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Némesis Divino I: El juicio de las Horas


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549 respuestas a este tema

#161 Killcrom

Killcrom

    Paso a paso

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Publicado 20 enero 2015 - 08:42

Buenos días, compañeros. Paso a responder reviews!

 

Buen capitulo, felicidades.

 

Gracias, Tetza. A ver si nos vemos por el chat y echamos algunas risas troleando a Xenna.  :lol:

 

Buen capitulo, killcrom, has introducido a estos personajes tan enigmáticos. Me pregunto q tan fuerte son. Por diversas razones, aún no publico ningun fic, pero tengo pensado uno q comenzaré a publicar en el futuro, aún no sé cuando. Espero q en ese momento me ayudes con tus críticas, como tan bien sabes hacerlo. Por lo pronto, seguiré leyendo tu fic. Saludos!!

 

¡Muy buenas, CarlosLibra!

 

Si recuerdas la versión anterior del fic, hubo una saga en que uno de estos Astra Planeta luchaba. En concreto Tritos de Neptuno. Justo estoy redactando esa parte. Son bastante fuertes. Lo suficiente para que sean considerados peligrosos. Jajaja.

 

Cuando publiques tu fic me tendrás ahí dando comentarios. Tenlo por seguro. Aunque te digo como a todo el mundo: suelo tardar en dar comentarios. 

 

Abrazos y gracias.  ^_^

 

Un gran saludo 

 

A saber lo que te han mandado. ¡Si por un casual vienes a España a derrotar espectros, avisa!

 

Los Astra Planeta son corpóreos, aunque tienen ciertas diferencias que su poder les da. Ya las verás. Por el momento, si doy spoilers, su creador original me corta los huevos. Mejor no tentar la suerte... 

 

La idea de estos personajes es que, aunque representen planetas, se vean como un grupo de guerreros con sus propias motivaciones y relaciones entre ellos. Salvo por Marte, el único astral que yo he creado, no puedo responder esa pregunta (porque no sé la respuesta). El caso concreto de Marte es el de alguien que tuvo una vida anterior, y luego fue llamado a ser uno del grupo. De todas formas, imagino que se darán ambos casos, y probablemente otros. 

 

Don Narciso es un personaje curioso. Tendremos que esperar a ver qué hace. Pero no pienses que los demás se quedarán atrás... que cada uno de ellos es único. Y sí, hay bastantes historias que contar. El fic es largo y apenas está empezando. Me parece que tenemos para años... jajaja.

 

Y llevas razón. Nos centraremos en Astrea. Aunque las dos siguientes partes serán cortas. Luego y a volveremos a la normalidad, con el capítulo 8. 

 

Otro abrazo para ti y gracias por pasarte. Ya mismo regreso a tu tema. 


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(Parte 3 de 3)

Publicado: ?? de ? de 2018


#162 Killcrom

Killcrom

    Paso a paso

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Publicado 24 enero 2015 - 11:34

A día 24 de enero ya, y yo sigo manteniendo el ritmo de publicación. Es un milagro. Pero aún tengo que seguir manteniendo el ritmo de trabajo y lectura. Y lo digo porque llevo un tiempo sin daros comentarios. Os ruego paciencia, que estoy pasando unos días bastante malos.

 

Cuando hayan pasado estos momentos nos reiremos juntos, y probablemente os dé críticas hasta que me aborrezcáis. Pero bueno, da igual. Publicaré la siguiente parte, que espero os guste. Un poquito más de transición y volvemos a los palos. 

 

Por cierto, gracias por vuestro apoyo. Sois los mejores.  :lol:

 

-----------------------------------------

 

RESUMEN DEL CAPÍTULO 7 (PARTE 1)

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Astrea: adolescente que aspira a convertirse en santa dorada de Virgo.

Iskandar de Escorpio: un joven santo dorado de gran corazón.

Éurito: caballero dorado de Sagitario. Amigo de Iskandar y un poco pervertido.

Patriarca: Kishut, santo dorado de Capricornio. A veces llamado viejo por su edad (unos 55 años). 

 

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(Capítulo 7. Parte 2 de 3)

 

18 de enero de 1492

 

La escalera de caracol ascendía y ascendía, haciendo interminable el angosto camino que la separaba de su gloria. Peldaño a peldaño, en un baile de grises y anaranjados, siguió subiendo en silencio acompañada de una de las sacerdotisas de Atenea, sobre la que de vez en cuando, gracias a las escasas antorchas que había distribuidas, veía una sonrisa enigmática teñida por el resplandor de las llamas.

 

No recordaba ceremonia de orden similar entre los caballeros de plata, a quienes había visto recibir armaduras en varias ocasiones. ¡Mucho menos para los de bronce! A estos, como mucho, apenas les eran dedicadas unas palabras por el sumo sacerdote. Y sin embargo ella… ¿de veras tenía que subir la Torre del Reloj? ¿Y cómo era posible que sus escaleras no acabasen? No recordaba cuántas vueltas llevaban, y en más de una ocasión se llegó incluso a sentir mareada por el ascenso. Para colmo, no recibía respuestas de la sacerdotisa sonriente. ¿Tendría lengua tras los labios, o se la habrían cortado para guardar los secretos del Santuario? Quizá fuera mejor entretenerse contando peldaños…

 

¿Duraría mucho la ceremonia? ¿Tendría que hacer algo? Eran tantas las dudas que se aferraban a su corazón, que casi eligió ignorarlas y seguir ascendiendo con la cabeza en alto. Al fin y al cabo, si su diosa la aceptaba, terminaría ese día siendo santa dorada de Virgo. O eso le habían dicho…

 

No pudo evitar seguir dándole vueltas a la cabeza, y recordó a sus futuros compañeros. ¿De verdad iba a ser una de ellos? Eran un grupo bastante peculiar. No podrían haberse considerado familia ni en el más remoto de los sueños: Lahal de Aries parecía siempre distraído, Licaón de Géminis era una tumba, y algunos decían que tenía más años que la propia Muerte. Por su parte, Samshalom de Cáncer… ¿qué esperar de él con ese nombre? ¿Y Libra? A él sí le conocía bien; una mano amiga entre tantas desconocidas la aliviaría… Aunque lo cierto era que, ahora que se paraba a pensar, algunos de ellos tampoco le eran tan extraños: el santo de Escorpio siempre se había mostrado amigable, y Sagitario, aunque nunca la mirase a los ojos, tampoco era una persona desagradable. Kishut de Capricornio era un tanto arisco, y como Patriarca, daba miedo. Lirio de Acuario… ¿tenía otro nombre? Uno extraño y muy feo; Astrea era incapaz de recordarlo. El último de todos ellos era el más enigmático: Nerites de Piscis.

 

¿Dónde estaban Tauro y Leo? ¿Acaso había oído hablar de ellos? Que recordase, solo del primero. Le pareció escuchar una vez que era un santo retirado. Aún conservaba la armadura, pero ya no vivía en el Santuario. Lo más probable era que siguiese sin conocerle. Aunque claro… ¿podría decir que conocía a sus futuros compañeros como a ella le hubiera gustado? De ser así, no se habría sentido tan nerviosa.

 

—¿Aún no estamos en el planetario? —se atrevió a murmurar. No sabía si sus palabras llegaron o no a la sacerdotisa, pero no se esmeró en repetirlo; al fin y al cabo, no iba a recibir respuesta.

 

Tuvieron que ascender aún un buen tramo. Conforme lo hacían, las antorchas iban raleando más y más, pero afortunadamente entraba algo de luz del exterior gracias a las ridículas troneras que aparecían por encima de sus cabezas. Era absurdo que aquellas pequeñas oquedades en el muro estuviesen ahí para disparar flechas, pero tampoco parecían haber sido colocadas para alumbrar el reguero de escalones, a juzgar por lo escaso de la luz que las atravesaba.

 

Por fin cesó el interminable ascenso. Astrea se sintió algo decepcionada al pisar el rellano, en el que apenas cabían ella y su acompañante. La puerta que las separaba del planetario no auguraba mucho más: una plancha de madera oscura mate, agrietada y desconchada, sobre todo por las esquinas.

 

—¿Estáis preparada? —La muchacha de melena castaño claro y ondulada se sorprendió. Lo último que pensó escuchar era la voz de su acompañante, decorada por el destello de luz que penetraba una de las troneras para dar forma al contorno de su cara.

 

—Lo estoy —respondió cuando pudo reaccionar. Tras respirar profundamente, se apartó un mechón de la cara; uno de esos graciosos rulos de rizos que le caían por el lateral de la cabeza, dibujando una espiral como la que acababan de subir.

 

La sacerdotisa, que vestía una toga roja anudada por un cinturón de cuero viejo, agarró el manillón circular de hierro y tiró. Los goznes de la puerta crujieron, y Astrea tuvo que descender un par de peldaños para que esta pudiese abrirse por completo, formando un ángulo recto contra la pared.

 

La doncella de rojo instó a la castaña a que entrase.

 

—Tan solo tenéis que subir una última ristra de escalones y habréis llegado.

 

—¿No vienes? —cuestionó la muchacha con urgencia. No sabía si en realidad prefería ir acompañada o en soledad, pero imaginarse en aquel mar de oscuridad que se había abierto ante ella la hizo sentir insegura.

 

—Está prohibido —respondió mientras movía la cabeza de izquierda a derecha—. Más allá tan solo pueden entrar santos. —Sin dar oportunidad a Astrea de que lanzase otra pregunta, la sacerdotisa la agarró por la cintura y empujó con suavidad como diciéndole que se apresurase. Cuando esta hubo atravesado el umbral, cerró la puerta entre chirridos metálicos.

 

La joven de melena castaña se halló sumergida en un manto de sombra tan denso como una noche de luna nueva. Se quedó allí parada un rato mientras los ojos se le acostumbraban a la penumbra, pero antes de que sucediera, suspiró y negó con la cabeza. ¿Cómo podía ser tan tonta? ¿Acaso no sabía manejar el cosmos? Si lo encendía un poco podría alumbrar en derredor lo suficiente como para orientarse y llegar al lugar de la ceremonia. Allí, en soledad, el resplandor plateado de su aura iluminó los muros de piedra y, por un instante, pareció vibrar entre acordes celestiales. Se preguntó si algún día su aura sería dorada, como la de sus futuros compañeros.

 

Ahora que podía ver, se dio cuenta que de haber seguido caminando en la penumbra, habría chocado con eso que había en el centro de la estancia, cubierto con una sábana amarillenta y envejecida por el paso del tiempo. ¿Qué sería? Como una gata curiosa, levantó con timidez la tela, descubriendo bajo ella un aparato herrumbroso; un amasijo de hierros que formaban una especie de tubo coronado por sendas esferas de cristal oscuro. El óxido y el mal estado, además de la poca luz que había, no permitieron que reconociese qué clase de artefacto podía ser aquel. Lo cierto era que jamás había visto nada igual.

 

Conforme avanzaba hacia delante, se fijó en el par de sextantes que había colgados en la pared. Quizá aquel enorme aparato fuera otro sextante. ¿Pero por qué hacerlo tan grande, cuando sería suficiente con algo que pudiese ser controlado con ambas manos?

 

Entre dudas y pasos cortos, la muchacha atravesó la cámara y volvió a ascender otro tramo de escaleras. Estas también giraban hacia la izquierda, pero en vez de dibujar una espiral sin fin como las que le habían llevado hasta allí, ascendían siguiendo la planta cuadrangular de la torre. Tras la breve hilera, que trazó otra vuelta más, salió al que dedujo que era el último rellano: una terraza sin paredes, cuyas columnas, un gran número de atlantes y cariátides, sujetaban el colosal reloj del zodiaco. Entre sus muros debía estar el planetario… «¿Pero dónde están las escaleras que me lleven allí?».

 

Para sorpresa de Astrea, apenas tras dar un paso sobre el suelo de la terraza, varias losas, rectangulares y grandes, comenzaron a moverse. La primera ascendió un palmo, la segunda, dos, y así hasta que formaron una escalera que ascendió hasta un agujero cuadrado en una de las esquinas del techo, de anchura más que suficiente para que entrasen dos hombres. «Esa debe ser la entrada al planetario… ¡Qué pequeño!».

 

A cada uno de los escalones que subía, la duda y los nervios se concentraban en su pecho. Cuando su cabeza empezó a salir por el nivel del suelo del planetario, empezó a verles: todos sus compañeros, o al menos con los que ella contaba, estaban allí, mirando cómo por fin llegaba a la reunión. El resplandor dorado de todos juntos opacaba la luz tenue que se supone deberían dar los ocho candelabros distribuidos en pares de dos por cada muro.

 

—Al fin llegó nuestra anfitriona —dijo uno de ellos, a juzgar por la voz, casi seguro que Éurito de Sagitario. Cuando la joven de rizos castaños terminó de entrar en el planetario, los santos se alinearon en semicírculo frente a ella, y delante del altar que había en la pared más lejana.

 

—Sé bienvenida. —La voz seca, casi cortante del caballero de Géminis, la hizo sentir aún más nerviosa. Sintió la bola que tenía en la boca del estómago más grande.

 

Astrea seguía sin comprender muchas cosas: ¿por qué hacían la reunión en aquella habitación a la que llamaban Planetario? ¿Dónde estaban los planetas y constelaciones dibujados? ¿Por qué había un altar allí al fondo? Tenía la impresión de encontrarse en una iglesia, o puede que en una capilla por lo reducido de su tamaño.

 

En el planetario no había ventanas, tan solo bloques de piedra gris. Ni tan solo un estandarte o un cuadro decoraban las paredes: piedra y más piedra a los lados y sobre ellos. En el centro de la cámara había otro aparato parecido al que vio abajo tapado, solo que esta vez en tan buen estado que incluso le pareció bonito: un tubo de hierro sostenido por un mástil metálico, con grabados de plata y oro en relieve, y con esferas de cristal en ambos extremos. Pero… ¿qué diablos era?

 

—Eso es. Sé bienvenida a este nuestro viejo planetario. —Detrás de todos los santos dorados, que se alinearon en dos filas a derecha e izquierda, aguardaba el Santo Patriarca, quien con Atenea a su lado, estaba tan quieto que podría haber pasado por estatua. Quizá no estuviera quieto en absoluto; podría ser que la túnica que vestía fuese tan holgada que no permitiese distinguir los movimientos bajo la tela. Fuera como fuese, ella no recordaba que Kishut estuviese gordo en absoluto, así que debía ser la prenda…— Lo óptimo sería que en vez de techo tuviese una cúpula, pero como bien sabes, ya no lo usamos. Ahora este sitio es nuestro lugar de reunión. El otro planetario es el que sí utilizamos. Ya sabes, el que está en el Ateneo, más allá de la casa de Piscis.

 

—Creo que he tenido la posibilidad de verlo. Pero fue hace años… —respondió la cohibida muchacha, que se agarró un brazo por detrás de la espalda.

 

—A pesar de todo, nuestro peculiar salón —añadió el barbudo Patriarca—, podría sorprender a muchos. Pero no hemos venido aquí a sorprendernos. Estamos reunidos para celebrar la que será tu ceremonia de orden, Astrea. Como ves, tienes numerosos testigos —el hombre, de semblante recio, instó a los santos a hablar, asintiendo.

 

—Yo, Lahal de Aries, daré fe de todo cuanto ocurra entre estas cuatro paredes. —El cuerpo esbelto del joven, de unos veinticuatro años, se encogió en una reverencia fugaz.

 

—Licaón de Géminis para serviros, hermana —comentó con su voz severa el alto hombre, cuyo cabello, rojizo y enredado, apenas le caía sobre los hombros.

 

—Samshalom de Cáncer. —No añadió una sola palabra más a su declaración a pesar de que el resto de hombres se quedaron esperando. Hasta que el Patriarca tosió no siguieron las presentaciones.

 

—Mi querida amiga, Marduk de Libra está aquí para ayudarte y aconsejarte en todo cuanto necesites. —Ya se conocían. De hecho, Libra, de rasgos orientales, había sido maestro de Astrea estos últimos años, desde que un incidente acabó con la vida de su viejo tutor, un caballero de plata.

 

—Muchas gracias —respondió la doncella de aspecto adolescente.

 

—Iskandar de Escorpio, guardián de Atenea y la humanidad. —El joven castaño asintió, gesto que hizo que su cabellera ondease, revoltosa. Ahora que Astrea se fijaba, desde que regresó de Atenas con aquel niño lucía distinto… ¿Acaso había madurado? ¿Se le veía más varonil? Una voz interrumpió sus pensamientos.

 

—Santo dorado de Sagitario, Éurito. Para cualquier cosa que necesitéis, aquí me tendréis. —El gesto serio en la cara del caballero contrastó con el carácter extrovertido y jovial que siempre había mostrado con Astrea. ¿Acaso ser caballero dorado implicaba tener que fruncir el ceño siempre?

 

—A mí ya me conocéis —declaró el Patriarca mientras tomaba la caja de Pandora de Virgo, que reposaba en el suelo, para colocarla sobre el tapete blanco del altar—. Soy Kishut, caballero de oro de Capricornio y Sumo Pontífice y mano derecha de Atenea.

 

Astrea miró al hombre. Seguía pareciéndole terrorífico. Aquellos gestos, su voz, las ropas que siempre llevaba, cargadas de joyas y anchísimas, y eso por no decir la máscara que por suerte hoy no llevaba… A su lado, una chica, más joven acaso que ella, la miraba con una sonrisa esbozada entre los labios. Atenea, como la llamaban muchos. Para ella una amiga: Alisha. ¿También acabaría presentándose, como el resto de santos? Se sentía extraña al pensar que terminada la ceremonia, la serviría como a una diosa.

 

—Podalirio de Acuario, guardián de la Fuente de Atenea. Es un placer veros como mi nueva compañera. —Ahí estaba. Ese era el horrible nombre. La verdad era que no hacía justicia a los rasgos delicados y gentiles del muchacho. Además, se llevaba bastante bien con él. «Es todo amabilidad. Él no tiene la culpa de llamarse así…».

 

—Y por último, Nerites, guardián de Piscis —remató el hombre alto y fornido que se suponía custodio último del Santuario. Su mirada era algo fría, pero en el trato era más agradable de lo que se pudiera pensar en primer momento.

 

—Es hora de empezar con la ceremonia, Astrea —apresuró el Patriarca, quien caminó hacia el aparato que decoraba el centro de la estancia. Al poner su mano sobre él, una corriente de aire rodeó a todos los presentes, cantando una melodía de susurros. Cuando cesó, tras levantar un par de palmos las faldas de Astrea, el aparato destelló en blancos, amarillos y azulados, devorando con colores infinitos el interior del Planetario. Una energía cálida, amistosa, les envolvió, y cuando quisieron darse cuenta, las paredes y el techo habían desaparecido. Se podía ver todo cuanto había en derredor de la torre del reloj: las montañas, los doce templos, el coliseo, Rodorio… Podían verse también los contornos de los cuatro relojes zodiacales, uno para cada muro. En cada uno de ellos, se encendieron repentinas las llamas azules de Aries, Géminis, Cáncer, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. La ceremonia había empezado.

 

El cielo de dentro de la cámara se oscureció como si estuviese anocheciendo en el exterior, pero debía ser una ilusión, pues de inmediato, empezaron a brillar puntos dorados en él. Estos cubrieron toda la esfera sobre sus cabezas dibujando un sinfín de formas que rápido pudieron ser reconocidas como las constelaciones. ¡Todas ellas, ahí expuestas, tanto las septentrionales como las meridionales! ¡El Almagesto en una única imagen surrealista! «Y existe una armadura para cada una de ellas —pensó Astrea—. Es hermoso…».

 

Un resplandor repentino llamó la atención de los presentes, que contemplaban la magia del planetario. Era la armadura de Virgo, que empezó a levitar sobre la caja de Pandora, abierta. El nudo del estómago de la joven se volvió más fuerte. Apenas podía creer que de verdad fuese a vestir una de las legendarias armaduras doradas. ¿Estaría a la altura?

 

—Aquí tienes a tus testigos, Astrea. Inclínate ante tu diosa y recita los votos sagrados —ordenó el Patriarca.

 

—Así sea. —La respuesta era tan parte de la ceremonia como los votos sagrados; un único recital de palabras que había sido esgrimido por cientos de santos dorados desde el origen de los tiempos—: Atenea, yo soy tu sierva, tu escudo. A tu disposición pongo mi nombre, mi carne, mi sangre, y juro con todo mi ser, con todo mi cosmos, que lucharé por vos y para vos, por la humanidad y para la humanidad, dando mi vida en combate si es necesario, por preservar el orden en vuestro mundo.

 

—Levanta, sierva mía —ordenó Atenea—, y toma esta daga entre tus manos para sellar nuestro pacto.

 

Astrea obedeció, y con la cabeza gacha y temerosa de hacerlo mal, dio un par de pasos hasta estar frente a la pequeña Alisha, Atenea. Sostuvo en la diestra la daga, dorada y con una esmeralda en la empuñadura con forma de alas. La miró unos instantes, y con cierto reparo, la acercó hasta la yema del dedo índice de la otra mano. Posó la hoja sobre él y la movió despacio. Estaba tan afilada que no tuvo que apretar. Su miedo de no ser capaz de cortarse se evaporó a la vez que caían varias gotas de sangre en el suelo. Cuando levantó el brazo, un reguero delgado y rojo le manchó la manga del peplo blanco.

 

—Con mi sangre, mi vida, reclamo el favor de la armadura de Virgo—. Tras devolver la daga a Atenea, Astrea se acercó al altar y acarició con el índice la figura de Virgo, tiñendo el metal dorado de carmesí—. Firmo el contrato que me sellará a vos de por vida, y me proclamo Astrea de Virgo. «Astrea de Virgo. Astrea de Virgo. Es ridículo…»

 

La armadura, aún ensamblada, palpitó con luz propia e incesante, como esperando una orden. Kishut, sabedor de qué debía hacer, cortó el silencio con sus palabras.

 

—Un nuevo santo de oro ha nacido. Virgo, recibe a esta sierva de Atenea y forjad un vínculo mutuo.

                                                                                            

Un destello dorado cegó a todos. Sonidos metálicos, incesantes y armónicos, se sucedieron uno tras otro hasta que la luz empezó a remitir. En medio del manto dorado de cosmos que había desprendido, el esbelto cuerpo de Astrea empezaba a ser acariciado por el metal orgánico de Virgo. Su vestido blanco ardió entre llamas azuladas, revelando al consumirse resquicios de piel suave y pálida, embellecida por el contraste amarillento del oro. Las grebas se postraron sobre los muslos redondeados de la joven. Bajo ellas, las rodillas doradas se ensamblaron junto con espinilleras y botas. La falda, otrora firme y cerrada, se abrió dibujando una uve invertida que dejaba al descubierto la silueta del pubis, que fue cubierto por mallas blancas que descendieron para introducirse entre los resquicios de armadura y piel. La coraza de Virgo, tan sólida como siempre, se curvó dando forma a los pechos de su nueva portadora. Sobre ella, las hombreras se entrelazaron forjando en el centro una ranura ovalada en la que apareció un rubí enorme. Los brazales también envolvieron el cuerpo de la muchacha. La sorpresa final fue el yelmo, que en vez de ser completo como lo había sido generaciones anteriores, se transformó en una diadema que permitiría a la joven lucir su melena ondulada, sus bucles.

 

Astrea sentía un calor abrasador rodeándola. ¿Esa era la calidez de la armadura? Le habían dicho muchas veces que las armaduras eran seres vivos, pero nunca hasta ese momento había tan siquiera imaginado a qué se referían aquellas palabras: cada una de las piezas palpitaba, respiraba. Además, una marabunta de pensamientos le había robado el cerebro. Pudo ver batallas del pasado: hombres, mujeres, luchando contra los enemigos de Atenea. Prados, desiertos, lluvia, nieve, sangre, lágrimas… Sobre todo pudo ver muerte, el destino que la aguardaba. Pero muerte que dio vida. Cada fibra de su ser se empapó de los recuerdos de los viejos santos de Virgo. Heredó sus voluntades, sus almas, y se supo capaz de ejecutar todas y cada una de las técnicas que habían utilizado. «Eso es… Todo este poder me pertenece ahora».

 

Más allá de donde estaba su cuerpo físico pudo contemplar una silueta humana de pura luz que extendía ambos brazos, como queriendo darle un abrazo. Ella imaginó a un hombre delgado, enfermizo, de piel blanca, ojos hundidos y porte débil. «¿Fue ese mi predecesor? Yo agradezco tu legado…»

 

Tras la explosión de sensaciones encontradas, emociones huracanadas y visiones del pasado, Astrea regresó de su breve viaje y se halló ante sus compañeros, que la miraban sonrientes. Marduk de Libra comenzó a aplaudir, visiblemente emocionado; al fin y al cabo, él fue quien acabó de entrenar a la joven. Pero Kishut, con su típica voz hostil, le ordenó detenerse:

 

—Aún no es tiempo de aplaudir. La señorita Atenea no la ha aceptado todavía. —El Patriarca tenía ambas manos en los hombros de la pequeña Alisha, quien, sin esconder su alegría, empezó a hablar.

 

—Claro que te acepto, Astrea, quiero decir… —se corrigió—, yo Atenea, acepto vuestra ofrenda, y a modo de juramento, os agracio con mi beso. —Tras ponerse de puntillas (la recién nombrada santa era algo más alta que Alisha) y postrar su cuerpo contra el de la recién armada Virgo, la diosa le besó la mejilla—. Todos os conocerán como Astrea de Virgo.

 

Todo quedó en silencio. La ceremonia había terminado, pero aún quedaba un pequeño detalle. Todos miraban a Kishut, que se limitó a asentir. Los santos dorados aplaudieron, con excepción de Géminis y el propio Patriarca, que aunque alegres, prefirieron mantener la compostura. Atenea se sumó al reconocimiento, y Astrea, feliz, empezó a llorar. Aunque quizá aquellas lágrimas no fuesen solo suyas…

 

-----------------------------------------

 

 

La próxima parte será la última de este capítulo 7, que nos ha durado un poquito más de lo normal. Volveremos a capítulos de dos partes. Espero que os guste este relajado pasaje. 

 

Sin más, nos vemos pronto tanto aquí como en vuestros respectivos temas. 

 

¡Abrazos!  ^_^


Editado por Killcrom, 24 enero 2015 - 11:36 .

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(Parte 3 de 3)

Publicado: ?? de ? de 2018


#163 -Felipe-

-Felipe-

    Bang

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Publicado 24 enero 2015 - 13:20

Buenas tardes, killcrom, paso a dejar mi review.

Esta vez serán más que nada comentarios sobre los pasajes del capítulo que otra cosa, porque lo disfruté mucho más de lo que lo "analicé". Y es que escribí un capítulo muy similar a este, donde Mu y otros son promovidos a Santos de Oro jeje.

 

1.

Lahal de Aries parecía siempre distraído

Me hizo tanta gracia esta parte. El primer guardián del Santuario es distraído xD

 

2.

-Se preguntó si algún día su aura sería dorada, como la de sus futuros compañeros.

Esto fue algo que también se me ocurrió xD que los Santos de oro también tengan auras de otros colores, pero que se "ganen" el dorado.

 

3.

-Y vaya que hay cosas en la Torre, ni se ve tan grande jaja. Excepto la del G, esa torre es ENORME xD

 

4.

-Samshalom de Cáncer. —No añadió una sola palabra más a su declaración a pesar de que el resto de hombres se quedaron esperando. Hasta que el Patriarca tosió no siguieron las presentaciones.

Ay, los Cáncer, llamando la atención desde tiempos inmemoriales jaja

 

5.

-No sé si lo explicaste antes. Si es así, mis disculpas, pero ¿por qué Kishut sigue siendo Santo?

 

6.

-Acuario cuida la Fuente de Athena. Es... ¿ESA fuente de Athena? ¿La del sidestory, o puedo esperar algo distinto en el futuro?

 

7.

-Astrea de Virgo. Astrea de Virgo. Es ridículo…

Vaya que se tiene confianza esta muchacha jajaja

 

8.

-La forma en que se ensambla la armadura a Astrea fue magnífica, sinceramente. Aunque, siendo una chica, lo imaginé más secuencia de transformación Sailor Moon que Saint Seiya, me perdonarás por eso, pero es porque nunca vimos esa secuencia en SS en una chica más que en Yuna y... sigh, hasta se le marcaba el labial.

Aunque, aquí sí tengo dos dudas:

a) ¿Por qué cambia de diadema a casco? Es que, en cierta forma lo entiendo, quizás es porque una mujer se ve mejor así, ¿pero fue por decisión personal de ella o por decisión o ritual de la armadura?

b) ¿Te imaginas las armaduras como en el manga/animé original, o son diseños distintos?

 

9.

Athena en modo nice!!!! :D Fue un cambio agradable de ver, jeje.

 

 

Eso sería, amigo killcrom. Espero con ansias la continuación para seguir leyendo sobre esta nueva Santo de Virgo.


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#164 xxxAlexanderxxx

xxxAlexanderxxx

    Seras una excelente marioneta....

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Publicado 24 enero 2015 - 13:23

Genial amigo, como siempre, me ha gustado bastante el ascenso de nuestra (muy pronta) querida Astrea. Bastante diferente a lo que seria una Virgo de SS al parecer, como le haras con las tecnicas y todo eso? O le haras nueva, ya que ella viene de ser una plata no?. Una cosita que me intriga es que la primera ves que mencionas a Podalirio, lo mencionas como Lirio, entonces no se si fue que te equivocastes o no, porque luego no haces mencion de que ella pensara en un error o no se dio algo que diera a entender dicho error, entonces no se si te equivocastes o fue a proposito :/ . En cuento a lo demás excelente, Saludos y veamos como va estos

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#165 unikron

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buen fic



#166 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 25 enero 2015 - 09:32

este capitulo sirvio para conocer un poco mas a los caballeros dorados

 

me llamo la atención 2 cosas:

 

que  Astrea pensara que Iskandar de Escorpio se  veía más varonil acaso la nueva santa guarda ciertos sentimientos para el dorado de escorpio?

 

¿cual es el nombre del caballero de acuario? Podalirio o Lirio

 


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#167 Vulcanus no Kentha

Vulcanus no Kentha

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Publicado 30 enero 2015 - 10:54

Hola amigo Killcrom! Veo que has estado ausente del foro ultimamente, espero que no estés pasando por malos tiempos, pero bueno! Que más da, como dice la canción de Warcry, nunca una noche venció a un amanecer :P

 

Con bastante demora llego a leer tu capítulo, aunque al menos no se me ha juntado con el siguiente, por fin veremos algo relacionado con la portadora de la armadura de Virgo. Comenzando en los primeros párrafos me ha gustado mucho como diste a entender que las ceremonias de recibimiento eran muy distintas dependiendo del rango del caballero, que bueno es que se mantenga el hermetismo con respecto a las vivencias internas de un dorado, al parecer para Astrea todo es nuevo y eso me encanta.

 

Me pareció muy creativa la forma en que presentaste a los caballeros también, no es la típica fila donde están todos reunidos xD sino que algo que al menos hasta ahora no había visto. Me causó intriga… adivina cual xD ahahhahaha el dorado de Tauro que suelen dejarlo como caballero retirado ¿Por qué será? La verdad no lo sé bien xD supongo que es por nuestra constante sabiduría que le transmitimos al mundo… hahahahahha noo es broma xD

 

Eso de que el cosmos sirva para iluminar la habitación… no lo sé… como que en verdad no me entra mucho en la cabeza XD

 

Una gata curiosa? Es como la gata de hace unos capítulos atrás para referirte a Selina XD vaya Killcrom! Creo que estás dejando entrever tus gustos especiales con estas líneas ahahhahha pero quien puede culparte, supongo que hago lo mismo con Roxee XD

 

Ohh… lo siento por el comentario de más arriba ): ahhahahha me encontré con la fila de dorados xD de todas formas me gustó bastante ese momento, refleja el nerviosismo que Astrea está sufriendo mientras sus nuevos compañeros le dan la bienvenida. Creo que es la única mujer dentro de aquellas filas, eso debe ser muy complicado sin duda.

 

Samshalon de Cancer xD ese nombre si me pareció muy raro hahaha más que podalirio pero bueno creo que ningún nombre se compara a la extravagancia de Manigoldo ahahahah ese es insuperable xD

 

Me pareció curioso también el tema del cosmos dorado, en Alcaesto se le da a los que poseen el séptimo sentido; creo que es una excelente idea para marcar márgenes entre la diferencia de poderes, muy bueno eso.

 

La descripción de cuando Astrea porta su armadura fue lejos lo mejor, algo que creo que no lograré al menos en esta vida xD  

Me quedo con la intriga de saber que habrá sucedido con Leo y con Tauro, espero que pronto se den aunque sea pinceladas de su historia.

 

Un gran saludo compañero ¡Este capítulo ha estado excelente!


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#168 Killcrom

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Publicado 31 enero 2015 - 19:09

¡Hola, hola! Sigo vivo, amigos. Tan solo es que estoy algo ocupado. Me dieron una beca para un máster de lectura y escritura y ando preparando las cosas. Pero vamos, que mis problemas van desapareciendo. Vuelvo a remontar como nuestro amigo Seiya, que por más que le peguen, se levanta siempre.  :lol:

 

Buenas tardes, killcrom, paso a dejar mi review.

 

Gracias por tu fidelidad, buen amigo. Intentaré recompensarla de alguna forma. 

 

1.- No sé cómo será Lahal en el momento en que aparezca de verdad, pero mi imagen de él es justamente esa: un tipo un poco en las nubes. Supongo que luego será más competente de lo que parece. O eso espero... De todas formas, más distraído que Aldebarán es imposible.

 

2.- Para estos santos el dorado se gana con la armadura. Es curioso que luego mantengan ese color de cosmos. Imagino que será a causa de lo que aprenden al ponerse la armadura por primera vez. Es algo que no he explorado, la verdad... Interesante podría ser. 

 

3.- De hecho, la torre es muy pequeña. No creo que el planetario sea más grande que una habitación amplia en una casa común. Pero ya no quise entrar en detalles. 

 

4.- Cáncer no es solo rarito de nombre. De mis golds, será el más extraño. Si llega a ver la luz el estilo de combate que estoy preparándole, será peor que Freezer y sus over 9000 transformaciones. 

 

5.- No hay explicación a por qué Kishut sigue siendo santo. En mi historia, un caballero dorado puede ser Patriarca. Es preferible que no lo sea, pero no hay regla que le impida serlo. 

 

6.- Es justo ESA fuente de Atenea, sí. Si te preguntas por qué ocurrió lo que ocurrió, es posible que Acuario no fuese aún santo.  ^_^

 

7.- Astrea tiene problemas relacionados con la confianza. Espero que sigas ahí para ver cómo se desarrolla la saga. Irá a parar con uno que disfruta machacando los puntos débiles de sus aliados. Sí, aliados... jajaja. 

 

8.- ¿Quién no lo imaginó a lo Sailor Moon? ¡Jajaja! Hasta Xenna me llamó pervertido, Felipe.

 

Motivos por los que el casco cambió a diadema: las armaduras cambian de forma adaptándose a las preferencias/necesidades de sus portadores, al menos en esta historia. Fue decisión de Virgo en función del cuerpo de Astrea. De hecho, la coraza de la armadura se ensanchó y marcó la forma del pecho (aunque queda debajo de las hombreras) y la falda se abrió por el frente. 

 

Los diseños que yo imagino son muy similares, si no idénticos, al anime original. La excepción por el momento es Astrea. 

 

9.- Atenea/Alisha tiene tres modos de juego: emo, nice y bitch. Elige tu favorito. El próximo será emo. ¿Capítulo 8? Creo que sí...

 

Gracias por tu confianza, Felipe. Creo que ya vuelvo a ser yo mismo. Te debo reviews. Ruego paciencia, pero diría que ya estoy en disposición de leer y disfrutar vuestras historias de nuevo.

 

Genial amigo, como siempre, me ha gustado bastante el ascenso de nuestra (muy pronta) querida Astrea. Bastante diferente a lo que seria una Virgo de SS al parecer, como le haras con las tecnicas y todo eso? O le haras nueva, ya que ella viene de ser una plata no?. Una cosita que me intriga es que la primera ves que mencionas a Podalirio, lo mencionas como Lirio, entonces no se si fue que te equivocastes o no, porque luego no haces mencion de que ella pensara en un error o no se dio algo que diera a entender dicho error, entonces no se si te equivocastes o fue a proposito :/ . En cuento a lo demás excelente, Saludos y veamos como va estos

 

Gracias por tus palabras, Alexander.

 

Nuestra Astrea no tiene nada que ver con los Virgos que hemos conocido. De hecho, si consideramos a Virgo como la inocencia, la inmadurez, Astrea encaja más en ese perfil. Las técnicas que tendrá no tienen NADA que ver con las de Shaka/Shijima/Fudo. Son completamente nuevas. 

 

Astrea no fue santo de plata. No ha sido santo. La entrenó un santo de plata, y luego uno de oro (Libra). 

 

El santo de Acuario se llama Podalirio, pero no le gusta su nombre y obliga a sus amigos y compañeros a llamarle Lirio. De ahí llega el "error" de Astrea, que no recuerda el nombre original. Es completamente intencionado.  ^_^ Solo un pequeño detalle para dar profundidad.

 

Intentaré seguir mejorando, amigo. Un abrazo.

 

buen fic

 

Gracias, Lord Unikron. Un abrazo para ti también.

 

este capitulo sirvio para conocer un poco mas a los caballeros dorados

 

me llamo la atención 2 cosas:

 

que  Astrea pensara que Iskandar de Escorpio se  veía más varonil acaso la nueva santa guarda ciertos sentimientos para el dorado de escorpio?

 

¿cual es el nombre del caballero de acuario? Podalirio o Lirio

 

Buenas noches, T-800. Gracias por tu comentario.

 

Astrea no tiene sentimientos por Iskandar. Son compañeros. Ella tenía una impresión de él, pero debió cambiarla al verle vestido para la ceremonia y al recibirla con más seriedad que de costumbre. 

 

El nombre de Acuario es Podalirio, pero le llaman Lirio. Ambos son correctos. El primero es su nombre y el otro un apodo.

 

Hola amigo Killcrom! Veo que has estado ausente del foro ultimamente, espero que no estés pasando por malos tiempos, pero bueno! Que más da, como dice la canción de Warcry, nunca una noche venció a un amanecer :P

 

He estado pasando por varias fases. Una en la que casi me muero de tristeza. Otra de renacer de mis cenizas, y ahora mismo estoy preparando el inicio de un máster para el que me han dado una beca. Por suerte, mis ánimos están mejorando y la vida vuelve a ser como siempre fue: una zorra agradable. Digamos que vuelve a amanecer. Gracias por preocuparte.  :lol:

 

No llegas con demora. Llegas perfecto. Aún debo pasar yo por tu tema. Tengo reviews atrasados, pero os los daré. Como siempre dicen, tras la tormenta vuelve la calma, y es ahora el momento de que Lord Killcrom de la Niña Atenea os deje 1000 comentarios. 

 

La ceremonia de un caballero dorado es secreto absoluto. Estaba todo preparado porque es un rito, pero no es algo que sepan los santos de bronce o plata. Digamos que es una pequeña celebración de la que solo son conscientes los dorados. Un detallito para dar más profundidad a la historia.

 

Tauro tendrá un buen papel. No quiero pisarme demasiado, porque mi opinión podría cambiar a futuro. Esto no está 100% confirmado, pero el toro sería el segundo más veterano de la orden actualmente. Así, le dan permiso para hacer lo que quiera: pescar, pasear, dormir la siesta...  :lol: Y sí, en este caso, Tauro será un hombre sabio. Aunque puede que no en el sentido en que lo era Dégel de Acuario.

 

El tema del cosmos... piénsalo. El cosmos es luz. La luz alumbra... ¿no parece lógico que pueda tener un uso tan fantástico como ahorrar electricidad o velas? ¡Jaja!

 

Los gatos son mis animales favoritos. No tiene ninguna connotación extraña. Haré más alusiones a gatos. Y muy pronto, puede que en el capítulo 8 o 9, veas otra. A ver, me gustan los gatos, pero NO en ese sentido, cochino. Y bueno, a las damas... siempre tengo que describirlas de esa forma. Es mi obligación como caballero.  :wub:

 

En general, el papel de Astrea será complicado. Si te pareció difícil el momento que acaba de vivir, espera a ver lo que viene. ¿Estará a la altura de su nuevo cargo? 

 

Samshalom de Cáncer. ¿En qué diablos piensan los padres de los santos dorados? Espero que podamos buscarle un apodo o algo. Eso sí, lo de Manigoldo es un crimen. Un crimen de lesa humanidad. XDDD

 

Lo de la descripción de cómo se pone la armadura, claro que podrías lograrlo. Es ponerse. Intentándolo se aprende. Mis primeras descripciones daban "mucha pena". Al acabar mi primer fic mejoré hasta solo dar "pena". Ahora ya doy "menos pena". ¿Ves? Cuando acabe este fic igual ya no doy pena y paso a ser "mediocre". ¡Ánimo ante todo!

 

A riesgo de spoilear, a Leo le verás muy pronto. Es mi alter ego. Disfruta con el peor santo que Killcrom pudo crear. Y sí, se verán pinceladas de su historia.  

 

Otro saludo para ti, Abyss. Gracias por dejar comentario. Tan pronto saque un rato y tenga ganas, me pasaré por Alcaesto. Te debo muchos comentarios. 

 

¡¡Abrazos a todos!!


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#169 ALFREDO

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Publicado 02 febrero 2015 - 13:35

Hola Killcrom nuevamente por qui poniéndome al dia...

 

CAPITULO 6. PARTE 1

Bueno creo que esta parte fue mi favorita del arco de escorpio, fue muy y extremadamente emocionante el hilo de la historia y la desesperación del santo dorado al intentar luchar con alguien q era totalmente superior, vuestra personificación de hacer ver un humano totalmente impotente sirvió, incluso cuando Iskandar logra el momento milagrero no consigue un gran resultado como él esperaba pero sirvió para q la diosa se apiadara de el y le consintiera quedarse con su amada, al menos no de la forma q el esperaba.

Sin embargo al final el desenlace fue lo q la Moira quería, después de todo era imposible escapar del destino. Veamos como continua esto, lo que si creo q ya te lo han mencionado antes, pero acá se noto bastante como es q Iskandar aguanto tanto después de perder litros sangre, esa cualidad de botar grandes cantidades de sangre, q le perforen el corazón y seguir viviendo solo la tiene shiryu XD.

Otra cosa la legion de éter?...Me pareció rara la técnica. En q consistía precisamente, por lo que entendí fue como una infinita lluvia de rayos carmesí, me lo imagine como si fuera Antares amplificada por mil…

 

PARTE 2

Terminamos el arco de escorpio con un capitulo transitivo, donde se concretan algunas cosillas.  Por ahí vi unas pequeñas palabras mal empleadas, pero nada tan complicando que no se pueda entender.  Me pareció algo corto para la segunda y algo ameno si me permites decirlo, esperaba ver que paso con la diosa dike, o algunas escena de los astrales, pero lo compensas con la introducción de los nuevos discípulos de iskandar y el de maya de flecha XD, pregunta. ¿Maya es el maya de la película?

Por otro lado me gusto mucho la descripción del santuario y de que nombraras las cataratas, que hay entre las escalinatas de los doce templos, de hecho yo también planeo mencionarlo a futuro y hasta pensaba en darle cierto misticismo alguna cascada por ahí. Ya q hasta kuru en el ND a puesto cosas nuevas en el santuario, pues se ven algunas cascadas,  aparte del jardín de virgo y los templos.

Bueno no hay mucho más que decir de 3 páginas, así que nos vemos en el siguiente chapter.

 

Nos vemos...


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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

Fichas de personajes


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Publicado 04 febrero 2015 - 07:01

No me da tiempo de publicar el capítulo ahora, así que tendré que dejarlo para la tarde. Sí puedo, no obstante, responder al último comentario. 

 

Hola Killcrom nuevamente por qui poniéndome al dia...

 

Buenos días, Alfredo. ¿Qué tal? A ver si puedo ir poniéndome al día con tu genial historia. 

 

Hombre, es el punto más intenso del arco. Tenía que ser especial. Átropos es una diosa mayor y terriblemente poderosa, pero aunque piense en los seres humanos como gusanos, es capaz de aceptar sus milagros. ¿Te imaginas a un gusano leyendo? Supongo que le reconocerías mérito... Igual pasó con la Moira. Fue un gesto de bondad permitir que Selina se convirtiese en ángel de Escorpio.

 

Es imposible escapar del destino, sobre todo cuando tu oponente es el mismísimo destino. 

 

El tema de Iskandar aguantando golpes y golpes después de perder litros de sangre es algo exagerado. Pero bueno, es un santo de Atenea. Ya sabes que los santos de Atenea tienen reservas de sangre.  :lol:

 

La Legión del éter es tal y como la describes. Una lluvia de rayos carmesí parecidos a Antares. 

 

Es normal que haya palabras raras en las descripciones, sobre todo considerando que nuestros países son diferentes. Si no te es molesto, intenta señalarlas la próxima vez para ver si puedo encontrar sustitutos neutrales. 

 

Lo que sucede con la diosa Diké y los caballeros astrales llegará muy pronto. Este arco que entra será revelador en lo que a argumento se refiere. Básicamente, sabremos quién es el verdadero enemigo y alguna cosita más. 

 

Maya de Flecha SÍ es el de la película. 

 

Espero que te gusten los siguientes capítulos. Viene otra buena sarta de golpes y fumadas.  ^_^

 

Un abrazo y gracias, Alfredo.


Editado por Killcrom, 04 febrero 2015 - 07:03 .

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Publicado 04 febrero 2015 - 07:59

Cuatro de febrero. Ya ha pasado el primer mes del año. El tiempo no perdona, ¡y Némesis Divino tampoco, que viene dispuesto a cerrar el capítulo 7 y comenzar con el nudo del arco argumental de Astrea de Virgo!

 

----------------------------------------

 

RESUMEN DEL CAPÍTULO 7 (PARTE 2)

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Astrea: recién nombrada santo de Virgo. 

- Licaón: santo dorado de Géminis. Muy poco expresivo.

Patriarca: Kishut, santo dorado de Capricornio. A veces llamado viejo por su edad (unos 55 años). 

 

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(Capítulo 7. Parte 3 de 3)

 

19 de enero de 1492

 

Todo había sido tan confuso que aún no se lo creía. ¿Qué ocurrió exactamente en el planetario? ¿Sería aquello su destino? Lo cierto era que Astrea nunca se lo había planteado así, pero echando un vistazo a los años pasados, los eventos parecían haberse conjugado para que acabase vistiendo la destellante armadura de Virgo.

 

Empezó fortaleciendo su cuerpo como cualquier aprendiz. El maestro que tenía entonces, Evander de Águila, aun siendo un hombre cariñoso y recto, no confiaba demasiado en sus posibilidades… hasta cierto día. Fuera por el motivo que fuese, Astrea explotó; su cosmos se expandió como el anillo que surge tras tirar una piedra a un lago, y entonces él se lo dijo: «Sin duda podrás conseguir la armadura de bronce».

 

Aquella fue la primera vez en que su maestro se sorprendió, pero luego irían sucediendo nuevos logros. Tanto progresó Astrea tras el fracaso de su primer año, que Evander la recomendó para vestir una armadura de plata recientemente liberada. Pero entonces la pesadilla comenzó. Una tormenta de sentimientos turbios se arremolinaba en su corazón cada vez que intentaba acordarse… ¿Qué pasó entonces?

 

Lo que sí recordaba muy bien eran las cercanas tardes en la casa de Libra; aquellos ocasos cargados de sudor y esfuerzo en que Marduk la siguió instruyendo.

 

Toda una vida de memorias que la habían dejado absorta. Sin darse cuenta, se encontró de vuelta en el mundo real, en mitad de las gradas del coliseo. ¡Casi había terminado de amanecer sin que se diera cuenta! En la dirección por la que todavía el cielo estaba oscuro, ya entrenaba un muchachito con su maestro. Desde su posición elevada, tumbada de lado en las gradas del coliseo, miró a la pareja lejana y sonrió.

 

—Eso es, chico… esfuérzate. Ningún camino es fácil —dijo para sí misma mientras reclinaba la cabeza sobre el puño izquierdo; tenía el brazo colocado a modo de almohada.

 

El viento siguió soplando, casi enfadado porque Astrea no lo sentía. Aquello debía ser una ventaja de llevar armadura dorada; apenas apreciaba la presencia del invierno en su tersa piel. Tanto era así, que la propia calidez de la armadura empezó a darle sueño. Dio una cabezada. Tras intentar no dormirse, acabó sucumbiendo al hechizo de la pereza. Comenzó a soñar…

 

—¡Astrea! ¡Astrea, Astrea! —exclamaba el crío mientras corría hacia una niñita rubia. Esta, trémula, se acarició ambos brazos y los frotó para combatir el frío—. ¿Pero qué haces ahí parada? ¿Te han castigado? —Los ojos del crío eran tan curiosos como grandes.

 

—Mi maestro me ha pedido que le espere aquí. —Los temblores eran evidentes. Para colmo, un tenue manto de copos de nieve había empezado a caer en la plaza oscura. Viendo la cara pálida de la pequeña, el astuto chiquillo se quitó una de sus prendas y la posó con cariño sobre los hombros de ella. Era un jubón de la lana gruesa y gris que desprendía un leve olor a rancio, acompañado de agradable calorcito—. Gracias —añadió con timidez.

 

—¿Y llevas mucho aquí? —El rostro de Stavros se ruborizó. ¿Podía ser que aquella chica, Astrea, le pareciese linda?

 

—Desde que Virgo brillaba en el reloj.

 

—¡Pero si ha pasado más de una hora! ¿Cómo no te has muerto de frío?

 

—Tengo que esperarle. Si no, se enfadará y me dejará sin cenar… —explicó con una mueca de frustración. Al inflar los mofletes y fruncir el ceño, pareció más bonita incluso.

 

—¡Ven conmigo! —expuso enérgico el chico mientras señalaba un edificio cercano—. ¡Nos refugiaremos bajo la cornisa de la biblioteca! Desde allí veremos perfectamente la plaza. Ya sabes.

 

Stavros lideró la marcha. La biblioteca estaba a apenas cincuenta pasos, y desde tan cerca parecía enorme. Debía ser casi tan grande, si no más, que los templos que había en la montaña tras el coliseo. Cavilando, no se dio cuenta ni del suspiro de su amiga, ni de cómo le siguió cabizbaja.

 

«Es solo dos años mayor que yo y ya es caballero.»

 

—¿Te pasa algo? —inquirió el niño, recién nombrado santo de Unicornio, a la vez que se apoyaba contra la pared de bloques grisáceos. Astrea le dio la espalda para sentarse en el escalón que daba al rellano del templo-biblioteca.

 

—No me pasa nada, es solo que…

 

—¿Qué? —Se interesó.

 

—Tu armadura. Enhorabuena. —La pequeña regaló una sonrisa radiante, pero débil.

 

—¡Muchas gracias! —contestó fanfarroneando entre risas. Se frotaba un muslo con ambas manos, quizá para calentarlo.

 

Pasó un rato en el que no intercambiaron palabras. Por fin, Stavros se acercó a Astrea. Hacía frío, y debió pensar que si se sentaban juntos, sería más llevadero. No pudo sino fijarse en el rostro de la niña cuando esta giró la cara, extrañada.

 

—¿Qué haces? —preguntó. Los colores se le subieron a las mejillas dibujándole cerezas rosada; le sentaban mucho mejor que aquel semblante pálido.

 

—Hace frío. Acurruquémonos mientras viene tu maestro.

 

—Bueno… —Astrea accedió un poco a regañadientes. La acabó por convencer el hecho de que un rato antes Stavros le hubiese cedido su más grueso jubón. Y el calor se dibujó con timidez entre las partes de sus cuerpos que estaban en contacto: apenas los brazos y la mitad de sus torsos. Stavros miraba mucho la melena ondulada de Astrea, que por aquel entonces era mucho más rubia. ¿O no? Quizá solo fuera cosa del sueño…

 

—¿Qué pasa? —volvió a preguntar ella. Una nube de vaho ascendió hasta perderse sobre sus cabezas.

 

—¿Sabes? Estaba pensando que… que tienes suerte por tener el pelo tan largo. ¿Sabes el frío que hace por aquí detrás? —El jovencito señaló su nuca.

 

—Prefiero no saberlo —le respondió con una sonrisa que dejó entrever sus paletas, parejas y blancas como los copos de nieve que ya caían con ímpetu sobre la plaza.

 

—¿Y cuántos años tienes? Nunca me lo has dicho…

 

—Diez —dijo. Su respuesta fue breve. No hubo más contestación que el silencio.

 

La llama de Libra de la torre del reloj se apagó y brilló el fuego de Escorpio. Momentos después, una silueta lejana se fue aproximando a la torre. Parecía cojear. Ante el espectro del incipiente sueño, Astrea se espabiló. ¿Podía ser…? No, ¡era él sin dudas! Pero, ¿por qué cojeaba? Cuando por fin la nevada dejó ver a su maestro, la niña le llamó desde donde estaba sentada junto a Unicornio.

 

—¡Maestro! —Era evidente que cojeaba. El hombre se detuvo a la altura de la fuente. Stavros, que se había quedado dormido sobre el hombro de su amiga, no esperaba el grito y  despertó asustado.

 

—¿Qué ocurre? —Pero ella no respondió, sino que se levantó de forma brusca y comenzó a correr hacia el hombre que había en mitad de la plaza. Cuando se halló frente a Evander, no pudo evitar fijarse en el corte que este tenía en la sien izquierda. De él resbalaba un hilillo de sangre seca.

 

—¿Qué… ha pasado? —cuestionó con timidez. Para entonces, Unicornio llegó caminando y contempló la escena algo extrañado. La nieve del suelo estaba ligeramente enrojecida, pero no fue hasta que el maestro de Astrea movió la pierna que volvieron a caer varias gotas escarlata. Su contacto hizo que la fina capa de nieve se retrajese; ascendió un hilillo de vapor.

 

—No es nada, pequeña. —El fornido hombre de melena plateada sonrió, puso la mano sobre la cabeza de la niña, y cayó de rodillas al suelo para quedar inconsciente acto seguido. El semblante de la niña se descompuso y empezó a llorar y gritar aquel nombre: Evander, Evander… Pero él no respondía. Stavros corrió de vuelta hacia la biblioteca para pedir ayuda. Los ecos de la voz de Astrea cada vez se hacían más tenues:

 

—¡Maestro! ¡Stavros! —sollozaba—. ¡Maestro!

 

Los gritos que profería en su sueño se fueron fundiendo con los del muchacho que entrenaba en el coliseo. Ya había amanecido por completo y el cielo lucía su añil enérgico. Con los ojos abiertos por fin, Astrea sintió un escalofrío. Aquello que soñó era algo que había vivido. Más allá de ese momento tenía pocos recuerdos. ¿Por qué precisamente ahora soñaba con él? ¿Por qué se acordaba de Evander seis años después de su muerte? ¿Acaso tenía que ver con su reciente nombramiento como Virgo?

 

—Dioses, me he dormido… —La joven dorada se incorporó sentándose en la grada con las piernas cruzadas. Se llevó las manos a la melena rápido, como para comprobar si estaba despeinada. Suspiró aliviada, y cuando se puso en pie dispuesta a volver a su nuevo hogar, el templo de la virgen, se topó con la imponente silueta del pelirrojo Géminis.

 

—¡Ah! ¿Qué haces ahí? —gritó ofuscada. Su rostro palideció del susto. No se había dado cuenta de que el santo dorado estaba sentado detrás de ella, así que imaginó que debía haber llegado antes, cuando aún dormía—. ¿Cuánto tiempo…?

 

—El suficiente como para verte dormir. —La muchacha calló y bajó la cabeza. Sintió cómo se le subían los colores.

 

—Lo… Lo siento, señor Licaón.

 

—No me llames así. Ahora somos iguales, caballeros dorados. Déjate de formalismos. —Como siempre, sonó rudo, directo. Licaón solía hablar poco, pero cuando lo hacía, su casi nula expresividad rompía los intentos de parecer amable o comprensivo. A pesar de todo, una débil y forzada sonrisa por parte del dorado quitó hierro al asunto.

 

Géminis rebuscó en su brazal derecho. Tras tirar de algo blanco, lo sostuvo entre los dedos mostrándoselo a la novata Virgo. Era una carta lacrada. Cuando se la puso delante de la cara, Astrea pudo identificar el sello del Santuario en ella.

 

Después de enseñar la misiva, y en silencio, sus miradas se cruzaron: los ojos impenetrables y rojizos del hombre se clavaron en los de ella, sorprendidos y oscuros como zafiros. La adolescente, curiosa, volvió a observar los dos puntos amoratados que había alineados en horizontal en la frente de su interlocutor. «¿Qué serán? ¿Una marca de nacimiento o algo?»

 

—¿Qué ocurre?

 

—Los puntos… —Cuando se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta, volvió a palidecer. Astrea temió que la respuesta de su nuevo compañero fuese agresiva—. Lo siento. Yo… «¡Soy una bocazas! ¿Dónde quedó eso de pensar antes de hablar?»

 

—¿No lo sabías? Soy un muviano. Los muvianos somos así. Nacemos así. —Géminis tomó la delgada mano de la muchacha y la llevó hacia su frente, invitándola a que los tocase—. No pasa nada, solo es piel. —Era cierto. Cuando pasó el dedo por las marcas, Astrea descubrió que no tenían relieve. Quedó callada solo porque no se atrevió a agradecer el extraño gesto—. Volvamos a lo que nos interesa —La atención de ambos regresó a la misiva—. Órdenes del Patriarca para ti. Tu primera misión.

 

Casi sin creer que después de un solo día desde su nombramiento ya tuviese un encargo, tomó el sobre de los dedos de Géminis y, con gesto preocupado, pasó el índice bajo la solapa rompiendo el lacrado. El sobre crujió al sacar la nota, que estaba doblada en tríptico. La desplegó, y antes de leerla, pudo intuir en su camarada un atisbo de diversión. ¿Por qué sonreía? ¿Le gustaba verla tensa?

 

—No te preocupes. Yo ya sé lo que pone. Léela con calma.

 

—¿Cómo?

 

—Léela —insistió. Licaón aprovechó el momento para sacar una segunda misiva lacrada de debajo de su brazal.

 

«19 de enero de 1.492.

 

Ante los recientes hechos ocurridos en el mes de diciembre de 1.491 y la siempre presente amenaza del advenimiento de una época oscura, se plantea la necesidad de reunir a todos los caballeros dorados en el Santuario de Atenas.

 

Astrea, recién nombrada santo de Virgo por la gracia de Atenea, deberá partir hacia las ruinas de la ciudad Melitón, acompañada del santo de plata Therón de Perseo para traer de vuelta a Baltsarós, el Príncipe, que renegó de sus obligaciones huyendo con la armadura sagrada de Leo.

 

A causa del tiempo transcurrido y la naturaleza delicada de esta misión, se recomienda evitar cualquier tipo de enfrentamiento directo. El caballero desertor debe regresar con vida.

 

Firmado: Kishut de Capricornio, Sumo Pontífice del Santuario de Atenea»

 

La letra de Kishut era deforme, inclinada. Costaba leerla. Al ver Licaón que la joven tardaba más de la cuenta en descifrar las palabras, intervino.

 

—Tal y como ha sido escrito, tienes que traer de vuelta al caballero desertor, Baltsarós de Leo. En sus años de gloria fue conocido como uno de los Cuatro Grandes.

 

—Uno de los Cuatro Grandes… Recuerdo que mi primer maestro me habló de ellos alguna vez. ¿Es cierto que el mismo Patriarca fue parte de…?

 

—Sí. Pero no debes tener miedo —explicó con tono condescendiente. O al menos eso intentó; por mucho que se esforzase, Licaón era más seco que el esparto cuando se expresaba—. Baltsarós no es una persona agresiva. Escapó por motivos personales, pero le necesitamos. Eso sí, es un tanto cínico y su carácter es bastante agrio. Habla con él y convéncelo para que regrese. Le gusta negociar. De ahí su sobrenombre Príncipe. —Sus facciones tampoco ayudaban a entrever más información que la que le salía de los labios—. Tendrás que aguantar algún que otro insulto. Seguro. Aguántalos.

 

«¿Por qué habla así? Es irritante…»

 

—No obstante —añadió—, ten cuidado. Fue pacífico como caballero dorado. No sabemos cómo será ahora, seis años después—. Sin esperar respuesta, Licaón de Géminis se dio media vuelta y caminó por el graderío hacia abajo. Se detuvo un instante para saludar a la pareja que entrenaba en el coliseo, y caminó hasta perderse más allá de la entrada.

 

 

Astrea quedó extrañada, en soledad, sin saber muy bien qué hacer o por dónde empezar a buscar al tal Therón de Perseo. Además, había algo que le quemaba en las entrañas, como diciéndole que no iba a ser tan fácil…

 

----------------------------------------

 

Este capítulo ha sido un poco más lento de la cuenta, pero por fin terminó. ¿Qué ocurrirá ahora con la jovencita? ¡Esperemos que no tenga nada que ver con tentáculos!  :devil: 

 

Bueno, amigos, gracias por vuestros comentarios. Sabéis que me ayudan a seguir creciendo. Un abrazo para todos. ¡Confío en que nos leamos pronto!


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(Parte 3 de 3)

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#172 -Felipe-

-Felipe-

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Publicado 04 febrero 2015 - 10:13

Muy, muy, muy interesante capítulo, Killcrom. Sirvió para saber más de esta tímida jovencita, y dio muchos datos y detalles pra tener en cuenta en esta historia.

 

1. Evander de Águila. Interesante. Me imagino que en él tuvo que cambiar bastante el diseño de su armadura jaja

Pero no entiendo algo, ¿por qué cambió de maestro? ¿Es una práctica común en el Santuario?

 

2. Aquí un detallito  "dibujándole cerezas rosada" .Te faltó una "S" al final.

Y esta "Estaba pensando que… que tienes suerte" ..la repetición es adrede en este caso, ¿no? Es que lo he intentado, pero nunca he sabido si se puede usar así, como para mostrar las dudas de la persona, o si va una coma entremedio.

 

3. Vaya, un poquitín más de romance, jaja, pero esta vez más tierno que el del escorpión, más de niños. Igual es todo muy extraño en el sueño, siendo que es el de ella mencionas cosas que ella no debería pensar, o quizás es cosa de ser un sueño. Lo del cabello rubio... bueno, a lo mejor estoy viendo cosas donde no las hay, pero se siente como si no fueran exactamente sus recuerdos, o no tal cual. Además, acordarse precisamente de él... but then again, son cosas de los sueños.

 

Igual, en todo caso, ¿Qué rayos hacía Astrea en el coliseo? jajaja

 

4. Luego, Licaón. Un muviano. O sea que en este fic USAS la historia de los muvianos. Creo que la mayoría de los que hemos escrito fics usamos ese origen para los de Jamir a pesar de que nunca se menciona en otro lado que no sea el hipermito, siento que le da ciertas explicaciones a algunos aspectos de esos seres misteriosos del himlaya.

En cuanto al Santo en sí, qué tipo más dark xD

 

5. Una pregunta. ¿Melitón existe? ¿O existió? Me da pereza googlear jeje Como sea, se ve atractiva esa misión. Ese detalle de la letra del Pontífice fue genial, corto, pero un detalle que se agradece en una historia excelentemente trabajada.

Y traer a este Santo de Leo perdido (¿por qué serán siempre estos Leo tan rebeldes?), usando a Virgo y Perseo me parece una estrategia fascinante, como que esas dos constelaciones (al menos en el clásico) habrían trabajado muy bien juntos. Creo.

 

 

...

Aunque ahora que lo pienso... Perseo tiene una técnica que invoca ilusiones de serpientes. Se demasiado de estas cosas como para no pensar que esto terminará con tentáculos.

 

 

 

La sentí más corta que otras partes, pero aún así gran trabajo. Como dije antes, más que interesante, esa es la palabra clave :D


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#173 Lunatic BoltSpectrum

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Publicado 04 febrero 2015 - 12:20

un poco aturdido por leerme de golpe los tres capítulos que tenia pendientes

 

solo me queda decir que estan geniales todos los capitulos

 

el final de la pelea con atropos estuvo genial creo que asi quedo mejor que la vez pasada


me gusto mucho la presentacion de los astra planeta

y me gusto bastante la ceremonia de Astrea

 

 

esperando el proximo capitulo para saber la continuacion de la historia

 

saludos

 

:s50:



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Publicado 04 febrero 2015 - 14:27

interesante el capitulo aunque no entendi el porque se dio el cambio de maestro

 

ella pidio un nuevo maestro o su maestro la dejo?

 

 

vaya un geminis muviano me pregunto si tambien tendra un gemelo malvado como de costumbre XD

 

esperando los proximos capitulos para saber si Astrea logra convencer al dorado de leo

 

 

 

 

 

 

 


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#175 Tetzauhteotl

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Publicado 11 febrero 2015 - 15:14

Buen fic, sigue así!


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#176 Killcrom

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Publicado 14 febrero 2015 - 05:49

Muy buenos días, amigos. ¿Qué tal todo? Espero que la vida esté siendo buena con vosotros. Antes de publicar el capítulo que toca para hoy, voy a responder vuestros comentarios. Quiero agradeceros a todos, pero especialmente a aquellos que a pesar de que no les haya dejado review en este mes, han seguido ahí dándome su opinión. 

 

Espero que esta semana pueda pagaros con creces vuestro apoyo, tanto a unos como a otros.  :lol:

 

Muy, muy, muy interesante capítulo, Killcrom.

 

¡Hola, Felipe! Muchas gracias por tus palabras. ¡Voy a resolver tus dudas de inmediato!

 

Todo lo que estás viendo de Astrea servirá en el futuro para justificar algunas cosas. ¡No pierdas el hilo! Bueno, al menos inténtalo.  ^_^

 

1.- El diseño de la armadura de Evander... llevas razón. Debió cambiar. Si no, sería bastante lamentable. No me extraña que le pegasen los otros santos para hacerle bullying

 

El cambio de maestro y su motivo es algo que no puedo responderte. Pero no te preocupes, que será tratado en los próximos capítulos. De todas formas no es una práctica común en el Santuario. 

 

2.- Tomo nota de los detalles que me señalas, aunque como mencionas, la repetición en el segundo es intencionada. Realmente no he encontrado nada en la RAE que haga referencia a esto, pero creo que es válido. No puedo responderte si es más valido con coma o con puntos suspensivos porque no lo sé.  :unsure:

 

3.- En el fondo no puedo vivir sin romance. Soy lo peor. El sueño debería haber sido narrado en primera persona, pero decidí dejarlo en tercera persona aun siendo consciente de los posibles problemas.

 

Para justificarme, piensa que es un sueño y Astrea pudo verse como narradora y percibir y sentir cosas más allá de su yo-pasado.

 

Lo que mencionas del cabello rubio, hay gente cuyo cabello se vuelve más oscuro conforme el tiempo pasa. Ese pudo ser el caso de Astrea. O no... Quizá lleves razón y no sean sus recuerdos. Jeje.  :devil:

 

Astrea disfruta paseando y leyendo por todo el Santuario. Aún no se ha acostumbrado a eso de "guardar la casa de Virgo". Es de suponer que salió a dar un paseo y se quedó dormida en las gradas del coliseo. ¡Qué vergüenza!

 

4.- Utilizo la historia de los muvianos, aunque a mi manera. Habrá cosas con las que seguro no estés de acuerdo. Lo necesitaba para eventos que vendrán muy en el futuro. 

 

Licaón es, como dices, un tipo raro. Pero en el fondo es un buen hombre... dicen. (?)

 

5.- Melitón no existe ni ha existido nunca, al menos no que yo sepa. Es un nombre griego al que le he "dado" una ciudad.

 

Debo ser sincero y decir que en la versión original, esta fue la parte que menos me gustó. Me he visto forzado a darle un lavado de cara. Espero que resulte atractivo. Sé de un personaje que me mandaría al cuerno (o varios XD)... pero bueno, son daños colaterales. 

 

El problema de trabajar los pequeños detalles como la letra del Papa es que eso te come párrafos, y ya sabes, la trama avanza poco. Pero creo que merece la pena.

 

Los Leo suelen ser rebeldes. Aioria, Régulus, son dos muchachos jóvenes y cargados de energía. Este Leo que yo presento será bastante diferente. Intuyo que lo vais a odiar, porque es un completo <autocensurado>. Pero a mí me gusta.  :lol:

 

El problema es que Virgo y Perseo, más la primera que el segundo, son bastante diferentes a lo que hemos visto en el kurumanga. Te doy la razón en que Argol + Shaka habrían sido devastadores. 

 

Sobre los tentáculos... me has pillado. Lo siento, pero solo hay una santa dorada. Tenía que hacerlo.  :lol:

 

El capítulo 7 fue repartido en tres partes, y por eso fueron algo más cortas. Creo que la primera parte del capítulo 8 está de nuevo a la altura. Ojalá la disfrutes. 

 

un poco aturdido por leerme de golpe los tres capítulos que tenia pendientes

 

Gracias por tu interés, amigo Espectro. Me alegra que pienses que salió mejor que en la versión original. Ojalá opines igual de lo que está por venir. 

 

La parte de Astrea presenta MUCHOS cambios sobre lo que leíste en el pasado. Espero que te guste. 

 

Abrazos.  :lol:

 

interesante el capitulo aunque no entendi el porque se dio el cambio de maestro

 

ella pidio un nuevo maestro o su maestro la dejo?

 

 

vaya un geminis muviano me pregunto si tambien tendra un gemelo malvado como de costumbre XD

 

esperando los proximos capitulos para saber si Astrea logra convencer al dorado de leo

 

Muchas gracias por venir, T-800. Te debo miles de reviews. No me olvido. A ver si esta semana empiezo a daros cariño de nuevo.  ^_^

 

El tema del cambio de maestro será explicado, así que no hay de qué preocuparse. 

 

No soy muy de seguir las "buenas" costumbres con los santos dorados. Quizá en esta ocasión no haya gemelo malvado. ¿O quizá sí?  :devil:

 

Buen fic, sigue así!

 

Gracias, lord Tetza. Quedo pendiente de contestar el mensaje que me mandaste por FB. ¡Un abrazo!


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#177 Killcrom

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Publicado 14 febrero 2015 - 06:45

Procedo a publicar el capítulo 8 (parte 1). Espero que lo disfrutéis.

 

Quiero avisar de que mi corrector oficial, Lord Rexomegay, no ha podido hacer su magnífica labor habitual por problemas personales, por lo que he tenido que corregir yo los errores. Esto significa que podría haber más dedazos de los normal. Ruego disculpas. 

 

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RESUMEN DEL CAPÍTULO 7 (PARTE 3)

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Astrea: recién nombrada santo de Virgo. 

- Alisha: ávatar de Atenea. Adolescente de unos 14 años.

Patriarca: Kishut, santo dorado de Capricornio. A veces llamado viejo por su edad (unos 55 años). 

- Diké: diosa de la justicia, y aparente enemiga del Santuario.

- Baltsarós: santo de Leo. Desertor.

- Iskandar: santo de Escorpio. Fue el primero en recibir el Juicio de las Horas. Actual campeón de Átropos.

- Ístvan: hermano de Iskandar. Fue la Hora décima, Hésperis. 

 

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(Capítulo 8. Parte 1 de 2)

 

19 de enero de 1492

 

La Colina Estrellada, el lugar secreto al que acudían los Sumos Sacerdotes a pedir consejo. Lo cierto es que desde la distancia, parecía más una columna enhiesta que un monte, pues ascendía abruptamente rasgando el cielo hasta casi ostentar la altura de unos mil hombres —quizá más—. No había laderas o caminos que permitiesen llegar a la cima por el exterior. Para coronar su capitel habría que jugarse la vida… o ser el Sumo Pontífice de Atenea.

 

Kishut, que tenía la suerte de ser el Patriarca, conocía los secretos y entresijos de aquella montaña infinita. Algunos días, muy pocos de hecho, recorría la distancia que la separaba del Santuario justo antes de caer la noche. Con el propósito de subir a la cima, siempre acababa viendo cómo anochecía en el trayecto.

 

Para llegar al pequeño templo en la cúspide, atravesó el espeso bosque de verdes y amarillos, cada vez más oscuros al caer la tarde; superó un par de desniveles trepando por las rocas que conocía de memoria, y llegó ante una puerta herrumbrosa que no cedió hasta ser abierta con una viejísima llave oxidada. Tras adentrarse en las entrañas huecas de la montaña, llegaba la parte que menos le gustaba: la senda interminable de escaleras esculpidas en la misma roca. ¡Menos mal que los ochenta y ocho candelabros que alumbraban el largo ascenso no fallaban!

 

El resplandor de las velas de cosmos era siempre azul intenso, puro y fuerte, y no llegaba nunca a agotarse. Allá donde estuviera, su brillo penetraba cualquier rendija, algo que no habría ocurrido con las mucho menos potentes llamas de fuego. De hecho, si aquellas hubiesen sido velas comunes, no habría bastado con el escaso número de ochenta y ocho para alumbrar todo el ascenso.

 

El Papa aún recordaba la pregunta: «¿Y si a mitad de camino me quedo en la más negra penumbra?» Al principio, cuando apenas obtuvo el cargo de Patriarca, tenía ese pequeño temor, pero con los años fue asumiendo que aquellos candelabros nunca dejarían de arder; eran llamas eternas del color del cielo diurno.

 

Tras el rato interminable que suponía alcanzar la cima, solía parar bajo el pequeño templete sostenido tan solo por varias columnas tan viejas como la historia de la humanidad, y apoyaba su cuerpo en la más cercana a la escalera para descansar. Aquel día no fue la excepción. Miró la pequeña puertezuela que daba a las entrañas del monte sabiéndose victorioso otra vez: el martirio había terminado; podía relajarse un rato antes de leer las estrellas. Sintió, como siempre, el sabor de la sangre en su paladar. «¿Por qué todo se hace con escaleras de caracol en este maldito sitio?»

 

Kishut de Capricornio, Sumo Sacerdote de Atenea, salió por fin del pequeño templo que custodiaba la cima de la Colina Estrellada y miró a su alrededor. Aunque ya había caído la noche por completo, se podía intuir al otro lado del valle la silueta del monte de las doce casas, y aún más lejos todavía, parte de la aldea Rodorio. Era una vista que a la luz de la luna le encogía el corazón, pero que en pleno día, le enamoraba. Se sonrió y alzó la cabeza.

 

—Aquí estamos, una vez más… —Podía sentir el frío helado de enero, que a aquella altura se traducía en ráfagas de viento cortante y cruel. Pero llevar bajo las togas papales su armadura, Capricornio, convertía los soplos gélidos en meras caricias otoñales.

 

El firmamento le sorprendió por enésima vez. No había nubes en el cielo. La luna, apenas creciente, no entorpecería tampoco su labor. Las estrellas, por su parte, lo alumbraban todo dibujando un sendero de plata en el negro profundo del cosmos. Y sentía cómo se le encogía el estómago al sentirse en soledad, frente a todo el universo, con la única presencia del inerte ulular del viento que le azotaba la túnica.

 

Kishut se mesó la barba pensando, dándole vueltas a lo que le había contado Iskandar de Escorpio una y otra vez. Ya había acudido dos veces más a la colina para leer las estrellas, pero no había obtenido más respuesta que débiles destellos. Aquel día todo parecía distinto; la vía láctea palpitaba como un mar de vida.

 

«Ístvan de Hésperis, nuestro viejo compañero, abandonó el Santuario. Regresó para ver a su hermano con un mensaje: el Juicio de las Horas. ¿Qué es ese juicio? —El silencio fue hiriente—. ¿Por qué no puedo ver nada? ¿Lo estoy haciendo mal? ¡He visto vuestra respuesta en muchas otras ocasiones! ¿Por qué no me contestáis?»

 

Kishut suspiró negando con la cabeza. Tendría que probar otra vez. El santo Patriarca respiró profundamente y encendió su energía, que alumbró en derredor con un tenue brillo anaranjado. Poco a poco, se fue haciendo más intenso, hasta que tembló la cima de la colina. Volvió a alzar la mirada y extendió los brazos, como queriendo abrazar a las estrellas. En vez de contemplarlas, cerró los párpados y alineó la respiración con los latidos de su cosmos. Trató de recrear las ochenta y ocho constelaciones en la mente y centró la atención en Escorpio. Las lucecitas titilantes rugieron con nerviosismo.

 

«El Juicio de las Horas —se dijo Kishut—.El Juicio de… —Antes de poder repetirlo, el corazón le dio un vuelco y perdió toda la concentración, cayendo de rodillas al suelo. Arqueó el espinazo para sostenerse con las manos. Su respiración, entrecortada, le alertó. ¿Qué era eso? ¿Qué había percibido en ese instante justo en que Antares se apagó?— Si Antares se ha apagado… —Buscando en lo más íntimo de su alma, todavía a gatas, obtuvo la respuesta que tanto buscaba; pudo traducir aquel mensaje celestial con palabras: talaiporía, pséma, cheirismoú, ekdíkisi [1]. ¿Eso era lo que había sentido?»

 

Cuando Kishut recobró la compostura y se puso en pie, notó cómo el firmamento sobre su cabeza se agitaba nervioso. Los vientos gélidos empezaron a vibrar de forma distinta, como ascendiendo en espiral. Un murmullo empezó a resonar, primero leve, luego con más fuerza, hasta que cayó ante sus pies un relámpago que destrozó parte de la terraza. El destello blanco que lo acompañó, convirtió el escenario en mármol pálido a la vez que alguien gritaba por detrás.

 

—¡Señorita! ¿Qué hacéis…? —La muchacha, ávatar de Atenea, estaba en el umbral del templete, agarrada a una Columna.

 

—¡Cuidado! —Señaló ella con el índice. Una masa deforme de energía brotó de las fisuras que el rayo había causado en la piedra. Su aspecto era grotesco y retorcido. Destellaba por todas partes y casi parecía babear electricidad.

 

—Ya veo —chistó el Patriarca, que se llevó la mano a la túnica marrón y la lanzó al vacío para que las ráfagas de viento se la llevaran. La armadura de Capricornio, sobria y delgada, se ceñía sobre el cuerpo maduro de Kishut, que encaró a la entidad de cosmos caída del cielo. Con el brazo arqueado, le dedicó una mirada desafiante—. Cuando la energía se manifiesta de esta forma en un lugar sagrado, sólo puede haber una posible explicación —empezó—. ¡Solo los dioses pueden profanar el Santuario de Atenea! —Entonces pensó: «Sufrimiento, mentira, manipulación, venganza…»— ¡Ese es el mensaje de las estrellas! Y quien hay detrás es…

 

—¿Quién? —Gritó Alisha con inquietud. Seguía abrazada a la columna, arqueada, y su cabello era todo un baile entre las corrientes y destellos de luz.

 

—¡Diké! —El grito del Patriarca desgarró la tensión, y la energía, que había estado acumulándose en su brazo izquierdo, salió disparada hacia el cielo como el tajo de una espada en el momento que elevó el brazo con ímpetu—. ¡La diosa de la justicia!

 

La ráfaga de energía que proyectó Capricornio arrastró a la criatura desconocida más allá del límite de la colina, donde explotó en incontables retazos frenéticos de cosmos. De sus restos, pequeños relámpagos surcaron el vacío crujiendo y destellando con violencia en medio de la noche. Algunos fueron chocando contra las rocas de la montaña conforme se aproximaban al lejano suelo. Se desvanecieron antes de llegar al bosque y todo volvió a quedar en calma mientras Kishut y Alisha contemplaban el fin del espectáculo.

 

La adolescente por fin se soltó de la columna que abrazaba y caminó algo temblorosa al encuentro del Sumo Sacerdote. No podía creer lo que acababa de ver. Se asomó por el barranco vertical que era la ladera del monte y miró hacia abajo, donde la oscuridad apenas permitía ver el bosque. Al inclinar la cabeza se le deslizó la melena castaña, ocultándole el rostro.

 

—¿Qué era eso? ¿De qué hablabas, Kishut?

 

—Os responderé, señorita Atenea, pero antes decidme qué hacéis aquí.

 

—Oh, verás… —dijo ella dándose la vuelta, apresurada—, te vi abandonar las doce casas y me dio por ver a dónde ibas. ¡No te has dado ni cuenta!

 

—La próxima vez cerraré la puerta —chistó el Patriarca mientras negaba incesante con la cabeza.

 

—¡Vamos! ¿Me vas a responder, viejo? —Insistió Alisha. Aunque seguía estando asustada, trató de poner su cara comodín; esa con la sonrisa a la que Kishut no podía resistirse. 

 

—Señorita, creo que deberíais tener más respeto por vuestros mayores. Os he cuidado desde que erais un bebé, y aun así no os he perdido el respeto, ¿no? —La niña frunció el ceño.

 

—Sí, sí, perdón. ¿Me lo vas a contar o qué?

 

—Está bien, si es lo que queréis. ¿Recordáis cuando autorizasteis a Iskandar de Escorpio a abandonar el Santuario sin mi consentimiento? —reprochó el barbudo santo—. Ocurrieron algunas cosas. Como sabéis, el hermano de Iskandar apareció tras haber desaparecido.

 

—¿El hermano? Yo pensaba que era por algo que pasó con un niño…

 

—¿Un niño? —inquirió Capricornio—. Bueno, no importa. Venid aquí, conmigo.

 

Alisha obedeció a su mentor y caminó junto a él hasta que quedaron alineados con la lejana montaña de las doce casas. Su vestido, largo y holgado, no dejaba de zarandearse merced al viento, por lo que tuvo que bajar las manos y sostenerlo para impedir una sorpresa desagradable. Por su parte, Kishut rió al darse cuenta del detalle.

 

—Mucho viento, ¿no, señorita? Si os molesta podemos entrar al templete.

 

—No pasa nada —respondió la damisela castaña entre rubores—. Sigue.

 

—A ver… ¿por dónde iba? Ah, sí, por el hermano de Iskandar. Él fue el anterior caballero de Escorpio, y regresó para entregar un mensaje: se supone que vio un futuro donde todos nosotros, los santos dorados, moríamos por obedecer a nuestros deseos personales y no a vuestra figura, señorita Atenea.

 

»Se suponía que Ístvan, el traidor, regresó con un poder divino, el Juicio de las Horas.

 

—¿Juicio de las Horas? ¿De qué se trata? Iskandar no me contó nada de eso… —Alisha parecía molesta, pero entre el frío que sentía y los volantes de su falda revoltosa, no podía mostrarlo con su habitual expresividad.

 

El Sumo Sacerdote, Kishut, no respondió al instante. Pareció buscar una respuesta que le sirviera a sí mismo para comprender lo que acababa de pasar con aquella criatura de energía. Mirando a la vía láctea, tan hermosa como sobrecogedora, suspiró.

 

—La diosa de la justicia, Diké, otorgó el poder del juicio a Ístvan. Una vez aplicado a un santo dorado, ese juicio disolvería su egoísmo. Pero lo que sucedió después, según Iskandar, me preocupa más. Dice que quedó inconsciente, pero que tras volver en sí, perdió el control y mató a su hermano. Sintió, al parecer, una furia tremenda. A eso se deben los temblores y el vórtice que nos reportaron desde Atenas. El Juicio de las Horas, en vez de acabar con su egoísmo, le hizo perder el norte y desplegar un cosmos inmenso.

 

—¿Perder el norte?

 

—Enloquecer —aclaró el pontífice—. Debo decir que hay algo que no me cuadra. Sé que Iskandar me oculta algo, pero estoy seguro de que hay una presencia divina tras todo esto. Probablemente se trate de Diké, como me dijo.

 

—Esa Diké… ¿no se supone que la diosa de la justicia es Némesis? ¿O incluso… yo? —dudó al pronunciar su nombre.

 

—Según he podido consultar, Diké es la manifestación de la justicia en el mundo humano. Se la considera una de las Horas. Es proclamada como enemiga de toda falsedad e injusticia, y su mano puede llegar a ser incluso cruel a la hora de juzgarlas. Por otro lado, se la conoce por recompensar la virtud, lo que creo que sería su Juicio de las Horas.

 

»Si Iskandar no me ha mentido, y creo que en esto sí que ha sido sincero —acotó—, no puede ser nadie más que ella. La diosa Némesis actúa de otra forma. Según relatos mitológicos, está más relacionada con la venganza retributiva.

 

»Con respecto a vos, señorita… ¿Estáis actuando contra vuestros propios santos para que maten a sus hermanos? —Con su pregunta, el Pontífice trataba de expresar que confiaba en ella; que sabía que su papel como diosa de la justicia no tenía nada que ver con el Juicio de las Horas—. Permitidme que lo dude. Vos tenéis un corazón gentil, aunque seáis algo…

 

—¿Algo? —cortó Alisha, sin dudar.

 

—Olvidadlo, por favor. Quiero que os quede claro que estas son mis sospechas, señorita. No estoy ni mucho menos seguro, pero puesto que ningún mortal hostil puede penetrar en vuestro Santuario, no queda más remedio que pensar que esa bestia de rayos fuera enviada por algún dios. Si Diké, sea por el motivo que sea, engañó a Istvan, me parece motivo más que de sobra para sospechar de ella.

 

—¿Pero por qué? ¿No se supone que los caballeros tienen que obedecerme? —Kishut calló—. ¿No se supone que tenéis que obedecerme?

 

—Vuestros santos son humanos, señorita. De todas formas, si el Juicio de las Horas es un engaño, como parece serlo, no tendréis que temer por ello. Este, vuestro humilde servidor, os protegerá hasta la muerte, y lo sabéis —contestó sonriendo a la adolescente, que se sujetaba parte de la melena para que no le tapase el rostro por culpa del impetuoso aire.

 

—Gracias —acabó por decir con cierta timidez—. ¡Pero ese es tu deber!

 

—Como Sumo Sacerdote, puesto que las estrellas no me están dando todas las respuestas que deberían, consultaré el oráculo de Delfos. Pero esperaré a que regrese Astrea…

 

—¿Astrea? ¿Dónde está? —Alisha no tenía ni idea de que había sido asignada a una misión.

 

—¿No os lo conté, señorita? La nueva guerrera de Virgo ha sido enviada a Melitón, a traer de vuelta al santo desertor, Baltsarós de Leo.

 

—¿¡Leo has dicho, viejo?! —La niña se sorprendió y sus ojos se abrieron como platos—. ¿El mismo Leo que… robó el Icor?

 

—Así es. Baltsarós…

 

—¡No! ¿Por qué has mandado a Astrea? —Alisha, enfadada, dio una patada en la espinillera de la armadura de Capricornio. Sabía que no haría daño a Kishut, pero quería descargar la furia que la recorrió de alguna manera—. ¿Por qué? ¡Ese hombre es peligroso!

 

—¿Teméis por ella? —preguntó el pontífice. Sabía que Alisha era impulsiva y cabezota, pero no esperaba que se fuera a enfadar tanto. «Me alegro de no habérselo dicho antes».

 

—¡Es mi única amiga! ¡La has mandado a pelear contra un traidor! ¿Cómo no iba a preocuparme?

 

Alisha se puso en jarras con los brazos sobre las caderas. Su rostro era un poema; el ceño fruncido, los ojos entreabiertos y desafiantes, y los labios, capaces de dibujar la sonrisa más hermosa, mostraban una disconformidad explícita. Para colmo, el rubor le había coloreado la tez de rojo.

 

—Calma, mi dulce señorita. Baltsarós no es tan peligroso como se ha hecho creer a todo el Santuario.

 

—¡Claro que no! ¡Robó el ícor y escapó del Santuario por la fuerza! —gritó con descaro.

 

—Parece que no lo entendéis. ¿Habéis visto la panorámica que tenemos? —Kishut movió el brazo señalando al oscuro horizonte en el que no sin dificultad se veía parte de la aldea Rodorio y la silueta del monte de las doce casas—. Estamos aquí todavía, ¿no? ¿Acaso no vivimos?

 

—Si no haces nada, Astrea podría dejar de vivir…

 

—Baltsarós me salvó la vida hace mucho tiempo. Si no hubiera sido por él, yo no estaría ahora con vos… Él no es un asesino. No va a matar a Astrea.

 

—Pero… ¿Por qué la has enviado a ella? Es peligroso. ¿Y si le pasa algo? ¡Deberías habérmelo dicho! ¡Soy Atenea!

 

—Y yo vuestro Patriarca, pequeña. Y soy mayor que vos, y por mucho que os quiera, no puedo consentir que me habléis así…

 

—¿Qué vas a hacer, viejo? —preguntó la niña con ganas de discutir. Odiaba cuando no le consultaban antes las cosas, y en el Patriarca eso era una constante. Kishut ignoró la provocación.

 

—Astrea es precisamente la persona adecuada, señorita. No conocéis a Baltsarós. Todo cuanto sabéis de él se debe a lo que habéis escuchado… ¿Pero le habéis visto? ¿Os ha salvado a vos la vida?

 

»Veréis, señorita, hay algo que sí es cierto de él; es un cínico y siempre utiliza la palabra como arma. Pero no es agresivo por naturaleza. El problema está en que ninguno de los santos dorados, a excepción de Astrea, toleraría su comportamiento. Para Astrea, Baltsarós es tan solo una leyenda. Para los demás, es un traidor y un insolente.

 

—Sí, pero… —la jovencita quedó callada, cabizbaja.

 

—Si Astrea es vuestra amiga, entonces sabréis bien que es una persona calmada y pacífica. Siempre recurre a la palabra para solucionar los problemas, ¿cierto?

 

—Es verdad —se vio obligada a reconocer. A pesar de todo, seguía estando furiosa.

 

—Lo peligroso habría sido enviar a otro santo dorado con órdenes de hacerle regresar al Santuario. Cuando Leo desertó se creó muchos enemigos aquí. Precisamente porque Astrea es la más nueva es la única que puede traerle sin problemas ni rencillas personales.

 

—¿Y regresará por las buenas? ¿No sería condenado a muerte por robar el ícor y escapar?

 

—Regresará, mi dulce princesa. Es por eso que digo que no conocéis a Baltsarós —sonrió—. Ahora, ¿nos vamos a dormir? Es tarde y debéis tener frío…

 

—Ve tú primero. Yo me quedaré un rato más…

 

—Como queráis. Tomad la llave de la puerta. Por favor, no os olvidéis de cerrarla al salir; nadie debe entrar en la Colina Estrellada.

 

Kishut caminó hacia el templete para desaparecer en la oscuridad rumbo al Santuario. Alisha, tras mirar cómo se perdía el hombre que prácticamente había sido su padre, suspiró. No podía creer que no le hubiese consultado lo de Astrea. Tampoco podía creer que Iskandar no le hubiera dicho nada de Ístvan o del Juicio de las Horas. ¿Qué estaba sucediendo? Ella era Atenea y parecía que nadie estaba dispuesto a aceptarla como tal. Y lo detestaba. Odiaba que todo el mundo la viera como a una niña prescindible.

 

Alisha se acercó al borde del precipicio y clavó la mirada en el horizonte, en la lejana torre del reloj donde tan poco tiempo atrás se había nombrado a Astrea guerrera de Virgo.

 

—¿Qué es lo que no hago bien? ¿Por qué siempre me ignoran o me utilizan? ¡Yo soy Atenea! —la muchachita colocó su mano en el incipiente pecho para notar el latido de su corazón. Solía tranquilizarse así, aunque aquella noche no le sirvió demasiado. El frío la hacía tiritar, y los ojos se le inundaron de lágrimas, mas ninguna le resbaló por la tersa mejilla rosada.

 

Agachando la cabeza, vio cómo bajo sus pies la ladera de la Colina Estrellada se perdía en la penumbra de la noche. Comenzó a reír en voz baja. Una fuerte ráfaga de viento la hizo trastabillar, volcándole el estómago ante la amenaza de caer al vacío, pero clavando las rodillas en el suelo, sonrió. El vestido no dejaba de aletear, sin control.

 

—Ellos no me necesitan, ¿no es así, Astrea?

 

___________________________

 

[1] No sé griego. He de confesar que busqué estas palabras con el traductor de Google. Si alguien encuentra errónea la traducción que hago de ellas en el relato, ruego me disculpe y corrija. 

 

----------------------------------------------

 

Esto es todo por esta semana, amigos. A ver si puedo ponerme las pilas y dejaros comentario desde mañana. Vuelvo a ser yo mismo, por lo que no debería haber problema.  :lol: 

 

Os ruego que me dejéis comentario con vuestras opiniones y críticas. Y también os pido paciencia. Un abrazo. ¡Hasta pronto!


Editado por Killcrom, 14 febrero 2015 - 06:50 .

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(Parte 3 de 3)

Publicado: ?? de ? de 2018


#178 unikron

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Publicado 14 febrero 2015 - 10:50

me pregunto si athena podra superar sus complejos  y  ver como le va a als anta de virgo con leo



#179 Bella de Geminis

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Publicado 14 febrero 2015 - 11:15

buen fanfic suerte


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#180 -Felipe-

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Publicado 14 febrero 2015 - 11:31

Paso a dejar la review como siempre, y voy leyendo, no he empezado el capítulo y me topo con esto.

Iskandar: santo de Escorpio. Fue el primero en recibir el Juicio de las Horas

¿El Primero? Como que estás dando spoilers ahí ¿o no?

 

1. Qué interesante forma tienes para narrar como se llega a la cima del Starhill. Kuru tuvo su oportunidad en ND, y la desaprovechó, aunque Saga en el manga original menciona que le costó muchísimo, pero si Shion podía, él también. Al menos en mi fic cambié eso (cosa que se verá en 2 o 3 capítulos), quedó mucho más simple de lo que hubiera deseado, tu perspectiva me gustó, una mezcla entre dificultad y caminos secretos, aunque no me queda claro por qué el Pontífice es el único capaz de descubrir esas rutas ocultas. Y también, el viejo tiene 55 años, ¿tan difícil es el camino para que haya quedado tan cansado? Pobre Shion entonces jaja.

----¿Por qué todo se hace con escaleras de caracol en este maldito sitio?

No pude evitar reírme con esto jeje. De hecho, me da la impresión que fue una broma hacia ti mismo (?), ya que eres tú quien ha puesto escaleras de caracol en todos lados, no Kuru xD

 

2. Hermosas las descripciones "ambientales", como siempre :) las sensaciones térmicas, la luna, etc, da para inspirarse.

 

3. ¿A quién le habla Kishut? ¿A las estrellas o a algún dios? Como sea, la forma en que trabaja el viejo es fantástica, creo que nunca se ha narrado en una fuente oficial como leen las estrellas los Kyokos, ni siquiera el G.

 

4. "¿Qué había percibido en ese instante justo en que Antares se apagó?"

Aquí hay algo no me sabe bien, no sé qué es, tal vez me equivoque. ¿Quizás cambiar el "en que" con un "cuando"?

 

5. Bueno, la verdad es que uno de mis grandes pasatiempos es la traducción, el conocer idiomas, así que me voy a permitir algunos detalles, si no te molesta. Talapoia, si bien se cuenta como "sufrimiento" es mas en el sentido de un problema físico, más un término "médico", incluso como resistencia o esfuerzo. La traducción más "emocional" del sufrimiento sería "Pathos", a menos que realmente hubieras tenido la intención de la primera definición.

La otra sería "manipulación". Cheirismós (con s al final) se refiere más a la manipulación de cosas físicas, es decir, al uso de las manos. Si entendí bien la intención, tú buscas algo más como "control" o "dominio", y ese sería el sustantivo "Élenchos".

Las otras dos bien :)

 

6. "El destello blanco que lo acompañó, convirtió el escenario en mármol pálido a la vez que alguien gritaba por detrás"

Creo que la coma está de más, no estoy para nada seguro. El "por detrás" también me genera dudas, pero diría que está bien.

"Ya veo —chistó el Patriarca, que se llevó la mano a la túnica marrón y la lanzó al vacío para que las ráfagas de viento se la llevaran"

Aquí parece que habría que cambiar el "que" por "quien", o incluso eliminarla.

 

7. ¡Uh, el Pope tiene estilo! :D Una excallibur (o como le llames en esta versión) mucho más útil que cualquier que lanzara Shura xD

 

8. Y volvió la Alisha desagradable jajaja, eso me agrada. Y la chiquilla sabe cosas de mitología griega, bah, ¡cómo la odio/amo! jaja

 

9. "Ocurrieron algunas cosas. Como sabéis, el hermano de Iskandar apareció tras haber desaparecido."

Hay algo aquí que me molesta, si apareces es porque antes habías desaparecido, ¿No?

 

"—A ver… ¿por dónde iba? Ah, sí, por el hermano de Iskandar. Él fue el anterior caballero de Escorpio, y regresó para entregar un mensaje: se supone que vio un futuro donde todos nosotros, los santos dorados, moríamos por obedecer a nuestros deseos personales y no a vuestra figura, señorita Atenea.

»Se suponía que Ístvan, el traidor, regresó con un poder divino, el Juicio de las Horas."

No creo que sea necesario saltarse un espacio allí, pero imagino que eso depende de cada uno, es un problema personal en realidad, soy obsesivo con que el que cada punto aparte tiene que conllevar un cambio de personas en el diálogo.

 

10. Me queda una duda, ¿por qué Kishut llevó a Alisha a un lugar donde podía sufrir problemas con su vestido? ¿No pudo llevarla desde el principio adentro y ya? No me digas que tiene síndrome Sagitario este anciano...

 

11. "Permitidme que lo dude. Vos tenéis un corazón gentil, aunque seáis algo…

—¿Algo? —cortó Alisha, sin dudar."

Jajajajajaja, lo siento, no lo pude evitar. Hiciste un gran personaje Killcrom, provocas que me encariñe con ella, y que desee que muera en el próximo capítulo a la vez, jaja.

¡Oh! Y ha osado golpear a un Santo de Oro, el que es como un padre, lo que debe doler tanto como una mota de polvo en mi dedo... ¡Ya mátala caprino ultrapaciente! xD ¿Dónde están los Sagas del mundo cuando se les necesita?

 

Y al final como que me dio pena la niña, pero leo lo que ha hecho hasta ahora, y se me pasa.

 

 

 

Gran capítulo, Killcrom, mostrando algo que los spinoffs y Kuru se esfuerzan por ignorar. Solo me queda alegrarme porque resolvieras tus problemas personales, y esperar la aventura de la chica Virgo, quien va bien encaminada a ser mi personaje favorito de esta historia. No, lo siento Athena, no eres tú.


Editado por Felipe_14, 14 febrero 2015 - 11:34 .

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