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Némesis Divino I: El juicio de las Horas


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549 respuestas a este tema

#281 Lunatic BoltSpectrum

Lunatic BoltSpectrum

    ¡Sagrado corazón de Jesús en vos confío!

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Publicado 30 julio 2015 - 21:37

por problemas de organizacion con mi tiempo
hasta ahora me coloco al dia
 
el capitulo 11 part 2 estuvo genial
 
me parecio ver un par de cambios con la version anterior
pero fueron para mejor
 
capitulo 12 part 1
 
fue excelente en la historia los cambios que sufrio la guerrera
en medio del juicio y la extraña aparicion
 
capitulo 12 part 2
"aplaudiendo a mas no poder"
 
esta parte del capitulo estuvo increible
 
muchisimo mejor que la version anterior
 
estuvo sorprendente
 
------------------------------------------------
 
esperando la proxima publicacion para como sigue
esta historia
 
saludos
 
:s50:


#282 ALFREDO

ALFREDO

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Publicado 03 agosto 2015 - 21:18

Buenas Kilcrom aqui tratando de por lo menos dar una visita al mes a los q me dan post. Os dejo mis espectativas de la lectura...

 

El segundo arco sobre astrea, se pone un poco relax desde el comienzo, pero cuando aparecen las horas para atacarla no esperaba q Baltasar hiciera equipo con ellas. Por Theron no digo nada, pues estaba sometido el pobre...

 

Pues el capitulo 11 es la parte mas climática donde la acción comienza hacer un trasfondo significativo, algo que mencionar como un detalle, se que no soy quién para decirlo, pues yo cometo los mismos errores, pero note que en la primera parte, mencionas mucho los nombres, en especial a Baltasaros de leo, se q es por para agilizar la lectura, ya que a mí también me pasa, pero lo sentí un poquito forzado.

 

En si al ver cómo reacciona Astrea e Iskandar de igual manera, luego del juicio, me recuerda a mi Tsasui no cosmo Cosmo asesino.  Creo que de cierta forma se repite una formula con la victima de turno como sucedía con mis antagonistas, pero yo trataba de que en cada vez de utilizar ese recurso fuese diferente, cosa que creo que supuestamente estas considerando no? pero supongo que tengo que esperar todavía como concluye este segundo arco.

 

Bueno hasta aquí lo dejo nos vemos, ojala me visites cuando estés desocupado. Byeee!


Editado por ALFREDO, 03 agosto 2015 - 21:19 .

fics2017_escena_sadica_by_bytalaris-dazo

FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

Fichas de personajes


#283 Killcrom

Killcrom

    Paso a paso

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Publicado 04 agosto 2015 - 11:30

Parece que no me estoy tomando la escritura en serio, y estoy olvidándome de las fechas de publicación. Podría daros mil excusas, pero lo cierto es que soy un irresponsable. Necesito madurar, y mucho. Así, antes de publicar el final del combate de Astrea, os ruego disculpas y os pido paciencia. No se madura en un día, pero tal y como dije, a menos que me ocurra algo grave, pienso terminar este fic. O como suele decirse, si Dios lo permite, acabaré este mamotreto.

 

Sin más, respondo a los comentarios (en spoiler)

 

Spoiler

 

Y ahora, a publicar el capítulo 13, parte 1. 

 

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RESUMEN DEL CAPÍTULO 12, PARTE 2

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Astrea: recién nombrada santo de Virgo. ¿Yandere?

Therón: santo de plata de Perseo. Saco de boxeo de Astrea. 

Baltsarós: caballero desertor de Leo que no es tan desertor como se pensaba.

Evander: Anterior santo de plata de Águila y primer maestro de Astrea.

- Noctis: Fragmento de Nyx, artífice de la corrupción del Juicio de las Horas.

Diké: diosa de la Justicia. 

 

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(Capítulo 13: parte 1 de 2)

 

Amanecer del 22 de enero de 1492

 

Sellar el cosmos de Astrea. ¿Era aquello una posibilidad? Therón dudaba, pero teniendo entre las manos la Caja de Pandora original, el artefacto mitológico, podría ser posible. Si lo lograsen… Una duda le asaltó a traición: «¿Eso no la convertiría en una humana común? O incluso peor… ¿no quedaría atrapada en la caja?»

 

—Baltsarós —musitó el santo de plata—, ¿no podría ser peligroso? ¿Y si desaparece?

 

—La Caja de Pandora no puede retener nada en su interior por demasiado tiempo a menos que cuente con un sello de la mismísima Atenea. Una vez lleguemos al Santuario, Atenea debería poder hacer algo… supongo. Sea como sea, es la única forma que se me ocurre de que no muera nadie. Agradéceselo a mi armadura, que vino con ella —sonrió. Era cierto; la efigie de Leo apareció con la Caja de Pandora entre sus fauces. Eso debía significar algo.

 

El santo guiñó el ojo a su agotado camarada y caminó al frente, poniendo atención en Astrea, que seguía en el cielo. La joven no había emitido palabra desde que su emblema fuera destruido, pero su cara lo decía todo: una mueca entre enfado y sorpresa que a Baltsarós le resultaba, además de graciosa, satisfactoria.

 

—La situación ha dado un vuelco —le gritó—. Ahora estamos igualados. Tú tienes tu armadura, yo tengo la mía. —Aunque la confianza del hombre estaba por los aires, lo cierto era que Leo había visto días mejores: la gran cantidad de grietas y piezas rotas daba un aspecto maltrecho a la prenda; una de las hombreras estaba partida, e incluso la corona mostraba más de una muesca profunda.

 

—¿Igualados? —La maldita frunció el ceño—. No es así. Nunca lo hemos estado. ¡Estoy llamada a ser grande entre los grandes! ¡Una armadura no va a cambiar nada! ¡Os mataré y vengaré a mi maestro!

 

Sin esperar respuesta, Astrea batió sus alas negras acortando distancias con Leo en un santiamén. Lanzó un puñetazo que, con la inercia, se estrelló en la pechera de su oponente, empujándolo. No paró, sino que mantuvo el vuelo y, fugaz, dio la vuelta en el aire para realizar otra embestida.

 

Recuperándose, Baltsarós se percató de que la neblina azul comenzaba a tomar forma en el brazo de la joven. El arma de cosmos de Virgo se cargó mucho antes de su segundo descenso en picado.

 

—¡Espada del Juez! —Siguiendo la trayectoria horizontal que llevaba, la rápida hoja de energía seccionó el suelo dibujando un profundo surco. A la par que la piedra gemía, una nube de polvo les dificultó la visión. Pero Baltsarós, veterano ya, intuyó los movimientos de su contrincante y se apartó.

 

Astrea era mucho más rápida que antes, cuando Leo se vio obligado a escapar con Perseo. Pero con destreza, y cerrando el puño, el santo dorado dejó fluir su energía. De alguna forma, estaba menos agotado que en su primer enfrentamiento con ella; se sentía revitalizado. «Gracias, Leo».

 

Astrea había descendido y planeaba hacia su posición, levitando. La muchacha blandió la hoja azul en vertical, pero el antebrazo de Baltsarós detuvo el golpe, rechinando. Varias chispas salpicaron en derredor.

 

—¿Cómo? ¡Debería haberte seccionado el brazo! —se quejó Virgo.

 

—Además de ser una armadura dorada, Leo cuenta con una protección especial: el Velo de Nemea. ¡No pienses que por estar rota, podrás superarla tan fácilmente! —Raudo, el fornido hombre estrelló un puñetazo contra el centro de la coraza de Astrea, haciendo gala de un poder colosal. La muchacha trastabilló a la par que varias lascas oscuras caían al suelo—. ¡Ahora sí puedo luchar! —dijo él mientras le lanzaba una patada al rostro. Para su sorpresa, Astrea lo evitó volando hacia el cielo. ¡No tuvo tiempo ni de verla aletear!

 

Cada uno de los rasantes planeos de Astrea levantaba los escombros, provocando un estallido sonoro. En segundos, el cráter de Melitón tornó en un erial polvoriento. Los golpes venían de todos lados: la Espada del Juez ganaba cada vez más velocidad, aunque Leo seguía su ritmo incluso sin necesidad de ver. Por otro lado, las estocadas le resultaban débiles. En una de las embestidas, se agarró con ambas manos a la espalda de Virgo siendo arrastrado a los cielos con ella. Los guanteletes evitaron las heridas que de otra forma se le habrían abierto.

 

—¿Qué haces? —rabió la joven. El ceño fruncido delató su enfado—. ¡Me desharé de ti! —Astrea, arrastrando al santo, empezó a ganar altura a velocidad de vértigo para, en un instante, cambiar la trayectoria. El empuje era muy fuerte, pero él no pretendía soltarla; una vez los colmillos del león se aferraban a su presa, no se abrían hasta acabar con ella.

 

Desde el suelo, Therón contemplaba estupefacto el baile bajo las estrellas de la pareja. Era como un vals violento: ahora volaban hacia la derecha; luego, giraban de forma abrupta, ganaban altura, descendían hasta casi tocar el suelo. Todo aquello, acompañado de incesantes rugidos que surgían al superar la velocidad del sonido[1], lo convertía en un espectáculo temerario.

 

El cráter de Melitón se veía ahora como un pequeño hoyo entre las ruinas. Leo, abrazado a la cintura de su esbelta oponente, gritó. Su cuerpo empezó a arder como una pira funeraria. Pero era parte de su plan: como maestro de las llamas y santo del fuego, tenía cierta inmunidad a las quemaduras; lo recordó conforme el Blasón del Juez iba abrasando todo con su luz incandescente.

 

—Voy a mostrarte el verdadero poder de un santo dorado, niña… ¡Fauces de Magma! —La voz del hombre resonó por la ciudad como un grito perdido entre montañas.

 

Bajo el manto de estrellas, la pareja de enemigos se incendió hasta detonar en una explosión que sacudió el propio cielo. Los ecos se abrieron paso hacia el caballero de Perseo, quien seguía contemplándolo todo con el rostro desencajado y casi muerto del cansancio y sus heridas. Vio como algo parecido a un cometa se estrellaba contra el horizonte, donde aún quedaban ruinas de edificios en pie. Dejó una estela de llamas a la par que caía.

 

—Impresionante… ––Pero apenas tuvo tiempo Perseo para sorprenderse, pues ante él, Baltsarós apareció arqueando la figura para amortiguar la caída. Sus pies tocaron tierra con un golpe seco, tras el que se alzó una nubecilla de tierra.

 

—Maldita sea —se quejó el santo dorado. Su armadura humeaba como un leño prendido—. ¡No bastaba con el mal humor de la niñita, ahora le salen alas! ¿Qué es esto? En fin, da igual. La he mandado a dar un paseo. Es hora de hablar —añadió—. ¿Cómo te encuentras, Therón? —Aunque visiblemente era un milagro que el santo de Perseo se mantuviese consciente y en pie, era un hecho que los guerreros de Atenea tenían una resistencia insólita.

 

—La verdad, al límite. No creo poder ayudar mucho… —aclaró, por si no fuera suficiente con mirarle. Rezumaba sangre por cada grieta de la armadura, especialmente a través del corte que iba del hombro derecho al pubis. Toda la armadura de Perseo parecía esmaltada en rojo.

 

—Tenemos dos opciones —explicó el dorado de coleta negra—. Supongo que aún te quedan fuerzas para abrir una caja, ¿no? —Perseo asintió a la vez que miraba el legendario artefacto que sostenía con la zurda—. O la sellamos a ella entera, o sellamos su cosmos.

 

—Ya lo mencioné antes, pero… —interrumpió Perseo—, pero… ¿no será peligroso? ¿No se tragaría a Astrea esta… reliquia?

 

—Ese es el problema —La afirmación de Baltsarós le cayó como un jarro de agua fría. ¿No se suponía que iban a salvarla?

 

—Entonces tan solo podemos sellar su cosmos. ¿Pero cómo? ¿Podrá provocarla para que le ataque con todo su poder?

 

—Eso sería absurdo —dijo el león mientras negaba con la cabeza—. Lo único que lograríamos sería que la caja devorase una técnica, no la fuente de la misma. ¿Me sigues? La clave es sellar su séptimo sentido[2]; algo así como el principio que genera toda su energía.

 

—Sé lo que es el séptimo sentido —acotó Therón con cierta molestia, pero rápido cayó en la cuenta de que no era momento de discutir—. Y tampoco parece viable. ¿Cómo lo haremos?

 

—Ojalá lo supiera. Después de todo, puede que tengamos que meterla en la caja hasta con armadura. —La idea no le agradaba, pero quizá Atenea, en el Santuario, pudiese hacer algo con ella—. ¡Maldito sea el viejo! —se quejó el león rechinando los dientes.

 

—Lo cierto es que puede que no sea mala idea. —Perseo pareció sonreír un instante. Su demacrado rostro sólo pudo evocar dolor—. Mientras acumulaba cosmos, me he dado cuenta de un par de detalles…

 

—Sin rodeos —ordenó Leó.

 

—Muy bien. Cuando empezamos a luchar, la armadura de Astrea empezó a volverse negra y le salieron alas. ¿No notó nada extraño?

 

—Sí. Sé distinguir colores —gruñó Baltsarós—. Aunque lo de las alas… ¿qué tonterías son esas? ¡Ni que hubiera estado peleando contra ella en el aire todo este rato! —se quejó, irónico. El dorado no tenía ni la más remota idea de a dónde quería llegar su maltrecho camarada. De pura ofuscación, empezó a esputar idioteces.

 

—Señor Leo, esa es la clave —añadió el plateado, asintiendo con confianza.

 

—¡Claro! ¿Cómo no he caído antes? ¡Eres un genio, Therón…! —El hombre se quedó pensando ante su compañero, quien guardaba silencio y le mantenía la mirada—. «¿De qué habla? ¿Se dará cuenta de que no tengo ni idea?» —Ambos se quedaron ahí un rato, sin hacer nada, como si tuvieran un plan—. Solo para asegurarme de que has pensado lo mismo que yo… ¿de qué se trata?

 

—Mientras usted no estaba, apareció un ser extraño que dijo ser "el comos corrupto que acabaría matándonos". Era una presencia tremenda; como divina. Después, Astrea cambió por completo. Creo que… no está luchando contra Astrea, sino contra un alter ego; algo que ese Juicio de las Horas activó.

 

—¿Un alter ego? —La sorpresa de Leo fue interrumpida bruscamente por un golpe de la joven corrupta. El puño, que se estrelló en el dorso de la coraza, le arrastró varios metros hacia fuera del cráter. Un reguero de polvo se alzó a la par que su cuerpo se arrastraba por la roca desnuda.

 

¡Ahí estaba otra vez! Astrea de Virgo había regresado como un meteoro humano. Una de sus hombreras estaba partida y le sangraba el hombro. Por la frente le corría otro reguero escarlata. Su melena ondulada y perfecta se agitaba ascendiendo y descendiendo tras cada pulso de su impío cosmos.

 

—Quizá deba empezar por ti, Perseo —declaró con el ceño fruncido. Escupió una flema sanguinolenta.

 

—Todas las mujeres sois iguales —bramó el santo del león desde más allá del cráter—. Desaparecéis sin dar explicaciones, y cuando venís, lo arruináis todo. —A causa del fortuito golpe, se había herido el brazo izquierdo. Virgo se dio media vuelta y le contempló con asco, labios entreabiertos.

 

—Y pensar que por culpa de una rata misógina como tú, mi maestro…

 

—¡"Rata misógina"! ¡Hala! —aplaudió Baltsarós—. No soy un tipo muy listo, pero hasta yo podría decir que eso ha sido un insulto. Lamento decirte que no vas a matarme con insultos, mocosa. —El énfasis cayó sobre la última palabra, como buscando enervarla—. Y mucho menos con ataques como ese, a traición. —El cosmos se aglomeraba sobre su fornida y alta silueta en tonos dorado y naranja. Irradiaba calor y confianza en sí mismo—. «¿Qué quieres decir con eso de que ella no es Astrea, Therón?» —pensaba.

 

La santa corrupta se elevó al cielo y empezó a aglomerar su energía de nuevo. A pesar de haber recibido las Fauces de Magma de su oponente, no parecía cansada. Abrió los brazos, respiró con fuerza, y gritó. Lenguas de fuego celeste dieron un retorcido abrazo  a su cuerpo delgado y se solaparon en la armadura de Virgo. Cuando las llamas se disiparon, la espada de cosmos volvió a aparecer entre las manos de la muchacha, pero esta vez parecía estar potenciada; drenaba el poder oscuro de la vestimenta como si fuera un sifón.

 

Astrea se arrojó a toda velocidad contra Leo irguiendo el arma. Trazó un corte en horizontal que el hombre pudo esquivar arrojándose al suelo y dando una voltereta. Las mitades superiores de ruinas y edificios cercanos fueron seccionadas y desintegradas a la par que dejaron un rumor como el de las olas rompiendo en las rocas. Antes de que el silencio retornase, el maestro del fuego se incorporó y trató de golpear a la muchacha por la espalda, acto frustrado por su velocidad, creciente. Su puño chocó contra la hoja de la espada.

 

—¿Es que no te cansas, maldita? —gruñó a escasos centímetros de su rostro, cubierto de sangre seca. Los ojos desorbitados de la chica se entornaron—. ¡Ni lo pienses! —El león dorado desvió la pierna que pretendía sorprenderle y se zafó de otro tajo vertical echándose para atrás.

 

La réplica de Baltsarós fue rápida, pero no conectó con el cuerpo de su enemiga. Astrea había emprendido el vuelo de nuevo y se movía en círculos a su alrededor.

 

—Muy propio de la aprendiz de Evander de Águila —observó Leo mientras recobraba el aliento—. No se cansa, su velocidad y cosmos han aumentado, la armadura se ha teñido de negro… ¿Un alter ego?

 

»Según Iskandar, el juicio de las Horas desata el egoísmo y la maldad de su objetivo. Es irreversible y… ¿omite algo? —Otro vuelo rasante le devolvió a la realidad. Esta vez, la hoja de energía rasgó su armadura. La corrupta volvió a girar, preparando la siguiente embestida.

 

Therón seguía contemplándolo todo desde la distancia, en el cráter. Se había reclinado sobre el suelo a causa del cansancio. Con la Caja de Pandora original en la mano, no sabía si debía o no abrirla. Varias gotas de sangre manchaban la superficie del artefacto.

 

«Si la uso, podría atrapar a Astrea y toda esta pesadilla terminaría, ¡pero eso sería como matarla! La Caja de Pandora… se supone que es un regalo de Zeus. No debía ser abierta bajo ninguna circunstancia. Al abrirla, escaparon los males del mundo. Tan solo quedó en su interior la esperanza… ¿No escaparía también si la abrimos? Pero espera —se interrumpió—, si es un artefacto que ha sido usado desde la era mitológica para sellar dioses y maldiciones, ¿será necesario abrirla? ¿Funcionará con una orden? Además, ¿está vacía? ¿Qué significa eso?»

 

Otro meteoro pareció caer sobre Melitón. La tierra tembló. Astrea hacía embestidas cada vez más rápidas y violentas. Perdía precisión a cambio de poder. No dejaba de llover escombros cada pocos segundos.

 

Los ecos de las técnicas de ambos contendientes mantenían vibrando todo en derredor. Explosiones, olas de metralla, gritos, impactos; haces de luz en el cielo, algunos celestes, otros anaranjados. Pero mientras que Therón pensaba, Leo iba cayendo en una desventaja clara: estaba obligado a atacar desde la tierra firme. Y empezaba a verse agotado.

 

—¡Hay algo que sí puedo hacer! —exclamó, mirando las alas que hacían de espuelas en las botas de su armadura de plata. El Perseo mitológico recibió varios artefactos de los dioses. La armadura de la misma constelación, como no podía ser de otra forma, recogía aquellos dones entre sus piezas: el Escudo de Medusa, las Botas de Hermes, el Yelmo de Hades y la Hoz de Zeus. ¡Podría asistir a Baltsarós peleando desde el cielo! Pero con lo malherido que estaba, no sería más que un estorbo, por lo que pensó en aquello. ¿Qué importaba que Astrea se diese cuenta? Una vez su plan hubiera dado fruto, volvería a equilibrar la balanza entre Leo y Virgo. Y si moría… ¿qué importaba? De todas formas, con aquellas heridas, apenas aguantaría unos minutos más antes de desangrarse por completo. De hecho, su vista ya llevaba nublada un buen rato. Haciendo acopio de aire y fuerzas, gritó.

 

»¡Baltsarós! —El bocinazo hizo que ambos contendientes se frenasen, ella en el cielo, él en la tierra. Leo le miró, extrañado.

 

«¿Qué quiere ahora? ¡Oh, no, Astrea! No pienses que he bajado la guardia —se dijo.»

 

Siguiendo la orden, la armadura de Perseo se desprendió del cuerpo de Therón y volvió a ensamblarse en su forma original, emulando al héroe mitológico. La sorpresa de los combatientes fue mayúscula.

 

—¡¿Qué pretendes?! —inquirió el dorado de coleta.

 

—¡Mis botas y mis guanteletes! ¡Úselos! —El hombre de melena gris enmarañada señaló al santo de Leo, y antes de que pudiese reaccionar, la efigie de Perseo acudió en su ayuda. Sin entender muy bien por qué, Baltsarós dio un salto, y parte de la armadura dorada se desprendió de sus piernas y brazos. La vestimenta de plata, como hechizada por un conjuro, liberó justo las cuatro piezas que había mencionado su dueño. Antes de darse cuenta, Baltsarós de Leo se encontraba envuelto por las botas y guanteletes del ropaje santo de su camarada. Y no tocó el suelo, sino que se quedó suspendido a media altura, en el aire.

 

—¡Hijo de…! —El dorado lo comprendió todo. Una de las facultades de la armadura de Perseo era permitir a su portador volar. ¿Por qué no se lo había dicho antes? Aunque bien pensado… ¿no le había visto en el cielo al principio del combate? Quizá empezase a delirar…

 

—¿Qué es esto? —Astrea se vio indignada. Sus facciones comenzaron a desdibujarse entre espasmos de ira. Seguía irradiando un cosmos agresivo e impregnado de deseo asesino—. ¡Os borraré a los dos del mapa a la vez! —declaró mientras partía hacia el firmamento proyectada como una saeta. Su vuelo emitió un restallido penetrante.

 

Aunque era la primera vez que volaba, Leo lo vio fácil. Era como si el propio legado de Perseo le estuviese guiando. Por primera vez, se sintió satisfecho con aquel hombre que le había tocado como camarada. Incluso se sorprendió a sí mismo agradeciéndole entre pensamientos.

 

—No vas a hacer nada, niña —espetó antes de emprender el vuelo. Bajo sus pies, el cráter se iba alejando más y más. La débil y malherida silueta de Therón se convirtió en una pequeña hormiga y luego desapareció. Las ruinas de Melitón se iban concentrando en una figura cada vez más pequeña y oscura. Y a pesar de todo, aunque el horizonte se curvaba conforme ascendía, no había cazado a Astrea; esta seguía a bastante distancia sobre su cabeza—. ¿Hasta dónde pretende subir? —Por fin, se detuvo.

 

—Confieso que no esperaba esto. —Las alas negras se agitaban una y otra vez, causando que el delgado cuerpo de la adolescente pareciera dar saltos suspendido en el vacío. En mitad del firmamento, y gracias al resplandor del amanecer próximo, Leo pudo distinguir con detalles la silueta de la muchacha. Debía tener el sol incipiente a su espalda.

 

Astrea ya no parecía ni era la niña febril que se tumbó en la cama junto al gatito Beatrice. Era bella, sí. Probablemente se convertiría en una mujer hermosísima en los años venideros, pero a Baltsarós le dio lástima contemplarla. Ante él, no era más que una muchacha sucia, manchada de sangre a causa de sus propios pecados, y víctima de la trampa de aquella diosa, Diké. Sin duda, el Juicio de las Horas la había desgraciado junto con la armadura de Virgo, tan oscura ahora como el espacio que se proyectaba infinito sobre sus cabezas. Ni los nacientes rayos de sol del día que se estrellaban sobre ella hacían que brillase.

 

—Ahora lo entiendo todo —confesó el león, entristecido—. Es cierto. Tú no eres Astrea.

 

—¿Qué dices? Claro que soy yo. ¡Estoy más viva que nunca! ¡No debí haber olvidado lo mucho que os odiaba!

 

—Que yo sepa, no lo sabías hasta hace poco. ¿No te has dado cuenta?

 

—¿Que no lo sabía? ¿Y mi visión?

 

La muchacha recordó las palabras que había escuchado en el momento del juicio. Lo cierto es que le crisparon, pero no supo dar explicación alguna a qué había de malo en ellas:

 

—Yo solo soy tu deseo de saber la verdad, encarnado —le dijo aquella voz—. ¿Quieres saber por qué has perdido el control?

 

«Sí —pensó.»

 

—Porque lo sabes todo. Astrea no está tan loca como parece. ¿Quién perdería el control tan solo porque quisieran usarlo como peón?

 

¡Claro que no estaba loca! ¿Por qué debería estarlo? Siempre había sido una niña feliz. Llegó al santuario en malas condiciones y sin un futuro, pero Evander, su querido maestro, se hizo cargo de ella. Aunque era duro, su otra faceta le daba todo el cariño que necesitaba. Una vez presenció algo que no debía y perdió el control. ¿Pero quién no lo haría? ¡Le vio asesinar a una inocente! ¿O no era inocente?

 

—Yo le quería, pero… no entendí nada. Si hubiera sabido que cayó en esa trampa por tu culpa —musitó ante Baltsarós—, no le habría… yo no… ¡No le habría matado!

 

—¿Ves? Tus recuerdos están nublados porque no eres Astrea. —El tono del león era condescendiente—. La Astrea de verdad está dormida en tu interior. Ese Juicio de las Horas solo ha sacado lo peor de Astrea, es decir, sus deseos de venganza, su odio, su rabia, su desesperación.

 

La muchacha dio un grito y se llevó las manos a la cabeza. Parecía sufrir. A la vez, su cosmos enloqueció y empezó a irradiar destellos negros como si fuera un mar embravecido.

 

—Hija de los hombres, te odias a ti misma. —No recordaba haber escuchado eso durante su viaje al pasado, fruto del juicio—. Proyectarás tu odio hacia esos hombres, chivos expiatorios de tu pecado… Si no lo haces, te volverás loca. No podrás soportar la carga de haber asesinado a la persona que te dio la oportunidad de vivir otra vez. Porque tú…

 

—¡Cállate! —La muchacha seguía apretándose la cabeza, como reteniendo su explosión inminente—. ¡No lo digas! ¡Cállate, maldita sea! ¡No quiero saberlo! ¡No lo sé! ¡No es cierto! —Los gritos desesperados desgarraban a Baltsarós de pura lástima, y aunque no entendía gran cosa, vislumbraba el conflicto que la aprisionaba por dentro.

 

—Porque tú estás maldita.

 

—Estoy maldita —respondió en voz alta—. Y no hay salvación posible.

 

Las sombras zozobrantes que había expulsado se convirtieron en una esfera circular, impía y opaca alrededor de su núbil cuerpo. El santo de Leo lo contempló todo con impotencia, pero espabiló rápido al darse cuenta de lo que sucedía. Miró hacia abajo, donde Therón debía estar, pero no vio nada más que una turba de puntos rodeando un pequeño cráter del tamaño de la yema de un dedo.

 

«¡La Caja de Pandora! ¡Ahora o nunca!»

 

Sin perder tiempo, se lanzó en picado contra Melitón. La urbe en ruinas se agigantó ante sus ojos en un parpadeo, y se detuvo con brusquedad ante Therón, que yacía inconsciente en el suelo. Le miró, y sintió rabia al encontrarle al borde de la muerte, pero tendría que esperar. Sujetó la caja con ambas manos y deshizo el camino rumbo al cielo, donde Astrea estaba siendo devorada por la oscuridad; por aquella maldición de las Horas.

 

—¡Astrea! —gritó incesante. La impotencia intentó dominarle, pero la derrotó aumentando su velocidad. Apareció de nuevo ante la esfera de desesperación, y recordó las palabras que Kishut dijo antes incluso de que pensase en robar el ícor—. ¡Por Atenea! ¡Por Atenea, devora esta maldición! ¡Alivia la carga de tu sierva! —En su fuero interno, Leo no dejaba de ver a otra persona: Beatrice, la dueña de su corazón—. ¡No te vayas tú también! ¡Astrea, por favor! —Con las manos extendidas y la caja sobre ellas, empezó a llorar—. ¡Vuelve, Astrea!

 

El pequeño joyero abrió ligeramente su tapa superior, y la oscuridad que rodeaba a la adolescente empezó a ser succionada con tal fuerza que se desgarró por varios puntos. Rápido, un pequeño remolino, cuyo centro debía estar en el interior de la caja, se formó tragando toda la luz negra. Cuando la hubo devorado, la mácula de la armadura de Astrea siguió el mismo camino hasta volver a convertirse en una reluciente prenda de oro. Las alas de plumas negras fueron despedazadas con crueldad y absorbidas con presteza. Pero no se detuvo ahí: el artefacto siguió succionando. El cuerpo de Astrea chocó contra Baltsarós por la atracción. Sus cabellos rubios, larguísimos y ondulados, empezaron a ser engullidos. Leo recordó: los brazales de Perseo. Trazó un movimiento en horizontal cortando la melena con una mano y, con la otra, usó todas sus fuerzas para cerrar la tapa.

 

Todo quedó en silencio allá en el cielo. El santo dorado agarró a la joven, inconsciente, por la cintura y comenzó a descender hacia Melitón, esta vez con calma, tratando de recomponerse tras el miedo que casi le opacó por completo. Se dio cuenta de que el rostro de la adolescente se había serenado y volvía a lucir febril, entre rojos cárdenos y manchas de sangre seca y barro.

 

—Astrea, por un momento —le susurró al oído—, he sentido como que eras algo importante para mí. ¿Podrías ser tú mi salvadora? Perdóname, pero desde el principio no pretendía hacerte daño. —Quizá sabiendo que no podía escucharle, se sinceró—. Una vez perdí a alguien de la misma forma. No quiero que eso se vuelva a repetir. —El hombre, agotado por los esfuerzos, miró la Caja de Pandora en su otra mano y suspiró—. Muy peligrosa. En malas manos podría ser fatal. Comprendo que Kishut quisiera alejarla del Santuario justo en ese momento…

 

Poco después, el león dorado se encontró en el cráter de Melitón ante el cuerpo de Therón y la efigie de su armadura, Perseo. Dejó a Astrea en el suelo con delicadeza, y caminó hacia él. Sus heridas eran terribles. La tierra bajo su cuerpo estaba tan impregnada de sangre que parecía saciada. Pero al tratar de tomarle el pulso a través del cuello, sintió que aún vivía. Era un hilo de vida: si perdía más sangre, moriría. Debía cauterizar sus heridas.

 

Baltsarós se puso a ello y pasó sus dedos, incandescentes, por los innumerables y profundos cortes y heridas que tenía alrededor del cuerpo. Empezó por el gran tajo que recorría todo su torso. El olor a carne quemada le resultó desagradable, pero la vida de su camarada estaba en juego. Prosiguió la labor en silencio hasta acabar, y rezó a Atenea porque no fuese demasiado tarde.

 


[1] Obvio que no se conocía tal concepto en 1492, por lo que ruego se considere la expresión como un recurso para narrar los eventos.

[2] En esta historia, el séptimo sentido es la capacidad que tiene el santo para expandir su cosmos. No es un estado milagroso que se alcance tras ciertas condiciones, sino que se trata de una facultad que se aprende a manejar con el tiempo y la experiencia. A mayor dominio del séptimo sentido, mayor cantidad de cosmos que será posible desplegar.

 

---------------------------------------------------------------------

 
La próxima publicación será el cierre del capítulo 13, con lo que harán los protagonistas de este arco de cara al futuro. Espero que os guste, y que en general esperéis más de esta historia, que, no sé si sintiéndolo o alegrándome por vosotros, ¡acaba de empezar! 
 
¡Abrazos, amigos, lectores y amigos lectores! Y disculpadme, siempre disculpadme por ser como soy: un impresentable. ¡Jajaja!

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(Parte 3 de 3)

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#284 Ivan de Virgo

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Publicado 04 agosto 2015 - 12:14

Tu fic es bueno solo que deberias darte un tiempo aunque sea


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Publicado 04 agosto 2015 - 13:23

excelente este capitulo el final ideal para la pelea

 

saludos

 

:s50:

 

esperando la proxima parte



#286 Patriarca 8

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Publicado 04 agosto 2015 - 16:54

,un poco mas de tardanza y tu fic ya estaria como next dimension o lost canvas  :lol:

 

(Capítulo 13: parte 1 de 2):

 

 

la Caja de Pandora original-  ¿ Es en serio?,vaya si que te inspirastes

 

¿Que es  el Velo de Nemea?

 

 

se ve que el dorado  de leo también hace uso de estrategia cuando lucha

 

—Sí. Sé distinguir colores —gruñó Baltsarós—. Aunque lo de las alas… ¿qué tonterías son esas? ¡Ni que hubiera estado peleando contra ella en el aire todo este rato! —se quejó, irónico. El dorado no tenía ni la más remota idea de a dónde quería llegar su maltrecho camarada. De pura ofuscación, empezó a esputar idioteces

 

.me pregunto que dirian de la armadura final de Koga XDDDD

 

 

—. «¿De qué habla? ¿Se dará cuenta de que no tengo ni idea?» —Ambos se quedaron ahí un rato, sin hacer nada, como si tuvieran un plan—. Solo para asegurarme de que has pensado lo mismo que yo… ¿de qué se trata?

 

-Jajaja eso fue epico :smile5: 

 

 

-la parte en que el plateado le da parte de su armadura me hace recordar el combate de

pegaso contra el fenix

 

-me agrado el capitulo,buen fic

 

 

 

 

 

 

 


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#287 -Felipe-

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Publicado 04 agosto 2015 - 20:30

Let the Baltsarós x Astrea shipping begins...

 

 

Nah, broma. Buen capítulo, Killcrom, era hora ya que publicaras xD Lo que sí, algunas cosas.

1. Los comentarios y pensamientos del León son una delicia de leer jaja

 

2. Pobre, pobre Astrea.... Pero aún más pobre, pobre, pobre, pobre, pobre Therón.

 

3. No entendí algo de tu 7º sentido. ¿Aún lo tienen solo los Dorados o ahora todos los Santos lo tienen solo que en menor medida?

 

4. Hay algo que me produce algunos conflictos. Soy el primero en criticar la "sobrecámara" de los Dorados en los fics en general, en la mayoría siempre son los protagonistas y aveces los únicos personajes (y hasta en medios oficiales ocurre, con Episodio G, Lost Canvas y Soul of Gold). Por otro lado, aprecio cuando se usan personajes de otros rangos, especialmente de Plata, los olvidados de SS. Por lo mismo, por ejemplo, voy a escribir un gaiden de Mito del Santuario con Orfeo, Daidalos, Mayura y Rigel de protagonistas... O sea que aunque no soy antidorado, aprecio cuando se usan otros rangos no como carne de cañón.

 

¿Pero nunca sentiste que Therón -o más bien, la armadura y habilidades de Perseo- eran un poco "overpower"? xD Digo, ya un escudo que paraliza al que lo ve es bastante, y solo eso (o al menos así lo he pensado) lo pondría peligrosamente cercano al nivel de los Golds. Pero además eso de la hoz, las sandalias y todo eso... ¿No crees que es como mucho? No es una crítica negativa, pero me llama la atención. A menos que los demás Santos de Plata también tengan de estas "facultades" especiales.

 

 

 

Dicho esto, espero el siguiente capítulo.

 

Saludos.


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#288 Tetzauhteotl

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Publicado 06 agosto 2015 - 16:47

¡Qué bueno que regresaste!, otro buen capitulo como siempre.

 

Si las letras fueran caquita te diría que estuviste estreñido, te ausentaste mucho pero escribiste más XD.

 

Así que todo este tiempo lucharon contra una energía ajena a Astrea. Qué bueno porque llego un momento en el que no me importó lo que le pasara a la chica. Tus caballeros son muy resistentes, parecía que eran horas las que llevaban peleando y aguantaron de todo, vamos que Shiryu es un improvisado comparado con Therón y la armadura de Balto.

 

Saludos.


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#289 Killcrom

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Publicado 06 agosto 2015 - 20:09

Tu fic es bueno solo que deberias darte un tiempo aunque sea


Muchas gracias por tus palabras. No comprendo bien lo que quieres decir, pero si te refieres a que tengo que cumplir con los plazos, llevas razón.

Lo siento.

excelente este capitulo el final ideal para la pelea
 
saludos
 
:s50:
 
esperando la proxima parte

  

La verdad es que sí me ilusioné escribiendo esta pelea. Me salió muy larga y los santos demasiado resistentes, pero de todo error aprendo.

Ya, por fin, tenemos un enemigo definido. Habrá que ver hasta dónde llegará y qué hará el Santuario.

Gracias, compañero.

,un poco mas de tardanza y tu fic ya estaria como next dimension o lost canvas  :lol:
 
(Capítulo 13: parte 1 de 2):
 
 
la Caja de Pandora original-  [/size]¿ Es en serio?,vaya si que te inspirastes[/size]
 
¿Que es  el Velo de Nemea?[/size]
 
 
se ve que el dorado  de leo también hace uso de estrategia cuando lucha
 
—Sí. Sé distinguir colores —gruñó Baltsarós—. Aunque lo de las alas… ¿qué tonterías son esas? ¡Ni que hubiera estado peleando contra ella en el aire todo este rato! —se quejó, irónico. El dorado no tenía ni la más remota idea de a dónde quería llegar su maltrecho camarada. De pura ofuscación, empezó a esputar idioteces[/size]
 
.me pregunto que dirian de la armadura final de Koga XDDDD[/size]
 
 
—. «¿De qué habla? ¿Se dará cuenta de que no tengo ni idea?» —Ambos se quedaron ahí un rato, sin hacer nada, como si tuvieran un plan—. Solo para asegurarme de que has pensado lo mismo que yo… ¿de qué se trata?[/size]
 
-Jajaja eso fue epico :smile5:[/size] [/size]
 
 
-la parte en que el plateado le da parte de su armadura me hace recordar el combate de
pegaso contra el fenix
 
-me agrado el capitulo,buen fic

  

Pues sí, la verdad es que soy un impresentable. Y lo peor es que llevaba escrito medio año. Y no estoy exagerando para nada. Pero bueno, supongo que ahora que tendré menos tiempo libre, me pondré más responsable. ¡La vida al revés! Jajajaja

La caja de Pandora original tendrá bastante protagonismo en la historia. Cree que estaba con mr. León por un motivo. Se sabrá muy pronto. Antes del fin de temporada, que debería acabar por diciembre.

El Velo de Nemea es una pequeña protección adicional a la armadura de Leo. Si una armadura dorada normal protege un 100%, la de Leo protege digamos, por poner un número, un 10% adicional. Me gustaría dar alguna pequeña ventaja a cada armadura dorada si se me presenta la ocasión.

Si Baltsarós viese esa armadura cogería el Jetpack y desaparecería del universo Saint Seiya. Probablemente acabaría cuidando gatos y hablando solo hasta morir de abuelito. ¡Jajaja!

Y sí, es un santo que intenta usar la estrategia además de la fuerza bruta. Supongo que sus años de experiencia, a pesar de los seis que ha estado inactivo, le han servido de mucho.

Sobre las escenas cómicas con Baltsarós, creo que le estoy usando demasiado como comic relief. Se supone que debe ser un amargado y un cínico, pero escribiendo esta parte... No pude evitarlo. Y lo que viene es peor... ¡Los leones, los leones! Ya algunos testers sabrán... XD

Totalmente inspirado en Pegaso vs Fénix, pero esta vez quise que fuera el de menor rango quien salvara al dorado. Una lección de humildad.

Muchas gracias y espero que te gusten los próximos relajados capítulos y el desesperanzador (o no) fin de temporada.

Let the Baltsarós x Astrea shipping begins...
 
 
Nah, broma. Buen capítulo, Killcrom, era hora ya que publicaras xD Lo que sí, algunas cosas.
1. Los comentarios y pensamientos del León son una delicia de leer jaja
 
2. Pobre, pobre Astrea.... Pero aún más pobre, pobre, pobre, pobre, pobre Therón.
 
3. No entendí algo de tu 7º sentido. ¿Aún lo tienen solo los Dorados o ahora todos los Santos lo tienen solo que en menor medida?
 
4. Hay algo que me produce algunos conflictos. Soy el primero en criticar la "sobrecámara" de los Dorados en los fics en general, en la mayoría siempre son los protagonistas y aveces los únicos personajes (y hasta en medios oficiales ocurre, con Episodio G, Lost Canvas y Soul of Gold). Por otro lado, aprecio cuando se usan personajes de otros rangos, especialmente de Plata, los olvidados de SS. Por lo mismo, por ejemplo, voy a escribir un gaiden de Mito del Santuario con Orfeo, Daidalos, Mayura y Rigel de protagonistas... O sea que aunque no soy antidorado, aprecio cuando se usan otros rangos no como carne de cañón.
 
¿Pero nunca sentiste que Therón -o más bien, la armadura y habilidades de Perseo- eran un poco "overpower"? xD Digo, ya un escudo que paraliza al que lo ve es bastante, y solo eso (o al menos así lo he pensado) lo pondría peligrosamente cercano al nivel de los Golds. Pero además eso de la hoz, las sandalias y todo eso... ¿No crees que es como mucho? No es una crítica negativa, pero me llama la atención. A menos que los demás Santos de Plata también tengan de estas "facultades" especiales.
 
 
 
Dicho esto, espero el siguiente capítulo.
 
Saludos.

  

No quiero adelantar acontecimientos, pero de alguna forma, esos dos se ayudarán. No hablo de amor, ni de amistad, pero algo importante ocurrirá.

El tema de los comentarios, te digo como escribí arriba. Hubiera deseado que fuesen algo más cínicos y duros. Leo me está pareciendo demasiado "graciosillo". Pero bueno, aún le queda que evolucionar.

Lo de Astrea, totalmente de acuerdo. Fue una SPOILERmarionetaSPOILER. Lo de Therón venía en el contrato. Buen sueldo, buenas herramientas... Lástima que no leyese la letra pequeña. Fuera de bromas, probablemente no pueda volver a luchar, o al menos no como hasta ahora.

El tema del séptimo sentido siempre lo interpreté así: todos los seres del mundo lo tienen. Humanos normales, animales, santos, dioses... La clave está en el desarrollo.

Explicado con un ejemplo banal, yo puedo dibujar, pero no al nivel de Kentaro Miura, por ejemplo. Si entreno, ganaré destreza, dibujaré mejor. Y quizá un día llegue a su nivel. Igual para los santos. Pueden hacer crecer su cosmos, pero no tanto como un dorado porque no tienen el mismo talento, práctica o ambas cosas.

Esto se ve en la serie en esos momentos críticos en que un ataque derrota a ese enemigo que había sido indestructible hasta entonces. El problema es que la saga del Santuario nos presentó el séptimo sentido como el super saiyajin y no como una destreza que se va perfeccionando. Espero que se logre entender mi punto.

Así, si un bronce empieza a brillar, su cosmos se dispara y eso, mis personajes no dirían que tiene el séptimo sentido, sino que ha estallado su séptimo sentido o que simplemente tiene un séptimo sentido muy desarrollado.

Gracias por estas preguntas. Me gustan.

El rango de santo de plata es mi favorito de hecho. Espera más protagonismo de bronces y platas en el futuro por motivos que ya se han visto en este arco.

Sobre Therón, ayer mismo lo hablé con Rexomega. Me he pasado. Su rango de herramientas es excesivo. Está muy, muy overpowered. La constelación dio juego para ello y le añadí todo. Para colmo, su escudo de Medusa es aún peor que el de Algol. Bien podría petrificar incluso a dorados. Esto es un exceso por mi parte.

Otros santos tendrán sus cosas también. Dependerá del trasfondo mitológico y el juego que dé la constelación. Si comparamos Perseo con Mosca, por ejemplo... ¿Pero qué hay de Orión? ¿De Hércules? Son santos con potencial altísimo. Y me reservo secretos.

En resumen, habrá más truquitos y herramientas. Sí, eso de no pelear con armas me lo paso un poco por las mangas... XD

Gracias por tu lectura y paciencia conmigo. Abrazo.

¡Qué bueno que regresaste!, otro buen capitulo como siempre.
 
Si las letras fueran caquita te diría que estuviste estreñido, te ausentaste mucho pero escribiste más XD.
 
Así que todo este tiempo lucharon contra una energía ajena a Astrea. Qué bueno porque llego un momento en el que no me importó lo que le pasara a la chica. Tus caballeros son muy resistentes, parecía que eran horas las que llevaban peleando y aguantaron de todo, vamos que Shiryu es un improvisado comparado con Therón y la armadura de Balto.
 
Saludos.


Pues tengo que tomar laxante ya, que los cuatro grandes siguen ahí, esperando muertos de la risa... Jajajajaja

Acepto que se me fue de las manos la duración del combate, y con él la resistencia. La siguiente gran batalla será el punto de inflexión.

Imagina, pelearon toda la noche. Pero esto es un plan para que penséis que no me atrevo a matar personajes. Cuándo menos lo esperéis y a quien menos esperéis, ¡zas!

Gracias a ti también. Espero que revises los glandes conforme vayan saliendo del horno.


A todos: esto ha sido redactado con el móvil. Por eso no hay caritas ni nada de eso. Añado que el autocorrector puede haberme fastidiado alguna palabra
palabra. Tenedlo en cuenta.

¡Abrazos!

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(Parte 3 de 3)

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#290 Killcrom

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Publicado 14 agosto 2015 - 16:09

Buenas noches, compañeros. Acá ya se acaba el día 14, pero por el otro lado del charco apenas debe entrar la tarde. Aquí os dejo el desenlace del arco de Astrea y fin del capítulo 13. Espero que os guste. 

 

----------------------------------------------------

 

RESUMEN DEL CAPÍTULO 13, PARTE 1

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Astrea: recién nombrada santo de Virgo. ¿Yandere?

Therón: santo de plata de Perseo. Saco de boxeo de Astrea. 

Baltsarós: caballero desertor de Leo que no es tan desertor como se pensaba.

Kishut: Patriarca del Santuario y caballero de Capricornio. Viejo camarada de Leo.

Iskandar: Actual santo de Escorpio. Parece que guarda un secreto.

 

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(Capítulo 13: parte 2 de 2)

 

25 de enero de 1492

 

Al viento no le importaba que hubiese llegado la paz a Melitón. Seguía soplando, indiferente a los eventos que habían sucedido tres días atrás. Por lo menos, no nevaba. Y era un consuelo, ya que la batalla se había cobrado parte de un muro y del techo de la humilde casa de Baltsarós.

 

«¡Y da gracias! —se repetía el león cada vez que miraba la enorme grieta—. Podrías haberte quedado sin casa.»

 

La vela se apagó por enésima vez, y por enésima vez la encendió él chasqueando los dedos. Estaba sentado en el sillón maltrecho de la sala, con las piernas sobre la mesa de madera, y acariciando a su travieso gatito, Beatrice. Podía escuchar el ronroneo cada vez que pasaba los dedos por detrás de sus orejitas.

 

—Beatrice, Beatrice… —Los murmullos, casi quejidos del hombre, tenían fundamento en las heridas de su corazón. Baltsarós no podía dejar de pensar en qué habría pasado seis años antes si hubiera usado la Caja de Pandora para sellar a su amada, tal como hicieron con la capacidad de desplegar el cosmos de Astrea. ¿Habría funcionado? Nunca lo sabría, y no confiaba en que el destino le fuese a dar la oportunidad de comprobarlo—. ¿No es posible que esa fuese tu idea desde el principio, Kishut? ¿Acaso lo imaginaste? —La imagen del viejo Patriarca se formó entre los recuerdos del melancólico león.

 

Un gemido de cansancio le sacó de su mundo interno. Era la voz de Astrea. El hombre se incorporó en el sofá a la vez que su compañero gatuno daba un salto sobre la mesa, mirando con atención a la muchacha.

 

—¿Así que has despertado? —El entrometido gato volvió a saltar, y de forma acrobática, se plantó entre las piernas de Astrea. Esta le sonrió y trató de acariciarle, pero el animal se inclinó para olisquearle la nariz—. ¿Estás bien? Has dormido por tres días y tres noches.

 

—Eso creo… —La voz de la joven estaba cargada de rubor—. No me digas que… todo eso sucedió.

 

—Me temo que sí —contestó el anfitrión mientras levantaba de su asiento. Beatrice, astuto, miraba los movimientos de ambos con atención—. Perdiste el control, el Juicio de las Horas te corrompió y tuvimos que luchar. A tu lado tienes parte de las consecuencias —señaló apuntando a Therón de Perseo, que dormía en silencio al lado de la adolescente. El santo de plata tenía casi todo el cuerpo vendado.

 

—¿Hemos dormido juntos? —No estaba molesta, pero se notó que la idea le había gustado poco. ¿Desde cuándo las señoritas tenían que compartir cama?

 

—Y pensar que hubo un momento en que me pareciste incluso madura… ¿Ves otra cama por aquí? —El león instó a Astrea a buscar entre los casi cuatro muros de su pequeño hogar otra cosa que no fuera aquel camastro y los pocos y viejos muebles que había—. Ese hombre luchó por salvarte. Creo que se ha ganado el derecho a dormir con vos —dijo con tono no exento de ironía—. Puedes agradecerme que te haya cuidado.

 

—Perdón, no pretendía… —La joven se quedó callada—. Lo siento.

 

Baltsarós pudo ver el rostro sonrojado de Virgo. De alguna forma, notó cómo ella parecía estar avergonzada por todo lo que había ocurrido. Sacar el tema no iba a ser agradable, por lo que decidió hacer su cosa favorita: preguntar sin rodeos.

 

—¿Y bien? ¿Estás más relajada ahora? —La adolescente se sentó en el colchón de paja con las piernas cruzadas y agachó la cabeza. Sus cabellos se deslizaron por los hombros. Beatrice dio un saltito para sentarse sobre el muslo del dormido Therón.

 

—¿Miau? —La cabeza del animal no dejaba de moverse en dirección a quien hablaba.

 

—Yo… —suspiró—. Perdón. No podía controlarme. Algo me dominaba y…

 

—Lo sé, Astrea —interrumpió el león—. Era el Juicio de las Horas. ¿Recuerdas que al llegar me diste un sobre lacrado? En él venían mis órdenes, y me avisaba de que el juicio podía ser un engaño. El santo de Escorpio, Ístvan… —Tras pensar un segundo, se dio cuenta de que sus recuerdos le habían traicionado—. No, Iskandar. Perdón —corrigió.

 

»Decía que Iskandar sufrió el Juicio de las Horas también. No sé cómo se habrá librado de él si le pasó lo mismo que a ti. El caso es que gracias a lo que sucedió sabemos ahora que estamos en peligro. No tienes la culpa; al menos no de todo lo que ocurrió, Astrea. Además… bien está lo que bien acaba. Ninguno de nosotros ha muerto y hemos cumplido nuestras misiones…

 

—¿Nuestras? —Astrea no acababa de entenderlo. Se dijo a sí misma que sería por estar aún medio dormida.

 

—¡Claro, niña! Yo he confirmado que el Juicio de las Horas es una maldición para los santos dorados, y tú me llevarás al Santuario. ¿No te pensarás que me voy a quedar en esta cabaña medio hundida?

 

—Oh, gracias… —Virgo no se atrevía a hacer contacto visual con su anfitrión.

 

—Astrea, levanta de la cama y siéntate en mi sillón. Tenemos que hablar de algo serio. Pero ten cuidado —advirtió—, debes tener el cuerpo entumecido.

 

—Sí, lo noto.

 

La muchacha se movió despacio, de tal forma que no interrumpió el sueño del agotado Perseo. Tras posar sus pies desnudos en el suelo de piedra, sintió el aire frío, que penetraba por la pared caída y las ventanas rotas. Al roce del viento, notó cómo se le erizaba la piel, incluyendo las cerezas de sus pechos, pero por suerte, la penumbra era suficiente para ocultarlas bajo el raído vestido blanco que la envolvía. No pudo evitar el pensamiento furtivo: «¿Me habrá desnudado para acostarme? Esta no es mi ropa…». Sabía que era mejor no preguntar en aquel momento.

 

Con torpeza, Astrea se agarró a la pared para caminar tras darse cuenta de lo débil que estaba, y por fin se dejó caer sobre el deteriorado asiento, cuyo cuero estaba tan rasgado que imaginarlo en días mejores era imposible.

 

—Therón está fuera de peligro —dijo Leo para romper la tensión—. Él se ha despertado varias veces a lo largo de estos días para comer. Sus heridas son muy feas, pero las cautericé para que no perdiera más sangre. Parece que gracias a eso… o a Atenea, se ha salvado. Aunque dudo mucho que vuelva a poder pelear.

 

—Me alegro. —La chica dedicó una mirada lastimera al hombre que con tanto respeto la había tratado. ¡Cuánto le molestaba que la llamase señorita! Ahora no podía dejar de pensar que él había estado al borde de la muerte por su culpa… «¿Podrás perdonarme, Therón?»

 

—¿Qué recuerdas de nuestro combate? —El santo dorado sonó tosco. Mientras esperaba que la muchacha hablase, se agachó y destapó un cántaro de cerámica. Aquel era el improvisado sitio en que guardaba la comida. Metió las manos en la nieve que había en el interior y sacó un generoso trozo de carne helada, que llevó hasta un plato vacío y chamuscado que había sobre la mesa—. ¿Y bien? —insistió.

 

—En realidad, apenas recuerdo nada. Es decir, lo recuerdo todo —se contradijo—, pero como si estuviese nublado. Sé que pasaron cosas como cuando dijiste que tenía que aceptar mi papel y ser un peón, y que me enfadé y os ataqué… Y luego tus cadenas de fuego…

 

—¡Dice que se enfadó! —rio Baltsarós, interrumpiendo—. ¡Casi me cortas el cuello! ¡Casi me aplastas! ¡Casi me matas! ¿Qué más recuerdas?

 

Beatrice se subió a la mesa de madera y se acercó con pasitos zalameros a la carne helada. Maulló insistente mientras miraba a su humano con ojillos de pena.

 

—La gata tiene hambre.

 

—La gata siempre tiene hambre. Y es un gato. No cambies de tema —regañó el santo de coleta negra a la vez que echaba al animal fuera de la mesa.

 

—Es que en realidad, tan solo recuerdo hasta ahí. Luego, creo que esa mujer que parecía un hombre me hizo algo… Debió ser ese juicio. Y soñé con mi maestro y cuando tú robaste el ícor. Hasta ahora.

 

—Ya veo. ¿Y no estás molesta con Therón y conmigo ya? Porque casi nos matas… —El león sabía que la jovencita estaba mintiendo. Si hace un instante le preguntó "¿de verdad pasó todo eso?", era obvio que tenía más recuerdos. Pero Leo decidió hacerse el tonto.

 

—No sé —respondió ella encogiéndose de hombros y tocándose la nariz después—. Es como si no tuviera ganas de pelear. Me importa. Claro que me importa, pero… no consigo enfadarme. Creo que tampoco quiero.

 

—Entonces, parece que sí funcionó nuestra estrategia —sonrió el león—. Sé que soy un poco bocazas, pero no iba a matarte. Yo también me excedí, niña. Lo siento. ¿Tienes hambre?

 

La muchacha de rizos de oro no respondió, sino que se quedó mirando el trozo de carne. Verlo ahí, crudo y congelado, no le resultó agradable. Pero no pudo engañar a su estómago, que rugió. Al ver cómo reía Baltsarós, sintió vergüenza. Estrechó las rodillas contra el pecho, acurrucándose.

 

—Si no quieres, se la daré al gato. —Leo tomó la carne entre sus manos y empezó a escucharse un chisporroteo. El olor que brotaba de ella era inconfundible: ¡la estaba cocinando! ¡Ahora sí que le pareció apetecible! Le volvió a rugir el estómago con más fuerza—. Es lo bueno de dominar el fuego. ¡Cocinar es rápido y más o menos limpio!

 

Cuando el león dejó la carne sobre el plato y la arrimó a Astrea, los maullidos de Beatrice empezaron de nuevo. No había cubiertos y la única forma de comer sería darle bocados a aquella masa de proteínas, pero se dejó de remilgos y la tomó, clavando sus dientes en una de las mollas. Aunque el gato tocaba a Astrea con la patita como pidiéndole comida, no le hizo caso. ¡Tenía un hambre atroz!

 

—Bueno, amiga mía, tengo que comentarte un par de cosas que no te van a gustar. Una es… mala. La otra es todavía peor. ¿Por cuál empiezo?

 

—¿La mala? —supuso Astrea tras dar otra mordida con ansias. Todo lo delicado y hermoso de su aspecto núbil se quebraba ante su apetito, que la hacía parecer un lobo hambriento. No dejaba de retirarse la melena, que le caía una y otra vez surcándole las mejillas. «¿Debería recogerme el pelo? Parece como si… No, tonterías.»

 

—Bien. Empezaré por la mala. —Tras coger aire, el león explicó con brevedad lo ocurrido en el combate hasta llegar al punto donde apareció su armadura—. Y la única forma que resolvimos para traerte de vuelta fue sellar la maldición en la Caja de Pandora. La auténtica, que puedes ver aquí, encima de lo que queda de chimenea —señaló. El pequeño joyero captó rápido la atención de la adolescente, que ladeó la cabeza.

 

—¿Ahí está mi maldición?

 

—Bueno, la maldición corrompió… tu cosmos. Parece que esa es la forma en que actúa. Así que creo, y quiero decir con esto que no estoy seguro —reiteró—, que tu cosmos ha sido sellado… más o menos. De hecho, tu capacidad para desarrollar el cosmos, tu séptimo sentido, ha sido bloqueado.

 

»Si llevo razón, te va a costar estar a la altura de Virgo. No sé si podrás utilizarla, y no sé si en el Santuario podremos encontrar una solución. Pero intentaré ayudarte.

 

—¿Sellado? —Astrea siguió comiendo. Lo cierto era que se sentía mucho más débil de lo normal, pero lo había achacado a haber estado durmiendo por tres días. ¿Sería posible que ahora fuese más inútil incluso que un guardia del Santuario? No, era absurdo. Aunque su séptimo sentido estuviese bloqueado, aunque su cosmos durmiese en la cajita, no se veía para nada incapaz de usar su energía—.  —Si te parece, podemos comprobarlo cuando acabe con esta carne… —No parecía molesta en absoluto. Tanta calma extrañó a Baltsarós, que suspiró negando con la cabeza.

 

«Seguro que piensa que su cosmos sigue intacto… pobre ingenua —suspiró.»

 

—Mujeres. ¡No hay quien os entienda! En fin, como tú dices, ahora lo veremos. Sigue comiendo —expresó con una mueca amarga—.

 

»Bueno, quería decirte algo más… Aunque estemos agotados, hay que regresar al Santuario tan pronto como sea posible o enviarán a alguien a por nosotros. Mejor que no se sepa qué ha pasado aquí hasta que hablemos con el Patriarca, ¿de acuerdo? No creo que sea buena idea que haya rumores sobre tu estado, en caso de que no puedas encender tu cosmos.

 

—Comprendo. ¿Pero podremos volver con Therón? Está malherido…

 

—Podremos. Ya lo hemos hablado. No te preocupes demasiado por él… Es muy resistente.

 

—¿Y qué era la cosa todavía más mala que me ibas a decir? —Astrea ladeó la cabeza después de dejar en el plato el hueso de aquel festín de carne que se dio.

 

—¿Has pensado alguna vez en… cortarte el pelo? —sonrió. La tenue luz de la casa evitó que Astrea notase cómo Leo tragaba saliva. El semblante de la joven cambió en un instante: su ceño se frunció, los labios se le abrieron como formando una pregunta silenciosa. Hizo el gesto de llevarse las manos a la espalda que tanto había temido el dorado.

 

—Mi pelo… ¿Por eso se me venía a la cara? No… —Virgo palpó con las manos, pero no encontraba su manta de rizos por más que subiese—. ¡¿Qué es esto?! —gritó—. ¿Qué me has hecho, desgraciado? —El grito ahuyentó a Beatrice, que se escondió detrás de Therón de Perseo. Astrea estaba de pie, gritando y con los ojos llenos de lágrimas. Sostenía un mechón de su ahora bastante más corta melena—. ¡Apenas me llega por la espalda! ¿Qué me has hecho, cerdo? —rabió.

 

Baltsarós de Leo se quedó quieto y tragó saliva de nuevo. Era tal y como había imaginado. Le daban miedo las mujeres: ¿no se molestaba por haber perdido su cosmos, pero sí porque había tenido que cortarle un par de dedos (o más bien codos) de su preciada melena? ¿Qué clase de criaturas irracionales eran?

 

—¡Si no lo hubiera hecho, la Caja de Pandora te habría tragado entera!

 

—¡Estaré horrible! ¡Maldito seas, maldito seas! —afligida, la adolescente daba golpes en la mesa con ambos puños—. ¡No me cortaba el pelo desde que era una niña!

 

Llorando y sin pensar, Astrea corrió hacia leo y le dio una bofetada que resonó con fuerza en la habitación. Cuando Therón, asustado por el revuelo, abrió los ojos y giró la cabeza, se encontró con sus compañeros, el león dorado y la virgen, abrazados. A la media luz de una vela agonizante, ella lloraba y él le acariciaba la cabeza con dulzura.

 

 

—Lo más importante es que estamos vivos, niña… —escuchó—, que veremos otro día más el amanecer. 

 

----------------------------------------------------

 

Con esto terminamos el arco argumental de don león y la virgen. Espero que haya sido del agrado de todos. Se me ha ido la mano con muchas cosas. Para mí ha habido cosas buenas y malas, y he aprendido de algunos errores que confío en no volver a cometer. 

 

De seguida, entraremos en unos capítulos de transición, pero que harán avanzar la trama, y tras ellos tendremos el último arco argumental de la primera temporada. 

 

El final está servido. 

 

Un abrazo a todos y gracias por estar ahí.

 

¡Astreas con el pelo corto para todos!

 

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(Serán dos menos cuando acabe la sesión de lectura de hoy XD)


Editado por Killcrom, 14 agosto 2015 - 17:01 .

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#291 Lunatic BoltSpectrum

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Publicado 14 agosto 2015 - 18:47

muy buen final para esta historia ahora esperar la continuacion

 

saludos

 

:s50:



#292 Patriarca 8

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Publicado 14 agosto 2015 - 22:26

Astrea es una mal pensada ,tiene suerte de que no le tocara dormir con un caballero como el

 

piscis de omega XD

 

JAJAJA se enojo por el corte de cabello ¿quien entiende a las mujeres?

 

 


Que tal meme 

 XD :s46:


Editado por T-800, 14 agosto 2015 - 22:28 .

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#293 -Felipe-

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Oye, ¿qué es eso de plasmar a las mujeres como seres extraños, incomprensibles, superficiales e irracionales que se preocupan más por su cabello que por la fuente de sus fuerzas?

 

Quiero decir... tienes razón, pero no tenías que decirlo xD

 

Nah, muy buen capítulo, Killcrom, entretenido, con algo de drama (de hecho me dejó un poco bajoneado que la chica perdiera su Cosmos, ojalá lo recupere algún día). No dejó tantas interrogantes como es tu costumbre, y genera ansias por ver el regreso al Santuario de quienes serán vecinos. Y que Theron haya sobrevivido me parece genial también, muy original para un Santo de Plata jaja

 

 

Lo único que podría medio criticar (aunque es una percepción personal) es la última línea del capítulo. Sí. Solo eso pude encontrar (aunque tampoco es que esté buscando errores xD), pero siento que rompió un poco el ambiente tragicómico hasta el momento y fue reemplazado por un aura medio dramático y serio. Pero como dije, no está mal, sino que Leo lo dijera... no sé jaja

 

Todo lo demás muy bien. Esperando el próximo. Saludos.


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#294 Killcrom

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Publicado 15 agosto 2015 - 19:09

muy buen final para esta historia ahora esperar la continuacion

 

saludos

 

:s50:

 

Muchas gracias, amigo. Es el final de este arco, pero aún quedan pequeños detalles como el reporte y... ¿qué hará Astrea cuando vea al Patriarca?  :unsure:

 

Abrazo.

 

Astrea es una mal pensada ,tiene suerte de que no le tocara dormir con un caballero como el

 

piscis de omega XD

 

JAJAJA se enojo por el corte de cabello ¿quien entiende a las mujeres?

 

 


Que tal meme 

 XD :s46:

 

Es que es una cría. Tiene 16 años... ¿En qué va a pensar? No es lo suficientemente madura para cargar con la responsabilidad que tiene. Y por eso me disgustó en la primera versión del fic. Pero en esta me ha gustado bastante más. ¡Si hubiera tenido la mala suerte de dormir con Amor, se habría despertado des-virgo-ada! ¡JOJOJOJOJO!

 

Ya, un chiste patético. Perdón. 

 

Gracias y un abrazo, amigo. Ahí te dejé un comentario en tu fic. Tu escorpio: genial

 

Oye, ¿qué es eso de plasmar a las mujeres como seres extraños, incomprensibles, superficiales e irracionales que se preocupan más por su cabello que por la fuente de sus fuerzas?

 

Quiero decir... tienes razón, pero no tenías que decirlo xD

 

Nah, muy buen capítulo, Killcrom, entretenido, con algo de drama (de hecho me dejó un poco bajoneado que la chica perdiera su Cosmos, ojalá lo recupere algún día). No dejó tantas interrogantes como es tu costumbre, y genera ansias por ver el regreso al Santuario de quienes serán vecinos. Y que Theron haya sobrevivido me parece genial también, muy original para un Santo de Plata jaja

 

 

Lo único que podría medio criticar (aunque es una percepción personal) es la última línea del capítulo. Sí. Solo eso pude encontrar (aunque tampoco es que esté buscando errores xD), pero siento que rompió un poco el ambiente tragicómico hasta el momento y fue reemplazado por un aura medio dramático y serio. Pero como dije, no está mal, sino que Leo lo dijera... no sé jaja

 

Todo lo demás muy bien. Esperando el próximo. Saludos.

 

Ah, Felipe... antes de revisar el capítulo era aún peor... era como:
- Astrea, has perdido tu cosmos. 
- ¿Dónde está el problema? 

- Y tu pelo...

- ¡Hijo de ****!

 

Va, siento haberlo dicho. El león es demasiado honesto y a veces mete (meto) la pata. Dice que no comprende a las mujeres, pero uno de los comentarios que me hicieron al testear el capítulo fue precisamente ese: para no comprenderlas, supo bien cuál era la noticia mala y cuál la peor... XD

 

Astrea aún tiene cosas que hacer. Le reservo un papel fundamental para el futuro. Algo podrá hacerse con su cosmos. Yo te diría que no te pongas triste: ya de entrada todo el mundo la infravaloraba. Ahora tendrá más motivos para demostrar que no es una inútil.

 

El regreso al Santuario lo vas a ver. Y el reporte al papa también. Creo que esa parte quedó bien, aunque aún tengo que retocar ciertos detallitos. 

 

Therón sobreviviendo... me alegra que digas eso. Pensé que salvarle la vida había sido excesivo. [SPOILER DE SOG]¡Out of Character de Cáncer murió de cansancio en SoG! ¡De cansancio, maldita sea![FIN DE SPOILER DE SOG] 

 

He ahí el problema, en lo que mencionas sobre el aura tragicómica y el personaje de Leo. Ya mencioné que esperaba que Leo no fuese el bufón del equipo, sino una persona mucho más ácida y amargada. Pero no, al final se quedó como el graciosillo de turno. Y en realidad, cuando le llegue el turno, se verá su condición como ser humano. No queda tan lejos ese momento, pero ahora seguirá habiendo humor con Baltsarós (de hecho viene puro comic relief suyo). Ahora, repito porque ha sido un error mío. Leo esta muy, muy amargado. 

 

Gracias por tu lectura, amigo. Al fin pude pasarme por tu fic. Shaina 1 me pareció una genialidad. Enhorabuena.


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#295 unikron

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Publicado 16 agosto 2015 - 09:53

buenos capitulos  me prgeunto que ahran cuando vuelven al santuario



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Publicado 16 agosto 2015 - 16:58

Bueno killcrom primeramente espero que la situación por la que estas pasando mejore bastante, un abrazo desde acá

Bueno, excelentes capítulos, la pelea entre Baltasaros y Astrea dark es bastante buena, debo decir que a sido una batalla fluida, con buenos toques de humor. Porque se supone que """ no es un dorado? tiene una resistencia envidiable, es un excelente estratega, quizás no se halla visto tan fuerte por su pelea en contra de aquella hora pero... vamos yo lo veo con grandes cualidades para vestir una dorada >.> (esto no tiene nada que ver.... XDDDD)

No sabia que este perseo poseía las cualidades que se vieron en la mitologia, quiero ver que harás con platas como hercules... personajes mitológicos que decepcionaron en el Manga Original. Amanecera y veremos.

Luego vemos en el siguiente capitulo las secuelas de la batalla, los vientos de Meliton todos unos rebeldes XD y la casa de Baltasaron intacta hasta Beatrice, donde se habrá escondido este gato todo el tiempo >.> intrigante

La actitud de baltasaron bastante buena, y Astrea toda una loquilla no le molesta dormir con otro hombre... oieee ziiiii jajajaja

Que le halla molestado lo del cabello.... mujeres....

Y de cierta forma concuerdo con Felipe, fue un cambio bastante rapido como pasa de un dramatismo comico a algo mas melancolico y sentimental. Mas sin embargo no es algo que verdaderamente moleste, excelentes capitulos

Saludos y que te mejores!!!

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Publicado 17 agosto 2015 - 18:40

Buen fic, ¿sigue así? "¿de verdad pasó todo eso?"  ._.

 

Me alegro que continúes, la determinación hace a los grandes. Espero con ansia la parte de Ali, esa chica es un encanto  :wub:

 

Saludos.


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#298 Killcrom

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Publicado 20 agosto 2015 - 03:20

buenos capitulos  me prgeunto que ahran cuando vuelven al santuario

 

No sé qué harán. Supongo que Leo incordiará a sus compañeros, Astrea seguirá quedándose dormida en las gradas del coliseo, y Therón... va a pasar unos cuantos días en la Fuente de Atenea. XD

 

Gracias, amigo. 

 

Bueno killcrom primeramente espero que la situación por la que estas pasando mejore bastante, un abrazo desde acá

Bueno, excelentes capítulos, la pelea entre Baltasaros y Astrea dark es bastante buena, debo decir que a sido una batalla fluida, con buenos toques de humor. Porque se supone que """ no es un dorado? tiene una resistencia envidiable, es un excelente estratega, quizás no se halla visto tan fuerte por su pelea en contra de aquella hora pero... vamos yo lo veo con grandes cualidades para vestir una dorada >.> (esto no tiene nada que ver.... XDDDD)

No sabia que este perseo poseía las cualidades que se vieron en la mitologia, quiero ver que harás con platas como hercules... personajes mitológicos que decepcionaron en el Manga Original. Amanecera y veremos.

Luego vemos en el siguiente capitulo las secuelas de la batalla, los vientos de Meliton todos unos rebeldes XD y la casa de Baltasaron intacta hasta Beatrice, donde se habrá escondido este gato todo el tiempo >.> intrigante

La actitud de baltasaron bastante buena, y Astrea toda una loquilla no le molesta dormir con otro hombre... oieee ziiiii jajajaja

Que le halla molestado lo del cabello.... mujeres....

Y de cierta forma concuerdo con Felipe, fue un cambio bastante rapido como pasa de un dramatismo comico a algo mas melancolico y sentimental. Mas sin embargo no es algo que verdaderamente moleste, excelentes capitulos

Saludos y que te mejores!!!

 

Muchas gracias por tu visita, Piscis. 

 

La verdad es que tener mi problemilla es como autotrolearse, y no es algo que sea fácil de controlar. Estoy progresando bastante y me da la impresión de que acabaré superándolo. Pero esto es un proceso largo y con altibajos. Paciencia. Gracias por preocuparte. 

 

Ahora que lo dices, el amigo Therón podría haber sido un santo dorado, pero le veo una carencia. Tiene una resistencia enorme para ser un santo de plata, y sus armas/herramientas le convierten en un enemigo muy peligroso. El fallo está en que sus ataques no son tan poderosos como para considerarle más allá de ser un santo de plata. Uno muy fuerte, con mucha experiencia, pero de plata.

 

El resto de caballeros dorados, es decir los que no han salido aún, están bastante definidos. Tengo un par de excepciones en las que no sé qué hacer, pero diría que 8 tienen trasfondo y carácter ya definido (Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Piscis); otros 2 están bastante avanzados (Aries, Libra). Para Acuario tengo definido su papel. En cuanto a Tauro... tengo ideas, posibilidades. 

 

Platas como Hércules y Orión... lo cierto es que dan mucho juego. Creo que les daré lo que merecen. Luego otros bronces y platas no tan llamativos como Mosca recibirán algún regalo. La idea es que ningún personaje sea carne de cañón barata. Como tú dices, se verá en el futuro.

 

Cuando estaba escribiendo la saga y vi que les tenía peleando al lado de la casa me dije que tenía que sacarlos de esa zona rápido, o no habría excusa para la escena final del capítulo 13. Al final parece que puede aceptarse que la casa del león esté tan solo "medio caída". El gato Beatrice... supongo que estaría asustado en alguna esquina, o debajo de la cama. Jajajaja.  :lol:

 

El "cambio" del Balt ha sido culpa mía. Desde el principio él debería haber sido más melancólico y agrio, no un cómico de circo. Asumo la responsabilidad. Y me temo que vienen más "leonadas"... :wacko:

 

De nuevo gracias por tus deseos. Espero seguir mejorando y escribiendo para poder traeros lo mejor. 

 

 

Buen fic, ¿sigue así? "¿de verdad pasó todo eso?"  ._.

 

Me alegro que continúes, la determinación hace a los grandes. Espero con ansia la parte de Ali, esa chica es un encanto  :wub:

 

Saludos.

 

Amigo, ¿gracias? Poco a poco y paso a paso. Vamos a ver qué hago con la parte de Ali, porque creo que me voy a encontrar con medio capítulo que rellenar. El motivo: la saga de Los Cuatro Grandes, que será un arco separado y me deja con un capítulo de 2000 palabras, extremadamente corto. Quizá lo utilice para profundizar en la relación Ali-viejo. 

 

Un abrazo. 


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#299 Killcrom

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Publicado 03 septiembre 2015 - 11:19

Feliz septiembre, amigos. Espero que estéis bien. Yo os escribo desde casa escuchando el insufrible ulular de la alarma de un coche aparcado en doble fila. ¿Poético? Lo diré de otra forma: ¡estoy hasta los ******* de tanto **** ruido de ******, **** ya!

 

Sin más, paso a lo que venía: publicar la primera parte del capítulo 14. ¿Por qué, si todavía es día 3? Porque quizá mañana no esté en casa y no quiero retrasar más su publicación. Aviso de que este es uno de esos odiosos capítulo con tres escenas, por lo que será dividido en tres partes. Y la primera, me temo, es extremadamente corta. Más o menos tiene 1000 palabras. La segunda tendrá 3700 (y será MUY importante) y la tercera 2300. 

 

------------------------------------------------------------------

 

RESUMEN DEL CAPÍTULO 13, PARTE 2

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Alisha: llamada a ser Atenea en esta era, es una chiquilla algo caprichosa y malintencionada, pero entrañable.

Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.

 

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(Capítulo 14: parte 1 de 3)

 

 

27 de enero de 1492

 

Los pasillos del Ateneo, estrechos y sobrecargados con cuadros y tapices, brillaban a la luz de las velas de los incontables candelabros. Aunque no llegaba la luz del día a ellos, el sol había caído ya, y era el momento en que el Sumo Sacerdote solía leer acompañado de una copa de vino. Alisha lo sabía, y había decidido que aquel era el mejor momento para actuar.

 

«¡Pero si todas las horas son el momento de que beba vino!» se quejó.

 

A hurtadillas, miró asomando la cabeza ladeada por la esquina y vio que no había nadie. Corrió de puntillas, descalza, por entre las irregulares baldosas de piedra gris hasta la alfombra persa de rombos y flores que había justo a la entrada del dormitorio del Patriarca.

 

«¿Que las alfombras son muy lujosas para ponerlas en el suelo? ¡Ya lo veo!»

 

Alisha recordó las lecciones de historia que tanto la enervaban cuando pisó la suave tela. Todos los santos días era igual: la mesa marrón y ovalada, Kishut presidiendo en un lado; a su izquierda Teris, el santo de Pegaso y su amigo, junto con Caph. A la derecha, Elvashak y ella misma, delante del dichoso reloj dorado. ¡Cómo lo odiaba!

 

Todas las lecciones eran aburridas, pero la que más le irritaba era la de historia. En ella, el incesante tic-tac del reloj la sacaba de quicio; no podía concentrarse, era superior a sus fuerzas. Y si se quejaba, solo ganaría un bufido de su maestro. Para colmo, la monótona y ruda voz del Patriarca la ponía en tensión constante. Era tan agotador que quería vengarse de alguna forma, por mucho que él le dijese una y otra vez que aquella "tortura" era por su bien.

 

«Al menos me desharé del reloj —el pomo de la puerta giró con suavidad hasta que el pestillo cedió. La niña se infiltró en la estancia dejando la puerta entreabierta.»

 

No era la primera vez que entraba al dormitorio de Kishut, Patriarca y santo dorado de Capricornio, pero siempre se sorprendía en su interior. ¿Cómo era posible que alguien tan malhumorado y serio como el viejo tuviese tan buen gusto?

 

El olor a incienso de flor de champa penetró en su nariz respingona. Conforme entró, dejó a su izquierda la cama, tallada en madera de roble y con dosel, y en cuclillas, fue dando pasitos sobre otra alfombra, esta vez de colores apagados y figuras geométricas. Miró hacia la estantería de ébano, plagada de libros, y no lo encontró. Justo debajo de la ventana, por cuyo vidrio solo penetraba la oscuridad de la luna nueva, vio, gracias a las velas del pasillo, el centelleo del oro. El reloj estaba sobre el escritorio.

 

La adolescente se irguió y miró con desprecio el aparato, con seguridad más viejo que ella. A duras penas distinguió que sus manecillas marcaban las diez de la noche ya pasadas. Lo agarró entre sus manitas y sonrió con malicia. El corazón empezó a latirle con fuerza.

 

Al girar la cabeza buscando el sitio al que lanzarlo, Alisha se vio en el espejo apoyado en el suelo. Bajo los brazos que apresaban el reloj, un ceñido vestido rojo marcaba su pubescente silueta. El cabello le caía, castaño, justo bajo los hombros.

 

Decidió acabar con sus pesadillas en el muro que vio reflejado detrás de ella.

 

—¡Una, dos… —alzó el aparato sobre su cabeza—, y tres! —Se aseguró de que cayese fuera de la alfombra, para que se rompiera. Y lo hizo. Los trozos del bello reloj se esparcieron por el suelo entre  ecos metálicos—. ¡Ya está! —exclamó. Algo parecido al miedo empezó a inundarla por completo—. «¿Y ahora qué?»

 

Los nervios le hicieron respirar fuerte. No esperaba hacer tanto ruido. La bola en el estómago se le hizo más grande cuando la puerta terminó de abrirse de par en par. En ese momento, un escalofrío recorrió su espinazo. Kishut la encontró en mitad de la estancia, en la penumbra, mirándole con aquellos ojos miel cargados de culpa. La delató el hecho de estar delante de los restos del reloj dorado.

 

«Me ha pillado.»

 

—Ya decía yo que estabais rara en la cena… ¿qué habéis hecho? —el adulto penetró en la estancia con calma, pero empezó a temblar al ver su preciado reloj hecho añicos—. ¡¿Qué habéis hecho?! —gritó. La niña podía sentir cómo el enfado del Patriarca se fraguaba por instantes—. ¡Sois una desagradecida! —las llamas del candelabro que llevaba en la mano temblaban, proyectando sombras imprecisas por los nervios. Alisha se supo presa de ellas, paralizada—. ¡Era el reloj de mis padres!

 

Enfadado, el sumo sacerdote se agachó y cogió lo poco que quedaba intacto del reloj de mesa. Verle arrodillado ante ella, o mejor dicho ante su mala acción, la hizo sentir miserable. Quería hablar, pero la voz le titubeaba.

 

—Yo… yo… —Kishut la miró desde abajo, pero lo que la niña se encontró en sus agotados ojos no fue ira, sino una pena distante que le bañaba los ojos con lágrimas. Abrió la boca y tomó aire, pero no fue capaz de disculparse.

 

—¡Sois una malcriada! ¡Fuera de mi vista!

 

—Pero…

 

—¡Fuera! ¡He dicho que fuera! —repitió con tono serio, sin alzar más la voz.

 

Las palabras le devolvieron a la realidad, y obedeciendo, Alisha corrió y dejó la estancia. Rumbo a su habitación, no podía dejar de pensar en aquella mirada. «¿El viejo no está enfadado? ¿No me va a castigar? Pero si lo que he hecho es malo… ¿no?»

 

Abrió la puerta de su cámara solo para apoyar la espalda sobre ella cuando dio un portazo. Empezó a notar el impasible frío que siempre hacía allí; se llevó las manos al pecho y notó cómo no podía reprimir las lágrimas. Pero en el fondo se alegraba. La confusión le atizó con fuerza y no supo si sentirse bien o mal. Risa y lágrimas le hicieron compañía tras que cayese al suelo de rodillas, y frotándose los ojos con saña, quizá por lo mucho que se arrepentía y se enorgullecía, transcurrió el tiempo.  

 

------------------------------------------------------------------

 

Muchas gracias a todos por leerme y comentarme. Siento dar tan poquito en esta entrega, pero si lo hubiese unido a la siguiente parte, habrían sido 5000 palabras, y creo que habría sido excesivo. Además, la siguiente parte será fundamental e introducirá (más bien le dará una escena importante) a un personaje que seguro muchos esperabais: Licaón de Géminis. ¿Un spoiler? Totalmente.  :lol: 

 

¡Abrazos y hasta la próxima!


Editado por Killcrom, 03 septiembre 2015 - 11:20 .

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Publicado 03 septiembre 2015 - 20:11

-Empiezo a comprender porque la mayoría de patriarcas intentan eliminar a las reencarnaciones de athena cuando apenas son unas bebes,Ellos saben lo que les espera cuando tengan que educarlas

de niñas.XD y todo estos años pensando que saga era un malvado XDDD :s96:  :lol:


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