Con un rápido movimiento, Schneider desaparece y aparece detrás de los espectros, su cuchillo está manchado con sangre y emite un aura
azul. Los soldados, tardan algunos segundos en percatarse que si enemigo estaba detrás de ellos. Segundos que les costaron la vida,
cayendo con las gargantas rebanadas al suelo, manchando el piso con su sangre.

— ¿Eso es todo? ¡Parece que soy demasiado fuerte! —Dijo el Caballero de Cáncer, mientras que hacía regresar el aura azulada de la
navaja a su dedo y limpiaba la sangre con un pañuelo.

—Aunque tampoco es que sean la gran cosa. —Dijo el muchacho, mientras jugaba con el cuchillo lanzándolo al aire y atrapándolo
intercalando manos con los ojos cerrados.

El muchacho abre el portón de entrada e ingresa al jardín del castillo, que sigue tan hermoso como la última vez que lo había visto, hace ya
varios años. El pasto, flores, arbustos y árboles siguen tan frondosos y fuertes. Sin duda, Pandora seguía apreciando este lugar. No puede
evitar oler el aire, bastante limpio y puro. Sigue caminando por el sendero de tierra que conduce al edificio, aun intacto.

Logra ver a lo lejos, en una pequeña colina, cercada, una capilla, donde yace la caja que debería tener sellados a los Dioses Gemelos,
Thanatos e Hypnos. También, al oeste, bastante alejado, una luz espectral de color verde es emitida hacia el cielo.

—Qué bueno es volver.

Abre la puerta del castillo e ingresa. El gran salón de la entrada sigue decorado con el hermoso tapiz en el suelo, estatuas y armaduras
medievales que habían encontrado sus ancestros hace varios años, en las ruinas de un castillo en Escocia.

Sigue caminando, pero se detiene a observar un retrato de su hermana, tan hermosa como la recordaba, la princesita de sus padres, y de
él mismo, tomados de la mano. Una gran sonrisa se dibuja en su rostro, después de todo, hace años que lo la veía. ¿Seguirá tan hermosa
como siempre? ¿Su cabello negro seguirá tan largo como lo recordaba, o se lo habrá cortado? Eso último sería una lástima, ya que siempre
su cabello negro, heredado de su madre, le había encentado mucho. Por otro lado, su cabello gris lo había heredado de su padre, quien
siempre fue severo con él.

El Caballero siente el cosmos de un espectro, muy fuerte, en el tercer piso del castillo, posiblemente en el despacho de su padre.

Sube las escaleras del castillo, talladas por los mejores especialistas de Alemania. Sin duda, su familia de aristócratas había amasado una
enorme fortuna, similar a la ya extinta Familia Solo, en Grecia, y a la también extinta Familia Kido, en el lejano Japón. Es un alivia que el
actual ocupante del castillo haya apreciado también lo refinado del castillo, ya que tanto la escalera, como los finos cristales de las
ventanas, y los cuadros invaluables se encontraban en perfecto estado.

No duda en detenerse en el segundo piso, frente a su habitación. Una sensación de nostalgia lo inunda. ¿Seguirá su cuarto también como
antes?

Abre la puerta de su cuarto y entra. Un gran alivio recorre su cuerpo. En efecto, todo seguía exactamente igual. Su cama estaba en el
mismo sitio, son las sábanas de seda exportadas de China. La mesita de luz junto a ella, con esa lámpara que tanto le gustaba, incluso su
reloj despertador estaba ahí. En lo que a las estanterías se refiere, faltaban algunos libros, al parecer el nuevo ocupante del castillo era un
gran adepto a la lectura. Por lo menos, el intruso tiene buen gusto.

Una vez dejada su habitación, por fin llega al tercer piso. Una fuerte aura inunda el lugar. No era el aura de un Juez del Infierno, pero
tampoco podría decirse que era alguien débil. De pie frente al despacho de su padre, empuña con fuerza su cuchillo e ingresa.

—Bien, vamos.

No era necesario abrir la puerta, ya que esta se abrió apenas dio un paso dispuesto a abrirla. Que buenos modales tenía su ocupante,
pensó.

El despacho de su padre, el Sr. Albert Heinstein si había cambiado. Los cuadros y muebles apegados en los muros habían sido sustituidos
por estanterías llenas de libros con tapas negras, que no podía reconocer. El escritorio, sin embargo, seguía ahí.

—Vaya, no pensé que el ocupante de mi hogar sería una señorita. —Dijo el muchacho, observando (y ciertamente deslumbrado) debido a
la belleza que estaba sentada en el asiento de su padre, leyendo uno de sus libros.

La espectro tiene largos cabellos azules, gafas de lectura cubren sus ojos, negros. La mujer usa un largo vestido negro, seguramente de su
madre, que cubría hasta sus rodillas. Sus largas piernas cruzadas terminan en zapatos de tacón alto, también azules. Anillos de oro, con
gemas de rubíes y zafiros, decoran todos sus dedos. Sin embargo, no podía evitar imaginársela en otra faceta.

— ¿Ya terminaste de desvestirme con la mirada? —Dijo la Espectro, con una voz hermosa y sensual para sus oídos.

—Sí. —Dijo con una sonrisa burlona Schneider, llevándose la mano derecha a la cabeza y frotando su cabello gris.

—Así que tú eres el hermano menor de mi Señorita Pandora.

—Sip. Schneider Heinstein. Debido a que mi hermana se mudó al castillo de Perséfone en el Santuario, quise venir aquí.

—La Señorita Pandora me cedió este castillo. Dijo que ya no lo necesitaba. —Dijo la espectro, mientras se ponía de pie y caminaba hacia el
muchacho. —Sin embargo…

Schneider al ver a la mujer acercándose a él suda mucho. Hasta su caminar era elegante, moviendo sus perfectas caderas de derecha a
izquierda mientras caminaba llevando sus manos a sus cabellos azules.

—Creo que podemos compartirlo. —Le susurró al joven en el oído.

—Ufff, de pronto está empezando a hacer calor aquí.

—Si no me equivoco, por tu aura, eres el Caballero Dorado de Cáncer.

—Sip.

—Por supuesto. Únicamente el Caballero más cercano al mundo de los muertos podría estar conectado con la mujer destinada desde
tiempos mitológicos a ser la hermana del Dios Hades.

—Jeje. Si, llega a ser curioso. Usualmente, el hermano menos de Pandora resulta ser el alma de Hades, que debe ser trasladada al humano
con el alma más pura sobre la Tierra. Sin embargo, cuando aún no se cumplen los más de 200 años de espera, y con Hades muerto, yo
tuve la oportunidad de nacer como un chico normal.

—He estado leyendo algunos de tus libros. Eres alguien con… gustos interesantes. No esperaba que alguien de tu clase gustase de libros
tan peculiares.

—Bueno, qué puedo decir. Papá me regañaba mucho. —Dijo Schneider rascándose la nariz.

—Jujujuju. No me he presentado. Soy Margoth de Balrog, Estrella Celeste del Talento.

—Realmente es un placer, Balrog.

— ¿Quieres ver algo interesante, chico?

—Claro.

Un gran libro es materializado en la mano de Margoth. El libro tiene la tapa de color negro, bastante grueso. La Espectro lo abre y le enseña
algunas páginas a Schneider.

—Esas son tus páginas. Tus pecados. —Dijo la Margoth mientras Schneider leía las páginas, algo sorprendido debido al número de
pecados que había cometido durante toda su vida.

—Parece que he sido un chico muy travieso, jeje.

—Todas estas páginas tienen escritos los pecados que has cometido a lo largo de toda tu vida. Sin tantos debido a la cantidad de tiempo
que has vivido. Aproximadamente 50 años, de hecho. Una vida muy larga…

—Qué puedo decir, me gusta cuidarme. —Dijo Schneider mientras el dedo índice de su mano derecha brillaba nuevamente de color azul. —
¡Ondas Infernales!

Del dedo de Schneider salen ondas azules que envuelven el cuerpo de Margoth. El Caballero se lleva la mano izquierda a la cabeza
mientras sonríe.

Margoth cae en una zona rocosa muy oscura, llamas verdes y azules danzan por el lugar. A lo lejos, hombres, mujeres, niños y ancianos
caminan en fila por una colina, cayendo a un vacío oscuro en el fondo de esta, una fosa sin fondo.

—La Colina de Yomotsu. —Dijo la Espectro mientras se ponía de pie.

Schneider aparece a varios metros de ella, sentado en el suelo, con su cuchillo emitiendo su característico brillo azul.

—Exacto. La frontera entre el mundo de los vivos y lo que solía ser el Infierno. Las almas que ves ahí son todas las personas que murieron
recientemente. Usualmente sería imposible para mí llevarte aquí, pero debido a que las Sapuris no existen, ya no tienen esa ventaja. Puedo
llevarlos al Yomotsu tal y como si fuesen humanos normales.

— ¿Cómo te atreves a llevarme a este lugar tan inmundo, Caballero? —Dijo Margoth mientras se tocaba los anteojos.

—Así es más divertido. Por ejemplo…

Schneider eleva su mano izquierda hacia arriba y pequeñas esferas azules aparecen en cada uno de sus dedos.

—Estas son las almas de cinco Espectros. Cuatro de ellos fueros asesinados por Yuno de Aries hace algunas semanas: El espectro de Elfo,
el de Gorgona, el de Rana, el de Troll y el de Golem. El quinto fue el que asesiné al llegar aquí, el Espectro de Gusano.

—Ya me habían comunicado que cuatro de nuestros Espectros habían sido asesinados. El Espectro de Gusano era mi sirviente.

—Sip. Sus almas llegaron aquí al morir. —Dijo Schneider mientras jugaba con ellas tocándolas con los dedos.

— ¿Qué planeas hacer con ellas, Caballero?

—Jejeje. Es simple.

Editado por Billy J. Cobra, 15 septiembre 2015 - 16:15 .

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#18 Patriarca 8

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Publicado 15 septiembre 2015 - 15:25

-Schneider parece ser un poco loco XD

 

-¿La Pandora de tu fic es la misma del clásico o es su sucesora en el futuro?


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#19 Billy J. Cobra

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Publicado 15 septiembre 2015 - 16:13

-Si creías que Yuno de Aries era peculiar, el Santo se Cáncer está como una cabra.

-Esta Pandora es la sucesora de la del clásico. En el futuro explicaré más a fondo la historia de los Heinstein.

Saludos

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Publicado 19 septiembre 2015 - 13:54

He leído hasta el capítulo III, debo decir que está muy bien pensado y que tienes una ortografía que incita a seguir leyendo. 

Mis felicitaciones colega, yo te sigo.


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