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Paso a paso
EscorpionPublicado 31 mayo 2016 - 11:07
Llevo mucho tiempo sin hacer ruido. Así, para dar publicidad a la segunda temporada al segundo episodio con toda la cara dura del mundo, dejo aquí la portada que hice.
Por desgracia, he perdido los originales con sus capas (y con la máxima resolución), así que no sé si la tendré que rehacer de cero. Sea como sea intentaré mantenerla, porque en lo personal me gusta bastante.
¡El día 4 nos vemos!
Editado por Killcrom, 31 mayo 2016 - 11:09 .
(Parte 3 de 3)
Publicado: ?? de ? de 2018
Paso a paso
EscorpionPublicado 08 junio 2016 - 13:15
(Parte 3 de 3)
Publicado: ?? de ? de 2018
Publicado 08 junio 2016 - 17:10
Saludos
Borrada la primera parte capítulo 22, dado que el autor lo publicará en breve completo y revisado.
***
Comentario del editor sobre la primera parte: "La ejecución preventiva organizada por Kishut no sería aprobada por la ONU como medida de legítima defensa, pero Kishut es como los Estados Unidos, la ONU le da igual."
Editado por Rexomega, 15 enero 2017 - 09:15 .
Miembro de honor
CancerPublicado 08 junio 2016 - 22:35
Fue un capitulo corto pero interesante que nos hace ver lo pragmático y despiadado
que puede llegar a ser el patriarca
Escuadrón anti lectura selectiva
AriesPublicado 12 junio 2016 - 00:33
:aiacos: :golpe:
:s7: :s67: :s83:
el iluminado
EscorpionPublicado 12 junio 2016 - 00:52
kishut cada vez me recuerda mas al viejo de mi fic un experto jugando con las mentes de los demas para que hagan lo que quiere incluso si esto les hace daño o le hace daño a quienes no lo merecen no mas le falta llenarlos de miedo hacia el y usar violencia fisica contra ellos
saludos
mis fics
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Miembro de honor
LibraPublicado 19 junio 2016 - 13:16
Hola killcrom tiempo sin verte, así q aqui estoy una vez mas. Estas son mis impresiones del capitulo q lei...
CAPITULO 18.
Bueno esta parte se enfoca precisamente en la pelea dentro del palacio, por qué será q los santos de bronce o de plata nunca encuentran un oponente a su altura, se topan siempre con los fuertes XD, y eso q hasta el sacerdote resulto ser fuerte, a quien vi q lo significa Rafael por ahí, asi q mejor lo llamare asi Rafael de mizard.
Resulta raro q haya un dios guerrero siendo sacerdote del santuario, al fin y al cabo los santos azules siguen siendo una orden desprendida de athena, por lo q todavía no entiendo bien, como, cuando y por qué existe esta relación de dependencia por parte del dios guerrero…
Ahora en cuanto la pelea, fue muy dinámica, pero creo q falto al menos una técnica de parte de los santos azules, pues creo q murieron casi todos menos la zorra, por un lado bien pues recordar a esos personajes hubiera sido muy difícil con los nombres q tienen XD.
No me sorprende q Fion de Ballena fuese Tritos recordaba su aparición, en esta parte de tu fic, pero lo q me llamo la atención y encontré comico es q ve animes XD, por un lado estuvo gracioso, pero por el otro estuvo fuera de contexto…
Igual me agrada ese recurso de q ciertos personajes q conozcan el futuro puedan usar algunas menciones, por ej en mi fic los santos también tienen conocimientos del futuro q no revelan a la sociedad para no intervenir en la historia natual, aunque no e ondado mucho en eso. Pero usarlo para decir q ve animes, me sono muy abusivo jaja.
Es una lástima q el capítulo terminara justo cuando se dieron cuenta q no habían sentido q sucedia afuera, tendre q esperar la explicación en el sig.
Me pregunto si será igual q en el gaiden de deuteros donde aspros encierra en otra dimensión el coliseo, para q nadie venga. Es un buen recurso, veamos como lo haces…
Lo último se q no hay reglas q establezca una prohibición no cambiar el estilo de técnicas de un gold, pero piscis siendo un pez esperaba q hiciera mension a las rosas o al agua, pero le diste técnicas solares? Cuál es la razón.
Saludos y nos vemos por tu fic o el mio XD.
Bang
VirgoPublicado 20 julio 2016 - 18:21
Cada capítulo odio mas a Kishut y me gusta más Nerites, y con el flashback eso no cambia. Simplemente eso.
Es cierto que era por el bien mayor y todo, pero hay formas y formas. Aunque eso es lo que debe ser un líder también, tomar ese tipo de decisiones; y el Pez fue muy maduro, pudo golpearlo, pero no lo hizo. ¿Debió? Yo diría que sí xD
Miembro de honor
CancerPublicado 21 julio 2016 - 13:01
ojala pronto actualices
este fic
Publicado 21 julio 2016 - 14:33
Saludos
Tanto el retraso en la publicación de la segunda temporada ND cuanto en responder reviews se debe a reiterados problemas con el software/hardware del ordenador de Killcrom, que es el Yamcha de los ordenadores (cita requerida). No se asusten, Killcrom no ha abandonado esta historia ni la va a abandonar. Muchas gracias por su paciencia.
De paso, el capítulo 8 de Dos Tierras se publica el 26 de este mes. Publicidad gratuita.
Editado por Rexomega, 21 julio 2016 - 14:34 .
Paso a paso
EscorpionPublicado 07 diciembre 2016 - 22:01
Saludos, amigos.
Me he tomado mi tiempo, la verdad. Han ocurrido muchas cosas en estos meses. El ordenador me reventó. Tuve que formatearlo, cambiar la placa base, tarjeta de red, fuente de alimentación, otra vez la fuente de alimentación, formatear de nuevo y... sí, perdí muchos archivos, entre ellos las imágenes y fichas de Némesis Divino.
Sin embargo, guardo todo lo escrito y muchas cosas. Y me alegra decir que en 2017 continuaré publicando esta historia, si es que aún estáis vivos, mis queridos lectores.
Con un "ligero" retraso, paso a responder vuestros comentarios. Gracias a Rexomega por haber publicado el principio de la temporada del episodio 2.
T-800
Morongo
UNIKRON
ALFREDO
ESPECTRO
FELIPE
T-800
REXOMEGA
Y esto es todo. Por si alguien aún no se enteró.
¡NÉMESIS DIVINO VUELVE EL DÍA 14 DE ENERO CON MÁS BIOLENSIA!
En serio. Lo que viene será duro. Muy duro. Espero contar con vosotros.
¡Un gran abrazo, amigos, y nos leemos MUY pronto!
Killcrom.
(Parte 3 de 3)
Publicado: ?? de ? de 2018
Bang
VirgoPublicado 07 diciembre 2016 - 22:10
KILLCROM IS ALIVE!!! :O
Buena suerte en la siguiente etapa, amigo.
el iluminado
EscorpionPublicado 08 diciembre 2016 - 10:04
yo que ya pensaba que te habias ido del foro permanentemente bueno en espera del regreso de tu fic
mis fics
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Miembro de honor
CancerPublicado 08 diciembre 2016 - 10:44
menos mal que decidiste continuar tu fic
Paso a paso
EscorpionPublicado 08 diciembre 2016 - 12:17
Ahora mismo me pongo el avatar y la firma. Gracias, T-800.
Os prometí que terminaría. La verdad, solo escribo cuando me siento infeliz o tengo mucho trabajo. En estos meses he estado libre y feliz, así que por pura procrastinación no he hecho gran cosa. De hecho, solo tengo escritos los capítulos 22, 23 y guiones muy claros para los capítulos hasta el 28. Ahora que tengo trabajo y estudios que llevar adelante, seguro que escribiré mucho más... :t420:
En fin, me reafirmo: a menos que me ocurra algo grave que me impida seguir escribiendo, pretendo terminar el fic.
Un abrazo, amigos. :lol:
(Parte 3 de 3)
Publicado: ?? de ? de 2018
Escuadrón anti lectura selectiva
AriesPublicado 12 diciembre 2016 - 14:58
:aiacos: :golpe:
:s7: :s67: :s83:
Paso a paso
EscorpionPublicado 31 diciembre 2016 - 14:39
¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS, AMIGOS! ¡HASTA EL DÍA 14!
(Parte 3 de 3)
Publicado: ?? de ? de 2018
el iluminado
EscorpionPublicado 31 diciembre 2016 - 14:44
feliz año nuevo para ti tambien y sobre el patriarca lo se es un tipo que no le importa nada mas que el mismo y su mision y nota no me gusta vino
saludos
mis fics
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Paso a paso
EscorpionPublicado 15 enero 2017 - 09:15
Ayer fue 14 de enero, pero como el foro estaba caído, no pude publicar. Ahora es el momento de hacerlo, amigos. Y con esto comienzo la segunda temporada el segundo episodio de Némesis Divino: La Noche de las Calamidades.
Sin más, ¡feliz año y a ello!
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RESUMEN DE NÉMESIS DIVINO: EL JUICIO DE LAS HORAS
PERSONAJES RELEVANTES
Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.
Nerites: santo de Piscis. Recto y justo, aunque demasiado tranquilo en ocasiones.
Alisha: diosa Atenea de la generación del siglo XV. Aún no ha despertado y es una malcriada.
(Capítulo 22)
29 de enero de 1492
Lo soñaba casi a diario. Por eso siempre se despertaba de madrugada y caminaba hacia el exterior de su templo, al jardín de flores. Aquella noche no fue la excepción, y bien entrada la madrugada, Nerites volvió a hacerlo. Alzó el rostro y dejó vacíos sus ojos verdes. El gélido viento le despeinaba el revuelto cabello negro.
«Yo solo quiero vivir feliz, tener hijos y morir de viejita —recordó con nostalgia. ¿Dónde estaría ella ahora de seguir con vida?»
Al ver que en el cielo solo brillaban las estrellas, al ver que no estaba la hermosa luna para acompañarle, suspiró. De alguna forma, mirar al firmamento le hacía recordar el rostro de aquella mujer y le reconfortaba. ¿Hizo aquel día lo correcto? A su juicio, sí. ¿Pero por qué no dejaba de soñar aquello aun seis años después?
* * *
23 de octubre de 1485
La cara del Sumo Sacerdote Kishut reflejaba preocupación. Con el mentón tras una mano y tamborileando el brazo del trono con la otra, meditaba las palabras que debía utilizar cuando el santo de Piscis llegase. La situación era delicada y no se podía permitir ningún problema más en el Santuario. Desde el intento de robo del ícor por parte de Baltsarós e Ístvan se habían escuchado rumores y los ánimos andaban bastante caldeados en las Doce Casas. ¡Menos mal que ocultó el hecho de permitir al santo de Leo que abandonase la Fuente de Atenea con la sangre divina!
«Soy un hipócrita. Desde luego, merezco un castigo —se dijo el Patriarca al mesarse la barba. Acompañó el suspiro con un generoso trago de vino—. Que sea Atenea quien me juzgue. Aún tengo cosas que hacer por este Santuario.»
Cuando soltó la copa de plata en la mesita de al lado, un guardia casi calvo abrió una rendija de la puerta. Con voz firme, avisó:
—Su Santidad, el santo de Piscis está aquí. Dice que desea veros y tiene una carta con vuestra firma.
—¿Y por qué no le dejas entrar? Has visto mi firma cientos de veces, y cientos de veces me haces la misma pregunta absurda. ¡Vamos, hazle pasar! —ordenó, enfurecido. Sabía que estaba pagando el enfado con aquel pobre soldado, pero no pudo evitarlo. Estaba perdiendo la calma. Desde que Baltsarós le salvó la vida en Sinigrado, le costaba bastante reprimir sus emociones. «Calma. Tú no eres así —pensó.»
Nerites de Piscis agachó la cabeza ante el guardia en señal de agradecimiento y entró en la cámara del trono del Ateneo. Caminó por la larga y estrecha alfombra roja, flanqueada por columnas, hasta quedar a escasos pasos del Pontífice.
—Señor Kishut, aquí me hallo, como pidió —reverenció el pez con su educación habitual. Lucía una barba desaliñada.
—¿Ocurre algo, Nerites? Es raro verte sin afeitar. Me atrevería a decir que para ti la imagen es lo primero. ¿No te llaman algunos “narcisista”? —observó. Aunque procuró no sonar sarcástico, notó al instante un gesto extraño en el rostro del pez. ¡Lo que le sorprendió es que fuese una sonrisa!
—No es nada —contestó el recién llegado—. Tan solo pretendo dejarme barba. No como la suya, por supuesto, pero quisiera probarlo. —El hombre siguió alegre, pero rápido entró en materia, forzando un gesto serio—. ¿De qué quería hablarme, Su Santidad?
El semblante del Pontífice se endureció al fruncir el ceño, afilar la nariz y apretar los labios. El líder sabía que él la conocía. Volvió a mesarse la barba, ya que en su tiempo de reflexión no había encontrado las palabras… adecuadas. Por fin, tomó aire para hablar:
—Nerites, sabes que desde el incidente en la Fuente de Atenea, los ánimos del Santuario se han caldeado bastante, ¿verdad? No solo en las Doce Casas, sino que también entre los caballeros de bronce y plata hay habladurías. ¿Lo sabes, verdad? —insistió.
—¿Cómo habladurías? ¿A qué se refiere, Su Santidad? —El dorado tenía idea del tipo de rumores que se andaban esparciendo por la ciudad santa, pero prefirió optar por la prudencia.
—Baltsarós de Leo, Ístvan de Escorpio y Evander de Águila entraron hace tres días en la Fuente de Atenea para robar el ícor de nuestra diosa: lo que hace que las aguas del lugar sanen a nuestros guerreros heridos. Que no haya ordenado la inmediata ejecución de ellos, a lo que se suma la deserción de Escorpio, ha causado que se cuestione mi… liderazgo —apuntilló, reflexivo—. Como puedes suponer, es imperativo que tome una decisión.
—¿Y cómo puedo ayudar? Yo confío en usted, señor Kishut. Además, ordenar la ejecución de dos de los mejores santos del Santuario no es una decisión que pueda tomarse a la ligera. ¿Está pensando en mandarlos al cabo Sunion? ¿En castigarles de alguna otra forma? ¿Acaso quiere que sea yo quien busque al desertor de Ístvan?
—No —negó el líder, rotundo. Se puso de pie y caminó hacia el pequeño armarito cercano al trono enjoyado. Sacó una botella de vino, y mientras rellenaba la copa de plata, continuó hablando.
»Ayer tuve una visión en la Colina de las Estrellas. Todo estaba oscuro. Negro. Las estrellas desaparecieron y un sol negro rodeado de un anillo rojizo ocupó su lugar. En el centro de ese sol, un corazón palpitaba rápido, muy rápido. Era como una prisión en cuyo interior dormía una persona. En esa prisión había una mujer, y presumo que se trata de alguien bastante cercano al Santuario.
—Una mujer. ¿Es posible que las estrellas le estén avisando de un enemigo del Santuario? ¿Cree que puede tener relación con los Astra Planeta? —Nerites ladeó la cabeza, preocupado—. Si son tan poderosos como usted dice, es un problema que no nos podemos permitir.
—Es un problema aún más grande —replicó él mientras guardaba la botella—, y tampoco nos lo podemos permitir.
»Aún queda bastante para la próxima guerra santa contra Hades, pero si no nos ocupamos de este tema de raíz, puede que Hades no tenga ni que luchar para ganar. El Santuario entero podría desaparecer…
—¿Cómo? ¿De qué se trata, Su Santidad? —A Piscis no le gustaron aquellas palabras. Intuía que se trataba de otro dios. ¿Oscuridad? ¿Un sol negro? No pudo pensar más que en la noche, pero el último detalle le descuadraba los cálculos—. ¿Acaso podría ser Nyx? —cuestionó.
—Has dado en el clavo, Nerites. Me sorprende tu agudeza. —El Papa bebió de su copa recién llena al sentarse—. Pero no es tan sencillo. La mujer en el corazón de Nyx… es como la Señorita Atenea; un avatar.
—Comprendo. ¿Y dice que es cercana al Santuario?
—Aquí viene lo difícil, Nerites —confesó el Sumo Sacerdote, que se llevó la mano a la frente, como para no tener que mirar al santo que tenía delante—. Tengo entendido que has estado viéndote con una mujer últimamente, ¿no?
—¿C- cómo? ¿Qué quiere decir? ¡No pensará que…! —Nerites ya lo imaginaba—. ¿Conoce el nombre de esa mujer? —Y sin pronunciarlo en voz alta, se dijo: «Laila.»
—Laila —sentenció el Patriarca con voz seria y despacio, aún oculto detrás de su mano—. ¿Cuál es tu relación con ella? Por supuesto no desconfío de ti, pero me gustaría escuchar lo que puedas decir.
Nerites negaba con la cabeza una y otra vez. No podía ser. Laila era una joven normal. Demasiado normal. ¡Ni tan siquiera era demasiado hermosa! Y se estaba enamorando de ella a pesar de todo… Desde los tres últimos meses, aunque la veía poco, cada día pensaba más en ella. Cuando podía iba a pretenderla, a regalarle unas palabras hermosas para sonrojarla.
El dorado chistó, mirando hacia la pared lateral. No sabía qué pensar. ¿Cómo podría creer que aquella aldeana de rizos oscuros podría ser el avatar de una diosa primigenia?
—Su Santidad, me cuesta creerlo. ¿Aquí, en Rodorio? Le juro que no sé nada al respecto. ¿Cómo podría confirmarlo? ¿Acaso me pedirá que… que yo la…?
—No —impidió que lo dijese—. Un líder debe tomar decisiones correctas, pero no por ello ha de ser sádico. Si te he contado esto es para que sepas que no pretendo dejar que Nyx se encarne en ella. ¿Qué elegirás, Nerites? ¿Ser santo dorado, o amante de esa aldeana?
—Con el debido respeto, ¿aprovecha esta tesitura para limpiar su nombre ejecutando a Laila y desviando la atención de la alta traición de Baltsarós, Ístvan y ese caballero de plata? —El santo de Piscis parecía molesto, pero también inseguro. Si las palabras de Kishut eran ciertas… Además, ¿por qué iría a mentir sobre algo tan serio?
—Mi objetivo principal es erradicar toda posible amenaza antes de que se materialice. Será una ejecución preventiva. La llevará a cabo el caballero de plata Evander de Águila como castigo por haber intentado robar el ícor. Baltsarós será también castigado, aunque lo cierto es que no me gustaría ejecutarle. Debo pensar en un castigo ejemplar para él. —El Patriarca ya lo había pensado, pero no quiso compartir la información con Piscis; tenía en mente exiliarle con la Caja de Pandora original, para resguardarla de un posible ataque de los Astra Planeta.
»Por lo que respecta a limpiar mi nombre… Has sido demasiado sincero, Nerites… pero te comprendo y por ello te disculpo. Supongo que debe molestarte que considere una amenaza la vida de esa aldeana, ¿no?
»Lo lamento, pero lo que menos necesita el Santuario ahora es una crisis. Si con ello logro limpiar mi nombre, habré logrado dos cosas con un mismo sacrificio. Te guste o no, esa es mi decisión. Creo que es lo que mejor viene al Santuario, y por eso te lo he comunicado. Por eso te acabo de preguntar por lo que eliges: ¿morir como amante de la futura encarnación de Nyx, o continuar defendiendo a Atenea?
»No me respondas ahora. Si quieres hacerlo, ve y detén a Evander de Águila. Debería estar ahora mismo buscando a esa mujer.
¡Maldito bastardo! Los ojos de Nerites se abrieron como puertas. La rabia le inundó y apretó los dientes con más fuerza aún que los puños. Se le pasó por la cabeza dar la espalda al Sumo Pontífice e ir a salvar a Laila, pero… ¡Maldita sea! ¡Nyx era conocida como la diosa primigenia de la noche! Por más que le molestase, la verdad de que podría ser una enorme amenaza era innegable. ¿Sus sentimientos, o sus votos?
—Lo comprendo —dijo, notando cómo se le revolvía el estómago—. Lo comprendo, Su Santidad. No detendré a Evander. —Piscis alzó la cabeza con gesto amargo, y una lágrima le resbaló por las mejillas—. Los santos dorados no podemos anteponer nuestros sentimientos a la seguridad del mundo y de nuestra diosa. Sin duda alguna, su decisión es por el bien mayor.
—El bien mayor —asintió Kishut, suspirando—. Si por ese bien mayor deseas golpearme, hazlo. No lo dudes. Hazlo.
Kishut levantó del trono del Ateneo y se colocó delante de Nerites. Se hizo el silencio entre los dos santos dorados. El pez miró a los ojos a Capricornio por un largo instante, y en ellos vislumbró un deje de tristeza que le provocó un nudo en la garganta. Cerrando los suyos y tragando saliva, Piscis se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el exterior de la cámara. Sin detenerse, habló con la voz más firme que pudo:
—Su Santidad, estaré defendiendo mi templo en caso de que necesite algo de mí. Tenga buenas noches.
* * *
29 de enero de 1492
La madrugada siguió avanzando entre la melancolía de unos y el sueño de otros. Tanto santos como aldeanos dormían. Tan solo unos pocos se mantenían en pie en pleno auge de la noche. Una de esas personas era Alisha, quien estaba sentada ante su escritorio, plumilla en mano, escribiendo algo en aquel libro viejo al que llamaba su diario.
Su letra era bonita, pero difícil de leer. Demasiado ornamentada, tendía a inclinarse hacia abajo en las hojas de aquel librillo. La muchacha solía escribir en torno a un par de párrafos al día en él. ¿Los temas? Sus tonterías infantiles. Reflexiones que debían quedar ahí, solo para sus ojos.
Al terminar aquella última línea, recordó cuando el Sumo Sacerdote tomó su diario por error. Ella le gritó por más de media hora sin comprender que había sido un fallo; el Patriarca tenía un librito exactamente igual en el que, por supuesto, había textos bastante más interesantes. La chiquilla rio antes de colocar la pluma en el tintero. Suspiró y miró hacia el techo:
«¡Cómo me hubiera gustado llamarle estúpido y decirle que no debería haberse sacrificado! Si Baltsarós no le hubiese salvado… ¿qué me habría pasado a mí? —reflexionó. Y es que Kishut, por mucho que la irritase a veces, le era muy necesario.»
Dejando el diario abierto para que la tinta se secara, levantó agarrando la silla, que colocó delante del balcón roto. Aunque lo hizo con desgana, lo prefirió antes de que ocurriese lo mismo de la noche anterior, cuando se abrió de sopetón. ¡Menudo susto que se llevó!
«Mañana le diré al viejo o a la criada que lo arregle.»
A pesar del frío de su habitación, Alisha se empezó a desnudar. Desabrochó los botones superiores del vestido rojo y lo sacó por la cabeza. Lo lanzó al suelo, a los pies de la alfombra sobre la que descansaba la cama. Desnuda, la piel se le erizó. Agarró rápido la prenda que guardaba bajo la almohada: un camisón de seda blanca bastante gastado; el que usaba siempre que podía. Rápido, se encajó en él. Cuando era más pequeña le tapaba hasta las rodillas, pero ahora le apretaba, ciñéndole las curvas tímidas de su aún adolescente cuerpo. Ese era el motivo de que fuese su favorito.
Fue hacia el espejo para contemplar su figura femenina, cada día una micra más adulta. Era como un ritual antes de meterse en la cama; un ritual en el que invertía varios minutos explorándose con sus ojos miel. En ocasiones sentía un cosquilleo en el estómago al hacerlo. Otras, el cosquilleo le daba más abajo.
Se soltó la coleta castaña, agitó la cabeza para separar el cabello y sonrió a su imagen antes de bostezar. Apagó el candil del escritorio y caminó hacia su mullido lecho para colarse entre las mantas.
«Mañana le tendrán que poner más aceite —se dijo.»
Haciéndose un ovillo, la jovencita cerró los ojos. Le gustaba estar así, tapada por completo, sintiendo su calor corporal y su olor almizclado. Le gustaba sobre todo cómo olía su cabello. Aquello le recordaba algo, pero no sabía qué. Fuera como fuese, ese aroma le daba sueño. Y agotada como estaba, empezó a perder la consciencia y a abrirse a las puertas del mundo onírico. ¿Soñaría aquella noche con algo hermoso, como siempre se rezaba a sí misma? El corazón le palpitaba con fuerza.
Voces distorsionadas que no acababa de distinguir penetraban en su cabeza. Decían cosas sin sentido. Las imágenes, también incoherentes, danzaban en la pantalla de sus párpados cerrados. Debía estar soñando, o a punto de hacerlo. Pero un fuerte ruido, un aullido como metálico, la hizo levantar de la cama en un salto.
—¡¿Qué demonios es eso?! —El ruido no era fuerte, pero se hacía más intenso a cada segundo. La muchacha se apresuró hacia el balcón, retiró la silla tirándola hacia atrás y lo abrió. Al salir a la pequeña terraza, vio de dónde procedía el incómodo eco—. ¿Pero qué…?
»¡Estrellas, ¿a dónde vais?! —gritó Alisha, agarrada a la balaustra de piedra. Pero su voz no se escuchaba apenas, pues el eco metálico seguía arañando sus tímpanos—. ¿Dónde están mis santos? ¡¿Dónde estás, Kishut?!
El horizonte parecía derretirse en lenguas de ceniza. Ni los doce templos del zodiaco, ni la torre del reloj con sus llamas eternas, mucho menos la aldea Rodorio, se dejaban ver.
«Relájate. Esto es un sueño. No es la primera vez… cálmate, Alisha —se dijo negando con la cabeza—. No es más que otro maldito sueño. ¡Vamos, tienes que despertar!»
Sin miedo, Alisha se colocó en pie sobre la baranda de piedra. No dudó en saltar al vacío. Cada vez que quedaba atrapada en un sueño, escapaba suicidándose dentro del mismo. Pero aquella vez no surtió efecto: de repente, se vio envuelta en la nada más absoluta.
La bóveda sobre su cabeza era tapada por un manto de sombras opacas, tan densas que ni la luz de las estrellas podía hacerse eco. Tan solo rugía la vil malla de la noche, que seguía sollozando con voz de metal arañado.
Alisha contemplaba el espectáculo callada, sin saber muy bien qué ocurría. Agachó la cabeza buscando diferenciar sus manos de las tinieblas, pero no lo logró. No veía nada. El corazón le dio un vuelco; la sensación de que algo espantoso había ocurrido o estaba por venir era insondable.
«No le dejéis ir. —La voz resonaba en su mente una y otra vez, como un mantra.»
—¿Quién es? ¿Quién es? —preguntó la chiquilla, girándose e intentando vislumbrar algo, por poco que fuera.
«No le dejéis ir hacia la noche. Si la abraza, todo habrá terminado.»
—¿Quién? ¿Quién habla? ¡¿De quién hablas?! —exclamó, frustrada.
—Guardad silencio, princesa Atenea —respondió alguien con un tono varonil y grave que hizo retumbar sus entrañas. Quienquiera que fuese, debía estar cerca de ella—. Escuchad la voz de vuestro corazón, más allá de esta horrible melodía de metal. Escuchadla —instó.
Obedeciendo, se concentró. Aquel hombre le había dado la seguridad que necesitaba en medio del mar de miedo. Por debajo de la cacofonía de oscuridad, logró escuchar el ruido del mar en sus oídos, algo parecido a colocarse en ellos sendas caracolas.
«Luz. Luz del corazón. —Alisha comprendió. Dejando de lado su miedo, hizo arder el cosmos de su alma.»
Una pequeña esfera de luz alumbró el espacio en derredor. Desde que había quedado atrapada en aquel sueño sin color estaba desubicada, pero gracias al pequeño milagro de su energía se dio cuenta de dónde estaba: a los pies de la Torre del Reloj del Santuario. Y tal y como sospechó, detrás de ella había alguien haciendo contraste ante los adoquines grisáceos.
—¿Quién… eres? —La jovencita inclinó la cabeza con curiosidad.
Aunque la figura de aquel hombre imponía, para ella resultó todo un alivio no verse sola. A la luz de su cosmos, no pudo evitar el contacto con aquellos ojos verdes y fríos, pero a la vez tan expresivos como la risa de un niño. Una contradicción divina, pensó.
El semblante severo le dibujaba la silueta del rostro. Los labios apretados, su nariz recta… todo ello le recordaba a alguien. Pero olvidó pronto aquello para centrarse en sus vestimentas; una suerte de armadura ceñida de cuero tan oscuro como su cabello. Más en concreto, le llamó la atención el amuleto de estrella circunscrita sobre su pecho. Había letras grabadas en él, pero no pudo leerlas.
Sin embargo… ¡ese era el Medallón Estrella! Lo sabía. Y eso significaba que él tenía que ser, por necesidad, su enemigo acérrimo. ¿Pero cómo?
—¡Hades! —exclamó Alisha ante la sonrisa que, despacio, dibujaron con condescendencia los labios del varón.
—Alzad la vista. Vuestra luz quiere mostraros algo —susurró, más cerca de ella que antes.
El avatar del dios le agarró la mano para, reverenciando, besársela. Y ella, ruborizada, se limitó a obedecer de nuevo.
En el reloj de la torre no brillaba llama alguna. Los signos del zodiaco lucían maltrechos, como agrietados. Y sobre la estructura de piedra, en un color negro inescrutable, una esfera irradiaba haces sombríos, tan oscuros que hacían parecer el cielo de la noche, desnudo de estrellas, un faro de luz.
Los ojos de Alisha se abrieron de par en par. No sabía qué era aquella esfera masiva. ¿La Luna? No, era mucho, mucho, muchísimo más grande. Casi ocupaba la tercera parte del firmamento: una aberración de oscuridad.
—El Sol Negro —dijo el dios—. Nyx. Una bestia divina capaz de devorar la propia oscuridad del universo. Vuestra enemiga, princesa Atenea.
—¿Nyx? ¿La diosa de la noche? ¿Qué tiene que ver ella con todo lo que está ocurriendo? —Alisha negaba con la cabeza ante su interlocutor. No comprendía, no hilaba los datos.
Hades, tomándola del mentón y alzándole el rostro hacia sus ojos, frunció el ceño:
—Todo —dijo, rotundo—. Tras toda desgracia, reina la noche. No hay mayor desdicha que la muerte del sol. Y vos, Atenea, sois ese sol. Vuestra muerte será una realidad si no conseguís triunfar ante la noche eterna.
Las pupilas de la adolescente se dilataron aún más, indefensas ante él. Sabía que Hades era su enemigo, pero no podía odiar a aquel hombre. El enorme magnetismo que sentía hacia él le provocaba pálpitos, hacía que sus labios se entreabriesen.
El avatar del dios de los muertos soltó la barbilla de la joven y le dio la espalda para suspirar con la cabeza alzada.
—No queda mucho tiempo. Esto que estáis viendo no es un sueño. Por lo que más queráis, no le dejéis ir hacia la noche. —La silueta fue fundiéndose con la oscuridad reinante.
—¡Espera! ¿Por qué hablas con enigmas si es tan importante? ¡¿A quién no debo de…?! —Pero Alisha no terminó de entonar la pregunta, pues justo antes de desaparecer, el rostro de Hades le heló la sangre: tenía las cuencas de los ojos vacíos y la boca cosida con tiras de cuero.
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Esto es todo por ahora, amigos. La próxima publicación se hará el día 4 de febrero (exámenes, exámenes X_X) y de ahí en adelante, seguiré con la periodicidad habitual (4, 14 y 24 de cada mes).
Y hablando de 24... ¡el capítulo 24 será un punto de inflexión!
Abrazos para todos.
(Parte 3 de 3)
Publicado: ?? de ? de 2018
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