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Crónicas de un Caballero de Bronce


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#41 Patriarca 8

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Publicado 17 octubre 2014 - 18:01

buena dupla la de Enol de Reloj y Tapiró de Quilla


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#42 andromeda32

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Publicado 19 octubre 2014 - 09:37

buena dupla la de Enol de Reloj y Tapiró de Quilla

 

Hoola de nuevo T-800, mil gracias por seguir leyendo cada capítulo! Y sobre todo, gracias por opinar.

 

¿Qué significa "dupla"?

 

jajajajajaja.

 

1 saludo, camarada!



#43 Patriarca 8

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Publicado 19 octubre 2014 - 11:01

dupla:dos personas que trabajan bien en equipo 

 

esperando el proximo capitulo


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#44 andromeda32

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Publicado 19 octubre 2014 - 15:00

Hola!

 

Bueno....aquí hemos llegado, de momento, la final del Torneo de Bronce!

 

Espero que disfrutéis de su lectura tanto como hago yo al escribirlo... Esos comentarios, camaradas, que no sea sólo T-800.. jejeje, que desde aquí te agradezco que sigas ahí capítulo a capítulo!

 

Capítulo 12:

           

           Me encontraba en la enfermería, junto al Coliseo. Era de noche y estaba tumbado, escuchando el gran gentío a través de una ventana. Los alrededores del Coliseo se encontraban atestados de soldados del Santuario. Ya solo quedaba por disputar la final del Torneo.

            En una de las camas de la habitación donde me encontraba estaba Mirio, aún inconsciente. Carola de Paloma y Aigán de Ave del Paraíso también estaba allí, pero ambos estaban despiertos. Tanto uno como otra tenían sus cuerpos recubiertos con vendajes, y un hombre les atendía en las curas.

            A través de la ventana, pude ver en el cielo una estrella fugaz y fue cuando sonó el gong que daba inicio a la final. Me incorporé y me despedí de los que estaban allí, luego me dirigí al Coliseo.

            Una vez más, el Coliseo seguía lleno de soldados y Caballeros dispuestos a ver la final del Torneo. Había encendidas muchas antorchas a lo largo de todo el perímetro de la arena, para que los asistentes pudieran ver bien el transcurso del combate.

             Los restantes Caballeros que habían sido eliminados con anterioridad también estaban allí. Vi a Tapiró reunido con Talecco, Dígonni y Yamín, el cual no tenía puesta su armadura y tenía contusiones y vendajes por todo el cuerpo también, aún así parecían animados. En otro lugar se encontraba Ryoma, junto a Archenar y a otro grupo de soldados, charlando animadamente. En un extremo de las gradas se encontraba Hécco, el Caballero de Corona Austral, me llamó la atención verlo hablar con Yulij de Sextante, pero parecía que mantenían una conversación amena y agradable.

            A la llegada de mi maestro, el Patriarca, los asistentes fueron silenciando sus voces, hasta que sonó un gong y todo el Coliseo se calló.

            -Caballeros! –Comenzó a hablar en alto-. El día de hoy comienza a terminar, y sólo nos queda la final del Torneo de bronce. Como es sabido por todos, el ganador será premiado, y este año el premio es uno de los siete legados de la Diosa…

            Santa…Atena… El vencedor sería obsequiado con uno de los mitológicos obsequios de Atena… Pocos en el Santuario conocían tal historia, pero hace poco pude leer en la biblioteca de la Torre la leyenda de dichos objetos. Se sabe que, en la Era Mitológica, Atena era más cercana a los Caballeros, siendo una más dentro de su propio ejército. Las crónicas nos cuentan que tras una Guerra Santa, Atena decidió premiar a los siete Caballeros más valerosos de todo su ejército y uno de ellos fue el reconocido Caballero de Oro de Capricornio de la época, el cual fue premiado con una fabulosa espada, Excalibur… Junto a una inmensa y espectacular estatua de Atena en la propia casa que regentaba el Caballero. Todo ello indicaba que aquel hombre fue el Caballero más fiel de la Diosa.

            Otros seis Caballeros fueron premiados con diferentes objetos, y a través de las sucesivas generaciones de Caballeros algunos de ésos objetos han llegado hasta nosotros. El premio del Torneo sería el cuarto de los objetos que se mencionan en las crónicas. El agua de Atena. El objeto era un ánfora, de tamaño pequeño, labrado en cristal por artesanos del pueblo Lemuriano. En su interior contiene agua del río Eridano, obtenida por la Diosa del propio manantial y protegida con el Sello de Atena. Según las crónicas, dicho agua era prácticamente capaz de devolver a la vida a un Caballero. Siempre que el Caballero no hubiese abandonado del todo el mundo de los vivos, el agua de Atena lo restablecería y le devolvería la fortaleza, además de hacerlo más poderoso si cabe.

            -…..y éste es el premio de éste año para el ganador del Torneo de Bronce! –Concluyó mi maestro-.

            Los presentes en el Coliseo estallaron en un jubiloso aplauso. El premio era espectacular… Aparte de Excalibur, del ánfora… otros cinco objetos del legado de Atena aún se encontraban sin otorgar, algunos desaparecidos… debía hacerme con ése ánfora. Debía ganar el Torneo y tenerlo en mi custodia, era un objeto casi divino.

                        -Caballeros! El Torneo debe proseguir. –Mi maestro se puso en pie-. Ryoma de Eridano, Enol de Reloj, Hécco de Corona Austral y Tapiró de Quilla… a la arena! Que comience la final! –Mi maestro terminó de hablar, dirigiéndose al público-.

            Mis tres rivales y yo saltamos a la arena. Cada uno de los cuatro ya teníamos puestas nuestras armaduras, y nos posicionamos en cuatro extremos de la arena, cada uno colocados en cada uno de los cuatro puntos cardinales…

            A mi izquierda estaba Hécco, a mi derecha… Ryoma, frente a mí… Tapiró. Si analizaba la situación estaba complicada la victoria. Hécco era un Caballero de los hielos, Tapiró era realmente bueno con su poder destructivo, el cual se basaba en el fuego. Ryoma luchaba con su tremenda fuerza física y tenía un cosmos excepcional también. Por último yo, Caballero del Reloj y versado en la lucha y en las técnicas antiguas del combate.

            Un nuevo gong sonó en el Coliseo indicando el comienzo del combate. Las reglas eran básicas… si un Caballero caía tendido en el suelo y no se ponía en pie tras diez toques del gong quedaba eliminado. Cuando sólo quedase uno en pie se proclamaría como ganador. No había un tiempo estimado, y todo valía. La muerte también podría estar presente, y como Caballero debíamos tenerlo presente.

            Antes del gong analicé la situación… Realmente mis tres rivales parecían muy fuertes, quizás el que más me preocupaba era Ryoma por su potencial, pero Ryoma era la persona que más cercana tenía en el Santuario, era como mi hermano. ¿Cómo poder luchar contra él hasta vencerlo? Me quedaban dos opciones… Hécco o Tapiró… hielo o fuego… Los combates entre Caballeros eran siempre uno contra uno, pero en éste Torneo me enfrentaba a tres rivales en un mismo combate. Ante la duda, determiné esperar a ver cuáles eran los movimientos de mis contrincantes.

            Los cuatro estábamos inmóviles, elevando nuestros cosmos, el público jaleaba a su favorito, siendo Ryoma y Tapiró los que más ovación tenían.

            Fue Hécco el primero en moverse. Me sorprendió que se dirigiera hacia Ryoma, concentraba todo el poder de su cosmos en el brazo derecho, a la vez me sorprendió ver cómo Tapiró daba un increíble salto hacia el aire, en torno al centro de la arena, desde ésa posición podía atacar a cualquiera de los tres.

            Ryoma se disponía a enfrentar la llegada de Hécco.

            -Apertura del Tiempo! –Grite, señalando con mi dedo índice a Tapiró, en las alturas-.

            Pillé al Caballero de Quilla desprevenido y mi ataque hizo efecto. Relentizó a Tapiró y éste cayó al suelo desde donde se encontraba, quedando tendido en el suelo.

            -Furor del Eridano! –Gritó Ryoma-.

            -Corona de Hieloooooo! –Gritó Hécco-.

            Mi amigo Ryoma y Hécco se atacaron mutuamente, quedando ambos ataques en medio de ambos. Me teleporté tras Hécco, y me situé a su espalda, colocando la palma de mi mano en su nuca.

            -Impacto….Mortal! –Ataqué-.

            El ataque sorprendió a mi rival, el cual recibió mi ataque por la espalda y el de Ryoma por delante. Al recibir mi ataque perdió la concentración, Ryoma aprovechó su oportunidad intensificando su cosmos y haciendo que el Caballero Hécco recibiese un doble ataque.

            El público gritaba.

            -¿Ahora me atacas, compañero? –Me dijo Tapiró tras ponerse en pie-.

            -Ahora no somos compañeros, Tapiró….somos rivales, prepárate!

            Comencé a elevar mi cosmos, observando a Tapiró que hacía lo mismo que yo, frente a mí. De repente escuché un grito, me giré hacia Ryoma y sólo pude ver su puño. Aprovechando que Hécco estaba en el suelo, y que Tapiró y yo nos disponíamos a enfrentarnos, Ryoma corrió hasta mí y me dio un tremendo puñetazo enviándome directamente al suelo. Ryoma me había atacado!

            -Ja, ja, ja… -Rió-. ¿Qué? ¿Te ha dolido? Ja, ja, ja.

            Maldito inconsciente. En vez de golpear a Tapiró, Ryoma me atacó a mí!

            -No olvides, amigo mío, que esto es un Torneo, y que yo seré el vencedor!

            Ryoma volvía a la carga, hacia mí, dispuesto a atacarme de nuevo, sin embargo Tapiró lo derribó cuando se estaba riendo y casi lo tira al suelo de un puntapié en el estómago. Ryoma cogió con sus manos la pierna con la que Tapiró le había atacado y elevándolo por el aire giró sobre sí mismo y lo estampó contra el suelo. Me incorporé lo más rápido que pude, a la misma vez que Hécco, y ambos comenzamos a concentrarnos, fijando nuestras miradas en Ryoma. Mi amigo había cogido entre sus brazos a Tapiró y lo abrazaba apretándolo contra sí, inmovilizándolo. Le dio un cabezazo al Caballero del Argos… y otro, y otro más… al cuarto golpe el casco de la armadura de Quilla se partió y cayó al suelo. Tapiró tenía una brecha en mitad de la frente.

            -Ríndete! –Le decía Ryoma-.

            -No!

            Otro cabezazo más, y otro, y otro. El público jaleaba a Ryoma, Hécco y yo alucinábamos frente al aguante del pobre Tapiró. No se merecía tal castigo. Concentré todo mi cosmos en las manos y lo dirigí contra mi amigo.

            -Impacto…Mortal! –A la misma vez, Hécco también le atacó-.

            -Rayo… de la Corona!!!

            Ambos ataques dieron en el blanco, y una grandísima humareda se reveló en el Coliseo. Los espectadores enmudecieron al principio, luego nos vitoreaban a Hécco y a mí. De entre el humo que ocupaba el lugar donde estaba Ryoma una figura salió volando hasta nuestros pies, era Tapiró. El Caballero se levantó y se colocó entre  Hécco y yo, fijando su mirada en la espesa humareda. Jadeando, Tapiró tenía una vasta herida en la frente. Los tres, en diferentes puntos pero cerca unos de otros mirábamos el lugar donde estaba Ryoma. El humo se disipó, y Ryoma estaba en pie, ileso, y con una pequeña sonrisa en los labios.

            -Caballeros! –Nos habló a los tres, elevando su cosmos-. Durante todo el Torneo habéis demostrado cuán fuertes sois. Habéis vencido a vuestros diferentes rivales, pero yo no he llegado hasta la final para no ganar… Así que os atacaré a los tres a la vez… Aaaaaaaaggghh! –El suelo que pisaba Ryoma comenzó a resquebrajarse-.

            Tanto Hécco, como Tapiró y yo vimos como el cosmos de nuestro coloso rival se desplegaba por todo el Coliseo, envolviéndonos en su halo. Ryoma se encontraba de pie, con los puños cerrados. De repente los unió y golpeó el suelo con ambas manos…

            -Castigoooo…. Del Monte Agrón! –Gritó-.

            Bajo nuestros pies, los tres rivales de Ryoma pudimos sentir como se abría la tierra. Tres remolinos de agua, que nacieron bajo nosotros, nos elevaron por el aire, descargando contra nosotros toda la fuerza de un gran río. A parte del daño que yo sentí, pude comprobar cómo sufrían mis dos compañeros y el dolor que en ellos provocó el ataque de mi amigo Ryoma.

            Los tres nos dimos de bruces contra el suelo, mientras Ryoma permanecía erguido, jadeando, y sin cosmos a su alrededor… El coliseo enmudeció ante tal técnica, incluso los más fuertes de los que allí se encontraban, como los Caballeros de Plata y de Oro, estaban expectantes frente al devastador ataque que había realizado.

            -Bravo Ryoma! Ryoma ganador! –Comenzaron a gritar los asistentes-.

            Ryoma levantó sus brazos en señal de victoria, y se dirigió a las gradas para jalear como un bárbaro más.

            Me encontraba en el suelo de la arena, vi en la distancia que Hécco y Tapiró también estaban tendidos. Entonces sonó un gong! Los tres nos levantamos, serios, heridos, enfadados… Creo que fue en ése momento cuando Ryoma quedó sentenciado. Noté como mis dos compañeros y rivales elevaban sus cosmos. Yo hice lo mismo. Ryoma se puso serio y se dirigió al centro de la arena, observando cómo sus tres enemigos, entre ellos yo, nos disponíamos a atacarle.

            -Ja, ja, ja…. ¿Aún no os dais por vencidos?

            Ryoma era mi amigo, si….pero en éste momento es mi rival, y quiero ganar para agradecerle a la Diosa la oportunidad que me había dado para poder combatir. Así que me entregué al máximo. Hécco y Tapiró hacían lo mismo. Los tres… íbamos a por Ryoma. Saltamos al unísono sin que nos pusiéramos de acuerdo.

            -Ondas….del Argos!!

            -Corola de Hielo!!

            -Impacto… Mortaaaaaal!!

            Ryoma quiso pararlo, pero eran tres ataques, y tanto Hécco, como Tapiró y yo no éramos débiles precisamente. Intensificamos nuestros tres cosmos, potenciando aún más nuestros ataques.

            El primero en llegar hasta Ryoma fui yo, me teleporté y me coloqué frente a él, a un metro de distancia, soltándole todo el poder de mi ataque en el torso. Desde las alturas llegó Hécco, el cual lanzó su ataque, haciendo que el coloso sufriera el más gélido frío… y por último Tapiró, saltó por encima de mí y colocó la palma de su mano en los labios de mi amigo, ejecutando su ataque y haciendo que todo su cosmos explotara dentro de la boca de Ryoma.

            El resultado fue un Caballero de Eridano vencido, inconsciente. Quedó tirado sobre el suelo, sangraba por la boca, y vi alrededor de él cuatro dientes en el suelo. El gong comenzó a sonar, y lo hizo hasta diez veces sin que el coloso se levantara. Por muy fuerte que fuese, Ryoma había encajado los tres ataques de golpe. Sobre la arena, Tapiró, Hécco y yo jadeábamos con nuestros cosmos apagados, incluso Hécco se encontraba con una rodilla en el suelo debido al sobresfuerzo que habíamos realizado. Ciertamente, Ryoma era extraordinario.

            El público aplaudió la derrota del gigante, pero aún quedábamos tres combatientes sobre la arena del Coliseo y había que decidir quién sería el ganador, así que no perdí tiempo. Puse en práctica otra de las técnicas que aprendí en mis entrenamientos, junto a mí maestro. Mi víctima sería Tapiró, el último de los Caballeros del Argos…

            Me dirigí hacia él, viendo como Hécco nos observaba a los dos, sin hacer nada de momento. Tapiró se dio cuenta de cuáles eran mis intenciones, así que desaparecí y me ubiqué frente a Hécco. Para su sorpresa coloqué mi dedo índice en su frente y pronuncié las siguientes palabras…

            -Péndulo…  Solar!! …..Primera Llama… Aries! –Desde la punta de mi dedo salió una onda expansiva que golpeó a mi rival en la cabeza, alejándolo de mí y haciendo que saliese despedido hacia las gradas-.

            Justo antes de que Hécco impactara allí, volví a teleportame hasta donde su cuerpo se dirigía, estiré de nuevo mi dedo índice y esperé a que llegara hasta mí…

            -Segunda Llama…. Tauroooooo! –De nuevo, una segunda onda expansiva hizo que mi rival saliese despedido en dirección contraria, y antes de que cayera al suelo…Volví a hacer lo mismo, me teleporté hasta él-. Tercera Llama…..Géminis!

            Hasta doce veces golpeé a mi adversario, haciendo mención a las doce llamas del Reloj de la Torre que yo mismo custodiaba…. Cancer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Doce impactos, doce golpes…

            El Coliseo entero estaba en silencio, oyendo como yo gritaba cada uno de los doce nombres del zodiaco. Cuando el Caballero de los Hielos quedó tendido en el suelo, el público entero gritó de júbilo ante el poder de mi técnica.

            -Vamos Enol!!! –Oí la voz de Mirio, y pude verlo en las gradas, junto a Archenar y Aigán, animándome-. Ya solo te queda Tapiró!

            -Bravo, Caballero! –Gritó Tapiró desde la misma arena que yo pisaba-. Eres excepcional!

            Sonó el primer gong para Hécco.

            Aunque estuviese realmente cansado, y dolorido debido a los efectos de los ataques de todos mis compañeros, los doce impactos que provocaban mi ataque me dejaron exhausto. Sin cosmos. Tapiró sonrió.

            -Caballero de Reloj… no, Enol… -El tono de voz de Tapiró cambió-. Te admiro, bravo, camarada! Hemos derrotado a Ryoma juntos, y ahora has eliminado a Hécco!

            -¿Quién está eliminado?

            Me giré y miré hacia la voz. Hécco no estaba en la arena tendido y casi eliminado, sino que estaba en lo alto de una estatua, en el lugar más alto del Coliseo, tras el trono de mi maestro, el Patriarca. Todos los que estábamos allí quedamos impresionados.

            -Caballero… tu y todos los presentes habéis creído que me  habías vencido, sin embargo no te has dado cuenta en ningún momento de que lo que se ha presenciado en la arena ha sido una mera ilusión.

            -¿Qué? ¿Una ilusión? –Pregunté-.

            -Ja, ja, ja…. –Fue Máscara Mortal de Cáncer el que rió de aquella manera tan desbocada-. Que imbécil eres, relojito! Ja, ja, ja…

            Al parecer… casi todos los Caballeros de Plata, de Oro, incluso el propio Patriarca… se habían percatado de la técnica usada por Hécco justo antes de que le fuese a atacar.

            -Caballero, has sido víctima de mi técnica… -Hécco saltó desde donde estaba y se unió a Tapiró y a mí en la arena-. “Espejo de hielo…” es una técnica que provoca al enemigo la ilusión que él mismo quiere ver, es decir, su subconsciente le juega una mala pasada y cree estar viendo precisamente lo que quiere ver. Al realizar tu técnica querías eliminarme con el efecto de tu ataque, y éso es precisamente lo que has visto sin más. Al igual, los espectadores han visto lo que querían ver, y han creído que me has eliminado! Sólo aquellos que tienen un poder realmente superior al mío pueden darse cuenta del engaño!

            -Maldito…. –Maldije-.

            -A mí también me ha engañado… -Se remordía Tapiró-. Maldito Hécco…

            -Ahora serás tú el que reciba mi ataque, Caballero… -Hécco saltó hacia mí elevando su cosmos-. Y ésta vez el ataque será real….

            Me dispuse a hacer frente al ataque de Hécco, mi rival cruzó los antebrazos sobre su propio rostro, y creó una esfera de color blanca. Sabía que Hécco me iba a atacar contundentemente, su ataque sería el más fuerte de los que hubiera lanzado hasta el momento. Mi propósito era servir a la Diosa y agradecerle el permiso para poder entrar en combate, el de Hécco era demostrar su fidelidad hacia Atena sin tener en cuenta que era discípulo de un “traidor”. Se lo jugaba todo en ése ataque.

            Elevé mi cosmos y esperé ver en qué consistía su ataque. A mi alrededor apareció un círculo en el suelo, de luz, quedé en medio de un circulo de unos cinco metros de diámetro, y lo que pude sentir a continuación se explica en una sola palabra… Frío… Un tremendo frío asoló el Coliseo… Cada piedra, cada grano de arena que hubo en el suelo, todo lo inerte que había en el Coliseo… se congeló. Todo se volvió blanco, y yo… recibí mi castigo por parte de Hécco. Todo el interior del círculo donde me encontraba implosionó, convirtiéndose en vacío por unos instantes. Caí al suelo, con el sentido casi perdido, y sólo pude oír una especie de clamor de fondo, eran los espectadores jaleando a Hécco por su grandioso ataque. Estaba desorientado, sin saber qué ocurría a mi alrededor, poco a poco comencé a oir algo más, y más claramente. Mi visión estaba nublada, y poco a poco mis ojos volvían a vislumbrar siluetas y figuras.

            Era como si mis cinco sentidos hubiesen sido afectados por el ataque de Hécco. Gong! Oí. Sí, era un gong… Dos formas vislumbraba en la distancia, eran Hécco y Tapiró, los dos luchando cuerpo a cuerpo, dándose patadas y puñetazos por doquier. El gentío era arrebatador, ya oía bien…ya podía ver bien… El público jaleaba más que nunca, gritaban por Hécco, por Tapiró, por mí… muchos me decían que me levantase…Gong! Otro gong… ¿Cuántos habrían sonado ya?

            -Enol, levántate! –Gritaba Archenar-.

            Me puse en pie. Y el Coliseo gritó aún más. Tanto Hécco como Tapiró cesaron en sus golpes, y los dos fijaron sus vistas en mí.  

            Fue Tapiró el que saltó hacia mí, con su cosmos ardiendo, en su rostro pude ver la cara de mi verdugo. Venía decidido. Extendió sus brazos en horizontal y creó dos bolas de fuego en sus manos…

            -Ruptura… de Quilla!

            Tras el poderosísimo ataque de Hécco, el cual casi me elimina, ahora era Tapiró el que dejaba en su ataque todo su poder destructivo…

            Pude sentir como mi armadura se agrietaba en muchas de sus partes. El fuego me rodeó, provocando una explosión alrededor de mí. Lo último que percibí antes de desvanecerme fue el grito del gentío, por mi eliminación, luego… cerré los ojos, mientras veía en la distancia a Hécco y a Tapiró, luchando entre sí para conquistar el título de ganador del Torneo.

 

 

Ooooohh, vaya...Parece que Hécco o Tapiró... uno de los dos será quién gane el Torneo. Espero vuestras opiniones, ok? jejeje.

 

1 saludo a tod@s!



#45 Miguee

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Publicado 19 octubre 2014 - 19:14

 Me tome un tiempo y deje pasar algunos capitulos de tu fic para comentar

Mmm como critica constructiva:

Con tanto talento y prolejidad en la redaccion y para describir escenarios y situaciones yo espero más de este fic , ya que como te comente 1 vez eres mas o menos el mejor escritor(para mi) del foro junto con 1 o 2 más.

Creo has largado mucho el tema de las peleas , esos abusos de recursos los ocupan (con todo respeto para los demás) los que no saben escribir o hacen historias tipoCabellero 1- mi maxima tecnica explosion5pledestructradeluniversomultiuniversal muereee!   Booooom

Caballero 2-" megaagujerohyperduperdimensional plash"

 

Osea me refiero que el 95% de los demas fics son malisimos 0 creatividad y parecen peleas de dragonball(la tuya por suerte no es dragonballezca)  y  no sé como la gente puede leer y seguir eso

 

Tu historia es buena ,está muy bien redactada la situación y das buenos detalles para intentar imaginar todo, pero creo que si dedicaras un pelin mas de tiempo en disminuir peleas y agregar trama (talento te sobra) quedaria mucho mucho mejor, obviamente entiendo que lo que escribes debe ir quemando etapas en cuanto desarrollo para luego alcanzar su climax; me di el tiempo de escribir esto porque deicas que te lo tomabas enserio :) . buena esa fue mi humilde opinion

Salu2


Editado por Miguecross, 19 octubre 2014 - 19:34 .

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#46 andromeda32

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Publicado 20 octubre 2014 - 03:56

 Me tome un tiempo y deje pasar algunos capitulos de tu fic para comentar

Mmm como critica constructiva:

Con tanto talento y prolejidad en la redaccion y para describir escenarios y situaciones yo espero más de este fic , ya que como te comente 1 vez eres mas o menos el mejor escritor(para mi) del foro junto con 1 o 2 más.

Creo has largado mucho el tema de las peleas , esos abusos de recursos los ocupan (con todo respeto para los demás) los que no saben escribir o hacen historias tipoCabellero 1- mi maxima tecnica explosion5pledestructradeluniversomultiuniversal muereee!   Booooom

Caballero 2-" megaagujerohyperduperdimensional plash"

 

Osea me refiero que el 95% de los demas fics son malisimos 0 creatividad y parecen peleas de dragonball(la tuya por suerte no es dragonballezca)  y  no sé como la gente puede leer y seguir eso

 

Tu historia es buena ,está muy bien redactada la situación y das buenos detalles para intentar imaginar todo, pero creo que si dedicaras un pelin mas de tiempo en disminuir peleas y agregar trama (talento te sobra) quedaria mucho mucho mejor, obviamente entiendo que lo que escribes debe ir quemando etapas en cuanto desarrollo para luego alcanzar su climax; me di el tiempo de escribir esto porque deicas que te lo tomabas enserio :) . buena esa fue mi humilde opinion

Salu2

Hola Miguecross!

 

Gracias por leer el fic y por opinar. A ver... en principio se me ocurrió lo del Torneo al principio del fic para que así conocierais más personajes... Por supuesto que lo que más me importa es el argumento de la historia, y es cierto que el Torneo iba a durar 4 ó 5 capítulo y al final me he alargado algo más... 

 

Gracias por decir que es de los mejores fic, que escribo bien y demás....te lo agradezco, pero te aseguro que desde el próximo capítulo la historia, trama y argumento avanzará bastante, y sin tantas peleas. Sé consciente que acabamos de leer toooooodo el Torneo, y son 16 caballeros los que participan, hice lo de los combates por parejas para acelerarlo y así también darle un poco de historia a los demás personajes de bronce que tarde o temprano volveran a salir en en el fic..

 

El Torneo ya ha terminado, y a partir de ahora, realmente, comenzará la historia real del fic... 

 

Espero que sigas leyendo, y sobre todo opinando y comentando, da ánimos saber que vosotros, los lectores del foro, seguís capítulo a capítulo mi fic y que os gusta! jejejeje.

 

Respecto a los demás fic del foro, es cierto....pocos son los que estoy leyendo, porque a veces me cuesta leer cuando no está bien escrito, y es cierto que muchos escritores escriben los combates como tú mismo dices....dragonbalizados! (Me ha gustado esa palabra, jajajaja)

 

Sin más...un saludo enorme, camarada! Y nada... estate atento al siguiente capítulo.... que ahí encontrarás argumento! jejeje

 

1 saludo!



#47 Patriarca 8

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Publicado 21 octubre 2014 - 21:16

 Hécco demostró ser astuto y Tapiró perseverancia

cualquiera que ganara estaria bien

me pregunto en que consistian los otros objetos de athena 

​quizas aparezcan mas adelante o quizás no XD


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#48 andromeda32

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Publicado 22 octubre 2014 - 06:02

 Hécco demostró ser astuto y Tapiró perseverancia

cualquiera que ganara estaria bien

me pregunto en que consistian los otros objetos de athena 

​quizas aparezcan mas adelante o quizás no XD

 

Hola T-800...

 

Sinceramente, no sabía muy bien quién iba a ser el ganador del Torneo hasta que comencé a escribir el capítulo 13... (pronto lo colgaré) Es cierto, Hécco es muy astuto, y Tapiró es muy perseverante en su empeño.... ¿Quién ganará? jejeje.

 

Respecto al tema de los 7 legados de Atena....ya iremos, poco a poco, descubriendo el asunto...por lo pronto es un tema que está ahí... ya se irá desarrollando!

 

Como siempre...muchas gracias por leer el capítulo y por opinar! Nos vemos en el próximo capítulo! 

 

1 saludo!



#49 mihca 5

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Publicado 22 octubre 2014 - 12:50

Me acabe de leer el cap 2

Ahora veo que decidiste utilizar los nombres de algunos dorados del MO no se si de todos mas adelante lo sabré
Nicole parece ser muy cercano al Patriarca y lo del asesinato del amigo de Enol por parte de Milo me dejo algunas dudas
Saludos!!

¡Si una hembra te rechaza es por el bien de la evolución!

 

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#50 andromeda32

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Publicado 23 octubre 2014 - 04:36

Me acabe de leer el cap 2

Ahora veo que decidiste utilizar los nombres de algunos dorados del MO no se si de todos mas adelante lo sabré
Nicole parece ser muy cercano al Patriarca y lo del asesinato del amigo de Enol por parte de Milo me dejo algunas dudas
Saludos!!

 

Hola Mihca 5! Gracias por leer el capítulo, te invito a que sigas leyéndolo y así descubrirás la respuestas a tus dudas... 

 

Gracias por el comentario!

 

1 saludo!



#51 andromeda32

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Publicado 23 octubre 2014 - 09:18

Hola a todos!!

 

Os dejo el capítulo 13... dejamos atrás el Torneo de Bronce y nos metemos de lleno en parte de una de las historias más misteriosa de toda la serie. 

 

Una vez más...aclaro que la historia se desarrolla durante los primeros años del gobierno de Saga como Gran Patriarca. Espero que os guste el capítulo...y no olvidéis comentar vuestras opiniones. Muchas gracias.

 

Capítulo 13:

           

             Cuando abrí los ojos pude comprobar que me encontraba en la enfermería, cerca del Coliseo donde se había disputado el Torneo. Aún se oían algunos gritos de grupos de personas hablando. En una litera cercana se encontraba Mirio, dormido y roncando con la boca abierta de par en par. Pude ver a través de una ventana que seguía siendo de noche.

            Me sorprendí verme tendido en aquella cama con mi armadura puesta. Estaba dañada, las diferentes partes de la armadura de Reloj estaban agrietadas, debía ser debido a los espectaculares ataques a los que me sometieron Hécco y Tapiró para eliminarme. Vaya… no logré salir vencedor del Torneo, aún así quedé en tercera posición, creo que el papel que he desempeñado en el Torneo ha sido muy gratificante para todos… Permanecí un buen rato allí, descansando, cuando de repente dejé de oír los ronquidos de mi amigo Mirio.

            -¿Ya te has despertado? –Me preguntó-.

            -Si… llevo un rato despierto.

            -Has peleado de manera genial! No sabía que tuvieras tanta destreza… -Dijo medio bostezando-.

            -Bueno… pero al final no he ganado…

            -No habrás ganado Enol… Yo tampoco… pero creo que ambos hemos demostrado lo realmente fuertes que podemos ser en el combate, je je.

            Combate…una palabra que a mí se me hacía difícil. Durante el Torneo había podido entrar en batalla… pero desde ahora mi papel volvería a ser el de un refugiado en la Torre, entregando mis horas a la escritura y a la custodia de la Torre. Volvería con Crisella y con Cappio a mi lugar.

            Llamaron a la puerta y esperaron a que contestáramos. Eran Archenar, Ryoma y Aigán.

            -¿Ya despertaste? –Preguntó el coloso-.

            -Si…

            Los tres me felicitaron por el combate de la final, aunque yo perdiese los tres alabaron mis técnicas y mi destreza en la lucha. Mientras hablábamos caí en la cuenta de una cosa…

            -Eh!.... –Puse cara de sorprendido- ¿Quién ha ganado?

            Santa Atena… había estado tan ensimismado en mis asuntos que no pensé en el resultado de la final… Hécco o Tapiró…

            -Ha ganado… -Me contestó Aigán-. …Hécco!

            -¿Hécco? ¿Hécco venció a Tapiró?¿Cómo fue?¿Le han dado ya el premio?

            Mis amigos rieron al ver mi cara de desconcierto… Santa Atena, había ganado Hécco de Corona Austral… el discípulo del traidor Davo…

            Davo… seguro que en la biblioteca de la Torre encontraba alguna información de él. Mis amigos me contaron que tras la final del Torneo, casi todos los asistentes se retiraron a sus aposentos. El Coliseo se encontraba ya vacio. Al día siguiente todo volvería a la normalidad, cada Caballero volvería a sus obligaciones y entrenamientos, y yo volvería a la Torre, solo… Bueno, con Cappio y Crisella, pero al fin y al cabo….solo.

            Aigán se retiró al rato de llegar, sin embargo Ryoma, Mirio y Archenar se quedaron junto a mí y estuvimos hablando casi toda la noche. Justo con los primeros rayos de sol, una muchacha entró en la habitación y me trajo un mensaje del Patriarca. Mi maestro daba la orden de llamarme a la Gran Sala del Patriarca… La cita sería al mediodía. Mis amigos me dejaron descansar a solas, me quité mi armadura y me eché a dormir.

            Cuando llegó la hora indicada me dirigí a la cita. Una vez allí los soldados de palacio me hicieron entrar. Llevaba mi armadura en su caja de Pandora.

            Al entrar en la Cámara del Patriarca, vi a mi maestro… se encontraba sentado en su trono. Frente a él, a los pies de una corta escalinata se encontraban varios Caballeros. Al lado de mi maestro se encontraba Nicole de Altar, sin su armadura puesta, ya que casi nadie sabía la identidad de ése Caballero. Milo de Escorpio, Noésis de Triángulo, Albiore de Cepheo y una sorpresa… Aigán de Ave del Paraíso.

            Tras mi entrada en la Cámara, los soldados cerraron las puertas.

            -Enol… acércate. –Me dijo mi maestro-.

            -Sé bienvenido, Enol. –Me dijo Aigán cuando me coloqué a su lado, los dos teníamos algunos vendajes por el cuerpo todavía debido a los combates del Torneo-.

            Un muchacho joven y apuesto entró por una puerta lateral de la sala, portaba en sus manos una bandeja y traía consigo siete copas de plata y una gran ánfora con vino. Lo sirvió y nos entregó a cada uno una copa. Luego se marchó.

            -Bien Caballeros… os he reunido aquí para debatir un asunto… pero antes que nada, Enol… explícanos que ocurrió durante tu combate por parejas…

            Todos los Caballeros allí presentes se giraron y me miraron directamente. Entonces conté el daño que sufrí, expliqué qué tipo de ataque le habían hecho a algún Caballero de Atena, y sin saber cómo ni por qué pude saber que habían atacado a Rigel de Orión.

            -A ver… Patriarca, compañeros… -Proseguí con mi relato-. La primera vez que sentí algún dolor fue cuando Ryoma consiguió su armadura y Milo le traspasó su corazón para salvarle la vida…

            -Si…en efecto. –Contestó Milo-.

            -Aquella vez no supe nada más que el dolor, sin embargo…a lo largo de los combates del Torneo he podido averiguar más cosas… No sólo sufro por el ataque de mis compañeros de armas, sino que en el caso de Rigel supe… no sé muy bien por qué… que al que habían atacado era a Rigel de Orión. Lo supe sin más…

            -¿Estás seguro, muchacho? –Albiore me preguntó-.

            -Si… no tengo dudas… el ataque fue hacia Rigel… -Miré a Aigán, su discípulo más aventajado, parecía consternado-. Lo peor, Gran Patriarca, es que no sé si sigue con vida…

            -Alteza… -Habló Noésis, el Caballero de Plata de Triángulo-. Dejadme ir hasta Etiopía y así averiguar qué es lo que le ocurrió a Rigel…

            -Esperad, Caballero… -Respondió mi maestro-. Aigán… cuéntanos qué sucedió en la Isla de Andrómeda…

            Aigán se sobresaltó, Noésis, Albiore, Nicole, Milo, el Patriarca y yo también, todos mirábamos a Aigán, dispuestos a oír su historia.

            -Hace un mes… -Comenzó el Caballero de Ave del Paraíso- El Patriarca nos envió a mi maestro y a mí a una misión a la Isla de Andrómeda. Llegó hasta el Santuario la noticia de que ésa isla estaba siendo asediada por una horda de delincuentes, los cuáles buscaban la célebre armadura de Andrómeda que allí se encuentra.

            -¿Cómo? –Preguntó Noésis, desconcertado-. ¿Allí hay una armadura?

            -Si… -Contestó Albiore-. Lleva allí generaciones… la célebre armadura del Caballero de Andrómeda, está allí desde que su último portador la dejara allí, sin embargo nadie sabe dónde está oculta y los forajidos vienen desde la Isla de la Muerte a apoderarse de ella. Los habitantes de la isla son saqueados y humillados constantemente por éstos bandidos. ¿No es así, Aigán?

            -Así es… Cuando llegamos allí, lo primero que hicimos mi maestro y yo fue explorar las pequeñas aldeas que hay allí. Sus habitantes nos contaron que la Isla no prospera debido a los asaltantes. La búsqueda de la armadura de Andrómeda parece la búsqueda de un tesoro, y los habitantes siempre se han visto sometidos al yugo de su búsqueda por parte de malhechores. En una mes, mi maestro y yo vencimos a todos los que buscaban la armadura, y parecía que la Isla había sido limpiada de ésos tipos maleantes. Fue por ello por lo que mi maestro me dio permiso para volver y poder participar a tiempo en el Torneo de Bronce. Sin embargo, él se quedó para rastrear unas cuevas cercanas al mar, y luego volvería… No sé qué le ha pasado.

            -Bien… -Contestó el Patriarca-. Sólo cabe deducir que vuestro trabajo no fue erradicado en su totalidad y Rigel se vio enfrentado a algún temible adversario.

            -¿Qué haremos al respecto, Gran Patriarca? –Pregunté-.

            -Tenemos que hacer algo, majestad… -Aigán tenía la voz entrecortada, todos pensábamos que Rigel podría haber tenido un final trágico, y Aigán era su discípulo más aventajado-.

            -Esto es lo que haremos, Caballeros… -Mi maestro se puso en pie-. Milo de Escorpión, Albiore de Cepheo y Noésis de Triángulo… Viajaréis hasta la Isla de Andrómeda… Exploraréis cualquier rastro del Caballero de Orión, y si sucede algo allí quiero saberlo de inmediato! Rigel es uno de nuestros Caballeros de Plata más poderosos… y hace poco despareció Orpheo de Lyra sin dejar ni rastro… -Mi maestro parecía preocupado-. Si resulta que hemos perdido también a Rigel nos enfrentaremos a una pérdida irremediable… Habremos perdido a dos Caballeros de Plata en muy poco tiempo.

            Todos los que estábamos allí oíamos las palabras de mi maestro con mucho detenimiento…

            -…Partiréis esta misma noche, que se prepare el viaje!

            -Si, Gran Patriarca! –Contestaron al unísono Milo, Noésis y Albiore-.

            -Respecto a ti, Aigán… -Mi maestro se dirigió al muchacho-. Permanecerás en el Santuario hasta nuevo aviso…

            -Majestad, dejadme ir… mi maestro…

            -No! Ya te he dicho que permanecerás en el Santuario. –Mi maestro parecía molesto-.

            -Pero alteza… Soy precisamente quién conoce la Isla…

            -Aigán… -Mi maestro elevó su tono de voz-. No hay más que hablar… 

            Tras terminar la reunión decidí volver a la Torre, como me indicó mi maestro. Con el final del día de la Diosa todo volvió a la normalidad, Cappio y Crisella me recibieron de muy buen grado, y ambos me felicitaron por mi labor en el Torneo. Todo estaba en orden en la Torre, la biblioteca, mis aposentos… la sala del Chrysos Synegain, todo estaba en orden, así que me tranquilicé…

            Al anochecer, me encontraba en la biblioteca, inmerso en la búsqueda de información… Al parecer era cierto, el último Caballero que portó la armadura de Andrómeda acabó sus días en dicha isla, dejando allí la armadura, oculta. Con el paso de los años, las gentes del lugar comenzaron a llamar a la isla como la Isla de Andrómeda, y desde hace varias generaciones los delincuentes originarios de la Isla de la Muerte iban allí a probar suerte y a intentar recuperar para sí la célebre armadura de Andrómeda.

             Con el paso de los días, también pude informarme del destino de todos los que participaron en el Torneo…

            Mis amigos Mirio y Archenar fueron enviados de nuevo al Templo que se encontraba a los pies del Monte Estrellado, junto a Aigán de Ave del Paraíso. La reconstrucción del Templo iba adelante. Sora de Liebre, la despiadada muchacha que perdió en su combate contra Carola de Paloma, quedando al servicio de la ganadora, había sido nombrada como meretriz de los cuarteles femeninos del Santuario. Estaría a cargo del entrenamiento de muchas chicas que optaban a alguna armadura y se quedaría como maestra junto a Carola, entre ambas habían prometido al Patriarca buscar a las chicas más poderosas del Santuario y entrenarlas a conciencia para convertirlas en fieles a la Diosa, de entre el grupo de mujeres había varias que destacaban por encima de las demás… tres eran las más nombradas, eran Shaina, Geist y Marin, una muchacha japonesa que llevaba un año entrenando y que parecía estar dispuesta a conseguir su objetivo.

            Ryoma se había retirado al Monte Agrónn, a descansar y meditar. Su derrota en la final del Torneo lo había vuelto susceptible, decía que se retiraba temporalmente para seguir entrenando, así no le vencerían entre tres alfeñiques como Tapiró, Hécco y yo. Ryoma era así.

            Los cuatro caballeros del Argos… Talecco, Dígonni, Yamín y Tapiró, permanecieron en el Santuario en sus quehaceres, al igual que Apso de Osa Menor y Dáim del Ciervo.

            La enigmática Yulij de Sextante no aparecía por ningún lado, nadie sabía acerca de ella, sin embargo Cappio se enteró de que había sido enviada a una misión junto a doce soldados del Santuario a Sicilia, ya que allí se rumoreaba que se encontraba el “Espejo de Atena”, uno de los siete magníficos objetos del Legado de la Diosa... Parecía que mi maestro Saga quería recuperarlos.

            También se rumoreaba que Ennetsu de Horno había sido muy castigado por su derrota frente a Hécco en la primera ronda del Torneo… su maestro Gigas, que era una de las manos del Patriarca, le había castigado con cien latigazos, además de sufrir el castigo del Lopus, donde veinte guardias del Santuario lo golpearon hasta que quisieron mientras que él estaba atado. Se dice que permaneció en una celda cerca de diez días… El motivo dado por Gigas fue que su derrota fue frente a Hécco… daba igual que éste hubiese sido el ganador del Torneo, demostrando así ser el más fuerte de éste año, Hécco había sido discípulo de Davo, y resulta que había una historia de por medio entre Davo y Gigas… al parecer, en su juventud habían sido rivales.

            Todos estos asuntos, despertaron en mí ciertas curiosidades que parecían no tener explicación. La armadura de Andrómeda perdida en una Isla, los objetos del Legado de Atena, controversias y rivalidades entre antiguos miembros del Santuario. Armaduras de plata que no se sabía su ubicación correctamente, como las de Grulla y Copa. La traición de Ioros, el Caballero de Sagitario… si no hubiese sido por mi maestro Ioros hubiese asesinado a Atena… Todo lo referente a su traición estaba enturbiado, y más recientemente cuando me enteré de la existencia de Davo, otro traidor implicado en la traición de hace unos pocos años. Quizás, Hécco podría resolverme algunas dudas en ése tema. Así que no lo pensé…

            Indiqué a Cappio que buscara a Hécco y lo trajera hasta aquí, hasta la Torre. Quería hablar con él, le haría contarme la versión de la traición que tenía Davo, a ver si era consciente de todo lo que pasó con su maestro, con Ioros y el posible asesinato de Atena. Cappio volvió al anochecer, diciéndome que había encontrado a Hécco, y que éste le había dicho que al día siguiente volvería a venir a la Torre a hacerme una visita.

            Durante la noche… comí y descansé. Antes de dormir intenté encontrar alguna información acerca de la reparación de las armaduras. Los rumores de que en Yamir había un hombre que las reparaba me llamaba la atención. Mi armadura había quedado dañada tras el último combate del Torneo, y desde que salí de la enfermería mi armadura reposaba en el interior de la caja de Pandora. Una vez más, no encontré casi nada acerca de éste tema, y me dormí con la preocupación del estado de mi armadura…

            A la mañana siguiente desperté con los primeros rayos del sol, me aseé y comí algo, me vestí y me dispuse a esperar la llegada de Hécco.

            Fue a mitad de la mañana cuando llegó el Caballero. Crisella nos preguntó si necesitabas algo y le dijimos que si era así la llamaríamos. Hécco parecía contento, pero su seria fachada no expresaba la alegría como el resto de Caballeros, hablaba animadamente, y charlamos acerca de varios temas… Casi al anochecer se marchó, y tras su partida me dirigí rápidamente a la biblioteca… dispuesto a escribir… y éste fue el resultado…

Traición de Ioros.

            Cuentan en el Santuario, que cierto día el Caballero Ioros, guardián de la armadura de Oro de Sagitario, se reveló… cayendo en la más absoluta deshonra que un Caballero puede caer… Intentó asesinar a la reencarnación de Atena.

            El Gran Patriarca sorprendió al traidor durante una terrible noche. Atena era solo un bebé y descansaba en su cuna, en los aposentos del Santuario. El Patriarca fue a visitarla y fue entonces cuando descubrió a Ioros con una daga en la mano, a punto de asesinar al bebé. Según cuenta, el Caballero de Sagitario era la personificación del diablo en ése momento. Gracias a su increíble poder, el patriarca pudo salvar la vida de Atena y expulsar a Ioros, sin embargo… Ioros logró escapar, quedando el bebé en los brazos del maestro. Desde aquel momento, juró protegerla de toda vista posible, para lograr que creciera ajena a todos los posibles percances. Por eso, Atena se encuentra hoy vigilada y custodiada por las personas necesarias. Se niega ver a nadie aún… Y sus aposentos se encuentran en la máxima discreción.

            En su huída, el caballero Ioros no pasó desapercibido. En aquel momento comenzaron a repicar las campanas de todo el Santuario, indicando una huída. Cuando se supo que la huída la ejerció el Caballero Ioros, el Santuario quedó consternado. Ioros siempre había sido uno de los Caballeros más fieles a la Diosa, y siempre había sido conocido por su nobleza, su bondad y su capacidad como integrante del ejército de Atena.

            Esa misma noche, aparte de la traición de Ioros… Sucedieron más cosas en el Santuario. La armadura de Oro de Sagitario desapareció del lugar igualmente, sabiendo todo el mundo que el Caballero se la llevó. La Diosa Niké, ubicada en la estatua de Atena también desapareció, así como otros dos Caballeros más que ayudaron a Ioros en su huída.

            Se sabe que… Nada más acontecer el intento de asesinato de Atena, Ioros salió corriendo desde las estancias del Patriarca y se dirigió a la Casa de Sagitario. Allí recogió su propia armadura, y dio instrucciones a los sirvientes de la Casa. Indicó a todos que no dijeran nada de su llegada y posterior marcha. Se sabe, debido a que se investigó a los sirvientes posteriormente, que el Caballero envió a su más íntimo sirviente, llamado Abigarco, a la búsqueda de dos Caballeros… Ánix, Caballero de Bronce de Octante, y Davo, Caballero de Bronce de Corona Austral. Ambos debían de reunirse a las afueras del recinto sagrado con él.

            Recientes informaciones nos cuentan que, ambos Caballeros se reunieron con Ioros en el lugar indicado. Los dos eran de los más antiguos Caballeros de Bronce y eran fieles seguidores de Ioros. Éste les convenció para que realizaran cierta misión, e implicó a ambos Caballeros en la mayor traición cometida en los últimos tiempos del Santuario. A continuación se detalla la versión de uno de éstos dos traidores, expresadas por su propio discípulo, el cual se explica en dos partes….

Parte I: La Desaparición de la Diosa Niké.

            No se sabe a ciencia cierta qué fue lo que hizo Ioros mientras sus dos secuaces cometieron el sacrilegio que a continuación se describe.

            Ánix, Caballero de Bronce de Octante, tras recibir las instrucciones de Ioros se puso su armadura. Cuentan que dicha armadura no ha tenido nunca algún portador que aparezca en alguna crónica, ni siquiera se cuentan historias de antiguos Caballeros de Octante, por lo que a día de hoy pocos son los que pueden decir o contar alguna hazaña de éste Caballero.

            Junto a sus discípulos, Ánix recorrió túneles secretos a través de las doce Casas y llegó hasta la estatua de Atena, una vez allí convocó el Origanimium. Dicha invocación sirve para suplicar ayuda a Niké, Diosa de la Victoria. Se cuenta que en ése momento, la estatua de la Diosa Niké despareció de la palma de la mano de Atena y fue recogida por el Caballero, el cual salió huyendo. Mientras escapaba, las campanas del Santuario aún repicaban por todo el recinto, y hasta el último soldado raso salió en busca del traidor Ioros… Una vez ocultada la estatua de la Diosa Niké entre las vestiduras de Ánix, éste se involucró en la búsqueda de Ioros como si fuese uno más que buscaba al traidor, seguido de sus dos discípulos.

            Ya en los lindes del Santuario, rodeados a penas de unos pocos soldados rasos, Dáim, el más joven de los discípulos de Ánix gritó en alto que su maestro estaba ayudando a Ioros y lo delató, debido al miedo. Todos los soldados de los alrededores se dirigieron hacia el Caballero de Octante, pero antes éste le entregó la estatua de la Diosa Niké a su otro discípulo para que terminase la misión impuesta por Ioros e hizo frente a todos los soldados que se acercaban para que su discípulo huyese. Se vió solo frente a una horda de soldados que querían capturarlo.

            Por otro lado, Héctur, el otro discípulo de Ánix salió corriendo con la estatua de la Diosa Niké, dirigiéndose hasta el lugar indicado por Ioros para reunirse con él. Lo último que sintió Héctur en referencia a su maestro fue que éste expandió su cosmos al máximo para ganar tiempo y que el muchacho pudiese cumplir su misión.

            Dáim, vio su error y quiso remediarlo ayudando en la contienda a su maestro, sin embargo fue éste mismo el que lo dejó fuera de combate para no implicarlo, haciendo ver a todos que Dáim lo había traicionado para que no le recriminaran nada, dejando al muchacho herido delante de todos.

            Ánix, comenzó a vencer a los soldados, pero la llegada de otro Caballero puso fin a la contienda. Ése Caballero fue Rigel de Orión, el cual desautorizó a los soldados a seguir combatiendo y fue él mismo el que venció de un solo ataque al pobre Ánix.

            En su huída, Héctur se dirigió a las afueras del Santuario y llegó, sin ser perseguido, a un templo ubicado a los pies del Monte Estrellado, allí debería dejar la estatua de la Diosa a su siguiente portador… Sin embargo, cuando el muchacho llegó allí no había nadie. Davo tendría que haber llegado a aquel lugar, y por el contrario no estaba. El muchacho no supo qué hacer, ni qué paso dar, ya que no podía seguir adelante, y si volvía con la estatua de la Diosa Niké sería asesinado por traición y por cometer el acto del robo. Dos opciones se le pasaron por la mente, abandonar la estatua en el Templo y huir del Santuario, abandonando así la idea de convertirse en Caballero, o seguir esperando…

            En otro lugar del Santuario se encontraba Davo. El lugar era una pequeña cabaña a las afueras del recinto sagrado. Era la casa de Davo, debido a sus hazañas para y por el Santuario le habían premiado hacía tiempo con esa cabaña. Era pobre, pero hospitalaria. Compuesta de tres estancias, se dividía en una habitación dormitorio muy pequeña, una segunda habitación para el hogar, y un pequeño habitáculo para la meditación. En los alrededores de aquel lugar también entrenaba Hécco, un joven que había llegado al Santuario hacía seis meses, el cual llegaba desde los cuarteles al amanecer y se marchaba de aquel lugar con los últimos rayos de sol.

            Davo recogió de entre sus pertenencias tan sólo tres libros, los metió en un saco y se marchó. Nada más salir de la cabaña se puso su armadura y miró por última vez el que fuera su hogar, a sabiendas que no volvería allí nunca más.

            Se dirigió lo más aprisa que pudo hacia el lugar que Ioros le indicó, un antiguo Templo a los pies del Monte Estrellado. Una vez allí recogería una estatua que le entregaría Ánix, su compañero. Por el camino escuchaba el repicar de las campanas y muchas voces en la distancia, buscaban a Ioros. Una vez llegó al Templo se encontró con Héctur, un joven discípulo de su amigo Ánix. Allí, el joven le explicó que su compañero de entrenamientos Dáim había traicionado a Ánix, y que lo último que vio de su maestro fue la contienda con los soldados del Santuario. Recogió la estatua de la Diosa Niké y la introdujo en la bolsa junto con los tres libros. Se despidió del joven y marchó a prisa. Le dijo al muchacho que huyese del Santuario y corriese hasta un lugar seguro.

            Davo se dirigió al punto de encuentro con Ioros. Una vez con él se sorprendió de ver al Caballero con un bebé en los brazos y le hizo jurar a Davo que jamás dijese una sola palabra de que lo había visto, y mucho menos que mencionase al bebé. El Caballero de Bronce le entregó la bolsa que llevaba y Ioros la abrió para inspeccionarla. Al ver los libros quedó sorprendido.

            -Caballero… Estos libros no los debo llevar encima, pertenecen al Santuario.

            -Lo sé, Ioros… -Contestó Davo-. Pero si se enteran de que te hemos ayudado nos mataran por traición! Debes llevártelos, no deben caer en malas manos! Ya sabes lo que implican.

            -Davo… -Ioros puso una mano en su hombro-. No me los llevaré… Este bebé es muy importante para la humanidad. Si os pedí ayuda para obtener la estatua de la Diosa Niké es porque es tan importante… No se debe separar de éste bebé…

            -Pero Ioros… si me los vuelvo a quedar yo… y me descubren… déjame ir contigo, te ayudaré!

            -No, Davo… -Lo consoló el Caballero dorado-. Debes quedarte, piensa en Hécco, tu nuevo discípulo, hazlo al menos por él… Esconde los libros en algún lugar, donde nadie nunca jamás los encuentre, y vive….Vive! Vamos, márchate!

            El Caballero Ioros, con su armadura en la espalda, se despidió de Davo y se marchó…

            Instantes más tarde, cuando regresaba de camino al Santuario, Davo tuvo un encuentro.

            -Caballero, alto!

            Davo se frenó en seco, se giró y vio en la oscuridad de la noche un reflejo dorado. Era Shura, Caballero de Oro de Capricornio.

            -¿De dónde vienes? –Le preguntó a Davo-.

            -¿Qué? –Davo se puso muy nervio-. He estado inspeccionando la zona… por si encontraba a Ioros…al traidor!

            Shura lo miró fijamente, tan sólo unos instantes, y supo que estaba mintiendo.

            -Mientes! ¿De dónde vienes? Contesta!

            El Caballero de Oro se acercó unos metros hasta Davo, exigiéndole la respuesta. En uno de sus hombros colgaba el saco, y en el interior del saco estaban los tres libros que Ioros no quiso llevarse.

            -Ya te he contestado, Caballero. No miento.

            Tras unos segundos en los que Shura no le quitó ojo de encima a Davo, éste habló.

            -Está bien… Vuelve al Santuario!

            -Si!

            Salió corriendo en dirección al interior del Santuario, dejando al Caballero de Capricornio por detrás… prácticamente en la misma dirección en la que Ioros se había marchado.

            Antes de llegar a los límites del recinto, Davo se detuvo en un terreno lleno de maleza y hierbas silvestres y allí escondió los libros bajo tierra. Luego ocultó la zona y se dispuso a volver al Santuario, para participar posteriormente en la búsqueda del traidor Ioros, como uno más de los soldados…

 

Hasta aquí el capítulo 13, espero que os haya gustado. Quedo a la espera de vuestros comentarios. Gracias!



#52 Patriarca 8

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Publicado 23 octubre 2014 - 20:34

creo que Sora de Liebre sera la maestra de Shaina y Geist 

me agrado que hayas amplificado la historia de aioros que parece que guarda muchos misterios


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Publicado 24 octubre 2014 - 08:39

creo que Sora de Liebre sera la maestra de Shaina y Geist 

me agrado que hayas amplificado la historia de aioros que parece que guarda muchos misterios

 

Gracias T-800, por seguir ahí capítulo a capítulo!

 

Jajajaja, no eres el 1 que me dice lo de Sora! jajajajaja.

 

El tema de la traición de Aioros siempre me ha cautivado, ya que no disponemos de muchos datos relacionados con el tema... por eso se me ocurrió, jejeje.

 

En el siguiente capítulo, que es la parte 2, también seguimos con el mismo tema... pero enfocado a otro asunto, jejeje.

 

1 saludo, camarada!


Editado por andromeda32, 24 octubre 2014 - 08:43 .


#54 andromeda32

andromeda32

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Publicado 27 octubre 2014 - 10:17

Hola a tod@!

 

Han pasado unos días desde el capítulo 13 y por fin tengo el 14! Es un capítulo cargadito de mucha información...así que leedlo detenidamente. Espero que os guste!!

 

Capítulo 14: La traición de Aioros.

 

Parte II: Juicio de traición.

 

            Cinco días después del fatídico intento del asesinato de Atena, Davo y Ánix se encontraban en una celda, en los calabozos del Santuario. Las ratas caminaban entre los pies de ambos Caballeros, recubiertos de mugre. El lugar apestaba a moho, descomposición y a cadáver. El sonido que allí se oía eran los lamentos de los presos, muchas veces dejados allí y olvidados por sus carceleros, hasta que se pudrían.

            Los dos amigos se encontraban maniatados, amordazados y heridos. Ánix fue severamente castigado por Rigel de Orión, y luego apresado para ser llevado a los calabozos… Por otro lado, Davo no llegó ni al interior del Santuario, unos minutos después de haber ocultado los tres libros entre la maleza, Shura de Capricornio lo apresó y lo entregó a los soldados para que lo trajeran igualmente a los calabozos.

            Tras diez días fueron sacados aún con vida de los calabozos, pero su aspecto era horrible… Debido a las heridas que Rigel le infirió, Ánix tenía septicemia en la sangre, ya que no tuvo ni siquiera agua para lavar sus heridas y el Caballero sabía que moriría debido a la infección en la sangre. Su piel era violácea, y sus heridas aún abiertas olían a muerto.

            Davo, aunque hambriento y famélico, sólo tenía una pequeña contusión, ya que Shura sólo lo dejó inconsciente, luego lo entregó a los soldados y fue entonces cuando lo hicieron prisionero.

            Una vez fuera de la celda fueron llevados a un habitáculo, donde fueron alimentados y aseados en parte, sobre todo Ánix, ya que tenían que estar presentables. Ambos seguían atados de pies y manos con cadenas, sin sus respectivas armaduras y amordazados. Se les ató una cuerda uniendo entre sí a cada Caballero y de las dos cuerdas tiraba Jaggy, un enorme muchacho, casi dos veces más alto que cualquier hombre, era rubio y le faltaban bastantes dientes, un monstruo.

            -¿A dónde nos llevan? –Preguntaba Davo, sin embargo nadie le respondió-.

            Lo único que los dos Caballeros oyeron durante su caminar fueron los gritos e insultos que todos en el Santuario les decían. El camino fue lento, y hasta en tres ocasiones Davo fue golpeado con piedras en su cabeza. Ánix caía al suelo constantemente debido a su debilidad, sin embargo Jaggy tiraba de la cuerda y lo ponía en pie.

            Tras unas dos horas recorriendo el Santuario a pie, y siendo tirado por el monstruoso Jaggy, Davo supo a dónde lo llevaban. A lo lejos del camino que estaban transitando, se veía la Torre del Reloj. Justo cuando llegaron allí le desataron los pies y les quitaron las mordazas.

            Jaggy no llegó a entrar, los dejó en manos de Aldebarán de Tauro, el cual estaba esperando la llegada de los dos Caballeros.

            Cuando Aldebarán vio el estado en el que se encontraba Ánix su expresión cambió. Davo vio el dolor en los ojos del Caballero, ya que precisamente era Aldebarán el que había tenido más trato con el Caballero de Octante, junto con Aioros.

            -Acompañadme, los dos. –Dijo-.

            Cuando Ánix y Davo entraron en el interior de la Torre se quedaron perplejos. Allí estaban el Gran Patriarca, cuatro Caballeros de Oro, los cuales eran Aldebarán, Shura, Camus y Afrodita. También estaban presentes Rigel de Orión, Noésis de Triángulo, Orpheo de Lyra y el sirviente más cercano del Patriarca, Nicole. Además, se encontraba presente en la sala la Guardia Personal del Patriarca, compuesta de los siete soldados más fuertes de todo el Santuario, denominados como capitanes de los ejércitos de la Diosa.

            Davo y Ánix fueron colocados en el centro de la sala del Chrysos Synegain, mientras que todos los nombrados anteriormente se encontraban sentados en los tronos de la sala, cada Caballero con su armadura puesta.

            Desde el punto de vista de uno de los acusados, aquel juicio fue una sarta de mentiras y acusaciones, sin duda una pantomima creada para desprestigiar a ambos Caballeros.

            Davo no dijo absolutamente nada acerca de Aioros, ni del bebé que éste llevaba en sus brazos cuando lo vio. Ni siquiera dijo nada acerca de lo relacionado con los libros que él mismo había ocultado. Por otro lado, un Ánix más muerto que vivo confesó que él fue el único implicado en la traición del Caballero de Sagitario. Exculpó de toda culpa a Davo, confesando ser él ayudante del renegado.

            El veredicto del Gran Patriarca no se hizo esperar. Condenó a morir de hambre en una celda a Ánix, mientras que Davo debía entregar su armadura al Santuario y marcharse para siempre del lugar.

            Entre lágrimas, Davo pidió poder llevarse consigo a Hécco, su discípulo, prometió convertirlo en Caballero y hacer de él un digno feligrés de Atena. Se le concedió tan sólo un día para marcharse del Santuario, pasadas esas horas moriría a manos de los soldados si no se había marchado aún.

            Esa misma noche, Davo de Corona Austral dejó de ser para siempre un Caballero. Se marchó del Santuario, llevándose consigo a Hécco, y haciendo una última cosa…

            Justo antes de marcharse, recuperó los libros del lugar donde los había escondido y recordó las palabras de su amigo Aioros… “No deben salir del Santuario, escóndelos.”… “Éstos libros pertenecen al Santuario…”. El único lugar donde quizás permaneciesen más ocultos a ojos ajenos era la propia biblioteca del Santuario. Entre tanto libro se ocultarían mejor, quizás si los encontrasen no llamarían tanto la atención de estar en una biblioteca. Así que Davo ocultó los libros en la Torre del Reloj.

            Posteriormente, se marchó del lugar.

            Cuando logré terminar las dos partes de ésta crónica me di cuenta de que estaba amaneciendo. Los primeros rayos de sol iluminaban la cúspide del Monte Agrónn, y el reflejo sobre la superficie del Rio que nacía de su interior convertían el paisaje en una auténtica maravilla.

            Enrollé los dos manuscritos que acaba de terminar de escribir y les busqué una buena localización en la biblioteca.

            El día anterior, Hécco me había dejado estupefacto al contarme la historia de los libros y el destierro de su maestro, Davo. Se mostraba afligido al contarla, así como cuando dijo que nunca jamás, su maestro, no le había contado nada más acerca de Aioros, ni del asesinato a Atena, nada más… Tan solo dicha historia.

            Hécco tenía su propio punto de vista respecto al asunto, pero por respeto al Caballero no dejaré escrita aquí su opinión.

            Los días sucedieron uno tras otro, yo me encontraba en la Torre y cada día permanecía en la biblioteca poniendo en orden cientos de pergaminos, dividiendo y separando los libros que eran sobre conocimientos de los de historia, así como de remedios curativos y de técnicas de meditación. Cappio me ayudaba con todo, a pesar de no poder hablar era un excelente ayudante. Mientras, Crisella cumplía con sus quehaceres. Me acostumbraba a mi situación sin más pesar que el disfrute por la lectura, por el conocimiento, así como de la copia de papiros y pergaminos antiguos.

            Semanas después, sin que hubiese tenido alguna visita, o contacto con el Patriarca, llegó a la Torre Albiore de Cepheo.

            Fue una grata sorpresa el verlo sano y salvo. Acababa de volver de Etiopía, de la Isla de Andrómeda. Milo del Escorpión, había ido directamente a la Sala del Gran Patriarca, para informar a mi maestro de todo lo referente a la misión. Por otro lado, Noésis de Triángulo se había dirigido al Monte Estrellado, al Templo donde se encontraban Mirio, Aigán y Archenar para informarles tristemente que no habían encontrado ni rastro de su maestro, ni tampoco de la armadura de Orión. Rigel se había esfumado de la faz de la Tierra, al igual que unas semanas antes lo hiciera Orpheo de Lyra.

            Albiore, sin embargo, vino a verme para pedirme ayuda. Quería solicitarle al Gran Patriarca una tremenda petición, y para ello quería mi consentimiento y aprobación previamente.

            El Caballero de Plata creía haber encontrado la célebre armadura de Andrómeda, escondida en la Isla por su último poseedor. Quería obtener el permiso de mi maestro para desplazarse hasta allí y permanecer al cuidado de la Isla, como maestro. Para ello Albiore quería llegar más lejos aún, quería pedirle al Patriarca la posibilidad de llevarse varias armaduras de Bronce, y tener así un pequeño campo de entrenamiento en la Isla, donde Albiore fuese el maestro. Allí enseñaría a sus discípulos a despertar el cosmos y poder dominarlo para obtener una armadura y defender así al Santuario.

            Me quedé perplejo ante tal idea. Habíamos perdido a dos Caballeros de Plata recientemente, y Albiore quería marcharse y asentarse en la Isla de Andrómeda para servir como maestro al Santuario, y para colmo quería llevarse algunas armaduras de Bronce. Sin duda, mi maestro se enfrentaría ante una terrible decisión… Por un lado perderíamos a Albiore también como defensor del Santuario, pero por otro lado seguro que en pocos años llegarían nuevos defensores de la mano del Caballero del Plata.

            -¿De cuantas armaduras estás hablando? –Le pregunté a Albiore-.

            -En mi cabeza tengo pensado que unos diez muchachos sería más que suficiente, pero podría llevarme unas cinco o seis armaduras de Bronce, más la que está en la isla… Podríamos obtener en pocos años la ayuda de otros siete Caballeros de Bronce…

            -Albiore…con todos mis respetos, pero… ¿Estás seguro de plantearle ésto al Gran Patriarca?  

            -Si… confío en mí. Creo que puedo lograrlo, solo serán unos años, así también protegeré la Isla de cualquier ataque enemigo. Y protegeré las armaduras con mi vida.

            -Si es así… te apoyaré. ¿Has pensado en qué armaduras te llevarías?

            -Si… Casiopea, Tucán, Pez Austral, Zorro, Delfín y Camaleón.

            -¿Por qué esas armaduras en concreto, Caballero de Plata?

            -Porque Etiopía está en el sur del globo terráqueo y casi todas esas armaduras representan a constelaciones del Hemisferio sur.

            -Está bien…

            Dos días después, me dirigí a ver a mi maestro, dispuesto a acompañar a Albiore en su petición. Mi maestro puso el grito en el cielo ante tal idea, pero cambió de parecer gracias a las palabras de Albiore y Noésis, el cual también apoyaba la iniciativa. Ambos Caballeros eran muy amigos, y durante los primeros seis meses el Caballero del Triángulo acompañaría a Albiore como parte de la misión. Una vez aceptada la propuesta se realizaron los preparativos del viaje, un gran barco saldría desde Grecia y portaría las armaduras de Bronce que se entregarían al Caballero de Cepheo.

            Las armaduras de Casiopea, Camaleón, Zorro, Delfín, Pez Austral y Tucán se colocaron en un gran carruaje para ser transportadas al barco desde la Torre del Reloj. Una vez en el barco, serían escoltadas por el propio Albiore, por Noésis y por Milo, el cual volvía solo como acompañante y volvería nuevamente tras la llegada a la Isla.

            Fue extraño ver cómo seis cajas de Pandora abandonaban la Torre y dejaban vacios sus huecos en la sala del Chrysos Synegain. Seis armaduras menos que custodiar, las cuales serían portadas, junto a la célebre armadura de Andrómeda, por discípulos que serían enseñados por Albiore. Esperaba con todo mi corazón que Albiore cumpliese con su nueva misión.

            También por aquellos días fueron entregadas dos armaduras de Plata más… los Caballeros Misty y Argetti vinieron para llevarse las armaduras de Lagarto y Hércules, respectivamente. Quedando reducido el número de armaduras de Plata a trece. Santa Atena… conforme pasaba el tiempo el número de armaduras en la Torre del Reloj disminuía favorablemente. Si alguna vez el ejército de Atena tenía que entrar en guerra seríamos muchos los que pudiéramos defender a la Diosa y al Santuario para nuestro bien.

            Justo un mes después del Torneo de Bronce volví a ver a Ryoma. Llegó a la Torre a hacerme una visita. Todo este tiempo había permanecido en el interior del Monte Agrónn con permiso del Patriarca, fortaleciendo su cosmos. Me preguntó acerca de muchos temas, sobre todo quiso indagar en el asunto de las desapariciones de Orpheo de Lyra y de Rigel de Orión, sin embargo por muchas vueltas que ambos diéramos al asunto no llegábamos a ninguna conclusión. Crisella nos preparó comida para los dos y pasamos un día juntos, recordando de nuevo nuestros días en los campos de entrenamientos.

            Cuando le hablé del asunto de los libros de Davo, Ryoma hizo hincapié en verlos, en leerlos y en conocer todo acerca de sus escritos. Pero comprobó que jamás nunca le diría nada al respecto, al menos de momento. Ni siquiera había querido buscar los libros que estaban ocultos en la biblioteca. Yo no conocía el contenido de aquellos libros, Hécco tampoco, su maestro nunca le contó qué eran aquellos tres libros.

            Aioros fue un traidor, pero sí hizo que Davo no sacase ésos libros del Santuario, ya que pertenecían al lugar. Así que, aunque Aioros traicionase los ideales de la Caballería, ésos libros debían de ser sumamente importantes para la protección del Santuario. Hice jurar y perjurar a Ryoma que no diría nada acerca de los libros, ni siquiera a Mirio o Archenar…

            Tras pasar aquel día junto a mi amigo Ryoma, me dispuse a indagar en la biblioteca una vez más… Ryoma había descansado y aumentado su cosmos en el interior del Monte Agrónn, más yo no volví a mis entrenamientos durante aquel primer mes desde el Torneo, aunque sí que buscaba con frecuencia libros en los que explicaban técnicas antiguas, y sí que practicaba dichas técnicas en el interior de la sala más alta de toda la Torre, en la sala del Reloj…

            Una de aquellas mañanas llegó hasta la Torre un soldado con una misiva de mi maestro. Era una orden firmada con el sello del Patriarca. Cuando abrí aquel pergamino y leí lo que en él había escrito mis manos empezaron a temblar. Tan sólo dos palabras habían escritas… Chrysos Synegain…

            Por protocolo de mis quehaceres debía preparar la Torre para una reunión así. Sería al día siguiente, por la noche… Los doce Caballeros dorados se presentarían en la Torre, en mis aposentos… Santa Atena!

            ¿A qué se debía aquella reunión tan particular?

            Localicé en seguida a Crisella y a Cappio y entre los tres dispusimos las tareas a realizar. La sala se dejó impecable, se extendieron las alfombras, se limpiaron las ventanas, todas las velas de la estancia fueron sustituidas por otras nuevas, las lámparas fueron repuestas de aceite para ser utilizadas. La estancia fue perfumada con rosas… y envié a Cappio a Rodorio, a que comprase un buen vino y algunas uvas, para amenizar la reunión.

            Estaba seguro de que mis sirvientes y yo no podríamos permanecer en la Torre durante el tiempo que durase la tertulia, pero quería que la Torre estuviese lista para cualquier desavío. Era la primera vez que se convocaba el Chrysos Synegain desde que yo formara parte de la Caballería, y quería que todo estuviese perfecto para la ocasión.

            Durante la noche y el día siguiente me dispuse a pasarlo en la biblioteca, dispuesto en mis labores como Caballero de Reloj…

            Al caer la noche del día de la cita subí hasta lo más alto de la Torre. Salté y me coloqué en el pedestal que se encontraban las cuatro esferas del Reloj, fue entonces cuando abrí la caja de Pandora y me coloqué mi armadura. Para mi sorpresa, el peto estaba en perfectas condiciones… Parecía que no hubiese sido dañado durante la final del Torneo. ¿Cómo sería posible aquello?

             Intensifiqué mi cosmos y haciendo alarde de mí poder encendí las cuarenta y ocho esferas de luz, las cuales indicaban que algo ocurría en el Santuario. Instantes después se oyó por todo el Santuario un repicar de campanas, como una melodía alegre que indicaba algún acto desarrollado por el Gran Maestro del Santuario. Despedí de la Torre a Cappio y a Crisella, y ambos se dirigieron a las estancias de Palacio, a donde permanecían los sirvientes. Allí pasarían la noche y a la mañana siguiente volverían a sus quehaceres diarios a la Torre.

            Yo, por mi parte, me dispuse a esperar en la puerta de la Torre a que llegaran los doce Caballeros de Oro, acompañados por mi maestro, el Gran Patriarca. Nunca había conocido a los doce legendarios Caballeros, los más fuertes de entre los ochenta y ocho guardianes de la Diosa. Conocía a Milo de Escorpión, y durante el Torneo y la reunión que mantuve en palacio pude conocer e identificar a Shura, Caballero de Oro de Capricornio, Aldebarán de Tauro, Camus de Acuario, Máscara de la Muerte de Cáncer y conocía que el Caballero de Piscis se llamaba Afrodita, así como el nombre del Caballero de Virgo, Shaka… pero no conocía en persona a ninguno de éstos dos Caballeros, así como tampoco sabía nada acerca de los Caballeros de Aries, Géminis y Libra… y aún había una armadura dorada en la Torre que no pertenecía a nadie por el momento, la armadura de Oro del signo del León. Si sumábamos la falta de la armadura de Oro de Sagitario… Doce signos de Oro… Justo conocía a la mitad…

Chrysos Synegain.

 

            Justo con los últimos rayos de Sol sobre el cielo, el Patriarca venía acompañado de alguno de los guardias de palacio. En la puerta de la Torre se despidió de ellos, me saludó estrechándome la mano y se dispuso a entrar en la sala del Chrysos Synegain… Por lo que conocía a mi maestro pude ver que se encontraba preocupado por algo.

            -Sube a tus aposentos, Enol… -Me dijo entrando por la puerta-. Es una orden…

            Me quedé cortado ante la frialdad de mi maestro para conmigo. Simplemente obedecí y comencé a subir las escaleras. Pensé en que si me dirigía a mis aposentos escucharía completamente todo. La sala del Chrysos Synegain era muy alta, y sus paredes en forma de cilindro provocaban un sonido acústico muy elevado… Si, además mi habitación no tiene puerta… Estaba inquieto.

            -Bienvenido… -Oí, saliendo de mis pensamientos. Era la voz de mi maestro…-. Caballero de Oro de Cáncer, Máscara de la Muerte.

            Santa Atena, el primero en llegar fue el Caballero de la cuarta Casa, el Caballero de Oro de Cáncer, sin dudas el más déspota y despiadado de entre los doce Caballeros de Oro.

            -Buenas noches, Gran Patriarca. –Dijo Máscara de la Muerte, alto y claro-. Veo que los demás Caballeros de Oro no han tenido aún la osadía de llegar a la hora acordada.

            -Deberías abrir bien los ojos antes de hablar, Caballero de Cáncer.

            Oí una voz que no logré identificar, parece ser que en la Sala ya se encontraba otro Caballero que ni mi maestro ni Máscara de la Muerte había visto.

            -Bienvenido, Shura… Caballero de Oro de Capricornio. –Volvió a hablar mi maestro-. Ocupad vuestros asientos!

            Pude oir más débilmente como los dos Caballeros de Oro se dirigieron a sus asientos y se sentaron, primero uno, luego el otro. En ese momento, hubo un silencio que ninguno de los tres hombres rompió, parece ser que poco se tenían que decir estos dos Caballeros. Pasados unos minutos pude oir cómo desde la distancia llegaban unos pasos hasta el interior de la Sala.

            -Buenas noches Gran Patriarca, buenas noches…Caballeros. –Dijo una voz-.

            -Bienvenido, Afrodita, Caballero de Oro de Piscis…

            Justo cuando el Caballero de Piscis se sentaba en su trono llegó a la Sala otro Caballero.

            -Sé bienvenido, Camus… Caballero de Acuario…

            El Caballero de Acuario, Camus… Éste hombre me dejó boquiabierto cierto día en mis entrenamientos. Mi maestro se encontraba explicándome la teoría de la técnica conocida como “La técnica del Sable del Samurái”, y llegó Camus. Mi maestro me presentó como su discípulo y el Caballero me tendió la mano. Fue cuando miré sus ojos y vi a través de ellos, pude sentir que estaba ante un hombre excepcional, de alto carácter y nobleza. Me pareció un hombre realmente admirable.

            -Toma tu asiento… -El Caballero de Acuario se sentó y mi maestro siguió hablando-. Bien, ya estamos todos los que componemos esta noche el Chrysos Synegain…

            Yo fui el primer sorprendido, pero los cuatro Caballeros que ocupaban sus asientos alzaron la voz pidiendo explicaciones a mi maestro acerca del por qué comenzaba ya la reunión cuando faltaban ocho Caballeros de Oro… Tan sólo había cuatro de los doce que componían la orden más poderosa de Atena.

            -Tranquilizaos, mis Caballeros… -Mi maestro habló por encima de ellos-. Ahora mismo sois los únicos que estáis presentes en el Santuario…

            -Pero, ¿Dónde están Aldebarán y Milo? –Preguntó con una voz muy dulce el Caballero de Piscis-.

            -¿Y el que llaman el Caballero más cercano a Dios? Ja, ja, ja… -Ironizó Máscara de la Muerte-.

            -Tampoco han venido los Caballeros de Aries, Géminis ni Libra, majestad? –Fue Shura el que habló-.

            -Calmaos, como todos sabéis… El Caballero Aioros es un traidor, y abandonó el Santuario llevándose consigo la armadura de Sagitario. La armadura de Oro de Leo aún no ha sido asignada. Por lo que es imposible que ambos Caballeros estén presentes…

            -Pero majestad… -Preguntaba Shura-. ¿Dónde están los Caballeros de Aries, Géminis y Libra? Pensé que al fin conocería a los Caballeros de Aries y Libra y quizás, que el Caballero de Géminis hubiese vuelto.

            -Shura… -Habló mi maestro-. El Caballero de Libra no atiende a mis llamadas… Según nuestros datos se encuentra en Los cinco Picos de China, pero no contesta a las misivas, creo que tendré que enviar a algún explorador para intentar dar con él. La armadura de Aries se encuentra en Jamir, y su nuevo poseedor es un hombre llamado Mo, sin embargo se niega a venir al Santuario y mostrar sus respetos a la Diosa. No sé a qué es debida esa conducta. Por último, sabéis todos que el Caballero de Géminis se encuentra en una alta misión en los confines del mundo, y es tan importante su misión como para no poder estar presente en una reunión de tan alta categoría, lleva varios años involucrado con el asunto y por el momento no volverá al Santuario.

            -¿Y dónde está Shaka, el Caballero de Virgo? –Preguntó Afrodita-.

            -Podéis estar tranquilos en cuanto se refiere a Shaka. Cierto es que ha faltado a la reunión, pero me escribe desde la India, se encuentra inmerso en sus meditaciones, y podemos estar seguro que es uno de los defensores de Atena más fieles…

            -¿Y Milo y Aldebarán?

            -Milo de Escorpión se encuentra en una misión, se dirige a la Isla de Andrómeda, aunque regresará pronto. Aldebarán de Tauro partió ésta mañana del Santuario, le he enviado a Sicilia, ha habido algunos problemas allí y lo he enviado para solucionarlo.

            -¿Qué ha ocurrido en Sicilia para que vos tengáis que enviar a un Caballero de Oro? –Preguntó Shura-.

            -Tras el Torneo de Bronce, Caballeros… -La voz de mi maestro se volvió un poco frágil-. Envié a Yulij, portadora de la armadura del Sextante, a una misión a Sicilia. Tan sólo iría a buscar información respecto a uno de los Siete Legados de Atena, El Espejo. La misión era sólo de reconocimiento, y le dije a Yulij que no se viera envuelta en ningún percance. Sin embargo, la última carta que envió desde allí era para informarme que se dirigía a unas antiguas ruinas, siguiendo la pista del Espejo. Desde entonces no hemos tenido noticias de Yulij, sin embargo envié a ocho soldados a seguir la pista de la desaparición de la muchacha y tampoco he tenido noticias de ellos desde que se dirigieran a las mismas ruinas. Por eso he enviado a Aldebarán.

            -Aldebarán llegará y solucionará el asunto… –Habló Máscara de la Muerte-. De todas maneras si esa chiquilla está muerta tampoco perderemos gran cosa… se trata de una de Bronce…

            -Loco… -Le insultó mi maestro-. Yulij es la única de entre los Ochenta y Ocho Caballeros  que es capaz de ver el futuro en las estrellas… ¿Acaso no sabes que es la única, aparte de mí, con permiso de la Diosa para subir al Monte Estrellado?

            -Oh, vamos…Gran Patriarca, tampoco es para ponerse así…

            -Eres despreciable, Caballero de Cáncer… -Fue Camus el que habló-.

            -Silencio! –Ordenó mi maestro-. No os he convocado al Chrysos Synegain para que discutamos entre nosotros! La conclusión es que sois cuatro de los doce Caballeros de Oro que estáis presentes y vamos a comenzar… ¿Estáis de acuerdo?

            Todos los presentes afirmaron de algún modo, y mi maestro siguió hablando…

            -Caballeros, he convocado esta reunión para debatir varios asuntos y quiero empezar por el que más me apremia de manera personal… Aioria, el hermano menor de Aioros, se dispone a tomar posesión de la armadura de Oro de Leo…

            -Pero… si es el hermano de un traidor!! –Protestaron Shura y Máscara de la Muerte, alterados-. Yo mismo aniquilé a Aioros cuando intentó huir del Santuario! –Concluyó Shura-.

            Santa Atena… Aioria, el hermano de Ioros… Caballero de Oro de de Leo…

            -Silencio! El destino así lo ha querido, y Aioria también tiene que asumir su pasado, sin embargo ha nacido bajo dicha constelación y su cosmos así lo demuestra. El asunto no era para debatirlo, sólo era meramente informativo. Necesitamos que todos los Caballeros al servicio de la Diosa estén listos en caso del anuncio de una nueva Guerra Santa… Así que cuanto antes esté completa la orden de Caballeros de Oro mejor, además… Aioria es digno de Atena, así me lo ha hecho saber ésta en sus aposentos…

            -¿Cómo se encuentra nuestra Diosa, Gran Patriarca? –Preguntó Camus-.

            -Se encuentra en sus aposentos, bien, pero se niega ver a nadie más de momento.

            -Parece ser que a la joven Atena le cuesta salir de la recámara… -Máscara de la Muerte ironizaba-.

            -Muestra más respeto, Caballero! –Shura parecía enfadado-. Estás hablando de nuestra Diosa Atena, y debes guardar tus formas para hablar así de la que deberías tener más devoción…

            -Silencio! –Mi maestro cortó el asunto, ya que parecía que Shura se había enfadado realmente, y por el favor de su Diosa, éste Caballero era capaz de presentar batalla incluso dentro de la sala donde se encontraba-. No os he convocado para que entréis en disputas… El asunto de la entrega de la armadura de Leo ya está confirmado, y así se hará…

            Durante unos instantes, la Sala se quedó en silencio. Parecía mascarse la tensión cada vez que el Caballero de Cáncer abría la boca.

            -El siguiente asunto es el relacionado con las desapariciones Orpheo de Lira y de Rigel de Orión…

            -Hemos perdido a dos Caballeros de Plata en muy poco tiempo. –Dijo Afrodita con su dulce voz-. ¿Qué haremos al respecto, Gran Patriarca?

            -Veréis… hace pocos días hemos recibido la llegada de dos Caballeros de Plata más al Santuario, son Misty de Lagarto y Arghetti de Hércules… Y hoy mismo he recibido desde diferentes puntos la llegada de tres cartas, en ella se nos informa de la llegada de otros tres Caballeros de Plata más, sus llegadas serán inminentes. Son Moses de Ballena, Argol de Perseo y Damián del Cuervo.

            -Cinco Caballeros de Plata, son buenas noticias para la Diosa. –Dijo Camus-.

            -Así es… -Afrodita tenía en sus manos una rosa de color roja, y desde la sala me llegaba su suave perfume-. Si tenemos en cuenta que el Santuario dispone ahora mismo de un número de diecisiete Caballeros de Bronce, podemos asumir que nuestro ejército está casi a la mitad… 

            -Así es… También quiero aprovechar para informaros de que Albiore, Caballero de Plata de Cepheo se dirige a la Isla de Andrómeda, junto a seis armaduras de Bronce.

            -¿Cómo? ¿Habéis permitido que se llevase seis armaduras de Bronce consigo? –Máscara de la Muerte parecía indignado- Perdemos dos fuertes Caballeros de Plata y para colmo Albiore se marcha llevándose consigo seis armaduras de Bronce… No creo que así el Santuario esté completamente defendido si se avecina una nueva Guerra Santa, Patriarca…

            -Silencio! –Arremetió mi maestro-. Albiore está preparado para afrontar tal empresa, no hay duda de que cumplirá con su deber y pronto tendremos en el Santuario nuevos Caballeros de Bronce que vendrán de la mano de éste. No tenéis que olvidar que Albiore de Cepheo os iguala en fuerza a vosotros, los Caballeros de Oro! Además… Albiore dice creer haber encontrado la perdida armadura de Andrómeda…

            -¿Cómo? –Preguntó Shura- ¿La armadura de Andrómeda?

            -Así es… -Mi maestro respondía-. Una de las armaduras que se encuentran perdidas desde hace varias generaciones… Parece ser que se encuentra en Etiopía, en la que llaman La Isla de Andrómeda, por eso se dirige hasta allí…

            -Pienso que es buena iniciativa… -Dijo Camus, pausadamente-. Albiore es realmente un digno sirviente de Atena, y estoy seguro que su poderoso sentimiento hacia la Diosa calará en sus futuros discípulos. Creo que será muy buen maestro.

            -Gran Patriarca… -Dijo Shura-. Al mencionar la armadura de Andrómeda no se me va de la mente la idea del resto de las armaduras que se encuentran perdidas… Aioros, en su huida, se llevó del Santuario la armadura de Sagitario, tras las desapariciones de Orpheo y Rigel también hemos perdidos las armaduras de Lira y de Orión, desde hace varias generaciones el Santuario ha perdido algunas armaduras, y otras no se sabe ni dónde están…

            -Por eso… -Mi maestro explicó-. He estado meditando la idea de que un grupo de Caballeros saliese en expedición por diferentes lugares del mundo para encontrar el máximo número de armaduras perdidas… Este es otro de los puntos a citar en la reunión…

            -Gran Patriarca, piensa usted crear un grupo de Caballeros que viajen por todos los lugares… -Preguntó Afrodita-.

            -Así es… Pienso que la mejor manera de hallar las restantes armaduras de Atena es enviando a un grupo de Caballeros, compuesto de cuatro integrantes…

            Puse especial atención en aquellas palabras…

            -¿Ha pensado ya en quiénes formarán dicho grupo? –Quiso saber Máscara de la Muerte-.

            -Creo haber escogido la mejor de las opciones… Los cuatro Caballero del Argos… Tapiró, Dígonni, Yamín y Talecco…

            -¿Los discípulos de Aldebarán? –Se intrigó Shura-.

            -Si… entre los cuatro hacen uno de los mejores equipos de combate y de investigación que poseemos en el Santuario.

            -Bien… ésa idea es perfecta, -Sentenció Camus-. Los Caballeros del Argos han demostrado estar a la altura de los acontecimientos. El Torneo de bronce demostró que tenemos buenos y cualificados Caballeros, a pesar de que sean de bronce.

            Santa Atena… Tapiró, Yamín, Talecco y Dígonni se marcharían del Santuario en expedición, y recorrerían diferentes lugares del mundo en busca de las armaduras perdidas del ejército de Atena.

            Me encontraba sentado en el suelo de mi habitación, intentando no hacer ruido. La reunión estaba siendo de lo más significativa, y comprobaba que el Patriarca la celebraba para poner al día diferentes asuntos, sin embargo hasta el momento no entendía por qué mi maestro había convocado aquella reunión…

            -Bien… Caballeros, -Continuó mi maestro-. El último punto de la reunión es el más importante…  Se ha informado al Santuario de que en una pequeña Isla de Grecia a aparecido un monstruo mitológico…

            -¿Cómo… -Los Caballeros de Oro preguntaron casi todos al unísono, hasta yo mismo me asusté un poco-.

            -Así es… Sora de Liebre, la cual es sirvienta de Carola de Paloma ha ido a investigar, para averiguar si es cierto lo que dicen… Parece ser que la Hidra de Lerma ha vuelto a la vida!

            -¿Cómo es eso posible? –Preguntó Camus-. Según los libros que Degel, el antiguo Caballero de Acuario dejó en el pasado en la biblioteca de la Onceava Casa, las doce criaturas mitológicas fueron destruidas…

            -Parece ser que no es así… Camus. –Contestó mi maestro-.

            -¿Qué piensa hacer, Gran patriarca? –Preguntó Máscara de Muerte-.

            -Siempre, desde la noche de los tiempos, la Hidra de Lerma ha sido vencida por Atena y sus Caballeros…. Os pregunto, Caballeros de oro aquí presentes… ¿Qué cinco Caballeros de Bronce envío para detenerla de nuevo?

            -¿Por qué cinco Caballeros, majestad? –Preguntó Shura-.

            -Creo que es el número correcto, uno menos podría ser peligroso…

            -Propongo que envíe a su discípulo, Gran Patriarca. –Dijo el Caballero de Cáncer-. Ja, ja, ja!

            Santa Atena… La Hidra de Lerma… y ése descerebrado del Caballero de Cáncer me proponía a mí! Si ni siquiera puedo entrar en combate. Estaba claro que el Caballero quería provocar a mi maestro.

            -El Caballero de Reloj no tiene permiso para combatir, Máscara de la Muerte. –Fue Camus el que contestó-.

            -Ohh…. Qué lástima… -Ironizó el Caballero-. Me quedé con ganas de ver cómo pelea su muchacho de nuevo, majestad…Pero no se lo tome a mal. Simplemente me parece curioso que sea su discípulo el que no puede luchar…

            -Caballero de Cáncer… -Noté cómo el cosmos de mi maestro se encendió-. No te permito que te burles del destino más pesado de nuestra orden de la Caballería…

            -Oh, majestad… Os pido disculpas por mi atrevimiento… -Las palabras del Caballero de Cáncer no eran de arrepentimiento, sino puro teatro-. No volveré a desvariar acerca del destino del pobre mucho, es cierto que nos aflige a todos… pobrecillo.

            -¿Qué Caballeros cree lo más correcto enviar, Gran Patriarca? –Preguntó Shura para cambiar de asunto-.

            -¿Ha pensado en los tres discípulo de Rigel? –Preguntó Camus-. O Ryoma, quizás…

            Vaya… nombraban a mis amigos más directos del Santuario… Ryoma, Mirio y Archenar…

            -Si, he pensado en estos cuatro, pero sin duda alguna el Caballero de Ave del Paraíso tiene vetada la salida del Santuario… La particularidad de su armadura le hace único entre nosotros. Sólo él puede regenerar su cosmos si su armadura está bien y no dañada, ése Caballero tiene un valor incalculable entre los ochenta y ocho Caballeros del Santuario. Por el contrario había pensado en Mirio y Archenar, son muy buenos discípulos de Rigel… Pero aún no se han enfrentado a alguna amenaza sincera…

            -¿Los acompañaría Ryoma, el coloso que porta la armadura de Eridano? –Preguntó Máscara de la Muerte-.

            -Si, junto a Ryoma ya serían tres… Había pensado en u cuarto… Hécco, el ganador del último Torneo de bronce, así afianzaríamos su fidelidad al Santuario del todo, ¿qué os parece, Caballeros?

            -Bien por mi parte, majestad. –Respondió Camus-.

            -Por las nuestras también… -Dijeron Shura y Máscara de la Muerte.

            -Usted dijo… -Comenzó a decir Afrodita-. Que enviaría a cinco Caballeros… ¿Qué quinto Caballero enviará junto a Ryoma, Mirio, Archenar y Hécco, alteza?

            -Sora de Liebre ya ha sido enviada con instrucciones… ella será la quinta…

            Tras unos últimos apuntes la reunión quedó terminada… había durado unas dos horas, y la noche ya había avanzado. Yo seguía en mi habitación, oyendo como mi maestro iba despidiendo a cada uno de los cuatro Caballeros de oro que había allí presentes…  Entonces lo supe…

            No sé muy buen como llegó ésa corazonada a mi mente, pero supe de alguna manera… que algún día… algunos años en el futuro… los cinco hombres que ésta noche se habían reunido en la sala del Chrysos Synegain morirían el mismo día… Los cinco… Máscara de la Muerte, Shura, Camus, Afrodita y Saga… morirían durante el transcurso de una empresa… yo encendería el Reloj ése futuro día… y durante el transcurso de las doce horas que el Reloj se mantiene encendido…morirán… Santa Atena! ¿Cómo pude pensar eso? O mejor dicho… ¿Por qué ésa idea llegó a mi mente y me hizo empezar a darme a entender que el castigo divino de Atena hacia el Caballero de Reloj tiene sus consecuencias… Malas….y buenas…?

            -Enol! –Me gritó mi maestro-.

            Saga se encontraba en la puerta de mi habitación, casi en lo más alto de la Torre. Mi maestro había terminado de despedir a los Caballeros y había subido hasta mis aposentos sin que yo me hubiera percatado de ello…

            -Perdone, Gran Maestro… -Dije, recomponiéndome de mis pensamientos-. Me había quedado algo traspuesto.

            -Pues despierta, Enol! Haz los preparativos…

            -¿Preparativos?

            -¿Acaso no has escuchado toda la conversación? –Me había pillado-. Tú serás el quinto Caballero que acompañará a Mirio, a Ryoma, a Archenar y a Hécco para eliminar a un monstruo mitológico… La Hidra de Lerma… Partís mañana.

 

Bueno, espero que os haya gustado, aunque es el capítulo m ás largo de todos cuantos llevo, creo. No olvideis que espero vuestro comentarios y opiniones. Me gustaría saber vuestras opiniones y a ver si me dais alguna sugerencia para seguir con ellos....

 

1 saludo a tod@s!



#55 Patriarca 8

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Publicado 27 octubre 2014 - 22:36

me agrado la referencia la saga de las 12 casas y parece que la tendrán difícil al enfrentarse a

la hidra

 

 


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Publicado 30 octubre 2014 - 19:39

Cap 3

Buen capítulo al saber que fue lo que le paso a Ryoma y porque estaba medio muerto
Ahora junto a su amigo en la torre, cada vez se llenan los cupos para portar una armadura, lo me intriga es Xq la de leo todavía no tiene portador!!

¡Si una hembra te rechaza es por el bien de la evolución!

 

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Publicado 31 octubre 2014 - 13:30

Buenas andromeda32, ya lei el capitulo 2 y estas son mis opiniones

 

Realmente creo q esta bastante descuidado, faltas comas y hay palabras confusas o mal escritas, por otro lado quizas no venga al caso, pues como ya llevas 14 capitulos me imagino q tu nivel debe haber cambiado. Lo q si no se si seguiras escribiendo los ataques sin resaltarlos, te aconsejo q cuando un personaje ataque le rellenes la letra y la hagas mas grande, ya  q esto en los mangas son asi, es un gran recurso q resalta el capitulo y la escena, te lo dejo ahi en los detalles tecnicos....

 

En cuanto a la trama no hay mucho q decir, solo sucedio el combate con nicole del atar y por loq veo por ahi Enol se desmayo, eso crei entender no entendi el porque muy bien... a todo esto q significa enol para q tenga relacion con el santo del reloj?

 

Bueno eso mas q nada, nos vemos...


Editado por ALFREDO, 31 octubre 2014 - 13:32 .

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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

Fichas de personajes


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Publicado 01 noviembre 2014 - 09:28

me agrado la referencia la saga de las 12 casas y parece que la tendrán difícil al enfrentarse a

la hidra

 

Hola T-800!

 

Gracias nuevamente por seguir el fic capítulo a capítulo, y por opinar....

 

Te hago una pregunta... ¿Qué hechas en falta en la historia???

 

Mil gracias por seguir ahí....

 

1 saludo!


Buenas andromeda32, ya lei el capitulo 2 y estas son mis opiniones

 

Realmente creo q esta bastante descuidado, faltas comas y hay palabras confusas o mal escritas, por otro lado quizas no venga al caso, pues como ya llevas 14 capitulos me imagino q tu nivel debe haber cambiado. Lo q si no se si seguiras escribiendo los ataques sin resaltarlos, te aconsejo q cuando un personaje ataque le rellenes la letra y la hagas mas grande, ya  q esto en los mangas son asi, es un gran recurso q resalta el capitulo y la escena, te lo dejo ahi en los detalles tecnicos....

 

En cuanto a la trama no hay mucho q decir, solo sucedio el combate con nicole del atar y por loq veo por ahi Enol se desmayo, eso crei entender no entendi el porque muy bien... a todo esto q significa enol para q tenga relacion con el santo del reloj?

 

Bueno eso mas q nada, nos vemos...

 

Hola Alfredo, antes que nada darte las gracias por leer mi fic y por tu comentario. Decirte también que te agradezco la crítica, pero te invito a que sigas leyendo los capítulos... en ellos se resolverán algunas de las dudas o cuestiones que me planteas... 

 

! vez más, gracias por estar ahí... y 1 saludo!


Cap 3

Buen capítulo al saber que fue lo que le paso a Ryoma y porque estaba medio muerto
Ahora junto a su amigo en la torre, cada vez se llenan los cupos para portar una armadura, lo me intriga es Xq la de leo todavía no tiene portador!!

 

Hola Mihca 5!!

 

Gracias por leer el fic, y sé que vas capítulo a capítulo... no desesperes... la armadura de Leo tiene su portador... lo verás en los siguientes capítulos!! Te pido que sigas leyendo los capítulos cuando saques tiempo! Espero que te guste!

 

1 saludo! y gracias por opinar!!


Hola a todos!!!  Os pido disculpas de antemano por no subir aún el próximo capítulo, ya que aún no lo tengo por gfalta de tiempo!!! 

 

Intentaré subirlo el lunes sin falta...

 

Deciros a todos también que a partir de ahora los capítulos serán más cortos y algo más frecuentes, intentaré subir 2 ó 3 capítulos cada semana... así será más amena la lectura y no se hará pesada.

 

Nada más...que muchas gracias por esas 900 entradas en el fic, jamás pensé que fuese a desarrollar la historia de ésta manera, es mi primer fic y la experiencia de escribirmo me entá encantando....  

 

Alguien me podría decir cómo subir imágenes para poder colgar las fichas de los personajes???? 

 

1 saludo a tod@s!!! 



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Publicado 01 noviembre 2014 - 14:53

me gustaría que explicaras que fue exactamente lo que iso el caballero de reloj de la mitología para que los herederos de su armadura soporten tamaño castigo y si algún día el prota del fic se librara del castigo


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Publicado 02 noviembre 2014 - 04:27

me gustaría que explicaras que fue exactamente lo que iso el caballero de reloj de la mitología para que los herederos de su armadura soporten tamaño castigo y si algún día el prota del fic se librara del castigo

 

Jajajajaja, hola T-800...

 

Me has dado dónde más duele... Toooodo a su debido tiempo.... más adelante será explicado, no te preocupes.... y respecto a si Enol se podrá librar de su carga....aún no lo sé ni yo mismo.... 

 

Gracias por contestar, Caballero!

 

1 saludo!






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