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Némesis Divino I: El juicio de las Horas


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549 respuestas a este tema

#321 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 25 septiembre 2015 - 16:39

-No se porque pero me imagine a una chica de la era actual conociendo a su artista favorito

y acatando instantáneamente todo lo que le dice sin ponerse a reflexionar.

 

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#322 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

    The Digger

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Publicado 26 septiembre 2015 - 16:26

Wow, de veras tienes mucha labia, compañero, con una ortografía que incita a seguir leyendo y unas descripciones amplias para hacernos los lectores una idea mental de los personajes. 

La historia está bien pensada, y he de decir que ojalá se me hubiese ocurrido a mí.

Seguiré leyendo y espero más capítulos, compañero.


Wow, de veras tienes mucha labia, compañero, con una ortografía que incita a seguir leyendo y unas descripciones amplias para hacernos los lectores una idea mental de los personajes. 

La historia está bien pensada, y he de decir que ojalá se me hubiese ocurrido a mí.

Seguiré leyendo y espero más capítulos, compañero.


Wow, de veras tienes mucha labia, compañero, con una ortografía que incita a seguir leyendo y unas descripciones amplias para hacernos los lectores una idea mental de los personajes. 

La historia está bien pensada, y he de decir que ojalá se me hubiese ocurrido a mí.

Seguiré leyendo y espero más capítulos, compañero.


Wow, de veras tienes mucha labia, compañero, con una ortografía que incita a seguir leyendo y unas descripciones amplias para hacernos los lectores una idea mental de los personajes. 

La historia está bien pensada, y he de decir que ojalá se me hubiese ocurrido a mí.

Seguiré leyendo y espero más capítulos, compañero.


Wow, de veras tienes mucha labia, compañero, con una ortografía que incita a seguir leyendo y unas descripciones amplias para hacernos los lectores una idea mental de los personajes. 

La historia está bien pensada, y he de decir que ojalá se me hubiese ocurrido a mí.

Seguiré leyendo y espero más capítulos, compañero.


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Ranking de resistencia dorada


#323 unikron

unikron

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Publicado 27 septiembre 2015 - 11:22

buen capitulo



#324 Killcrom

Killcrom

    Paso a paso

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Publicado 05 octubre 2015 - 14:23

Buenas tardes, amigos. ¿Qué tal todo? Siento haber tardado un poquito más de lo normal, pero no tenía corregido el capítulo. No contaba con el "pequeño" detalle de que esta parte que voy a publicar tenía 17 páginas. Y sí, se me hizo tarde... 

 

Antes de publicar responderé vuestros comentarios. Siento no haberos leído, pero tengo que cuidar a un familiar enfermo (por desgracia, creo que tendré que publicar el siguiente arco argumental a su memoria) y voy a empezar un pequeño trabajo como voluntario.

 

Bueno, sin más, respondo vuestros reviews dentro del spoiler.

 

Spoiler

 

 

Ahora sí, ¡vamos al capítulo 15!

 

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RESUMEN DEL CAPÍTULO 14, PARTE 3

 

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PERSONAJES RELEVANTES

 

Alisha: llamada a ser Atenea en esta era, es una chiquilla algo caprichosa y malintencionada, pero entrañable.

Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.

Nerites: santo dorado de Piscis. Uno de los llamados "Cuatro Grandes".

Therón: santo de plata de Perseo. Algunos dicen que es muy poderoso y resistente. Para Astrea fue un saco de boxeo.

Baltsarós: santo dorado de Leo. Impertinente, irritante, pero muy poderoso. Conocido como el Príncipe Desertor.

Beatrice: fue la amada de Baltsarós, pero le ocurrió algo y ahora está en paradero desconocido.

Beatrice (gato): gato macho de Baltsarós, nombrado en honor a su vieja amada.

Astrea: santa dorada de Virgo, salvada del Juicio de las Horas, pero al precio de su cosmos. ¿Podrá volver a luchar?

 
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(Capítulo 15: parte 1 de 2)
 

28 de enero de 1492

 

La cámara del trono estaba tan tranquila que a pesar de que los primeros rayos de sol atravesaban el balcón como lanzas erguidas, parecía no haber llegado la mañana aún. Kishut era consciente de lo temprano que era, y en soledad, bostezó. Tendió la mano para tomar la copa de plata y apurarla. El agrio sabor del vino descendió por su garganta hasta calentarle el estómago. Era una delicia.

 

El metal resonó contra la mesilla al colocar la copa vacía. Los ojos del cansado Patriarca se clavaron al fondo de la estancia, sobre la puerta que se abriría de un momento a otro. ¿Quién llegaría primero? ¿Baltsarós y Astrea, o la traviesa Alisha? Por un momento, deseó no ver a la niña aquel día, pero de inmediato se dio cuenta de que necesitaba verla; de que quería regañarle tan solo para ver su cara de enfado, con los mofletes hinchados.

 

«En el fondo, no puedo estar enfadado contigo.»

 

Como había estado esperando, los lejanos goznes chirriaron a la par que una de las hojas de la puerta cedía. Reconoció al soldado que la abrió, pero no había nadie más. Desde la lejanía, el hombre se aproximó y habló con voz alta y tono firme. Antes de sus palabras, Kishut ya sabía a quién iba a reportar.

 

—Su Santidad, se presentan Therón de Perseo, Astrea de Virgo y Baltsarós de Leo.

 

—Hazles pasar —respondió con voz queda. Hasta el soldado se dio cuenta de que el Sumo Sacerdote parecía agotado. Este asintió y les instó a entrar en la cámara tras una reverencia.

 

Therón fue el primero en atravesar el umbral de la puerta. Vestía una toga holgada de color negro que apenas ocultaba sus pasos cojos. Tenía el brazo derecho en cabestrillo. Astrea no lucía mucho mejor, aunque por suerte, eran solo magulladuras y cardenales lo que surcaban su rostro adolescente. Tras ellos, el león dorado entró ataviado con unos pantalones de lino raídos y una camisa blanca. A través de ella se trasparentaba el vendaje que cubría todo su pecho. La sonrisilla jactanciosa que lucía le resultó molesta al Patriarca, aun en la distancia: «Seis años y sigue siendo igual de payaso…»

 

Lo que el Sumo Sacerdote no había esperado es que la señorita Alisha llegase a la vez que los tres santos. Al verla aparecer tras la gran silueta de Leo, palideció. Notó cómo los nervios le traicionaron, y rápido, se sirvió una copa de vino. Le temblaba la mano. Los visitantes recorrieron la larga alfombra carmesí flanqueada por columnas. De no ser por la carita descompuesta de su dulce Alisha, se habría permitido hacer un comentario jocoso sobre el estado lamentable en que el trío apareció.

 

—Astrea de Virgo, Su Santidad.

 

—Se reporta Therón de Perseo, Su Santidad —dijo el santo de plata, haciendo un esfuerzo por arrodillarse.

 

—Estás herido —dijo Kishut, tajante—, no te inclines. No es necesario. —Virgo sí se postró ante el pontífice, pero Leo se le quedó mirando con cara alegre—. ¿Y tú? ¿Por qué no saludas? —Ya imaginaba que el león saltaría con alguna de sus impertinencias.

 

—Podemos ahorrarnos esto, ¿no? —contestó—. ¡Dame un abrazo, viejo! —Baltsarós se abalanzó sobre Capricornio y le rodeó con ambos brazos. El pobre Kishut respondió al gesto más por compromiso que porque de verdad lo sintiese. No intentó ni levantarse del trono—. ¡Ya veo lo que te alegras de verme después de seis años! —se quejó el de coleta.

 

—Guarda silencio, Baltsarós, ¡y aprende modales! —El falso desertor obedeció tras ahogar una risotada de complicidad.

 

Por delante de los recién llegados, Alisha se colocó a la derecha del trono del Patriarca, justo al lado de la mesilla en que aquella copa de plata rebosaba de vino. Suspiró, con cara afligida. Evitó hacer contacto visual con el Patriarca. Hubo un silencio que se prolongó los suficientes segundos como para hacerse incómodo. Por fin, el líder tomó aire.

 

—Veo que habéis cumplido vuestra misión —les dijo mesándose la barba—. Me alegro de veros. A todos —añadió al instante en clara alusión a la joven ávatar de Atenea.

 

La adolescente Astrea, inclinada como estaba, agachó la cabeza y apretó los dientes, resentida. Tras descubrir que el Sumo Sacerdote pidió a su compañero Baltsarós que acabase con ella de ser necesario, había desarrollado cierto desprecio por él. Pero debía guardar silencio; no estaba en las mejores condiciones para hacerle frente. Lo único que se repetía una y otra vez era que debía aguantar aquella reunión, al menos por su amiga Alisha, allí presente.

 

—Señor Kishut, no todo fue como esperábamos —Therón parecía algo nervioso.

 

—Me consta al veros… así. —El líder del Santuario posó sus ojos en Baltsarós. Pensó en que si incluso él había sido herido, tuvieron que vivir una situación complicada—. Espero vuestro reporte. Astrea, levanta y habla.

 

Ella era toda una amalgama de sentimientos. Cansada, pero peligrosa. Se recordó que no debía ser descortés; ya tendría tiempo para reprocharle aquello. Al ponerse en pie, llevó su corta melena de vuelta a la espalda con el dorso de la mano.

 

«Sabes perfectamente lo que ha pasado —pensó mientras carraspeaba para aclararse la garganta.»

 

—Tal y como nos pedisteis, acudimos a Melitón para traer al llamado Príncipe Desertor al Santuario. —Con gesto desafiante, tomó del bolsillo de sus pantalones marrones la misiva que recibió de Licaón de Géminis y la leyó en voz alta—. Astrea, recién nombrada santo de Virgo por la gracia de Atenea, deberá partir hacia las ruinas de la ciudad Melitón acompañada del santo de plata Therón de Perseo para traer de vuelta a Baltsarós, el Príncipe, que renegó de sus obligaciones —hizo énfasis en aquella expresión— huyendo con la armadura sagrada de Leo.

 

—Ya veo… ¿Y bien? ¿Algo más que reportar? Porque imagino que eso no es todo —apuntó, señalando lo evidente con los brazos extendidos—. ¿Qué hay de la parte de mi carta que os pedía evitar enfrentamientos innecesarios?

 

—Su Santidad, sabíais que Baltsarós no opondría resistencia, ¿me equivoco? —Lo estaba haciendo. Debía detenerse. No era el momento de enfrentarse a él—. Me pregunto cuáles fueron las órdenes que me pedisteis le entregase al encontrarnos con él.

 

El Patriarca levantó del trono sosteniendo la copa de plata entre los dedos. Miró el vino con el ceño fruncido, acarició el borde con el índice y después, bebió. A la vez, Baltsarós dio un leve codazo a la muchacha, pues comprendió al instante que la situación se le escaparía de las manos si continuaba por ahí.

 

—Siempre he sido bastante imprevisible —se apuró a responder Leo para evitar una situación incómoda. Therón de Perseo asintió con la cabeza, como dando fe de ello—. ¡La última vez que nos vimos, casi nos peleamos!

 

—La última vez que nos vimos —interrumpió el Pontífice—, te pedí que abandonases el Santuario como un desertor. ¿Ya se te ha olvidado? ¿¡Ya se os ha olvidado a todos!? —gritó para los presentes—. ¿O me vais a decir que no os lo ha contado? —Entre su aspecto cansado y el tono de voz, no parecía guardar mucha más paciencia. Para colmo, la sola presencia de Alisha le hacía hervir la sangre.

 

—Nuestra misión ha sido un éxito, Su Santidad —dijo Perseo. Hasta su voz quebrada daba pena—. Y fuera lo que fuera que le encomendaseis a Baltsarós, también. No nos concierne a nosotros cuestionaros por ello. Ruego que disculpéis a Astrea.

 

«El cosmos de Astrea no es el mismo. Llevaba razón Licaón. ¿Qué ha ocurrido? ¿Aparecieron las Horas, tal y como Iskandar advirtió? —Kishut hizo caso omiso a las palabras de la guerrera virgen. No sabía bien qué responder. Quizá siguiéndole el juego llegaría a adivinarlo, pero no consideró prudente hacerlo. Además, confiaba en que el leal Perseo se lo descubriese.»

 

—Comprendo. Quizá tú estés más relajado, Therón de Perseo. Sigue hablando, por favor —ordenó.

 

—Puede que sea lo mejor, señorita Astrea. ¿Todavía tenéis fiebre? —Ante las palabras del santo de plata, Kishut encontró la solución a sus problemas. Rápido, se apresuró a cualquier posible respuesta.

 

—¿Fiebre? —inquirió con cara de sorpresa—. ¿Por qué no lo has dicho antes, niña? Tendrías que haber mandado un mensaje con ellos. Habría comprendido que descansases en tu templo en lugar de venir. Alisha, por favor —musitó, llamando la atención de la pequeña diosa, que dio un salto, nerviosa—, acompáñala a su templo y espérame en Capricornio, como siempre.

 

—¡No tengo fiebre, Su Santidad! ¡Yo solo…! —Pero el barbudo insistió, negando sin parar. Alisha no tuvo más remedio que asentir y agarrar la mano de su amiga, la nueva santa dorada.

 

—¡Vamos, Astrea! ¡Cuéntamelo todo!

 

El par de jovencitas empezaron a alejarse por la alfombra roja. Virgo miró atrás para encontrarse a Baltsarós despidiéndola con la mano. Parecía serio, por primera vez. Therón optó por la discreción y no dio la espalda al Patriarca.

 

*  *  *

 

En la penumbra del Ateneo, el mismo soldado calvo de todos los días se encargó de cerrar las puertas de la cámara del trono, tras despedirse de la pareja de señoritas. Astrea se soltó de la mano de Alisha y caminó con genio por el pasillo oscuro. Dio una patada de frustración a la pared de bloques grises, haciéndose daño en el pie.

 

—¡Maldita sea, Therón! —gruñó.

 

—¿Qué ocurre, Astrea? ¿Estás bien? ¿Te has resfriado o algo? —Alisha contemplaba a la otra joven con la cabeza ladeada. Le resultaba extraño verla quejarse, pues siempre había sido una muchacha dócil y amable con todos. De hecho, era aquella personalidad afable lo que más le gustaba de ella.

 

—¡Eso mismo quisiera yo saber! —Aunque Virgo se había dado cuenta del descaro con el que había sido expulsada del Ateneo, no quería hablar de ello con su amiga; estaba segura de que acabaría por contárselo todo al viejo. Chistó y le dijo que era una tontería—. Quizá sí que estoy resfriada. Ojalá lo esté, de hecho. —Alisha no comprendió por qué dijo aquello.

 

—¿Quieres estar enferma? Eres rara —rio—, pero me gustas. —Su radiante sonrisa de dientes perfectos relajó un poco a la santa. Ambas atravesaron la puerta de salida, tras la que los guardias hacían su turno de trabajo.

 

Habían pasado tantas cosas en Melitón que a Astrea le costaba mucho no rememorarlas en la cabeza. Lo peor de todo fue cuando descubrió que, como le había advertido Leo, su cosmos había sido sellado. Lo que en primer momento tomó a broma se conjuró en una realidad horrible: apenas podía usar una fracción equivalente a, como mucho, una décima parte del poder que solía tener. Si alguien se daba cuenta, ¿qué sería de la guerrera de Virgo?

 

El aire de la mañana fue como un bálsamo para la joven de rizos castaños. El frío, no tan cruel como el de Melitón, le despejó las ideas. Cayó en la cuenta de que salir del Ateneo había sido lo mejor. ¿Qué habría podido ocurrir de haberse enfrentado a Kishut? Era absurdo pensarlo ahora, que tenía la posibilidad de pasear junto a la pequeña Alisha, su amiga y la persona por la que un día, quizás, tuviera que dar la vida.

 

—No es que quiera estar enferma —explicó Astrea mientras caminaban entre los firmes soldados, que las saludaron con palabras amables—, es que estoy muy cansada, y no me gusta. Pensé que si estaba resfriada, tendría sentido. —De inmediato, devolvió el saludo a los guardias. Alisha no se dignó ni a mirarles.

 

—¿Te has cortado el pelo? —replicó sorprendida la pequeña Atenea—. Antes te llegaba por la cintura. Ahora lo tienes como yo, por los hombros. ¡Me gusta! —A la vez que hablaba, la adolescente jugueteaba con un mechón de su melenita—. ¡Quizá yo también deba cortármelo! ¡Estoy aburrida de tenerlo siempre igual! ¿Por dónde debería cortármelo? —Preguntó conforme empezaban a descender por la senda de escaleras que dirigían a Piscis—. ¿Quizás por el cuello? ¿Más o menos?

 

—Fue un accidente, Alisha.

 

—¡Llámame Ali! Tú puedes hacerlo —interrumpió.

 

Astrea quedó un poco extrañada. ¿Llamar Ali a su diosa? Al mirarla, se vio reflejada en los enormes iris miel que tenía delante. Notó el gran aprecio que la pequeña adolescente sentía hacia ella. No comprendía el motivo: apenas tenía dos años más que ella y no era mucho más alta. Además, Alisha daba clases a diario con el Patriarca, por lo que debía ser más lista que ella. ¿Qué había visto entonces para considerarla su amiga?

 

—Bueno, venga y dime, ¿cómo crees que estaría más guapa? ¿Así, o con el pelo más corto? —La muchachita posó con los brazos en jarras, y el viento le zarandeó la melena castaña de lacios cabellos.

 

—Cortarse el pelo es una tortura, Ali —contestó—, pero si es lo que quieres, quizá te quede bien… ¡Lo mejor será que te quedes calva, como el soldado del Ateneo! —Virgo rio al ver el ceño fruncido y los mofletes hinchados que puso Alisha. Esta gritó, enfadada.

 

—¡Yo sí que te voy a dejar calva como te agarre!

 

El par de muchachitas corrieron escaleras abajo, entre risas y chillidos, levantando la curiosidad de los soldados, que quedaron arriba haciendo guardia.

 

*  *  *

 

Cuando se escuchó el ruido de las puertas de la cámara al cerrarse, Kishut suspiró, aliviado. Gracias al inocente comentario de Therón de Perseo, había logrado librarse de la tensa situación con Astrea de Virgo, que parecía desafiante y molesta. Con toda seguridad, debía saber de la misión "especial" que había encomendado a Baltsarós de Leo.

 

—¡Buf! —exclamó—, se estaba poniendo feo. Lo único que no nos hacía falta era una mujer molesta. ¿Debo suponer que lo sabe? —La pregunta fue directa hacia al falso desertor, que volvió la mirada asintiendo.

 

—¿Me vas a decir que no pensaste en ello? —El santo dorado miró de reojo al Pontífice, como acusándole—. Sabes muy bien que no. Tú nunca dejas cabos sueltos. ¿O acaso la edad te ha convertido en un incauto?

 

—En primer lugar, te dirigirás a mí de forma correcta —dijo tras beber de su copa eterna—. Que se enterase era una posibilidad, después de todo. Pero no me dio por pensar en que lo primero que haría sería acusarme. Debo darte las gracias, Perseo. —El santo de plata asintió. Aunque sus palabras jamás tuvieron más propósito que excusar a su compañera, se sintió realizado al evitar una situación problemática.

 

El varonil león carraspeó y se puso firme. ¿Quería respeto? ¡Tendría respeto! Dobló los brazos de tal forma que quedó con uno sobre el vientre, y otro en la espalda. Cogió aire y empezó a hablar:

 

—Las cosas se pusieron muy feas en Melitón, Su Santidad —enfatizó el título—. Es hora de que os demos el auténtico informe. Pero lo primero es lo primero. La caja de Pandora original está en el Santuario. En mi templo, para ser concretos, Su Santidad.

 

—Has hecho un buen trabajo, Baltsarós. Diría que lo siento por haberte cargado con ella, pero era necesario. Puedes considerarlo tu penitencia por robar el ícor de la fuente de Atenea —dijo con rectitud—. Me encargaré de informar a todo el mundo, tanto santos como soldados, de que se te ha concedido el indulto y que vuelves a ser un caballero dorado de pleno derecho. Si te parece, redactaremos juntos la misiva.

 

—¡Oh! ¡Es todo un detalle! ¡Ahora entiendo por qué me miraban con cara de asco tanto en Rodorio como en las Doce Casas! ¿Así que de verdad era un desertor a ojos de todos? —El león ya sabía la respuesta, pero quiso mostrar agradecimientos con aquel reproche—. Me encanta que nos uses como peones, viejo. ¿Debo traer la caja, cierto?

 

—Señor Baltsarós, sé que sois bastante bromista, pero deberíais tratar a Su Santidad con deferencia. —Therón no tenía más remedio que tolerar las estupideces del Príncipe, pero sentía vergüenza ajena al verlas dirigidas a la cabeza que guiaba el Santuario.

 

—Debiste haberla traído nada más pisar suelo santo —contestó el líder—. Y por favor, como te pide tu compañero, dirígete a mí como debes. Ni haciendo el payaso, ni tratándome como a tu amigo de toda la vida. No recuerdo el momento en que intimamos tanto.

 

—¿Y si mis compañeros, quienes siguen pensando en este momento en mí como un traidor, me hubieran visto con ella? —inquirió Baltsarós encogiéndose de hombros. Ignoró por completo la reprimenda de ambos.

 

—En ese caso, la caja habría llegado a mí de todas formas. Quizás te hubieran dado un par de golpes, que los mereces, sin duda.

 

—Su Santidad —interrumpió el plateado, que no podía reprimir su curiosidad—, ¿qué fue lo que le hizo sacar la caja de Pandora del Santuario? ¿No se supone que es el lugar más seguro del mundo? Ruego perdone mi rudeza.

 

—Me complace que aun habiendo estado involucrado, nunca lo hayas sabido.

 

El casi anciano Patriarca se acercó al armario cercano al trono, donde guardaba el vino, y se sirvió otra copa. Se mesó la barba y quedó absorto en sus pensamientos con la cabeza alzada. Mientras, sus sirvientes le miraban, a la expectativa. Asintió con la cabeza, bebió, y se giró.

 

—¿Os gustaría una copa de vino? —ofreció. Esperaba una respuesta negativa para cerrar la puerta, y tan rápido la obtuvo, lo hizo, pues tanto Perseo como Leo lo dijeron al unísono: no.

 

—Érase el Patriarca a una copa pegado —rio Baltsarós, mientras susurraba—. Érase una copa infinita, y un viejo desvergonzado[1].

 

—¿Dices algo, Baltsarós? —El Pontífice no le había escuchado más que reír, pero sintió como si la sutil carcajada fuera a su costa.

 

—Para nada —respondió—. Fuera de toda broma, si me permites, contaré lo que sucedió en Melitón.

 

—Prefiero que comience Perseo —expuso—, pues tú no estuviste desde que ellos partieron del Santuario, ¿no es así? Por favor, Therón.

 

El santo de plata intentó ponerse firme, pero el dolor le hizo proferir un quejido y tuvo que mantenerse tal y como estaba. Se disculpó.

 

—Su Santidad, como nos fue encomendado, partimos de la aldea Rodorio tanto Astrea como yo, y anduvimos sin problemas hasta las inmediaciones de Melitón, donde nos atrapó una tempestad. Allí, nuestra marcha se vio reducida, pero finalmente fuimos capaces de llegar a la ciudad. Tal y como describisteis en nuestras órdenes, era una ruina; una completa ruina.

 

»Debió ser por la tormenta, pero Astrea cogió algo de fiebre y se desmayó. Ambos estuvimos de acuerdo en que en la ciudad había cierta presencia extraña. No una presencia física —se apresuró a corregir—, sino un sentimiento de desolación. Quizás el señor Baltsarós pueda describirlo mejor. Al fin, Astrea me explicó que tuvo una visión donde una mujer destruía la ciudad. ¿Fue eso cierto, señor? —se dirigió al león, que escuchaba con gesto serio. Leo se limitó a asentir.

 

»Entregamos la carta lacrada tal y como se nos pidió, y el señor Baltsarós nos acogió en su hogar para que Astrea mejorase. Digamos que… aceptó a acompañarnos al Santuario. Hasta ahí todo fue bien, pero…

 

—Pero las cosas se complicaron —interrumpió Leo, que parecía tener la mirada perdida. De hecho, en aquel instante, el santo dorado parecía una persona seria. Demasiado seria—. ¿Puedo contar a Therón lo que había escrito en mis órdenes? —inquirió, intentando ocultar el hecho de que tanto él como Astrea lo sabían más que de sobra.

 

—Hazlo —Kishut fue escueto; estaba inmerso en el reporte, escuchando con tanta atención que el líquido de la copa inclinada entre sus dedos parecía a punto de derramarse sobre la alfombra roja. Al dar otro sorbo, no hubo más peligro.

 

—Bien. En la carta que me entregasteis había ciertas especificaciones. En ella, se me explicaba que el caballero de Escorpio, Iskandar, se había enfrentado tiempo antes a un enemigo. Este enemigo era poseedor de una técnica capaz de desatar el egoísmo y la maldad de su objetivo.

 

»Tú mismo lo viste —apuntó para Therón, sorprendiendo al Sumo Sacerdote, que no tenía aún certeza de lo ocurrido—, cuando esa técnica, llamada Juicio de las Horas, cayó sobre Astrea de Virgo.

 

—Entonces, el enemigo se personó en Melitón, como temía, ¿no? —El Patriarca asentía una y otra vez, esperando respuesta.

 

—Así es. Para tu información, se hacen llamar Horas, y son sirvientes de la diosa Diké. Se supone que es la portadora de la justicia, y que el dichoso juicio estaba preparado para borrar el egoísmo en nuestros corazones, pero…

 

—¿Pero?

 

—Aparecieron dos Horas. Tal y como ordenaste, la que venía a por mí fue asesinada. No entraré en más detalles sobre ella, salvo que era muy fea —dijo con desprecio, dibujando una mueca de asco con los labios—. Yo no recibí el Juicio de las Horas, pero permití que Astrea sí lo recibiese.

 

Conforme el león emitía sus palabras, Kishut, el Patriarca, miraba los gestos en el rostro de Therón de Perseo. Tal y como había sospechado, no encontró sorpresa en él. Sin duda, Baltsarós jugaba sucio. Desde el principio, el santo de plata debía saber que las órdenes eran utilizar a Astrea como señuelo.

 

—Espera un momento —pidió, con calma—. Aparecieron dos Horas, una de ellas murió, y la otra hizo su técnica sobre Astrea, ¿me equivoco? —no esperó respuesta—. ¿Therón lo sabía en aquel momento, ¿cierto?

 

—Así es, Su Santidad. Las circunstancias nos obligaron a trabajar en equipo —Therón era demasiado sincero en ocasiones, o al menos, eso constató el león dorado.

 

—¿Qué circunstancias? —El viejo hombre de rizos negros los tenía donde quería: arrinconados—. «Sí, pensad que me vais a ocultar algo… Como si fuera tonto —rio para sus adentros mientras bebía.»

 

—¡Therón, estaba hablando yo! —le reprochó Baltsarós, que de inmediato se supo atrapado entre sus palabras—. Bien… Esas circunstancias tienen relación con Astrea. Ella… perdió el control antes de que recibiese el juicio.

 

—Interesante —masculló el Papa en el preciso momento en que se sentó en el pequeño trono de bronce y gemas de la sala. Puso la copa en el ancho brazo del mismo, y con una sonrisa amplia, entrelazó los dedos de ambas manos.

 

—Creo que ella tiene un problema —confesó el santo dorado—. Digamos que… usé ciertas palabras que la enfadaron.

 

—¿Qué palabras? —quiso saber el líder.

 

—Palabras —El dorado ladeó la mirada y se rascó la nuca. Tenía el ceño fruncido.

 

—¿Perseo?

 

—Sí, Su Santidad. Él dijo algo así como que tenía órdenes de permitir que Astrea recibiese el juicio —A Baltsarós le parecía notar cierto placer vengativo en el santo de plata—, y que si algo salía mal, se encargaría de matarla con sus propias manos. 

 

—¡Eso no es cierto! —chilló el acusado, señalando a Therón. Tras un corto silencio, chistó y lo admitió—: Está bien, lo hice. Utilicé las palabras equivocadas. No puedo evitarlo; me gusta llamar la atención. Jamás pensé que Astrea reaccionaría así. ¡De verdad!

 

—Eran tus órdenes. Nadie te está acusando, Baltsarós. Aunque seas un auténtico payaso, tengo que reconocer que siempre logras los mejores resultados —escupió el Patriarca. En su peculiar elogio había oculto un deje de malicia; era la pequeña venganza que se tomaba por la confianza con la que el león dorado le trataba—. Continuad, que no tenemos todo el día. Pero por favor, no me ocultéis más detalles como este —dijo a ambos hombres.

 

—De acuerdo —La respuesta del dorado fue sólida—. Astrea perdió el control y nos atacó. Mató a una de las dos Horas, como mencioné antes, y recibió el juicio. Tal y como sospechabas, era una trampa.

 

—Me lo temía. Pero el hecho de que ella esté aquí significa que no es algo irreversible, ¿no?

 

Las palabras del Sumo Sacerdote fueron como un cuchillo poco afilado. Todos quedaron en silencio, incómodos. Baltsarós se llevó la mano a la frente y suspiró, al ritmo que negaba.

 

—No lo es, pero… el precio es demasiado alto. El Juicio de las Horas afecta al cosmos y lo maldice —explicó—, por lo que la única forma de anularlo es sellar el cosmos. Casi nos cuesta la vida, pues tuvimos que pelear contra ella. Al final, utilizamos la caja de Pandora, que salvó el día. Pero Astrea…

 

—Era cierto entonces —masculló Kishut en voz alta. Ante la duda del par de santos que le escuchaban, explicó a qué se refería—. Licaón de Géminis llevaba razón. Se dio cuenta de que regresabais al Santuario y me advirtió de que el cosmos de Astrea era excesivamente débil. Eso y nada es lo mismo —concluyó.

 

—Me temo que sí, viejo. Sinceramente, no sé si es su facultad de usar el séptimo sentido o su cosmos, pero Astrea ha perdido gran parte de su poder.

 

»Por cierto, la caja de Pandora necesita un sello de Atenea si no queremos que escape la maldición de su interior. Aún aguantará un tiempo ahí dentro, pero es peligroso tener la caja sin sello cuando hay algo en su interior.

 

—Me encargaré de ello —afirmó Capricornio, cuyo rostro se veía más ensombrecido aún que cuando empezaron a hablar—. En otras palabras, Astrea… no podrá luchar más como santa de Virgo. Aceptaré la carga de este sacrificio, que al menos nos ha servido para corroborar las palabras de Escorpio.

 

—Escorpio, el hermano de Ístvan, ¿no? —inquirió el falso desertor—. Hay algo en las órdenes que redactaste que me tiene muy molesto después de lo que he visto. Seguro que te has dado cuenta. Si él recibió el Juicio de las Horas, ¿cómo es posible que esté tan sano como yo?

 

—Más sano que tú, sin duda —corrigió el Pontífice, que señaló al pecho de Leo, bajo cuya camisa blanca se transparentaba una vendaje—. Se me ocurren dos cosas: o bien mintió y no recibió el juicio, o también mintió y se calló la posible cura.

 

»El combate fue muy violento al parecer. Toda Atenas y parte del bosque de Parnitha sufrieron daños considerables —dijo con la mirada alzada, como tratando de recordar más detalles—. Es innegable el hecho de que luchó, ya que nos llegaron avisos de la ciudad. Pero eso es todo lo que sé: que oculta algo.

 

—Su Santidad —intervino Perseo—, disculpad la osadía, pero ¿ya le habéis interrogado?

 

—Dos veces —respondió—. Lo niega todo. Sus argumentos son convincentes, pero hay detalles en sus gestos y palabras que me dicen justo lo contrario. A este viejo no se le escapan esos detalles —dio otro trago de vino.

 

—Por cierto, mi señor, hay algo que ni el mismísimo Baltsarós de Leo sabe sobre el momento en que luché contra Astrea a solas. —La revelación hizo que el mentado león reaccionase con sorpresa. ¿Cómo que "algo"?

 

—Adelante —ordenó el Patriarca. Inclinó el cuerpo hacia delante.

 

—Hubo un momento en que Astrea dejó de ser ella misma. Sus ojos se volvieron rojos, la prenda sagrada de Virgo se oscureció… era como si un demonio la hubiese poseído. En ese momento, sobre ella apareció algo parecido a una cara, pero totalmente desfigurada —gesticuló con las manos de forma torpe, emulando un remolino—. ¡Sé que era una cara! Pero sin facciones. Utilizó a Astrea para hablar.

 

»Su Santidad, me avergüenza decirlo, pero sentí tanto miedo que puede que haya olvidado algo. El caso es, que con aquella voz rara, Astrea dijo que el Juicio de las Horas sería una calamidad, y que acabaría por destruir el Santuario.

 

—Lo comentamos en mi casa. ¿Recuerdas? —dijo Baltsarós.

 

—Tenemos que actuar. Hasta que no hayamos eliminado a las Horas, los santos dorados no deben abandonar el Santuario. ¿Qué poder tienen? —Kishut omitió toda floritura, yendo directo a lo que le interesaba.

 

—La Hora fea a la que me enfrenté dijo que tenía un cosmos similar a un santo de oro —contestó el león encogiéndose de hombros—, pero yo diría que un santo de plata fuerte podría haberla vencido. ¿Tú qué opinas, Therón?

 

—Luché contra Ánfora, la otra Hora. Estábamos muy igualados, Su Santidad. Un santo de plata quizá no, pero dos, sin duda[2].

 

—¿Es cierto eso de que las Horas solo buscan a los santos dorados? —preguntó el Papa. Era algo que recordaba haber escuchado de Iskandar. Therón y Baltsarós asintieron al unísono, corroborándolo—. ¡Es suficiente! Therón, puedes retirarte. Gracias por tus servicios. Que Atenea esté contigo. Descansa y recupérate en la Fuente de Atenea, pues veo que tus heridas son graves.

 

—Como ordenéis.

 

El maltrecho santo de plata hizo una pobre reverencia a su líder y se despidió de Leo dándole un apretón de manos. Sus torpes pasos le alejaron por la alfombra roja, que decoraba el ancho camino central de la cámara, marcado por sendas hileras de columnas dóricas. Abrió la gran puerta de madera deslustrada, y se perdió cuando esta volvió a cerrarse.

 

Kishut, el barbudo, levantó del trono y ordenó a su compañero y súbdito que le acompañase. Se acercaron juntos por la nave de la derecha a una gran cortina del mismo tono escarlata de la alfombra. Cuando el Patriarca la corrió, reveló tras de sí un balcón, que atravesaron.

 

—No tengo mucho tiempo, pero charlemos tomando el fresco de la mañana.

 

—¿Qué tienes que hacer? —Leo supuso que debía recibir a alguna persona más. De ser así, podría aplazar aquella hipotética reunión para hablar con él de lo sucedido en los seis años que no habían estado juntos.

 

—Therón es un hombre serio y muy leal —apuntó el Pontífice, ignorando la cuestión—, por lo que no hay problema. Pero recuerda que sigues siendo un traidor hasta que redactemos tu indulto. Sé que te mofarías hasta de tu propia madre, pero deberías tratarme de vos, al menos delante de quienes te siguen viendo mal aquí. Te puedo asegurar que no son pocos. Tienes muchos enemigos, y todo por aquella estupidez.

 

—Sabes que no soy un hipócrita —rio Leo—. Si eres un viejo delante de Perseo, lo seguirás siendo delante de cualquier otro. Además, hay muchas caras nuevas por lo que veo: Aries, Virgo, Escorpio, Sagitario… Eso hace que el novato Marduk de Libra ya no sea tan novato —apuntó.

 

—Sí, es verdad, pero las palabras van de boca en boca. Y tu historia es un ejemplo de cómo los maestros enseñan a sus discípulos lo que no hay que hacer.

 

—Me siento halagado —contestó a la vez que ondeaba la mano.

 

El hombre de coleta miró por un instante el paisaje que tenía el Sumo Sacerdote solo para sí, detrás de aquellas cortinas. Se podían ver algunas de las doce casas, el reloj del Zodiaco a lo lejos, y más apartada aún, una buena parte de la aldea Rodorio. La claridad de aquel día incipiente, de cielo añil, ayudaba a hacer los colores más vívidos.

 

—Es solo una advertencia. Tómala como quieras.

 

—Los santos tienen prohibido pelear entre sí. Como mucho, me dirán cualquier idiotez, a lo que responderé con ingenio.

 

—Se supone que los santos también tienen prohibido robar el ícor —recordó Kishut, guiñándole—. ¿Te refieres a esa clase de ingenio?

 

—Totalmente —contestó a continuación de la carcajada cristalina que le fluyó por la garganta—. Y ahora dime, ¿qué tienes que hacer? No me has respondido antes.

 

—El trabajo más ingrato, denigrante y horrible que puedas imaginar. Tengo que educar a unos mocosos; mis nuevos discípulos.

 

—¿Discípulos? ¿A tu edad? ¡Eso es digno de ver! ¿A qué les enseñas? ¿A beber vino y gruñir?

 

—Se supone que tengo que convertir a la señorita Atenea en alguien digno de su alcurnia. Pero es difícil. Sus compañeros son mucho más aptos que ella. Coge al azar a cualquier campesina de Rodorio y tendrá más de diosa que nuestra diosa —suspiró—. Pero es mi obligación.

 

—Ahora que lo dices, no ha cambiado mucho. ¿Se le han caído ya los dientes de leche al menos?

 

—Los de la boca sí. Ahora falta que se le caiga el cerebro de leche y le salga el de verdad —contestó Kishut, que empezaba a sentirse animado—. En el fondo es un sol. Pero muy traviesa.

 

—No creo que sea peor que mi gato —objetó—. ¿Quién más hay?

 

—Pegaso, Lince y Casiopea. Los tres bastante prometedores. Se llevan más o menos bien con la señorita, y creo que es importante que haga amigos. La niña que rescató Nerites es muy pequeña. Y tampoco quiero que se involucre demasiado con Astrea. No me cae bien —admitió el Pontífice.

 

—¿Por eso la usaste como peón? —Leo sabía que Kishut era un poco malintencionado en ocasiones.

 

—No. De hecho, me molesta haberla… perdido —dijo—. Había pensado en ir a Delfos para consultar sobre el juicio de las Horas. Quizá deba añadir cómo podríamos librarla de la maldición. No debemos prescindir de nadie, pues el verdadero enemigo está cerca.

 

—Eso lo dice quien la utilizó de señuelo. ¿Sabes algo de ellos? —Un escalofrío recorrió a Baltsarós, que no supo si se debió al frío de aquel lugar o al recuerdo de su Beatrice, que ahora era una de quienes consideraban los auténticos enemigos

 

—Sé lo mismo que tú. Están aquí, pero no hacen nada. Gracias a ti, ahora son nueve en vez de ocho.

 

—¡Tengo una idea! —señaló el león alzando la mano—. ¡Te ayudaré a dar tu clase! Nos servirá tanto como para educarles en amistad, como para que sepan de su existencia. —Kishut, el Patriarca, asintió.

 

 

-----------------------

 

[1] Un pequeño guiño al soneto satírico de Francisco de Quevedo, que fue escrito en el siglo XVII. No tiene nada que ver con que Baltsarós conozca su obra. De hecho, en 1492 Quevedo ni había nacido.

[2]

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----------------------------------------------------------

 

Esto es todo en esta ocasión. Gracias por vuestro apoyo. Ya mismo regresamos a la acción. ¡Abrazos a todos!

 

PD: Disculpadme los/las fans de Crepúsculo.


Editado por Killcrom, 05 octubre 2015 - 15:08 .

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Publicado 05 octubre 2015 - 19:24

Kill, con lo de las aburridas 12 casas me refería a ND xD Y lo siento, no tengo Skype :(

 

En fin. Al review:

 

1.

«En el fondo, no puedo estar enfadado contigo.»

 

Jajaja, si solo fuera tan fácil "no enfadarse" con algunos niños. Buen nivel de paciencia, vieja Cabra.

 

 

2. Dos preguntas que no vienen al caso, pero tengo curiosidad.

a) ¿Has pensado la nacionalidad de los personajes, o tengo que suponer que son todos griegos?

b) Por lo que entiendo, los "cuatro Grandes" son los más poderosos, o antiguos, o mejores amigos, no sé, durante una época anterior a esta. Están Kishut, Baltasarós, Nérites y el hermano del escorpión, ¿cierto? ¿Por qué no está incluido Géminis si aparentemente es muy poderoso y es evidentemente más antiguo que todos los demás juntos?

 

3. La participación de Alisha durante la conversación entre todos fue encantadora... porque estuvo allí, ¿no? Jajaja, hasta la mandaron de mensajera con Virgo. Luego, la conversación entre las lolis me recordó a...

tumblr_mbot27D3NT1qcma9vo1_250.jpg Y nelson-martin-o.gif

 

4. Hm... Kishut está medio Cersei, parece, a cada rato con la copita.

 

5. 

—Luché contra Ánfora, la otra Hora. Estábamos muy igualados, Su Santidad. Un santo de plata quizá no, pero dos, sin duda[2].

Disculpa, no entendí esta parte. ¿Está diciendo que dos Horas se amejan a uno de Plata, o dos Platas son iguales a una Hora? Porque dice que estaba igualado con ella, pero es un Plata también.
 
 

6. Lo lamento, pero no me puede agradar Kishut por la forma en que habla y trata a Astrea. Es curioso, porque a veces me compadecí de él cuando tuvo que enfrentarse a Alisha, pero el resto del tiempo me parece un manipulador un poco descorazonado. Esperaba más arrepentimiento por usar así a una joven promesa de Oro.

 

7. Pegaso... ¡Interesante! Espero que sea una más de las reencarnaciones del legendario Pegaso que le pegó el puñetazo a Hades y que está destinado a estar junto a Atenea. Lince... ok, poco visto en SS aparte de Retsu y Mirapolos, que en sí no son muy participativos. Y Caph... Caph... Caph de Casiopea!! ¡Tenemos al mismo personaje!, ahora recuerdo que lo mencionaste hace mucho tiempo cuando comentaste en mi fic. Así que espero mucho de ella.

 

 

 

 

Sin nada más que decir, me despido. Muy buen capítulo, Killcrom, me entretuvo bastante, y eso que no tuvo mucho loli sutil esta vez jaja. Nos vemos de nuevo en el siguiente capítulo de este fic... o en el mío, si pasa el Halley xD

(Broma)


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Publicado 05 octubre 2015 - 21:06

Un capitulo bueno,quizas no genial pero si bueno

 

-los comentario de leo Jajaja

-el patriarca tomando vino a cada momento

-el momento de enfado de la joven virgo y el casi enfrentamiento contra el viejo que la uso de cebo

 

Spoiler

 

 

Spoiler

 

 

 

 


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#327 unikron

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buen capitulo

#328 Killcrom

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Publicado 06 octubre 2015 - 10:20

FELIPE

 

No, no, amigo, te estás equivocando. Te lo voy a explicar: 

 

-ND = Némesis Divino. 

-TD = Topic Dimension, (AKA, la historia del maestro Kufumada).

 

Cuando dije ND me refería a mi historia.  :lol:

 

1.- El papa es un cretino. Creo que ya vas conociéndole. Solo le importa su ojito derecho. Si otro niño le hubiera hecho igual, quizá le habría mandado a hacer una misión de "reconocimiento" al Hades o a la isla Reina Muerte (¿era así?).

 

2.- Hay respuesta para ambas preguntas. 

 

a) Sí que he pensado la nacionalidad de los personajes. La gran mayoría son griegos, pero hay excepciones. Entre estas excepciones tenemos a Kishut, que nació en el Reino de Granada; Licaón, que es muviano; Samshalom, que sería de la actual región de Israel/Palestina (aún no investigo qué había allí en 1492); Marduk, que pretendía hacerlo oriental, aunque con ese nombre...; Acuario, que será una sorpresa... jajaja.

 

Bueno, ya ves, habrá de todo, pero predominarán los griegos.

 

b) Digamos que los 4 grandes eran la élite hace 10 años. Siguen existiendo tres de ellos como ya sabes, y siguen siendo de lo mejor. Géminis no está incluido porque nadie sabe hasta dónde llega su poder. No ha habido grandes amenazas en los años anteriores a 1480, y él mismo ignora esas tonterías. Supongo que tener tantos años le hace ignorar ciertos juegos de niños, como hacer grupitos...  :unsure:

 

O quizá simplemente sea muy débil.  :lol:

 

3.- Ali tiene miedo de que el jefe la castigue. Por eso fue "buenecita". 

 

La conversación entre las chicas fue exactamente así. Puede que no tan exagerada, pero sí. Completamente intencional, y veo que empieza a mosquear a los lectores. Eso significa que lo estoy haciendo bien con Ali-chan.

 

4.- El Patriarca es alcohólico... XD Supongo que tiene muchos problemas de los que hacerse cargo. Hasta que no llegue el momento, no se desvelará la gran verdad que le lleva a ahogar sus penas en vino.

 

5.- Therón es muy "humilde" y sabe que es un santo de plata muy poderoso, sobre la media. Aun así, duda de haber podido derrotar a Ánfora. Además, desconoce el nivel de las otras Horas, por lo que dice que, con total seguridad, dos santos de plata podrían derrotar a una Hora; un solo santo de plata podría tener muchos problemas e incluso perder. 

 

Siento no haber sido más claro. Eso es mi culpa.

 

6.- No lamentes que no te agrade Kishut. De hecho, es la intención. Kishut es un pobre miserable que solo se interesa por su ojito derecho y sus otros alumnos. Es lo único que le gusta hacer, por mucho que se queje. No te compadezcas de él, es exactamente lo que dices: un cerdo sin escrúpulos. 

 

"Pobre Astrea... ¿qué podría hacer para usarla ahora que es una inútil?" Así piensa. De todas formas, tranquilo, que a Astrea le queda mucha cuerda. 

 

7.- Para Pegaso tengo planes especiales. Obvio tiene relación especial con Ali, pero será algo... especial. No puedo responder a eso de las reencarnaciones por motivos de trama, pero no esperes que meta el "topicazo" de Tenma o Seiya. Tranquilo.

 

Lince y Casiopea fueron personajes que creó un viejo ficker, Lavariel, para este fic. Se dice que nacieron cuando las Horas aún iban a ser enemigas poderosas. XD Les conocerás muy pronto. 

 

Por cierto, mi Caph es un chico. Creo que te lo mencioné. Igual hago algún comentario del estilo "tienes nombre de niña de segunda edición de una novela". Y sí, espera "mucho" de aprendices de santos de bronce en mi historia. Con suerte, sobrevivirán para que les veas peleando.  :t420:

 

Gracias por tus palabras. Nos veremos pronto, pues el Halley pasará en breve por algunos fics. 

 

Un abrazo y lástima que no tengas Skype. Me hubiera gustado hablar en directo alguna vez contigo (chatear, nada de vídeos).

 

T-800

 

Gracias por tu lectura y comentario, amigo T-800. Toda historia tiene puntos altos y bajos, y los siguientes capítulos serán algo más bajos, hasta que lleguemos al arco final de esta temporada. Ruego paciencia, aunque sé que tú la tienes. Es precisamente por eso que crearé a don Teoch. ¿Alguna constelación sugerida? 

 

El tema de la conversación entre las dos chicas... fue completamente necesaria. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: ¿qué impresión te generó? ¿No te parecen unas crías tontas, demasiado niñas para el papel que tienen?  ^_^ Si es así, estoy cumpliendo con mis objetivos. Aunque SÍ te doy la razón en que la forma de demostrarlo (o intentarlo) pudo no ser la adecuada. Tomo nota.

 

Supongo que se pusieron de moda estos nombres raros que mencionas: Teocho, Teoch, T-Ochio, T-800. Debe ser algún personaje famoso en algún lugar. :smile5:

 

¡Abrazos! 

 

Por cierto, GRACIAS por tu sinceridad. Si no te gusta algo, no te gusta. En serio, muchas gracias. 

 

UNIKRON

 

 

Muchas gracias, Uni. Te mandé una sugerencia. Creo que podría salir algo bueno... jejeje. 


Editado por Killcrom, 06 octubre 2015 - 10:26 .

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Publicado 06 octubre 2015 - 14:00

como siempre un excelente capitulo

 

esperando la continuacion

 

 

saludos



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Publicado 06 octubre 2015 - 16:33

Buenas, buenas compañero Killcrom, alguna vez te dije que me lanzaría a leer tu fic y mírame ya estando con bastante tiempo libre me lance a leer el prologo de tu fic, aunque vas muy adelantado no es problema para mi, iré leyendo con calma y viendo cada parte del fic... Ahora estoy pasando por un duro momento de perdida de Ideas para mis fics y escuche por ahí que si necesitaba inspirarme leyera tu fic y después de haber leído el prologo me lleno de ganas de continuar, sin embargo, creo que alguna vez te dije que tu eras bastante profesional en esto, pues ahora te lo recalcare, entre estas semanas continuas te estaré publicando y claro te avisare si logro concordar mis Ideas con tu ayuda, Saludos y Gracias por haber hecho esta gran Obra Maestra, que sirve de inspiración para muchos fickeros y personas que conozco y ojala me sirva a mi por igual para volver a darle ese toque a mis Fics, que siento que perdí.


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Publicado 07 octubre 2015 - 20:24

Buenas, buenas compañero Killcrom, alguna vez te dije que me lanzaría a leer tu fic y mírame ya estando con bastante tiempo libre me lance a leer el prologo de tu fic, aunque vas muy adelantado no es problema para mi, iré leyendo con calma y viendo cada parte del fic... Ahora estoy pasando por un duro momento de perdida de Ideas para mis fics y escuche por ahí que si necesitaba inspirarme leyera tu fic y después de haber leído el prologo me lleno de ganas de continuar, sin embargo, creo que alguna vez te dije que tu eras bastante profesional en esto, pues ahora te lo recalcare, entre estas semanas continuas te estaré publicando y claro te avisare si logro concordar mis Ideas con tu ayuda, Saludos y Gracias por haber hecho esta gran Obra Maestra, que sirve de inspiración para muchos fickeros y personas que conozco y ojala me sirva a mi por igual para volver a darle ese toque a mis Fics, que siento que perdí.

 

Gracias por haber vuelto a mi historia, Atonic. No me he olvidado de que tú también escribes. Simplemente me implico en demasiadas cosas a la vez. Y entre eso y que soy un vago, acabo desbordado y al final no hago nada. Pasaré por tus historias. Suelo tardar, pero lo hago. 

 

Si te digo lo que pienso de mi fic, casi te aconsejaría que esperases a que acabe esta temporada, que terminará en torno al capítulo 18 o 19, y lo leyeras de continuo, como un libro. A veces leer las cosas por semanas o a saltos hace que se rompa la continuidad y no se disfrute tanto (por eso amo ver series de anime completas en pocos días). 

 

Hoy mismo me dieron un gran consejo para el tema de la pérdida de ideas. Simplemente deja que tus personajes actúen como si fueran seres vivos. A mí todavía me parece una locura, pero por intentarlo... Y por otro lado, la clave del éxito es sentarte y escribir. Lo que salga. Yo mismo debería hacer eso, porque últimamente no hago nada productivo. 

 

Por otro lado, no soy nada profesional. Ya quisiera yo tener algo publicado, pero creo que todavía me falta camino para ser un buen escritor. Vale, he aprendido muchas cosas e intento hacerlo bien, pero eso no significa que no haya miles de personas mejores que yo. Por eso, en vez de animarme, critícame. Busca fallos, errores. Disfruta de la lectura, pero si ves que me equivoco, que no te gusta algo, dímelo. 

 

Y no pierdas la ilusión por escribir. Seguro que te llegan ideas. Uno de los mayores problemas del escritor de fics es la falta de comentarios, pero que eso no te afecte. Escribe por y para ti. Si te sirve de consuelo, mi primer fic, El Elixir de Soma, estuvo sin recibir comentarios más de 10 capítulos (de 29). 

 

Sin más, un gran abrazo y mucho ánimo. Ah, y gracias por tomarte el tiempo de comentar aquí.  :lol:


Editado por Killcrom, 07 octubre 2015 - 20:25 .

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Publicado 10 octubre 2015 - 22:42

Hasta ahora no tengo nada que refutarte, ni criticarte, lo que si debo agradecer es un guiño que me trajo mucho recuerdos a mi... Volveré a poner mi fic tan épico, como antes... Por ahora Iskandar es un personaje lleno de roles en lo que me consta a personalidad, esta muy bien trabajado... Saludos y sigue así... 


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#333 Piscis no Afrodita

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Publicado 12 octubre 2015 - 19:15

Bueno, esto mo es nungun secreto Kishut no me gusta, para nada... Esoero que Astrea le calle la boca de manera lenta y dolorosa sino me llevare mi primera decepcion, eres un excelente eacritor y llevas una buena trama con grandes personajes, no creo que no pueda hacer algo con esto.

Bueno, leyendo lo que me has comentado sobre Neretis, pues poder esperar tranquilo su entrada a la lucha, por lo que no hablare mas de el para no perdemer las sorpresas que tengas con el.

Se me hace extraño ver a unas jovenes de 14oo y algo (persoda lo de las fechas jejeje) se comporten de esa manera de jovial, siempre me imagines a aquellas mujeres y niñas muy serias y todo lo demas por las cosas que se manejaban en aquel entonces, y que se preocupen por un corte de cabello ummmm raro, espero que me aclares un poco esto ya que veo que cuidad mucho los detalles

Bueno veo que esto es un capitulo introductorio para por fin entrar a las batallas, y ver a loa otros dorados y guerreros de plata y bronce, bueno espero el siguiente capitulo

Saludos!!!!
Bueno, esto mo es nungun secreto Kishut no me gusta, para nada... Esoero que Astrea le calle la boca de manera lenta y dolorosa sino me llevare mi primera decepcion, eres un excelente eacritor y llevas una buena trama con grandes personajes, no creo que no pueda hacer algo con esto.

Bueno, leyendo lo que me has comentado sobre Neretis, pues poder esperar tranquilo su entrada a la lucha, por lo que no hablare mas de el para no perdemer las sorpresas que tengas con el.

Se me hace extraño ver a unas jovenes de 14oo y algo (persoda lo de las fechas jejeje) se comporten de esa manera de jovial, siempre me imagines a aquellas mujeres y niñas muy serias y todo lo demas por las cosas que se manejaban en aquel entonces, y que se preocupen por un corte de cabello ummmm raro, espero que me aclares un poco esto ya que veo que cuidad mucho los detalles

Bueno veo que esto es un capitulo introductorio para por fin entrar a las batallas, y ver a loa otros dorados y guerreros de plata y bronce, bueno espero el siguiente capitulo

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#334 Killcrom

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Publicado 13 octubre 2015 - 12:45

Hasta ahora no tengo nada que refutarte, ni criticarte, lo que si debo agradecer es un guiño que me trajo mucho recuerdos a mi... Volveré a poner mi fic tan épico, como antes... Por ahora Iskandar es un personaje lleno de roles en lo que me consta a personalidad, esta muy bien trabajado... Saludos y sigue así... 

 

Muchas gracias por pasarte por aquí, Atonic. 

 

Mi fic avanza bastante lento, un pequeño lastre que arrastraré hasta la segunda temporada (que comenzará pronto). Espero sepas perdonarlo. Sobre Iskandar, es uno de los personajes que menos desarrollo tiene. Mientras crece como personaje, conocerás a otros a los que les tengo más cariño -y son mejores, en mi opinión-. Eso si sigues leyendo, claro. 

 

¡Abrazos!

 

Bueno, esto mo es nungun secreto Kishut no me gusta, para nada... Esoero que Astrea le calle la boca de manera lenta y dolorosa sino me llevare mi primera decepcion, eres un excelente eacritor y llevas una buena trama con grandes personajes, no creo que no pueda hacer algo con esto.

Bueno, leyendo lo que me has comentado sobre Neretis, pues poder esperar tranquilo su entrada a la lucha, por lo que no hablare mas de el para no perdemer las sorpresas que tengas con el.

Se me hace extraño ver a unas jovenes de 14oo y algo (persoda lo de las fechas jejeje) se comporten de esa manera de jovial, siempre me imagines a aquellas mujeres y niñas muy serias y todo lo demas por las cosas que se manejaban en aquel entonces, y que se preocupen por un corte de cabello ummmm raro, espero que me aclares un poco esto ya que veo que cuidad mucho los detalles

Bueno veo que esto es un capitulo introductorio para por fin entrar a las batallas, y ver a loa otros dorados y guerreros de plata y bronce, bueno espero el siguiente capitulo

 

¡Muy buenas, amigo Piscis no Afrodita!

 

Kishut es un poco tr.oll. Seguro que algún día se topará con alguien que le cierre la boca. O puede que no...  :rolleyes:  En serio, espero seguir dándole vida a estos personajes. Odiadlos o amadlos, pero espero que no os dejen indiferentes. 

 

Si quieres aportar alguna idea para técnicas de Nerites, las aceptaré encantado. Ya tengo candidatas, pero me gusta dar a mis santos dorados más de 4 o 5 técnicas. 

 

Alisha debe tener en torno a 14. Astrea en torno a 16. Tendría que revisar sus fechas de nacimiento, y la verdad, ahora ando algo flojo.  :t420: Te digo lo mismo que mencioné en otro comentario. Que actúen así tiene un propósito: ¿no te parecen demasiado infantiles para los cargos que tienen?  :lol:

 

Ahora, te doy la razón en que en el siglo XV, la madurez llegaba mucho antes; lo que hoy son niñas de 11 años entonces ya eran señoritas recatadas, con modales y seriedad. Pero se me hacía tan raro escribir de niñas-adultas... ¡Dejémoslas que sean crías!  :lol:

 

Nos queda un poquito más de transición hasta el próximo momento de acción, pero espero que os valga la pena, al menos para reír un poco. 

 

Abrazos. 


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#335 Piscis no Afrodita

Piscis no Afrodita

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Publicado 13 octubre 2015 - 13:15

Dios hasta ahora me di cuenta la cantidad de horrores de ortografia, lo siento andaba en el Cell pero si tu me entiendes, no hay problema y bueno te puedo pasar algunas ideas por mp si deseas tengo muchas jejeje

#336 Killcrom

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Publicado 13 octubre 2015 - 14:18

Te las agradeceré. Siéntete libre. ¡Te daré crédito! ¡Jajaja! A lo peor, saco un Piscis con over 9000 técnicas.  :lol:


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#337 Killcrom

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Publicado 13 octubre 2015 - 21:00

El día más temido ha llegado. Solo me queda un capítulo en la recámara y ya no puedo hacer el vago más. Debo seguir escribiendo. Pero tengo buenas noticias: ¡hoy saqué más de 4000 palabras de una sentada! Al final resulta que la clave de la inspiración es sentarse y escribir, sin más. 

 

Quiero dar un agradecimiento especial a Rexomega y a Tetzauhteotl. Al primero por insistirme y pedirme a diario que escriba. Es como una mamá, pero con barba. Al segundo le agradezco por haberme recordado lo que es divertirse escribiendo, dando rienda suelta a los personajes. No es buena idea dejarles libres, pero tampoco lo es encarcelarlos de tal forma que escribir sea ejecutar un guion. 

 

Por favor, acordaros de ellos y visitad sus historias (sobre todo la de Tetza, ya que Rexo aún no publica). 

 

Os quiero avisar de algo: quizá meta la primera parte del capítulo 16 en este capítulo 15, haciéndolo el más largo de toda la temporada. ¿El motivo? Según Alisha: "otra batallita". Lo comprenderéis cuando hayáis leído esta parte y sobre todo la siguiente. 

 

Así, si las cuentas salen bien, el capítulo 19 será el último de la primera temporada y podré ahorrarme un capítulo 16 de apenas 4000 palabras. 

 

Sin más, a publicar se ha dicho. Gracias a todos por vuestros comentarios. Y bueno... ¡El Cometa Halley volverá a pasar cerca de la tierra, esta vez en forma de comentarios de Killcrom!

 

----------------------------------------

 

 

RESUMEN DEL CAPÍTULO 15, PARTE 1

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Alisha: llamada a ser Atenea en esta era, es una chiquilla algo caprichosa y malintencionada, pero entrañable.

Caph, Elvashak y Teris: actuales discípulos de Kishut de Capricornio.

Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.

Nerites: santo dorado de Piscis. Uno de los llamados "Cuatro Grandes".

Baltsarós: santo dorado de Leo. Impertinente, irritante, pero muy poderoso. Conocido como el Príncipe Desertor.

Beatrice (gato): gato macho de Baltsarós, nombrado en honor a su vieja amada.

Astrea: santa dorada de Virgo, salvada del Juicio de las Horas, pero al precio de su cosmos. ¿Podrá volver a luchar?

Éurito: santo dorado de Sagitario y hermano de Alisha.

 

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(Capítulo 15: parte 2 de ¿2?) --> Puede que acaben siendo 3

 

*  *  *

 

Caminar por el Santuario en plena mañana; uno de los pequeños placeres que solía tener el viejo Kishut en su día a día. Era parte de la rutina en que se había convertido su vida, pero le encantaba. Al abandonar el Ateneo solía mirar el cielo y respirar el aire puro, ya fuera de invierno o verano. Sus pulmones se llenaban de algo parecido a la felicidad. Para Alisha, sin embargo, el paseo marcaba el comienzo de esa tortura que duraba interminables horas: las clases. Conforme bajaban por las interminables escaleras y el cansino Patriarca le iba contando batallitas de su juventud, sus delgados labios caían más y más; se le iba frunciendo el ceño y esas ganas de gritarle que se callase aumentaban.

 

Pero aquel día su acompañante era Leo. Y con él se sentía diferente; extraño. Era como si la niña de sus ojos se hubiera dejado barba por una semana; como si Alisha hubiera crecido de la peor forma posible, convirtiéndose en un cínico e indeseable aliado. El hombre se rio para sus adentros: «Si la señorita supiera que la he comparado con Baltsarós, pondría el grito en el cielo.»

 

Leo no se callaba. Peldaño tras peldaño, iba narrándole con detalle sus "aventuras" en Melitón. Kishut no comprendía cómo era posible hacer tantas cosas en una ciudad que se suponía en ruinas. Entre los detalles que le contó, le llamó la atención su encuentro con el gato Beatrice. Al parecer, cuando volvió un día de cazar, se topó con el animalillo acurrucado ante la puerta de su casa. Lo adoptó, y aunque pasaba los días deambulando entre los escombros y arañándole, siempre que tenía hambre regresaba con maullidos zalameros, restregándose entre sus piernas. Según su relato, el gato estaba ahora en la casa de Leo, probablemente dormido. ¡Qué apasionante!

 

Atravesaron Piscis. Nerites, el guardián, felicitó al Sumo Sacerdote con una palmadita en la espalda. ¡Lo había olvidado! Un veintiocho de enero como aquel, pero cincuenta y cuatro años atrás, nació en el reino de Granada. Que precisamente Nerites, quien parecía evitar ese tipo de cosas, fuese el primero en recordárselo, le alegró. Pero en el fondo de su corazón echó en falta a su dulce señorita. ¿Cómo habría reaccionado? Seguro que diciendo algo como que "ya lo sabía" o que "no quería ser la primera", y disimular de esa forma que se le había olvidado. ¡Cuánto la quería! Por más relojes heredados u otras cosas que le rompiese, seguiría queriéndola.

 

Un poco más adelante, el león se quedó sin idioteces que decir, por lo que el resto del camino, por suerte, fue más tranquilo. Cruzaron el ancho puente de piedra que surcaba el Aguas Eternas, un río que nacía más allá del Ateneo e iba desciendo por grutas subterráneas hasta brotar de la boca de una ladera próxima a Acuario. Su ruido estremecía las entrañas de quienes lo escuchaban. Sus rápidos, mareaban.

 

Siguieron caminando por las escaleras que llevaban a Capricornio, una angosta senda serpenteante donde el viento silbaba en ocasiones. Conforme descendían, paredes de piedra iban creciendo. Era como entrar en una estrecha cueva sin techo que al final desembocaba en una hondonada gigantesca entre rocas. Allí, en el amplio rellano, y arropado por la cortina que era el Aguas Eternas cayendo en cascada, se erigía orgulloso el templo de Capricornio; una cilíndrica estructura adherida al peñasco que era el techo. Rodeándolo, dos cercos de columnas concéntricas decoraban la única entrada.

 

Tres muchachos de aproximada edad se pusieron firmes nada más ver al Patriarca en la distancia. Conforme se fue acercando, inclinaron los cuerpos, forzando la posición unos segundos, y saludaron al unísono:

 

—¡Buenos días, maestro! —Sus voces resonaron enérgicas entre la roca. Y quedaron ahí, firmes, delante de Capricornio y Leo. Baltsarós contemplaba sorprendido la disciplina de los muchachos.

 

—Buenos días, jóvenes. —El Sumo Sacerdote se percató en un instante de que no estaba su ojito derecho—. ¿Y la señorita Atenea? ¿No ha llegado aún?

 

—No. Bueno, sí… —dijo el más alto del grupo—. Alisha iba con la nueva santa de Virgo. Dijo que saludaría a su hermano y volvería rápido.

 

Kishut escuchó con atención y agradeció la respuesta. ¿Qué hora sería? Tuvo que caminar unos pasos para que la catarata no le impidiese ver la torre del reloj. Y para su sorpresa, era temprano. Faltaban unos minutos para las diez, como lo indicaban las llamas roja y azul: la primera  en Tauro y la segunda sobre Géminis.

 

—Señor Kishut —otro de los chicos dio un paso al frente, señalándose con el pulgar—, si le parece bien, iré a buscarla a Sagitario.

 

—Ve, Teris. Me harías un gran favor —respondió Su Santidad con una gentil sonrisa. Al notarlo, Leo se dio cuenta de lo relajado que parecía el líder ahora. Se había quejado de ellos en la Cámara del Trono, pero era obvio que le gustaban; que se sentía cómodo entre ellos.

 

—Veo que son tan educados como me dijiste, viejo —señaló Leo—. ¿Quiénes sois? ¿Cómo os llamáis, chicos?

 

—Mi nombre es Elvashak, mi señor. —El que parecía mayor se adelantó y carraspeó—. Soy el santo de bronce de Lince, alumno de Su Santidad Kishut de Capricornio. —Elvashak era el más alto de los adolescentes. Tendría en torno a quince años y era muy, muy delgado. ¡Pero no débil! Por debajo de las mangas de su peto de cuero lucía unos bíceps bien formados, gruesos. Al igual que el otro niño, tenía el pelo tan negro como el carbón, aunque más largo, y los ojos cenicientos. —Y él es mi hermano —señaló.

 

—¡S- sí! Mi… mi nombre es Caph. Soy el sa- santo de bronce de Casiopea, señor. ¡Soy el más pequeño, pero muy valiente! —El intento del menor por parecer confiable resultó en una risilla de Baltsarós, que le revolvió el cabello.

 

—Ya se nota, Caph —se mofó—. ¿Tan joven y santo? ¿Cómo es posible? ¿Eres muy fuerte? —La pregunta, o más bien el tono condescendiente que empleó Leo, apocó un poco al crío, que no debía pasar de los trece años.

 

—N- no tan fuerte como usted, creo.

 

—Es fuerte —dijo Kishut, defendiéndole—. Y pelea bien. Pero no tiene experiencia lidiando con abusones como tú, Baltsarós. Que no te engañe su timidez.

 

—Tomo nota —respondió el león dorado. Elvashak pareció sorprendido al escuchar el nombre del acompañante de su maestro, pero las palabras que iba a proferir quedaron ahogadas ante el grito de aviso del tercer muchacho.

 

—¡Ya viene por abajo! —Teris estaba algo ruborizado tras la carrera—. Llegará en seguida, maestro.

 

—¿Y este joven quién era…? —El león se sintió atraído por el pendiente que llevaba en el lóbulo derecho: un cristal brillante con forma de rombo. Nunca le habían gustado ese tipo de cosas.

 

—¿Yo? —preguntó mirando a los lados—. Soy Teris de Pegaso. ¡El santo de bronce más fuerte! —Su afirmación vino acompañada de una risilla insolente. —¿Y usted? Nunca le he visto en el Santuario. ¿Es algún amigo del maestro?

 

—No. —El analítico Elvashak ya se había dado cuenta antes, cuando Kishut se dirigió hacia él por el nombre de pila—. Es Baltsarós de Leo, el… Príncipe. —Al hablar, no supo si añadir o no la palabra tabú "desertor". Optó por la prudencia.

 

—¿¡Qué!? ¿El traidor? —Los ojos de Pegaso se abrieron como platos a la vez que encogía los hombros y cerraba los puños. ¡No podía creerlo! El tostado rostro del adolescente se movió de derecha a izquierda—. ¡No puede ser!

 

Baltsarós miró a Kishut con disgusto. Acababa de comprender eso que le dijo en el Ateneo una hora antes. Al parecer, que era cierto que lo ponían como mal ejemplo, pero lo que no había imaginado es que fuera el propio Patriarca, su amigo, quien lo hiciese.

 

 —Ya veo, ya… Anda, díselo a los niños antes de que me peguen. Hazlo por Atenea…

 

—Baltsarós ya no es un traidor, Teris —explicó el Sumo Sacerdote—. Ha pedido perdón por lo que hizo y yo le he perdonado. —La incredulidad hizo que Leo abriera la boca, enfadado. Pero aún fue a más—. En la bondad de Atenea, he comprendido que todos cometemos errores.

 

—¡Ni hablar, viejo cínico! ¡Nunca fui un traidor! —interrumpió— ¡Díselo! ¡Es hora de que digas la verdad!

 

—¡Escoria! —gritó Teris perdiendo el respeto por el acompañante de Kishut—. ¡No te atrevas a hablarle así a mi maestro!

 

La agresividad de Pegaso resultó atractiva a Leo, que le estudió, paciente. Pudo apreciar que no estaba de broma. Su pose defensiva era correcta: el torso ladeado y los brazos, flexionados, formando un triángulo. Incluso si no supiera pelear, con esa envergadura atlética que tenía podría derrotar fácilmente a un adulto medio.

 

—Nada mal. Tienes agallas, niño —contestó el santo de Leo—. Pero poco más. Además, eres un inconsciente. ¿Cómo vas a derrotar a un caballero dorado? ¿Con chistes? ¿Dándole pena?

 

—¡Con mis puños! —replicó.

 

—¡Ya basta! —Kishut alzó la voz, y esa era la señal inequívoca de que estaba muy enfadado. Rápido, Teris bajó los brazos y se disculpó con su maestro. A pesar de todo, seguía teniendo esa chispa ardiente en los ojos.

 

Kishut insistió en que el caballero de la quinta casa ya no era un traidor. Aunque a Caph no le había importado y Elvashak lo aceptó de inmediato, Pegaso seguía receloso. Para satisfacer a su mentor, también le pidió perdón, tendiéndole la mano. Baltsarós, complacido, le dio un apretón y añadió:

 

—No pasa nada. Hoy tenemos pensada una clase especial para vosotros. De hecho, os íbamos a contar nuestra última aventura juntos —dijo señalando al Pontífice—. Sí, sí, Kishut de Capricornio y Baltsarós de Leo junto a los otros Dos Grandes: Ístvan de Escorpio y Soy-un-don-nadie de Piscis.

 

Por fin, la figura de Alisha apareció ascendiendo desde las escaleras lejanas. No parecía tener prisa; caminaba despacio, contoneándose, como si quisiera mostrar al mundo entero su feminidad. Con cada paso, su cabello se estremecía, dando saltitos tímidos. Kishut se preguntó qué rayos estaba haciendo, entre impaciente y molesto.

 

—Ya era hora, señorita Alisha. Han pasado las diez.

 

—¡No! —dijo ella, desafiándole—. Ahora mismo son las diez.

 

—Venga, Ali, no empieces —le dijo Teris, que seguía algo tenso—. Es hora de dar clase con el maestro. ¿Vamos?

 

El templo de Capricornio era completamente distinto de los demás. Sus pasillos, altísimos y apenas más anchos que un hombre, parecían haber sido tallados en la piedra. Las paredes, lejos de ser lisas, estaban plagadas de bultos e imperfecciones, y terminaban uniéndose en bóveda. Tonos grises y pardos eran lo único alumbrado por los candelabros de fuego blanco que colgaban a cada diez o quince pasos. A pesar de la planta circular del templo, los corredores se entrecruzaban en ángulos de línea recta. Más allá de la tercera intersección, se entraba a un amplísimo recibidor semicircular.

 

Kishut se adelantó al grupo. Acompañado solo por la sobriedad de la estancia, abrió la puerta que había en el centro del muro. Instó a sus aprendices y Leo a entrar, y no les siguió hasta que no estuvieron todos en el interior. Una vez dentro todos, cerró la puerta. Justo tras que el pestillo sonase, decenas de llamitas ardieron sobre sus cabezas. Era una lámpara de araña sobrecargada de cristales de vidrio que intensificaban la luz.

 

—Bienvenido al estudio de Capricornio, Baltsarós. Nunca antes has estado aquí, ¿cierto? —El visitante asintió, complacido por el buen gusto de su líder.

 

Aquella biblioteca era la otra mitad del círculo central del templo, y por tanto, muy amplia y espaciosa. La luz, anaranjada e intensa, invitaba a la reflexión y el ejercicio intelectual. El típico olor rancio del papel envejecido lo tocaba todo con sus dedos fibrosos. La pared semicircular estaba llena de estanterías, plagadas a su vez de infinitos libros, tomos, papeles, apuntes, pergaminos, plumas, tinteros… Era orden en el caos. Apenas sobraba espacio para un pequeño armario y dos cuadros, uno a cada lado de la puerta: el de la derecha, la pintura de una mujer de cabellera larga y porte majestuoso; debía ser una representación de Atenea. Y a la izquierda, un paisaje que se parecía al Santuario visto desde la colina más allá de la entrada en el bosque de Parnitha.

 

Cada uno de los alumnos del Patriarca caminó a una silla determinada. No lo dudaron. A un lado de la mesa, ovalada y marrón, se sentaron Caph y Teris. Al otro, Alisha y Elvashak. Baltsarós presidía, y supo que se había puesto en el sitio de Kishut al ver que los adolescentes se extrañaron, mirándole con desconcierto.

 

—¿Nos vas a dar tú la clase? —inquirió Pegaso, receloso todavía. Kishut respondió a la pregunta con una negativa. A la vez, tomó la silla de cedro del otro lado de la mesa y la colocó junto a su compañero.

 

—Tenemos preparada otra cosa, aunque hoy le dejaremos sentarse en mi sitio —afirmó el maestro.

 

—¿De qué se trata? —Elvashak parecía interesado—. ¿Es esa historia que ha mencionado antes Baltsarós?

 

—¡Genial! ¡Otra batallita! —masculló Alisha sin que nadie pudiera escucharla.

 

—Sí, lo es. Pero antes debo pediros algo. Todavía no he redactado el perdón de Baltsarós, por lo que aunque haya gente que le ha visto, vosotros no debéis confirmar nada. ¿Queda claro? —Los niños asintieron, pero la pequeña Atenea se mantuvo en silencio. Estaba rara aquella mañana—. ¿Queda claro? Esto también va por vos, señorita.

 

—Sí. Queda claro —dijo en voz baja. Intentaba ser ella misma, pero recordar lo que hizo el día anterior con el reloj dorado, y saber que tenía un regalo para pedirle perdón, la ponía muy nerviosa. 

 

----------------------------------------

 

Esta parte ha sido algo más corta que la interminable parte anterior. Espero que la disfrutéis. Y bueno, recordaros que aún queda una parte más de transición. Lo siguiente -arco de los Cuatro Grandes- será la última historia que recogerá esta primera temporada de Némesis Divino: El Juicio de las Horas. 

 

¿Qué os parece de título para la segunda "Némesis Divino: La Noche de las Calamidades"?

 

¡Abrazos y gracias a todos por leerme!


Editado por Killcrom, 24 octubre 2015 - 10:40 .

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#338 -Felipe-

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Publicado 13 octubre 2015 - 21:42

Se que tienes un narrador omnisciente, pero el primer párrafo se me hizo muy extraño, en comparación con el segundo y el resto del capítulo. No sé por qué, tenía en mente que estaba pensando Alisha, por eso de las ganas de callar a Kishut, y el que le llamara "viejo". Sé que no es como mi fic con los PdV, pero igual se me hizo raro. Disculpa si no viene al caso :(

 

Así que... ¡hola, Killcrom! jaja El capítulo empieza muy bien con el paseíto de Kishut y Leo por las casas del zodiaco. Hasta el Pez hizo un cameo felicitando al viejo de cumpleaños. Luego... eh, ¿cómo sabía Kishut que el Lince tenía esos abdominales? ¿Es solo el maestro o tiene algo de padre también? ¿El viejo los crió?

 

 Al igual que el otro niño, tenía el pelo tan negro como el carbón, aunque más largo, y los ojos cenicientos. —Y él es mi hermano —señaló.

No estoy seguro, pero me parece que el primer guión debería ir pegado a "cenicientos", no a la Y. No..., espera, parece que es así. Si no, ¿me aprovechas de explicar por qué va después y no antes como en el primer cruce de diálogos? xD

 

 

—¿Yo? —preguntó mirando a los lados—. Soy Teris de Pegaso. ¡El santo de bronce más fuerte! —Su afirmación vino acompañada de una risilla insolente.

Sigh... Estos Pegasos...   -_-

 

Ah, wait, es rudo este caballito. ¿Qué tienen los que nacen de esas trece estrellas que son hasta suicidas en sus comentarios con sus superiores? jajaja

 

Me llamó especialmente la atención la actitud de la enana. Intrigante.

 

Y... ¿terminó? Vaya, es el primer final que te leo que queda como... cortado. Me gustó pero... no sé, ¿estás seguro que no te faltó una parte? No lo tomes como crítica negativa, de hecho tiene su interés porque imagino que ahora se viene el típico "arco flashback", ¿o no?

Y eso sí que me interesa. Más cuando ayer mismo "anuncié" que después de Poseidón voy a publicar mi propio arco flashback, con los "Cuatro de Oro Blanco" contra Eris (te prometo que el nombre es pura coincidencia, en serio!)

 

También tengo una duda. Dos, en realidad. ¿Por qué la clase de Kishut va a ser en Capricornio, si lo del reloj pasó en el Ateneo? Y la otra, cuando hay invasión al Santuario, ¿Kishut se queda guardando en Capricornio, o en la cima?

 

Eso nomás por hoy, Kill. Saludos :)


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#339 Killcrom

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Publicado 14 octubre 2015 - 04:29

FELIPE

 

Buenos días, don Felipe. Tengo sueño. Mucho sueño. Creo que te responderé y volveré a la cama... odio madrugar. X_X

 

1.- En realidad no acabo de comprender bien la observación, pero creo que el párrafo habría estado mejor si lo hubiese dividido en dos, marcando la diferencia entre Ali-chan y el Papa. ¿Puede ser eso lo que mencionas? No suelo escribir PoV, pero cuando hablo de un personaje suelo utilizar los adjetivos que ese mismo personaje utilizaría para describir lo que ve o siente. Quizá no sea correcto, porque ahí hago un pseudo PoV. ¿Debería darme un golpe de remo a mí mismo? Sinceramente, no lo sé... tendría que encontrar ejemplos en alguna novela "fiable".  :wacko:

 

2.- A lo mejor es porque estoy medio dormido, pero... ¿abdominales? ¿No eran bíceps?  :unsure: De todas formas, imagino que sí habrá visto el cuerpo de sus discípulos con el tronco al descubierto, así que no sería raro que lo supiese. 

 

3.- El tema de los guiones es a pain in the ass complicado. Muchas veces cuando reviso, como suelo cambiar o poner palabras, meto la pata. Lo que yo hago generalmente es: 

 

—Hola, soy Therón —se presentó el santo de plata—. Cuando Killcrom me dijo que firmase este contrato, no leí la letra pequeña —añadió, ingenuo—, y por culpa de eso, llevo orinando sangre desde que volví de Melitón.

 

>>¿Os he dicho que le tengo gran cariño a Astrea? No, es mentira —ratificó. 

 

Vale, no es lo mejor que podría haber hecho, pero el punto es que son las acotaciones las que tienen las rayas pegadas, y la coma o el punto se pone después de la raya que cierra a menos que la intervención del personaje se cierre antes de la acotación. Entonces serían dos frases bien diferenciadas, si bien siguiendo la misma fórmula: 

 

—Ya me imaginaba yo que no iba a hacer amigos cuando me mandaron a Melitón. —Astrea, decepcionada, agachó la cabeza y empezó a llorar como una niña de parvulario—. ¡Es frustrante!

 

Esto no es de RAE ni mucho menos. Es lo que he leído en bastantes (?) novelas. Pero podría estar mal, así que cuidado.  :lol: En el caso que mencionas, es correcto, está mal. Y hay varios diálogos que están mal. Y yo que confiaba ciegamente en Rexomega...

 

Debería ser: 

 

—Mi nombre es Elvashak, mi señor. —El que parecía mayor se adelantó y carraspeó—. Soy el santo de bronce de Lince, alumno de Su Santidad Kishut de Capricornio. —Elvashak era el más alto de los adolescentes. Tendría en torno a quince años y era muy, muy delgado. ¡Pero no débil! Por debajo de las mangas de su peto de cuero lucía unos bíceps bien formados, gruesos. Al igual que el otro niño, tenía el pelo tan negro como el carbón, aunque más largo, y los ojos cenicientos—. Y él es mi hermano —señaló. 

 

Hay más errores como este a lo largo del pasaje. Disculpas porque no me he dado cuenta. Los arreglaré al menos en la versión que saque en PDF.

 

4.- Este Pegaso es un idiota, al igual que los otros burros alados. Me pregunto cómo le iría a Seiya o Tenma en mis historias. A Seiya le maté en Elixir de Soma por idiota. Igual Teris corre la misma suerte... Dependerá de con qué pie me levante ese día.  :rolleyes:

 

Quise respetar el espíritu "pegaso", pero lo reconozco: es una falta de creatividad por mi parte. Espero poder matizar a este Pegaso tan pronto como sea posible.

 

5.- ¿La enana está flirteando? Oh, wait, patético... 

 

6.- Pues me temo que sí. Terminó. No hay más, aunque el 16 comienza inmediatamente tras lo que dice la enana.

 

Hay una explicación para esto, amigo, y es el arco flashback como dices. Me ha desajustado los capítulos por completo. Al principio tenía intención de contarlo de forma indirecta (de hecho así está escrito y señalado en rojo). Al decidir hacerlo de forma indirecta, me quedé con dos capítulos cojos y tuve que meter la tijera para crear un capítulo 16 de dos partes. Pero luego vi lo que había hecho y no me gustó nada, y me quedé con un capítulo 16 tan ridículo y "a medias" que desde el principio debí haberlo unido al final del 15. De hecho, para que veas que no es broma, te muestro cómo quedó en el escrito (aunque sea spoiler de la próxima parte). 

 

Spoiler

 

Al final el capítulo 16 tendrá otro título. Aunque no es 100% seguro, todo apunta a que será: "Noche Polar (I): El caballero azul". 

 

Pido disculpas por esta chapuza, porque aún queda un trocito para el arco flashback, propiamente dicho. De ahí que el capítulo 15 vaya a tener finalmente 3 partes en vez de 2 como estaba previsto.

 

7.- ¡Los Cuatro de Oro Blanco!  :t417: Desde luego suena mejor que los Cuatro Grandes. Quizá deberíamos hacer un crossover. Aunque seguramente mis grandes se matarían los unos a los otros antes de empezar. XD

 

8.- Sobre tus dos dudas: 

 

a) El reloj: al principio las clases eran en el Ateneo (en la primera versión, aunque jamás llegué a redactar una). Luego me pareció absurdo que los mocosos subieran tan arriba. Ya de hecho, que vayan a Capricornio me resulta incómodo... Pero el pasaje del reloj me gustaba, y francamente, que Alisha bajase a Capricornio y que el Papa la descubriese allí rompiendo su joya no me parecía tan... impactante.

 

Así, decidí dejarlo tal cual sin contemplar lo ridículo que debe verse Kishut todos los días caminando con su reloj debajo del brazo. Porque no era precisamente pequeño... Yes, yes, another molestada. La consecuencia lógica de esto es que la cabra vaya todos los días contando historias de viejos a Ali-chan... con el reloj en las manos. 

 

b) Esto lo he pensado varias veces. ¿Dónde debería quedarse Kishut? Yo creo que en el Ateneo, como líder que es. De todas formas, ¿quién sería tan idiota como para atacar mi Santuario? ¿Marinas? ¿Espectros? ¿Horas? ¿Astra Planetae? ¿Caballeros de bronce? ¿El gato de Baltsarós?

 

Cualquiera lo haría... Con lo organizados que son mis doradines, seguro que el enemigo se colaba en Piscis antes de que se apagase la primera de las doce llamas. Y Piscis estaría mirando el cielo, como idiota, así que tampoco ofrecería mucha resistencia... Que se lo pregunten a cierto Escorpio.   :t498:

 

(Me encantan los emotes "nuevos" ). 

 

Espero haber resuelto tus dudas. Creo que te vas dando cuenta de lo chapucero que soy... Espero que no me des muy fuerte con el remo...

 

¡Abrazos y gracias! Me vuelvo a la cama... solo son las 11:17 am. 

 

:s15:

 

PD: Gracias por darte cuenta de todos estos detalles. ¡Intentaré hacer justicia con tu fic*!

 

(*oferta sujeta a plazos de entrega, periodos de escritura, horas de sueño de Killcrom y falta de responsabilidad en general)


Editado por Killcrom, 14 octubre 2015 - 04:42 .

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(Parte 3 de 3)

Publicado: ?? de ? de 2018


#340 Piscis no Afrodita

Piscis no Afrodita

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Publicado 14 octubre 2015 - 09:35

Yeeii ya viene algo de lucha, necesito ver esas batallas, de los "Cuatro Grandes" sobre todo de Kishut (aunque le deteste) y Neretis (mi personaje favorito de este fic ^_^ )

Que le sucede a Baltasaro me caía bien hasta que dijo Soy-un-don-nadie de piscis >.>

No se, a mi me gusta este pegaso, o mejor dicho estos personaje un tanto rebelde, le ponen jocosidad al asunto, si todos los alumnos hubiesen sido tan rectos todos, me hubiesen aburrido y de cierta forma se agradece el contraste de personalidades entre estos tres obedientes pero de una u otra manera a su manera, espero verlos en acción

Espero que no dejes a los caballero de platas ya fuera o meterlos solo en cameos seria tan "chimbo" -_-

Algo que me llamo la atencion es que no hay ninun cruce de palabras entre Baltasaro y Neretis cuando pasan por piscis, se suponen que una ves fueron aliados no? Quiero ver el desarrollo de la relacion de estos personajes me intriga bastante

Bueno sin nada mas que acotar, un Saludo compañero




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